Pulso Chino
Pulso Chino
Pulso Chino
tienen en común el apelativo de tradicionales (cada una basada en su tradición). Y todas ellas
difieren de la medicina occidental-convencional. El sistema científico no es mejor ni superior
que los sistemas tradicionales; solo distinto. Todos, aquél y éstos, son, o pueden ser, válidos y
útiles en sus contextos originarios respectivos. Algunos ya han trascendido los límites de
sus sociedades como es el caso de la medicina occidental, pero también el de la medicina
tradicional china, objeto de nuestro estudio. El encuentro de la teoría médica china con
el pensamiento de otras sociedades ha dado lugar a un sistema intercultural e híbrido, como
decíamos al principio, resultante de la necesidad de acomodación de principios originales a
culturas diferentes (Aparicio, 2004). La medicina china tiene su propio método de trabajo, su
forma de indagación y su manera de diagnosticar y atender. La interrogación, la palpación, la
palpación especial de los pulsos chinos, la observación, la audición, la olfacción y hasta la
obtención de información por el sentido del gusto, son los procedimientos tradicionales para
conocer los rasgos individuales del problema que tenemos delante. De entre todos, vamos a ver
y analizar, utilizando la intermediación de la antropología para aproximarnos a su
comprensión, el pulso y la observación de la lengua como procedimientos clave en la
elaboración del juicio clínico y de la opinión especializada sobre el problema que estemos
estudiando.
Palabras clave:
Etnomedicina. Medicina tradicional china. Cultura tradicional de salud. Antropología médica.
La lengua
La observación de la lengua se completa con la información de experiencia y percepción local
que la persona enferma nos da. Constituye un procedimiento muy eficaz para acercarnos en el
camino hacia la comprensión del problema. La información visual, de entrada, aporta
elementos de conocimiento aparentemente más claros y rápidos que la palpación de los pulsos.
Pero la complementación de ambos procedimientos, como hemos dicho, dibuja con mucha más
nitidez el mal que el enfermo sufre y cuya experiencia comunica.
Expone la obra: "Fundamentos de Acupuntura y Moxibustión de China" (1997: 42): La lengua
se relaciona estrechamente con los órganos Zang Fu, los canales y colaterales, qi, xue
(sangre) y los líquidos corporales. Cualquier desorden de éstos se refleja en la lengua. Se
puede diagnosticar por la observación del color, forma y condición de la sequedad o humedad
tanto de la lengua como de su saburra y su movilidad.
Bien, vamos a explicar el párrafo anterior. Como cuando hablamos de órganos y vísceras en
la exposición de los pulsos, diremos también aquí que la expresión Xue no equivale
exactamente a la sangre como simple líquido físico; en este caso orgánico, sino como fluido
vital (entendiendo el término vital como algo relacionado con la vida en el sentido biológico y
simbólico). A esa sangre le mueve, le anima, le da vida, le constituye, le calienta, le impregna la
energía fundamental que los chinos llaman Qi. La característica de lo vital, precisamente, no la
da la sangre sino el Qi que contiene. Los términos: canales y colaterales hacen referencia a vías
y circuitos vitales que recorren y entretejen el cuerpo como una red tupida de naturaleza
biológica, bioeléctrica y simbólica paralela y asociada a veces a los circuitos neuronales a la
circulación sanguínea y a la linfa. Para entender el Qi del que hemos hablado, diremos que se
parecería al Quantum físico; es decir, a algo que es a la vez materia y energía. Por los canales y
colaterales también circula el Qi. Los líquidos corporales, como cualquier otro elemento
constitutivo del organismo, se entienden en MTC como fluidos biológicos con muy
variada densidad y composición completados también por energía (qi).
La lengua puede informarnos de todas las características de los fluidos orgánicos, desde los
comprensibles desde el punto de vista de la física hasta los más sutiles y sin aparente soporte
material (canales o meridianos que definen la anatomía acupuntural). Una lengua normal
(normalidad estándar, convencional) tiene un cuerpo que cabe entre los dientes, un color
rosado, una movilidad escasa o nula, una humedad relativa y una capa de saburra ligeramente
perceptible, limpia y brillante. No tiene marcas y no está ni fláccida ni tensa.
Al examinar la lengua hemos de fijarnos, pues: en su forma, su tamaño, su tensión, sus marcas,
su color, su humedad/sequedad y su saburra. Sin embargo, como hicimos con los pulsos,
tenemos que entender lo que observamos dentro de la normalidad específica de la persona que
tenemos delante. Ello nos debe llevar a no generalizar y a no pensar en lenguas-tipo estrictas a
las que aproximar las observadas. Cada persona tiene una anatomía propia y otras
características que hacen que su lengua difiera de las de otros mostrando rasgos que debemos
entender dentro de la observación global e interrelacionada de toda la persona. Hecha esta
salvedad, nos centraremos en la normalidad estándar diciendo que cuando el cuerpo de la
lengua es grande y grueso, pálido y con marcas de los dientes, nos informa de deficiencia de qi
(energía) y de retención de flema (humedad, líquidos, más metabolismo de eliminación). Si el
mismo cuerpo grande es de color rojo oscuro, la información nos habla de calor patógeno en el
interior pudiendo estar afectado-implicado el corazón. Una lengua delgada puede ser una
característica anatómica de la persona o puede indicarnos una pérdida de Inn (masa, líquidos,
fluidos…). Si la lengua se mueve como un látigo o si se desvía con tensión hacia los lados,
hablamos de un problema de viento (alteración que implica al metabolismo y desequilibrios en
el funcionamiento de hígado, vesícula biliar y/o corazón, entendidos como sistemas
complejos). Una lengua que se mueve sin motivo muestra nerviosismo, agitación, mal sueño,
tensión, tensión muscular…Las marcas de dientes también se suelen asociar a situaciones o
personas hiperactivas y nerviosas. Cuando la lengua muestra un color pálido, ya hemos dicho,
indica deficiencia, cansancio, problemas crónicos, frío, decadencia o convalecencia de una larga
enfermedad (desequilibrio Inn). Cuando el color es rojo fuerte, indica calor e hiperactividad
(desequilibrio Iang). Cuando el color que se percibe es negruzco pensamos que están, o pueden
estar, afectadas las "vías de agua", los riñones, la vejiga. Cuando la lengua aparece con
petequias, hablamos de estancamiento de xue. Si la lengua está reseca tenemos un problema
con los líquidos corporales y con las digestiones. Tal vez se trate de calor que deshidrata. Si la
capa de saburra es blanca y gruesa, pero hidratada, el problema es de frío o deficiencia, mal
metabolismo, mal funcionamiento gástrico, retención de elementos de la alimentación o
mal transporte de los mismos a través de los intestinos. Cuando la capa de saburra es cortezosa
y con coloración amarillenta, tenemos calor patógeno que consume los líquidos corporales.
