El Debido Proceso. Gustavo Cuello PDF
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EL DEBIDO PROCESO
RESUMEN
DUE PROCESS
ABSTRACT
SUMARIO
I. ALGO DE HISTORIA
IV. ELEMENTOS
I. ALGO DE HISTORIA
1 PAGANO, FRANCESCO, citado por CAMARGO, PEDRO PABLO, El debido proceso; pág. 19.
un sistema de gobierno entre los hombres, que se centra en el acuerdo entre los
diversos centros locales del poder señorial y entre éstos y la superior autoridad pública
(sea ésta condal, real, imperial o cualquier otra), en el respeto de la recíproca autonomía
traducida en obligaciones y derechos de las partes y conforme a una pirámide de
relaciones de subordinación e interdependencia entre ellos3.
1. En el plano socioeconómico, la existencia de un abismo insalvable entre los que monopolizan la
función militar y los que trabajan la tierra. Aristocracia militar y campesinado.
2. La paulatina configuración de los nuevos grupos aristocráticos se consolida mediante dos tipos de
vínculos muy sólidos: la cohesión que proporciona el grupo familiar (casa, linaje) y la dependencia
vasallática del inferior respecto del superior.
3. Esta aristocracia estuvo bien lejos de constituir en sus primeros momentos un bloque social
homogéneo y único. En realidad, estaba subdividida en varios estratos correspondientes a los diversos
grados de dependencia vasallática según se tratara de vínculos directos con el rey, de ejercicio de
funciones públicas o de la entidad de las tierras entregadas en beneficio.
4. Aunque el poder está ligado a la posesión y a las rentas de la tierra, esta aristocracia amplía y
perfecciona el poder económico cuando obtiene, o usurpa, del soberano los poderes públicos de
constricción y de mando (justicia, función militar, imposiciones fiscales) a través de la inmunitas.
Estas cesiones o privatización del señorío y de la jurisditio significaban de hecho la feudalización del
poder y la justicia.
5. Por último, el desarrollo de una mentalidad feudal que lleva a la creación muy temprana de un
sistema ideológico y de modelos de comportamiento señoriales con derivaciones determinantes en la
escala de valores, la ética cotidiana, la religión, la estructura social y la economía (ibídem; págs. 6, 7
y 8).
4 IRADIEL, PAULINO, ob. cit.; pág. 57.
En definitiva, los últimos monarcas carolingios sólo pudieron mantener en esta pirámide, rota por la
base, de subordinaciones personales con el rey, el estrato social más alto de la aristocracia militar-
territorial. (Ibídem; pág. 57).
5 MÍNGUEZ, JOSÉ MARÍA, Las claves del imperio carolingio, págs. 77 y 78.
Evidentemente con estas medidas CARLOS EL CALVO no pretende introducir innovaciones especiales
regulando un sistema hereditario. Más bien hay que pensar que la Capitular regia obedece a las presiones
de la nobleza para obtener la sanción de una práctica que ya estaba a punto de instaurarse como
costumbre. Pretensiones de este tipo implican y sólo son explicables en un contexto de debilitamiento
y de positiva confrontación con la monarquía. (Ibídem; pág. 78).
En el mismo sentido MARC BLOCH, La sociedad feudal, pág. 209 y 210.
las libertades inglesas, y que se va a convertir en uno de los principios más fecundos
de la costumbre feudal, que se establece de arriba hacia abajo6.
la autoridad condal en las distintas demarcaciones recaiga en los grandes propietarios
de la región,
para así vincular el poder político al poder territorial de los grandes terratenientes,
en desmedro del de los funcionarios cortesanos, y dar paso a una autonomía
progresiva de los poderes locales, que terminará afectando, en últimas, el poder de
la monarquía7. A su vez, este sistema de alianzas y reparto de poder es originario de
las tribus germánicas y llegó a tener una extraordinaria importancia ante la
desintegración del imperio romano. Se refiere a las dependencias privadas y
personales conocidas como precario y clientela. Se explica así:
El antiguo Estado franco y la Gran Bretaña anglosajona fueron los dos grandes
países feudales. Lo que explica que ENRIQUE I DE INGLATERRA, para asegurar su
reinado, el mismo día de la coronación concede una Carta (1100)
Su sucesor ENRIQUE II, con quien se logra la unidad del reino, impone su justicia,
a cargo de la Curia Regis, sobre la privada. Dicho tribunal cambiaba continuamente
de lugar, por lo que los litigantes se veían obligados a seguirla,
y se citaba el ejemplo de uno que había corrido durante cinco años en seguimiento de
sus jueces.
concesiones de tierras. El grueso de las tribus francas se había quedado atrás a lo largo del Rhin.
