La Pedagogia de La Crueldad Rita Segato PDF
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Para Segato, no se puede pensar esta violencia por fuera de las estructuras
económicas capitalistas
capitalistas “de rapiña”, que necesitan de la falta de empatía entre las
personas –de una pedagogía de la crueldad– para sostener su poder. El cuerpo de las
mujeres es el soporte privilegiado para escriir ! emitir este mensaje violento !
aleccionador
aleccionador que cuenta con la intensificación
intensificación de la violencia medi"tica contra ellas
como “ra#o ideológico de la estrategia de la crueldad”. En esta entrevista la
antropóloga desafía su propio pensamiento, a la ve# que lamenta estar lejos de su
país de origen ! no poder participar de ese $ec$o $istórico que significa una
manifestación masiva como la que se augura el pró%imo & de junio en casi todo el país
para decirles “asta” a los femicidios
f emicidios que día a día puelan las noticias.
¿Cómo entender esta multiplicación de crímenes contra mujeres, cada vez más
públicos?
4n primer telón de fondo que $a! que aclarar es la fase actual de la e%plotación, que
involucra un tipo de retorno al traajo servil, semiesclavo e incluso esclavo, producido
por la caída de la centralidad del salario. Esta modalidad de sujeción de personas
como mercancía demanda una insensiilidad particular.
como propuso níal 5uijano en su c2lere formulación. 6e refiero a una nueva fase
de conquista de los territorios, de rapiña de todo, sin límites legales. 4na característica
esencial de la conquista fue la suspensión del derec$o, de los códigos de justicia de la
2poca, por la cual la corona pasó a tener una e%istencia en gran medida ficcional como
poder central. 7o! estamos en un momento semejante deido a la ferocidad de las
apropiaciones
apropiaciones territoriales, al desalojo de los puelos de sus espacios de vida,
reali#ados con una truculencia e%trema. 6uc$as veces esa crueldad se e%$ie aun
m"s en el cuerpo de las mujeres.
son tres dimensiones a la ve#0 las elites que conducen la economía, la fase del capital
rapiñadora con relación a todo aquello de lo que puede e%traerse rique#a ajo la
ideología de la acumulación por desposesión o despojo ! un moralismo fero# con
relación a la se%ualidad, al aorto, a los intereses de las mujeres en general.
–7a! una relación a pensar entre la presión por el despojo ! el moralismo en la gestión
de los cuerpos. En otras 2pocas, las 2lites moderni#adoras no eran moralistas, sino
que m"s ien eran lierali#adoras respecto a las conductas. 7o! no. )unto a la no
preservación del suelo nutricio de la vida, de la tierra, $a! una insensiilidad para esa
agresión del nic$o. esto se suma una progresiva crueldad $acia el cuerpo de las
mujeres, ! a los cuerpos femini#ados en general.
*o social deviene un marco de peligro. $í funciona el discurso de las vidas precarias
que no son sólo de los que consideramos vulnerales +migrantes, pores, etc.-, sino
de todos ! cada un%, deido a que la lógica de la productividad se vuelve m"s ! m"s
asfi%iante en todos los campos de la vida.
–Esta intemperie de la vida con derec$os suspendidos se relaciona con algo que digo
que encuentro en una situación de violencia como la que acontece en >olivia, donde
sucedió un franco proceso democrati#ador en t2rminos 2tnicos ! de g2nero.
En >olivia, a la ve# que muc$as de las mujeres del Parlamento son de pollera, que no
adicaron de su indigenidad, vemos que es un país de enorme letalidad para las
mujeres. pesar de que $a! pocos $omicidios +medidos por cien mil $aitantes, como
se $ace en las estadísticas de los organismos internacionales-, $a! un gran enigma
porque mientras la relación entre la totalidad de $omicidios ! los cometidos contra de
mujeres en el mundo, en media, es de un ;? por ciento, en >olivia esa relación supera
el @A por ciento. lgunas feministas dicen que el g2nero masculino reacciona al
avance de las mujeres en el campo del traajo ! la autoridad política. Pero en el caso
de >olivia esta tesis no se sustenta porque las mujeres siempre tuvieron una posición
dominante en el mercado ! respecto al dinero, ! tuvieron autoridad política desde su
parcialidad, el espacio dom2stico, que en las sociedades comunitarias, a diferencia de
las sociedades modernas, es pleno de politicidad. Por eso, el prolema es el espacio
que ocupan $o! en el campo del Estado ! del avance del Estado sore la comunidad,
destru!endo los vínculos comunitarios ! colectivistas, aun, muc$as veces, en nomre
de los uenos propósitos del discurso moderni#ador. $í se generan tensiones en la
medida en que el frente estatal no es solamente estatal, sino estatal/empresarial !
medi"tico, es decir, indisociale de los intereses empresariales/corporativos. Este
pacto estatal/empresarial va rasgando el tejido comunitario.
