Proceso de Ejecución
Proceso de Ejecución
Proceso de Ejecución
MILAGROS REATEGUI
VIII SIGLO
AGRADECIMIENTO
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DEDICATORIA
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INDICE
1.- Introducción 04
2.- CAPITULO I
7.- CAPITULO II
17.- Conclusiones 21
18.- Bibliografía 23
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INTRODUCCIÓN
Se tratará acerca del Secuestro Conservativo, como aquel que tiene una naturaleza
jurídica vinculada con la conservación de un bien que ha sido materia de una medida
cautelar, en un proceso judicial, por el cual intervienen el depositante y el depositario.
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LAS MEDIDAS CAUTELARES ESPECÍFICAS – LA MEDIDA CAUTELAR
DEL SECUESTRO DE BIENES EN LOS PROCESOS EJECUTIVOS
CAPÍTULO I
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1.2. LAS MEDIDAS CAUTELARES Y LOS PROCESOS EJECUTIVOS
La finalidad de las medidas cautelares es evitar que se tornen ilusorios los derechos de
quien la solicita ante la posibilidad de que se dicte una sentencia favorable. Es decir que
se trata de evitar la posible frustración de los derechos de las partes a finque no resulten
innocuos los pronunciamientos que den término al litigio. Así la garantía cautelar aparece
como puesta al servicio de la ulterior actividad jurisdiccional y que deberá restablecer
de un modo definitivo la observancia del derecho; la misma está destinada, más que
hacer justicia, a dar tiempo a la justicia de cumplir eficazmente su obra. En consecuencia,
las medidas cautelares tienen por finalidad asegurar el resultado práctico de la sentencia
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que debe recaer en un proceso determinado para que la justicia no sea burlada haciéndola
de imposible cumplimiento. Las medidas cautelares se dirigen a salvaguardar el Imperium
iudicis, ósea impedir que la soberanía del Estado, es su más alta esta expresión que la
Justicia se reduzca a ser una tardía e inútil expresión verbal o una vana ostentación dé
lentos mecanismos destinados a llegar siempre demasiado tarde.
Como segundo tipo de las medidas cautelares para futura ejecución forzada, se
tiene al secuestro. Este tipo de medida cautelar es admisible cuando el proceso principal
tiene por finalidad concreta la dilucidación del derecho de propiedad o de posesión sobre
determinado bien, el cual quedará afectado con la medida cautelar mediante la
desposesión del mismo a su tenedor y su ulterior entrega a un custodio, el cual es
designado por el juez de trabajo y a quien se le investirá de atribuciones y facultades
respecto al bien materia de secuestro.
Por su parte, otros autores como López Blanco (2009), define al Secuestro de
Bienes como “la entrega de una cosa o un bien mueble o de un conjunto de bienes se hace
a una persona para que los tenga en su poder en depósito o los administre, según su
naturaleza y utilización, a nombre y ordenes de la autoridad competente que lo ha
decretado. De la diligencia se elabora la correspondiente acta que se firma por quienes
concurrieron en ella” (p. 89). Con esto se cumple con la finalidad del secuestro como es
la aprehensión física del bien mueble o inmueble por parte de un secuestre el cual debe
entregarlo al momento de finalizar el litigio.
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De conformidad a lo regulado en el primer párrafo del Artículo 643 del Código
Procesal Civil de 1993, se trata acerca del secuestro judicial, mientras en lo que compete
al secuestro conservativo de bienes es aquel que se aplica sobre bienes del obligado
deudor, a fin de que se puedan asumir como forma de pago acorde a lo estipulable en las
disposiciones del título ejecutivo que se emita judicial o extrajudicialmente, sobre la
forma de pago de la deuda que respectivamente se haya abordado por el proceso ejecutivo
correspondiente, ello de conformidad a lo regulado en el segundo párrafo del Art. 643 C.
