Trampas de La Escritura. Libro
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LAS TRAMPAS DE LA ESCRITURA
CASO: ALFONSINA STORNI
Daniela Campos
3
A mis padres, Yajaira y Roger, por Todo.
A mis amores, Jesús y Salvador, por Todo también.
4
AGRADECIMIENTOS
Qué decir de aquellas, señoras ya, que acompañaron mi niñez y mis primeras
soledades. Mis escudos y mis hombros para mis mejillas humedecidas. Esas
compañeras hermosas que florecieron y dieron hermosos frutos. Esas que me
enseñaron sus pisadas para ver más allá de lo que hay.
A ese ser, iniciador de las transformaciones del porvenir, ese que me mostró el
lugar de la nada.
A los seres que están y que vendrán, a esos grupos que hacen que uno se
reinvente grupo tras grupo.
5
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ......................................................................................................... 7
EL ARCHIVO DE UN CASO ...................................................................................... 7
CAPÍTULO I ............................................................................................................... 11
CASO DE AUTOR: PERSONALIDAD DE EXCEPCIÓN ........................................ 11
1.1 Rarezas discursivas/Rarezas biográficas ........................................................ 11
1.2 Fabulados, anormales, originales ....................................................................... 17
1.3 Mujeres y Modernidad .................................................................................... 19
CAPÍTULO II .............................................................................................................. 26
TRAMPA DE LA ESCRITURA ................................................................................ 26
'LVFXUVRGHOPHORGUDPDOLWHUDWXUD³IHPHQLQD´................................................. 26
2.2 Política y denuncia ............................................................................................ 33
2.3 Puesta en escena de la histeria ........................................................................... 39
CAPÍTULO III ............................................................................................................ 50
LECTURA CORPÓREA DEL CASO: PERFORMANCE, FETICHE ..................... 50
3.1 El cuerpo performático ....................................................................................... 50
3.2 Monumentos nacionales / Monumentos fetichizados: El mito de Alfonsina
Storni ........................................................................................................................ 61
CONCLUSIONES ....................................................................................................... 66
HISTORIA DE UN CASO.......................................................................................... 66
REFERENCIAS .......................................................................................................... 68
6
INTRODUCCIÓN
EL ARCHIVO DE UN CASO
Jacques Derrida.
Resistencias del psicoanálisis.
Me propuse terminar una tesis y debo hacerlo. Este es mi segundo trabajo serio
de investigación. Esta vez hablaré sobre los ³casos de autor´&UyTXHU. Dicen
que los temas llegan. Tal vez, mis temas, mi vida, tengan que ver con los casos de
autor.
7
representar un papel de mujer moderna en una modernidad que aún alejaba a las
mujeres de la vida pública. Alfonsina Storni fue la heroína de las mujeres silenciadas
por el falocentrismo hegemónico de su época. Fue la heroína de los pobres, fue la
heroína de las mujeres con hijos fuera de la ley.
/DSRHVtDVHQHXWUDOL]DFXDQGRHVHQXQFLDGDFRPR³OLWHUDWXUDIHPHQLQD´(VWRs
discursos se estudiarán desde lo menor porque se construyen con una lengua que
pertenece a lo privado y se posiciona como minoritaria ante una lengua mayor. Sin
embargo, esa literatura menor, acercará a Alfonsina a un público masivo, pese a su
³JHQLDOLGDG GXGRVD´ \ MXVWLILFDGa, el mismo público que no logra alcanzar a la
literatura mayor.
$VtSXHVOD³3ROtWLFD\GHQXQFLD´HVWDUiQSUHVHQWHVHQ$OIRQVLQD6WRUQLSXHVDO
denunciar un acontecimiento individual la colectividad se reconoce con lo
denunciado; y la denuncia se masifica, politizando así al texto. Al hablar de la
SROtWLFD GHQWURGH OD OLWHUDWXUD PH UHIHULUp D OD ³GHPRFUDWL]DFLyQ´ :LOOLDPV
de la obra de arte, donde se incluye la literatura de la periferia, porque se acerca más
a la realidad de las masas. En la literatura de Alfonsina Storni encontraremos una
muestra de un programa político en función a las necesidades de la mujer excluida
del sistema económico y social, puesto que se evidenciará cómo ella representa la voz
GHODVPXMHUHV³OLEUHV´GHODVPXMHUHs que piden justicia igualitaria.
Por último, esta ³lectura corpórea del caso´ exige analizar el devenir de los
³0RQXPHQWRVQDFLRQDOHV´HQ³PRQXPHQWRVIHWLFKL]DGRV´TXHFRQYLHUWHQHVWHFDVRHQ
³EO PLWR GH $OIRQVLQD 6WRUQL´ Sorque pensaré el mito a manera de construcción
cultural que abre multiplicidad de sentidos; y, además, traza un mapa que evidencia
un recorrido transcendental y da atisbos de lo extraordinario de la existencia vital. Así
expuesto, el caso de autor podría convertirse en un mito, pues pasa a ser un fetiche
nacional. En el caso de Storni, se podrá mostrar cómo la máquina cultural fetichiza
eso que la autora representa.
10
A Eleonora Cróquer
CAPÍTULO I
Michael Foucault.
La vida de los hombres infames
(ODXWRUTXHHVXQVXMHWRGHHQXQFLDFLyQHQWUDHQODUHFHSFLyQFXOWXUDOʊSRU
medio de su discursoʊFRPRXQVXMHWRHQXQFLDGRXn personaje imaginarizado. No
sólo el discurso cala en la cultura, sino también el sujeto, el personaje. Esta suerte de
³antiedipo´GH³LUUHFRQRFLEOH´²en el sentido que le dan Deleuze y Guattari a estos
términos² no posee tradición, es una especie de mutante que flota en una superficie;
no tiene raíces ni se inscribe en el modelo arbóreo de la cultura. Pese a todo ello, este
personaje tiene la capacidad de permear en el mercado y entrar en el imaginario
desde la periferia, porque genera afectos tanto eufóricos como disfóricos. Así, como
se ve en la figura excepcional de Eva Perón. Una mujer que se hizo un personaje, por
su representación pública como la defensora de los oprimidos, la líder populista con
su discurso reiterativo e hiperbólico que lograba movilizar afectos contradictorios:
³>«@HORGLRGHODRSRVLFLyQ\HOGHVHRGHXQDPXOWLWXGHQVXILJXUDVHHQFXHQWUDQ
tormentosamente el deseo y la prudencia, la esperanza y el miedo, el cálculo y la
tentación de una mayor gloria \XQSRGHUDFUHFHQWDGR´ (Sarlo, 2003 :105); logrando
permear en la cultura y, es la misma cultura la que exige el reconocimiento de estas
personas excepcionales.
12
Por esta razón, indiscutible, se abre un gran paréntesis en el campo de poder
para incluir a ciertas rarezas discursivas y biográficas. Como aspiración de lo
moderno, por excelencia, a algunas de estas ³rarezas´ Rubén Darío las reunió en un
libro titulado Los raros (1917), donde coinciden poetas de carácter melancólico,
desventurados, viciosos, angustiados, con perturbaciones mentales; es decir, con
personalidades de excepción, pero geniales en su producción literaria, como el mismo
Darío dice con relación a Edgar Allan Poe ³>«@ Era un sublime apasionado, un
nervioso, uno de esos divinos semilocos necesarios para el progreso humano,
lamentables cristos del arte, que por amor al eterno ideal tienen su calle de la
amargura, sus espinas y su cruz >«@´ (27). En las descripciones de Darío hay tanto la
humanidad de los escritores, así como también sus descripciones físicas y la
recepción intelectual y afectiva que estos tuvieron.
