Sentencia Lanatta y Schillaci (Triple Fuga General Alvear)
Sentencia Lanatta y Schillaci (Triple Fuga General Alvear)
Sentencia Lanatta y Schillaci (Triple Fuga General Alvear)
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CUESTIONES:
3. ¿Median eximentes?
4. ¿Concurren atenuantes?
5. ¿Existen agravantes?
TESTIGOS:
2- Toleres Ramiro:
9- Tori Romira:
“Prestaba servicios en la u 30 en el
muro. Ese día estaba de guardia. De 01 a 04 cumplió.
Después de las 4 vi a Tolosa. El libro está en el puesto.
Ellos mismos pasan y anotan. Anoto Tolosa pero no vi los
horarios que puso en el libro. No los mire después. En la
fiscalía cuando fui a declarar y figuraba las 2 30. Subió
a las 4 y algo, lo vi, firma el libro. Mintió en la hora
cuando firmo”.
46- Alvarez Nelson Daniel:
MARTIN LANATTA:
“Yo me expreso libremente. Ante todo,
hace poquito recibimos la noticia de que iban a cambiar
el Magistrado, no sé si era a mediados del juicio o
dentro del debate, lo que nos parece una locura, lo
quería plantear porque hemos tenido muy mal tratamiento
con la justicia de la provincia de Buenos Aires. Hemos
sido condenados en el Tribunal de Mercedes, el TOC 2, no
solo arbitrariamente, sino recibiendo apoyo político para
poder lograr una condena, cuando no podían lograrla,
nunca se rompió la falta de mérito que lograron en la
condena. Si me preguntaban hace unos meses si yo hubiera
querido tener un debate en la provincia de Buenos Aires,
hubiese dicho que no, han violado nuestros derechos, el
Fiscal se prostituyó políticamente, hubo dudas,
aberraciones dentro del proceso, testigos apretados,
hemos tenido de todo. Conforme está hoy el Tribunal,
queremos que continúe de la misma manera, todo lo
consultado que hubo por el Tribunal N° 1, incluso con el
doctor Ruíz, ha sido favorable, se ajusta a derecho y no
queremos que en el medio del debate nos llevemos un
martes 13 de que haya un cambio de Magistrado y se vayan
las cosas de las manos, como ya nos ha pasado, lo digo
por experiencia propia, hemos sufrido mucho con este
tema, llevamos diez años de pelea con la causa del triple
crimen, el otro día lo escucharon al doctor Pierri (en
relación al abogado particular), dijo algo, la causa está
por dar un vuelco, pasó a la órbita federal. Vamos a
pedir el juicio político del Fiscal, estamos aportando
las pruebas para que se pida. Quiero que continúe usted
como Magistrado en el Tribunal, por supuesto que no tengo
ninguna oposición con el Ministerio Público Fiscal,
conforme está, para poder garantizar un sano juicio y que
no se vicie, necesitaríamos continuar como está. Estando
detenido, uno tiene gente que estuvo en el Tribunal N° 1
con el doctor Juan José Ruíz y, consultando fuentes
judiciales, no lo tome a mal doctor esto, pero colegas
suyos me han dicho que se ajusta a derecho usted, tal es
así que tiene una Eco Sport 2009, y eso nos da la certeza
que estamos frente a un Magistrado honesto. Queremos que
las cosas se ajusten a derecho, que se sigan los
lineamientos como realmente van, que no tengamos un
cambio de Magistrado, que a la mitad de los testigos no
los escuchen, hemos pasado muy mala experiencia ya, no
nos pasó lo mismo en la órbita federal, hoy estamos por
lograr un cambio en ese aspecto de la causa, lo que no
queríamos era un cambio. Con respecto al Ministerio
Público Fiscal, no venimos a pulsear con ellos, venimos a
colaborar, a aportar todo y cada uno de los detalles,
realmente es una causa muy compleja, por los personajes
que están en la causa, como fue la cadena de mando que
terminó facilitando la fuga, nosotros siempre decimos que
la puerta te la pueden abrir, pero hay que tener decisión
de irse y nosotros nunca tuvimos la decisión de irnos.
Cuando uno tiene que tomar la decisión de irse, o
quedarse asumiendo las consecuencias, es ahí donde accede
a la facilitación de la fuga. Cuando se reproduzca toda
la prueba se va a poder ver que la cadena de mando no
solo va del Gobernador, Aníbal Fernández, Ministro Casal,
Albarracín, Piermarini y funcionarios del Servicio
Penitenciario, de los dos bandos por supuesto. La fuga se
gesta de antes, viene desde la nota que hicimos con Jorge
Lanata. Cuando hacemos la nota con Jorge Lanata, pierde
la gobernación Aníbal Fernández. Siempre se buscó que yo
me retracte, que diga que los dichos eran mentira, cosa
que no iba a suceder nunca.Ahí empezaron los aprietes por
parte del Servicio Penitenciario Bonaerense. De hecho,
tengo cómo constar, con una cámara oculta, de forma
ilegal, era la única manera de acreditar que nosotros
íbamos a tener un material fílmico para poder demostrar
quién era el enviado de Aníbal, y qué nos venía a
proponer. Me refiero a Aníbal Fernández, el ex Jefe de
Gabinete. Manda a un abogado, que es un enviado de Aníbal
Fernández, el ex Jefe de Gabinete, un abogado del grupo
de él, de la zona de Quilmes, se llama Antonio Solibaret,
todo esto lleva un proceso. Eso fue en julio agosto del
año 2.015. Se cruza al hermano de Víctor Schillaci, lo ve
y le dice necesito hablar con tu hermano. Yo he cerrado
todas las puertas como para no recibir a nadie y no
escuchar a nadie, no nos interesaba. Sabíamos que la
condena había sido guiada, había sido presionado el
Tribunal de Mercedes, el Fiscal actuó en consecuencia con
la ex Procuradora de la Provincia de Buenos Aires. No
falta mucho para que todos estos dichos se puedan probar.
Va a tener un vuelco la causa del triple crimen, van a
quedar expuestas muchas cosas que uno viene peleando y
diciendo, decidimos jugarnos y hacer la cámara oculta,
siendo que después de la nota con Jorge Lanata hubo mucha
repercusión mediática, que le costó la campaña a Aníbal
Fernández, pierde como Gobernador. Nosotros lo que
queríamos hacer era exponerlo a Aníbal ante la sociedad,
la clase de persona que era, los negocios ilícitos que
manejaba, una vez logrado hacer la nota, por una medida
de resguardo pedimos que nos junten en el pabellón 1-10.
Hicimos una nota periodística con Jorge Lanata, exponemos
que el llamado “la Morsa”, que comandaba el negocio de la
efedrina, era Aníbal Fernández, de hecho, se acreditó con
varios testigos. Hoy la causa toma el rumbo que tiene que
tomar, se está trabajando mucho en la órbita federal,
para esclarecer y ver la responsabilidad de cada una de
las partes. Venimos sosteniendo que no somos autores
materiales y no tenemos participación en ese crimen.
Después de hacer la nota periodística, Aníbal Fernández
pierde la candidatura, nos manda este abogado, se llama
Antonio Solibaret. Hicimos un video fílmico de una hora y
cincuenta y dos minutos, más o menos, que tenemos copia
para poderla exponer. Es una nota en la cual Aníbal
Fernández le ofreció el cargo de Procurador de la
Provincia de Buenos Aires. Que me retracte, que no había
ningún tipo de problema, que así Aníbal llega a
Gobernador, porque todavía estaban en plena elección. Fue
en julio creo. Me dice que me retracte, que Aníbal tiene
que llegar a Gobernador y voy de Procurador. “Te imaginás
lo que pasa con tu causa”, me dice. Solibaret iba a ir de
Procurador de la provincia de Buenos Aires. Eso está
plasmado en el video fílmico, de hecho, hay una serie de
pruebas en el video que dicen los horarios con los que
habló con Aníbal Fernández, el cumpleaños del hijo que
era hoy que tenía que estar en el penal y que le dejó las
pelotas así. Exponemos el video, en realidad lo estamos
guardando como material de prueba. El video lo filmamos
nosotros, con cámara oculta, con una birome de las que
filman. La ingresamos al penal, asumiendo las
consecuencias, queríamos hacer el escrache como tenía que
ser. Si nosotros como condenados recibíamos a gente de
Aníbal, se nos iban a reír, no nos iban a creer. El
martes voy a declarar ante Servini de Cubría, ratifico
todo, la causa no resiste un análisis, fueron tres
detenidos con falta de mérito, nunca se rompió la falta
de mérito y nos condenan a nosotros a la pena máxima. Más
allá de eso, el enojo nuestro no nos hacía acceder a
nada, nos quisieron tentar económicamente, tampoco
queríamos, queríamos no estar detenidos, no teníamos que
estar ni un día detenidos. Eso lo quiero dejar bien en
claro, que no teníamos que estar ni un día detenidos, se
puede probar cuando la causa tome su curso, después van a
poder probar cómo funcionan nuestras vidas en riesgo con
la fuga. Lo único que intentaron siempre es que yo me
retracte, para poder tener algo para que Aníbal pueda
volver al terreno político, porque no podía volver él. De
hecho, con el escrache que tenía lo único que quedaba era
que yo esté prófugo y que diga que fue para lograr
beneficios, comodidades y demás. Para lograr eso iba a
hacer que me maten porque realmente no me iba a retractar
nunca, pero nos quedaba el tiempo contado con ese tema
porque bajaron de jefatura. Vino Rotger, vino Cardo
también, que era subjefe del servicio penitenciario. Y
Rotger, está en la causa citado como testigo, viene a
vernos. Yo saco un habeas corpus para ver a la doctora
Otermin, Jueza de Ejecución N° 1 de Mercedes. Me hacen el
comparendo, me dicen qué es lo que venía a peticionar y
le dije que hicimos una nota periodística, en la cual
estábamos en un pabellón, corriendo muchísimos riesgos.
Había gente de todas las hinchadas de fútbol. Aníbal era
presidente del club Quilmes, había gente de la hinchada
de Quilmes por todo el penal. Pedí que me manden a otro
pabellón de fuerza, que es el 3-10. Me dice yo no tendría
problema porque está dentro del perímetro interno de
seguridad del penal de Alvear. La doctora Otermin hace el
pedido de traslado de nosotros tres hacia el pabellón 1-
10. Cuando todavía no salimos del despacho me dice,
Rotger, que nos tenemos que quedar en buzones, le digo
que de ninguna manera, que está desobedeciendo la orden
del Juez, yo tengo que ir al pabellón 1-10. Tenés que
quedarte el lunes sin teléfono porque se juegan las
elecciones me dice, no quiere Scioli ni que abras la boca
me dice. Eso me lo dijo Rotger. Decile a Scioli, le digo,
que me agarre los genitales con ambas manos y que me los
sacuda bien fuerte. Ya cansado de todo esto, estábamos en
el sector 1 de buzones, como aislamiento, estaba el
Secretario, estaba con Zunino del Tribunal N° 2, pasó
Martin Zunino con cara de culpa, porque sabía que nos
habían condenado por orden política. Me hizo gestos, como
que nos habían condenado mal, me dijo ya se, como
diciendo, una cosa de locos, lo habían viciado. Del acta
del juicio al fallo no coincide nada. El Fiscal trabajó
para cubrir los rastros políticos, trabajó con Aníbal y
con Carmen Falbo. Me lo cruzo en el despacho de Otermin.
Le pido que llame al Secretario de Otermin, me dieron la
orden para subir al módulo 1 pabellón 10, y me quiere
dejar en los buzones, pabellón 11. Una cosa de locos.
Estaba desacatando totalmente la orden de la Jueza, tenía
la orden política. Le digo que, de ninguna manera, me vas
a tener que matar para llevarme le dije, a mí me subís al
pabellón 10 porque si está la orden de la Jueza, me subís
hoy, mañana o cuando sea, vamos a hacer lo que dice el
Magistrado, y me dice, me dijo Scioli que tenés que estar
ahí, que si llegás a hacer un llamado o recibís a un
abogado vas a tener problemas. Aprietes no compraba en
ese momento. Eso me lo dijo Rotger. Él estaba hablando
por orden de Scioli, se estaba jugando la campaña
política. Sabés que quilombo se arma, me dice. Le dije
que me iba a tener que subir si o si al pabellón 10.
Hablamos en el penal me dice, mandé a llamar al
Secretario para que le diga a la Doctora que estaba
desobedeciendo, que me quiere meter en buzones por una
especulación política, y yo me voy
a hacer lastimar al cohete porque no quiero que pase
esto. Me dice vamos al penal. Me entran al área de
Sanidad, no tengo nada digo, no tengo lesiones. Me dicen
que me iba a quedar ahí, yo le digo que me dijo la Jueza
y que quiero ir al pabellón 10. Quedate hasta el lunes
que pasen las elecciones me dicen. Habían sacado todas
las líneas de teléfono, no teníamos comunicación, yo
realmente estaba muy mal, los buzones son deprimentes, yo
estaba muy mal y ellos también. Le dije que me quedaba
hasta el lunes y que el lunes me subían. Era una amenaza
para mí que llegue Aníbal Fernández. No juego
políticamente para nadie, no me interesa. Le digo que
hasta el lunes me quedo y que me pase el lunes. Mando a
llamar a Cristian y Víctor, y le digo que si ellos se
quieren quedar acá banco hasta el lunes. Vienen ellos y
me dicen ni en pedo me quedo acá, no cambian los
colchones, nos vamos a agarrar TBC. El lunes se definían
las elecciones. Empezaron a transcurrir los días, no me
subían al pabellón 10, empecé a reclamar, pedí audiencias
con el jefe del penal, empezó a aparecer en escena Mario
Bolo, que ya había aparecido. Bolo es el jefe de zona de
los penales de Alvear, Sierra chica. Yo lo conocía de la
Unidad N° 25 de Olmos. Cuando lo veo me dice cómo estás,
quedate acá que vas a estar bien. Le digo vamos a pescar
una enfermedad, algo, que no quiero estar acá. Poneme en
el pabellón de fuerza que es lo que ordenó la Jueza. Esta
decisión yo no la manejo, esto lo maneja el poder
ejecutivo me dice, hablé con Albarracín, no te suben al
pabellón ni en pedo. No quiero estar en el área de
Sanidad le digo, he estado en un montón de pabellones, no
tengo problemas. Para las personas que no lo conocen,
Albarracín era el Ministro de Políticas Penitenciarias
del Ministerio de Justicia. Ese juega para Aníbal, es de
Kirchner le digo. sé dónde vive, todo, se quién es, no le
hagas caso que estoy al horno. Me dice, vos te metiste en
este baile, si es por mi te pongo en pelotas en buzones
de Sanidad, me dice Bolo. Le digo, me parece que no nos
estamos entendiendo, yo no tengo problemas con ningún
interno, vos comprás la voluntad de cualquiera y me
apuñalás a mí por la espalda, a mi o a cualquiera de
nosotros. Te metiste en el baile te tenés que joder me
dice, te quedás acá. Le digo que necesitamos teléfono,
que no podemos hablar con la familia y me dice las líneas
de teléfono van a estar cuando nosotros creamos. A las
dos semanas, que fueron las elecciones, me dice ahora vas
a ver si te conformas con los teléfonos. Con el gobierno
que está no voy a poder pelear la causa, sé que es una
decisión política mi causa, quiero pedir una revisión de
causa, esa causa no resiste un análisis. Me dice que eso
lo tenía que pensar antes, lo que puedo hacer es que te
quedes acá. Con el correr del tiempo, estuvimos
muchísimos meses ahí, viene Cardo, le digo, usted que es
jefe del servicio penitenciario, queremos tener el
derecho de defensa, queremos entrar a nuestros abogados,
me estás cortando el derecho de defensa, a mí me tenés
que dejar pasar al abogado que necesito hablar. Nos vino
a ver el doctor Irimia, quería agarrar el caso, quería
ver el tema de la revisión de causa, dice que venía a ver
a los hermanos Lanatta y a Schillaci. Le dicen que no
podía pasar porque Florencia Piermarini y el Ministro
Casal no dejan pasar absolutamente a nadie. Él les dice
que era ex Juez Federal, le dice que nunca vio algo igual
en todos los años que tengo de Juez, nunca vi algo igual,
pero bueno son órdenes de arriba, no puedo hacer
absolutamente nada le dicen. Eso se lo dice el Director
del penal de Alvear. Eso fue en agosto más o menos. No
habían pasado las elecciones. Nos cortaron el derecho de
defensa, nos hicieron de todo. Llegando a fin de año,
seguíamos en Sanidad. Mario Bolo nos visitaba todas las
semanas, nunca visitó a ningún interno. Un Jefe de zona
jamás va a ir a ver a un interno. Le digo estamos
esperando que nos subas al pabellón 10. Me dice vos sos
un boludo, no aceptás una mano, tenés que avivarte un
poco, sino te vas a quedar acá toda la vida, alardeaba,
que había matado a un chico en buzones con una escopeta,
le creía las amenazas, vamos a esperar a ver qué sucede.
Iba transcurriendo el tiempo y no nos sacaban nunca del
área de sanidad. Me dice que me maneje con Tolosa que es
mi pollito acá en el penal. Eso me lo dijo Mario Bolo.
