Evangelios Apocrifos Arabes
Evangelios Apocrifos Arabes
Evangelios Apocrifos Arabes
‘Cfr Hch 2, 11; 41; donde se nana el bautismo de algunos árabes en Pentecostés, y
O~ 1, ¡5-17 y 2Co II, 32; que relatan la predicación de Pablo en Arabia adonde acudió a
refugiarse de la persecución del etnarca del rey árabe Metas IV (9 a. C-39).
<Ir. entre otros, Hipolito, Los setenla Apóstoles, AA/CE, 1, 2, p. 32; Justino, Diálogo
con Trifón, 117,5; Eusebio de cesarea,HEVI,XIX, 15; XXXflI, 1 y2;XXXVIIyXXXVIII;
Origenes, Homélies sur st Le, Sosa-ces Chrériennes 87; Eusebio, Vila Constan fmi 11, 53, PC
XX col. 1029; Rufino, HE 1, 9, PL, XXI, col. 478-480 y 6, PL, XXI, col. 514-515; Sozonienos,
HE VI, 38, PO LXVIII, col. 1408-1412; Bpifanio,Adv. Raer, XLII, 1 y Evagrio Escolastico,HE
1111, 33; que recogen las controversias doctrinales quela nueva fe planteaba entre los árabes, las
persecuciones romanas contra ellos, la evangelización del Yemen y las conversiones de las
‘Iii,, 3 (1998)
Pilar González Casado 92
durante los siglos precedentes al Islam. Bajo la tutela del estado musulmán los
cristianos sobrevivieron como ‘ah) al-kitñb en las diferentes regiones del imperio3,
aunque su situación social empeoré durante la dominación turca4. Hacia el siglo XIX
experimentaron una nueva emancipación, gracias a la intervención dc las potencias
europeas en la política otomana, que volvió a degradarse en la segunda mitad de este
siglo, debido al papel de difusores de las ideas nacionalistas que ejercieron algunos
intelectuales cristianos. Este hecho provocó la emigración de los cristianos árabes
hacia Europa y América reduciendo el cristianismo a una religión minoritaria, tal y
como subsiste hoy en la mayoría dc los paises árabes.
La ¿poca de esplendorde la literatura religiosa árabe cristiana ha de situarse
en los primeros siglos de la dominación musulmana, y más concretamente a lo largo
del IX y del X. cuando con la arabización de los países orientales comenzaron a
traducirse al árabe las obras de los grandes doctores del siglo IV (como Atanasio,
Basilio, los dos (3regorios, Juan Crisóstomo, etc.), ya que fueron los artífices de la
teología trinitaria y las frentes dogmáticas de donde bebieron las controversias
cristológicas que dieron lugar a las diferentes iglesias. Las traducciones de sus obras
de una lengua oriental a otra no se realizaban directamente desde el griego, sino que
una de ellas solía hacer de intermediaria, papel que en estos siglos desempeñé el árabe,
convirtiéndoseen vehículo difusor de la literatura cristiana en los diferentes países dcl
oriente cristiano. Así, por ejemplo, a partir de las versiones árabes de obras siriacas se
hicieron las coptas, las georgianas y las etiópicas.
Lo que algunos filólogos, como R. O. Coquin, definen corno árabe cristiano3,
una lengua árabe uniforme, vía dc comunicación entre los árabes cristianos de los
diversos países, que difiere del árabe clásico en su morfosintaxis y su léxico,
sobrépasando los límites de lengua de grupo, se difundió como lengua literaria y
litúrgica por una serie de regiones cuyas poblaciones hablaban primitivamente el copto
y el siriaco. Por el contrario, otros investigadores consideran el árabe cristiano
diferentes tribus nómadas. También puede verse: 5. 1. Trimingham, Chrislianit.v among the
Arabs in Pre-Islantio Times, Beirut, 1979; H. Charles, Le Christianisme dans la Pravmnce
dArabie, Paris, 1942; y K. Gragg, K., Tite Arab Christian: a history in ihe Miádie tast,
tondres, 1992.
Cfr. E. Nau, Les Arabes chrétiens de Mésopotamie el de Syrie dii VEle ciii VIRe
siécle, Paris, 1933; A. Ferré, “Chrétiens de Ste et de Mésopotante aux deux premiers siécles
de l¶slam”,Islamoehristiana 14(1988)pp. 71-106;M. Gervers,yR. J. Bikhazi,”Conversion
and continuity: indigenous Cbristian communities in lslamic Lands eighth to eightheenth
centuries”, Papers in Mediaeval Snudies IX (1990); 1-1. Lammens, “Les chrétiens de la Mecque
et la veille de l’Hegire”, BuuletinfranQais d’archéologie orí entele 12(1918) y Sh. Pines, “flotes
un Islam and on Arabic Christianity and .Iudeo-Christianliy”, Jerusalem Studies iii Arabio aud
Islam 4 (1984) Pp. 135-152.