Las obras completas de Freud están montadas sobre la lHFWXUD GHO ³FDVR D
FDVR´, del síntoma y el sentido matrimoniado con la vida psíquica del enfermo. El
caso a caso escapa de las estadísticas, porque supone un diálogo intersubjetivo entre
el inconsciente del analizado y el inconsciente del analista. Siendo el psicoanálisis un
³DUWHGHLQWHUSUHWDFLyQ´QRREHGHFHDUHJODVILMDVVLQRTXHVHRULHQWDDODKDELOLGDG
del analista y a su imparcialidad, garantizando o confirmando sus resultados en casos
análogos; eso, a diferencia de la psiquiatría, donde dominan las metodologías
cuantitativas de análisis, por obedecer a un orden descriptivo y clasificatorio, en vez
de considerar las posibles explicaciones individuales de los fenómenos observados.
13
En esta misma línea de ideas, Juan David Nasio, en un libro titulado Los más
famosos casos de psicosis (2002), define HO³FDVR´FRPRHO³UHODWRGHXQDH[SHULHQFLD
singular, escrita por un terapeuta para dar testimonio de su encuentro con un paciente
y apoyDU XQD LQQRYDFLyQ WHyULFD´ (Q HVWH VHQWLGR es la experiencia que se
escribe para dejar constancia de ese acontecimiento. Así, podría pensarse el caso
como un registro de archivo, puesto que queda inscrito, materializa el discurso del
analizado y del analista. En tanto relato, el caso no sólo resguarda la experiencia del
paciente, sino también la perspectiva del terapeuta. Por eso, se podría pensar en el
³caso´ como un relato doble, paralelo: por un lado la experiencia y, por otro, la
mirada.
En la hiVWRULDGHODFXOWXUDORV³FDVRs GHDXWRU´SXHGHQVHUSUHVHQWDGRVFRPR
esa construcción de sentido que la cultura hace de un autor fuertemente enlazado a la
obra que produce desde su propia excentricidad. Como afirma Eleonora Cróquer en
VX DUWtFXOR ³&DVRV GH DXWRU DQRUPDOHVRULJLQDOHV GH OD OLWHUDWXUD \ HO arte (II). Allí
donde la vida (es) obra´:
>«@HO³FDVRGHDXWRU´VHUtDHOVtQWRPDSRVLEOHGHXQDIXQFLyQ-autor trastocada
ʊ³DOWHUDGD´³HQIHUPD´ʊSRUHOWUD]RFRQYXOVLYRGHORHVSHFXODU<QRWDQWR
SRUORTXHUH¿HUHDVXUHODFLyQFRQHOWpUPLQR³HVSHMR´³UHÀH[LyQ´DQDOyJLFD
del mundo), sino por lo que sugiere de un vínculo con la productividad
VLJQL¿FDQWH >«@(93).
>«@ HVD REVFHQD LPSRVLELOLGDG GH GLVFHUQLU VH KDFH S~EOLFD ʊVL¿líticos que
enarbolan versos maldicientes cuyos prólogos VHRUJDQL]DQDSDUWLUGHODVt¿lis;
suicidas que hacen del poema el documento último de una voluntad de muerte;
locos que dan testimonio de su delirio en la escritura o en la pintura; extranjeros
que extravían la lengua (cualquier lengua, da lo mismo) hacia el terreno del
sinsentido; maníacos o histéricos, henchidos de goce, cuya vida es obra (y
YLFHYHUVD>«@&UyTXHU
15
Esta recepción puede leerse en la puesta en escena de los casos en el ámbito de
lo mediático, por su reproductividad y reimpresión en medios editoriales,
periodísticos, didácticos; y su visibilidad en el campo cultural, desde documentos
públicos (discursos y entrevistas), hasta documentos íntimos como fotografías y
cartas; puestos de cara a la máquina cultural (Sarlo, 1998), en torno a la
productibilidad y reproducción, no sólo de las obras, sino también de los
acontecimientos que se producen sobre ellas y sus efectos en el campo cultural.
Siguiendo a Derrida, cuando enuncia en relación a Freud y su porvenir en el
psicoanálisis y en la archivación del mismo:
>«@ la archivación GHO SVLFRDQiOLVLV PLVPR GH VX ³YLGD´ si se quiere, de sus
³DFWDVDFWRV´, de sus procesos privados y públicos, secretos o manifiestos,
provisionalmente o definitivamente encriptados; conciernen a la archivación de
su práctica institucional y clínica, del aspecto jurídico-editorial, académico y
científico de los inmensos problemas de publicación o de traducción que
VDEHPRV/DSDODEUD³DFWDVDFWRV´ puede designar aquí a la vez el contenido de
lo que hay que archivar y el archivo mismo, lo archivable y lo archivante del
archivo: lo impreso y lo impresor de la imprenta >«@ (10).
Como dije anteriormente, los discursos del caso de autor pueden responder a
una lógica otra, que no está institucionalizada ni normada. Sin embargo, se estudian
desde tal lógica, produciendo una especie de cartografía significativa. No se pueden
leer estos GLVFXUVRV VLQ FRQRFHU GDWRV ELRJUiILFRV FXOWXUDOHV \ ³FKLVPHV´ (V XQD
lectura instruccional que la misma institución facilita para su comprensión. Hay todo
un exceso de significaciones HQ HO FDVR GHO ³FDVR´, que supone de antemano un
problema de sentido.
16
justamente desde su carácter periférico y excepcional. El caso de autor entra dentro
de estas ³rarezas´ que interesaron a Darío, por fundar un discurso en el entresiglo.
Este discurso otro, no es más que una propuesta escritural articulada con la
experiencia vital. Es hablar desde lo íntimo, es mostrar(se) en intimidad; y suponer
además el manejo de otros géneros discursivos.
8QDVHULHGHSHUVRQDMHVWRUWXRVRVTXHSDUHFHQHPDQDGRVGHXQ³*UDQ
&RVPRSROLWD´DWDYLDGRFRQXQpatchwork \TXHVRORSLGHQ«
un poco de confianza humana.
Gilles Deleuze.
³%DUWOHE\RODIyUPXOD´
2
³6XMHWRTXHHVWiVXMHWRD´como apunta Althusser en Ideología y aparatos ideológicos del Estado (1988).
3
Extrapolando el término que utilizan Deleuze y Guattari en Mil mesetas ([1988] 2002).
17
Así entendido, el ³caso de autor´ no reincide, es más bien una forma
metamorfoseada de caso en caso, en tanto delinea esa anomalía en el discurso. El
discurso es entonces el mediador entre lo padecido y lo enunciado, compuesto por
textos ³testimoniales´ TXH IXQFLRQDQ FRPR SRUWDYRFHV GH HVH ³OXJDU H[FpQWULFR´
Estas personalidades de excepción son melancólicas, pero también extranjeras,
histéricas, psicóticas, esquizofrénicas, enfermas, locas: son anormales, por sus
biografías defectuosas, por las resonancias de la muerte, por la autoría de discursos
performáticos, camaleónicos, por inscribir una marca identitaria otra frente al
discurso canónico; porque naturalmente devienen, DILQGHFXHQWDV³caso de autor´.
Y no pueden ser entendidos sino dentro del mismo caso. Fuera de esta noción teórica,
HOGLVFXUVRSXHGH DSXQWDUKDFLDRWUDVDULVWDVʊLQVXILFLHQWHVʊ. Por ello, inscribir el
FDVRGHQWURGHORV³DQRUPDOHV´en el proceso cultural mayor en el cual se presentan
como excepción permite decodificar el interlineado del discurso y entender la
inclusión de los excluidos. Y permite entender además la modernidad, pensando en la
periferia, en el discurso de una minoridad como construcción estética cuya
marginalidad ha intervenido subversivamente un orden establecido.
La lengua creada por este personaje original se articula con el personaje que
entraña el ³caso de autor´. Esto ocurre precisamente por prescribir una lengua que
escapa del molde canónico y por medio de ella, al mismo tiempo, insertarse en él. De
este modo, esta lengua de un personaje original altera todo el sistema enunciativo de
poder y propone así una dialéctica indiscernible. Esto hace de su discurso un
claroscuro, porque enuncia con un acento extranjero en el mismo idioma, marcando
una imprenta en el tejido discursivo por ser, justamente, un discurso incomprendido
que incomoda, gusta, rechaza y termina siendo aceptado por la crítica, debido a la
18
necesidad de tener un discurso alterno, original, que hable la voz de Ellos, los otros,
los excluidos, representando, en fin, la modernidad en la máquina cultural.