Tolosa es un subdirector del Servicio Penitenciario de
Alvear. Le digo que no tengo que hablar con nadie, si
necesito una visita la pedimos, en todo ese tiempo, la
teníamos muy dura. No nos dejaban entrar lo que nos
correspondía por ley. Me dice ahora te vas a empezar a
avivar. Pasa una vez y ese día, Víctor y Cristian,
estaban en la celda de enfrente, viene Bolo, dejaba al
Jefe del penal afuera, y me dice cómo estás, y me dice te
tenés que avivar. Le digo que si me está amenazando que
me lo diga en la cara. Te vas a cagar muriendo acá
adentro y no vas a hacer nada me dice. Le digo ¿cuál es
la especulación? Si gana Aníbal voy con Rotger, el
segundo jefe del servicio. Le digo, vos pensás que me voy
a retractar, estás equivocado. Vos lo tenés que pensar me
dice. Pasa el tiempo, una vez por semana venía Bolo.
Teníamos trato con los alcaides mayores, la gente que
estaba a cargo. En el transcurso del tiempo, vemos que
sale un chico con el DVR de las cámaras, digo es la
cámara que nos cuida, la que está adelante y dice que nos
mandaron de arriba a sacarla. Eso fue después de la
cámara oculta de Solibaret. Habrá pasado una semana,
sacaron las cámaras, nos cortó el derecho de defensa para
que no entre ningún abogado, con eso quedaba todo
registrado, tenían orden de sacarlo. Nos empezamos a
preocupar, era la única cámara que nos vigilaba. Vino la
propuesta de que si nos quedábamos éramos boleta en poco
tiempo. Tenés la posibilidad de salir, te retractás,
Aníbal vuelve al campo político, se va a recuperar,
encima va con más fuerza porque va de víctima. Le digo
que no me interesa. Pensalo me dice, se te termina el
tiempo. Acá hay una cuestión lógica, puede estar abierta
o cerrada la puerta, cuando no tenés voluntad de salir,
da igual, nosotros no queríamos salir, era más riesgo
quedarnos que salir por la puerta. Empezamos a hablar
entre nosotros, me parece que acá se viene algo jodido,
se nos viene la noche, no podíamos creer lo que estábamos
viviendo. Viene de nuevo Bolo y me dice por qué no hablás
con Tolosa, esto es fácil, salen todos los alcaldes
mayores. Mario Bolo me dice que hable con Tolosa de
nuevo. Al poquito tiempo, sacaron a todos los alcaides
mayores, empezaron a venir pibitos oficiales, macanudos,
nos sacaron la custodia, la cámara, esto viene en serio.
Mi hermano me dice que no le demos bola a los aprietes,
nos reiteraron muchas veces las propuestas de que si nos
quedamos nos matan. Se empezó a programar con el SPB que
nosotros nos evadamos, para hacer una retractación
fílmica para que le de fuerza a Aníbal para que digan que
lo que dijo este tipo era nada, y que es un prófugo de la
justicia. Yo creo que después de eso no íbamos a estar
vivos, que era una obviedad que no nos iban a dejar
sueltos después de retractarnos. Se empezó a tramar todo
esto y terminamos padeciendo, nunca quisimos irnos, nunca
quisimos salir, queríamos pelear por el tema de la causa,
en tiempo record nos dejaron la sentencia firme, nos
engañó hasta un defensor oficial, fuimos llevados de
comparendo. El grupo nos dice, nos tenemos que ir porque
está la calle muy transitada. Me dicen, dame que yo te
llevo la apelación a Casación con tu abogado. A los
cuatro meses nos llegó el cómputo al penal que teníamos
la sentencia firme. Coriolano nos dejó la sentencia
firme. Ellos tienen la sentencia (hablando de Víctor y
Cristian) firme en tiempo record. El defensor es Mario
Coriolano. Era mi defensor oficial de la causa del triple
crimen. Cuando el abogado no apela la sentencia, nos
notifican que no apelaron a Casación. El abogado
particular no apeló. Después me dijeron que era al pedo,
porque ya me había avisado tal, tal y tal, cuando fui al
juicio me dijeron que había orden política de condenarme,
sin romper la falta de mérito de ellos, los condenaron a
la misma pena. Cuando sucede esto Bolo insistía con el
tema de la salida. Un día, ellos se hacen los dormidos,
me hizo el plano del túnel, yo no conocía el túnel, nunca
había salido. No confío en vos ni en el túnel le digo, es
más, me voy a retractar y me van a matar. No te vamos a
matar, si te retractas, vos te vas y te tomás el palo, te
está ofreciendo un incentivo económico. A mi Solibaret,
cuando se iba me decía que le pida dos palitos verdes. Le
digo no entendés que no es por plata, me hizo condenar
para sacarse la causa de encima él. Todavía no nos habían
dicho como nos iban a ayudar. Todavía no nos habían dicho
como era la ayuda. Los enlaces eran Tolosa y Mario Bolo.
Tenía la orden política de facilitar con Tolosa el tema
de la evasión. Empezamos a recibir las propuestas, la
verdad nosotros no nos queríamos ir, no teníamos la
voluntad. Los nueve años detenidos hicimos todo de la
misma manera. No sé si me arrepiento de haberlo hecho,
hoy estoy vivo, si no hubiera accedido hoy estaría
muerto. Perder la vida adentro de un penal o perderla
afuera, tratándote de defender, no era muy difícil la
decisión. Quería ampliar otro día, es todo muy largo,
estoy sin dormir. Estoy desde las diez de la noche sin
dormir. Es más, quiero aportar los detalles para que lo
capitalice la Fiscalía, aprovechando que están los medios
de comunicación. La pelea que va a afrontar la Fiscal,
nosotros la conocemos, es una pelea dura, es una cadena
de mando dura, la moneda corriente son las amenazas, que
el Estado la apoye, para garantizar no solo la
investigación sino la integridad, porque sabemos cómo es
todo esto, sabemos cómo son los aprietes. Esta causa
tiene que llegar a buen fin, esperemos que, aportando
todos los detalles, hasta el más mínimo, se puede armar
toda la cadena de mando. Se va a probar que no tuvimos la
intención de fugarnos y mucho menos lo que pasamos
después. Fue una carrera contra la muerte. Gendarmería
tira treinta y pico de tiros a una camioneta pensando que
nosotros estábamos adentro. Había grupo de tareas para
matarnos y otro grupo para buscarnos. Si pudiera declarar
otro día mejor, porque estoy cansado, estoy sin dormir.
No sólo es la ansiedad del juicio. El celador me avisó
temprano pensando que venía en una comisión normal, para
que no me quede dormido, me avisó a la una, a las dos y
no pegué un ojo. Venía en la camioneta descompuesto, por
estar mal descansado. Vinimos de maravilla, no hay nada
que decir con eso. La verdad, se me están cerrando los
ojos, estoy muy cansado sin dormir, soy hipertenso, no
tomé la medicación. El miércoles le cuento detalles,
amplío, la verdad estoy muy cansado”.
“Quería continuar con la declaración.
No me sentía bien ese día. Hay fechas que me ha
consultado, hoy estoy en condiciones de aportarlas. El
día de la entrevista con Lanata fue el 20 de julio. El 2
de agosto se pasa en Periodismo para todos, programa que
se pasa los domingos. Sale la nota al aire y tiene una
repercusión mediática importante. A partir de ahí nos
aísla el Servicio Penitenciario por una medida de
seguridad al pabellón 11 que es buzones. Preguntamos por
qué, que no teníamos problemas con la población
carcelaria, y nos dicen que es porque denunciamos a un
funcionario, por si alguno tomaba represalias. Como el
alojamiento no era el adecuado, saco un habeas corpus. Me
dirijo al Juzgado de Ejecución N° 1 de Mercedes, me
atiene la Doctora Marcela Alejandra Otermin, le
manifiesto lo que estaba pasando. Me dice que me mandan
al pabellón 10 del módulo 1 de la Unidad N° 30, de
fuerza, que no hay ningún inconveniente, en el que hay
gente que perteneció a la fuerza y están alojados ahí.
Víctor Schillaci estaba en módulo 2 del pabellón 10, y mi
hermano estaba conmigo en el pabellón 2 módulo 1.
Proceden a alojarnos a los tres en el sector 1 pabellón
11, buzones, los castigados van ahí, me dice Otermin que
no me haga problema, que lo que está pidiendo está dentro
del perímetro establecido de seguridad, que no había
ningún problema, que ahí tramito la orden y te vas. El
traslado lo hace Rotger, un funcionario penitenciario de
alto rango, creo que era Inspector General, tenía
jerarquía para ser jefe del Servicio Penitenciario. El
segundo era Cardo y después estaba él. Termina la
audiencia con la Jueza y ahí me dice Rotger “negro, te
quedás hasta el lunes en buzones”, y le digo de ninguna
manera, está desobedeciendo la orden de un Magistrado. Si
están diciendo módulo 1 pabellón 10, ahí debe ser el
alojamiento. Otermin dio la orden con buena
predisposición. Si no tenés lugar ahí me decís te quedás
y te subo a la noche o mañana. Eso es lo que corresponde.
Me dice “No negro, es una cuestión política”. Esa orden
la había dado la Jueza Otermin con muy buena
predisposición. La orden no sólo la manda por fax, sino
que se la da por escrito en mano a Rotger. Le dice quiero
que los alojen ya y no quiero ningún inconveniente con
estos internos. Cuando se va a proceder al traslado me
vuelve a decir te quedás porque es una cuestión política.
Le digo que me explique cuál es porque no entiendo, y me
dice que, si yo llego a levantar el teléfono y se están
definiendo las elecciones, tenemos un problema. El lunes
eran las PASO. Y le digo que tengo que ver yo si yo no me
postulo, yo sólo quiero ir al pabellón 10. Me dice Scioli
le dijo directamente a Florencia Piermarini que si vos
llegás a levantar el teléfono no sé qué va a pasar con
vos. Me irán a matar le digo. Yo solo quiero irme al
pabellón 10 y vos hacé lo que tengas que hacer. Nos
fuimos discutiendo. No fue una conversación agradable. Yo
me avalaba en la decisión de la Jueza así que tenía todo
el derecho a manifestarme. Rotger fue el que me dijo eso.
Le digo ni loco voy a buzones de nuevo, es muy deprimente
estar en buzones sin una sanción no justificada.
Estuvimos sin luz, sin teléfono. Había un fajinero que
tenía orden de no pasarnos la línea telefónica. Los
fajineros son los que en provincia son limpieza, en el
federal se llaman fajineros. Son los detenidos encargados
de la limpieza. Llegamos a la Unidad N° 30, desciendo del
vehículo y me dice que nos íbamos a quedar en Sanidad. Te
muestro donde te vas a quedar, me dice, aguántame hasta
el lunes o martes y después te subo al diez y le digo no.
Rotger es el que procede al traslado mío de ida y de
vuelta. En ese momento en el área de sanidad estaba él, y
vino otro muchacho de otro rango, que yo ya lo conocía de
la Unidad N° 25 de Olmos, Ariel Elicheheribetti. Él me
conocía de antes y sabe que uno tiene conducta y puede
estar alojado en cualquier pabellón de autogestión. Sabe
que no infringimos ninguna ley, nos manejamos como
corresponde, como marca el reglamento. Me dice Martín te
conozco, pero tenés que hacerme la gamba, nos están
tirando de los huevos, es una orden de Casal. Eso me lo
dijo Elicheheribetti. Él se quedó en la unidad, no
pertenecía a traslados. El traslado lo hacía Rotger
porque era el Director de Seguridad. Me dijo me tenés que
hacer la gamba, tenés que quedarte unos días en Sanidad.
Le digo te soy sincero, estamos mal en buzones, estamos
sin agua, sin luz, es imposible, aparte ¿qué sanción
cometí para estar acá? Me dice que están acatando una
orden de la Jueza y en unos días me iban a pasar al
pabellón 10. Me dice Elicheheribetti ¿Qué vas a hacer?
¿Te quedás en Sanidad? Le digo que no estoy solo, estoy
con mi hermano y con Schillaci. Si vos me haces el favor
de traerlos y le proponemos y ellos dicen que sí, yo no
tengo problema, mientras ellos estén un poco más cómodos
no hay problema. Víctor me dijo que ni en pedo me quedo
en Sanidad porque hay TBC, no cambian los colchones y no
quiero pescarme ninguna enfermedad. Le digo a Schillaci,
que es el más desconfiado, que es lo que nos queda por
ahora. Nos muestran una celda y me dicen armen estas dos
celdas, tráiganse sus pertenencias y quédense acá unos
días. Pensé que nos íbamos a quedar dos días. Yo venía
cansado del comparendo. Cuando Schillaci se dirige a la
línea telefónica, estábamos sin teléfono. Estaban
conectando las medidas de seguridad. Es la cámara que más
adelante de la declaración contaré que es la que
desaparece. Esto fue el 4 de agosto más o menos. Antes de
las elecciones. La nota salió el 2 de agosto. Y el día 4
ya estábamos en Sanidad. Nos quedamos unos días, nos dice
va a quedar a cargo de la seguridad de ustedes un alcaide
mayor o alcaide o subalcaide. No va a haber suboficiales,
solo oficiales. No teníamos problemas con ninguno. Me
parece bárbaro le digo. Transcurre el tiempo, el 9 son
las elecciones PASO, la nota ya había tenido el impacto
contra Aníbal Fernández, justamente lo que yo quería era
exponerlo a este delincuente ante la sociedad, para que
no llegue a ser Gobernador. Nosotros teníamos la
obligación moral de decir quién era este tipo. Yo trabajé
para él, justamente no con un pico y una pala. Si no
hubiera sido por él no estaríamos detenidos.Yo trabajaba
directamente para la mano derecha de él que es Andrés
Meizner, que era el Director Nacional del Registro
Nacional de Armas. Yo prestaba servicios VIP de
portaciones. Yo trabajaba por fuera del Renar y hacía las
cosas como si se hubieran hecho en el Renar. Yo era
instructor de tiro entre otras cosas. Eso a cambio de una
remuneración. Las cobraba diez mil dólares cada
portación. Se había cerrado el grifo para que las
portaciones no salgan. Me han tocado varios personajes
políticos. Ese dinero iba hacia la corona, hacia el Renar
y hacia Aníbal Fernández. Esto está anotado en un
cuaderno presentado en la justicia. He hecho muchas
denuncias, con el Fiscal Policita, amplié todo. Nosotros
conocíamos a Aníbal Fernández de Quilmes desde hace
muchísimo tiempo. Desde que era intendente. Teníamos un
taller muy cerca. Y después cuando él agarra el Renar,
una de mis pasiones es el tema del armamento, por eso era
la persona ideal para eso. Quisiera aclarar algo. Al otro
día de mi declaración salió en los medios que yo había
limpiado a Aníbal Fernández diciendo que le habíamos
hecho una cámara y no es así. Ese día escuché eso y me
descompuse. Aníbal Fernández es responsable no sólo de
ser el autor intelectual del triple homicidio, sino el
ideólogo de esta fuga, ya habiendo perdido la campaña
electoral. Yo dije todo lo contrario. Me sentí mal por lo
que dijo Víctor Hugo. Bueno, en la Unidad N° 30 traen a
mi hermano y a Schillaci, traen al médico de planta y nos
dice que nos quedemos tranquilos que no va a pasar nada.
Nos acomodamos. Nos habían cortado las líneas
telefónicas. En cualquier lado, le soy sincero, podíamos
conseguir un celular. Yo podía haber accedido, pero en
Sanidad no podía tener acceso a ningún teléfono. Fue
estratégico ponernos ahí, no fue casualidad. Hasta ahí
creíamos que nos estaban cuidando. El 9 de agosto son las
elecciones PASO. El 22 de agosto aparece Solibaret, que
es el video que queremos exhibir. Viene directamente a
negociar conmigo, que levante los dichos, que él iba a
ser nombrado Procurador de la provincia de Buenos Aires.
De hecho, cuando él ingresa se va a ver en la cámara
oculta. No tiene desperdicio. La gestión de Solibaret la
hace el hermano de Víctor, Franco Schillaci. Víctor nos
dice que nos quiere ver Solibaret y le digo es un garca
que labura para Aníbal. Es un abogaducho que lo tiene
laburando. Le digo a Víctor que si quiere venir a vernos
es para extorsionarnos, va a venir a decir que levantemos
la pata. Lo conozco hace un montón. Que hacemos decimos,
charlamos, decidimos hacer una cámara oculta para poder
demostrar que Aníbal nos mandaba un abogado. Schillaci
después les va a comentar en detalle como ingresamos la
birome que filmaba. Lo hicimos de forma ilegal. Colgamos
la birome en una cortina. Lo que se ve es un agujero que
tiene la cortina para poder captar la imagen. Si decíamos
que vino un abogado estando detenidos, no nos iban a
creer, nos iban a decir que nunca sucedió. El video dura
una hora y cincuenta y dos minutos. Es un video
viralizado. Terminamos de hacer el video. En el video nos
dice que iba a ser Procurador de la Provincia de Buenos
Aires, que Aníbal estaba cansado de Falbo. Falbo estuvo
en el grupo desde siempre. Me dice me quiere a mí, un
tipo con pelotas, que sea Procurador. Me dijo que si era
Procurador yo no estaba ni un día detenido y le dije ya
lo sé. No sé por qué hizo esto. Le tenía que dar una
explicación a los crímenes estos. Yo nunca me porté mal.
