María Marimacha - Guión

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María Marimacha

Personajes

-María

-madre

-hermana

-amigo (Pedro y Rodolfo)

INTRODUCCION

Narrador: (presenta a María y esta realiza las acciones que nombra el narrador)

- La vieja leyenda urbana que nos contaban de niños. En los 80 o 90, muchas madres o abuelitas
contaban a los más pequeños con el afán de entretenerlos sobre la historia de una niña llamada
"María". Esta niña tenía un comportamiento brusco, era como un varón, le gustaba jugar con los
tiros, con los trompos y jugar al fútbol. Sus amigos eran Pedro y Rodolfo, estos eran considerados
su segunda familia, se la pasaba jugando con ellos. eran sus mejores amigos.

Escenario: lugar oscuro

Mientras el narrador describe a María, esta ingresa en escenario y según la narración se van
presentando todos en escena.

Acto I

“cocina”

(ingresa a la cocina la Madre de María, renegada y molesta)

Madre: María… María… María… (aumentando la intensidad de voz)

María: ¿Sí, mamá?

Mamá: ¿Dónde estabas?, ¡de seguro estabas contando tus canicas o jugando con la pelota!

María: No mamá, estaba arreglando mi cuarto.

Mamá: Bueno, no importa; necesito que vayas al mercado y compres hígado, corazón de res y
aceite, pero como tú eres distraída mejor te doy una lista (anota los ingredientes y se lo da)
¡Espero que esta vez no te pongas a jugar en la calle!

María: Te prometo mamá que volveré pronto (sale corriendo).

Acto II

“calle”

Narrador: María iba apresurada al mercado, pues no quería fallar a la confianza de su mamá,
ya cansada se detiene; cuando a lo lejos lo ven sus amigos Rodolfo y Pedro, quienes la invitan a
jugar.

Rodolfo: ¡María! ¡María!... ven a jugar con nosotros.

Pedro: ¡Sí!... nos estamos divirtiendo mucho…


María: Lo siento chicos, no puedo jugar ahora, mi mamá me mandó a comprar algunas cosas
para que prepare unos riquísimos anticuchos.

Rodolfo: ¡Bah!, ¡María, vamos a jugar!, además no sería la primera vez que te quedas a jugar
con nosotros.

María: ¡De verdad!, no puedo… será para la…

Pedro: (Con sarcasmo) Jajaja déjala…, María la Marimacha ahora es toda una niñita.

Rodolfo: Vamos María no seas tan cobarde y demuéstrale a Pedro que no le tienes miedo.

María: Es que no traje mis canicas.

Pedro: Pero, tienes dinero. María la gallina, jajaja…

NARRADOR: Por un momento María se llena de rabia y piensa: Si gasto 0.50 céntimos en
canicas mi mamá ni cuenta se dará.

María: (Pensativa) ¡Está bien! Jugaré, pero una sola partida. Véndanme canicas

NARRADOR: Y así María la Marimacha se puso a jugar un juego tras otro, de a pocos fue
gastando el dinero; Ella se decía si gasto 0.50 céntimos más no se dará cuenta, y si saco un
poquito más le diré que subió el aceite, y si compró un poquito menos de corazón, y María se
dijo y si?, y si?, y si?

María: Listo muchachos ahora les demostraré por qué me dicen María la Marimacha. A jugar
se ha dicho.

Rodolfo: Esa es la María que conocemos.

Se ponen a jugar y transcurre el tiempo

Pedro: María, parece que no es tu día de suerte.

Rodolfo: Pedro tiene razón, María está perdiendo todos los juegos.

Narrador: Y así, los niños jugaron sin darse cuenta del tiempo, y María muy tarde se dio cuenta
que había perdido todo el dinero de las compras. Se desesperó, no supo que hacer, se puso a
divagar por las calles, no quería regresar a su casa porque sabía la crueldad de los castigos de
su madre.

María: Ahora que hago, mi mamá me va dar un castigo que me mandará al hospital, ¡Qué
hospital me mandará al otro mundo!...

NARRADOR: Fue así como se le ocurrió su macabra idea (María se pone angustiada) recordó
que hace poco habían enterrado a su tío Anselmo, no tuvo más opción que ir al cementerio.

Acto III

“cementerio” (sonido de viento, ladrido de perros)

(María llega al cementerio cansada y desesperada e ingresa mirando a todas partes; para no
ser vista por nadie)

Narrador: María llega al cementerio ingresa y empieza a buscar la tumba de su tío Anselmo
que días atrás había sido enterrado.
María: (Respira agitada, habla pausadamente y mueve la cabeza buscando por todas partes)
¿Dónde está?, ¿dónde?, ¿Dónde podría estar? ah, ¡ahí está! (con acento de alegría, pero al
mismo tiempo angustia y susto).

