A Dónde Me Iré de Tu Espíritu
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A Dónde Me Iré de Tu Espíritu
Introducción
El acompañamiento a personas en crisis es uno de los aspectos más
difíciles del ministro cristiano. Aunque es un honor ayudar a la gente
en sus momentos de dolor, uno se identifica con el sufrimiento y el
dolor que están pasando. Lo peor es que en ocasiones uno se siente
impotente ante el sufrimiento de los demás.
A. La gente en crisis
1. Las personas en crisis comparten una serie de características y
experiencias.
2. algunas de estas características son:
3. La negación: Es común que nieguen la realidad, se rehúsan a
aceptar lo que está ocurriendo.
4. La culpa: Tienen sentimientos de culpa, pensando que sus crisis
son producto de su conducta o de su comportamiento. En algunas
ocasiones. Tienen toda la razón, porque sus acciones pasadas en
verdad han causado sus problemas actuales.
5. La soledad: Quienes sufren piensan que todo el mundo les ha
abandonado.
6. El deseo de escapar: Las personas desean “salir corriendo”; desean
huir de la realidad.
B. El silencio de Dios
1. Cuando usted está en crisis, su dolor no le deja discernir la
presencia de Dios en su vida. Por eso, usted siente tanta soledad.
2. Como parte de la crisis, cada persona tiende a negociar con Dios,
ofreciendo votos y haciendo promesas que intentan mover la
voluntad de Dios.
3. Pero esas promesas y votos no funcionan. Por el contrario, nos
distraen y nos impiden escuchar la voz divina.
4. Olvidamos que Dios no busca ni necesita nuestros sacrificios. Por
el contrario, Dios es quien envió a Jesucristo, su hijo, para
sacrificarse por la salvación de la humanidad.
5. La persona que se enfrenta al “silencio de Dios” se hunde en su
crisis y en su depresión.
C. ¿A dónde me iré de tu Espíritu?
1. El salmista que entona el Salmo 139 es una persona en crisis. Es
una persona que ha intentado escapar de la realidad y de su dolor.
2. Sin embargo, cuando se detiene a meditar—dejando por un
momento su conmiseración y su activismo—puede discernir la
presencia de Dios en su vida (vv. 1‐6).
3. La comprensión del conocimiento de Dios le lleva a reconocer el
alcance de la presencia divina. Comprende que la presencia de Dios
le rodea; que no puede escapar de la presencia de Dios (vv. 7‐12).
4. Dado que Dios nos ama, permítanme indicarle una idea que bien
puede transformar su vida: Los seres humanos no podemos
escapar la presencia del Dios que nos ama; no podemos escapar
del amor de Dios.
5. No hay acción humana que pueda cancelar el amor de Dios por
usted. No hay nada que usted puede hacer para cancelar el amor
de Dios por usted.
Conclusión
“¿A dónde me iré de tu Espíritu?” pregunta el salmista. Esa es la
pregunta que usted y yo también debemos hacer en esta hora: ¿A
dónde ir para escapar de la presencia divina? ¿Dónde escondernos del
amor de Dios? ¿Dónde?