Comprension Lectora Vs Comptencia Lectora
Comprension Lectora Vs Comptencia Lectora
Comprension Lectora Vs Comptencia Lectora
ISSN: 2340-8685
Nº DEPÓSITO LEGAL:
MA 1949-2013
Pág 65 a la 74
65
Elena Jiménez Pérez
1. Introducción
2. Conceptos
66
Comprensión lectora VS Competencia lectora: qué son y qué relación existe entre ellas
otras clasificaciones de los modelos de lectura en boga en la década de los 80 con cierta
vigencia en la actualidad como las propuestas por Singer y Ruddell (1985) y recogida por M.
C. González (1992): modelo de desarrollo elaborado por Holmes y Singer sobre la teoría del
«substrata factor» (Holmes, 1960; Holmes y Singer, 1964), modelo del procesamiento de la
información (Gough, 1972; la Berge y Samuels, 1974), modelo interactivo (Rumelhart, 1977,
Ruddell y Speaker, 1985), modelo inferencial (Van Dijk y Kintsch, 1983, 1985), modelo
psicolingüístico transaccional (Goodman, 1985) y modelo afectivo (Mathewson, 1979, 1985).
Con estas breves pinceladas sobre la génesis de la expresión entramos de lleno en las
distintas definiciones que sobre la comprensión lectora se han venido generando. A lo largo
de la historia las definiciones han oscilado entre la aportación de datos más completa sobre
un nuevo concepto hasta el intento de especificación de un sinónimo perfecto de una idea.
Una definición es, por definición, «la proposición que expone con claridad y exactitud los
caracteres genéricos y diferenciales de algo material o inmaterial» (RAE, 2013), la
explicación mediante palabras de la esencia de algo, la nominación inequívoca de un
concepto o idea, el cercado científico que ciñe una realidad neta.
La comprensión lectora es una noción que surge de preguntarse qué es leer, «leer es
una interacción que tiene lugar en un contexto determinado y entre un lector y un texto»
(Arroyo, 2009, p. 42), «Leer es decodificar aplicando las reglas de conversión grafema-
fonema teniendo como fin comprender lo leído» (Jiménez, 2004, p. 5), «leer es el proceso
mediante el cual se comprende el texto escrito» (Fons, 2005, p. 20) y la comprensión lectora
es uno de sus procesos. En estas definiciones, como en muchas otras, no se tiene en cuenta al
emisor de ese texto; en las que sí lo hacen es de forma parcial, por ejemplo, Suárez (2004,
p.110) alude de pasada a la necesidad «del descubrimiento del propósito predominante del
autor/escritor del texto: informar, persuadir, comparar, argumentar, expresarse, crear
belleza». Para Snow (2001), la comprensión lectora es «el proceso simultáneo de extracción y
construcción del significado a través de la interacción e implicación con el lenguaje e
implicación con el lenguaje escrito», pero en los elementos que articulan este proceso solo
contempla al lector, el texto y la actividad —relación de la comprensión lectora con los
objetivos, procesos y consecuencias asociadas a la lectura (Trujillo, 2005)—, olvidando,
también, al autor del texto. Desde Mervi-Lervåg&Lervåg (2011, p. 130) o Quintanal (1997,
p. 24) que contemplan la comprensión lectora como una función de decodificar el lenguaje
oral —a lo que Solé añade la necesidad de unos conocimientos previos en los que integrar los
nuevos (Solé, 1988, p. 60)—, hasta Cassany, Luna y Sanz (2002) que entienden que leer
significa comprender(p. 197), es decir, «leer es comprender» (Cassany, 2006, p. 21; Pearson,
2011, p. 3, op. Cit. Handbook) un texto, por lo que la comprensión lectora es un término
67
Elena Jiménez Pérez
redundante según esta afirmación. Que es compartida por Fonts (2006) porque define leer
como «proceso mediante el cual se comprende el texto escrito», exactamente al igual que
Solé: «leer es el proceso mediante el cual se comprende un texto escrito» (p. 20). «Lo que
importa es interpretar lo que vehiculan las letras impresas, construir un significado nuevo en
nuestra mente a partir de estos signos» (p. 197) sin olvidar la importancia del dominio del
lenguaje oral para el proceso lector (Calero, Pérez, Maldonado y Sebastián, 1991, p. 71)o «el
adiestramiento en las habilidades lectoras que capacita para dirigir y controlar el proceso de
percepción del lector y le permite desarrollar una lectura auténticamente individual»
(Mendoza, 2004, p. 163). La comprensión lectora es una capacidad o habilidad paralela a la
expresión escrita, ambas son destrezas que corresponden a los dos códigos de comunicación y
que no se entienden por separado (Abril, 2004, p. 21). «Es la capacidad de entender e
interpretar textos» (Berko, Berstein, 2010, p. 436) y esa capacidad viene dada, entre otras
cuestiones, por los significados que se derivan de nuestra propia experiencia vital y cultural
(Holme, 2009, p. 161); o «la reconstrucción estratégica de un texto con un propósito
particular».(Calfee, 2011, p XIII, Handbook, op. Cit.).
