H.P. Blavatsky - 1 - Doctrina - Secreta PDF
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TOMO I
COSMOGÉNESIS
Simbolismo arcaico universal
Esta obra se dedica a todos los verdaderos Teósofos de todo el país y de toda raza, pues
ellos la han pedido y para ellos ha sido escrita
ÍNDICE TEMÁTICO
INTRODUCCIÓN
La necesidad de un libro de esta naturaleza. La antigüedad de los Documentos y
Manuscritos. La misión de esta obra.
VOLUMEN I
COSMOGÉNESIS
Parte primera
LA EVOLUCIÓN CÓSMICA
COMENTARIOS:
RESUMEN
Ocultismo en los Upanishads. - El poder e importancia del Ocultismo. - La Naturaleza
de los Hombres Celestiales. - El Espíritu se halla dotado de Inteligencia. – Los Dhyân-
Chohans son dobles en sus caracteres. - La Materia Eterna es la Sombra del Espíritu.
- La Eternidad de las Formas Humanas. - El Vishnu Purana y el Hermes Trismegisto
comparados. - Algunos Aforismos Ocultos. - Las Siete Shaktis (fuerzas). - Todo es
Relativo. - Los Ocultistas son los campeones de la verdad.
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La mayoría de esos agregados han sido traducidos de la Cuarta Edición (Adyar) del
libro, la cual, hemos tenido a la vista al preparar la presente edición. El esbozo
biogr|fico de H. P. Blavatsky y el capítulo “Cómo fue escrita La Doctrina Secreta” son
debidos a la pluma de Josephine Ransom, autoridad en la obra de referencia, a cuyo
cargo estuvo la supervisión de la citada Cuarta Edición. El mencionado capítulo,
compilado en base a la documentación existente en los archivos y registros de la
Sociedad Teosófica de Adyar, es un aporte de singular importancia que arroja
mucha luz acerca de la forma cómo fue realizada esta obra cumbre de la literatura
esotérica. Los interesantes Índices Temáticos también pertenecen a la edición
inglesa, señalando al respecto que nos hemos permitido incluir en cada Estancia los
títulos asignados por dicho Índice, pese a que estos no figuraron en el original ni en
las posteriores ediciones del libro, por considerar que facilitan la comprensión del
texto.
En lo referente a los Glosarios cabe destacar que los dos insertos en los volúmenes
primero y tercero tienen por objeto definir algunos de los términos empleados en
las Estancias, habiendo sido extraídos de la obra Las Estancias de Dzyan, publicada
por la Biblioteca Orientalista Editorial Teosófica de Barcelona en 1930, y que el
extenso glosario de términos sánscritos y otros relacionados con LA DOCTRINA
SECRETA que figura al final de la obra fue preparado en 1938 por la señora Adeltha
Henry Peterson con la colaboración de eruditos de la Biblioteca de la Sociedad
Teosófica de Adyar y pertenece también a la edición inglesa anteriormente
mencionada, de la cual ha sido traducido.
Ahora bien, siendo esta obra puramente de estudio, o de meditación más bien; un
libro completamente ocultista, que dice poco a la inteligencia y todo a la intuición
del asiduo estudiante de la metafísica más trascendental y profunda que ha visto la
luz pública en los tiempos modernos, no era posible traducir estos volúmenes tan
libremente como una obra ordinaria y menos aún hacer primores de literatura,
tanto por no prestarse a ello la índole de su contenido, como por no poseer sus
traductores el dominio del hermoso idioma castellano, que para ello se hubiera
requerido. Así pues, comprendiendo lo delicado y difícil de la tarea, y haciéndonos
cargo de que la libertad más ligera podía desnaturalizar si no el pensamiento
aparente, sí el sentido oculto que encubren casi todas las frases de esta obra, cuyo
inmenso valor sólo pueden apreciar pocos ocultistas avanzados, nos hemos ceñido a
la traducción más literal, compatible con la claridad del lenguaje. Por tanto, no
espere el lector encontrar en esta traducción galas literarias, sino una interpretación
tan fiel y tan clara como sea posible de conceptos que encubren los misterios más
profundos, las verdades ocultas más trascendentales, a menudo expresadas con
frase obscura, en la mayoría de los casos con pensamientos truncados en el punto
más importante para completarlos después de algunas o muchas páginas que tratan
de otros asuntos; método eminentemente oriental para que sólo la intuición pueda
penetrar ciertos misterios. Esta circunstancia ha hecho necesaria la formación de un
índice tan minucioso y detallado, que contiene más palabras que cualquiera de los
seis volúmenes de esta obra, con el cual se facilita el estudio a los infatigables
investigadores que ansían alcanzar vislumbres de las grandes verdades que
encierra1.
1
El Índice de referencia no ha sido traducido aún a nuestro idioma (N. del E.)
LOS TRADUCTORES
Miembros de la Rama de la S. T. E. 2
La autora (la escritora más bien) siente la necesidad de excusarse de lo mucho que
ha tardado en aparecer esta obra. La causa ha sido el mal estado de su salud y la
magnitud de la empresa. Aún los dos volúmenes dados a luz no completan el plan, ni
siquiera agotan los asuntos de que tratan. Gran cantidad de materiales ha sido ya
preparada, referente a la historia del Ocultismo según se halla contenida en las vidas
de los grandes Adeptos de la Raza aria, y mostrando la influencia de la Filosofía
Oculta en la dirección de la vida, tal como es y tal como debe ser. Si los presentes
volúmenes son recibidos de un modo favorable, no se perdonará esfuerzo alguno
para completar la obra.
Cuando por primera vez se anunció la preparación de la obra, no era el plan actual
el que se tenía a la vista. Como se anunció en un principio, se pensó que La Doctrina
Secreta fuese una versión ampliada y corregida de Isis sin Velo. Pero pronto se vio
que las explicaciones que podían añadirse a las ya dadas al mundo en la última obra
citada, y en otras que también se ocupan de la Ciencia Esotérica, eran de una
naturaleza tal que exigían un método diferente de exposición; y por lo tanto, los
volúmenes actuales no contienen, en total, ni veinte páginas extractadas de Isis sin
Velo.
2
Francisco Montoliu y de Togores, primer presidente de la “Rama de la Sociedad Teosófica” en Madrid, tradujo una gran
parte de LA DOCTRINA SECRETA de la segunda edición inglesa. A su muerte, en 1892, y cuando ya había aparecido la
tercera edición de dicha obra, varios teósofos emprendieron una nueva traducción, la cual fue publicada en dos tomos
(Madrid, 1895 y 1898) y completada por la señora A. Besant con documentos inéditos dejados por H. P. B., los que fueron
traducidos luego por Federico Climent Terrer y publicados en un tercer tomo por la Biblioteca Orientalista de R. Maynadé
(Barcelona, 1911). Entre los teósofos que se ocuparon de la traducción de los dos primeros tomos figuraron los señores
Melián, Dorestes, Díaz Pérez, Xifré, Treviño, hermanos Molano y González Blanco. (Datos tomados de la obra Simbología
Arcaica de Mario Roso de Luna, editorial Pueyo, Madrid, 1921). (N. del E.)
La aspiración de esta obra puede expresarse del modo siguiente: demostrar que la
Naturaleza no es “una aglomeración fortuita de |tomos”, y asignar al hombre el
lugar que de derecho le corresponde en el plan del Universo: rescatar de la
degradación las verdades arcaicas que constituyen la base de todas las religiones;
descubrir hasta cierto punto la unidad fundamental de que todas ellas han salido, y
demostrar finalmente que jamás se ha aproximado la Ciencia de la civilización
moderna, al lado Oculto de la Naturaleza.
Al preparar esta edición para la prensa, hemos procurado corregir, por lo que hace
a la forma literaria, detalles de poca importancia, sin tocar para nada los asuntos de
más elevado alcance. Si H. P. Blavatsky hubiese vivido para dar a luz la nueva
edición, la hubiese, sin duda, corregido y ampliado considerablemente. Que esto no
Helena Petrovna Blavatsky, una de las más notables figuras mundiales de fines del
siglo XIX, fue demasiado revolucionaria y desafiante ante las ortodoxias que
imperaban, ya se tratase de religión, ciencia, filosofía o psicología, como para
permanecer ignorada. Fue una iconoclasta que hizo añicos las envolturas que
ocultaban lo Real de lo ilusorio: pero la mayoría, aferrada a los convencionalismos e
ignorante de la Verdad, la atacó e injurió por su temeridad y coraje al rasgar el velo
de aquello que parecía una blasfemia revelar. Lenta pero seguramente los años la
han vindicado. A pesar de ser ultrajada, ella se contentó con trabajar “al servicio de
la humanidad” y demostró su sabiduría al dejar que las futuras generaciones
juzgaran su magnífica obra 3.
1
Para la transliteración castellana del sánscrito se ha seguido la pauta adoptada para el Glosario Teosófico de H. P.
Blavatsky, lo cual permitirá encontrar fácilmente el significado de numerosas palabras sánscritas que figuran en la presente
obra. (N. de los Traductores.)
2
El estudiante puede recurrir al Glosario Teosófico, publicado en español por el erudito Dr. José Roviralta Borrell, como factor
auxiliar y eficaz para el provechoso estudio de la presente obra. (N. del E.)
3
El Índice de referencia no ha sido traducido aún a nuestro idioma. (N. del E.)
3
Véase el prefacio a la edición de 1888
Helena fue una niña indócil, descendiente de una larga línea de hombres y mujeres
poderosos y altivos. La historia de su linaje es la historia de Rusia. Siglos atrás los
nómadas eslavos erraban por las regiones del centro y parte oriental de Europa, y si
bien tenían sus formas propias de gobierno, cuando se establecieron en Novgorod
comenzaron a producirse entre ellos luchas internas a las cuales no lograban poner
fin. Llamaron entonces en su ayuda a Rurik (862), jefe de una de las errantes tribus
de “Russ”, hombres del norte o escandinavos, que buscaban extender su radio de
influencia. Rurik estableció el primer gobierno civil en Novgorod, que se convirtió
en un poderoso centro comercial para oriente y occidente. Él fue el primer soberano
y reinó por espacio de quince años. Durante su vida su hijo Igor y su sobrino Oleg
consolidaron su poderío en el oeste y en el sud del país; Kiev se convirtió en un gran
principado, y el que gobernaba allí era virtualmente el soberano de Rusia. Al correr
de los siglos los descendientes de Rurik se expandieron en son de conquista y
dominio a través del país: Vladimiro I (muerto en el año 1015) escogió al
Cristianismo como religión de su pueblo y el denominado “paganismo” desapareció.
Yaroslao el Sabio (muerto en el 1034) estructuró los Códigos y “Derechos Rusos”. El
sexto hijo de Vladimiro II (1113-25) fue Yuri, el codicioso o “dolgorouki”, apelativo
éste que se mantuvo como un título de familia. Yuri fundó Moscú y su dinastía dio
origen a los poderosos Grandes Duques que gobernaron y, como siempre, lucharon
entre sí fieramente. En 1224 las hordas mogólicas aprovecharon esta falta de unión
y dominaron a los grupos turbulentos, cada uno de los cuales envidiaba el poder y la
posición del otro. Pero Iván III, un Dolgorouki, en el año 1480 rompió el yugo mogol,
e Iván IV exigió ser coronado como Zar, arrogándose la autoridad suprema. Con su
hijo terminó la larga y brillante dinastía Dolgorouki. No obstante, la familia todavía
tuvo influencia en la época de los Romanoff hasta la muerte de la abuela de la señora
Blavatsky, la talentosa y erudita Princesa Elena Dolgorouki que contrajo matrimonio
con André Mikaelovitch Fadéef, el “mayor” de la línea de los Dolgorouki, de la cual
los Zares Romanoff eran considerados una de las ramas m|s “jóvenes”.
Como se ha visto, la familia de Helena era una de las de primer rango en Rusia, con
tradición y dignidad a sostener y conocida a través de toda Europa. Helena fue una
rebelde y desde su niñez se burló firmemente de los convencionalismos, aunque ella
era lo suficientemente sensitiva como para comprender que sus acciones no debían
En 1851 Helena, ahora Madame Blavatsky o H. P. B., encontró por primera vez
físicamente a su Maestro, el Hermano Mayor o Adepto, que había sido siempre su
protector y la había preservado de daños mayores en sus aventuras juveniles. A
partir de ese momento ella se convirtió en su fiel discípula, totalmente obediente a
sus indicaciones o directivas. Bajo Su guía aprendió a controlar y dirigir las fuerzas a
las cuales se encontraba sometida en razón de su excepcional naturaleza. Esta
conducción la llevó a través de experiencias de extraordinaria variedad dentro de
los dominios de la magia y del ocultismo. Ella aprendió a recibir mensajes de sus
Maestros y a transmitirlos a sus destinatarios, eludiendo valientemente cada peligro
y mala interpretación en su camino. Seguir el rastro de sus peregrinajes durante el
período de su aprendizaje, es verla a ella trabajando a través de todo el mundo.
En 1873, H. P. Blavatsky fue a los Estados Unidos de América para realizar la obra
que le había sido encomendada. Para cualquier espíritu menos valeroso, esto
hubiera parecido irrealizable, pero ella, una desconocida mujer rusa, irrumpió en el
movimiento Espiritista que entonces conmovía tan profundamente a América y en
menor grado a otros países. Las mentes científicas estaban ansiosas de descubrir el
significado de los extraños fenómenos y les resultaba difícil encontrar el camino en
el enorme conjunto de fraudes y engaños existentes. De dos maneras trató H. P. B. de
hallar una explicación a los mismos, o sea: 1) por la demostración práctica de sus
propios poderes; y 2) declarando que existía un antiquísimo conocimiento de las
más profundas leyes de la vida, estudiado y preservado por aquellos que podían
usarlo con seguridad y para realizar el bien, seres que en sus más altos rangos
recibían la denominación de “Maestros”, aunque también otros títulos eran usados
por Ellos, como ser Adeptos, Chohans, Hermanos Mayores, la Jerarquía Oculta,
etcétera.
Para substanciar sus declaraciones, H. P. B. escribió Isis Unveiled (Isis sin Velo), en
1877, y The Secret Doctrine (La Doctrina Secreta), en 1888, obras ambas
transmitidas a ella por los Maestros. En Isis Unveiled arrojó valerosamente el peso
de la evidencia recogida por ella en las escrituras del mundo y otros registros, en los
aspectos relativos a la ortodoxia religiosa, el materialismo científico, las creencias
ciegas, el escepticismo y la ignorancia. Ella tropezó con la injuria, pero el
pensamiento del mundo fue afectado e iluminado.
Cuando H. P. B. fue “enviada” a los estados Unidos, una de sus tareas más
importantes fue la de constituir una Sociedad, la cual fue denominada durante su
formación THE THEOSOPHICAL SOCIETY (Sociedad Teosófica) y tenía por objeto
“recoger y difundir el conocimiento de las leyes que gobiernan el Universo” 4. La
Sociedad invitaba a “la fraternal cooperación de todos los que pudieran comprender
la importancia de su campo de acción y tuvieran simpatía por los objetivos para los
4
Originalmente, en el Cap. 11 de los Estatutos
5
En el Preámbulo original.
JOSEPHINE RANSOM
Adyar, 1938.
(Traducido por J. D. y E. R. D.)
10
The Letters of H. P. Blavatsky to A. P. Sinnett, editado por A. T. Barker, pág. 64 (1925).
11
Reminiscences of H. P. Blavatsky and the “Secret Doctrine”, por la Condesa C. Wachtmeister y otros, pág. 96 (1893 ).
Muchas veces se pidió a H. P. B. que instruyera a otros, tal como lo había hecho con
el coronel Olcott y Mr. Judge, pero ella decía que de tener que molestarse
impartiendo enseñanzas, se vería obligada a abandonar LA DOCTRINA SECRETA
(18). Fue también tentada con la oferta de una gran remuneración si aceptaba
escribir para los periódicos rusos, sobre cualquier tema de su elección. Pero rechazó
el ofrecimiento diciendo que “para escribir una obra semejante a LA DOCTRINA
SECRETA debo mantener mi mente orientada en ese sentido” (19). “Día tras día ella
debía permanecer allí sentada escribiendo durante largas horas...” (20).
16
The Theosophist, marzo 1925, pág. 784.
Sin embargo, parece que la Condesa regresó a tiempo para copiar la mayor parte,
si no todo, de lo que H. P. B. había terminado. H. P. B. escribió a ambos, a Mr. Sinnett
el 21 de septiembre (29) y al coronel Olcott el 23 del mismo mes (30), diciendo que
había despachado el volumen I de LA DOCTRINA SECRETA a Adyar y que ahora
estaba trabajando sobre el Arcaico. Advierte que hay “en el primer volumen
Introductivo, Siete Secciones (o Capítulos) y 27 Apéndices, varios Apéndices
agregados a cada Sección de 1 a 6, etc. Ahora bien, todo esto formará algo más o por
lo menos un volumen, que no es LA DOCTRINA SECRETA, sino un prefacio a la
misma. Este volumen es absolutamente necesario, porque sin el mismo y
comenzando con el tomo referente a lo Arcaico, la gente se volvería loca ante la
lectura de p|ginas demasiado metafísicas...”. H. P. B. permitía una cierta libertad de
arreglo, pero pedía no se perdieran las páginas sueltas ni se permitiera la mutilación
del manuscrito... “Recordad que ésta es mi última gran obra, y no podría escribirla
de nuevo si se perdiera, para aprovechar mi vida o la de la Sociedad, lo que es
m|s...”. “Casi todo es proporcionado por el “Viejo Señor” y “Maestro” (31).
Este manuscrito fue recibido por el coronel Olcott el 10 de diciembre (32), quien
dijo en su discurso anual (33): “El manuscrito del primer volumen me ha sido
remitido y se encuentra en revisión...”, agregando que este primer tomo o Volumen
Introductivo, pronto sería publicado en Londres y en Nueva York. Pero Subba Row
se negó a hacer otra cosa que leerlo, porque estaba tan lleno de errores que él
hubiera necesitado escribirlo todo de nuevo (34).
La Sección V, “Los Kabeiri o Dioses Misteriosos -Qué dicen sobre ellos los antiguos
cl|sicos”, figura en el Volumen III, p|gina 315, bajo el título de Simbolismo del Sol y
las Estrellas, y comienza en la misma forma con la cita tomada de Hermes. En el
Apéndice I o “El culto de los Ángeles a la Estrella en la Iglesia Romana, su
restablecimiento, desarrollo e historia”, H. P. B. comienza diciendo que el material
“ha sido compilado de varias fuentes, documentos en los archivos del Vaticano”, etc.
El texto comienza: “A mediados del siglo VIII a. J. el Arzobispo Adalberto de
Magdeburgo...”. Este Apéndice fue publicado en Lucifer, en julio de 1888, páginas
355-65. H. P. B. lo amplió y agregó más notas.
Del Volumen o Libro II, hay solamente unas pocas páginas en el manuscrito,
diecinueve en total. Se titula “Cronología Arcaica, Ciclos, Antropología”, y son en
parte un molde tosco de las “Notas preliminares” del volumen publicado y en parte
una breve indicación acerca de la línea de enseñanza relativa a Cronología y Razas,
de lo cual el Volumen trata (38).
Al recibir este manuscrito el coronel Olcott declaró que “aun una r|pida lectura ha
convencido mejor a los críticos que a sí mismo de que la obra será una de las más
importantes contribuciones jamás ofrecidas al conocimiento filosófico y científico,
un monumento a su docta autora y una distinción para la Biblioteca de Adyar, de la
cual ella es uno de los fundadores” (39). En su Discurso Anual también manifestó
que la obra se extendería a unos cinco volúmenes, el primero de los cuales pronto
sería publicado en Londres y en Nueva York (40).
En enero ella escribió a Mr. Sinnett, diciéndole que le había enviado la Doctrina
Arcaica antes de que estuviera realmente terminada porque ella estaba
“escribiéndola de nuevo, agregando y suprimiendo, tachando y reemplazando con
notas recibidas de mis AUTORIDADES” (43). Su texto fue mostrado al Profesor (Sir)
W. Crookes. H. P. B. escribió más tarde a Mr. Sinnett que LA DOCTRINA SECRETA
“crece, crece y crece” (44).
“Lo que me sorprendió m|s en la parte que me fue dada a leer... fue la enorme
cantidad de citas provenientes de diversos autores. Yo sabía que no había allí
biblioteca para consultar y pude ver que los libros que tenía H. P. B. no alcanzaban a
treinta volúmenes en su total, de los cuales algunos eran diccionarios y otras obras
contaban con dos o más tomos. En esta oportunidad no vi las ESTANCIAS DE
DZYAN, si bien varios párrafos del Catecismo Oculto estaban incluidos en el
manuscrito” (47).
“El próximo paso fue leer del principio al fin nuevamente el manuscrito y hacer un
reordenamiento del material perteneciente a los temas que se incluían bajo los
encabezamientos de Cosmogonía y Antropología, los cuales deberían formar los dos
primeros volúmenes de la obra. Cuando todo esto fue terminado y H. P. B.
debidamente consultada dio su aprobación, el total del manuscrito fue escrito a
máquina por manos profesionales, releído, corregido y comparado con el original, y
todas las citas en griego, hebreo y sánscrito fueron insertadas por nosotros. Se hizo
evidente entonces que todo el texto de los Comentarios correspondientes a las
Estancias apenas llenaba unas veinte páginas de la obra, ya que H. P. B. no se había
ajustado estrictamente a su texto al escribir. Entonces nosotros le hablamos
seriamente y le sugerimos que escribiera un comentario apropiado, tal como ella lo
El coronel Olcott manifestó en The Theosophist (51): “Es agradable saber que LA
DOCTRINA SECRETA crece constantemente. Mr. Sinnett nos escribe diciendo que ya
se ha preparado una cantidad de material suficiente como para llenar un volumen
de “Isis”... Aunque el Administrador ya ha ofrecido hace tiempo devolver el importe
de las suscripciones adelantadas (unas 3.000 rupias), apenas unos pocos
suscriptores se han aprovechado de ello...”. En su Discurso Anual, en diciembre, el
coronel Olcott dijo que H. P. B. le había enviado “el manuscrito de cuatro de los
probables cinco volúmenes de LA DOCTRINA SECRETA para su examen, y que
esperaba que el primer volumen sería editado en Londres durante la próxima
primavera” (52).
1888. Al principio de este año H. P. B. ofrecióle otra vez a Subba Row enviarle el
manuscrito, pero con el mismo resultado. En febrero, ella comunicó a Olcott que
Tookarâm Tatya había escrito diciendo que Subba Row estaba dispuesto a prestar
ayuda y a corregir “mi DOCTRINA SECRETA, siempre que yo suprima toda referencia
a los Maestros!... Entenderá él que yo debo negar la existencia de los Maestros o que
no los comprendo y altero los hechos que se me dan... Fui yo quien trajo... la
evidencia de nuestros Maestros al mundo y a la Sociedad Teosófica. Lo hice porque
ellos me mandaron ejecutar la tarea a título de nuevo experimento en este siglo XIX,
y la realicé tratando de dar lo mejor de mi saber...” (53).
Cuando el coronel Olcott viajaba hacia Inglaterra en agosto, recibió una carta en su
camarote en la cual el Maestro K. H. le decía: “También he captado sus pensamientos
sobre LA DOCTRINA SECRETA. Tenga la seguridad de que todo lo que ella no ha
tomado de los libros científicos y otras obras, ha sido dado o sugerido por nosotros.
Cada error y noción errónea, corregido y explicado por ella, de las obras de otros
Teósofos, fue corregido por mí o bajo mi indicación. Es un trabajo más valioso que el
En la introducción al Volumen I, ella escribió: “Nada tengo, por lo tanto, que decir a
mis jueces pasados y futuros... Pero al público en general y a los lectores de LA
DOCTRINA SECRETA puedo repetirles lo que he venido diciendo durante todo este
tiempo, y sintetizo ahora en las palabras de Montaigne: Señores: Aquí tengo un
ramillete de flores escogidas: nada hay en él mío, sino el cordón que las ata” (63).
“Cuando por primera vez se anunció la preparación de la obra, no era el plan actual
el que se tenía a la vista”. H. P. B. se refiere luego a su intención original de hacer de
esta obra una revisión de Isis Unveiled, pero a causa de la diferencia de tratamiento
requerido “los volúmenes actuales no contienen, en total, ni veinte páginas
extractadas de Isis Unveiled”.
Refiriéndose a los volúmenes a publicarse en el futuro, ella dijo: “En el Volumen III
de esta obra (el que conjuntamente con el IV se encuentra casi preparado) se
ofrecerá una breve historia en orden cronológico de todos los grandes adeptos
conocidos por los antiguos y los modernos, como así también un bosquejo general
de los Misterios, su génesis, crecimiento, decadencia y desaparición final -en Europa.
Estas materias no tendrían cabida en lo que ahora fue publicado. El Volumen IV
estará dedicado casi exclusivamente a Enseñanzas Ocultas” (67). Con referencia a las
especulaciones erróneas de los orientalistas respecto a “los Dhy}ni-Buddhas y sus
correspondencias terrestres, los Mânushi-Buddhas”, H. P. B. dijo que “el principio
real est| insinuado en un volumen subsiguiente (véase “El misterio sobre Buddha”),
y ser| explicado con m|s detalle en su propio lugar” (68). Esto sin duda se refiere a
“El misterio de Buddha” (69). Es probable que esto fuera lo que ella quiso significar
cuando dijo en 1886: “El triple Misterio es divulgado” (70).
1895. “La edición revisada fue una empresa que demandó mucho trabajo y los
editores hicieron todos los esfuerzos posibles para verificar cada cita y corregir los
numerosos errores de forma de las ediciones anteriores. Los editores no tenían
derecho a corregir los errores de concepto...” (76). El Índice correspondiente a la
primera y segunda edición no era muy adecuado. Mr. A. J. Faulding se dedicó a
preparar otro nuevo y m|s amplio, el cual fue encuadernado separadamente. “Por su
gran labor, nosotros y todos los estudiantes somos sus deudores...” (77). Este Índice
ha demostrado desde entonces ser enteramente satisfactorio. algunas ampliaciones
se hicieron en la edición de Adyar, en la que el Índice de todos los volúmenes se
encuentra combinado en uno solo.
“Dado que el Volumen III tenía mucho menos material que los otros, la señora
Besant me dijo que iba a ampliarlo, agregando las Instrucciones E. S. T., ya que H. P.
B. la había autorizado para hacerlo. Debe notarse que estas Instrucciones
constituyen la verdadera base del Volumen IV propuesto, del cual fueron
encontradas solamente unas pocas páginas, únicamente suficientes para indicar
donde H. P. B. había interrumpido su escritura. Estoy inclinado a creer que la autora
pensaba incluir estas Instrucciones en el Volumen IV, y que eso era lo que ella tenía
en su mente cuando escribió, con demasiado optimismo, que los dos últimos
volúmenes estaban “casi completos”. Una gran pila de manuscritos fue encontrada
después del deceso de H. P. B., pero resultaron ser únicamente los viejos
manuscritos de los Volúmenes I y II, devueltos por el impresor...” (84).
Los antiguos aforismos son, con frecuencia, los más sabios. Es difícil que la mente
humana permanezca enteramente libre de prejuicios; y con frecuencia se formulan
opiniones decisivas antes de que un asunto haya sido examinado por completo, bajo
todos sus aspectos. Digo esto con referencia al doble error que prevalece, ya
limitando la Teosofía al Buddhismo, ya confundiendo los principios de la filosfía
religiosa predicada por Gautama, el Buddha, con las doctrinas presentadas a
grandes rasgos en el Esoteric Buddhism. Difícilmente podría imaginarse nada más
erróneo que esto. Ha facilitado a nuestros enemigos un arma eficaz contra la
Teosofía, porque como ha dicho con mucha razón un eminente sabio pali, en el
volumen citado no había “ni esoterismo ni Buddhismo”. Las verdades esotéricas
exhibidas en la obra de Mr. Sinnett, han cesado de ser esotéricas desde el momento
en que han visto la luz pública; tampoco contiene el libro la religión de Buddha, sino
tan solamente unos cuantos principios de enseñanzas hasta la fecha ocultas, y que
son ahora completadas y explicadas por otras muchas más, en los volúmenes
presentes. Pero aun estos últimos, a pesar de que dan a luz muchos de los principios
fundamentales de LA DOCTRINA SECRETA del Oriente, sólo levantan una de las
puntas del tupido velo. Porque a nadie, ni aun al más grande de entre todos los
Adeptos vivientes, le sería permitido, ni podría aunque se le permitiese, declarar de
golpe a un mundo burlón e incrédulo, lo que tan eficazmente ha permanecido oculto
durante largas edades.
El Buddhismo Esotérico es una excelente obra con un título muy desdichado, si bien
no da a entender más que el título de la presente obra: LA DOCTRINA SECRETA. Ha
sido desdichado, porque las gentes siempre acostumbran juzgar las cosas por las
apariencias más bien que por su significación, y porque el error se ha hecho ahora
tan universal, que hasta la mayor parte de los miembros de la Sociedad Teosófica
han venido a ser víctimas del mismo. Desde el principio, sin embargo, los brahmanes
y otros protestaron contra el título; y para hacerme justicia a mí misma, debo decir
La responsabilidad de esto recae por completo sobre aquellos que habiendo sido
los primeros en llamar la atención sobre el asunto, omitieron indicar la diferencia
que existe entre “Buddhismo”, el sistema religioso de moral predicado por Gautama,
denominado así por su título de Buddha, el “Iluminado”; y “Buddhismo”, de Budha,
“Sabiduría o Conocimiento (Vidyâ), la facultad de conocer, procedente de la raíz
sánscrita Budh, conocer. Nosotros los teósofos de la India somos los verdaderos
culpables, si bien por aquel entonces hicimos todo lo posible para corregir el error
(1). Hubiera sido fácil evitar esta deplorable confusión; bastaba alterar la escritura
de la palabra, y de común acuerdo, pronunciar y escribir “Budhismo”, en lugar de
“Buddhismo”.
Son unos ignorantes aquellos que, en su ciego y hoy día intempestivo odio al
Buddhismo, y por reacción al Budhismo, niegan sus enseñanzas esotéricas que son
también las de los brahmanes, simplemente porque el nombre les sugiere lo que
para ellos, como monoteístas, son doctrinas perniciosas. Ignorantes, es el término
correcto que debe emplearse para su caso, puesto que la Filosofía Esotérica es la
única capaz de resistir en esta época de materialismo craso e ilógico, los ataques
repetidos a todo cuanto el hombre tiene por más querido y sagrado en su vida
espiritual interna. El verdadero filósofo, el estudiante de la Sabiduría Esotérica,
pierde por completo de vista las personalidades, las creencias dogmáticas y las
religiones especiales. Además, la Filosofía Esotérica reconcilia todas las religiones,
despoja a cada una de ellas de sus vestiduras humanas exteriores, y demuestra que
la raíz de cada cual es idéntica a la de las demás grandes religiones. Ella prueba la
necesidad de un Principio Divino y Absoluto en la Naturaleza. Ella no niega la
Deidad como no niega el Sol. La Filosofía Esotérica jamás ha rechazado a Dios en la
Naturaleza, ni a la Divinidad como al Ente abstracto y absoluto. Rehusa únicamente
aceptar los dioses de las llamadas religiones monoteístas; dioses creados por el
hombre a su propia imagen y semejanza, caricaturas impías y miserables del
Siempre Incognoscible. Por lo demás, los archivos que vamos a presentar al lector,
Así es, que el lector debe tener presente las muy importantes diferencias que
existen entre el Buddhismo ortodoxo, o sea las enseñanzas públicas de Gautama el
Buddha, y su Budhismo esotérico. Su Doctrina Secreta no difiere, sin embargo, en
manera alguna de la de los brahmanes iniciados de su tiempo. El Buddha era hijo del
suelo ario, un indo, un Kshatriya, discípulo de los “nacidos dos veces” (los
brahmanes iniciados) o Dvijas. Sus enseñanzas, por tanto, no podían ser diferentes
de las doctrinas de aquéllos, pues toda la reforma buddhista consistió sencillamente
en revelar una parte de lo que había permanecido secreto para todos los hombres
que estaban fuera del “círculo encantado” de los iniciados del Templo y de los
ascetas. No pudiendo, por razón de sus votos, enseñar todo cuanto le había sido
comunicado, y a pesar de que Buddha enseñó una filosofía fundada en la base del
verdadero conocimiento esotérico, participó al mundo únicamente el cuerpo
material externo de aquélla, y guardó su alma para sus elegidos. Muchos
Hacia el final del primer cuarto de este siglo, apareció en el mundo una clase de
literatura especial, cuyas tendencias de año en año se han hecho más definidas.
Basada, según dice ella misma, en las sabias investigaciones de sanscritistas y
orientalistas en general, ha sido considerada como científica. A las religiones, mitos
y emblemas de la India, de Egipto y de otros pueblos antiguos, se les ha hecho decir
todo lo que deseaba el simbologista que expresasen, dando así con frecuencia la
ruda forma exterior, en lugar de la significación interna. Aparecieron en rápida
sucesión obras notabilísimas por sus ingeniosas especulaciones y deducciones
formadas en círculo vicioso, por colocarse generalmente conclusiones anticipadas en
vez de premisas, en los silogismos de varios sabios sánscritas o palis; y así fueron
inundadas las bibliotecas con disertaciones más bien sobre el culto fálico o sexual
que sobre el verdadero simbolismo, contradiciéndose además unas a otras.
Ésta es quizás la verdadera razón porque hoy se permite que vean la luz, después
de millares de años del silencio y secreto más profundos, los bosquejos de unas
pocas verdades fundamentales de la Doctrina Secreta de las Edades Arcaicas. Digo
de propósito “unas pocas verdades”, porque lo que debe permanecer sin decirse, no
podría contenerse en un centenar de volúmenes como éste, ni puede ser
comunicado a la presente generación de saduceos. Pero aun lo poco que hoy se
publica es preferible a un silencio completo acerca de estas verdades vitales. El
mundo actual, en su loca carrera hacia lo desconocido, que el físico se halla
demasiado dispuesto a confundir con lo incognoscible siempre que el problema
escapa a su comprensión, progresa rápidamente en el plano opuesto al de la
espiritualidad. El mundo se ha convertido hoy en un vasto campo de combate, en un
verdadero valle de discordia y de perpetua lucha, en una necrópolis en donde yacen
sepultadas las más elevadas y más santas aspiraciones de nuestra alma espiritual.
Aquella alma se atrofia y paraliza m|s y m|s a cada generación nueva. Los “amables
infieles y cumplidos calaveras” de la sociedad de que habla Greeley, se interesan
bien poco por la renovación de las ciencias muertas del pasado; pero existe una
Las Estancias preliminares darán motivo a una de las mayores, y quizás más seria
objeción de las que pueden hacerse, en contra de la corrección de la obra y de la
confianza que merezca. ¿Cómo pueden comprobarse las declaraciones contenidas en
ellas? A la verdad, aunque la mayor parte de las obras sánscritas, chinas y mongolas
citadas en los volúmenes presentes, son conocidas por algunos orientalistas, la obra
principal, aquella de la cual las Estancias han sido tomadas, no figura en las
bibliotecas europeas. El LIBRO DE DZYAN (o DZAN) es completamente desconocido
a nuestros filólogos, o al menos ninguno de ellos ha oído hablar de él bajo este
nombre. Esto es, sin duda alguna, un grave obstáculo para todos aquellos que siguen
los métodos de investigación prescriptos por la ciencia oficial; pero para los
estudiantes de Ocultismo y para todo ocultista verdadero, esto tendrá poca
importancia. El cuerpo principal de las doctrinas dadas, se encuentra esparcido en
centenares y aun millares de manuscritos sánscritos, algunos ya traducidos, y como
de costumbre desfigurados en sus interpretaciones, y otros esperando todavía que
les llegue el turno. Todo hombre de ciencia, por lo tanto, tiene medios de comprobar
las afirmaciones y la mayor parte de las citas que se hacen. será difícil encontrar la
procedencia de unos pocos hechos nuevos (nuevos únicamente para el orientalista
profano), así como la de algunos pasajes de los Comentarios que se citan. Varias de
las enseñanzas también han sido hasta la fecha transmitidas oralmente; pero aun
estas mismas, hállanse en todo caso indicadas en los casi innumerables volúmenes
de la literatura de los templos brahmánicos, chinos y tibetanos.
Sea como fuese, y cualquiera que sea la suerte reservada a la autora por parte de la
crítica malévola, un hecho es por lo menos completamente cierto. Los miembros de
varias escuelas esotéricas, cuyo centro se halla más allá de los Himalayas y cuyas
ramificaciones pueden encontrarse en China, Japón, la India, el Tibet y hasta en Siria,
como también en la América del Sur, aseguran que tienen en su poder la suma total
de todas las obras sagradas y filosóficas, tanto manuscritas como impresas, de hecho
todas las obras que se han escrito, en cualesquiera lenguajes o caracteres, desde que
comenzó el arte de la escritura, desde los jeroglíficos ideográficos, hasta el alfabeto
de Cadmo y el Devanâgari.
El profesor Max Müller declara que ni el soborno ni las amenazas de Akbar fueron
capaces de arrancar a los brahmanes el texto original de los Vedas, y sin embargo, se
jacta de que los orientalistas europeos lo poseen (7). Es muy dudoso que Europa
posea el texto completo, y quizás reserve el porvenir sorpresas muy desagradables
para los orientalistas. Se afirma también que todos los libros sagrados de esta
especie, cuyo texto no se hallaba suficientemente velado por el simbolismo, o que
contenía referencias directas a los antiguos misterios, fueron en primer término
cuidadosamente copiados en caracteres criptográficos, tales como para desafiar el
arte del más hábil de los paleógrafos, y destruidos después hasta el último ejemplar.
Durante el reinado de Akbar, algunos cortesanos fanáticos. disgustados por la
pecaminosa curiosidad del Emperador hacia las religiones de los infieles, ayudaron
por sí mismos a los brahmanes a ocultar sus manuscritos. Uno de aquéllos fue
Badâoni, el cual experimentaba un horror no disimulado hacia la manía de Akbar por
las religiones idólatras.
Como ellos (los Shrâmanas y Brahmanes) sobrepujan a todos los hombres sabios
en sus tratados de moral y sobre ciencias físicas y religiosas, y alcanzan un altísimo
grado en su conocimiento del porvenir, en su poder espiritual y en la perfección
humana, han presentado pruebas fundadas en razones y en testimonios... y han
inculcado sus doctrinas tan firmemente... que ningún hombre... podía ser capaz de
dar lugar a que Su Majestad dudase, aun cuando las montañas se convirtiesen en
polvo, o se desgarraran de pronto los cielos... S. M. se permitió entrar en
averiguaciones referentes a las sectas de estos infieles, que no pueden ser contados,
dado lo numerosos que son, y que poseen un sinfín de libros revelados (8).
Esta obra “se conservó en secreto, y no fue publicada hasta el reinado de Jah}ngir”.
Es muy probable que todo esto provoque una sonrisa de duda. Pero antes de que el
lector ponga en tela de juicio la veracidad de lo dicho, deténgase y reflexione acerca
de los siguientes hechos, bien conocidos. Las investigaciones colectivas de los
orientalistas, y en especial los trabajos verificados durante los últimos años por los
que se han dedicado al estudio de la Filología comparada y de la Ciencia de las
Religiones, les han hecho comprender que un incalculable número de manuscritos, y
aun de obras impresas que se sabe han existido, no se encuentran en la actualidad.
Han desaparecido sin dejar el menor rastro tras de sí. Si no hubiesen sido obras de
importancia, se hubieran podido dejar perecer en el curso ordinario del tiempo, y
aun sus nombres mismos se hubieran borrado de la memoria humana. Pero no es
así; porque, como se asegura ahora, la mayor parte de ellas contenían las verdaderas
claves de obras existentes en la actualidad, y que son enteramente incomprensibles
para la mayor parte de sus lectores, sin aquellos volúmenes adicionales de
comentarios y de explicaciones.
Tal sucede, por ejemplo, con las obras de Lao-tse, el predecesor de Confucio. Se
dice de él que escribió 930 libros sobre ética y religión, y 70 sobre magia: un millar
entre todos. Su gran obra, el Tao-te-King, el corazón de su doctrina y la escritua
sagrada del Tao-sse, contiene tan sólo, como lo demuestra Estanislao Julien,
“alrededor de 5.000 palabras” (9), en una docena escasa de p|ginas; aunque el
Si nos volvemos a China, nos encontramos con que la religión de Confucio estrá
fundada en los Cinco King, y en los cuatro libros Shu, en sí mismos de extensión
considerable y acompañados de comentarios voluminosos, sin los cuales ni aun los
más eruditos pueden aventurarse a sondear las profundidades de su canon sagrado
(10).
Estos, sin embargo, carecen casi de valor aun como guía para descubrir el carácter
de lo que ha desaparecido; pues pasaron por las manos del Reverendo Obispo de
Cesárea (11), aquel que por sí mismo se constituyó en censor y editor de los
sagrados anales de las religiones de los demás; y hasta hoy llevan, indudablemente,
el sello de su mano eminentemente veraz y digna de fe. Porque, ¿cuál es la historia
de este tratado, sobre la en un tiempo gran religión de Babilonia?
Así que, con excepción de estos más que dudosos fragmentos, toda la literatura
sagrada de los caldeos ha desaparecido de la vista de los profanos, tan por completo
como la perdida Atlántida. Unos pocos hechos que se hallaban contenidos en la
Historia de Beroso se declararán más adelante y podrán arrojar gran luz acerca del
verdadero origen de los Ángeles Caídos, personificados por Bel y el Dragón.
¿Qué dicen los sabios por lo que hace a la literatura buddhista? ¿Han conseguido
obtenerla completa? No, seguramente. No obstante los 325 volúmenes del Kanjur y
del Tanjur de los buddhistas del Norte, cada uno de cuyos volúmenes, según se dice,
“pesa de cuatro a cinco libras”, nada, a la verdad, se sabe sobre el verdadero
lamaísmo. Sin embargo, del canon sagrado se dice que contiene 29.368.000 letras en
el Saddaharmâlankâra (14), o sea, prescindiendo de tratados y de comentarios,
cinco o seis veces la materia que contiene la Biblia, la cual según el profesor Max
Adem|s, “según una tradición conservada por las escuelas buddhistas, tanto del
Norte como del Sur, el canon sagrado buddhista comprendía en su origen 80.000 u
84.000 tratados; pero la mayor parte de ellos se perdieron, y sólo han quedado
6.000”, como dice el profesor a su auditorio. Perdidos para los europeos, por
supuesto. Pero, ¿quién puede tener la seguridad completa de que se han perdido
igualmente para los buddhistas y brahmanes?
Teniendo en cuenta la reverencia de los buddhistas por toda línea escrita sobre
Buddha y la Buena Ley, la pérdida de cerca de 76.000 tratados parece milagrosa. Si
hubiese sido viceversa, cualquier conocedor del curso natural de los sucesos
suscribiría la afirmación de que de estos 76.000 tratados, 5.000 ó 6.000 podían
haber sido destruidos durante las persecuciones y las emigraciones procedentes de
la India. Pero como está bien confirmado que los Arhats buddhistas comenzaron su
éxodo religioso con el propósito de propagar la nueva fe más allá de Cachemira y de
los Himalayas, en el año 300 antes de nuestra era (16), y que llegaron a China en el
año 61 después de Cristo (17), cuando Kazyapa, a invitación del Emperador Ming-ti,
fue allí para enseñar al “Hijo del Cielo” las doctrinas del buddhismo; parece extraño
oír hablar a los orientalistas de semejante pérdida como si fuera realmente posible.
Ni por un momento parecen conceder la posibilidad de que los textos estén perdidos
solamente para el Occidente y para ellos; o que los pueblos asiáticos posean la no
igualada entereza de conservar sus más sagrados anales fuera del alcance de los
extranjeros, rehusando entregarlos a la profanación y al mal empleo, aun de razas
tan “excesivamente superiores” a ellos mismos.
Una vez más, ahí están los misteriosos documentos jeroglíficos; mas las claves que
solas podrían hacerlos inteligibles, han desaparecido. Tan poco enterados están
nuestros grandes egiptólogos de los ritos funerarios de los egipcios, y de las señales
exteriores referentes a las diferencias de sexo en las momias, que han cometido
ridículas equivocaciones. Sólo hace uno o dos años que una de aquéllas fue
descubierta en Bulaq, Cairo. La momia, que había sido considerada como la esposa
de un faraón poco importante, se ha convertido, gracias a la inscripción de un
amuleto colgado en el cuello, ¡en la de Sesostris, el rey más grande de Egipto!
Sin embargo, habiendo encontrado que “existe una relación natural entre el
lenguaje y la religión”, y que “existió una religión aria común, antes de la separación
de la raza aria”; “una religión semítica común, antes de la separación de la raza
semítica”; y “una religión turania común, antes de la separación de los chinos y de
las otras tribus pertenecientes a la clase turania”; habiendo de hecho descubierto
únicamente “tres antiguos centros de religión”, y “tres centros de lenguaje”; y a
pesar de permanecer en la más completa ignorancia, tanto en lo referente a aquellas
religiones y lenguajes primitivos, como en lo relativo a su origen, el profesor no
vacila en declarar que “se ha encontrado una base histórica verdadera para tratar
científicamente de las principales religiones del mundo”.