Consideramos apó crijbs cristianos una serie de libros compuestos dumnte los
primeros siglos de la Iglesia, que se transmitieron con títulos similares a los de los
libros sagrados y que muestran algún parecido con ellos, pero que no forman parte, ni
nunca la formaron de la Biblia. Por ello nos parece más adecuado hablar de literatura
apócrifa cristiana, refiriéndonos a una literatura religiosa compuesta por una serie de
obras de diferentes géneros, entre los que se incluye la narrativa popular, y que fue
escrita en diversas lenguas y en muy distintas épocas, y que aunque recoge tradiciones
comunes, nunca formó un corpus unitario. Son características que la definen: su
origen popular, su estilo narrativo legendario y su acanonicidad.
El silencio evangélico sobre numerosos detalles de la vida de sus personajes,
como su nacimiento o su muerte, puso en marcha la imaginación de las primeras
comunidades que para satisfacer esta curiosidad comenzaron a reelaborar con matices
cristianos leyendas que ya existían y a inventar historias y tradiciones, muchas veces
con fines didácticos, que se transmitieron de unas generaciones a otras. Anteriormente
habían hecho lo mismo los autores del midraÉ haggádica judío con las figuras del
Antiguo Testamento, por lo que este género pudo ser su antecedente. Los sucesos
relativos al final de la vida de la Virgen, de los que tampoco hablan los evangelios
canónicos, fueron uno de sus temas favoritos.
hacia el hallazgo de la fuente o las fuentes originarias, puesto que algunos críticos
admiten dos, de esta tradición”.
Hasta mediados de este siglo la crítica estuvo dedicada a hacer un estudio
comparativo entre los textos griegos y latinos más conocidos en Occidente, tras los que
se suponía un apócrWo originario, desconociendo la lengua en que fue escrito. Apartir
de 1973, tras el descubrimiento del Libro etiópico del Reposo de la Virgen por y.
Arras, texto considerado el más próximo a la antigua fuente y que coincide con los
fragmentos siriacos del siglo V conocidos como Exequias de Maria, se supone una
lengua oriental para este apócrifo originario.
‘Como esta definición no precisa si Maria murió ono antes de ascender al cielo, idea
que expresa mejor el término dormición (éste puede significar el sueño como sinónimo de
muerte, o, simplemente, el tránsito del cuerpo de este mundo al otro), preferimos hablar de esto
último en lugar de asuncí Qn.
‘~ Cfi-. M. van Esbroeck, Les textos ¡iltéraires sur Llssomplion avanr ¡elfo siécle, F.
Bovon y al. (cd.), LesAcresApocryphes desApoótres, Ginebra, 1981, PP. 265-285; yO. Aranda
Pérez, Dormición de la Virgen, pp. 23-29.
16 Cfr. van Esbroeck, “Incidence des versions arabes chrétiennes pour la restitution
des textes perdus”, Traduction eL Traducteurs au Moyen Age. Co¡loque international dii CNRS
IRHT(1989)pp. 133-143.
2’Cfr.Idem,p. 17.
Pilar González Casado 98
29 Cfr. AB7.
‘Cfr.ABIO,f 146v.
nAsíle sucede al judío Teáfanes (Cfr G. Aranda Pérez, op. cit.,pp. III y217)oa
Salomé en el Protoevangelio (Cfr. VV. AA., El Protoevangelio de Santiago, pp. 126 y 179).
“l.~pgar que, según otros apócrifos, anteriormente había acogido el cadáver de Adán
y el de otros ~atriarcas,además del de Cristo, por coincidir con el centro de la Tierra, donde se
sitúa el Calvario. De este modo, la sangre de Cristo filtrada a través de la roca, redime a Adán
de su caída (Cfr. Ri Su-Mm, “La Caveme des Trésors, Les deux recensiofis syriaques”, CSGO
[1987]).
Los relatos árabes apócr«os 99
3t
narración del «y entonces» o narración sumaria La trama está compuesta por
diferentes episodios discontinuos que podrían, y de hecho lo hacen, funcionar también
independientemente sin que por ello el argumento se interrumpa bruscamente35. Esto
obedece a que la acción se desarrolla en dos niveles, ninguno de los cuales está en
íntima correspondencia con el mundo ordinario de la experiencia, por lo que se pierde
la lógica y la noción del tiempo real (los apóstoles son trasladados en un instante de
Jerusalén a Belén, son reunidos desde diferentes puntos de la tierra en un abriry cerrar
de ojos, ascienden rápidamente al paraiso, y además, los muertos se reúnen con los
vivos).