Ahora bien, el caso de autor se entreteje entre el anormal y el original por hacer
H[FHSFLyQ ³>«@ GHVGH HVWD SHUVSHFWLYD ³$QRUPDO´³2ULJLQDO´ ELHQ SRGUtDQ
funcionar como el anverso y el reverso de una representación (jurídico-psiquiátrica o
literaria) de lo que es, por definición, excéntrico. Raro. Una representación que, si
bien nos remite a la estructura de poderes que la produce, no deja por ello de
recordarnos la enorme potencia política que ese su ser también huella de un
acontecLPLHQWRµRWUR¶ HQWUDxD´&UyTXHUVI/DQRFLyQGH³$QRUPDO´³2ULJLQDO´
es la cara y cruz del caso de autor.
1.3Mujeres y Modernidad
Esto, se pudiese articular con la concepción del discurso femenino según Freud
en El malestar en la cultura (1930), porque éste se articula con el principio del placer
contraponiéndose al principio de la realidad, lo que constituye un retraso para el
desarrollo civilizatorio. $Vt SXHV ³>«@ lo femenino se relega a la esfera de lo
reprLPLGR\ORTXHPHUHFHVDQFLyQ´(Guerra-Cunningham, 1997: 662).
4
Esto con relación a la relectura que hacen Margarita Rojas, Flora Ovares y Sonia Mora en Las poetas del
buen amor (1991).
20
En relación con la archivación de estas mujeres debo detenerme en el complejo
proceso de la modernización en América Latina y de la inclusión de la mujer en los
círculos intelectuales de la época. La modernidad puede entenderse como un proceso
que abre camino a las escritoras, porque a partir del siglo XIX, las mujeres comienzan
a ser objetos públicos y dejan de ser sólo objetos enunciados para ser también sujetos
de enunciación, sujetos de representación: ya no sólo las representaban los escritores,
sino que ellas mismas comenzaron a representarse. Ya no son las mujeres
representadas por el patriarcado, que ³>«@ UHVWULQJLy D OD PXMHU D VHU FXHUSR
reproductor y, simultáneamente, utilizó ese cuerpo delimitado por su rol primario
SDUDSUR\HFWDUORDORVDJUDGR\DORSURIDQR>«@´*XHUUD-Cunningham, 1997: 665),
sino que la mujer misma proyecta, desde el inconsciente pasivo, la identidad
femenina que origina su ser.
$VLPLVPR %ROXIHU HQ XQ WH[WR WLWXODGR ³/LWHUDWXUD HQFDUQDGD 0RGHORV GH
corporalidDGIHPHQLQDHQODHGDGPRGHUQD´ nos dice, con relación a la presencia de la
mujer en el siglo XIX³>«@7HQGtDQDFRQVLGHUDUDODVPXMHUHVVHUHVIUiJLOHVGpELOHV
y sensibles, de fibras nerviosas extremadamente delicadas e incapaces de realizar
acWLYLGDGHVLQWHOHFWXDOHVTXHLPSOLFDVHQDWHQFLyQVRVWHQLGD\UD]RQDPLHQWRDEVWUDFWR´
(2002: 209).
Así pues, a mediados del siglo XIX tanto las mujeres con una sexualidad
restringida como aquellas con una sexualidad desbordada, estaban excluidas del
espacio público y del espacio literario. Las mujeres eran representadas, mas no
podían representarse. De ahí que los textos de la modernidad consideran cierto tipo
GH OHFWXUD SDUD UDVJDU DOOt GRQGH VH RFXOWD DOJR ³OD &RVD´ FRPR OR GLFH .ULVWHYD
ʊHQ HO OLEUR El genio femenino. 1. Hannah Arendt ʊ HV GHFLU OD
imposibilidad de diferenciar el objeto del sujeto cosificando así a ese sujeto y
convirtiéndolo en objeto causante del deseo. En estos casos, se presenta la
imposibilidad de distanciar la voz poética con la voz de la autora. Siendo así, estos
casos podrían funcionar como un signo de modernidad, por ser encarnados por
escritoras que fundan una estética intrínsecamente ligada a su experiencia individual.
Ahora bien, en el canon literario hay líneas limítrofes que demarcan una
tradición, fijan y legitiman un estilo, una tendencia, un movimiento, un agrupamiento
GRPLQDQWH FRQ GHVFHQGHQFLD 6H WUDWD GH DXWRUHV OHJLWLPDGRV FRPR ³ORV JUDQGHV
22
PDHVWURV GH OD OLWHUDWXUD´ 6LQ HPEDUJR KD\ otros que logran filtrarse en las
estructuras canónicas, pero bajo OD FRQGLFLyQ GH ³UDURV´ ʊUHFRUGHPRV TXH HO UDUR
junto con el delLQFXHQWH OD SURVWLWXWD \ HO SHUYHUVR VRQ ³ILJXUDV TXH RFXSDQ HO
LPDJLQDULRVRFLDOGHODpSRFD´, como VHxDOD0DVLHOORHQ³©+RUURU\/iJULPDVª6H[R
\ 1DFLyQ HQ OD FXOWXUD GHO ILQ GH VLJOR´ (1995: 458). Se trata entonces de textos
emergentes con estructuras propias; textos inclasificables, resistentes a un orden
discursivo, que desdicen de la literatura canónica. Este texto que se separa de una
paternidad letrada intelectual, este texto estéril busca en la subversión producir su
propio claroscuro (Barthes, 1991). Tal subversión estaría en manos de las escritoras,
que no son del todo excluidas sino reunidas en un grupo delimitado, y logran tener un
espacio dentro de la llamada ³OLWHUDWXUDPD\RU´como ³PLQRULGDG´HQHOVHQWLGRTXH
le dan Deleuze y Guatarri al término en Kafka por una literatura menor (1978): esa
literatura de una minoría, intrínsecamente ligada a una colectividad sumergida y
atravesada por el gesto político de dar testimonio de esa condición. La literatura de
esas simuladoras, exhibicionistas, excluidas, en fin, mujeres funciona desde una
lengua menor que parece reclamar un espacio de visibilidad en el cambio de siglo.
Una de las voces femeninas más fuertes de aquella época fue la extranjera,
nacionalizada en Argentina, Alfonsina Storni, nacida en Sala Capriasca, Cantón
Ticino de la Suiza Italiana el 29 de mayo de 1892, y muerta en Mar de Plata (1938).
Storni logra tener una posición en el campo intelectual de las letras en América
Latina, pero siempre vista desdH XQ FXDGUR PHODQFyOLFR \ PHORGUDPiWLFR ³>«@ HQ
Alfonsina Storni se da el caso del artista fuertemente determinado por su trayectoria
23
vital, por su peculiar relación con el mundo, en este caso áspera y particularmente
GUDPiWLFD´,;3DUWLHQGRGHHstas palabras prologales de Alejandro Fontenla
que anteceden a Alfonsina Storni. Antología poética ya se lee una producción literaria
PDWULPRQLDGD FRQORYLWDO\ PiVD~QVHOHHXQ³FDVRGHDXWRU´ Hay en Storni, de
hecho, una estética de la falta-en-ser que leemos desde sus primeros libros de poesía:
La inquietud del rosal (1916), El dulce daño (1918), Irremediablemente (1919),
Languidez WLOGDGRVSRU-RUJH/XLV%RUJHVFRPR³FKLOORQHUtDGHFRPDGULWD´
hasta los de mayor fuerza poética: Ocre (1925), Mundo de siete pozos (1934) y
Mascarilla y trébol (1938). Además de estos textos poéticos, la autora también
escribió piezas teatrales, canciones infantiles, ensayos y artículos de prensa que
publicó entre 1916 y 1938 en La Moda, Mundo Argentino, El Hogar, Atlántida y La
Nación.
25
A Amelia, Roxana y Roger
CAPÍTULO II
TRAMPA DE LA ESCRITURA
Jean-Paul Sartre
El ser y la nada.