Lo que sí es seguro es que «aprender a leer significa tener acceso a la cultura» (Catalá,
Catalá, Molina y Monclús, 2001, p. 11) y que «las tecnologías de la información y de la
comunicación han otorgado una nueva dimensión y un gran protagonismo a lo escrito» que
extiende la necesidad de leer a otros códigos como el de la imagen (Clemente, Ramírez,
2008, p. 13).
«Saber de qué habla el autor, qué nos dice de aquello de lo que nos habla y con qué
intención o propósito lo dice» (Tapia, 2005, p. 64) es una de las escasas definiciones que
contempla al emisor como parte fundamental del proceso de la comprensión lectora. En esta
línea, aunque de forma más parcial, Díaz (1998, p. 42) asegura que «la comprensión a la que
el lector llega se deriva de sus experiencias previas acumuladas, experiencias que entran en
juego y se unen a medida que descodifica las palabras, frases, párrafos e ideas del autor».
Fonts afirma en su Leer y escribir bien para vivir que leer es un proceso activo en el
que el lector crea el significado, que leer es un objetivo y que siempre se lee con alguna
finalidad —entendiendo finalidad como interpretación—, por lo que se puede deducir que el
autor no estima la creación de un hábito lector como inercia sino como constante origen de
motivación para alcanzar algo. De igual forma defiende Escoriza (2006, p.30) la teoría de
Leontiev por la que se afirma que toda actividad responde a una motivación o meta,
incluyendo el acto de leer.
Fonts también destaca que leer es un proceso de interacción de quien lee con el texto,
donde es necesario relacionarlo con las aportaciones vitales del individuo debido a que es
necesario implicarse en un proceso de predicción e inferencia continua. A lo que es
imprescindible añadir el facto de madurez en el proceso lector, defendido por Trigo y Ruiz
(1995, p. 16) que, a su vez, Harley añadiría que «es la fase del procedimiento en la lectura
que sigue a las de reconocimiento de la palabra y análisis sintáctico» (2009, p. 321).
Por su parte, Pérez concluye que la comprensión a la que el lector llega se deriva de
sus experiencias previas acumuladas, experiencias que entran en juego y se unen a medida
68
Comprensión lectora VS Competencia lectora: qué son y qué relación existe entre ellas
que descodifica las palabras, frases, párrafos e ideas del autor. Es Henao (1995, p.24) uno de
los pocos, de los consultados, que hace referencia de la importancia del mundo emocional en
el proceso de construcción y exploración del significado de un texto a pesar de que otros
autores intuyen la importancia «psicogenética y psicolingüística» en la comprensión de textos
escritos (Lerner, 2001, p.64), también Sánchez (2010, p. 41) que vincula al hecho de
comprender un texto «procesos específicos de la lectura y de la comprensión del lenguaje y
de carácter motivacional-emocional, que son los que intervienen siempre que emprendemos
una tarea compleja y exigente»; Gárate (1994, p. 1) destaca los procesos cognitivos en la
comprensión textual que Rodríguez y Fernández (1997, p. 104) matizan con la importancia
que le otorgan a la «psicología de la lectura». Para Moreno, Ayala, Díaz y Vásquez (2010)
está «más allá del descifrado inicial y mecánico de signos, lejos de ser una actividad secreta e
intimista desconectada de la dinámica social» (p. 147) ya que «la dinámica lectora no termina
en el significado objetivo y universal, sino que tiene, para ser plena y exitosa, que avanzar
hasta las entrañas del sentido» (156).
