Los Sofistas Famosos
Los Sofistas Famosos
Los Sofistas Famosos
Unidad Ajusco
Licenciatura en pedagogía
Filósofo sofista griego del que se cree que nació entre el 491 y 481 a.C.
Nacido en la misma ciudad que Demócrito (Abdera), de quien parece que fue
discípulo, se trasladó a Atenas. Aquí fue amigo de Pericles, quien le encargó
la redacción de las leyes para la colonia de Turi, fundada hacia el año 440
a.C. Protágoras fue acusado de ateo porque en uno de sus escritos afirmó:
"Sobre los dioses no puedo saber si existen o no; hay muchas dificultades
para saberlo con seguridad; el asunto es oscuro y la vida corta". Sus libros
fueron quemados, y tuvo que escapar hacia Sicilia; murió en el intento, en
fecha desconocida. Fue uno de los filósofos más representativos de la
escuela sofista, tanto que mereció el respeto de Platón, quien le dedicó el
diálogo que lleva su nombre.
Pensamiento de Gorgias
Tesis
Obras de Gorgias
Manuales de retórica
Elogio de Helena
Defensa de Palamedes
Tratados filosóficos
Discursos
Discurso olímpico
Discurso pítico
Epitafio
Respecto a la disputa que tuvo lugar en la Atenas del siglo V a.C. acerca de
si el hombre, en la vida social y política, debía ajustarse a la physis o al
nomos, mantuvo una posición intermedia: consideraba que la physis primitiva
se había ido absorbiendo en el nomos, el cual se había ido afirmando por el
contrario al haber sido reconocido como útil y honesto. Critias representó el
prototipo de hombre de clase alta de la Atenas posterior a Pericles: culto,
violento y exquisito, amante del filosofar y del hablar agudo, aunque carente
de estructura y de profundidad en los problemas sobre los que discutía.
Calicles (v a. C.)
Calicles afirmaba que la ley había sido dada para proteger a los débiles; pero
la naturaleza (tanto en los animales como en los humanos) hace que los
fuertes dominen a los débiles, lo cual es lo justo.
Critica a los sofistas
A los sofistas los criticaban filósofos como Platón por su formalismo y sus
trampas dialécticas, pretendiendo enseñar la virtud y a ser hombre, cuando
nadie desde un saber puramente sectorial, como el del discurso retórico,
puede arrogarse tal derecho.
La primera exigencia de esa areté era el dominio de las palabras para ser
capaz de persuadir a otros. "Poder convertir en sólidos y fuertes los
argumentos más débiles", dice Protágoras. Gorgias dice que con las
palabras se puede envenenar y embelesar. Se trata, pues, de adquirir el
dominio de razonamientos engañosos. El arte de la persuasión no está al
servicio de la verdad sino de los intereses del que habla. Llamaban a ese
arte "conducción de almas". Platón dirá más tarde que era "captura" de
almas.
Bibliografía.
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