Yo he sido funcional. Siempre con el tema de las
portaciones estuvo todo bien. Voy a lo de Servini de
Cubría, voy a declarar por la causa del triple crimen,
aporte unos datos ahí, le cuento lo que pasó, que quiero
aportar un CD. Rotger me hacía todos los comparendos,
quería estar al tanto de todo. Una vez atrás de la Unidad
N° 25 en el Comando de Patrulla me dijo que no podía
viajar con mis cuadernos y yo sabía que me lo decía para
llevárselos y sacarle fotos y después me los devolvía. Yo
sabía que él estaba siendo funcional. Le digo doctora voy
a aportar un CD así y así. A los pocos días se filtra la
noticia que iba a entregar el CD donde está el abogado de
Aníbal Fernández. Cuando hace todo esto, se filtra el
video. Se pensaron que yo había negociado con el servicio
penitenciario. Pensaron que lo había hecho con la cámara
del servicio. Sale en todos los medios que yo lo quería
extorsionar. Tenemos un abogado que no era de mucha
confianza, le dimos una copia al abogado para que lo
aporte cuando lo crea necesario. Teníamos guardada una
copia cada uno. Cuando se filtra vienen los del servicio
y arrancan todas las líneas de teléfono y los cables del
videocable, nos dejan sin línea tipo penitencia. Les digo
de última sancioname, llévame a los buzones. Me dicen que
tenían que dar explicaciones, que estaban presionados por
el gobierno. Estaban todos enojadísimos. Venían a vernos
en diferentes momentos, Elicheheribetti, Guevara, Rotger.
Incluso se acercó Pablo Beolchi, era Subdirector. Un tipo
que me dijo que sabía que estábamos peleando la causa
nuestra, un tipo común. Me dice, yo no puedo hacer nada,
quedate tranquilo le digo. Yo aprovechando que estaba ahí
le pido disculpas. Le dije que la justicia de todo quiere
pruebas. Me hubiera encantado no traerte quilombos.
Recién ahora la causa pasó a la órbita federal. Eso nos
costó muchos años de lucha, de arriesgarnos y exponernos
también. Teníamos la causa pisada. Pasa este tema de la
cámara. Al poco tiempo se suaviza. Hay una parte que dice
que Aníbal nos tenía que sacar de acá. Solibaret en el
video dijo que a mí me tenían que sacar de acá. Yo quiero
pedir una revisión en la causa, no tengo participación en
nada de esa causa. Él me dice ya sé. Cuando llega
Solibaret lo atiende Schillaci. Él pensó que yo no
estaba. Yo estaba en la celda de enfrente. Lo atiende
Víctor y le dice hola che quien te manda: Aníbal, “la
morsa”. Entre nosotros le decíamos “la morsa”. Terminan
las elecciones, Aníbal pierde las elecciones en la
provincia de Buenos Aires. Caminaba por el techo.
Seguíamos en el área de Sanidad. Cuando llega Solibaret,
Schillaci le dice quién te manda, dice que “la morsa”.
Viene con una mujer que yo no la conocía, pero Schillaci
sí. Empezamos a hablar de la causa del triple crimen y de
un montón de cosas más. Me dijo vos fuiste el pato de la
boda. Me dice que cuando él sea Procurador de la
Provincia de Buenos Aires la causa la hacía crack. Yo me
imaginaba a Solibaret Procurador de la Provincia de
Buenos Aires con todas las causas con todos los
detenidos. Una maravilla. Cuando se estaba yendo le dice
a Schillaci decile que agarre dos palitos verdes y se
deje de hinchar las pelotas. No era por plata. Estábamos
presos injustamente. Me daba dos palitos verdes para
retractarme de lo de Aníbal, y después esperábamos a que
sea Procurador y nos liberaba. Hay muchas cosas en la
entrevista. Hace mucho que no veo el CD, por lo menos
tres años. No tiene desperdicio. Tiene de todo. Nosotros
no tenemos participación en el triple crimen, no tenemos
que pagar cagadas que son de él, Nosotros tenemos que
salir porque tenemos que salir. A cargo de que me
retracte de la nota. Nos han apretado muchos abogados y
lo siguen haciendo. Es el mecanismo que tienen, apretar a
la gente. Es terrible y nosotros lo padecimos todo este
tiempo. El 26 de octubre gana Vidal, Aníbal queda afuera.
Para nosotros fue un alivio, no por Vidal, podría haber
ganado cualquiera. Llegan las elecciones, va a votar
Schillaci Víctor, porque en ese momento él estaba
procesado. El voto no era muy democrático. El Servicio
Penitenciario les decían a quién tenían que votar. Los
llevaban a los presos les decían vos votá acá, vos acá,
estaban siendo funcional al Frente para la Victoria. La
Unidad N° 30 fue la unidad que más votos para el Frente
para la Victoria tuvo. Llevaban los votos direccionados.
Cuando pasa el 26 de octubre, estábamos llegando a las
fiestas, y las visitas de Mario Bolo fueron más
frecuentes. Me dice que cagada que hiciste, si ganaba
Aníbal me posicionaba en la jefatura, me dice que era un
boludo, que no aceptaba una mano, no tenía más nada para
grabar. Yo lo conocía de la Unidad 25, lo mismo que a
Elicheheribetti. Cuando llegaron a Alvear yo ya los
conocía de otra unidad. Ya me conocían, sabían que era un
tipo con el que podías hablar. Me dice vos Lanatta no te
dejás ayudar. Le digo que uno a veces es terco y se tiene
que dar la cabeza contra la pared. En un momento me dice,
te la voy a hacer corta: ¿vos te querés morir en cana me
dice? ¿Cómo morir en cana? Te hablo en serio me dice.
Bolo tiene miles de denuncias por pasarle facas a los
presos. Y Tolosa también. Tienen una reputación bastante
violenta. A Tolosa le dicen “el rompehuesos de Junín”. No
cualquiera puede amenazar, tiene que tener un historial.
Cuando me dice que no me dejo ayudar, que me voy a morir
en cana, la segunda vez, le digo que me lo diga claro que
quería hablar conmigo, me pide un papel y una birome.
Está la reja de ingreso donde entra el encargado, hacia
la derecha está mi celda con una reja, a mi izquierda
están Schillaci y Cristian. De este lado tenía una mesita
donde almorzábamos y cenábamos con una tele que
mirábamos. Saco la birome. Me dice tenés que hacer esto
sino te vas a morir en cana. Eso me lo repitió varias
veces. Caza la birome y me dice esto es así, así y así.
No te entiendo monstruo. Y me dice que te tenés que ir
por acá boludo. Ese fue Mario Bolo, el Jefe de zona de
los nueve penales del campo, personal jerárquico. Esto
fue entrando en diciembre. Necesito que hagas dos cosas,
él entre y ordena, no pide, deja la gente afuera. En esa
conversación me dice vos hacías portaciones y la mía no
la puedo hacer, y le digo, andarás sin fierro. Tenía el
arma de fuego dentro del penal, una Bersa Thunder. Me
hace el mapita para salir, me dice que hable con Tolosa,
es mi pollito me dice. Tolosa es César Tolosa. Tolosa es
un tipo frío, detestable, chocaba muy seguido. Le digo no
me gusta lo que me estás trayendo, es una sentencia de
muerte porque me querés matar. Se va Mario Bolo. Ellos
ven que entró Mario Bolo, pero se fueron a acostar. Me
encaraba a mi porque ya me conocía de otra unidad. Cuando
se va Mario Bolo vienen y les cuento a ellos, mi hermano
me dice Bolo que se vaya a la puta que lo parió. Está
loco este tipo. Le digo está hablando en serio. Hasta el
momento no había promesa de nada. Vuelve y me pregunta
que pensaste, le digo no pensé nada. El 16 más o menos
viene, y me dice ¿pensaste lo que te dije? Y le digo
perdieron en la provincia de Buenos Aires, quiero pelear
la causa, no quiero problemas con la justicia. Me dice
pibe no entendés nada, no hablo más y se fue. Un día pasa
Tolosa, al que nunca le hablé, solo hola que tal, y me
dice que onda, vos no entendiste nada me dice y se va.La
próxima visita de Bolo, estaban ellos presentes. Trajo
unos salamines, picamos algo, estaba Guevara también. No
dije nada porque había otra gente. Estaba
Elicheheribetti, Guevara, Bolo, eran todos jefes. Cuando
se va me dice ¿pensaste lo que te dije? Y le contesté
después hablamos, porque me lo quería sacar de encima. A
los días vino de nuevo, me dice, vas a tener problemas,
te quieren muerto. Me dice yo necesito dos cosas:
¿confías en mí? Le digo sí, pero obviamente no. Contame a
ver. Me dice si hablas con Tolosa, te va a decir todo, si
estas prófugo me mandaron a decir de arriba, te preparo
documentos y te doy un par de palitos para que te puedas
manejar en otro lado, ármate de nuevo. ¿Qué ganás vos le
digo? Primero, me dice, romperle el culo a esta conchuda
(por Vidal), y segundo lo que quiero hacer yo es agarrar
y que hagas un video de retractación de lo de Aníbal, lo
dejaste muy sucio. Te retractas y arranca de nuevo en
política. Le dije que nunca falte a la verdad. Seguía
siendo la gestión de Piermarini. Me dice: vos salís de
acá del penal, entre Saladillo y Alvear estaba el
helicóptero, que es el que habla Raquel Godoy. De ahí nos
dirigíamos a un campo y hacía el video de retractación.
Me proponen que me iban a dar documento, plata, y
helicóptero. Le digo que me estás mandando a la muerte.
Me dice que entre Alvear y Saladillo te espera gente mía,
habla con Tolosa. Sale Bolo. Tolosa para ese entonces
vino bueno. Me dice necesito hablar con vos. Todavía no
habían sacado a los alcaides mayores, las cámaras ya las
habían sacado hace meses. En ese momento Tolosa me dice
te lo voy a demostrar en estos días que te dejo con
oficialitos solos, pibitos, cadetes, si no te da la nafta
sos un gil. Pasan unos días, retiran la custodia de los
Alcaides Mayores. Yo les dije nos pasan a fierro acá. Ya
no era fácil. Me dice a estos pibitos les mostrás una
charrasca (una faca), se cagan y se mean. Con la fuga no
tienen nada que ver. Entregaron a esos pibes. Le iba a
pedir disculpas a Labat, cuando lo vi al pibe. Te dejo un
pibito acá y vas a ver me dice: uno flaquito y uno alto
rubiecito. Recién recibidos, buena gente. Si vos haces
esto te digo en qué día, me explicó todo. Tenés que
agarrar, reducís a este guardia a punta de faca. Esa arma
que está ahí, la hice yo con Schillaci. El material
estaba dentro del penal. Esto es una madera de palo de
escoba. Explica como hicieron el arma. Habían puesto a
estos pibitos y me dice: ¿Y? ¿Pasó lo que pasó? Está
pintado de negro porque Schillaci hace camioncitos.
Cuando viene Tolosa, cuando me dice lo del plan, me dice
tenés que apretarlo a punta de faca a este. Cuando te vas
de Sanidad, te dejo la puerta abierta. Es eléctrica esa
puerta, te la dejo abierta porque no la vas a poder
abrir. Decidimos hacer el arma esa para tratar de
amedrentarlo, el riesgo era quedarse, no evadirnos.
Queríamos pelear la causa como Dios manda. La pintamos al
arma con pintura sintética nos la dio Tolosa. Le pedimos
pintura negra y rojo. Los señores están acostumbrados a
ver muchas peleas con faca. Muchas veces son atacados con
facas y tienen que saber defenderse para no salir
heridos. Nosotros no queríamos lastimar a nadie. Ya no
nos asusta la faca. No queríamos heridos ni muertos.
Llega la guardia antes del día 26, una o dos guardias
antes, y Tolosa nos dice, prepárense que en cualquier
momento vamos. Ya teníamos todas las amenazas encima.
Guardamos el arma en el mismo lugar donde guardamos las
facas. No se permite dentro del penal ropa negra ni
camuflada ni verde. En la habitación de Schillaci, el
techo son placas que se levantan. El arma tardó un día en
secarse el sintético. Ahí adentro ocultamos el arma.
Llegamos al día 26, estábamos muy asustados, no queríamos
morirnos. Hay un tipo citado que en un momento nos dice
¿Por qué los quiere matar Tolosa? Se llama Solet
Mansilla. Nos trajo para acá. Lo mandó al pibe. Nos
sondeó un par de veces. Teníamos que estar solos y nos
pusieron gente atrás. Las facas finalmente nos las
entregaron el día 26. Tolosa se asoma y dice a Labat que
se fue el último camión, esa era la clave. Tipo ocho o
diez de la noche, trae una bolsa, estábamos a la espera.
Nosotros especulábamos con la retractación. Viene y me
pasa una bolsa, en el horario que Labat fue a comer.
Había una remera gris, una tricota, una campera, tres
pantalones, dos borceguíes, que a mí me quedaban grandes.
Me manda una notita que decía que los precintos me los
dejaba en la bomba de agua en el túnel. Por eso del túnel
para allá estaban atados con precintos y del túnel para
acá con sabanas. Llega la hora del recuento, tipo dos de
la mañana, más o menos. Estábamos preocupados, no era
nuestra decisión salir. Entra este chico, trato de
amedrentarlo, el pibe salió para atrás tirando trompadas,
Labat, le pegué un golpe de puño en la cara, lo
reducimos, empezó a sangrar. Quedate tranquilo le
dijimos. El pibe gritaba, se había puesto mal, no lo
esperaba. Ayer cuando lo vi me quería morir. Tolosa había
dejado abierta la puerta de sanidad. Había un tipo
durmiendo. Doblamos, abrimos la puerta, la apoyamos y no
la cerramos porque hace ruido. Se prende la bomba y nos
pegamos un cagazo bárbaro en el medio del túnel. De noche
quedan dos escopeteros en el control central. Doblamos a
la derecha, descendemos las escaleras, me quedo mirando
la escalera del control central, ahí estas en el medio
del túnel. El arma de madera siempre la tuve yo, a Labat
le saco prendas porque las que teníamos no alcanzaban.
Cuando lo estamos atando le preguntamos en que auto andas
y nos dice en un 128 y no le creímos. Le sacamos las
llaves. Ellos van primero, yo me quedo en la escalera.
Ellos dos llegan a la puerta, estaba arrimada. Cuando
vamos bajando, ellos van llegando, viene Toleres quiere
meter la llave y estaba abierta. Esa fue la verdad. Él no
abrió la puerta. Lo agarran, lo atamos. Arriba hay una
chica nos dice. Subimos despacito. Dentro del perímetro
donde están los masculinos, no hay mujeres del servicio
penitenciario. Mira mi cara, la puede conocer, pero la de
ellos no. Llegan ellos primero, le dicen flaca, la
agarran bien, no hubo golpes, salvo Labat que tuvo
crisis. Ahí está el ascenso del túnel. Esa puerta nunca
la cerraban. Suben ellos primero, le agarran las manos,
nos van a matar le dice mi hermano, y ella nos dice ah
ustedes son los hermanos Lanatta, voy subiendo yo y me
ve. Le digo que se quede quieta, me quedo debajo de la
cámara. Schillaci y Cristian se quedan con Godoy para
reducirla. Le dijimos que no pasa nada. Terminan de atar
a Godoy y vamos para el estacionamiento. Manejo
Schillaci, Cristian del lado del conductor y yo detrás de
Schillaci. Llegamos al puesto uno, sale Dos Santos.
Tolosa nos dijo que iba a poner un cuatro de copas. El
aseguraba la salida. Llegamos al Puesto 1, de ingreso y
egreso del penal. Paramos de este lado, agarramos a Dos
Santos y le dijimos que se quede tranquilo. Estaba la
visita afuera. La gente hace la fila para la visita,
llega mucha gente en los micros, la gente hace fila en la
puerta del penal. Schillaci manejaba, yo lo tenía a Dos
Santos atrás. Tuvimos que empujarlo, pedimos ayuda. No
nos dieron bola, no accedimos a las facas, quedaron en el
techo de sanidad. Cuando salimos agarré un arma de la
cabina, una 9mm. Hubo una visita del subjefe del Servicio
Penitenciario, Cardo, en el cual tuvimos una
confrontación, el segundo de Piermarini, le respondía al
ministro Casal, cuando reclamamos las líneas telefónicas,
queríamos poner una línea más, porque se cortaba, hizo
algo estratégico, había dos internos de limpieza de
Sanidad. Vino él y limpió la zona, él mismo lo hizo. Sacó
a dos internos del área de Sanidad. Nosotros estábamos en
el lugar donde estaban los internados. Estaban en el área
donde justamente teníamos que pasar. La tapa del techo de
la pieza, quedó arriba de la cama. Con Piermarini no
tuvimos contacto, siempre con Cardo, Rotger, Bolo, todos
de la misma jerarquía, y con el Director del penal y
todos los de abajo. De la gestión de Scioli. Llegamos al
Puesto 1, reducimos a Dos Santos, lo de adelante no
sabíamos lo que venía, era a todo descubrir, no sabíamos
si iba a estar el helicóptero, ni qué grupo nos esperaba.
Empujamos el auto, arranca el auto, salimos despacito,
llegamos a donde nos dijo Tolosa. Había establecido que
en el cementerio nos esperaba alguien. El cementerio esta
contiguo a un campo, sobre la misma línea del penal, como
si fuese en la misma manzana. En la bolsa había un
teléfono, con eso había que llamar a la noche, se habló
hacia el exterior, lo operó siempre Víctor Schillaci.
Llegamos al cementerio. No estaba quien tenía que estar.