La existencia de estos dos niveles explica la polarización de la jerarquía de
personajes en dos mundos, el idílico del bien (situado por encima de la experiencia
ordinaria) y el demoníaco del mal (que se ubica por debajo de ella). Es propio de este
género evitar las ambigliedades de lavida ordinaria, donde todo es una mezcla de bien
y de mal, disociación que sí es posible en el romanc&t Los personajes situados en la
cima (la Virgen, los apóstoles y Cristo) pertenecen al bien, mientras que los que se
sitúan en la base (losjudios, los sumos sacerdotes y el gobernador romano) pertenecen
al del mal y los antagonistas de los anteriores.
Sin embargo, la coincidencia más clara de estos relatos con el romance es la
caracterización de la Virgen como típica heroína de un romance cristiano. Esta
caracterización comienza con el extrañamiento que sufre al principio de la acción,
provocado por sus temores ante la proximidad de su muerte y por la incógnita ante el
destino final de su existencia, que incluso la llevaría a perder su identidad de Madre
de Dios y a descender psicológicamente a un inundo inferioR7; y finalizaría con su
triunfo final que incluiria la recuperación de su estado de identidad en el mundo
superior, hecho que se produce al final de la acción, cuando visita el cielo y todos los
poderes celestiales le rinden honor y gloria~. La diferencia con las heroínas del
romance consiste en que su victoria no incluye su matrimonio, aunque se puede
admitir un matrímonio espiritual con Dios en el cielo. De hecho, los homiletas la
‘ Cfr. Frye, op. cii., p. 60. En árabe quedan unidos por la partículafa-, «y entonces»
Eutimiaca (ABS), que pueden ser considerados como resúmenes de los hechos que nanan AB2,
AB3, ABS yAB9; junto con los episodios procedentes de otros apócrifos que se insertan dentro
del argumento por medio de un motivo de enlace.
“ Cfr. .484, f. 90r, donde Maria había de los horrores que le esperan al alma del
29Cfr.ABS,f 188v.
4>Cfr.AB7,f. 337vy337r.
superiores a la tierra, y del superior al inferiot3. El que muestra mayor similitud con
los del romance es el de la ascensión de la Virgen, o mejor dicho, de su alma al cieloM.
La Virgen recupera gradualmente su identidad perdida con la muerte. Este proceso se
estructura en dos etapas. Primero, su cuerpo asciende al paraíso, porque aunque
pertenece a la tierra-madre hasta su resurrección, sin embargo, como cuerpo que le ha
proporcionado al ajo de Dios su naturaleza humana, merece el honor de ascender al
paraíso tras permanecer sólo doscientos seis días en el sepulcro, y que las jerarquías
celestiales y los árboles del paraíso le rindan honor y gloria. En segundo lugar, su
alma,que representa la dimensión principal de su identidad, la espiritual, sube al lugar
que le corresponde, el cielo. Según N. Frye, seria un tipo de ascensión opuesto al de
la nictarnorfosis de los descensos, es decir, es el desenvolvimiento de la identidad
gracias al acto de desprenderse de todo aquello que la oculte o fruste, desapareciendo
el encantamiento47. En nuestro caso, el cuerpo constituiría el encantamiento que
impide a la Virgen ascenderal mundo superior adecuado a su verdadera identidad, las
moradas celestiales.
La imagen de ascensión o medio del que el personaje se sirve para ascender
es el vile fo, bien sea sobre las nubes’t sobre el carro celestial49, o sobre las alas de los
ángeles~. En los mitos el vuelo expresa un deseo de sublimación, de búsqueda de una
armonia interio?’, que en este caso se encuentra en el cielo. El viaje ascendente que
la Virgen emprende es el de la criatura que retorna a su Creador, al lugar propio de
su naturaleza.
En cuanto a la muerte, aparece estrechamente relacionada con el arquetipo
de la nzuerte y el renacer y con el desarrollo que éste experimenta durante la ascensión
de la heroína al mundo superior donde se libera de la muerte y disfruta de una vida
nueva. El deseo de volver a nacer en un futuro más feliz’~ se realiza para nuestra
heroína al ascender a las moradas de la gloria donde contempla a los dichosos
habitantes del cielo cristiano: los patriarcas, los profetas, los justos, los santos y los
mártires. El modelo de sociedad espiritual que le muestra Cristo provoca en ella el
deseo de que las personas del mundo anterior, que es más triste, renazcan también en
el cielo” e intercede par la humanidad ante su Hija’4. Es otra fenómeno propio del
romance: que el héroe tenga la visión de la sociedad idea], aunque la sociedad del
mundo de la experiencia ordinaria desee pennanecer en una gigantesca oscuridad55,
como les ocurre a los judíos y los herejes que mencionan los relatos árabes. Este
género tiene su propia concepción de sociedad ideal, sociedadque se encuentra en este
mundo superior3’, las moradas de la gloria.