(Ibídem; pág. 162).
9 KAHLER ERICH, ob. cit.; pág. 163.
Este imperio feudal de la Edad Media se inició con obligaciones mutuas entre particulares, es decir,
obligaciones basadas sólo en la lealtad y confianza personal, y en eso consistía. (Ibidem; pág. 163).
Estas tres características de la época de transición, a saber, la dispersión de la vida urbana en el
territorio rural, la invalidación de las vinculaciones tribales y oficiales y la formación de nuevas
vinculaciones privadas y personales, así como la creación del individuo aislado, se convirtieron en los
elementos básicos del orden social de la Edad Media: el feudalismo. (Ibidem; pág. 168).
1 0 MAUROIS, ANDRÉ, Historia de Inglaterra; pág. 105.
EDUARDO, llamado EL CONFESOR a causa de su extrema piedad, fue reconocido como rey de Inglaterra
(1042), parece haber sido un hombre virtuoso y suave; pero sin voluntad y casi pueril. Durante
largo tiempo, cada nuevo soberano hubo de jurar que iba a observar las leyes de EDUARDO, el cual jamás
hizo ley ninguna. Pero había sido el último rey sajón de antes de la conquista y por tal razón tornose
para los ingleses en servidumbre en un símbolo de la Inglaterra independiente (Ibidem; págs. 70 y 71).
En igual sentido MARC BLOCH, ob. cit.; págs. 49 y 50.
1 1 Ibídem; pág. 124.
En 1199 es coronado como rey de Inglaterra JUAN SIN TIERRA, a quien se describe
como un:
excelente táctico diplomático y militar, gran seductor de mujeres, buen cazador; pero
cruel y de alma vil.
Sus abusos y mal gobierno llevaron a la unión de todos sus súbditos para
derrocarlo. El arzobispo LANGTON fue el cerebro de la conspiración y en 1213
reunió secretamente a los barones del reino para leerles la Carta de ENRIQUE I de
Inglaterra,
que todos tenían olvidada y que garantizaba el respeto de los derechos y las costumbres
de los súbditos.
En reunión posterior juraron sobre las reliquias de san JUAN, que sólo cesarían
en su empeño contra el rey cuando prometiera obedecer la Carta de ENRIQUE I. Fue
así como, en 1215, le notifican el ultimátum y la desconfianza (diffidatio),
que todo vasallo debía manifestar a un soberano indigno antes de declarar la guerra.
Cercado el monarca, sin tesorería y con una administración que había cesado en
sus funciones, no tuvo otra alternativa que concertar un encuentro con los barones
en Runnymede y, contra su querer, suscribir la Carta Magna, el 15 de junio de
121512, escrita en latín por el arzobispo ESTEBAN LANGTON, con 63 artículos, y
considerada, con alguna exageración,
como una especie de primera expresión de los derechos del hombre, que casi es más útil
declarar sencillamente lo que no era, que estimar lo que era. En primer lugar, no era
ciertamente una idea nueva. Los reyes de Inglaterra, aun los más grandes entre los
normandos, habían pactado ya antes con sus súbditos. La idea del pacto, la correlación
de los derechos y las obligaciones, eran inherentes al sistema feudal, y hemos visto ya
cómo cuando se hallaba en todo su apogeo el absolutismo, los predecesores de JUAN
habían admitido el principio del pacto en sus contratos (cartas) con las corporaciones
formadas por sus súbditos. La única diferencia entre la Carta Magna y sus precursoras
menores, estaba en que el rey llevaba en ella la peor parte, pues aunque aquel documento
sólo pretendía resumir antiguos derechos tal como existieron en la época de ENRIQUE I,
contenía en realidad innovaciones que equivalían a usurpaciones de alta necesidad
sobre el poder real. Cada una de las tres secciones de la liga se aseguró algo.
Bajo la expresión de que era libre la Iglesia obtuvo el derecho de elección por el que
tan vigorosamente había luchado. Los barones se aseguraron una definición precisa y
limitada de sus obligaciones feudales y una garantía adicional de que no se les exigirían
impuestos sin el consentimiento del Gran Consejo, delegación compuesta de los primeros
arrendatarios, o, en otras palabras, de ellos mismos. Obtuvieron además otro derecho: el
de ser juzgados únicamente por sus pares, es decir, por su propia corporación y no por
los jueces reales. La reacción no podía casi ir más lejos. Todas las clases de los súbditos
del rey se armaron así contra una administración de justicia sospechosa. La fuerza de la
futura Inglaterra comercial fue reconocida en las cláusulas que encerraban ciertos
derechos e inmunidades en beneficio de la ciudad de Londres. La Carta Magna ocupa
una parte importante de la Constitución escrita de Inglaterra; no es, pues, de extrañar
que se la haya mirado con un respeto casi temeroso. Y, en efecto, como quiera que sea,
predicó, con o sin la intención de hacerlo, el evangelio de la oligarquía de los barones, y
si los derechos de los ingleses hubiesen dependido de este documento famoso, nunca
hubiera llegado la democracia a ver la luz del día13.
aporta la idea de las costumbres, de los derechos adquiridos que deben ser respetados.
Y de la Common Law, que había sido difundida por los jueces itinerantes
establecidos por ENRIQUE II, y logró imponer:
el respeto a ciertas reglas protectoras que están por encima del mismo rey14.
1 3 HOLT, F. APPLEBY, Historia de las naciones, capítulo XLV, págs. 358 y 359.
En el mismo sentido ANDRÉ MAUROIS; ob. cit.; págs. 134 y 135.
1 4 MAUROIS, ANDRÉ; ob. cit.; pág. 136.
39) Ningún hombre libre podrá ser detenido o encarcelado o privado en sus derechos
o de sus bienes, ni puesto fuera de la ley ni desterrado o privado de su rango de
cualquier otra forma, ni usaremos de la fuerza contra él ni enviaremos a otros que lo
hagan sino en virtud de sentencia judicial de sus pares y con arreglo a la ley del reino15.
A JUAN SIN TIERRA le sucede su hijo de 9 años, ENRIQUE III (1216). Durante su
reinado confirmó la Carta Magna siete veces, pero nunca la observó. En 1225 hizo
una reexpedición de la misma y la redujo a 39 artículos, de los cuales el 29 equivale
al 39 original16. Los barones se le rebelaron en el 1258 y lo obligaron a suscribir
las provisiones de Oxford, que confiaban el gobierno del reino a una comisión
de reformas, con control sobre la tesorería y potestad para nombrar el justiciero
y al canciller. El rey posteriormente se negó a reconocer se documento y la situación
se sometió al arbitraje del rey de Francia san LUIS. Con el Edicto de Amiens,
decidió la anulación de las provisiones de Oxford, que eran contrarias a todas
sus ideas políticas, y confirmó la vigencia de la Carta Magna. Contra esa decisión
se levantó SIMÓN DE MONTFORT, conde de Leicester17.
Pero en 1215, estas ideas, que para nosotros son bastante claras, son inaccesibles para las masas. La
Carta Magna fue tan escasamente un documento popular, que no fue traducida al inglés antes del siglo
decimosexto. (Ibídem; pág. 136).
Después de firmar la Carta Magna, JUAN vivió dieciséis meses, durante los cuales repudió su firma y
encendió la guerra civil. Los barones pidieron a Francia auxilio y un jefe, y formaron un partido que
ofrecieron a JUAN. Pero éste lo perdió rápidamente y murió el 19 de octubre de 1216. Base decir sobre
su carácter como soberano como hombre, que nadie ha hecho aún su apología. (H OLT, F. APPLEBY, ob.
cit.; pág. 367).
1 5 Texto tomado de CAMARGO, PEDRO PABLO, El debido proceso, pág. 20.
Texto de alcance muy limitado en el espíritu de los barones de Runnymede, que entendían simplemente
que un señor no podía ser juzgado sino por sus iguales, o un hombre libre por otros hombres libres; texto
destinado, por aquellos que lo redactaran, a poner en jaque a los jueces del rey, pero texto que en efecto
debía proteger a la nación inglesa el día en que los villanos se tornaran hombres libres. Un comité de
veinticinco miembros, todos barones, salvo uno, el alcalde de Londres, estaba encargado de juzgar las
quejas contra la corona. El rey debía ordenar a sus súbditos el jurar obediencia los veinticinco y si él se
permitía no seguir el parecer de ese comité, los barones tenían derecho para alzarse en armas en su
contra. (MAUROIS, ANDRÉ, ob. cit.; págs. 135 y 136).
1 6 HOYOS, ARTURO, El debido proceso; págs. 7 y 8.
1 7 MAURIOS, ANDRÉ, ob. cit.; págs. 154 a 157.
de las Cartas, cuyo contenido implicaba una importante disminución del poder del
soberano. Por él,
por primera vez se exigió formalmente al rey que se abstuviera de establecer otros
impuestos que los aprobados por su Parlamento. Este documento, que constituía un
freno poderoso cuando el monarca intentaba gobernar contra la voluntad del pueblo, es,
además, importante, porque muestra que el antiguo Gran Consejo de los primeros
arrendatarios se había convertido en el Parlamento representativo, poniendo así su sello
sobre un siglo de desarrollo constitucional18.
y así, en el cap. 29, en lugar de la expresión per legem térrea, aparece la expresión
inglesa due process of law, la cual ha sido traducida a nuestro idioma más comúnmente
como el debido proceso legal o simplemente el debido proceso19.
JACOBO I, único hijo de MARÍA ESTUARDO, conocido como el tonto más sabio de
la cristiandad, desarrolló la teoría del Derecho divino de los reyes, según la cual
el rey no podía obrar mal; sus actos no podían ser discutidos, ni criticados por sus
súbditos. Como acto de gracia, podía hacer consultas en algunos asuntos políticos.
El Parlamento, airado, mantuvo permanentes reyertas con el soberano y llegó a
manifestarle
que las libertades, franquicias y privilegios del Parlamento era la herencia antigua e
indiscutida de los súbditos ingleses y que los difíciles y urgentes asuntos que atañían
al rey, al Estado, a la defensa del reino y a la de la Iglesia de Inglaterra constituían para él
temas convenientes y materias de debate20.
que era una segunda y más clara afirmación de aquello que creían ser los principios de
la Carta Magna;
Dios me libre de condenar a muerte a un hombre con la ley hecha a posteriori (
). Yo
sé, señor SPEAKER, que el Parlamento posee un poder judicial y otro legislativo. El uno
establece lo que es legalmente justo; el otro lo que conviene políticamente al bien de la
comunidad. Pero estos dos poderes no deben ser confundidos y no tenemos derecho a
encubrir un acto de prudencia política con una vana pantomima de justicia legal22.
todo inglés detenido, salvo por traición, podía quejarse a un juez que debía dar a los
guardianes del prisionero la orden de llevarle éste ante el tribunal, en un plazo no superior
a veinte días. El carcelero que a ello se negase, expondríase a una multa enorme; el juez,
lo mismo. Esta ley hacia difíciles las detenciones arbitrarias: Ninguna medida señala más
claramente la frontera que separa a un gobierno despótico de un régimen de libertad23.
nadie puede ser privado de su vida, libertad o propiedad sin debido proceso legal (due
process of law).
Determinando que es el due process of law en las enmiendas V y XIV, la Corte debe
referirse a los usos establecidos, a los modos de procedimiento consagrados antes de la
emigración de nuestros antepasados que, no siendo inadaptables a su condición civil y
política, han continuado aplicándose por ellos después de su establecimiento en este
país.
Artículo 5º La ley no puede prohibir sino las acciones dañosas a la sociedad. Todo lo
que no esté prohibido por la ley no puede ser impedido, y nadie puede ser obligado a
hacer lo que ella no manda.
Artículo 7º Ningún hombre puede ser acusado, detenido ni arrestado, sino en los
casos determinados por la ley, y según las fórmulas que ella ha prescrito. Los que
solicitan, expiden, ejecutan o hacen ejecutar órdenes arbitrarias, deben ser castigados;
pero todo ciudadano llamado o cogido en virtud de la ley, debe obedecer al instante; de
no, se hace culpable por la resistencia.
Nadie podrá ser juzgado sino conforme a las leyes preexistentes al acto a que se imputa,
ante Tribunal competente, y observando la plenitud de las formas propias de cada juicio.
En materia criminal, la ley permisiva o favorable, aun cuando sea posterior, se aplicará
de preferencia a la restrictiva o desfavorable.
Nadie podrá ser juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le imputa,
ante juez o tribunal competente y con observancia de la plenitud de las formas propias
de cada juicio.
En materia penal, la ley permisiva o favorable, aun cuando sea posterior, se aplicará de
preferencia a la restrictiva o desfavorable.
Es nula, de pleno derecho, la prueba obtenida con violación del debido proceso.
Y el artículo 93 reza:
Artículo 93. Los tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso, que
reconocen los derechos humanos y que prohíben su limitación en los estados de
excepción, prevalecen en el orden interno.
alguien pueda ser tratado o castigado como culpable sin un juicio legal y antes de
que éste concluya29.
2 9 FERRAJOLI, LUIGI, Derecho y razón Teoría del garantismo penal, pág. 539.
La procesal se refiere a:
las garantías relativas a la formación del juicio, es decir, a la recolección de las pruebas,
al desarrollo de la defensa y a la convicción del órgano judicial: como la formulación de
una acusación exactamente determinada, la carga de la prueba, el principio de
contradicción, las formas de los interrogatorios y demás actos de instrucción, la
publicidad, la oralidad, los derechos de la defensa, la motivación de los actos judiciales,
etc.30.
los distintos principios garantistas se configuran, antes que nada, como un esquema
epistemológico de identificación de la desviación penal encaminado a asegurar, respecto
de otros modelos de derecho penal históricamente concebidos y realizados, el máximo
grado de racionalidad y de fiabilidad del juicio y, por tanto, de limitación de la potestad
punitiva y de tutela de la persona contra la arbitrariedad33.
Como es obvio, los componentes del debido proceso para una y otra teoría
varían sustancialmente.
están establecidos en función de los derechos, intereses y valores que están en juego en el procedimiento,
de acuerdo con criterios de razonabilidad y proporcionalidad.
Ahora bien, por la trascendencia de los bienes jurídicamente protegidos a través de la ley penal, y por
la importancia de los derechos y garantías constitucionales que pueden resultar afectados por la
sentencia, el proceso penal es no sólo el más minuciosamente reglado de los procesos, sino aquel en el
que más garantías constitucionales deben hacerse efectivas al procesado. En ese orden de ideas, el
conjunto de facultades y garantías que componen el derecho al debido proceso penal debe ser adecuado
y suficientemente más amplio que el de un procedimiento en el cual no están de por medio, por una
parte, el derecho a la libertad individual y, por la otra, el derecho a la seguridad jurídica, la eficacia del
sistema de justicia y la convivencia ciudadana (págs. 69 y 70).
Y GERARDO BARBOSA CASTILLO, quien afirma: Desde el punto de vista del contenido material, el proceso
es el método seleccionado para hacer efectivo el derecho sustancial, preservando el equilibrio
indispensable entre la facultad punitiva y los derechos fundamentales del individuo (citado por
ALBERTO SUÁREZ SÁNCHEZ, El debido proceso penal; págs. 221 y 222).
Y A LBERTO S UÁREZ S ÁNCHEZ , quien señala: el debido proceso penal en nuestro país no consiste
exclusivamente en la forma como ha de desarrollarse el rito, cumpliendo las etapas antes reseñadas,
sino también en acatar las garantías constitucionales y legales en todas y cada una de tales fases y en
los actos procesales. Este contenido limita la potestad punitiva del Estado, ya que sólo hay debido
proceso si se respetan valores superiores, como la libertad, la justicia, la dignidad humana, la igualdad
y la seguridad jurídica y derechos fundamentales como la legalidad, la controversia, la defensa, la
celeridad, la publicidad, la prohibición de la reformatio in pejus y del doble proceso por el mismo
hecho, etc. (ob. cit.; pág. 220).
(
) por tal debemos comprender las autolimitaciones constitucionales y legales que el Estado se
impone a sí mismo, para racionalizar dentro de los marcos infranqueables de la dignidad humana el
ejercicio del ius puniendo, que se logra con el establecimiento de una serie de garantías mínimas, que
son el escudo protector del ciudadano frente a la arbitrariedad del funcionario o la omnipotencia del
Estado. (SAAVEDRA, EDGAR, citado por SUÁREZ SÁNCHEZ ALBERTO; ob. cit.; pág. 221).
3 4 GIMENO SENDRA, JOSÉ VICENTE, Fundamentos del derecho procesal, pág. 177.
IV. ELEMENTOS
Sobre la anterior concepción estimamos como elementos del debido proceso los
siguientes:
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