Habla por teléfono Schillaci, le dice pasá el cementerio
y dobla, y cuando llegamos al cementerio dice “Tolosa nos
cagó” –eso es lo que escuchó Dos Santos-, no había nadie,
no conocemos General Alvear, he ido hace años, pero no
conozco. Soy platero, orfebre. En el año 90 fui. Llegamos
ahí. Dos Santos lo guía para llegar a las vías, había una
Toyota Hilux, dejamos el auto con Dos Santos ahí. No le
sacamos nada a nadie, salvo la ropa de Labat. Cuando
llegamos a la esquina había una Toyota Hilux, doble
cabina, tenía estribos cromados y barra antivuelco. Le
digo a Dos Santos que le iba a atar los pies. Cierro la
puerta del auto, porque había quedado abierta, nos
subimos a la Toyota, y vamos yendo para la zona de
Saladillo. La Hilux tenía gente que habían puesto ellos,
no sabíamos quién era. Tenía un chofer esa camioneta, ese
sabía dónde estaba el helicóptero supuestamente. Se
detiene la Toyota mano derecha. La camioneta estaba, que
nos habían prometido. Previo a todo eso decido agarrar el
arma, por si pasa alguna situación. El conductor iba
hablando por teléfono, le saco el teléfono a Schillaci,
éramos cuatro arriba. Me puse detrás del chofer, que no
sabía que estaba armado. Me puse el arma debajo del
brazo. Era la ruta 205, salimos de Alvear. Serían 2:30
más o menos, no sé el tiempo. El horario para el
helicóptero lo ponía el hombre de la camioneta
supuestamente. Vamos para el lado de Saladillo, que
tendría que estar el helicóptero. Se detiene la camioneta
unos minutos. Schillaci pregunta si el helicóptero va a
bajar o no y en un momento empezó a seguir el auto. Yo
tenía el arma cargada ya porque estábamos complicados.
Cuando no llega el helicóptero la cosa cambió. Corríamos
contra la muerte, por la vida. Sigue por la ruta hasta
Cañuelas, nunca hizo un movimiento el tipo, no podía
detectar si estaba armado. Agarra la ruta 6, nos
dirigimos hacia Florencia Varela, me dice que nos esperan
más adelante, que me quede tranquilo que está todo bien.
Cuando llegamos a la rotonda de la ruta que va a los
penales de Varela, del lado izquierdo vemos un auto,
personas abajo y empieza a reducir la velocidad, me dice
que va a parar. Había un Focus color azul, un auto gris,
no sé qué auto y en el medio de los autos 5 personas,
fuera de los vehículos. Viene un Corolla de la rotonda,
yo ya me esperaba lo peor. Era de noche todavía. No
teníamos relojes. Del Corolla descienden dos personas,
una de atrás y otra del lado del acompañante. Se prende
la luz, miro y le digo a Víctor “arrancá”. Él estaba del
lado del acompañante. El chofer se bajó de la camioneta,
cruza y se queda hablando. Le digo Víctor manejá y
acelerá. La persona que veo es la misma persona que yo
declaré en lo de Servini de Cubría que era el autor
material de lo de Forza, Ferrón y Bina. Arranca la
camioneta, nos tiraron tiros, y salimos para el lado de
los penales, esa camioneta la abandonamos. Llegamos a un
montecito, apaga las luces de la camioneta Schillaci, nos
quedamos esperando a ver qué pasaba, no se veía la ruta.
Una lluvia de balas, y se suben a los autos, cuando vemos
que ganamos distancia. Después de día, miramos la
camioneta y tenía varios impactos de bala. A Jorge Lanata
le agradezco infinitamente. Tolosa nos dijo que nos
íbamos a ir con el auto del encargado, pero no pensamos
que tenía un 128. Esa arma de juguete no sé si lo dejé
tirado en el camino, en el mismo auto, no me acuerdo. No
recibí dinero por esa entrevista con Lanata, yo pedí
hacer la nota. Me comuniqué a la productora, me dieron el
número de Rodrigo Alegre, un tipo que está en canal 13.
Me hizo el contacto, le conté lo que quería exponer, me
dijo que le iba a preguntar a Jorge y me preguntó si
estaba seguro. Recibo a Rodrigo, le cuento el contenido
de lo que iba a hablar. Era una nota que no era lo mismo
si no era comandada por Jorge, sin desmerecer a este
chico. Yo quería contar la verdad a la sociedad. Jorge
estaba mal de salud, se hizo corta la entrevista porque
estaba agitado. Lo de la lapicera lo va a decir
Schillaci, el dispositivo lo pusimos nosotros, en la
cortina. No creo que, si él me daba la salida del penal,
siempre sosteniendo que fue el actor intelectual Aníbal
del triple crimen y no le tembló ni los bigotes. En ese
momento me habían dicho que enfríe un poco, deje el tema
del Registro Nacional de Armas, no recaudaba más. Yo de
hecho en la entrevista con Jorge Lanata expuse cuánto
dinero le llevaba a la casa a Aníbal, yo fui uno de los
primeros que decía que se manejaba la plata de esa manera
(en bolsos). En ese momento yo estaba comprando y
vendiendo relojes de alta gama, me quedó gente en
conexión, vendía Rolex, de todo, de alta gama.
Maximiliano Martínez es un miembro, subcomisario o
comisario no sé, de la policía de la provincia de Buenos
Aires. Tiene más o menos mi altura, rellenito, carita
redonda, barbita. Trabajó en Quilmes, en delitos
complejos, es de La Plata. Era uno de los autores
materiales del triple crimen que hoy investiga la
Justicia Federal. Hay una serie de sucesos en la cual yo
entrego un móvil a una persona de Aníbal, el día que paso
a buscarlo. En este caso tuve un Fiscal torcido
direccionado por Falbo. Ese móvil es entregado en la
reunión, en el encuentro, que yo no sabía cuál era la
finalidad, lo declaré en la justicia federal. Presencié
ese momento, se lo entregué a un muchacho que perteneció
a la SIDE, ese móvil tuvo relación con Martínez. El día
de los crímenes yo estaba en Bartolomé Mitre y Uruguay.
El Fiscal dijo pido disculpas por no tener pruebas pero
esos son los autores del triple crimen. Nunca vi a la
persona que manejaba la camioneta, era un tipo flaquito,
bigotito, de 1,70 aproximadamente, de tez blanca. En un
momento le hacía señas a mi hermano para ver dónde
íbamos, lo que queríamos hacer era evadir hacer el video.
Yo siempre dije, prefiero estar muerto antes de
retractarme de lo que he dicho que es real y es tal cual.
Cuando sacaron el dispositivo del área de Sanidad, no sé
si lo comentó uno de los guardias o los escuchamos
hablando, no me acuerdo bien, por orden de arriba
dijeron, queríamos estar monitoreados, no sabemos porque
los sacaron, era orden de arriba. No recuerdo bien quién
dijo eso. Queremos que se castiguen a los que hicieron
las cosas mal, no así a los que hicieron las cosas bien.
La jueza Otermin es Jueza de Ejecución N° 1, es la que
tocó por la condena del triple crimen. Dispone el
traslado al sector 1 pabellón 10. En un pabellón
interactúas con otros presos, podes charlar, no es lo
mismo estar alojados en un pabellón de Sanidad. Estaba
dentro del perímetro de seguridad, era de la fuerza, va
gente que tiene que tener resguardo y gente que ha
pertenecido a la fuerza, se logra establecer una buena
convivencia. Dentro del sistema penitenciario, quien
llega a un pabellón como ese, llega por conducta, tenés
que tener 10 de conducta. En el pabellón 10 había gente
que trabajaba en el casino, que trabajaba en otros lados,
tenía buena convivencia, se ganó estar ahí portándose
bien. No teníamos problema de estar en población, pero en
ese caso, había muchas hinchadas y quedan contactos en
todos los penales, o gente que responde a ciertos
punteros de Quilmes, quería evitar eso. Conocía a
Elicheheribetti y a Mario Bolo de la Unidad N° 25, estuve
solo, porque ellos estaban con falta de mérito, y yo
simplemente estaba por haber comprado el celular y
pasarlo nada más. El bolsero de celulares fue apretado
por el Fiscal, le dijo vos tenés que decir que con ese
celular se mandaron una cagada. Yo arranco en Olmos, de
ahí compro el cupo, es ilegal, pero lo compro, de hecho,
yo a Bolo le daba ocho mil pesos por mes, me cobraban un
alquiler, era vip. En ese momento había un montón de
famosos. En Sierra Chica estaba en el año 2.012, creo que
estuve año y pico, un año y seis meses en la treinta. En
el año 2.010 ya había estado en la treinta un año y pico.
Hay tres módulos. Yo estaba en el módulo 1 pabellón 2.
Cuando uno gestiona algo, se hace con audiencia al jefe
de módulo. Con Jorge Lanata entró Mario Bolo y
Elicheheribetti. La entrevista se hizo en la sala de
abogados. Ratifico todo lo que dije en esa entrevista. Es
el responsable del triple crimen y el ideólogo de la fuga
a través de sus contactos. No me interesa la política a
mí. Con la doctora Otermin saqué un Habeas Corpus para
que me atienda para plantearle el tema de que estábamos
en buzones, queríamos volver a población. De un día para
otro nos pasaron a buzones, sin previo aviso, por orden
del Servicio Penitenciario. Hoy en día he gestionado
cosas con el Tribunal N° 1, le llega una petición mía y
la Doctora Otermin se “caga encima”. La Jueza vino a la
Unidad N° 30, me atendió en la oficina del Jefe del
penal. Me dice que Piermarini me dijo, ella por miedo no
actúa. El Magistrado a veces se caga encima. Obró de
buena fe en su momento la doctora, hizo hincapié en que
se cumpla la ley. La orden era ir al pabellón 10 sector
1. Después la manchó Piermarini. Nos mandan directo a
Sanidad. Al principio pensábamos que nos estaban cuidando
y después fíjese en que se desató. Cuando llego me quedo
en el área de Sanidad, ahí los hago bajar a ellos,
Elicheheribetti me dice que los bajaba y que los
convenza, me dijo en unos días los pasamos, si hay buena
predisposición te banco unos días. Fue el alojamiento
eterno. Los cachivaches son las personas. El 4 de agosto
o 5, arrancamos en sanidad más o menos, hasta el momento
de la evasión. A César Albarracín no lo conozco. Dentro
del penal no lo vi. En Quilmes lo vi. Las posibilidades
de escaparnos no llegan a uno, cero coma cinco (0,5). En
condiciones normales es imposible”.
CRISTIAN LANATTA:
“Cuando llegamos a la Unidad 30 a nosotros
nos alojan en el pabellón 1 sector 2. Víctor en el sector
3 pabellón 10. Estábamos todo el día en aislamiento salvo
una hora a la mañana y una hora después del mediodía. No
había posibilidad de cambiar de pabellón siendo que la
conducta que teníamos en el SPB era 10 ejemplar siempre.
No teníamos partes ni sanciones ni problemas nada.
Tampoco me dejaban que me relacione con Víctor, porque
para colmo no teníamos los mismos abogados y no dejaban
que participemos os tres de una charla con el abogado
para interiorizarnos bien. El SPB no nos dejaba, las
autoridades de la U 30. Cuando nos llevan a la 30 fue con
esa finalidad, de tenernos aislados, pero no por una
cuestión de seguridad, porque éramos presos comunes.
Cuando nos llevaron a ese lugar fue para que quedemos
aislados con el periodismo o con accesos complicados.
Cuando yo quería ver al procurador se me complicaba un
montón. El abogado que teníamos después del fallo de
casación, no es que no apela, me dijo que tenía unos
problemitas y me dio a entender como que estaba
amenazado. Por la causa del triple crimen. Cuando le
empiezan a correr los tiempos para hacer el recurso de
casación, se le vence por extemporáneo. Yo hablo con Luis
Daer, que era el abogado que tenía Víctor y me dice
Cristian no está el recurso, que no habían apelado. Me
dice que iba a hablar con mi abogado para que renuncie y
de esa manera le iban a correr los días al defensor
oficial. Entonces cuando le corran los días a él yo entró
como abogado particular tuyo y hago el recurso de
ustedes, no pueden dejar esa causa firme. Ni condenados
tendríamos que estar por esa causa. Así nos toca el
Defensor Oficial de Casación, Mario Coriolano. En el
penal nunca nos decían si había un comparendo, por una
cuestión de seguridad, no le dicen a nadie. De buenas a
primeras un día a la madrugada viene la comisión del DOE,
un grupo especial del SPB. Nos vino a buscar. Nos
requisan, nos dicen que teníamos una audiencia en La
Plata, nos llevan a aislados, con Martín prácticamente no
podía ni hablar en el camino. No sabía a qué nos
llevaban. Venimos acá a La Plata a la Defensoría General
de Casación. Nos atiende el defensor Mario Coriolano. Nos
dice que es nuestro nuevo abogado, que le habían dado ese
plazo para hacer el recurso, pero nos dice que hay un
problema. Que la comisión estaba alterada y no quería que
nos atienda. Nos dice que tiene dos minutos para
atendernos. La oficina de él daba a un jardín de
invierno. Serían diez del grupo este, habían cortado la
calle. El que estaba a cargo de la comisión, que se
llamaba Aldo Damore, le hacía señas al defensor por el
tema de la hora. Nos dice que firmemos unos papeles y con
eso hacía el recurso. Nos dice que por más que le diga lo
que le diga yo tengo que basarme en lo que está en la
causa. Firmamos y nos fuimos. Pasan unos 60 días más o
menos y el defensor nos hizo desistir de la apelación.
Firmamos en blanco porque la comisión ya nos llevaba
esposados. En La Oficina estaba Coriolano y una
secretaria. Del otro lado hay un vidriado que daba a un
jardín de invierno donde estaba toda la comisión que nos
había llevado. Yo le dije a Coriolano que era el abogado
y tenía que poner orden. Yo necesitaba dos horas para
explicarle cómo es la génesis de esta causa. Yo vine con
falta de mérito y usaron un testimonio trucho de un preso
que cambió la declaración y denunció al Fiscal. Habla con
la secretaria y me dice si teníamos confianza en él como
para firmar unos papeles y poder armar los recursos
porque había problemas de tiempo. Apremiaba el tiempo. Yo
creo que algo anormal había. Nos terminan llevando a las
30. Nos hicieron firmar una hoja en blanco a cada uno.
Eso paso con Martin y conmigo. Víctor tenía a Luis Daer.
Coriolano nos hace firmar una hoja en blanco y nos deja
la sentencia firme. Nos damos cuenta dos meses después.
Cuando nos notifican empecé a decir que iba a hacer
huelga de hambre hasta que logramos conseguir una visita
intramodular, que lo traían a Víctor a la leonera que
estaba al lado del control del sector 1. Nos daban media
hora para que hablemos. Le explico a Víctor todo este
tema. Cuando yo le contaba eso a cualquier abogado no me
creía. En una de esas charlas, yo tenía una copia de la
causa y la miraba permanentemente. Yo tenía falta de
mérito junto con Víctor y el hermano. La falta de mérito
había sido apelada por el Fiscal. La casación había
confirmado la falta de mérito, habían valorado muy bien
la prueba. Con esa misma prueba vamos a juicio y nos
condenan. Yo estaba mirando la causa y Martín nos hace un
comentario a mí y a Víctor y nos dice que él no tiene por
qué aclarar cómo son las cosas, pero nos explica cómo
venía orientado el tema de la causa, por qué habían
llegado a él. Habían llegado a él porque en un momento lo
nombraban como que era el autor intelectual en la causa
del triple crimen. Se nombraba en los medios. Yo decía
que no podía ser que mi hermano sea ese empresario
mencionado. Cuando pasa todo esto mi hermano va con un
abogado a Mercedes a hablar con el Fiscal para ver si lo
requería o querían tomarle declaración o algo. Le dijeron
que no lo necesitaban para nada. Eso fue un jueves y el
lunes allanan mi casa, y se creían que Ana Laura, mi ex,
era la mujer de Martín y que Martín vivía en mi casa. En
mi casa hicieron cincuenta pericias, todas negativas. Yo
hablo con el comandante de gendarmería y me dice que me
quede tranquilo que en cuatro horas mi familia volvía a
la normalidad porque no había nada. Ahí se origina la
causa. Cuando charlamos los tres, ya en el penal, le digo
a Martín un día pensando, se me ocurrió hacerlo público.
Y le digo algo raro está pasando con el servicio. El tema
de estar firme la sentencia es algo totalmente anormal.
Éramos tres presos comunes que nos llevan a la Defensoría
General de La Plata con una custodia como si llevaran al
Papa, y nos hacen firmar y accede el Defensor General de
Casación que es lo que a mí me llamó la atención. Parecía
que era de Derechos Humanos, como que nos daba garantías,
y esa fue la garantía que nos dio, dejarnos la sentencia
firme. Schillaci estaba en la causa con nosotros. El
abogado de él dice textualmente que había que denunciarlo
al Defensor. Le pedí que me diera una mano porque yo no
podía sacar ni un papel. Me dice que la única que queda
es que quede colgado del recurso de Víctor, porque como
son unívocos los fallos es la única que queda. Me hizo un
comentario como que la situación política no era
favorable para la causa. El abogado de Víctor apeló y la
Corte rechazó el recurso. Después de la fuga rechazaron
el recurso. Hasta el momento de la fuga la parte de
Martin y mía estaba firme, la de Víctor en la Corte.
Cuando sale esto público, un domingo, lo miramos en un
televisor, y el lunes a las ocho de la mañana pasaban en
recorrida y entraron. Esto fue creo el 3 de agosto. El 2
de agosto sale la nota con Jorge Lanata. En la recorrida
de la madrugada posterior a la nota, viene todo el cuerpo
de requisa con los todos los cabecillas de la 30, nos
sacan, nos esposan y nos llevan a aislamiento como si
estuviéramos sancionados con una sanción grave. Nos
llevan a los buzones del sector 1, creo que pabellón 11.