Sin duda fue cruel la burla hecha en Calcuta el siglo pasado por los brahmanes al
Coronel Wilford y a Sir William Jones. Pero fue bien merecida, y nadie en este asunto
se hizo acreedor a censuras, más que los misioneros y el mismo Coronel Wilford. Los
primeros, según testimonio del mismo Sir William Jones (22), fueron tan insensatos
que llegaron a sostener que “los indos, aun ahora, eran casi cristianos, porque su
Brahm}, Vishnu y Maheza, no eran otra cosa m|s que la trinidad cristiana” (23). Fue
una buena lección; hizo a los sabios orientalistas doblemente cautos, pero quizás ha
dado lugar también a que algunos de ellos se hayan vuelto en exceso suspicaces, y ha
sido causa, por reacción, de que el péndulo de las conclusiones precedentes oscilase
de modo exagerado en el sentido opuesto. Porque “aquella primera provisión del
mercado brahm|nico”, ofrecida a la demanda del Coronel Wilford, ha producido
ahora en los orientalistas la necesidad evidente y el deseo de declarar a casi todos
los manuscritos sánscritos arcaicos, tan modernos, que justificasen plenamente a los
misioneros, al aprovecharse de la oportunidad. Que así lo hacen, y hasta donde
alcanzan sus facultades mentales, pruébanlo las absurdas tentativas llevadas a cabo
últimamente, para demostrar que toda la narración Puránica acerca de Krishna ¡era
un plagio de la Biblia hecho por los brahmanes! Pero los hechos citados por el
profesor de Oxford en sus Conferencias, relativas a las al presente famosas
interpolaciones hechas en beneficio del Coronel Wilford, aunque más tarde para
disgusto suyo, no se oponen a las conclusiones que debe sacar inevitablemente el
que estudie la Doctrina Secreta. Porque, si los resultados demuestran que ni el
Nuevo ni aun el Antiguo Testamento han tomado cosa alguna de la religión más
antigua de brahmanes y buddhistas, no se sigue de aquí que los judíos no hayan
tomado cuanto sabían de los anales caldeos, que fueron mutilados más tarde por
Eusebio. Por lo que respecta a los caldeos, es seguro que adquirieron sus primitivos
conocimientos de los brahmanes; pues Rawlinson muestra una indudable influencia
védica en la mitología primitiva de Babilonia; y hace mucho tiempo que el Coronel
Vans Kennedy declaró, con notable exactitud, que Babilonia fue, por razón de su
origen, centro de la sabiduría brahmánica y sánscrita. Pero todas estas pruebas
deben perder su valor en presencia de la última teoría del profesor Max Müller. Cuál
sea ésta, todo el mundo lo sabe. El código de las leyes fonéticas ha llegado a ser un
disolvente universal de todas las identificaciones y “conexiones” entre los dioses de
muchos pueblos. Así, aunque la Madre de Mercurio (Buddha, Thoth-Hermes, etc.),
era Maia; a pesar de que la madre de Gautama Buddha se llamó también Mâyâ; y
aunque la madre de Jesús era asimismo Mâyâ (Ilusión, porque María es Mare, el Mar,
simbólicamente la gran Ilusión), sin embargo, estos tres personajes no tienen entre
Los huracanes pueden “arrebatar las arenas y cubrir llanuras enteras”; pero son
impotentes para destruir lo que está fuera de su alcance. Los subterráneos
construidos en las entrañas de la tierra, aseguran los tesoros allí encerrados; y como
las entradas se hallan ocultas, no hay peligro de que nadie los descubra, aun cuando
varios ejércitos invadiesen los arenosos desiertos, en donde
Mas no es necesario enviar al lector al través del desierto, puesto que las mismas
pruebas en favor de la existencia de antiguas civilizaciones se encuentran en puntos
relativamente poblados de aquella región. El oasis de Tchertchen, por ejemplo,
situado a unos 4.000 pies sobre el nivel del río Tchertchen-Darya, está rodeado al
presente en todas direcciones por ruinas de ciudades arcaicas. Unos 3.000 seres
humanos representan allí los restos de cien razas y naciones extinguidas, cuyos
nombres mismos desconocen por completo nuestros etnólogos. Un antropólogo se
encontraría muy apurado si tuviera que proceder a clasificarlos, dividirlos y
subdividirlos; tanto más cuanto que los descendientes respectivos de todas aquellas
razas y tribus antediluvianas saben tan poco en lo referente a sus propios
antepasados como si hubiesen caído de la Luna. Cuando se les pregunta acerca de su
origen, contestan que no saben de dónde vinieron sus padres; pero que han oído
decir que sus primeros, o primitivos, ascendientes fueron gobernados por los
grandes Genios de aquellos desiertos. esto podría atribuirse a ignorancia y
superstición; pero en vista de las enseñanzas de la Doctrina Secreta, la respuesta
puede considerarse fundada en la tradición primitiva. Sólo la tribu del Khoorassan
pretende haber venido del país conocido hoy como Afghanistán, mucho tiempo
antes de Alejandro, y presenta conocimientos legendarios en corroboración de este
hecho. El viajero ruso Coronel Prjevalsky (ahora General) encontró casi tocando al
oasis de Tchertchen las ruinas de dos inmensas ciudades, la más antigua de las
cuales, según la tradición local, fue destruida hace 3.000 años por un héroe gigante,
habiéndolo sido la otra por los mongoles en el siglo décimo de nuestra era.
Las huellas de tal civilización juntamente con estas y parecidas tradiciones nos dan
derecho para conceder crédito a otras leyendas, autorizadas por indos y mongoles
educados y eruditos, que hablan de inmensas bibliotecas salvadas de las arenas, y de
otros varios restos del antiguo Saber Mágico, todo lo cual se halla depositado en
lugares seguros.
Esta afirmación se acredita con los hechos siguientes: la tradición de los millares
de pergaminos antiguos salvados cuando la Biblioteca Alejandrina fue destruida; los
millares de obras sánscritas desaparecidas en la India durante el reinado de Akbar;
la tradición universal existente, tanto en China como en el Japón, de que los
verdaderos textos antiguos con los comentarios que únicamente pueden hacerlos
inteligibles, y que suman muchos miles de volúmenes, hace mucho tiempo que están
fuera del alcance de manos profanas; la desaparición de la vasta literatura sagrada y
oculta de Babilonia; la pérdida de las claves que podrían únicamente resolver los mil
enigmas contenidos en los anales de los jeroglíficos egipcios; la tradición existente
en la India de que los verdaderos comentarios secretos, únicos que pueden hacer
inteligibles los Vedas, aunque no son visibles para los profanos, están a disposición
del Iniciado, ocultos en cuevas y criptas secretas; y la idéntica creencia de los
buddhistas, por lo que hace a sus libros sagrados.
La respuesta a una pregunta que, con frecuencia, hacen los que se dedican a estos
estudios, al encontrarse con una afirmación como la anterior, puede bosquejarse
aquí.
Además hay un hecho bien conocido -hecho curioso corroborado a la escritora por
un respetable caballero, agregado muchos años a una embajada rusa- y es que
existen varios documentos en las Bibliotecas Imperiales de San Petersburgo, que
demuestran que en una época tan reciente como la en que la Francmasonería y las
Sociedades Secretas de místicos florecían libremente en Rusia, o sea a fines de
último siglo y principios del presente, más de un místico ruso se dirigió al Tibet a
través de los montes Urales, para adquirir el saber y la iniciación en las
desconocidas criptas del Asia Central; y más de uno volvió después con un tesoro de
conocimientos que nunca hubiera podido adquirir en parte alguna de Europa. Varios
casos podrían citarse, juntamente con nombres bien conocidos, si no fuera porque
tal publicidad podría molestar a los parientes, que hoy viven, de los últimos
Iniciados. El que quiera saberlo puede consultar los anales y la historia de la
Francmasonería en los archivos de la metrópoli rusa, y podrá asegurarse por sí
mismo de la realidad de los hechos citados.
¿Es la Teosofía una nueva religión? -se nos pregunta-. De ningún modo; no es una
“religión” ni es “nueva” su filosofía; pues como ya se ha declarado, es tan antigua
como el hombre pensador. Sus principios no se han publicado ahora por vez
primera, sino que han sido cautelosamente comunicados y enseñados por más de un
Iniciado europeo, especialmente por el extinto Ragón.
También los ama la que escribe estas líneas, y cree, por tanto, en los antiguos, y en
los modernos herederos de su Sabiduría. Y creyendo en ambos, transmite ahora lo
que ha recibido y aprendido por sí misma, a todos aquellos que quieran aceptarlo.
Para aquellos que rechacen su testimonio, que será la inmensa mayoría, no guardará
el menor resentimiento, pues están en su derecho negando, del mismo modo que
ella usa del suyo propio al afirmar; siendo lo cierto que las dos partes contemplan la
Verdad desde dos puntos de vista por completo diferentes. De acuerdo con las reglas
de la crítica científica, el orientalista tiene que desechar a priori cualquiera
declaración que no pueda demostrar por sí mismo. ¿Y cómo podría un sabio
occidental aceptar puramente de oídas aquello acerca de lo cual nada conoce? A la
verdad, lo que se da a luz en estos volúmenes, ha sido entresacado así de enseñanzas
orales como escritas. Esta presentación primera de las doctrinas esotéricas está
basada sobre Estancias que constituyen los anales de un pueblo que la etnología
desconoce. Están escritas aquéllas, según se afirma, en una lengua que se halla
ausente del catálogo de los lenguajes y dialectos que conoce la filología; se asegura
que han surgido de una fuente que la ciencia repudia: esto es, el Ocultismo; y
finalmente son ofrecidas al público por el intermedio de una persona desacreditada
sin cesar ante el mundo, por todos cuantos odian las verdades venidas a deshora, o
por los que tienen alguna preocupación particular que defender. Así es que el
repudio de estas enseñanzas es cosa que puede esperarse, y aun debe esperarse de
antemano. Ninguno de los que se llaman a sí mismos “eruditos”, en cualquiera de las
ramas de la ciencia exacta, se permitirá mirar estas enseñanzas seriamente. Durante
este siglo serán escarnecidas y rechazadas a priori; pero en este siglo únicamente,
porque en el siglo XX de nuestra Era, comenzarán a conocer los eruditos que la
Doctrina Secreta no ha sido ni inventada ni exagerada, sino por el contrario, tan sólo
bosquejada; y finalmente, que sus enseñanzas son anteriores a los Vedas. No es esto
una pretensión de profetizar, sino una sencilla afirmación fundada en el
conocimiento de los hechos. En cada siglo tiene lugar una tentativa para demostrar
¿No han sido los mismos Vedas escarnecidos, rechazados y llamados una
“falsificación moderna”, no hace todavía cincuenta años? ¿No hubo una época en la
que se declaró al sánscrito hijo del griego, y un dialecto derivado de este último,
según Lemprière y otros eruditos? El profesor Max Müller dice que hasta 1820, los
libros sagrados de los brahmanes, los de los magos y los de los buddhistas, “eran
desconocidos; dudábase hasta de su existencia misma, y no existía ni un solo erudito
que hubiese podido traducir una línea de los Vedas... del Zend Avesta... o del
Tripitaka buddhista; y ahora está demostrado que los Vedas pertenecen a la
antigüedad m|s remota, siendo su conservación casi una maravilla”.
Lo mismo puede decirse del Sistema Esotérico en su totalidad. Una vuelta y no más
se dio a la llave, en Isis sin Velo. En estos volúmenes se explica mucho más. En
aquellos días apenas conocía la escritora la lengua en que la obra fue escrita, y había
prohibición de hablar con la libertad de ahora, acerca de muchas cosas. En el siglo
XX, algún discípulo mejor informado, y con cualidades muy superiores, podrá ser
enviado por los Maestros de Sabiduría para dar pruebas definitivas e irrefutables de
que existe una Ciencia llamada Gupt Vidyâ; y que, a manera de las fuentes del Nilo
en un tiempo misteriosas, la fuente de todas las religiones y filosofías en la
actualidad conocidas por el mundo, ha permanecido durante muchas épocas
olvidada y perdida para los hombres, pero ha sido encontrada por fin.
A una obra tal como ésta, no podía servir de introducción un simple prefacio,
necesitaba más bien un volumen; un volumen que exponga hechos, no meras
disquisiciones, puesto que LA DOCTRINA SECRETA no es un tratado o serie de
teorías vagas, sino que contiene todo cuanto puede darse al mundo en este siglo.
Cómo debe hacerse esto, cuál es el medio mejor para lograr tal objeto, ha sido
siempre la cuestión. A fin de esclarecer el plan que nos proponemos, pongamos un
ejemplo. Cuando un viajero procedente de países bien explorados, llega de pronto a
las fronteras de una terra incognita, circundada y oculta a la vista por una
formidable barrera de rocas infranqueables, puede, sin embargo, negarse a
reconocer que se ha visto burlado en sus planes de exploración. Le es imposible
pasar adelante. Pero si no puede visitar la región misteriosa personalmente, puede,
sí, encontrar medio de examinarla desde la distancia más corta a que pueda llegar.
Auxiliado de su conocimiento de los países que ha dejado atrás, puede adquirir una
idea general y bastante correcta de la perspectiva que hay más allá de las barreras,
tan sólo con subir a la más elevada altura que delante de sí tiene. Una vez allí, puede
extender la mirada a su placer, comparando lo que confusamente percibe con lo que
acaba de dejar atrás; pues ya, gracias a sus esfuerzos, se encuentra más allá de la
línea de las nieblas y de las cimas cubiertas de nubes.
Grandes y celosos fueron los esfuerzos llevados a cabo por el fanatismo durante
aquellos primeros siglos, para borrar hasta la menor huella de la obra mental e
intelectual de los paganos; pero todo ha sido en balde, aunque el mismo espíritu del
obscuro genio del fanatismo y de la intolerancia, haya adulterado sistemáticamente
desde entonces, todas las brillantes páginas escritas en los períodos anteriores al
Cristianismo. La historia misma, en sus inseguros anales, ha conservado bastante de
lo que ha sobrevivido de aquellos períodos, para arrojar una luz imparcial sobre el
conjunto. Deténgase, pues, el lector un momento en compañía de la que escribe
estas líneas en el punto de observación elegido, y fije toda su atención en los 1.000
años que, correspondiendo a los períodos anterior y posterior al Cristianismo, se
hallan divididos en dos partes por el año Uno de la Natividad. Este suceso, sea o no
correcto, desde el punto de vista histórico, ha sido, no obstante, erigido en el
primero de los múltiples baluartes levantados contra la vuelta posible de una sola
vislumbre a las tan odiadas religiones del pasado: odiadas y temidas por lanzar tan
vívida luz sobre la interpretación nueva e intencionalmente velada de lo que ahora
se llama la “Nueva Ley”.
Por sobrehumanos que fuesen los esfuerzos de los primeros Padres de la Iglesia
para borrar la Doctrina Secreta de la memoria de los hombres, todos ellos han
fracasado. La verdad jamás puede ser destruida; de aquí que fracasase la tentativa
de hacer desaparecer por completo de la faz de la tierra todo vestigio de la antigua
Sabiduría, y de encadenar y amordazar a cuantos pudiesen dar testimonio de ella. Si
se considera los millares y quizás millones de manuscritos quemados, los
monumentos reducidos a polvo con sus por demás indiscretas inscripciones y
símbolos pictóricos, la multitud de ermitaños y ascetas primitivos vagando entre las
ruinas de las ciudades del alto y el bajo Egipto, y por desiertos y montañas, por
valles y cordilleras, buscando con ardor obeliscos y columnas, rollos y pergaminos
para destruirlos si contenían el símbolo de la Tau, o cualquier otro signo que la
Ambas religiones han conquistado sus prosélitos con la punta de la espada; ambas
han construido sus templos sobre enormes hecatombes de víctimas humanas. En el
pórtico del siglo I de nuestra era, brillaron fatídicamente las palabras ominosas “EL
KARMA DE ISRAEL”. Sobre los umbrales del nuestro podr|n leer los profetas del
porvenir otras palabras que harán referencia al Karma de la historia falsificada
astutamente, de los sucesos desnaturalizados de propósito y de los grandes
caracteres calumniados ante la posteridad y destruidos hasta hacer imposible su
reconocimiento, entre los dos carros de Jagannâtha: Fanatismo y Materialismo; el
uno aceptando demasiado, y el otro negándolo todo. Sabio es aquél que se mantiene
en el punto medio y que cree en la justicia eterna de las cosas.
Los pecados del Islam son indignos como el polvo del Cristianismo; en el día de la
resurrección, tanto mahometanos como cristianos, verán la vanidad de sus doctrinas
religiosas. Los hombres luchan por la religión en la tierra; en el cielo encontrarán
que sólo existe una religión verdadera: la adoración del ESPÍRITU DE DIOS (28).
No pudo echarse allí una rápida ojeada sobre el panorama del Ocultismo, por
tratarse en Isis simplemente de lo que tenía relación con los sistemas filosóficos
comprendidos en nuestros tiempos históricos, y con los diversos simbolismos de las
naciones desaparecidas. En la presente obra se exponen detalladamente la
cosmogonía y la evolución de las cuatro Razas que han precedido a nuestra quinta
Raza humana, dándose a luz ahora dos grandes volúmenes (29) que explican lo que
se dijo sólo en la primera página de Isis sin Velo, y en algunas alusiones esparcidas
acá y allá en toda la obra. No podía intentarse presentar el vasto catálogo de las
Ciencias Arcaicas en los actuales volúmenes, antes que hubiésemos tratado de tan
tremendos problemas como los de la Evolución cósmica y planetaria, y el del
gradual desenvolvimiento de las misteriosas humanidades y razas que precedieron
a nuestra Humanidad Adámica. Por lo tanto, la tentativa presente para aclarar
algunos misterios de la Filosofía Esotérica, no tiene a la verdad nada que ver con la
obra anterior. Permítase a la que estas líneas escribe, explicar lo dicho por medio de
un ejemplo.
Es tan antiguo, que aunque nuestros modernos anticuarios meditasen sobre sus
páginas durante un tiempo indefinido, no llegarían a ponerse de acuerdo acerca de
la clase de material sobre que está escrito. Es el único ejemplar original que hoy día
existe. Es el documento hebreo más antiguo, referente a la sabiduría oculta -el
Siphrah Dzenioutha-; es una compilación del mismo, verificada en tiempos en que el
primero era ya considerado como una reliquia literaria. Una de sus viñetas
representa a la Esencia Divina emanando de ADAM (30), a manera de arco luminoso
que pasa a formar un círculo; y, después de haber llegado al punto superior de su
circunferencia, la Gloria inefable retrocede y vuelve a la tierra, llevando en su
vórtice un tipo de humanidad superior. A medida que se aproxima más y más a
nuestro planeta, la emanación se hace más y más obscura, hasta que al tocar la tierra
es ya negra como la noche.
Pero hay otro libro. Ninguno de sus poseedores le considera como muy antiguo,
pues nació a los comienzos de la Edad Negra, y tiene tan sólo la antigüedad de ella, o
sea unos 5.000 años. Dentro de unos nueve años (32), terminará el primer ciclo de
los 5.000 primeros, que comenzó con el gran ciclo de Kâli Yuga, y entonces se
cumplirá la última profecía contenida en aquel libro, que es el primer volumen de
profecías referentes a la Edad Negra. No tenemos que esperar mucho tiempo, y
muchos de nosotros veremos la aurora del Nuevo Ciclo, a cuya conclusión no pocas
cuentas y litigios se habrán pagado y zanjado entre las razas. El volumen II de las
profecías se halla casi terminado, habiéndose preparado desde los tiempos de
Shankarâchârya, el gran sucesor de Buddha.
Nada tengo, por lo tanto, que decir a mis jueces pasados y futuros, ya sean críticos
serios, ya derviches literarios, aulladores que juzgan una obra por la popularidad o
impopularidad del autor, y que sin mirar apenas su contenido, se agarran, a manera
de bacilos mortíferos, a los puntos más débiles del cuerpo. Tampoco me preocuparé
de aquellos calumniadores lunáticos, pocos por fortuna, que esperan llamar la
atención del público lanzando el descrédito sobre todo autor cuyo nombre sea más
conocido que el suyo, y ladran y echan espuma ante su misma sombra. Estos
sostuvieron durante algunos años que las doctrinas expuestas en el Theosophist, y
más tarde en el Esoteric Buddhism, habían sido inventadas por la presente escritora;
y haciendo por fin un completo cambio de frente, han denunciado a Isis sin Velo y a
todas las demás obras como plagio de Eliphas Lévi (!), Paracelso (!!) y mirabile dictu,
del buddhismo y brâhmanismo (!!!). Esto equivale a acusar a Renan de haber robado
su Vida de Jesús de los Evangelios, y a Max Müller sus Libros Sagrados del Oriente o
sus Chips de las filosofías de los brahmanes y de Gautama el Buddha. Pero al público
en general y a los lectores de LA DOCTRINA SECRETA puedo repetirles lo que he
venido diciendo durante todo este tiempo, y sintetizo ahora en las palabras de
Montaigne:
Señores: “Aquí tengo un ramillete de flores escogidos; nada hay en él mío, sino el
cordón que las ata”.
Concluiremos con algunas palabras más, referentes a este primer volumen. En una
introducción que sirve de prefacio a una parte de la obra que se ocupa
Así, el Pasado ayudará a demostrar el Presente, y este último servirá para apreciar
mejor el Pasado. Los errores del día tienen que ser explicados y extirpados, y sin
embargo, es más que probable, y en el presente caso cierto de toda certeza, que una
vez más el testimonio de las edades pasadas y la historia no lograrán hacer
impresión más que en los entendimientos intuitivos, lo cual equivale a decir sobre
muy pocos. Pero en éste como en los casos análogos, los sinceros y los fieles pueden
consolarse presentando al escéptico saduceo moderno la prueba matemática y
conmemorativa de su obstinación y endurecido fanatismo. Todavía existe en los
archivos de la Academia de Francia la famosa ley de probabilidades, deducida por
ciertos matemáticos en beneficio de los escépticos, valiéndose de un procedimiento
algebraico. Dice así: si dos personas reconocen la evidencia de un hecho, y le
comunican así cada una de ellas 5/6 de certidumbre, este hecho tendrá entonces
35/36 de certidumbre; esto es, su probabilidad estará en relación con su
improbabilidad en la proporción de 35 a 1. Si reúnen tres evidencias semejantes, la
certidumbre vendrá a ser de 215/216. La conformidad de diez personas, cada una
de las cuales preste 1/2 de certidumbre, producirá 1.023/1.024, etc., etc. El ocultista
puede darse por satisfecho con esta certidumbre, y no necesita más.
PROEMIO
La que escribe estas líneas tiene a la vista un manuscrito arcaico, una colección de
hojas de palma impermeables a la acción del agua, del fuego y del aire, por un
procedimiento específico desconocido. Hay en la primera página un disco de
perfecta blancura, destacándose sobre un fondo de un negro intenso. En la página
siguiente aparece el mismo disco, pero con un punto en el centro. El primero, como
sabe el que se dedica a estos estudios, representa al Kosmos en la Eternidad, antes
Casi cinco siglos antes de nuestra era, Leucipo, el preceptor de Demócrito, sostenía
que el Espacio estaba eternamente lleno de átomos impulsados por movimiento
incesante, que daba origen, en el debido transcurso del tiempo, y a medida que se
agregaban, al movimiento rotatorio por virtud de colisiones mutuas que producían
movimientos laterales. Epicuro y Lucrecio enseñaron lo mismo, añadiendo
únicamente a la moción lateral de los átomos, la idea de la afinidad, que es una
enseñanza oculta.
Este párrafo será explicado, hasta donde sea posible, en la obra presente. Y si bien
tal como se halla escrito nada contiene de nuevo para el orientalista, su
interpretación esotérica puede contener, sin embargo, muchas cosas que hasta la
fecha han permanecido por completo desconocidas para los eruditos occidentales.
Por medio del tercer símbolo -el círculo dividido en dos por un diámetro
horizontal- se daba a entender la primera manifestación de la Naturaleza creadora,
todavía pasiva, por ser femenina. La primera percepción vaga que el hombre tiene
de la procreación, es femenina; porque el hombre conoce a su madre más que a su
padre. De aquí que las deidades femeninas fuesen más sagradas que las masculinas.
Por lo tanto, cuando los Panteístas se hacen eco de los Upanishads, que declaran, lo
mismo que la Doctrina Secreta, que “Esto” no puede crear, no niegan la existencia de
un Creador, o más bien de un conjunto colectivo de creadores; lo que únicamente, es
rehusar, con mucha lógica, el atribuir la “creación”, y especialmente la formación,
cosas que son finitas, a un Principio Infinito. Para ellos, Parabrahman es una Causa
pasiva, porque es absoluta; es el Muhta incondicionado; y lo único que reniega a esta
causa absoluta, es la Omnisciencia y la Omnipotencia limitadas, porque estos son
también atributos, reflejados en las percepciones del hombre; y porque, siendo
Parabrahman el TODO Supremo, el siempre invisible Espíritu y Alma de la
Naturaleza, inmutable y eterna, no puede tener atributos; pues lo Absoluto excluye
naturalmente la posibilidad de conexión con una idea cualquiera
Los brahmanes ortodoxos, aquellos que mayor oposición hacen a los panteístas y a
los advaitas, llamándoles ateos, se ven obligados, si Manu tiene alguna autoridad en
la materia, a aceptar la muerte de Brahmâ, el Creador, a la terminación de cada Siglo
de esta deidad (100 años Divinos, período que para expresarlo según nuestros años,
requiere quince cifras). Sin embargo, ningún filósofo entre ellos considerará esta
“muerte” en otro sentido que el de una desaparición temporal del plano manifestado
de la existencia, o como un reposo periódico.
“¿Qué es lo que fue, es y será, ya haya Universo o no, ya existan dioses o no existan?” -
pregunta el Catecismo esotérico Senzar-. Y la contestación es: “El Espacio”.
¿Qué es aquello que siempre es? - El Espacio, el eterno Anupâdaka (que no tiene
padres).
Entonces, ¿existen tres Eternos? - No; los tres son uno.- Lo que siempre es, es uno; lo
que siempre fue, es uno; lo que está siempre siendo y viniendo a ser, es también uno; y
éste es el Espacio.
Para que la generalidad de los lectores comprendan con mayor claridad, debe
decirse que la Ciencia Oculta reconoce siete Elementos Cósmicos, cuatro de los
cuales son enteramente físicos, y el quinto (el Éter) semimaterial, el cual llegará a
ser visible en el aire hacia el final de nuestra Cuarta Ronda, para dominar por
completo sobre los demás durante toda la Quinta. Los dos restantes se hallan
todavía absolutamente fuera del alcance de la percepción humana. Aparecerán, sin
embargo, como presentimiento durante las Razas Sexta y Séptima de esta Ronda; y
serán conocidos del todo en las Rondas Sexta y Séptima respectivamente (19). Estos
siete Elementos, con sus innumerables subelementos, que son mucho más
numerosos que los conocidos por la ciencia, son simplemente, modificaciones
condicionales y aspectos del Elemento Uno y único. Este último no es el Éter (20), ni
siquiera el Âkâsha, sino el origen de estos. El Quinto Elemento, hoy día invocado con
completa libertad por la ciencia, no es el Éter supuesto por Sir Isaac Newton, aunque
Antes que el lector pase a considerar las Estancias del Libro de Dzyan, que
constituyen la base de la presente obra, es absolutamente necesario que conozca los
pocos conceptos fundamentales que sirven de asiento, y que compenetran todo el
sistema a que su atención va a ser dirigida. Estas ideas fundamentales son pocas en
número, pero de su clara percepción depende la inteligencia de todo lo que sigue;
por lo tanto, no es necesario encarecer al lector lo que importa familiarizarse con
ellas desde el principio, antes de comenzar la lectura de la obra.
Para que la generalidad de los lectores perciba más claramente estas ideas, debe
comenzar con el postulado de que hay Una Realidad Absoluta anterior a todo Ser
manifestado y condicionado. Esta Causa Infinita y Eterna, obscuramente formulada
en lo “Inconsciente” y en lo “Incognoscible” de la filosofía europea corriente, es la
Esta Seidad se simboliza en la Doctrina Secreta bajo dos aspectos. Por una parte, el
Espacio Abstracto absoluto, que representa la mera subjetividad, lo que ninguna
mente humana puede excluir de concepto alguno, ni concebir en sí mismo. Por otra
parte, el Movimiento abstracto absoluto, que representa la Conciencia
Incondicionada. Los mismos pensadores occidentales han hecho ver que la
conciencia es inconcebible para nosotros sin el cambio, y lo que mejor simboliza el
cambio es el movimiento, su característica esencial. Este último aspecto de la
Realidad Una se simboliza también por el término el Gran Aliento, símbolo
suficientemente gráfico para necesitar otra explicación. Así pues, el primer axioma
fundamental de la Doctrina Secreta es esta metafísica Una y Absoluta SEIDAD,
simbolizada por la inteligencia finita en la Trinidad teológica.
Pueden, sin embargo, servir de auxilio al estudiante algunas explicaciones más, que
añadiremos aquí.
Por lo dicho se verá con claridad que el contraste de estos dos aspectos de lo
Absoluto es esencial para la existencia del Universo Manifestado. Separada de la
Substancia cósmica, la Ideación Cósmica no podría manifestarse como conciencia
individual; pues sólo por medio de un vehículo (upâdhi) de materia, surge esta
conciencia como “Yo soy Yo”; siendo necesaria una base física para enfocar un Rayo
de la Mente Universal a cierto grado de complejidad. A su vez, separada de la
Ideación Cósmica, la Substancia Cósmica permanecería como abstracción vacía, y
ninguna manifestación de Conciencia podría seguirse.
El Universo Manifestado, por lo tanto, está informado por la dualidad, la cual viene
a ser la esencia misma de su Ex-istencia como manifestación. Pero así como los polos
opuestos de Sujeto y Objeto, de Espíritu y Materia, son tan sólo aspectos de la
Unidad Una, en la cual están sintetizados, así también en el Universo Manifestado
existe “algo” que une el Espíritu a la Materia, el Sujeto al Objeto.
II. La Eternidad del Universo in toto, como plano sin límites; periódicamente
“escenario de Universos innumerables, manifestándose y desapareciendo
incesantemente”, llamados “las Estrellas que se manifiestan”, y las “Chispas de la
Eternidad”. “La Eternidad del Peregrino” (26) es como un abrir y cerrar de ojos de la
Existencia por Sí Misma”, según dice el Libro de Dzyan. “La aparición y desaparición
de Mundos, es como el flujo y el reflujo regular de las mareas”.
III. La identidad fundamental de todas las Almas con el Alma Suprema Universal,
siendo esta última un aspecto de la Raíz Desconocida; y la peregrinación obligatoria
para todas las Almas, destellos suyos, a través del Ciclo de Encarnación, o de
En su modo de ser absoluto, el Principio Uno bajo sus dos aspectos, Parabrahman y
Mûlaprakriti, carece de sexo, es incondicionado y eterno. Su emanación
manvantárica, periódica, o irradiación primaria, es también Una, andrógina, y en su
aspecto fenomenal, finita. Cuando la irradiación irradia a su vez, todas sus
irradiaciones son también andróginas, convirtiéndose en los principios masculino y
femenino en sus aspectos inferiores. Después de un Pralaya, ya sea el Mayor, ya el
Menor -este último dejando a los mundos en statu quo (27)- lo primero que
despierta a la vida activa es el plástico Âkâsha, el Padre-Madre, el Espíritu y el Alma
de Éter, o sea el Plano del Círculo. El Espacio es llamado la Madre, antes de su
actividad cósmica, y el Padre-Madre en la primera etapa de su despertar. En la
Kabalah es también Padre-Madre-Hijo. Pero mientras en la doctrina oriental, estos
constituyen el Séptimo Principio del Universo Manifestado, o su Atma-Buddhi-
Manas (Espíritu-Alma-Inteligencia), ramificándose y diviéndose la Tríada en siete
Principios cósmicos y en siete principios humanos; en la Kabalah occidental de los
místicos cristianos, se considera la Tríada o Trinidad, y entre sus ocultistas, el
Jehovah macho-hembra, Jah-Havah. En esto estriba toda la diferencia entre las
No sería este lugar a propósito para hacer una defensa, ni para dar pruebas de su
valor racional inherente; ni puedo tampoco detenerme a demostrar cómo se hallan
de hecho contenidos en todos los sistemas de filosofía dignos de este nombre, si
bien a menudo bajo un disfraz engañoso.
Cuando el lector los haya comprendido claramente, y haya visto la luz que arrojan
sobre todos los problemas de la vida, no necesitará mayor justificación a sus ojos,
puesto que su verdad será tan evidente para él como la luz del sol. Paso, por tanto, al
asunto objeto de las Estancias tal como se dan en este volumen, comenzando por
presentarlas en una relación escueta, con la idea de facilitar el trabajo del
estudiante, al poner ante su vista, en pocas palabras, el concepto general explicado
en ellas.
La historia de la Evolución Cósmica, tal como se halla expuesta en las Estancias, es,
por decirlo así, la abstracta fórmula algebraica de esta evolución. Por lo tanto, el
lector no debe concebir la esperanza de encontrar en ellas la explicación de todas las
etapas y transformaciones que tienen lugar entre los comienzos de la Evolución
Universal y nuestro presente estado. Sería imposible dar tal explicación, que sería
incomprensible a quienes ni siquiera pueden hacerse cargo de la naturaleza del
plano de existencia inmediato, al que, por el momento, se halla limitada su
conciencia.
Las Estancias dan, por lo tanto, una fórmula abstracta, que puede aplicarse mutatis
mutandis a toda evolución: a la de nuestra tierra diminuta; a la de la Cadena de
Planetas de que esta tierra forma parte; a la del Universo Solar a que pertenece esta
Cadena; y así, en escala ascendente, hasta que la mente vacila y queda exhausta por
el esfuerzo realizado.
La Estancia I describe el estado del TODO UNO durante el Pralaya, antes el primer
movimiento del despertar de la Manifestación.
Basta pensar un momento para comprender que tal estado sólo puede expresarse
simbólicamente; pues es imposible describirlo. Y ni aun puede ser simbolizado sino
por medio de negaciones; porque siendo el estado de lo Absoluto per se, no puede
tener ninguno de aquellos atributos específicos que nos sirven para describir los
objetos en términos positivos. De aquí que sólo puede sugerirse tal estado por
medio de la negación de todos aquellos atributos más abstractos que los hombres
sienten, más bien que conciben, como el límite más remoto a que puede llegar su
poder de concepción.
La Estancia II describe una etapa que para una inteligencia occidental viene a ser
casi tan idéntica al estado referido en la primera Estancia, que el explicar la idea de
su diferencia requeriría por sí sola un tratado. Por tanto, debe quedar a la intuición y
a las facultades más elevadas del lector, el penetrar hasta donde sea posible la
significación de las frases alegóricas de que se hace uso. En verdad, hay que tener
presente que todas estas Estancias hablan más a las facultades íntimas que a la
inteligencia ordinaria del cerebro físico.
La Estancia III describe el despertar del Universo a la vida después del Pralaya.
Refiere cómo surgen las Mónadas de su estado de absorción en el seno del Uno; cuya
etapa es la primera y superior en la formación de los Mundos. El término Mónada
puede aplicarse lo mismo al más vasto Sistema Solar, que al átomo más diminuto.
Las Estancias que forman la tesis de todas las secciones de esta obra, se presentan
traducidas en lenguaje moderno; pues hubiera sido por demás inútil el hacer el
asunto más dificultoso con la introducción de la fraseología arcaica del original, cuyo
estilo y palabras son enigmáticos. Se intercalan extractos de las traducciones china,
tibetana y sánscrita de los Comentarios y Glosas originales de Senzar sobre el Libro
de Dzyan, siendo ésta la primera vez que dichas traducciones se vierten a un
lenguaje europeo. Es casi innecesario decir que tan sólo son aquí citadas porciones
de las siete Estancias. Si se publicasen completas, serían incomprensibles para
todos, excepción hecha de unos cuantos elevados ocultistas. Tampoco hay necesidad
de asegurar aquí al lector que la escritora, o más bien la humilde reproductora de
estas líneas, no entiende mejor que la mayor parte de los profanos aquellas
porciones suprimidas.
Tho-ag en Zhi-gyu durmió siete Khorlo. Zodmanas zhiba. Todo Nyug seno. Konch-hog
no; Thyan-Kam no; Lha-Chohan no; Tenbrel Chugnyi no; Dharmakâya cesó;
Tgenchang no había llegado a ser; Barnang y Ssa en Ngovonyidj; solamente Tho-og
Yinsin en la noche de Sun-chan y Yong-grub (Paranishpanna), etc.
PARTE PRIMERA
CON COMENTARIOS
...............................................................................
Contemplando la eternidad...
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ESTANCIA I
5. Sólo tinieblas llenaban el Todo Sin Límites; pues Padre, Madre e Hijo eran una
vez más Uno, y el Hijo no había aún despertado para la nueva Rueda y su
Peregrinación en ella.
6. Los Siete Señores Sublimes y las Siete Verdades habían dejado de ser; y el
Universo, el Hijo de la Necesidad, estaba sumido en Paranishpanna, para ser
exhalado por aquello que es, y sin embargo, no es. Ninguna cosa existía.
8. La Forma Una de Existencia, sin límites, infinita, sin causa, se extendía sola en
Sueño sin Ensueño; y la Vida palpitaba inconsciente en el Espacio Universal, en toda
la extensión de aquella Omnipresencia que percibe el Ojo Abierto de Dangma.
ESTANCIA II
2. ...¿Dónde estaba el Silencio? ¿En dónde los oídos para percibirlo? No; no había
Silencio ni Sonido; nada, salvo el Incesante Hálito Eterno, para sí mismo ignoto.
3. La Hora no había sonado todavía; el Rayo no había brillado aún hacia dentro del
Germen; la Mâtripadma aún no se había henchido.
5. Los Siete no habían nacido todavía del Tejido de Luz. El Padre-Madre, Svabhâvat,
era sólo Tinieblas; y Svabhâvat estaba en tinieblas.
ESTANCIA III
2. Cunde la Vibración, y sus veloces Alas tocan al Universo entero y al Germen que
mora en las Tinieblas; Tinieblas que alientan sobre las dormidas Aguas de la Vida.
3. Las Tinieblas irradian la Luz, y la Luz emite un Rayo solitario en las Aguas,
dentro del Abismo de la Madre. El Rayo traspasa el Huevo Virgen; el Rayo hace
estremecer al Huevo Eterno, y desprende el Germen no eterno, que se condensa en
el Huevo del Mundo.
4. Los Tres caen en los Cuatro. La Radiante Esencia viene a ser Siete interiormente,
Siete exteriormente. El Luminoso Huevo, que es Tres en sí mismo, cuaja y se esparce
en Coágulos blancos como la leche, por toda la extensión de las Profundidades de la
Madre: la Raíz que crece en los Abismos del Océano de la Vida.
7. He aquí, ¡Oh, Lanú!, al Radiante Hijo de los Dos, la Gloria refulgente sin par -el
Espacio Luminoso, Hijo del Negro Espacio, que surge de las Profundidades de las
grandes Aguas Obscuras. Él es Oeaohoo, el Más Joven, el ***. Él brilla como el Sol, es
el Resplandeciente Dragón Divino de la Sabiduría. El Uno es Cuatro, y Cuatro toma
para sí Tres (1), y la unión produce el Sapta, en quien están los Siete que vienen a
ser los Tridasha, las Huestes y las Multitudes. Contémplale levantando el Velo y
desplegándolo de Oriente a Occidente. Oculta lo de Arriba y deja ver lo de Abajo
como la Gran Ilusión. Señala los sitios para los Resplandecientes, y convierte lo
Superior en un Mar de Fuego sin orillas, y el Uno Manifestado en las Grandes Aguas.
10. El Padre-Madre teje una Tela, cuyo extremo superior está unido al Espíritu, Luz
de la Obscuridad Única, y el inferior a la Materia, su extremidad de sombras. Esta
Tela es el Universo, tejido con las Dos Substancias hechas en Uno, que es Svabhâvat.
11. Se ensancha cuando el Soplo de Fuego se extiende sobre ella; se contrae cuando
el Aliento de la Madre la toca. Los Hijos se disgregan entonces y se esparcen, para
volver al Seno de su Madre, al final del Gran Día, y ser de nuevo unos con ella.
Cuando se enfría, se hace radiante. Sus Hijos se dilatan y contraen dentro de Sí
mismos y en sus Corazones; ellos abarcan el Infinito.
12. Entonces Svabhâvat envía a Fohat para endurecer los Átomos. Cada uno es una
parte de la Tela. Reflejando al “Señor que existe por Sí Mismo”, como un espejo, cada
cual a su vez viene a ser un Mundo.
ESTANCIA IV
1. ...Hijos de la tierra, escuchad a vuestro Instructores, los Hijos del Fuego. Sabed
que no hay ni primero ni último; porque todo es un Número, que procede de lo que
no es Número.
3. Del Resplandor de la Luz -el Rayo de las Eternas Tinieblas- surgen en el Espacio
las Energías despertadas de nuevo; el Uno del Huevo, el Seis y el Cinco. Después el
Tres, el Uno, el Cuatro, el Uno, el Cinco, el doble Siete, la Suma Total. Y éstas son las
Esencias, las Llamas, los Elementos, los Constructores, los Números, los Arûpa, los
Rûpa y la Fuerza o el Hombre Divino, la Suma Total. Y del Hombre Divino emanaron
las Formas, las Chispas, los Animales Sagrados, y los Mensajeros de los Sagrados
Padres dentro del Santo Cuatro.
Y estos Tres, encerrados dentro del ......, son el Cuatro Sagrado; y los Diez son el
Universo-Arûpa. Luego vienen los Hijos, los Siete Combatientes, el Uno, el Octavo
excluido, y su Aliento que es el Hacedor de la Luz.
6. ... Después los Segundos Siete, que son los Lipika, producidos por los Tres. El
Hijo Desechado es Uno. Los “Hijos-Soles” son innumerables.
ESTANCIA V
1. Los Siete Primordiales, los Siete Primeros Soplos del Dragón de la Sabiduría,
producen a su vez el Torbellino de Fuego con sus Sagrados Alientos de Circulación
giratoria.
3. Él es su conductor, el espíritu que las guía. Cuando comienza su obra, separa las
Chispas del Reino Inferior, que se ciernen y tiemblan gozosas en sus radiantes
moradas, y forma con ellas los Gérmenes de las Ruedas. Las coloca en las Seis
Direcciones del Espacio, y una en el Centro: la Rueda Central.
5. Fohat da cinco pasos, y construye una rueda alada en cada ángulo del cuadrado
para los Cuatro Santos... y sus Huestes.
ESTANCIA VI
2. El Veloz y Radiante Uno produce los Siete Centros Laya, contra los cuales nadie
prevalecerá hasta el Gran Día “Sed Con Nosotros”; y asienta el Universo sobre estos
Eternos Fundamentos, rodeando a Sien-Tchan con los Gérmenes Elementales.
3. De los Siete - primero Uno manifestado, Seis ocultos; Dos manifestados, Cinco
ocultos; Tres manifestados, Cuatro ocultos; Cuatro producidos, Tres escondidos;
Cuatro y Un Tsan revelados, Dos y Una Mitad ocultos; Seis para manifestarse, Uno
dejado aparte. Últimamente, Siete Pequeñas Ruedas girando; una dando nacimiento
a la otra.
¿Cómo las construye Fohat? Él reúne el Ígneo Polvo. Hace Esferas de Fuego, corre
al través de ellas y a su alrededor, infundiéndoles vida; y después las pone en
movimiento: a las unas en esta dirección, a las otras en aquélla. Están frías, y él las
5. En la Cuarta, los Hijos reciben orden de crear sus Imágenes. La Tercera parte se
niega. Las Otras Dos obedecen.
La hueva de la Madre llenaba el Todo. Hubo Batallas reñidas entre los Creadores y
los Destructores, y Batallas reñidas por el Espacio; apareciendo y reapareciendo la
Semilla continuamente.
7. Haz tus cálculos, Lanú, si quieres saber la edad exacta de tu Pequeña Rueda. Su
cuarto Rayo “es” nuestra Madre. Alcanza el Cuarto Fruto del Cuarto Sendero del
Conocimiento que conduce al Nirvâna, y tú comprenderás porque verás...
ESTANCIA VII
3. Cuando el Uno se convierte en Dos, aparece el Triple, y los Tres son Uno; y éste
es nuestro Hilo, ¡oh, Lanú!, el Corazón del Hombre-Planta, llamado Saptaparma.
4. Él es Raíz que jamás perece; la Llama de Tres Lenguas y Cuatro Pabilos. Los
Pabilos son las Chispas que parten de la Llama de Tres Lenguas proyectada por los
5. La Chispa pende de la Llama por el más tenue hilo de Fohat. Ella viaja a través de
los Siete Mundos de Mâyâ. Se detiene en el Primero; y es un Metal y una Piedra; para
el Segundo, y hela hecha una Planta; la Planta gira a través de siete cambios, y viene
a ser un Animal Sagrado. De los atributos combinados de todos ellos, se forma Manu,
el Pensador. ¿Quién lo forma? Las Siete Vidas y la Vida Una. ¿Quién lo completa? El
Quíntuple Lha. ¿Y quién perfecciona el último Cuerpo? Pez, Pecado y Soma...
------------------------------
(Así acaba esta parte de la narración arcaica, obscura, confusa, casi incomprensible.
Trataremos ahora de hacer luz en estas tinieblas, para sacar el significado de esta
aparente falta de sentido).