Lo que de todos los autores consultados se puede extraer es que no hay consenso en lo
que al concepto de comprensión lectora se refiere. Ni tampoco existe la correlación entre
comprensión lectora y competencia lectora, solo una temporalización en el uso del concepto,
que en algunos casos se ha alternado
Para los responsables del Estudio Internacional del Progreso en Competencia Lectora
(PIRLS) la competencia lectora es:
(PIRLS 2001).
69
Elena Jiménez Pérez
Sí existen estudios en los que se establece una relación implícita entre lectura y
escritura. Cullinan (2006, p. 21) afirma que «la escritura de los alumnos tiene una profunda
influencia del lenguaje que acostumbra a leer», aunque «los conocimientos y procesos que se
ponen en marcha a la hora de escribir a la hora de leer no son los mismos» (Fons, 2005, p.
19).
Así, aunque la lógica enunciación del concepto la define, la comprensión lectora es,
básicamente, entender lo que se lee. Pero ¿cuál sería la definición mínima y, sin embargo,
más completa? Comprender lo que se lee es un hecho implícito en el concepto de leer, acaso
deberían existir dos verbos cuyos significados fluyeran paralelos como oír y escuchar o ver y
mirar para definir lo que ocurre cuando se lee sin entender, o «leer y saber leer» (Molina,
1991, p. 19).
3. Conclusión
70
Comprensión lectora VS Competencia lectora: qué son y qué relación existe entre ellas
Leer —entendido desde un punto de vista etimológico como se define según la RAE:
acto de comprender la significación de los caracteres empleados en un escrito— es la
capacidad que permite a un receptor entender el mensaje escrito, de la forma más objetiva
posible, que ha emitido un emisor. Y, por lo tanto, la base de la competencia lectora, en la
que el sujeto usaría esta capacidad para relacionarse dentro de la sociedad que le rodea.
Así, la comprensión lectora está ligada más al individuo que al entorno, a sus
capacidades intelectualeso emocionales, o su perfil psicológico, mientras que la competencia
lectora añade más peso a una variable pragmática, la socialización, la inteligencia social o la
inteligencia ejecutiva (Marina, 2012).
71
Elena Jiménez Pérez
4. Bibliografía
- Berko, J., Bernstein, N. (2010). Desarrollo del lenguaje. Pearson Educación. Madrid.
- Catalá, G., Català, M., Molina, E., Monclús, R. (2001). Evaluación de la comprensión
lectora. Graó. Barcelona.
- Fries, C. 1962. Linguistics and reading. Nueva York: Holt, Rinehart y Winston.
- Harley, T. (2009). Psicología del lenguaje. De los datos a la teoría. McGraw Hill.
Madrid.
- Harris, A. J. (1961). How to increase Reading ability. Longmans Green, Nueva York.
72
Comprensión lectora VS Competencia lectora: qué son y qué relación existe entre ellas
- Moreno Castro, J. A., Ayala Sáenz, R., Díaz Pardo, J. C., Vásquez García, C.A. 2010.
Prácticas lectoras: comprensión y evaluación. Tendencias, estado, proyecciones.
Forma y Función, vol. 23 (145-175).
- ——(1998). Aprender a leer, leer para aprender. Cuadernos de Pedagogía. Nº 157, pp.
60-63.
73
Elena Jiménez Pérez
- Rodríguez, J.L., Sáenz Barrios, O.: 1995. Tecnología educativa. Nuevas Tecnologías
aplicadas a la educación. Marfil: Alcoy. E1.3TEC
- Sainsbury, M., Schagen, I. (2004). Attitudes to reading at ages nine and eleven.
Journal of Research in Reading. Vol. 27, (pp.373-386).
- Sánchez, E. (2010). (Coord.)La lectura en el aula: qué se hace, qué se debe hacer y
qué se puede hacer. Graó. Barcelona.
- Snow, C. E. (2001). Reading for understanding. Santa Mónica, CA: RAND Education
the Science and Technology Police Institute.
74