Estres Post Traumatico
Estres Post Traumatico
Estres Post Traumatico
ESTRÉS POSTRAUMÁTICO
“El sufrimiento humano tiene un límite, ciertas experiencias no se superan nunca,
pensamos que la muerte de un ser querido constituye el hecho más doloroso imaginable
y el más difícil de superar; sin embargo, aunque sea dificil admitirlo, aún es posible un
dolor más cruel y es el horror no previsible, el que se sale del rango de la experiencia
humana habitual”
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
El estrés postraumático puede afectar a personas de cualquier edad, también a los niños,
siendo precisamente éstos más vulnerables a los efectos a largo plazo. La forma de vida
de la persona que ha sufrido este tipo de traumas se altera, llegando a haber cambios tan
radicales tales como cambio de trabajo, de domicilio o de ciudad; no sólo se resienten
las relaciones interpersonales, sino que pueden incluso llegar a destruirse.
Inicialmente, fue a raíz de los movimientos pacifistas y de los que están contra la
violencia doméstica y sexual, lo que hizo que aumentara el interés por el estudio del
trauma psicológico, de sus consecuencias y su tratamiento. Actualmente hay que añadir
la necesidad de auxiliar a víctimas de estrés postraumático debido a desastres naturales,
ataques terroristas, secuestros, torturas y accidentes, así como la de auxiliar al personal
involucrado en asistir a esas víctimas.
En 1987, el criterio diagnóstico fue ligeramente cambiado; sin embargo, los conceptos
se mantienen igual y el que haya sido reconocido como un trastorno, permitió que se
llevaran a cabo publicaciones científicas como resultado de investigaciones, así como
que se desarrollaran estrategias de atención y programas de prevención, ya que el
impacto de eventos traumáticos como en situaciones de abuso sexual y violencia, es
considerado como el origen de muchas patologías tales como drogadicción, depresiones,
problemas de alimentación, etc.
Hay casos donde lo que sucede parece de ciencia ficción, las dimensiones del horror
desbordan cualquier imaginación, el dolor enorme ante la tragedia provoca una especie
de onda expansiva emocional tan potente que deja graves secuelas psicológicas en
muchas personas hasta el final de su vidas.
Ahora bien, para entender el trauma psicológico hay que observar sus efectos
psicológicos y neurofisiológicos, los cuales se expresan como “cambios en la respuesta
biológica al estrés”, produciendo alteraciones profundas en los mecanismos hormonales
relacionados y en el procesamiento de la memoria.
Los cambios en la respuesta al estrés que tienen que ver con la Respuesta General de
Adaptación del organismo frente a un estímulo amenazante puede ser de dos tipos:
De afrontamiento a la situación
De huída.
Como la situación que enfrenta la persona es percibida como amenazadora para la vida
o la integridad física, ya sea propia o ajena, reacciona con intenso temor, horror o
pánico; sin embargo, para que se desarrolle un Trastorno de Estrés Postraumático, una
característica necesaria es que la respuesta al estrés de la situación amenazante se
autoperpetúe.
Aunque ya no se hace hincapié en el evento en sí, sino en la reacción del individuo, hay
que tomar en cuenta que “el impacto es diferente cuando el trauma ha sido provocado
por la mano de otro ser humano (actos de terrorismo, violación, asesinato de un familiar,
secuestro), es más doloroso y duradero que cuando se trata de catástrofes naturales o de
accidentes” .
En relación a esto, la maestra Pilar Varela cita al profesor José Miguel-Tobal, quien
afirma que “en estos casos suelen aparecer sentimientos de vergüenza, culpa, inutilidad
y desesperación, junto con otros síntomas como desequilibrio afectivo, hostilidad,
retraimiento social, pérdida de creencias y valores, comportamiento agresivo o
autodestructivo”.