Quise comenzar este apartado con el epígrafe de Sartre porque, a pesar de que
él se refiere a la propiedad del objeto, también es cierto que si hablamos de literatura
femenina, hablamos de la mujer apropiándose de su escritura, apropiándose del acto
de escribir y apropiándose, sobre todo, de su representación. Por eso, las
publicaciones de pluma femenina estaban registradas en folletines, periódicos y
pequeñas antologías. LRV SRHPDV ³VHULRV´ SHUWHQHFtDQ DO GLVFXUVR GHO SDWULDUFDGR
pues a las mujeres sólo les era permitido escribir poesía, escribir literatura
³IHPHQLQD´tQWLPD³
(OODHVFULEHSRHPDV
>«@RSHUDFLyQTXHSRQHHQHYLGHQFLDODV
diversas estrategias con que esta práctica discursiva pretende regular y neutralizar la
SDODEUD FUHDGRUD´ 5RMDV : 10). La mujer escribe poemas, porque no puede
distanciarse de su palabra; la mujer escribe poesía, así esté escribiendo otros géneros
discursivos: ³+HDTXtHOLQVWUXPHQWRGHOSRGHUGHORVGXHxRVGHODSDODEUD\PHGLRGH
control de la mujer que se atreve a incursionar en el campo de la proGXFFLyQFXOWXUDO´
(11). La mujer no puede comunicar el mundo exterior, sólo le es dado comunicar su
propio mundo interior. EOGLVFXUVRGHODPXMHUVyOR³>«@le sirve para desahogarse y
expresar su intimidad; y, en consecuencia, todo nexo con una realidad mayor resulta
26
irremediablemente perdido´ (19-/DHWLTXHWD³OLWHUDWXUDIHPHQLQD´IXQFLRQDFRPR
medio de regulación del discurso.
Ahora bien, ¿la escritura puede funcionar como trampa? Primero, hay que
pensar la trampa como un artificio que incumple una regla para el aprovechamiento
propio. En el caso de Alfonsina Storni, la trampa puede verse como un artificio donde
el lector se siente seducido por una lectura que no termina de considerarse como
³JHQLDOLGDG´ $Kt HQ ese instante de vacilación, de duda, caemos en una habilidad
discursiva desbordada de desgarramiento trágico5. Este tipo de prácticas discursivas
merecen ser problematizadas a partir de su objeto tematizado (el discurso) y el sujeto
tematizante (la autora); porque es la mujer la que ha sido reprimida y cuestionada
durante toda la historia, y es la mujer quien escribe la subjetividad femenina, que
estaba siendo silenciada por la hegemonía cultural.
27
La mujer que escribe no puede distanciarse del signo que está representando,
porque en su discurso sólo le es dado hablar de su sentir. Alfonsina Storni escribe a la
par de Leopoldo Lugones, Oliverio Girondo, Jorge Luis Borges; y su escritura, sin
embargo, se distancia enormemenWHGH³/RV´HVFULWRUHVSRUTXH³+DEODEDVXSURSLR
LGLRPD+DEtDORJUDGRODVXSUHPDOLEHUWDG´(Carpentier en Nalé Roxlo, 1966: 47). La
libertad es presentar un discurso diferente al discurso dominante. Hablar de la
subjetividad es hablar en otro código, porque implica hablar de lo cotidiano, en tono
SRSXODU ʊTXH ORV SXULVWDV GH OD pSRFD UHSXGLDEDQ Como lo enuncia Beatriz Sarlo,
citada por Mattalia:
30
En todos los momentos donde mi ser estuvo,
En todo esto que cambia, en todo esto que muda,
En toda la sustancia que el espejo retuvo,
Sin ropajes, el alma está limpia y desnuda.
Piedad que no tuvo Jorge Luis Borges, por cierto, cuando tildó los versos de
$OIRQVLQD6WRUQLFRPR³FKLOORQHUtDGHFRPDGULWD´ (citado en Bobes, 2007: XII); y que
tampoco tuvo Enrique AndersRQ ,PEHUW FXDQGR GLMR ³(VFULELy VHQFLOODPHQWH XQ
VRQHWR >«@ \ VH IXH DO PDU D VXLFLGDUVH´ 2 cuando concluyó que Alfonsina sí le
KDEtD JDQDGR D ORV KRPEUHV SHUR ³D FRVWD GH VX VHQVLELOidDG´ XIV). Quizás esa
sensibilidad le permitió permear en la cultura y posicionarse, pese a las críticas, como
una escritora popular, porque la voz poética tiene un tono confidencial y melancólico.
El hecho de que ella se vuelva un reflejo invita a los lectores a reconocerse en el
poema; y la voz se convierte en el espejo de todss. En la segunda estrofa del poema
citado, el yo poético KDEODGH³PRPHQWRVGHODYLGD´ y es interesante ver cómo no
especifica que es de su vida, sino de cualquier vida. Su pluma habla de la vida de las
otras, o de la suya; pero, en cualquier caso, es la vida de una mujer que desnuda su
DOPDSDUDH[SRQHUVH³<RQRHVWR\\HVWR\VLHPSUHHQPLVSRHPDVYLDMHUR3HUR
SXHGHVKDOODUPHVLHQHOOLEURDYDQ]DV´(VWRVYHUVRVGDQODVHQVDFLyQGHXQMXHJRGH
apariciones. El yo poético está y no está, aparece y se esconde. Se trata de un juego
de claroscuro. Sin embargo, vemos aparecer la voz de la autora en la defensa de sus
³PLHOHVURPiQWLFDV´
>«@QRHVWiGHPiVTXHGHFODUHDTXtTXHWHQJRDOJXQDSUHIHUHQFLDSRUHOVHFWRU
de mi obra que se inicia con Ocre y, a contra-pelo de la opinión de la mayoría
ʊORVpʊ>«@3RUPXFKRTXHUHQLHJXHQGHPLSULPHUPRGRVREUHFDUJDGRGH
mieles románticas, debo reconocer, sin embargo que trata aparejada la posición
crítica, hecho universalmente difundido, de una mujer del siglo XX, frente a las
WHQD]DV WRGDYtD GXOFHV \ D OD YH] HQIULDGDV GHO SDWULDUFDGR >«@
XXVI).
En estas palabras prologales, Storni acepta dH PDQHUD LUULVRULD VXV ³PLHOHV´
pero hace una salvedad: es una mujer del siglo XX que está escribiendo al lado del
31
patriarcado. La poeta finaliza estas palabras con una voz desafiante hacia los hombres
\ORVLQYLWDVLVHTXLHUHDVHJXLUFRQODVFUtWLFDVUHLWHUDGDVDVXSRHVtD³>«@&RQPLV
cortesías, y muy finas, para el Mayoral, abro, pues, la ducha helada \ PHDJXDQWR´
(2007: XXVII). Storni utiliza la ironía como medio de ataque para defender no sólo
VX RILFLR GH HVFULWRUD VLQR WRGR OR TXH HOOD HVWi UHSUHVHQWDQGR ³$OIRQVLQD LQVFULEH
una mirada provocadora, irónica, política, frente a una cultura que subvalora la
producción intelectual de mujeres o la encierra dentro de una literatura femenina´
(Méndez, 1998: 1). Sus textos denuncian la opresión sobre la mujer e ironizan las
imágenes machistas propias de la sociedad patriarcal. Así lo reitera en el poema
tiWXODGR³,Q~WLOVR\´SHUWHQHFLHQWHDOcre ³3RUVHJXLUGHODVFRVDVHOFRPSiV
/ A veces quise, en este siglo activo, / Pensar, luchar, vivir con lo que vivo, / Ser en el
PXQGRDOJ~QWRUQLOORPiV´(sto podemos comprenderlo si pensamos con Julia
Kristeva, en Sol negro. Depresión y melancolía ([1987] 1997)³/DHVFULWXUDYHKLFXOD
los afectos y no los reprime, les propone una salida sublimatoria: los transpone para
RWUR HQ XQ YHKtFXOR WHUFHUR LPDJLQDULR \ VLPEyOLFR´ (QWRQFHV OD HVFULWXUD
puede verse en estos casos como la traducción de una vida atravesada por lo
anómalo; es decir, que debe enfrentarse, desde su minoridad, a un campo intelectual,
y funcionar como lo hacen las nuevas estéticas discursivas. Y, más aún, como
portavoz de un género minoritario.
