Credo Mariano.

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CREDO MARIANO toda alma pecadora ante el trono de Dios,

diciendo: Tened compasión de mí.

Creo que sois nuestra vida, y uniéndome


a S. Agustín, os aclamaré como única
esperanza de los pecadores después de
Dios.

Creo que estáis, como os veía Sta.


Gertrudis, con el manto abierto, y que
bajo él se refugian muchas fieras: leones,
osos, tigres, etc. Y que Vos, en lugar de
espantarlas, las acogéis con piedad y
ternura.

Creo que por Vos recibimos nosotros el


don de la perseverancia: si os sigo, no me
descarriaré; si acudo a Vos, no me
desesperaré; si Vos me sostenéis, no
caeré; si Vos me protegéis, no temeré; si
os sigo a Vos, no me cansaré; si os
Queridos hermanos, hijos amados de alcanzo, me recibiréis con amor.
Cristo y María, les presento el “Credo
de María” compuesto por un corazón Creo que Vos sois el soplo vivificante de
amante de nuestra Madre celestial; el los cristianos, su ayuda y su refugio, en
corazón de san Gabriel de la Dolorosa: especial a la hora de la muerte, según
dijisteis a Sta. Brígida, pues no es vuestra
“Creo ¡Oh María! Que, como Vos misma costumbre abandonar a vuestros devotos
revelasteis a Santa Brígida, sois Reina del en la hora de la muerte, como
cielo, Madre de misericordia, alegría de asegurasteis a San Juan de Dios.
los justos y guía de los pecadores
arrepentidos; y que no hay hombre tan Creo que Vos sois la esperanza de todos,
perverso que, mientras viva, no tengáis máxime de los pecadores; Vos sois la
misericordia de él; y que ninguno está tan ciudad de refugio, en particular de
abandonado de Dios, que, si os invoca no quienes carecen de toda ayuda y socorro.
pueda volver a Dios y hallar su perdón,
mientras que siempre será desgraciado el Creo que sois la protectora de los
que, pudiendo, no recurra a Vos. condenados, la esperanza de los
desesperados, y como oyó Sta. Brígida
Creo que sois la Madre de todos los que Jesús os decía, hasta para el mismo
hombres, a los que recibisteis como hijos, demonio obtendríais misericordia, si
en la personas de Juan, según el deseo de humildemente os la pidiera. Vos no
Jesús. rechazáis a ningún pecador, por cargado
de culpas que se halle, si recurre a vuestra
Creo que sois, como declarasteis a Sta. misericordia. Vos con vuestra mano
Brígida, la Madre de los pecadores que maternal lo sacaríais del abismo de la
quieren corregirse, y que intercedéis por desesperación, como dice San Bernardo.
Creo que Vos ayudáis a cuantos os
invocan y que más solicita sois para
alcanzarnos gracias, que nosotros para
pedíroslas.

Creo que, como dijisteis a Sta. Gertrudis,


acogéis bajo vuestro manto a cuantos
acuden a Vos, y que los Ángeles defienden
a vuestros devotos contra los ataques del
infierno. Vos salís al encuentro de quien
os busca y también, sin ser rogada,
dispensáis muchas veces vuestra ayuda y
creo que serán salvados los que vos
queráis que se salven.

Creo que, como revelasteis a Sta. Brígida,


los demonios huyen, al oír vuestro
nombre, dejando en paz al alma. Me
asocio a San Jerónimo, Epifanio,
Antonino y otros, para afirmar que
vuestro nombre bajó del cielo, y os fue
impuesto por orden de Dios.
Creo que vuestra intercesión es
Declaro que siento con San Antonio de moralmente necesaria para salvarnos, y
Padua las mismas dulzuras al pronunciar que todas las gracias que Dios dispensa a
vuestro nombre que las que San Bernardo los hombres pasan por vuestras manos, y
sentía al pronunciar el de vuestro Hijo. que todas las misericordias divinas se
Vuestro nombre, ¡Oh María!, es melodía obran por mediación vuestra, y que nadie
para el oído, miel para el paladar, júbilo puede entrar en el cielo sin pasar por Vos,
para el corazón. que sois la puerta. Creo que vuestra
intercesión es, no solo útil, sino
Creo que no hay otro nombre, fuera del moralmente necesaria.
de Jesús, tan rebosante de gracia,
esperanza y suavidad para los que Creo que Vos sois la cooperadora de
invocan. Estoy convencido con San nuestra justificación; la reparadora de los
Buenaventura de que vuestro nombre no hombres, corredentora de todo el mundo.
se puede pronunciar sin algún fruto Creo que cuantos no se acojan con Vos,
espiritual. Tengo por cierto que, como como arca de salvación, perecerán en el
revelasteis a Sta. Brígida, no hay en el tempestuoso mar de este mundo. Nadie
mundo alma tan fría en su amor, ni tan se salvará sin vuestra ayuda.
alejada de Dios, que no se vea libre del
demonio si invoca vuestro santo nombre. Creo que Dios ha establecido no conceder
gracia alguna sino es por vuestro
conducto; que nuestra salvación está en
vuestras manos y que quien pretende
obtener gracia de Dios sin recurrir a Vos,
pretende volar sin alas. Creo que quien no
es socorrido de Vos, recurre en vano a los luz del sol, tampoco hay en el cielo ni en
demás santos: lo que ellos pueden con la tierra alma que no participe de vuestra
Vos, Vos lo podéis sin ellos; si Vos misericordia. Creo también con S.
calláis, ningún santo intercederá; si Vos Buenaventura, que no sólo os ofenden los
intercedéis, todos los santos se unirán a que os injurian, sino también los que no
Vos. Os proclamo con Sto. Tomás como la os piden gracias. Quien os obsequia, no
única esperanza de mi vida, y creo con se perderá, por pecador que sea, al
San Agustín que Vos sola sois solícita por contrario, como asegura S. Buenaventura,
nuestra eterna salvación. quien no es devoto vuestro, perecerá
inevitablemente. Vuestra devoción es el
Creo que sois la tesorera de Jesús y que billete del cielo, diré con Efrén.
ninguno recibe nada de Dios, sino por
vuestra mediación: hallándonos a Vos se
encuentra todo bien. Creo que uno de
vuestros suspiros vale más que todos los
ruegos de los santos, y que sois capaz de
salvar a todos los hombres. Creo que sois
abogada tan piadosa, que no rechazáis
defender a los más infelices. Confieso
con San Andrés cretense que sois la
reconciliadora celestial de los hombres.