En el caso de las personas que sufren secuestro, los especialistas afirman que existen
dos tipos de dramas: el durante de las familias y el después de los secuestrados. Para los
sobrevivientes de un secuestro reubicarse en la vida es muy difícil, ya que durante el
tiempo que estuvo ausente, otro familiar ha ocupado el rol familiar del secuestrado. En
el caso de la pareja, a menudo los desencuentros son muy grandes, hay agobio por las
solicitudes de la pareja y después de tanto tiempo de separación, conflictos de lealtad.
Las expectativas familiares también cambian, idealizan al ausente y después vienen las
decepciones. El secuestro, provoca enorme dolor en todos los implicados, y deja en
ellos una sensación intensa de pérdida de tiempo, de miedo y de injusticia.
También se pone de manifiesto que “el miedo inducido por la violación produce
restricciones sustanciales en el estilo de vida y las actividades de las víctimas”. Los
trastornos de sueño también ocurren, aunque suelen disminuir con el tiempo. Lo que
algunas veces es experimentado por las víctimas, es el sentimiento de culpa sobre la
conducta requerida para sobrevivir. Y el mayor problema es que frecuentemente, se
culpan irracionalmente por la agresión, más que al violador.
Después de todo lo visto previamente, el problema es que, el impacto del trauma genera
en las víctimas síntomas que muchas veces son de aparición tardía, incluso años después
del evento. Esto lleva a que los síntomas sean malinterpretados y diagnosticados como
trastornos psicóticos, depresión, simulación, entre otros.
Como hay una dificultad para archivar el evento traumático en la memoria explícita o
narrativa, y quien lo sufre parece haber quedado congelado en el tiempo, fijado en el
hecho traumático, se suele interpretar este trastorno como una falla en el mecanismo de
la memoria.
La persona genera estos síntomas como una manera de intentar protegerse de las
emociones que resultan intolerables, ya sea evitando directamente cualquier cosa que
recuerde al trauma, o bien, anestesiándose emocionalmente. Esto lo hace de diferentes
maneras, ya sea a través de mecanismos disociativos o síntomas de amnesia, ya sea por
medio del consumo de sustancias o de trastornos alimenticios u otro tipo de adicciones,
como al trabajo.
Es importante señalar nuevamente que por las características del trastorno, muchos de
los síntomas son confundidos con otros trastornos como el trastorno depresivo, el de
somatización, simulación, deficit de atención, personalidad borderline, personalidad
antisocial, e incluso algún tipo de trastorno psicótico.” En los niños, en lugar de la
respuesta de miedo, horror e impotencia, se presenta un comportamiento desorganizado
o agitado y el impacto se refleja posteriormente en problemas de conducta, alteración
del sueño, en la alimentación y en bajo rendimiento escolar, entre otros.
Esquema anterior: Modelo del Proceso del Trastorno de Estrés Postraumático (Fuente:
Adaptada por Everly and Lating, 1995)
“La base biológica para tal hipersensibilidad y anormalidades puede incluir cascadas
masivas de diversas sustancias como catecolamina, secreciones anormales de cortisol y
la liberación endógena de opioides (Everly y Lasting, 1995). Muskerjee (1995) ha
incluso revisado evidencia que sugiere que el núcleo del hipocampo de las víctimas de
estrés postraumático podría estar tan adversamente afectado por el trauma que puede dar
como resultado una reducción en la masa celular del 13 al 26 porciento. Semple y sus
colegas (1993) encontraron que las personas diagnosticadas con estrés postraumático y
abuso de sustancias presentan evidencias de un patrón anormal del flujo sanguíneo en la
corteza orbital frontal así como en la subcorteza del hipocampo.
“Psicológicamente, puede ser que la exposición a los eventos traumáticos crea una
hipersensibilidad dentro de los importantes mecanismos usados para mantener la
homeostasis psicológica y que son utilizados por todos los individuos. De manera más
específica, el trauma rompe algunos supuestos importantes acerca de la naturaleza de
nuestro mundo. Fue Abraham Maslow quien se dio cuenta que una de las necesidades
humanas más básicas, segunda en orden de importancia después de la necesidad de
comida, es la necesidad de seguridad.
