Dignidad Humanae
Dignidad Humanae
Dignidad Humanae
En esta lección:
1. ¿Por qué se han incluido en este curso estas reflexiones sobre la moral?
2. ¿Qué es la moral?
10. Resumen.
1. ¿Por qué se han incluido en este curso estas reflexiones sobre la moral?
Hemos incluido unas reflexiones sobre la persona humana y su dignidad, ya que éstas constituyen el
fundamento inmediato de la moral, siendo Dios es el fundamento último; es decir, el más importante. En
estas reflexiones explicamos cómo la moral y los principios morales se derivan de la dignidad de la
persona humana.
Hemos realizado estas reflexiones, tanto desde el punto de vista cristiano, como de la recta razón (el
cual es aplicable a todas las personas, sean creyentes o no), para poder responder al problema
ideológico más dañino de la actualidad: la ideología del relativismo moral. Esa ideología sirve de
“justificación” para el aborto y otros atropellos contra la vida humana.
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2. ¿Qué es la moral?
La moral no es simplemente un conjunto de reglas para guiar nuestra conducta. Es eso, pero también es
mucho más que eso. Lamentablemente mucha gente cree que la moral es una serie de impedimentos
arbitrarios al disfrute de la vida, una serie de “noes” que Dios se inventó para fastidiarnos.
Nada más lejos de la verdad. La vida moral, para decirlo de forma bien sencilla, es la vida del amor: el
amor a Dios y el amor al prójimo. Pero el amor no es algo sin forma, necesita un rostro bien definido. Los
mandamientos y las virtudes configuran el rostro del amor, pues nos dicen qué constituye un amor
auténtico y qué no.
¿Y qué es el amor? El amor es sencillamente desear y hacer (en la medida de lo posible) el bien al
prójimo y a uno mismo. ¿Y qué es el bien? El bien es aquello que llena las verdaderas necesidades y
aspiraciones de la persona y le da plenitud. ¿Y qué es la persona humana?.
Nos damos cuenta, entonces, que la pregunta sobre la moral nos remite a la pregunta sobre la persona.
No hay visión auténtica de la moral sin visión auténtica de la persona. La moral se funda en la persona
humana, más concretamente, en su dignidad. En términos de la razón y de la dignidad de la persona, la
moral es el modo de ser (en el sentido de las actitudes interiores) y vivir que respeta y promueve la
dignidad de la persona humana.
humana. Para el no creyente, el reflexionar por medio de ambos le mostrará la correspondencia entre
ellos.
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Hemos dicho “capacidad inherente para pensar y tomar decisiones libres”, porque a veces esa
capacidad no está funcionando (no está en acto), sin embargo la misma es intrínseca al ser humano
(está en potencia). Es decir, no se puede negar que el ser que la posee sea un ser humano, una persona
por el hecho de que su racionalidad y libertad estén solamente en potencia y no en acto. Por ejemplo, un
niño no nacido o muy pequeño todavía no es capaz de poner en función esa capacidad, sin embargo, no
por ello deja de ser un miembro de la especie humana. Lo mismo se debe decir de una persona
incapacitada mentalmente, ya sea por enfermedad o por edad, o incluso una persona mentalmente
capaz cuando está durmiendo. Esas personas siguen siendo seres humanos, porque pertenecen a la
especie humana al poseer los mismos cromosomas, etc., que distinguen claramente a los seres
humanos del resto de las especies de seres vivos. Es importante darse cuenta de que por ser persona el
ser humano es capaz de pensar y tomar decisiones libres y no al revés. En otras palabras, no se es
persona porque se tenga la capacidad de razonar y ejercer la libertad, sino porque ya se es persona es
que se tiene esa capacidad. Por último, no existe otra modalidad de existencia para el ser humano que
no sea la de ser persona. Es totalmente absurdo afirmar que hay seres humanos o miembros de la
especie humana que no son personas.
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De manera que el siguiente ejemplo que daremos para ilustrar nuestra demostración no debe resultar
difícil de entender y apreciar por parte de la sociedad actual. Pensemos en un violinista profesional que
está ejecutando una difícil pieza musical. Para que esa actividad tenga éxito, el cerebro, las emociones,
las manos y los dedos de ese músico tienen que estar plenamente sincronizados. Las órdenes que el
cerebro les da a los dedos, por ejemplo, tienen que ser emitidas y obedecidas de forma casi instantánea.
Toda esa unidad de operación (es decir, de esa actividad) indica que en el origen de la misma hay una
unidad entre las distintas dimensiones de la persona: el cerebro, el sistema nervioso, la sensibilidad, el
cuerpo, etc. No tendría sentido suponer lo contrario. Por consiguiente, podemos concluir que de la
unidad de operación se puede deducir que hay una unidad en el ser de la persona humana: la unidad
cuerpo-alma.