COMENTARIOS
ESTANCIA I
(b) Porque son... las Doce Nidânas, o Causas del Ser. Cada una de ellas es el efecto
de la que le ha precedido, y a su vez causa de la que le suceda; estando basada la
suma total de las Nidânas en las Cuatro Verdades, doctrina especialmente
característica del Sistema Hinayâna (7). Pertenecen ellas a la teoría de la corriente
de la ley de encadenamiento que produce mérito y demérito, y que finalmente
manifiesta al Karma en la plenitud de su poder. Es un sistema fundado en la gran
verdad de que la reencarnación tiene que ser temida; pues la existencia en este
mundo vincula en el hombre sólo sufrimientos, desdicha y dolor; siendo la muerte
misma incapaz de libertar al hombre de ello, puesto que la muerte no es más que la
puerta a través de la cual se pasa a otra vida en la tierra, después de un breve reposo
en su umbral, o sea en el Devachan. El Sistema Hinayâna o Escuela del Vehículo
Pequeño, es de origen muy antiguo; al paso que el Mahâyâna, o Escuela del Gran
Vehículo, pertenece a un período posterior, habiendo tenido origen después de la
muerte de Buddha. Sin embargo, los principios de esta última son tan antiguos como
las montañas en medio de las cuales han existido semejantes escuelas desde tiempo
inmemorial; y en realidad, las escuelas Hinayâna y Mahâyâna enseñan ambas las
mismas doctrinas. Y}na o Vehículo es una expresión mística, y ambos “Vehículos”
significan que el hombre puede escapar de la tortura de los renacimientos, y aun de
la falsa felicidad del Devachan, por medio del logro de la Sabiduría y del
Conocimiento, únicos que pueden disipar los frutos de la Ilusión y de la Ignorancia.
Mâyâ, o Ilusión, es un elemento que entra en todos los seres finitos, dado que todas
las cosas que existen poseen tan sólo una realidad relativa y no absoluta, puesto que
la apariencia que el nóumeno oculto asume para cualquier observador, depende de
su poder de cognición. Una pintura para la vista no educada del salvaje la vez
primera que la ve, es una confusión incomprensible de líneas y de manchas de color,
mientras que la vista habituada descubre en seguida en ella una cara o un paisaje.
Nada es permanente más que la Existencia única, absoluta y oculta, que contiene en
sí misma los nóumenos de todas las realidades. Las existencias pertenecientes a
cada plano del ser, hasta los más elevados Dhyân Chohans, son, relativamente, de la
5. SÓLO TINIEBLAS LLENABAN EL TODO SIN LÍMITES (a); PUES PADRE, MADRE E
HIJO
ERAN UNA VEZ MÁS UNO, Y EL HIJO NO HABÍA DESPERTADO TODAVÍA PARA LA
(a) Las “Tinieblas son Padre-Madre; la Luz su Hijo”, dice un antiguo proverbio
oriental. La luz es inconcebible, a no ser que se la considere como viniendo de algún
origen que sea causa de la misma; y como en el caso de la Luz Primordial aquel
origen es desconocido, si bien claman enérgicamente por él la razón y la lógica, por
esto lo llamamos “Tinieblas” desde un punto de vista intelectual. En cuanto a la luz
prestada o secundaria, cualquiera que sea su origen, puede tener tan sólo un
carácter temporal y mayávico. Las Tinieblas constituyen, pues, la Matriz Eterna, en
la cual los Orígenes de la Luz aparecen y desaparecen. En este nuestro plano nada se
añade a las tinieblas para convertirlas en luz, o a la luz para transformarla en
tinieblas. Ellas son permutables, y científicamente la luz es tan sólo un modo de las
tinieblas y viceversa. Sin embargo, ambas son fenómenos del mismo nóumeno, el
PANNA (b) (9), PARA SER EXHALADO POR AQUELLO QUE ES, Y SIN EMBARGO NO
ES.
Hasta la fecha “existen sólo Cuatro Verdades y Cuatro Vedas” -dicen los indos y
buddhistas-. Por una razón semejante insistía Ireneo en la necesidad de Cuatro
Evangelios. Pero como cada nueva Raza-raíz en la cabeza de una Ronda debe tener
su revelación y sus reveladores, la próxima Ronda traerá consigo la Quinta, la
siguiente la Sexta, y así sucesivamente.
(c) Por “aquello que es, y sin embargo no es”, se significa el Gran Aliento mismo,
del cual únicamente podemos hablar como de la Existencia Absoluta, pero sin
poderlo representar a nuestra imaginación bajo una forma cualquiera de Existencia
que podamos distinguir de la No-Existencia. Los tres períodos -el Presente, el
Pasado y el Futuro- son en filosofía esotérica un tiempo compuesto; pues los tres
son un número compuesto únicamente con relación al plano fenomenal; pero en la
región del nóumeno no tienen validez abstracta. Como dicen las Escrituras; “El
Tiempo Pasado es el Tiempo Presente, así como también el Futuro, el cual, si bien no
ha entrado todavía en existencia, sin embargo es”, según un precepto de la
enseñanza Prasanga Madhyamika, cuyos dogmas “han sido siempre conocidos desde
que se separó de las escuelas puramente esotéricas (10). Nuestras ideas, en
resumen, acerca de la duración y del tiempo, son todas derivadas de nuestras
sensaciones, con arreglo a las leyes de asociación. Enlazadas de modo
incomprensible con la relatividad del humano conocimiento, no pueden, sin
embargo, poseer existencia alguna, excepto en la experiencia del yo individual, y
perecen cuando su marcha evolutiva disipa el Mâyâ de la existencia fenomenal. ¿Qué
es, por ejemplo, el tiempo, sino la sucesión panorámica de nuestros estados de
conciencia? He aquí las palabras de un Maestro: “Me siento exasperado al tener que
emplear estas tres palabras desdichadas -Pasado, Presente y Futuro-, pobres
conceptos de las fases objetivas del subjetivo todo, tan mal adaptadas para el objeto
como un hacha para labor escultórica delicada”. Es un axioma filosófico: hay que
alcanzar Paramârtha para no convertirse en fácil presa de Samvriti (11).
SER (b).
(b) La idea del “Eterno No-Ser que es el Único Ser” parecerá una paradoja a quien
no recuerde que nosotros limitamos nuestras ideas acerca del Ser a nuestra
presente conciencia de la Existencia; haciendo de ella un término específico, en
lugar de un término genérico. Si un niño en el seno materno pudiese pensar según la
acepción que damos a la palabra, limitaría necesariamente del mismo modo su
concepto del Ser a la vida intrauterina, única para él conocida; y si tratase de
expresar para su conciencia la idea de la vida después del nacimiento (para él
muerte), probablemente, dada la carencia de datos en qué fundarse, y de facultades
para comprenderlos, expresaría aquella vida como “No-Ser que equivale a Ser (o
existencia) Real”. En nuestro caso, el Ser Uno es el nóumeno de todos los nóumenos
que sabemos tienen que existir bajo los fenómenos, dándoles la sombra de realidad,
(b) “Sueño sin Ensueños” es uno de los siete estados de conciencia conocidos en el
esoterismo oriental. En cada uno de estos estados entra en acción una parte distinta
de la mente; o, como diría un vedantino, el individuo es consciente en un plano
diferente de su ser. El término “Sueño sin ensueños” es algún tanto an|logo a aquel
estado de conciencia en el hombre, que no siendo recordado en el estado de vigilia,
parece un vacío, lo mismo precisamente que el sueño al sujeto magnetizado le
parece un vacío inconsciente cuando vuelve a su condición normal, aun cuando haya
estado hablando y conduciéndose durante aquél como un individuo consciente lo
haría.
9. PERO, ¿EN DÓNDE ESTABA DANGMA CUANDO EL ÂLAYA DEL UNIVERSO (16)
ESTABA EN PARAMÂRTHA (a) (17), Y LA GRAN RUEDA ERA ANUPÂDAKA? (b)
Enseña la filosfía esotérica que toda cosa vive y es consciente; pero no que toda
vida y conciencia sean similares a las de los seres humanos ni aun a las de los
animales. Nosotros consideramos la vida como la única forma de existencia,
manifestándose en lo que llamamos Materia; o en el hombre en lo que llamamos,
haciendo una separación incorrecta, Espíritu, Alma y Materia. La Materia es el
Vehículo para la manifestación del Alma en este plano de existencia, y el Alma es el
Vehículo en un plano más elevado para la manifestación del Espíritu; y estos tres
son una Trinidad sintetizada por la Vida que los compenetra. La idea de la Vida
Universal es uno de aquellos antiguos conceptos que van volviendo a la mente
humana en este siglo, como consecuencia de haberse libertado de la teología
antropomórfica. Verdad es que la ciencia se contenta con trazar o presuponer los
signos de la Vida Universal, y no se ha atrevido todavía a proferir ni aun por lo bajo
“¡Anima Mundi!” La idea de la “vida cristalina”, en la actualidad familiar a la ciencia,
hace medio siglo hubiera sido despreciada. Los botánicos buscan ahora los nervios
de las plantas; no porque supongan que las plantas pueden sentir o pensar como los
ESTANCIA II
LA IDEA DE DIFERENCIACIÓN
(a) Los “Constructores”, los “Hijos de la aurora del Manv|ntara”, son los
verdaderos creadores del Universo; y en esta doctrina, que se ocupa solamente de
nuestro sistema planetario, ellos, como arquitectos del mismo, son también
llamados los “Vigilantes” de las Siete Esferas, que exotéricamente son los siete
planetas, y esotéricamente, también las siete tierras o esferas (Globos) de nuestra
Cadena. La frase de la Estancia I cuando hace mención de las “Siete Eternidades”, se
refiere tanto al Mahâkalpa o “la (gran) Edad de Barahm}”, como al Pralaya Solar y
resurrección subsiguiente de nuestro Sistema Planetario en un plano más elevado.
Existen muchas clases de Pralaya (disolución de una cosa visible), como se
demostrará en otro lugar.
HABÍA SILENCIO NI SONIDO (a); NADA, SALVO EL INCESANTE HÁLITO ETERNO (6),
(a) La idea de que las cosas pueden cesar de existir, y sin embargo ser, es
fundamental en la psicología oriental. Bajo esta aparente contradicción de términos,
hay un hecho de la Naturaleza; y lo importante es comprenderlo, más bien que
discutir acerca de las palabras. Un ejemplo familiar de una paradoja parecida, nos lo
da una combinación química. La cuestión acerca de si el hidrógeno y el oxígeno
cesan de existir cuando se combinan para formar el agua, se halla todavía sobre el
tapete; algunos dicen que desde el momento en que se les encuentra de nuevo al ser
descompuesta el agua, es porque deben continuar existiendo durante la
combinación; mientras otros opinan que al convertirse en algo completamente
distinto, deben cesar de existir como tales elementos durante todo aquel tiempo;
pero ni unos ni otros son capaces de formar el más ligero concepto de la condición
verdadera de una cosa que se ha convertido en otra diferente, y que, sin embargo, no
ha cesado de ser la misma. Con respecto al oxígeno y al hidrógeno, puede decirse
que la existencia como agua es un estado de No-Ser, el cual es un ser más real que su
existencia como gases; y puede simbolizar, aunque vagamente, la condición del
Universo cuando se sume en el sueño o cesa de ser, durante las Noches de Brahmâ,
para despertar o reaparecer nuevamente, cuando la aurora del nuevo Manvántara le
vuelve a llamar a lo que nosotros denominamos existencia.
(b) Se dice el “H|lito” de la Existencia Una, tan sólo en sus aplicaciones al aspecto
espiritual de la Cosmogonía, por el esotericismo arcaico; en otros casos es
reemplazado por su equivalente en el plano material, el Movimiento. El Elemento
Eterno y Único, o el Vehículo contenedor de los elementos, es el Espacio sin
dimensiones en ningún sentido; coexistente con la Duración Interminable, con la
Materia Primordial (por tanto, indestructible), y con el Movimiento, “Movimiento
Perpetuo”, Absoluto, que es el “H|lito” del Elemento Único. Este H|lito, como se ve,
no puede cesar jamás, ni aun durante las Eternidades Praláyicas.
Pero el Hálito de la Existencia Única no se aplica del mismo modo a la Única Causa
Sin Causa, o la Omniseidad (All-Be-ness en el texto), en oposición al Todo-Ser (All-
Being), que es Brahmâ o el Universo. Brahmâ, el dios de cuádruple faz, que después
Allí Brahmâ es la causa de las potencias que tienen que ser generadas
subsiguientemente para la obra de la “creación”. Por ejemplo, en el Vishnu Purâna
(7) cuando se traduce: “Y de él han procedido las potencias que tienen que ser
creadas, después de haberse ellas convertido en la causa real”, sería quiz|s m|s
correcto traducir: “Y de ELLO han procedido las potencias que crearán, al
convertirse en la causa real (en el plano Material)”. A ninguna otra más que a la
Causa sin Causa Ideal Única puede atribuirse el Universo. “El m|s digno de los
ascetas, por medio de su potencia -o sea por medio de la potencia de aquella causa-
cada cosa creada viene por su naturaleza inherente o propia”. Si, “en la Ved}nta y
Nyâya, nimitta es la causa eficiente en contraposición con upâdâma, la causa
material (y) en la Sânkhya, pradhâna implica las funciones de ambas”; en la filosofía
esotérica, que reconcilia a todos estos sistemas, y cuya exposición más próxima es la
Vedânta, tal como la presentan los vedantinos advaitis, no se puede especular acerca
de nada que no sea el upâdâna. Lo que para los vaishnavas (los Visishthadvaitas) es
como lo ideal en oposición a lo real -o Parabrahman e Íshvara- no puede tener lugar
alguno en las especulaciones publicadaas, puesto que aun aquel ideal es una palabra
errónea cuando se aplica a lo que ninguna razón humana, ni siquiera la de un
Adepto, puede concebir.
(b) (9).
(b) Una de las figuras simbólicas del Poder Dual y Creador en la Naturaleza
(materia y fuerza en el plano material), es “Padma”, el lirio de agua de la India. El
“Si quieres creer en el Poder que actúa en la raíz de una planta, o imaginar a la raíz
oculta bajo el suelo, tienes que pensar en su tallo o tronco y en sus hojas y flores. No
puedes imaginar aquel Poder independientemente de estos objetos. La Vida puede
ser únicamente conocida por el Árbol de Vida...” (11).
5. LOS SIETE (13) NO HABÍAN NACIDO TODAVÍA DEL TEJIDO DE LUZ. EL PADRE-
Svabh}vat, la “Esencia Pl|stica” que llena el Universo, es la raíz de todas las cosas.
Svabhâvat es, por decirlo así, el aspecto buddhista concreto de la abstracción
denominada Mûlaprakriti en la filosofía hindú. Es el cuerpo del Alma, y aquello que
el Éter sería con respecto a Âkâsha, siendo este último el principio animador del
De aquí la afirmación de que durante el prólogo, por decirlo así, del drama de la
Creación, o el principio de la evolución cósmica, el Universo o el Hijo, permanece
todavía oculto “en el Pensamiento Divino”, que no había penetrado todavía “en el
Divino Seno”. Esta idea, obsérvese bien, es la fundamental, y constituye el origen de
todas las alegorías acerca de los “Hijos de Dios”, nacidos de vírgenes inmaculadas.
ESTANCIA III
El “Huevo del Mundo” es, quiz|s, uno de los símbolos m|s universalmente
adoptados, siendo en alto grado sugestivo, tanto en el sentido espiritual como en el
fisiológico y en el cósmico. Por lo tanto, se le encuentra en todas las teogonías del
mundo asociado con el símbolo de la serpiente, siendo esta última en todas partes,
tanto en filosofía como en simbolismo religioso, un emblema de la eternidad, del
infinito, de regeneración, de renovación y de rejuvenecimiento, así como de la
sabiduría. El misterio de la autogeneración y evolución aparentes, por medio de su
propio poder creador, repitiendo en miniatura en el huevo el proceso de la
evolución cósmica, siendo ambas debidas al calor y a la humedad bajo los efluvios
del espíritu invisible y creador, justifica plenamente la elección de este símbolo
gr|fico. El “Huevo Virginal” es el símbolo microcósmico del prototipo
marcrocósmico, la “Virgen Madre”, el Caos o el Abismo Primitivo. El Creador
masculino (llámesele como se quiera) emana de la virgen femenina, la Raíz
Inmaculada fecundada por el Rayo. ¿Quién habrá, versado en astronomía y en
ciencias naturales, que pueda desconocer la oportunidad de tales símbolos? El
Kosmos, como naturaleza receptora, es un huevo fecundado que, sin embargo,
permanece inmaculado; pues desde el momento en que se le considera como sin
límites, no puede tener más representación que la esférica. El Huevo Áureo se
hallaba rodeado por siete elementos naturales, “cuatro manifiestos (éter, fuego, aire,
agua), tres secretos”. Esto se halla citado en el Vishnu Purâna, en donde a los
elementos se les traduce como “Envolturas”, y se añade uno secreto: Ahamkâra (5).
En el texto original no figura Ahamkâra; menciona siete Elementos sin especificar
los tres últimos.
4. LOS TRES (6) CAEN EN LOS CUATRO (7). LA RADIANTE ESENCIA VIENE A SER
SIETE
(a) Debemos explicar el uso de las figuras geométricas y las alusiones frecuentes a
figuras en todas las escrituras antiguas, como en los Purânas, el Libro de los Muertos,
egipcio, y aun la Biblia. En el Libro de Dzyan, como en la Kabalah, existen dos clases
de numeración que hay que estudiar: las figuras, que son con frecuencia puramente
velos, y los Números Sagrados, cuyos valores son todos conocidos por los ocultistas,
a través de la Iniciación. Las primeras son tan sólo jeroglíficos convencionales; los
segundos constituyen el símbolo fundamental de todo. Lo cual equivale a decir que
las unas son puramente físicas, y puramente metafísicos los otros; estando
relacionados unas y otros como la materia al espíritu, los polos extremos de la
Substancia Una.
¿No se distinguen las creaciones más diminutas, lo mismo que las más colosales,
por sus cantidades, por sus cualidades, por sus dimensiones y sus fuerzas y
atributos, todo engendrado por el Número? Lo infinito de los números, es un hecho
demostrado a nuestra mente, pero acerca del cual no puede darse ninguna prueba
física. El matemático nos dirá que lo infinito de los números existe, pero que no es
demostrable. Dios es un Número dotado de movimiento, el cual se siente pero no se
demuestra... Como Unidad, encabeza los Números, con los cuales nada posee en
común. La existencia del Número depende de la Unidad, la cual, sin un solo Número,
los engendra a todos... ¡Qué!, incapaz tanto para medir la abstracción primera que a
ti la Deidad te ha concedido, como para hacerla tuya, ¿esperas todavía sujetar a tus
medidas el misterio de las Ciencias Secretas que emana de aquella Deidad?... ¿Y qué
es lo que sentirías tú si yo te sumiera en los abismos del Movimiento, la Fuerza que
organiza los Números? ¿Qué pensaríais si te añadiera que el Movimiento y el Número
(b) “La Radiante Esencia se coagula y difunde al través de los Abismos del
Espacio”. Desde un punto de vista astronómico, es esto de f|cil explicación: es la Vía
Láctea, el material de los mundos, o la Materia Primordial en su forma primitiva. Es
más difícil empero, explicarlo en pocas palabras o aun líneas, desde el punto de vista
de la Ciencia Oculta y del Simbolismo; pues es el más complicado de los emblemas.
En él hállanse contenidos más de una docena de símbolos. Para empezar contiene el
panteón completo de las cosas misteriosas (11), cada una de las cuales posee alguna
significación oculta definida, extraída de la alegoría hindú del “Mazar del Océano”
por los Dioses. Además, Amrita, el agua de la vida o de la inmortalidad, Surabhi, la
“vaca de la abundancia”, llamada “la Fuente de la leche y de los co|gulos”, fue
extraída de este “Mar de Leche”. De aquí la adoración universal de la vaca y del toro;
la una, el poder productor, y el otro, el poder generador en la Naturaleza: símbolos
relacionados con las deidades Solares y Cósmicas. Como las propiedades específicas
para propósitos ocultos, de las “catorce cosas preciosas”, son explicadas únicamente
en la Cuarta Iniciación, no pueden ser mencionadas aquí; pero puede observarse lo
siguiente: En el Shatapatha Barâhmana se establece que el Mazar del Océano de
Leche tuvo lugar en el Satya Yuga, la primera época que siguió inmediatamente al
“Diluvio”. Sin embargo, como ni el Rig-Veda ni Manu -ambos anteriores al “Diluvio”
de Vaivasvata, o sea el sufrido por la mayoría de la Cuarta Raza- hacen mención de
este diluvio, es evidente que no es ni el Gran Diluvio, ni el que causó la desaparición
de los Atlantes, ni siquiera el diluvio de Noé, el que allí se menciona. Este “Mazar” se
refiere a un período anterior a la formación de la tierra, y se halla en relación directa
con otra leyenda universal, cuyas varias y contradictorias versiones culminaron en
el dogma cristiano de la “Guerra en los Cielos”, y la “Caída de los Ángeles”. Los
Brâhmanas, criticados con frecuencia por los orientalistas, con sus versiones sobre
los mismos asuntos, a menudo contradictorias, son, ante todo, obras
preeminentemente ocultas; y de aquí que se usen intencionalmente como velos. Se
permitió sobreviviesen para propiedad y uso públicos, precisamente por ser
absolutamente ininteligibles para el vulgo. De otra manera habrían desaparecido de
la circulación, desde los mismos días de Akbar.
Siendo la Esencia de las Tinieblas la Luz Absoluta, tómase a las Tinieblas como
representación apropiada y alegórica de la condición del Universo durante el
Pralaya, o sea el reposo absoluto o no ser, tal como ello aparece a nuestra razón
Según las doctrinas de los rosacruces tal como se han entendido y explicado por
los profanos y esta vez correctamente, aunque tan sólo en parte, “la Luz y las
Tinieblas son idénticas en sí mismas, siendo únicamente divisibles en la mente
humana”; y según Roberto Fludd, “la obscuridad adoptó la iluminación con objeto de
hacerse visible” (15). Según los principios del ocultismo oriental, las Tinieblas son la
única realidad verdadera, la base y la raíz de la Luz, sin la cual esta última jamás
podrá manifestarse ni siquiera existir. La Luz es Materia, las Tinieblas Espíritu puro.
Las Tinieblas, en su base radical y metafísica, son luz subjetiva y absoluta; al paso
que la Luz, con todo su esplendor y gloria aparentes, es tan sólo una mera masa de
sombras; pues nunca podrá ser eterna, y es sencillamente una ilusión o Mâyâ.
Aun en el Génesis (16), que confunde a la razón y fatiga a la ciencia, la luz es creada
de las tinieblas - “y las tinieblas permanecen sobre la faz del abismo” - y no
viceversa. “En él (en las tinieblas) existía la vida; y la vida era la luz de los hombres”
(17). Puede llegar un día en que los ojos humanos se abran, y entonces
comprenderán mejor el versículo del Evangelio de Juan, que dice: “Y la luz brilló en
las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron”. Ver|n entonces que la palabra
“tinieblas” no se aplica a la visión espiritual del hombre, sino verdaderamente a
Tinieblas, lo Absoluto, que no comprende (no puede conocer) la luz transitoria, por
trascendente que sea para los ojos humanos. Demon est Deus inversus. Al diablo le
llama ahora la Iglesia “tinieblas” mientras que en la Biblia, en el Libro de Job, se le da
el nombre de “Hijo de Dios”, la estrella resplandeciente de la mañana, Lucifer. Existe
un completo sistema filosófico de artificio dogmático, en la razón por la que el
primer Arcángel que brotó de las profundidades del Caos, fue llamado Lux (Lucifer),
el “Hijo Luminoso de la Mañana” o Aurora Manvant|rica. Fue transformado por la
SIN PAR -EL ESPACIO LUMINOSO, HIJO DEL NEGRO ESPACIO, QUE SURGE DE LAS
LA UNIÓN PRODUCE EL SAPTA, EN QUIEN ESTÁN LOS SIETE QUE VIENEN A SER
LOS
DEJA VER LO DE ABAJO, COMO LA GRAN ILUSIÓN. SEÑALA LOS SITIOS PARA LOS
(a) “El Espacio Luminoso, Hijo del Negro espacio”, corresponde al Rayo emitido en
la vibración primera de la nueva Aurora, en las grandes Profundidades Cósmicas, de
donde surge diferenciado como Oeaohoo, el m|s joven” (la “Nueva Vida”), para
convertirse al final del Ciclo de Vida en el Germen de todas las cosas. Él es “el
Hombre Incorpóreo que contiene en sí mismo la Idea Divina”, el generador de la Luz
y de la Vida, empleando una expresión de Filón el Judío. A él se le llama el
“Resplandeciente Dragón de Sabiduría”, porque, en primer lugar, es lo que los
filósofos griegos llamaban el Logos, el Verbo del Pensamiento Divino; y en segundo,
Jesús aceptó la serpiente como un sinónimo de Sabiduría, y esto formó parte de sus
enseñanzas: “Sed sagaces como la serpiente”, dice. En el principio, antes de que la
Madre se convirtiera en Padre-Madre, el Dragón de Fuego se movía sólo en los
infinitos” (27). El Aitareya Brâhmana llama a la Tierra Sarpar}jni, la “Reina
Serpiente” y la “Madre de todo cuanto se mueve”. Antes que nuestro globo asumiera
la forma de huevo (y también el Universo), “un largo rastro de polvo Cósmico (o
niebla ígnea) se movía y retorcía como una serpiente en el Espacio”. El “Espíritu de
Dios moviéndose en el caos” fue simbolizado por todas las naciones bajo la forma de
una serpiente de fuego, exhalando fuego y luz sobre las aguas primordiales, hasta
haber incubado la materia cósmica y hacerla asumir la forma anular de una
serpiente con la cola en su boca; la cual simboliza, no solamente la Eternidad y el
infinito, sino también la forma globular de todos los cuerpos formados en el
Universo, de aquella niebla de fuego. El Universo, lo mismo que la Tierra y que el
Hombre, arrojan periódicamente, a manera de las serpientes, sus antiguas pieles,
para revestir otras nuevas después de un período de reposo. Seguramente no es esta
imagen de la serpiente menos graciosa o más prosaica que la oruga y la crisálida, de
la cual brota la mariposa, el emblema griego de Psyche, el alma humana. También
era el Dragón el símbolo del Logos entre los egipcios, sucediendo lo mismo entre los
gnósticos. En el Libro de Hermes, Pymander, el más antiguo y el más espiritual de los
Logos del Continente occidental, se representa a Hermes bajo la forma de un Dragón
ígneo de “Luz, Fuego y Llama”. Pymander, el “Pensamiento Divino” personificado,
dice:
La luz soy yo; yo soy en Nous (la Mente o Manu); yo soy tu Dios, soy mucho más
antiguo que el principio humano que escapa de la sombra (Tinieblas, o la Deidad
oculta). Yo soy el germen del pensamiento, el Verbo resplandeciente, el Hijo de Dios.
Todo cuanto así ves y oyes en ti, es el Verbum del Maestro, es el Pensamiento
(Mahat), el cual es Dios, el Padre (28). El Océano celestial, el AEther... es el aliento
del Padre, el principio que da la vida, la Madre, el Espíritu Santo..., pues estos no
están separados, y su unión es la Vida.
(c) El “Mar de Fuego” es, pues, la Luz Super-Astral (o sea Noumenal), la radiación
primera de la Raíz Mûlaprakriti, la Substancia Cósmica no diferenciada que se
convierte en Materia Astral. También es llamada la “Serpiente de Fuego”, tal como se
ha descrito antes. Si se tiene presente que tan sólo existe Un Elemento Universal
infinito, innato e inmortal, y que todo el resto -como en el mundo de los fenómenos-
son tan sólo múltiples aspectos y transformaciones diferenciadas (correlaciones las
llaman hoy) de esa Unidad, desde los efectos macrocósmicos a los efectos
microcósmicos; desde los seres sobrehumanos hasta los humanos y subhumanos, la
totalidad, en resumen, de la existencia objetiva, desaparecerá entonces la dificultad
primera y principal, y la Cosmología Oculta podrá ser dominada. Tanto en la
Teogonía egipcia como en la india, ha existido una Deidad Oculta, el UNO, y un dios
creador andrógino; siendo Shoo el dios de la creación, y Osiris, en su forma primaria
y original, el dios “cuyo nombre es desconocido” (32).
Los antiguos lo han representado por una serpiente, porque “Fohat silba cuando se
desliza de un punto a otro”, en zigzag. La Kabalah lo representa con la letra Hebrea
Teth, cuyo símbolo es la serpiente, que ha desempeñado un papel tan principal en
los Misterios. Su valor universal es nueve, porque es la novena letra del alfabeto, y la
novena puerta de los cincuenta portales o pórticos que conducen a los misterios
ocultos del ser. Es el agente mágico por excelencia, y en la filosofía Hermética
designa “la Vida infundida en la Materia Primordial”, la esencia que constituye todas
las cosas, y el espíritu que determina sus formas. Pero existen dos operaciones
herméticas secretas, una espiritual y otra material, correlativas y por siempre
unidas. Como dice Hermes:
No fue Zenón, el fundador del sistema de los estoicos, el único que enseñó que el
Universo se desenvuelve, y su substancia primera se transforma del estado de fuego
en el de aire, después en el de agua, etc. Heráclito de Éfeso sostenía que el único
principio existente bajo todos los fenómenos de la Naturaleza es el fuego. La
inteligencia que mueve al Universo es el fuego, y el fuego es inteligencia. Y mientras
Anaxímenes dice lo mismo respecto del aire, y Thales de Mileto (600 antes de
Cristo) lo dice acerca del agua, la Doctrina Esotérica reconcilia a todos estos filósofos
demostrando que a pesar de estar en lo justo cada cual en su respectivo sistema,
ninguno de estos, sin embargo, era completo.
En el Comentario sánscrito a esta Estancia, son muchos los términos que se usan
para el principio oculto y no revelado. En los manuscritos más primitivos de la
literatura hindú, esta Deidad Abstracta no revelada no tiene nombre. Se la llama
generalmente “Aquello” (Tad, en s|nscrito), y significa todo lo que es, era o ser|, o
que puede ser concebido así por la mente humana.
Todos estos -”la Luz”, “la Llama”, “el Frío”, “el Fuego”, “el Calor”, “el agua” y “el agua
de Vida” - son en nuestro plano el linaje, o como diría un físico moderno, las
correlaciones de la Electricidad. ¡Poderosa palabra y símbolo todavía más potente!
Generador sagrado de una sucesión no menos sagrada; del Fuego, el creador, el
conservador y el destructor; de la Luz, la esencia de nuestros divinos antecesores;
de la Llama, el Alma de las cosas. La Electricidad es la Vida Una en el peldaño
superior del Ser, y el Fluido Astral, el Athanor de los alquimistas, en el inferior; Dios
y Diablo, el Bien y el Mal.
Ahora bien; ¿por qué se llama a la Luz “Llama Fría”? Porque en el orden de la
Evolución Cósmica (según enseña el Ocultismo), la energía que obra sobre la
materia después de su primera formación en átomos, es generada en nuestro plano
por el Calor Cósmico; y porque el Cosmos, en el sentido de materia disgregada, no
existía antes de aquel período. La primera Materia Primordial, eterna y coeva con el
Espacio, la cual no tiene ni principio ni fin, ni (es) caliente ni fría, sino que es de su
propia naturaleza especial”, dice el Comentario. El calor y el frío son cualidades
relativas y pertenecen a los reinos de los mundos manifestados, todos procedentes
del Hyle manifestado, al cual, en su aspecto en absoluto latente, se hace referencia
como a la “Virgen Fría”, y cuando ya despierto a la vida, como a la “Madre”. Los
antiguos mitos cosmogónicos occidentales declaran que al principio tan sólo existía
niebla fría (el Padre), y el limo prolífico (la Madre, Ilus o Hyle), de donde salió
deslizándose la Serpiente del Mundo (la Materia) (41). La Materia Primordial, pues,
antes de surgir del plano de lo que jamás se manifiesta, y de despertar al
estremecimiento de la acción bajo el impulso de Fohat, es tan sólo “una radiación
fría, incolora, sin forma, insípida y desprovista de toda cualidad y aspecto”. Así es
también su Primogenitura, los “Cuatro Hijos”, que “son Uno y se convierten en
Siete”; las Entidades por cuyas calificaciones y nombres los antiguos ocultistas
orientales han llamado a los cuatro de los siete “Centros de Fuerza” primarios, o
Átomos, que se desarrollan últimamente en los grandes “Elementos” Cósmicos,
ahora divididos en los setenta subelementos conocidos por la Ciencia. Las cuatro
“Naturalezas Primarias” de los primeros Dhy}n Chohans son llamadas (a falta de
10. EL PADRE-MADRE TEJE UNA TELA, CUYO EXTREMO SUPERIOR ESTÁ UNIDO AL
En el Mândukaya Upanishad (45) se dice: “Así como una araña extiende y recoge su
tela; así como brotan las hierbas en el terreno... del mismo modo es el Universo
derivado de aquel que no decae”, Brahm}, pues el “Germen de las Tinieblas
desconocidas” es el material del cual todo se desenvuelve y desarrolla “como la tela
de la araña, como la espuma del agua”, etc. Esto es tan sólo gr|fico y real cuando el
término Brahm}, el “Creador”, es derivado de la raíz brih, aumentar o extenderse.
Brahm}, “se extiende” y se convierte en el Universo tejido de su propia substancia.
AL FINAL DEL GRAN DÍA, Y SER DE NUEVO UNOS CON ELLA. CUANDO LA TELA SE
La expansión del Universo bajo la acción del “Soplo de Fuego” es muy sugestiva a la
luz del período de la niebla de fuego, de que tanto habla la ciencia moderna,
sabiendo en realidad tan poco.
UNO (53) ES UNA PARTE DE LA TELA (54). REFLEJANDO AL “SEÑOR QUE EXISTE
POR SÍ MISMO” (55), COMO UN ESPEJO, CADA CUAL A SU VEZ VIENE A SER UN
MUNDO (56).
Fohat endurece los |tomos; o sea, infundiéndoles energía, esparce los “Átomos” o
la Materia Primordial. “Él se disemina mientras esparce la materia en forma de
Átomos”.
ESTANCIA IV
(a) Las palabras los “Hijos del Fuego”, los “Hijos de la Niebla de Fuego” y las
análogas requieren explicación. Se relacionan con un gran misterio primitivo y
universal, y no es fácil aclararlo. Existe un párrafo en el Bhagavad-Gitâ en donde
hablando Krishna simbólica y esotéricamente, dice:
Yo indicaré los tiempos (condiciones)... en que los devotos al partir (de esta vida),
lo hacen, para no volver jamás (a renacer), o para volver (a encarnarse de nuevo). El
fuego, la llama, el día, la quincena brillante (feliz), los seis meses del solsticio del
Norte, partiendo (muriendo)... en estos, los que conocen a Brahman (los Yogis), van
al Brahman. El humo, la noche, la quincena sombría (desgraciada), los seis meses del
solsticio Meridional (muriendo)... en estos, el devoto va a la luz lunar (o mansión,
también la Luz Astral), y vuelve (renace). Estos dos senderos, el brillante y el
sombrío, se dice que son eternos en este mundo (o Gran Kalpa (edad)). Por el uno se
va (el hombre) para no volver jamás, por el otro vuelve (1).
Ahora bien, estos nombres “el fuego”, “la llama”, “el día”, la “quincena
resplandeciente”, etc.; y “el humo”, “la noche” y así sucesivamente, que conducen tan
sólo al fin del sendero Lunar, son incomprensibles sin conocimientos del
Esoterismo. Todos ellos son nombres de varias deidades que presiden sobre los
Poderes Cosmopsíquicos. Hablamos con frecuencia de la Jerarquía de “las Llamas”,
de los “Hijos del Fuego”, etc. Sankar}ch}rya, el m|s sabio de los Maestros Esotéricos
de la India, dice que el Fuego significa una deidad que preside sobre el Tiempo
NUESTROS PADRES...
Esto se explica en el Libro II, y este nombre, “Llama Primordial”, corrobora lo que
se ha dicho en el primer párrafo del comentario precedente de la Estancia IV.
Los primordiales son los Seres más elevados en la Escala de la Existencia. Son los
Arcángeles del Cristianismo, los que se niegan a crear o más bien a reproducirse,
como lo hizo Miguel en este último sistema, y como lo hicieron los “Hijos mayores
nacidos de la Mente” de Brahm} (Vedhas).
DOBLE SIETE, LA SUMA TOTAL (b). Y ÉSTAS SON LAS ESENCIAS, LAS LLAMAS, LOS
NARON LAS FORMAS, LAS CHISPAS, LOS ANIMALES SAGRADOS (d) Y LOS MENSA-
JEROS DE LOS SAGRADOS PADRES (10) DENTRO DEL SANTO CUATRO (11).
(a) Esto se refiere a la Ciencia Sagrada de los Números, tan sagrada a la verdad y
tan importante en el estudio del Ocultismo, que el asunto apenas es susceptible de
ser bosquejado aun en una obra tan extensa como la presente. Sobre las Jerarquías y
los números correctos de estos seres, invisibles (para nosotros), excepto en muy
raras ocasiones, está edificado el misterio de la estructura del Universo entero. Los
Kum}ras, por ejemplo, son llamados los “Cuatro”, si bien son, en realidad, siete en
número; porque Sanaka, Sananda, Sanâtana y Sanatkumâra son los principales
Vaidh}tra (su nombre patronímico) que surgieron del “cu|druple misterio”. Para
aclarar más el conjunto, tenemos que acudir a principios más familiares para
algunos de nuestros lectores, especialmente para los brahmánicos.
“El Uno del Huevo, el Seis y el Cinco” dan el número 1065, el valor del Primogénito
(posteriormente el Brahmâ-Prajâpati, varón y hembra), que responde a los números
7, 14 y 21, respectivamente. Los Prajâpati, lo mismo que los Sephiroth, son
únicamente siete, incluyendo la Sephira sintética de la Tríada que los produce. Así,
de Hiranyagarbha o Prajâpati, el Trino y Uno (la Trimurti Védica primitiva, Agni,
Vâyu y Sûrya), emanan los otros siete, también diez, si separamos a los tres
(b) “E l Tres, el Uno, el Cuatro, el Uno, el Cinco”, en su totalidad dos veces siete,
representan 31415, la Jerarquía numérica de los Dhyân Chohans de los distintos
órdenes, y del mundo interno o circunscripto (13). Este número, colocado en la
frontera del gran Círculo “No se Pasa” -llamado también Dhy}nip}sha, el “Cable de
los Ángeles”, el “Cable” que separa el Cosmos fenomenal del noumenal, y que no se
halla dentro del límite de percepción de nuestra conciencia presente objetiva-,
cuando no es aumentado por permutación y expansión, es siempre 31415
anagramática y kabalísticamente; siendo a la vez el número del círculo y el de la
mística Sv|stica, otra vez el “Doble Siete”; pues en cualquier sentido que se cuenten
las dos combinaciones de las cifras, sumadas un número tras otro, siempre
resultarán catorce. Matemáticamente, representan el cálculo bien conocido de que la
razón del di|metro a la circunferencia de un círculo, es como 1 a 3’1415, o sea el
valor ... (pi) como se le llama. Esta disposición de las cifras debe poseer la misma
significación, desde el momento que 1 :3’16159, y adem|s 1 :3’1415927 son
combinados en los cálculos secretos para expresar los varios ciclos y épocas del
“primogénito”, o 311.040.000.000.000 con fracciones, y dan el mismo 13415 gracias
a un procedimiento cuya exposición no es ahora pertinente. Puede demostrarse que
Mr. Ralston Skinner, autor de The Source of Measures (Origen de las Medidas), lee la
palabra hebrea Alhim con los mismos valores numéricos 13514, omitiendo, como se
ha dicho, los ceros, y por permutación, puesto que ... (a) es 1; .... (l) es 3 (30); ... (h) es
5; ... (i) es 1 (10); y ... (m) es 4 (40); y anagramáticamente 31415, como él explica.
(c) Los Devas, Pitris, Rishis; los Suras y los Asuras; los Daityas y los Âdityas; los
Dânavas y Gandharvas, etc., tienen todos ellos sus sinónimos en nuestra Doctrina
Secreta, lo mismo que en la Kabalah y en la Angelología hebrea; pero inútil es citar
los antiguos nombres, pues no conduciría más que a crear confusión. Muchos de
estos pueden encontrarse también ahora hasta en la Jerarquía cristiana de Poderes
celestiales y divinos. Todos esos Tronos y Dominaciones, Virtudes y Principados,
Querubines, Serafines y Demonios, habitantes diversos del Mundo Sideral, son las
modernas copias de prototipos arcaicos. El mismo simbolismo de sus nombres, aun
cuando desfigurados y arreglados en griego y en latín, es suficiente para
demostrarlo, como se probará más adelante en varias ocasiones.
¿Diez números sin qué? Uno: ¡el Espíritu del Dios vivo... que vive en las
eternidades! ¡La Voz y el Espíritu y el Verbo; y éste es el Espíritu Santo... Dios: el Aire
salido del Espíritu... Él dibujó y esculpió con ello veintidós letras de fundación, tres
madres, siete dobles y doce sencillas, y un Espíritu salido de ellas. Tres: el Agua
Así fue el mundo formado “por medio de Tres Seraphim -Sepher, Saphar y Sipur”, o
“por medio del Número, Números y Numerado”. Con la clave astronómica, estos
“Animales Sagrados” se convierten en los signos del Zodíaco.
LLOS DE LOS SIETE ESTÁN SOMETIDOS, Y SON LOS SERVIDORES DEL PRIMERO,
DEL SEGUNDO, DEL TERCERO, DEL CUARTO, DEL QUINTO, DEL SEXTO Y DEL SÉP-
TIMO DE LOS SIETE (a). ESTOS (15) SON LLAMADOS ESFERAS, TRIÁNGULOS,
CUBOS,
(a) Esta Sloka da de nuevo un breve análisis de las jerarquías de los Dhyân
Chohans, llamados Devas (Dioses) en la India, o sean los Poderes Conscientes e
Inteligentes de la Naturaleza. A esta Jerarquía corresponden los tipos actuales en
que la Humanidad puede ser dividida; porque la Humanidad, como un todo, es en
realidad una expresión materializada de aquélla, aunque todavía imperfecta. El
“Ejército de la Voz” es una frase que se halla íntimamente relacionada con el
misterio del sonido y del Lenguaje, como un efecto y un corolario de la Causa: el
Pensamiento Divino. Como lo ha expresado con belleza P. Christian, el ilustrado
autor de la Histoire de la Magie y de L’Homme Rouge des Tuileries, tanto las palabras
Sí; los nombres (y las palabras) son benéficos o maléficos; son, en cierto sentido, o
venenosos o dispensadores de salud, con arreglo a las influencias ocultas unidas por
la Sabiduría suprema a sus elementos, esto es, a las letras que los componen y a los
números correlativos a estas letras.
Esto es un todo cierto como enseñanza esotérica, aceptada por todas las escuelas
orientales de Ocultismo. En el sánscrito, lo mismo que en el hebreo y en todos los
demás alfabetos, cada letra posee su significación oculta y su razón de ser; es una
causa y un efecto de otra causa precedente, y la combinación de éstas produce con
mucha frecuencia los más mágicos efectos. Las vocales, especialmente, contienen las
potencias más ocultas y formidables. Los Mantras (esotéricamente, invocaciones
más bien mágicas que religiosas) son cantados por los brahmanes, y lo mismo
sucede con el resto de los Vedas y otras Escrituras.
La Madre es el ígneo Pez de la Vida. ella extiende su Hueva y el Soplo (el Movimiento)
la calienta y aviva. Los gránulos (de la Hueva) pronto se atraen unos a otros, y forman
los Coágulos en el Océano (del Espacio). Las masas y mayores se unen y reciben nueva
Hueva, en ígneos Puntos, Triángulos y Cubos, que maduran, y a su debido tiempo,
algunas de las masas se desprenden y asumen forma esferoidal, operación que realizan
sólo cuando las otras no se inmiscuyen. Después de lo cual, la Ley Nº *** entra en
funciones. El Movimiento (el Soplo) se convierte en Torbellino y las pone en rotación
(21).
NUEVE (23).
LOS DIEZ SON EL UNIVERSO ARÛPA (b) (26). LUEGO VIENEN LOS HIJOS, LOS SIETE
(b) O Esto significa que el “Círculo Sin Límites”, el cero, se convierte en un número
únicamente cuando una de las nueve cifras le precede, manifestando entonces su
valor y su potencia; el “Verbo” o Logos en unión con la “Voz” y el Espíritu (28) (la
expresión y origen de la conciencia) significa las nueve cifras, y forma así con el cero
“Ocho casas fueron construidas por la Madre: ocho casas para sus ocho Hijos
Divinos: cuatro grandes y cuatro pequeñas. Ocho brillantes Soles, en armonía con su
edad y méritos. Bal-i-lu (Mârtanda) no estaba satisfecho, aunque su casa era la mayor.
