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JAÉN
o CICLO ESTUDIANTIL: I
o TRABAJO ACADEMICO: Nº 2
o INTEGRANTES:
● Carlos Pomachari, Luis
● Gonzales Perez, Henry Elzer
● Lopez Perez, Dante Wuilliamms
● Mesones Linares, Teddy Sebastian
● Vargas Quispe, Deyvis Yair
o FECHA: 18/09/2018
JAÉN - PERÚ
1. ECUACIÓN DE ERWIN SCHRÖDINGER:
Definición y origen:
En 1926, el físico austríaco Erwin Schrödinger derivó una ecuación de ondas desde el
principio variacional de Hamilton inspirándose en la analogía existente entre la
Mecánica y la Óptica. Esta ecuación, cuya formulación se puede ver en el artículo An
Undulatory Theory of the Mechanics of Atoms and Molecules de la revista Physical
Review, explicaba mucha de la fenomenología cuántica que se conocía en aquel
momento.
Aunque estaba claro que esta ecuación describía la evolución temporal del estado
cuántico de un sistema físico no relativista, fue pocos días después de su publicación
cuando el físico alemán Max Born desarrolló la interpretación probabilista del objeto
principal de la ecuación, la función de onda, que sigue vigente hoy en día ya que entró
a formar parte de la llamada interpretación de Copenhague de la Mecánica Cuántica,
con la que Schrodinger nunca estuvo del todo de acuerdo. Sus ambiciones al abordar
la tarea eran encontrar, en analogía con la Óptica, el límite en el cual se pudieran
describir de forma determinista las trayectorias de las partículas. Llegó a proponer una
interpretación de la función de onda como densidad de carga que no fructificó. En este
sentido Schrödinger fue, al igual que Einstein, profeta y hereje de la teoría cuántica.
Transformaciones de simetría:
Como se ha dicho en estos apuntes, las leyes físicas deben ser invariantes bajo ciertas
simetrías, representadas por las transformaciones de los objetos matemáticos que
definen estas leyes. En particular en Mecánica Cuántica cabe preguntarse por las
transformaciones de los estados y de los observables
en realidad, el teorema permite también los operadores antiunitarios, pero estos sólo
se usarán para determinados tipos de simetrías.
la unitariedad demanda:
en donde el último término se puede hacer cero haciendo ω=0 y las constantes c serán
fruto de la idiosincrasia de las transformaciones a considerar.
En el caso que nos ocupa la dinámica de una partícula libre, suponiendo velocidades
no relativistas, debería ser invariante bajo las transformaciones del grupo de Galileo,
cuyos 10 parámetros definen, como se sabe, los siguientes operadores unitarios
asociados a cada simetría:
en donde se introducen signos menos por convención. Para hallar las ecuaciones del
movimiento nos preguntaremos por la evolución temporal:
Este operador evolución deberá satisfacer por tanto también la ecuación del
movimiento:
de lo contrario no tendrá una forma concreta y dependerá del caso a estudiar. Vamos
a ver qué sucede con los operadores estado. Supongamos que no perdemos
generalidad al considerar un operador representando un estado puro:
En esta imagen el operador estado sólo dará cuenta de los datos iniciales de la
preparación del experimento. La evolución de la media será por tanto:
lo que indica que para un sistema arbitrario la evolución del valor esperado de un
observable es debida en parte a la evolución del vector estado y en parte a la
dependencia explícita en el tiempo del observable.
Representación de posición
Asumiendo que el espacio es continuo y que las tres componentes del vector posición
x=(x1,x2,x3) de la partícula son cinemáticamente independientes, podemos suponer
que los operadores que las representan son mutuamente conmutativos, lo que
equivale a decir que poseen un conjunto común de autovectores, de forma que:
con las relaciones de ortonormalidad y cierre habituales para los espacios continuos:
Los coeficientes en la expansión definen funciones de variable continua que a menudo
se suelen identificar con la función de onda propiamente dicha, por ser esta la
definición original:
Una de las observaciones que hay que hacer acerca de la ecuación de Schrödinger es
que, como no podía ser de otra manera, conserva la norma del vector de estado:
Ahora vamos a ir más allá y vamos a ver cómo evoluciona la probabilidad, para
cerciorarnos de que no encontremos fuentes ni sumideros de la misma en nuestro
dominio de definición. Para ello vamos a definir la llamada densidad de probabilidad
como
que nos daría, como vimos en el postulado III, si la integramos sobre un volumen
dado, la probabilidad de que la partícula se encuentre en ese volumen en el instante t.
Veamos pues cómo evoluciona en dos instantes de tiempo:
Soluciones de la ecuación
Método general
con lo que una solución particular de la ecuación de Schrödinger será la onda plana
monocromática:
Esta solución describe una onda viajera ya que, por ejemplo, los nodos de su parte real
se encuentran en los puntos x=(n+1/2)π/k+ωt/k, que se van desplazando con el
tiempo.
En cualquier caso, para hacernos una idea más aproximada de lo que estamos
hablando, podemos hacer una descripción aproximada del comportamiento de un
paquete de ondas suponiendo una distribución en números de onda (es decir,
energías, momentos) debida tan solo a dos componentes ondulatorias:
que podemos representar, para los instantes t=0 y t=20, en cualquier programa de
representación online como el Wolfram Alpha o el propio Google, con los valores
correspondientes a ħ=m=k=1, obteniendo algo como en la figura, en donde se ve
claramente el viaje del grupo y cómo la densidad de probabilidad sería más
aproximada a nuestra experiencia.
Vemos que el segundo factor de la onda es como la inicial pero modulada por el primer
factor, de forma que las oscilaciones de Ψ caen dentro de una envolvente cuya
amplitud varía periódicamente. Las ondas se interfieren y se refuerzan
alternativamente.
Potencial cuadrado
Como hemos visto, el estudio de la partícula libre no arroja ninguna condición para la
energía. Vamos a empezar a ver ahora los llamados estados ligados, que como
veremos darán lugar naturalmente al hecho típico de la Mecánica Cuántica de que la
energía suele estar discretizada o cuantizada en sólo unos estados permitidos
determinados por el problema.
El más sencillo de estos problemas es el del pozo cuadrado, en donde tenemos una
zona de ancho a en donde la partícula no se ve sometida a potencial alguno y a ambos
lados de esta zona se tiene un potencial constante de altura V0.
para los que, según la Mecánica Clásica, la partícula sólo podría estar en la región
|x|<a/2 (dentro del pozo).
Para el caso hipotético en que la partícula se encuentre fuera del pozo, como su
energía es menor que la potencial, la ecuación a resolver será:
que tendrá las soluciones, en la regiones que llamaremos 0 (x<a/2) y 1 (x>a/2), que a
continuación se detallan:
Estas ondas estacionarias no tienen nodos, pero deben superponerse con las ondas
estacionarias del interior del pozo que sí tienen nodos. El hecho de que la función de
onda debe ser normalizable anula las ramas divergentes de las soluciones, con lo que
D=F=0, con lo que las soluciones en esas zonas del pozo quedarían:
Nos resta obtener por tanto las cuatro ecuaciones más para las constantes restantes, y
eso se realiza demandando que ψ y dψ/dx sean continuas en las dos fronteras. Los
cálculos nos llevan a dos ecuaciones trascendentes que se deben satisfacer
independientemente, es decir, hay dos conjuntos de soluciones, las correspondientes a
función de onda par:
Los niveles de energía y por tanto la escala concreta de las autofunciones hay que
calcularla resolviendo numéricamente las dos ecuaciones trascendentes halladas:
Una de las consecuencias más notables de estos primeros cálculos cuánticos es que
hay regiones no accesibles por la Mecánica Clásica en donde existe cierta probabilidad
de encontrar a la partícula. Esto es así porque en las paredes del pozo finito la función
de onda no se hace nula, sino que existe cierto rango de penetración. Esta distancia de
penetración, para el caso de un electrón en un metal, por ejemplo, es del orden de las
dimensiones atómicas y en la mayoría de los casos muy pequeña respecto al ancho del
pozo. Esto sugiere tratar con otro ejemplo límite en el cual el pozo de potencial tenga
un valor inaccesible o infinito (en el caso del metal sería un superficie del metal cuya
distribución de carga creara un potencial neto insalvable para el electrón).
