Teoria Glutamatergica de La Esquizofrenia
Teoria Glutamatergica de La Esquizofrenia
Teoria Glutamatergica de La Esquizofrenia
Marco teórico
Esta hipótesis deriva de la observación de que diversos antagonistas de los receptores de glutamato
de tipo NMDA como la ketamina, la fenciclidina o el MK-801 mimetizan numerosos síntomas de la
esquizofrenia en individuos adultos sanos y recrudecen los síntomas en individuos esquizofrénicos.
Tal como se ha comentado anteriormente, estimulantes del sistema psicomotor como las
anfetaminas y la cocaína, así como alucinógenos de la familia del ácido lisérgico eran bien
conocidos por inducir estados de psicosis en humanos (síntomas positivos clásicos de la
esquizofrenia). En los últimos años, evidencias experimentales como las reseñadas más arriba han
llevado al convencimiento de que la neurotransmisión glutamatérgica está implicada en la
enfermedad, en lo que actualmente se conoce como «hipótesis de la hipofunción de los receptores
de NMDA» (9, 10).
La liberación de glutamato está regulada por receptores presinápticos de dopamina D2 en las vías
corticolímbicas y corticoestriatales. En esta hipótesis, la patología es la deficiencia en la re-
captación de glutamato dado por disfuncionalidad de transportadores de glutamato. Proceso de
regulación lento que implica receptores NMDA.
Hipótesis de refutación Liliana.
importante que consume aproximadamente dos tercios de toda la energía metabólica generada por
el cerebro. Posteriormente, el glutamato interacciona con uno de los receptores postsinápticos o
gliales cercanos al terminal nervioso completando la vía de señalización nerviosa rápida mediada
por este neurotransmisor. El glutamato ejerce su acción a través de receptores tanto ionotrópicos
como metabotrópicos, aunque la neurotransmisión glutamatérgica rápida está mediada por los
primeros puesto que los receptores metabotrópicos, a través de su asociación con proteínas G,
median efectos neuromoduladores a largo plazo. Receptores ionotrópicos de glutamato hay de tres
clases: receptores AMPA (por ácido - amino-3-hidroxi-5-metil-4-isoxazolenpropionico), receptores
de kainato, y receptores NMDA (por N-metil-D-aspartato). Todos ellos son proteínas multiméricas
de membrana que, tras su unión a glutamato, responden abriendo un canal iónico induciendo así
corrientes excitatorias postsinápticas. De todos ellos, los receptores de glutamato implicados en la
hipótesis glutamatérgica de la esquizofrenia son los receptores del tipo NMDA,
Receptor NMDA
Estructuralmente este receptor (Figura 4), está formado por dos tipos de subunidades NR1 y NR2,
que se disponen en forma tetramérica (2NR1 + 2NR2) o pentamérica (3NR1 + 2NR2). El Receptor
NMDA presenta en su estructura diversos sitios de modulación por ligandos (Chizh, 2002, Tuersky,
1990). Estos sitios son: (i) Sitio extracelular de reconocimiento del neurotransmisor (glutamato), el
cual puede ser bloqueado por antagonistas competitivos tales como (i ) CPP [ácido 3-(2-
carboxipiperazin-4) propil 1- fosfónico], dando como resultado un bloqueo de la corriente de calcio
y por lo tanto del proceso de transducción intracelular. (ii) Sitio para fenciclidina (PCP) situado
dentro del canal del receptor, el cual une ligandos tales como ketamina, lo que resulta en
antagonismo no-competitivo de la funcionalidad del receptor NMDA. (iii) Sitio extracelular para
glicina, el que es insensible a estricnina y esencial para la funcionalidad del receptor. Este sitio
puede ser antagonizado por el ácido 5,7-dicloro quinurénico (DCQ). (iv) Sitio extracelular para
poliaminas, el cual es antagonizado por altas concentraciones de N,N′-bis-(3-aminopropil)
ciclohexano-1,4-diamina (DCD). Los antagonistas que se unen a este sitio bloquean no
competitivamente la funcionalidad del receptor al interactuar con la subunidad NR2B, una de las 4
subunidades que componen el receptor. Estudios clínicos muestran que muchos antagonistas no
competitivos y competitivos del receptor NMDA, ya ensayados clínicamente o en desarrollo,
pueden tener utilidad frente, también a diversos cuadros de dolor crónico (Tursky, 1990, Lipton y
Rosenberg, 1994). Sin embargo, la mayoría de estos estudios indican que tales tratamientos no están
exentos de reacciones adversas psicodislépticas, muchas veces de gran severidad, lo que impide su
administración continuada en cuadros de dolor crónico, reservándose su uso clínico como co-
analgésicos de los opioides, donde las dosis administradas son significativamente menores (Hewitt,
2000).