Nos ingresan en tres celdas separadas una al lado de la
otra. Cuando preguntábamos que pasaba nos dicen que era
por el quilombo que hicimos en la tele. Yo no presencié
la nota, no me dejaron. La vi por televisión. Yo había
hablado con Martín y me comentó como era todo. Yo le dije
que como veíamos como iba la causa estábamos muertos, que
le diera para adelante. Yo sabía lo que iba a pasar por
el lado del servicio. Un día viene y me dice, por el tema
de los traslados de plata, que se quería comprar un auto
para todos los días. Él tenía un Mini Cuper en ese
momento. Le dije que se comprara un Toyota Corolla Me
dijo vamos el sábado. El sábado vamos y me acuerdo que lo
pagó en dólares, eran unos 20.000 dólares. Otro día vino
con la moto al taller, había comprado un CVR 600 cero
kilómetro. Me lo mostró y me la dejó para que le pusiera
un escape especial. La moto la pagó 18.000 dólares más o
menos, el auto 20 o 22.000 dólares. Lo compró en Toyota
Panamericana, lo llevé yo. Las ganancias de esos
traslados de dinero que había llevado, como declara en la
nota, de esos dos me consta que él tuvo ganancias de ahí,
del dinero que llevó a la casa de éste personaje, Aníbal
Fernández. Cuando tenía que consultar algo de autos o
mecánico me consultaba a mí. Todo lo que dijo en la nota
ya lo sabíamos que lo iba a decir. Pero lo que declarara
en el Tribunal eran dos más dos nueve. Primero se dijo
que en mi casa habían ejecutado a las personas. Después
el Fiscal mandó a Gendarmería a que haga un relevamiento
en cinco manzanas alrededor de mi casa, donde el ochenta
por ciento de los moradores había accedido a prestar
información, y nadie había vista a la camioneta ni a los
fallecidos. Y la Jueza dice por eso sostengo que
estuvieron en Videla 631. Después, por ejemplo, en una
pericia balística dice un perito balístico que las
víctimas fueron asesinadas con dos armas; una calibre 40
y una calibre 9 mm. Que, por la posición de los cuerpos,
la posición de los disparos y la posición de las vainas,
él estima que fue un tirador con ambas armas en forma
sucesiva, que no pueden ser dos tiradores porque si no se
hubiesen lastimado entre ellos. En el fallo la Jueza dice
que los tiradores son Víctor Schillaci y Cristian
Lanatta. Que eso después lo derriba la Cámara de
Apelaciones y después lo confirma la Casación, por eso
seguíamos con falta de mérito. El taller yo lo tenía un
lujo. Como yo hacía cosas de competición no estaba sucio
el taller. Dice que yo nunca había trabajado en ese
taller. Y yo trabajé toda la visa ahí. Y después que el
banco de prueba, donde yo probaba los motores, que era
una sala presurizada, que esa sala se había preparado
especialmente para matar a la gente. Después encontraron
sangre en mi casa, me hicieron el ADN y resulta que la
sangre era mía. El triple crimen se provoca el 7 de
agosto de 2008. Yo el 9 de agosto de 2008 estoy yendo a
Córdoba, pero no por una coartada. Yo hacía 60 días que
había viajado a Córdoba a señar el banco de pruebas. El
Fiscal habla del banco de pruebas y todavía el banco de
prueba no existía. Yo el viernes 9 viajo a Córdoba y los
cuerpos aparecen el miércoles 13 de agosto. Yo vuelvo el
14. Yo tenía dos teléfonos: uno Nextel a nombre de Ana
Laura y también un Unifón también a nombre de Ana Laura.
Esos dos teléfonos los llevé conmigo. Eso después lo
constata el Fiscal. Mi tío vive en Córdoba. Llegué a
Córdoba y mi tío me había dicho que tenía pinotea, y a mí
me gustan los muebles de pinotea, entonces compré
tirantes de pinotea y un carpintero me hizo todos los
muebles para mi casa porque me estaba por mudar. El
miércoles cuando estoy cargando todo en la camioneta, ya
con el banco de prueba que lo retire el día sábado y el
ingeniero me dice que pase a buscar una turbina de
extracción de aire por Rafaela por la ruta 19. Mi tío
quería ir a pescar y me termino quedando, ya que me había
ido hasta allá. Yo también había hecho fabricar una
puerta. Cuando el miércoles estamos cargando los muebles,
tipo 17 horas, estaba cargando los muebles y viene el
carpintero y me dice mirá como esta Buenos Aires. Me
muestra en un televisor chiquito, creo que era Crónica, y
daban el caso del triple crimen, que habían aparecido las
tres víctimas. A mí me sonaba el apellido de Forza,
porque no lo conozco por una casualidad. Porque me había
dicho mi hermano antes de comprar el famoso Mini Cuper y
la moto en la concesionaria Honda de Quilmes, que quería
comprar un Mini Cuper y había un crédito por medio en un
banco y lo nombra a Forza, pero al final no se da, pero
me había quedado ese nombre. Me vuelvo el miércoles, hago
noche en Altagracia y llego el jueves tipo seis de la
tarde. No podíamos venir a mucha velocidad porque
veníamos muy cargados y con un tráiler atrás. Llego acá y
un año después me detienen por el triple crimen. Me
detienen porque supuestamente habían asesinado a estas
personas dentro del banco de prueba, pero ese banco de
pruebas no existía. Estaba el espacio físico que era un
quincho. Supuestamente como el banco de prueba cuando se
encendía hacía mucho ruido, ahí le disparaban a esta
gente. Nos detienen y estuvimos 45 días con prisión
preventiva. Vienen toda esta gente de Córdoba a declarar:
el carpintero, al ingeniero, el que nos alquiló el bote,
declaran todos. El fiscal me agarra aparte y me dice que
hay una reducción de pena si me adhiero a un programa y
me parecía que me estaba cargando. A los pocos días de
estar detenido me llega la prisión preventiva. Apelo la
prisión preventiva y me dan la falta de mérito. El Fiscal
la apela, pero me la confirman. Quedamos con falta de
mérito en esa causa. Vuelvo al penal. Tengo dos atentados
en mi causa: uno cuando llego a mi casa y tiran nueve
tiros dentro de mi casa, me buscaban a mí. Porque
supuestamente yo iba a hacer una ampliación de
indagatoria. Yo estaba detenido en Florencio Varela. A mí
me liberan, voy a mi casa y a los dos días estaba
trabajando en el taller. Un tiro me pega en la tibia, me
parte un hueso y me corta una arteria. Cuando arranca el
juicio del triple crimen, el abogado hace declarar a
Martin el primer día yel segundo día me hacen declarar a
mí. Yo sinceramente nunca me dormí antes de las doce y
media de la noche, estaba mucho tiempo en el taller.
Arrancaba tarde, a las nueve, pero tenía que tener un
poco de vida social. Ese día Ana Laura fue a la casa de
la mamá y me llamó para que la vaya a buscar y le dije
que se venga en un remise porque estaba fundido. Pido
algo para comer. Llamo al delivery. Veo que llega un
vehículo, gasolero moderno porque era silencioso, abro la
puerta y veo cinco o seis personas que patean la moto del
delivery y queda en la vereda. Agarran del cuello al del
delivery y lo meten adentro de mi casa. Tiran al piso al
del delivery y me dicen que me tire al piso. Tiran cuatro
tiros y se van. Hice la denuncia. Me dieron un golpe en
la cabeza. Están todas las denuncias hechas. El 3 de
agosto nos llevan a aislamiento, nos ponen en tres celdas
una al lado de la otra, en un ala que no teníamos acceso
a nada. Solo puede llegar un fajinero, pero nos aíslan y
nos cierran el ala. Entra un oficial y dice que no nos
pasen el teléfono. No podíamos hablar por teléfono. En
ese momento teníamos un celular, nos cortan la luz. Las
celdas no tenían agua: no comíamos, no tomábamos agua,
nada. En ese momento no me acuerdo quien llama a Rodrigo
Alegre de Canal 13, lo hace público, nos llaman a
audiencia, vienen y se llevan el aparato. Lo que no
querían era que habláramos con el exterior. Ahí nosotros
pedimos el tema de un Habeas Corpus, Martin viaja a
Mercedes y la Jueza dice que es ilegal lo que nos estaban
haciendo, la manera en que nos tenían, Encima por una
nota periodística con respecto a una causa penal. Viene
mi hermano y me dice que habló con la Jueza y nos van a
alojar en el sector 1 pabellón 10 que es un sector de
fuerza, pero también de conducta. Nosotros teníamos los
requisitos porque teníamos ejemplar diez todos. Pasan las
horas, no nos llevaban al pabellón. En un momento lo
llevan a Martín y le dicen que firme una disposición
junto con nosotros, que no nos iban a llevar al sector 1
sino que nos iban a poner en otro lugar. Eso no me
acuerdo quien me lo dice, pero estaban todos. Había gente
de Jefatura. Estoy seguro que Bolo estaba, en ese momento
no lo conocía. Nos llevan a Sanidad y nos dicen que no
podíamos estar alojados con otros presos. Estábamos ahí
en una celda con un baño y nos ponen de custodia a un
alcaide mayor y un adjutor. Había un cámara que filmaba.
Cada dos o tres días venía este hombre y bajaban
información del DVR. El primer día tuvimos una guardia,
el segundo día otra y el tercer día otra. La comida, en
ese momento, nos la traían cruda para que la hagamos
nosotros, por las dudas. Hasta ese momento parecía una
medida de seguridad. Había recorridas. Pero en la
televisión se hablaba que la nota se podía llegar a
ampliar. En esa semana son las elecciones PASO y ahí se
empezó a intensificar la llegada de Bolo y el Director,
pero pedían hablar con Martín en la celda que dormía él,
donde mirábamos tele. Ahí Bolo le dice que, a mi hermano,
a Schillaci y a vos si es por mi te meto en los buzones
de atrás, como Dios los trajo al mundo. Ahí estaba todo
infectado. Mi hermano ya conocía a Bolo de otra unidad.
Cuando averiguamos nos dicen que era un hijo de puta, es
el jefe de zona. Un empleado de SPB nos pregunta por qué
nos venía a ver, que era un hijo de puta. A Tolosa lo
conocía de Sierra Chica, el apodo es “el rompe huesos”.
Tiene trescientas ochenta mil denuncias en el legajo.
Cuando estábamos ahí llegó un momento que venía hasta dos
veces por semana Bolo. Siempre venía Bolo, a veces con
Guevara y a veces de Elicheheribetti. Beolchi no estaba
con ellos, él venía en recorridas individuales, venía
bien a ver si necesitábamos algo, él no estaba en el
show, estaba aparte. Cuando terminan las PASO, que
Domínguez queda afuera, queda Aníbal y quedaba como
competencia de la Gobernadora actual. Ahí empiezan la
carrera hacia las elecciones de la Gobernación. Cuando
pasa todo esto viene este abogado Solibaret, que yo lo
conocía de Quilmes. Lo van a ver a Víctor y él me dice
que le parecía que lo venía a ver para que hable mal de
Martín. Le digo si viene nos va a ver a los tres. Yo lo
conozco bien. Nos viene a ver Solibaret, creo que era un
sábado. Ya habíamos dejado todo listo para que quede
filmado, sino no nos iba a creer nadie. En la cortina
estampada que había, hicimos un agujero y pusimos la
lapicera en un bolsillo. Pusimos la mesa, tres sillas
porque venía con un acompañante. La lapicera entró por
intermedio de un penitenciario que yo no lo conozco.
Víctor sabe quién es. Prepara todo Víctor que entendía un
poco mejor y empezamos a escuchar las puertas de rejas.
Es mentira que estaban las puertas abiertas. Se escuchaba
la puerta principal de Sanidad. Sanidad es como una
herradura, pero cuando viene del túnel, si sigue derecho
sale a control central y sale al núcleo del penal. Hay
una puerta muy fuerte que tiene una protección de vidrio.
Esa puerta está anulada para que se abra de afuera y esa
puerta la abre solo el Jefe de Sanidad, no hay un botón
al lado de la puerta como se dice acá. Hay un botón rojo
que es el que abre la puerta. Sólo la puede abrir el que
esté a cargo de Sanidad. Empezamos a escuchar que se
empiezan a abrir puertas, cuando empiezan a agarrar el
camino para la famosa matera que dicen ellos, hay otra
reja, a cinco metros más hay un pasillo y otra reja más y
otra reja más hasta llegar a nosotros. Cuando pasa esa
reja choca con la matera y ahí queda una reja hasta donde
estamos nosotros. Nosotros escuchamos que venía entrando
gente de visita. Yo me voy a una celda y Martí a la otra.
Víctor los recibe, vienen, se sientan. Viene esta chica,
Mirta no sé cuánto. La conocí ese día. Víctor
concretamente le dice: ¿decime quién te manda? Le dicen
Aníbal, boludo, me manda, la morsa. Hoy es el cumpleaños
de mi hija y que además como visita no había entrado
nunca a un penal. Creo que era 22 de agosto. Él se daba
vuelta y miraba la cámara, especulaba con esa cámara. Se
ponía de espalda. Yo estaba escuchando detrás de la
cortina y le dice “Aníbal me manda boludo, la morsa, es
sábado ¿te pensás que voy a venir a un penal? Es el
cumpleaños de mi hija”. Víctor le dice que iba a hablar
con Martín y él le dice que con Martín no quería hablar.
Ahí entra Martín y Solibaret medio que se quiere ir.
Martín le dice que se quede ahí. Le dice a Víctor
correte. Se sienta Martín y le dice que tenía que hablar
con él y no con Víctor. Le dice ya sé que te manda
Aníbal. Le dice “Aníbal me dijo, vos te pusiste de punta
y no te vas a retractar”. Martín le dice que me soltaron
la mano y me tiraron una causa encima que no era mía. Le
dice, mirá yo lo que te ofrezco que lo tengo a Ordoqui en
Casación. Me dice yo cuando agarre el trono y me ponga
segundo, la bombea, se cae y quedo primero, Procurador.
Imaginate que si llego a ese lugar. Casal se está
llevando un palo doscientos por día. Esto es sencillo le
dice: con la cagada que se había mandado este tipo tiene
que venir y arrancar las rejas y sacarte. Sí, como bajó a
dedo del camión de traslado, le dice. Me dijo que hagamos
una cosa, que agarra la causa y la plancha en Casación, y
en tres o cuatro meses la sacamos adelante y quedan todos
libres. Lo único que se retractara porque si no, no
llegaba. Todo el tiempo le pedían que se retracte y que
no declare. Martín tenía que declarar el lunes con
Servini de Cubría. No quería que judicialmente se
efectivice la nota, le decía que no hiciera la nota,
tenían mediciones hechas que lo perjudicaban. No quería
que la nota periodística se judicializará. Hasta ese
momento todo bastante normal. A Martin lo llevan de
traslado. Martin tenía unos cuadernos con anotaciones de
las portaciones que había hecho, de César Manzano, una
tarjeta de Scioli, las portaciones de Cocodrilo, de
Federico Domínguez de Casación, una jueza de la Corte, un
montón de empresarios, el titular del Banco Galicia,
todos los nombres en el cuaderno. Martín estaba
preparando todo eso para llevarlo. El domingo tiene una
charla telefónica con Solibaret y le dice que estábamos
de primera, que en veinte días salía Marcelito. Martín le
dice que los conocía y que iba a ratificar en la justicia
y le cortó. Nos cortan las líneas telefónicas esa noche
en el penal. Estábamos hablando de un teléfono celular
que teníamos. Martín va, ratifica todo, y ese día vino
renegando porque Rotger le saca una tarjeta. Todo lo que
es documentación de Martin no se lo dejaban llevar en el
traslado, paraba en la central de La Plata del DOE y le
fotocopiaba todo para pasarle a la Jefa del Servicio, a
Piermarini. Para ese momento manejaba todo la Jefa del
Servicio. Por ejemplo, anotábamos una visita, se le daba
la audiencia y ahí tenían que faxearlas a Jefatura, para
ver si se hacía o no. Te chequeaban todo. Así fueron
pasando los días, venían las elecciones a Gobernador, y
ya ahí, una semana antes, nos cortaron los teléfonos y el
cable para que no veamos las noticias, y teníamos
requisas bastante seguido. Discutíamos que ellos no se
tenían que meter con nuestra causa, que el problema era
nuestro y que decían ellos que si ganaba Aníbal el que
iba de Jefe del Servicio era Hugo Cañón. Ahí empezaron
las presiones de Bolo. Siempre que venía lo quería ver a
Martín aparte. La verdad no lo quería ni ver a Bolo, no
lo quería ni saludar. Me quedo con Víctor ahí y es ahí
cuando Bolo pone una pierna arriba de la silla y le dice
a Martín que usara la cabeza, que se dejara ayudar, que a
este tipo no lo iba a poder voltear, y que la causa no la
iba a arreglar, que la provincia de Buenos Aires está
gobernada por el peronismo hace no sé cuántos años, que
se retractara. Ese día fue más áspera la charla. Otro día
vino para intimidarnos, vestido de blanco como de gala,
con todas las jerarquías y tenía una campera encima, y no
estaba para campera. Le comenta que si estaba afuera le
podía arreglar un tema de una portación. Entonces saca un
Bersa 9 mm. como para intimidar. La agarró bien la
pistola. Después comenta que ahí en Sanidad si se quemaba
un colchón y no estaba el vigilante porque se fue a
comer, no salimos de acá adentro. Bolo le dice a Martín y
lo miraba a Víctor. Ahí le dije que me iba a hacer un
poco de gimnasia porque me sacó. Pasan los días,
estábamos próximos a las elecciones, y sale el video de
Solibaret. Martín dice que hay una cámara oculta y
Guevara vino desorbitado y le dice ¿Hay una cámara oculta
acá? Le decimos que no. Nosotros ya teníamos la cámara
para hacerle llegar a la Jueza de Comodoro Pi. Después
pasa lo del DVR, porque pensaban que la cámara de
Solibaret era la que estaba sobre la matera. Después nos
enteramos que habían sacado la cámara de ahí. Pasan las
elecciones y pierde Aníbal. Ahí empezó todo el problema,
nosotros pensamos que ya estaba, que estábamos
tranquilos, pero ahí empezó el problema. Ellos perdieron
en la provincia y si no cambiaba la imagen de Aníbal con
una retractación, no se ganaba en Nación. Perdió Aníbal y
pensamos, ya está. Cuando sale esa cámara oculta en
internet, la filtra un abogado. Esa filmación la sacamos
mediante Olga, la mamá de Víctor, pero no estoy seguro.