Empezó (a trabajar) como lo hacen los grandes elefantes. Él inspiró dentro de (atrajo
a) su estómago los aires vitales de sus hermanos. Él trató de devorarlos. Los cuatro
mayores se hallaban muy lejos, allá en la frontera de su reino (30). Ellos no fueron
despojados (afectados), y se rieron. Haced todo cuanto queráis, Señor; no nos podéis
alcanzar, dijeron. Pero los más pequeños lloraron. Ellos se quejaron a la Madre. ella
desterró a Bal-i-lu al centro de su reino, de donde no podía moverse. (Desde entonces)
él (únicamente) vigila y amenaza. Los persigue girando lentamente en torno de sí
mismo, apartándose ellos rápidamente de él, y él siguiendo desde lejos la dirección en
la cual sus hermanos se mueven en el sendero que rodea sus casas (31). Desde aquel
día se alimenta con el sudor del cuerpo de la Madre. Se llena con su aliento y desechos.
Por lo tanto, ella le rechazó”.
Hay todo un poema en las batallas pregenéticas libradas entre los planetas en
desenvolvimiento antes de la formación final del Cosmos, explicándose con ello la
posición, al parecer perturbada, de los sistemas de varios planetas; el plano de los
satélites de algunos (de Neptuno y de Urano, por ejemplo, de los cuales nada sabían
los antiguos, según se dice), habiendo sufrido una declinación, aparentan con ello
tener un movimiento retrógrado. Estos planetas son llamados los Guerreros, los
Arquitectos, y son aceptados por la Iglesia Romana como los jefes de las Huestes
celestiales, mostrando así las mismas tradiciones. Habiéndose el Sol desenvuelto, se
nos enseña, del Espacio Cósmico (antes de la formación final de los primarios y de la
anulación de la nebulosa planetaria), absorbía en las profundidades de su masa toda
la vitalidad cósmica que podía, amenazando tragarse a sus “Hermanos” m|s débiles,
Esto viene a ser una aproximación tan grande a las enseñanzas ocultistas como
jam|s se ha imaginado la Ciencia; pues el Ocultismo lo explica por el “soplo muerto”
devuelto por Mârtanda, y su alimentación con el “sudor y desechos” de la “Madre
Espacio”. Lo que podía afectar sólo muy poco a Neptuno (38), a Saturno y a Júpiter,
hubiera dado muerte a “Mansiones” relativamente pequeñas, como Mercurio, Venus
y Marte. Como Urano no era conocido antes del fin del siglo XVIII, el nombre del
cuarto planeta mencionada en la alegoría tiene que continuar siendo un misterio
para nosotros.
6. ... DESPUÉS LOS SEGUNDOS SIETE, QUE SON LOS LIPIKA, PRODUCIDOS POR LOS
Jamás cae una sombra sobre un muro sin dejar en él una huella permanente que
puede hacerse visible recurriendo a procedimientos adecuados... Los retratos de
nuestros amigos o paisajes pueden permanecer ocultos a la vista en la superficie
sensitiva, pero dispuestos se hallan a aparecer tan pronto como se acude a los
medios propios para desarrollarlos. Un espectro hállase oculto en una superficie de
plata o de cristal, hasta que por medio de nuestra nigromancia lo hacemos aparecer
Los Dres. Jevons y Babbage creen que cada pensamiento desplaza las partículas del
cerebro, y poniéndolas en movimiento, las disemina al través del Universo: creen
también que “cada partícula de la materia existente debe de ser un registro de todo
cuanto ha sucedido” (42). Así la antigua doctrina ha comenzado a adquirir derechos
de ciudadanía en las especulaciones del mundo científico.
Relacionados como se hallan los Lipika con el destino de cada hombre, y con el
nacimiento de cada niño, cuya vida se halla ya trazada en la Luz Astral -no de un
modo fatalista, sino porque el Futuro, lo mismo que el Pasado, permanece siempre
vivo en el Presente-, puede decirse también que ejercen una influencia en la ciencia
del Horóscopo. Tenemos que admitir la verdad de esta última, que queramos o no;
pues según ha observado uno de los modernos adeptos de la Astrología:
Ahora que la fotografía nos ha revelado la influencia química del sistema sideral,
fijando en la placa sensible del aparato millares de estrellas y de planetas que hasta
la fecha habían burlado los esfuerzos de los telescopios más poderosos para
descubrirlos, se hace más fácil comprender cómo puede nuestro sistema solar en el
nacimiento de un niño influir en su cerebro -virgen de toda impresión- de una
manera definida y en armonía con la presencia en el cenit de una u otra constelación
zodiacal (43).
Ésta es, quizás, la más difícil de explicar de todas las Estancias. Su lenguaje es
comprensible únicamente para el que esté muy versado en la alegoría oriental y en
su fraseología, de propósito obscura. Con seguridad que se nos hará la pregunta
siguiente: ¿Creen los ocultistas en todos estos “Constructores”, “Lipika” e “Hijos de la
Luz”, como Entidades, o no son más que meras imágenes? A esto se contesta
claramente: Tras la concesión debida a la serie de imágenes de Poderes
personificados, tenemos que admitir la existencia de estas Entidades, si es que no
queremos desechar la Existencia de la Humanidad Espiritual dentro de la
humanidad física. Pues las huestes de estos Hijos de la Luz, los Hijos nacidos de la
Mente del primer Rayo manifestado del Todo Desconocido, constituyen la raíz
misma del Hombre Espiritual. A menos de creer en el dogma antifilosófico de un
alma especial creada para cada nacimiento humano, y que desde “Ad|n” nuevas
colecciones de almas fluyen diariamente, tenemos que admitir las enseñanzas
ocultistas. Esto será explicado en su lugar debido. Veamos ahora cuál puede ser el
significado de esta Estancia oculta.
Relacionado con esto, debe hacerse observar que una de las lumbreras de la
moderna escuela evolucionista, Mr. A. R. Wallace, al discutir lo inadecuado de la
“selección natural” como factor único en el desenvolvimiento del hombre físico,
admite prácticamente y por completo este punto examinado. Sostiene que la
evolución del hombre fue dirigida e impulsada por Inteligencias superiores, cuya
agencia es un factor necesario en el esquema de la Naturaleza. Pero desde el
momento en que la acción de estas Inteligencias se admite en un lugar, es una
deducción lógica al extenderla todavía más. No puede trazarse ninguna limitación
divisoria rígida.
JINETE (3). ÉL ATRAVIESA COMO EL RAYO LAS NUBES DE FUEGO (b) (4); DA TRES
Y
(a) Esto presenta a los “Siete Primordiales” usando como vehículo (V}hana o
sujeto manifestado que se convierte en el símbolo del Poder que le dirige) a Fohat,
llamado en consecuencia el “Mensajero de su Voluntad”, el “Torbellino de Fuego”.
(c) Siendo Fohat uno de los más, si no el más importante carácter de la cosmogonía
esotérica, debe ser minuciosamente descrito. Así como en la cosmogonía griega más
antigua, se difiere por completo de la posterior, Eros es la tercera persona de la
trinidad primitiva, Caos, Gaea, Eros (que corresponde a la trinidad kabalística: Ain
Suph, el Todo Sin Límites (pues Caos el Espacio, de ....., abrir por completo, estar
vacío), Shekinah y el Anciano de los Días o el Espíritu Santo), del mismo modo Fohat
es una cosa en el Universo aún sin manifestar, y otra en el Mundo fenomenal y
cósmico. En el último, es el poder oculto, eléctrico y vital, que, bajo la Voluntad del
Logos Creador, une y relaciona todas las formas, dándoles el primer impulso, que se
convierte con el tiempo en ley. Pero en el Universo Inmanifestado, Fohat ya no es
esto, como Eros no es el ulterior y brillante Cupido alado, o el Amor. Fohat nada
tiene que ver todavía con el Cosmos, puesto que éste no ha nacido, y los Dioses
duermen aún en el seno del “Padre-Madre”. Es una idea abstracta filosófica. No
produce todavía nada por sí mismo; es sencillamente el poder creador potencial, en
virtud de cuya acción el Nóumeno de todos los fenómenos futuros se divide, por
decirlo así, sólo para reunirse en un acto místico suprasensible y emitir el Rayo
creador. Cuando el “Hijo Divino” se destaca, entonces se convierte Fohat en la fuerza
propulsora, en el Poder activo, que es causa de que el Uno se convierta en Dos y en
Tres (en el plano cósmico de la manifestación). El triple Uno se diferencia en los
Muchos, y entonces Fohat se transforma en la fueza que reúne a los átomos
elementales, y hace que se agreguen y combinen. Hallamos un eco de estas
enseñanzas antiquísimas en la primitiva mitología griega. Erebos y Nux nacen del
Caos, y, bajo la acción de Eros, dan nacimiento a su vez a AEther y a Hemera, la luz
de la región superior y la de la inferior o terrestre. Las Tinieblas generan luz.
Comp|rese esto con la Voluntad o el “Deseo” de crear, de Brahm}, en los Pur}nas; y
Fohat hállase íntimamente relacionado con la “Vida Una”. Del desconocido Uno,
emana la Totalidad Infinita, el Uno Manifestado o la Deidad Manvantárica periódica;
y ésta es la Mente Universal, que separada de su Fuente-Origen, es el Demiurgo o
Logos Creador de los kabalistas occidentales, y el Brahmâ de cuatro caras de la
religión hindú. En su totalidad, y considerado en la doctrina esotérica desde el punto
de vista del Pensamiento Divino manifestado, representa las Huestes de los más
elevados Dhyân Chohans Creadores. Simultáneamente con la evolución de la Mente
Universal, la Sabiduría oculta de Adi-Buddha -el Supremo y eterno- se manifiesta
como Avalokiteshvara (o Îshvara manifestado), que es el Osiris de los egipcios, el
Ahura-Mazda de los zoroastrianos, el Hombre Celeste de los filósofos herméticos, el
Logos de los platónicos y el Âtman de los vedantinos (9). Por la acción de la
Sabiduría Manifestada, o Mahat -representada por estos innumerables centros de
energía espiritual en el Kosmos-, la Reflexión de la Mente Universal, que es la
Ideación Cósmica y la Fuerza Intelectual que acompaña a esta Ideación, se convierte
objetivamente en el Fohat del filósofo Buddhista esotérico. Fohat, corriendo a lo
largo de los siete principios del Âkâsha, actúa sbre la Substancia manifestada, o el
Elemento Único, como se ha dicho antes; y, diferenciándolo en varios centros de
energía, pone en movimiento la ley de Evolución Cósmica que, en obediencia a la
Ideación de la Mente Universal, trae a la Existencia todos los diversos estados del
Ser, en el Sistema Solar manifestado.
El Sistema Solar traído a la existencia por estos agentes está constituido por Siete
Principios, como todas las cosas que existen en estos centros. Tal es la enseñanza del
Esoterismo transhimaláyico. Cada filosofía, sin embargo, tiene su sistema para la
división de estos principios.
Los Tres y Siete “Pasos” se refieren tanto a las siete esferas, según la Doctrina
Esotérica habitadas por el hombre, como a las siete regiones de la Tierra. No
obstante las frecuentes objeciones hechas por pretendidos orientalistas, las
escrituras indas exotéricas hacen claramente referencia a los Siete Mundos o Esferas
de nuestra Cadena Planetaria. El modo sorprendente con que todos estos números
se hallan relacionados con números parecidos en otras cosmogonías y sus símbolos,
puede verse en las comparaciones y paralelismos hechos por quienes han estudiado
las antiguas religiones. “Los tres pasos de Vishnu”, al través de las “siete regiones del
Universo” del Rig Veda, se han explicado de varias maneras por los comentadores,
como significando cósmicamente el fuego, el rayo y el sol, como habiendo sido dados
en la tierra, en la atmósfera y en el cielo; se explican por Aurnayâbha de un modo
más filosófico, y muy correcto desde el punto de vista astronómico, como
significando las distintas posiciones del sol, el orto, el cenit y el ocaso. Sólo la
Filosofía Esotérica lo explica con claridad aunque el Zohar lo expone de un modo
muy filosófico y comprensible. En éste se muestra claramente que en el principio,
los Elohim (Alhim) eran llamados Echad, “Uno”, o la “Deidad, Uno en Muchos”; idea
muy sencilla en el concepto panteísta; por supuesto, panteísta en su sentido
filosófico. Entonces vino el cambio: Jehovah es Elohim”, unificando así la
multiplicidad y dando el primer paso hacia el Monoteísmo. Ahora, en cuanto a la
pregunta “¿cómo es Jehovah Elohim?”, la contestación es: “Por Tres Pasos” desde
abajo. La significación es clara. Los Pasos son símbolos y emblemas, mutua y
correlativamente del Espíritu, Alma y Cuerpo (Hombre); del Círculo transformado
en Espíritu, el Alma del Mundo, y de su Cuerpo (o Tierra). Saliendo fuera del Círculo
del Infinito, que ningún hombre comprende, Ain-Suph, el sinónimo kabalístico de
Parabrahman, del Zeroâna Akerne de los mazdeístas, o de cualquier otro
“Incognoscible”, se convierte en “Uno” (el Echad, el Eka, el Ahu); luego él (o ello) es
transformado por la evolución en el “Uno en Muchos”, los Dhy}ni-Buddhas o los
Elohim, o también los Amshaspends, dando su tercer Paso en la generación de la
carne u Hombre. Y desde el Hombre o Hah-Hovah, “macho-hembra”, la entidad
interna y divina se convierte, en el plano metafísico, otra vez en los Elohim.
Existen los 3, 5 y 7 pasos para manifestar un paseo circular. Las tres caras de 3, 3;
5, 3; y 7, 3; etc. etc. Algunas veces viene en esta forma: 753/2 = 376’5, 7635/2 =
3817’5, y la razón de 20612/6561 pies por medida cúbica, da las dimensiones de la
Gran Pirámide.
Tres, cinco y siete son números místicos; y el último y el primero son en gran
manera respetados, tanto por los masones como por los parsis, siendo el Triángulo
en todas partes un símbolo de la Deidad (12). Por supuesto, hay doctores en teología
-Cassel, por ejemplo- que presentan al Zohar explicando y sosteniendo la Trinidad
cristiana (!). Esta última, sin embargo, es en definitiva la derivada en su origen del
....., en el Ocultismo y Simbología arcaica de los paganos. Los Tres Pasos se refieren
metafísicamente al descenso del Espíritu en la Materia, del Logos cayendo como un
resplandor en el espíritu, después en el alma, y por último en la forma físico-humana
del hombre, en la cual se convierte en Vida.
El Siete era un Número Sagrado en todas las naciones; pero ninguna lo ha aplicado
a usos más fisiológicamente materialistas que los hebreos. Entre estos, el 7 era por
excelencia el número generativo, y el 9 el número masculino, el de la causa,
formando como hacen ver los kabalistas, el otz ...... (90,70) o el “Árbol del Jardín del
Edén”, la “vara doble hermafrodita” de la Cuarta Raza. Éste era el símbolo del
Sanctasanctórum, el 3 y el 4 de separación sexual. Casi todas las 22 letras hebreas
son símbolos meramente fálicos. De las dos letras que se han mostrado, la ayín es
una letra femenina negativa, simbólicamente un ojo; la otra una letra masculina, tzâ,
un anzuelo o dardo para peces. En cambio, entre los indos y arios en general, el
significado era múltiple y se refería casi por completo a las verdades puramente
metafísicas y astronómicas. Sus Rishis y Dioses, sus Demonios y Héroes, poseen
significados históricos y éticos.
Sin embargo, he aquí lo que nos dice un kabalista, quien, en una obra aún inédita,
compara la Kabalah y el Zohar con el Esoterismo ario:
Que los arios jamás basaron su religión tan sólo en símbolos fisiológicos, como lo
han hecho los antiguos hebreos, puede verse en las Escrituras hindúes exotéricas.
Que estas relaciones son velos, lo demuestra la contradicción entre unas y otras,
encontrándose una explicación diferente en casi todos los Purânas y poemas épicos.
Sin embargo, si se leen esotéricamente, se hallará en todos el mismo significado. Así,
una relación enumera siete mundos, excluyendo los mundos inferiores, también en
número de siete; estos catorce mundos superiores e inferiores nada tienen que ver
con la clasificación de la Cadena Septenaria, y pertenecen a los mundos puramente
etéreos e invisibles. De estos se hablará en otra parte. Baste decir, por ahora, que de
propósito se hace referencia a ellos como si perteneciesen a la Cadena. “Otra
SEPARA LAS CHISPAS DEL REINO INFERIOR (17), QUE SE CIERNEN Y TIEMBLAN
DE LAS RUEDAS. LAS COLOCA EN LAS SEIS DIRECCIONES DEL ESPACIO, Y UNA EN
“Ruedas”, como ya se ha explicado, son los centros de fuerza en torno de los cuales
se esparce la materia cósmica primordial, y pasando por todos los seis grados de
consolidación, se convierte en esferoidal y termina por transformarse en globos o
esferas. Es uno de los dogmas fundamentales de la cosmogonía Esotérica, que
durante los Kalpas (o evos) de Vida, el Movimiento, que en los períodos de Reposo
“pulsa y vibra al través de cada átomo dormido”, asume una tendencia hacia el
movimiento circular, que siempre va en aumento, desde el despertar primero del
Kosmos hasta un nuevo “Día”. “La Deidad se convierte en un Torbellino”. Puede
preguntarse, como lo ha hecho también la autora: ¿Quién podrá averiguar la
diferenciación de aquel Movimiento, si toda la Naturaleza se halla reducida a su
esencia primera, no existiendo allí nadie -ni siquiera uno de los Dhyâni Chohans,
puesto que están todos en Nirvâna- que lo pueda ver? La contestación a esto es:
“Todo en la Naturaleza tiene que juzgarse por analogía. Aunque las m|s elevadas
Deidades (Arcángeles o Dhyâni-Buddhas) sean incapaces de penetrar los misterios
demasiado alejados de nuestro Sistema Planetario y del Cosmos visible, sin embargo
han existido en los tiempos antiguos grandes videntes y profetas que pudieron
percibir el misterio del Hálito y del Movimiento retrospectivamente, cuando los
sistemas de Mundos permanecían en reposo y sumidos en su sueño periódico”.
Las “Seis direcciones del Espacio” significan aquí el “Doble Tri|ngulo”, la unión y
fusión del Espíritu puro y de la Materia, de lo Arûpa y de lo Rûpa de los cuales los
Triángulos son un Simbolo. Este Doble Triángulo es un símbolo de Vishnu; es el Sello
de Salomón y el Shri-Antara de los brahmanes.
NA (a). UN EJÉRCITO DE LOS HIJOS DE LA LUZ SE SITÚA EN CADA UNO DE LOS ÁN-
GULOS: LOS LIPIKA SE COLOCAN EN LA RUEDA CENTRAL (b). DICEN ELLOS (24);
“Levanta tu cabeza, ¡oh Lanú!; ¿ves una o innumerables luces encima de ti, ardiendo
en el cielo obscuro de la medianoche?”
Yo percibo una Llama, ¡oh Gurudeva!; veo innumerables y no separadas centellas que
en ella brillan”.
“Dices bien. Y ahora mira en torno de ti, y en ti mismo. Aquella luz que arde dentro de
ti, ¿la sientes de alguna manera diferente de la luz que brilla en tus hermanos los
hombres?”
En el culto más primitivo del mundo, el del Sol y del Fuego, existe una profunda
filosofía. De todos los Elementos conocidos por la ciencia física, el Fuego es el que
siempre eludió un análisis definido. Se asegura confiadamente que el aire es una
mezcla que contiene los gases oxígeno y nitrógeno. Consideramos al Universo y a la
Tierra como materia constituida por moléculas químicas definidas. Hablamos de las
diez Tierras primitivas, dándole a cada una un nombre griego o latino. Decimos que
el agua es, químicamente, un compuesto de oxígeno y de hidrógeno. Pero, ¿qué es el
5. FOHAT DA CINCO PASOS (a) (30), Y CONSTRUYE UNA RUEDA ALADA EN CADA
Desde un punto de vista cósmico, Fohat, dando “Cinco Pasos”, se refiere aquí a los
cinco planos superiores de la Conciencia y del Ser; siendo el sexto y el séptimo
(contando hacia abajo), el astral y el terrestre, o los dos planos inferiores.
(b) Cuatro “Ruedas Aladas en cada |ngulo... para los Cuatro Santos y sus Ejércitos
(Huestes)”. Estos son los “Cuatro Mah}r}jas” o grandes Reyes, de los Dhy}n
Chohans, los Devas, que presiden sobre cada uno de los cuatro puntos cardinales.
Son los Regentes o Ángeles que gobiernan las Fuerzas Cósmicas del Norte, Sur, Este
y Oeste; Fuerzas que poseen cada una distinta propiedad oculta. Estos Seres están
también relacionados con el Karma; pues éste necesita para poner en práctica sus
decretos, de agentes físicos y materiales, tales como las cuatro clases de vientos, por
ejemplo, que la Ciencia admite poseen sus respectivas influencias malas y benéficas
sobre la salud de la humanidad y de todas las cosas vivientes. Existe filosofía oculta
en la doctrina católica romana, que atribuye las distintas calamidades públicas, tales
como epidemias, guerras, etc., a los invisibles “Mensajeros” del Norte y del Oeste”.
“La gloria de Dios viene por la vía del Oriente”, dice Ezequiel; mientras que Jeremías,
Isaías y el Salmista, aseguran a sus lectores que todo el mal que existe bajo el Sol,
viene del Norte y del Oeste; lo cual, si se aplica a la nación judía, suena como
profecía innegable. Y esto explica también el que San Ambrosio (32) declare que
precisamente es por esta razón, que “nosotros maldecimos al Viento Norte, y por lo
que durante la ceremonia del bautismo empezamos por volvernos hacia el
Occidente (sideral), para renunciar aún más a aquel que habita allí; después de lo
cual nos volvemos al Oriente”.
Aun cuando San Agustín ha dicho que todas las cosas visibles en este mundo tenían
una virtud angélica como un vigilante cerca de ella, no debe entenderse que se
refiere a los individuos, sino a las especies completas de las cosas, poseyendo
verdaderamente cada una de estas especies su ángel particular que vela sobre ella.
Él se halla conforme en esto con todos los filósofos... Para nosotros, estos ángeles
son espíritus separados de los objetos... mientras que para los filósofos (paganos)
eran dioses (33).
Las dos principales teorías de la Ciencia, sobre las relaciones entre la mente y la
materia, son el Monismo y el Materialismo. Estas dos cubren por completo el
terreno de la psicología negativa, con la excepción de las opiniones casi ocultistas de
las escuelas panteístas alemanas.
Volviendo al Comentario sobre los Cuatro Mahârâjas, en todo caso, en los templos
Egipcios, según Clemente de Alejandría, una cortina colosal separaba el tabernáculo
del lugar para el público. Lo mismo sucedía entre los judíos. En ambos, la cortina se
extendía sobre cinco columnas (el Pentágono), simbolizando nuestros cinco
sentidos, y esotéricamente, las cinco Razas-Raíces, mientras que los cuatro colores
de la cortina representaban los cuatro puntos cardinales y los cuatro elementos
terrestres. El conjunto era un símbolo alegórico. Por medio de los cuatro Regentes
superiores de los cuatro puntos cardinales y de los elementos, pueden conocer
nuestros cinco sentidos las verdades ocultas de la Naturaleza; y de ningún modo
como Clemente quería demostrar, que los elementos per se eran los que
proporcionaban a los paganos el Conocimiento Divino o el Conocimiento de Dios
(35). Mientras que el emblema egipcio era espiritual, el de los judíos era puramente
materialista, y a la verdad, sólo honraba a los elementos ciegos, y a los “puntos”
imaginarios. Pues, ¿cuál era la significación del Tabernáculo cuadrado levantado por
Moisés en el desierto, si no poseía el mismo significado cósmico? “Har|s una
colgadura... de azul, púrpura y escarlata..., cinco columnas de madera de shittim para
las colgaduras..., cuatro anillos de bronce en los cuatro ángulos del mismo... tableros
de maderas finas para los cuatro costados, Norte, Sur, Oeste y Este... del
Tabern|culo..., con Querubines de labor primorosa” (36). El Tabern|culo y el recinto
cuadrado. Querubines y todo, eran precisamente los mismos que los de los templos
egipcios. La forma cuadrada del Tabernáculo tenía exactamente la misma
significación que hoy tiene aún en el culto exotérico de los chinos y tibetanos. Los
cuatro puntos cardinales, lo mismo que los cuatro costados de las pirámides,
obeliscos y otras semejantes construcciones cuadradas significan lo que Josefo cuida
de explicar del asunto. Declara que las columnas del Tabernáculo son las mismas
que las erigidas en Tiro a los cuatro Elementos, las cuales se hallaban colocadas en
pedestales, cuyos cuatro ángulos miraban a los cuatro puntos cardinales; añadiendo
que “los |ngulos de los pedestales tenían las cuatro figuras del Zodíaco”, que
representaban la misma orientación (37).
Los “Cuatro” son los protectores del género humano, así como los agentes del
Karma en la tierra, mientras que los Lipika se hallan relacionados con el más allá de
la Humanidad. Al mismo tiempo, aquéllos son las cuatro criaturas vivientes “que se
parecen a un hombre” de la visión de Ezequiel, y son llamados por los traductores
de la Biblia “Cherubim”, “Seraphim”, etcétera; por los ocultistas “Globos Alados”,
“Ruedas Flamígeras”; y por diferentes nombres en el Panteón hindú. Todos estos
Gandharvas, los “Melodiosos Cantores”, los Asuras, Kinnaras y N}gas, son las
descripciones alegóricas de los Cuatro Mahârâjas. Los Seraphim son las Serpientes
flamígeras de los Cielos, que encontramos en un párrafo descriptivo del Monte
Meru, como “la exaltada masa de gloria, la venerable residencia favorita de los
dioses y de los cantores celestiales... adonde no llegan hombres pecadores... porque
se halla guardada por Serpientes”. Son llamados los Vengadores y las “Ruedas
Aladas”.
Los Espíritus Planetarios son los espíritus que animan a los Astros en general y a
los Planetas especialmente. Rigen los destinos de los hombres, que han nacido en su
totalidad bajo una u otra de sus constelaciones; el Segundo y Tercer Grupo que
pertenecen a otros sistemas, desempeñan las mismas funciones, y todos rigen varios
departamentos de la Naturaleza. En el Panteón hindú exotérico, son las deidades
vigilantes que presiden sobre los ocho rumbos de la brújula (los cuatro puntos
cardinales y los cuatro intermedios), y son llamados Lokap}las, “Sostenedores o
Guardianes del Mundo” (en nuestro Cosmos visible), de los cuales Indra (Oriente),
Los Lipika, que se describen en el Comentario número 6 de la Estancia IV, son los
Espíritus del Universo; mientras que los Constructores son únicamente nuestras
propias deidades planetarias. Los primeros pertenecen a la parte más oculta de la
cosmogénesis, acerca de la cual no se puede hablar aquí. Si los Adeptos -aun los más
elevados- conocen a este orden angélico en la plenitud de sus triples grados, o tan
sólo el inferior relacionado con los anales de nuestro mundo, cosa es que la escritora
no puede decir; pero más bien se inclina a la última suposición. Acerca del grado
más elevado, una sola cosa es lo que se enseña: los Lipika se hallan relacionados con
el Karma, siendo sus Registradores directos. El símbolo universal en la antigüedad
del Conocimiento Sagrado y Secreto, era un Árbol, lo cual significaba también una
Escritura o un Registro. De aquí la palabra Lipika, los Escritores o Escribientes; los
dragones, símbolos de la Sabiduría, que guardan los Árboles del conocimiento; el
Manzano “|ureo” de las Hespérides; los “Árboles Frondosos” y la vegetación del
Monte Meru, guardados por Serpientes. Juno dando a Júpiter, en su matrimonio, un
Árbol con fruto de oro, es otra forma de Eva ofreciendo a Adán la manzana del Árbol
del Conocimiento.
SEGUNDO UNO Y EL PENTACLO DENTRO DEL HUEVO (a) (43). ÉSTE ES EL ANILLO
LLAMADO “NO SE PASA”, PARA LOS QUE DESCIENDEN Y ASCIENDEN (44); PARA
LOS QUE DURANTE EL KALPA ESTÁN MARCHANDO HACIA EL GRAN DÍA “SÉ CON
NOSOTROS” (b) ... ASÍ FUERON FORMADOS LOS ARÛPA Y LOS RÛPA: DE LA LUZ
ÚNICA, SIETE LUCES; DE CADA UNA DE LAS SIETE, SIETE VECES SIETE LUCES. LAS
Así, en la alegoría, los Lipika separan al mundo (o plano) del Espíritu puro de la
Materia. Aquellos que “descienden y que ascienden” (las Mónadas que encarnan, y
los hombres luchando por la purificación y “ascendiendo”, pero que no han
alcanzado todavía la meta) pueden cruzar el Círculo “No Se Pasa”, únicamente en el
Día “Sé con Nosotros”; aquel día en que el hombre, libert|ndose por sí mismo de los
lazos de la ignorancia, y reconociendo por completo la no separatividad del Ego que
está dentro de su Personalidad (erróneamente considerada como a sí mismo), del
Yo Universal (Anima Supra-Mundi), se sumerge por ello en la Esencia Una, para
convertirse, no sólo en uno con “Nosotros”, las Vidas universales manifestadas, que
son una Vida, sino en aquella Vida misma.
Astronómicamente, el Anillo “No Se Pasa” que los Lipika trazan en torno “del
Triángulo, del Primer Uno, del Cubo, de Segundo Uno y del Pent|gono”,
circunscribiendo estas figuras, se muestra nuevamente así, que contiene los
símbolos de 31415, o sea el coeficiente usado constantemente en las matemáticas, el
valor de .... (pi), representando aquí las figuras geométricas cifras numéricas. Según
las enseñanzas filosóficas generales, este Anillo se halla más allá de la región, de lo
que se llama en astronomía las nebulosas. Pero éste es un concepto tan erróneo
como el de la topografía y descripciones dadas en los Purânas y en otras Escrituras
exotéricas, acerca de 1088 mundos de los firmamentos y mundos Deva-loka. Existen
mundos, por supuesto, tanto según las enseñanzas esotéricas como según las
Llega el químico al punto cero o laya del plano material de que se ocupa, y se
detiene. El físico y el astrónomo cuentan billones de millas más allá de las nebulosas,
y también se detienen. También el ocultista semiiniciado se representará este punto
laya como existiendo en algún plano que, si no es físico, es, sin embargo, concebible
a la inteligencia humana. Pero el Iniciado perfecto sabe que el Anillo “No Se Pasa”, no
es ni una localidad, ni puede ser medido por la distancia, sino que existe en lo
absoluto el Infinito. En este “Infinito” del perfecto Iniciado, no existen ni altura, ni
ancho, ni espesor; todo es profundidad insondable, profundizando desde lo físico a
lo “parametafísico”. Al emplear la palabra “profundiad”, abismo esencial, quiere
significarse “en ninguna y en todas partes”; no la profundidad de la materia física.
El Jiva (el Alma) va con Súkshma-Sharira (48) desde el corazón del cuerpo al
Brahmarandra en la coronilla de la cabeza, atravesando Sushumnâ, nervio que une
al corazón con el Brahmarandra. El Jiva atraviesa el Brahmarandra y va a la región
del Sol (Sûryamandala) por medio de los rayos solares. Entonces va al través de una
mancha obscura del Sol, a Paramapada. Al Jiva la dirige en su camino la Sabiduría
Suprema aduirida por medio de Yoga (49). El Jiva prosigue así a Paramapada con el
El Gran Día “Sé con Nosotros”, es pues, una expresión cuyo único mérito consiste
en su traducción literal. Su significación no se revela tan fácilmente al público, que
ignora los principios místicos del Ocultismo, o más bien de la Sabiduría Esotérica o
“Buddhismo”. Es una frase peculiar de este último, y tan obscura para el profano
como la de los egipcios, que lo denominaban el Día de “Ven a Nosotros”, que es
idéntico al primero, aunque la palabra “sé” en este sentido, pueda reemplazarse
mejor con cualquiera de los dos términos: “permanece” o “reposa con nosotros”,
puesto que se refiere al largo período de Reposo llamado Paranirvâna. “Le Jour de
Viens á Nous! C’est le jour où Osiris a dit au Soleil: Viens! Je le vois rencontrant le Soleil
dans l’Amenti” (52). El Sol aquí representa al Logos (o Christos, u Horus) como
Esencia central sintéticamente, y como esencia difundida de Entidades radiadas,
diferentes en substancia, pero no en esencia. Según fue expresado por el autor de las
conferencias sobre el Bhagavad-Gitâ, “no hay que suponer que el Logos es un solo
ESTANCIA VI
Esta Estancia se ha traducido del texto chino, y se han conservado los nombres
dados como equivalentes de los términos originales. La verdadera nomenclatura
esotérica no puede darse, pues no haría más que confundir al lector. La doctrina
brahmánica no posee equjivalente alguno para estos términos. Vâch parece, en
muchos aspectos, aproximarse a la Kwan-Yin china; pero no existe en la India
ningún culto regular de Vâch bajo este nombre, como lo hay en China en honor de
La evolución comienza por la energía intelectual del Logos... no puramente por las
potencialidades encerradas en Mûlaprakriti. Esta Luz del Logos es el lazo... entre la
materia objetiva y el pensamiento subjetivo de Îshvara (o el Logos). Se le llama
Fohat en varios libros buddhistas. es el instrumento con que el Logos (4) opera.
La explicación que voy a daros os parecerá del todo mística; pero si es mística,
tiene una significación de las más trascendentes, si se comprende debidamente.
Nuestros escritores antiguos dicen que Vâch es de cuatro especies (véase el Rig Veda
y los Upanishads). Vaikhari Vâch es lo que nosotros expresamos. Cada especie de
Vaikhari Vâch existe en sus formas Madhyama, Pashyanti, y últimamente en su
forma Para (5). La razón por la que este Pranava se llama Vâch, es porque los cuatro
principios del gran cosmos corresponden a estas cuatro formas de Vâch. Ahora bien,
todo el sistema solar manifestado existe en su forma Sûkshma en la luz o energía del
Logos, porque su energía es arrebatada y transferida a la materia cósmica... Todo el
cosmos, en su forma objetiva es Vaikhari Vâch, la luz del Logos es la forma
Madhyama, y el Logos mismo es la forma Pashyanti, y Parabrahman es el aspecto
Para de aquel Vâch. A la luz de esta explicación, debemos tratar de comprender
ciertas afirmaciones hechas por varios filósofos referentes a que el cosmos
manifestado es el Verbo manifestado como Cosmos (6).
2 EL VELOZ Y RADIANTE UNO PRODUCE LOS SIETE CENTROS LAYA (a) (7),
CONTRA
LOS CUALES NADIE PREVALECERÁ HASTA EL GRAN DÍA “SÉ CON NOSOTROS”; Y
ASIENTA EL UNIVERSO SOBRE ESTOS ETERNOS FUNDAMENTOS, RODEANDO A
(a) Los Siete Centros Laya son los siete puntos cero, empleando la palabra cero en
el mismo sentido que los químicos. En Esoterismo indica un punto en el cual
comienza a contarse la escala de diferenciación. Desde estos Centros -más allá de los
cuales nos permite la Filosofía Esotérica percibir los vagos contornos metafísicos de
los “Siete Hijos” de Vida y de Luz, los siete Logos de los herméticos, y de todos los
demás filósofos- comienza la diferenciación de los elementos que entran en la
constitución de nuestro Sistema Solar. Se ha preguntado con frecuencia cuál era la
definición exacta de Fohat, y cuáles sus poderes y funciones; pues parece ejercer las
de un Dios Personal, tal como se comprende en las religiones populares. La
contestación acaba de darse en el comentario sobre la Estancia V. Como se dice muy
bien en las Conferencias acerca del Bhagavad-Gitâ: “Todo el Cosmos debe
necesariamente existir en la fuente una de energía, de la cual emana esta luz
(Fohat)”. Sea que contemos los principios en el cosmos y en el hombre como siete o
sólo como cuatro, las fuerzas de la Naturaleza física, son Siete; y afirma la misma
autoridad que “Prajn}”, o la capacidad de percepción, existe en siete diferentes
aspectos correspondientes a otras tantas condiciones de la materia”. Porque,
“precisamente así como un ser humano est| compuesto de siete principios, la
materia diferenciada en el Sistema Solar existe en siete condiciones diferentes” (8).
Lo mismo sucede con Fohat. Fohat tiene varios significados, como se ha dicho. Es
llamado el “Constructor de los Constructores”; habiendo formado nuestra Cadena
Septenaria la Fuerza que él personifica. Él es Uno y Siete; y en la esfera cósmica se
halla tras todas las manifestaciones, tales como la luz, el calor, el sonido, la cohesión,
etc., etc.; siendo el “espíritu” de la electricidad, que es la Vida del Universo. Como
abstracción, le llamamos la Vida Una; como Realidad objetiva y evidente, hablamos
de una escala septenaria de manifestación, que comienza en el peldaño superior con
la Causalidad Una Incognoscible, y termina como Mente y Vida Omnipresente,
inmanente en cada átomo de Materia. Así, mientras la Ciencia habla de su evolución
al través de la materia grosera, fuerzas ciegas y movimiento insensible; los ocultistas
indican la Ley Inteligente y la Vida Senciente, y añaden que Fohat es el Espíritu guía
de todo esto. Sin embargo, no es, en modo alguno, un dios personal, sino la
emanación de aquellos otros Poderes que existen tras él, y a quienes los cristianos
llaman los “Mensajeros” de su Dios (en realidad, de los Elohim, o m|s bien uno de
los Siete Creadores llamados Elohim), y nosotros el Mensajero de los Hijos
primordiales de la Vida y de la Luz.
CIDOS, TRES ESCONDIDOS; CUATRO Y UN TSAN (10) REVELADOS, DOS Y UNA MI-
El reproche dirigido a los antiguos, es una vez más infundado. En todo caso, no
puede hacerse semejante cargo a sus filósofos iniciados, puesto que ellos fueron los
que desde un principio inventaron alegorías y mitos religiosos. Si hubiesen ignorado
la heterogeneidad de los Elementos, no hubieran poseído personificaciones del
Fuego, del Aire, de la Tierra y del AEther; sus dioses y diosas cósmicos jamás
hubieran sido bendecidos con semejante posteridad, con tantos hijos e hijas,
elementos nacidos de y dentro de cada Elemento respectivo. La alquimia y los
fenómenos ocultos hubieran sido una ilusión y un engaño, aun en teoría, si los
antiguos hubiesen ignorado las potencialidades, las funciones correlativas y los
atributos de cada elemento componente del Aire, del Agua, de la Tierra, y aun del
Fuego; siendo este último, aun hoy día, una terra incognita para la ciencia moderna,
que se ve obligada a llamarlo movimiento, evolución de la luz y del calor, estado de
ignición, etc.; definiéndolo, en una palabra, por sus aspectos exteriores, en la
ignorancia de su naturaleza verdadera.
Así, no sólo los elementos de nuestro planeta, sino hasta los de todos sus hermanos
en el Sistema Solar, difieren tanto unos de otros en sus combinaciones, como de los
elementos cósmicos de más allá de nuestros límites solares. Esto es nuevamente
corroborado por el mismo hombre de ciencia en el discurso ya citado, el que cita a
Clerk Maxwell, diciendo “que los elementos no son absolutamente homogéneos”.
Dice así:
Por lo tanto, los elementos de nuestro planeta no pueden ser tomados como
modelo para servir de comparación con los de otros mundos. De hecho, cada mundo
posee su Fohat, que es omnipresente en su propia esfera de acción. Pero existen
tantos Fohats como mundos, cada uno de los cuales varía en poder y en grado de
manifestación. Los Fohats individuales constituyen un Fohat universal, Fohat
(a) Los Mundos son construidos “a semejanza de Ruedas m|s antiguas”, o sea de
los que existieron en Manvántaras precedentes y entraron en Pralaya; pues la Ley
que preside al nacimaiento, desarrollo y decadencia de cada una de las cosas que
existen en el Kosmos, desde el Sol hasta la luciérnaga en el césped, es una. Hay una
obra perpetua de perfección en cada una de las apariciones nuevas; pero la
Substancia-Materia y las Fuerzas son todas una y la misma. Y esta Ley obra en cada
planeta por medio de leyes variables y de menor importancia.
UNA DIGRESIÓN
Con esta Sloka termina la parte de las Estancias que se refiere a la Cosmogonía del
Universo después del último Mahâpralaya o Disolución Universal, que, cuando llega,
arrebata del Espacio todas las cosas diferenciadas, tanto Dioses como átomos, a
manera de otras tantas hojas secas. Desde este versículo en adelante, las Estancias
se hallan relacionadas tan sólo con nuestro Sistema Solar en general, con las
Cadenas Planetarias del mismo como consecuencia, y especialmente con la historia
de nuestro Globo (el Cuarto y su Cadena). Todos los versículos que siguen en este
volumen, se refieren únicamente a la evolución de nuestra Tierra, y en ella. Con
respecto a esta última, se afirma un principio extraño -extraño, por supuesto, tan
sólo desde el punto de vista científico moderno- que debemos dar a conocer.
Pero antes de presentar al lector teorías nuevas y algún tanto alarmantes, éstas
tienen que ser precedidas de algunas palabras de explicación. Esto es en absoluto
necesario, puesto que estas teorías no sólo chocan con la ciencia moderna, sino que
contradicen además, en ciertos puntos, algunas afirmaciones anteriores hechas por
otros teósofos, que pretenden fundar sus explicaciones y exposiciones de estas
enseñanzas en la misma autoridad que nosotros (19).
Esto puede dar origen a la idea de que existe una contradicción decidida entre los
expositores de la misma doctrina; mientras que la diferencia procede, en realidad,
de lo incompleto de los informes que se dieron a los escritores anteriores, quienes
Hagamos, pues, una breve interrupción entre las Slokas justamente explicadas y
las que seguirán después; pues los períodos cósmicos que las separan son de una
duración inmensa. esto nos dará tiempo suficiente para echar una ojeada sobre
algunos puntos pertenecientes a la Doctrina Secreta, que han sido presentados al
público bajo una luz más o menos dudosa y algunas veces errónea.
Entre las once Estancias omitidas, existe una que hace la descripción completa de
la formación sucesiva de las Cadenas Planetarias, después de haber comenzado la
primera diferenciación cósmica y atómica en el Acosmismo primitivo. Inútil es
hablar de “leyes que aparecen cuando la Deidad se prepara para crear”; pues las
“leyes”, o m|s bien la Ley, es eterna e increada; y adem|s, la Deidad es la Ley, y
viceversa. Por otra parte, la eterna Ley una desenvuelve todas las cosas en la
Naturaleza que ha de manifestarse, con arreglo a un principio séptuple; y entre
otras, las innumerables Cadenas circulares de Mundos, compuestas de siete Globos
graduados en los cuatro planos inferiores del Mundo de Formación, perteneciendo
los otros tres al Universo Arquetipo. De estos siete Globos, tan sólo uno, el inferior y
el más material de todos, se halla dentro de nuestro plano o al alcance de nuestros
medios de percepción, permaneciendo los otros seis fuera del mismo y siendo por lo
tanto invisibles al ojo terrestre. Cada una de tales Cadenas de Mundos es el producto
y la creación de otra, inferior, y muerta: es su reencarnación, por decirlo así. Para
aclararlo más: se nos enseña que cada planeta -de los cuales siete únicamente eran
llamados sagrados, por estar regidos por los Dioses o Regentes más elevados, y no
porque los antiguos no supiesen nada de los demás (20)-, ya sea conocido o
Las líneas negras horizontales de los globos inferiores son los Upâdhis en el caso
de los Principios humanos, y los planos en el caso de la Cadena Planetaria. Por
supuesto, en lo referente a los Principios humanos, el diagrama no los coloca por
completo en orden; aunque hace ver la correspondencia y la analogía hacia la cual se
llama ahora la atención. Como verá el lector, se trata del descenso del espíritu en la
materia, el ajuste (tanto en el sentido místico como en el físico) de los dos, y su
entremezcla para la venidera gran “lucha por la existencia”, que aguarda a ambas
Entidades. Se pensará, quiz|s, que “Entidad” es un término extraño para emplearlo
con referencia a un Globo; pero los antiguos filósofos, que veían en la Tierra un
enorme “animal”, eran m|s sabios en su generación que en la actual nuestros
Pero esto tan sólo muestra cuán admirablemente relaciona la Filosofía Oculta cada
una de las cosas de la Naturaleza, y cuánto más lógicos son sus principios que las
especulaciones hipotéticas y sin vida de la ciencia física.
El autor de Modern Science and Modern Thought, Mr. Samuel Laing, dice:
Las conclusiones astronómicas son teorías fundadas en datos tan inciertos, que
mientras en algunos casos dan resultado de una brevedad increíble, como el de 15
millones de años para todo el pasado proceso de formación del sistema solar, en
otros dan resultados de una extensión de tiempo casi increíble, como el suponer que
la Luna fue lanzada desde la Tierra, cuando ésta giraba en tres horas, mientras que el
máximo retraso observado exigiría 600 millones de años para hacerla girar en
veintitrés horas, en lugar de veinticuatro (21).
Sin intentar la dificilísima tarea de explicar todo el proceso con todos sus cósmicos
detalles, puede decirse lo suficiente para dar una idea aproximada de él. Cuando una
Cadena Planetaria se encuentra en su última Ronda, su Globo A antes de morir por
completo, envía toda su energía y principios a un centro neutral de fuerza latente,
un centro laya, dando con ello vida a un nuevo núcleo de substancia o materia no
diferenciada; esto es, lo despierta a la actividad o le da vida. Supongamos que una
evolución semejante haya tenido lugar en la Cadena Lunar Planetaria; supongamos
además, en gracia del argumento, que la Luna es mucho más vieja que la Tierra
(aunque la teoría de Mr. Darwin, citada antes, ha sido últimamente echada abajo, y a
pesar de que el hecho no ha sido todavía determinado por el cálculo matemático).
