Proceso de Ejecución

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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

CURSO: PROCESO DE EJECUCION


TEMA:
MEDIDAS CAUTELARES ESPECIFICOS SECUESTRO
DR: RUIZ JARA OSCAR.

MIRIAM YESSICA NUÑEZ CARY

PILAR POZO CABELLO

FRANK ISAGUIRRE CHUMPITAZI

YSABET AEDO CASTAÑEDA

MILAGROS REATEGUI

LIMA– PERÚ 2018

VIII SIGLO
AGRADECIMIENTO

Al profesor; Por la paciencia y dedicación

en las enseñanzas vertidas y por el apoyo


incondicional.

1
DEDICATORIA

A Dios; Por guiarnos a realizar este trabajo


monográfico tratando siempre de aprender
cada día más.

2
INDICE

1.- Introducción 04

2.- CAPITULO I

3.- 1.1 Definición de medidas cautelares especificas 05

4.- 1.2 Las medidas cautelares y los procesos ejecutivos 06

5.- 1.3 Conceptos doctrinarios y jurídicos sobre el secuestro conservativo de bienes 07

6.- 1.4 El secuestro judicial 09

7.- CAPITULO II

8.- 2.1 El secuestro conservativo decreto legislativo 11

9.- 2.2 Principales tipos de secuestro de bienes según lo regulado en el

código procesal civil de 1993 13

10.- 2.2.1 Secuestro de vehículo 13

11.- 2.2.2 Secuestro de bienes informáticos 13

12.- 2.2.3 Secuestro de bienes dentro de una unidad de producción o de comercio 14

13.- 2.2.4 Secuestro título de crédito 14

14.- 2.3 Cateo en el embargo en depósito en el secuestro 14

15.- 2.4 El secuestro conservativo y convencional 14

16.- 2.5 Diferencia entre el secuestro y el deposito 19

17.- Conclusiones 21

18.- Bibliografía 23

3
INTRODUCCIÓN

Cuando hablamos de un proceso cautelar, entendemos referirnos a aquel tipo de proceso


que tiene como finalidad cautelar una situación de hecho o de derecho que es ya objeto
de un juicio pendiente de declaración de certeza, o que podrá más adelante ser objeto de
un juicio futuro de declaración de certeza sin que importe el hecho de que la finalidad
cautelar se presente como objeto principal al cual se dirija la actividad jurisdiccional, o
se presente ocaso como un momento o una fase incidental, en otra forma, de actuación
del derecho y particularmente de declaración de certeza o de condena.

El Secuestro de Bienes se constituye en una de las Medidas cautelares específicas


que también se aplica con mayor frecuencia anticipadora en los procesos ejecutivos, a
efectos de hacerse la cobranza correspondiente de deudas, se pueda exigir por parte del
demandante ante la instancia judicial respectiva de que se pueda efectuar el
apoderamiento forzoso y retención, en forma anticipada, de determinados bienes muebles
para poderse asegurar la cobranza de la deuda que corresponda efectuar de manera
amortiza dora progresivamente, ante una inminente dictaminación de la sentencia que se
pueda emitir implicando la cobranza obligatoria de la deuda exigible.

Se tratará acerca del Secuestro Conservativo, como aquel que tiene una naturaleza
jurídica vinculada con la conservación de un bien que ha sido materia de una medida
cautelar, en un proceso judicial, por el cual intervienen el depositante y el depositario.

Los objetivos del presente trabajo son:

1. Explicar los fundamentos doctrinarios y legales sobre el Secuestro


Conservativo de Bienes como medida cautelar específica.
2. Señalar la relevancia que tiene este tema a partir de la doctrina procesal
civil imperante en el código procesal civil vigente.
3. Desarrollar el tema, de acuerdo con la interpretación del Código Procesal
Civil vigente, enfatizándose en hacerse las diferencias correspondientes
entre lo que es el secuestro judicial, y sobre lo que es el Secuestro
Conservativo de Bienes.

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LAS MEDIDAS CAUTELARES ESPECÍFICAS – LA MEDIDA CAUTELAR
DEL SECUESTRO DE BIENES EN LOS PROCESOS EJECUTIVOS

CAPÍTULO I

FUNDAMENTOS DOCTRINARIOS – JURÍDICOS SOBRE LAS MEDIDAS


CAUTELARES ESPECÍFICAS Y ACERCA DEL SECUESTRO
CONSERVATIVO DE BIENES MUEBLES

1.1. DEFINICIÓN DE MEDIDAS CAUTELARES ESPECÍFICAS


“Son aquellas medidas características del denominado Proceso Cautelar, que se
determinan para asegurar el cumplimiento posterior de la sentencia por parte del obligado
a la misma, o en otras palabras, a asegurar que no se evada de su obligación o que su
patrimonio no se vea afectado de tal forma que dicho cumplimiento no se vea amenazado”
(Monroy, 1995, p. 132).

Las medidas cautelares o “providencias cautelares” constituyen para los que


demandan justicia uno de los institutos procesales más eficaces para la tutela de sus
derechos e intereses, al brindarles la posibilidad de obtener del órgano jurisdiccional la
providencia adecuada destinada a garantizar el cumplimiento de la futura decisión
estimativa de fondo o definitiva a expedirse en el proceso principal.

Desde el punto de vista doctrinario, en el tipo de procesos de ejecución o de


procesos ejecutivos, el Estado realiza sobre el patrimonio del obligado, normalmente por
equivalente de naturaleza económica, ya no una simple declaración o medida cautelar,
sino la "ejecución" de esa obligación que incumplida ha necesitado la intervención del
organismo jurisdiccional. A la acción ejecutiva bien planteada corresponde de inmediato
un mandato "de pago", "de hacer" o "no hacer", "de entrega de bienes", etc.