P. Civil.
El autor Hugo Rocco citado por Peláez (2007), considera que el secuestro “es una
orden con la que el órgano jurisdiccional competente, a solicitud de un sujeto interesado,
le quita la disponibilidad de un bien, mueble o inmueble o de una universalidad de bienes,
o de una hacienda, a otro sujeto que lo detenta o de una cosa que constituye una prueba
real pre constituida proveyendo a la custodia de ellos, de forma que quede inmodificada
la situación de hecho o de derecho evitando el peligro de que por hechos naturales o
voluntarios sean suprimidos o eliminados o restringidos los intereses del derecho
sustancial o procesal”.
Mientras que Hinostroza (2011), sostiene que el secuestro “es la medida cautelar
por la cual se afecta física y no jurídicamente un determinado bien mueble (registrado o
no) para asegurar el cumplimiento de la sentencia a dictarse posteriormente. Implica la
desposesión del bien de su tenedor (que puede ser el afectado o un tercero, si no estuviese
en poder del primero) y entrega a un órgano de auxilio judicial denominado custodio,
para que lo guarde y conserve a orden del juzgado hasta que se decida en definitiva el
asunto principal (si acaso el levantamiento, sustitución o variación de la medida
precautoria no se produce antes”.
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correspondiente. Una diferencia explícita con relación a la figura del embargo en forma
de depósito, es que en este último se designa al propio afectado como depositario;
mientras que en el secuestro, el bien afectado es retirado o sustraído del dominio físico
del obligado o tercero para su entrega final a un depositario ajeno a las partes del proceso
ejecutivo que corresponda todo ello de conformidad a lo estipulado en el Art. 649 segundo
párrafo del C.P. Civil vigente.
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En función de lo señalado por Alarcón Fernández (2015): “Esta forma de
secuestro se ordena cuando existe donde se dilucida sobre la propiedad y posesión de un
bien determinado, sea este mueble o inmueble” (p. 33).
Según Fernández Vargas, citado por Peláez (2007), señala a esta medida en que
se le conoce en doctrina como “secuestro en sentido propio”, porque su finalidad es
cautelar la cosa misma, que es objeto de controversia; y porque tiende además a la
preservación de la existencia e integridad del bien o bienes (muebles o inmuebles) que en
sí mismos constituyen el objeto del litigio ya promovido o que se habrá de promover,
sustrayéndolos de la disponibilidad material y jurídica de toda persona. (Peláez, 2007)
Para la autora Ledesma (2008), “el secuestro judicial es una medida cautelar de
conservación de un bien específico. Como tal garantiza el mantenimiento de la integridad
del bien de litis hasta el final del proceso, para hacer posible la ejecución específica de la
sentencia”. Se tiene que con dicha medida cautelar se instrumentaliza desapoderando al
poseedor del bien y entregándolo a un tercero, quien se convierte en custodio. La idea
central en este tipo de medida es que la acción que se ejercite en el proceso principal esté
dirigida a obtener la entrega de una cosa específica o determinada, como consecuencia de
haberse dilucidado el derecho de propiedad o posesión sobre un bien determinado. No se
trata de pretensiones dinerarias sino de declarativas de derechos.
El autor Lino Palacio, también citado por Hinostroza (2011), señala que “este tipo
de secuestro tiene a preservar la integridad o evitar el uso de la cosa que constituye materia
de un litigio actual o futuro y recae, por lo tanto, sobre el objeto mediato de la pretensión
principal ya interpuesta o que se ha de interponer”.
Se tiene así finalmente que el secuestro judicial es un acto procesal por el que el
juez o en su nombre el secuestre removido, llega a entregar un bien a un secuestrario,
quien adquiere la obligación de cuidarlo y guardarlo; y finalmente de restituirlo en
especie, cuando así se le llegue a ordenar.