Imaginemos que evos antes de desenvolverse el primer Globo de los siete nuestros,
permanecían los seis Globos compañeros de la Luna, justamente en la misma
posición con relación unos a otros que la que ocupan en la actualidad los Globos de
nuestra cadena con respecto a nuestra Tierra (22). Y ahora será fácil imaginar al
Globo extremo A de la Cadena Lunar dando vida al Globo A de la Cadena Terrestre, y
muriendo; luego al Globo B de la primera transmitiendo su energía al globo B de la
nueva Cadena; después al Globo C de la Cadena Lunar, creando su producción, la
esfera C de la Cadena Terrestre; luego a la Luna (nuestro Satélite) lanzando toda su
vida, energía y poderes al globo más inferior de nuestro anillo planetario, al globo D,
nuestra Tierra; y habiéndolos transferido a un nuevo centro, se convierte
virtualmente en un planeta muerto, en el cual la rotación ha casi cesado desde el
nacimiento de nuestro Globo. Es innegable que la Luna es el satélite de la Tierra;
pero esto no invalida la teoría de que ha dado todo a ésta menos su cadáver. Para
que la teoría de Darwin se mantenga en pie, excepto la hipótesis justamente
destruida, han tenido que ser inventadas otras especulaciones todavía más
incongruentes. De la Luna se dice que se ha enfriado cerca de seis veces más
r|pidamente que la Tierra (23). “Si han pasado desde la consolidación de la tierra
catorce millones de años, la Luna tiene tan sólo once millones y dos tercios de años
desde aquel estado...”, etc. Y si nuestra Luna es sólo una salpicadura de nuestra
Tierra, ¿por qué no puede establecerse una consecuencia semejante para las Lunas
de otros planetas? Los astrónomos dicen, “no lo sabemos”. ¿Por qué no tienen
satélites Venus ni Mercurio, y, cuando existen, qué es lo que los formó? Los
La Luna es ahora el frío residuo, la sombra, arrastrada tras el nuevo cuerpo adonde
han pasado, por transfusión, sus poderes y principios de vida. Se halla ahora
condenada a estar persiguiendo a la Tierra durante largas edades; a ser atraída por
ella y a atraer a su vez a su hija. Constantemente vampirizada por su hija, se venga
penetrándola por todas partes con la influencia maligna, invisible y emponzoñada,
que emana del lado oculto de su naturaleza. Pues es un cuerpo muerto, y sin
embargo, vive. Las partículas de su cuerpo corrupto hállanse llenas de vida activa y
destructora, a pesar de que el cuerpo antes animado por ellas, carece de alma y de
vida. Por lo tanto, sus emanaciones son al mismo tiempo benéficas y maléficas;
encontrando esta circunstancia su paralelo en la tierra, en el hecho de que en
ninguna parte las hierbas y las plantas en general tienen tanto jugo ni medran tanto
como en las sepulturas; siendo al mismo tiempo perniciosas sus emanaciones
cadavéricas de cementerio, las cuales pueden matar. Lo mismo que los vampiros, la
Luna es amiga de los brujos y enemiga del incauto. Desde las épocas arcaicas y los
últimos tiempos de las hechiceras de Tesalia, hasta algunos de los actuales tántrikas
de Bengala, su naturaleza y propiedades han sido conocidas por todos los ocultistas;
pero han permanecido como libro cerrado para los físicos.
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2. Prâna (26)
---------------------------------------- } Prânamayakosha
4. Kâma Rûpa
a) Voliciones y
sentimientos, etc.
5. Mente { ----------------------------------------------------------------
b) Vijnânam Vijnânamayakosha
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El lector se encontrará ahora mejor preparado para ver que entre los tres Upâdhis
del Râja Yoga y su Âtmâ y nuestros tres Upâdhis Âtmâ, y las tres divisiones
adicionales, no existe en realidad más que una pequeñísima diferencia. Además,
como todo Adepto en la India, de un lado u otro de los Himalayas, de las escuelas de
Patanjali, de Âryâsanga o de la Mahâyâna, tiene que convertirse en un Râja Yogi,
debe, por tanto, aceptar la clasificación Târaka Râja en principio y en teoría,
cualquiera que sea aquella a que recurra para propósitos prácticos y ocultos. Así es
que importa muy poco que se hable de los tres Upâdhis con sus tres aspectos y
Âtm}, la síntesis eterna e inmortal, o que se les llame los “Siete Principios”.
Esto está muy bien descrito en el Esoteric Buddhism, y no necesita por ahora más
aclaraciones.
Pero las dos obras ya citadas que se ocupan de asuntos referentes a la doctrina
ocultista, necesitan mención especial. El Esoteric Buddhism es harto conocido en los
círculos teosóficos, y aun por el público en general, para que sea necesario
detenernos en lo referente a sus méritos. Es un libro excelente, y más lo han sido
todavía los efectos que ha producido. Pero esto no desvirtúa el hecho de que
contiene algunas nociones erróneas, y de que haya hecho formar conceptos
equivocados, en lo referente a las Doctrinas Secretas, a muchos teósofos y lectores
profanos. Además, parece quizás un tanto materialista.
El libro Man (Hombre), que se publicó después, fue una tentativa para presentar la
doctrina arcaica desde un punto de vista más ideal, así como para interpretar
algunas visiones de la Luz Astral, y dar forma a algunas enseñanzas parcialmente
recogidas de los pensamientos de un Maestro, pero desgraciadamente mal
comprendidas. Esta obra habla también de la evolución de las primitivas Razas de
hombres en la Tierra, y contiene algunas páginas excelentes de carácter filosófico.
Pero después de todo, no pasa de ser un pequeño e interesante poema místico. Ha
fracasado en su misión, por faltar las condiciones requeridas para la interpretación
correcta de aquellas visiones. De aquí que no deba maravillarse el lector si nuestros
volúmenes contradicen en diversos puntos estas primeras descripciones.
Cuando los hechos complicados de una ciencia por completo desconocida se exponen
por vez primera a inteligencias no preparadas, es imposible presentarlos con todas
sus modificaciones apropiadas... y desarrollos anormales... Tenemos que
contentarnos en un principio con las reglas generales, y ocuparnos después de las
excepciones; y éste es especialmente el caso en un estudio cuyos métodos de
enseñanza tradicional, generalmente seguidos, van encaminados a imprimir en la
memoria ideas nuevas, provocando la perplejidad de la que luego se sale.
En esta misma carta se expresa claramente tal imposibilidad, por uno de los
Maestros, al autor del Esoteric Buddhism: “Haceos cargo de que me estáis haciendo
preguntas que pertenecen a la Iniciación más elevada; que (sólo) os puedo dar una
idea general, pero que ni me atrevo, ni quiero entrar en detalles...” Copias de todas
cuantas cartas fueron recibidas o enviadas, excepto unas pocas particulares “en las
que no existía enseñanza alguna”, según dice el Maestro, las tiene la autora. Como era
su deber, en el principio, contestar y explicar ciertos puntos que no habían sido
tocados, es más que probable que no obstante las muchas notas en aquellas copias,
la escritora, en su ignorancia del inglés, y por temor a decir demasiado, haya podido
confundir las noticias dadas. Ella asume la responsabilidad de ello en todos los casos.
Pero le es imposible consentir que los que estudian permanezcan por más tiempo
bajo impresiones erróneas, o que crean que la falta es del sistema esotérico.
Si todavía se objeta que ciertas expresiones en las cartas del Maestro eran a
propósito para inducir al error, la contestación es: Amén; así eran. El autor del
Esoteric Buddhism lo comprendió bien, puesto que escribió que tales son “los
métodos tradicionales de enseñanza..., provocando la perplejidad” de la que ellos
sacan o no sacan, según los casos. De todos modos, si se pretende que esto podía
haber sido enseñado en un principio, y explicada como ahora la naturaleza
verdadera de los planetas, la contestación es que no se consideró conveniente
hacerlo así entonces, pues hubiera abierto el camino a una serie de otras preguntas
que jamás hubieran podido contestarse en razón de su naturaleza esotérica, y sólo
hubieran servido de embarazo. Se ha declarado desde un principio, y repetido
muchas veces desde entonces, que: 1º Ningún teósofo, ni siquiera como chela
aceptado, no diríamos nada de los estudiantes, podía esperar que se le explicasen
perfecta y completamente las enseñanzas secretas, antes de haberse comprometido
de un modo irrevocable al servicio de la Fraternidad y de haber pasado al menos por
una Iniciación; pues no pueden darse al público símbolos ni números, por ser los
símbolos y los números la clave del sistema esotérico. 2º Que lo que fue revelado era
meramente el revestimiento esotérico de lo contenido en casi todas las escrituras
exotéricas de las religiones del mundo -principalmente en los Brâhmanas y en los
Upanishads de los Vedas, y aun en los Purânas. Era una pequeña parte de lo que se
divulga de un modo mucho más completo en los volúmenes presentes; y aun esto es
muy incompleto y fragmentario.
Además, he aquí más extractos de otra carta escrita por la misma autoridad. Esta
vez fue en contestación a algunas objeciones presentadas ante los Maestros. Se
fundaban en razonamientos tan extremadamente científicos como fútiles, acerca de
la conveniencia de tratar de conciliar las teorías esotéricas con las especulaciones de
la ciencia moderna, y fueron escritas por un joven teósofo a modo de prevención
contra la “Doctrina Secreta” y con referencia al mismo asunto. Él había declarado
que si existían semejantes Tierras compañeras, “debían ser tan sólo un poco menos
materiales que nuestro globo”; ¿cómo, pues, no podían ser vistas? La contestación
fue:
“...Si las enseñanzas psíquicas y espirituales fuesen mejor comprendidas, sería casi
imposible hasta imaginar una incongruencia semejante. A menos que no haya tanto
deseo de reconciliar lo irreconciliable (o sea las ciencias metafísicas y espirituales, con
Con esto se hace patente por qué no podemos percibir, ni aun con el auxilio de los
mejores telescopios, lo que se halla fuera de nuestro mundo de materia. Únicamente
los llamados Adeptos, que saben cómo dirigir su visión mental y cómo transferir su
conciencia, tanto física como psíquica a otros planos de existencia, pueden hablar
con autoridad acerca de tales asuntos. Ellos nos dicen bien claramente:
Es sensible que pocos de entre nosotros hayan seguido este sabio consejo; y que
muchas perlas inapreciables, muchas joyas de sabiduría, hayan sido arrojadas a un
enemigo incapaz de apreciar su valor, y que volviéndose en contra nuestra nos ha
desgarrado.
En estas cartas primeras en que los términos tenían que inventarse y que acuñarse
las palabras, los “Anillos” se convertían con frecuencia en “Rondas”, y las “Rondas”
en “Ciclos de Vida”, y viceversa. A uno que escribió llamando a una “Ronda” un
“Anillo de Mundos”, contestó el Maestro: Creo que esto conducirá a mayor confusión.
Hemos convenido en llamar una Ronda al paso de una Mónada del Globo A al Globo G
o Z... El “Anillo de Mundos” es correcto.. Advierta muy eficazmente a Mr... que convenga
en una nomenclatura antes de pasar más adelante...”
Originóse también entonces una gran perplejidad en las mentes de los que
estudiaban por la exposición incompleta de la doctrina de la evolución de las
Mónadas. Para hacerse bien cargo, tanto de esta evolución como del proceso del
nacimiento de los Globos, deben examinarse ambos mucho más bajo su aspecto
metafísico, que desde un punto de vista en cierto modo estadístico; comprendiendo
figuras y números que raras veces es permitido emplear con amplitud.
Desgraciadamente, son pocos los que se sienten inclinados a ocuparse de estas
doctrinas tan sólo en el sentido metafísico. Hasta el mejor escritor occidental de
nuestras doctrinas declara en su obra, al hablar de la evolución de las Mónadas, que
“en semejante metafísica pura, no estamos ahora empeñados” (36). Y en tal caso,
como observa el Maestro en una carta que le dirige: “¿Por qué esta predicación de
nuestras doctrinas, y todo este trabajo penoso, y este nadar “in adversum flumen”?
¿Por qué el Occidente ha de... aprender... del Oriente... aquello que jamás puede
satisfacer las exigencias de los gustos especiales de los estéticos?” Y llama la atención
de aquel a quien escribe acerca de “las formidables dificultades con que tropezamos
(los Adeptos) a cada tentativa para explicar nuestra metafísica a la inteligencia
occidental”.
Hay que tener en cuenta dos declaraciones que se hacen en el Esoteric Buddhism,
debiendo citarse también las opiniones del autor. La primera de aquellas es como
sigue:
Ésta era, una conducta prudente en vista del gran secreto mantenido respecto a
números y cifras. Esta reticencia se abandona parcialmente ahora; pero hubiera sido
quizás preferible que los números verdaderos, en lo concerniente a las Rondas y a
los giros evolucionarios, hubiesen sido entonces o divulgados del todo, o reservados
por completo. Mr. Sinnett comprendió bien esta dificultad al decir:
Por razones no fáciles de adivinar por un extraño, los poseedores del saber oculto
se retraen de un modo especial de comunicar verdades numéricas referentes a la
cosmogonía, a pesar de que es difícil para el no iniciado, el comprender por qué
deben ser reservadas (38).
Que semejantes razones existían, es evidente. Sin embargo, a esta reticencia son
debidas la mayor parte de las ideas confusas de algunos discípulos, tanto orientales
como occidentales. Las dificultades que se interponían para la aceptación de los
principios de que se trata parecían grandes, justamente a causa de la carencia de
datos en que fundarse. Pero ahí estaba la cuestión. Pues como los Maestros lo han
declarado a menudo, las cifras pertenecientes a los cálculos ocultos no pueden
comunicarse fuera del círculo de chelas comprometidos, y ni aun estos pueden
quebrantar las reglas.
Para aclarar más las cosas, sin tocar a los aspectos matemáticos de la doctrina,
pueden ampliarse las enseñanzas dadas y ponerse en claro algunos puntos
obscuros. Como la evolución de los Globos y la de las Mónadas están tan
íntimamente entrelazadas, haremos una de las dos enseñanzas. Respecto a las
DIAGRAMA II
Éste es uno de los “siete misterios de la Luna”, y ahora es revelado. Los siete
“misterios” son llamados por los Yama-booshis japoneses -los místicos de la secta de
Lao-Tse y los monjes ascetas de Kioto, los Dzenodoo- las “Siete Joyas”; sólo que los
Pero no debemos permitir que el lector pierda de vista las Mónadas, sino que
tenemos que ilustrarle en cuanto a su naturaleza hasta el punto en que podamos
hacerlo, sin entrar en el terreno de los misterios más elevados, acerca de los cuales
no pretende en manera alguna la escritora conocer la última palabra.
2ª Aquellas Mónadas que son las primeras en alcanzar el grado humano durante
las tres Rondas y media, para convertirse en “hombres”.
Nos vemos obligados a emplear aquí la palabra inadecuada “hombre”, siendo ésta
una prueba evidente de cuán poco aptas son las lenguas europeas para expresar
estas diferencias sutiles.
Claro est| que estos “hombres” no se parecían a los hombres de hoy día, ni en
forma ni en naturaleza. ¿Por qué, pues, llamarles “hombres”? -puede preguntarse-.
Porque no existe ningún otro término en ninguna lengua occidental, que
aproximadamente exprese la idea que se pretende. La palabra “hombres” indica por
lo menos que estos seres eran “Manus”, entidades pensantes, por mucho que se
...Existen modos de evolución que preceden al reino mineral, y así es que, una ola
de evolución, mejor dicho, varias olas de evolución, preceden a la ola mineral en su
progreso en torno de las esferas (42).
Y ahora tenemos que citar parte de otro artículo “La Mónada Mineral”, de Five
Years of Theosophy:
Todas las cosas en el Universo siguen la ley de analogía. “Como es arriba así es
abajo”; el Hombre es el microcosmo del Universo. Lo que tiene lugar en el plano
espiritual, se repite en el plano cósmico. La concreción sigue las líneas de la
abstracción; lo más inferior debe corresponder a lo superior; lo material a lo
espiritual. Así, correspondiendo a la Corona Sephirotal o Tríada Superior, existen los
tres reinos elementales que preceden al mineral (46), y que, empleando el lenguaje
de los kabalistas, responden en la diferenciación cósmica a los mundos de la Forma
y la Materia, desde el Super-Espiritual al Arquetipo.
Ahora bien: ¿qué es una Mónada? ¿Qué relación tiene con un Átomo? La
contestación que sigue se funda en las explicaciones dadas acerca de estas
No tiene relación de ninguna clase con el átomo o molécula tal como ésta se
comprende actualmente por la ciencia. Ni puede ser comparada con los organismos
microscópicos, en un tiempo clasificados entre los infusorios poligástricos, hoy
considerados como vegetales y colocados entre las algas; ni es tampoco del todo la
monas de los peripatéticos. Física o constitucionalmente, la mónada mineral difiere,
por supuesto, de la mónada humana, que no es física, ni puede expresarse su
constitución por medio de símbolos químicos y elementos (47).
¿Qué son -puede preguntarse- las “Mónadas Lunares”, de las cuales se acaba de
hablar? La descripción de las siete Clases de Pitris vendrá después; pero ahora
Y puede hacerse observar, de pasada, que los antiguos que emitieron por vez
primera la idea de las “Siete Lunas”, no eran tan necios después de todo. Pues
aunque este concepto es ahora tomado únicamente como medida astronómica del
tiempo, en una forma muy materializada, sin embargo, bajo la corteza pueden
reconocerse las huellas de una idea profundamente filosófica.
Del mismo modo, las Mónadas o Egos de los hombres de la Séptima Ronda de
nuestra Tierra, después que nuestros propios Globos A, B, C, D, etcétera,
separándose de su energía vital, hayan animado, y con ello evocado a la vida, a otros
centros laya, destinados a vivir y a actuar en un plano de existencia superior; de la
misma manera, los Antecesores Terrenos crearán a los que se han de convertir en
sus superiores.
Cada uno de estos tres sistemas posee sus leyes propias, y es regido y guiado por
grupos diferentes de los más elevados Dhyânis o Logoi. Cada uno de ellos se halla
representado en la constitución del hombre, el Microcosmo del gran Macrocosmo; y
la unión de estas tres corrientes en él, es lo que de él hace el ser complejo que es en
la actualidad.
También debe tenerse presente que las Mónadas que entran en el ciclo de
evolución en el Globo A, de la primera Ronda, se hallan en distintos grados de
desarrollo. De aquí que el asunto se complique algo. Recapitulemos.
Las más desarrolladas, las Mónadas lunares, alcanzan el estado humano germinal
en la Primera Ronda; se convierten en seres humanos terrestres, aunque muy
etéreos, hacia el final de la Tercera Ronda, permaneciendo en el Globo, durante el
período de “obscuración”, como gérmenes para la humanidad futura de la Cuarta
Ronda, convirtiéndose así en los precursores de la humanidad al principiar ésta, la
presente Cuarta Ronda. Otras alcanzan el estado humano tan sólo durante las
siguientes Rondas, o sea en la segunda, en la tercera o en la primera mitad de la
Cuarta Ronda. Y, finalmente, las más atrasadas de todas, o sean las que ocupan
todavía formas animales después de pasado el punto medio de vuelta de la Cuarta
Ronda, no llegarán a ser hombres durante todo este Manvántara. Llegarán a la
frontera de la humanidad tan sólo a la conclusión de la Séptima Ronda, para ser, a su
vez, introducidas en una nueva Cadena, después del Pralaya, por los viajeros más
Por los diagramas precedentes, que son aplicables, mutatis mutandis, a las Rondas,
los Globos o las Razas, se verá que el cuarto miembro de una serie ocupa una
posición única. Al contrario de los demás, el cuarto no posee ningún Globo
“hermano” en el mismo plano que él, y forma así el fiel de la “balanza” representada
por la Cadena entera. es la esfera de los ajustes evolucionarios finales, el mundo de
las balanzas Kármicas, el Recinto de la Justicia en donde se determina el curso
futuro de la Mónada durante el resto de sus encarnaciones en el Ciclo. Y por lo tanto
sucede que, después de pasado este punto central de vuelta en el Gran Ciclo (o sea
después del punto medio de la Cuarta Raza de la Cuarta Ronda en nuestro Globo), no
pueden entrar más Mónadas en el reino humano. La puerta queda cerrada para este
Ciclo, y la balanza nivelada. Porque si fuese de otra manera (si para cada uno de los
innumerables millares de millones de seres humanos que han desaparecido, hubiese
habido necesidad de un alma nueva y no hubiese tenido lugar reencarnación alguna)
sería a la verdad difícil encontrar lugar para los “espíritus” desencarnados; ni
podrían nunca explicarse el origen y las causas del sufrimiento. La ignorancia de los
principios ocultos y la imposición de conceptos falsos bajo el disfraz de la educación
religiosa, es lo que ha dado lugar al materialismo y al ateísmo, como protesta contra
el supuesto orden divino de las cosas.
Las únicas excepciones a la regla ya citada, son las “razas mudas”, cuyas Mónadas
se hallan ya dentro del estado humano, en virtud del hecho de que estos “animales”
son posteriores al hombre y semidescendientes del mismo; siendo los últimos
descendientes de estos animales, el antropoide y otros monos. Estas
“presentaciones humanas” son, a la verdad, tan sólo copias desnaturalizadas de la
humanidad primitiva. Pero de esto nos ocuparemos de lleno en el volumen
siguiente.
2º Los Dhyânis (Pitris) son los que han desenvuelto sus Bhûta (Dobles) de sí mismos,
cuyo Rûpa (Forma) se ha convertido en el vehículo de Mónadas (principios Séptimo y
Sexto) que habían completado sus ciclos de transmigración en los tres Kalpas (Rondas)
precedentes. Entonces se convierten ellos (los Dobles Astrales) en hombres de la
primera Raza Humana de la Ronda. Pero no estaban completos y se hallaban privados
de razón.
Esto será explicado más adelante. Por ahora, basta decir que el hombre, o más bien
su Mónada, ha existido en la Tierra desde el principio mismo de esta Ronda. Pero
hasta nuestra propia Quinta Raza, las formas externas que cubrían a estos Dobles
Astrales divinos, han sufrido cambios y se han consolidado con cada subraza; a la
vez que cambiaba la forma y estructura física de la fauna, pues tenían que adaptarse
a las condiciones siempre mutables de la vida en este Globo, durante los períodos
geológicos de su ciclo de formación. Y así continuarán cambiando con cada Raza
Raíz, y con cada subraza principal, hasta la última de la Séptima en esta Ronda.
3º El hombre interno, ahora oculto, era entonces (en los comienzos) el hombre
externo. Él era la producción de los Dhyânis (Pitris); el “hijo parecido a su padre”. A
manera del loto, cuya forma externa asume gradualmente la figura del modelo dentro
de sí, de igual modo se desenvolvió la forma del hombre en un principio, de dentro
hacia fuera. Después, en el ciclo en que comenzó el hombre a procrear sus especies, del
mundo que tiene lugar en el presente reino animal, sucedió lo contrario. El feto
humano sigue ahora en sus transformaciones todas las formas que la estructura física
del hombre ha asumido al través de los tres Kalpas (Rondas) durante las tentativas
para la formación plástica en torno de la Mónada, verificadas por la materia sin
sentido, por ser imperfecta, en sus ciegos tanteos. en la época presente, el embrión
físico es una planta, un reptil, un animal, antes que finalmente se convierta en un
hombre, desenvolviendo, a su vez, de dentro de sí mismo, su propio duplicado etéreo.
En el principio fue aquel duplicado (el hombre astral) lo que, careciendo de razón,
quedó aprisionado en las mallas de la materia.
De hecho, la última Mónada humana encarnó antes del principio de la Quinta Raza-
Raíz. La Naturaleza jamás se repite a sí misma; por lo tanto, los antropoides de
nuestros días no han existido en ningún tiempo hasta mediados del período
Mioceno, cuando, como todos los cruzamientos, comenzaron a mostrar una
tendencia más y más marcada, a medida que transcurría el tiempo, a volver al tipo
de su primer padre, el gigantesco Lemuro-Atlante, amarillo y negro. Buscar el
“eslabón perdido” es inútil. A los sabios de la conclusión de la Sexta Raza-Raíz,
dentro de millones y millones de años, nuestras modernas razas, o más bien sus
fósiles, les parecerán como de monos pequeños e insignificantes -una variedad
extinguida del genus homo.
Pero aunque los monos descienden del hombre, no es ciertamente un hecho que la
Mónada humana, que ya ha alcanzado el nivel de la humanidad, vuelva a
reencarnarse de nuevo bajo la forma de un animal.
Finalmente, para concluir esta digresión, que se ocupa de errores varios, pero
inevitables, debemos hacer referencia a una afirmación del Esoteric Buddhism que
ha producido una impresión fatal en muchos teósofos. Se cita constantemente una
desdichada frase de la obra mencionada, como prueba del materialismo de la
doctrina. En la pág. 48 dice el autor, refiriéndose a los progresos de los organismos
en los Globos:
Realmente con sorpresa nos hemos enterado del hecho de que el Esoteric
Buddhism era tan poco comprendido por algunos teósofos, que llegaron a creer que
por completo apoyaba la evolución de Darwin, y en especial la teoría del descenso
del hombre desde un antecesor pitecoide. Un miembro escribe: “Supongo se hace
usted cargo del hecho de que las tres cuartas partes de los teósofos, y aun de los que
no lo son, se imaginan que en todo lo referente a la evolución del hombre, el
darwinismo y la Teosofía marchan juntos”. Nada de esto se ha pretendido jamás, ni
existe gran fundamento para ello en el Esoteric Buddhism, por lo menos en lo que se
nos alcanza. Repetidas veces se ha dicho que la evolución, según la enseñaban Manu
y Kapila, era la base de las modernas enseñanzas; pero ni el Ocultismo ni la Teosofía
han sostenido jamás las teorías desatinadas de los darwinistas presentes, y mucho
menos la del descenso del hombre del mono. Acerca de esto nos ocuparemos con
mayor extensión más adelante. Pero no hay más que dirigirse a la pág. 47 de la obra
mencionada, para leer allí que:
Con una afirmación tan clara e inequívoca, es muy extraño que estudiantes
cuidadosos hayan sido inducidos a semejante error, a menos que estén dispuestos a
acusar a su autor de contradicción grosera.
Así para todos aquellos que ponen ante los ocultistas estas líneas del volumen
citado:
Después de lo cual, tan sólo se hace una leve alusión acerca del misterio contenido
en la alegoría de los Asuras caídos, la cual será ampliada y explicada en los
volúmenes III y IV. Cuando el Karma les ha alcanzado en el plano de la evolución
humana:
“Tendrán que beber hasta la última gota de la amarga copa de retribución. Entonces
se convierten en una Fuerza activa y se mezclan con los Elementales, las entidades
desarrolladas del reino animal puro, para desenvolver poco a poco el tipo perfecto de
la humanidad”.
Estos Dhyân Chohans, como vemos, no pasan al través de los tres reinos como los
Pitris inferiores, ni se encarnan en el hombre hasta la Tercera Raza-Raíz. Véase lo
que dicen las enseñanzas:
“Ronda IV. El intelecto tiene en esta Ronda un enorme desarrollo. Las razas (hasta
entonces) mudas, adquieren nuestro (actual) lenguaje humano en este Globo, en el
cual, desde la Cuarta Raza, el lenguaje se perfecciona y el saber aumenta. En este
punto medio de la Cuarta Ronda (como de la Cuarta Raza-Raíz o Atlante), pasa la
humanidad por el punto axial del ciclo manvantárico menor... rebasando el mundo con
los resultados debidos a la actividad intelectual y a la disminución de la
espiritualidad...”
Éstas son las palabras del Maestro; texto, palabras y sentencias entre paréntesis y
notas aclaratorias. Es de razón que debe de existir una enorme diferencia entre
términos tales como “objetividad” y “subjetividad”, “materialidad” y “espiritualidad”,
cuando los mismos términos son aplicados a planos diferentes de existencia y de
percepción. Todo esto debe ser tomado en su sentido relativo; y por lo tanto, no hay
que maravillarse de que un autor abandonado a sus propias especulaciones, por
grande que haya sido su aplicación al estudio, pero todavía sin la menor experiencia
respecto de estas enseñanzas abstrusas, haya caído en un error. Ni tampoco en las
cartas recibidas se hallaba suficientemente determinada la diferencia entre
“Rondas” y “Razas”, puesto que no se había establecido nada sobre el particular
anteriormente, y cualquier discípulo oriental habría visto la diferencia en un
momento. Además, dice una carta del Maestro:
“Las enseñanzas fueron comunicadas bajo protesta... Eran, por decirlo así, géneros de
contrabando... y cuando me quedé solo con uno de los corresponsales, el otro, Mr....
había confundido de tal modo todas las cartas que poco era lo que pudiera decirse, sin
infringir la ley”.
La consecuencia de todo esto, es que nada ha sido dicho jamás en las cartas que
justifique la seguridad de que la doctrina oculta haya enseñado alguna vez, o creído
algún Adepto, a menos que sea metafóricamente, en la teoría trastrocada moderna
del descenso del hombre de un antecesor común con el mono -un antropoide de la
actual especie animal. Hasta hoy día existen en el mundo muchos más hombres
parecidos a monos, que en los bosques monos parecidos a hombres. El mono es
sagrado en la India porque su origen es bien conocido por los Iniciados, aunque esté
oculto bajo el denso velo de la alegoría. Hanum}na es el hijo de Pavana (V}yu, “el
Dios del viento”), por Anjan}, mujer de un monstruo llamado Kesari, si bien su
genealogía varía. El lector que tenga esto presente encontrará en los volúmenes III y
IV, passim, la explicación completa de esta ingeniosa alegoría. Los “hombres” de la
Tercera Raza (los que se separaron) eran “Dioses” por su espiritualidad y su pureza,
si bien carecían de sentido, y como hombres, estaban aún desprovistos de razón.
Así es que las primeras enseñanzas, por poco satisfactorias, vagas y fragmentarias
que hayan sido, no exponen la evolución del “hombre” desde el “mono”, ni el autor
del Esoteric Buddhism lo asegura con semejantes palabras en ninguna parte de su
obra; pero, debido a su inclinación a la ciencia moderna, emplea un lenguaje que
puede justificar quizás tal deducción. El hombre que precedió a la Cuarta Raza, la
Atlante, por grande que haya sido su semejanza física con un “mono gigantesco” -
remedo del hombre que no posee la vida humana-, era ya, sin embargo, un hombre
que hablaba y que pensaba. La raza “Lemuro-Atlante” era altamente civilizada; y si
se acepta la tradición, que como historia es superior a la ficción especulativa que
hoy pasa como historia, aquella raza alcanzó un estado superior al nuestro, a pesar
de todas nuestras ciencias y de la civilización degradada del día; de todos modos, así
era el Lemuro-Atlante, a la conclusión de la Tercera Raza.
ESTANCIA VI
(Continuación)
5. EN LA CUARTA (a) (52), LOS HIJOS RECIBEN ORDEN DE CREAR SUS IMÁGENES.
LA
El significado completo de esta Sloka no puede ser comprendido del todo sino
habiendo leído ya las explicaciones detalladas y adicionales que figuran en la
Antropogénesis y en sus comentarios, en los volúmenes III y IV. Entre esta Sloka y la
4 de esta misma Estancia, se extienden largas épocas; y ahora resplandece la aurora
y el sol naciente de otro evo. El drama representado en nuestro planeta, hállase al
principio de su cuarto acto; pero para poder comprender de un modo más claro toda
la representación, tendrá el lector que volver atrás antes que pueda seguir. Porque
este versículo pertenece a la Cosmogonía general que figura en los volúmenes
arcaicos, mientras que en los volúmenes III y IV se dará una relación detallada de la
“creación”, o m|s bien de la formación de los primeros seres humanos, seguidos por
la segunda humanidad y después por la tercera; o como se las denomina, por las
Razas-Raíces Primera, Segunda y Tercera. Así como la Tierra sólida comenzó por ser
una esfera de fuego líquido, de polvo ígneo y su fantasma protoplasmático, lo mismo
sucedió con el hombre.
Así fueron sembrados en aquellos días los gérmenes de la Magia Blanca y la Negra.
Los gérmenes permanecieron latentes por algún tiempo, para brotar tan sólo durante
el primer período de la Quinta (nuestra Raza).
En nacimientos posteriores tuvieron que sufrir por ello. Cómo les llegó el castigo a
los Dioses, se verá en los volúmenes III y IV.
Un Dhyâni tiene que ser un Âtmâ-Buddhi; una vez que el Buddhi-Manas se desliga de
su Âtmâ inmortal, del cual él (Buddhi) es el vehículo. Âtman pasa al No-Ser, que es el
Absoluto Ser.
Esto significa que el estado puramente Nirvánico es un retorno del Espíritu hacia la
abstracción ideal de la Seidad, que no posee relación ninguna con el plano en el cual
nuestro Universo está cumpliendo su ciclo.
(b) “La Maldición se pronuncia”, no significa en este caso que algún Ser Personal,
Dios o Espíritu Superior, la haya pronunciado; significa sencillamente que la causa
que sólo podía producir malos resultados había sido ya creada, y que los efectos de
esta causa Kármica podían tan sólo conducir a encarnaciones desdichadas, y por lo
(c) “Tuvieron lugar muchas Guerras”, todas relacionadas con las diversas luchas de
adaptación espiritual, cósmica y astronómica, pero principalmente con el misterio
de la evolución del hombre tal como es ahora. Los Poderes o Esencias puras “a
quienes se dijo creasen”, se refieren a un misterio explicado, como ya se ha dicho, en
otra parte. El secreto de la generación no tan sólo es uno de los más ocultos de la
Naturaleza (para cuya solución en vano todos los embriólogos han unidos sus
esfuerzos), sino que es asimismo una función divina, que lleva consigo el misterio
religioso o más bien dogm|tico, conocido con el nombre de la “Caída” de los Ángeles.
Una vez explicado el misterio de la alegoría, probará que Satán y su hueste rebelde
se negaron a crear al hombre físico, tan sólo para convertirse en los Salvadores y
Creadores directos del Hombre divino. La enseñanza simbólica, más bien que mística
y religiosa, es puramente científica, como se verá más adelante. Porque en lugar de
ser un mero medio ciego, automático, impulsado y guiado por la Ley insondable, el
Ángel “rebelde” reclama y exige su derecho al juicio y a la voluntad independientes;
su derecho a la libertad y a la responsabilidad, puesto que lo mismo el Hombre que
el Ángel se hallan bajo la Ley Kármica.
Hasta aquí no hay nada que decir; pero lo que pretende significar el autor al decir:
Cuando el hombre fue creado era humano en constitución, con afecciones humanas
y esperanzas y aspiraciones humanas. Desde este estado cayó en el del bruto y el
salvaje.
Y hubo guerra en el Cielo: Miguel y sus ángeles luchaban con el Dragón, y luchaban
el Dragón y sus ángeles, y no prevalecieron; y nunca más fue hallado su lugar en el
cielo. Y fue lanzado fuera el Dragón, aquella antigua serpiente que se llama el Diablo
y Satán, y que engaña a todo el mundo (56).
Entonces el Codex pasa a decir cómo Bahak Zivo fue separado del Espíritu, y los
Genios o Ángeles de los Rebeldes (62). Entonces Mano (63) (el más grande), que
reside con el Supremo Ferho, llama a Kebar Zivo (conocido también con el nombre
de Nebat Iavar bar Lufin), Timón y Vid del alimento de Vida (64), siendo él la tercera
Vida, y compadeciéndose de los necios y rebeldes Genios, a causa de la magnitud de
su ambición, dice: “Señor de los Genios (65) (AEones), mira lo que los Genios (los
Ángeles Rebeldes) hacen, y acerca de lo que se están consultando (66). Ellos dicen:
“Hagamos surgir al mundo y llamemos los “Poderes” a la existencia. Los Genios son
los Príncipes (Principios), los Hijos de la Luz, pero tú eres el Mensajero de Vida”.
La mayor parte de los kabalistas cristianos occidentales, y sobre todo Eliphas Lévi,
en su deseo de reconciliar las Ciencias Ocultas con los dogmas de la Iglesia, han
hecho todo cuanto han podido para convertir la “Luz Astral”, exclusiva y
principalmente en el Pleroma de los primitivos Padres de la Iglesia, la residencia de
la Hueste de los Ángeles Caídos, de los Archontes y Poderes. Pero la Luz Astral,
aunque es tan sólo el aspecto inferior de lo Absoluto, es, sin embargo, dual. Es el
Anima Mundi, y nunca debe ser considerada de otra manera, excepto cuando
median propósitos kabalísticos. La diferencia que existe entre su “Luz” y su “Fuego
Viviente”, siempre deben tenerla presente el Vidente y el Psíquico. El aspecto
superior de esta “Luz” sin el cual sólo se pueden producir criaturas de materia, es
Los siete principios de los Iniciados orientales no habían sido explicados cuando se
escribió Isis Unveiled, y sí tan sólo las tres Caras Kabalísticas de la Kabalah
semiexotérica (69). Pero éstas contienen la descripción de las naturalezas místicas
del primer Grupo de Dhyân Chohans en el regimen ignis, la región y “regla (o
gobierno) del fuego”, dividido en tres clases, sintetizadas por la primera, con lo cual
resultan cuatro o la “Tetraktys”. Si se estudian los comentarios atentamente, se
encontrará la misma progresión en las naturalezas angélicas, a saber: desde el
estado pasivo descendiendo al activo; estando tan próximo el último de estos Seres
al Elemento Ahamkâra (la región o plano en el que el reconocimiento de la propia
individualidad, o el sentimiento de Yo soy yo, comienza a definirise), como los
primeros se hallan próximos de la Esencia no diferenciada. Estos son Arûpa,
incorpóreos; aquéllos, Rûpa, corpóreos.
6. LAS RUEDAS MÁS ANTIGUAS RODABAN HACIA ABAJO Y HACIA ARRIBA (a)... LA
HUEVA DE LA MADRE LLENABA EL TODO (75). HUBO BATALLAS REÑIDAS ENTRE
¡Qué diferencia entre lo que reconocemos como materia aquí, y lo que parece
materia allí! En la una, los elementos son tan groseros y tan angulosos, que me admiro
de cómo podemos sufrirla, y más aún de que queramos continuar relacionados con
ella; en la otra, todos los elementos se hallan tan refinados, están tan libres de
aquellas grandes y ásperas angulosidades que aquí caracterizan a los elementos, que
no puedo menos de considerar a aquéllos como la existencia real con títulos bien
superiores a ésta (78).
DIAGRAMA III
$ Estos son los cuatro planos inferiores de la Conciencia Cósmica, siendo los tres
superiores inaccesibles a la inteligencia humana en su presente desarrollo. Los siete
estados de la conciencia humana pertenecen a otra cuestión muy distinta.
El Sol Central hace que Fohat recoja polvo primordial en forma de globos, que los
impulse a moverse en líneas convergentes, y que, finalmente, se aproximen unos a
otros y se agreguen... Esparcidos por el Espacio sin orden ni sistema, los Gérmenes de
Mundos entran en colisiones frecuentes hasta su agregación final, después de lo cual se
convierten en Vagabundos (Cometas). Entonces comienzan los combates y las luchas.
Los más antiguos (cuerpos) atraen a los más jóvenes, mientras que otros los repelen.
Muchos perecen, devorados por sus compañeros más fuertes. Los que se salvan, se
convierten en mundos (79).
Esto, una vez analizado y meditado seriamente, se verá que es tan científico como
podía haberlo expuesto la Ciencia, aun la más reciente.
Existieron antiguos mundos que perecieron, vencidos por los nuevos, etc. El aserto
de que todos los mundos, estrellas, planetas, etc. -tan pronto como un núcleo de
substancia primordial en estado laya (indiferenciado) es animado por los principios
en libertad de un cuerpo sideral que acaba de morir-, se convierten primero en
Así pues, según vemos, los Libros Secretos enseñan claramente una astronomía,
que ni aun por la especulación moderna sería despreciada, si esta última pudiese
comprender por completo sus enseñanzas.
Nacido en los abismos insondables del espacio, del elemento homogéneo llamado el
Alma del Mundo, cada núcleo de materia cósmica, lanzado súbitamente a la existencia,
comienza su vida bajo las circunstancias más hostiles. Al través de una serie de épocas
innumerables, tiene que conquistar por sí mismo un lugar en los infinitos. Circula
alrededor, entre cuerpos más densos y ya fijos, moviéndose por impulsos súbitos;
dirígese hacia algún punto dado o centro que le atrae, tratando de evitar, a manera de
buque metido en un estrecho cuajado de arrecifes y de escollos, otros cuerpos que a su
Imaginarán, quizás, algunos lectores de espíritu muy crítico, que esta enseñanza
referente al estado cometario, por el cual todos los cuerpos celestes pasaron, se
halla en contradicción con las afirmaciones que se han hecho de que la Luna es la
madre de la Tierra. Quizás imaginarán que es necesaria la intuición para armonizar
a las dos. Pero no hace falta, a la verdad, intuición alguna. ¿Qué es lo que sabe la
Ciencia en cuanto a los Cometas, su génesis, desarrollo y manera final de
conducirse? ¡Nada, absolutamente nada! ¿Y qué hay de imposible en que un centro
laya -un fragmento de protoplasma cósmico, homogéneo y latente-, cuando sea
súbitamente animado o inflamado, se lance desde su yacimiento al espacio, y gire en
torbellino al través de los abismos insondables, con objeto de robustecer su
organismo homogéneo, por una acumulación y adición de elementos diferenciados?
¿Y por qué un cometa semejante no ha de poder establecerse, vivir y convertirse en
un globo habitado?
“Las mansiones de Fohat son muchas” -se ha dicho-. “Él coloca a sus Cuatro Hijos de
Fuego (electro-positivos), en los Cuatro-Círculos”; estos Círculos son el ecuador, la
eclíptica y los dos paralelos de declinación, o los trópicos; para presidir cuyos
climas, las Cuatro místicas Entidades están colocadas. Además: “Otros Siete (Hijos)
son comisionados para presidir los siete Lokas calientes y los siete fríos (los infiernos
de los brahmanes ortodoxos), en los dos extremos del Huevo de Materia (nuestra tierra
y sus polos)”. Los siete Lokas son también llamados los “Anillos” y los “Círculos”, en
otra parte. Los antiguos consideraban siete círculos polares, en lugar de dos, como
los europeos; pues el Monte Meru, que es el Polo Norte, se dice que tiene siete
peldaños de oro y siete de plata, que a él conducen. La extraña afirmación que figura
en una de las Estancias, de que: “Los Cantos de Fohat y de sus Hijos eran RADIANTES
como la marea de mediodía y la Luna combinadas”; y la de que los Cuatro Hijos del
Cuádruple Círculo del medio, “VEN los Cantos de su padre y OYEN su Radiación
selénico-solar”, es explicada en el Comentario con estas palabras: “La agitación de las
Fuerzas Foháticas en los dos extremos fríos (Polos Norte y Sur) de la tierra, que se
sigue en una radiación multicolor durante la noche, posee en sí varias de las
propiedades del Âkâsha (Éter), Color lo mismo que Sonido”.
Quizás será considerado lo anterior como un disparate arcaico; pero será mejor
comprendido si el lector tiene presente las auroras boreal y austral, las cuales tienen
lugar en los centros mismos de las fuerzas eléctricas y magnéticas terrestres. Se dice
que ambos polos son los depósitos, los receptáculos y manantiales, a la vez, de la
Vitalidad cósmica y terrestre (Electricidad), cuyo exceso habría hecho estallar a la
tierra en innumerables fragmentos largo tiempo ha, a no ser por estas dos válvulas
de seguridad naturales. Al mismo tiempo, es una teoría que últimamente se ha
convertido en axioma, que el fenómeno de las luces polares va acompañado y es
productor de intensos sonidos a manera de silbidos, chirridos y rugidos. Véanse las
obras del profesor Humboldt acerca de la aurora boreal, y su correspondencia en lo
referente a esta discutida cuestión.
A esta Tercera Raza se la llama algunas veces, colectivamente, los “Hijos del Yoga
Pasivo”; o sea que fue producida inconscientemente por la Segunda Raza, la cual,
como era intelectualmente inactiva, se supone permanecía constantemente sumida
en una especie de contemplación abstracta o vacía, como la que requieren las
condiciones del estado Yoga. En el primer tiempo de la existencia de esta Tercera
Raza, cuando se hallaba todavía en estado de pureza, los “Hijos de la Sabiduría”, que,
como se verá, encarnaron en esta Tercera Raza, produjeron por Kriyâshakti una
generación llamada los “Hijos de Ad”, o “de la Niebla de Fuego”, los “Hijos de la
Voluntad y del Yoga”, etc. Ellos eran un producto consciente; pues una porción de la
Raza se hallaba animada ya con la chispa divina de una inteligencia espiritual y
superior. Esta generación no era una Raza. Era al principio un Ser Maravilloso,
llamado el “Iniciador”, y después de él un grupo de Seres semihumanos,
semidivinos. “Elegidos” en la génesis arcaica con ciertos propósitos, se dice que en
ellos encarnaron los más elevados Dhyânis - “Munis y Rishis de Manv|ntaras
anteriores”-, para formar el semillero de futuros Adeptos humanos, en esta tierra y
durante el Ciclo presente. Estos “Hijos de la Voluntad y del Yoga”, nacidos, por
decirlo así, de un modo inmaculado, permanecieron, según se explica, aparte por
completo del resto de la humanidad.