Eso estaba adentro de la lapicera. La cámara se filtra
una semana antes de las elecciones a Gobernador, sale en
Youtube. Ahí empezó el karma nuestro en Sanidad. Pensé
que ya había pasado todo y ahí es cuando se apersona
Cardo. Yo no sabía quién era. Cuando viene Cardo nos
lleva a su oficina, golpea la mesa y nos empieza a
intimidar. Le dijimos que lo íbamos denunciar. Pero nos
contesta que de ahí a las elecciones no íbamos a hablar
por teléfono. Después que pasen las elecciones sí. Ahí
Víctor y yo presentamos Habeas Corpus porque quedábamos
incomunicados. Algunas guardias nos llevaban a hablar al
control central. Torres, por ejemplo, el viene y me dice
“miren muchachos, yo me crié en el pueblo, no molesto a
nadie, vengo a laburar, no les pueden cortar el teléfono.
Yo los voy a llevar de a uno” y nos llevaban a hablar,
pero ellos escuchaban lo que hablábamos por orden de
arriba. Cuando estábamos ahí en Sanidad nos llama la
atención que ingresa un preso a la última celda del
fondo, cuando había una orden que no podía estar nadie
con nosotros. Cuando ingresa Cardo, le abren la reja y
cuando gira mira así y ve dos camas, y pregunta de quién
son y le dicen que son de dos internos que trabajan en
Sanidad, de limpieza, que ayudan a los enfermeros. Llamó
al Director y los hizo sacar de ahí, porque dijo que ahí
no podía estar nadie. Al preso le corrían la balanza
entonces cada vez que se iba a pesar no bajaba de peso.
El preso que ingresó nos daba lástima porque no comía, le
ofrecíamos comida. Paso un día y nos dice que con
nosotros tenía que hablar. Él estaba en la celda del
fondo. Cuando a él lo sacaban para ir a bañarse, a
nosotros nos metían en la celda y lo pasaban a él. Un día
yo estaba trotando y me dice que no lo quería hacer pero
que lo mandaron para lastimar a mi hermano. A esta
persona yo lo aporté como testigo, el defensor sabe el
nombre. Siempre los presos ahí se ponía un papelito en la
celda con el nombre y apellido del interno, pero la celda
de él no tenía papelito. Le pregunto cómo se llamaba y me
dice que después me decía. El tipo no quería acercarse
mucho a hablar con nosotros. Me quedó gravado el nombre:
era Solé Mansilla, Roberto. Este era el preso al que le
había hecho la oferta Tolosa, para que lastimara a
Martín. A cambio de eso no sé qué le ofrecieron. Lo
estaban matando de hambre. Un día le arreglamos el
contrapeso de la balanza, la pusimos bien, y le dijimos
que no diga que le arreglamos la balanza. Al otro día
cuando se pesó el tipo se armó un revuelo bárbaro.
Después creo que lo terminaron sacando no sé adónde, creo
que por ese trámite le habían ofertado ir a la unidad 9
de La Plata. En ese desarrollo viene Cardo y me dice que
los Derechos Humanos los manejaban ellos. Me pregunta a
quien me había comido yo. Yo no le contestaba, pero
estaba parado firme ahí, re caliente. Cuando venía Bolo,
por un momento era malo y por un momento era bueno. El
Director de la Unidad era funcional a lo que le decían,
tenía bajadas de línea. Cuando venía Bolo, Guevara se
iba. Elicheheribetti era el que a veces participaba más
tiempo. El presenció algunas amenazas. Yo le reclamé
personalmente varias veces por el corte de teléfono y del
video cable. Elicheheribetti cortó el teléfono y el cable
por orden de arriba. Una de las charlas de Bolo, que es
cuando ya empieza a ultimar detalles, ya previo a los
días de la fuga, habla Bolo con mi hermano y le dice
“escúchame una cosa, voy a hablar con vos que sos pillo
porque tu hermano es un bobo y Schillaci es un soberbio”
y nosotros estábamos escuchando. Se creía que estábamos
durmiendo. Estábamos del otro lado, pero había una
cortina, se escucha. La duda mía era con respecto a la
fuga, era tratar de salir, como decían sin que nos
fusilaran ahí adentro. La gente que nos visitaba nos
decía que nos retractemos a cambio de la libertad, que
nos conseguían la documentación, que nos dejaban afuera.
Yo le decía a Martín ¿por qué no le decís que el
helicóptero pare en la cancha? La cancha es gigante. En
concreto el día 26 ya por la tarde, a eso de las 14 horas
venia siempre un preso a traernos la comida. La comida
venía cruda. Ese día no sé porque, pero no cocinamos,
estábamos nerviosos con este tema porque al otro día era
el día D, era salir o salir. Ya habían despojado el área
de Sanidad. Era lo que nos había comentado Bolo. En
concreto es así: de todas las charlas que había, que
mantenía Bolo con Martín, decía que le pedían una
retractación y las alternativas era largar ahí adentro,
si no accedíamos nos moríamos quemados ahí adentro, nos
ofrecían salir del penal, hacíamos la cámara, nos daban
los documentos, todo. Ellos hablaban con naturalidad,
pero los que poníamos el cuello éramos nosotros, no eran
ellos. Nos daban documentos nuevos y nosotros después que
nos defendamos como pudiéramos. La propuesta era que
quedaba todo abierto. Bolo dice “Tolosa deja todo
abierto. Cuando ellos dan por sentado, salen o no salen
de ahí adentro. Salen o mueren ahí adentro. El 26 Bolo,
sin Tolosa presente, dice que nos iba traer un teléfono
celular de contacto, uno analógico, con crédito, la ropa
original de SPB. Nos trae tres remeras grises que dicen
SPB, tres pantalones azules oscuros creo que son, dos
pares de borceguíes, faltaba un par, un buzo negro que
tenía estrellas, tres insignias con los nombres, uno era
Guiñazú, Colombo y no recuerdo cual más, una lata de
pintura, un pincel. Esto fue el 26 a las 18 o 20 horas.
Bolo es el que dice que Tolosa va a traer todo eso, el
que trae en persona todo es Tolosa. Siempre estábamos
atentos a las rejas y ese día notábamos que cuando
llegaban a la matera no escuchábamos rejas que se abrían,
esas rejas internas no estaban cerradas, porque si no se
escucha el ruido de las llaves, estaba todo liberado. Le
digo a Víctor, “ahí viene Tolosa”, Tolosa viene con una
bolsa y dice “Lanatta la comida que te la mandan de
depósito”, agarro la bolsa y no estaba pesada como venía
siempre, y la comida venía a las 14 horas. La cámara
sabíamos que ya no funcionaba. Primero nos decían que la
cámara la chequeaba la jefa del servicio inalámbricamente
porque tenía un chip, supuestamente, no sé si será así.
Cagioni, el de anteojitos, que levantaba las filmaciones
no venía más. Nos había dicho que la cámara no funcionaba
y que el domo 360 grados iba a estar apuntando otro lado.
Se veía de control central. Le digo a Martín que Sanidad
se veía desde el control central, se veía perfecto, pero
él me respondió que le aseguraron que la cámara iba a
estar orientada a otro lado. Voy a revisar la bolsa, el
pantalón no me entraba a mi así que lo corte al costado,
faltaban un par de borceguíes, usamos los de Labat. Nos
dijo: si no les da para agarrar a este pavo no les da
para nada, este era Labat, no sirven para nada. En la
bolsa había dos planchuelas, dos facas, estaban envueltas
en diarios. Al que no le iban los borceguíes era a
Víctor. Ese día, la clave era que Tolosa, no sabíamos la
hora. Pensamos que nos iban a hacer una cama. Con la
pintura se pintó el arma de juguete y el problema es que
no alcanzaba a secar y creíamos que se notaba. Esto fue
el 26 tarde noche. Hay una parte que no cuentan todos,
pero tiene que haber un registro. 1:30 viene Tolosa a la
reja, se apoya en ellas y lo llama Labat dos veces, y
Labat mira pensando que lo llamábamos nosotros y cuando
se acerca pregunta si le abría y le refiere que como se
había ido el último camión y no quedaba más nadie se iba
a descansar. Tolosa como jefe de noche se tendría que
haber quedado en la puerta como hacen los jefes de noche,
además no se escuchaban puertas cerrándose, pensé que
había quedado en ese pasillo. Tolosa se queda apoyado en
esas rejas. Labat sale mirando para abajo, siempre miraba
para abajo. Yo prestaba atención y no escuchaba rejas,
Labat se va para el baño y yo ahí lo abrazo y le digo que
nos íbamos que ahí nos iban a matar, Labat se quedó
quieto y de repente se volvió loco. Ahí Martin le pega y
lo reduce. Le decíamos que se quedara tranquilo, lo
atamos, le tapamos la boca y la llave T, con un cuenta
ganado con un cordón tenía la llave del Fiat, era una
llave común, no es codificada. Cuando agarro la llave de
Labat, la llave estaba atada a la llave T de rejas.
Íbamos a salir, ya estábamos vestidos nosotros y creo que
agarre la campera de Labat. Salimos y había un silencio
total. Primera reja doblamos, segunda reja, todas las
rejas abiertas pero apoyadas, no abiertas de par en par.
Pasamos había un pasillo que era donde hacían los
análisis clínicos. Las abrió Tolosa, tenía un intervalo
de 4 minutos. Cuando pasamos por el pasillo, ese que es
donde duermen los enfermeros estaba todo cerrado, después
hay un control más y no había nadie. Encima esta la
cámara del control central, que esa debía estar orientada
a otro lugar, sino nos tendrían que haber visto. Cuando
pasamos hay una puerta de perfil de dos pulgadas,
inviolable de policarbonato. Esa puerta se abre solo con
una llave, esa puerta estaba apoyada también, estaba
entornada. Cuando abrimos pasamos, caminamos, caminamos
uno siete u ocho metros y ahí llegamos al túnel. Entonces
Tolosa le había dicho a Martín que cuando llagáramos al
tunal fuéramos pegado a la pared del lado izquierdo,
porque no se ve desde el control central. La bomba de
noche nunca se prendía porque se escucha de todo el
penal, no es una bomba rotativa, es una bomba a pistón
porque es en marcha y se ve que no debe estar aislada del
piso. 1:30 se prende la bomba, estaba apagada. A Tolosa
me lo iba imaginando metros adelante y cuando llegamos a
la última puerta estaba abierta. Después hay una cámara
de judiciales que no estaba funcionando. Cuando bajamos
el túnel, en un momento le digo a Martin, que creía que
nos iban agarrar en la guardia armada. Cuando llego a la
puerta del túnel, Víctor levanta la rejilla para no hacer
ruido, saca los precintos de ahí adentro, de la rejilla
de la bomba de drenaje, porque el túnel a veces se llena
de agua. Llega, abre, la puerta estaba apoyada, cuando
llego a la puerta veo una sombra, miro a Víctor y le digo
que estaba abierta y le hago señas a Martín a unos 35
metros para que baje, él tenía la ametralladora de
madera. Yo pensé que en el control central nos iban a
agarrar Yo no creía que los planes eran así. Cuando llego
a la puerta veo una sombra de una persona que venía
hablando, me corro y ahí empieza a bajar Toleres con el
pantalón desabrochado y el cinturón abierto, para mi
estaba durmiendo. Cuando llega saca la llave y la va a
meter, cuando va a meter la llave abro la puerta y lo
agarro, lo atamos, le tapamos la boca y le pregunto con
quién estaba, me dice que con su compañera. Subimos y hay
un mostrador que es como un L, ahí había un sillón que
para mí era donde estaba durmiendo. Llegamos y estaba
Godoy con el celular, siempre hay gente ahí, pero esa
noche no había nadie. La agarró del brazo y le digo que
estaba el penal tomado que iban a salir 70 que no hiciera
nada, ella estaba con el pantalón desabrochado también,
con el cinturón abierto, decía que no la violáramos y le
dijimos que no le íbamos hacer nada. La precintamos y la
metimos en un baño. Yo le digo que el penal estaba
tomado, que se quedara ahí para que no le hicieran nada,
que nos venían a buscar. Ahí es cuando ella escucha lo
del helicóptero. Cuando salimos de la puerta del túnel,
la puerta del túnel tiene una trepada que debe ser hasta
el techo, es todo de mosaico de granito, es un ambiente
grande, arriba hay otra puerta de dos por dos recontra
segura con policarbonato que tenía un tope de goma que yo
se lo saco y me quedaron los dedos pegajosos. Esa puerta
aísla el muro. La puerta esa también estaba apoyada.
Tocan el timbre, abren esa puerta de vidrio, se queda
alguien ahí, baja a abrir la puerta y después abren esa
puerta que se abre desde afuera que estaba abierta.
Cuando salimos de ahí, miramos la playa de
estacionamiento. Es todo vidriado el salón grande. Vamos
hasta el auto, cuando vamos hasta el auto, lo divisamos
ahí bien porque me acuerdo que había un Chevrolet Astra,
autos de gama mediana y el 128. Era una cuestión de
tiempo, el Puesto 1 está más o menos a unos 100 metros.
Estaba encendido, pero cuando estamos saliendo, llegamos
al auto y se apagan las luces. Para arrancarlo tardamos
dos o tres minutos porque estaba gastada la contactora de
la llave, andaba un desastre. Cuando llegamos al puesto 1
parecía que no había nadie. Víctor prende las luces para
ver si había alguien. Estaban los pasadores abiertos,
miro y veo mucha gente no sabía que era la visita que
esperaba ahí afuera. Cuando bajamos que voy para el
portón Martín sale y le dicen buenas noches Jefe, lo
apunta y le dice que se quedara tranquilo. Yo ya había
abierto el portón de la calle. No había lugar a donde
dejar a Dos Santos, como íbamos a salir tres cuadras con
el auto lo subimos para dejarlo por ahí. Salimos. Pero
anteriormente, antes de salir tipo 21 horas del 26,
Víctor hace la primera llamada de contacto para chequear
y el léxico era policial, le dicen “si o si a las dos
afuera”. Víctor le dice que quería hablar un poco más,
ahí le dicen “escúchame negro tu hermano vive en tal lado
y tal lado y estamos en la puerta de la casa”. Eso fue
antes de salir. Cuando estábamos en el auto hace una
llamada Víctor parta ir coordinando porque el horario lo
habían puesto ellos. Nos dicen que dobláramos por el
cementerio, cuando salimos mi hermano le pregunta a Dos
Santos, que estaba en el asiento de atrás boca abajo,
donde están las vías y le dice dónde están las vías y el
cementerio. En un momento hacen luces, lo dejamos a Dos
Santos, lo dejamos ahí y nos subimos a la camioneta, y
nos fuimos como para la ruta 205. Íbamos en la camioneta
con el chofer, Víctor adelante, al chofer no lo conocía.
Este nos llevaba al punto de encuentro y nos decía que
ahí estaba el pájaro, entendíamos que era el helicóptero.