A este tipo de proceso ejecutivo principal, se agrega normalmente una cuarta


forma de proceso de "naturaleza cautelar" o secundario denominado en la teoría como
proceso o medidas cautelares" siendo la más nítida de ellas la figura jurídica de "embargo"
en sus diversas formas, clases y modalidades, de acuerdo con la naturaleza del bien o
bienes que se afectan con fines estrictamente cautelares o conservativos, pero referido a
la ejecución.

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1.2. LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LOS PROCESOS EJECUTIVOS

El Decreto Legislativo N° 1069 de Junio del 2008, ha intentado unificar los


procesos ejecutivos, lo que solo ha quedado en el intento pues inicialmente existe un
proceso único de ejecución que luego se diversifica en el camino en los mismos procesos
de la normativa derogada o en nuevos procesos especiales y con distinta competencia para
determinados títulos ejecutivos, en que cabe ver la competencia para títulos de naturaleza
extrajudicial que corresponde asumir entre los jueces de paz letrados y los civiles en
función de la cuantía; mientras que la competencia para ejecuciones de garantía, debe
asumirse por el juez civil obviándose la cuantía; en cuanto a la competencia para la
ejecución forzada del laudo será el juez sub especializado en lo comercial o en su defecto
el juez civil del lugar del arbitraje el del lugar donde el laudo debe producir su eficacia;
mientras que la competencia para la ejecución de laudos extranjeros reconocidos será el
juez sub especializado en lo comercial o, en su defecto, el juez civil del domicilio del
emplazado, o si el emplazado domicilia dentro del territorio peruano, del lugar donde
tenga sus bienes o donde ejerza sus derechos.

En referencia al proceso accesorio o medidas cautelares del proceso ejecutivo, cabe


señalar que a diferencia de éste, aquel no conduce ni a la cosa juzgada ni a la restitución
forzosa; por el contrario, mediante él, se trata de crear un estado jurídico provisional;
comparándolo con lo que ocurre con el vendaje de una herida cualquiera, que siempre
tiene un carácter cautelar, preventivo o como se diría aséptico, siendo su carácter
inmediato y cautelar obvio.

Objeto de las medidas cautelares.-

La finalidad de las medidas cautelares es evitar que se tornen ilusorios los derechos de
quien la solicita ante la posibilidad de que se dicte una sentencia favorable. Es decir que
se trata de evitar la posible frustración de los derechos de las partes a finque no resulten
innocuos los pronunciamientos que den término al litigio. Así la garantía cautelar aparece
como puesta al servicio de la ulterior actividad jurisdiccional y que deberá restablecer
de un modo definitivo la observancia del derecho; la misma está destinada, más que
hacer justicia, a dar tiempo a la justicia de cumplir eficazmente su obra. En consecuencia,
las medidas cautelares tienen por finalidad asegurar el resultado práctico de la sentencia

6
que debe recaer en un proceso determinado para que la justicia no sea burlada haciéndola
de imposible cumplimiento. Las medidas cautelares se dirigen a salvaguardar el Imperium
iudicis, ósea impedir que la soberanía del Estado, es su más alta esta expresión que la
Justicia se reduzca a ser una tardía e inútil expresión verbal o una vana ostentación dé
lentos mecanismos destinados a llegar siempre demasiado tarde.

1.3. CONCEPTOS DOCTRINARIOS Y JURÍDICOS SOBRE EL SECUESTRO


CONSERVATIVO DE BIENES

Como segundo tipo de las medidas cautelares para futura ejecución forzada, se
tiene al secuestro. Este tipo de medida cautelar es admisible cuando el proceso principal
tiene por finalidad concreta la dilucidación del derecho de propiedad o de posesión sobre
determinado bien, el cual quedará afectado con la medida cautelar mediante la
desposesión del mismo a su tenedor y su ulterior entrega a un custodio, el cual es
designado por el juez de trabajo y a quien se le investirá de atribuciones y facultades
respecto al bien materia de secuestro.

El Secuestro es aquella medida cautelar específica que se puede aplicar para la


apropiación/apoderamiento y retención conservativa de los bienes muebles que
dispongan los deudores demandados en procesos ejecutivos, para efectos de hacerse
también la cobranza respectiva y que corresponda de una deuda que se pueda pagar en su
debida amortización pertinente, más ante una posible o inminente emisión de la sentencia
judicial que corresponda en que se determine definitivamente el cobro de la deuda
pendiente; ello a diferencia del Embargo que solo se aplica como medida cautelar para
bienes inmuebles o propiedades inmuebles que tengan los deudores.

Por su parte, otros autores como López Blanco (2009), define al Secuestro de
Bienes como “la entrega de una cosa o un bien mueble o de un conjunto de bienes se hace
a una persona para que los tenga en su poder en depósito o los administre, según su
naturaleza y utilización, a nombre y ordenes de la autoridad competente que lo ha
decretado. De la diligencia se elabora la correspondiente acta que se firma por quienes
concurrieron en ella” (p. 89). Con esto se cumple con la finalidad del secuestro como es
la aprehensión física del bien mueble o inmueble por parte de un secuestre el cual debe
entregarlo al momento de finalizar el litigio.

7
De conformidad a lo regulado en el primer párrafo del Artículo 643 del Código
Procesal Civil de 1993, se trata acerca del secuestro judicial, mientras en lo que compete
al secuestro conservativo de bienes es aquel que se aplica sobre bienes del obligado
deudor, a fin de que se puedan asumir como forma de pago acorde a lo estipulable en las
disposiciones del título ejecutivo que se emita judicial o extrajudicialmente, sobre la
forma de pago de la deuda que respectivamente se haya abordado por el proceso ejecutivo
correspondiente, ello de conformidad a lo regulado en el segundo párrafo del Art. 643 C.
P. Civil.