Quienes pongan en duda esta afirmación, que nos expliquen con fundamentos
igualmente razonables el misterio del saber extraordinario poseído por los antiguos,
que algunos pretenden se desenvolvieron de salvajes abyectos parecidos a animales,
los “hombres de las cavernas” de la época paleolítica. Diríjanse por ejemplo a obras
tales como las de Vitrubio Polio, de la época de Augusto, sobre arquitectura, en la
cual las reglas de proporción son las enseñadas antiguamente en las Iniciaciones, si
quieren conocer el arte verdaderamente divino, y comprender el profundo
significado esotérico oculto en cada regla y ley de proporción. Ningún hombre
descendiente de un habitante de las cavernas paleolíticas hubiera podido
desarrollar por sí solo una ciencia semejante, aun al través de milenios de evolución
intelectual y pensante. Fueron los discípulos de aquellos Rishis y Devas encarnados
de la Tercera Raza-Raíz, los que transmitieron su saber, de una generación a otra, a
Egipto y a Grecia, con su canon de proporción, en la actualidad perdido; así como los
discípulos de los Iniciados de la Cuarta, los atlantes, lo transmitieron a sus Cíclopes,
los “Hijos de los Ciclos” o del “Infinito”, de quienes pasó el nombre a las
generaciones posteriores de sacerdotes gnósticos.
Los arquitectos modernos puede que no hayan descuidado por completo aquellas
reglas, pero les han añadido lo suficiente en cuanto a innovaciones empíricas, para
destruir aquellas proporciones justas. Vitrubio fue quien dio a la posteridad las
reglas de construcción de los templos griegos erigidos a los dioses inmortales; y los
diez libros de Marco Vitrubio Polio sobre arquitectura, de uno que en resumen era
un iniciado, pueden ser tan sólo estudiados esotéricamente. Los Círculos Druídicos,
los Dólmenes, los Templos de la India, Egipto y Grecia; las Torres y las 127 ciudades
que en Europa ha encontrado como de “origen ciclópeo” el Instituto francés, son
todos obra de arquitectos sacerdotes iniciados, los descendientes de aquellos que en
un principio fueron enseñados por los “Hijos de Dios”, y llamados con justicia los
“Constructores”. He aquí la apreciación de la posteridad sobre estos descendientes:
No hacían uso de mortero ni de cemento, ni de hierro, ni de acero para cortar las
piedras; y, sin embargo, hállanse tan artificiosamente labradas, que en muchos sitios
se perciben muy difícilmente las junturas, a pesar de que muchas de las piedras,
como en el Perú, tienen 38 pies de largo, 18 de ancho y seis de espesor, habiéndolas
en los muros de la fortaleza de Cuzco todavía de mayor tamaño (85).
Y también:
El pozo de Siena, construido hace 5.400 años, cuando aquel lugar se hallaba
exactamente bajo el trópico, lo cual ha cesado ahora de suceder, estaba construido
de al modo, que al mediodía, en el momento preciso del solsticio, se veía todo el
disco del Sol reflejado en su superficie; obra que la ciencia reunida de todos los
astrónomos de Europa no sería capaz de llevar a efecto (86).
Y, hasta hoy día, tales brahmanes saben que estando dormida la inteligencia
psíquica y física de esta Raza durante sus primeros tiempos, y no estando todavía
desarrollada su conciencia, sus concepciones espirituales hallábanse por completo
desligadas de todo cuanto físicamente la rodeaba; que el hombre divino habitaba en
su forma animal, si bien humana al exterior; y que, si existía instinto en él, ninguna
conciencia de sí mismo venía a iluminar las tinieblas del Quinto Principio latente.
Cuando los Señores de la Sabiduría, impulsados por la ley de evolución, infundieron
en él la chispa de la conciencia, el primer sentimiento que se despertó a la vida y a la
actividad fue el de solidaridad, el de unidad con sus creadores espirituales. Así como
los sentimientos primeros del niño se dirigen a su madre y nodriza, del mismo modo
las aspiraciones primeras de la conciencia al despertar en el hombre primitivo iban
hacia aquellos cuyo elemento sentía dentro de sí mismo, y que permanecían todavía
fuera e independientes de él. La Devoción brotó de aquel sentimiento y convirtióse
en el móvil primero y principal de su naturaleza; pues es el único que es natural en
su corazón, que es innato en él, y que encontramos lo mismo en el niño humano que
en el pequeñuelo del animal. Este sentimiento de aspiración instintiva e irresistible
en el hombre primitivo, lo describe Carlyle de un modo hermoso, podría decirse
intuitivo:
...La esencia de nuestro ser, el misterio que en nosotros mismos se llama “Yo” -¡ah!
¿qué palabras poseemos para cosas semejantes?- es un hálito de los Cielos, el más
elevado de los Seres, que en el hombre se revela. Este cuerpo, estas facultades, esta
nuestra vida, ¿no es esto todo a manera de una vestidura para el Innominado?
El “h|lito de los Cielos”, o m|s bien el soplo de Vida llamado en la Biblia Nephesh,
se halla en cada animal, en cada molécula animada y en cada átomo mineral. Pero
ninguno de estos tiene, como el hombre, conciencia de la naturaleza de la de aquel
“Ser Elevadísimo” (89), como ninguno posee esa divina armonía en sus formas que
el hombre tiene. Es como dice Novalis, y nadie lo ha expresado después mejor, según
lo ha repetido Carlyle:
Sólo existe un templo en el Universo, y es el Cuerpo del Hombre. Nada es más santo
que aquella forma elevada... Tocamos el Cielo cuando ponemos nuestras manos
sobre un cuerpo humano. Esto suena a modo de mera figura de retórica; pero no es
así. Si en ello se piensa bien, se verá que es un hecho científico; la expresión... de la
verdad precisa de la cosa. Somos el milagro de los milagros, el gran Misterio
inescrutable... (90).
(b) (1), EL UNO, QUE PROCEDE DEL ESPÍRITU DE LA MADRE (2); DESPUÉS, EL
ESPI-
RITUAL (3); (c) (4) LOS TRES EMANANDO DEL UNO (d), LOS CUATRO EMANANDO
DEL UNO (e), Y LOS CINCO (f), DE LOS CUALES PROCEDEN LOS TRES, LOS CINCO Y
LOS SIETE (g). ESTOS SON LOS TRIPLES Y LOS CUÁDRUPLES HACIA ABAJO; LOS
TES (6). ELLOS SON TÚ, YO, ÉL, ¡OH, LANÚ!, LOS QUE VELAN SOBRE TI Y TU
MADRE,
BHÛMI (7).
El grupo más elevado hállase compuesto por aquellas a que se da el nombre de las
Llamas Divinas, de las cuales se habla también como de los “Leones de Fuego” y de
los “Leones de Vida”, cuyo esoterismo h|llase con seguridad oculto en el signo
Cuando todo era aún Caos (Kon-ton), tres seres espirituales aparecieron en el
plano de la creación futura: 1º, Ame no ani naka nushi no Kami, “el Divino Monarca
del Cielo Central”; 2º, Taka mi onosubi no Kami, “la Producción Exaltada, Imperial y
Divina del Cielo y de la Tierra”; y 3º, Kamu mi musubi no Kami, “la Producción de los
Dioses”, sencillamente.
(b) En el Zohar -el cual, tal como se halla hoy día arreglado y reeditado por Moisés
de León, en el siglo XIII, con el auxilio de cristianos gnósticos de Siria y de Caldea, y
corregido y revisado después por muchas manos cristianas, es tan sólo un poco
menos exotérico que la Biblia misma-, este “Divino (Vehículo)” ya no se presenta
como en el Libro de los Números caldeo. A la verdad, Ain Suph, la No-cosa Sin Límites
Absoluta, usa también la forma del Uno, el “Hombre Celeste” manifestado (la
Primera Causa), como su Carro (Mercabah en hebreo, Vâhana en sánscrito) o
Vehículo, para descender y manifestarse en el mundo de los fenómenos. Pero los
kabalistas ni dicen claro cómo puede lo Absoluto hacer uso de algo o ejercitar
atributo alguno, desde el momento en que, como Absoluto, hállase desprovisto de
atributos; ni explican lo que en realidad sea la Primera Causa (el Logos de Platón), la
idea original y eterna, que se manifiesta por medio de Adam Kadmon, el Segundo
Los últimos kabalistas, y en especial los místicos cristianos, han destrozado de una
manera lastimosa este magnífico símbolo. A la verdad, el Microprosopus -que es,
filosóficamente hablando, completamente distinto del Logos inmanifestado y eterno
“uno con el Padre”-, después de siglos de esfuerzos incesantes, de sofismas y de
paradojas, ha llegado finalmente a ser considerado como uno con Jehovah, el Dios
uno viviente (!), al paso que Jehovah no es, después de todo, más que Binah, un
Sephira femenino. Nunca se repetirá bastante este hecho, para que el lector se fije
bien en ello. Pues los “Diez Miembros” del Hombre Celestial son los diez Sephiroth;
pero el primer Hombre Celestial es el Espíritu Inmanifestado del Universo, y jamás
debió de ser degradado en el Microprosopus, la Faz o Aspecto Menor, el prototipo
del hombre en el plano terrestre. El Microprosopus es, como se ha dicho, el Logos
manifestado, y de estos hay muchos. Acerca de esto nos ocuparemos después. La
estrella de seis puntas se refiere a las seis Fuerzas o Poderes de la Naturaleza, a los
seis planos, principios, etc., todos sintetizados por el séptimo o punto central en la
Estrella. Todos estos, incluyendo las Jerarquías superiores e inferiores, emanan de la
Estos elementos, Fuego, Agua, etc., no son nuestros elementos compuestos, y esta
“Conciencia” no tiene relación con nuestra conciencia. La conciencia del “Uno
manifestado”, si no absoluta, es todavía incondicionada. Mahat, la Mente Universal,
es la primera producción del Brahmâ Creador, y también de Pradhâna, la Materia no
diferenciada.
(c) El Segundo Orden de Seres Celestiales, los del Fuego y el Éter, correspondientes
al Espíritu y el Alma, o Âtmâ-Buddhi, cuyos nombres son legión, carecen todavía de
forma, pero son m|s definidamente “substanciales”. Constituyen la primera
diferenciación en la Evolución Secundaria o “Creación”, que es una palabra
engañosa. Como el nombre lo indica, ellos son los prototipos de las Jivas o Mónadas
que se encarnan, y están constituidos por el Espíritu Ígneo de la Vida. Al través de
estos pasa, a manera de luz pura, el Rayo que ellos suministran con su vehículo
futuro, el Alma Divina, Buddhi. Se hallan directamente relacionados con las Huestes
En esta dualidad se hallaban contenidos: (a) Isu no gai no Kami, el Ser masculino,
obscuro y muscular; y (b) Eku gai no Kami, el Ser femenino, blanco, más débil o más
delicado. Después
Tales son las fábulas exotéricas japonesas; la corteza que oculta el núcleo de la
misma verdad que la Doctrina Secreta.
(d) El Tercer Orden corresponde a Âtmâ-Buddhi-Manas: Espíritu, Alma, e
Inteligencia, y es llamado las “Treíadas”.
Téngase presente que el Fuego, el Agua y el Aire del Ocultismo, o los llamados
“Elementos de la Creación primaria”, no son los elementos compuestos que figuran
en la tierra, sino Elementos noumenales homogéneos: los Espíritus de aquéllos.
Siguen después los Grupos o Huestes Septenarias. Colocados en un diagrama, en
líneas paralelas con los átomos, se verá que las naturalezas de estos Seres
corresponden de una manera matemáticamente idéntica, en cuanto a analogía, en su
escala de progresión hacia abajo, a los elementos compuestos. Esto se refiere tan
sólo, por supuesto, a diagramas hechos por ocultistas; pues si la escala de Seres
Angélicos fuese colocada paralelamente con la escala de los átomos químicos de la
Ciencia -desde el hipotético helio hasta el uranio- se las encontraría desde luego
diferentes. Porque en el Plano Astral, los últimos tienen como correspondientes,
sólo los cuatro órdenes inferiores; siendo los tres principios más elevados en el
átomo, o más bien la molécula o elemento químico, perceptibles únicamente al ojo
del Dangma iniciado. Pero si la química desease encontrarse en el camino recto,
tendría que corregir su arreglo tabular con arreglo al de los ocultistas, lo cual
rehusaría hacer. En la Filosofía Esotérica, cada partícula física corresponde y
depende de su nóumeno superior, el Ser a cuya esencia pertenece; y, arriba como
abajo, lo Espiritual se desenvuelve de lo Divino, lo Psicomental de lo espiritual -
viciado en su plano inferior por lo astral-, desplegándose toda la Naturaleza
animada y la (al parecer) inanimada en líneas paralelas, y diseñando sus atributos
tanto de arriba como de abajo.
(f) El Quinto Orden es muy misterioso, pues se halla relacionado con el Pentágono
microcósmico, la estrella de cinco puntas, que representa al hombre. En la India y en
Egipto, estos Dhyânis estaban relacionados con el Cocodrilo, y su mansión está en
Capricornio. Pero estos términos son transmutables en la astrología inda; pues el
décimo signo del Zodíaco, que es llamado Makara, se ha traducido libremente por
En Sekhem es en donde reside oculta la “Faz Misteriosa”, o sea el hombre real bajo
la falsa personalidad, el triple cocodrilo de Egipto, el símbolo de la Trinidad superior
o Tríada humana: Âtmâ, Buddhi y Manas.
(g) Los Órdenes Sexto y Séptimo participan de las cualidades inferiores del
Cuaternario. Son Entidades conscientes y etéreas, tan invisibles como el Éter, que
brotan a manera de los renuevos de un árbol, del primer Grupo central de los
Cuatro, y a su vez hacen brotar de sí innumerables Grupos secundarios, de los
cuales, los inferiores son los Espíritus de la Naturaleza o Elementales, de especies y
variedades infinitas; desde los informes e insubstanciales -los Pensamientos ideales
de sus creadores- hasta los atómicos, organismos invisibles para la percepción
Así es que tan sólo en el hombre está Jiva completo. En cuanto a su séptimo
principio, es tan sólo uno de los Rayos del Sol Universal; pues cada criatura racional
recibe únicamente el préstamo temporal de aquello que tiene que devolver a su
origen . Respecto a su cuerpo físico, está formado por las Vidas terrestres más
inferiores, a través de la evolución física, química, y fisiológica; “los Bienaventurados
nada tienen que ver con las depuraciones de la materia” -dice la Kabalah en el Libro
de los Números caldeo.
El hombre no es, ni podría nunca ser, el producto completo del “Señor Dios”; pero
es el hijo de los Elohim, tan arbitrariamente puestos en el género masculino y en el
número singular. Los primeros Dhy}nis, comisionados para “crear” el hombre a su
imagen, podían únicamente proyectar sus sombras a manera de un modelo delicado,
sobre el cual pudiesen trabajar los Espíritus naturales de la materia. Sin duda
alguna, el hombre se halla formado físicamente por el polvo de la Tierra, pero sus
creadores y formadores fueron muchos. Ni puede tampoco decirse que el “Señor
Dios infundió en sus narices el Soplo de Vida”, a menos de que Dios sea identificado
con la “Vida Una”, omnipresente, aunque invisible; y a menos que la misma
operación sea atribuida a “Dios”, con referencia a cada “Alma Viviente”, la cual es el
Alma Vital (Nephesh), y no el Espíritu Divino (Ruach) que sólo al hombre asegura un
grado divino de inmortalidad, que ningún animal como tal puede alcanzar en este
ciclo de encarnación. Si el “Soplo de Vida” ha sido confundido con el “Espíritu”
inmortal, se debe a lo inadecuado de las expresiones empleadas por los judíos y
ahora por nuestros metafísicos occidentales, los cuales son incapaces de
comprender y, por lo tanto, de aceptar más que un hombre trino y uno: Espíritu,
Alma y Cuerpo. Esto se aplica también directamente a los teólogos protestantes, que
al traducir cierto versículo del Cuarto Evangelio (20), han pervertido por completo
su significado. Esta errónea traducción dice: “el viento sopla en donde se le oye”, en
lugar de “el espíritu va a donde quiere”, como en el original y también en la
traducción de la Iglesia griega oriental.
El ilustrado y filosófico autor de News Aspects of Life trata de sugerir a sus lectores
que el Nephesh Chiah (Alma Viviente), según los hebreos:
El cuerpo humano, según aquel autor piensa, tiene que ser considerado como una
matriz en la cual y de la cual, el Alma, que él parece colocar en lugar más elevado
que el Espíritu, se desarrolla. Considerada funcionalmente y desde el punto de vista
de la actividad, es innegable que el Alma está más elevada, en este mundo de Mâyâ
finito y condicionado. El Alma -dice él- “es últimamente producida del cuerpo
animado del hombre”. Así es que el autor identifica el “Espíritu” (Âtm})
simplemente con el “Soplo de Vida”. Los ocultistas orientales har|n objeciones a esta
afirmación, pues está fundada en el erróneo concepto de que Prâna y Âtmâ, o
Jivâtmâ, son una misma cosa. El autor apoya el argumento mostrando que entre los
antiguos hebreos, griegos y aun latinos, Ruach, Pneuma y Spiritus significaban
Viento -entre los judíos indudablemente, y muy probablemente entre los griegos y
romanos; existiendo una relación sospechosa entre la palabra griega anemos
(viento) y la latina animus (alma).
Esto es muy traído por los cabellos. Pero es difícil encontrar un campo de batalla a
propósito para zanjar esta cuestión, desde el momento en que, según parece, el Dr.
Pratt es un metafísico práctico, una especie de kabalista positivista, mientras que los
metafísicos orientales, en especial los vedantinos, son todos idealistas. Los ocultistas
son también de la escuela esotérica vedantina extrema; y aunque llaman a la Vida
Una (Parabrahman), el Gran Hálito y el Torbellino, separan el séptimo principio por
completo de la materia, y niegan que tenga relación o conexión alguna con ella.
La sombra, la Forma astral, es aniquilada, “devorada por el Uraeus” (22), los Manes
serán aniquilados; los dos Gemelos (los principios Cuarto y Quinto) serán disipados;
pero el Alma-P|jaro, “la Golondrina Divina y el Uraeus de Llama” (Manas y Âtm}-
Buddhi) vivirán en la eternidad, pues son los maridos de su madre.
Este Dios Luna “expresaba los Siete poderes de la naturaleza, que eran anteriores a
él y que se hallaban en él sintetizados como sus siete almas, de las cuales era él el
expositor como el Octavo. (De aquí la octava esfera). Los siete rayos del Heptakis o
Iao... caldeo en las piedras gnósticas, indican el mismo septenario de almas... La
primera forma del místico Siete, se la veía figurada en el cielo por las siete grandes
estrellas de la Osa Mayor, la constelación asignada por los egipcios a la Madre del
Tiempo, y de los siete Poderes Elementales” (23).
Como sabe muy bien todo indo, esta misma constelación representa en la India los
Siete Rishis, y es llamada Riksha y Chitrashikandin.
Pero en un principio, el Sol y la Luna eran las únicas deidades visibles, y por sus
efectos, por decirlo así, tangibles, psíquicas y fisiológicas -el Padre y el Hijo-, al paso
que el espacio o el Aire en general, o aquella expansión de los Cielos llamada Nut por
los egipcios, era el espíritu oculto o Aliento de los dos. El Padre y el Hijo alternaban
en sus funciones, y obraban juntos armónicamente en sus efectos sobre la
naturaleza terrestre y la humanidad; de aquí que fueran considerados como uno,
aunque siendo dos como Entidades personificadas. Los dos eran masculinos, y
ambos poseían su función distinta, si bien colaboradora, en la causal generación de
la humanidad. Todo esto, con referencia a los puntos de vista astronómico y cósmico
considerados y expresados en lenguaje simbólico, el cual se ha convertido en
teológico y dogmático en nuestras últimas razas. Pero tras de este velo de símbolos
cósmicos y astrológicos, se hallaban los misterios ocultos de la antropografía y de la
primitiva génesis del hombre. Y en cuanto a esto, ningún conocimiento de símbolos,
ni siquiera el de la clave del lenguaje simbólico postdiluviano de los judíos, podrá
servirnos de auxilio, si no es con referencia a lo consignado en las escrituras
nacionales para usos exotéricos; todo lo cual, por muy hábilmente velado que
estuviera, era tan sólo la mínima parte de la historia real y primitiva de cada pueblo,
refiriéndose con frecuencia, además, como en las escrituras hebreas, meramente a la
vida humana terrestre de aquella nación, y no a su vida divina. Aquel elemento
psíquico y espiritual pertenecía al MISTERIO y a la INICIACIÓN. Existían cosas que
jamás eran consignadas en papiros o pergaminos, sino grabadas en rocas y en
criptas subterráneas, como en Asia Central.
Sin embargo, hubo un tiempo en que el mundo entero sólo tenía “una lengua y un
conocimiento”, y entonces sabía m|s el hombre, en lo referente a su origen, que
ahora; y sabía que el Sol y la Luna, por muy grande que sea el papel que representen
en la constitución, crecimiento y desarrollo del cuerpo humano, no eran los agentes
directos de su aparición en la Tierra; pues estos agentes, a la verdad, son los Poderes
vivos e inteligentes que los ocultistas llaman Dhyân Chohans.
A esto contesta el ocultismo oriental: Conforme; son una abstracción para nuestros
sentidos físicos. Para nuestras percepciones espirituales, sin embargo, y para
nuestro ojo espiritual interno, los Elohim o Dhyânis no son más abstracción que
para nosotros nuestra alma y nuestro espíritu. Desechad lo uno y tendréis que
desechar lo otro, puesto que lo que constituye en nosotros la Entidad que sobrevive,
es en particular la emanación directa de aquellas Entidades celestiales, y en parte
también ellas mismas. Una cosa es cierta; los judíos conocían perfectamente la
hechicería y varias fuerzas maléficas; pero, a excepción de algunos de sus grandes
profetas y videntes, como Daniel y Ezequiel -perteneciendo Enoch a una raza
demasiado distante y no a ninguna nación, sino a todas, como un carácter genérico-,
conocían muy poco el Ocultismo realmente divino, ni hubieran querido usarlo;
siendo su carácter nacional contrario a todo cuanto no estuviera directamente
relacionado con sus propios beneficios étnicos de tribu e individuales, como lo
atestiguan sus propios profetas, y las maldiciones por ellos lanzadas sobre la “raza
dura de cerviz”. Pero aun la Kabalah muestra claramente la relación directa entre
los Sephiroth, o Elohim, y los hombres.
(a) “Cuando el Uno se convierte en Dos, el Triple aparece”; o sea cuando el Uno
eterno lanza su reflejo en la región de la Manifestación, aquel reflejo, el Rayo,
diferencia al agua del espacio, o según las palabras del Libro de los Muertos: “El Caos
cesa gracias al fulgor del Rayo de Luz Primordial disipando la total oscuridad, con el
auxilio del gran poder m|gico de la Palabra del Sol (Central)”. El Caos se convierte
en andrógino; el Agua es incubada por la Luz, y el Ser Triple brota como su
“Primogénito”. “Ra (Osiris-Ptah) crea sus propios miembros (como Brahmâ),
creando los Dioses destinados a personificar sus fases” durante el Ciclo (31). El Ra
egipcio, saliendo del Abismo, es el Alma Divina Universal en su aspecto manifestado,
y lo mismo es N}r}yana, el Purusha “oculto en el Âk}sha, y presente en el Éter”.
Ahora bien; cada Ronda en el arco descendente, es tan sólo una repetición en
forma más concreta de la precedente; así como cada Globo hasta nuestra Cuarta
Esfera, la Tierra actual, es una copia más corpórea y densa de la Esfera menos
material que la precede, en su orden sucesivo en los tres planos superiores (33). En
su camino hacia arriba por el arco ascendente, la Evolución espiritualiza y etereiza,
por decirlo así, la naturaleza general de todo, llevándolo a un nivel con el plano en
que se halla colocado en el arco opuesto el Globo gemelo; siendo el resultado que
cuando se llega al séptimo Globo en cualquier Ronda, la naturaleza de todo lo que
evoluciona, vuelve a la condición en que se hallaba en su punto de partida, con la
adición, cada vez, de un grado nuevo y superior en los estados de conciencia. Así
resulta claro que el llamado “origen del hombre” en esta nuestra Ronda presente, o
Ciclo de Vida en este Planeta, debe ocupar el mismo lugar en el mismo orden -salvo
detalles fundados en condiciones locales y de tiempo- que en la Ronda precedente.
Además, debe explicarse y recordarse que, así como la obra de cada Ronda se dice
que corresponde a un Grupo diferente de los llamados Creadores, o Arquitectos, lo
mismo sucede con cada Globo, o sea que se halla bajo la vigilancia y dirección de
Constructores y Vigilantes especiales: los diferentes Dhyân Chohans.
Para decirlo con mayor claridad, una Entidad invisible semejante, puede estar
corporalmente presente en la tierra sin abandonar, sin embargo, su estado y
funciones en las regiones suprasensibles. Si esto necesita explicación, nada mejor
podemos hacer que recordar al lector casos an|logos en lo llamado “Espiritismo”, si
bien son muy raros, al menos en lo referente a la naturaleza de la Entidad que se
encarna o toma posesión temporalmente de un médium. Pues los llamados
“espíritus” que pueden en ocasiones apoderarse de los cuerpos de los médiums, no
son las Mónadas o Principios Superiores de personalidades desencarnadas.
Semejantes “espíritus” pueden ser tan sólo Elementarios, o Nirmânakâyas.
Precisamente, así como ciertas personas, sea en virtud de una organización peculiar,
o gracias al poder del saber místico adquirido, pueden ser vistas en su “doble” en un
sitio, mientras su cuerpo se halla a muchas millas de distancia; del mismo modo
puede suceder un hecho análogo, tratándose de Seres superiores.
Por tanto, lo que los hombres vivientes (Iniciados) pueden hacer, más fácilmente lo
pueden verificar los Dhyânis, quienes se hallan libres de todo cuerpo físico que les
estorbe. Ésta era la creencia de los antediluvianos, y hoy gana rápidamente terreno
también en la moderna sociedad inteligente, entre los “espiritistas”, así como en las
Iglesias griega y romana, las cuales enseñan la ubicuidad de sus Ángeles. Los
zoroastrianos consideraban a sus Amshaspends como entidades dobles (Ferouers),
aplicando este dualismo -en filosofía esotérica por lo menos- a todos los habitantes
espirituales e invisibles de los mundos, innumerables en el espacio, visibles para
nuestros ojos. En una nota de Damascio (siglo VI) acerca de los oráculos caldeos,
tenemos una amplia evidencia de la universalidad de esta doctrina, pues dice: “En
estos oráculos, los siete Cosmocratores del Mundo (“Las Columnas del Mundo”),
mencionados igualmente por San Pablo, son dobles; una serie estaba designada para
regir los mundos superiores, espirituales y siderales, y la otra para vigilar y guiar los
mundos materiales”. Tal es también la opinión de Jámblico, quien establece una
distinción evidente entre los Arcángeles y los Archontes (35).
(b) La sentencia final de esta Sloka demuestra cuán antiguas son la creencia y la
doctrina de que el hombre es séptuple en su constitución. El “Hilo” del Ser que
anima al hombre y que pasa al través de todas sus personalidades o renacimientos
en esta Tierra -alusión a Sûtrâtmâ-, el Hilo, adem|s, en el cual todos sus “Espíritus”
se hallan engarzados, ha sido hilado de la esencia del Triple, del Cuádruple y del
Quíntuple, que contienen todo lo precedente. Panchâshikha, según el Padma Purâna
(36), es uno de los siete Kumâras que van a Shveta-Dvipa a adorar a Vishnu.
Veremos m|s adelante qué conexión existe entre los “célibes” y castos Hijos de
Brahm}, que se niegan a “multiplicar”, y los mortales terrestres. entretanto, es
evidente que “el Hombre-Planta, Saptaparna”, se refiere de este modo a los siete
La alegoría egipcia en el Libro e los Muertos, que se refiere al “premio del Alma”, es
tan significativa respecto de nuestra Doctrina Septenaria, como poética. Concédese
al Difunto un lote de tierra en el campo de Aanroo, donde los Manes, las sombras
divinizadas de los muertos, recogen, como cosecha de las acciones que han
sembrado en vida, el trigo de siete codos de alto, que crece en un territorio dividido
en catorce y siete porciones. Este trigo es el alimento con que vivirán y prosperarán,
o que les matará en el Amenti, un reino del cual el campo de Aanroo es sólo un
dominio. Porque, como se dice en el himno (37), el Difunto allí, o bien es destruido, o
se convierte en un espíritu puro para la Eternidad, a consecuencia de las “siete veces
setenta y siete vidas” pasadas o por pasar en la Tierra. La idea del trigo, cosechado
como “fruto de nuestras acciones”, es muy gr|fica.
PABILOS (a). LOS PABILOS SON LAS CHISPAS QUE PARTEN DE LA LLAMA DE TRES
LENGUAS (38) PROYECTADA POR LOS SIETE -DE QUIENES ES LA LLAMA- RAYOS
DE
(a) La “Llama de Tres lenguas que jam|s muere” es la Tríada espiritual inmortal: el
Âtmâ-Buddhi y Manas, o más bien el fruto del último asimilado por los dos primeros,
después de cada vida terrestre. Los “Cuatro Pabilos” que salen y se extinguen, son el
Cuaternario, los cuatro principios inferiores, incluyendo al cuerpo.
“Yo soy la Llama de Tres Pabilos y mis Pabilos son inmortales” dice el Difunto. “Yo
entro en el dominio de Sekhem (el Dios cuya mano siembra la semilla de la acción
producida por el alma desencarnada), y entro en la región de las Llamas que han
destruido a sus adversarios (o sea que se han desembarazado de los Cuatro Pabilos
creadores de pecado)” (40).
MANU (44), EL PENSADOR ¿QUIÉN LO FORMA? LAS SIETE VIDAS Y LA VIDA UNA
(c).
(a) La frase “a través de los siete Mundos de M}y}” se refiere aquí a los siete
Globos de la Cadena planetaria y a las siete Rondas, o las cuarenta y nueve
estaciones de existencia activa que se encuentran ante la “Chispa” o Mónada al
principio de cada Gran Ciclo de Vida o Manv|ntara. El “Hilo de Fohat” es el Hilo de
Vida de que se ha hecho mención anteriormente.
Shelley - (Adonais).
es, sin embargo, ella misma parte y partícula de aquella Eternidad; pues únicamente
la Vida puede comprender a la Vida.
El Zohar dice:
La Deidad (la Presencia siempre invisible) se manifiesta por medio de los diez
Sephiroths, que son testigos radiantes. Es la Deidad a manera del Mar, del cual
rebosa una corriente llamada Sabiduría, cuyas aguas caen en un lago que se llama
Inteligencia. De este recipiente salen, a manera de siete canales los Siete
Sephiroths... Porque diez es igual a siete; la Década contiene cuatro Unidades y tres
Binarios.
Pero ni la Cabeza ni los Hombros de Adam Kadmon pueden ser vistos; por lo tanto,
leemos en el Siphra Dzenioutha, el “Libro del Misterio Oculto”:
En el principio del Tiempo, después que los Elohim (los “Hijos de Luz y de Vida”, o
los Constructores), hubieron formado de la Esencia eterna los Cielos y la Tierra,
formaron los mundos de seis en seis.
La primera tríada del Cuerpo de Adam Kadmon (los tres planos superiores de los
siete) (47) no puede ser vista antes que el alma se encuentre en la presencia del
Anciano de los Días.
Los Sephiroths de esta Tríada superior son: 1º, “Kether (la Corona), representada
por la frente del Macroprosopus; 2º, Chokmah (la Sabiduría, Principio masculino),
representado por su hombro derecho; y 3º, Binah (la Inteligencia, Principio
femenino), por el hombro izquierdo”. Vienen luego los siete Miembros, o Sephiroths,
en los planos de la manifestación, estando representada la totalidad de estos cuatro
planos por Microprosopus, la Faz Menor o Tetragrammaton, el Misterio de “cuatro
letras”. “Los siete Miembros manifestados los tres ocultos constituyen el Cuerpo de
la Deidad”.
teólogos.
El capitán C. Pfoundes, que estudió cerca de nueve años, en los monasterios del
Japón, la religión que existe bajo las distintas sectas del país, dice:
La idea Shinto de creación, es como sigue: Saliendo del Caos (Kon-ton) la Tiera (In)
era el sedimento precipitado, y los Cielos (Yo), las esencias etéreas que han
ascendido; el Hombre (Jim) apareció entre los dos. El primer hombre fue llamado
Kuni -to tatchino-mikoto, y se le dieron otros cinco nombres, y entonces la raza
humana apareció, varón y hembra. Isangi e Isanami engendraron a Tenshoko doijin,
el primero de los cinco Dioses de la Tierra.
Estos “Dioses” son sencillamente nuestras Cinco razas, siendo Isanagi e Isanami las
dos clases de “Antecesores”, las dos Razas precedentes que dieron nacimiento al
hombre animal y al racional.
He aquí cómo aparece con los nombres kabalísticos y con los ocultos:
DIAGRAMA IV
Vamos ahora a exponer en forma tabular lo que el muy cauto Eliphas Lévi dice en
explicación de su Diagrama, y lo que la Doctrina Esotérica enseña; comparando
ambas cosas. Lévi hace también una distinción entre la Pneumática oculta y la
kabalística.
(b) El bien conocido aforismo kabalístico dice: “Una piedra se convierte en una
planta; una planta en un animal; el animal en un hombre; el hombre en un espíritu, y
el espíritu en un dios”. La “Chispa” anima a todos los reinos por turno, antes de
penetrar y animar al hombre divino, entre quien y su predecesor, el hombre animal,
existe una diferencia radical. El Génesis comienza su antropología por el extremo
erróneo -evidentemente para velar la verdad- y no conduce a ninguna parte. Los
capítulos primeros del Génesis jamás han pretendido representar ni la más remota
alegoría de la creación de nuestra Tierra. Marcan un concepto metafísico de algún
período indefinido en la eternidad, cuando la ley de evolución lleva a efecto intentos
sucesivos para la formación de universos. La idea se halla claramente expresada en
el Zohar:
Hubo antiguos mundos que perecieron tan pronto como entraron en la existencia;
eran informes y se los llamaba Chispas. Del mismo modo, cuando el herrero golpea
al hierro, saltan las chispas en todas direcciones. Las Chispas son los mundos
Por lo tanto, cuando suena para Purusha la hora de subir sobre los hombros de
Prakriti para la formación del Hombre Perfecto -el Hombre rudimentario de las dos
y media Razas primeras, siendo tan sólo el primero, que se desenvuelve
gradualmente hacia el más perfecto de los mamíferos-, los Antecesores Celestiales
(Entidades de Mundos anteriores, llamados en la India los Shishta) entran en este
nuestro plano y encarnan en el hombre físico o animal, del mismo modo que los
Pitris habían entrado antes que ellos para la formación del último. Así es que ambos
desarrollos para las dos creaciones (la del hombre animal y la del divino) difieren en
gran manera. Los Pitris lanzan de sí mismos sus cuerpos etéreos como semejanzas
suyas aun m|s etéreas y espectrales que ellos, o lo que llamaríamos ahora “dobles” o
“formas astrales”, a su propia imagen (61). Esto proporciona a la Mónada su primera
residencia, y a la materia ciega un modelo sobre el que construir en lo sucesivo. Pero
el Hombre es todavía incompleto. En todas las escrituras arcaicas, esta doctrina ha
dejado sus huellas desde Svâyambhuva Manu (62), de quien descendieron los siete
Manus o Prajâpatis primitivos, cada uno de los cuales dio origen a una Raza
primitiva de hombres, hasta el Codex Nazaraeus, en el cual Karabtanos, o Fetahil (la
materia ciega concupiscente), engendra en su Madre, Spiritus, siete Figuras,
representando cada una el progenitor de una de las siete razas primitivas.
Los mundos, para el profano, están construidos con los Elementos conocidos. Según
el concepto de un Arhat, estos Elementos son, colectivamente una Vida Divina;
distributivamente, en el plano de las manifestaciones, son los innumerables e
incontables crores de vidas. El Fuego solamente es UNO, en el plano de la Realidad
Única; en el de la Existencia manifestada, y por lo tanto ilusoria, sus partículas son
Vidas ígneas, que viven y existen a expensas de cada una de las demás Vidas que
consumen. Por lo tanto, se las llama los “DEVORADORES”... Cada cosa visible en este
Universo, se halla constituida por semejantes VIDAS, desde el hombre primordial,
divino y consciente, hasta los agentes inconscientes que elaboran la materia... de la
VIDA UNA informe e increada, procede el Universo de Vidas. Primero manifestóse del
Abismo (Caos) el Fuego frío y luminoso (¿luz gaseosa?), el cual formó los Coágulos en
el Espacio (¿nebulosas irresolubles, quizás?)... Estos combatieron, y un gran calor se
desarrolló a causa de los encuentros y colisiones, lo cual produjo la rotación. Vino
entonces el primer Fuego MATERIAL, manifestado, las Llamas ardientes, los
Vagabundos en los Cielos (Cometas). El calor genera vapor húmedo; aquél forma agua
sólida (?), después niebla seca, luego niebla líquida, acuosa, que apaga el luminoso
resplandor de los Peregrinos (¿Cometas?), y forma Ruedas sólidas acuosas (Globos de
MATERIA). Bhûmi (la Tierra) aparece con seis hermanas. Éstas producen con su
movimiento continuo el fuego inferior, el calor y una niebla acuosa, que da lugar al
“Bhûmi aparece con seis hermanas” -dice el -Comentario. Es una enseñanza védica
que “existen tres Tierras correspondientes a tres Cielos, y nuestra Tierra (la cuarta)
es llamada Bhûmi”. Ésta es la explicación dada por nuestros orientalistas
occidentales exotéricos. Pero la significación esotérica y la alusión a la misma en los
Vedas, es que se refiere a nuestra Cadena Planetaria: “tres Tierras” en el arco
descendente, y “tres Cielos”, que son tres Tierras o Globos también, pero mucho m|s
etéreos, en el arco ascendente o espiritual. Por los tres primeros descendemos a la
materia, por los otros tres ascendemos al Espíritu; constituyendo el inferior Bhûmi,
nuestra Tierra, el punto de giro, por decirlo así, y conteniendo potencialmente tanto
Espíritu como Materia. De esto nos ocuparemos después.
La enseñanza general del Comentario es, pues, que cada nueva Ronda desarrolla
uno de los Elementos compuestos, como los conoce ahora la Ciencia, la cual desecha
la primitiva nomenclatura, prefiriendo subdividirlos en constituyentes. Si la
Naturaleza en el plano manifestado es el “Eterno venir a ser”, en este caso aquellos
Elementos tienen que ser considerados desde el mismo punto de vista: tienen que
desenvolverse, progresar y aumentar hasta el final manvantárico.
Así, según se nos enseña, la Primera Ronda desplegó tan sólo un Elemento, una
naturaleza y una humanidad, en lo que puede llamarse un aspecto de la Naturaleza;
denominado por algunos, de modo muy anticientífico, aunque puede ser así de
hecho, “espacio de una dimensión”.
En resumen, ninguno de los llamados Elementos era como son ahora, en las tres
Rondas precedentes. en lo que se nos alcanza, el FUEGO puede haber sido puro
Âk}sha, la Primera Materia del “Magnum Opus” de los Creadores y Constructores,
aquella Luz Astral a la que el paradójico Eliphas Lévi llama a un mismo tiempo
“Cuerpo del Espíritu Santo”, y a continuación “Baphomet”, el “Andrógino cabrío de
Mendes”; el AIRE simplemente nitrógeno, el “Aliento de los Sostenedores de la
Cúpula Celestial”, como le llaman los místicos mahometanos; el AGUA, aquel fluido
primordial que fue requerido, según Moisés, para constituir un “Alma Viviente”. Y
esto puede explicar las discrepancias flagrantes y las aserciones anticientíficas que
se encuentran en el Génesis. Sepárese el primer capítulo del segundo; léase el
primero como escritura de los elohistas, y el segundo como de los jehovistas, muy
posteriores a aquéllos; y, sin embargo, si uno lee entre líneas, encuentra el mismo
orden en que las cosas creadas aparecieron; a saber, Fuego (Luz), Aire, Agua y
Hombre (o Tierra). Pues la sentencia del primer capítulo (el elohístico): “En el
principio, Dios creó los cielos y la tierra”, es una falsa traducción; no son los cielos y
la tierra, sino el Cielo duplicado o doble, los Cielos superior e inferior, o sea la
separación de la Substancia Primordial, que era luminosa en su porción superior y
obscura en la inferior (el Universo manifestado), en su dualidad de lo invisible (para
los sentidos), y lo visible para nuestras percepciones. “Dios separó la luz de las
tinieblas”, y después hizo el firmamento (Aire). “H|gase un firmamento en medio de
las aguas, y separe las aguas de las aguas”, o sea, “las aguas que estaban bajo el
firmamento (nuestro Universo manifestado visible) de las aguas sobre el
firmamento” (los planos de existencia invisibles, para nosotros). En el capítulo
segundo (el jehovístico), las plantas y las hierbas son creadas antes que el agua, lo
mismo que en el primero, la luz es producida antes que el sol. “Dios hizo la tierra y
los cielos y todas las plantas del campo, antes que las hubiese en la tierra, y cada
hierba del campo antes que creciera; pues el Señor Dios (los Elohim) no había hecho
que lloviese sobre la tierra, etc.” -un absurdo a menos que se acepte la explicación
esotérica-. Las plantas fueron creadas antes de haberlas en tierra, porque entonces
no existía tierra alguna tal como es ahora; y la hierba del campo existía antes que
creciera tal como lo hace ahora, en la Cuarta Ronda.
Este fluido ambiente y omnipenetrante, este rayo destacado del esplendor del Sol
(Central o Espiritual)... fijado por el peso de la atmósfera (?!) y por el poder de la
atracción central... la Luz Astral, este éter electromagnético, este calórico vital y
luminoso, es representado en los antiguos monumentos por el cinturón de Isis que
se enrosca alrededor de dos polos..., y en las antiguas teogonías por la serpiente
devorando su propia cola, emblema de la prudencia y de Saturno (emblema del
infinito, de la inmortalidad y de Kronos -el Tiempo-, no el Dios o el planeta Saturno).
Es el dragón alado de Medea, la serpiente doble del caduceo y el tentador del
Génesis; pero es también la culebra de bronce de Moisés rodeando la Tau...; por
último, es el diablo del dogmatismo exotérico, y es realmente la fuerza ciega (no es
ciega y Lévi lo sabía), que debe vencer las almas para desprenderse de las cadenas
de la Tierra; porque de no hacerlo, serán absorbidas por el mismo poder que
primero las produjo, y volverán al fuego central y eterno.
Este gran Archaeus ha sido ahora públicamente descubierto por y para un solo
hombre (J. W. Keeley, de Filadelfia). Para otros, está, sin embargo, descubierto,
aunque debe permanecer casi inútil. “Hasta aquí llegar|s...”
Todo lo anterior es tan práctico como exacto, salvo un error, que ya hemos
explicado. Eliphas Lévi comete una gran equivocación al identificar siempre la Luz
Hasta aquí es bastante exacto. Pero cuando la gran autoridad de los kabalistas
occidentales añade que, sin embargo, “no es el Espíritu inmortal como han
imaginado los Hierofantes indos”, contestamos nosotros que calumnia a dichos
Hierofantes, porque no han dicho semejante cosa; pues hasta las mismas escrituras
puránicas exotéricas contradicen por completo el aserto. Jamás indo alguno ha
confundido a Prakriti con el “Espíritu inmortal”; la Luz Astral está tan sólo por
encima del plano inferior de Prakriti, el Kosmos Material. Prakriti es siempre
llamado Mâyâ , Ilusión, y se halla condenado a desaparecer con el resto, incluso los
Dioses, a la hora del Pralaya. Como se ha hecho ver, Âkâsha no es ni siquiera el Éter,
y por tanto, menos todavía, como podemos imaginar, puede ser la Luz Astral. Los
incapaces de penetrar más allá de la letra muerta de los Purânas, han confundido en
ocasiones a Âkâsha con Prakriti, con el Éter, y hasta con el cielo visible. Cierto es
también que aquellos que han traducido invariablemente la palabra Âkâsha por
“Éter” -Wilson, por ejemplo-, viendo que se le llamaba “la causa material del sonido”,
poseyendo, además, esta única y sola propiedad, han imaginado, en su ignorancia,
que era “material” en el sentido físico. Cierto, adem|s, que si las cualidades
características tienen que ser aceptadas literalmente, entonces, desde el momento
en que nada material o físico, y, por lo tanto, condicionado y temporal, puede ser
inmortal (según la metafísica y la filosofía), la consecuencia sería que Âkâsha no es
ni infinito ni inmortal. Pero todo esto es erróneo, puesto que Pradhâna, la Materia
Primordial, y el Sonido, como propiedad, han sido mal comprendidos; siendo el
primer término (Pradhâna) ciertamente sinónimo de Mûlaprakriti y de Âkâsha, y el
segundo (el Sonido), sinónimo del Verbo, la Palabra o el Logos. Esto es fácil de
demostrar, pues se ve en las frases siguientes del Vishnu Purâna (67): “No existía ni
día ni noche, ni cielo ni tierra, ni tinieblas, ni luz, ni ninguna otra cosa, sino tan sólo
Âkâsha, pues, es Pradhâna en otra forma, y como tal, no puede ser el Éter, el agente
siempre invisible, cortejado hasta por la misma ciencia física. Ni es la Luz Astral. Es,
como se ha dicho, el nóumeno del séptuple Prakriti diferenciado (69), la siempre
inmaculada “Madre” del “Hijo” huérfano de padre, que se convierte en “Padre” en el
plano inferior manifestado. Pues Mahat es el primer producto de Pradhâna o
Âkâsha; y Mahat -la Inteligencia Universal, “cuya propiedad característica es
Buddhi”- no es otro que el Logos, puesto que se le llama Îshvara, Brahmâ, Bhâva, etc.
