El Populismo y Las Politicas Economicas PDF
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IHrnoouccróN
255
256 E)(PERIENCIAS DE ALGUNOS PAISES
3 Sheahan (1987), p. 316, escribe que: "El populismo no es sélo el nomi¡re de un desorden
sino una ¡nanifestación bastante sistemática de objetivos populares arnpliarnente com¡:artidos...
Pero algunas de sus característicás son ciertamente comunes: el rechazo de la clorninación de la
élite tradicional, de la inversión y la influencia extranjeras, de los precios de los blenes b¡isicos
determinados por el mercaclo, enáticos e injustos, y rle toda afirmaciól:. de la nccesidad de
¡:estricciones globales ai gasto en programas sociales. En la versión latinoamerica:ra, estas
características han favorecido a los gobiern<¡s activistas comprotnetidos, por lo menüs verbal-
tnenLe' con la protccciórr de los trabajadores y los salarios, la industrialización, el nacionalisrno,
las políticas de alimentos baratos para los co¡rsumidores urbanos, así co¡no la preferencia ¡rcr
los grupos rneritorios como nonna y meta del buen gobiemo. E! rechazo de loi criterics dé Ia
eficiencia y el interés por el equilibrio macroeconómico se convirtieron en principios, rro en
subproducto; acc¡dentales''(crrrsivasen el original).
MEXICO
i
I. L¿.s poI-ÍTrcAs EcoNóMrcAs popur-rsrAs
de los trahajadores! pero en crcasiones tales dereclros era¡i t ioladc,s llor una c<rrnbinacióli de
comrpción sindical y la represión abierta-
e Por ejelnplo, ni los ejidos en conjrrnto ¡ri los ejidatarios individuales pueden ofreier sus
tierras conlo aval, io que limita su acceso a las fuentes de crédito privadas; las instituciones del
scctor público ofrecen crédito al ejido corno un todo.
to Sheahan (1987), p. 319, señala con acierto que -la escÍlsr¡¡ropularidad de la economía de
libre mercadc en la.{mérica l-atina no prueba que los radicales hayan engañadc al pueblo: la
maycr parte de la gente esfá probablemente tan confusa como nosotros ácerca de lo que quiere
y pór qué lo quiere. Hay más bien una convicción profunda de que las estrategias económicas
orientadas hacia el mercado tiende¡i a ma¡rtener los piivilegios es¡reciales, a cperar contra los
pobres, a im¡rdir la industrialización y a fortalecer la influencia extranjera"-
tr Estepuntoha generado algtnrosmalentendidos- Poreiemplo, Cordera y Tello (1989), p. 82,
píensair que, para los teóricos neoclásicos, *el libre juego de las fuer¿as ¿"¡ mercado. . . ase-
gurana |a ntejor ¡, i,tósjt6ta distribución del ingreso entre las diferentes clases que conct¡rren en
la producción de t'ienes y servicios" (cui:sivas de lcs autores). En realidad, nc se lu hecho tal
afirmación
EXPERIENCIAS DE ALGIJNOS PAISES
t2 lha larga ir"adición de la economía del desarrollo -asociada con los nombres de
Rosenstein-Rodaru HirschmarU Scitovsky y otros- puede interpretarse como un a¡uílisis de es-
es cuestiones. Véase en Stiglitz (1988) una presentación modema de los argumentos, J en
Bardhan (1988) una crítica particularmetrte iluminadora de otros enfoques de la economía del
desarroLlo. .A,dvertimos, como lo hace Bardhanr,que -. . .las diferencias enhe las versio¡ies rrrás
detalladü de enfoques distintos, aunque considerables, 4o son tan grandes como suele creerse"
. (páginá 4o).
t3 Desde el punto de vista de la teoría del bienestar, por supuesto, la presencia de fallas del
mercado es una condición necesaria pero no suficiente para justificar la intervención guberna-
mental. Está última requiere la demostración de que, dadas la infor¡nación y la capacidad
administntiva del gobierno, tal intervención incrernentará elbienestar. Dicho de otro rnotio, es
necesario demostrar que los res¡ronsables de la elaboración y la implantación de la política
gubernamental tienen la capacidad (y los incentivos) que se requiere para que las intervenciones
;,. mejoradoras del bienestar (social) Jan creíbles y congmentes.
l@-r.-."re*".