Resulta curioso cómo esta extranjera introduce sus antologías con una nota
³tQWLPD´ H[SOLFDQGR R H[FXVDQGR XQD REUD LQDFDEDGD LPSHUIHFWD SHUR VLHPSUH
esperanzada en mejorar obras futuras. Aún más, escribe dedicatorias melancólicas,
llenas de sueños frustrados. Está sin duda presente el gesto melodramático; pero
además, esto de querer conmover y al mismo tiempo encantar a un público periférico
carente, por supuesto, de éxitos futuros. Storni no sólo le está hablando a esa masa
emergente frustrada, sino además le está suplicando compasión a un campo de poder
que le permita, por lo menos, publicar algunos versos.
De ahí que la literatura femenina esté enmarcada dentro de la poesía, por ser el
género que expone el mundo interior. Esta etiqueta permitió neutralizar y regular el
discurso. Sin embargo, esa literatura femenina acerca a Alfonsina a un público
PDVLYRSHVHDVX³JHQLDOLGDGGXGRVD´\MXVWLILFDGD
Lo Político es textual.
Roland Barthes
Roland barthes por Roland Barthes.
>«@ WRGR DGTXLHUH XQ YDORU FROHFWLYR >«@ SUHFLVDPHQWH SRUTXH HQ XQD
literatura menor no abunda el talento, por eso no se dan las condiciones para
una enunciación individualizada, que sería la enunciación de tal o cual
µPDHVWUR¶, y que por lo tanto podría estar separada de la enunciación colectiva.
Y así esta situación de escasez de talento resulta de hecho benéfica; y permite
la creación de algo diferente a una literatura de maestros: lo que el escritor dice
totalmente solo se vuelve una acción colectiva, y lo que dice o hace es
necesariamente político, incluso si los otros no están de acuerdo. El campo
político ha contaminado cualquier enunciado. Pero aún más, precisamente
porque la conciencia colHFWLYDRQDFLRQDOVHHQFXHQWUDµa menudo inactiva en la
vida S~EOLFD\VLHPSUHHQGLVSHUVLyQ¶ sucede que la literatura es la encargada
de este papel y de esta función de enunciación colectiva e incluso
revolucionaria: es la literatura la que produce una solidaridad activa, a pesar
del escepticismo; y si el escritor está al margen o separado de su frágil
comunidad, esta misma situación lo coloca aún más en la posibilidad de
expresar otra comunidad potencial, de forjar los medios de otra conciencia y de
otra sensibilidad (30).
Me permití citar este párrafo tan extenso porque plantea tres temas básicos de
la literatura menor. El primero, el carácter colectivo, que tiene que ver con el medio
34
social en donde se inserta el problema individual, la denuncia. El segundo está
HQPDUFDGR HQ HO FXHVWLRQDPLHQWR GHO ³WDOHQWR´ GHO GLVFXUVR TXH KDFH XQD PLQRUtD
dentro GH XQD ³OHQJXD PD\RU´ HVWR HQ FRQFRUGDQFLD FRQ ODV FUtWLFDV UHLWHUDdas a la
OLWHUDWXUD GH $OIRQVLQD 6WRUQL H[SXHVWDV HQ HO DSDUWDGR DQWHULRU (VWD ³HVFDVH] GH
WDOHQWR´GHDOJXQDPDQHUDJHQHUDRWUDHQXQFLDFLyQPiVFHUFDQDDODFROHFWLYLGDGD
lo nacional; por eso, lo que se enuncia es político ²que sería el tercer tema² porque
el discurso no tiende a la universalidad, sino más bien a la conciencia social, lo que
JHQHUD HQWRQFHV ³RWUD FRPXQLGDG SRWHQFLDO´ XUJLGD GH ³RWUD FRQFLHQFLD \ GH RWUD
VHQVLELOLGDG´ La función de la literatura menor es denunciar la condición de opresión
de grupos minoritarios, de voces que habían sido silenciadas o de todo un pueblo.
3RU VX SDUWH 5D\PRQG :LOOLDPV HQ ³(O OHQJXDMH \ OD YDQJXDUGLD´ HQVD\R
recopilado en La política del Modernismo (1997), habla de la política en la literatura
GHVGH OD ³GHPRFUDWL]DFLyQ´ GH OD REUD GH DUWH VXUJLGD HQ OD YDQJXDUGLD
latinoamericana. Ya no sólo se trata de la literatura canónica, sino también de la
literatura de la periIHULD GHO ʊ\D QR WDQʊ H[FOXLGR. De esta manera, se amplía el
mercado literario que además exigía la modernidad, por la inclusión de otros géneros,
más íntimos, que cercara el monólogo interior como ya lo estaban haciendo en
Europa James Joyce o Virginia Woolf. Discursos que enuncien desde un Yo que
siente, que padece, que es atacado por el sistema político y social. Discursos que se
acerquen a la realidad de las masas.
35
Nota HQ OD VHFFLyQ ³)HPLQLGDGHV´ HO GH RFWXEUH de 1919 y reunida en el libro
Nosotras y la piel. Selección de ensayos (1998):
>«@ +D\ TXH GDU D OD PXMHU WRGD OLEHUWDG HFRQyPLFD SRVLEOH IDFLOLWiQGROH HO
acceso a todo trabajo lícito para liberarla de la mala vida.
Hay que borrar el absurdo prejuicio que desprecia a la mujer que es madre,
IXHUDGHODOH\>«@.
Y a mí, como mujer, la mujer me interesa principalmente ya que ésta
viene soportando una sanción artificial que la ha señalado casi siempre como la
prueba viva del deshonor, la fuente malsana del pecado, el individuo zoológico
que soporte, en determinados casos, la maternidad como vergüenza.
Por algo hay que empezar: la expresión de las incapacidades legales que
afectan a la mujer ya es un paso; nuestra voz debe llegar hasta el Congreso,
donde están quienes nos representan, y exigir con la entereza y tranquilidad
con que saben hacerlo los pueblos dignos esta primera prueba de que las
civilizaciones es un hecho, esta sanción de la ley, que ya tendería, en lo que
abarca, a devolver a la mujer su condición primitiva de ser nacido libre y, sobre
todo, muy capaz de hondas noblezas, de extremas dulzuras, de férreas
disciplinas como lo han probado siempre que se les ha hablado en serio, que se
ha creído en ellas, como lo han demostrado en los momentos más amargos que
los hombres sufrieron.
Ojalá entiendan, quienes pueden, cómo sería de dulce entre los humanos
toda la justicia (88-90).
>«@/DVVHxRULWDVWHOHIRQLVWDVHVWiQGHKXHOJD&UHRTXHHVXQDKXHOJD
justa. Estas pobres muchachas ganan una miseria y tienen un trabajo antipático.
Sería de desear que esta huelga arreglara hasta esa pequeña antipatía de
sexo.
37
comunicación; esto es si no se tiene a un hermano de dulce voz, cosa difícil de
IiEULFD>«@6WRUQL-24).
(Q HO GLVFXUVR GH 6WRUQL KD\ XQD SROtWLFD IHPLQLVWD HQFDPLQDGD ³>«@ SRU OD
lucha a favor de los derechos civiles y políticos femeninos y el reconocimiento de la
HTXLSDUDFLyQ LQWHOHFWXDO GH KRPEUHV \ PXMHUHV´ 0pQGH] $OIRQVLQD QR
solo está hablando del reconocimiento o la reivindicación de la mujer sino también de
una transformación social donde exista la igualdad de géneros e igualdad de
oportunidades que el cambio de siglo está exigiendo.
Por esta razón, la denuncia se masifica; pues al denunciar un acontecimiento
individual la colectividad se reconoce con lo denunciado, lo cual hace, como ya dije,
que el texto se politice. Los discursos de Storni están politizados porque ella
representa justamente las realidades sociales de la periferia, desde una voz que
además deja constancia en carne propia de la marginación de la mujer.