Según sostiene el autor Donaires (2011), “el Secuestro Conservativo de Bienes


Muebles es una efectiva medida futura de ejecución forzada para la cobranza de toda
obligación de deuda, mediante el cual se llega a afectar físicamente pero no jurídicamente
a un determinado bien mueble, para garantizarse en sí, el cumplimiento de la sentencia a
dictarse posteriormente en torno a la cobranza de deuda pendiente de pago”.

El autor Hugo Rocco citado por Peláez (2007), considera que el secuestro “es una
orden con la que el órgano jurisdiccional competente, a solicitud de un sujeto interesado,
le quita la disponibilidad de un bien, mueble o inmueble o de una universalidad de bienes,
o de una hacienda, a otro sujeto que lo detenta o de una cosa que constituye una prueba
real pre constituida proveyendo a la custodia de ellos, de forma que quede inmodificada
la situación de hecho o de derecho evitando el peligro de que por hechos naturales o
voluntarios sean suprimidos o eliminados o restringidos los intereses del derecho
sustancial o procesal”.

Mientras que Hinostroza (2011), sostiene que el secuestro “es la medida cautelar
por la cual se afecta física y no jurídicamente un determinado bien mueble (registrado o
no) para asegurar el cumplimiento de la sentencia a dictarse posteriormente. Implica la
desposesión del bien de su tenedor (que puede ser el afectado o un tercero, si no estuviese
en poder del primero) y entrega a un órgano de auxilio judicial denominado custodio,
para que lo guarde y conserve a orden del juzgado hasta que se decida en definitiva el
asunto principal (si acaso el levantamiento, sustitución o variación de la medida
precautoria no se produce antes”.

De manera análoga se le puede asemejar con la figura del Embargo en forma de


Depósito, pero con desposesión o arrebatamiento físico del bien mueble de valor, que se
le sustrae al demandado afectado, sobre quien recae la medida cautelar de secuestro

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correspondiente. Una diferencia explícita con relación a la figura del embargo en forma
de depósito, es que en este último se designa al propio afectado como depositario;
mientras que en el secuestro, el bien afectado es retirado o sustraído del dominio físico
del obligado o tercero para su entrega final a un depositario ajeno a las partes del proceso
ejecutivo que corresponda todo ello de conformidad a lo estipulado en el Art. 649 segundo
párrafo del C.P. Civil vigente.

1.4. EL SECUESTRO JUDICIAL

En lo que respecta a la medida cautelar de secuestro judicial cabe considerar lo


regulado en el 1er párrafo del Art. 643 C. P. Civil que lo define como la medida aplicable
en forma anticipada de poderse dar con el apoderamiento forzoso de retención de los
bienes muebles requeridos, ello en función de haberse dilucidado el carácter de propiedad
o de posesión que ostenten tales bienes, y a efectos de irse asegurando el cobro de las
deudas pendientes por parte del obligado deudor demandado, mucho más antes de
emitirse la sentencia judicial que corresponda al respecto, y en que por exija
definitivamente el cobro de la deuda pendiente de pago.

De conformidad con lo sostenido por el autor Morales (1988), “el Secuestro


Judicial es aquella forma de sustracción de apoderamiento, retención y depósito de una
cosa o bien mueble que se lleguen a disputar dos o más individuos, a efectos de
depositarse tales bienes secuestrados en manos de otro o de un tercero que deberá
restituirlos al que obtenga finalmente una decisión judicial a su favor; siendo que al
depositario, o a la persona a quien se le confía la guarda de la cosa, se le denominará
como secuestro” (p. 230).

De esta manera se tiene que el mandato de sentencia judicial tiene un pleno


carácter de medida cautelar anticipativa, en que se exija por orden judicial de que se
secuestre o proceda con el apoderamiento autorizado de los bienes muebles, para efectos
de asegurarse una cobranza anticipada de la deuda que tenga el obligado demandado; o
propiamente para efectos de mantenerse en conservación los bienes muebles de alta valor
económico – patrimonial para asegurarse a futuro la cobranza total de las obligaciones
de deudas que de manera absoluta deberán cobrarse respectivamente en sí a los obligados
demandados en sí.

9
En función de lo señalado por Alarcón Fernández (2015): “Esta forma de
secuestro se ordena cuando existe donde se dilucida sobre la propiedad y posesión de un
bien determinado, sea este mueble o inmueble” (p. 33).

Según Fernández Vargas, citado por Peláez (2007), señala a esta medida en que
se le conoce en doctrina como “secuestro en sentido propio”, porque su finalidad es
cautelar la cosa misma, que es objeto de controversia; y porque tiende además a la
preservación de la existencia e integridad del bien o bienes (muebles o inmuebles) que en
sí mismos constituyen el objeto del litigio ya promovido o que se habrá de promover,
sustrayéndolos de la disponibilidad material y jurídica de toda persona. (Peláez, 2007)

Para la autora Ledesma (2008), “el secuestro judicial es una medida cautelar de
conservación de un bien específico. Como tal garantiza el mantenimiento de la integridad
del bien de litis hasta el final del proceso, para hacer posible la ejecución específica de la
sentencia”. Se tiene que con dicha medida cautelar se instrumentaliza desapoderando al
poseedor del bien y entregándolo a un tercero, quien se convierte en custodio. La idea
central en este tipo de medida es que la acción que se ejercite en el proceso principal esté
dirigida a obtener la entrega de una cosa específica o determinada, como consecuencia de
haberse dilucidado el derecho de propiedad o posesión sobre un bien determinado. No se
trata de pretensiones dinerarias sino de declarativas de derechos.