“Lo interesante es que los eventos traumáticos por su propia naturaleza, violan, retan
y destruyen muchas de las suposiciones que tenemos acerca de cómo debe ser la vida en
general y el mundo alrededor de nosotros. Al hacerlo, estos eventos crean un vacío
psicológico y este vacío representa un “rompecabezas psíquico” que produce
hipersensibilidad a las percepciones de amenaza, desmoralización y pánico.
“El desarrollo del Trastorno de Estrés Postraumático, aunque es la forma más severa de
estrés postraumático no es la única. Además de la enfermedad física y las disfunciones
de la personalidad, la reacción postraumática puede manifestarse de las siguientes
maneras (Horowitz 1986) :
Mientras más pronto reciban ayuda psicoterapéutica, más rápida es la resolución del
trauma. El problema es que si la intervención demora mucho tiempo, el paciente
estructura su vida en torno a los síntomas. Esto altera su vida, dañando sus actividades
sociales y laborales, afectando sus relaciones interpersonales, familiares y su
rendimiento en general, lo que hace que la recuperación resulte más lenta y presente
mayores dificultades.
FACTORES DE PREDICCIÓN
Para poder determinar qué factores predicen mejor la posibilidad de que alguien que ha
sido expuesto a un evento traumático desarrolle un Trastorno de Estrés Postraumático,
hay que tomar en cuenta dos de los predictores más precisos:
Dentro de los abordajes terapéuticos que por el bagaje de investigación ya cuentan con
el reconocimiento por su eficacia, están: la hipnosis, la terapia cognitivo conductual, la
terapia de exposición directa, por inundación, el EMDR, y los abordajes
psicofarmacológicos.
Sin embargo, hay algunos modelos que también son actualmente considerados por ser
muy efectivos; uno de ellos es el Modelo Trifásico de Judith Herman, que es uno de los
metamodelos más aceptados en el campo de la Traumatología Psicológica.
Para explicar los resultados muchas veces sorprendentes de esta terapia, se han
generado varias teorías acerca de sus mecanismos de acción:
Desde la teoría del condicionamiento clásico, “algunos autores consideran que esta
terapia elicita el reflejo de orientación y sus efectos inhibidores sobre la respuesta
condicionada. De esta manera, una respuesta (el algoritmo) que compite con la
respuesta condicionada (la reacción emocional frente al recuerdo del trauma)extinguiría
dicha respuesta(Denny,1995).
CONCLUSIONES
Para el Dr. Callahan “el trauma es una clase de problema única, pues consiste en una
reacción emocionalmente llena de turbación, pero perfectamente normal y apropiada,
ante una situación o evento objetivamente terrible. Hay personas que reaccionan
excesivamente ante el trauma, pero también reaccionan en exceso ante situaciones
molestas” .
El Dr. Luis Jorge González comenta que “éste punto de vista tiene la ventaja de aliviar
la carga, ya de suyo pesada, que los traumas nos imponen emocionalmente, ya que si
además de sufrir por un hecho realmente ultrajante y dañoso, todavía tenemos que
avergonzarnos por esta reacción, entonces caemos en el vertigo de un remolino
verdaderamente destructivo”.
Por mi parte, considero que, cualquier persona que haya tenido una experiencia
traumática se merece la oportunidad de recuperar su vida, su bienestar, sus relaciones y
su derecho de ser feliz. Y que nuestro trabajo como profesionistas de la salud nos
permite darles la oportunidad de sanar las heridas del trauma y al mismo tiempo adquirir
herramientas útiles para desarrollar una mayor capacidad de respuesta para enfrentar los
eventos estresantes y que ha sido nuestro tema de estudio: la forma más severa de
respuesta ante el estrés que se llama estrés postraumático.