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CAPÍTULO II
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En la redacción original de la citada norma, modificada por el Decreto Legislativo
Nº 1069 del 2008, el secuestro conservativo estaba limitado a la existencia previa de
mandato ejecutivo, lo cual generó una serie de controversias en la doctrina y
jurisprudencia nacionales, como veremos más adelante. De acuerdo con la nueva norma,
respecto del secuestro conservativo, debe concederse esta medida cautelar, cuando se
busque asegurar la obligación de pago contenida en un título ejecutivo de naturaleza
judicial o extrajudicial.
Por prescripción de la norma contenida en el artículo 688º del Código Procesal
Civil, también modificada por el Decreto Legislativo Nº 1069, son títulos ejecutivos:
a) las resoluciones judiciales y laudos arbitrales firmes,
b) las actas de conciliación a las que la ley le concede aquella calidad,
c) los títulos valores (con protesto o constancia respectiva o sin ellos en los casos
permitidos),
d) la constancia de inscripción y titularidad expedida por la Institución de
Compensación y Liquidación de Valores, respecto de los valores representados por
anotaciones en cuenta, según la ley de la materia,
e) el documento privado reconocido o la copia certificada de la absolución de
posiciones, expresa o ficta, en el procedimiento de prueba anticipada,
f) el documento privado que contenga transacción extrajudicial,
g) el documento impago de renta de arrendamiento (recibo de alquiler debidamente
firmado por el arrendador girador), debidamente respaldado por el respectivo instrumento
que acredita la relación contractual,
h) el testimonio de escritura pública;
i) los demás títulos a los que la ley les otorgue mérito ejecutivo.
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desplazamiento, para que opere la desposesión y entrega al custodio, de lo contrario,
estaríamos ante un depósito y no ante un secuestro conservativo propiamente dicho.
Así, si antes, el secuestro conservativo estaba limitado a los procesos ejecutivos,
ahora, es posible su concesión dentro de los procesos de conocimiento, abreviados y
sumarísimos en los que exista sentencia que condena al demandado al pago de una suma
de dinero
Otra limitación que ha sido superada con la nueva norma, es respecto de las
medidas cautelares fuera de proceso; esto es, medida antes de la presentación de la
demanda principal. Al no existir la exigencia de mandato ejecutivo previo, ahora sí es
posible la concesión de secuestro conservativo fuera de proceso; sólo será exigible la
existencia de una obligación de pago contenida en un título ejecutivo (o de ejecución).
Conforme al Art. 647 del C.P.C. de 1993, El vehículo sometido a secuestro, será
internado en almacén de propiedad o conducido por el propio custodio, accesible al
afectado o veedor, si lo hay. El vehículo no podrá ser retirado sin orden escrita del Juez
de la medida. Mientras esté vigente el secuestro, no se levantará la orden de captura o de
inmovilización.
Quedan a salvo las demás disposiciones y las medidas que puedan dictarse sobre
bienes informáticos o sobre la información contenida en ellos.
Acorde al Artículo 651 del C.P. Civil de 1993., se establece que pueden
secuestrarse bienes muebles que se encuentran dentro de una fábrica o comercio, cuando
éstos, aisladamente, no afecten el proceso de producción o de comercio.
Conforme al Artículo 652 del C.P.C. 1993 se tiene que cuando se afecten títulos-
valores o documentos de crédito en general, éstos serán entregados al custodio haciéndose
la anotación respectiva en el documento, conjuntamente con copia certificada de su
designación y del acta de secuestro, a fin de representar a su titular. El custodio queda
obligado a todo tipo de gestiones y actuaciones que tiendan a evitar que el título se
perjudique y a depositar de inmediato a la orden del Juzgado, el dinero que obtenga.
En base al Artículo 653 del Código Procesal referido se establece que si al momento
de la ejecución de la medida se advierte el ocultamiento de bienes afectables, o si éstos
resultan manifiestamente insuficientes para cubrir su monto, podrá el Auxiliar
jurisdiccional, a pedido de parte, hacer la búsqueda en los ambientes que esta le indique,
sin caer en excesos ni causar daño innecesario. Puede, incluso, atendiendo a
circunstancias plenamente justificadas, proceder a la búsqueda en la persona del afectado,
respetando el decoro de ésta.