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ME)üCO 261
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EXPERIENCIAS DE ALCUNOS PAÍSES
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lrrsresos Déficit
finan-
'cierob
Total Tctal Corrientea Capital fttereses
1965 1 8 .O 1 8.8 o .9 ,
1966 1 7 .3 r8.4 r.2
1967 17.5 19-7 2.4
1968 17.7 19.ó tn
1969 1 8 .1 20.a 2.2
r970 1 8 .9 22.4 : 3.8
l97r 1.8.4 ; 20..s 14.6 -4.3 1.6 t5
r972 18.7 2 .8 22.9 15.4 5.7 1.8 4.9
1973 ?4.2 2.6 25.8 t7.o 7.O 1.8 6.9
1974 2r.l 3.4 27.4 17.9 7.2 1.9 7.2
t975 ta,', 3.3 3 1 .9 21.O 8.6 2.3 10.o
r976 23.8 3 .3 32.4 20..7 8.O 3.3 9.9
L977 ? 4 .6 3 .8 30.o 19.3 7.6 3.1 5.7
t978 2s.9 4 .5 3t.4 19.5 8.7 3.2 6.7
t979 26.7 5 .6 3 3 .O 19.5 9.8 3.7 7.6
1980 26.9 7 .3 3 3 .5 19.8 9.6 4.1 7.5
1981 26.7 7.3 39.7 2L.4 t2.9 5.4 14.l
1982 28.9 9.9 44.5 25.r ta.2 9.2 1ó.9
1983 32:9 14.? 4 1 .O 20.7 7.5 L2.8 8.6
1984 32-2 1 3 .O 3 8 .8 24.7 6.7 Ll.4 8.5
1985 31 .2 . 1 1 .5 39.2 27.1 6.I 12.o 9.6
1986 30.3 9.O 44.8 2L.5 ó.o 17.3 16.O
1987 30.6 9.8 45.O 19.5 5.6 19.9 16.1
1988 29.8 7.5 39.O 17.9 4.4 16.7 12.3
Fuer¡'res: I)atos parc 1977-1988: Ittdicadores Econríttticos, Banco de México. Datos para
1965-1976: Dirección General de Planeación Hacendalia, Secretaria de Hacienda y Crédito
Público. Déficit financiero, 1965-197A:F. Gil Díazy R. Ramos (19S8).
' Excluye los pagos de intereses.
b Eldéficitfinancieroincluyetambiénlcrsgastosdela-intenneciiaciónfinanciera",dernu.io
que no es igual a la diferencia entre el ingreso total y el gasto total.
tEPor ejemplo, el precio reaidel rrraíz y el trigo bajó en 6.4 y 22.8% entre 196O y 197O.
-.".'éase
SARH( i983).
Cu¡oRo3.Indicadores pública"la
delasfinanzas
(Precios
constantes)
ú65 57236
1966 58 827 2.8 ' 57236
59847 4.6
1967 63270 7.6 66523 tt.2
l9ó8 ó9 158 9.3 72284 8.7
1969 75 236 8.8 78148 ,0.1
1970 839f,7 I r.6 90631 16.0
r97l 85093 1.3 r3789 87314 -3.7 67 463 i9 850
r972 93920 10.4 14005 1.6 105867 21.?, 77 5M' 14.9 28362 42,9
r973 1(B759 1ó.9 14264 1.8 130393 23.2 92337 19.1 38rC56 34.2
1974 tz| 674 10.9 19403 3ó.0 r44773 ' 11.0 103195 1 1 .8 41578 9.3
r975 t4r 243 16.1 20r34 ,3.8 180901 25.0 128187 24.4 52715 26.8
r976 15108ó 7.0 2I ITT 4.9 t82435 0.8 13r883 2.9 50553 -4.1
1977 161926 7,2 24724 17.1, t77225 ' 127t38
-29 -3.6 49874 - 1 .3
1978 184657 14.0 32 134 30.0 20t 423 13.7 138935 9.3 61879 24.1
t979 247515 t2.4 43 577 35.6 229854 14.1 rst 692 9.2 75932 22"7
r980 236835 t4.l 64 384 47.7 263445 14.:6 r74tI' 14.8 84487 1 1 .3
1981 252968 6.8 69 392 7.8 329tlg 24.9 2027rr 16.4 r22t24 44,5
1982 272r78 7.6 92936 33.9 34t249 J.t 23ó558 16.7 95609 , -21.7
1983 293771 7.9 t27 055 36.7 256029 25.0 184531 -22.O 66 824 -30.1
1984 2928f4 -0.3 I 18687 .6.6 37303s 45.7 183521 -0.5 61284 -8.3
r985, 295932 1.0 tw343 -7.9 263231 -29.1 199990 9.0 s',t384 6.4
198ó 279066 -5.7 82669 -24.4 260r57 -t.2 197689 -1.2 55319 -3.6
r987 277729 -0.5 8927A 8.0 228822 -n.a 176696 -1Q.6 50419 -8.9
1988 27A738 -2.5 68400 .-23.4 2A2748 - 11.4 1627& -7.9 39522 -2r.6
RJEI¡ÍFj:Dato6¡€tr¡tiv6a 1977-1988|.
Iú¡ca¿orcsE€o¡dnicos,
BúrcodeMéxico.Dat6 lEl¡t¡v6 ¡ 1965-1g76:
Di¡€caión
deEsbdlsticxHacudarias,
Sec¡ct¿d0deHscicnda y Créditohiblico.