El autor Lino Palacio, también citado por Hinostroza (2011), señala que “este tipo
de secuestro tiene a preservar la integridad o evitar el uso de la cosa que constituye materia
de un litigio actual o futuro y recae, por lo tanto, sobre el objeto mediato de la pretensión
principal ya interpuesta o que se ha de interponer”.

Se tiene así finalmente que el secuestro judicial es un acto procesal por el que el
juez o en su nombre el secuestre removido, llega a entregar un bien a un secuestrario,
quien adquiere la obligación de cuidarlo y guardarlo; y finalmente de restituirlo en
especie, cuando así se le llegue a ordenar.

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CAPÍTULO II

TRATAMIENTO DEL SECUESTRO CONSERVATIVO DE ACUERDO AL


DECRETO LEGISLATIVO Nº 1069 DEL 27/06/2008, Y PRINCIPALES FORMAS
DE SECUESTRO DE BIENES MUEBLES SEGÚN EL CÓDIGO PROCESAL
CIVIL DE 1993 Y SUS ÚLTIMAS MODIFICATORIAS

2.1. EL SECUESTRO CONSERVATIVO. DECRETO LEGISLATIVO Nº 1069,


Es aquella medida preventiva que constituye, según expresa Mattirolo citado por
Hinostroza Mínguez (2002): “...una garantía sobre los bienes muebles del deudor que el
juez concede al acreedor...” (p. 151).
“El patrimonio del deudor es la prenda común de sus acreedores” decía De Lazzar
(1989); es un “principio aceptado universalmente; significando ello que cualquier bien
del deudor se encuentra, implícitamente, afectado por la existencia de una obligación
incumplida, y otorga al acreedor el derecho a secuestrar cualquier bien de propiedad del
deudor, con el objeto de conservarlo para su venta judicial oportuna (en ejecución
forzada)” (p. 221).
Tal como ya se ha señalado líneas arriba, por el secuestro se desapodera al poseedor
de un bien que luego será entregado a un tercero que asumirá la calidad de custodio. A
diferencia del secuestro judicial, donde también hay desposesión; pero, sólo respecto del
bien que se discute en el proceso principal, el secuestro conservativo recae en cualquier
bien del deudor.
Esta diferencia es la que se extrae del sentido de la regulación hecha por el artículo
643º del Código Procesal Civil peruano; pues, en su primer párrafo prescribe que cuando
el proceso principal tiene por finalidad concreta la dilucidación de derecho de propiedad
o posesión sobre determinado bien, la medida cautelar puede afectar a éste, con el carácter
de secuestro judicial, con desposesión de su tenedor y entrega a un custodio designado
por el juez. En cambio, en su segundo párrafo, establece que cuando la medida cautelar
tiende a asegurar la obligación de pago contenida en un título ejecutivo de naturaleza
judicial o extrajudicial, puede recaer en cualquier bien del deudor, con el carácter de
secuestro conservativo, también con desposesión y entrega a un custodio. En ambos
casos, les son aplicables las disposiciones referidas al embargo en cuanto sean
compatibles con la naturaleza de aquellos.

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En la redacción original de la citada norma, modificada por el Decreto Legislativo
Nº 1069 del 2008, el secuestro conservativo estaba limitado a la existencia previa de
mandato ejecutivo, lo cual generó una serie de controversias en la doctrina y
jurisprudencia nacionales, como veremos más adelante. De acuerdo con la nueva norma,
respecto del secuestro conservativo, debe concederse esta medida cautelar, cuando se
busque asegurar la obligación de pago contenida en un título ejecutivo de naturaleza
judicial o extrajudicial.
Por prescripción de la norma contenida en el artículo 688º del Código Procesal
Civil, también modificada por el Decreto Legislativo Nº 1069, son títulos ejecutivos:
a) las resoluciones judiciales y laudos arbitrales firmes,
b) las actas de conciliación a las que la ley le concede aquella calidad,
c) los títulos valores (con protesto o constancia respectiva o sin ellos en los casos
permitidos),
d) la constancia de inscripción y titularidad expedida por la Institución de
Compensación y Liquidación de Valores, respecto de los valores representados por
anotaciones en cuenta, según la ley de la materia,
e) el documento privado reconocido o la copia certificada de la absolución de
posiciones, expresa o ficta, en el procedimiento de prueba anticipada,
f) el documento privado que contenga transacción extrajudicial,
g) el documento impago de renta de arrendamiento (recibo de alquiler debidamente
firmado por el arrendador girador), debidamente respaldado por el respectivo instrumento
que acredita la relación contractual,
h) el testimonio de escritura pública;
i) los demás títulos a los que la ley les otorgue mérito ejecutivo.

La magistrada y docente universitaria, Ledesma Narváez (2002), comparte el


criterio “de que la petición del secuestro conservativo debe reunir los siguientes
requisitos: que el pedido recaiga sobre bienes muebles susceptibles de ser materialmente
desapoderados; que el litigio sea ajeno a la titularidad o posesión del bien cuyo secuestro
se pretende, ya que en ese supuesto se estaría ante el secuestro judicial; y que exista
indiferencia en la condición de tenedor del bien, lo cual no ocurre en el secuestro de bienes
en litigio” (p. 151). Así, existirían dos ejes que sostienen al secuestro conservativo: que
la titularidad de los bienes que se afecten sean de propiedad del deudor, aunque estos se
encuentren en poder de terceros; y, que la naturaleza de dichos bienes permitan el

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desplazamiento, para que opere la desposesión y entrega al custodio, de lo contrario,
estaríamos ante un depósito y no ante un secuestro conservativo propiamente dicho.
Así, si antes, el secuestro conservativo estaba limitado a los procesos ejecutivos,
ahora, es posible su concesión dentro de los procesos de conocimiento, abreviados y
sumarísimos en los que exista sentencia que condena al demandado al pago de una suma
de dinero
Otra limitación que ha sido superada con la nueva norma, es respecto de las
medidas cautelares fuera de proceso; esto es, medida antes de la presentación de la
demanda principal. Al no existir la exigencia de mandato ejecutivo previo, ahora sí es
posible la concesión de secuestro conservativo fuera de proceso; sólo será exigible la
existencia de una obligación de pago contenida en un título ejecutivo (o de ejecución).