Por tanto el siguiente paso natural es considerar el llamado potencial cuadrado infinito
o pozo de paredes infinitas, que a menudo se conoce como el estudio de la partícula
en una caja.
En este caso todos los estados están ligados y por tanto la energía está cuantizada en
todo su dominio. La forma analítica vendría dada por:
como se vio las soluciones dentro del pozo tienen la forma estacionaria:
En este caso, a diferencia del caso del pozo finito, no puede haber regiones de
penetración en la barrera en donde la función de onda sea no nula. Esto es así por las
características del límite:
y como consecuencia la onda estacionaria en este caso tendrá nodos en las paredes de
la caja y además no podremos exigir continuidad a la derivada en esos puntos.
Las ecuaciones trascendentes para el número de onda (y por tanto la energía) en esta
ocasión son triviales y conducen a las soluciones:
Método analítico
la ecuación resulta
Por comodidad se introducen los parámetros:
ecuación diferencial que, al contrario que la original, se puede resolver por la técnica
de series de potencias. Identificando coeficientes y obteniendo relaciones de
recurrencia entre ellos, se obtiene la solución en términos de dos series (una par y otra
impar):
De nuevo imponemos convergencia. Es claro que para u grandes los términos de las
potencias bajas en u no son considerables, pero las razones de los términos de
potencias altas de las series son análogos a los de la exponencial cuadrática:
como esta función no converge, hay que cortar la serie de potencias en algún valor de
l=n, definido por
Esta solución resultante ya no define una serie infinita sino unos polinomios llamados
polinomios de Hermite:
Los niveles de energía son análogos a los deducidos por Planck y los físicos de la teoría
cuántica antigua, salvo que aquí la energía de punto cero es ħ ω/2 (como veremos que
exige el principio de incertidumbre).
Método algebraico
y por tanto
Vamos a ver que en efecto los autovalores del operador N son los enteros no
negativos, y es por esto por lo que se le conoce como operador número. Para empezar
tengamos en cuenta los conmutadores:
con esto ya queda claro que n >= 0, es decir, N es definido positivo, aparte de
deducirse las fórmulas:
Todavía no hemos demostrado que los n son enteros. Es muy fácil, por reducción al
absurdo, imaginemos que existe un autovalor semientero q:
es fácil darse cuenta de que se puede construir una cadena de autovectores ap|q> de
N con autovalores q-p:
lo cual es absurdo ya que según vimos no podían existir esos autovalores negativos.
Luego n debe ser un entero no negativo.
En resumen, hemos probado que los autoestados del hamiltoniano son de la forma
Los fotones tienen una energía característica determinada por la frecuencia de onda de
la luz. Si un átomo absorbe energía de un fotón y tiene más energía que la necesaria
para expulsar un electrón del material y además posee una trayectoria dirigida hacia la
superficie, entonces el electrón puede ser expulsado del material. Si la energía del
fotón es demasiado pequeña, el electrón es incapaz de escapar de la superficie del
material. Los cambios en la intensidad de la luz no modifican la energía de sus fotones,
tan sólo el número de electrones que pueden escapar de la superficie sobre la que
incide y por tanto la energía de los electrones emitidos no depende de la intensidad de
la radiación que le llega, sino de su frecuencia. Si el fotón es absorbido, parte de la
energía se utiliza para liberarlo del átomo y el resto contribuye a dotar de energía
cinética a la partícula libre.
En principio, todos los electrones son susceptibles de ser emitidos por efecto
fotoeléctrico. En realidad los que más salen son los que necesitan menos energía para
ser expulsados y, de ellos, los más numerosos.
Los electrones pueden absorber energía de los fotones cuando son irradiados, pero
siguiendo un principio de "todo o nada". Toda la energía de un fotón debe ser
absorbida y utilizada para liberar un electrón de un enlace atómico, o si no la energía
es re-emitida. Si la energía del fotón es absorbida, una parte libera al electrón del
átomo y el resto contribuye a la energía cinética del electrón como una partícula libre.
3. TEORIA ATOMICA:
El modelo atómico de Dalton fue el primer modelo atómico con bases científicas,
propuesto entre 1803 y 1807 por John Dalton, aunque el autor lo denominó más
propiamente "teoría atómica".
El modelo permitió aclarar por primera vez por qué las sustancias químicas
reaccionaban en proporciones estequiométricas fijas (Ley de las proporciones
constantes), y por qué cuando dos sustancias reaccionan para formar dos o más
compuestos diferentes, entonces las proporciones de estas relaciones son números
enteros (Ley de las proporciones múltiples). Por ejemplo 12 g de carbono (C), pueden
reaccionar con 16 g de oxígeno (O2) para formar monóxido de carbono (CO) o pueden
reaccionar con 32 g de oxígeno para formar dióxido de carbono (CO2).
Además el modelo aclaraba que aun existiendo una gran variedad de sustancias
diferentes, estas podían ser explicadas en términos de una cantidad más bien pequeña
de constituyentes elementales o elementos.
En esencia, el modelo explicaba la mayor parte de la química de fines del siglo XVIII y
principios del siglo XIX, reduciendo una serie de hechos complejos a una teoría
combinatoria realmente simple.
Postulados de Dalton.
a) La materia está formada por partículas muy pequeñas llamadas átomos, que
son indivisibles y no se pueden destruir.
b) Átomos de un mismo elemento son iguales entre sí, tienen la misma masa e
iguales propiedades. Los átomos de diferentes elementos tienen masa
diferente. Comparando la masa de los elementos con los del hidrógeno tomado
como la unidad, propuso el concepto de peso atómico relativo.
i) Los átomos de un mismo elemento son iguales entre sí, tienen la misma masa y
dimensiones. Por ejemplo: todos los átomos de hidrógeno son iguales.
j) Por otro lado, los átomos de elementos diferentes son diferentes. Por ejemplo:
los átomos de oxígeno son diferentes a los átomos de hidrógeno.
La hipótesis de John Dalton, que afirmaba que los elementos en estado gaseoso eran
monoatómicos y que los átomos de los elementos se combinaban en la menor
proporción posible para formar átomos de los compuestos, lo que hoy llamamos
moléculas, generó algunas dificultades. Por ejemplo, Dalton pensó que la fórmula del
agua era HO. En consecuencia de esto se realizaron cálculos erróneos sobre la masa y
peso de algunos compuestos básicos.