Nos pide el teléfono, marca un numero de memoria, habla y
después avanzamos, me parece que no habíamos llegado a
Saladillo. Cuando paramos el campo ahí es llano y la ruta
ancha. Esperamos ahí un rato y Martín hacía señas, pero
pensé que era la ametralladora de madera, no pensé que
era de verdad, la toco y era de metal, fue todo tan
rápido que no pensé que era la del puesto 1. Avanzamos y
hablaba por dos teléfonos. Le digo a Martín “preguntale
que pasó” y dice que no llega que iba a parar más
adelante. Yo no conozco la llegada a Varela, en realidad
la conozco, pero no la reconocí, es la ruta 53 o una cosa
así, en la capilla. Llegamos, paramos con la camioneta, y
la verdad parecía que hablaba claro, pero no se
escuchaba. Antes de llegar a la rotonda veo que hay un
guarda rail que divide el camino. Había dos autos
parados, el primero lo reconocí, el segundo no, el
primero era un Ford Focus oscuro y había dos tipos que
parecían que eran gendarmes y otros tres con camperas
oscuras. Este tipo para al costado, pone las balizas y un
auto Toyota claro viene, el tipo hablaba por teléfono y
cuando llegamos agarra el celular con la otra mano y abre
la puerta, el tipo había cerrojado el SMG. Martín le dice
a Víctor que agarrara el volante que nos fuéramos a la
mierda, Víctor se pasa para el volante y yo me paso para
adelante le da arranque a la camioneta, pone primera,
salimos de ahí cuando terminamos de girar la rotonda
sentimos distintos tiros, la camioneta la pone a fondo,
pasamos unos lomos de burro rápido y paramos en un
montecito que había ahí. Dicen que era un parador, pero
no se veía nada. Paramos y habremos esperado no sé, ellos
dicen media hora, pero para mí fue una hora. Estaba roto
el vidrio trasero de la camioneta, tenía uno o dos
agujeros, pero como tenía la lámina del polarizado estaba
intacto. Después miramos y tenía tiros en la puerta
trasera y en la barra antivuelco. De ahí nos fuimos a
otro lugar. Lo del helicóptero lo propuso Bolo. Le dije
que le pregunte que helicóptero era, las dos veces que
había venido no le dijo, la última vez le dijo un
Robinson 44, fue preciso. Un Robinson 44 es un
helicóptero ejemplo de cuatro plazas barato, es el que
tiene policía, gendarmería. Funcionan con combustible de
surtidor. Alcanzaba para llevarnos a nosotros. Nos subían
al helicóptero, nos llevaban a un campo, nos daban la
documentación previa dar la retractación. Dinero también
nos daban, no especificaron cuánto. Los documentos del
Ministerio de Interior. La idea nuestra era que, si se
hacía esa retractación no teníamos salida y si nos
quedábamos tampoco, por eso Martín agarró el SMG de
reaseguro. Martín sale con el SMG porque el que le dijo
dónde estaba era Dos Santos. Cualquier helicóptero para
en un radio pequeño, no es que no había lugar. En la ruta
para en cualquier lado. Eso nos parecía raro. Cuando
nosotros, por ejemplo, desayunábamos bien, comíamos más o
menos y a la noche comíamos bien. Un día para complacer a
Martín como para convencerlo vino con salamines y después
queso, empezaron a comer ellos, ese día estaba Tolosa,
Bolo y después llegó Guevara pero no comió, estaba
ahí.Una vez vino con una caja de confites y garrapiñadas
de las fiestas. Godoy no se da cuenta que somos nosotros,
después le habrán dicho. Yo vengo caminando con Víctor
vestidos de policía, cuando llego levanta la mirada y
sigue con el celular, estaba jugando, cuando se da cuenta
que venía uno de cada lado, le dijimos “flaca no grites,
a donde te puedo llevar, te voy a atar las manos y tapar
la boca, quédate tranquila”, le decimos eso y le dijimos
que nos querían matar, ahí nos dice “¿Ustedes son los
Lanatta?”. Después algunos venían y gritaban, Aníbal
Fernández, tengo tres soguitas para ustedes. Yo creo que
queman un colchón y se muere uno o ahorcan a uno porque
cuando llego a la Unidad 2 de Sierra Chica nos
clasificaron, termino armando la biblioteca, había un
hombre preso porque había matado a la mujer, este hombre
me dice que armaba celdas solares para campos y esas
cosas. Llegamos al pabellón y en el mismo había un par
que trabajaban para un par de penitenciarios no muy
buenos y mandaban a apretarlo este tipo porque
supuestamente era un gil con plata. Lo van a ver a este
tipo, se ve que accede un par de veces hasta que no
accede y yo vi cómo le metieron las manos en los
cinturones, lo meten en la celda y aparece ahorcado. En
Sierra Chica se conocía como el hombre de la corbata.
Cuando paran el balde no llegaba a la altura del tipo,
era imposible. Hay penitenciarios que son legales y
accesibles pero algunos personajes como Bolo, Tolosa,
Cardo, Rotger que no les tiembla el pulso. Ese día el
tipo nos buscaba la reacción para que hagamos algo, el
tipo no es boludo. El 27 o 28 Víctor ya tenía visita
programada que se la había otorgado el Juez del tribunal
porque nacía la hija, la tenía 15 días antes programada
pero lo de la fuga se habló mucho tiempo antes.En los
últimos días ya fue concreto, no había opción. Primero
nos lo proponían, pero después era salir o morir. El tema
del helicóptero se empieza a cuadrar la última semana.
Suponiendo que el helicóptero venía en mi cabeza, nos
lleva un campo, hace la retractación Martín, yo creo que
iba a simular que estábamos vivos, nos iban a torturar
diez días y después mandarnos a un pozo con cal. Era la
única forma de defenderse, de poder pelearlo de alguna
manera. Adentro te cierran la reja y es una sensación que
uno se acostumbra a la cárcel, se adapta. Es muy difícil
estar encerrado en este lugar. Yo sé cómo es y lo viví.
Nos tuvieron colgados en los buzones de Sierra Chica y a
Marcelo, que le agarró un ataque de nervios, le empiezan
a pegar y le agarró una hemorragia interna y no hay ni un
parte de eso. Ya sé cómo se manejan y sobretodo en Sierra
Chica. Me llevaban y escuchaba conversaciones y me daba
cuenta, cuando hablaban de la Unidad N° 2, esta vista
como que es el coliseo romano para los peleadores de
aquella época. Por eso Tolosa tiene la fama del
“rompehuesos de Junín”. A mí siempre me vieron como un
estúpido, como un perejil, porque sabían muy bien a que
me dedicaba yo. Me han hecho charlas hasta pera asesorar
un preso para mandarlo a afanar boxes o la recaudación
del autódromo de Olavarría. Pensamos en pedir
comparendos, pero la Jueza de Ejecución no es mala, pero
dio una orden y cuando le exigimos ir al sector 1 del
pabellón 10, era para poder tener testigos, en Sanidad no
teníamos testigos. Le solicitamos estar los tres en una
celda en caso de que no haya lugar, pero la Jefa bajo la
línea de que nos mandaran ahí. La Jueza manda para que
tomen una medida y el SPB nos manda a aislamiento,
aislamiento es lo mismo que Sanidad, es tierra de nadie.
Nosotros queríamos un pabellón con gente. Yo pedí un
Habeas Corpus. La Jueza hablaba con el Director del
penal, pero lamentablemente o no creía la gravedad del
tema o es el protocolo en el que no sabía a quién
creerle. La Jueza se manejó bien. Nosotros salíamos
pensando en que no llegábamos a la guardia armada pero
antes de morir incendiados en una celda preferíamos
arriesgarnos. Víctor era autocrítico, pero le dice que
era lo que teníamos. Otra cosa que pensé era que lo que
ingresaban para que lo usáramos, nos iban a meter un
golpe comando para decir que estábamos organizando todo,
desacreditarnos. A mi mamá los últimos días,
prácticamente no quería llamarla porque nos imaginábamos
lo peor. Cuando a Víctor le encuentran el dinero en la
celda, le encuentran $ 10.000, el tema era que ese
pabellón lo había pagado, ese pabellón es vip. Habíamos
hecho un permiso para que entren fruta, no estamos como
los pibes de 20 años que comen cualquier cosa. Yo nunca
compre esa película, pero entre comprarme un vaso de
cianuro y correr cien metros jugando al tiro al blanco
capaz que zafo. Con la camioneta Toyota fuimos al Parque
Pereyra, lo conocemos re bien y cuando llegamos, como
para mucha gente pensamos que hacíamos y la dejamos ahí,
era difícil moverse en la camioneta por los disparos y
ahí la camuflamos con unas calcomanías. No teníamos ni
cinco centavos en los bolsillos. El teléfono lo había
agarrado ese que manejaba la camioneta, no teníamos nada.
Lo que hicimos fue ir a la quinta que en realidad es de
Marcelo Melnyk y de Víctor, llagamos en la Toyota. Cuando
llegamos salió Víctor con dos gaseosas. Después fuimos a
lo de la señora Elvira Martínez. Arriba de la Toyota
había un handy de los que usan los policías y se
escuchaba la frecuencia en la jurisdicción. En el decían
que no nos pararan, sino que nos atacaran en grupo.
Pensamos que ya tenían identificada la camioneta Toyota.
Cuando voy a la casa de Elvira, pobre no tendría que
haber ido, me conoce del barrio de siempre, tenía la
misma relación que tengo con mi mamá. Iba a comer los
domingos, cuando nació mi hijo quería comprarle cosas, no
era una relación mala, al contrario. Ella se fabrica su
propia ropa, le enseñé a manejar, nos íbamos de
vacaciones juntos, no sé cómo explicarte, tenía mejor
relación conmigo que con su hija. Resulta que uno en
estos casos cuando va no sabe en quien confiar y yo
confiaba plenamente, ella pierde un embarazo. Un día me
voy de viaje con Ana Laura, ella llama y le dice que
había perdido el embarazo. A partir de ese momento
empieza a tomar clonazepan, es una mujer muy agradable.
Después de ese tiempo pasaba de la euforia al llanto. A
fines de año cuando hacía un año que estaba con Ana Laura
llego a la fábrica de platería y me dice que mi papa se
había descompuesto, llego al lugar, estaba Martin, mi
mamá, mi hermana y mi papá había fallecido. Hablé con el
médico y me dijo que había sido un infarto masivo. Un día
me agarró un ataque de pánico a mi porque uno pensaba que
no le podía pasar y entonces me voy a mi casa, estábamos
haciendo en paralelo lo de la platería y en algún momento
hacia las matrices. En un momento me hacen análisis
porque me desmayaba, voy a hablar con la madre de Ana
Laura y me dice que le paso lo mismo en su momento y me
dio un cuarto de Clonazepan, tome un día, pero a ella le
quedo crónico a mí no. A la casa de ella la conozco de
memoria, ese día voy, abro el portón, escucha el ruido
ella sale llorando, se cae arrodillada, lloraba y lloraba
y decía que iba a llamar a la policía. Le dije que si me
quería que no llamara porque no íbamos a tener un buen
final y que nos buscaban para matarnos. La levanto, la
llevo por la cocina de la casa. No sabía que tenía esa
camioneta, la había comprado para su trabajo, en ese
momento la sacudo y le digo que se quede tranquila, que
me iba a llevar la camioneta. Agarro la camioneta,
chequeo todo, la pongo en marcha y me voy. Por las
escuchas ya habíamos escuchado que atacaran en grupo,
antes de llegar a la casa chequee el bar donde me crié,
no vi nada y me arriesgue a entrar, no pensé que le podía
empeorar su situación. Es imposible que le hiciera mal.
Ella me decía que me entregue, que llamaba a la policía.
Le di la dirección de la casa de Marita Rizzo, para que
la fuera a ver y que se fije de tratar de arreglar la
entrega pero que no lo vayan a hacer con la policía por
lo que nos había pasado adentro de la cárcel. Yo sabía
que por el nivel de conocimiento que tenían ellas no iban
a ir a la comisaría de la zona, fueron las palabras que
le dije por ese tema, pero fue todo un minuto, cuando
reacciono yo ya me había ido con la camioneta. Lo primero
que miré era que la camioneta tenia combustible. Ella
estaba desesperada. Fui solo ahí. Ellos me llevaron y me
esperaron a la vuelta. La camioneta quedó en el Parque
Pereyra. Lo raro es que quedó en el parque y nunca vi que
la hayan secuestrado. El parque Pereyra se rastrilló y no
apareció esa camioneta, se lo pregunté al abogado, quedó
en un lugar visible. Siento que están dadas todas las
garantías en este lugar, con Ud Dr. Sinceramente la única
causa fue a los 20 años. En la causa que tuve en Mercedes
citaban a los testigos y venían a declarar con un
machete. Todavía me gustaría saber por qué nos
condenaron, no hay pruebas, pericias, etc. Acá es otro
mundo. Fui tres meses y medio a declarar a juicio, me
bajaba del auto y volvía. Nosotros no hubiésemos planeado
nunca una fuga sin dinero. Si hubiese tenido la intención
no hubiese ido robarle a mi ex suegra un auto, lo podría
haber agarrado de cualquier lado. Yo quería que negociara
la entrega y llevarme el auto. Me vio y se emocionó. Luis
Fernández, el hombre que declaró tenía un hombre en común
conmigo, un hombre que tenía una casa de repuestos nuevos
y usados, pero todo legal. Como lo curraban
permanentemente, llegó un momento en que le inventan una
causa de secuestro a su hijo, está seis meses detenido y
terminan con el problema de ellos. Esta por una causa de
venta de droga, no por violación de domicilio. Es el que
estaba apretando gente en la época de la fuga, allanó las
casas. Apretó a Ana Laura para saber dónde estábamos
nosotros. Está exonerado por armado de causas. Un día
vino a pedirme el auto. Martín le prestó un Ford Fiesta
para irse de vacaciones, lo conozco bien”.
VICTOR SCHILLACI:
“Voy a empezar por la tercera pesadilla,
que para mí empezó el 3 de agosto, cuando me sacan del 2-
10, y me llevan a buzones, por el tema de la nota que
había hecho Martín, que salió el domingo 2 de agosto. El
día 3 me llevan a buzones, no teníamos para comer ni para
hablar por teléfono. Yo cambio unas zapatillas por la
ventana del patio a un pibe por un celular. Llamamos a
Rodrigo alegre para contarle lo que estábamos viviendo,
él sale en una nota en la radio. Para esto Martín ya
había pedido el comparendo, y cuando vuelve Martín nos
llevan a Sanidad. Cuando hablo con Rodrigo Alegre, me
sacan una nota donde yo especificaba que la plata que me
sacaron de la requisa eran 10 mil pesos y no 6800 como
habían dicho los que me sacaron del 3,10 en marzo de
2.015. Me llevan a Sanidad, también mintieron porque
sacaron a cuatro enfermos se los llevaron a Sierra Chica.
Para hacer lugar no había problema, cuando había que
hacer un lugar lo hacían enseguida. No recuerdo bien el
tema de la política porque no estoy empapado en el tema,
creo que Aníbal ya había perdido cuando Solibaret se
había acercado al taller de mi hermano. Primero la manda
a Mirta González a arreglar un auto, que le cobra
ochocientos pesos, pero le da mil para entrar en
confianza con mi hermano. Solibaret quería hablar
conmigo. Me entero todo eso, hablo con mi vieja, para que
me lleve una lapicera y que se la dé a dos hermanos, dos
mellizos, uno trabaja en el correo de General Alvear y el
otro era maestro de huerta. Yo ya tenía confianza con
ellos porque mi familia ya me había llevado un celular.
Mi mamá le lleva la lapicera y me la pasa por la ventana
de Sanidad. Dos días antes hablo con mi hermano y me dice
que Solibaret quería hablar conmigo. Me iba a ir a ver a
mi como visita, no como abogado. Decidimos filmar con la
lapicera que yo hice ingresar. Yo la tenía de antes esa
lapicera y tengo un reloj también. La lapicera la perdì
porque se la presté a un pibe. Después habla con Martín,
que le dice todo que sí. Ya se había citado a Martin con
Servini de Cubría, cuando va le cuenta que tenía un video
que lo comprometía a Aníbal Fernández, y le pide Martín
que no se filtre, le dije a Martín que le diga que no se
filtre porque tenía miedo por mi familia. A los cuatro
días sale en los medios que había un video que lo tenía
Martín. Por eso mandan a sacar las cámaras. Lo que se
filtra no es el video sino la información de que había un
video. Lo teníamos guardado en distintos lugares por las
dudas, pero el video todavía no lo había visto nadie. Ahí
es cuando sacan las cámaras de la unidad, se habrán
pensado que era filmado con las cámaras de ahí. Empiezan
todos los problemas después, sacan las cámaras, hablo con
un abogado y me dice que Solibaret había hecho una
denuncia diciendo que Martín lo extorsionaba. Entonces el
abogado me pide dos minutos del video, que yo no se lo
quería dar pero al final se lo di y lo sacaron en
perfil.com. Ahí empezaron todos los problemas, cuando se
dieron cuenta de que era una cámara oculta. La requisa
mintió, no fueron cuatro veces, en tres meses habrán ido
veinte veces, nos cagaron a palos a los tres. Nosotros no
podíamos hacer nada, no podíamos pasar abogados, no
teníamos comunicación con nadie. Mi señora tenía la
cesárea programada para el 28 de diciembre, un mes antes
pido un comparendo al Juzgado a Ejecución, pedí hablar
con Barski y le pido si nos puede ayudar y me dijo que
por ahora no podía hacer nada. Eso fue un mes antes de la
fuga. Estaba Martín Zunino, que era el Secretario. El
juez me dijo que todos nos equivocamos. Zunino se fue y
el Juez me dijo que no me podía ayudar con nada en ese
momento. Me dijo que iban a mandar un informe al servicio
penitenciario para que me saquen el 28 de diciembre por
la cesárea. Hacía veinte días que no tenía comunicación
con mi señora. No sacamos Habeas Corpus porque nadie nos
daba bolilla. La Jueza Otermin está enojada con nosotros,
porque dice que la denunciaron por todo esto. No me
quería fugar ni nada porque el 28 tenía la orden para
salir al hospital por mi nene que iba a nacer. Ya se
estaba poniendo cada vez más áspero el tema de las
amenazas. Siempre hablaban con Martín. No sabíamos para
dónde correr. Yo vi muchas cosas raras estando detenido.
Quisimos pasar un abogado y no nos dejaron pasarlo, era
por el tema de la revisión del triple crimen. Lo dejaron
quince minutos al abogado y estaban dos del servicio
penitenciario escuchándome. Empiezan las amenazas,
hablaban con Martín, yo pedía que me saquen de ahí, a
Echeverría y a Guevara le pedí, que me lleven a otro
pabellón, que me lleven al 1 10, que me saquen de al lado
de Martín, porque el problema era Martín. Como nosotros
sabíamos el problema que había, nos iban a hacer callar a
los tres, me quería ir de al lado de ellos. Hasta que
vino Martín un día y empiezan a hablar del tema de la
fuga, de lo que nos iban a facilitar para que nos
escapemos y decidimos entre los tres que sí, porque otra
cosa no íbamos a hacer. Bolo nos habló de la facilitación
de las cosas y Tolosa también, que era el pollito de él.
No recuerdo si eso fue el 25 o 26, que ellos no podían
hacer más nada y que si o si tenían la orden de queantes
del 31 teníamos que estar muertos o la retractación de
Martín Lanatta. La frutilla del postre era Martín, pero
nos querían callar a los tres. Mi señora mandó todos los
informes al Juzgado de Mercedes, mandó todos los papeles,
estaba el ok de la orden para que me saquen el 28. El
último aviso, decidimos acceder a lo que estaban
pidiendo. El 26 a la tardecita viene Tolosa con una
bolsa, con dos facas, porque supuestamente teníamos que
apretarlos con una faca, la ropa. Martín me decía que,
por ahí con una faca, por ahí son paisanos y por ahí
pasaba una tragedia. Martín le pide un tarrito negro de
un cuarto o medio litro a Tolosa. Ahí en la bolsa negra
que trae Tolosa, estaba la ropa, las dos facas, el
tarrito, y un teléfono con un cargador. Yo tenía mi
teléfono guardado. Preparamos las cosas, ahí en el
momento hicimos el arma de juguete, estaba fresca la
pintura, la queríamos secar, pero no teníamos tiempo.