Cuando la capa es fina y amarilla tenemos deficiencia de Inn (otro tipo de calor). Cuando la
lengua está agrietada (no de nacimiento) hablamos de consumo de líquidos corporales por
calor excesivo y pérdida de las esencias del riñón (con esta expresión, la MTC se refiere a fuerte
desgaste vital por actividades diversas, por enfermedad o por una situación aguda e imprevista
que la persona sufre y vive). Se llama lengua de espejo a aquélla en que la capa de saburra ha
desaparecido por completo. Manifiesta un problema de larga duración donde el factor
antipatógeno ha sido gravemente lesionado y el Inn está consumido (deficiencia de líquidos
corporales, deficiencia de masa…).
El cuerpo de la lengua nos informa sobre la naturaleza de la enfermedad (por exceso, Iang; o
deficiencia, Inn). La saburra nos indica el estado y las características de los factores: patógeno y
antipatógeno. Lo primero que tenemos que hacer cuando miramos una lengua es determinar si
el problema es Inn o es Iang. Luego, con la "lectura" de los signos completaremos el
conocimiento de la situación.
La lengua, como estructura completa y unitaria es llamada en MTC el "ápice del corazón".
Observada desde este punto de vista nos puede informar de rasgos específicos del corazón
como órgano y/o de su sistema energético (significación amplia y compleja), así como de sus
problemas respectivos. La lengua también tiene que ver con todo el sistema complejo de bazo y
de estómago (recepción de alimentos, transporte, transformación, absorción y distribución de
nutrientes y eliminación de residuos). Por partes, el ápice tiene relación con el
sistema corazón/intestino delgado. Así, si la punta de la lengua se ve muy colorada,
hablaríamos de calor relativo en corazón, calor en sangre y/o calor en intestino delgado. La
parte opuesta, el fondo, la raíz, se relaciona con riñón/vejiga y se le pueden aplicar las mismas
características que hemos explicado para la lengua en general (ejemplo, si hay saburra blanca,
mala o deficiente termorregulación, problemas en las vías de agua, alteración en el
funcionamiento renal…). Toda la parte central tiene que ver con bazo/estómago. Las dos
partes laterales inmediatamente posteriores al ápice tienen que ver con pulmón/intestino
grueso. Y los bordes laterales restantes (mayor espacio) se relacionan con hígado/vesícula
biliar. Cada una de estas partes, según la teoría clásica de la MTC percibe mejor un sabor. El
ápice, el amargo; el área de riñón (fondo), el salado; la zona de hígado/vesícula biliar lo agrio;
el centro (bazo/estómago), el dulce; y el área de pulmón/intestino grueso, lo picante.
Podemos, pues, interrogar a la persona sobre su percepción de sabores o hacer pruebas para
ver si hay alteraciones en las zonas descritas antes. Ello también nos proporcionará
información para completar el puzzle sobre el conocimiento del problema que estudiamos (de
ese problema en la persona concreta que vemos).
Diferentes escuelas tradicionales de MTC y distintos autores pueden presentar variaciones en
la exposición de los contenidos teóricos. Escribe Eric Marié: El examen de la lengua es rápido,
fácil de realizar (aunque su interpretación pueda ser compleja no exige material sofisticado
ni técnicas elaboradoras) y aporta una gran riqueza de informaciones. En la semiología de la
Medicina china, cualquiera que sea el sistema dialéctico utilizado, la lengua y la saburra
forman parte de la descripción de prácticamente todos los cuadros clínicos o síndromes
(Zheng) que determinan el diagnóstico diferencial de una afección (Marié, 1997: 220).
En cuanto al método de observación, se prefiere examinar la lengua a la luz natural o con luz de
neón o halógena. La persona debe evitar comer, beber, chupar o masticar alimentos y
sustancias cuya coloración local interfiera e impida un examen correcto. Se le pide que saque la
lengua de forma normal y natural dirigiendo el ápice hacia abajo. Inmediatamente, la lengua
debe volver a su sitio. El profesional repetirá la observación las veces necesarias teniendo en
cuenta que al estirarse la lengua, pueden variar la coloración y las condiciones rápidamente.
Conviene informarse sobre los hábitos respiratorios del paciente, si respira por la nariz o lo
hace por la boca; si respira por la boca durante la noche, y sobre sus costumbres alimenticias o
la toma de medicamentos. Todo ello puede influir en la forma, en la coloración del cuerpo y la
saburra, y en la humedad-sequedad.
Bibliografía
APARICIO MENA, A. J.
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derivada de la medicina tradicional china en contacto con diferentes culturas. Gazeta de
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