2.2. PRINCIPALES TIPOS DE SECUESTRO DE BIENES SEGÚN LO


REGULADO EN EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL DE 1993
2.2.1. Secuestro de vehículos

Se trata de una de las principales modalidades de secuestro sobre bienes muebles


de alto valor económico que posean los obligados demandados, tratándose
específicamente de los bienes de tipo vehicular que se dispongan por los deudores, en que
casi generalmente tales bienes secuestrados para fines de pago de deuda, pueden tener un
valor económico promedio de entre $32000 a $ 217000 Dólares Americanos; lo que
representa en sí una elevada estimación y consideración fundamental para mantenerse
tales bienes muebles bajo secuestro conservativo hasta que se pueda emitir el título
ejecutivo judicial que haga procedente la cobranza definitiva de la deuda que corresponda,
y en base al cobro a efectuarse con el bien vehicular secuestrado principalmente.

Conforme al Art. 647 del C.P.C. de 1993, El vehículo sometido a secuestro, será
internado en almacén de propiedad o conducido por el propio custodio, accesible al
afectado o veedor, si lo hay. El vehículo no podrá ser retirado sin orden escrita del Juez
de la medida. Mientras esté vigente el secuestro, no se levantará la orden de captura o de
inmovilización.

2.2.2. Secuestro de Bienes Informáticos

Conforme a lo regulado en el Artículo 647 - A. acerca del Secuestro conservativo


sobre bienes informáticos; en caso de que se dicte secuestro conservativo o embargo,
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sobre soportes magnéticos, ópticos o similares, el afectado con la medida tendrá derecho
a retirar la información contenida en ellos.

Quedan a salvo las demás disposiciones y las medidas que puedan dictarse sobre
bienes informáticos o sobre la información contenida en ellos.

2.2.3. Secuestro de bienes dentro de una unidad de producción o de comercio

Acorde al Artículo 651 del C.P. Civil de 1993., se establece que pueden
secuestrarse bienes muebles que se encuentran dentro de una fábrica o comercio, cuando
éstos, aisladamente, no afecten el proceso de producción o de comercio.

2.2.4. Secuestro de títulos de crédito

Conforme al Artículo 652 del C.P.C. 1993 se tiene que cuando se afecten títulos-
valores o documentos de crédito en general, éstos serán entregados al custodio haciéndose
la anotación respectiva en el documento, conjuntamente con copia certificada de su
designación y del acta de secuestro, a fin de representar a su titular. El custodio queda
obligado a todo tipo de gestiones y actuaciones que tiendan a evitar que el título se
perjudique y a depositar de inmediato a la orden del Juzgado, el dinero que obtenga.

2.3. CATEO EN EL EMBARGO EN DEPÓSITO O EN EL SECUESTRO

En base al Artículo 653 del Código Procesal referido se establece que si al momento
de la ejecución de la medida se advierte el ocultamiento de bienes afectables, o si éstos
resultan manifiestamente insuficientes para cubrir su monto, podrá el Auxiliar
jurisdiccional, a pedido de parte, hacer la búsqueda en los ambientes que esta le indique,
sin caer en excesos ni causar daño innecesario. Puede, incluso, atendiendo a
circunstancias plenamente justificadas, proceder a la búsqueda en la persona del afectado,
respetando el decoro de ésta.

2.4. EL SECUESTRO CONSERVATIVO Y EL SECUESTRO CONVENCIONAL


El Código Civil peruano regula el secuestro convencional como contrato a partir
del artículo 1857º hasta el artículo 1867º, definiéndola que por el mismo, dos o más
depositantes confían a un depositario la custodia y conservación de un bien respecto del
cual ha surgido controversia, acordando que el bien debe ser entregado, conforme al

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resultado de la controversia, a quien le corresponda. El contrato debe constar por escrito,
bajo sanción de nulidad. Cuando la naturaleza del bien lo exija, el depositario tiene la
obligación de administrarlo; así, los contratos que celebre el depositario – administrador,
concluirán de pleno derecho si antes del vencimiento del plazo, se pusiere fin a la
controversia.
En caso de inminente peligro de pérdida o grave deterioro del bien, el depositario
puede enajenarlo con autorización del juez y conocimiento de los depositantes. Si el
depositario deviene incapaz o muere, los depositantes designarán a su reemplazante. En
caso de discrepancia, la designación la hace el juez.
Los depositantes son solidariamente responsables por el pago de la retribución
convenida, los gastos, costas y cualquier otra erogación que se derive del secuestro. El
depositario puede retener el bien en tanto no le haya sido satisfecho su crédito.
El depositario que sea desposeído del bien puede reclamarlo a quien lo tenga en
su poder, incluyendo cualquiera de los depositantes que lo haya tomado sin
consentimiento de los demás o sin mandato del juez.
Le son aplicables a este secuestro, las normas del depósito voluntario, en cuanto
sean aplicables. Así, el secuestro convencional es una modalidad contractual
perteneciente a los contratos de prestación de servicios conjuntamente con la locación de
servicios, el contrato de obra, el mandato y el depósito.
Cabanellas (2002), observa que el secuestro convencional ha venido siendo
regulado históricamente en los mismos antecedentes remotos de la legislación civil
española como fueron en “Las Siete Partidas”, pero casi ignorado por la moderna
legislación procesal. Asimismo, señala que genera una situación rara, por cuanto el
poseedor cuenta con el apoyo jurídico interdictal por lo común, cuando menos para la
retención durante el trámite del juicio; y siempre es título eficaz si las pruebas en contra
no son convincentes. El depósito o desposeimiento, dice, favorece en algo al que
reivindica, por cuanto logra situar lo que reclama en poder neutral. Así, mientras que el
secuestro conservativo es un instituto procesal, el secuestro convencional es una
institución sustantiva con marcados rasgos procesales.
Conforme a lo estipulado en nuestro Código Civil vigente desde 1984 se puede
llegar a establecer la siguiente definición directa sobre el Contrato de Secuestro como
aquella modalidad de contrato de prestación de servicios basada en que dos o más
depositantes llegan a confiar a un depositario o tercero la custodia y conservación de un
bien respecto del cual se ha derivado una controversia o litigio para su posesión final a