(70). Él es, en resumen, el “Creador” o la Mente Divina en operación creativa, “la
Causa de todas las cosas”. Él es el “Primogénito”, de quien nos dicen los Purânas, que
“la Tierra y Mahat son las fronteras externa e interna del Universo”, o en nuestro
lenguaje, los polos positivo y negativo de la Naturaleza dual (abstracta y concreta);
pues el Purâna añade:
De esta manera -como fueron las siete formas (principios) de Prakriti contadas
desde Mahat a la Tierra-, así en la disolución (elemental) ( pratyâhâra), estas siete
vuelven a entrar sucesivamente una en otra. El Huevo de Brahmâ (Sarva-mandala)
se disuelve con sus siete zonas (dvîpa), siete océanos, siete regiones, etc. (71).
Éstas son las razones por las que los ocultistas rehusan dar el nombre de Luz
Astral al Âk}sha, o llamarle Éter. “En la casa de mi Padre hay muchas moradas”,
puede ser puesto en parangón con el proverbio ocultista: “En casa de nuestra Madre
Una vez más decimos: cada cosa debe producir su semejante. La Vida Absoluta no
puede producir un átomo inorgánico, sea simple o complejo; y aun en Laya existe la
vida, del mismo modo precisamente que un hombre sumido en un estado
profundamente cataléptico, es un ser viviente, aunque muestre todas las apariencias
de un cadáver.
Cuando los “Devoradores” - en los que los hombres de ciencia son invitados a ver,
con algún asomo de razón, átomos de la Niebla de Fuego, a lo el ocultista
objeción alguna-, cuando los Devoradores, decimos, han diferenciado “los Átomos de
Fuego”, por un proceso peculiar de segmentación, estos últimos se convierten en
Gérmenes de Vida, que se agregan con arreglo a las leyes de la cohesión y de la
afinidad. Entonces los Gérmenes de Vida producen Vidas de otra clase, que actúan
sobre la estructura de nuestros Globos.
Así, en la Primera Ronda, habiendo sido el Globo construido por las primitivas
Vidas de Fuego (o sea formado en esfera), no poseía solidez, ni cualidades, salvo un
resplandor frío, sin forma, sin color; tan sólo hacia el final de la Primera Ronda
desarrolla un Elemento, el cual, de Esencia simple, y por decirlo así, inorgánica, se ha
convertido ahora, en nuestra Ronda, en el fuego que conocemos en todo el Sistema.
La Tierra estaba en su primer Rûpa, cuya esencia es el Principio âkâshico, llamado
***, que ahora se conoce por Luz Astral (denominación completamente errónea), a
la cual Eliphas Lévi llama “Imaginación de la Naturaleza”, probablemente rehuyendo
darle su verdadero nombre, como hacen otros.
Por medio de esta fuerza, todos los centros nerviosos comunican secretamente
entre sí; de ella nacen la simpatía y la antipatía; de ella provienen nuestros sueños, y
tienen lugar los fenómenos de la segunda vista y las visiones extranaturales... La Luz
Astral (obrando bajo el impulso de voluntades poderosas)... destruye, coagula,
Eliphas Lévi debió haber añadido que la Luz Astral, o Substancia Primordial, si es
materia alguna es lo que, llamado Luz, Lux explicado esotéricamente, es el cuerpo de
aquellos Espíritus mismos y su misma esencia. Nuestra luz física es la manifestación en
nuestro plano, y la radiación reflejada, de la Luz Divina que emana del cuerpo
colectivo de los que son llamados las “Luces” y las “Llamas”. Pero ningún otro
kabalista ha poseído como Eliphas Lévi el talento de amontonar una contradicción
sobre otra, y de hacer que en una misma frase se contradiga una paradoja a la otra
con tal fluidez de lenguaje. Él conduce al lector al través de los valles más bellos,
para dejarle, después de todo, en una roca estéril y desierta.
Dice el Comentario:
Por medio de las radiaciones de los siete Cuerpos de los siete Órdenes de Dhyânis,
nacen las siete Cantidades Discretas (Elementos), cuyo movimiento y unión armoniosa
producen el Universo manifestado de la Materia.
La Segunda Ronda hace que se manifieste el segundo Elemento -el AIRE-, cuya
pureza aseguraría la vida continua a quien de él hiciese uso. Sólo han existido en
Europa dos ocultistas que lo han descubierto, y aun en parte aplicado a la práctica, si
bien su composición ha sido conocida siempre entre los más elevados Iniciados
orientales. El ozono de los químicos modernos es veneno comparado con el
verdadero Disolvente Universal, acerca del que jamás se hubiera podido pensar, a
menos de existir en la Naturaleza.
Desde la segunda Ronda, la Tierra -hasta entonces un feto en la matriz del Espacio-
comenzó su existencia real: ella había desarrollado ya la Vida individual senciente, su
segundo Principio. El segundo corresponde al sexto (Principio); el segundo es Vida
continua; el otro, temporal.
La Tercera Ronda desarrolló el tercer Principio -el AGUA-, al paso que la Cuarta
transformó la forma plástica gaseoso-fluídica de nuestro Globo, en la esfera
groseramente material, dura e incrustada, en la cual vivimos ahora. “Bhûmi” ha
obtenido su cuarto Principio. A esto puede objetarse que queda quebrantada la ley
de analogía, acerca de la cual tanto se insiste. Nada de eso. La Tierra alcanzará su
(c) Nos enseña la Ciencia que en los organismos del hombre y del animal, lo mismo
vivos que muertos, hormiguean las bacterias de un centenar de diversas especies;
que nos vemos amenazados desde fuera con la invasión de microbios a cada una de
nuestras inspiraciones, y de dentro por leucomainas, aerobios, anaerobios y muchas
más cosas. Pero la Ciencia no ha ido todavía tan lejos como la doctrina oculta, la cual
asegura que nuestros cuerpos, lo mismo que los de los animales, plantas y piedras,
están por completo construidos de semejantes seres, a los que, exceptuando sus
mayores especies, ningún microscopio puede observar. En lo que se refiere a las
porciones puramente animal y material en el hombre, hállase la Ciencia en camino
de descubrimientos, que irán muy lejos, corroborando esta teoría. La Química y la
Fisiología son los dos grandes magos del futuro, que están destinados a abrir los
ojos de la humanidad a las grandes verdades físicas. Cada día se demuestra más y
más claramente la identidad entre el animal y el hombre físico, entre la planta y el
hombre, y aun entre el reptil y su madriguera, la roca, y el hombre. Una vez
comprobada la identidad de los constituyentes físicos y químicos de todos los seres,
puede muy bien decir la ciencia química que no existe diferencia alguna entre la
materia de que se forma un buey y la que forma al hombre. Pero la doctrina oculta
es mucho más explícita. Ella dice: No solamente los constituyentes químicos son los
mismos, sino que las mismas Vidas invisibles infinitesimales forman los átomos de
los cuerpos de la montaña y de la margarita, del hombre y de la hormiga, del
Puede encontrarse aquí una analogía entre los sucesos cósmicos en el descenso del
Espíritu hacia la materia, durante la primera mitad de un Manvántara (lo mismo
planetario que humano), y su ascenso, a expensas de la materia, en la segunda
mitad. Estas consideraciones tienen que ver tan sólo con el plano de la materia; pero
la influencia restrictiva de las Vidas Ígneas en la subdivisión más inferior del
segundo plano (los microbios) es confirmada por el hecho descrito en la teoría de
Pasteur antes mencionada, de que las células de los órganos, cuando no encuentran
el oxígeno suficiente para sí mismas, se adaptan a aquella condición y forman
fermentos, los cuales, absorbiendo oxígeno de las sustancias con que se ponen en
contacto, las destruyen. Así comienza el proceso de destrucción por la célula que
Experimentadores tales como Pasteur son los mejores amigos y auxiliares de los
Destructores, y los peores enemigos de los Creadores, si los últimos no fuesen al
mismo tiempo destructores también. Sea como fuese, una cosa hay cierta en esto: el
conocimiento de estas causas primarias y de la última esencia de cada Elemento, de
sus Vidas, sus funciones, propiedades y condiciones de cambio, constituye la base de
la MAGIA. Paracelso ha sido, quizás, el único ocultista en Europa, durante los últimos
siglos de la Era Cristiana, que estaba versado en este misterio. Si una mano criminal
no hubiese puesto fin a su vida años antes del tiempo que la Naturaleza le había
concedido, la Magia fisiológica tendría muchos menos secretos para el mundo
civilizado, que los que ahora tiene.
(d) Pero, ¿qué tiene que ver la Luna con todo esto? -se nos puede preguntar-. ¿Qué
tienen que hacer, en compañía de los microbios de vida, “Pez, Pecado y Soma (la
Luna)”, en la frase apocalíptica de la Estancia? Con los microbios nada, excepto que
estos se sirven del tabernáculo de barro preparado por ellos; con el Hombre
perfecto divino, todo, puesto que “Pez, Pecado y Luna” constituyen unidos los tres
símbolos del Ser inmortal.
Esto es todo cuanto puede darse. Ni pretende la autora saber más acerca de este
extraño símbolo, que lo que puede inferirse sobre ellos de las religiones exotéricas
(del misterio quizás existente bajo el Avatâra Matsya (Pez) de Vishnu, el Oannes
caldeo, el Hombre-Pez, representado en el signo imperecedero del Zodíaco, Piscis,
que se encuentra en los dos Testamentos en la persona de Josué, “Hijo de Num (el
Pez)” y Jesús; del alegórico “Pecado” o Caída del Espíritu en la Materia; y de la Luna),
en lo que se refiere a su relación con los Antecesores Lunares, los Pitris.
Por ahora, puede convenir recordar al lector que, al paso que las Diosas Lunares se
hallaban relacionadas en todas las mitologías, especialmente en la griega, con los
nacimientos, a causa de la influencia de la Luna sobre las mujeres y la concepción, la
conexión real y oculta de nuestro satélite con la fecundación, es hoy día por
completo desconocida para la fisiología, que considera como supersticiones
groseras a todas las prácticas populares relacionadas con la misma. Como es inútil
discutirlas en todos sus detalles, lo único que podemos hacer como de paso será tan
sólo presentar el simbolismo lunar, para mostrar que dicha superstición pertenece a
las más antiguas creencias, y aun al Judaísmo -base del Cristianismo-. Para los
El culto fálico desarrollóse tan sólo con la pérdida de las claves de la significación
verdadera de los símbolos. Fue la última y más fatal desviación del camino real de la
verdad y del saber divino, hacia el sendero lateral de la ficción, elevada a la categoría
de dogma merced a la falsificación humana y a la ambición jerárquica.
SOMBRA SE HACE MÁS Y MÁS FUERTE Y RADIANTE A CADA CAMBIO (76). LA LUZ
HASTA EL DÍA “SÉ CON NOSOTROS”, EN QUE HAS DE VOLVER A SER YO MISMA Y
¿Es esto la aniquilación como algunos piensan? ¿Es ateísmo como otros críticos -los
adoradores de una deidad personal y creyentes en un paraíso antifilosófico- se
inclinan a creer? Ni lo uno ni lo otro. Es más que inútil volver a la cuestión de un
supuesto ateísmo en lo que es espiritualismo del carácter más refinado. El ver
aniquilación en el Nirvâna, equivale a decir también que es aniquilado un hombre
sumido en sueño profundo, sin ensueños, que no deja impresión ninguna ni en la
memoria ni en el cerebro físico, por hallarse entonces el “Yo Superior” del durmiente
en su estado original de Conciencia Absoluta. Pero este ejemplo responde tan sólo a
un aspecto de la cuestión - el más material; puesto que reabsorción no es, en manera
alguna, tal “sueño sin ensueños”, sino al contrario, Existencia Absoluta; una unidad
incondicionada o un estado, para cuya descripción es el lenguaje humano absoluta y
desesperadamente inadecuado. La única aproximación a algo parecido a un
concepto del mismo, puede intentarse únicamente en las visiones panorámicas del
Alma, a través de las ideaciones espirituales de la Mónada divina. Ni se pierde la
(b) Los “Vigilantes” reinan sobre los hombres durante todo el período del Satya
Yuga y los Yugas subsiguientes menores, hasta el principio de la Tercera Raza-Raíz;
después de la cual lo verifican los Patriarcas, los Héroes y los Manes, como en las
Dinastías egipcias enumeradas por los sacerdotes a Solón, los Dhyânis encarnados
de un orden inferior, hasta el Rey Menes y los reyes humanos de otras naciones.
Todos estaban cuidadosamente anotados. En opinión de los simbologistas, esta edad
mito-poética debe, por supuesto, considerarse tan sólo como un cuento de hadas.
Pero desde el momento en que las tradiciones y aun las crónicas de semejantes
dinastías de Reyes Divinos, de los Dioses reinando sobre los hombres, seguidos por
dinastías de Héroes o Gigantes, existen en los anales de todas las naciones, es difícil
comprender cómo todos los pueblos que existen bajo el sol, algunos de los cuales
están separados por vastos Océanos y pertenecen a diferentes hemisferios, tales
como los antiguos peruanos y mexicanos, así como los caldeos, pueden haber
compuesto los mismos “cuentos de hadas”, con igual orden en los sucesos (78). Sea
como fuere, comoquiera que la Doctrina Secreta enseña historia -la cual, no por ser
esotérica y tradicional, deja de ser menos digna de fe que la historia profana-,
tenemos tantos títulos a nuestras creencias como el que más, sea religioso o
escéptico. Y aquella Doctrina dice que los Dhyâni-Buddhas de los dos Grupos
superiores, a saber, los Vigilantes o los Arquitectos, proporcionan a las múltiples y
diversas Razas, reyes y jefes divinos. Estos últimos son los que enseñaron a la
humanidad sus artes y ciencias, y los primeros los que revelaron las grandes
verdades espirituales de los mundos trascendentes a las Mónadas encarnadas que
acababan de desprenderse de sus Vehículos pertenecientes a los Reinos inferiores, y
que habían, por lo tanto, perdido todo recuerdo de su origen divino, las grandes
verdades espirituales de los Mundos trascendentes.
todavía”.
El primero de estos “siete capítulos” ha sido intentado, y est| ahora concluido. Por
muy incompleto y débil que sea como exposición, de todos modos se aproxima -
hablando en sentido matemático- a lo que constituye la base más antigua de todas
las cosmogonías subsiguientes. Atrevida es la tentativa de expresar en una lengua
europea el gran panorama de la Ley que eterna y periódicamente se manifiesta; Ley
impresa en las mentes plásticas de las primeras Razas dotadas de Conciencia, por
quienes la reflejaban de la Mente Universal; es empresa atrevida, porque ningún
lenguaje humano, salvo el sánscrito -que es el de los Dioses-puede hacerlo con algún
grado de exactitud. Pero teniendo en cuenta la intención, deben perdonarse a
nuestra obra sus defectos.
(Ahora bien) los Vedas poseen una significación distinta y doble: una expresada
por el sentido literal de las palabras; la otra indicada por el metro y el svara
(entonación), que son como la vida de los Vedas... Sabios pandits y filólogos niegan,
por supuesto, que el svara tenga nada que ver con la filosofía o las antiguas
doctrinas esotéricas; pero la conexión misteriosa entre svara y luz es uno de sus
secretos más profundos (2).
Existen 150 Upanishads enumerados por los orientalistas, que consideran a los
más antiguos como escritos probablemente unos 600 años antes de nuestra Era;
pero en cuanto a textos genuinos, no existen ni la quinta parte de aquel número. Los
Upanishads son a los Vedas lo que la Kabalah es a la Biblia judía. Exponen y explican
la significación secreta y mística de los textos védicos. Hablan del origen del
Universo, de la naturaleza de la Deidad y del Espíritu y el Alma, así como también de
la conexión metafísica entre la Mente y la Materia. en resumen: CONTIENEN el
principio y el fin de todo Buddha. De no ser así, no podrían los Upanishads ser
llamados esotéricos, desde el momento en que se encuentran hoy día bien a la vista,
unidos a los Libros Sagrados brahmánicos; que en nuestros tiempos se han hecho
accesibles, aun para los Mlechchhas (los sin casta) y para los orientalistas europeos.
Una cosa hay en ellos -y se encuentra en todos los Upanishads-, la cual invariable y
constantemente indica su antiguo origen, y prueba: (a) que algunas de sus partes
fueron escritas antes que el sistema de castas se convirtiera en la institución tiránica
que hoy existe; y (b) que la mitad de sus contenidos ha sido eliminada, a la vez que
algunos de ellos fueron vueltos a escribir, y abreviados. “Los grandes Maestros del
Saber superior y los brahmanes son siempre representados como yendo a los reyes
Kshatriyas (casta militar), para convertirse en sus discípulos”. Según el profesor
Cowell observa pertinentemente, los Upanishads “respiran un espíritu
completamente diferente (de otros escritos brahmánicos); una libertad de
pensamiento desconocida en ninguna obra más antigua, excepto en los himnos
mismos del Rig Veda”. El segundo hecho se explica por una tradición registrada en
uno de los manuscritos sobre la vida de Buddha. Dice que los Upanishads fueron
originalmente unidos a sus brâhmanas, desde el principio de una reforma que
condujo al exclusivismo del presente sistema de castas entre los brahmanes, pocos
siglos después de la invasión de la India por los “Dos veces nacidos”. En aquellos
días estaban completos, y se empleaban para la instrucción de los Chelas que
estaban preparándose para la Iniciación.
2º La Ley fundamental en ese sistema, el punto central del que todo ha surgido
alrededor y hacia el cual todo gravita, y del que depende toda su filosofía, es el
PRINCIPIO SUBSTANCIAL, Uno, Homogéneo y Divino: la Causa Radical Única.
... Unos pocos, cuyas lámparas resplandecían más, han sido guiados
4º El Universo, con cada una de las cosas que contiene, es llamado Mâyâ, porque
todo en él es temporal, desde la vida efímera de una mosca de fuego, hasta la del sol.
Comparado con la eterna inmutabilidad del UNO, y con la inmutabilidad de aquel
5º Cada una de las cosas en el Universo, al través de todos sus reinos, es consciente;
esto es, se halla dotada de una conciencia de su especie propia y en su propio plano
de percepción. Debemos tener presente que sólo porque nosotros no percibamos
señal alguna de conciencia en las piedras, por ejemplo, no por eso tenemos derecho
para decir que ninguna conciencia existe allí. No existe semejante cosa como materia
“muerta” o “ciega”, como tampoco existe ninguna Ley “ciega” o “inconsciente”. Tales
ideas no encuentran lugar alguno entre los conceptos de la Filosofía Oculta. Ésta
jamás se detiene ante apariencias superficiales, y para ella poseen más realidad las
esencias noumenales que sus contrapartes objetivas; pareciéndose en esto a los
nominalistas de la Edad Media, para quienes los universales eran las realidades, y
los particulares existían tan sólo de nombre y en la imaginación humana.
La dificultad principal que impide a los hombres de ciencia creer en los espíritus
divinos, así como en los de la Naturaleza, es su materialismo. El principal obstáculo
que ante sí encuentra el espiritista, y que le impide creer en lo mismo, conservando
a la vez una creencia ciega en los “Espíritus” de los difuntos, es la ignorancia general
en que se halla todo el mundo (excepto algunos ocultistas y kabalistas) respecto a la
verdadera esencia y naturaleza de la Materia. En la aceptación o no aceptación de la
teoría de la Unidad de todo en la Naturaleza, en su última Esencia, es en lo que
principalmente se apoya la creencia o la incredulidad en la existencia en torno
nuestro de otros seres conscientes, además de los Espíritus de los muertos. En la
justa comprensión de la Evolución primitiva del Espíritu-Materia, y de su esencia
real, es en lo que tiene el estudiante que apoyarse para la mejor dilucidación de la
Cosmogonía Oculta, y para obtener la única clave segura que puede guiarle en sus
estudios subsiguientes.
Todo el orden de la Naturaleza demuestra una marcha progresiva hacia una vida
superior. Existe designio en la acción de las fuerzas, al parecer más ciegas. La
evolución completa con sus adaptaciones interminables, es una prueba de ello. Las
leyes inmutables que hacen desaparecer a las especies débiles, para hacer lugar a las
fuertes, y que aseguran la “supervivencia de los m|s aptos”, aunque resulten tan
crueles en su acción inmediata, obran todas en dirección de la gran meta final. El
hecho mismo de que tienen lugar adaptaciones; de que los más aptos son los que
sobreviven en la lucha por la existencia, demuestra que lo llamado “Naturaleza
inconsciente” es, en realidad, un conjunto de fuerzas manipuladas por seres
semiinteligentes (Elementales), guiados por Elevados Espíritus Planetarios (Dhyân
Chohans), cuya agregación colectiva forma el Verbo manifestado del Logos
Inmanifestado y constituye a la vez la Mente del Universo y su Ley inmutable.
Quien estas líneas escribe, espera que, por muy superficialmente que se hayan
comentado las Siete Estancias, se ha dicho ya lo suficiente en esta parte
cosmogónica de la obra para demostrar que las enseñanzas arcaicas son, en su
propia esfera, más científicas (en el moderno sentido de la palabra) que cualquier
otra de las antiguas Escrituras, consideradas y juzgadas por sus aspectos exotéricos.
Sin embargo puesto que, como se ha declarado antes, la obra presente reserva
mucho más que expone, se invita al estudiante a que emplee su propia intuición.
Nuestro principal deseo es dilucidar lo que ya ha sido dado, y muy incorrectamente
en ocasiones, lo cual deploramos; suplir con materias adicionales cuando y como sea
posible, los conocimientos sugeridos antes, y proteger nuestras doctrinas de los
ataques demasiado violentos del sectarismo moderno, y más especialmente del
Materialismo de los últimos tiempos, con mucha frecuencia llamado erróneamente
Ciencia, mientras que, en realidad, tan sólo las palabras “sabios” y “semisabios”
deberían asumir la responsabilidad de las muchas teorías ilógicas ofrecidas al
mundo. En su gran ignorancia, el público, al paso que acepta ciegamente cada una de
las cosas emanadas de “autoridades”, y considera como un deber mirar cada dictum
procedente de un hombre de ciencia como un hecho probado; al público, decimos, se
le enseña a burlarse de todo cuanto se presenta como procedente de orígenes
“paganos”. Por lo tanto, como a los sabios materialistas sólo puede combatírseles
con sus propias armas (las de la controversia y el argumento), se incluye un
Addendum a cada volumen, contrastando las respectivas opiniones, y demostrando
cómo, hasta las grandes autoridades, pueden errar con frecuencia. Creemos que esto
Cualquiera que sea el destino que el porvenir remoto reserve a estos escritos,
esperamos haber probado los hechos siguientes.
3º Los Dhyân Chohans son dobles en sus caracteres, estando compuestos de (a) la
Energía bruta irracional, inherente en la Materia, y (b) el Alma inteligente, o
Conciencia cósmica, que guía y dirige a aquella energía, y es el Pensamiento Dhyân
Chohánico, reflejando la Ideación de la Mente Universal. El resultado es una serie
perpetua de manifestaciones físicas y de efectos morales en la Tierra, durante los
períodos manvantáricos, estando todo subordinado a Karma. Como este proceso no
es siempre perfecto; y puesto que por muchas que sean las pruebas que exhiba de
una Inteligencia directora tras del velo, no por eso dejan de presentarse brechas y
grietas, y aun con mucha frecuencia fracasos evidentes, por tanto, ni la Hueste
colectiva (el Demiurgo), ni individualmente ninguno de los Poderes que actúan, son
“Y cuando ores, no seas como los hipócritas... sino entra en tu cámara interna, y
cerrada la Puerta, ora a tu Padre en secreto” (4). Nuestro Padre se halla dentro de
nosotros “en secreto” nuestro séptimo Principio en la “c|mara interna” de la
percepción de nuestra alma. “El Reino de Dios” y de los Cielos se halla dentro de
nosotros -dice Jesús- y no fuera. ¿Por qué permanecen los cristianos tan en absoluto
ciegos al significado de suyo evidente de las palabras de sabiduría que se complacen
en repetir mecánicamente?
¡Oh hijo mío! la materia llega a ser; primeramente era; porque la materia es el
vehículo para la transformación. El venir a ser es el modo de actividad del Dios
increado o previsor. Habiendo sido dotada la materia (objetiva) con los gérmenes de
la transformación, es conducida al nacimiento; pues la fuerza creadora la moldea de
acuerdo con las formas ideales. La Materia, todavía no engendrada, no tenía forma;
ella llega a ser cuando es puesta en acción (5).
El Dr. Menard hace observar cómo en griego la misma palabra significa nacer y
venir a ser. La idea es aquí, que el material del mundo es en su esencia eterno, pero
que antes de la creación o del “venir a ser” se halla en una condición pasiva o
inmóvil. Así es que “era”, antes de ser puesto en operación; ahora “llega a ser”, esto
es, es móvil y progresivo.
Todas las cosas son el producto de un esfuerzo universal creador... Nada existe
muerto en la Naturaleza. Todas las cosas son orgánicas y vivas, y por lo tanto el
mundo entero parece ser un organismo viviente (6).
Todos los kabalistas cristianos han comprendido bien la idea oriental fundamental.
El Poder activo, el “Movimiento Perpetuo del gran Aliento” despierta el Cosmos a la
aurora de cada nuevo Período, poniéndolo en movimiento por medio de las dos
Fuerzas contrarias, la centrípeta y la centrífuga, que son lo masculino y lo femenino,
positivo y negativo, físico y espiritual, constituyendo las dos la Fuerza Primordial
una, y siendo de este modo causa de que se objetive en el plano de la Ilusión. En
otras palabras, este movimiento doble transfiere el Cosmos desde el plano del Ideal
eterno al de la manifestación finita, o desde lo Noumenal a lo Fenomenal. Todas las
cosas que son, eran y serán, SON eternamente, hasta las mismas Formas
innumerables, que son finitas y perecederas tan sólo en su aspecto objetivo, pero no
en su forma ideal. Ellas han existido como Ideas en la Eternidad, y cuando
desaparezcan, existirán como reflexiones. El Ocultismo enseña que no puede darse a
nada ninguna forma, sea por la Naturaleza o por el hombre, cuyo tipo ideal no exista
ya en el plano subjetivo. Más aún: que ninguna forma o figura es posible que entre
en la conciencia del hombre, o se desenvuelva en su imaginación, que no exista en
prototipo, al menos como una aproximación. Ni la forma del hombre, ni la de ningún
animal, planta o piedra, ha sido jam|s “creada”; y tan sólo en este nuestro plano es
donde ha comenzado a “venir a ser”, esto es, a objetivarse en su estado material
presente o expansionarse de dentro hacia afuera: desde la esencia más sublimada y
suprasensible, hasta su aspecto el más denso. Por lo tanto, nuestras formas humanas
han existido en la Eternidad como prototipos astrales o etéreos: con arreglo a cuyos
modelos, los Seres Espirituales o Dioses, cuyo deber era traerlas a la existencia
objetiva y vida terrestre, desarrollaron las formas protoplásmicas de los Egos
futuros, de su propia esencia. Después de lo cual, cuando este Upâdhi o molde
fundamental humano estuvo dispuesto, las Fuerzas terrestres naturales
comenzaron a actuar sobre aquellos moldes suprasensibles, que contenían, además
de sus elementos propios, los de todas las formas pasadas vegetales y futuras animales
de este Globo. Por lo tanto, la envoltura exterior del hombre ha pasado por cada uno
de los cuerpos vegetales y animales, antes de asumir la forma humana. Como esto
será plenamente descrito en los volúmenes III y IV, en los Comentarios, no es
necesario hablar más aquí acerca de ello.
Esto hace observar con justicia el traductor, Dr. F. Hartmann, que “parece como si
Paracelso se hubiese anticipado al moderno descubrimiento de la “potencia de la
materia” hace trescientos años”.
El magnus Limbus es el semillero del cual todas las criaturas se han desarrollado,
del mismo modo que de una semilla diminuta se desarrolla un árbol; con la
diferencia, sin embargo, de que el gran Limbus tiene su origen en la Palabra de Dios,
al paso que el Limbus menor (la semilla o esperma terrestre) lo tiene en la tierra. El
gran Limbus es el germen del cual todos los seres han procedido, y el pequeño
Limbus es cada uno de los seres últimos en reproducir su forma, y que ha sido a su
vez producido por el grande. El pequeño posee todas las cualidades del grande, en el
mismo sentido que un hijo tiene una organización similar a la de su padre... Cuando...
Yliaster se disolvió, Ares, el poder divisor, diferenciador e individualizador (Fohat,
otro antiguo amigo)... comenzó a obrar. Toda producción tuvo lugar a consecuencia
de la separación. Del Ideos fueron producidos los elementos del Fuego, Agua, Aire y
Puede demostrarse de este modo que todas las verdades capitales de la Naturaleza
eran universales en la antigüedad; y que las ideas fundamentales referentes al
Espíritu, a la Materia y al Universo, o acerca de Dios, de la Substancia y del Hombre,
eran idénticas. estudiando las dos filosofías religiosas más antiguas del mundo, el
hinduísmo y el hermetismo, en las escrituras de la India y de Egipto, se observa
fácilmente la identidad de las dos.
Esto resulta claro para el que lea la última traducción y versión de los “Fragmentos
Herméticos” antes mencionados por nuestra amiga la Dra. Anna Kingsford, cuya
pérdida deploramos. Desfigurados y torturados como han sido, durante su paso por
manos sectarias griegas y cristianas, la traductora, con mucho ingenio e intuición, ha
tomado los puntos débiles y ha procurado remediarlos por medio de explicación y
de notas. Dice ella:
Y citando de la traducción:
Dios no es una mente sino la causa de que la Mente exista; no un espíritu , sino la
causa del espíritu; no es luz sino la causa de la Luz (15).
Yo te imploro, ¡oh Cielo!, obra santa del gran Dios; yo te imploro, Voz del Padre
pronunciada en el principio, cuando el mundo universal fue formado; yo te imploro
por la Palabra, Hijo único del Padre, que sostiene todas las cosas; sé favorable, sé
favorable (16).
Ésta es una gran invocación, llena en el fondo de significación filosófica; pero, para
las masas profanas, sugiere tanto un Ser antropomórfico como la oración hermética.
Debemos respetar el sentimiento que ha dictado a las dos; pero no podemos menos
de encontrarlas en completo desacuerdo con su significación interna, y hasta con lo
que se halla en el mismo tratado hermético, en que se dice:
Tatios: Entonces, ¿los mismos cuerpos celestes no son reales, padre mío, puesto
que también varían?
Trismegisto: Quien (Lo que) es único y solo, ¡oh Tatios! Quien (Lo que) no está
constituido por la materia, ni está en cuerpo alguno. Quien (Lo que) no tiene ni color
ni forma, ni cambia, ni es transmitido, pero que siempre Es (19).
Esto está por completo conforme con las enseñanzas vedantinas. El pensamiento
principal es oculto; y muchos son los párrafos en los Fragmentos Herméticos que
pertenecen a la Doctrina Secreta.
Esta última enseña que todo el Universo está regido por Fuerzas y Poderes
inteligentes y semiinteligentes, como se ha sentado desde el principio. La Teología
cristiana admite y aun impone la creencia en ellos, pero establece entre los mismos
una división arbitraria, llam|ndolos “Ángeles” y “Demonios”. La Ciencia niega la
existencia de ambos, y ridiculiza hasta la idea. Los espiritistas creen en los “Espíritus
de los Muertos”, y fuera de estos, niegan la existencia de ninguna otra especie o clase
de seres invisibles. Los ocultistas y kabalistas son, por lo tanto, los únicos
expositores racionales de las antiguas tradiciones, que han culminado ahora en fe
dogmática por una parte, y en negaciones dogmáticas, por la otra. Pues ambas,
creencia e incredulidad, comprenden tan sólo una pequeñísima parte de los
horizontes infinitos de las manifestaciones espirituales y físicas; y por tanto ambas
tienen razón desde sus puntos de vista respectivos, y ambas se hallan en el error al
creer que pueden circunscribir la totalidad dentro de sus propios estrechos límites
especiales, pues jamás podrán hacerlo. En este punto la Ciencia, la Teología y aun el
Espiritismo muestran bien poca más sabiduría que el avestruz, cuando oculta la
Como las únicas obras que en la actualidad existen acerca del asunto en cuestión,
al alcance del profano perteneciente a las razas “civilizadas” de Occidente, son los
libros o más bien Fragmentos Herméticos anteriormente mencionados, podemos, en
el caso presente, contrastarlos con las enseñanzas de la Filosofía Esotérica. Hacer
otras citas con este objeto sería inútil, desde el momento que el público nada sabe
acerca de las obras caldeas traducidas al árabe que se hallan en posesión de algunos
Iniciados sufis. Por lo tanto, hay que recurrir, para la comparación, a las
“Definiciones de Asclepios”, tal como han sido últimamente compiladas y glosadas
por Mrs. Anna Kingsford, M. S. T., algunas de cuyas sentencias coinciden de una
manera notable con la Doctrina Esotérica oriental. Aunque no son pocos los párrafos
que presentan la impresión marcada de una mano cristiana posterior, sin embargo,
en conjunto, las cualidades características de los Genios y de los Dioses son las de las
enseñanzas orientales, aunque en lo referente a otras cosas existen párrafos que
difieren ampliamente de nuestras doctrinas.
En cuanto a los Genios, los filósofos herméticos llamaban Theoi (Dioses), Genios y
Daimones a aquellas entidades que nosotros llamamos Devas (Dioses), Dhyân
Chohans, Chitkala (el Kwan-Yin de los buddhistas) y otros varios nombres. Los
Daimones son (en el sentido socrático aun en el sentido teológico, oriental y latino)
los espíritus guardianes de la raza humana; “los que residen en la vecindad de los
inmortales, velando desde allí sobre los asuntos humanos” -como dice Hermes-.
Esotéricamente son llamados Chitkala, algunos de los cuales son los que han
proporcionado al hombre sus Principios cuarto y quinto de su propia esencia; y
otros son los llamados Pitris. Esto será explicado cuando lleguemos a la producción
del hombre completo. La raíz del nombre es Chit, “aquello por lo cual las
consecuencias de las acciones y las especies de conocimiento son elegidas para el
uso del alma” o conciencia, la voz interna en el hombre. Entre los Yogis, Chit es
sinónimo de Mahat, la Inteligencia primera y divina; pero en la Filosofía Esotérica,
Mahat es la raíz de Chit, su germen; y Chit es una cualidad de Manas en conjunción
con Buddhi; una cualidad que atrae a sí, por afinidad espiritual, a un Chitkala,
cuando se desarrolla suficientemente el hombre. Por esto se dice que Chit es una voz
que adquiere vida mística y se convierte en Kwan-Yin.
XVIII. Es Substancia para NUESTRA visión espiritual. No puede ser llamada así por
los hombres en su estado de vigilia; y por lo tanto, en su ignorancia, la han
denominado “Espíritu de Dios”.
XIX. Existe en todas partes y forma el primer Upâdhi (Cimiento) sobre el cual nuestro
Mundo (Sistema Solar) está construido. Fuera de este último, sólo puede encontrarse
en su prístina pureza entre (los Sistemas Solares o) las Estrellas del Universo, los
mundos ya formados o formándose; permaneciendo mientras tanto en su seno los que
se hallan todavía en Laya. Como su substancia es de una especie diferente de la
conocida en la Tierra, y los habitantes de esta última ven AL TRAVÉS DE ELLA, creen,
en su ilusión e ignorancia, que es un espacio vacío. No existe ni el grueso de un dedo
(angula) de Espacio vacío, en todo el Ilimitado (Universo)...
XX. La Materia o Substancia es septenaria en nuestro mundo, como lo es más allá del
mismo. Además, cada uno de sus estados o principios está graduado en siete rangos de
densidad. Sûrya (el Sol), en su reflexión visible, exhibe el primero o estado más inferior
del séptimo, el orden más elevado de la PRESENCIA Universal, lo puro de lo puro, el
primer Hálito manifestado del Siempre Inmanifestado Sat (Seidad). Todos los Soles
centrales físicos u objetivos son en su substancia el estado más inferior del primer
principio del Hálito. Ninguno de ellos es más que la Reflexión de sus Primarios, que
están ocultos a las miradas de todos menos a las de los Dhyân Chohans, cuya
substancia corpórea pertenece a la quinta división del séptimo principio de la
Substancia Madre, y es, por lo tanto, cuatro grados más elevada que la substancia
solar reflejada. Así como existen siete Dhâtu (substancias principales en el cuerpo
humano), del mismo modo existen siete Fuerzas en el Hombre y en la Naturaleza
entera.
XXIII. En razón de su naturaleza septenaria, hablan los antiguos del Sol como del que
es arrastrado por siete caballos iguales a los metros de los Vedas; o también, que, aun
cuando se le identifica con los siete Gana (Clases de Seres) en su orbe, es distinto de
ellos (25), como lo es en verdad; así como también que tiene Siete Rayos, como los
tiene verdaderamente.
XXV. Los Siete Seres que están en el Sol, son los Siete Santos, nacidos por sí mismos del
poder inherente en la Matriz de la Substancia Madre. Ellos son quienes envían las siete
Fuerzas principales, llamadas Rayos, que al principio del Pralaya se concentrarán en
siete nuevos Soles para el próximo Manvántara. La energía, de la cual ellos surgen a la
existencia consciente en cada Sol, es lo que algunos llaman Vishnu, que es el Aliento de
lo ABSOLUTO.
XXVII. A este último jamás se le debe mencionar en palabras o discursos, NO SEA QUE
ARREBATE ALGUNAS DE NUESTRAS ENERGÍAS ESPIRITUALES, que aspiran hacia
ELLO, como gravita, cósmicamente, todo el universo físico hacia SU centro
manifestado.
XXVIII. La primera (la Existencia Inicial), que puede denominarse, durante este
estado de existencia, la VIDA UNA, es, según se ha explicado, un velo para propósitos
creativos o formativos. Se manifiesta en siete estados, los cuales, con sus subdivisiones
septenarias, constituyen los Cuarenta y Nueve Fuegos mencionados en los libros
sagrados.
XXIX. El primero es la... “Madre” (MATERIA Prima). Separándose por sí en sus siete
estados primarios, procede cíclicamente hacia abajo; cuando se consolida en su
ÚLTIMO principio como MATERIA DENSA (26), gira en torno de sí misma, y anima con
la séptima emanación del último, al elemento primero y más inferior (la serpiente
(c) En todos los Animales, hace lo mismo. Es su Principio de vida y su poder vital; su
instinto y cualidades; sus características e idiosincrasias especiales...
(g) En nuestro Mundo Solar, la Existencia Una es los Cielos y la Tierra, la Raíz y la
Flor, la Acción y el Pensamiento. Está en el Sol, y está del mismo modo presente en la
luciérnaga. Ni un átomo puede escapar a la misma. Por lo tanto, los antiguos Sabios la
han llamado, acertadamente, el Dios manifestado en la Naturaleza...
Kanyâ (el sexto signo del Zodíaco, o Virgo) significa una virgen y representa a
Shakti o Mahâmâyâ. El signo en cuestión es el sexto Râshi o división, e indica que
existen seis fuerzas primarias en la Naturaleza (sintetizadas por la Séptima)...
I. Lo que sigue son algunas de sus manifestaciones, cuando está colocada bajo la
influencia o el dominio de condiciones materiales: a) el poder de la mente para
interpretar nuestras sensaciones; b) su poder para recordar ideas pasadas
(memoria), y para originar expectaciones futuras; c) su poder tal como se exhibe en
lo que llaman los psicólogos modernos “las leyes de asociación”, que le permite
formar relaciones persistentes entre varios grupos de sensaciones y de posibilidades
de sensaciones, generando así la noción o idea de un objeto externo; d) su poder
para relacionar nuestras ideas por medio del lazo misterioso de la memoria,
generando así la noción del yo o individualidad.
II. Las siguientes son algunas de sus manifestaciones cuando se libertan de los lazos
de la materia.
a) Clarividencia; b) Psicometría.
Un Yogui debe subyugar por completo este poder o fuerza, antes de que pueda
alcanzar Moksha.
Cítase lo anterior para hacer ver las verdaderas ideas indas acerca del asunto.
Todo ello es esotérico si bien no comprende ni la décima parte de lo que podría
decirse. Por ejemplo los seis nombres de las seis fuerzas mencionadas son los de las
seis Jerarquías de Dhyân Chohans, sintetizadas por su Primaria, la séptima, que
personifica al Quinto Principio de la Naturaleza Cósmica, o la “Madre” en su sentido
místico. La enumeración tan sólo de los Poderes del Yoga exigiría diez volúmenes.
La creación de la vida por el sol es tan continua como su luz; nada la detiene ni la
limita. En torno de él, a manera de un ejército de satélites, existen innumerables
coros de Genios. Estos residen en la vecindad de los Inmortales, y desde allí velan
sobre los asuntos humanos. Ellos cumplen la voluntad de los Dioses (Karma), por
medio de temporales, calamidades, transiciones de fuego y terremotos, igualmente por
medio de hambres y guerras, para el castigo de la impiedad... (29).
El sol es quien conserva y alimenta a todas las criaturas; y así como el Mundo Ideal
que rodea al mundo sensible llena a este último con la plenitud y variedad universal
de las formas, del mismo modo el sol, comprendiéndolo todo en su luz, lleva a efecto
en todas partes el nacimiento y el desarrollo de las criaturas... “Bajo sus órdenes se
halla el coro de los Genios, o más bien los coros, pues allí hay muchos y diversos, y su
número corresponde al de las estrellas. Cada estrella posee sus Genios, buenos y malos,
por naturaleza, o más bien por su acción; pues la acción es la esencia de los Genios...”.
Todos estos Genios presiden sobre los asuntos mundanos (30); ellos sacuden y
derriban la constitución de los estados y de los individuos; ellos imprimen su
parecido en nuestras almas, ellos están presentes en nuestros nervios, en nuestra
médula, en nuestras venas, en nuestras arterias y en nuestra substancia cerebral... En
el momento en que uno de nosotros recibe vida y ser, queda a cargo de los Genios
(Elementales) que presiden sobre los nacimientos (31), y que se hallan clasificados
bajo los poderes astrales (Espíritus astrales sobrehumanos). Ellos cambian
perpetuamente no siempre de un modo idéntico, sino girando en círculos (32). Ellos
impregnan, por medio del cuerpo, dos porciones del Alma, para que pueda recibir de
cada una la impresión de su propia energía. Pero la parte racional del Alma no se
halla sujeta a los Genios; hállase designada para la recepción de (el) Dios (33), que la
ilumina con un rayo de sol. Los iluminados así son pocos en número, y los Genios se
abstienen de ellos; pues ni los Genios ni los Dioses poseen poder ninguno en
presencia de un solo rayo de Dios (34). Pero todos los demás hombres, tanto en
cuerpo como en alma, son dirigidos por Genios a quienes se adhieren, y a cuyas
acciones afectan... Los Genios poseen, pues, el dominio de las cosas mundanas, y
nuestros cuerpos les sirven de instrumentos (35).
Pues ya se llame a los genios de Hermes y a sus “Dioses” “Poderes de las Tinieblas”
y “Ángeles”, como en las Iglesias griega y latina; o “Espíritus de los Muertos”, como
en el Espiritismo; o Bhûts, Devas, Shaitan y Djin, como son todavía llamados en la
India y en los países musulmanes -todos ellos son una y la misma cosa- ILUSIÓN. Sin
embargo, no quisiéramos que lo dicho se comprendiese erróneamente, en el sentido
en que la gran doctrina filosófica de los vedantinos ha sido últimamente alterada por
escuelas occidentales.
Todo cuanto es, emana de lo ABSOLUTO, que, por razón de esta calificación tan
sólo, permanece como única realidad; de aquí que cada una de las cosas extrañas a
este Absoluto, el Elemento causativo y generador, debe ser una ilusión sin género
alguno de duda. Pero esto es así sólo desde el punto de vista puramente metafísico.
Un hombre que se considera sano mentalmente, y que por tal es tenido por los
demás, llama asimismo desvaríos e ilusiones a las visiones de un hermano loco
(alucinaciones que pueden hacer a la víctima muy feliz o en extremo desgraciada,
según el caso). Pero, ¿dónde se halla el loco para quien las sombras horribles de su
trastornada mente, sus ilusiones, no sean para él entonces tan efectivas y reales
como las cosas que puedan ver su médico o su enfermero? Todo es relativo en este
Universo; todo es ilusión. Pero la experiencia de cualquier plano es efectiva para el
ser que percibe, y cuya conciencia pertenece a aquel estado; a pesar de que dicha
experiencia, mirada desde un punto de vista puramente metafísico, puede
considerarse que no tiene ninguna realidad objetiva. Pero no es contra los
metafísicos, sino contra los físicos y materialistas, contra quienes la enseñanza
Esotérica tiene que combatir; y para estos últimos, la Fuerza Vital, la Luz, el Sonido,
la Electricidad y aun la fuerza tan objetivamente marcada del Magnetismo, no
poseen existencia alguna objetiva, y se dice que existen únicamente como “modos de
movimiento”, “sensaciones y afecciones de la materia”.