' l46dato6dcpnciosconicntcseh¡n dcfl¡ciqudoporcl lndicedeprecic implicitodelp¡B(l9?o 100).
- NOndüye 106Ír¡pucsios psga¡rG poi PEr.fEx. -
' No incluyelospagmdcintereses.
f-
ME)flCO 269
mos para promover la inversión privada y para altera¡ los térrninos de inter-
cambio en contra del México rural, sino tarnbién como dispositivos de
señalamiento para controlar la inflación: en la medida en que esios precios
fuesen nominalmente constarrtes, se reducirían las expectativas inflaciona-
rias y aumentaría la credibilidad del üpo de cambio. Sin embargo, la consi-
guiente estructura de los precios relativos indujo algunas deformaciones en
eluscr de insumos intermedios y canalttzóindirectamente los subsidios hacia
los grupos de ingresos altos.te Cuarto, se aplicaron también los controles de
precios á importarrtes bienes producidos por el sector privado. De esta
rrumera, los precios nominel.es del trigo, e! tnaiz,las tortillas, el pan y el
azitca4 así como el transporte urbano, la electricidad y otros servicios,
perananecieron constantes durante los-añps sesenta. Así quería reforzarse la
estabilidad nominal de los precios, pero se prodrrjo una estr¡.rcturarígicla de
los precios relati.,'os, y en ocasionesse disminuyé el margen de garranciade al-
gunas ernpresas privadas.zo La astabilidad de los precios norninales, en
particular del tlpo de cambio, era casi un fin en sí núsmo. Una quinta
característica se asocia con los gastospúblicos. Un bajo coeficiente tributagio
dejaba qscasc margerLpara los gastos sociales (véase el cuadro 3). Graves
deficiencias en los servicios de salud y educaciónsurgieronprecisamente en
unmomento en que se acelen¡.bala tasa de crecimiento de la población. Este
fenémeno, awrado a urur distribución muy desigual del ingreso,2rñle un ingre-
diente importarrte de la crisis política que se gestabSa fines de los años sesenta.
En síntesis, el desarrollo estabilizador produjo el crecirniento sostenido,
pero rura diversidad de problemas estructurales acechaban detrás de la cortina
¡e I¡vy (1988) desarrolla un modelo que traza los efectos de los precios del sector público
sobre la distribución del ingreso, demostrando que los subsidios generalizados a los precios
constituyen un procedimiento rnuy caro para apdar a los ¡robres, ya que estos subsidios se filtran
hacia los grupos de ingresos altos que cqnsünen una porción significativa de los productos
subsidiados.
rc Un efecto colateral de esta pciitica sena la necesidad de "nacionalizar'' las empresas
privadas que ya no puedan producir con provecho a los precios dados. Tal fue, por ejemplo, el
caso de !.os ingenios azrrcareros.
2r Resultan dificiles las cornparaciones acerca del modelo de la distribución dei ingreso a lo
largcl del tiempo, ya que se intersectan las curvas de L,orenz correspondientes a los años con
encuestasáe ingresos y gasto. Después de hacer diversas cotrecciones y usar otras medidas de Ia
desigualdad, Aspe y Beristáin (1984b), p. 54, concluyen que "cualquiera que sea la rnedida de
la desigualdad que se observe y cualquiera que sea el indicador de la posición relativa que s€
use, ya sea el ingreso o el gasto, la conclusión principal. . . es que la estructura de la distribución
del ingreso del país permaneció básicamente sin cambio entre l95O y L977". Adviértase que
mientras que la distribución del ingreso ha Sido casi invariable a lo largo del tiernpo, en cualquier'
momento dado aparece muy desigual tal distribución. En 1977 observañros que el decil más
pobre de la población obtuvo 1.2% del ingreso, mientras que el decil m;isrico recibió a2% (Aryey
Beristáin, op. cit., p. 38). Por otra parte, durante el desanollo estabiliza<ior: l) aurnentaron los
niveles absolutm de los deciles rruís bajos, y ii) crecieron rn ís de prisa que dr¡rante cualquier oiro
periodc. Así pues, aunque ia desigualdad del ingreso era pronunciada, hubo considerables nrejo-
ras en los niveles de bienestar de los pobres. I-a pobreza y la desigualciadson fenérnenc distintos.
270 EXPERIENCIAS DE AI.GUNOS PAÍSES
t. El régilnen de Echeverría
' El cambio fue la caractertsficadistintiva de la adrninistración de Echeve-
rcía. La pohtica exterior asumió un papel más activo, inclinándose hacia los
interesesdel TercerMurrdo (Green, L977). Cambió la administraciónpolítica
del pars: se emprendieron reformas políticas que continúan hasta la fecha
(lr4iddlebroolq 1986). Difenarr el estiio político y la retórica.z3 También
cambió la política económica. Se aba¡rdonó el enfoque cauteloso hacia La
adrninistración macroeconómica cuando el gobierno ernpezó a usar con
- mayor audacia el gasto público y otros instrumentos. ¿Por qué cambió de
rumbo la pohtica económica? ¿Cu.ilesobjetivos se perseguíarl?¿Quése logré
con el carnbio?
