A Dónde Me Iré de Tu Espíritu

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¿A dónde me iré de tu Espíritu?

Texto: Salmo 139:1‐12


Tema: Los seres humanos no podemos escapar de la presencia del
Dios que nos ama.

Introducción
El acompañamiento a personas en crisis es uno de los aspectos más
difíciles del ministro cristiano. Aunque es un honor ayudar a la gente
en sus momentos de dolor, uno se identifica con el sufrimiento y el
dolor que están pasando. Lo peor es que en ocasiones uno se siente
impotente ante el sufrimiento de los demás.

A. La gente en crisis
1. Las personas en crisis comparten una serie de características y
experiencias.
2. algunas de estas características son:
3. La negación: Es común que nieguen la realidad, se rehúsan a
aceptar lo que está ocurriendo.
4. La culpa: Tienen sentimientos de culpa, pensando que sus crisis
son producto de su conducta o de su comportamiento. En algunas
ocasiones. Tienen toda la razón, porque sus acciones pasadas en
verdad han causado sus problemas actuales.
5. La soledad: Quienes sufren piensan que todo el mundo les ha
abandonado.
6. El deseo de escapar: Las personas desean “salir corriendo”; desean
huir de la realidad.
B. El silencio de Dios
1. Cuando usted está en crisis, su dolor no le deja discernir la
presencia de Dios en su vida. Por eso, usted siente tanta soledad.
2. Como parte de la crisis, cada persona tiende a negociar con Dios,
ofreciendo votos y haciendo promesas que intentan mover la
voluntad de Dios.
3. Pero esas promesas y votos no funcionan. Por el contrario, nos
distraen y nos impiden escuchar la voz divina.
4. Olvidamos que Dios no busca ni necesita nuestros sacrificios. Por
el contrario, Dios es quien envió a Jesucristo, su hijo, para
sacrificarse por la salvación de la humanidad.
5. La persona que se enfrenta al “silencio de Dios” se hunde en su
crisis y en su depresión.
C. ¿A dónde me iré de tu Espíritu?
1. El salmista que entona el Salmo 139 es una persona en crisis. Es
una persona que ha intentado escapar de la realidad y de su dolor.
2. Sin embargo, cuando se detiene a meditar—dejando por un
momento su conmiseración y su activismo—puede discernir la
presencia de Dios en su vida (vv. 1‐6).
3. La comprensión del conocimiento de Dios le lleva a reconocer el
alcance de la presencia divina. Comprende que la presencia de Dios
le rodea; que no puede escapar de la presencia de Dios (vv. 7‐12).
4. Dado que Dios nos ama, permítanme indicarle una idea que bien
puede transformar su vida: Los seres humanos no podemos
escapar la presencia del Dios que nos ama; no podemos escapar
del amor de Dios.
5. No hay acción humana que pueda cancelar el amor de Dios por
usted. No hay nada que usted puede hacer para cancelar el amor
de Dios por usted.

Conclusión
“¿A dónde me iré de tu Espíritu?” pregunta el salmista. Esa es la
pregunta que usted y yo también debemos hacer en esta hora: ¿A
dónde ir para escapar de la presencia divina? ¿Dónde escondernos del
amor de Dios? ¿Dónde?

La respuesta es sencilla. Usted nunca podrá escapar la presencia del


Dios que le ama. No hay nada que usted pueda hacer para cancelar el
amor de Dios por usted.

Reconocer la presencia y el amor de Dios es el primer paso para salir


de la crisis en la que usted se encuentra. Responda hoy, con amor, al
amor de Dios.
Seremos como los que sueñan
Salmo 126:1-6:
Lo que mantiene vivo a un hombre o a una
mujer en medio de las circunstancias difíciles
es tener la capacidad de soñar.

Dios quiere llevarte en esta mañana por un proceso


de liberación, para que salgas de la cautividad
emocional, mental, y espiritual, en que te
encuentras, para que seas libre para soñar.