Jacques Lacan
Las formaciones del inconsciente. El Seminario 5
39
Estos versos muestran a un sujeto poético comunicándose, por teléfono, con
dos seres inexistentes físicamente para la fecha de publicación de este texto, Horario
Quiroga y su padre, Alfonso Storni, además del sapo que ella misma había matado a
pedradas. Recordemos que en el año 1937 se suicida su gran amigo Quiroga; y,
justamente, el año en que se publica este último libro, 1938, Storni se entrega al mar.
La muerte es para Storni el tema donde se cimienta toda su obra poética, desde los
primeros poemas hasta los últimos. Por ejemplo, en ³3UHVHQWLPLHQWR´LQFOXLGRHQEl
dulce daño \D $OIRQVLQD VLHQWH TXH VX YLGD HV HItPHUD ³7HQJR HO
presentimiento que he de vivir muy poco/ >«@SDUDacabarme quiero que una tarde
sin nubes, / bajo el límpido sol, / nazca de un gran jazmín una víbora blanca/ que
GXOFHGXOFHPHQWHPHSLTXHHOFRUD]yQ´ O en el poema ³6LOHQFLR´GHO
libro Irremediablemente ³8QGtDHVWDUpPXHUWD>«@Quieta como el olvido,
triste como la hiedra´ (VWRV GLVFXUVRV GDQ PXHVWUD GH XQ \R OtULFR
GHVHVSHUDQ]DGR ³>«@ OD WULVWH]D TXL]i VHD OD VHxDO GH XQ \R SULPLWLYR KHULGR
LQFRPSOHWR YDFtR´ .ULVWHYD 16). Entonces podríamos decir que el discurso
del depresivo es reiterativo, monótono, recurrente. El discurso se sumerge en una
honda tristeza que oculta un solo pensamiento: la muerte. En otro poema, del libro
Irremediablemente ³6XEFRQVFLHQFLD´HOVXMHWRSRpWLFRHQXQFLD
2LJRVRSORVHWpUHRV«VREUHKXPDQRV«
Sujétame a la tierra con tus manos,
Que si el viento se mueve ha de llevarme (1992: 24).
41
En este texto, el yo poético habla GH VX ³ORFXUD HQHPLJD´6, habla de sus
insomnios, de su constante pensamiento, de las voces susurrantes, pero sobre todo
KDEOD GHO YDFtR ³1R WHQJR VHQWLPLHQWRV´ ³>«@ (O GHSUHVLYR QR VH GHILHQGH GH OD
muerte pero sí de la angustia que le provoca el objeto HUyWLFR´.ULVWHYD
Storni habla contra la imposibilidad de amar. Sin embargo, esa misma imposibilidad
de amar la transforma en una burla contra el género masculino:
6
$VtORHQXQFLDHOVXMHWRSRpWLFRHQRWURSRHPDWLWXODGR³&XDQGROOHJXHDODYLGD´GHOOLEUROcre (1925).
42
reaccionDEDQ FRQ KRVWLOLGDG DQWH OD UDELD DFXPXODGD FRQWUD ORV KRPEUHV >«@´
(Decker, 1992: 100-101).
7
(VWRVVRQORVYHUVRVILQDOHVGHOSRHPD³9R\DGRUPLU´HVFULWRFLQFRGtDVDQWHVGHVXPXHrte y publicado en
La Nación junto a su necrología.
43
Más allá de esto, sin embargo, lo que realmente le interesa a Storni no es
solamente representar a una mujer insatisfecha, sino representar a una mujer que se
rebela contra la sumisión. En Storni, el juego es el goce. Por un lado, la
representación de la víctima; y, por otro, la violencia, el grito que reclama y se alza.
El goce está en representar tanto a la sufrida como a la atacante. Se puede hablar
ʊFRQ,VUDsOʊGHGRVDVSHFWRVGHODKLVWpULFDODJHQWLO\ODSHUYHUVDODTXHGHYHOD\
la que oculta, la que se lee en las líneas y la de entre líneas. Pero también se le podría
sumar a esa queja la posición de mujer inferior, madre soltera y ocupante de oficios
múltiples; siendo la pobreza, como ya mencioné, una marca que atraviesa tanto la
vida como la obra de Alfonsina Storni. Por esta razón, HQVXVHQVD\RV³GHVILODQDQWH
QRVRWUDVRV OD FRVWXUHULWD D GRPLFLOLR « ODV PDHVWUDV TXH VH FDVDQ SRFR ODV
telefonistas, las mujeres migrantes, las empleadas domésticas, las acuarelistas, las
artistas y las LQWHOHFWXDOHV´0iUTXH]
(Q HO DSDUWDGR ³/D FRPSHQVDFLyQ HQ OD HVFULWXUD GDUVH QRPEUHV´ 6RQLD
Mattalia estudia a Ifigenia de Teresa de la Parra, desde el desplazamiento identitario
TXHKDFH0DUtD(XJHQLDHQHVH³GDUVHQRPEUHV´UREDGRVGHODWUDGLFión cultural, en
44
base a lo señalado por Barthes en cuanto a la noción de textualidad y la relación entre
tejido y escritura, pues en esta noción hay dos vertientes: el texto como producto y el
WH[WRFRPRSURGXFWLYLGDG([SOLFDQGRTXHODVHJXQGDYHUWLHQWH³señala la pérdida del
VXMHWR HQ OD PDUDxD GHO WHMLGR´ ²Mattalia citando a Barthes² ³HO WH[WR VH
KDFH VH WUDEDMD D WUDYpV GH XQ HQWUHOD]DGR SHUSHWXR SHUGLGR HQ HVH WHMLGR ʊHVD
WH[WXUDʊ el sujeto se deshace en él como una araña que se disuelve en las
VHJUHJDFLRQHVGHVXWHOD´%DUWKHV 104). En la producción de Storni también
hay un desplazamiento identitario, pues al mover su identidad, Alfonsina se pierde en
el tejido discursivo. Sus textos no solo firman como Alfonsina Storni, sino también
como Tao Lao, Julieta, Mercedes y a veces una niña. En sus textos no habla un yo,
sino ³\R-HV´ OD XQLGDG GLVFXUVLYD VH IUDJPHQWD /D PXOWLSOLFLGDG GH YRFHV SHUPLWH
GHVGREODU \ FRQVWUXLU QXHYDV LGHQWLGDGHV 3RU OR WDQWR ³&RQVWUX\H DVt XQ GLVFXUVR
desde una perspectiva dialógica, polifónica, en el sentido de Bajtin, jugando con lo
que él mismo llama reacentuaciones paródicas e irónicas del discurso masculino
GRPLQDQWH´0iUTXH]\³Hste desliz de los nombres propios dota al yo de
nuevas máscaras y al cuerpo de diversas veladuras: muestran los desplazamientos de
la identidad y los mRGHORV GH LGHQWLILFDFLyQ SURSXHVWRV SRU OD FXOWXUD´ 0DWWDOLD
2003: 182).
Así pues, hay una construcción; y, al mismo tiempo, una pérdida identitaria:
³<RVR\XQD\VR\PLOWRGDVODVYLGDVSDVDQSRUPtPHPXHUGHQVXVKHULGDV´ 8. Este
rebautizarse se hermana con las distintas voces de la histérica creando un cuadro
melancólico que deviene suicidio. Podrían pensarse las voces como síntoma de la
PXHUWH ³&RPR PHPRULDV GH OD PXHUWH´ 'HUULGD (Q 6WRUQL se podría
hablar de un devenir histérica del discurso que agota sus dimensiones estéticas y
pierde una materialidad humana. Por medio de la producción imaginaria, Storni
representa la angustia de la muerte: ³2KPXHUWH\RWHDPRSHURWHDGRURYLGD«´
(1992: 23):
45
La disociación de la forma podría pensarse en la entrega al mar y el
desprenderse de lo corporal, y transformarse en una especie de ser vacío que flota en
HOPDU$VtOROHHPRVHQ³3DUWLGD´
>«@
Me llevan:
enredaderas invisibles
alargan sus garfios
desde el horizonte:
Mi cuello cruje.