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cargo de un depositante elegido favorablemente por decisión convencional entre los
mismos depositantes o por decisión judicial a cargo del juez competente que elige al
depositante indicado. Pese a que este es la definición general sobre dicho contrato acorde
a lo que se establece en el código civil, llegándose a integrar tres artículos pertinentes en
que se sustenta dicho tipo de contrato, siendo correspondientemente los artículos 1857,
1865 y 1866 los que señalan los preceptos conceptuales respectivos, siendo los siguientes:

 Artículo 1857: Por el secuestro, dos o más depositantes confían al depositario la


custodia y conservación de un bien respecto del cual ha surgido controversia.
 Artículo 1865: El depositario puede ser liberado sólo antes de la terminación de
la controversia con el asentimiento de todos los depositantes o por causa
justificada a criterio del juez.
 Artículo 1866: El bien debe ser entregado, conforme al resultado de la
controversia, a quien le corresponda.

Según Huayanay (2000): “El Secuestro en base a la doctrina civil comparada viene
a consistir en aquella forma contractual mediante la cual se procede a establecer una
relación contractual de prestación de servicio en base al cuidado y custodia de un bien
que ha sido obtenido o posesionado mediante la ejecución de una medida de desposesión
o de retención forzada, como garantía para el cumplimiento de una obligación de carácter
económico pendiente” (p. 145); por lo que llegando a establecer una relación doctrinaria
entre lo civil y procesal civil se puede llegar a definir al Secuestro como contrato mediante
el cual se asigna a un custodio la función de brindar un servicio contractual en base al
cuidado y protección de un bien obtenido mediante la desposesión o adjudicación forzada,
bajo orden y constancia judicial, de dicho bien perteneciente a un deudor, a fin de que
este cumpla con la obligación de pago que tiene pendiente con aquel que ha generado el
contrato o mejor conocido como depositante.

De esta concepción aportada se puede llegar a especificar la diferencia notoria


sobre el tratamiento del Secuestro por una parte como contrato tal como se puede
constatar a lo establecido en nuestro Código Civil de 1984, y por otra parte se tiene a la
figura de secuestro contemplado como una medida de ejecución forzada o hasta como de
garantía coactiva para asegurar que el deudor cumpla con la obligación pendiente de pago
que pueda tener con el acreedor, llegándose a dar previamente como garantía uno de sus
bienes sobre el cual al no darse el cumplimiento de la obligación puede procederse a

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realizar la desposesión del deudor sobre dicho bien mediante la ejecución forzada bajo
autorización judicial del secuestro o en caso de exigencia de pago para aquellos deudores
que no tienden a asumir su responsabilidad al respecto o manifiestan permanentemente
no hacer el pago de lo adeudado, por lo que se procede a ejecutar la medida de secuestro
sobre cualquiera de los bienes del deudor y proceder así a coaptarlo para que cumpla con
su obligación ante la implicancia de llegarse a retener como bien secuestrado aquel se le
ha desposeído de su propiedad y conforme a lo que se establece generalmente en los
procedimientos ejecutivos de cobranza de deudas culminándose con el remate o la venta
de dicho bien para efectos de acreditarse la cancelación de la deuda pendiente.

Lo fundamentado al respecto en relación a lo que consiste el Secuestro en el


proceso civil, se puede sustentar específicamente en lo que se encuentra dispuesto en
nuestro propio Código Procesal Civil de 1993.

De esta manera se puede establecer la diferencia precisa del secuestro regulado


como contrato acorde a la doctrina jurídica civil de aquel que se constituye como una de
las medidas forzadas que se aplica para garantizar obligadamente a que el deudor cumpla
con sus obligaciones de pago; ya que como contrato el secuestro se basa plenamente en
una modalidad de servicio derivado o consecuente centrado exclusivamente en
establecerse o acordarse bajo contrato el cuidado por un custodio o depositario sobre el
bien secuestrado; mientras que como medida de ejecución se basa en una medida que
comprende el accionar mismo de su desarrollo hasta procederse a asignar el cuidado del
bien secuestrado al custodio o depositario. Lo señalado hasta el momento se aplica de
manera análoga en nuestra doctrina civil sobre tal contrato, es por ello que se puede
resaltar que el concepto de secuestro desde el enfoque del Código Civil llega a poseer una
cierta limitación en lo que verdaderamente significa el Secuestro conforme a como está
establecido en el Código Procesal Civil, pero que si se trata de considerarlo solo en
materia contractual resulta pertinente y adecuado contemplarlo como una modalidad
acordada de prestación de servicios en relación al cuidado, custodia y hasta de posible
administración del bien secuestrado.