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resultado de la controversia, a quien le corresponda. El contrato debe constar por escrito,
bajo sanción de nulidad. Cuando la naturaleza del bien lo exija, el depositario tiene la
obligación de administrarlo; así, los contratos que celebre el depositario – administrador,
concluirán de pleno derecho si antes del vencimiento del plazo, se pusiere fin a la
controversia.
En caso de inminente peligro de pérdida o grave deterioro del bien, el depositario
puede enajenarlo con autorización del juez y conocimiento de los depositantes. Si el
depositario deviene incapaz o muere, los depositantes designarán a su reemplazante. En
caso de discrepancia, la designación la hace el juez.
Los depositantes son solidariamente responsables por el pago de la retribución
convenida, los gastos, costas y cualquier otra erogación que se derive del secuestro. El
depositario puede retener el bien en tanto no le haya sido satisfecho su crédito.
El depositario que sea desposeído del bien puede reclamarlo a quien lo tenga en
su poder, incluyendo cualquiera de los depositantes que lo haya tomado sin
consentimiento de los demás o sin mandato del juez.
Le son aplicables a este secuestro, las normas del depósito voluntario, en cuanto
sean aplicables. Así, el secuestro convencional es una modalidad contractual
perteneciente a los contratos de prestación de servicios conjuntamente con la locación de
servicios, el contrato de obra, el mandato y el depósito.
Cabanellas (2002), observa que el secuestro convencional ha venido siendo
regulado históricamente en los mismos antecedentes remotos de la legislación civil
española como fueron en “Las Siete Partidas”, pero casi ignorado por la moderna
legislación procesal. Asimismo, señala que genera una situación rara, por cuanto el
poseedor cuenta con el apoyo jurídico interdictal por lo común, cuando menos para la
retención durante el trámite del juicio; y siempre es título eficaz si las pruebas en contra
no son convincentes. El depósito o desposeimiento, dice, favorece en algo al que
reivindica, por cuanto logra situar lo que reclama en poder neutral. Así, mientras que el
secuestro conservativo es un instituto procesal, el secuestro convencional es una
institución sustantiva con marcados rasgos procesales.
Conforme a lo estipulado en nuestro Código Civil vigente desde 1984 se puede
llegar a establecer la siguiente definición directa sobre el Contrato de Secuestro como
aquella modalidad de contrato de prestación de servicios basada en que dos o más
depositantes llegan a confiar a un depositario o tercero la custodia y conservación de un
bien respecto del cual se ha derivado una controversia o litigio para su posesión final a
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cargo de un depositante elegido favorablemente por decisión convencional entre los
mismos depositantes o por decisión judicial a cargo del juez competente que elige al
depositante indicado. Pese a que este es la definición general sobre dicho contrato acorde
a lo que se establece en el código civil, llegándose a integrar tres artículos pertinentes en
que se sustenta dicho tipo de contrato, siendo correspondientemente los artículos 1857,
1865 y 1866 los que señalan los preceptos conceptuales respectivos, siendo los siguientes:
Según Huayanay (2000): “El Secuestro en base a la doctrina civil comparada viene
a consistir en aquella forma contractual mediante la cual se procede a establecer una
relación contractual de prestación de servicio en base al cuidado y custodia de un bien
que ha sido obtenido o posesionado mediante la ejecución de una medida de desposesión
o de retención forzada, como garantía para el cumplimiento de una obligación de carácter
económico pendiente” (p. 145); por lo que llegando a establecer una relación doctrinaria
entre lo civil y procesal civil se puede llegar a definir al Secuestro como contrato mediante
el cual se asigna a un custodio la función de brindar un servicio contractual en base al
cuidado y protección de un bien obtenido mediante la desposesión o adjudicación forzada,
bajo orden y constancia judicial, de dicho bien perteneciente a un deudor, a fin de que
este cumpla con la obligación de pago que tiene pendiente con aquel que ha generado el
contrato o mejor conocido como depositante.