Porque a la verdad la Luz Astral de los tan ridiculizados kabalistas, posee secretos
extraños y misteriosos para quien puede ver en ella; y los misterios ocultos en lo
interior de sus ondas incesantemente perturbadas, allí permanecen, a pesar de la
colectividad entera de materialistas y de burlones.
La Luz Astral de los kabalistas es muy inexactamente traducida por algunos como
“Éter”; confundiendo al último con el Éter hipotético de la Ciencia; y a ambos hacen
referencia algunos teósofos, presentándolos como sinónimos de Âkâsha. Esto es un
gran error.
Pero por desagradable que sea a las mayorías, generalmente ciegas, la VERDAD ha
tenido siempre sus campeones, dispuestos a morir por ella, y no son los ocultistas
quienes protestarán en contra de su adopción por la Ciencia bajo cualquier nombre
nuevo. Pero hasta que sean en absoluto impuestas al conocimiento y aceptación de
los hombres de ciencia, muchas verdades ocultas serán rechazadas, como lo han
sido los fenómenos de los espiritistas y otras manifestaciones psíquicas, para ser
finalmente apropiadas por sus ex detractores sin el menor reconocimiento y sin dar
las gracias. El Nitrógeno ha tenido gran importancia para los conocimientos
químicos; pero a Paracelso, su descubridor, le llaman hoy “charlat|n”. Cu|n
profundamente ciertas son las palabras de H. T. Buckle, en su admirable History of
Civilization, cuando dice:
Es muy posible que las mentes de las generaciones actuales no estén del todo
maduras para la recepción de las verdades ocultas. Tal será, quizás, la visión
retrospectiva, que contemplarán los pensadores avanzados de la Sexta Raza Raíz, de
la historia de la aceptación plena e incondicional de la Filosofía Esotérica. Mientras
tanto, las generaciones de nuestra Quinta Raza continuarán extraviadas por sus
prejuicios y preocupaciones. Las ciencias ocultas se encontrarán con el dedo del
desprecio que las señala, y todos procurarán ridiculizarlas y aplastarlas, en nombre
y para mayor gloria del Materialismo y de su llamada Ciencia. Estos volúmenes, sin
embargo, presentan como contestación anticipada a varias de las objeciones
científicas futuras, las posiciones respectivas y verdaderas del acusador y del
acusado. A teósofos y ocultistas les acusa la opinión pública, que mantiene todavía
izada la bandera de las ciencias inductivas. Estas últimas tienen, pues, que ser
examinadas; y debe mostrarse hasta qué punto sus adelantos y descubrimientos en
el reino de las leyes naturales se oponen, no tanto a lo que pretendemos, como a los
hechos de la Naturaleza. Ha sonado ya la hora de ver si los muros de la Jericó
moderna son tan inexpugnables, que ningún son de la trompeta ocultista puede
hacerlos derrumbar.
Cierra tu boca, no sea que hables de esto (el misterio), y tu corazón, no sea que
pienses en alta voz; y si tu corazón se te ha escapado, ponlo otra vez en su lugar,
porque tal es el objeto de nuestra alianza (40).
Éste es un secreto que da la muerte; cierra tu boca, no sea que lo reveles al vulgo;
comprime tu cerebro, no sea que algo se escape del mismo y vaya a los profanos.
Pocos años después, una punta del Velo de Isis tuvo que levantarse; y ahora se ha
hecho en él otro desgarrón mayor.
Pero los antiguos errores sancionados por el tiempo -esos que se hacen cada día
más claros y evidentes- permanecen formados en batalla lo mismo ahora que
entonces. Dirigidos por un conservadorismo ciego, por la vanidad y por las
preocupaciones, hállanse constantemente en acecho, dispuestos a estrangular a
cualquier verdad que, despertando de su largo sueño de siglos, reclame la admisión.
Tal ha sido el caso siempre, desde que el hombre se ha animalizado. Que esto, en
toda ocasión, da la muerte moral a los reveladores que manifiestan a la luz
cualquiera de estas antiguas, muy antiguas verdades, es tan cierto como que da la
Vida y la Regeneración a aquellos que se hallan dispuestos a aprovechar hasta lo
poco que en la actualidad se les revela.
ESTANCIA I
ESTANCIA II
ESTANCIA III
HUEVO VIRGEN. - Huevo eterno, del mundo o del universo. Antiguo símbolo típico
del origen del universo procedente de la indeferenciada materia del espacio. Como
con el fecundado germen del huevo, así con la despertada energía creadora cósmica
comienza la acción y reacción y surgen del “arrúpico vacío”, las formas del Cosmos.
El proceso que se observa en el desarrollo de la célula germinal es el que mejor idea
da de la obra de los invisibles constructores que actúan en los radios del huevo del
mundo.
ESTANCIA IV
HIJOS DEL FUEGO. - En otros tratados se les denomina Las Llamas, Hijos de la
Mente, Pitris Agnishvatta, etc. Son los que moldean la mente del hombre; los
Dadores del Fuego Divino. En todas las religiones y mitologías, el Fuego simboliza la
Divinidad. (Véase las Estancias IV y VII del tercer volumen y consúltese la
Genealogía del Hombre, de A. Besant).
ESTANCIA V
CHISPAS. - Átomos.
RUEDAS. - Centros de fuerza en torno a los cuales se forma la materia cósmica que,
pasando por sucesivos estados de consolidación, acaba por constituir globos.
CUATRO SANTOS. - Los cuatro mahârâjas, devas, ángeles o regentes que presiden
y gobiernan las fuerzas cósmicas de los cuatro puntos cardinales. La cristiandad
romana mantiene esta creencia en consonancia con el ocultismo oriental. Los
gobernantes de los cuatro puntos cardinales, según la tradición cristiana son:
Este: “ Miguel.
Sur: “ Rafael.
Oeste: “ Uriel.
ESTANCIA VI
TSAN. - Fracción.
LAS RUEDAS MÁS ANTIGUAS. - Se refiere a los mundos o globos de esta cadena
planetaria en sus primitivos períodos de manifestación.
ESTANCIA VII
ESPÍRITU-MADRE. - Atman.
ESPIRITUAL. - Atma-Buddhi.
BHÛMI. - La Tierra.
SAPTAPARNA. Una sagrada planta de siete hojas que simboliza al hombre como
ser constituido por siete principios.
SIETE MUNDOS DE MÂYÂ. - Los siete globos de la cadena planetaria, y también las
siete rondas.
PEZ, PECADO Y SOMA. - Tres ocultos “símbolos del Ser inmortal”, del que no da
mayor explicación el comentario.
VÂHAN. - Vehículo.
AL LECTOR
1) El Índice de referencia no ha sido traducido aún a nuestro idioma (N. del E.).
3) El Índice de referencia no ha sido traducido aún a nuestro idioma. (N. del E.)
3) En el Preámbulo original.
2) Ibid. 24 de mayo.
3) Ibid.
10) Oakley era Mr. A. J. Coper-Oakley. Véase también Old Diary Leaves, III, págs.
199-200.
12) Letters from the Masters of Wisdom (Segunda Serie). Transcripta y anotada por
C. Jinarâjadâsa, pág. 126 (1925).
15) Ibid., p|g. 24. “Ella copia todo”, escribió H. P. B. a H. S. O. el 6 de enero de 1886.
30) The Theosophist, marzo 1909, p|g. 588. “Echoes from the Past”.
31) El “Viejo Señor” era el Maestro Júpiter, el Rishi Agastya. Carta de H. P. B. a H. S.
O. del 21 de octubre de 1886.
35) Edición de 1888, pág. XVII; edición de 1893, pág. 1. Véase The Theosophist,
agosto 1931, págs. 601-7, donde se reproduce esta parte del primitivo bosquejo.
37) The Theosophist, julio 1931, pág. 429. Una serie ulterior fue publicada en The
Theosophist, LIV (1), 1932-33, págs. 27, 140, 265, 397, 538 y 623.
38) Véase The Theosophist, marzo 1925, págs. 781-3, donde C. Jinarâjadâsa se
refiere al contenido del manuscrito.
48) Reminiscences, págs. 92-3. (Véase también The Theosophist de setiembre 1931.
p|g. 708, “Reminiscences of H. P. B.” por Bertram Keightley.)
57) THE SECRET DOCTRINE, Vol. II, edición de 1888, pág. 441. En la edición de
1893, nota al pie de la página 460.
58) Reproducido en Letters from the Masters of the Wisdom, compilado por C.
Jinarâjadâsa, pág. 54 (1919).
68) Volumen I, pág. 52 en la edición de 1888. Véase el Volumen III, 1893, pág. 376
y siguientes.
75) Véase The Vahan, diciembre 1891, pág. 8; The Theosophist, diciembre,
Suplemento, pág. XXXII; y The Path, diciembre 1897, pág. 296.
INTRODUCCIÓN
8) Ain i Akbâri, traducido por el Dr. Blochmann, citado por Max Müller, ob. cit.
11) Eusebio.
14) Spence Hardy: The Legends and Theories of the Buddhists, pág. 66.
23) Véase Max Müller, ob. cit., pág. 288 y sig. Esto se refiere a la hábil falsificación
en hojas insertas en un antiguo monasterio puránico, escritas en sánscrito arcaico y
correcto, de todo cuanto los panditas habían oído al Coronel Wilford acerca de Adam
y Abraham, Noé y sus tres hijos, etc.
25) Lün-Yü (- I. a.), Schott: Chinesische Literatur, pág. 7, citado por Max Müller.
31) El rabino Jeshoshua Ben Chananea, que murió hacia el año 72 de nuestra Era,
declaró abiertamente que había hecho “milagros” por medio del libro Sepher-
Yetzirah, y desafiaba a los escépticos. Franck, citando el Talmud babilónico, habla de
otros dos taumaturgos, los rabinos Chanina y Oshoi. (Véase Jerusalem Talmud,
Sanhedrín, cap. VII, &; y Franck, Die Kabalah, págs. 55, 56.) Muchos de los ocultistas,
alquimistas y kabalistas de la Edad Media han pretendido lo mismo, y aun el último
mago moderno, Eliphas Lévi, lo asegura públicamente en sus obras sobre magia.
PROEMIO
2) Platón demuestra ser un Iniciado cuando dice en Cratylus, que ... es derivado del
verbo ...., mover, correr, porque los primeros astrónomos que observaron los
movimientos de los cuerpos celestes, llamaron a los planetas ...., dioses. Más tarde la
palabra ha producido otra .... - el aliento de Dios.
3) Los nominalistas, arguyendo con Berkeley que “es imposible... formarse la idea
abstracta del movimiento independientemente del cuerpo que se mueve” (Principles
of Human Knowledge, Introducción, párrafo 10), pueden preguntar: ¿Qué es el
cuerpo productor de tal movimiento? ¿Es una substancia? ¿Entonces creéis en un
Dios Personal?, etc. A esto se contestará después, en parte avanzada de este libro;
mientras tanto reclamamos nuestros derechos de concepcionalistas como opuestos
a las opiniones materialistas de Roscelini, respecto al Realismo y al Nominalismo.
“¿Ha revelado algo la ciencia -dice Edward Clodd, uno de sus más hábiles
defensores- que debilite o se oponga a las antiguas palabras en que se encuentra
expresada la esencia de todas las religiones pasadas, presentes o futuras; esto es,
conducirse con rectitud, ser compasivo y permanecer humilde ante Dios?” Y
estamos conformes con tal que entendamos por la palabra Dios, no el crudo
antropomorfismo, que es todavía la columna vertebral de nuestra teología corriente,
sino el simbólico concepto de aquello que es Vida y Movimiento del Universo,
conocer lo cual, en el orden físico, es conocer el tiempo pasado, presente y futuro, en
la existencia de las sucesiones de fenómenos; y conocer lo cual, en el orden moral, es
conocer lo que ha sido, es y será, dentro de la humana conciencia. (Véase Science and
the Emotions. Discurso pronunciado en la South Place Chapel, Finsbury, London,
diciembre 27, 1885).
5) Rig Veda.
10) Véase el Vedânta Sâra, por el Mayor G. A. Jacob, así como también The
Aphorisms of Shândilya, traducidos por Cowell, página 42.
12) Sin embargo, orientalistas cristianos llenos de prejuicios, y más bien fanáticos
que otra cosa, pretenden probar que esto es puro ateísmo. Como prueba de esto,
véase Vedânta Sâra, del Mayor Jacob. Y, sin embargo, la antigüedad entera repite
este pensamiento:
13) Los mismos nombres de las dos principales deidades, Brahmâ y Vishnu, hace
tiempo que debían haber sugerido sus significaciones esotéricas. Brahman o Brahm,
es derivado por algunos de la raíz brih, crecer o desplegar (véase Calcutta Review,
vol. LXVI, pág. 14); Vishnu, de la raíz wish, penetrar, entrar en la naturaleza de la
esencia; siendo así Brahmâ-Vishnu el Espacio infinito, del cual los Dioses, los Rishis,
los Manus y todo en este Universo, son simplemente las potencias (Vibhûtayah).
“Este algo desconocido, reconocido así como forma corpórea primaria de la Unidad
Simple, e identificado con ella, es invisible e impalpable” (como espacio abstracto,
concedido); y puesto que es invisible e impalpable, es, por lo tanto, incognoscible. Y
esta incognoscibilidad ha conducido al error de suponer que es un simple vacío, una
mera capacidad receptiva. Pero aun considerado como vacío absoluto, tiene que
admitirse que el espacio es, o ya existente por sí mismo, infinito y eterno, o bien que
haya tenido una primera causa fuera de él, detr|s y m|s all| de él mismo”.
“Y sin embargo, aun cuando tal causa pudiera encontrarse y definirse, esto
equivaldría tan sólo a transferir a ella los atributos que de otra manera
corresponden al espacio, no haciéndose así más que rechazar la dificultad del origen
un paso más atrás, sin obtener ninguna luz más en cuanto a la causa primera”. (Ob.
cit., pág. 5).
20) Cualesquiera que sean las opiniones de la ciencia física sobre este asunto, la
ciencia oculta ha enseñado durante largos períodos que Âkâsha (del cual el Éter es
la forma más grosera), el quinto Principio Cósmico universal -al cual corresponde, y
del cual procede el Manas humano- es, cósmicamente, una materia radiante, fría,
diatérmana y plástica, creadora en su naturaleza física, correlativa en sus aspectos y
creadora es llamada la Sub-Raíz; y en conjunción con el calor radiante, “vuelve a la
vida mundos muertos”. En su aspecto superior, es el Alma del Mundo; en su aspecto
inferior, es el Destructor.
22) Seidad: neologismo que nos hemos visto obligados a introducir para traducir la
palabra inglesa Be-ness, que es también un neologismo. Indica el algo que hace que
el Ser sea; la cualidad del Ser. (N. del T.)
23) “Primera”, presupone necesariamente algo que “es lo primero aparecido”, “lo
primero en tiempo, espacio y categoría”; y, por lo tanto, finito y condicionado. Lo
“primero” no puede ser lo Absoluto, porque es una manifestación. Así pues, el
Ocultismo oriental llama al Todo Abstracto la Causa Una sin Causa, la Raíz sin Raíz, y
aplica el nombre “Primera Causa” al Logos, en el sentido que Platón da a esta
palabra.
26) “Peregrino” es el nombre dado a nuestra Mónada (los Dos en uno) durante su
ciclo de encarnaciones. Es el único Principio inmortal y eterno que existe en
nosotros, siendo una porción indivisible del todo integral, el Espíritu Universal, del
cual emana, y en el cual es absorbida al final del ciclo. Cuando se dice que emana del
Espíritu Uno, se emplea una expresión tosca e incorrecta, por falta de palabras
propias. Los vedantinos la llaman Sûtrâtmâ (Alma-Hilo); pero sus explicaciones
difieren algo de las de los ocultistas; explicar estas diferencias es asunto de los
vedantinos.
27) No son los organismos físicos los que permanecen en statu quo, y menos aún
sus principios psíquicos, durante los grandes Pralayas Cósmicos o los Solares, sino
únicamente sus fotografías, âkâshicas o astrales. Pero durante los Pralayas Menores,
los planetas, una vez sumidos en la “Noche”, permanecen intactos, aun que muertos,
a la manera de un enorme animal que, sepultado en los hielos polares, se conserva lo
mismo durante largos períodos.
29) Spencer, a pesar de que lo mismo que Schopenhauer y que von Hartmann,
únicamente reflejó un aspecto de los antiguos filósofos esotéricos, y, por lo tanto,
conduce a sus lectores a la lúgubre orilla de la desesperación gnóstica,
reverentemente formula así el gran misterio: “lo que permanece inmutable en
cantidad, aunque siempre cambiando de formas bajo estas apariencias sensibles que
el Universo nos presenta, es un poder desconocido e incognoscible, al que nos
vemos obligados a reconocer como ilimitado en el Espacio, y sin principio ni fin en el
Tiempo”. Sólo la Teología pretenciosa se atreve a medir el Infinito y a descorrer el
velo que cubre a lo Insondable e Incognoscible; jamás lo hace la Ciencia ni la
Filosofía.
PARTE PRIMERA
LA EVOLUCIÓN CÓSMICA
ESTANCIA I
COMENTARIOS
ESTANCIA I
1) El Espacio.
2) En el libro II, c. VIII del Vishnu Purâna, se declara: “Por inmortalidad se entiende
la existencia hasta el fin del Kalpa”; y Wilson, su traductor, observa en una nota:
“Esto, según los Vedas, es todo lo que debe comprenderse de la inmortalidad (o
eternidad) de los dioses; estos perecen al final de la disolución universal (o
Pralaya)”. Y la Filosofía Esotérica dice: “Ellos no ‘perecen’, sino que son
reabsorbidos”.
3) Seres celestiales.
11) Para expresarlo con mayor claridad: Tiene uno que adquirir la verdadera
Conciencia de Sí Mismo, para comprender Samvriti o el “origen de la ilusión”.
Param}rtha es el sinónimo del término Svasamvedan}, o la “reflexión que se analiza
a sí misma”. Existe una diferencia en la interpretación del significado de Param}rtha
entre los Yogâchâryas y los Madhyamikas, ninguno de los cuales, sin embargo,
explica el sentido real, verdadero y esotérico de la expresión.
12) En la India se le llama “El Ojo de Shiva”; pero m|s all| de la gran cordillera es
conocido en la fraseología esotérica por el “Ojo Abierto de Dangma”. Dangma
significa alma purificada, uno que se ha convertido en Jivanmukta, el adepto más
elevado, o m|s bien aquel a quien se le da el nombre de M{h}tma Su “Ojo Abierto” es
el ojo interno y espiritual del vidente; y la facultad que por medio del mismo se
manifiesta, no es la clarividencia como se la comprende generalmente, o sea el
poder de ver a distancia, sino más bien la facultad de intuición espiritual, por cuyo
medio se puede obtener el conocimiento directo y cierto. Esa facultad se halla
íntimamente relacionada con el “tercer ojo”, atribuido por la tradición mitológica a
ciertas razas de hombres.
14) Y, sin embargo, una pretendida autoridad, a saber, Sir Monier Williams,
catedrático numerario de sánscrito en Oxford, ha negado precisamente este hecho.
He aquí lo que enseñaba a su auditorio el 4 de junio de 1888, en su discurso anual
ante el Instituto Victoria de la Gran Bretaña: “En su origen, el Buddhismo se opone a
todo ascetismo solitario... para alcanzar las sublimes alturas del conocimiento. No
tenía ningún sistema de doctrina, ni oculto ni esotérico... apartado de los hombres
vulgares”. (!!) Y adem|s: “... Cuando Gautama Buddha comenzó su carrera, la última
e inferior forma de Yoga parece haber sido poco conocida”. Y luego,
contradiciéndose a sí mismo, el sabio conferenciante dice en seguida a su auditorio:
“Sabemos por el Lalita-Vistara que las diversas formas de tortura corporal, de
15) Se pretende igualmente que todas las Seis Darshanas (escuelas de filosofía)
presentan huellas de la influencia de Buddha, estando, o bien tomadas del
buddhismo, o siendo debidas a enseñanzas griegas. (Véase Weber, Max Müller, etc.)
Nosotros nos hallamos bajo la impresión de que Colebrooke, “la autoridad m|s
grande” en semejantes materias, hace largo tiempo que ha zanjado la cuestión,
demostrando que “los indos eran en este caso los maestros y no los discípulos”.
17) Absoluto Ser y Conciencia, los cuales son Absoluto No-Ser e Inconsciencia.
27) Citando de nuevo a Hegel que, con Schelling, aceptó prácticamente el concepto
panteísta de los Avatâras periódicos (encarnaciones especiales del Espíritu del
Mundo en el Hombre, como se ven en el caso de todos los grandes reformadores
religiosos): “La esencia del hombre es el espíritu... únicamente despojándose de su
modo de ser finito y rindiéndose por propia voluntad a la pura conciencia de sí
mismo, es como alcanza la verdad. Cristo-hombre, como hombre en quien la Unidad
de Dios-hombre (identidad de la conciencia individual con la universal, según lo
enseñado por los vedantinos y algunos adwaitis) se manifestaba, ha presentado en
su muerte y en su historia en general, la historia eterna del Espíritu, historia que
cada hombre tiene que llevar a la práctica en sí mismo, con objeto de existir como
Espíritu”. Philosophy of History. Traducción inglesa de Sibree, pág. 340.
ESTANCIA II
LA IDEA DE DIFERENCIACIÓN
1) Chohánico, Dhyâni-Búddhico.
2) Rûpa.
5) Por esto, No-Ser es “Absoluto Ser”, en la filosofía esotérica. Según sus principios,
hasta Âdi-Buddha (Sabiduría primera o primitiva), es en un sentido Ilusión o Mâyâ
mientras está manifestada, puesto que todos los dioses, incluyendo a Brahmâ, tienen
que morir al fin de la Edad de Brahmâ; siendo la abstracción llamada Parabrahman
únicamente, la Realidad Una y Absoluta, ya la llamemos Ain Suph, o ya, como
Herbert Spencer, lo Incognoscible. La Existencia Una sin segundo es Advaita “Que no
tiene Segundo”, y todo lo dem|s es M}y}, según enseña la filosofía advaita.
6) Movimiento.
7) Wilson, I, iv.
8) Madre-Loto.
ESTANCIA III
1) Man es Hombre en inglés, e igual sonido con leves variantes tiene la misma
palabra en varias otras lenguas. (N. del T.)
2) Simultáneamente.
3) Se mueven.
4) Periódico.
6) Triángulo.
7) Cuaternario.
8) Hiranyagarbha.
12) “El original para Entendimiento es Sattva, que Shankara traduce por
Antaskarana. “Purificado” -dice- “por sacrificios y otras obras santificantes”. En el
Katha, en la página 148, dice Shankara que Sattva significa Buddhi: acepción general
de la palabra” (Bhagavad-Gitâ, etc., traducido por Kâshinath Trimbak Telang, M. A.;
citado por Max Müller, página 193). Cualquiera que sea la significación dada por las
diversas escuelas al término Sattva es el nombre dado por los ocultistas de la
escuela Âryâsanga a la Mónada dual, o Âtmâ-Buddhi; y Âtmâ-Buddhi en este plano
corresponde a Parabrahman y Mûlaprakriti en el plano superior.
13) Amrita.
15) On Rosenkranz.
16) I, 2.
17) Juan, I, 4.
20) “Tridasha”, o treinta, tres veces diez, es una alusión a las deidades Védicas, en
números redondos, o con mayor precisión 33, un número sagrado. Son los 12
Âdityas, los 8 Vasus, los 11 Rudras y 2 Ashvins, los hijos gemelos del Sol y del Cielo.
Éste es el número fundamental del Panteón Indo, el cual enumera 33 “crores”, o
trescientos treinta millones de dioses y diosas.
21) Estrellas.
23) Elemento.
24) La Sophia de los gnósticos, “la Sabiduría”, que es “la Madre” de la Ogdóada
(Aditi, en cierto sentido, con sus ocho hijos), es el Espíritu Santo y el Creador de
todo, como en los antiguos sistemas. El Padre” es una invención muy posterior. El
primero de los Logos manifestados era femenino en todas partes; la madre de los
siete poderes planetarios.
25) Véase Chinese Buddhism, por el Reverendo Joseph Edkins, que siempre cita
hechos exactos, si bien sus conclusiones son con mucha frecuencia erróneas.
26) “Eka” es Uno, en s|nscrito. Como algunas veces en el transcurso de esta obra se
citan los números en sánscrito, es conveniente que el lector los conozca: eka uno, dvi
o dvá dos, tri tes, châtur cuatro, páñchan cinco, xaz seis, sáptan siete, áxtan cocho,
návan nueve, dázan diez. (N. del T.)
32) Véase Abydos de Mariette, II, 63, y III, 413, 414, Nº 1.122.
37) Que el género del ave sea cygnus, anser o pelicanus importa poco, pues es un
ave acuática flotando o nadando sobre las aguas a manera del Espíritu, y saliendo
después de aquellas aguas para dar nacimiento a otros seres. La verdadera
38) La razón por la que prohibe Moisés comer el pelícano y el cisne (Deuteronomio,
XIV, 16, 17), clasificando a ambos entre las aves impuras, y permite comer
“langostas, escarabajos, cigarras y los de su especie (Levítico, XI, 22), es puramente
fisiológica, y tiene que ver con el simbolismo místico tan sólo en lo que se refiere a
que la palabra “impura”, lo mismo que cualquiera otra, no debe ser comprendida
literalmente; pues es esotérica igual que lo demás, y puede significar lo mismo
“santo” como no significarlo. Es un velo muy significativo en conexión con ciertas
supersticiones, por ejemplo, la del pueblo ruso que no come pichones; no por ser
“impuros”, sino porque se atribuye al “Espíritu Santo” el haberse aparecido en forma
de paloma.
39) El caos.
40) No los alquimistas de la Edad Media, sino los Magi y adoradores del Fuego, de
quienes los rosacruces o los filósofos per ignem, los sucesores de los teurgistas,
tomaron todas sus ideas referentes al Fuego, como elemento místico y divino.
43) Purusha.
44) Prakriti.
45) I, I, 7.
46) La Tela.
47) El Padre.
54) El Universo.
ESTANCIA IV
3) Tesalonicense, 2ª I, 7, 8.
4) Hechos, II, 3.
8) Sin forma.
9) Con Cuerpos.
12) En la Kabalah, los mismos números, esto es, 1065, son un valor de Jehovah,
puesto que los valores numéricos de las tres letras que componen su nombre -Jod,
Vau y dos He- son respectivamente 10 (...), 6 (...) y 5 (...); o también tres veces siete,
21. “Diez es la Madre del Alma, porque la Vida y la Luz est|n en él unidas” -dice
Hermes-. “Pues el número uno ha nacido del Espíritu, y el número diez de la Materia
(el Caos femenino); la unidad ha hecho el diez, el diez la unidad” (Book of the Keys).
Por medio de la Temura, el método anagramático de la Kabalah, y el conocimiento
del 1065 (21), puede obtenerse una ciencia universal en lo referente al Cosmos y a
sus misterios (Rabbi Yogel). Los rabinos consideran los números 10, 6 y 5 como los
más sagrados de todos.
13) Hay que decir al lector que un kabalista americano ha descubierto ahora el
mismo número para los Elohims. Los judíos lo recibieron de Caldea. Véase
“Meteorología Hebrea” en la Masonic Review, julio 1885, McMillan Lodge, Nº 141.
18) Esto demuestra que los modernos metafísicos, sumados a todos los pasados y
presentes Hegels, Berkeleys, Schopenhauers, Hartmanns, Herbert-Spencers, y aun
los Hylo-Idealistas modernos, no son más que los pálidos copistas de la antigüedad
venerable.
19) El conocimiento de esta ley ayuda al Arhat y le permite verificar sus Siddhis o
fenómenos diversos, tales como la desintegración de la materia, el transporte de
objetos de un lugar a otro, etc.
20) Estos son antiguos Comentarios añadidos con glosas modernas a las Estancias;
pues aquéllos, con su lenguaje simbólico, son en general tan difíciles de comprender
como las Estancias mismas.
21) En una obra científica de polémica, The Modern Genesis (pág. 48), el Reverendo
W. B. Slaughter, criticando la posición asumida por los astrónomos, dice: “Es de
sentir que los defensores de esta teoría (la nebular) no hayan entrado más en la
discusión de este asunto (el principio de la rotación). Ninguno condesciende a
darnos la razón de ello. ¿De qué modo comunica a la masa un movimiento rotatorio
el enfriamiento y la contracción de la misma?” (Citado por Winchell, World-Life, pág.
94). No es la ciencia materialista quien puede resolverlo. “El Movimiento es eterno en
lo inmanifestado, y periódico, en lo manifiesto” -dice una enseñanza oculta-. “Sucede
que cuando el calor, causado por el descenso de la Llama en la materia primordial,
hace mover sus partículas, ese movimiento se convierte en Torbellino”. Una gota de
líquido asume una forma esferoidal, por moverse sus átomos en torno de sí mismos
en su esencia última, irresoluble y noumenal; irresoluble de todos modos para la
ciencia física. Más adelante se tratará ampliamente de este asunto.
24) Arûpa.
27) Bhâskara.
29) La Doctrina Secreta enseña que el Sol es una estrella central, y no un planeta.
Pero los antiguos conocían y reverenciaban siete grandes dioses, excluyendo el Sol y
la Tierra. ¿Cu|l era aquel “Dios del Misterio” que ellos ponían aparte? No Urano, por
supuesto, descubierto por Herschel en 1781. Pero, ¿no podía ser conocido por otro
nombre? Ragón dice: “Habiendo descubierto las ciencias ocultas, por medio de los
cálculos astronómicos, que el número de planetas tenía que ser siete, los antiguos
fueron llevados a introducir al Sol en la escala de las armonías celestiales, y a
hacerle ocupar el lugar vacante. Así es que cada vez que percibían una influencia que
no correspondía a ninguno de los seis planetas conocidos, la atribuían al Sol... El
error parece importante; pero no era así en los resultados prácticos, si los antiguos
astrólogos reemplazaban Urano por el Sol, que... es una Estrella central
relativamente inmóvil, que gira únicamente sobre su eje, y regula el tiempo y la
medida; y la cual no puede ser apartada de sus verdaderas funciones”. (Maconnerie
Occulte, pág. 447). La nomenclatura de los días de la semana es también errónea. “El
día del Sol debe ser el día de Urano (Urani dies, Urandi)” - añade el erudito escritor.
36) Véase Correlation of Physical Forces, 1943, pág. 81; y Address to the B ritish
Association, 1866.
37) Existen ideas muy parecidas en The Fuel of the Sun, de Mr. W. Mattieu Williams,
y en On the Conservation of Solar Energy, del Dr. C. William Siemens (Nature, XXV,
págs. 440-444, marzo 9, 1882); así como también las expresó el Dr. P. Martín
Duncan en un discurso que pronunció como Presidente de la Sociedad Geológica en
Londres, mayo 1877. Véase World-Life, por Alexander Winchell, L. D., pág. 53 y
siguientes.
40) Estos son los cuatro “Inmortales” que se mencionan en el Atharva Veda como
los “Vigilantes” o Guardianes de los cuatro cuartos del cielo. (Véase capítulo LXXXVI,
1-4 y sig.).
ESTANCIA V
1) Salmos, CIV.
4) Nieblas Cósmicas.
6) Los Átomos.
7) Véase Esoteric Buddhism, de A. P. Sinnett; quinta edición con notas, págs. 171-
173.
9) T. Subba Row, al parecer, lo identifica con el Logos y lo llama así. (Véanse sus
Lectures on the Bhagavad-Gitâ, en The Theosophist, vol. IX).
10) Faraday Lecture, 1881. Halmholtz.
11) Es bien sabido que, cuando se coloca arena sobre una placa de metal en
vibración, asume una serie de figuras regulares y curvas de varias formas. ¿Puede la
Ciencia dar una explicación completa de este hecho?
20) “La doctrina de la rotación de la tierra sobre un eje era enseñada por Hicetas el
pitagórico probablemente 500 años antes de nuestra Era. También la enseñaban su
discípulo Ecphantus y Heráclides, discípulo de Platón. La inmovilidad del Sol y la
rotación orbital de la tierra fueron expuestas por Aristarco de Samos en 381 antes
de nuestra Era, como suposiciones de acuerdo con hechos observados. La teoría
heliocéntrica era enseñada cosa de 150 años antes de nuestra Era, por Seleuco de
Seleucia, a orillas del Tigris. (Fue enseñada 500 años antes de nuestra Era por
Pitágoras. - H. P. B.). Se dice también que Arquímedes, en una obra titulada
Psammites, inculcaba la teoría heliocéntrica. La forma esférica de la tierra fue
claramente enseñada por Aristóteles, quien apelaba a la prueba de la figura de la
sombra de la tierra sobre la Luna en los eclipses (Aristóteles, De Caelo, libro II, cap.
XIV.) La misma idea fue defendida por Plinio. (Historia Natural, II, 65). Estas
opiniones parecen haber estado perdidas para el conocimiento durante más de un
millar de años... (Winchell, World Life, 551-2).
31) Los cuatro Aspectos son el cuerpo, su vida o vitalidad, y el “doble” del cuerpo -
la tríada que desaparece con la muerte de la persona- y el Kâma Rûpa que se
desintegra en Kâma-Loka.
35) Así, la sentencia “Natura Elementorum obtinet revelationem Dei” (en Stromata
de Clemente, IV, 6), es aplicable a ambas cosas o a ninguna. Consúltese el Zends, vol.
II, pág. 228, y Plutarco. De Iside, como comparado por Lavard. Acadèmie des
Inscriptions, 1854, vol. XV.
39) El “Hombre” fue aquí substituido por el “Dragón”. Comp|rense los Espíritus
ofitas. Los Ángeles reconocidos por la Iglesia Católica Romana, que corresponden a
40) Ezequiel, I.
41) Los judíos, a excepción de los kabalistas, no poseyendo nombres para designar
el Oriente, el Occidente, el Sur y el Norte, expresaban la idea con palabras que
significaban delante, detrás, derecha e izquierda, y con mucha frecuencia confundían
exotéricamente los términos, haciendo así aun más confusos los velos de la Biblia y
su interpretación más difícil. Añádase a este hecho el que de los cuarenta y siete
traductores de la Biblia en Inglaterra, en tiempo del Rey Jaime, únicamente tres
comprendían el hebreo, y de estos murieron dos antes de concluir la traducción de
los Salmos” (Royal Masonic Cyclopoedia), y se comprenderá fácilmente la confianza
que puede inspirar la versión inglesa de la Biblia. En esta obra se sigue en general la
versión Católico-Romana de Douay.
43) Círculo.
52) Le Livre des Morts, Paul Pierret, cap. XVII, pág. 61.
53) Véase también como dato, respecto de esta expresión peculiar, el Día de “Ven a
Nosotros”. The Funerary Ritual of the Egyptians, por el Vizconde de Rougé.
ESTANCIA VI
1) El Caos.
2) Nuestro Universo.
5) Madhya se dice de algo cuyo principio y cuyo fin son desconocidos, y Para
significa infinito. Estas expresiones se refieren a lo infinito y a la división del tiempo.
9) Elementos.
10) Fracción.
12) Mundos.
14) Véase Scientific Arena, revista mensual dedicada a las enseñanzas filosóficas
corrientes y a su influencia sobre las ideas religiosas de la época. New York, A.
Wilford Hall, Ph. D., LL. D., editor (julio, agosto y septiembre, 1886).
15) Tal es, según creemos, el nombre dado por Mr. J. W. Keely, de Filadelfia,
inventor del famoso “Motor”, a los que también llama “Centros Etéricos”; destinados,
como esperaron sus admiradores, a revolucionar la fuerza motriz del mundo.
16) La luna está muerta tan sólo en lo referente a sus “principios” internos - esto es,
psíquica y espiritualmente, por muy absurda que la afirmación pueda parecer.
Físicamente es tan sólo lo que puede ser un cuerpo semiparalizado. A ella se hace
referencia, y con razón, en el Ocultismo como a la “Madre Insana”, la gran lunática
sideral.
17) Poseyendo los ocultistas la más perfecta confianza en la exactitud de sus
propios anales, astronómicos y matemáticos, calculan la edad de la humanidad y
aseguran que los hombres (en sexos separados) han existido en esta Ronda desde
hace precisamente 18.618.727 años, como lo declaran las enseñanzas brahmánicas
y hasta algunos de los calendarios indos.
20) Se citan muchos más planetas en los Libros Secretos que en las obras
astronómicas modernas.
21) Pág. 42 (de la edición anterior).
22) Véase en Esoteric Buddhism: “The constitution of Man” y “The Planetary Chain”.
26) La Vida.
28) Buddhi.
33) En esta obra no nos ocupamos de otros Globos más que incidentalmente.
40) El Ocultismo divide los períodos de Reposo (Pralaya) en varias clases: hay el
Pralaya individual de cada Globo, al pasar la humanidad y la vida al próximo - siete
Pralayas menores en cada Ronda; el Pralaya Planetario, cuando se han completado
siete Rondas; el Pralaya Solar, cuando todo el sistema concluye, y, finalmente, el
Pralaya Universal, Mahâ o Brahmâ Pralaya, a la conclusión de la Edad de Brahmâ.
42) Ibid.
43) “Físico” significa aquí diferenciado para propósitos y trabajos cósmicos; aquel
“aspecto físico”, sin embargo, bien que objetivo para la percepción interna de seres
de otros planos, es, empero, completamente subjetivo para nosotros en nuestros
planos.
45) Ibid.
51) Las Naturalezas de las siete Jerarquías o clases de Pitris y Dhyân Choans que
componen nuestra naturaleza y cuerpos, es lo que aquí se significa.
52) Ronda, o revolución de la Vida y la Existencia en torno de las siete Ruedas más
pequeñas.
54) Raza.
58) Isis Unveiled, I, 299-300. Compárese también con Dunlap, Sod: the Son of the
Man, págs. 51 y siguientes.
59) Bajo la autoridad de Ireneo, de Justino Mártir y del Códex mismo, demuestra
Dunlap que los nazarenos miraban al “Espíritu” como un Poder malo femenino, en su
conexión con nuestra Tierra.
60) Fetahil es idéntico a la hueste de los Pitris que “crearon al hombre” sólo como
una “envoltura”. Era entre los nazarenos el Rey de la Luz y el Creador; pero en este
caso es el desdichado Prometeo, que no logra apoderarse del Fuego Viviente
necesario para la formación del Alma Divina; pues ignora el nombre secreto, el
nombre inefable e incomunicable de los kabalistas.
63) Este Mano de los nazarenos se parece de modo extraño al Manu indo, el
Hombre Celestial del Rig Veda.
64) “Yo soy la verdadera Vid y mi padre es el labrador”. (Juan, XV, 1).
65) Entre los gnósticos, Cristo, lo mismo que Miguel, que es idéntico a él bajo
algunos de sus aspectos, era el “Jefe de los AEones”.
73) Acerca de los nazarenos, véase Isis Unveiled, II, 131 y 132. Los verdaderos
partidarios del verdadero Christos eran todos nazarenos y cristianos, y fueron los
contrarios de los cristianos posteriores.
75) El Kosmos entero. Adviértese al lector que Kosmos, con fecuencia, significa en
las Estancias tan sólo nuestro propio Sistema Solar, no el Universo Infinito.
77) Para una explicación m|s clara de lo de arriba véase “Saptaparna” en el Índice.
82) Cadena.
83) La Tierra.
87) I, 587-93.
88) La que era natural a los ojos del hombre primitivo, se ha convertido
únicamente ahora en milagro para nosotros; y lo que era para él un milagro, jamás
podría ser expresado en nuestro lenguaje.
ESTANCIA VII
1) Vehículo.
2) Âtman.
4) Además.
5) Avalokiteshvara.
9) Génesis, I.
26) IV, 5.
41) Reino.
42) Reino.
44) El Hombre.
45) La Luna.
46) Véase Mantuan Codex.
47) La formación del “Alma Viviente” u Hombre expresaría la idea con mayor
claridad. “Un Alma Viviente” es en la Biblia un sinónimo del Hombre. Estos son
nuestros siete “Principios”.
55) Esta tríada está separada del Cuaternario inferior, pues se desliga por sí
misma, después de la muerte.
59) I, 302.
61) Léase en Isis Unveiled (vol. II, págs. 297-303) la doctrina del Codex Nazaraeus;
todos los principios de nuestras enseñanzas se encuentran allí bajo una forma y
alegoría diferentes.
63) La palabra “Pecado”(Sin) es curiosa, pero posee una relación oculta particular
con la Luna, siendo, además, su equivalente caldeo.
64) La teoría del profesor Zöllner ha sido muy bien recibida por varios sabios, que
son también espiritistas; los profesores Butlerof y Wagner, de San Petersburgo, por
ejemplo.
65) “El conceder realidad a las abstracciones es el error del Realismo. El Espacio y
el Tiempo son, con frecuencia, considerados como aparte de todas las experiencias
concretas de la mente, en lugar de ser generalizaciones de éstas en ciertos aspectos”.
Bain, Logic, parte II, página 389.
70) Véase Linga Purâna, Sección Primera, LXX, 12 y siguientes, y Vâyu Purâna, cap.
IV; pero especialmente el primer Purâna, Sección Primera, VII, 67-74.
71) Vishnu Purâna, libro VI, cap. IV. No hay para qué decirlo a los indos, que se
saben sus Purânas de memoria; pero sí es útil recordar a nuestros orientalistas y a
los occidentales que consideran como autoridad las traducciones de Wilson, que en
su traducción inglesa del Vishnu Purâna, él es culpable de las contradicciones y
errores más ridículos. Así es que en este mismo asunto de los siete Prakritis, o las
siete zonas del Huevo de Brahmâ, las dos narraciones difieren por completo. En el
vol. I, pág. 40, se dice que el Huevo se halla exteriormente investido por siete
envolturas. Wilson dice así: “por Agua, Aire, Fuego, Éter y Ahamk}ra, cuya última
palabra no existe en los textos sánscritos. Y en el vol. V, pág. 198, del mismo Purâna,
se ve escrito: “de esta manera fueron las siete formas de la Naturaleza (Prakriti)
contadas de Mahat a la tierra” (?) . Entre Mahat o Mah}-Buddhi y “Agua, etc.”, la
diferencia es muy considerable.
72) También es así para el gran metafísico Hegel. Para él la Naturaleza era un
perpetuo venir a ser. El concepto es puramente esotérico. La Creación u Origen, en el
sentido cristiano de la palabra, es en absoluto inconcebible. Como dice el pensador
antes citado: “Dios (el Espíritu Universal) se hace objetivo como Naturaleza, y de
nuevo se levanta de ella”.
76) Reencarnación.
77) Vehículo.
RESUMEN
7) Esta palabra es explicada por el Dr. Hartmann, según los textos originales de
Paracelso que tenía ante él, como sigue: Según este gran Rosacruz. “Mysterium es
todo aquello de lo cual pueda desenvolverse algo que está tan sólo germinalmente
contenido en ello. Una semilla es el Mysteium de una planta, un huevo el de un
p|jaro, etc.”.
8) Ob. cit., págs. 41-42.
9) Tan sólo los kabalistas de la Edad Media, siguiendo a los judíos y a uno o dos
neoplatónicos, han sido los que han aplicado la palabra Microcosmo al hombre. La
antigua filosofía llamaba a la Tierra el Microcosmo del Macrocosmo, y al hombre el
producto de los dos.
11) El ocultista oriental dice que son guiados y animados por Seres Espirituales,
los Obreros en los mundos invisibles, y tras del velo de la Naturalezas Oculta, o
Naturaleza in abscondito.
14) The Virgin of the World, p|g. 47; “Asclepios”, parte primera.
17) Ob. cit., págs. 139-140. Fragmento del “Phsical Eclogues” y “Florilegium” de
Stobaeus.
25) “Así como un hombre cuando se acerca a un espejo colocado sobre un soporte
contempla en él su propia imagen, del mismo modo la energía (o reflexión) de
Vishnu (el Sol), no se divide jamás, sino que permanece en el Sol (como en un
espejo), que allí se halla estacionado” (Ibid, loc. cit.).
27) Los autores de lo anterior conocían perfectamente bien la causa física de las
mareas, de las olas, etc. En este punto se hace referencia al espíritu que anima al
cuerpo solar cósmico entero, y eso se significa cuando se hace uso de tales
expresiones desde el punto de vista místico.
28) Five Years of Theosophy, págs. 110-111, art. “Ls Doce Signos del Zodíaco”.
29) Véanse las Estancias III y IV y los Comentarios de las mismas, y especialmente
los Comentarios a la Estancia IV, referentes a los Lipika y a los cuatro Mahârâjahs,
los agentes del Karma.
34) Ahora bien; ¿qué “Dios” es el que se pretende significar aquí? No Dios el
“Padre”, la ficción antropomórfica; pues ese Dios es la colectividad de los Elohim, y
no posee existencia aparte de la Hueste. Además, un dios tal es finito e imperfecto.
Los altos Iniciados y Adeptos son a quienes se hace referencia con aquellos
“hombres pocos en número”. Y son precisamente estos hombres los que creen en
“Dioses”, y que no conocen m|s “Dios” que una Deidad Universal no relacionada ni
condicionada.
35) The Virgin of the World, págs. 104-105. “The Definitions of Asclepios”.
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