Creo que sois la pacificadora entre Dios


y los hombres y que sois el señuelo
divino para atraer a los pecadores al
arrepentimiento, como Dios mismo
reveló a Sta. Catalina de Siena. Cómo el
imán atrae el hierro, así atraéis Vos a los
pecadores, según asegurasteis a Sta.
Brígida. Vos sois toda ojos, y toda
corazón para ver nuestras miserias,
compadecemos y socorremos. Os llamaré
pues, con San Epifanio: «La llena de
ojos». Y esto confirma aquella visión de Creo que, como revelasteis a Sta. Brígida,
Sta. Brígida, en la que Jesús os dijo: sois la Madre de las almas del purgatorio,
«Pedidme, Madre, lo que queráis». Y Vos y que sus penas son mitigadas por
le respondisteis: «Pido misericordia para vuestras oraciones. Por tanto afirmo con
los pecadores». San Alfonso que son muy afortunados
vuestros devotos y con San Bernardino
Creo que la misericordia divina que que Vos libráis a vuestros devotos de las
tuvisteis con los hombres cuando vivíais llamas del purgatorio. Creo que Vos,
en la tierra, innata en Vos, ahora en el cuando subíais al cielo, pedisteis, y lo
cielo se os ha aumentado en la misma obtuvisteis sin ninguna duda, llevar con
proporción de que el sol es mayor que la Vos al cielo todas las almas que entonces
luna, como opina San Buenaventura. Y se hallaban en el purgatorio. Creo
que, así como no hay en el firmamento y también que, como prometisteis al Papa
en la tierra cuerpo que no reciba alguna Juan XXII, libráis del purgatorio el
sábado siguiente a su muerte a cuantos
lleven vuestro escapulario del Carmen. pareciera necesario manifestárselo, y que
Pero vuestro poder va introduciendo en el servisteis a Sta. Isabel y que en la tierra
cielo a cuantos queráis. Por Vos se llena el buscasteis siempre el último puesto. Creo
cielo y queda vacío el infierno. que, como revelasteis a Sta. Brígida,
tuvisteis tan bajo concepto de Vos misma
Creo que los que se apoyan en Vos no porque sabíais que todo lo habíais
caerán en pecado, que quienes os honran recibido de Dios, por ello en nada
alcanzarán la vida eterna. Vos sois el buscasteis vuestra gloria, sino la de Dios
piloto celestial, que conducís al puerto de únicamente. Creo con San Bernardo
la gloria a vuestros devotos en la barquilla que ninguna criatura del mundo es
de vuestra protección, como dijisteis a comparable con Vos en la humildad.
Sta. Ma. Magdalena de Pazzis. Afirmo
lo que asegura San Bernardo: El
profesaros devoción es señal cierta de
predestinación, y también lo del abad
Guerrico: Quien os tiene un amor sincero,
puede estar tan cierto de ir al cielo, como
si ya estuviese en él.

