Primacia de La Realidad
Primacia de La Realidad
Primacia de La Realidad
RESUMEN:
Esta realidad demostró que hoy en dia ante la necesidad de un puesto de trabajo,
la modalidad bajo la que se contrata no importa, solo el beneficio que se logra de una
prestacion del servicios efectivo y real.
The Labor Law, should be the main tool to safeguard and regulate the realities of work
and / or contractual existing market, and the driver of pricinpal constant and necessary
and needed changes in our Legsilacion. We take care that this does not happen by a
figure merely economic, but it entails a series of both political and social factors that co-
player of the dynamism that exists, the real, the true, the formal versus the need to strive
for a proper job .
We are aware that currently more than 30% of the population of public administration
workers are newly hired under this modality encuetra and that they know the scope of it,
leaving the fate of these sub-promoted employment by the same body responsible for
ensuring the protection of the weakest part of the employment relationship.
This actually proved that today with the need for a job, the modality under which the
contract does not matter, only the benefit to be achieved in the provision of real and
effective services.
KEY WORDS: principle of the primacy of the Reality, Labor Law, Labor Relations, Non-
Personal Services (PNS) and Administrative Contracts of Work (CAS).
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I. – INTRODUCCION.
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Esta disposición (D.S.Nº004-2001-TR) reedita mediante Decreto
Legislativo Nº1057 la creacion de un contrato Sui Generis de Derecho
Administrativo, no sujeto a la ley de bases ni a la ley de productividad y
Competitividad Laboral, es asi que se concibe que el Contrato Administrativo de
Servicios es un contrato laboral, ya que en este concurren los elementos
esenciales de una relacion de trabajo(la prestacion personal y subordinada a
cambio de una remuneración).
II.- SUBORDINACIÓN.
2.1.- Antecedentes.
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suyo el resultado del trabajo. De forma que, el derecho del trabajo se
desarrolla desde sus inicios, hasta nuestros días, como ordenamiento del
trabajo dependiente.
Desde el punto de vista social, los trabajadores dependen de los
empleadores para poder subsistir, situación que ha llevado al Estado a
proteger a los subordinados. Jurídicamente hablando, el trabajador está
sujeto a las órdenes e instrucciones del patrono lo que supone para el
primero una merma de su libertad y justifica en su favor una legislación que
lo ampare. Pero desde el punto de vista económico, el salario es fuente
primaria de la subsistencia, razón por la que se puede hablar de una
dependencia económica. En efecto, quien ejecuta el trabajo lo hace para
ganarse la vida, es decir está gobernado por la misma necesidad, no por la
finalidad, quien trabaja lo hace a causa de una necesidad y no en vista de
un bien1. De manera que lo encontramos en la subordinación, es una
dependencia social, jurídica y económica.
Como sostiene Rafael Caldera2, la mayor parte de los autores se
inclinan por la subordinación jurídica como el más exacto y preciso. El
mismo Mario De la Cueva3, sostiene que donde exista subordinación como
poder jurídico, esto es, como principio de autoridad estaremos en el ámbito
laboral y faltando ese elemento, estaremos en presencia del Derecho Civil.
Es por eso que la Jurisprudencia ha consagrado la exigencia de la
Subordinación jurídica, para que exista el contrato de trabajo.
Esa dependencia se objetiva con el sometimiento del trabajador a
órdenes del empleador, la continuidad del trabajo, la exclusividad en la
prestación de servicios, la sujeción a una jornada y horario, la liberación
por parte del trabajador de riesgos y gastos, el carácter constante, el
control por parte del empleador, respecto a las actividades del trabajador
en un determinado ámbito y la ejecución del trabajo con medios que le
pertenecen al empleador.
En los actuales tiempos han aparecido criterios como la
externalización del trabajo que ubica al trabajador en zonas grises, que
puede dar lugar a prestación de servicios dentro del ámbito civil o
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mercantil, tales como las empresas de trabajo temporal, es el caso de los
subcontratistas o contratistas, el trabajo complementario, razón por la que
hay frecuentes vacilaciones en la determinación de si existe o no
subordinación.
De manera que no obstante los aspectos tradicionales a los que se
ha hecho referencia como determinantes de la laboralidad, podemos
afirmar que la subordinación o dependencia no es un concepto absoluto,
siempre hay en la ejecución de labores determinado margen de
autonomía, ejercicio de facultades manuales o intelectuales que no pueden
cohibirse; ni es posible ejercer mandatos con una total desvinculación
entre quien lo confiere y quien lo ejerce4
2.2.1.- Premisa.
4CALDERA, Rafael. Derecho del Trabajo. El Ateneo. Buenos Aires, 1972. Pág.273
5COUTURE, Eduardo J. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Ediciones Depalma.
Buenos Aires, 1981.Pág. 218.
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especial, los que sean materia de prueba, resolviendo para tal efecto las
cuestiones probatorias (…).
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matriz y general de lo que es el contrato de trabajo. Esa idea, en el caso
del derecho del trabajo, no está en la voluntad de las partes sino en las
normas jurídicas que es algo que trasciende y se sobrepone a las
manifestaciones de voluntad. En todo caso, esa idea matriz es el resultado
de una evolución histórica que va desde la plena autonomía de la voluntad,
donde el Estado no participa.
La historia nos demuestra que una vinculación de esta naturaleza dio lugar
a una fuerte sobre explotación de los trabajadores que originó
convulsiones sociales a las que se le ha caracterizado como “la cuestión
social”, dando lugar a la aparición del derecho del trabajo, como rama
nueva, idónea para regular las relaciones entre trabajadores y
empleadores, en las que la autonomía de la voluntad se debilita a favor del
intervencionismo del Estado.
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La intervención del Estado, en forma activa, en la conclusión de los
contratos de trabajo, que se hace para garantizar ese orden público
inmerso, tiene que ver con la reglamentación de las condiciones de trabajo,
del monto mínimo de salarios, de la suspensión del contrato, de las
vacaciones, de la compensación por tiempo de servicios, de la terminación
del contrato de trabajo.
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pero el contenido económico del acuerdo viene predeterminado en gran
parte por el legislador10.
Se trata, pues, de colocar la norma objetiva en un primer plano, es
decir, la voluntad del legislador, en todas sus formas de exteriorización
prima sobre la voluntad de los sujetos individuales del contrato de trabajo;
y solo cuando estos, en virtud del lema pro operario, estipularan
condiciones más beneficiosas para el trabajador, podrá el acuerdo
individual prevalecer sobre el mandato legal.
En el mismo sentido, Cabanellas11sostiene que el consentimiento
tiene por objeto principal unir a las partes por un contrato; los puntos del
mismo, que forman su contenido, carecen virtualmente de importancia, por
estar determinados en la ley. De ahí que, el consentimiento, en el contrato
de trabajo sirve indudablemente para iniciarlo y para rescindirlo por mutuo
acuerdo de los contratantes; pero no para variar las cláusulas esenciales
del contenido de la relación jurídica en su mayor parte ya fijadas por el
legislador, o contenidas en pactos colectivos de condiciones de trabajo.
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vulnerara la Ley del Presupuesto y contratar ya no solo con empresas
sino con personas naturales. A dichos contratos se le adjudico la
denominación de servicios no personales.
Estos trabajadores están sujetos a su trato al mismo que se les da a
los trabajadores de carrera que están dentro del presupuesto analítico
de personal, esto es, todos los días controlan su asistencia, obedecen
ordenes, es decir, son subordinados que deberían de tener el mismo
trato que el resto.
Sin embrago, no tienen derecho a la jornada de trabajo, a las
vacaciones, a la compensación por el tiempo de servicio, a las
gratificaciones, a la seguridad social, no están en planillas. Para el
cobro de sus retribuciones debe firmar recibos de honorarios cada
mes.
En las diferentes auditorias rutinarias que hacen los sistemas de
control se han convalidado estos servicios y los pagos de
retribuciones. Es decir, a pesar que se trata de servicios personales se
considera adecuada esta costumbre que lo práctica el Estado
perjudicando a los trabajadores, con la denominación de no
personales.
La adulteración de la realidad, en este caso es muy flagrante y
comprende a una gran cantidad de servicios de sector público.
Consideramos que será muy difícil a corto plazo, superar este
inconveniente.
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En primer lugar, la ausencia de un marco regulador que impusiese
parámetros o definirse criterios o condiciones para su celebración,
alentó su uso indiscriminado. Podemos encontrar contratos de SNP en
las mas diversas entidades publicas (Congreso de la República., OPD
o municipalidades) y en los mas variados puestos de trabajo
(directores, recaudadores u obreros). La magistratura Constitucional
ha declarado en múltiples oportunidades que los contratos de SNP
encubren auténticos contratos de trabajo y, en aplicación de la
primacía de la realidad ha declarado la laboralidad del vínculo, su
continuidad y el pago de los beneficios que la legislación establece
para todos los trabajadores.
Ya entrando al análisis de este nuevo régimen, el CAS mantiene
muchos elementos de una prestación de servicios subordinada. La
norma señala que se trata de una “modalidad especial propia del
derecho administrativo y privada del estado”.