Para entender las motivaciones de Echeve.rna, debemos empezar por
recorda¡'la cisis pohtica que caractenzó a Móxico en 1970, y su relacién con
las protestas encabezadaspor los estr¡diantesde 196S y la represión sutrse-
cuente. Dos factores eran predominantes: i) la e.rosión de la legií"imidad
politica del gobierna, y ii) la posibilidad de que surgiera un movinriento
guerillero en un momento en que la ideología "izquierdista'" era considera-
blemente más impordante que ahora en la América Latina. Estos dos factores
colocaban la irecesidad de la acción poUtica en el prirner nivel del programa;
los problemas econóndcos asumían un papel secunclario. Echeverría mani-
festó a lo largo de su campaña electoral su cleseo de alcanzar urm solución
negociada para la crisis poiiiica. Su deseo de evitar Ia represión provenía, por
lo menos en parte, de la decisión de evitar Ia consolidación del papel que
desempeñaban los mi litares.
Un gobierno políticamente moderado, como el mexicano, intentaba en-
contrar rrna solución negociada para la crisis política. Esto resultaba difícit
por la presencia de un nuevo elemento: era necesario incorporar "la izquier-
da" al sistema político real mediante algrrnas co¡rcesionqs, pero al mismo
tiempo é.ra importante que las acciones realizadas por el gobiemo no produ-
jeran la impresión de que el país se convertii'ía e¡r socialista, en vista de los
ternores acerca de la clesviación de "la derecha". Estos factores reducían el
espacio de que disponía el gobierno para encontrar una solución. Sirr embar-
go, fueia de alguncs mier¡rbros del sector privado, surgió urr consenso de que
la crisis política debería ser atacada con más "activismo estalal". Este "retor-
no al Estado"'estaba fuertemente apoyado ¡ror los i¡rtelectuales izquierdistas
reclutados por Echeverria en la U¡riversidad Naciotral (uxav) y otros lugares,-
para que formaran parte de su circulo cle asesores. Estos intelectuales habían
criticado desde largo tierrrpo atrás al gobierno, por haber "traicionado" su
origen popular y revolucionario para errtregarce al capitalismo en aras del
crecimienfo nipido. Sin embüBo, otros eCononristas, r1oidentificados con ideo-
logías izqrrierdistas, también aconsejaban u¡r "activisrno estatal" mayor.2a
Estos econolnistas coincidían co¡r lcs izquierdistas al señalar la clistribución
desiguai del ingreso, o por lo menos Ia pobreza generalizada, como unproble-
ma fundamental.
En resumen, al iniciarse el réginretr cle Eclreverría, la.opinión informadJl
estaba en favor de un rrso rnás intelrso cle Ia capacidad de} gobienro para
intervenir en la economía a fin de reclucir la pobreza, aunlentar la inversión
¡-iública en las zonas que no cubriera la inversiólt privada, y disminuir la
irnportancia de las empresas extranjer:rs. E¡rtre las numer"csas prorr¡esas
heche.Lslor Echeverría, cn su discr¡rso cie to¡na de posesión, destacaban dos:
la refcnna poUtica y los catnbios de la política econór¡rica para reducir la
pobreza. El arruncio de la refonna política ilra acornpañado de ull. n-rensaje
claro.: ei gobierno se inclinaría hacia utr sisierna más democrático y abierto;
2oPor e-iernplo,D. Ibarra, L. Solís, V..Urquicli, y áun Ortiz Me:ra, recornendabanaunentar
el gasto piiblico para satisfacer con nayor eficacia las d!versasnecesidadessociales. Y aunque
tarnbién señalarorrla necesidad de au¡nerrtaral rnislno tienrpo los Éngresosgubernarnentales,el
mensaje general-era el de una rnayor interveniión estatal (Ibaf¡'a y otros, 1972). También debeni
recorciarseque la abundalrte bibliografía econólnica que criticaba a la industrialización con
sustitt¡ción de itrrportacionesapareció rrrástarde (por ejernplo, eI influye:rte estudio elaborado
para la ocDE por Little, Scitovsky y Scott, 197-5).Eir u¡ra visión retrospecti',/aaparecen rnuchas
cosas obvias ahora, pero rro er¡tonces.
L tz ue eI.cuNos peÍses
ExPERIENcTAs
50L
5l 67 7l
R¡SNTE:Dornbusch ( 1988).