Creo con S. Antonio, que no hay santo tan


compasivo como Vos: dais más de lo que
se os pide; vais en busca del necesitado,
buscáis a quien salvar: Muchas veces
salváis a los mismos que la justicia de
vuestro Hijo está a punto de condenar,
como enseña el Abad de Celles. Por tanto,
estoy convencido de la verdad que se
contiene en la visión que tuvo Sta.
Brígida: Jesús os decía «Si no se
interpusieran vuestras oraciones, no
habría en este caso ni esperanza, ni
misericordia». Opino también con San
Fulgencio, que si no hubiera sido por Vos, Creo que el fuego del amor, que ardía en
la tierra y el cielo habrían sido destruidos vuestro corazón para con Dios, era de
por Dios. tantas calorías, que al instante hubiera
encendido y consumido el cielo y la tierra,
Creo, como revelasteis a Sta. Matilde, que y que en comparación de vuestro amor,
erais tan humilde que, a pesar de veros el de los santos era frío. Creo que
enriquecida de dones y gracias celestiales cumplisteis a la perfección el precepto del
sin número, no os preferirías a nadie. Señor «Ama a Dios», y que desde el
Y que, como dijisteis a Sta. Isabel, primer instante de vuestra existencia,
Benedictina, os juzgabais vilìsima sierva vuestro amor a Dios fue superior al de
de Dios e indigna de su gracia. todos los ángeles y serafines. Creo que
debido a este intenso amor vuestro a
Creo que por vuestra humildad, Dios, jamás fuisteis tentada, y que nunca
ocultasteis a San José vuestra tuvisteis un pensamiento que no fuera
maternidad, aunque aparentemente
para Dios, ni dijisteis palabra que no Creo que vuestra dignidad es superior a
fuera dirigida a Dios. todos los ángeles y santos y que es tanta
vuestra perfección, que solo Dios puede
Creo con Suárez, Ruperto, S. Bernardino conocerla. Creo que después de Dios, es
y S. Ambrosio, que vuestro corazón ser Madre de Dios, y que por tanto no
amaba a Dios, aun cuando vuestro cuerpo pudisteis estar más unida a Dios sin ser el
reposaba, de manera que se os puede mismo Dios, como decía San Alberto.
aplicar lo que dice la Sagrada Escritura:
«yo duermo, pero mi corazón vela», y que
mientras vivíais en la tierra, vuestro amor
a Dios nunca fue interrumpido.

Creo que amasteis al prójimo con tal


perfección, que no habrá quien lo haya
amado más, exceptuando vuestro Hijo. Y
que aunque se reuniera el amor de todas
las madres para con sus hijos, de los
esposos y esposas entre sí de todos los
santos y ángeles del cielo, sería este amor
inferior al que Vos profesáis a una sola
alma.

Creo que tuvisteis, como dice Suárez, más


fe que todos los Ángeles y Santos juntos:
aun cuando dudaron los Apóstoles, Vos
no vacilasteis. Os llamaré pues, con San
Cirilo «Centro de la fe ortodoxa».

Creo que sois la Madre de la Santa


Esperanza y modelo perfecto de confianza Creo que la dignidad de Madre de Dios es
en Dios. Que fuisteis mortificadísima, infinita y única en su género y que
tanto que, como dicen San Epifanio y San ninguna criatura puede subir más alto.
Juan Damasceno, tuvisteis siempre los Dios pudo haber creado un mundo
ojos bajos, sin fijarlos jamás en persona mayor, pero no pudo haber formado
alguna. criatura más perfecta que Vos.

Creo lo que dijisteis a Sta. Isabel, Creo que Dios os ha enriquecido con
Benedictina: que no tuvisteis ninguna todas las gracias y dones generales y
virtud sin haber trabajado para poseerla, particulares que ha conferido a todas las
y con Sta. Brígida creo que compartisteis demás criaturas juntas. Creo que vuestra
todas vuestras cosas entre los pobres, belleza sobrepasa a la de todos los
sin reservaros para Vos más que hombres y los Ángeles, como reveló el
lo estrictamente necesario. Creo Señor a Sta. Brígida. Creo que vuestra
despreciabais las riquezas mundanas. belleza ahuyentaba todo movimiento de
Creo que hicisteis voto de pobreza. impureza e inspiraba pensamientos
castos.
Creo que fuisteis niña, pero de niña sólo
tuvisteis la inocencia, no los defectos de
la niñez. Creo que fuisteis virgen antes de
dar a luz, al dar a luz y después de dar a
luz; fuisteis madre sin la esterilidad de la
virgen, sin dejar por ello de ser virgen.
Trabajabais, pero sin que la acción
distrajera; orabais, pero sin descuidar
vuestras ocupaciones. Moristeis, pero
sin angustia, ni dolor ni corrupción de
vuestro cuerpo.

Creo que, como enseña S. Alberto, fuisteis


la primera en ofrecer, sin consejo de
nadie, vuestra virginidad, dando ejemplo
a todas las vírgenes, que os han imitado, y
que Vos, delante de todas, lleváis el
estandarte de esta virtud. Por vos se
mantuvo virgen vuestro castísimo esposo
S. José. Creo también que estabais
resuelta a renunciar a la dignidad de
Madre de Dios, antes que perder vuestra
virginidad.

Diré con el Beato Alano, que practicar la


devoción de saludarte siempre con el Ave
María con el Rosario, es una magnífica
señal de predestinación para la Gloria.”

Cordialmente JJyM.

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