Que no se encuentra sujeta a la Ley de Bases de la Carrera
Administrativa, al régimen laboral de la actividad privada ni a otras
normas que regulan carreras administrativas especiales .Aunque no se
alude expresamente al carácter subordinado de los servicios
personales, tal elemento se deduce claramente de la constante
mención de que quedan excluidas las prestaciones de servicios
autónomos como los contratos de consultoría o asesoría. Obsérvese,
sin embargo, que aunque en el contrato SNP y en el Régimen del CAS
se desconoce la laborabilidad de la prestación de servicios
subordinada, la denuncia ante la inspección o ante el poder judicial por
simulación o encubrimiento de una relación laboral será posible en el
CAS (como si lo era en el contrato de SNP) debido a que se trata de
un régimen en el que la exclusión de laborabilidad es explicita en el
propio texto del Decreto Legislativo.
El CAS es aplicable a toda entidad pública al margen del régimen
laboral de sus trabajadores, aunque se señala expresamente que no
resulta aplicable a las empresas del estado. Al igual que el contrato de
SNP, el CAS carece de un criterio delimitador que reduzca su uso solo
a ciertas entidades (p.ej. solo a entidades periféricas), o a
determinados puestos de trabajo (p.ej. puestos directivos).De es esta
forma, el CAS resulta un régimen contractual posible en cualquier
entidad o cargo y, dada la ausencia en el decreto legislativo de
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disposición alguna que imponga concurso publico y demostración del
merito, podría admitir la provisión discrecional de puestos de trabajo.
Según el artículo 5 del decreto legislativo, el CAS se celebra a plazo
determinado y es renovable. Vale decir, al igual que el contrato de
SNP, nos encontramos ante un régimen de contratación temporal
carente de causa temporal y renovable sin límite alguno, lo cual
parece legitimar la discrecionalidad y arbitrariedad en materia de
continuidad del contrato, con los advertidos riesgos que esto genera
para la imparcialidad y profesionalización de los servicios de la
Administración Publica.
En lo que constituye un diferencia notable con el contrato de SNP, el
CAS prevé el otorgamiento de ciertos beneficios laborables como la
limitación de la jornada; descanso semanal; descanso vacacional
reducido a 15 días calendario continuos por año cumplido; afiliación
obligatoria al régimen contributivo que administra Es Salud; y la
afiliación potestativa a un régimen de pensiones para quienes viene
prestando servicios y obligatoria para las personas contratadas bajo
régimen a partir de su vigencia (artículo 6). Si bien la mejora en la
situación de los trabajadores bajo CAS es notoria en comparación con
el contrato de SNP (cuyos trabajadores no accedían a ningún
beneficio laboral), el paquete de derechos funda una nueva diferencia
de trato legislativo (menos favorable) con relación al conjunto de
beneficios que integran la protección laboral aplicable al común de los
trabajadores.
Perfiladas las características centrales del Régimen del Cas
procederemos a formular algunos comentarios sobre estas bajo una
perspectiva constitucionalista.
Recordemos en primer lugar, que las normas constitucionales
aplicables al empleo público se encuentran en dos apartados del titulo
I de la Constitución: el Capitulo II relativo a los derechos sociales y
económicos (que incluye los derechos laborables 22 a 29) y el
Capitulo IV de la función publica (articulo 39 a 42). La aplicación del
Capitulo II a las prestaciones de servicios subordinados al empleo
público fue ratificada por el Tc, supremo interprete de la constitución,
de inconstitucionalidad contra la ley marco del Empleo Público.
Bajo este marco, son varios los aspectos del Régimen del CAS
constitucionalidad puede resultar algo mas que discutible.
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En primer lugar, es posible analizar la constitucionalidad de la
definición CAS como un régimen de derecho administrativo que
excluye laborabilidad, sobre todo si el Tc ha desprendido del carácter
subordinado de una prestación de servicios la necesaria aplicación de
la protección que otorgan las normas laborables, lo que bien puede
reconocerse como una asociación necesaria entre subordinación y
laborabilidad, bajo esta lógica, la calificación de un régimen de
prestación de servicios subordinados en el empleo público como de
derecho administrativo.
Pero, por otro lado, resulta mas cuestionable aunque el régimen del
CAS genere un nuevo tipo de prestador de servicios subordinados no
reconocidos por el texto constitucional (que había solo de funcionarios
y servidores o trabajadores)
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IV.- CONCLUSIONES.
Para hablar de veracidad, es indispensable determinar esa realidad que resulta una
idea matriz con la que hay que comparar aquellos aspectos extraños a los que se
denomina verdad. En tal sentido, en una controversia puede existir la versión de los
interesados que tratan de mostrar mediante los elementos probatorios que hagan
valer, puede también existir el punto de vista del magistrado o de quien analiza el
conflicto sin ser parte del mismo. La verdad o realidad puede también ubicarse muy
lejos de las aspiraciones de los interesados o del punto de vista del juez que juzga
la causa.
V.- BIBLIOGRAFIA
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