1934 - 194A Lázaro Cárdenas t2.5 2.9 9.6 1.0 1.2 r7.6
L94O-1946M. Ávila Carr¡acho 9.9 3.6 11.1 o.2 2.4 1 7 .3
1,946- 1952 Mi guel Alernán 7.8 3.2 13.5 3.O 3.i 1q.8
1952-1958 A. Ruiz Cortines &.7 3.1 14.6 2.6 1.5 13.6
1958- 1964 A. I-opez Mateos tl.4 3.6 24.1 2.7 7.3 9.9
L964-197O G. Díaz Otdaz r3.2 3.1 24.7 4^8 4.9 I 1 .0
1970-197 6 Luis Echeverría 19.4 4.5 22.2 6.6 4.3 17.3
197 6-1982 J. IÁpz Portillo 7.7 l. t 9.5 2.6 3.1 1 8 .5
FLr¡l¡.¡rE:P. Aspe y j. Beristáin ( t984a, p 26).
:iii;i
¡¿É>aco 275
fr
1r
276 DE Ar,cuNos p¡Íses
ExPERIENCIAS
dores r:rbanos (wroNevtr). Err resumen, persistra el sesgo urbano det regi=
ii, men anterior (Moore, 1984). Por ultimo, el tipo de cambio: aunque había
1
fuertes desacuerdos acerca de este punto, se decidió finalmente continua¡ la
política del tipo nominal fijo, a pesar de r¡na expansiva política fiscal y de
sus efectos en el déficit comercial. Es importante señalarque el banco central
apoyaba lla política del tipo de cambio fijo, aunque quizá por razones
diferentes de las esgrimidas por el gobierno
Las tasasde interés reales internas negativas, la plogresivg sobrevah¡ación
del tipo de carnbio real y el crecienle endeudamiento extemo erun indicios c-larm
de que no podría sostenersela política económica apücada. A medida que se di-
fundíarrlas expectativas de r-ureventualcarnbio de la política económica, srrgió
I;afuga de capital. Y arurqueesto podía interpretaÉe como urra respuestapolrtica
al carnbio en la retórica, era quizri nxls simplemente la res¡ruestanatural de los
tenedores de activos que advertían que el valor de opción del capital üquido
en el exterior, corregido por la devaluación esperada, superaría a Larentabi-
lidad de las inversiones rruevas en el capital físico interno o en delúsitos
denominados en dólarc. En consecuencia, a pesar de que la ecorromí: gre-
t :l
if
cía con relativa rapidez y surgat, "cuellos dé boteila", y que se otpfgá.b¿a
rl
i:r
incentivos fisóales-p*. tá inversiónprivada,tl qsta última-ndresponOir;ómo
'll se esperaba. La estructura de los incentivos habla cambiado, y aunque el
gobierno no quería ver sus efectos nocivos, otros agentes sí los veían.
Al mismo tiempo, aumentó la inversión pública (véase los cuadros 5 y 6)
y, jurrto con ella, el grado de la intervenciOnpriUtica en la economía: mientras
que entre 1952 y L97Ose crearon 83 empresas públicas grandes, en el perio.4lo
L97l-L976 se crearon 1OB(Aspe y Beristáin, 1984a).33El gobierno expandió
también considerablemente los :imbitos de su operación. Y aunque podrian
encontrarsesin dificrrltad algunos argumentos para justificar estasacciones,s
aquí las interpretamos como la respuesta pragrruitica del gobierno en a¡as de
sr¡s intereses políticos, antes que comu rura decisión consciente de arrebatar
al sector privado su papel de productor principal de bienes y servicios (o de
tomar las "alturas de mandc" de !a econornía). Sin embargo, tal respuesta
pragmática a corto plazo tenía implicaciones importantes: el m:áyorpapel del
32Tello (1979),pp. 20y''-20s,citaa unexpresidente de la cop¡RMEx en estos términos: -pue-
de afinnarse que pocos regímenes como el presente (el de Eclreverría) se han preocupado más
de la promoción y estímulo a la iniciativa privada. En sólo tres años se han dictado más decretos,
leyes y disposiciones diversas promotoras del sector ernpresarial que durante todo el sexe¡ilo
alrterior". Ademiís, Sigmund (1984) sostiene que la ley reguladora de la inve¡sión extra4iera
directa que se promulgó en mayo de 1973 para exigir una participación mexicana mayoritaria
en todas las empresas extranjeras nuevas fortalecía la posición estratégica de los inversionistas
mexicanos frente a los inversionistas extranjeros.
33Sin embargo, muchas de esias empresas eran muy pequeñas e incluían a gran número de
fideicomisos espcciales dotados de escasa influencia económica.