Ya camino.
El agua no cede.
Mis hombros se abren en alas.
Toco con sus extremos
los extremos del cielo.
Lo hiero:
La sangre del cielo
EDxDQGRHOPDU«
Amapolas, amapolas,
QRKD\PiVTXHDPDSRODV«
Me aligero:
la carne cae de mis huesos.
Ahora.
El mar sube por el canal
de mis vértebras
Ahora.
El cielo rueda por el lecho
de mis venas.
Ahora.
¡El sol! ¡El sol!
Sus últimos hilos
me envuelven,
me impulsan:
Soy un huso:
¡Giro, giro, giro, giro!... (Storni, [1934] 2007: 225-226).
(VWHSRHPDKDFHSHQVDUHQ³/DSHUVLVWHQFLDGHODPHPRULD´GH6DOYDGRU'DOt
como si el cuerpo fuese el árbol de olivo seco y el reloj fuese la carne que se va
46
desprendiendo de ese cuerpo vacío que además está frente al mar, viendo el
horizonte, como una insinuación del tiempo que se va con el mar. Un cuerpo amorfo,
deformado, reposa en la arena. Un cuerpo sin vida, sugerido por los ojos cerrados y la
lengua hacia afuera, semicubierto por el reloj blando, como un cuerpo vomitado por
el mar. Se trata de una entrega a la muerte en forma de goce por el movimiento que le
da a esa parte abstraída del cuerpo en la que se ha convertido el sujeto poético. Este
poema ³3DUWLGD´HVHOPDUFRGHOFXDGURGH'DOt\HVODUHSresentación de la pulsión
de PXHUWHGH$OIRQVLQD³6LQKDEODUGHOFDVRFXDQGRHVFULELUGDPLHGR´'HUULGD,
1994:79); cuando la escritura funciona como una escritura profética de la forma de
morir, pues Alfonsina ya venía desarrollando esta forma de morir desde textos como
³£$JXD´ en El dulce daño (1918):
No quiero beberla,
no quiero tomarla
no es la boca mía la que pide agua.
Aquí lo enunciado por el sujeto lírico es el agua como medio para humedecer el
DOPDSDUDOOHQDUODGHWDOPDQHUDTXHQRYXHOYDDTXHGDU³VHFD´3HURHVODQHFHVLGDG
GHVHVSHUDGDORTXHOODPDODDWHQFLyQHQHVWHSRHPD(VHO³DJXD´FRQQRWDGDFRQOD
muerte, con el medio para PRULU³$EULGPHODVYHQDV9HUWHGODVODFODUDFRUULHQWHGH
XQUtR´1RHV³DJXDDJXDDJXD´ORTXHJULWDHO\RSRpWLFRHVFRPRXQ£PXHUWH
muerte, muerte!
47
EQ³(OHQVD\R´GHOOLEURLanguidez ³>«@/DVYHFHVTXHKHFDPELDGR
de postura / no son una por cierto, sino cien, / que el arte de morir es cosa dura: / se
HQVD\DPXFKR\QRVHDSUHQGHELHQ´(OHQVD\RGHODPXHUWHHVSDUD6WRUQL
una fijación, una rutina, un arte que se ensaya, se reinventa hasta que, al parecer,
logra conseguir lD³SRVWXUD´HQ³8QFHPHQWHULRTXHPLUDDOPDU´
9
Este es uno de los poemas que más se reproduce en textos escolares y grafican justamente, a manera de
texto fantástico, la casa de cristal en el fondo del mar, con sus sirenas, sus peces de oro y sus pulpos
respectivos.
48
construye una imagen y el otro se reconoce en ella. Entones, hay una analogía entre el
³SUyMLPR´\HOVHU
Por su parte, 1DWWLH *ROXERY HQ VX HQVD\R WLWXODGR ³'HO DQRQLPDWR D OD
FHOHEULGDG OLWHUDULD OD ILJXUD DXWRULDO HQ OD WHRUtD IHPLQLVWD´ (2015), habla de la
celebridad literaria, citando a Moran y Turner, donde enuncia que la celebridad
literaria es comercial y no precisamente se comercializa el discurso del autor, o la
obra, sino que es el autor el objeto comercializado. El autor es atravesado por lo
mediático y comienza a ser exhibido en el mercado por medio de fotografías,
apariciones en eventos públicos, en entrevistas, en organizaciones benéficas, sociales
y políticas, toda vez TXH ³>«@ /D FHOHEULGDG >«@ HV DELHUWDPHQWH FRPHUFLDO HO
propio autor y no sXREUDVHFRQYLHUWHHQIHWLFKH>«@´(33).
54
Por otro lado, en Alfonsina Storni, no solo está presente la configuración de su
cuerpo material como objeto mercantil, sino que también en sus textos poéticos se
puede encontrar el cuerpo letrado, cultivado, solitario. Sin embargo, al mismo
tiempo, se evidencia el cuerpo femenino funcionando como factor desestabilizante:
Pero todas estas experiencias vitales también afectan a su propio cuerpo, porque
como bien HQXQFLD $OIRQVLQD ³>«@ PL QDWXUDOH]D VDQDSHUR GHOLFDGD PH REOLJDD
PHGLU PLV WDUHDV \ FRQWHQHU PLV HVIXHU]RV´ 6WRUQL HQ Nalé Roxlo, 1966: 72). La
poeta hace referencia a su vida trabajadora en oficios variados aunados a un oficio de
escritora que la mantenía exhausta; a lo cual se suma, además, el hecho de ser madre
en soltería y su sensibilidad con respecto a los acontecimientos sociales. En
consecuencia que se diga con relación a Alfonsina: ³>«@6DEHPRVGHORVSURFHVRVGH
55
somatización tanto de los conflictos psicológicos individuales como de los malestares
FROHFWLYRV >«@´ %ROXIHU . Es decir, sus sensibilidades, sus crisis
histéricas, su posición de activista cultural, social, feminista; en fin, política. Como
HQXQFLD1DOp5R[ORFRQUHODFLyQDVXVDOXG³>«@VROREXVFDEDGHVFDQVRFXDQGRVXV
nervios tensos estaban a punto de estallar, y se precipitaba en las grandes crisis que
llDPDED µPL QHXUDVWHQLD¶, hondas caídas en el abismo interior donde se sentía
SHUVHJXLGD\DFRVDGDSRUWRGDFODVHGHHQHPLJRVLPDJLQDULRV´Todo este
sufrimiento psíquico devino en sufrimiento corporal. Recordemos el cáncer mamario
que sufrió Alfonsina; y, a raíz de éste, su suicidio³(VSRVLEOHTXHVLVHUHSURGXFHPL
mal, yo venga a esta finca para elegir la costa en que he GHHPEDUFDUPH´6WRUQLHQ
Nalé Roxlo, 1966: 163). Así le ha dicho Alfonsina a su amiga María Sofía Kusrow.
(Q ³1RVRWUDV« \ OD SLHO´ XQD FUyQLFD SHULRGtVWLFD SXEOLFDGD HQ 6WRUQL
devela cómo la piel reviste el cuerpo de máscaras morales:
>«@ \ KH DTXt TXH ORV KRPEUHV GHVFXEUHQ HQ OD SLHO \ HQ HO GHVQXGR ODV
propiedades de Satán y quieren salvarnos, oh protegidas mujeres, de sus
maléficos peligros, poniendo entre Satán y los ojos una malla de seda muy
WUDQVSDUHQWHPX\ILQDPX\VXJHVWLYD«6WRUQL
56
Storni utiliza el humor para cuestionar el tratamiento que el cristianismo daba al
cuerpo desde una visión negativa, dado que el modelo perfecto era el cuerpo que
renunciaba al goce sexual. El cuerpo debía ser castigado para alcanzar la perfección.
El modelo religioso admite también a la mujer religiosa. Alfonsina Storni ironiza este
SULPHU WUDWDPLHQWR GHO FXHUSR DWULEX\HQGR DO KRPEUH OD ³VDOYDFLyQ´ GHO FXHUSR
femenino.