Motivos Literarios.
‘~Cfr.Ap22,2. 14.
‘~ Cfr. Qn 2, 9 y 3, 22.
“Cfr.AB4,£ 95v.
“AB5f. l6lvyl6Sr.
de los hombres su entrada en el cielo72; y también será su carro celestial cuando vuelva
el último día73. También mantiene su valor escatológico procedente del Antiguo, al
afirmar que el último día los creyentes serán arrebatados de la tierra sobre las nubes
para salir al encuentro del Señor que viene74. En los relatos de la dormición conserva
estos tres significados. El Espíritu Santo envía una nube para trasladar a los apóstoles
ya la Virgen de Jerusalén a Belény salvarlos de losjudios; es el vehículo celestial que
los lleva de la tierra al paraíso y viceversa; y es el símbolo de la gloria de Dios, por lo
que siempre se la define con adjetivos pertenecientes al campo semántico de la luz y
el fuego, son nubes luminosas (sahiba mm n¡2r), jrillantes (munira) o resplandecientes
(muÑriqa).
Recogiendo tradiciones de las religiones del mundo antiguo, el carro, que a
veces se identiifica con el sol y sirve de trono, se perfila como el vehículo donde Cristo
se desplaza del cielo a la tierra o al paraíso. A semej~nza del bíblico está formado por
querubines (al-markaba aÉ-Ñárúbtmiyyaf y también es luminoso.
La espada, símbolo del poder destructor y de la bravura, se une a la teofania
del fuego, para distribuir la justicia divina al ser blandida por el ángel que castiga al
judío que osa tocar el cuerpo de la Virgen.
Los mártires aparecen coronados con tiaras luminosas o de gloria76. La corona
une la cima del cuerpo humano con lo que lo rebasa, el don venido de lo alto. Su fonna
circular indica la perfección y la participación en la naturaleza celeste cuyo símbolo
es el círculo. Su materia precisa por su consagración a un dios detenninado, la
naturaleza del acto heroico cumplido y la delpremio divino atribuido’7. El cristianismo
primitivo se sirvió además de la corona del atleta victorioso en los combates del
estadio, para simbolizar este triunfo de los mártires, que obtienen como recompensa
la vida eterna por su fidelidad a Cristo en la terrena. Una hazaña espiritual sólo puede
recompensarse con una corona de gloria. Aunque el Antiguo Testamento, también
hace referencia a este motivo78, este es el origen escatológico de esta imagen79. El
Nuevo habla de la corona de la vidaW y de la inmortalidad. A esto hay que añadir el
“Cft.l-lch 1,9.
Cf>. Ap 2, 10.
Los relatos árabes apócr¿fos 105
aspecto nupcial que este adorno tiene en el ritual de las bodas orientales, simbolizando
las coronas de los mártires el desposorio espiritual entre sus almas y Cristo Esposo.
8t. El libro de la vida y el de los pecados
El libro es un símbolo del universo
entran dentro de la categoría de libros celestiales cuyo misterioso y sellado contenido
sólo conoce Dios. Dios inscribe en el primero a los suyos para que vivan sobre la tierra
y en los cielosn. El del Apocalipsis8’ se identifica con el árbol de la Vida: las hojas del
árbol, como los caracteres del libro, representan la totalidad de los seres, pero también
la totalidad de los decretos divinos84. Estos libros se presentarán y abrirán el día del
Juicio85. La Virgen promete a Juan que Dios escribirá en el libro de la Vida el nombre
de aquéllos que conmemoren su asunción y lo borrará del de los pecados86.
Cristo ha de entregar su sello a uno de sus apóstoles para que el corazón de
la tierra arroje el cuerpo de la Virgen. Cuando lo depositó en su interior, lo estampó
con su sello87. En el Génesis el sello es el símbolo de la autoridad de una personaU a
la vez que el de la pertenencia legítima~, porque marca a una persona o a un objeto
como propiedad indiscutible de aquél de quien lleva la estampilla. La tierra se negaba
a entregar a los arcángeles el cuerpo de Maria, porque no tenían autoridad sobre ella,
pero al ver al apóstol portando el sello de Cristo, reconoce la autoridad divina dueña
del cuerpo y accede a entregarlo. El Antiguo y Nuevo Testamento hablan del sello de
Dio? que estos relatos transforman en sello del Señor refiriéndose a Cristo, pero no
describen su forma. El autor del Apocalipsis lo concibe compuesto por el nombre de
Dios o por la letra X, inicial del nombre de Cristo en griego91.