Hasta la segunda mitad del siglo XIX no aparecieron evidencias de que los átomos
fueran divisibles o estuvieran a su vez constituidos por partes más elementales.9 Por
esa razón el modelo de Dalton no fue cuestionado durante décadas, ya que explicaba
adecuadamente los hechos. Si bien el modelo usualmente nacido para explicar los
compuestos químicos y las regularidades estequiométricas, no podía explicar las
regularidades periódicas en las propiedades de los elementos químicos tal como
aparecieron en la tabla periódica de los elementos de Mendeleiev (esto solo sería
explicado por los modelos que suponían que el átomo estaba formado por electrones
dispuestos en capas). El modelo de Dalton tampoco podía dar cuenta de las
investigaciones realizadas sobre rayos catódicos que sugirieron que los átomos no eran
indivisibles pero que contenían partículas más pequeñas cargadas eléctricamente.
El modelo atómico de Thomson fue reconocido en el mundo por dar las primeras luces
sobre la configuración de protones y electrones dentro de la estructura del átomo.
Mediante esta propuesta, Thomson sugirió que los átomos eran uniformes y contenían
carga positiva de forma homogénea, con incrustaciones aleatorias de electrones dentro
de cada átomo.
Para describirlo, Thomson comparó su modelo con el budín de ciruelas. Este símil se
empleó posteriormente como un nombre alternativo del modelo. Sin embargo, debido
a varias inconsistencias (teóricas y experimentales) sobre la distribución de las cargas
eléctricas dentro del átomo, el modelo de Thomson fue descartado en 1911.
Origen:
Este modelo atómico fue planteado por el científico inglés Joseph John “J.J.” Thomson
en 1904, con la finalidad de explicar la composición de los átomos con base en las
nociones de las cuales se tenía conocimiento para entonces.
Además, Thomson fue el responsable del descubrimiento del electrón a finales del siglo
XIX. Vale destacar que el modelo atómico de Thomson fue propuesto poco después del
descubrimiento del electrón pero antes de conocer la existencia de un núcleo atómico.
Por ende, la propuesta consistía en una configuración dispersa de todas las cargas
negativas dentro de la estructura atómica que, a su vez, estaba conformada por una
masa uniforme de carga positiva.
Características:
.Existe una fuente de carga positiva que neutraliza la carga negativa de los electrones.
.En palabras de Thomson: “los corpúsculos electrificados negativamente “es decir, los
electrones se encuentran contenidos dentro de la masa uniforme de carga positiva.
Thomson realizó varios ensayos con tubos de rayos catódicos para probar las
propiedades de las partículas subatómicas y sentar las bases de su modelo. Los tubos
de rayos catódicos son tubos de vidrio cuyo contenido de aire ha sido vaciado casi en
su totalidad.
Estos tubos están electrificados con una batería que polariza el tubo para tener un
extremo de carga negativa (cátodo) y un extremo de carga positiva (ánodo).
También están sellados por ambos lados y son sometidos a altos niveles de tensión
mediante la electrificación de dos electrodos colocados en el cátodo del dispositivo.
Mediante esta configuración se induce la circulación de un haz de partículas desde el
cátodo hacia el ánodo del tubo.
Rayos catódicos:
He allí el origen del nombre de este tipo de herramientas, ya que se llaman rayos
catódicos debido al punto de salida de las partículas dentro del tubo. Al pintar el ánodo
del tubo con un material como el fósforo o el plomo, se genera una reacción en el
extremo positivo justo cuando choca contra este el haz de partículas.
El físico inglés colocó dos placas eléctricas con carga opuesta en los extremos superior
e inferior del tubo. Debido a esta polarización, el rayo se desvió hacia la placa con
carga positiva, colocada en el tope superior.
De esta manera, Thomson demostró que el rayo catódico estaba conformado por
partículas con carga negativa que, debido a su carga opuesta, fueron atraídas hacia la
placa con carga positiva.
Evolución en la investigación:
Thomson evolucionó en sus suposiciones y, luego de ese hallazgo, colocó dos imanes a
ambos lados del tubo. Esta incorporación también incidió en algunas desviaciones del
rayo catódico.
Este aparato realiza una medición bastante precisa de la relación entre masa y carga
de los iones, lo que arroja información sumamente útil para determinar la composición
de los elementos presentes en la naturaleza.
Este último postulaba que los átomos eran unidades indivisibles, a pesar de las
combinaciones que puedan generarse durante las reacciones químicas.
Limitaciones:
La mayor causa de aceptación del modelo radicó en lo bien que se adaptaba a las
observaciones de los experimentos con rayos catódicos de Thomson.
El trío de científicos realizó varios experimentos con partículas alfa (α), es decir,
núcleos ionizados de moléculas 4He, sin la cubierta de electrones alrededor.
Este tipo de partículas están conformadas por dos protones y dos neutrones, por lo
cual predomina la carga positiva. Las partículas alfa se producen en reacciones
nucleares o mediante experimentos con desintegración radioactiva.
Historia:
Antes de que Rutherford propusiera su modelo atómico, los físicos aceptaban que las
cargas eléctricas en el átomo tenían una distribución más o menos uniforme.
Rutherford trató de ver cómo era la dispersión de las partículas alfa por parte de los
átomos de una lámina de oro muy delgada. Los ángulos resultantes de la desviación de
las partículas supuestamente aportarían información sobre cómo era la distribución de
carga en los átomos. Era de esperar que, si las cargas estaban distribuidas
uniformemente según el modelo atómico de Thompson, la mayoría de las partículas
atravesarían la delgada lámina sufriendo solo ligeras deflexiones, siguiendo una
trayectoria aproximadamente recta. Aunque esto era cierto para la mayoría de las
partículas alfa, un número importante de estas sufrían deflexiones de cerca de 180º,
es decir, prácticamente salían rebotadas en dirección opuesta al incidente.
Rutherford pensó que esta fracción de partículas rebotadas en dirección opuesta podía
ser explicada si se suponía la existencia de fuertes concentraciones de carga positiva
en el átomo. La mecánica newtoniana en conjunción con la ley de Coulomb predice
que el ángulo de deflexión de una partícula alfa relativamente liviana por parte de un
átomo de oro más pesado, depende del "parámetro de impacto" o distancia entre la
trayectoria de la partícula y el núcleo.
Postulados:
a) Los átomos poseen el mismo número de protones y electrones, por tanto son
entidades neutras.
b) El núcleo atómico está formado por partículas de carga positiva y gran masa
(protones).
c) El núcleo, además, debe estar compuesto por otras partículas con carga neutra
para explicar la elevada masa del átomo (superior a lo esperado teniendo en
cuenta solo el número de protones).
Rutherford propuso que los electrones orbitarían en ese espacio vacío alrededor de un
minúsculo núcleo atómico, situado en el centro del átomo. Además, se abrían varios
problemas nuevos que llevarían al descubrimiento de nuevos hechos y teorías al tratar
de explicarlos:
Por otro lado existía otra dificultad proveniente de la electrodinámica clásica que
predice que una partícula cargada y acelerada, como sería el caso de los electrones
orbitando alrededor del núcleo, produciría radiación electromagnética, perdiendo
energía y finalmente cayendo sobre el núcleo. Las leyes de Newton, junto con las
ecuaciones de Maxwell del electromagnetismo aplicadas al átomo de Rutherford llevan
a que en un determinado tiempo del orden de, toda la energía del átomo se habría
radiado, con la consiguiente caída de los electrones sobre el núcleo. Se trata, por tanto
de un modelo físicamente inestable, desde el punto de vista de la física clásica.
Según Rutherford, las órbitas de los electrones no están muy bien definidas y forman
una estructura compleja alrededor del núcleo, dándole un tamaño y forma algo
indefinidas. Los resultados de su experimento le permitieron calcular que el radio
atómico era diez mil veces mayor que el núcleo mismo, y en consecuencia, que el
interior de un átomo está prácticamente vacío.