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Este argumento clásico es el más sólido de todos. Sin embargo, creemos que el próximo argumento, el
personalista, apela más a la mentalidad contemporánea. A pesar de que no es un argumento en el
sentido estricto del término, sí sugiere con fuerza la existencia objetiva de la dignidad ontológica de la
persona humana.
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A nivel de la fe ello no es difícil de constatar. La primera página de la Biblia nos dice que Dios creó al
hombre y a la mujer a imagen y semejanza suya (Génesis 1:27). Ahora bien, el Dios de la Biblia es un
Ser Personal, de hecho es una sola sustancia divina en tres personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu
Santo. Hemos sido creados, nos dice la Escritura, a imagen, no de un Dios solitario, sino de un Dios que
es comunidad de personas. La Biblia también nos dice que “Dios es Amor” (1 Juan 4:8, 16). Y el amor no
se entiende sin la relacionalidad. La relacionalidad, pues, nos dice la revelación bíblica, caracteriza a
nuestro ser-persona de manera esencial.
Hay que añadir que esa apertura al otro, que es intrínseca a la persona humana en todo su ser, es una
apertura al otro y al Otro (Dios). La persona humana se convierte en un ser incomprensible, incluso para
sí misma, si se niega su apertura a lo trascendente, al Absoluto, a Dios.
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(2) Valores ► Derechos y deberes humanos. También se puede decir que a esos valores humanos
corresponden los derechos y deberes humanos fundamentales. Por ejemplo, al valor de la vida
humana corresponde el derecho a la vida y el correspondiente deber de protegerla. (De hecho, el
derecho a la vida es el primer derecho, en cuanto al orden de prioridades, que debe ser defendido,
porque es la base y condición de todos los demás derechos.) Vemos así cómo los derechos y
deberes humanos fundamentales se derivan de la dignidad de la persona humana y encuentran su
fundamento en ella.
(3) Valores ► Principios o normas morales. También podemos afirmar que esos valores humanos,
precisamente por ser valores, deben ser respetados y promovidos. Los principios y normas morales
expresan de manera concreta la manera de respetar y promover esos valores y los derechos que les
corresponden. Por ejemplo, la norma moral que prohíbe matar directamente al inocente (asesinato)
protege y promueve el valor de la integridad física de la persona y el derecho a la vida. La norma
moral que ordena respetar la libertad (correctamente entendida) protege y promueve el valor de la
capacidad inherente del alma humana de tomar decisiones libres, de relacionarse con los demás,
etc., y el derecho a ser libre. Los principios morales fundamentales y algunos otros derivados de
éstos también son objetivos y universales y no relativos, precisamente porque expresan y defienden
valores y derechos humanos que también son objetivos y universales (los poseen todos los seres
humanos, al menos de manera inherente). Algunos de estos principios, incluso, son absolutos, es
decir, no admiten excepción en ningún caso. Ejemplo de ello es la norma que prohíbe matar
directamente al inocente. Vemos así como los principios morales también se fundan en la dignidad
humana y la respetan y promueven.
DIGNIDAD HUMANA
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VARIAS DIMENSIONES
Ahora bien, como estos principios morales son universales, se sigue que se trata de una moral universal
(llamada ley natural) y no sectaria. Es cierto que estos principios coinciden con los Diez Mandamientos,
que expresan su esencia. Pero de ninguna manera se puede impugnar su validez al hecho de que Dios
haya decidido revelarlos, porque son deducibles por la sola razón y la experiencia humanas, sin
necesidad de la Biblia. La historia del pensamiento occidental atestigua fehacientemente esta verdad.
Nos limitamos a un ejemplo: varios siglos antes de Cristo, el filósofo pagano Aristóteles escribió la Ética a
Nicómano, en la cual habla de las virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.
Una sociedad que se precie de ser justa sólo debe aprobar leyes que se deriven de la ley natural o al
menos que no estén en conflicto con ella. De otro modo, sus leyes son injustas y, en realidad, dejan de
ser verdaderas leyes, para convertirse en violencia. Tal es el caso de las leyes que permiten el aborto, la
violación de derechos humanos más grave y extensa de hoy en día.
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10. Resumen:
Dios es el fundamento de la dignidad ontológica o valor intrínseco y absoluto de la
persona humana.
La vida moral es el camino que nos lleva a Dios, nuestro fin último (lo más importante).
La existencia del alma se demuestra por la capacidad del intelecto de concebir ideas
universales.