3aFlores de la Peña, quien fue secretario del Patrirnonio Nacional durante el régimen <ie
Echeverría, sostiene que la inversión pública es en Méxicc preferible a la inversión privada
(1976,pp. 35,41y 51).
i
I
II
i
[,
H
ME)(ICO 277
(Fliecios constantes)
1960 38 ó06.0
t96r 38 965.9 o.9
1962 39 840.5 2.2
l9ó3 45 085.5 13.2
19& 54 857.9 2r.7
1965 57 047.3 4.O
1966 62 616.5 9 .8
1967 69 861.5 1 1 .o
1968 76 737.5 9 .8
1969 82 016.9 6.9
1970 88 660.6 8 .1 zgi+g.g 59 4iO.7
t97t 87 14?.2 -1.7 22 45t.2 -23.2 64 691.0 8.9
1972 97 805.8 t2 .2 3L 484.4 4o.2 66 32L.4 2.5
1973 rtz 227.7 t4.7 43 938.2 39.6 68 289.5 3.O
t974 121095.8 7.9 45 009.6 2.4 76 AS6.2 11.4
1975 132 316.r 9 .3 54732.9 2 r .6 77 583"2 2.O
1976 r32 909.6 ' o.4 5A 597.2 - 7.6 82 312.4 6.1
1977 123 986.5 *6 .7 47 212.4 -6.7 76774.1 -6.7
1978 t42 799.3 15.2 62 t22.2 31.6 8A 677.1 5.1
, 1979 r77 714.2 20.2 72753.? 17.l 98 960.9 22.7
1980 197 3&.5 14.9 84 870.3 t6.7 rt2 494.2 13.7
1981 228 975.0 1 6 .O ro3 930.7 22.4 t25 044.3 11.1
1982 190 52ó.O -1 ó .8 84 289.7 - 18.9 106 236.3 - 15.1
1983 136 &4.O -28.2 53 928.4 -36.0 82715.6 - 22.1
1984 t45 427.O 6.4 56142.4 4,L 89 284.6 7.9
1985 156 846.0 7 .8 56 U1.2 0^8 100 204.8 12.2
i 9 8 6 13 83 4 1 .O -1 r.8 48 576.4 -t4.2 89 864.6 - 11.6
7987 L37 476.4 *o.6 43 83C.5 - 9.8 9'3 645.5 4.3
Fue¡{rEs: Secretaria de Programación y Presupuesto, Cu.etúasnaciotnles.
" Millones de ¡rescs de l9'7O.
4
L955 1 5 .5 1972 r9.o 6.1 12.9
1956 17.7 1973 19.3 7.5 11.8
1951 17.9 1974 19.9 7.5 12,,3
1958 r5.7 t975 21.4 5.O 12.4
1959 15.2 1976 2 t.o 9,2 12.9
1960 r6.0 1,977 19.6 7.8 11.8
1961 t4.8 1978 21.1 9"5 11.6
1962 14.7 r979 23.4 10.3 13.2
t963 t5.7 1980 24.8 LO.7 L4.l
19ól. 16.2 1981 26.4 1 2 .r 14.3
1965 1ó.ó 4.9 TT.7 1982 23.O LA.2 12.8
1966 r6.9 5 .2 Lt.7 1983 17.5 ó.6 11.O
1967 18.2 ó.5 tt.7 1984 17.9 6.6 11.3
1968 18.2 6.5 11.8 1985 19.1 6"5 12.s
1969 18.3 6.6 tl.7 1986 19.4 6.5 12.9
1970 20.o 6.6 13.4 r987 18.9 5.5 13.4
r97l 18.O 4.6 13.3
Fust¡Tes: Datos relativos a 1965-1969: Econontía mexicana en cifras, NAFINsA (1986).
Datos relativos a 197O-1987: Cuentas nacionálcs. Secretaría de Prograrnación y Presupuesto.
37En lo que quizá podria vensea posteriori como una acción que sentaba un precedente, el
P¡esidente nacionalizé también grandes extensiones cie tierras en Sonora. El sexenio siguiente
lenninó con una acción similar, pero a mayor escala,con la nacionalizacién del sector bancario
rracional.
31Resúlta difícil determirur la medida err que se percibía como
lxnnane:rte cl cambio
ocurrido en la política comercial a la sazón, de modo que se indujerair i¡rversiolres en los sectores
282 E)PERTENCIAS DE AI-GUNOS PAISES
'r F:nlg1gfuedenocadoelslradelr:ín;laincertid¡:mbreconsiguienteprovocóunaelevación
temporal del precio rnundial del petróleo. Véase la gráfica 2.
r=lexlco 285
7A
50
30
1974 t976 1978 1980 1982 1984 1986 1988
Fuprvre: Dombusch ( 1988).