La crisis económica, mental o emocional por la que


se pasando puede hacer que las personas se
acostumbren a vivir bajo esas circunstancias que
aunque sean temporales no los deja salir a un
espacio de libertad. Y lo peor que puede pasar en
medio de una crisis es que pienses que siempre va a
ser así, y entonces comienza a hacer planes en tu
vida, basados en algo que mañana puede cambiar.

Mucha gente ha dejado de soñar; han dejado de


proyectarse basados en la manera en la que Dios los
ve, para proyectarse basados en sus circunstancias
actuales.

En el Salmo 126, el salmista dice que, cuando


Yehováh haga volver la cautividad de Sion, seremos
como los que sueñan. Y menciona las características
de esos que sueñan.

Los que sueñan tienen su boca llena de alegría llena


de alabanza; en su boca hay constante gozo. Cuando
una persona no es capaz de reír, y en su lengua no
hay alabanza, y lo que hace es hablar cosas
negativas, todo el tiempo, esa persona nos hace
saber que no tiene la capacidad de soñar.
Los soñadores siempre viven en gozo, viven más allá
de las circunstancias presentes, no se dejan
apabullar por los problemas presentes.

Un sueño no es otra cosa que la oportunidad que Dios


nos da al hombre y la mujer de subir a un nivel
espiritual más alto, y mirar desde el mundo espiritual
la proyección divina hacia las circunstancias
presentes.

En Apocalipsis, antes de darle la revelación a Juan,


Dios le dice: Sube aquí arriba (Apocalipsis 4:1). Así
que, para recibir la revelación, tienes que verla desde
el mismo lugar que Juan la vio: desde arriba. Juan
vio la tierra desde el cielo, no vio el cielo desde la
tierra.

En la biblia encontramos hombres como Noé, que fue


un visionario, construyo el primer crucero, cuando no
tenía pasajeros que llevar y nunca había llovido.

Jacob, en medio de sus peores problemas, en vez de


tener una pesadilla, tuvo un sueño (Génesis 28:10-
19). No tenía dinero, no tenía nada, acababa de
engañar a su padre, estaba solo en el desierto, y
cuando se acuesta a dormir, en vez de tener una
pesadilla, lo que tiene es un sueño. Y no cualquier
sueño, sino uno en el que Dios le dice que lo va a
bendecir.

Los dos José el primero hermano de los hijos de


Jacob, en medio de su crisis, su sueño fue lo que lo
mantuvo vivo (Génesis 37:5-8).

José esposo de María a pesar de su incertidumbre su


sueño lo tranquilizo y recibió a María por su esposa
(Mateo 1:24).
Lo que mantiene vivo a un hombre en medio de las
circunstancias difíciles es tener la capacidad de
soñar.

Lo que te mantiene con vida es una visión, es saber


que tus problemas presentes no son tu final, que no
es lo último, sino que es temporal, y sobre todas las
cosas, saber que tu futuro está en las manos de Dios
y en las decisiones que tú tomes en el día de hoy.

No hay problema, ni dificultad, ni situación que pueda


detener la mano de Eterno ni lo que hay dentro de ti.

Quizás en algún momento de tu vida has sentido que


no sabes para dónde vas. Pero debes saber que Dios
está buscando un remanente de personas que sean
como los que dice el Salmos 126, que sean como los
que sueñan, que su boca esté llena de risa, su lengua
de alabanza, personas que entiendan que su vida no
ha terminado, sino que Dios te quiere elevar por
encima de todo lo que estás viviendo.

Una de las maneras de saber quién es


verdaderamente tu amigo es que sueñes con
revelación, porque cuando tú revelas tu sueño se
revela el corazón de los que están al lado tuyo y tú
podrás saber quién está contigo y quién no; quién
cree en ti, y quién no; quién te apoya, y quién no.

Y así inviertes menos tiempo en la gente que no te


cree, y pones más atención, a los sueños que Dios ha
puesto dentro de ti.

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