El Testamento Como Acto Solemne
El Testamento Como Acto Solemne
El Testamento Como Acto Solemne
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Todo acto jurídico, para que pueda ser plenamente identificado por los
autores del mismo o por las partes que intervinieron en él, así como
para que pueda ser del conocimiento de los terceros y en algunas cir-
cunstancias oponibles a ellos, precisa de cubrir una serie de formalis-
mos que variarán de acuerdo con el acto de que se trate y con las
disposiciones vigentes al momento de celebrarse.
Dichos formalismos, que en general pueden ser entendidos como la
manera de hacer cognoscible al mundo exterior las manifestaciones de
voluntad que buscan consecuencias en el mundo del derecho, y que
varían de acuerdo con lo establecido en el orden jurídico vigente, pue-
den consistir, desde la ausencia total de éstas, hasta el extremo de que
las mismas lleguen a confundirse con la existencia misma del acto. Des-
de ese punto de vista, los actos jurídicos se pueden clasificar de la si-
guiente manera:
1. Actos consensuales
2. Actos formales
3. Actos solemnes
acto solemne. Así, por ejemplo, los artículos 1303, 1491, 1519, 1526,
1534 y 1556 del Código, indistintamente se refieren a éste como un
acto formal o sujeto de formalismos y los artículos 1310, 1319, 1520 y
1533 de la legislación civil se refieren a él como un acto solemne.
Por lo expuesto anteriormente es de suma importancia determinar
cuál es el formalismo aplicable para este acto jurídico y cuál sería la
consecuencia de su inobservancia, ya que al adoptar una u otra postura
nos llevará a conclusiones diariamente opuestas.
En el otorgamiento de cualquier clase de testamentos, ya sea
en testamentos ordinarios, que son los que más formalismos requieren,
o en los testamentos especiales o extraordinarios, donde los requisitos
se simplifican, la ley obliga a que precisamente en dicho momento és-
tos se efectúen, no dando posibilidad en ningún momento a que se su-
plan por acto posterior y, obviamente, tratándose de un acto jurídico
unilateral, no hace la acción regulada en el artículo 1833 del Código
Civil.
Confirman lo anterior diversas disposiciones de nuestro Código que
señalan que si no se cumplen las formalidades que dicho ordenamiento
establece, resultará afectada la validez del testamento, y aun en el caso
de rehabilitación del indigno a que se refiere el artículo 1319, en estric-
to sentido el ofendido no está "revalidando" la institución del ofensor,
sino que la nueva designación operará desde ese momento.
De esta manera, debemos entender que cuando el legislador se re-
fiere en el testamento a formalidades o a forma, lo está haciendo en el
sentido genérico que ya quedó expuesto anteriormente, y que la especie
necesariamente es la solemnidad.
Por lo tanto, si ya hemos concluido que el testamento es un acto so-
lemne, y que la inobservancia de dicha solemnidad acarrea la nulidad
absoluta del mismo, cabría preguntarse si dicha nulidad es con las carac-
terísticas que señala el artículo 2226 del Código, que son las siguientes:
que recoge nuestro Código, sino que en este caso, existe o no testamen-
to, si se cumple o no con los elementos y requisitos que la Ley establece
para su configuración.
En mi opinión, y por lo menos en la materia que nos ocupa, sí es
aplicable dicho esquema a las sucesiones por causa de muerte, bajo las
siguientes consideraciones: