Los Amores de Chuquillanto y Acoitapia-Análisis de Los Dos Manuscritos Atribuidos A Murúa
Los Amores de Chuquillanto y Acoitapia-Análisis de Los Dos Manuscritos Atribuidos A Murúa
Los Amores de Chuquillanto y Acoitapia-Análisis de Los Dos Manuscritos Atribuidos A Murúa
INTRODUCCION
Una de las leyendas más bellas con que cuenta la tradición incaica
es la referida a los amores de una «adía» o «escogida del Sol’>, y un
pastor que cuidaba el ganado sagrado, dedicado a los sacrificios re-
ligiosos.
La Institución de las «Acliacuna» o «Escogidas», por sus peculia-
res características, ha sido tema para literatos y poetas que han en-
tresacado la faceta más sugerente del tema con el fin de llevarlo al
gran público para su conocimiento. Sin embargo, la visión poética se
completa de una forma igual de atrayente con lo que realmente fue
esta organización de mujeres.
La importancia del culto solar en el Incanato dio lugar a una es-
tructura sacerdotal compacta pero variada donde también se dio ca-
bida al elemento femenino, integrado, por otra parte, en la cosmología
andina desde los primeros tiempos con los mitos de creación, origen
de los incas, fundación de Cuzco, deidades femeninas y cultos reali-
zados por mujeres exclusivamente.
El «Acllahuasi» recogía a muchachas de distinta procedencia social
incluyendo desde cuna» hasta parientes del Inca.
Una de las características definidoras de las «adía» dedicadas al
culto solar era la prohibición de relacionarse con hombres. La virgini-
dad debía ser una constante en sus vidas. De otra forma, quien trans-
gredía esta norma era severamente castigada, llegándose a la pena
maxima.
Es en este contexto en el que se inserta el relato de los amores
entre Chuquillanto y Acoitapia, que vamos a analizar.
Se trata de un tema recogido en los dos manuscritos atribuidos a
fl~5ist6 Española de Antropología Americana, vol. XV, 1981 Edit. Univ. Complutense
184 Pilar Alberti Manzanares
pezo a coger unas ortigas, comida apropiada, según estos indios, para
la tristeza».
Pensamos, pues, que el copista debió estar cerca de Murúa y cono-
cía tan bien como él el mundo que describía, quizá se tratase de algún
fraile perteneciente a la misma orden, a los mercedarios; añade con-
ceptos y vocabulario propios del hombre quechua, que no se encuen-
tran en el manuscrito de Wellington.
de un árbol en otro, y que así en el uno un profundo sueño, paregíale que bia
como en el otro cantaba muy suave un ruiseñor bolar y mudarse de un
y dulcemente, y que después de haber árbol en otro, cantando suavemente
cantado un buen rato con mucha ar- y con su dulze armonía la entretenía
monía y regocijo, se le puso en sus y, después de ayer cantado se le
faldas y regazos, el cual le dijo que vino a poner en sus faldas, y la em-
no tuviese pena ni imaginase en cosa pesó a hablar, diziéndole que era la
ninguna que se la pudiese dar; y que causa porque estava triste y a ratos
ella había dicho que sin remedio pe- suspirando, que no tuviese pena ni
recería si no la diese algún remedio; ymaginase en cosa que se la pudiese
a lo cual respondió el ruiseñor que la causar; y la flusta le respondía que
remediaría, y que le contase su pena; sin duda muy pronto acavaria su vida,
y al fin ella le dijo el grandísimo amor si no le dava remedio a su mal, y el
que había cobrado a la guarda del ga- ruiseñor le respondió que él se la da-
nado blanco, que se llamaba Acoitra- rla conforme a su gusto, que le dijese
pa, y sin ninguna duda veía ya su la ocayión de su tristesa, a lo qual
muerte, porque para remediarse no Chuquillanto, brevemente, le de9ía el
había otro remedio sino irse viendo mucho cariño que avía cobrado al pas-
con el que tanto quería, porque de tor Acoitapia, guarda del ganado blan-
otra manera sería sentida de alguna co de su padre el Sol, y que mui pres-
de las mujeres de su padre el Sol, y to hería su muerte si no le bía, y por
así la mandaría matar el dicho su pa- otra parte, si fuese sentida de las mu-
dre, a lo cual le respondío el ruiseñor geres de el Sol, su padre, la manda-
que se levantase y asen tase en medio ría matar su padre. Y entonces el rui-
de las cuatro fuentes arriba dichas y señor le dixo que no le causase aflic-
a/lí can/ase lo que en la memoria te- tion aquella, que se lebantase y pu-
nía, y que si las fuentes concordasen s¡e.se en medio de las quatro fuentes
y .dijeran lo mismo que ella cantase y allí cautase lo que más en memoria
y dijese, que seguramente podía hacer tenía y que ssi las quatro fuentes con-
lo que quisiere, y diciendo esto se cordasen en el canto, respondiéndole
fue. lo mismO que ella can/ase que segura-
mente podía hazer lo que quisiese. Y
diyiendo esto, el ruiseñor se fue y
poner aquí a las espaldas las cuatro que la ñusta quedó contentisima, pa-
fuentes, y los nombres, y el canto tris- regiéndole que no avía más que de-
te de Chuquillanto, para ver la figura sear, pues todo correspondía a su de-
si se comunicaban unas con otias, y seo y las fuentes se le mostraban fave-
vi ser cosa maravillosa como la figu- rabies. Y ansi se bolbió a su aposen-
ra lo muestra. (Ver dibujo cronista.) to lo poco que dela noche quedava,
E viendo la ñusta que le eran muy fa- deseando la luz del día por ber a su
vorables las fuentes, se fue a reposar querido pastor Acoitapia.
un poco que de la noche quedaba de- (Rubricado.)
jando a las dichas fuentes con el en-
tretenimiento ya dicho.
Capítulo 92.—Del fin desdichado que
tubieron los amores de Acoitapia y
Chuquillanto.
Por no ser largo en el capítulo pa-
sado y causar fastio a los lectores
le quise dividir en dos, porque la fic-
tión y fábula como la refieren los
yndios antiguos hazen della gran
caudal -
El pastor después que se hubo ido Después de partidas las dos fiustas
a su chozuela, trujo a la memoria la para su casa, quedó el pastor Acoy-
hermosura de Chuquillanto, y estando tapia con su ganado, aviéndolo reco-
metido en este cuidado empezó a en- gido, se metió en su ca[v]afia, triste y
tristecer, y el nuevo amor que se iba pensativo, acordándose de la hermo-
arraigando en su deseo y no atrevido sura de la bella ñusta y de su traje y
pecho, le hacia sentir y querer gozar bisarría, y ocupado su corazón con
de los últimos fines del amor, y con el nuevo cuidado y aún con la deses-
este sentimiento topó su flauta y em- peragión, que el acordarse y conside-
pezo a tocarla tan tristemente que a mr quien ella era, y la dificultad que
duras piedras enternecía, x’ en acaban- en su amor podría tener le causava,
do de tocarla fue tan grande el sen- porque las semejantes hijas del sol
timiento que hizo que cayó en el sue- eran respetadas, y miradas de todos
lo amortecido; y cuando volvió en sí los pastores con mucha benera9ión, y
dijo virtiendo infinitas lágrimas, la- ninguno se atrebia a poner en ellas los
mentando: Ay, ay, ay, de ti desven- ojos, por miedo del gran castigo que
turado y triste pastor, desdichado y en los tales se executava. Y con esta
sin contento, y corno se te acerca ya consideragión, tocando a ratos su flau-
el dia de tu muerte, pues la esperanza fa y a ratos lansando ardientes sus-
te niega lo que tu deseo te pide; piros de lo más ynterior del alma, y
¿cónio puedes, pobre pastor, reme- bañando la tierra gercana con sus ca-
diarte, pues el remedio es imposible lidas lágrimas, sólo un triste ay se le
cíe alcanzar (ni) siquiera verlo? Y di- oyo, que a las piedras enternegiema y
ciendo esto se tomó a su chozuela, y aun las ohejas del solo pastor, como
con grandísimo trabajo que había pa- no acostumbradas a oyr semejante la-
sado se l.e adormecieron los miem- mento de su guarda, llegándose a la
bros y asl se quedó dormido. puerta de la chosa casi le querían ayu-
dar, el cual después de ayer casi toda
la larga noche en sus ymaginagiones
y llanto, al alba se quedó amortesído,
192 Pilar Alberti Manzanares
_Mr
liii tracio,í de les c¿ ¡otro fuentes y su canto, soñado no - Chuquillan to. Incluido
en cf [ji,PO de (mus/au/ii o Bavle, /946: 425.
194 Pilar Alberti Manzanares
los ojos y vio a su madre empezó a su hijo, y antes que el sol saliese, es-
hacer gran sentimiento. La madre le tava ya en la cavaña de su hijo. Entró
couisoló lo mejor que pudo, diciéndo- en ella y bidole amortesido y muí
le que no tuviese pena, que ella le re- yerca de muerto, todo bañado en lá-
mediaría antes que pasasen muchos grimas, despertúle con dificultad y hí-
días. Y diciendo esto se fue a coger zole bolber en si. Quando Acoitapia
unas ortigas, comida apropiada, se- hido y conoció a su madre fue admi-
gún estos indios, para la tristeza, y rado como tan presto allí fuese benida;
cogiendo gran cantidad dellas, hizo un la madre, que sabia su mal, le empe-
guisado; a consolar, diziéndole que se ali-
víase, que ella daría presto remedio
a su tristeza y medisina a su mal, que
se alentase y con eso, salió dela caba-
ña y, de jont.o a unas peñas, cogió can-
tidad de ortigas, comida según dizen
los yndios apropiada para la tristeza y
alegrar el corazón, y dellas hizo un
guisado a su modo.
y no estaba bien cocido cuando las Aún no avía acavádolo quando las
dos hermanas hijas del Sol estaban va dos hermanas, hijas del Sol estavan a
en los umbrales de la chuzuela; por- la puerta de la chozuela de Acoitapia.
que Chuquillanto así como amanecio, Porque Chuquillanto, al amanescer se
se vistió y cuando le pareció que era histió y con su hermana, en achaqee
hora de irse a pasear por los llanos de pasearse por los berdes prados de
verdes de la sierra, salió enderezó ha- la sierra, se salió de la cassa y ende-
cia la chozuela de Acoytapa, porque reyo adonde estava su nuevo amor;
su tierno corazón no le daba lugar a porque su corazón a otra parte no le
otros entretenimientos; y luego que guiava y, algo fatigadas del camino, se
hubieron llegado a la choza, se asen- sentaron junto a la puerta, y como
taron a la puerta della, fatigadas del biesen dentro a la bieja la hablaron
camino, y como viesen dentro a la pidiendo si tenía algo que dalles a
buena vieja, la saludaron y dijeron comer, que benían hambrientas.
si tenía qué darles de comer; la vieja La bieja hincada de rodillas les dijo
hincó las rodillas en el suelo y les dijo que no tenía otra cosa que dalles, sino
que no tenía más que un guisado de aquel guisado de ortigas, el qual ellas
ortigas; y aliñándolas dio de ellas y recivieron con mucha boluntad y, con
ellas empezaron a comer con grandí- no menos gusto, empesaron a comer.
simo gusto. Chuguillanto empezó a Chuquillanto rebolbía los ojos por la
rodear la dicha choza, con sos la- cabaña por si hería con ellos a su que-
grirnosos ojos, sin dar muestras de rido Acoitapia, pero, al tiempo que ella
lo que deseaba ver, y no vido al pas- y su hermana llegaron se aNa él ocul-
tor, porque en aquel instante que tado por orden de su madre, dentro
ellas se manifestaron, se metió por del bordón que avía traído. Y como
orden de la madre dentro del bordón Chuquillanto no le biese preguntó
que había traído, y así entendió ella por él; la hieja le respondió que era
que debía de haberse ido con cl ga- ido con el ganado y
nado y no curó de preguntar por él;
y como hubiese visto el bordón, dijo Chuquillanto, aficionada a la her-
a la vieja que era muy lindo el dicho mosa labor del bordón, le tomó a
bordón, y que de donde lo había traí- preguntar que cuio era aquel tan liii-
Los amores de Chuquillanto y Acoitapia 195
do; y la vieja respondió que fue bor- do bordón, y de donde lo abía traí-
dón que antiguamente era de una de do; la vieja le respondió que antigua-
las ínujePes y queridas de Pachaca- mente abía sido de una de las muge-
mac, Guaca muy celebrada en los Lla- res queridas de Pacha Camac, hua-
nos, y por herencia le venía a ella; y ca selebradissima en los llanos, jun-
como lo supo, pidióselo; con mucho to a la qiudad delos Reies y quatro
encarecimiento que le hizo, al fin la leguas de ella, y que por herenqia le
vieja se lo dio. Tomolo en las manos benia a ella. Chuqui Llanto enamo-
y parccióle rrIuv mejor que antes, y al rada del bordón con mucha prestan-
cabo de estar un rato dentro de la yia se lo pidió y la vieja, aunque al
choza se principio, por dárselo más a desear,
se lo negaba, al fin se lo conyedió;
tomólo Chuquí Llanto en sus manos,
pare,déndole mucho mejor que antes
y, aviendo estado un rato con la vieja,
como el deseo de ber a Acoitapia la
ynstigase
despidió de la vieja y se fue por el se despidió de eJia y se fue por los
prado adelante mirando a una parte y prados reholviendo sus ynquietos y
a otra por ver si parescia el pastor heímosos ojos de una parte a otra por
que tanto quema No tratamos aqui ver si le hería.
de la hermana pat tícularmente porque Todo el día gastaron las dos her-
no hace a nuestro proposifo y así tra- manas de ujios lugares a otros no
taremos dc Chuquillanto tan solamen- parando, con deseo Chuqui Llanto de
te, la cual está ti iste y muy pensativa, goyar dela vista y combcrsayión del
viendo que en todo cl camino no pa- pastor que su hermana bien ygnoran-
rescia; y-ansi fue hacia cl palacio con te de ello estava, y como eí sol ya
uraí¡dísimo dolo¡ de no haberlo visto fue ynclinado y alargando sus som-
y al tiempo de entrar en los palacios bras, cansadas dieron buelta hagia los
palacios, con semnmo dolor de Cha-
qui Llanto en no ayer alcanyado a ber
al que consigo llevaba, metido en el
bordón.
las guardas las cataron y miraron Y llegado a las puertas las guardas
como lo suelen hacer todas las veces las miraron con diligenyia, como to-
que de fuera a dentro entraban; y das las beses lo hacían, y como sólo
como no viesen cosa de nuevo, mas biesen, de nuevo, el bordón que clara-
del bordón, que claramente traía, ce- mente traían, serraron sus puertas
rraron sus puertas y se fueron de y ellas entraron en sus aposentos, Sin
todo fraude engañados. Ellas entra- querer Chuqui Llanto asistir a la pena
<~00 en sus recámaras y alli les die- con su hermana y las demás hijas y
ron de cenar largo y espléndidamente. mugeres del sol, que el fuego que
Después dc haber pasado parte de la traía en su pecho no la dejava comu-
noche, todas se fueron a acostar y nicar con nadie, sino a solas quería
Chuquillanto tomó su bordón y lo que ardiese, para que más se acresen-
Iluso junto a su cama, porque le pa- tase, y puesto el bordón junto a su
reció muy bien, y así se acostó; y cama se acostó y, pareciéndole que
pareciéndole que estaba sola, empezó estava sola comensó a llorar y a sus-
a llorar acordándose dcl pastor y del pirar a ratos por el pastor, hasta que,
sueño que había soñado; mas no es-
196 Pilar Alberti Manzanares
la cual después que el sol había ya Después que el sol abia bañado
bañado toda la sierra, se tomó a sa- toda la sierra, Chuqui Llanto por go-
lir de los palacios de su padre, y se zar a solas y sin estorvo de la conher-
fue por el piado adelante tan sola- saqún de Acoitapia, tomó su bordón,
mente con su bordón, y en una que- y dejando a su hermana en los pala-
brada que hay en la sierra estuvo con gios, se salió de ellos y se fue por los
su amado y querido pastor, que en prados. con su bordón en la mano, y
su ser se había convertido. llegando a una quebrada oculta, se
scntó con su querido pastor, que ya
del bordón se había salido a platicar.