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realizar la desposesión del deudor sobre dicho bien mediante la ejecución forzada bajo
autorización judicial del secuestro o en caso de exigencia de pago para aquellos deudores
que no tienden a asumir su responsabilidad al respecto o manifiestan permanentemente
no hacer el pago de lo adeudado, por lo que se procede a ejecutar la medida de secuestro
sobre cualquiera de los bienes del deudor y proceder así a coaptarlo para que cumpla con
su obligación ante la implicancia de llegarse a retener como bien secuestrado aquel se le
ha desposeído de su propiedad y conforme a lo que se establece generalmente en los
procedimientos ejecutivos de cobranza de deudas culminándose con el remate o la venta
de dicho bien para efectos de acreditarse la cancelación de la deuda pendiente.
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Por el contrario, la custodia importa el deber de cuidado, de vigilancia, de
protección o guardianía sobre la cosa, de suerte tal que el depositario debe evitar
exponerla al peligro, debe ponerla a buen recaudo, debe implementar las medidas
necesarias para que el riesgo sobre la cosa sea el mínimo posible, debiendo sustraer la
cosa del peligro que pueda importar un detrimento o daño directo sobre la misma, en
evidente perjuicio del legítimo titular. La custodia, aunque sea un elemento típico del
depósito, no es, sin embargo, elemento exclusivo de él. En efecto, tanto en el mandato,
como en el transporte, como en el comodato, como en la prenda, como en el secuestro
convencional, la custodia constituye prestación, ya sea principal, ya sea (más a menudo)
accesoria, que incumbe al mandatario o, respectivamente, al porteador, comodatario, al
acreedor pignoraticio, al secuestra ario convencional.
La conservación y custodia exigida son los actos de cuidado diligente que realiza
el poseedor directo, inmediato, respecto de la cosa poseída para evitar su destrucción o
disminución física. Incluso, autorizada doctrina menciona que el secuestra ario debe
comportarse como si fuera propietario de la cosa, debe poner en la guarda de la cosa
depositada el mismo celo y cuidado que él pone en la guarda de las cosas que le
pertenecen.
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sobre el bien. Dado que el secuestro es un “depósito especialísimo” y que le son de
aplicación las normas del depósito voluntario, en cuanto le sean aplicables-ARTÍCULO
1867 del Código Civil-, cabe anotar que el ARTÍCULO 1819 del mismo Código
proporciona un parámetro conceptual importante para comprender el deber de
conservación y custodia. En efecto, dicha norma le impone al depositario la obligación
de actuar con la diligencia ordinaria exigida por la naturaleza de la obligación y que
corresponda a las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar. Así pues, la
interpretación de lo que debe entenderse por conservación y custodia está limitada al tipo
de obligación pactada propiamente, la especie de secuestro pactada por las partes y a las
circunstancias externas de esta, como señala Macías Ardillo (2005) “las personas
contratantes, el lugar dentro del cual se verificará dicha obligación y el plazo a que está
sometido el contrato. Vale decir, hay que observar esta obligación y el plazo a que está
sometido el contrato. Vale decir, hay que observar esta obligación dual caso por caso“(p.
134).