Modelos posteriores
El modelo atómico de Rutherford fue sustituido muy pronto por el de Bohr. Bohr
intentó explicar fenomenológicamente que solo algunas órbitas de los electrones son
posibles. Lo cual daría cuenta de los espectros de emisión y absorción de los átomos
en forma de bandas discretas.
Definición:
Las filas de la tabla se denominan períodos y las columnas grupos. 4Algunos grupos
tienen nombres. Así por ejemplo el grupo 17 es el de los halógenos y el grupo 18 el de
los gases nobles.5 La tabla también se divide en cuatro bloques con algunas
propiedades químicas similares.6 Debido a que las posiciones están ordenadas, se
puede utilizar la tabla para obtener relaciones entre las propiedades de los elementos,
o pronosticar propiedades de elementos nuevos todavía no descubiertos o sintetizados.
La tabla periódica proporciona un marco útil para analizar el comportamiento químico y
es ampliamente utilizada en química y otras ciencias.
Dmitri Mendeléyev publicó en 1869 la primera versión de tabla periódica que fue
ampliamente reconocida. La desarrolló para ilustrar tendencias periódicas en las
propiedades de los elementos entonces conocidos, al ordenar los elementos basándose
en sus propiedades químicas, si bien Julius Lothar Meyer, trabajando por separado,
llevó a cabo un ordenamiento a partir de las propiedades físicas de los átomos.8
Mendeléyev también pronosticó algunas propiedades de elementos entonces
desconocidos que anticipó que ocuparían los lugares vacíos en su tabla.
Posteriormente se demostró que la mayoría de sus predicciones eran correctas cuando
se descubrieron los elementos en cuestión.
Historia:
La historia de la tabla periódica está íntimamente relacionada con varios aspectos del
desarrollo de la química y la física:
Aunque algunos elementos como el oro (Au), plata (Ag), cobre (Cu), plomo (Pb) y
mercurio (Hg) ya eran conocidos desde la antigüedad, el primer descubrimiento
científico de un elemento ocurrió en el siglo xvii, cuando el alquimista Henning Brand
descubrió el fósforo (P). En el siglo xviii se conocieron numerosos nuevos elementos,
los más importantes de los cuales fueron los gases, con el desarrollo de la química
neumática: oxígeno (O), hidrógeno (H) y nitrógeno (N). También se consolidó en esos
años la nueva concepción de elemento, que condujo a Antoine Lavoisier a escribir su
famosa lista de sustancias simples, donde aparecían 33 elementos. A principios del
siglo xix, la aplicación de la pila eléctrica al estudio de fenómenos químicos condujo al
descubrimiento de nuevos elementos, como los metales alcalinos y alcalino-térreos,
sobre todo gracias a los trabajos de Humphry Davy. En 1830 ya se conocían 55
elementos. Posteriormente, a mediados del siglo xix, con la invención del
espectroscopio, se descubrieron nuevos elementos, muchos de ellos nombrados por el
color de sus líneas espectrales características: cesio (Cs, del latín caesĭus, azul), talio
(Tl, de tallo, por su color verde), rubidio (Rb, rojo), etc. Durante el siglo xx, la
investigación en los procesos radioactivos llevó al descubrimiento en cascada de una
serie de elementos pesados (casi siempre sustancias artificiales sintetizadas en
laboratorio, con periodos de vida estable muy cortos), hasta alcanzar la cifra de 118
elementos con denominación oficialmente aceptados por la IUPAC en noviembre de
2016.
A lo largo del siglo xviii, las tablas de afinidad recogieron un nuevo modo de entender
la composición química, que aparece claramente expuesto por Lavoisier en su obra
Tratado elemental de química. Todo ello condujo a diferenciar en primer lugar qué
sustancias de las conocidas hasta ese momento eran elementos químicos, cuáles eran
sus propiedades y cómo aislarlas.
A principios del siglo xix, John Dalton (1766-1844) desarrolló una concepción nueva del
atomismo, a la que llegó gracias a sus estudios meteorológicos y de los gases de la
atmósfera. Su principal aportación consistió en la formulación de un «atomismo
químico» que permitía integrar la nueva definición de elemento realizada por Antoine
Lavoisier (1743-1794) y las leyes ponderales de la química (proporciones definidas,
proporciones múltiples, proporciones recíprocas).
Dalton empleó los conocimientos sobre proporciones en las que reaccionaban las
sustancias de su época y realizó algunas suposiciones sobre el modo como se
combinaban los átomos de las mismas. Estableció como unidad de referencia la masa
de un átomo de hidrógeno (aunque se sugirieron otros en esos años) y refirió el resto
de los valores a esta unidad, por lo que pudo construir un sistema de masas atómicas
relativas. Por ejemplo, en el caso del oxígeno, Dalton partió de la suposición de que el
agua era un compuesto binario, formado por un átomo de hidrógeno y otro de
oxígeno. No tenía ningún modo de comprobar este punto, por lo que tuvo que aceptar
esta posibilidad como una hipótesis a priori.
Dalton sabía que una parte de hidrógeno se combinaba con siete partes (ocho,
afirmaríamos en la actualidad) de oxígeno para producir agua. Por lo tanto, si la
combinación se producía átomo a átomo, es decir, un átomo de hidrógeno se
combinaba con un átomo de oxígeno, la relación entre las masas de estos átomos
debía ser 1:7 (o 1:8 se calcularía en la actualidad). El resultado fue la primera tabla de
masas atómicas relativas (o pesos atómicos, como los llamaba Dalton), que fue
posteriormente modificada y desarrollada en los años posteriores. Las inexactitudes
antes mencionadas dieron lugar a toda una serie de polémicas y disparidades respecto
a las fórmulas y los pesos atómicos, que solo comenzarían a superarse, aunque no
totalmente, en el congreso de Karlsruhe en 1860.
Tríadas de Döbereine:
El químico alemán Leopold Gmelin trabajó con este sistema, y en 1843 había
identificado diez tríadas, tres grupos de cuatro, y un grupo de cinco. Jean-Baptiste
Dumas publicó el trabajo en 1857 que describe las relaciones entre los diversos grupos
de metales. Aunque los diversos químicos fueron capaces de identificar las relaciones
entre pequeños grupos de elementos, aún tenían que construir un esquema que los
abarcara a todos.
En 1857 el químico alemán August Kekulé observó que el carbono está a menudo
unido a otros cuatro átomos. El metano, por ejemplo, tiene un átomo de carbono y
cuatro átomos de hidrógeno.Este concepto eventualmente se conocería como
«valencia».
En 1864 Julius Lothar Meyer, un químico alemán, publicó una tabla con 44 elementos
dispuestos por valencia. La misma mostró que los elementos con propiedades similares
a menudo compartían la misma valencia.Al mismo tiempo, William Odling —un químico
inglés— publicó un arreglo de 57 elementos ordenados en función de sus pesos
atómicos. Con algunas irregularidades y vacíos, se dio cuenta de lo que parecía ser una
periodicidad de pesos atómicos entre los elementos y que esto estaba de acuerdo con
«las agrupaciones que generalmente recibían». Odling alude a la idea de una ley
periódica, pero no siguió la misma. En 1870 propuso una clasificación basada en la
valencia de los elementos.
El químico inglés John Newlands produjo una serie de documentos de 1863 a 1866 y
señaló que cuando los elementos se enumeran en orden de aumentar el peso atómico,
las propiedades físicas y químicas similares se repiten a intervalos de ocho.