La diestra de Dios, además de significar el poder divino (es la ruano que
empuña la espada), es la mano más habil con la que Dios elevó a Cristo después de su
83 Cfr. Ap 5,1-10.
“Cf>. Ap 21,1-22.
%fr. Hb 10,1.
“‘Cf>. Ga 4, 26.
corazón o centro de la tierra (qalb a(-ard)’~; siendo estos dos últimos los más
destacables.
El bastón o van es el anna inAgica por excelencia además de un signo de
autoridad’”. Los apóstoles entregan una vara seca aljudío converso Teó~nes, para que
con ella manifieste el poder de Dios ante los judíos. A semejanza de la de Moisés107
obra milagros con ella (cura ciegos, sordos y mudos); y a semejanza de la de Aarón,
Dios muestra en ella su signo al hacerla retoñar. Al brotar alude también a la
regeneración espiritual de este personaje.
El centro de la tierra se muestra estrechamente relacionado con los mitos de
Creación’” y con el ya mencionado arquetipo de la muerte y el renacer, donde
desempeña la función de motivo de descenso”’. Los mitos de creación comienzan
contemplando el ciclo de la vida y acaban concentrándose en algún género de tierra
madre, cuna y sepultura de todo viviente. Cristo sepulta a su Madre en el centro de la
tierra porque de ella tomó el barro que dio origen a su cuerpo y este barro debe
retornar a su cuna para volver a renacer. Es similar al mundo oscuro y laberíntico al
que descienden las heroínas del romance, y que a veces, se perfila como el útero de la
tierra-madre que vuelve a dar la vida. María aparece así como heroína aparentemente
muerta y enterrada, para resucitar más tarde en un mundo superior, porque el úter¿
de la tierra de nuevo le ha devuelto a la vida. El sustantivo árabe qalb con el que se le
designa, significa también «entrañas», lo que hace más claro aún su función de seno
materno.
Los motivos referentes al mundo inferior son menos abundantes que los de
los dos mundos anteriores, debido a que el objeto de los textos es describir la gloria
alcanzada por la Virgen. Tan sólo contamos con una breve descripción de la región
del infierno (suq jahannarn)”0, y del combate que por lograr el alma del moribundo
llevan a cabo las potencias infernales contra las celestiales”’.
El infierno se caracteriza por carecer de luz (las tinieblas infernales son la
antítesis de la luz de la gloria), por su fétido olor a azufre (en contraposición a los
aromas agradables del incienso del mundo superior) y por el frego ardiente. El azufre
corresponde al fuego, y el oro, la luz y el color amarillo son interpretados a través de
este motivo en sentido infernal, denotando el egoísmo orgulloso de quien no busca la
sabiduría más que en si mismoy se convierte en su propia divinidad, su principio y su
fin. Es el lado nefasto del simbolismo del sol y del color amarillo’ 2, Esta disociación
en los contrarios de los elementos que componían la gloria, se debe, según N. Frye, a
que la literatura popular concibe el universo mitológico como un mundo macrocósmico
que guarda analogía con el cuerpo humano. Las estrellas, el sol y la luna, al estar
situadas físicamente en lo alto guardan cierta semejanza con el cerebro y son
interpretadas como imágenes de un dios creador. Por el contrario, la base de este
universo se relaciona con los órganos genitales y excrementales a medida que esta parte
del universo mítico se va transformando en demoníaca. Por eso, entre otros elementos,
los olores sulfúreos y la negrura son propios de este mundo”3.
El combate por el alma del moribundo mezcla motivos de la tradición judía
y cristiana con otros de origen egipcio. .A la tradición escatológica popular egipcia
pertenecen el río de friego (nahr an-ndr) , el coro tenebroso (tagma muza//ama) que se
autoflagela que pugna con el luminoso (tagina inuntra) por llevarse el alma del
moribundo al infierno.
El rio simboliza la fertilidad de la muerte y la renovación, y es tanto corriente
de vida, como de muerte’’<.
Según todo lo que hemos expuesto, podemos decir que los relatos de la
dormición se transmitieron y reelaboraron en árabe como si se tratase de un relato
popular, satisfaciendo, a través de la imaginación creadora, la curiosidad sobre el
destino final de la Virgen.