Sucedió que una de las guardas se Pero sucerdió que una de las guam-
había ido tras ella; al fin, aunque en das, notando que avía salido Chuqui-
Jugar escondido, dio con ellos, y como llanto, sola, cosa que nunca hagía, la
viese lo que pasaba, dio grandes yo- siguiú y, al fin, aunque en lugar es-
ces, y cííos, que lo sintieron fuéron- condído, la halló con Acoitapia en su
se huyendo hacia la sierra, que está regaso, y como tal biese empesó a dar
junto al pueblo de Calea, y cansados grandes boses. Acoitapia y Chuqui-
de caminar se asentaron encima de llanto que se bieron descubiertos, te-
una peña, y se adormecieron; y como merosos que si los cojiesen les darían
viesen gran ruido entre sueños, se le- muerte, pues su delito no se podía ya
vantaron tomando ella una ojota en encubrir, se levantaron y se encamina-
una mano, que la otra la tenía calzada ron huiendo asia la sierra que esta
en el pie, y mirando a la parte del junto del pueblo de Calca, y cansados
dicho pueblo de Calca. el uno y el otro de caminar se sentaron ensima dc una
fueron convertidos en piedra; y el peña, pensando estar ya salvos y se-
Los amores de Chuqui/lanto y Acoitapia 197
día de hoy se parecen las dos estatuas guros, y allí se quedaron con el can-
desde Guallabamba y desde Calca, y sango adormecidos y, como entre sue-
de otras muchas partes; e yo lo he nos oyesen gran ruido se lebantaron,
visto muchas veces. Llamáronse aque- tomando ella una ojota en la mano,
lías sierras pi tu si ray> que así la lla- que la otra traía calsada en el pie, y
man hoy en (lía.» queriendo otra bes huir, mirando a
la parte del pueblo de Calca, el uno
(MuRÚx, Bayle, 1946: 420-429, cursi- y el otro fueron conbcrtidos en pie-
vas tic la autora.) dras. Y el día de oy se paresen las
dos estatuas desde Gunilla flamba y
desde Calca y de otras muchas par-
tes, e. yo lo e bis/o muchas heces. Y
llámase aquella sierra Pitu Sira, y éste
fue le fin de los amores de los dos
amantes Acoitapia y Chuqui Llanto,
los cuales yndios selebran y refieren
como cosa sucedida en tiempos an ti-
guos, con otras fábulas que también
quentan.”
(Rubricado.)
a) Título de la obra.
h) Presentación geográfica de la zona.
o) Presentación de Acoitapia.
d) Encuentro del pastor y tas flustas.
e) Regreso al Acllahuasi.
f) Descripción Acllahuasi.
g) Sueño simbólico de Chuquillanto.
fi) Descripción estado de ánimo abatido de Acoitapia.
i) Remedio para su nial.
1) Segundo encuentro de ambos jóvenes gracias al elemento má-
gico.
k) Penalización de los amores prohibidos.
198 Pilar Alberti Manzanares
que son alguna de las cuatro fuentes que tanta belleza sólo podía tenerla
sagradas que se han convertido en ser algo sobrehumano.
humano.
El de Loyola añade que era un vocablo utilizado sólo por los enamora-
dos, lo cual indica que el copista conocía las costumbres quechuas
aún en estos pequeños detalles. Incluso a la hora de definir a las guar-
das del Acllahuasi, el de Loyola los llama PONGOMAYO5, vocablo que-
chua que definía a los guardianes de los establecimientos estatales que
servían de morada; mientras que el de Wellington los llama PORTEROS.
La descripción del interior del Adllahuasi coincide en ambos a la
hora de resaltar que existían cuatro fuentes que pertenecían a cada
Los amores de Chuquillanto y Acoitapia 199
«arador que está comiendo el Utusi «arador que está comiendo el Utussi
que se menea como dicho es>’ (Murúa- que se menea dichoso es’> (Murúa-Ba-
Bayle, 1946: 425). llesteros, 1964: 21).
1) MIcUc.
2) ISUTU.
3) CUIUC.
4) tITUSI.
5) CUCIM.
A A 4—
I
NICUC+ U rícuc Mícuc MICUC 4 i e u e
JSIJTU 1 SUTIl I5UTIJ
4 ISUTU 15 UT u
Pío. 1
1
CHINCHAYSIJYO CUZCO COLLASUYO
Collasnyo Chinchsysuyo
Lv
Fm. 2.—Sistcnza de los cuadrantes. Fin. 3—Dibujo del cronista, sólo con
Fía. 4
Por otro lado, si hacemos coincidir los cuatro puntos cardinales y los
cuatro «suyus» incas tenemos:
NORTB.—CHINCHAYSUYO
Sulz.—COLLASUYO
FSTLI—ANTI SUYO
OF5TF.—CONTISUYO
202 Pilar Alberti Manzanares
N.
Antisuyo Chinchernyo
Cuntisuyo Condesuyo
Fm. 5
N.
Y Ghinobaysuyo
Collasuyo chinchaysuyo
W. Collasuyo Andesuyo E-
Condesuyo Andesuyo
Condesuyo
3-
Fm. 6
u.
Andesuyo
E Collasuyo Cbincbaysuyo U.
Condesuyo
5
Fío, 7
Chinchaysuyo Collasuyo
Condesuyo
Fra. 8
U. Candesuyo Antisujo E.
COllSsuyo
5-
Fio. 9
-
204 Pilar Alberti Manzanares
collasuyo chinchaysuyo
Relaciones:
BIBLIOGRAFIA