Comparó esta periodicidad con las octavas de la música. Esta llamada «ley de las
octavas» fue ridiculizada por los contemporáneos de Newlands y la Chemical Society se
negó a publicar su obra, porque dejaba de cumplirse a partir del calcio. Newlands fue
sin embargo capaz de elaborar una tabla de los elementos y la utilizó para predecir la
existencia de elementos faltantes, como el germanio. La Chemical Society solamente
reconoció la importancia de sus descubrimientos cinco años después de que se le
acreditaran a Mendeléyev, y posteriormente fue reconocido por la Royal Society, que le
concedió a Newlands su más alta condecoración, la medalla Davy.
Tabla de Mendeléyev publicada en 1872. En ella deja casillas libres para los elementos
por descubrir.
Por esta fecha ya eran conocidos 63 elementos de los 90 que existen en la naturaleza.
Ambos químicos colocaron los elementos por orden creciente de sus masas atómicas,
los agruparon en filas o periodos de distinta longitud y situaron en el mismo grupo
elementos que tenían propiedades químicas similares, como la valencia. Construyeron
sus tablas haciendo una lista de los elementos en filas o columnas en función de su
peso atómico y comenzando una nueva fila o columna cuando las características de los
elementos comenzaron a repetirse.
La segunda decisión fue ignorar el orden sugerido por los pesos atómicos y cambiar los
elementos adyacentes, tales como telurio y yodo, para clasificarlos mejor en familias
químicas. En 1913, Henry Moseley determinó los valores experimentales de la carga
nuclear o número atómico de cada elemento, y demostró que el orden de Mendeléyev
corresponde efectivamente al que se obtiene de aumentar el número atómico.
En 1871, Mendeléyev publicó su tabla periódica en una nueva forma, con grupos de
elementos similares dispuestos en columnas en lugar de filas, numeradas I a VIII en
correlación con el estado de oxidación del elemento. También hizo predicciones
detalladas de las propiedades de los elementos que ya había señalado que faltaban,
pero deberían existir.Estas lagunas se llenaron posteriormente cuando los químicos
descubrieron elementos naturales adicionales.
A menudo se afirma que el último elemento natural en ser descubierto fue el francio
designado por Mendeléyev como eka-cesi en 1939. Sin embargo, el plutonio,
producido sintéticamente en 1940, fue identificado en cantidades ínfimas como un
elemento primordial de origen natural en 1971.
La explicación que se acepta actualmente de la ley periódica surgió tras los desarrollos
teóricos producidos en el primer tercio del siglo XX, cuando se construyó la teoría de la
mecánica cuántica. Gracias a estas investigaciones y a desarrollos posteriores, se
acepta que la ordenación de los elementos en el sistema periódico está relacionada
con la estructura electrónica de los átomos de los diversos elementos, a partir de la
cual se pueden predecir sus diferentes propiedades químicas.
En 1945 Glenn Seaborg, un científico estadounidense, sugirió que los actínidos, como
los lantánidos, estaban llenando un subnivel f en vez de una cuarta fila en el bloque d,
como se pensaba hasta el momento. Los colegas de Seaborg le aconsejaron no
publicar una teoría tan radical, ya que lo más probable era arruinar su carrera. Como
consideraba que entonces no tenía una carrera que pudiera caer en descrédito, la
publicó de todos modos. Posteriormente se encontró que estaba en lo cierto y en 1951
ganó el Premio Nobel de Química por su trabajo en la síntesis de los actínidos.
En 1952, el científico costarricense Gil Chaverri presentó una nueva versión basada en
la estructura electrónica de los elementos, la cual permite ubicar las series de
lantánidos y actínidos en una secuencia lógica de acuerdo con su número atómico.
Grupos
Ejemplo de tabla periódica (en lengua vietnamita), en la que figuran los tres sistemas
de numeración de los grupos
A las columnas verticales de la tabla periódica se las conoce como grupos o familias.
Hay 18 grupos en la tabla periódica estándar. En virtud de un convenio internacional
de denominación, los grupos están numerados de 1 a 18 desde la columna más a la
izquierda los metales alcalinos hasta la columna más a la derecha los gases nobles.
Hay excepciones a estas tendencias, como por ejemplo lo que ocurre en el grupo 11,
donde la electronegatividad aumenta más abajo en el grupo. Además, en algunas
partes de la tabla periódica como los bloques d y f, las similitudes horizontales pueden
ser tan o más pronunciadas que las verticales.
Períodos
De acuerdo con las propiedades físicas y químicas que comparten, los elementos se
pueden clasificar en tres grandes categorías: metales, metaloides y no metales. Los
metales son sólidos generalmente brillantes, altamente conductores que forman
aleaciones de unos con otros y compuestos iónicos similares a sales con compuestos
no metálicos siempre que no sean los gases nobles. La mayoría de los no metales son
gases incoloros o de colores; pueden formar enlaces covalentes con otros elementos
no metálicos. Entre metales y no metales están los metaloides, que tienen propiedades
intermedias o mixtas.
Definición
Es la unión entre dos o más átomos para formar una entidad de orden superior, como
una molécula o una estructura cristalina. El compuesto que resulta de este enlace es
químicamente y físicamente único y diferente de sus átomos originarios. La formación
de enlaces se produce siempre por un balance favorable de energía, es decir, los
átomos enlazados constituyen un sistema de menos energía que los átomos por
separado.
Tipos
De esta manera, cuando dos orbitales s se hibridan, se forma un orbital sigma (s)
enlazante y un orbital (s*) antienlazante. El orbital enlazante es de menor energía que
los orbitales atómicos que lo formaron, y el antienlazante tiene mayor energía, por lo
tanto los electrones ocupan el orbital molecular enlazante primero, dejando vacío el
orbital antienlazante.
Esta teoría es fácilmente aplicable a moléculas diatómicas, sobre todo si los átomos
son pequeños e iguales. El clásico ejemplo de enlace sigma es el que se forma en la
unión de dos átomos de hidrógeno.
Cada átomo tiene un solo electrón en el orbital 1s, cuando se unen mediante enlace
covalente, los orbitales 1s de cada átomo se hibridan, ocupando ambos electrones el
orbital molecular enlazante sigma. En moléculas poliatómicas, la aplicación de esta
teoría es mucho más compleja, para encontrar la mayor estabilidad de la molécula hay
que considerar varios enlaces entre distintos núcleos y la formación de los distintos
orbitales moleculares.
De todas maneras, para evitar cálculos tan complejos, sobre todo desde el punto de
vista matemático, se aceptan algunas simplificaciones, por ejemplo, se admite que los
orbitales moleculares se ubican esencialmente entre los dos núcleos que lo formaron, y
que su forma y orientación tienen similitud con las de los orbitales atómicos que se
hibridaron para conformarlo.
En la química los enlaces pi son enlaces químicos covalentes donde dos lóbulos de un
orbital involucrado en el enlace solapan con dos lóbulos del otro orbital involucrado.
Estos orbitales comparten un plano nodal que pasa a través de los núcleos
involucrados.
La letra griega π en su nombre se refiere a los orbitales p, dado que la simetría de los
orbitales de los enlaces pi es la misma de la de los orbitales p. Generalmente, los
orbitales p están involucrados en este tipo de enlace. Se asume que los orbitales
d también participan en el enlace pi, pero esto no es necesariamente el caso en la
realidad, aunque el concepto de enlace por medio de orbitales d explica bien
la hipervalencia.
Los enlaces pi son generalmente más débiles que los enlaces sigma, porque su
densidad electrónica negativamente cargada está más lejos de la carga positiva
del núcleo atómico, lo que requiere más energía. Desde la perspectiva de la mecánica
cuántica, la debilidad del enlace se explica por el traslape significativamente menor
entre los componentes de los orbitales p, debido a la orientación paralela.