>«@<VLODLPSHUVRQDOHVFRPSOHWDPHQWHSREUHFDHUiHQODULGLFXOH]GHGDUODV
formas más novedosas a telas viejas y ajadas, arrastrando así, sobre su propio
cuerpo, la tristeza de su pobre alma expuesta a la mirada aguda del que pasa
>«@.
Así, conquistar la personalidad, que diferencia y separa, es adueñarse de la
propia alma y escucharla, atendiendo a las voces más sanas, hondas y fuertes de
la vida >«@.
Pero como la impersonal no ha comprendido esto todavía, no tiene ni el
respeto de sí misma, ni el respeto de la ajena personalidad.
Es por eso que lo que más gracia le causa es el espectáculo de un alma que se
asoma sin miedo al rostro, a la palabra o al gesto (Storni, 1998: 110).
Entre Alfonsina y yo no hubo nunca esa aproximación profunda, que llega a ser
amistad del alma. Ella era mordaz, acre, desengañada de las gentes, y eso me
desconcertaba. Creo que cuando nos vimos por primera vez, se alejó de mí con
la seguridad de que yo era una muchacha sin ningún interés espiritual. Sintiendo
ese juicio me escondí en mí misma, como un caracol, y ya nuestros corazones no
se entregaron jamás. Ninguna de las dos nos adivinamos. Pero esto no fue nunca
XQ REVWiFXOR SDUD TXH \R VLQWLHUD SRUVXSRHVtDXQD DGPLUDFLyQ VLQ UHVHUYDV«
Diré sí, la angustia que me ha producido ese J'accuse de su verso mordiente (En
Nalé Roxlo, 1964: 50).
58
por la banalidad, pero urdidos con un hilo profundo y malicioso. Storni no solo sufrió
las críticas agudas hacia su poesía, sino también aguantó los escarnios hacia una
ILJXUD³IHD´/DVGLVFXVLRQHVGHVL$OIRQVLQDHUDERQLWDRIHDDEXQGDQWDQWRFRPRODV
GLVFXVLRQHVVREUHOD³JHQLDOLGDG´GHsu poesía. Y estas discusiones físicas las propone
ODPLVPD$OIRQVLQDHQHOSRHPD³$ODPXMHUTXHDSDUHFHHQPLVUHWUDWRV´
Me llamaron Alfonsina,
que quiere decir
dispuesta a todo.
Alfonsina Storni.
Comentario dicho por Alfonsina a su amigo Fermín Estrella Gutiérrez.
>«@ ILJXUD GH mujer-con-texto, investida por/con las visiones que algunos
sectores del campo intelectual de las jóvenes naciones de América proyectaron
en su momento sobre lo que sin duda constituía un fenómeno (in)esperado, y
[que queda] sellada para la posteridad a través de las versiones que se le fueron
añadiendo con el tiempo a los restos de su expresamente descontextualizada
actuación en la escena moderna dHODFXOWXUDQDFLRQDO>«@
Por esta razón, el caso de autor bien podría funcionar, en lo social, como un
monumento nacional. En consecuencia, HO PRQXPHQWRRODFDQFLyQ³$OIRQVLQD\HO
PDU´FRPSXHVWDSRU)pOL[/XQD\$ULHO5DPtUH]HLQWHUSUHWDGDSRU0HUFHGHV6RVD\
por Chabuca Granda acerca del suicidio de la escritora en el mar. Además, el grupo
63
GHP~VLFDFHOWD%DG+DJJLVWLHQHXQDFDQFLyQWLWXODGD³7HPSORGHDJXD´LQVSLUDGD
también en la muerte de la escritora, con la colaboración de Rubén Blades. También
está la peOtFXOD ³$OIRQVLQD HO PDU \ \R´ SURWDJonizada por Amelia Bence. Las
ediciones didácticas donde aparecen los poemas de Alfonsina con ilustraciones de
sirenas bajo el mar. Y, en el 2009 la Asociación Mujeres en el Arte de Valencia junto
con O2 Project organizaron varios conciertos en Nueva York, Luxemburgo, Bremen
y Buenos Aires por la celebración del septuagésimo aniversario de la muerte de
Storni.
En años atrás, aún los poemas de Storni se leían condicionados por una lectura
ingenua guiadas por antologías poéticas, ²como por ejemplo Entre el largo desierto
y la mar GH OD HGLWRULDO YHQH]RODQD ³(O SHUUR \ OD UDQD´² donde excluyen
64
poemas importantes y reveladores, los cuales exponen sus contradicciones
HPRFLRQDOHV FRPR ³/D ORED´ ³$OPD GHVQXGD´ ³/D FDULFLD VLn causD´ ³4XHMD´ R
³&DSULFKR´ Sin embargo, en estos últimos años, son precisamente esos poemas los
que continuamente se releen, pues DSDUHFHQ HQ VHULHV WHOHYLVLYDV FRPR ³$OIRQVLQD
Storni-'LVSXHVWDDWRGR´&DStWXORGHODVHULHGHXQLWDULRVWLWXODGDHistoria Clínica,
dirigida por Pablo Faro y supervisada por Felipe Pigna, emitida por Telefé; o en
programas como Historias de la región emitido por Canal 5 de Rosario (Argentina,
septiembre de 2010). Al parecer, los lectores de Alfonsina son los de esta generación.
Alfonsina es la grafía de la mujer contemporánea, la mujer que trabaja en mil oficios
SDUDPDQWHQHUDVXKLMRQDFLGRGHO³DPRUVLQOH\´
65
CONCLUSIONES
HISTORIA DE UN CASO
C. G. Jung.
El hombre y sus símbolos.
$OKDEODUGHFDVRGHDXWRUKHPRVKDEODGRGHFDVRVH[SXHVWRVHQOD³PiTXLQD
FXOWXUDO´6DUORHQWRUQRDODSURGXFtibilidad y reproducción, no sólo de las
obras sino también de los acontecimientos que se producen en torno a ellas y su
efecto en el campo cultural. Pues, de alguna manera, esta autora expuso su vida para
un hacer cultural. Estudiarla sin considerar que ha quedado registrada como un
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³FDVR´ VXSRQH GHVFRQRFHU TXH WDQWR OD autora como la obra que produce quedan
registradas (y funcionan) siempre de una determinada manera en la tradición. Es la
tradición la que administra los sentidos involucrados en la máquina cultural.
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en un fetichismo nacional y en constante reconstrucción discursiva, fijándola en las
obras de la modernidad. Esto fue: justificar su inclusión en el campo intelectual por
un deseo de poseer obras que demandaba la modernidad, es decir, el porqué de una
movilización afectiva y masiva, el reconocimiento público de esta mujer como
monumento nacional, el levantamiento de edificaciones, las canciones, los títulos
otorgados; puede llenar muchos de esos vacíos de sentido que han dejado estudios
anteriores y contestar a algunas lecturas ingenuas que se han hecho sobre su obra. En
suma, he tratado de justificar la inclusión de esta escritora en el mundo de las letras
como excepción.
Por otro lado, haber estudiado la producción escrita de esta autora, no solo los
poemas, ensayos, notas periodísticas, guiones teatrales, sino también las cartas, las
entrevistas, la iconografía, las biografías, es decir, revisar el archivo o el marco,
permitió leer una suerte de problemática de goce, o problemática del lenguaje, pues la
acumulación descriptiva, el exceso erótico, la defensa de la voz silenciada, el gesto
político, la simulación, la pose, la representación, dio paso al estudio de una
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.ULVWHYDʊ<GHVGHHVWDSHUVSHFWLYDDGTXLULyXQVHQWLGRSURSLRODUHFRQVWUXFFLyQGH
la obra-autora, siendo esto eje central de mi investigación, y abriendo así un diálogo
de sentidos.
No sólo he tenido presente la obra, sino todo lo que como texto se lee alrededor
de la autora. Es una puesta en escena de una vida, ya no privada, sino pública. Se
exhibe y se deja mirar. Es una vida expuesta ante la mirada del Otro. Es una historia
de caso, un caso de autor.
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