La obligación de conservación y custodia se convierte en el eje principal de las


obligaciones del depositario. Por conservación debe entenderse la realización de actos
que conduzcan a que la cosa mantenga su esencia- características y operatividad en
óptimo estado-, de suerte tal que se deben efectuar gastos para lograr dicho cometido.
Importa pues mantener a la cosa en condiciones de funcionamiento y buen uso.

17
Por el contrario, la custodia importa el deber de cuidado, de vigilancia, de
protección o guardianía sobre la cosa, de suerte tal que el depositario debe evitar
exponerla al peligro, debe ponerla a buen recaudo, debe implementar las medidas
necesarias para que el riesgo sobre la cosa sea el mínimo posible, debiendo sustraer la
cosa del peligro que pueda importar un detrimento o daño directo sobre la misma, en
evidente perjuicio del legítimo titular. La custodia, aunque sea un elemento típico del
depósito, no es, sin embargo, elemento exclusivo de él. En efecto, tanto en el mandato,
como en el transporte, como en el comodato, como en la prenda, como en el secuestro
convencional, la custodia constituye prestación, ya sea principal, ya sea (más a menudo)
accesoria, que incumbe al mandatario o, respectivamente, al porteador, comodatario, al
acreedor pignoraticio, al secuestra ario convencional.

La conservación y custodia exigida son los actos de cuidado diligente que realiza
el poseedor directo, inmediato, respecto de la cosa poseída para evitar su destrucción o
disminución física. Incluso, autorizada doctrina menciona que el secuestra ario debe
comportarse como si fuera propietario de la cosa, debe poner en la guarda de la cosa
depositada el mismo celo y cuidado que él pone en la guarda de las cosas que le
pertenecen.

Por obligación de conservación debe entenderse que el depositario está


constreñido jurídicamente a mantener la cosa en buen estado, debiendo cuidar que el bien
siga manteniendo sus características operativas, sin que sufra desmedro de sus
capacidades y características. La obligación de custodia es una obligación de guarda, de
seguridad, de brindarle protección a la cosa para evitar que esta sufra daño alguno. Son
pues, ambas, prestaciones complementarias, que tienen por finalidad mantener la vida útil
de la cosa mientras dure la controversia.

Esta obligación de conservación y custodia es similar a la existente en el contrato


de depósito-aunque la definición del contrato de depósito en nuestro Código Civil no la
contemple, ARTÍCULO 1814-, con la única salvedad de que en el secuestro se permite
que el depositario no un simple custodio de la cosa, sino que en casos excepcionales el
depositario está obligado a administrar la cosa, de acuerdo con su naturaleza- ARTÍCULO
1859 del Código Civil.

Cabe precisar que a diferencia del depósito, en el secuestro la obligación de


conservación y custodia se encuentra aún más acentuada, por la controversia que se cierne

18
sobre el bien. Dado que el secuestro es un “depósito especialísimo” y que le son de
aplicación las normas del depósito voluntario, en cuanto le sean aplicables-ARTÍCULO
1867 del Código Civil-, cabe anotar que el ARTÍCULO 1819 del mismo Código
proporciona un parámetro conceptual importante para comprender el deber de
conservación y custodia. En efecto, dicha norma le impone al depositario la obligación
de actuar con la diligencia ordinaria exigida por la naturaleza de la obligación y que
corresponda a las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar. Así pues, la
interpretación de lo que debe entenderse por conservación y custodia está limitada al tipo
de obligación pactada propiamente, la especie de secuestro pactada por las partes y a las
circunstancias externas de esta, como señala Macías Ardillo (2005) “las personas
contratantes, el lugar dentro del cual se verificará dicha obligación y el plazo a que está
sometido el contrato. Vale decir, hay que observar esta obligación y el plazo a que está
sometido el contrato. Vale decir, hay que observar esta obligación dual caso por caso“(p.
134).

2.5. DIFERENCIAS ENTRE EL SECUESTRO Y EL DEPÓSITO

CONTRATO DE SECUESTRO CONTRATO DE DEPOSITO

El depositario en el secuestro está El depositario no puede usar ni


autorizado para realizar diferentes actos administrar bienes que se le han confiado.
de administración, con previa autorización No tiene un carácter formal establecido
de los depositantes. dado el carácter comercial en que
El secuestro debe revestir la forma ad mayormente se ejecuta o se rige.
solemnitaten, es decir debe cumplir con Alta variedad de depositantes y poco
todos los requisitos formales de control regulatorio en el orden de los
presentación escrita para constatar su contratos emitidos.
veracidad y legalidad.
En el secuestro los depositantes
necesariamente deben ser dos, se trata de
un bien o varios bienes en controversia.

Existen diferencias notorias entre ambos contratos, solo que la naturaleza explícita del
Contrato de Secuestro es mucho más compleja y demanda un cumplimiento extensivo
y a cabalidad de las normas competentes dado que desde sus orígenes se tiene la

19
responsabilidad de aquellos que se encuentran en la facultad de exigir el cumplimiento
de las disposiciones referentes al cobro de deudas hasta la aplicación de las medidas de
ejecución forzada que incluye la ejecución del secuestro sobre determinados bienes del
deudor, para efectos así de contarse con la autorización judicial correspondiente y
procederse a ejecutar dicha medida y obtenerse los bienes que van a constituir la
garantía necesaria para solventar los montos de las deudas pendientes. De esto se
derivará finalmente en el desarrollo del contrato de secuestro cuando aquellos que
tienen bajo su cargo los bienes secuestrados judicialmente deciden contratar los
servicios de un depositario para que se encargue de cuidar y custodiar dichos bienes
que son depositados en determinado lugar de almacenamiento bajo responsabilidad
contractual del depositario, teniendo implicancias legales considerables y severas si se
incumple tal contrato. En cambio los contratos de depósitos vienen a contemplar las
actividades de almacenamiento y de cuidado de los bienes que son depositados,
implicando las demandas correspondientes por algún incumplimiento del contrato. Se
denota que en materia de naturaleza, connotancia y de implicancias jurídicas los
contratos de secuestros son mucho más complejos y demandan un cumplimiento más
exigente de sus disposiciones contractuales.