producto. Los efectos de corto pLazoclela mala alineación del tipo de carnbio
real y de los déficit presupuestarios podían pasarse por alto mientras que los
recr.lrsospetroleros siguieran creciendo. Cuando se debilitó el mercado petro-
lero a mediados de 1981, se advirtié que la elevación del precio del petróleo
podna ser sencillamente un fenórneno temporal (véase la grrifica 2¡. Esto,
armado a la gran magnitud cie los desequilibrios macroeconómicos subya-
centes y a la perspectiva de ca:nbio que surge naturalrnente cuando la
adrninistración llega a su término, carnbió rápidamente la perspectiva eco-
nómica.as Las expectativas se ajustaron con rapidez a medida que se ponía
cada vez más en duda La capaciclad del país para sostener las políticas
vigentes; se inició la fuga de capital en cantidades considerables. La crono-
logía de los acontecirnientos era políticamente desafortunada: Ia fugr de capi-
tal se inicié cuando llegaba a su fin la presidencia de López Portillo, de modo
que quedabanpocos meses para el cornplicado proceso de designar un suce-
sor. El Presidente afrontaba precisamente la situación que había intentado
evitar: un voto de confianza negativo del sector privado;
a5Este es r-ln subproducto importante de un sistema politico como el mcxicano, donde Los
ptesidentes no pueden ser reelegidos. Al ecercarse el final del sexenio, el gobierno en turno
podría dejar de interiorizarplerramente los efectos de las políticas econémicas a mediano plazo,
con lo cual acorta el horizonte de planeacion de otros agentes.
!1
ij¡
il 286 EXPERIENCIAS DE AI-GUNOS PAÍSES
,!
!
implicito era que el Poder Ejecutivo no entendía ni controlaba completarnente el proceso.
I. d Sólo podemos es¡recular acerca de la razén por la que la respuesta inicial del gobierno de
los Estados Unidos ante la crisis de México, sobre todo durante la primera mitad de 1982, fuese
il,
i¿ diferente de la de 1976. Es posible que esto se debiera a las diferencias de la administraciótr
(Carter vs. Reagan), al hecho de que la crisis tuviera ahora una magnitud múcho mayor (ya que
implicaba a otros países latinoamericanos), a las diferenciaspreviamente existentes en la política
exterior de México y Ce los Estados Unidos, sobre tcCo req)ecto a Nicaragua. Sólo m:is :arde'
en agosto cle 1982, crrando había wr gran riesgo de mora con repercr¡siorres directas en los grandes
n¿exco 287
t-
solver la crisis política que fue su rajsoru d'étre inigial.s2 Así pues, como
a vimos en la sección ltt, no hay duda de que los rqgímenes de Ectreverria yde
López Portlllo obhrvieron"¡nagrRsj.{s"flIlÍadgs *en#;l,fre¿lie ,econrámiee}esw"
Y pbrdió el equilibrio din¡irnico,eüo.s€,habia.conservado gon,tanto cuidado.*.
S
d;{qanteel desa:rollo estabilizadef.s3 Pero du¡ante el reglfnel de Qc,!g;qt4k
s-e lograron algunos avances notabtss en cl frp¡¡(p''"políticeu**At¡r'tql¡G*@R#
vacilacions, se abrió.la puerta + gIlg.qFF,,ñ,$F.fg..gma$,pril,**¡eas*Jars4xeftirw
I polrtica quedó atnii;ge'dqff
>
*$.ññ.ü
tg peügros..o;se estabieció la übertad de pf*ema. Con él inicio deil desÍrante.
I
lamiento del sistema político cor¡poraü!:Q.qermdo,de,olea,,.a¡1os"-,sigs¡enta,
s;pgnta, México inició-una transformación hacii una socied3d ppb,tls.Aglgp.tf*"
Echeverría fue un elemento decisivo en'ás.teproges-e"-, :
f,ural. *-
I u' Con t-ópez Portillo tenemos ta¡nbién una situáción mixta. Hubo
urur
, reformapohtic" sustarrcialque consolidó los movimientos iniciates de Eche-
: verría hacia un'Estado menos represivo; se legalizaron los partidos políticos
de la izquierda. Esto fortaleció sin duda a la sociedad civil. Por otra parte, y
quizÁparadójicamente, el populismo de LópezPortillo no pudo alcanzar sus
objetivos políticos porque el endeudamiento enonne, la nacionalización
bancaria y los controles de carnbios no fortalecieron al gobierno sino que lo
debilitaron m¿ísarur. I-a fuerzano puede resultar de la herencia de una deuda
pública enorrne y de unsectorfinánciero que escapaal control gubernamental
a medida que se reduce la importancia de los bancos-como intermediarios
financieros, mientras que las transacciones con divisas continúan con el
mismo vigor.sa Y aunque las consider;acionesdistributivas no fueron obvia-
s2Desde esta
¡rerqrectiva, los economistas ortodoxos que critican a los gobiernos populistns
alegan que los mismos objetivos distributivos que tales gobiernos dicen perseguir podrían
alcanzarse con un costo menor o por medios m¡is eficientes, o con ambas cosas, tienen razón
desdé unpunto de vista técnico, pero quiá pierden de vista lo m:ís importante.'