Narrador: María camina con lentitud y mirando para todo lado, percatándose de que no hay
nadie. Saca del nicho a don Anselmo, abre el ataúd y busca algún objeto córtate para dar
rienda suelta a su macabro y escalofriante plan.

María: ¿Qué me pidió mi madre?... a ver (saca su lista), ah, ½ kilo de corazón, ¼ de hígado y
carne. ¡Necesito algo afilado! (Coge un pedazo de vidrio que ve en el suelo).

NARRADOR: Fue así que, María presa del terror y la desesperación comenzó a sacar el corazón,
el hígado y la carne.

María: (esta angustiada), ¡Uf! por fin, ya tengo todo, ahora me falta aceite…

NARRADOR: se limpia las manos ensangrentadas con las prendas del difunto y sale pensando
cómo conseguir el aceite.

María: Ahora, ¿el aceite? mmm… tengo una idea, he visto una botella tirada por allá, la lavaré
y la llenaré con orín.

NARRADOR: Coge la botella, la lava y empieza a orinar.

María: Nunca pensé que mi irresponsabilidad me llevaría a hacer todo esto, pero, no tengo
otra elección, porque los castigos de mi madre son crueles.

Narrador: ya se hacía tarde, María preocupada se dirige rápidamente a su casa.

Acto IV

Escena I

“Casa de María, en la cocina”

Narrador: la madre de María estaba preocupada porque ésta no venía, al rato tocan la puerta.

Madre: ¡María!, ¿qué hiciste hasta ahora?, ¡porque te demoraste tanto! ¡De seguro estabas
jugando con tus amigotes! (molesta)

María: No mamá… es que perdí la lista y tuve que buscarlo porque no recordaba lo que debía a
comprar y cuando llegué al mercado estaba lleno.

Madre: ¡Tú y esas excusas tontas!, no te doy una buena tunda, porque… !Dame lo que
compraste! Cocinaré rápido.

María: Aquí tienes mamá.

Narrador: La mamá de María empezó a filetear todo para preparar los anticuchos; mientras
ella estaba inquieta, preocupada y asqueada; no sabía cómo decirle que no quería comer
porque el alimento que había preparado era con las vísceras de don Anselmo que había
muerto días atrás. La señora terminó de cocinar, llamo a María para que puedan comer

Mamá: María, María, ven ya terminé de cocinar, gracias a tu demora en el mercado


comeremos a estas horas.
María: (se acerca y al ver la comida le da nauseas) mamá no me siento bien, tengo el estómago
revuelto. No tengo ganas de comer, ¿puedo ir a descansar?

Madre: Esta bien María, pero mira de lo que te pierdes, los anticuchos me salieron mejor que
nunca; la próxima vez compra la carne del mismo lugar. (Se mete un bocado en la boca y lo
saborea). Ve hijita a descansar.

Narrador: María se va a su dormitorio, asqueada y pensativa por lo que había hecho; mientras
que su madre termina de comer.

Escena II

“El dormitorio de María” (música de suspenso)

Narrador: María ya en su dormitorio se cambia la ropa para acostarse. Se mete en la cama


pero, no consigue dormir se mueve de un lado a otro; todo los hechos que suscitaron durante
el día no la dejaban dormir, pensaba una y otra vez en lo que había hecho con el cadáver de
don Anselmo y de cómo permitió que su madre comiera todo eso. Pasaron las horas e llegó la
medianoche, cuando ya estaba consiguiendo dormir, escuchó soplar con más fuerza el viento,
agitarse las ventanas los ruidos a su alrededor eran más fuertes, los objetos de su cuarto
temblaban, asustada se cubrió con las sábanas… cuando escuchó una voz apenada y
escalofriante invocando su nombre…

Don Anselmo: Maríaaa devuélveme mi corazón, Maríaaaa devuélveme mi corazón… Maríaaaa


devuélveme mi corazón… (voz escalofriante)

NARRADOR: María cada vez más asustada se cubría la cara y empieza a llamar a su mamá.

María: (Aterrada) No, noooo, no puede ser…

Narrador: Maria aterrada saca la cabeza para gritar y llamar a su mamá, cuando se topa cara a
cara, rostro a rostro con don Anselmo reclamando lo que le había robado.

María: (saca la cabeza para llamar a su mamá, pero se encuentra cara a cara con don Anselmo)
Maaaaaaa….

Don Anselmo: ¡María! (se abalanza encima de María).

NARRADOR: Y fue así que don Anselmo, se llevó lo que le habían quitado y María apareció
muerta en su dormitorio sin corazón, sin hígado y otros órganos.

Se apagan las luces unos segundos mientras los actores se ubican en el escenario para
agradecer al público.

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