Aunque los enlaces pi por sí mismos son más débiles que un enlace sigma, los enlaces
pi son componentes frecuentes de los enlaces múltiples, junto con los enlaces sigma.
La combinación de enlace pi y enlace sigma es más fuerte que cualquiera de los
enlaces por sí solo. El aumento de la fuerza de un enlace múltiple comparado con un
enlace simple (enlace sigma) está indicado de varias formas, pero la más evidente es
la contracción de la longitud de enlace. Por ejemplo, en química orgánica, la longitud
de enlace carbono-carbono en el etano es (154 pm), etileno (133 pm) y acetileno (120
pm).
Además del enlace sigma, un par de átomos conectados por un enlace doble, enlace
triple, enlace cuádruple o enlace quíntuple pueden tener uno, dos, tres o cuatro
enlaces pi, respectivamente. Los enlaces pi resultan del traslape de orbitales atómicos
que tienen dos áreas de traslape. Los enlaces pi son más difusos que los enlaces
sigma. Los electrones en los enlaces pi son referidos algunas veces como electrones pi.
Los fragmentos moleculares unidos por un enlace pi no pueden rotar libremente
alrededor del enlace sin la ruptura del enlace pi, porque la rotación involucra la
destrucción de la orientación paralela de los orbitales p constituyentes.
Casos especiales
Los enlaces pi no necesariamente conectan a pares de átomos que están unidos sino
también por enlaces sigma.
En algunos complejos metálicos, las interacciones pi entre un átomo metálico y los
orbitales antienlazantes pi de un alquino o un alqueno forman enlaces pi.
En algunos casos de enlaces múltiples entre dos átomos, no hay enlaces sigma del
todo, sólo enlaces pi. Tales casos incluyen, por ejemplo,
el hexacarbonildihierro (Fe2(CO)6), dicarbono (C2) y el borano B2H2. En estos
compuestos, los enlaces centrales consisten sólo de enlaces pi, y para conseguir el
máximo traslape de orbitales, la longitud de enlace es mucho menor de la esperada.
Los metales presentaban unas características peculiares que los diferenciaban de los
demás elementos químicos, brillaban, la mayoría eran sólidos, algunos tenían un punto
de fusión muy elevado, eran duros y muy densos y la mayoría eran maleables (forman
láminas), dúctiles(forman hilos) y sobre todo conducían la electricidad y el calor. Por
ello el primer modelo para interpretar dicho enlace, tenía que justificar todas esas
propiedades. Las estructuras cristalinas de los compuestos metálicos eran muy
parecidas a las de los compuestos iónicos, por eso se partió de configurar un enrejado
con iones positivos, formando los electrones el gas electrónico que los rodeaba y que
se podía mover libremente lo que justificaba la conductividad.
El modelo del gas electrónico era incapaz de explicar el calor específico de los metales,
menor de lo que cabría esperar y tampoco justificaba su brillo característico, ya que si
los electrones estaban libres deberían absorber libremente energía sin volver a
remitirla y muchas otras propiedades que se interpretaron después a través de la
mecánica cuántica. Sin embargo el modelo de gas electrónico o de los electrones libres
explica una serie de importantes propiedades, especialmente las derivadas de sus
empaquetamientos, que se van a tratar a continuación teniendo en cuenta siempre
que lo que en la teoría inicial de Drude y Lorentz fueron iones positivos en redes,
después sería átomos en su adaptación a las teorías actuales.
Las estructuras cristalinas más características de los metales son las cúbicas centradas
en el cuerpo (CCE), en las caras (CCC) y la hexagonal compacta (HC) (ésta es
exclusiva para metales). Las primeras han sido tratadas en el enlace iónico. En este
caso los empaquetamientos se simplifican por que a diferencia de los compuestos
iónicos, el tamaño de los iones o átomos es el mismo, lo cual facilita los planos de
deslizamiento, especialmente en la red CCC. Por eso aquellos metales que cristalizan
en ella (Cu, Ag y Au etc) son muy dúctiles (forman hilos) y maleables (forman
láminas). Precisamente esta propiedad ha sido responsable de alguno de sus usos
(hilos de Cu, chapas de Ag y Au).
En la red CCE, existe un átomo o ion en el centro del cubo, y 8 en los vértices (1/8
dentro del cubo), lo cual implica que dentro de cada cubo existen 2 átomos o iones (1
+ 8 x 1/8 = 2), mientras que en la CCC hay un átomo o ion en el centro de las caras
(1/2 dentro del cubo) y en cada vértice), totalizando 4 átomos o iones(8x 1/8 + 6 x
½).
En la hexagonal compacta (HC) existen un átomo o ion en cada vértice del prisma
hexagonal (1/6 dentro) otro en el centro de cada base (2x ½=1) y 3 dentro del mismo
en los huecos que quedan entre los iones insertados en las bases, totalizando 6
átomos o iones(12 x 1/6 + 1 + 3= 6). Sin embargo mientras que en la CCE, el % de
espacio ocupado es del 68%, tanto en la CCC como en la HC, el % de ocupación es del
74%. Esto nos indica que en función de la masa de los iones o átomos, del tipo de red,
y del tamaño de esta se obtendrá una determinada densidad, por eso difiere tanto en
sus valores, hasta el extremo que los metales alcalinos como el sodio con red CCE,
flotan en el agua, mientras que algunos del centro del sistema periódico como el osmio
6s2 5d6 (red HC), tienen una densidad 22,6 veces mayor que la del agua, en cambio
otro metal, el rutenio, electrónicamente similar(5s2 4d6 ), con la misma red, y radio
atómico similar (134pm), tiene una densidad sólo 12,2 veces la del agua. La diferencia
está en que la masa atómica del Os es de 190 mientras que la del Ru es de 101. El
tamaño de la red cristalina se puede conocer por difracción de rayos X, aplicando la ley
de Bragg. De esta forma conociendo el tipo de red y su tamaño se puede comprobar la
determinación teórica de la densidad, con su valor experimental (métodos físicos). La
dureza y los puntos de fusión están ligados al empaquetamiento y por lo tanto a la
densidad. Hay metales que funden fácilmente como los alcalinos (red CCE) y el estaño
o el plomo que tienen redes CCC muy abiertas que también los hacen blandos. Por eso
la densidad del plomo pese a la fama de “pesado” no es tan grande.
El enlace metálico es el que mantiene unidos los átomos de los metales. Mediante la
estructura del enlace metálico podemos explicarnos las propiedades más características
de los metales, tales como su facilidad para conducir la electricidad y el calor
(conductividad), la capacidad para extenderse en hilos muy finos (ductilidad) , la
capacidad para obtener láminas finas (maleabilidad), densidades elevadas, puntos de
fusión altos... etc. El modelo más sencillo de enlace metálico se basa en una de las
propiedades características de los metales: su baja electronegatividad (ceden
electrones con facilidad). Así pues, el enlace metálico podemos describirlo como una
disposición muy ordenada y compacta de iones positivos del metal (red metálica) entre
los cuales se distribuyen los electrones perdidos por cada átomo a modo de “nube
electrónica”. Es importante observar que los electrones pueden circular libremente
entre los cationes, no están ligados (sujetos) a lo núcleos y son compartidos por todos
ellos (se dice que los electrones están deslocalizados). Esta nube electrónica hace de
“colchón” entre las cargas positivas impidiendo que se repelan, a la vez que mantienen
unidos los átomos del metal.