-s3Hasta ahora, los gobernantes continúan su lucha ¡ror reducir la tasa inflacionaria y elevar
la tasa del crecirniento económico; quic'nesseñaiaban los peligros del rompimiento del equilibrio
rnacroecorrórnico tenian bási camente razón.
s' I-osdefensores de loscontrolesde cambios (Tello, 1987) sosteníanqueloscont¡-oles darían
más "grados de libertad- a la política económica, al desconectar la tasa de interés intema de la
externa y permitir que el gobiemo aplicara refonnas tributarias más audaces sin temor a la fuga
de capital. I-a nacionalización <ielos bancos era entonces necesaria para ayudar a implantar tales
controles (reduciendo al misrno tiempo el poder político del 'sector financiero-). Sin embargo,
comrl ha sostenido uno de nosotros en otra parte, estos argumentos son poco convincentes
(Bazdresch, 1985). Dada Ia proximidad cle México a los Estados Unidos, los controles de
cambios no ayudarían a teducir la movilidad del capital. En consecuencia, si se quisiera mantener
el ahorro interno en el sistema fina¡rciero nacional, los controles de cambios no lograrian
desconectar a la tasa de interés interna de la tasa de interés mundial. Además, no está clara la
rranera como los defensores de los ccntroles de cambios fijarían las tasas de interés intemas
aunque la economía estuviese cerrada a los movirnientos del capital; lo importante aquí es que
la taea de interés es un r:recio intertem¡roral que desempeña un papel fundamental en la
distribución del consumo lo largo del tümpo ! no puedá fijarse indépendientemente de las
preferencias de los agentes. "
iiI
ii E
:; F
iF
ri $
:i if E)GERIENCIAS DE AI.GUNOS PAÍSES
,lt
i; it
:, ]i
:li mente las motivaciones de estasacciones, es claro que los pobres de México
no se beneficiaron con ellasss y han soportado, por lo menos en términos
absolutos,los costoseconómicos de-Iajuste inevitable a los grandes desequi-
übrios rrr¿lcroeconómic os.
Vemos así que las pohticas populistas, aparle de sr¡s obvias desventajas
económicas, no fortalecen generalmente al gobierno. Una vez terminado el
episodio populista, s€$,.#l4¡¿.l.€*.losingpnJivos, r cg,IlE;gÉg._9"_,g.*-Tggleddos
para
increne4tar la inversión priv.4r{a,porque loS inversiorustas*exigen réndi-
q4gntos Inayores paxa,so-$lpe¡lSafIa inqefiiciurnbre observadá t"lds rieftos
rnayoJes.Asípues, eluso delapotítica económicaparapersegufr-los intei€es
pou¡¡óos {el gotierno a cortó plaá rysulta d¡üemén¡e,ó"rró"s*"j".{ró.-$1"
tgrminan los episqdios con wta-Irecesidad de la estabiüzasiónrr-lacropegsO-
rniCa, sino que la mayor incertidr¡rnbre gene¡al ac,tua.comgrglig¡¡,¡¿p.g!e,S.gb&
la inve¡sión nueva que deprime las perspectivas del crecirnie.¡1tga largo p.\gzo.
En vista de sus consecuencias indeseablespara el bienestar, iéariia p&rzín
evitarse los episodios populistas? La respuesta qs compleja, pe.Etg
que dos elementos deben desempeñar un papel dominante. i
sociedad civil -el conjunto de instituciones nc gubernamentales que-junto
con la burocracia del gobierno central conforman la nación- deberá forta-
lecerse. El gobierno tiene ahora demasiado rrrargen para actua¡ arbitraria-
mente (al reprimir a la población, como ocurriera con Díaz Ordaz, o aL
nacionalizar repentinamente los bancos, como ocurrió con López Portillo).
El papel protagónico que desempeñó el gobierno deberá disminuir hasta
cierto punto. Debe quedar claro que fortalecer la sociedad civil fortaleneráa
su vez al gobierno, porque este último tendni entonces un mandato legítimo
de la primera para tealizat reformas. Y mientras que un gobierno "firerte" es
un concepto de operación difícil, entendemospor tal cosa una situación en
la que el gobierno tiene, entrre otras ccsas, la capacidad necesaria para
decretar e im¡roner estnrcturas tributarias razonables, crear ambientes insti-
tucionales donde los conflictos se resuelvan en los térm¡ro de la ley, y donde
no haya necesidad de hacerprornesas insoste.nibleso arreglos especiales con
grupos especÍficos pata obtene¡:legitimidad y apoyo. Si los episodios popu-
listas ocurren cuando los gobiernos ya no tienen más *fichas para jugar", los
gobiernos fuertes podríanno sentirla necesidad de aplicarpohticas populis-
tas, o podrían coregirlas antes de que provoquen daños a largo plazo. Pero
es más importante el hecho de que, en urur sociedad civil fortalecida, los
gobiernos no podnín llevar al país a episodios económicos populistas.
RspeRENcrAs BrBLrocRli,FrcAS