En el caso de la fase actual, apocalíptica, del capital, esta situación desata una
violencia nueva0 la frontera porosa del espacio familiar $ace que el $omre lleve $asta
allí la crueldad que impera en los espacios circundantes. Bnclusive, cuando la
atmósfera es francamente 2lica, como es en los escenarios en e%pansión de las
nuevas formas de la guerra en m2rica latina, con la proliferación del control mafioso
de la economía, la política ! amplios sectores de la sociedad, lo que atraviesa e
interviene el "mito de los vínculos de g2nero es la regla violenta de la atmósfera
propia del crimen organi#ado ! las pandillas, maras, corporaciones armadas de la
guerra informal, sicariatos.
7omres ! 6ujeres
El dolor es un dolor social. :o creo que las mujeres dean aislarse en su sufrimiento.
Co, como !a lo $e dic$o alguna ve#, justamente en una entrevista que me $iciste $ace
!a alg9n tiempo, so! feminista de segunda generación. :o so! una nueva conversa. El
nuevo converso es siempre m"s dogm"tico, m"s intransigente, incapa# de ver los
tonos de gris, las amigDedades propias de la vida como ella es. (reo que el prolema
es de $omres ! de mujeres, amos padecen, pero resuelven de formas diferentes su
padecimiento. Bnfeli#mente, como e%pliqu2, los $omres son m"s vulnerales por el
mandato de emulación de la posición de poder que los somete pero cu!o patrón de
conducta se convierte en su modelo de comportamiento. El $omre, entonces, es
violento porque es fr"gil, porque es constitutivamente inseguro en su masculinidad, !
porque, en nuestras costas, es decir, en el paisaje marcado por la colonialidad que
$aitamos ! que nos constitu!e, es permanentemente emasculado por su condición
suordinada ! capturado por el modelo de masculinidad de su opresor. Es por esto
que digo que el sirve de isagra, entre los mundos del dominador ! de los dominados.
Su situación es de una indigencia e%istencial asoluta.
–(reo que las mujeres nunca tuvimos m"s le!es, políticas p9licas, discurso cívico e
instituciones de apo!o que a$ora. Sólo que esos derec$os no pueden ser
usufructuados porque el lec$o en el que ellos est"n suscriptos presiona en sentido
contrario. Entonces, o atacamos ese pro!ecto $istórico del capital o no vamos a
solucionar el prolema de las mujeres. El feminismo $egemónico $a apostado todas
sus fic$as a la conquista de derec$os. Esto muestra una fuerte influencia europea,
donde la relación entre Estado ! sociedad es ien distinta por ra#ones $istóricas. En
m2rica latina, nuestros estados repulicanos fueron creados por las 2lites criollas !
por tanto son $erederos de la modalidad de administración colonial de la cual
descienden. *os llamamos estados de la misma forma que llamamos a los estados
europeos, pero en Europa ! en m2rica latina esta entidad no es la misma, como
consecuencia de la $istoria que la constitu!ó. *os estados europeos ! los de nuestras
costas ni est"n conformados de la misma forma ni pueden representar a la sociedad
de la misma manera. *a $egemonía del feminismo europeo nos convenció de $acer
una apuesta casi e%clusiva a las luc$as en el campo estatal. Pero en m2rica latina la
luc$a no pueden ser 2sa, porque !a tuvimos muc$as victorias en ese campo !, a9n
así, el Estado en nuestras sociedades tiene su foco en la protección de los ienes ! no
$a dado muestras de ser capa# de proteger a las personas.
–*as mujeres deemos sacar los pies del campo estatal. Esto no quiere decir
aandonarlo, como a veces se $an interpretado mis palaras. :o se pueden
aandonar las luc$as en el campo estatal, por le!es, políticas e instituciones propias.
Pero lo que quiero decir es que deemos llevar adelante otras luc$as, sólo nuestras !
en un campo otro, marginal con respecto a la 2gida del Estado, con estrategias
autogestionadas de autoprotección. :ecesitamos vínculos m"s fuertes entre mujeres,
vínculos que linden los espacios de nuestras vidas, independientemente de las le!es
! las instituciones, ! que rompan el modelo de la familia nuclear.