Existen diferencias notorias entre ambos contratos, solo que la naturaleza explícita del
Contrato de Secuestro es mucho más compleja y demanda un cumplimiento extensivo
y a cabalidad de las normas competentes dado que desde sus orígenes se tiene la
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responsabilidad de aquellos que se encuentran en la facultad de exigir el cumplimiento
de las disposiciones referentes al cobro de deudas hasta la aplicación de las medidas de
ejecución forzada que incluye la ejecución del secuestro sobre determinados bienes del
deudor, para efectos así de contarse con la autorización judicial correspondiente y
procederse a ejecutar dicha medida y obtenerse los bienes que van a constituir la
garantía necesaria para solventar los montos de las deudas pendientes. De esto se
derivará finalmente en el desarrollo del contrato de secuestro cuando aquellos que
tienen bajo su cargo los bienes secuestrados judicialmente deciden contratar los
servicios de un depositario para que se encargue de cuidar y custodiar dichos bienes
que son depositados en determinado lugar de almacenamiento bajo responsabilidad
contractual del depositario, teniendo implicancias legales considerables y severas si se
incumple tal contrato. En cambio los contratos de depósitos vienen a contemplar las
actividades de almacenamiento y de cuidado de los bienes que son depositados,
implicando las demandas correspondientes por algún incumplimiento del contrato. Se
denota que en materia de naturaleza, connotancia y de implicancias jurídicas los
contratos de secuestros son mucho más complejos y demandan un cumplimiento más
exigente de sus disposiciones contractuales.
Entre otras diferencias a destacar se tiene que en el caso de los contratos de secuestro
los depositarios tienen mayores obligaciones y facultades en lo que respecta a la
administración de los bienes depositados contando previamente con la autorización
correspondiente de los depositantes, caso contrario se da para los depositarios de los
diferentes contratos de depósito que no tienen ninguna función o competencia alguna
para administrar los bienes almacenados dado el carácter de que los bienes que son
almacenados son de carácter comercial directo, y hasta incluso privados que
obviamente no necesitan ser administrados o aprovechados de alguna forma lo que
constituiría una vulneración grave a las disposiciones contractuales del respectivo
contrato.
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CONCLUSIONES
Las Medidas Cautelares que se regulan en el Código Procesal Civil de 1993, se aplican
de manera anticipada para asegurar que las sentencias judiciales a emitirse se puedan
cumplir, obligando a los demandados o sujetos sentenciados por incumplimiento de
obligación de dar, a cumplir los mandatos judiciales, más sobretodo de poder garantizarse
el patrimonio, bienes u objetos que disponga el obligado o deudor para que se pueda
cumplir con el pago definitivo de la deuda pendiente y acorde a lo que exija la orden
judicial emitida, teniendo en cuenta los pagos de mora e intereses que se hayan generado
del incumplimiento.
Las Medidas Cautelares son mecanismos necesarios para exigir y obligar a los deudores
a cumplir con sus obligaciones de dar suma de dinero o deudas, siendo propicias para su
ejecución en títulos valores en que los deudores hayan dejado constancia de adquisición
de créditos o derechos personales, cuyo secuestro conservativo pueda ir fomentando
progresivamente el pago amortizable de la deuda que corresponda.
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exigirá apoderarse y retener conservativamente todo bien que se estipule en el título
ejecutivo emitido por proceso judicial correspondiente o por acción extrajudicial, a
efectos de garantizarse la cobranza de la deuda correspondiente por exigencia del propio
mandato ejecutivo que se expida, para efectos de que antes se culmine el proceso
ejecutivo y de emitirse la sentencia correspondiente; ya se haya podido estar ejecutando
de manera oportuna y efectiva en cuanto a la cobranza anticipatoria de la deuda pendiente,
mediante orden anticipatoria de secuestro judicial de bienes, aprovechándose asimismo
dicha medida cautelar para mantenerse en forma conservativa y estable los bienes
secuestrados, hasta el momento de hacerse efectiva la cobranza de la deuda respectiva,
una vez emitida la sentencia requerida de título ejecutivo en sí.
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BIBLIOGRAFÍA
DE LAZZARI, Eduardo Nestor (1989). Medidas Cautelares. 1ra. edición: 1984; 2da.
reimpresión; La Plata, Argentina.
-MACÍAS ARDILLO, Fernando (2005). “Código Civil Comentado.”. Por los 100
mejores especialistas. Tomo IX. Lima: Gaceta Jurídica.
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