Entre otras diferencias a destacar se tiene que en el caso de los contratos de secuestro
los depositarios tienen mayores obligaciones y facultades en lo que respecta a la
administración de los bienes depositados contando previamente con la autorización
correspondiente de los depositantes, caso contrario se da para los depositarios de los
diferentes contratos de depósito que no tienen ninguna función o competencia alguna
para administrar los bienes almacenados dado el carácter de que los bienes que son
almacenados son de carácter comercial directo, y hasta incluso privados que
obviamente no necesitan ser administrados o aprovechados de alguna forma lo que
constituiría una vulneración grave a las disposiciones contractuales del respectivo
contrato.

20
CONCLUSIONES

Las Medidas Cautelares que se regulan en el Código Procesal Civil de 1993, se aplican
de manera anticipada para asegurar que las sentencias judiciales a emitirse se puedan
cumplir, obligando a los demandados o sujetos sentenciados por incumplimiento de
obligación de dar, a cumplir los mandatos judiciales, más sobretodo de poder garantizarse
el patrimonio, bienes u objetos que disponga el obligado o deudor para que se pueda
cumplir con el pago definitivo de la deuda pendiente y acorde a lo que exija la orden
judicial emitida, teniendo en cuenta los pagos de mora e intereses que se hayan generado
del incumplimiento.

Las Medidas Cautelares son mecanismos necesarios para exigir y obligar a los deudores
a cumplir con sus obligaciones de dar suma de dinero o deudas, siendo propicias para su
ejecución en títulos valores en que los deudores hayan dejado constancia de adquisición
de créditos o derechos personales, cuyo secuestro conservativo pueda ir fomentando
progresivamente el pago amortizable de la deuda que corresponda.

Entre las principales Medidas Cautelares reguladas en el C.P.C. de 1993 se tienen al


Embargo y Secuestro que permitirán la futura ejecución forzada de las sentencias
judiciales que se emitan para obligar a los demandados que resulten sentenciados a
cumplir su obligación de deudas pendientes; y asimismo se tienen otras medidas
cautelares a partir de que las medidas convencionales que se hayan determinado al tener
un efecto cristalizador que retiene el bien u objeto que asegure el cumplimiento de la
sentencia judicial a emitirse, pero tales medidas pueden ser contra decidas y modificadas
por medidas de tipo innovativo, que pueden innovar o modificar la situación dada antes
de la traba de la medida, de ahí que se tiene la existencia de la medida cautelar imnovativa
prevista en el C.P.C.

El secuestro, es el depósito de un bien que se disputan dos o más individuos, en posesión


de otro que debe restituir al que obtenga una decisión a su favor; siendo como medida
cautelar que se divide en convencional y judicial; tratándose del secuestro convencional
cuando se constituye por el consentimiento de las personas que se disputan el objeto, y
en cuanto al secuestro judicial es el que se constituye por decreto de autoridad judicial.

El Secuestro Conservativo de Bienes conforme se regula en el segundo párrafo del


Artículo 643 del C. Procesal Civil de 1993, es aquella medida cautelar por el cual se

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exigirá apoderarse y retener conservativamente todo bien que se estipule en el título
ejecutivo emitido por proceso judicial correspondiente o por acción extrajudicial, a
efectos de garantizarse la cobranza de la deuda correspondiente por exigencia del propio
mandato ejecutivo que se expida, para efectos de que antes se culmine el proceso
ejecutivo y de emitirse la sentencia correspondiente; ya se haya podido estar ejecutando
de manera oportuna y efectiva en cuanto a la cobranza anticipatoria de la deuda pendiente,
mediante orden anticipatoria de secuestro judicial de bienes, aprovechándose asimismo
dicha medida cautelar para mantenerse en forma conservativa y estable los bienes
secuestrados, hasta el momento de hacerse efectiva la cobranza de la deuda respectiva,
una vez emitida la sentencia requerida de título ejecutivo en sí.

La diferencia existente entre el secuestro conservativo de bienes y el secuestro judicial,


es que el primero se aplica una vez emitido el título ejecutivo sea por sentencia judicial o
por mandato extrajudicial, mientras que en el caso del secuestro judicial se da en
ejecución por orden judicial en modo anticipatorio en cuanto al secuestro de bienes
patrimoniales - muebles para ir asegurándose la cobranza progresiva, o de conservarse en
retención los bienes muebles secuestrados para hacerse cobro definitivo de la deuda
correspondiente cuando a posteriori se exija definitivamente por sentencia judicial
competente.

Mediante el secuestro judicial, se puede ir asegurando la cobranza anticipada de las


deudas pendientes de pago, al esclarecerse la calidad que tienen los bienes muebles ya
sea en su condición de estar bajo propiedad o en calidad de posesión por parte del deudor,
y asimismo conforme al valor patrimonial que ostente tales bienes sin depreciación
alguna, para efectos así de que puedan ser secuestrados y conservados tales bienes, a fin
de asegurarse finalmente la cobranza requerida del total de monto de la deuda exigible
que el obligado correspondiente deba efectuar en sí.

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como requisito para postular apelación en los procesos civiles y constitucionales. Trujillo:
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