Otro ejemplo puede ser el de las moléculas de cloruro de bromo. Las interacciones
dipolo-dipolo se representan con líneas punteadas.
Es el que ocurre entre dos moléculas cuyos enlaces son covalentes polares, es decir,
que forman dipolos por diferencia de electronegatividad entre sus átomos.
Interacción dipolo inducido.
En un líquido, por ejemplo, las moléculas están muy cercanas entre sí, unidas por
fuerzas intermoleculares, por ejemplo interacciones dipolo-dipolo. Cuanto mayor es la
fuerza intermolecular que las une, mayor será el punto de ebullición del líquido, dado
que se necesitará más energía para romper dichos enlaces.
Esto es lo que sucede con las moléculas de agua, que están unidas por un tipo especial
de interacción dipolo, el puente de hidrógeno. En el puente de hidrógeno el dipolo
positivo de este átomo interacciona con el par libre de electrones del átomo de
oxígeno.
Estos enlaces dan mayor cohesión a las moléculas y es la razón por la cual el punto de
ebullición del agua es mucho más alto del esperado para su peso molecular.
DADOR
Un enlace O-H está muy polarizado por la elevada electronegatividad del oxígeno y por
el hecho de que el único protón del núcleo del hidrógeno atrae débilmente a los
electrones del enlace. Así, se estima que la carga positiva sobre el hidrógeno es de 0,4
unidades. En el caso de que el átomo electronegativo sea nitrógeno la situación es
similar, aunque dada la menor electronegatividad del nitrógeno la polarización del
enlace va a ser algo menor menor. Los grupos O-H y el N-H van a actuar como
donadores de hidrógeno en el enlace de hidrógeno. A pesar de la similitud química el
grupo S-H es un mal donador, debido a la baja electronegatividad del azufre.
ACEPTOR
Los dos pares de electrones solitarios se muestran en rojo: los orbitales en verde,
ocupados por un electrón cada uno que son los que van a participar en los enlaces. En
el caso de la hibridación 2𝑠2 trigonal, como en el C=O, también hay dos pares de
electrones solitarios. En resumen, un átomo de oxígeno puede actuar como aceptor de
dos puentes de hidrógeno.
PROPIEDADES
La energía del enlace de hidrógeno depende del ángulo de enlace; es máxima cuando
los tres átomos (dador – hidrógeno – aceptor) están alineados y disminuye cuando se
disponen en ángulo. Es un enlace muy direccional aunque pequeñas variaciones de
hasta 20° no tienen demasiada importancia. Por último, la energía de un enlace de
hidrógeno depende de los aceptores y dadores. De mayor a menor energía de enlace,
tenemos las siguientes posibilidades:
En condiciones óptimas la energía de un enlace de hidrógeno puede alcanzar unos
23kJ/mol (unas 15 veces más que la energía de la fuerzas de dispersión de London).
La fuerza relativamente alta de estos enlaces y su direccionalidad hacen que sean muy
importantes en la estructura de las macromoléculas. Un ejemplo bien conocido es el
emparejamiento de bases de ADN. Por ejemplo en este par GC perteneciente a un
dodecámetro cuya estructura en disolución ha sido determinada por RMN. Lo que
permite visualizar los átomos de hidrógeno.
Las fuerzas de Van der Waals se llaman así en honor al físico holandés Johannes
Van der Waals. Estas fuerzas son las responsables de muchos fenómenos físicos y
químicos como la adhesión, rozamiento, difusión, tensión superficial y la viscosidad.
Vamos a explicar fácilmente para que se entienda lo que son las fuerzas de van der
waals, los tipos que hay (dipolo-dipolo, dipolo-dipolo inducido y fuerzas de london),
su importancia y por último la ecuación de van der waals.
Las fuerzas de Van der Waals se llaman así en honor al físico holandés Johannes Van
der Waals. Estas fuerzas son las responsables de muchos fenómenos físicos y químicos
como la adhesión, rozamiento, difusión, tensión superficial y la viscosidad. Vamos a
explicar fácilmente para que se entienda lo que son las fuerzas de van der waals, los
tipos que hay (dipolo-dipolo, dipolo-dipolo inducido y fuerzas de london), su
importancia y por último la ecuación de van der waals.
¿Qué son las Fuerzas de Van Der Waals?
Lo primero que tenemos que saber es que las sustancias químicas son formadas por
moléculas compuestas de átomos, unidos entre si por medio de enlaces químicos
(covalente, iónico o metálico).
Piensa que si en varias moléculas, por ejemplo con enlaces covalente, no hubiera
ninguna fuerza de unión entre ellas, estarían moviéndose libremente y por lo tanto
siempre estarían en estado gaseoso (movimiento libre de las moléculas).
Ya sabemos que eso no es así, por que pueden estar también en estado sólido o
líquido (no se mueven libremente), y esto quiere decir que habrá algún tipo de
conexión-unión entre las moléculas. Ha este tipo de interacción o fuerza es lo que se
conoce como fuerzas de interacción intermoleculares o de van der Waals.
Las fuerzas de van der Waals son fuerzas de estabilización molecular (dan estabilidad a
la unión entre varias moléculas), también conocidas como atracciones intermoleculares
o de largo alcance y son las fuerzas entre moléculas (fuerzas entre molecula-
molecula).
Son fuerzas mas débiles que las internas que unen la molécula ya que dependen
exclusivamente del tamaño y forma de la molécula pudiendo ser de atracción o de
repulsión. Son tan débiles que no se las puede considerar un enlace, como el enlace
covalente o iónico, solo se las considera una atracción.
Para tener una idea de la poca fuerza que tienen, si un enlace covalente tuviera una
fuerza de 100, las de Van der Waals serían de valor 1 (100 veces menor).
De hecho las fuerzas de van der Waals son las fuerzas atractivas o repulsivas entre
moléculas (o entre partes de una misma molécula) distintas a aquellas debidas a un
enlace (covalente, iónico o metálico). Incluyen a atracciones entre átomos, moléculas y
superficies fuera de los enlaces normales.
Antes de explicar cada una de los tipos de fuerzas posibles de Van der Waals es
importante conocer que hay moléculas polares y no polares.
Moléculas Polares y NO Polares
Moléculas Polares son aquellas cuyos enlaces son formados por átomos distintos con
grandes diferencias de electronegatividad, formando moléculas polares.
Las moléculas están formadas por átomos diferentes y la carga eléctrica está más
concentrada en una zona de la molécula que en otra. En este caso ocurre igual que en
una pila, se forman polos eléctricos, con una pequeña carga negativa y otra positiva
separadas, por eso se llaman polares.
Aquellas en las que no hay esa diferencia de zonas eléctricas positiva y negativa en la
molécula se llaman NO polares.
Este tipo de moléculas, las polares, tiene lo que se llama un dipolo permanente, es
decir es como un imán pequeñito pero molecular, por eso, la parte negativa atraerá a
la zona positiva de otras moléculas cercanas y viceversa.
Ejemplos de moléculas Polares: Agua H2O , Amoníaco NH3 , Fluoruro de Hidrógeno
HF , Fosfina PH3 , Cloformo CHCl3.
Resumiendo, las MOLÉCULAS POLARES son las que tienen una zona con una
pequeña carga negativa y otra zona con una pequeña carga positiva. (la
parte negativa atraerá a la zona positiva de otras moléculas y viceversa).
Las MOLÉCULAS NO POLARES son las que no tienen esas zonas de carga
eléctrica separadas.