Entre la una y las tres de la mañana iba a venir Tolosa a
dar la orden para que salgamos. Entra Labat a hacer el
recuento, sale Cristian de adentro del baño y lo agarra.
Yo también lo quiero agarrar. El tipo se había quedado
tranquilo. Martín le pegó porque reaccionó. Lo atamos, y
después Tolosa no estaba más. Nos dijo que andaba en un
128. Le saco la llave a Labat y pasamos a la matera donde
está él y Cristian le agarra la campera. Yo pensaba que
nos iban a matar. Empezamos a pasar las puertas. Yo iba
con miedo. Estaban todas abiertas las puertas. Abrimos la
que tenía el pique abierto, que sale al lugar del túnel.
Llegamos al motor, Martín se queda en la primera escalera
mirando para el lado del penal. Supuestamente ahí iba a
haber una llave de un auto y los precintos, y cuando voy
solo estaban los precintos. Cristian ya tenía todas las
puertas abiertas, que para el lado de adentro no tienen
para abrir. Veo por la escalera los borceguíes del
muchacho que estaba ahí. Vamos, lo reducimos, lo atamos.
Más adelante, como a quince metros, miramos y había un
mostrador y había una chica, yo tenía un celular en la
mano, paso, y cuando giro del mostrador, agarramos a la
chica, le dijimos que se quede tranquila, que teníamos
todo el penal apretado, que nos vamos a ir porque nos van
a matar, y me dice ah ustedes son Lanatta, le digo yo no
soy Lanatta. Yo abro la una reja que da a un pasillo con
unos baños donde pasa la visita. La tiramos a la chica
ahí, nunca la agredimos ni nada. La tiramos al piso, la
atamos y salimos buscando el 128. Yo lo buscaba a Tolosa
y no lo podía encontrar por ningún lado. Supuestamente él
nos iba a llevar hasta afuera. Yo la ayudé a Godoy a
bajar. Ella estaba parada, y se quiere tapar, veo que
estaba con el botón desabrochado y el cinto abierto. Ya
le saco los anteojos para que no se le rompan. Yo la
ayude a bajar al piso. Le pusimos los precintos en la
mano cuando estaba parada y la ayuda a ir al piso. Ahí
dijo que no la violemos ni nada. Subimos al 128, salimos,
y cuando llegamos al puesto 1, sale un muchacho, me dice
que haces loco, le dije que me deje pasar al baño. Cuando
yo trato de pasar a La Oficina ahí bajan Martin y
Cristian y lo agarran. Yo chequeé a ver si quedaba
alguien. Después el auto no arrancaba, le corté el gas y
lo hice arrancar, mientras Cristian abría el portón.
Empujamos el auto, dejamos el portón abierto, y empezamos
a hablar por teléfono que nos dio Tolosa. Hable yo por
teléfono y me preguntó quién hablaba. Le dije Víctor y me
preguntó por Martín. Le dije que estaban conmigo. Me dice
dale derecho hasta que termine el cementerio, cuando
termina dobla a la izquierda, te esperamos ahí. Cuando
llegamos no había nadie, mientras hablaba con esa
persona, no recuerdo el nombre, me dijo mirá que Tolosa
desapareció. Ahí le dije a los chicos que Tolosa nos
había cagado porque no estaba. Yo no sabía que el del
puesto 1 estaba ahí atrás con nosotros. Choco con las
vías, hago diez metros, antes de llegar corto. Me subo
del lado del acompañante y salimos. Me saca el teléfono.
Nos pregunta si tenemos armas, le digo que no. No sabía
nadie del arma de juguete. Salimos por la ruta 61.
Supuestamente iba un helicóptero antes de Saladillo.
Paramos diez kilómetros antes de Saladillo cinco minutos,
esperando que llegue el pájaro, como le decía al
helicóptero. El que manejaba hablaba por teléfono con
otra persona y después llama por otro teléfono. Estaba
con la camioneta parada con las balizas en el costado de
la ruta. A los cinco minutos corta el teléfono y sigue el
camino para el lado de Saladillo. Cuando llegamos a las
rutas 6 y 53 que es la entrada de los penales, para la
camioneta, pone las balizas y se baja el hombre. Enfrente
había un Focus color azul, atrás había un tipo Bora o un
Vento color gris, y entremedio de los dos autos había
cinco personas, dos vestidas de Gendarmería. Le vi los
chalecos y las boinas, la parte de abajo no la vi. De
frente vino un Toyota Corolla color champagne, baja el
acompañante y el del asiento trasero. El chofer de la
camioneta donde estábamos ya había bajado. Yo estaba
adelante, Martín atrás y Cristian atrás mío. Martín me
dijo vámonos porque nos van a hacer la cama. Me paso para
el lado de la camioneta que estaba en marcha y
arrancamos, nos tirotean, nos pegan en la luneta trasera,
en la barra anti vuelco y otros tiros en a tapa trasera.
Era una Toyota Hilux color negra, polarizada. Agarro la
ruta 53 para llegar a los penales, la pongo a fondo la
camioneta, le saque ventaja de 4 o 5 kilómetros. Serían
las seis de la mañana, estaba oscuro todavía. Veo las
luces en la rotonda, pasamos los penales, me metí en una
villa, estuvimos más o menos media hora esperando a ver
qué pasaba. Después nos subimos y de ahí fuimos a otra
casa. La propuesta que le hacían a Martin Lanatta (que
era la frutilla del postre) era que tenía que hacer un
video retractándose, nos iban a dar plata, documentos y
un auto. Y que salvemos la causa como sea, prófugos pero
vivos. Nos sacaban con helicóptero, nos iban a llevar a
una quinta en la ruta 36, y ahí Martín tenía que hacer el
video. Todos los jefes venían a visitarnos. Tolosa, era
un títere, él no hablaba, siempre hablaba Bolo por él.
Elichiribehetti, Rotger, que mintió también porque nunca
me llevó a mí ni a Cristian de comparendo. Sólo llevó a
Martín. Ellos venían y aparecían con una bolsita con
salamines, no todos los días pero una o dos veces por
semana venían. Cuando yo fui a votar cuando estábamos en
Sanidad. Me hicieron votar de prepo, ponían el sello
donde ellos querían. Estaba Tolosa ahí. Lo único que
recuerdo es que llamé a Vanesa y le conté, y me dijo que
iba a hacer la denuncia. Me trajeron una boleta, estaba
Tolosa con cuatro más. Me llevan al colegio a última
hora. No recuerdo la boleta, era una boleta a color. Me
dijeron donde tenía que poner el sello. Le pusieron el
sello a mi documento que está en mi casa. La primera
llamada telefónica, cuatro o cinco horas antes de la
fuga, el teléfono estaba prendido. Recibí una llamada a
ese teléfono, no quería atender, pero atendí. Me
preguntaron si ya teníamos todo preparado y les dije que
sí. No me quería decir quien hablaba. Me dijo que habían
pasado por la casa de Martín, por la casa de Cristian y
ahora estaban pasando por la puerta de la casa de mi
hermano. Me dijo tu hermano vive en Camino General
Belgrado, y si querés te digo que pantalón tiene puesto.
No pude reconocer quien es. Cortamos, les dije a ellos
que hacer y ya teníamos todo decidido para irnos. Después
cuando salgo del puesto 1 hablo yo por teléfono y ahí me
preguntaron si estaba Martin. Puede venir por cualquiera
de los dos lados el peligro, el que vivió ahí sabe el
riesgo que corre cada uno. Me parece que fue
Elichiribehetti el que me dijo, cuando no quería entrar a
Sanidad, que el kilo de preso vale siete pesos y que si
yo pesaba cien kilos le costaba setecientos pesos.
Estábamos en una salita donde está odontología, lo estaba
convenciendo a Martín para que se quede en Sanidad y yo
no quería saber nada. Yo lo tomé como una amenaza.
Después del DVR empezó todo el problema. No recuerdo cómo
y cuándo sacaron el DVR. No me acuerdo si alguno de ahí
nos contó o lo vio alguno. Si estaría filmando estaría a
salvo, si no filma no. Que saquen el DVR me hacía pensar
que corría peligro mi vida. Si pasaba algo lo dibujaban
en dos minutos. En esos 2 meses no hice ningún pedido de
comparendo ni nada. Es un problema estar detenido, es
como ser un número, un perro, pedís algo y no te dan
nada. Pedí el comparendo a Mercedes para ver si nos
podían ayudar, porque ya habíamos cobrado dos o tres
veces por el tema de la requisa, porque estaban buscando
un teléfono, y el Juez me dijo que por el momento no
podía hacer nada. Le pedí ayuda, por el tema de la
requisa, que nos pegaban, nos cagaban a palos, con palos.
Las primeras dos requisas no pasó nada. Después con el
video de perfil, y la cámara oculta, ahí empezó el
problema. Cuando no encontraron el teléfono empezaron a
tirar todo, la tele, el DVD y nos cagaban a palos. A mí
no me amenazó nadie, lo amenazaron a Martín. Cuando
venían Bolo, Rotger, Elichiribehetti siempre venían con
problemas. Después Guevara y Tolosa se quedaban a un
costado, no opinaban ellos. Yo escuché las amenazas.
Primero lo trataron convencer por las buenas, siempre
metiendo el tema del triple crimen porque jugaban con la
ansiedad de nosotros. Pero era toda una mentira lo que
nos prometían. Se tenía que retractar Martín de lo que
dijo de Aníbal Fernández con Jorge Lanatta. Primero
quisieron convencerlo, cuarenta o cuarenta y cinco días
antes de la fuga. Después ya los últimos quince días,
venían con otra manera de hablar, no venían a convencer
sino a amenazar. A cambio nos iban a ir a buscar en un
helicóptero. El que manejaba la Toyota era un hombre de
unos 50 o 60 años, tenía rulitos, tez blanca y bigote
finito, más o menos 1,60 o 1,65 metros de altura. Yo lo
recuerdo más porque lo tuve al lado mío, más o menos de
Alvear hasta la ruta 53 y ruta 6. Bolo me dijo lo de que
la fecha tope era el 31. Antes de ese día teníamos que
estar muertos. No me dijo quien le dio la orden. Cuando
venía uno sólo se ponía a hablar con Martín, pero cuando
venían varios se ponían a hablar entre todos. Martín
decía que lo iba a comunicar con nosotros, después venían
en grupo a trata de convencernos a todos. Yo tenía un
pincelito. Cuando nos trajo la bolsa Tolosa nos dijo que
nos iban a dejar los precintos en la bomba. Primero nos
dijo Bolo que los precintos había que ponerlos después de
la puerta. A la gente que estaba del cordón de seguridad
para adentro no había que poner precintos. Después cuando
vino Tolosa con la bolsa nos dijo que los iba a dejar en
el motor de agua que está en el túnel. No nos cobró por
todo esto, la negociación era que se tenía que retractar
Martín. Yo no me quería fugar porque nacía mi nena. Esos
diez mil pesos eran para pasarlo a Cristian al 3 10.
Otros pabellones son celdas de a dos. Son 32 celdas de
dos personas cada una. Son el 1,10, el 2,10 y el 3,10 son
con celdas de a uno, es toda gente que trabaja. Ahí
siempre uno se la rebuscaba uno ahí. Pero eran vip. Todos
los 10 son vip. Para llegar ahí me llevó un tal Nico, que
trabajaba en judiciales. Me decía que no era para vivir
ahí, y ahí me dijo que si quería me hacía la línea con
Echeverría para pasar al 3,10. Le di diez mil pesos a
Echevarría y me llevó a mí. Después cuando vi que
Cristian y Martín renegaban era por el hambre, porque el
problema es el hambre en Alvear, nunca hay comida y las
visitas son sábado y domingos, y como es lejos el penal,
en el campo no hay mucha visita. Yo tenía visitas los
fines de semanas pero no me podían llevar carne porque no
había heladeras. En el 3,10, como estaban los que
trabajaban en cocina, ellos traían carne, se manejan
diferente. Varias veces tuve visitas con Cristian en la
leonera y le comenté de pasarlos a ellos y me dijo que no
tenía problema pero que no tenía la plata. Entonces habla
con mi hermano a ver si me podía conseguir plata para
poder pasarlos a ellos. Entonces le pedí a Echeverría un
día que iba al colegio para que pase a los dos, pero me
dijo que a los dos juntos no, que primero a uno y después
a otro. Cuando necesitan un lugar lo hacen y ellos decían
que no. Lo hacen porque lo cobran. Cuando hablo con
Echeverría me dijo que no había problema que lo hacía con
el mismo modus operandi que hizo conmigo, pero primero a
uno y después al otro. Viene un amigo, me trae la plata,
creo que un domingo. El lunes este pibe se iba a
judiciales, le dije a ese tal Nico que estaba buscando a
Echeverría, que si lo veía le diga que yo necesitaba
hablar con él urgente. El lunes se va el pibe a laborar y
cuando vuelve me dice que habló con Echeverría y que me
iba a venir a ver. Y el martes me cae la requisa y me
sacan la plata. Los de la requisa me llevan al 1,11 que
era buzones, estuve nueve días ahí por la sanción por el
tema de la plata, viene mi señora con mi mamá a verme,
que tengo visita y le dije que hable con el director, con
Echeverría. Hablaron no sé si con Guevara creo, y le
preguntaron por qué me tenían ahí. Buzones es un asco. El
teléfono, te pasan el cable por el pasa platos y si te
pasas de los diez minutos vienen y te arrancan el cable.
Se entera Echeverría y vino a verme a buzones, y le dije
que lo iba a denunciar, y me dijo que me iba a dar una
mano. Y ahí me acomodó en el 2,10. Yo pago la sanción en
el 1,11, pierdo el 3,10 y me llevan al módulo 3, me
tienen en la leonera. Sale Echeverría con Tolosa, y viene
el jefe del sector y me dice Schillaci tengo meterte sí o
sí en el 2,10, se ve que la orden la dio Echeverría.
Laman a los de limpieza del 2,10 y se pusieron a discutir
con el jefe del módulo 2. Yo estaba en la leonera. Me
dijeron que me iban a meter con un hombre mayor y que
mañana lo iban a volar. Porque los que son 1,10, 2,10 y
3,10 son celdas de a uno, con una cama sola. Le dije que
no había problema. Me llevaron al 2,10 y al otro día al
hombre lo volaron. Tengo garantías en este Tribunal,
estoy re contento. Dr. Ruíz, por eso cuando Martín el
otro día le dijo al Ud. lo de la Eco Sport no era para
amenazarlo, era porque uno se da cuenta, quién es un juez
honesto. No como Melazo, con casaquinta, laguna propia,
etc. Martín no estaba amenazando. He tenido un juicio
justo. Lo de la plata yo lo manejé con Echeverría. No sé
quién lo manejaba, sé que un pibe puso quince mil pesos
que se los dio a Guevara, Lucas Oviedo. Cuando me sacan
del 2,10 y me llevan a buzones, ahí me encontré a Martín
y a Cristian, uno o dos días después de la nota con Jorge
Lanata. No nos querían dar el teléfono. Yo pego un grito
al patio de otro pabellón y se acerca un pibe, le
pregunto si tenía un celular. Me lo cambió por un par de
zapatillas que le mostré. El celular estaba todo roto. Le
dije a Martín por el 19 y me dice que llame a Rodrigo
Alegre, y ahí lo llamé y le conté lo que estaba pasando.
Eso fue a media mañana, en el 1,11. Era Luis, el que hizo
la requisa esa. Pasa por al lado mío, porque nosotros
estábamos entrando al pabellón y ellos salían. Cuando
entro al pabellón veo todo revuelto, porque me habían
entrado y me habían secuestrado el teléfono, pero no me
hicieron parte ni nada. A la tarde, tipo once de la
noche, me va a buscar Echeverría a buzones y me encuentra
un papel, donde yo había escrito todo el tema de la
plata, lo que arreglé con Echeverría. Tenía anotado todo
con lujo de detalles, fecha y hora, lugar, todos, hasta
el nombre y apellido de los pibes que habían puesto
plata. La mayoría de los que estaban ahí habían puesto
plata. Pagabas una vez y ya estaba. Me llama Echeverría
como a las once de la noche y me muestra el papel ese. Y
me pregunta que hace eso si el me acomodó en el 2,10 y
estaba todo bien. Yo le quería preguntar a Echeverría y
el abogado no me dejó. A mí, me da bronca”.
De lo referenciado anteriormente, es
necesario hacer tres aclaraciones:
1- La Pluralidad de víctimas e
intervinientes. Comparto su imposición. Así tiene dicho
la jurisprudencia que: “Habiendo sido demostrado
suficientemente a lo largo del veredicto que el hecho se
cometió con pluralidad de agentes, reflejando dicha
modalidad un plus de reproche en virtud del mayor grado
de injusto que acarrea, en tanto es demostrativa de un
concierto previo o forma asociada de delinquir, que trae
mayor indefensión de las víctimas ya que no es lo mismo
enfrentarse a un ladrón que a varios, corresponde
declarar ajustada a derecho la valoración como agravante
de la pluralidad de intervinientes…” TC0003 LP 19109 RSD-
215-9 S 24-4-2009, Juez BORINSKY (SD).
Ante mí:
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