TICS
4no de los prolemas del feminismo es que se salió de la calle. El precio que tuvimos
que pagar por institucionali#arnos, transformar lo que $acemos en carreras ! en
profesiones es precisamente que aandonamos el día a día ! el cuerpo a cuerpo, en la
calle ! en los vínculos entre mujeres, que en el feminismo de los años setenta era mu!
fuerte ! efica#.
–En este conte%to tenemos unos medios que colaoran con e%$iir p9licamente la
agresión a las mujeres ! al mismo tiempo afirman, declaran, ! se suman al clamor de
“ni una m"s” o “ni una menos”. 1(ómo se entiende que los medios que rapiñan el
cuerpo de las mujeres, dando lección de urla, de crueldad ! de ataque a la dignidad
de las mujeres, luego dicen sumarse a estas campañas3 15u2 pretende inelli cuando
dice esas consignas si 2l vive como pro%eneta de los culos ! las tetas de las mujeres
que captura con la lente de su c"mara ! e%$ie en su escaparate para el escarnio
p9lico3 (reo que $a! que desentrañar la operación0 lo que $ace es intentar
desacoplarse. inelli sae que la pedagogía de su programa televisivo enseña el
ejercicio de la crueldad en los $ogares ! en la calle. *o sae, ! por saerlo usca
desacoplarse, escamotear, desmarcarse de su vínculo estrec$o con ese sujeto que
golpea ! mata a una mujer. 7a! una identidad com9n entre ese sujeto femicida ! la
c"mara de inelli al e%plotar los cuerpos e%puestos en su programa. finidad esta que
inelli, cuando ad$iere a la fórmula del “ni una menos”, pretende disimular. 'rente a
esto, pienso que la e%pansión de los derec$os $umanos siempre $a sido la e%pansión
de la lista de nomres del sufrimiento $umano, avan#ar en el campo de los derec$os
siempre $a sido avan#ar en el intento de nomrar las formas de sufrimiento ! sus
causales. partir de la segunda mitad del siglo veinte $emos visto la proliferación de
nomres para las modalidades de violencia contra las mujeres0 violencia física, se%ual,
psicológica, moral, financiera ! patrimonial. odavía est" por nomrarse la violencia
alimentaria, !a que las mujeres comen menos !, cuando $a! menos alimento en un
$ogar, las mujeres son las primeras que lo sienten, especialmente en el campo.
ami2n $emos nomrado el femicidio, que inclu!e los crímenes de la intimidad, como
tami2n los cometidos por los efectivos a mando de las mafias que operan en las
nuevas formas de la guerra, !, en los países asi"ticos, el desec$o de las niñas. Bnclu!o
allí, en esa categoría, tami2n la trata ! la e%plotación se%ual porque $a! mujeres en
esa situación que viven en condiciones concentracionarias, o sea, en condiciones
constitutivas del crimen de genocidio. Pero nos falta dar vida a un concepto
fundamental en esta $istoria...
*a fant"stica $erramienta del concepto de violencia medi"tica contra las mujeres, que
!a forma parte de la le! =H.IJ@, ! que propongo aquí como categoría jurídica en el
campo de los derec$os $umanos a la que deemos dotar de un elenco de contenidos
precisos ! activar con acciones concretas en la )usticia. Para que la victimi#ación de
las mujeres deje de ser un espect"culo de fin de tarde o de domingos despu2s de
misa. Para que los medios tengan que e%plicarnos por qu2 no es posile retirar a la
mujer de ese lugar de víctima sacrificial, e%puesta a la rapiña en su casa, en la calle,
en la televisión de cada $ogar, donde cada una de estas ejecuciones ejemplari#antes
es reproducida $asta el $arta#go en sus detalles móridos por una agenda periodística
que se $a vuelto !a indefendile e insostenile. )udiciali#ar de verdad esta agenda
violenta ! reproductora del daño como sola# no sólo otendr", en algunos casos,
sentencias por parte de los jueces, sino tami2n, con su eficacia retórica, $ar" que la
gente comience a sentir ! pensar en los medios como violentos. enemos que traajar
para transformar la sensiilidad de las audiencias frente a la crueldad como diversión !
ante los medios como ojetales. Pasaríamos así a entender e interpelar a los medios
con nociones afines a la de “autoría intelectual” ! a la de “instigación al delito”,
develando que, con relación a las mujeres ! a los sujetos femini#ados, funcionan como
“ra#o ideológico de la estrategia de la crueldad”.