Hay una forma sencilla, que nos vale para la mayoría de casos. LOS DISOLVENTES
POLARES DISUELVEN A SUSTANCIAS POLARES, LOS DISOLVENTES APOLARES A
SUSTACIAS APOLARES.
Ahora que ya sabemos que hay moléculas polares y no polares explicaremos los 3 tipos
de fuerzas diferentes de van der Waals que pueden darse entre moléculas.
DIPOLO-DIPOLO:
Cuando dos moléculas polares (dipolo) se aproximan, se produce una atracción entre
el polo positivo de una de ellas y el negativo de la otra . Se forma entre un dipolo
positivo de una molécula polar con el dipolo negativo de otra polar. Una atracción
dipolo-dipolo es una interacción no covalente entre dos moléculas polares. Las
moléculas que son dipolos se atraen entre sí cuando la región positiva de una está
cerca de la región negativa de la otra. Podríamos decir que es similar al enlace iónico
pero mucho más débil. Esta fuerza de atracción entre dos dipolos es tanto más intensa
cuanto mayor es la polarización de dichas moléculas polares.
En ciertas ocasiones, una molécula polar (dipolo), al estar próxima a otra no polar,
induce en ésta un dipolo transitorio, produciendo una fuerza de atracción
intermolecular llamada dipolo-dipolo inducido o interacción iónica. Son interacciones
que ocurren a nivel de catión-anión, entre distintas moléculas cargadas, y que por lo
mismo tenderán a formar una unión electrostática entre los extremos de cargas
opuestas debido a la atracción entre ellas.
Estas fuerzas de atracción son muy débiles y se denominan fuerzas de London. Las
fuerzas de London se presentan en todas las sustancias moleculares. Son el resultado
de la atracción entre los extremos positivo y negativo de dipolos inducidos en
moléculas adyacentes. En general, cuantos más electrones haya en una molécula más
fácilmente podrá polarizarse. Así, las moléculas más grandes con muchos electrones
son relativamente polarizables. En contraste, las moléculas más pequeñas son menos
polarizables porque tienen menos electrones.
Las fuerzas de Van der Waals, aún siendo tan débiles, definen el carácter químico de
muchos compuestos orgánicos.
Van der Waals introdujo correcciones a la ecuación de estado de un gas ideal, que
tenían en cuenta el volumen finito de las moléculas y las fuerzas atractivas que una
molécula ejercía sobre otra a distancias muy cercanas entre ellas. Si te interesa, en
este enlace puedes ver su ecuación: Ecuación de Van der Waals.
6. La hibridación
Según la teoría de los enlaces covalentes, un enlace de este tipo se efectúa por la
superposición de orbitales semillenados.
La hibridación explica la formación de algunos enlaces que serían imposibles por las
teorías asociadas, así como la disposición geométrica de algunas moléculas.
Los elementos que se hibridan son el carbono, silicio, azufre, etc. El oxígeno y el
nitrógeno también se hibridan, sin embargo, sin activación.
Formas de hibridación
▪ Hibridación sp3
El átomo de carbono tiene seis electrones: dos se ubican en el orbital 1smmm (1s²),
dos en el 2s (2s²) y los restantes dos en el orbital 2p (2p²). Debido a su orientación en
el plano tridimensional el subnivel 2p tiene capacidad para ubicar 6 electrones: 2 en el
orbital px, dos en el orbital py y dos electrones en el orbital pz. Los dos últimos
electrones del carbono se ubicarían uno en el 2px, el otro en el 2py y el orbital 2pz
permanece vacío (2px¹ 2py¹). El esquema de lo anterior es (cada flecha un electrón):
Para satisfacer su estado energético inestable, un átomo de valencia como el del
carbono, con orbitales parcialmente llenos (2px y 2py necesitarían tener dos
electrones) tiende a formar enlaces con otros átomos que tengan electrones
disponibles. Para ello, no basta simplemente colocar un electrón en cada orbital
necesitado. En la naturaleza, éste tipo de átomos redistribuyen sus electrones
formando orbitales híbridos. En el caso del carbono, uno de los electrones del orbital
2s es extraído y se ubica en el orbital 2pz. Así, los cuatro últimos orbitales tienen un
electrón cada uno:
El estímulo para excitar al electrón del 2s al 2pz es aportado por el primer electrón en
formar enlace con un átomo con este tipo de valencia. Por ejemplo, el hidrógeno en el
caso del metano. Esto a su vez incrementa la necesidad de llenado de los restantes
orbitales. Estos nuevos orbitales híbridos dejan de ser llamados 2s y 2p y son ahora
llamados sp3 (un poco de ambos orbitales):
De los cuatro orbitales así formados, uno (25%) es proveniente del orbital s (el 2s) del
carbono y tres (75%) provenientes de los orbitales p (2p). Sin embargo todos se
sobreponen al aportar la hibridación producto del enlace. Tridimensionalmente, la
distancia entre un hidrógeno y el otro en el metano son equivalentes e iguales a un
ángulo de 109,5°.
▪ Hibridación sp2
Los átomos que forman hibridaciones sp2 pueden formar compuestos con enlaces
dobles. Forman un ángulo de 120º y su molécula es de forma plana. A los enlaces
simples se les conoce como enlaces sigma (σ) y los enlaces dobles están compuestos
por un enlace sigma y un enlace pi . Las reglas de ubicación de los electrones en estos
casos, como el alqueno etileno obligan a una hibridación distinta llamada sp2, en la
cual un electrón del orbital 2s se mezcla sólo con dos de los orbitales 2p: surge a partir
o al unirse el orbital s con dos orbitales p; por consiguiente, se producen tres nuevos
orbitales sp2, cada orbital nuevo produce enlaces covalentes.
Tridimensionalmente, la distancia entre un hidrógeno y otro en algún carbono del
etileno son equivalentes e iguales a un ángulo de 120°.
▪ Hibridación sp
7. GEOMETRIA MOLECULAR
Por tanto, dado que los tres átomos pueden ser colocados a lo largo de una línea
recta, decimos que la geometría de la molécula de CO2 es LINEAL. Observe la
hibridación del carbon: es sp.
Observación
Cualquier molécula diatónica (formada sólo por dos átomos) será necesariamente lineal.
Tratándose de un ion molecular, podemos establecer también su geometría. Hemos
determinado previamente su estructura de Lewis:
El carbono (átomo central) tiene número de coordinación 3, debido a que está unido a
tres átomos de oxígeno y no tiene pares libres. Por tanto, estos tres átomos deben
repelerse lo máximo posible entre ellos. Para que esto ocurra, debemos orientar los
oxígenos hacia los vértices de un triángulo, ya que así estarán separados 120° entre
ellos:
Por tanto, diremos que la geometría del ión carbonato es TRIANGULAR. Observa que
la hibridación del carbono es sp2.
Pero, ¿y qué pasa con aquellos átomos centrales que sí poseen pares libres? En tales
casos, debemos considerar a los pares libres para saber la orientación que tendrán los
orbitales. Sin embargo, cuando determinamos la geometría, LOS PARES LIBRES NO
SE DEBEN CONSIDERAR, ya que la geometría sólo está determinada por los átomos
que conforman una molécula.
En el agua, tenemos dos átomos unidos y dos pares libres. Por tanto, los orbitales que
contienen a los electrones correspondientes deben orientarse hacia los vértices de un
tetraedro:
En el caso del NH3, el átomo central tiene tres átomos unidos y un par de electrones
libre. (número de coordinación 4) Nuevamente, los orbitales deben orientarse hacia los
vértices de un tetraedro: