Transexualidad y Transgénero

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SER Y ESTAR TRANSGÉNERO

JÓVENES TRANSGÉNERO Y ACCIÓN COLECTIVA

JOSÉ RAÚL RUIZ

DOCTORADO EN CIENCIAS SOCIALES, NIÑEZ Y JUVENTUD

CENTRO DE ESTUDIOS AVANZADOS EN NIÑEZ Y JUVENTUD

UNIVERSIDAD DE MANIZALES-CINDE

ENTIDADES COOPERANTES:

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MANIZALES, UNIVERSIDAD DE CALDAS,


UNICEF, UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA, UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA
NACIONAL, UNIVERSIDAD CENTRAL, UNIVERSIDAD NACIONAL DE
COLOMBIA, UNIVERSIDAD DISTRITAL, PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

MANIZALES

2017

1
SER Y ESTAR TRANSGÉNERO

JÓVENES TRANSGÉNERO Y ACCIÓN COLECTIVA

JOSÉ RAÚL RUIZ

Director

Dr. JUAN MANUEL CASTELLANOS OBREGÓN

Tesis presentada para optar al título de Doctor en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

DOCTORADO EN CIENCIAS SOCIALES, NIÑEZ Y JUVENTUD

CENTRO DE ESTUDIOS AVANZADOS EN NIÑEZ Y JUVENTUD

UNIVERSIDAD DE MANIZALES-CINDE

ENTIDADES COOPERANTES:

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MANIZALES, UNIVERSIDAD DE CALDAS,


UNICEF, UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA, UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA
NACIONAL, UNIVERSIDAD CENTRAL, UNIVERSIDAD NACIONAL DE
COLOMBIA, UNIVERSIDAD DISTRITAL, PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

MANIZALES

2017

2
Nota de aceptación

____________________________________

____________________________________

____________________________________

____________________________________
Presidente del jurado

____________________________________
Jurado

____________________________________
Jurado

Manizales, (día/mes/año)

3
Siempre lo hecho ha sido con amor y afecto. Para Uds. que me han hecho posible pensar-me de

otro modo y que se vinculan de forma permanente en mi tránsito personal y continuo.

Alejandro y Luis Ángel

Gracias.

4
AGRADECIMIENTOS

Son muchas las instituciones y personas a las que debo, no solo la producción de la tesis doctoral,

sino el desarrollo mismo en el Doctorado de Ciencias sociales “niñez y juventud”. Deseo empezar

por mis pares, quienes hicieron posible, tanto la producción de conocimiento, como el

reconocimiento de lo humano a partir de la experiencia de vida trans: lxs jóvenes trans. Sin ellxs

hubiese sido imposible este ejercicio. Gracias Joanna, Sofía, Maritza, Jessica, Laura, Maritza y

Débora. También debo agradecer a todxs las integrantes del GAT, pues todxs ellxs posibilitaron

el ejercicio de narrar. Gracias por permitirme acercarme a sus organizaciones, colectivos y grupos.

También agradezco la disponibilidad abierta, franca, cercana y sobretodo inmensamente afectiva

de Laura Weinstein, Coordinadora del GAAT, nervio y fuerza de ese colectivo; coequipera fuerte

en la lucha. Mil gracias Laura, aprendí fortaleza, tranquilidad y frescura de parte tuya.

Igualmente doy gracias a los colectivos como el GAAT, Entre tránsitos, La calle de guapas de

Manizales y Santa María Fundación. La vivencia con estas organizaciones dejó una marca

indeleble en mí. Compartir con ustedes me fortaleció y me permitió reconocer las posibilidades

políticas de lo público, a partir de las transformaciones individuales.

También deseo agradecer a las instituciones que hicieron posible el desarrollo de mi formación

doctoral: la Universidad Externado de Colombia, con Betty y Josefa, mis maestras de desarrollo

humano, allí se originó, la inquietud por lo joven; La Secretaría de Educación de Bogotá,

especialmente las personas que lideran el espacio de formación docente; la Fundación Monserrate,

donde soy docente de posgrado, especialmente a Claudia y Ginna, mis cómplices de muchas

5
locuras; la Universidad del Tolima, dónde comencé mis primeros pasos en la docencia

universitaria, gracias al apoyo de María Claudia.

Por supuesto, también deseo agradecer a la Institución Educativa Distrital Cundinamarca de

Ciudad Bolívar, donde lo joven, el género y la acción colectiva se volvieron piel y vivencia

cotidiana desde mi desempeño como docente directivo. Del Colegio Cundinamarca destaco a mis

compañeros de equipo: Stella Londoño, Erika Ariza, Amanda Rodríguez, Elizabeth Paz, Jenny

Amézquita, Fanny Amado, Alirio Beltrán a maestros como Edwin Gómez, Alexandra Sandoval,

Heisson Casallas, Marcela Machuca, Liliana Ávila, Natalia Barrera, Juan Carlos Díaz, Alejandra

Galvis, Marta Guzmán, Alejandro Pulgar, con quienes compartimos la pasión por la pedagogía

crítica, el no lugar, y la multiplicidad. Por supuesto, también debo dar gracias al rector de la

institución, William Galvis Díaz, quien siempre cree en mis propuestas, me apoya y me reconoce.

Muy pocos seres humanos son tan íntegros como él, mil gracias.

Agradezco al CINDE, especialmente las palabras de Toya. Germán y Jaime de la línea de

investigación de Jóvenes Culturas y poderes, quienes me alentaban en mi trabajo con sus

percepciones, preguntas y sospechas. De forma especial recuerdo a Jeannette, con quien compartí

varias de las angustias en ese trasegar del doctorado. Agradezco la alegría, que vivimos en diversos

momentos, pero siento nostalgia. Estoy seguro que compartiría mi alegría en este momento.

Jeannette, ya no estas fuiste posibilidad en mis inquietudes.

Un sincero agradecimiento a Juan Manuel mi director de tesis, siempre confrontante, exigente,

académico, contundente en sus valoraciones, pero sobretodo respetuoso por el otro. Cada vez que

salía de los encuentros contigo Juan, se multiplicaban las inquietudes de investigación. El

aprendizaje fue invaluable, pero aún más la amistad que construimos a lo largo de este proceso.

6
Gracias a la Universidad Nacional Autónoma de México, especialmente al programa de Trabajo

Social a la Doctora Berenice ¡Que encuentro tan especial que me brindó la vida contigo! La solidez

como ser humano, académica y especialmente la capacidad de escucha, me dio la posibilidad de

hacer mi pasantía internacional con gente tan especial de la Ciudad de México. Maestros como

Raúl Arriaga, Anxelica Riascos, entre otros y lxs jóvenes trans mexicanos, me permitieron ampliar

mis inquietudes respecto a lo trans.

A grandes amigos de compañía y de preocupación por este evento a Fray y Buen Erges, agradezco

por la genuina preocupación. Gracias a Laura, mi correctora de estilo, porque fue valiente asumir

este reto de parte tuya, este trabajo se hizo más especial por tu ayuda. A Miryam con quien me

conocí en el GAAT y quien de forma inquieta acudía a mis llamados, adicional de fortalecer la

labor de itinerancia.

Finalmente agradezco a mi familia, como espacio en estos años de dolor y tristeza, frente a los

eventos en los cuales la vida nos ha puesto. Con ustedes me atreví a desgarrarme, a demostrar mis

angustias, mi dolor, mi profunda ansiedad. Fueron ustedes quienes crearon una atmósfera propicia

para iniciar esta aventura llamada doctorado. Alejandro, mi media vida, dispuesto a ayudarme

siempre con mis discusiones, mis propuestas y mis desvelos. Parte de estas líneas fueron fruto de

esas discusiones, amo mucho la forma como me enseñas día a día el apego por la disciplina, la

academia. Y especialmente por tu esfuerzo por ayudar en mi labor. Las palabras de aliento en cada

día, dieron la posibilidad de continuar, aún en los momentos más complejos.

Mario en Manizales, mi hermano colaborador, preocupado por todos los detalles en cada una mis

múltiples estadías. Él me brinda siempre lo mejor. A David, María del Socorro, Dora, Lucero,

Vilma, mis sobrinxs: Juliana, Yerly, Henry, Richard, Johnny, siempre con la pregunta preocupada

de cómo iba mi proceso de formación doctoral. A Jonathan de Manizales, quien me acompañó en

7
varias de mis preguntas a partir de sus distancias, cercanías, preguntas, confrontaciones, pero quién

ha conmovido mi corazón y mi ser.

De mi familia, quiero agradecer especialmente a Luis Ángel, siempre incondicional y quien creyó

y se enfrentó a otros por mis posturas. Estaba seguro de mí en cada una de las inquietudes

planteadas y en las empresas iniciadas, especialmente con esta, el doctorado. Sé que esperabas con

ansia este momento, hoy lo comparto contigo desde mi corazón. Aún sin tu presencia y bajo tú

prematura partida.

8
CONTENIDO

INTRODUCCIÓN 11

CAPÍTULO 1. EL PROBLEMA DE SER Y ESTAR TRANSGÉNERO: UNA


LUCHA POR LA VIDA EN EL CASO DE LOS ESTUDIOS TRANSGÉNERO. 14
1.1. Problematización. 14
1.1.1. Sitúo mi voz, mi lugar de enunciación. 16
1.1.2. El encuentro con la voz del otro. 18
1.1.3. Transitar en el género dentro del orden heteronormado. 18
1. 2. Aportes del estudio. 21
1.3. Perspectivas teóricas para abordar el problema. 22
1.3.1. La subjetivación trans, el estar juntos en lo marica. 22
1.3.2. La acción colectiva de organizaciones trans. 24
1.3.2.1. El Feminismo. 24
1.3.2.2. Lo gay y lo lésbico. 26
1.4. Lo trans como posibilidad. 28

CAPÍTULO 2. LXS JÓVENES TRANS COMO PARES DE CONOCIMIENTO:


LA TRAMA DE LO EPISTEMOLÓGICO, DE MÉTODO Y DE
METODOLOGÍA. 29
2.1 La hermenéutica situada, para la comprensión de lo otro. 29
2.2 Jóvenes trans: textos para leer y resignificar. 32
2.2.1 Relatos de vida y trazos biográficos. 32
2.2.2 Observación participante: la itinerancia en el GAT. 34
2.2.2.1El GAT en Bogotá. 35
2.2.2.2 Calle de Guapas de la ciudad de Manizales. 36
2.2.2.3 La Calle Barbacoas de la ciudad de Medellín. 36
2.2.2.4 Octubre Trans en Ciudad de México. 36
2.3. Análisis de la información. 37
2.4. El otro en la investigación. 38

CAPÍTULO 3. SER TRANSGÉNERO. 39


3.1. La subjetividad en el transitar en el género. 40
3.1.1. No somos enfermxs del género: tránsito individual, un proceso singular. 41
3.1.2. La biomedicina desde el tránsito. 45
3.1.3. Transitamos con los demás: tránsito colectivo. 46
3.2. ¡Esto es ser transgénero! 54
3.2.1. Ser transgénero otro modo de ser mujer/hombre o ambos. 55
3.2.2. Ser trans más allá de la enfermedad. 58
3.3. Ser trans como subjetivación. 58

CAPÍTULO 4. ESTAR TRANSGÉNERO. 60


4.1. Acción colectiva y jóvenes transgénero. 61
4.1.1. Comienzos de reinvindicación colectiva. Tensiones permanentes. 62
4.1.2. La opción es incidir en lo público: visibilidad de los sujetos trans. 67

9
4.1.3. ¡Aquí estamos, así somos! 70
4.1.3.1. Encuentro de familias que transitan. 70
4.1.3.2. Día de las velitas 71
4.1.3.3. Nuestrans voces en La Habana. 72
4.1.3. Incidencia política 73
4.2. Si lo personal es político, lo colectivo es. 74

CAPÍTULO 5. CONCLUSIONES. LA SUBJETIVACIÓN: LO TRANS COMO


OPORTUNIDAD PARA LAS CIENCIAS SOCIALES. 76
5.1. La expansión del género. 76
5.2. El feminismo como movimiento-acción. 77
5.3. Condición juvenil ampliada a partir de lo trans 78
5.4. Retos 78

BIBLIOGRAFÍA. 80

10
INTRODUCCIÓN

“La especie humana es la historia de las transformaciones sobre la naturaleza, de las montañas
que han sido removidas, de los mares que han sido unidos, de las enfermedades que han sido
erradicadas e incluso de las especies transformadas con propósitos humanos”

Elena Beltrán. Feminismos. Debates teóricos contemporáneos.

Recuerdo que un día, en una salida pedagógica fuera de Bogotá con un grupo de maestros

de la institución donde trabajaba, fui agredido por algunos de mis colegas. Mientras íbamos en el

bus, varios de ellos, hombres y mujeres, se me lanzaron para ponerme prendas de ropa femenina.

En medio de burlas y risas me pidieron que caminara por el pasillo del bus, demostrando mi

femineidad. A pesar de que eran docentes al igual que yo, el grado de agresividad y transgresión

era incomprensible para mí, pues hasta ese momento consideraba que mis compañeros eran

personas íntegras con formación profesional. Esa agresión me recordó una vieja pregunta que aún

persiste hoy en día: ¿qué ven en mí los demás?, ¿qué expreso con mi cuerpo?, ¿por qué se me

atribuye una dimensión femenina?

La construcción de la feminidad no es exclusiva de los cuerpos que por su anatomía son

definidos como mujer. Atribuir a un hombre el calificativo de afeminado supone una agresión

verbal que busca disminuir su valor, ya que se equipara lo femenino a comportamientos débiles y

sensibles –como si estos fueran censurables.

Al asumir mi particular forma de enunciarme como sujeto, reconocí la potencia de mi

diferencia. Esto me permitió hacer de mi subalternidad una posición política desde la cual he

podido agenciar y reivindicar mis derechos. Esta tesis es una evidencia de esa asunción política

del género. Más que un documento académico o una denuncia, el siguiente texto presenta esa

transformación de mi forma de comprender el género. En ese sentido, el lector se encontrará con

11
los testimonios de personas que, a pesar de que han sido descalificadas, maltratadas y excluidas

por la sociedad han logrado reivindicar su forma de asumir el cuerpo como una agencia política, a

partir de su decisión de género.

La comunidad transgénero se enfrenta cotidianamente al violento rechazo de la sociedad

heteronormada: la misoginia y la transfobia, que no son otra cosa que el rechazo a lo femenino.

Esa comprensión binaria del género se ha establecido por tradición como norma que se ha

extendido a todas las estructuras de la sociedad, lo que supone que los sujetos que la transgreden

quedan por fuera de la sociedad y son excluidos. Entonces, surge la necesidad de comprender la

decisión transgénero.

De acuerdo con lo anterior, decidí acercarme a algunos colectivos de la comunidad

transgénero, no sólo para entrevistarlos, sino también para establecer vínculos afectivos. Esa

cercanía supuso un diálogo entre pares, lo que condujo a una producción compartida de

conocimiento sobre la condición trans.

Además de las transformaciones individuales, los sujetos deben aprender a desenvolver su

subjetividad en el espacio público. Por esa razón, resulta fundamental estudiar lo trans bajo la

mirada de lo individual y lo colectivo, de manera que se pueda reconocer la capacidad de

transformación, interpelación y resistencia del dispositivo heteronormado del género.

Esa comprensión permite reconocer la dimensión política de la condición trans, la cual

coincide con su lucha por el reconocimiento de la diversidad y la diferencia como derecho político

y civil. Aquí se evidencia el modo en que muchos jóvenes trans han logrado cambiar no solo su

vida, sino también su entorno cercano, al diseñar, recrear y hacer posible otros modos de ver y

vivir el mundo.

12
Todo lo anterior, lo desarrollo en cuatro capítulos, en los que se tejen las voces de los

sujetos trans con la mía. En el primer capítulo se presentan los prejuicios heteronormados a los

que esta comunidad ha debido enfrentarse. En el capítulo dos se alude a la comprensión como una

herramienta válida para aproximarse a la comunidad trans. Allí se postula al otro como par

epistémico, capaz de producir conocimiento, sin diferenciarse del investigador; se presenta a las

personas trans como agentes de conocimiento que describen, preguntan y producen narrativas para

la comprensión de lo trans. Del mismo modo, se refiere la importancia de la observación

participante, de modo que los sujetos trans se configuran como pares epistémicos con una

dimensión política.

En el capítulo tres se aborda el ser transgénero. Allí se presentan las narrativas de lxs

jóvenes trans sobre sus diferentes procesos de subjetivación individual: mujeres con pene, con

barba, hombres con tetas y con vagina. En el capítulo cuatro se desarrolla el estar transgénero por

medio del análisis de las acciones colectivas de la comunidad trans y apoyado en los conceptos:

acontecimiento y multitud.

Finalmente, en las conclusiones se enuncian las preguntas y cuestionamientos que

surgieron durante la investigación, con el propósito de convocar a la comunidad académica a hacer

parte de la construcción de los Estudios Transgénero. Invito a los lectores a reflexionar sobre su

comprensión del género, a observar cómo el cuerpo se establece como un espacio para reformular

lo normado, al mismo tiempo que se cuestiona el carácter esencial y unívoco de lo femenino.

Bienvenidos.

13
CAPÍTULO 1

EL PROBLEMA DE SER Y ESTAR TRANSGÉNERO: UNA LUCHA POR LA

VIDA EN EL CASO DE LOS ESTUDIOS TRANSGÉNERO

Resumen:

El capítulo presenta la problematización de los procesos de subjetivación de los jóvenes

transgénero y su acción colectiva. Además, se refieren los conceptos que se abordarán a lo largo

de la investigación: género, feminismo, activismo homosexual, entre otros.

1.1. Problematización

Laura me comentó que la madre, líder de una organización de la Ciudad de Cali,


llegaría a Bogotá para intercambiar algunas experiencias en torno a la nueva ley de identidad
de género que se estaba discutiendo. Me sorprendí cuando conocía a lx1 madre, pues su
expresión de género era totalmente masculina. Contrario a lo que me esperaba, lx madre se
anunciaba como mujer trans, aunque su aspecto era completamente masculino.

El objetivo de la presente investigación es comprender cómo la subjetivación transgénero

cuestiona la asunción dicotómica del género, en su expresión individual y colectiva. La

investigación se plantea a partir de dos momentos que se cruzan y retroalimentan. En primer lugar,

se encuentra el trabajo de acompañamiento y participación en colectivos de personas transgénero.

El segundo se refiere a la recopilación de testimonios de jóvenes transgénero, a partir de los cuales

analicé la cuestión trans y su acción colectiva. De acuerdo con lo anterior, esta investigación no

pretende ser tan sólo una disertación académica, sino también un camino para configurar y articular

1
A lo largo del documento se empleará la X, para evitar las marcas semánticas de género establecidas por la Real
Academia Española. Este recurso será utilizado con el objetivo de cuestionar la determinación binaria del género
desde el lenguaje.

14
las reflexiones que he desarrollado a lo largo de los años, gracias a mi vinculación con colectivos

de jóvenes transgénero.

Mi interés por lo trans surgió en el año 2007, cuando me involucré con un proyecto

institucional que buscaba visibilizar a las personas trans. 2 Gracias a dicha iniciativa, durante más

de cinco años tuve la oportunidad de relacionarme con jóvenes transgénero de la ciudad de Bogotá,

especialmente con aquellas que residían en la localidad de Chapinero. Por medio de ese trabajo,

pude aproximarme al espacio privado y público de lxs jóvenes trans, lo que me permitió

reconocerlos de forma más cercana, así como también reflexionar sobre mi lucha personal. En

medio de ese proceso de trabajo, logré deconstruir varios prejuicios sobre la decisión trans, pues

dejé de creer que las personas trans eran peligrosas y siempre estaban involucradas en crímenes.

Así, a medida que reconocí al otro,3 empecé a hacerme varias preguntas: ¿por qué las personas

transgénero son vulneradas permanentemente?, ¿por qué se sigue creyendo que son enfermas y

por lo tanto sólo pueden acceder a reducidos espacios laborales?, ¿cómo se transita en el género?,

¿hay un único modo de transitar? Estas y muchas otras preguntas apuntaban a una pregunta mucho

más amplia y compleja: ¿qué es ser transgénero?

El género es una categoría social y política en constante cambio, por ello investigarlo en el

tejido de la vida cotidiana supone una reflexión constante. La posición segura y aséptica del

investigador académico, que escribe sin establecer ninguna relación con su objeto de estudio,

desaparece por completo, pues pensar el género del otro implica reflexionar sobre el propio. De

acuerdo con lo planteado por Donna Haraway en Ciencia, cíborg y mujeres: la reinvención de la

2
Dicho proyecto nace en una institución de educación superior, donde ingresé a trabajar como asesor del área de
extensión o proyección social. Allí se desarrolló una iniciativa de trabajo en competencias ciudadanas dirigidas a
comunidades vulneradas. Para el caso, se decidió trabajar con la población transgénero que vivía o trabajaba cerca de
la institución.
3
El otro como la diferencia que nos atemoriza, el no yo al que se teme, pero que nos define por oposición.

15
naturaleza (1991) y Sandra Harding en ¿Existe un método feminista? (1987) es necesario

investigar lo que realmente interpela al sujeto investigador, de modo que su reflexión y producción

de conocimiento esté impregnada de su subjetividad histórica. A partir de esos planteamientos

decidí abandonar la posición segura del investigador neutro, para asumir una enunciación

investigativa en la que mi experiencia estuvo siempre presente. Por lo tanto, a lo largo del

documento utilizaré la primera persona, para evidenciar mi perspectiva particular en la

construcción de conocimiento sobre el otro,4 aquel que me interpela y me permite reconocerme en

la subalternidad. Alternaré mi voz con las voces de lxs jóvenes trans, de forma que el texto se

desarrollará como un tejido, en el que se cruzará la primera persona del singular con la primera del

plural, sin ningún tipo de jerarquía enunciativa.

1.1.1. Sitúo mi voz, mi lugar de enunciación.

Las preguntas sobre el género y la decisión trans interpelaron mi posición como

académico. Al iniciar la investigación, rápidamente constaté que dentro del orden heteronormado,

ser hombre o ser mujer determina fundamentalmente la forma en que las personas asumen la vida,

sin que aparentemente exista otra posibilidad dentro de ese limitado orden binario. Recordé

entonces las múltiples ocasiones en las que ese mandato se impuso en mi experiencia de género,

restringiendo y excluyendo la construcción de mi subjetividad. Por ello, durante la investigación

empecé a escribir y registrar varias de las confrontaciones y cuestionamientos a los que tuve que

enfrentarme a lo largo de mi vida:

4
Para varios investigadores, el otro es el objeto de estudio pasivo, al que observan desde la distancia sin ningún tipo
de relación, más allá del interés académico. Por el contrario, desde la perspectiva del conocimiento situado, el otro es
un agente activo en la investigación y la producción de conocimiento. En ese sentido, el investigador y el otro
investigado son productores activos de conocimiento, lo que elimina la tradicional superioridad jerárquica adoptada
por el académico neutro que pretende enunciarse como objetivo.

16
Desde niño fui un sujeto subalterno: se me acusaba de ser raro. La escuela, la familia y la
interacción con los demás se encargaron de mostrarme cómo debía comportarme,
relacionarme, desear. Aspectos tan sencillos como jugar o socializar con los demás me
advertían de la importancia de ser hombre y tener un modo de sentir, pensar y actuar:
fuerte, insensible, racional, indolente y con una estética determinada. Por supuesto, todo
esto con una advertencia: no desear al género al cual pertenecía. Siempre se me tildó de
marica. Nunca comprendí la relación entre quién era, cómo me veían los demás y cómo
debía ser. Sin embargo, las instituciones me demostraban cómo debía ser hombre. Al
empezar a ser joven, entendí cómo debía presentarme, pero se me dificultaba: era un
hombre feminizado. No era mujer, ni hombre para los demás, lo que creó en mí muchas
dudas, al igual que una mezcla de posibilidades e inseguridades sociales y personales. El
ingreso a los llamados espacios de adultos, como el trabajo, me permitió comprender que
definitivamente la marca del género adquiría un poder dominante. Me sentía como ese
“fantasma de la incoherencia” que desarrolla Butler (2010) en El Género en disputa,
planteando la discordancia desde la construcción que marca los sujetos: sexo, género,
deseo, orientación, expresados en la lógica de: macho, hombre, masculino, heterosexual
(ahora comprendo todo un régimen político).

Todas esas experiencias me llevaron a reconocer la gran importancia del género como

marca que determina el desarrollo de la subjetividad. El género es un papel que actuamos

cotidianamente, de acuerdo a normas que regulan el cuerpo y su comportamiento dentro de límites

establecidos; estamos obligados a interpretarlo de una u otra forma, sin poder recrearlo ni

reformularlo (Butler, 2010; Raggi, 2016).

Durante algún tiempo ser un hombre fue mi reto personal. Lo caracterizaba y actuaba frente

a los demás, de acuerdo a lo que se suponía que debía ser. Esto cambió cuando conocí los

postulados sobre la performatividad del género de Judith Butler. A partir de ese momento

comprendí que el género no era una marca inmodificable, sino una forma que podía construir,

17
deconstruir y reconstruir constantemente. Me di cuenta que era posible transitar en el género, a

pesar de las determinaciones sociales sobre lo masculino y lo femenino.

1.1.2. El encuentro con la voz del otro.

Como ya lo mencioné, la primera vez que me involucré con los colectivos de personas

transgénero fue en 2007, cuando la institución universitaria a la que estaba vinculado convocó a

personas trans, para desarrollar un programa de extensión. Uno de los colectivos que atendió al

llamado fue el Grupo de Apoyo a Personas Trans - GAT, que en ese momento estaba vinculado al

Centro Comunitario LGBTI.5

El encuentro con organizaciones de jóvenes transgénero me permitió ampliar la perspectiva

de la investigación, ya que pude conocer de primera mano las actividades colectivas realizadas por

la comunidad. Todos estos elementos fueron insumos para la investigación, ya que me interesaba

abordar las relaciones entre el proceso de transición individual y la acción colectiva. De manera

que pude formular nuevos cuestionamientos: ¿de qué modo se logra la acción colectiva en

organizaciones de jóvenes transgénero?, ¿cómo se vincula esta acción al ejercicio mismo del

devenir trans?, ¿qué es estar transgénero?

1.1.3. Transitar en el género dentro del orden heteronormado.

Transitar en el género no solo implica modificaciones quirúrgicas y hormonales, sino

también transiciones sociales, culturales, políticas, éticas y estéticas. Cotidianamente, las personas

se mueven en el género, lo que permite cuestionar los límites que definen esta categoría social. Sin

5
El Centro Comunitario LGBTI es un lugar donde se ofrece atención integral que cuenta con espacios para atender
cada una de las poblaciones que convoca. Desde el GAT se logró convocar a la población trans de la localidad de
Chapinero a reuniones semanales que aún se mantienen.

18
darse cuenta, las personas rompen las fronteras entre lo masculino y lo femenino, por lo que dejan

de ser dos polos opuestos, para convertirse en géneros trans-fronterizos.

Butler (2010) plantea que el orden heterosexual diferencia a las personas entre hombres y

mujeres exclusivamente, y les adjudica una representación y un rol definido que determina el

deseo, el placer y la vida misma de los sujetos. Denuncia que la sociedad contemporánea continúa

siendo una organización social heteronormada enmarcada en un contrato de lo inteligible: pares

binarios, macho y hembra, que establecen una relación única, entre lo masculino y lo femenino.

Esta inteligibilidad heteronormada, y la aparente perfección con la que funciona, se

constituye en un marco que diferencia los cuerpos, entre hombres y mujeres heterosexuales, que

conforman familias, sociedades, comunidades y totalidades, supuestamente homogéneas. En

consecuencia, lo que se sale de ese contrato no puede ser reconocido, pues es ininteligible y, por

lo tanto, rechazado.

Cuando el otro decide ser y hacerse transgénero, rompe ese orden heteronormado, por lo

que es excluido social, laboral y políticamente. Son marginadxs continuamente por la sociedad:

desde las sutiles miradas llenas de desaprobación hasta las ambigüedades jurídicas que lxs

estigmatizan. En el informe de 2015 de Amnistía Internacional fueron reportados 1740 asesinatos

de jóvenes transgénero en 62 países en menos de seis años, lo cual es una cifra alarmante si se

tiene en cuenta el subregistro.

De acuerdo con el informe presentado al comité contra la tortura de la Organización de

Naciones Unidas, en Colombia la situación de la población transgénero es grave. 6 Además de los

6
El informe Tortura y tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes en Colombia para el período de 2009-2014,
presentado en el 2015, fue desarrollado a partir de la información suministrada por los colectivos que documentan los
diferentes casos de exclusión y estigmatización.

19
constantes asesinatos, el Estado también viola sus derechos básicos, particularmente el derecho a

la salud, puesto que muchas veces les niega el servicio por su decisión de género. En dicho informe,

se denuncia el trato inhumano y degradante que reciben las personas trans cuando solicitan los

procedimientos para hacer su transición. Por esa razón se exige al Estado que preste, implemente

y regule la atención prestada a esta población.

Ante la negativa del servicio médico, cada persona trans asume por su cuenta las

modificaciones corporales que desea. Debido a que se trata de procedimientos informales en sitios

no aptos para este tipo de intervenciones, las consecuencias son devastadoras, pues las personas

no solo se enferman, sino muchas veces mueren.

Además de esto, la estigmatización de esta población es una práctica médica legal, ya que

se constituye en un requisito normativo para la realización de modificaciones corporales. A partir

del año 2013, la Corte Constitucional estableció que, para autorizar modificaciones corporales,

dentro del sistema de salud colombiano, era necesario un diagnóstico de enfermedad: disforia de

género. La estigmatización de esta comunidad por parte del Estado supone una exclusión

sistemática de todos los ámbitos sociales de las personas transgénero, pues definirlos como

enfermos y trastornados, de acuerdo a normas y manuales internacionales, impide su

reconocimiento como ciudadanxs. 7

Otro de los informes de gran importancia es ¡Basta ya! del Centro Nacional de Memoria

Histórica. En el capítulo dedicado al papel de la mujer en el contexto de la guerra, no solo se

referencian las acciones de violencia ejercidas contra mujeres, sino también contra lesbianas, gais,

7
Entre algunos de esos manuales se puede citar de forma concreta el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos
mentales de la Asociación Americana de Sicología, publicado en el año 2014.

20
bisexuales, personas transgénero e intersexuales: desplazamiento forzado, asesinatos selectivos,

violaciones sexuales y desapariciones. Aunque el informe no incluye cifras concretas de víctimas

trans, confirma la sevicia con la que es tratada esta comunidad dentro del conflicto.

En Colombia, lxs jóvenes transgénero deben enfrentarse a las limitaciones del orden

heteronormado que se extiende desde su entorno familiar hasta las instituciones del Estado. A

pesar de ello, la paulatina aparición de personas transgénero en el espacio público y político de la

ciudad, ha permitido a la sociedad reconocer su existencia y legitimidad. La participación directa

de algunxs representantes trans en el desarrollo de políticas públicas ha significado la

consideración de las necesidades trans, diferenciadas de las de la comunidad LGBTI.

1. 2. Aportes del estudio

La investigación se desarrollará de acuerdo a dos momentos: la subjetivación y la acción

colectiva trans. De acuerdo a estudios precedentes, las personas transgénero usualmente definen

su subjetividad con la frase: Estoy en el cuerpo erróneo. Ese enunciado evidencia la concepción

binaria del género, aun en las personas transgénero, quienes en lugar de recrearlo

performativamente, continúan asumiendo el orden heteronormado. Desde la visión reducida

heterosexual, el tránsito se concibe como el paso de una orilla a otra (de hombre a mujer o

viceversa), lo que consolida aún más el orden binario (Soley, 2009), al mismo tiempo que restringe

el género a sólo dos posibilidades: mujeres y hombres.

En cuanto a la acción colectiva, por lo general se cree que se desarrollan dentro del marco

de la comunidad LGBTI, debido a los pocos estudios dedicados a las organizaciones trans en el

país. Además, la inclusión de la comunidad en la sigla LGBTI impide reconocer las exigencias

trans al sistema de salud. En ese sentido, esta investigación contribuye al reconocimiento de la

21
acción trans, diferenciada de la comunidad LGBTI, lo que propicia la aparición de nuevas

narrativas sobre esta comunidad. Además de lo anterior, esta investigación permite llenar el vacío

teórico que existe respecto al análisis de la relación entre juventud, género y acción colectiva

(Muñoz, 2010).

1.3. Perspectivas teóricas para abordar el problema

El tejido de esta investigación se desarrolla en el cruce de múltiples voces y las diferentes

fuentes bibliográficas consultadas para dar soporte teórico y reflexivo a la construcción de

conocimiento sobre los jóvenes transgénero. Es importante mencionar que al plantear las

referencias teóricas cuestiono los postulados de verdad y universalidad implícitos en ellas, con el

objetivo de crear un campo teórico propicio para la aparición de otras subjetividades. Así, los

procesos de subjetivación trans serán interpretados desde la Teoría Queer que posiciona lo raro, lo

abyecto, lo singular, lo trans y lo articula con lo colectivo. Mientras la acción colectiva trans será

analizada a partir de herramientas conceptuales ofrecidas por el feminismo de la diferencia; así

como las nociones de acontecimiento y multitud.

1.3.1. La subjetivación trans, el estar juntos en lo marica

La subjetivación, entendida como forma en la que el sujeto se apropia de sí en relación con

el mundo (Mansfield, 2000; Foucault, 2002; Melucci, 2016), es un proceso permanente que se

desarrolla constantemente mediante múltiples relaciones y experiencias. Ese tejido de relaciones

constituye el marco en el que las personas desarrollan su subjetividad, pues transitar implica

movimiento, inestabilidad, cruce, cambio. Las personas que deciden viajar en el género

transgreden la norma, lo que transforma toda su vida social, política, familiar y pública, pues son

22
sujetos que escapan de los marcos de lo inteligible (Butler, 2010) y que por su agencia bordean la

multitud heterogénea (Virno, 2003).

Los procesos de subjetivación individual involucran a otras personas, por lo que el tránsito

se convierte en una experiencia colectiva que requiere la invención de nuevas formas de

relacionarse. Además, la acción colectiva de lxs jóvenes trans evidencia la existencia de una

multitud heterogénea que reafirma la lucha por el reconocimiento a través de la “construcción de

existencia” (Melucci, 2016, p.12). Estas luchas son movimientos de interpelación que, para el caso

de las multitudes raras, se enmarcan en lo queer, con una doble entrada, como movimiento y como

teoría que surge en el feminismo.

La Teoría Queer sirve de referente para la comunidad trans, ya que reivindica la existencia

de subjetividades que se anuncian como raras y extrañas. Lo queer logra posicionar no solo otras

multitudes de sujetos “subyugados” (Haraway, 1991), sino que también permite concebir la

identidad del sujeto como un elemento móvil que no puede ser definido ni como mujer, ni como

hombre, ni como gay, ni como lesbiana, sino como una reidentificación de algo extraño y bizarro

(Butler, 2010).

La Teoría Queer se refiere a lo raro, lo abyecto, lo innombrable, lo monstruoso, lo que se

aparta de lo normal y normativo en comparación con lo heteronormado. Para las personas trans,

esta teoría no solo es un discurso que lxs reivindica, sino que también les permite enunciarse y

luchar contra la constante violencia que lxs amenaza (Escobar, 2013).

En Gender Trouble, Judith Butler plantea el concepto de desencialización del sexo y del

género, refiriéndose a lxs jóvenes trans. Allí cuestiona cómo la determinación biológica del género

23
permite a la Teoría Queer conceptualizar a la mujer como un sujeto plural y politizado, con

múltiples posibilidades de expresión, incluyendo la mujer trans (Raggi, 2016).

En consecuencia, la acción colectiva trans promueve políticas para la visibilización de la

multitud no homogénea. Soy una mujer con pene o una mujer machorra, son expresiones que

denotan otros modos de ser transgénero o mujer, al mismo tiempo que cuestionan las categorías

binarias del sistema sexo/género como régimen biopolítico. En otras palabras, se constituyen las

multitudes queer que permiten la entrada de colectivos de jóvenes transgénero al espacio de lo

público, los cuales interpelan tanto la heteronormatividad como la homonormatividad de los

movimientos gais y feministas. Además, los movimientos queer recogen también colectivxs de

intersexuales, de personas seropositivas, mujeres lesbianas negras y los demás cuerpos que no son

respaldados por los discursos feministas, gais, ni lésbicos. En ese sentido, la perspectiva queer

permite pensar no solo en la subjetividad transgénero, sino también en el modo en que tiene lugar

la acción política de las subjetividades excluidas.

1.3.2. La acción colectiva de organizaciones trans

Las organizaciones trans se debaten entre la interpelación del sujeto mujer, con cercanías

vinculantes al feminismo y la adscripción al movimiento LGBTI. Es a partir de estos lugares que

presentó la acción colectiva, sus distancias, logros y demandas.

1.3.2.1. El Feminismo

Aunque el Feminismo como movimiento social lleva a la comprensión de múltiples

experiencias de mujer (Zarazaga, 2006), excluye a la mujer transgénero. Por esa razón es

fundamental reconocer que la lucha de las personas trans ha ampliado aún más el concepto de

24
mujer. Así, aunque la comunidad trans ha retomado algunas de las reivindicaciones feministas e

incluso ha llegado a cuestionar la homonormatividad, debido a que, pese a sus reclamos, la llamada

comunidad gay se configura y funciona de acuerdo al paradigma heterosexual del género. Lxs

sujetos trans diferencian no solo su acción colectiva, sino sus necesidades y demandas de las

agendas LBTI y por supuesto con cercanías a la interpelación feminista.

Las luchas de las mujeres trans han sido relatadas por varias feministas contemporáneas,

dentro de las cuales se encuentran Butler y Preciado, quienes se valen de la categoría trans para

sospechar de la sedimentación del género. En esa misma línea encontramos a Witting, quien a la

pregunta: “¿Qué es una lesbiana?”, responde: “Es una lesbiana”, porque reconoce que definirla

como mujer, sería continuar reproduciendo el modelo binario del régimen. A pesar de la

importancia de estas posturas, amplios sectores de feministas de la diferencia no reconocen al

sujeto trans, ni las consideran, pues sus luchas se han concretado en el retorno al concepto de mujer

heteronormado. En ese sentido, lxs trans son arrojadas a la frontera y son excluidas tanto de la

homonormatividad como del feminismo, debido a que las dinámicas heterosexuales se trasladan

al interior de ambos movimientos.8

Por esa razón, la comunidad trans continúa siendo constantemente amenazada por la

incomprensión de la sociedad hetero y homonormada: “Estamos pichas (dañadas, en proceso de

descomposición) pero quienes nos enfermaron fueron nuestros clientes”.9 Estas y otras

8
A modo de ejemplo, puedo mencionar que en el Encuentro de Feministas Lésbicas, realizado en el 2012 en Buenos
Aires, se negó la entrada a lxs mujeres trans, debido a que las organizadoras no las consideraban mujeres. Esa exclusión
evidenció la discriminación de las organizaciones feministas, puesto que su postura legitimaba la comprensión de la
mujer como un sujeto puro, en el que las mezclas no son admitidas ni reconocidas. Esa y muchas otras prácticas de
exclusión evidencian la razón por la cual el trabajo adelantado por los colectivos de gais y lesbianas no llegan a formar
parte de la historia reciente de las luchas trans.
9
Comentario presentado por una activista trans en una charla con organismos de gobierno en septiembre de 2014,
haciendo referencia a la supuesta patología de la condición trans y el ser seropositiva.

25
expresiones son advertidas en el discurso de las personas trans como evidencia de la violencia a la

que deben enfrentarse constantemente. Sin embargo, a pesar de que son condenadxs por la

sociedad, desde ese lugar logran reafirmarse como mujeres (Pérez, 2013; Vidal, 2014).

Aunque el movimiento feminista ha pretendido posicionar otros cuerpos, voces y modos

de ser que son excluidos por el régimen heterosexual, la población trans sigue siendo excluida por

esta categoría. Por esa razón, el Feminismo debería no solo incluir y reconocer la categoría trans,

sino también continuar indagando sobre las infinitas posibilidades que pueden adoptar los seres

humanos en cuanto al género. El Feminismo propició la aparición de nuevas formas de ser en el

género, coadyuvado por el concepto de género, entonces ¿por qué debería detenerse en este

momento si su lucha ha sido contra las definiciones esenciales del género? Los movimientos

feministas se han ocupado de exigir férreamente el derecho a ser quien se desea (Editorxs, 2011),

por lo tanto, es un referente para las personas trans, quienes también luchan por ello. El Feminismo

contemporáneo de la diferencia será empleado en la investigación para cuestionar la pureza de los

dos géneros establecidos por la heteronorma y la homonorma. Al situarse desde esta perspectiva

teórica, es posible pensar en otras formas de ser mujer (Harding, 1998) y ser hombre, lo que

permite reinterpretar la matriz heterosexual, el falogocentrismo y el patriarcado.

1.3.2.2. Lo gay y lo lésbico

Los orígenes de la comunidad LGBTI pueden rastrearse durante la década del cuarenta,

antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando se conformaron grupos y colectivos de gais y

lesbianas. De aquella época data el Movimiento Homófilo de Berlín que determinó el comienzo

de las organizaciones gay en el mundo. Sin embargo, el antecedente más importante de las

organizaciones de identidades de género diversas, incluyendo la comunidad trans, fue lo ocurrido

26
en Nueva York el 28 junio de 1969 en Stonewall Inn, lugar de encuentro de travestis, transexuales,

lesbianas, jóvenes femeninos y prostitutxs. Allí, este grupo de individuos, que habían sido

rechazados y excluidos por el sistema heteronormado, se manifestaron en contra de la represión

policial que los asediaba constantemente. A partir de ese momento, gais, lesbianas, travestis y

transexuales empezaron a reunirse para conformar colectivos en todo el mundo, con el objetivo de

exigir sus derechos. Dichas organizaciones, lideradas en su mayoría por gais y lesbianas, dieron

inicio a la hoy llamada comunidad LGBT (Noir, 2010). Con el tiempo, a esta comunidad se

sumaron más subjetividades de frontera: lo Intersexual o los Queer.

Si bien el inicio de la comunidad LBGT estuvo determinado por la reivindicación de sus

derechos sociales y políticos, en la actualidad la acción política de esta comunidad se ha reducido

a la articulación con políticas públicas de “discriminación positiva” o “política de inclusión”. A

pesar de que los movimientos gais y lésbicos han adelantado un recorrido, las demandas de las

personas trans no llegan a resolverse del todo en estas iniciativas, pues poseen necesidades y

motivaciones particulares, por lo que no se conforman con hacer parte de la sigla LGBTI. De

acuerdo con esas diferencias, los colectivos trans exigen suprimir la letra T de esta sigla, puesto

que muchas veces las colectividades gais y feministas operan y accionan sin reconocer lo trans.

Aunque se supone que las personas trans son incluidas en esta comunidad, muchas veces son

excluidas de las demandas que se realizan en nombre de esta sigla, ya que las solicitudes gais y

lésbicas se han centrado en la exigencia de derechos que prolongan las estructuras del orden

heteronormado, como el matrimonio igualitario o la adopción de parejas homoparentales.

1.4. Lo trans como posibilidad

27
Cuando una persona transita en el género transforma su comunidad cercana, pues suscita

la aparición de una perspectiva alterna. Esa nueva perspectiva propicia el cuestionamiento del

orden heteronormado que impera, por lo que es posible pensar en las múltiples y diferentes

maneras de ser. Con esta investigación se abre la oportunidad única de interpretar y comprender

los procesos de subjetivación juvenil trans y su acción colectiva, con el objetivo de delinear algunas

de las posibilidades que ofrece ser y estar transgénero.

28
CAPÍTULO 2

LXS JÓVENES TRANS COMO PARES DE CONOCIMIENTO: LA TRAMA DE LO

EPISTEMOLÓGICO, DE MÉTODO Y DE METODOLOGÍA

Resumen

Lxs jóvenes trans producen conocimiento a partir de la narración de sus experiencias de vida. Esas

narraciones se convierten en textos susceptibles de ser interpretados para crear una nueva forma

de considerar lo trans. Por todo lo anterior a continuación se presentarán las decisiones que se

tomaron para comprender el ser y estar transgénero, a partir de los relatos de vida y la observación

participante. Dichas decisiones permiten anunciar al otro de la investigación, lxs jóvenes trans:

agentes de la producción de conocimiento y pares epistémicos.

2.1 La hermenéutica situada, para la comprensión de lo otro

Nos patologizan. Además de esas discusiones, nosotras no necesitamos mucho. No necesitamos


que nos expliquen, ni justifiquen, ni nos teoricen. No. Yo particularmente no necesito que nadie
me legitime.
Débora, 14 de octubre, 2015

Cuando se conversa con las personas trans, respecto a los discursos académicos y

científicos que se han ocupado de su condición, manifiestan una gran resistencia a ser definidxs

por una ciencia que solo quiere explicarlxs (Kornblit, 2007). Mientras la explicación se ocupa de

teorías que buscan generalizar, la comprensión otorga un valor protagónico al fenómeno que

analiza.

En el proceso de comprensión se otorga significado a los fenómenos sociales de acuerdo al

contexto en el que se desarrollan. Por esa razón, es necesario que el investigador establezca una

29
relación de cercanía con el fenómeno de su interés, incluso hasta involucrarse. En esa medida, el

investigador deja de ser el protagonista, para darle espacio de enunciación al investigado. A pesar

de que la comprensión es la tradición epistemológica más efectiva para aproximarse a la condición

trans, la explicación ha sido la metodología utilizada con mayor frecuencia. Por esa razón, esta

perspectiva ha determinado el entendimiento común de la condición trans, pues las personas

heteronormadas elaboran sus juicios a partir de las explicaciones hechas por el discurso científico,

al cual adjudican absoluta legitimidad y objetividad.

Desde diferentes ámbitos académicos se han desarrollado investigaciones cuyo objeto de

estudio es la cuestión trans. Por lo general, esas reflexiones se han planteado desde una pretendida

objetividad, cuyos postulados y principios son asumidos como verdad. El conocimiento producido

desde esa perspectiva resulta incompleto, en tanto se enuncia desde teorías heteronormadas. Así

por ejemplo, la biología, la siquiatría y la medicina, consideran la condición trans como una

enfermedad. Por ello, resulta necesario plantear nuevas formas de reflexionar y producir

conocimiento sobre la cuestión trans.

La hermenéutica es una tradición útil para aproximarse a la cuestión trans desde una

perspectiva diferente a la explicativa. De acuerdo con Gadamer (1986), la hermenéutica emplea

como punto de partida la experiencia del sujeto, a partir de la cual se emprende la comprensión e

interpretación investigativa. Esto propicia que el sujeto trans abandone la pasividad a la que la

ciencia lo había condenado, para asumir un papel protagónico en la construcción de conocimiento

sobre sí.

Por ello decidí utilizar la tradición hermenéutica para realizar la investigación ya que,

además de dar un lugar importante al sujeto, permite cuestionar la supuesta neutralidad del lugar

de poder que ejerce el investigador. En consecuencia, en esta investigación lxs jóvenes trans son

30
los protagonistas de la reflexión de su propia condición. La diferencia entre investigador e

investigado se disuelve para procurar la comprensión de las dos partes involucradas, pues la

relación tradicional de sujeto-objeto se transforma: todos los sujetos son potenciales agentes de

conocimiento (Haraway, 1991). El investigador deja de ser el sujeto que observa al otro (su

objeto), para operar como un agente que, mientras investiga, es investigado. Ese investigador-

investigado debe anunciarse como tal, de modo que pueda articular sus intereses con el otro, su

par epistémico. Esa relación de horizontalidad permite que al mismo tiempo que se desarrolla la

reflexión de lo trans, se develen las prácticas, creencias, deseos, intereses y motivaciones del

investigador-investigado (Harding, 1991).

Además, cuando lxs jóvenes trans reconocen la heteronormatividad en la objetividad

científica, deciden enunciar su subjetividad para posicionarse como agentes activos en la

producción de conocimiento. En el momento en que las personas trans expresan su experiencia,

comprenden e interpretan su propia situación (Herrera, 2010). Por lo que sus relatos son asumidos

como textos “cargados de poder” (Haraway, 1995, p. 345) para la construcción de conocimiento.

De acuerdo con lo anterior, el investigador y el investigado se asumen como pares epistémicos en

la producción de textos, para comprenderse y comprender al otro: yo te comprendo, en tanto me

comprendo.

Gracias a esta perspectiva, durante su práctica el investigador puede hacer evidente su

subjetividad, en oposición a la pretendida neutralidad de la investigación cuantitativa (Harding,

1987). La hermenéutica, el conocimiento situado y el pensamiento complejo son perspectivas

teóricas que propician una comprensión diferente de la realidad, a partir de saberes fragmentados,

pero conectados. Así, en esta investigación lo epistemológico, lo metodológico y lo metódico se

31
plantean como elementos de un tejido de encuentros, en el que los jóvenes trans son agentes, pares

epistémicos que se investigan y son investigados.

2.2. Jóvenes trans: textos para leer y resignificar

A partir del giro hermenéutico, todo puede ser leído: el cuerpo, la cultura, el territorio, etc.

En la investigación, se considerará la experiencia de vida de lxs jóvenes trans, como textos de

acuerdo a los relatos producidos por ellos mismos durante las conversaciones mantenidas durante
10
el proceso de investigación. Debido a que la producción de esos textos depende de una

conversación, se puede hablar de un texto coproducido, a partir del cual es posible la comprensión

de sí y del otro, de los dos agentes que intervienen en el diálogo.

2.2.1. Relatos de vida y trazos biográficos.

Los relatos de vida son el anuncio explicito, oral o escrito, de un narrador sobre parte de su

vida (Cornejo, et al, 2008). Esos relatos surgen a partir de diálogos que se constituyen en textos

para la interpretación. De acuerdo con Ricoeur (1996), los sujetos se configuran como narración

que define una identidad inestable, dinámica y en constante trasformación. En esos términos, al

anunciar mi voz en la investigación, construí parte de mi identidad y pude reflexionar sobre mi

propia subjetividad en el encuentro con el otro, aquel que develaba los prejuicios presentes en mi

concepción sobre la normalidad y la naturalidad. Tanto lxs jóvenes trans como yo construimos

relatos de vida personales en el encuentro del diálogo, donde cada quien reflexionó sobre sí.

Para lograr establecer ese espacio dialogado, decidí conversar con chicxs trans vinculadxs

a organizaciones o colectivos. Con cada agente me encontré tres o cuatro veces durante cuatro

horas, cada vez. En el primer encuentro se compartía en torno a la problemática trans, el objetivo

10
Por texto se entiende cualquier unidad comunicativa susceptible de ser leída, comprendida e interpretada.

32
del estudio, su alcance y sus implicaciones éticas. El encuentro se desarrollaba como una

conversación tranquila, sin formato ni preguntas prediseñadas; se planteaba un diálogo respecto al

proceso de tránsito, individual y colectivo, en el que se aludía a los siguientes temas:

 El modo como se configuró el tránsito de género, transformaciones corporales, edad en la

que se comenzó, anécdotas importantes en torno al tránsito, sentimientos que afloraban,

consideraciones del tránsito en torno a la enfermedad, etc.

 La relación con la familia.

 La relación con instituciones como la escuela.

 Personas e instituciones que acompañaron el tránsito.

 Organizaciones y colectivos al que se encontraban vinculados en la actualidad.

Los 24 encuentros fueron grabados en audio y dos de ellos video grabados. Del material

recopilado decidí trabajar solo con seis relatos de jóvenes. Para la elección, también tuve en cuenta

la edad de lxs participantes, pues me interesaba conversar con lxs jóvenes de esta comunidad. 11

Los relatos de vida seleccionados para la investigación fueron:

 Johanna: joven de 18 años, vinculada laboralmente al Grupo de Apoyo a personas

Transgénero del GAT en Bogotá.

 Sofía: joven de 17 años que estudia su último año de bachillerato y participa de las

reuniones del GAT.

11
Durante el desarrollo de la investigación me di cuenta que dentro de la comunidad trans, la condición juvenil no
tenía relación con la edad, por esa razón tuve que reconsiderar mi concepto de juventud. Este aspecto será analizado
en las consideraciones finales del escrito.

33
 Jessica: joven de 21 años, líder coordinadora de juventudes transgénero de la ciudad de

México, que se ha convertido en referente de la acción colectiva trans. Jessica es estudiante

de segundo año de Derecho de la UNAM.

 Laura: joven de 38 años líder del Grupo de Acción y Apoyo a personas Transgénero. Laura

es la actual coordinadora del GAAT, entidad desde la que lucha por la reivindicación de

los derechos de las personas trans.

 Débora: líder de Santamaría Fundación, 56 años de la ciudad de Cali. Gestora de la causa

trans en Cali a comienzos de la década de los ochenta. Se ha constituido como referente de

la lucha trans debido a los múltiples logros locales y regionales que ha alcanzado en el

posicionamiento del tema trans. Por esa razón, constantemente es invitada a eventos

nacionales e internacionales para que comparta su experiencia sobre el trabajo de acción

política de la comunidad trans.

 Maritza: joven de 21 años quien lidera la lucha por los derechos humanos de la comunidad

trans en Manizales, ubicada en la Calle de las Guapas.

2.2.2. Observación participante: la itinerancia en el GAT

En Método, reflexividad y campo Rosana Guber plantea que en el ejercicio etnográfico

existe una paradoja: la observación participante es una forma de observar y participar de forma

simultánea, por lo que no se puede observar sin participar, ni participar sin observar, lo que supone

una experiencia de aprendizaje. Durante la observación participante pude constatar que el

aprendizaje tiene lugar en y con la experiencia que se da en el intercambio con el otro, en este caso,

lxs jóvenes trans. Gracias a esta participación, pude ser más que un testigo, para convertirme en

34
parte de la acción colectiva, lo que indudablemente constituyó un material valioso para la

investigación.

A lo largo de ese proceso de acompañamiento y observación, diseñé una matriz para

registrar lo que observaba, de modo que pudiera identificar fácilmente las acciones, los contextos

y los participantes. Además, cada vez que finalizaba una acción recogía varios comentarios en

torno a lo vivido, los cuales consigné en varias notas. Para comprender el modo en que el tránsito

acontecía de forma colectiva, me contacté con grupos transgénero de diferentes ciudades, los

cuales presento a continuación.

2.2.2.1 El GAT en Bogotá.

Participé en acciones con las chicxs del GAT,12 colectivo que lucha por el respeto de los

derechos humanos de la comunidad trans, y además acompaña el tránsito de lxs jóvenes. El GAT

hace parte del centro de ciudadanía LGBTI, ubicado en la localidad de Teusaquillo de Bogotá,

donde cada sábado se reúnen entre 15 y 20 personas trans para conversar. En cada sesión se

abordaban temas sugeridos por lxs asistentes, los cuales eran desarrollados por la coordinadora del

GAT, Laura Weinstein. Durante los dos años que asistí a estas sesiones se debatieron temas como

las agresiones cotidianas, la ley de identidad de género y el desarrollo de acciones colectivas.

Usualmente, las reuniones se desarrollaban con la misma estructura: al comienzo los

asistentes se presentaban y hablaban sobre su experiencia durante la semana; después de esto, se

12
El Grupo de Apoyo a Personas Trans, GAT es un colectivo que está vinculado con el Centro Comunitario LGBT.
Dicho colectivo se configuró en su inicio como un grupo de auto apoyo para personas que transitan en el género y su
iniciativa se dio en el marco de la política distrital de “inclusión a personas LGBTI” desarrollada en su mayoría en el
gobierno de Luis Eduardo Garzón, se consolidó a través de los años como colectivo exclusivo de personas trans. Sin
embargo, a partir del año 2014 y de parte de la coordinadora del GAT se concibe la idea de configurar el GAT como
fundación, con el objetivo de desarrollar muchas más acciones y algunas necesarias y fuera del vínculo de la
institucionalidad. Dicha fundación se nombra como el Grupo de Acción y Apoyo a Personas Trans GAAT. Para el
presente estudio se relacionará en el manuscrito el GAT, grupo con el que se trabajó durante la investigación, pero
que devino en el actual GAAT

35
desarrollaba el tema de la sesión, el cual podía ser presentado por un invitado especial; al final se

planteaban retos, anuncios y se consolidaba la propuesta del próximo encuentro. Este tipo de

trabajo conjunto en la reunión consolidaba procesos de comunicación en la comunidad.13

2.2.2.2 Calle de Guapas de la ciudad de Manizales.

En Manizales, trabajé con el grupo de trabajadoras sexuales de la Calle de Guapas, lugar

donde se concentran lxs jóvenes trans de la ciudad que ejercen el trabajo sexual. En este lugar

confluyen problemáticas de prostitución y consumo de drogas.

2.2.2.3 La Calle Barbacoas de la ciudad de Medellín.

Allí se desarrolló observación y diálogo con varias de las personas que habitan la Calle

Barbacoas, sitio emblemático para la comunidad LGBTI, a la que también asisten lxs chicxs trans.

Esta calle es un lugar de homosocialización, en el que las personas trans pueden desempeñarse

como se vinculan de forma tranquila y sin ningún tipo de problema, pues allí pueden asistir como

administradorxs, meserxs, trabajadorxs sexuales o clientes. Por medio de esta visita pude observar

el impacto positivo de las políticas de administración de la ciudad que reconocen la comunidad

LGBTI sin estigmatizarla y les otorga un lugar, en el que es posible vivir la diversidad sexual y la

identidad de género sin ningún reparo.

2.2.2.4 Octubre Trans en Ciudad de México.

Pude hacer parte del Octubre Trans de 2015 gracias a mi pasantía internacional como

estudiante de doctorado. Esta experiencia me permitió ampliar el horizonte del tema trans, ya que

13
Mi principal fuente de trabajo en torno a la acción colectiva se constituyó en el GAT, organización a la que estuve
vinculado entre enero de 2013 y febrero de 2015. Algunos de los eventos académicos en los que pude participar fueron:
la cartilla de Servicios inclusivos para personas trans y Nuestrans voces en La Habana.

36
allí encontré varios colectivos de jóvenes transgénero que afirmaban la posibilidad de transitar en

el género sin ninguna intervención médica.

2.3. Análisis

A partir de los relatos de vida y la participación observante se consolidaron las narrativas

trans necesarias para desarrollar la investigación. Estos relatos fueron organizados de acuerdo a la

información aportada: el proceso de tránsito, los agentes acompañantes, el papel de instituciones

como la familia y la escuela, la forma de socialización y los procesos de acción colectiva.

Al transcribir el registro de los encuentros individuales y colectivos fue posible develar

elementos singulares de la condición transgénero: el cuestionamiento al género binario, el

desarrollo de la acción colectiva, los alcances logrados a partir de los procesos de incidencia social,

así como la interpelación personal al trabajo con organizaciones trans.

A partir de la comprensión situada, logré reconfigurar una nueva historia del ser y estar

transgénero, a partir de las cuales pude romper los prejuicios que por lo general se tienen sobre

esta comunidad: la condición trans es una enfermedad, lo trans es perverso y las personas trans no

pueden desarrollarse ni social, ni laboralmente.

Utilizar una nueva narrativa de lo trans implica reconocer y privilegiar la voz de lxs jóvenes

trans. Para comprender la subjetividad trans es necesario conocer el contexto que enmarca el relato

de vida de cada joven; por eso, fue necesario realizar un estudio juicioso de las narraciones

recolectadas. En primer lugar, los relatos fueron transcritos para poder analizarlos con mayor

detenimiento. Organicé ese material en dos grandes categorías: subjetivación y contexto del

tránsito; dentro de estas ubiqué otras subcategorías: la decisión del tránsito, la relación con

instituciones, acompañantes durante el tránsito, modificaciones corporales, formas de acción

37
colectiva, lugares de la acción, incidencias de las acciones, entre muchas otras. Esas expresiones

fueron organizadas en el software de análisis cualitativo Atlas TI. Por medio de la herramienta

hermenéutica de este programa fue más fácil realizar el trabajo interpretativo, pues se pudieron

identificar vínculos y relaciones que no podrían haber sido reconocidos por medio de la lectura

tradicional. A medida que se desarrolló la lectura y relectura del material se fueron modificando o

reestructurando muchos de las categorías de análisis, lo que permitió construcciones más

elaboradas y concisas.

2.4. El otro en la investigación

Ese es el discurso que estamos trayendo nosotras, estamos contando nuestra realidad con nuestra
forma en un marco de derechos que nos establece también en un orden hetero-patriarcal pero allí
nos estamos metiendo y esa es una de las grandes discusiones mi hermana, es que estamos
peleando en el territorio y con las armas que el establecimiento nos ha dado para hacerlo, en ese
sentido estamos pues en desventaja ¿no? Sin querer decir que no lo vamos a lograr, la cosa es de
tiempo.
Débora, 16 de octubre de 2014

En la investigación, el otro se desarrolla como protagonista de la producción de conocimiento, lo

que permite cuestionar la investigación como un procedimiento único que desconoce la

experiencia de los sujetos. Tal como se evidencia en el anterior relato, los jóvenes trans reconocen

su capacidad para crear su propia realidad: modificarla, interpretarla y conocerla. Cuando los

jóvenes trans comparten su experiencia, se configuran en productores de conocimiento, de manera

que otorgar un espacio a su voz en el ámbito académico constituye un acto político.

38
CAPÍTULO 3

SER TRANSGÉNERO

Ruiz, R. (fotógrafo). 2014. Encuentro de familias trans. Parque El Lago. Bogotá, agosto 20, 2014.

Resumen:

La condición transgénero es singular de acuerdo a los procesos particulares de subjetivación. Ser

transgénero implica múltiples cambios que inciden en el contexto en el que se desarrollan. A pesar

de los múltiples detractores, lo trans se configura como una posibilidad del ser. Es de ese modo

como el sujeto trans afecta al contexto y a su vez el contexto responde al joven trans. Sin embargo,

en esa dinámica lo trans se impone, se presenta como viable, reconocible, ante sus detractores y

en contra de la ubicación de ser enfermxs del género.

3.1. La subjetividad en el transitar en el género

39
Ni siquiera se termina de contar nuestra historia, nuestro sentir, cuando ya se concreta en una
enfermedad, nuestra posibilidad de ser, sobrepasando nuestro derecho a existir, como deseamos.
Jessica. 16 de octubre, 2015

Cuando hablé con Jessica respecto a las modificaciones corporales, me sorprendió que

afirmara que el discurso médico solo concebía dos modos únicos de ser: mujeres u hombres. Por

eso, al sujeto trans se le adjudica una condición de enfermedad porque se encuentra por fuera de

la norma.

El sujeto está vinculado de forma permanente a otros sujetos, instituciones, discursos y

contextos (Mansfield, 2000), al mismo tiempo que se encuentra condicionado por múltiples

dispositivos: el lenguaje, el género, la sexualidad (Butler, 2010). A pesar de ello, puede formar su

propia subjetividad de acuerdo a las prácticas que realiza en medio de su contexto. Cada sujeto

desarrolla sus propios modos de subjetivación según su capacidad de resistencia e interpelación

respecto a los múltiples dispositivos a los que se enfrenta.

De acuerdo con la Teoría Queer, la identidad está en constante movimiento, de manera que

la subjetivación es un proceso dinámico y expansivo. En su búsqueda individual, esa posibilidad

es explorada por los jóvenes trans, quienes controvierten el mecanismo de poder que sostiene la

concepción binaria del género.

Durante el proceso de subjetivación, la relación del sujeto con el contexto es fundamental,

ya que este aporta múltiples elementos para la configuración de su individualidad (Deleuze, 1986).

En el caso de lxs jóvenes transgénero, debido a que interpelan el orden heteronormado, la

construcción de su subjetividad implica una lucha permanente, puesto que deben afirmar

constantemente lo que pretenden ser: siempre y en todo lugar.

40
Cuando un sujeto trans atraviesa un espacio heteronormado, su subjetividad es cuestionada

por las personas normalizadas, quienes preguntan y reclaman: ¿mujeres con pene?, ¿mujeres que

parecen hombres?, ¿hombres que parecen mujeres?, atribuyéndoles una condición perversa y

distorsionada. Todos estos cuestionamientos van en contra del deseo del sujeto trans, quien anhela

mostrarse contrario a la naturaleza, a lo dado, a lo normal. Esa anormalidad interfiere en el

desarrollo individual de los sujetos trans, puesto que su condición es desaprobada en los espacios

públicos y privados. Por esa razón, es necesario aproximarse a la condición trans para reconocerla

en la cotidianidad de su entorno, lejos de los prejuicios de la enfermedad y la perversión que se les

adjudica.

3.1.1. No somos enfermxs del género: tránsito individual, un proceso singular.

El tránsito en el género es considerado como enfermedad debido a la indiferenciación entre

lo natural y lo normal en el orden heteronormado (Sterling, 2006). De acuerdo con ese régimen, lo

natural se expresa en la corporeidad, lo cual determina el modo normal de ser: hombre o mujer.

Esa comprensión unívoca de lo natural y lo normal muchas veces es asumida por los sujetos trans,

quienes justifican su decisión de tránsito, afirmando que se encuentran en un cuerpo que no les

corresponde.

En contraposición, se pueden encontrar otras experiencias de tránsito que controvierten esa

comprensión unidimensional de lo normal, al hacer de sus cuerpos un espacio que transgrede los

límites, sin que esto implique necesariamente una intervención médica. Estxs jóvenes incluso

cuestionan la noción de disforia de género, pues no se identifican con el sexo contrario, ni

41
desconocen su asignación sexual.14 Lxs jóvenes trans rompen con ese orden heteronormado

cuando realizan su tránsito por fuera de la comprensión normalizada de lo femenino, es decir, en

el momento en el que ya no desean encarnar la mujer definida por la heteronorma, sino que amplían

la comprensión de lo femenino con su tránsito. Esa asunción expandida del género es evidente en

el relato de Sofía, unx joven de diecisiete años que realizará su tránsito con hormonas.

Yo pienso que independientemente de la genitalidad, eso no tiene nada que ver. Ni si usted
tiene un pene o no tiene, tiene una vagina o no tiene. Usted no se puede definir por el sexo.
Uno piensa y actúa como uno se siente, y bueno yo, en lo personal, nunca me he sentido
atrapada en este cuerpo, porque yo transito con el cuerpo; no me siento así. No me gusta
esa expresión a mi parecer. (Sofía, 16 de octubre, 2014)

Sofía no se siente atrapada en el cuerpo erróneo, porque no cree que esté determinada por

su anatomía. Por esa razón, considera que su cuerpo no es un límite, sino su lugar y espacio para

ser, en la exploración y experimentación de las diferentes posibilidades del género. Lxs jóvenes

realizan con su cuerpo aquello que los teóricos han reflexionado: el género como construcción

social, discernible de la anatomía. Las personas trans comprenden que poseen la libertad de

construir su propia subjetividad por fuera de los límites biológicos y heteronormados. Esa

comprensión del género les permite reconocer que no son enfermxs, pues no existe ninguna

incoherencia en ellxs.

No me parece que sea una patología, pero a la vez unx por pendejx les lame las botas; los
zapatos a los políticos, a los médicos. Entonces si unx tiene la patología de un psiquiatra
que dice disforia de género, le dan el tratamiento de hormonas, por eso me refiero a
lamerle los zapatos; eso está mal. Esto de disforia de género me parece que es, bueno

14
La disforia es definida como la identificación del sujeto con el sexo contrario, lo que conlleva una negación del
sexo asignado, es decir, la no aceptación de la anatomía, ni del género asociado al sexo que se posee (DSM V, 2000;
Verastegui, 2013)

42
desde mi punto de vista, algo más que eso, como: yo soy una mujer o soy un hombre, o
ambos a la vez y punto. No. El problema de la sociedad es que están partiendo de la
genitalidad para definir a alguien, lo cual me parece que esta terriblemente equivocado.
(Sofía, 16 de octubre, 2014)

Aunque en el año 2012 la Corte Constitucional se pronunció en contra del requisito de un

diagnóstico médico de disforia para que las personas pudieran iniciar el proceso de reasignación

sexual; al siguiente año, la misma entidad falló a favor de la discriminación. A partir de ese

momento, se estableció que para autorizar modificaciones corporales, dentro del sistema de salud

colombiano, era necesario dicho diagnóstico, lo que supone una comprensión restringida del

género.

Contrario a lo que se podría pensar desde los márgenes heteronormados, a lxs jóvenes

transgénero que deciden intervenirse no les importa el rechazo social, pues se concentran en su

afirmación individual como sujetos. En el relato de Johanna es evidente el modo en que el tránsito

es una forma de encontrarse consigo misma.

¿Lo del tránsito? lo bonito, pues encontrarse con una misma. Digamos a mí me gusta hacer
mucho un ejercicio que es desnudarme y pararme frente al espejo. Eso me ha ayudado
mucho [a] aceptarme, a reconocer el cuerpo como mi territorio, mi yo. Decir: “Bueno
tengo esto, pero no es tan malo porque lo tengo, porque otras personas no lo tienen”.
Entonces pienso que hay cosas en el cuerpo de una mujer trans que nunca serán iguales a
las demás personas, porque siempre estamos en constante tránsito. En ocasiones pienso:
“A mí me gusta cómo se me siente la piel, y hay gente que no tiene la piel así”. Por ejemplo.
Eso es chévere, porque es como esa etapa bonita de encontrarse a uno mismo y aceptarse.
Entonces eso es muy importante. (Johanna, 12 de noviembre, 2014)

Aunque la compresión del tránsito en Sofía y Johanna es diferente, existen puntos de

encuentro. Lxs dos refieren la apropiación del cuerpo como una expresión autónoma y particular

sin ninguna restricción: ser lo que se desea, sin que exista una regla o modelo específico del cómo

43
ser trans. Igualmente, el tránsito es narrado como un proceso consciente, deseado y, sobre todo,

placentero. Además, lxs dos jóvenes coinciden en la independencia del género respecto a la

determinación anatómica del sexo que no limita el desarrollo de su subjetividad.

Para Sofía y Johanna el tránsito no es un problema ni una dificultad, sino la posibilidad de

realización, por ello cada acción o gesto que les permite expresar su proceso es una reafirmación

y una celebración, sin importar las miradas de desaprobación que lxs circundan, tal como lo

menciona Sofía:

(…) mostrarle a cualquiera lo que soy, independientemente de lo que digan. Es cuestión


de ser feliz. Y me parece que la felicidad está en uno, no nace de nadie más, o bueno en mi
caso personal, yo soy partícipe de mi propia felicidad, obviamente influyen los demás.
(Sofía, 20 de octubre, 2014)

En ese sentido, el tránsito es una manifestación de independencia y libertad, es una

construcción autónoma, independiente y particular. Cada quien decide cómo desea ser y el modo

de lograrlo:

Yo en mi tránsito, solo quiero ser yo; no quiero tener un poco de esto, ni un poco de
aquello; sino formarme por mi cuenta, con el apoyo de mi familia obviamente. Esto del
tránsito no es algo que comienza y acaba, si no que tú siempre estás en constante tránsito,
en constante aprendizaje con la vida. Y pues tú sabes hasta dónde quieres ir, incluyendo
el tránsito mismo. Uno conoce sus límites. Simple. (Sofía, 20 de octubre, 2014)

El tránsito, además de ser un movimiento dentro del género, es una condición de

posibilidad en la que lxs jóvenes tienen todo el poder sobre sí. Son ellxs quienes determinan cómo

ser trans, hasta dónde llegar, qué procedimientos utilizar y cuáles no. En esos términos, el tránsito

es una manifestación de la singularidad que permite la existencia de múltiples formas de asumir el

género.

44
3.1.2. La biomedicina desde el tránsito.

Si bien las intervenciones médicas son una opción para realizar el tránsito, no constituyen

la única posibilidad para lxs jóvenes trans, pues cada sujeto encuentra su forma particular de

transitar. Realizar el tránsito por medio de procedimientos quirúrgicos constituye una

incoherencia, en tanto el discurso médico reproduce y legitima la idea del tránsito como

enfermedad; así que acudir a la misma instancia que lxs desaprueba es una gran contradicción. A

pesar de que las personas trans reconocen tal incoherencia para realizar su tránsito, ya que esta

ciencia ha establecido una única forma de ser trans, reproduciendo el binarismo heteronormado:

hombres que quieren parecer mujeres. En ese sentido, pensar el tránsito como un cambio exterior

restringe las múltiples posibilidades de los procesos de subjetivación trans. Esa ambigüedad

respecto al discurso médico es resuelta de forma más clara por Jessica, líder del colectivo de

juventudes trans en Ciudad de México, quien al respecto afirma:

Lo médico para desvirtuar lo normal, lo natural y así quitarle el poder, a partir del
cuestionamiento (…) Utilizar la medicina de forma que se puede o no, se admite o no, y
que no se permita que sea la medicina quien dicte sobre el cuerpo trans. Mucho más
cuando se piensa la identidad trans con múltiples formas de transitar, por eso hablo de
identidades trans. De muchas posibilidades de ser transgénero. (Jessica, 15 de octubre,
2015)

Jessica no se limita a confrontar el discurso biomédico, sino que además reconoce la

necesidad de adentrarse en él, para desvirtuarlo y proclamar el gesto de libertad que implica cada

tránsito, pues “(…) lo biomédico ha permeado lo trans y se ha dado a la tarea de quitarnos la voz,

de tomarse la voz de las personas trans” (Jessica, 15 de octubre, 2015).

El discurso médico reproduce y legitima el orden heteronormado, por esa razón

constantemente desconoce y descalifica a las personas que no encuentran un lugar dentro de él. En

45
consecuencia, se arroga la voz de las personas trans para enunciarlas como enfermxs que necesitan

cura, ya sea por medio de sesiones de siquiatría, intercambio hormonal o cirugías de reasignación

sexual.

Ante esta situación, Jessica propone diferenciar los procedimientos médicos del tránsito,

pues afirma que existen múltiples formas de moverse en el género. La exploración de las diferentes

posibilidades de transición, junto a los relatos que niegan la condición de enfermedad y/o

perversidad, expanden el significado de la condición trans. La circulación de este tipo de relatos

puede llegar a ampliar la comprensión del género como un dispositivo móvil y flexible.

Hasta acá se puede afirmar para lxs jóvenes el tránsito es un proceso único y particular, en

el que los procedimientos médicos no son la única opción. Asimismo, estos relatos procuran la

circulación de nuevas palabras y expresiones para nombrar lo que dentro del orden heteronormado

es rechazado.

3.1.3. Transitamos con los demás: tránsito colectivo.

El tránsito individual tiene lugar en un tejido social, por esa razón también acontece de

forma colectiva. Cuando el sujeto decide transitar en el género, su decisión individual transforma

las relaciones de su contexto cercano y lejano. La familia, la escuela y las instituciones públicas

deben reconocer la transición individual, a pesar de las reglas de orden binario que las regula.

La familia y la escuela son instituciones en las que se norma el desarrollo del cuerpo por

medio de las prácticas de crianza y enseñanza que reproducen el dispositivo de designación binaria

del género. Desde la infancia, estas instituciones imprimen en los sujetos la marca indeleble del

género de acuerdo a diferentes aspectos: el nombre, los colores, el modo de vestir, los juguetes,

los juegos, los espacios, los roles, el modo de relacionarse, entre otros. Sin embargo, todas esas

46
prácticas culturales se transforman cuando el sujeto se apropia de la construcción de su

subjetividad. Johanna menciona que un día, cuando le preguntó a su mamá sobre su supuesta

enfermedad, ella le dijo:

Johanna: Yo me he dado cuenta que hay gente que es así. Por más cosas que les hacen esa
gente no deja de ser así”. Mi mamá ya sabía que eso no se podía cambiar. Mi mamá
siempre ha dicho que lo que es blanco, no puede ser negro, y lo negro no puede ser blanco,
entonces ella me dice siempre eso, que ella se acuerda de todas esas cosas. (Johanna, 12
de noviembre, 2014)

Si bien la madre comprendía el género de forma binaria, logró aceptar y comprender la

situación de su hijx. Gracias a esto, lx apoyó y lx respaldó durante todo el proceso. En cuanto a su

padre, Johanna recuerda que a los tres años: “A él le molestaba, cómo era yo. Pero yo sé que él ya

se había dado cuenta. Además, porque yo nunca lo oculté. Yo jamás oculté eso” (Johanna, 12 de

noviembre, 2014). En su entorno cercano, Johanna podía comportarse como quería, sin sentirse

extraña. El sentimiento de rareza solo apareció en la escuela, cuando sus compañeros y profesores

no ocultaron su sorpresa, ni su resistencia a comprender la no coincidencia entre su sexo y su

género.

Johanna narra que la escuela fue el primer lugar donde se sintió por primera vez, enferma

del género, debido al comportamiento de sus compañeros de clase: “Mi mamá me llevaba al

colegio y se daba cuenta que yo no hablaba con nadie. Los profesores que se dieron cuenta me

remitieron a un psicólogo. Eso fue a los 7 años. Desde entonces he consultado psicólogos”

(Johanna, 23 de noviembre, 2014). La orientadora del colegio le dijo a la madre: “Eso se puede

curar, pero es necesario que visite un psiquiatra” (Johanna, 23 de noviembre, 2014). La

heteronorma determinaba el comportamiento de los compañeros, los profesores y la orientadora

47
del colegio, lo que conllevó a un comportamiento de rechazo e incomprensión, al que Johanna

debió enfrentarse día a día:

Yo lloraba en el salón. Eso era terrible. Yo me acuerdo que lloraba porque veía a las niñas
jugando entre ellas y conmigo no se metían. Entonces yo decía “¡Ay! Esas chinas son
hartas” y yo lloraba. A mí eso me daba mucha tristeza. Fue la psicóloga la que me fue
orientando. (Johanna, 12 de noviembre, 2014)

Para la comunidad del colegio el comportamiento de Johanna era considerado impropio ya

que jugar con las niñas implicaba asumir una actitud femenina que a los ojos de los demás, no

correspondía con su anatomía masculina. Su comportamiento, por fuera de la norma justificaba en

los demás las prácticas de exclusión y estigmatización.

Johanna recuerda que superó esa sensación de rechazo al afirmar que se sentía igual a las

niñas, por lo que seguía “(…) en el colegio normal, pues después de un tiempo, la psicóloga me

sentaba con las niñas. La profesora hacía mesas redondas y todo eso y entonces fui cogiendo

confianza a las personas, porque yo me sentía alejada” (Johanna, 12 de noviembre, 2014). Así,

en medio del entorno que le exigía concordancia entre su sexo y su género, Johanna logró mejorar

su forma de socialización, conservando su deseo individual. Durante ese proceso, el apoyo de la

psicóloga fue importante, pues fue ella quien orientó el equipo docente en la mejor manera de

integrar a Johanna en las actividades cotidianas del colegio, sin irrespetar su singularidad: “(…)

jugar baloncesto o voleibol. A mí me encantaban todos esos juegos. Yo jugaba con las niñas. Esos

eran los únicos espacios donde yo me sentía bien; porque era apoyada por el profesor” (Johanna,

12 noviembre, 2014). Gracias a ese respaldo, Johanna se sintió reconocida, segura y apoyada. Con

su tránsito individual, Johanna propició la expansión de la perspectiva heteronormada de su

escuela, pues su decisión individual transformó la concepción colectiva del género:

48
Yo ya no quería más ir en uniforme al colegio, porque era uniforme de niño. Yo le decía a
mi mamá: “Mami, a mí no me gusta el uniforme”. Entonces, fuimos a hablar con la
coordinadora del colegio quien me dejó asistir siempre en sudadera. Entonces yo me sentía
bien porque la sudadera era la misma para las niñas y los niños, mientras que el uniforme
sí era diferente: para los niños pantalón y para las niñas jardinera. Entonces todos los
días iba en sudadera al colegio, gracias al permiso de la coordinadora. (Johanna, 12 de
noviembre, 2014)

La extrañeza inicial que produjo el uso diario de la sudadera, poco a poco desapareció al

ser normalizada por la comunidad del colegio. Así, el comportamiento individual de Johanna fue

asumido por sus compañeros y maestros, quienes sin darse cuenta ampliaron su comprensión sobre

el género, al estar involucrados en su proceso individual.

Igualmente, en el caso de Sofía también se puede observar el modo en que su tránsito

individual se volvió una experiencia colectiva: “El apoyo que me está brindando mi familia, aparte

de mi mamá, es algo muy importante para mi vida; pues yo hago el tránsito con ellos” (Sofía, 20

de octubre, 2014). La singularidad del sujeto transforma las concepciones que rigen las relaciones

heteronormadas, pues los otros también transitan al comprender a aquel que se encuentra por fuera

de los constreñidos límites de la heteronorma.

El acontecer individual de Sofía y Johanna devino experiencia colectiva, en tanto que sus

familiares y amigos, no solo participaron como testigos u observadores pasivos, sino que también

se sumaron al tránsito con la ampliación de su comprensión del género. Así, en términos de

Deleuze, la subjetivación como proceso del sujeto es un movimiento en el que de forma

permanente se adentran y pliegan múltiples elementos de la exterioridad en el interior de los sujetos

y, a su vez, del sujeto a la exterioridad, al contexto (Deleuze, 2015). Lo presentado por lxs dos

49
jóvenes trans, permite ejemplificar el vínculo entre sujeto y contexto, ambos afectados de modo

recíproco.

La designación del nombre es una fuerte marca de género impresa por los padres sobre sus

hijos. Nombrarse es un gesto importante para la reconfiguración de sí, de modo que asumir un

nuevo nombre no es solo un ritual de renacimiento, sino también una manera de involucrar a la

familia en su proceso individual.

Fue a los 13 años, cuando le dije a mi mamá: “Mami yo ya quiero que usted me ponga un
nombre de niña. Yo ya no me voy a seguir llamando (…) porque yo odio ese nombre y ya.
Entonces mi mamá me dijo que no estaba segura de eso, que yo no sé qué. Entonces le
dije: “¿Me lo pone usted o me lo pongo yo?” Entonces ella decidió ponerme Johanna.
(Johanna, 12 de noviembre, 2014)

Mi mamá empezó a preguntarme cómo quería llamarme. Yo no le entendía: “¿Cómo así?


¿Cómo quiero llamarme? Muy buena pregunta”. Empezamos a mirar nombres y me
acuerdo que a mi mamá le gustaba mucho Sofía, muchísimo. Yo pensé en Isabela, Salomé
o Angélica. Al final dejé que mi mamá escogiera, pues porque la mamá es la que te da el
nombre. Yo me quité el sombrero y le dije póngame el nombre que quiera. Mi mamá me
pasó dos nombres y me preguntó: “¿Qué le parecen? ¿Cuál le gusta más?” Y ella me dijo:
“Personalmente a mí me gusta más Sofía” Yo le dije que a mí también. Entonces Sofía”.
(Sofía, 12 de octubre, 2014)

Adquirir un nuevo nombre es un paso importante: redefinirse con el respaldo y la

participación de la madre. Ese momento confirma que “estamos participando del tránsito con mi

familia” (Sofía, 12 de octubre, 2014), significa no sentirse solxs “porque el tránsito es

acompañado” (Johanna, 22 de noviembre, 2014). Además, la figura de la mamá adquiere una

importancia fundamental para la vida de lxs jóvenes trans, pues son ellas quienes lxs orientan

respecto al modo en que deben enfrentarse a contextos eminentemente patriarcales. Las madres

50
acompañan a sus hijxs para enseñarles a tramitar y resolver las situaciones de rechazo y

discriminación a las que se enfrentan.

Sí me parece, yo creo que si mi mamá no me hubiera apoyado, hubiera sido como algo
totalmente diferente, algo terrible, feo, oscuro, que ni siquiera yo me podría reconocer.
Porque si mi mamá no lo hace, mucho menos yo. Eso me parecería muy duro. Yo creo que
tengo mucha suerte y soy consciente de ello, de que tengo el apoyo de mi familia y mi
mamá; más que todo de mi mamá. (Sofía, 12 de octubre, 2014)

Yo nunca he tenido la necesidad de decirles: “Tienen que decirme Johanna”, porque mi


mamá era la que digamos, íbamos a una reunión familiar y decían “John” y ya la gente
sabía que ya yo me autodefinía como Johanna y me decían John. Entonces mi mamá decía:
“Ella no se llama John, se llama Johanna”. Pues como que eran chévere siempre esos
espacios así, inclusivos. Ante los profesores en el colegio también era Johanna, Johanna,
Johanna, y los profesores: “Acá aparece con un nombre y usted me dice otro”, y ella decía,
“Sí, pero llámela Johanna”. (Johanna, 22 de noviembre 2014)

A pesar de ese apoyo incondicional, lxs jóvenes también refieren la preocupación de sus

madres respecto al modo en que serán vistxs por la sociedad, cómo serán tratadxs y cómo podrán

evitar ser violentadxs.

Claro, mi mamá lloró pero no fue llorar como de una manera de la decepción por no ser

el machorro de la casa; sino porque mi mamá tenía muchos miedos. Miedo sobre todo por

lo que me pudiera pasar, sobre la agresión que pudiese recibir en adelante. (Sofía, 12 de

octubre, 2014)

Igualmente, Jessica menciona que su madre le tenía más miedo a la estigmatización que al

tránsito mismo, por eso: “Mi madre me enseñó a quitarme los miedos, a no dejarme intimidar, ni

amedrantar. Ella me hizo perderle miedo a la palabra puta. Y con eso me dio herramientas para

el tránsito. Ella me decía: “No te dejes” (Jessica, 16 de octubre, 2015).

51
De otro lado, contrario a lo que podría pensarse, las personas trans no solo encuentran

apoyo en sus familias, sino también en el rechazo. Las situaciones de discriminación en lugar de

disminuir su subjetividad, la fortalece en tanto les permite reafirmar su decisión.

Mi tío es un hombre muy conservador. Cuando voy allá él me dice: “¡Ay! ya parece una
mujer”. Pero él no me lo dice felicitándome, sino con asco. Entonces yo le digo: “¡De
verdad tío! No sabe lo feliz que me hace, ¿pero parezco una mujer bonita o fea?” Y dice:
“¿Usted no le teme a Dios?” Yo le digo: “Si Dios es bueno ¿por qué le voy a tener miedo?
Toca tenerle miedo a las personas que son malas”. Él dice: “¡Ay! usted debería tener
temor de Dios”, y yo le digo: “No, porque Dios es bueno”. Él me dice que Dios no está de
acuerdo con esas cosas, a lo que le respondo: “Sí tío, sí está de acuerdo, porque si no lo
estuviera, él no permitiría todo lo que yo hago. Yo le oro mucho a Dios y le pido mucho
para que él me ayude y hasta el día de hoy no me ha dejado desamparada, porque todo me
ha salido perfectamente”. En cuanto a mis primos ellos ya me ven como una muchacha
aparte, como allá. Hay gente que ni cuenta se da que uno es así, por más defectos que
tenga. Yo creo que si fuera una que tuviera una barba así súper grande no se dan cuenta.
(Joanna, 12 de noviembre, 2014)

En cada situación de rechazo, el sujeto fortalece su decisión, lo que le permite prepararse

para la hostilidad del espacio público. En ese sentido, Johanna se empodera al posicionar su

decisión y defenderla por encima de las tradiciones heteronormadas de su familia.

Hay familiares que hace mucho tiempo no veo, entonces llegan y me dicen: “Yo no
entiendo. Entonces, ¿el que se murió fue el niño? Yo volteé a mirar a mi hermana, como
preguntándole: ¡Ay! ¿Qué hago? Entonces mi hermana dice: “No tía, lo que pasa es que
Johana cuando nació sí era un niño, pero ahora es una niña”. Entonces mi tía me dice:
“¡Ah! de verdad”. Y mi tía se acerca y le dice a mi papá: “John de verdad usted dejó que
su hijo hiciera eso”. Así de una vez, mi tía criticando sin conocer la vida. Entonces mi
papá llega y les dice: “Pues sí, luego, ¿qué pasa?”. Él es muy serio en eso, es brusco, pero
a la hora del té, él me defiende mucho porque no le gusta que nadie se meta conmigo. En

52
ocasiones es difícil, pero se me hace muy fácil porque, así me digan marica, yo no me voy
a poner a refutar. ¿Sí me hago entender? (Johanna, 12 de noviembre, 2014)

El padre abandona la seguridad de su postura masculina para defender y respaldar a su hijx

a quien ha llegado a comprender. Por el contrario, para la familia lejana el tránsito resulta

incomprensible, debido a que no hace parte de su experiencia cotidiana. El entorno familiar es un

lugar decisivo para lxs jóvenes trans, ya que les permite sentirse protegidxs, al mismo tiempo que

lxs prepara para enfrentarse al rechazo y la estigmatización pública. Sin embargo, es importante

mencionar que, cuando la familia es el primer lugar de violencia y de exclusión, el desarrollo

personal de lxs jóvenes trans es limitado, pues tal como se evidenció antes, las relaciones familiares

son cruciales para realizar el tránsito.

Además de la familia, lxs jóvenes trans pueden apoyarse en sus amigos heteronormados,

quienes otorgan un lugar a la condición trans en su comprensión de la normalidad:

Con mis amigos pasó algo muy chévere en la marcha LGBT de este año, porque me fueron
[a] acompañar. Yo no sabía y ellos me tenían la sorpresa. Yo estaba allá en la marcha y
pues fue todo esto de la Ola fucsia y todo. Yo me fui disfrazada, entonces yo no sabía y
ellos estaban allá todos los del salón, la gran mayoría. Y cuando yo iba pasando me
gritaron: “¡Johanna!” y todos estaban ahí y tómense fotos conmigo. Y me dijeron que
estaba muy bonita, que les gustaba como me veía.

Hoy incluso me encontré con una amiga del colegio y me dijo que me felicitaba porque me
veía muy feliz. Ella fue una amiga de primaria. Siempre estuvimos juntas. Ella sí alcanzó
a vivir todo lo que fue esa etapa mía en donde yo era como sola, como que no hablaba con
nadie, y hoy en día pues, yo me siento muy convencida de lo que soy. Entonces como que
no. (Johanna, 22 de noviembre, 2014)

A pesar de los circuitos de seguridad que ofrecen las familias y los amigos, lxs jóvenes

transgénero se enfrentan a espacios públicos en los que por lo general no existe ninguna red de

53
soporte afectivo. Allí, se enfrentan a mayores retos, puesto que se trata de espacios

heteronormados, en los que no existe sensibilidad respecto a su decisión de género. Sin embargo,

a veces aparecen situaciones excepcionales que fortalecen a los sujetos trans, tal como lo relata

Sofía:

De probármela [refiriéndose a ropa] fue algo muy duro, porque fue hasta hace poco que
logré dar ese buen paso, porque antes yo llegaba y era con la mentira por delante.
Entonces, [decía] “Esto es para mi hermana, ¿qué talla es?, no, si la tela está buena” y
me la llevaba. De una me iba. Ahora no. La verdad yo llego, pregunto la talla y
dependiendo de la prenda me la mido. Me acuerdo que la primera prenda que me medí fue
un vestido. Y... no fue lo mejor (risas). La verdad me pareció algo impresionante, o sea me
dejó sin palabras la señora; porque, pues llegué, miré el vestido y le dije: “¿Te importa si
me lo mido?” Y me dijo: “¡No para nada!, mira ahí está el vestier” y me lo medí normal,
me miré al espejo y bueno me lo quité. Llegué a la mañana siguiente a pagarle, y me decía:
“Pero se le veía muy bonito el vestido”. Gracias, le dije. (Sofía, 20 de octubre, 2014)

Medirse ropa femenina en un espacio público significa empoderarse, pues implica

expresarse, sin importar el orden imperante. Este tipo de retos permiten a lxs jóvenes ampliar su

espacio de seguridad, al mismo tiempo que se afirman como sujetos libres. La aprobación de la

vendedora da mayor seguridad a lx joven, puesto que no siente que está haciendo algo fuera de lo

normal, ya que una persona que heteronormada, le permite actuar con total libertad y sin ninguna

estigmatización. Aunque por lo general las historias de los sujetos trans han sido marcadas por la

exclusión, la violencia y la enfermedad, los anteriores relatos permiten evidenciar que existen otras

formas de vivir el tránsito en el género.

3.2. ¡Esto es ser transgénero!

Las múltiples formas de desarrollar el tránsito, así como el modo de asumirlo de parte de

lxs jóvenes trans, permiten reconocer como transitar en el género no se ubica en un lugar único.

54
Es más lo biomédico, si bien es utilizado por lo trans, también comienza a ser interpelado,

sospechado. Ser transgénero abre nuevas posibilidades de ser en el camino del tránsito mismo.

3.2.1. Ser transgénero otro modo de ser mujer/hombre o ambos.

La Teoría Queer retoma la perspectiva del feminismo crítico sobre las diferentes formas de

ser mujer, para desarrollar su concepto de lo trans. En estos términos, lo trans amplía la noción de

mujer y permite definirla sin oponerla a la condición masculina: mujer-trans, hombre-trans y sus

miles de posibilidades en el espacio del tránsito. Al respecto, Johanna consolida una noción de

mujer en su proceso.

Porque digamos yo nunca he querido ser una mujer convencional, mientras que otras
chicxs, yo las veo, como que dicen, como que estudian mucho a la mujer cisgénero: una
mujer se sienta así, una mujer hace esto, una mujer viste así. 15 Todas esas cosas de tener
y seguir teniendo esos prototipos de mujeres, como que no. Siempre he dicho que yo no
voy a ser nunca una mujer convencional. De hecho, lo que decía ayer es muy cierto, hago
acciones y digo “Uy, estoy como muy machorra” (Risas). Pero me da risa porque hay
mujeres machorras y eso no quiere decir que ya no soy mujer o soy hombre. Me da risa lo
que digo; y mi mamá me dice y me felicita siempre por eso, porque ella dice que a ella le
gusta que no soy igual a las demás. O el novio de mi mamá me dice: “Cuando usted está
en una reunión usted resalta entre las demás, no sé por qué, pero hay algo que la hace
resaltar”. (Johanna, 22 de noviembre, 2014)

Johanna relata el descubrimiento de su forma particular de ser mujer, sin limitarse a los

estereotipos femeninos, al mismo tiempo que crítica a sus compañerxs por reproducir con sus

cuerpos las formas condicionadas de ser mujer. La sumisión del cuerpo trans al orden

heteronormado supone una pérdida, puesto que la posibilidad de la experimentación y la pluralidad

15
La expresión cisgénero es utilizada por los sujetos en tránsito para referirse a las mujeres no trans, es decir, a las
mujeres que nacen con útero, ovarios y vagina.

55
que abre la transición, se cierra por la auto imposición de modelos que continúan reproduciendo

un régimen de esencias binarias. Por ello, la apuesta de Johanna resulta del todo interesante, puesto

que se piensa como mujer de una forma expandida: una mujer machorra,16 que no se define por

tipos, sino por sus acciones. Para ella, no hay una sola forma de ser mujer, pues lo femenino es

una construcción que se gestiona y desarrolla de acuerdo al interés de cada sujeto; ser mujer

implica un constante proceso de subjetivación. Por esa razón, Johanna se enuncia como mujer en

permanente transición, lo que determina su forma de relacionarse con lo masculino.

Cuando salimos con mi hermana, yo veo ciertas acciones que los hombres hacen hacia
una, porque lo más difícil es tratar de convencer a un hombre de que uno es una mujer.
Porque una mujer digamos me ve trans y ya, bueno es una mujer, mientras que un hombre
es como más difícil hacerlo entender que uno sí es una mujer en tránsito, y no es un hombre
vestido de mujer. (Joanna, 22 de noviembre, 2014)

De acuerdo con Johanna, las personas heteronormadas asumen de diferente manera a las

personas trans. Para las mujeres cisgénero es más sencillo asumir a las chicxs trans, mientras que

para los hombres es más difícil, puesto que relacionan la mujer trans con un hombre gay que se

viste de mujer. Para ellos lo incomprensible reside en el constante estado de construcción de la

condición trans, la mezcla de lo masculino y lo femenino. Esa incomprensión no es un problema

que le atañe al sujeto trans, sino que es responsabilidad de las personas heteronormadas, pues son

ellas quienes no reconocen ni comprenden el tránsito en el género. Esa apertura de la construcción

de lo femenino propicia la aparición de múltiples formas de ser mujer. Así, para Sofía implica una

lucha permanente:

Como te decía, desde la mente de un infante, rondan otras cosas. Para mí el hecho de
vestirme y maquillarme era decir: “¡Soy una mujer!”. Pero a medida que crecí y adquirí

16
Vocablo que también es utilizado a partir del pensamiento heterosexual e incluso homosexual, para referirse a
mujeres lesbianas, las cuales asumen roles, prácticas y modos de ser en torno al género masculino.

56
madurez, indagué sobre lo que tenía, por curiosidad. Busqué en internet cuando tenía 12
años y me di cuenta que lo mío no era simplemente vestirme, eso es solamente un aspecto.
Considero que es como el hecho de pensar, de actuar, y yo creo que como hasta los 14 o
15 años logré trascender todo eso a aspectos más de actitud, entonces pensando, si voy a
ser una mujer, tengo que afrontar la vida como una mujer, ser una mujer y bueno, pues ser
una luchadora. (Sofía, 20 de octubre, 2014)

Sofía construye su concepto de mujer de acuerdo a su propia biografía, una mujer que lucha

y se encuentra en constante transformación. Con todo ello, logra llevar al extremo la tensión

permanente entre la identidad y las posibilidades de cambio, aún frente a la biología o la cultura

como destino. Bajo el proceso de auto reconocimiento y auto identificación lxs jóvenes trans

reafirman su construcción individual:

Yo lo único que le dije fue que cuando me tratara, siempre lo hiciera como si estuviera
hablando con cualquier mujer, que no se pusiera a pensar: “Él fue un hombre” o algo así.
No. Sino que siempre me tratara como lo que soy: una mujer. (Johanna, 20 de noviembre
2014)

La interpelación de Johanna es una forma de exigir reconocimiento, pues al apelar al

contrato heterosexual pide que la traten como una mujer, porque es una mujer en construcción,

mujer trans y machorra. Cuando le preguntan a Shantal si es hombre o mujer, ella responde: “Las

dos cosas”. En la misma línea, se encuentra Michel Valencia quien afirma: “Soy una mujer con

pipi y no deseo reasignarme”. La condición trans propicia una comprensión expandida del género,

pues se configuran múltiples modos de ser mujeres siendo hombres o viceversa. En ese sentido, la

condición trans aporta a la construcción del sujeto, descentrándola de la genitalidad y pensándola

como una acción política.

3.2.2. Ser trans más allá de la enfermedad.

57
De acuerdo con lo anterior, la condición transgénero desvirtúa la supuesta situación de

enfermedad de disforia. Esa lucha contra la estigmatización de la decisión trans se ha trasladado a

organizaciones de jóvenes trans y se ha convertido en un movimiento global. Por ejemplo, en

Barcelona se emprendió la campaña internacional Stop Trans Pathologization (STP-2012), en la

cual se denunciaba la asunción de la disforia de género como enfermedad.

Hoy en día las personas trans continúan luchando por el reconocimiento de su ciudadanía

y sus derechos, pues a pesar de que han sido reconocidas como miembros de la sociedad, siguen

siendo agredidas y violentadas cotidianamente. Paulatinamente esa estigmatización ha empezado

a disminuir gracias a la circulación de narrativas como las presentadas aquí, las cuales permiten

reconocer que la condición trans es un proceso de subjetivación singular, como el de cualquier

otro sujeto, solo que es diferente porque cuestiona el orden instaurado.

3.3. Ser trans como subjetivación

Ser transgénero no es identificarse con el sexo contrario, es más bien, una forma de ser

como se desea, por fuera del paradigma heteronormado: es ser de otro modo. A pesar de las

grandes transformaciones y reflexiones teóricas, el mundo continúa funcionando de acuerdo al

orden binario de los géneros, pues la heteronorma es el consenso al que se ajustan los sujetos. Sin

embargo, ser transgénero permite deconstruir esa idea a partir de las narrativas de las personas

trans. Esas narrativas deben ser reflexionadas al considerar la singularidad que encierran, pues la

imposición de cualquier teoría explicativa las silenciaría irremediablemente. Por esa razón, la

comunidad trans es la que debe asumir la responsabilidad de la discusión y teorización sobre su

propia condición. Igualmente, ser transgénero no es sinónimo de fracaso en las relaciones sociales.

La compañía y apoyo de las personas cercanas son la garantía de que las personas trans pueden

establecer vínculos afectivos muy fuertes, sin importar su decisión de género.

58
En otras palabras, ser transgénero es una forma de ser y estar en el mundo, es transformar

desde la intimidad lo público y lo colectivo. Ser trans no es una enfermedad, sino un proceso

singular de subjetivación. Las personas trans no son las únicas que transitan en el género, puesto

que todos los sujetos construimos nuestra subjetividad particular, con mayor o menor grado de

libertad, respecto a la heteronormatividad, y así diseñamos nuestro propio modo de ser en el

género. De manera que, aunque todos transitamos dentro del género, la diferencia con las personas

trans radica en que ellos realizan una construcción mucho más arriesgada al modificar su cuerpo

y su comportamiento sin temor a transgredir las falsas ideas de lo natural y lo normal.

59
CAPÍTULO 4

ESTAR TRANSGÉNERO

Ruiz, R. (fotógrafo). 2015. Octubre trans. Ciudad de México, octubre 18, 2015.

Resumen:

Estar transgénero es otro modo de existir, otra visión de mundo. Estar trans implica una acción

colectiva que irrumpe la normalidad del orden heteronormado como acontecimiento y multitud.

Como ejemplo de estar trans en lo público se evidenciará el modo cómo lxs jóvenes trans adquieren

el derecho a un nombre y una identificación, como resultado de una lucha individual y colectiva.

60
4.1. Acción colectiva y jóvenes transgénero

Johanna fue invitada a un evento programado por la Secretaría de Integración Social de la

Alcaldía Mayor de Bogotá para compartir su experiencia como defensora de los derechos humanos

de la comunidad trans. 17 A este espacio no solo habían sido convocados representantes de la

comunidad LGBTI, sino también líderes de otros colectivos, como personas con discapacidad,

mujeres en situación de desplazamiento, entre otros. Cuando Johanna comenzó su intervención,

los asistentes al evento empezaron a reírse y hablar entre ellos. Ante esta actitud, Johanna dijo:

Sí, en este espacio se pelea por tener la voz, la palabra. Pero se desconoce al otro, con
burlas y demás. ¡Qué diremos nosotras!, porque a nosotras ¿quién nos escucha? No nos
han escuchado por años. (Johanna, 16 de octubre, 2014)

Solo cuando Johanna evidenció la discriminación de la que era objeto, logró llamar la

atención y respeto del auditorio. Por lo general, lxs jóvenes transgénero son estigmatizadxs, lo que

los obliga a posicionar su voz (Jimenez, 2006). Así, cuando se enuncian en público se empoderan,

pues en lugar de esconderse, hacen visible y evidente su transición.

Además de esto, los sujetos trans realizan acciones colectivas para luchar por su

reconocimiento en la sociedad. Ejemplo de ello son las diferentes acciones emprendidas por las

organizaciones y colectivos trans: la ley de identidad de género, la objeción de conciencia frente

al servicio militar obligatorio y la lucha por sus derechos laborales y académicos.

Esas luchas adquieren forma de acontecimiento, debido a que lo trans se configura en

suceso inexplicable que confronta el orden hegemónico socialmente aceptado (Lazzarato, 2006).

El acontecimiento trans tiene lugar cuando el sujeto se expresa y hace visible su decisión, posiciona

17
Este encuentro sobre los derechos humanos se realizó en octubre de 2014. Varios colectivos y organizaciones de
diverso orden fueron invitadas, tales como organizaciones de mujeres cabeza de familia, en situación de
desplazamiento así como representantes de la comunidad LGBT.

61
sus demandas y confronta las instituciones. A pesar de ello, por lo general el acontecimiento trans

es limitado a la comprensión binaria del género: “son hombres que parecen mujeres”, lo que

implica el completo desconocimiento de las múltiples formas de ser y anunciar lo transgénero

(Lazzarato, 2006).

Frente a esa situación, la comunidad trans insiste en aparecer en público como

acontecimiento. Por medio de acciones colectivas, el cuerpo trans irrumpe en la ciudad como

multitud que evidencia la existencia de diferentes formas de vida que se oponen al contrato

heterocrático de lo homogéneo (Lazzarato, 2006). Los cuerpos se presentan como artefactos18 que

se consolidan en el espacio público, al mismo tiempo que proyectan intenciones, posibilidades,

limitaciones e intereses conjuntos que amplían la acción misma (Melucci, 1999).

La comunidad trans se constituye en sujeto político que exige, por medio de su presencia

corporal, el reconocimiento de sus miembros como ciudadanxs (Aguilera, 2010). De manera que

cuando acontece de forma colectiva adquiere mayor fuerza, pues evidencia la existencia de una

comunidad plural y múltiple. Gracias a este tipo de acciones surge una ciudadanía con capacidad

de agencia desde el cuerpo.

4.1.1. Comienzos de reinvindicación colectiva. Tensiones permanentes

Tal como se mencionó antes, no existen estudios específicos referidos a la acción colectiva

trans, puesto estos son incluidos en los anaqueles de la comunidad LGBT. Por esa razón decidí

otorgar un espacio particular a la reconstrucción de la historia de la acción trans en el país, a partir

18
Considero el cuerpo como un artefacto dado que es nuestra carta de presentación ante los demás. Nuestro cuerpo
desde la noción de artefacto es nuestra carta de presentación, nuestra forma de mostrarnos al mundo, el cual se
compone de un sinnúmero de partes, pero dentro de las cuales hay algunas con mayor relevancia.

62
del relato de Débora, líder de Santa María Fundación de la Ciudad de Cali, quien ha sido testigo

de la comunidad trans.

Me refiero digámosle básicamente al término, como general e histórico que se ha utilizado


para referirse a personas como nosotras, como travestis. Entonces me defino como una
mujer trans y ese término trans digámosle, es el primer elemento de autodefinición y
autodeterminación que tenemos nosotras, en este sentido es un neoloquismo (risas) si se
quiere, que se ha consensuado a través de distintos escenarios de participación con
muchas organizaciones en Latinoamérica y el Caribe para hacer referencia precisamente
a todas las personas que, como nosotras construimos de forma permanente y casi
inacabada, nuestras identidades. (Débora, 14 de mayo, 2014)

De acuerdo con lo mencionado por Débora, la condición trans no se define por una

identidad única sino por la multiplicidad y pluralidad. El término trans sirve para referirse a todos

los sujetos que transitan en el género, sin importar el modo en que lo hagan, ya que en la comunidad

trans el único factor común es la heterogeneidad: “Para Santamaría Fundación incluimos

transformistas, travestis, transgénero y transexuales. En mi discurso me voy a referir a mí misma

y a mis compañeras como mujeres trans” (Débora, 14 mayo, 2014).

Débora recuerda que a comienzos de la década de los años ochenta, la comunidad trans se

adhirió a la comunidad LGBT, para luchar contra el VIH/SIDA, a pesar del rechazo y la

estigmatización de la comunidad gay:

Ya se venía hablando, en toda la ciudad, respecto a lo que ocurría a los maricas. La gente
en los parques de varias ciudades del país, hablaba de los LGTBI, que son los LGTBI o
así como lo dicen ahora: “¡Ay es que somos los LGTBI!”, “Estamos luchando contra el
VIH”, “Luchamos por nuestros derechos humanos”. En esos tres frentes nos movíamos
nosotras, las antecesoras, las viejitas”. (Débora, 14 de mayo, 2014)

63
Lo LGTB tiene un contexto, es decir, que nosotros reconocemos que lo LGTB fue
fortalecido por el trabajo en VIH. Primero llegó el trabajo en VIH que fue más o menos en
el ochenta y tres, cuando se identifica el primer caso de VIH en Colombia. Ya en el ochenta
y cinco se empezaba hablar más o menos de VIH acá en Colombia, ya como que estaba
sonando. Entonces claro, las más afectadas o muchas de las poblaciones inicialmente
afectadas fueron la población gay ¿cierto? (Débora, 14 de mayo, 2014)

A pesar de que la comunidad trans era conocida, esa primera participación visible en una acción

colectiva fue novedosa:

¿Qué si el tema [trans] era nuevo? Sí, lo era. Nuevo en términos de estar en la lucha con
los LGBT. Pero también tenemos una historia de lucha, pero una historia de apoyo muy
joven, en sentido de los vínculos y el lugar desde donde partimos. Algunos de eso lugares
reconocidos por varios, hombres gais, que los compartían con nosotras, ¿Si me entiendes?
[Refiriéndose a lugares de homosocialización, que eran compartidos](…) Lo trans era un
nuevo tema para la agenda nacional, local, internacional en términos de lucha. (Débora,
14 de mayo, 2014)

Hasta ese momento, la comunidad trans solo aparecía de forma fugaz en el espacio público

en el ejercicio del trabajo sexual. De manera que al hacer parte de la comunidad LGBT empezó a

exigir su lugar dentro de la sociedad. Aunque no eran visibles, exigían sus derechos ante

instituciones como la policía y el servicio médico, las instituciones que las estigmatizaban y

rechazaban su existencia. Aunque la comunidad LGBT también era violentada cotidianamente, las

personas trans lo eran con mayor sevicia. A diario eran amenazadas con desapariciones y

asesinatos: “Otro tema era el caso de homicidio y abuso policial. [Este] era digámosle, una cosa

y violencia social. Eran tres vainas con las que nos encontrábamos así de lleno, [por eso] toda

nuestra vida se nos ha pasado en esas luchas” (Débora, 14 de mayo, 2014).

64
Débora narra que la primera acción colectiva que realizaron lxs trans fue cortarse los brazos

para evitar ser arrestadas. Este tipo de acciones colectivas llevó al aumento de su estigmatización,

pues ya no solo eran consideradas anormales, sino también enfermas y peligrosas. Sin embargo,

lxs trans consideraban que era un gesto que les permitía reivindicarse como sujetos en la sociedad,

pues las cicatrices de esos cortes eran la memoria de la transgresión a la que eran sometidxs:

“nuestras marcas representan el peligro de esa institucionalidad que nos violenta”.

De forma que la lucha trans comenzó por la vida. Lxs jóvenes establecieron acuerdos

sencillos para enfrentar del mismo modo diferentes situaciones de violencia: “Para evitar que

fuéramos detenidas, estábamos en una época de bastante persecución, digamos que es una acción

muy espontanea: “A mí no me cogen y no me encierran”, acciones no tan pensadas (Débora, 14

de mayo, 2014).

Hasta antes de la crisis de la década del ochenta, la adhesión a la comunidad LGBT permitió

a la comunidad trans reconocer la particularidad de sus problemáticas: el VIH, la hormonización

y las transformaciones corporales inadecuadas. En ese sentido, el único punto de encuentro con la

comunidad LGBT era la lucha contra la enfermedad, pues las otras necesidades solo les interesaban

a ellxs.

Con el tiempo, la comunidad trans ha identificado y particularizado aún más sus

prioridades: el documento de identidad adecuado a su identidad de género y su reconocimiento

como ciudadanos. Aunque, estas demandas han sido incluidas en la agenda de la comunidad

LGBT, lxs trans solo se reconocen en esta sigla por la lucha contra el VIH. De acuerdo con Débora,

a pesar de que la agenda trans es incluida en la LGBT, esta es despreciada: “Cuando vamos a lo

de LGTB sacamos los portafolios y ese portafolio, ese apéndice [las demandas trans] ¿Cómo se

llama esa separata? ¿Cómo se llama esa mierda, ese cuadernillo?” (Débora, 14 de mayo, 2014).

65
Débora evidencia el modo en que sus demandas son asumidas por la comunidad LGBT como un

apéndice que no conocen y no les importa.

En ese sentido, las demandas trans no solamente son ignoradas y excluidas por la

heteronorma, sino también por el orden homosexual. Al respecto, Débora relata el modo en que

esas tensiones se manifiestan:

Pero te quiero hablar de Cali, nosotras llegamos en el 2005 a las mesas de trabajo LGBT,
lo cual he tenido la oportunidad de poder discutir en mesas nacionales (…) Ese año había
un escenario, la mesa de trabajo LGTB del Valle del Cauca. La mesa estaba conformada
por ocho o diez personas que representaban organizaciones de hombres gay. Allá llegamos
nosotras con expresiones de género masculino, nombrándonos como mujeres, ¿si me
explico? Eso fue como “Mmm… Llegaron las transformistas. Llegaron esas maricas aquí
a dañarnos el estatus de la noble mesa”. (Débora, 14 mayo, 2014)

Pese a lo que pudiera creerse, las personas trans también son estigmatizadas por la misma

comunidad LGBT. A pesar de que se trata de comunidades que también transitan en el género,

desaprueban lo trans y su capacidad de enunciación. Por ello, les adjudican un espacio marginal,

el del entretenimiento y el trabajo sexual, ya que no lxs consideran como agentes serios en el

ejercicio de lo público: “De payaso divina y soy tu mejor amiga (…) ¡Pero! ¿cómo, vos aquí?,

¿conmigo? y ¿haciendo qué? No, no, no. Seguí allá, donde estás, haciendo show” (Débora, 14 de

mayo, 2014). Sin embargo, Débora afirma que la comunidad trans logró hacerse su lugar como

agente político:

Empezamos nosotras a discutir y a proponer estrategias y acciones que ciertamente


reivindicaran nuestra lucha, nuestra historia. Y entonces nos encontramos con miradas
muy distintas y empezamos también a tener tensiones muy fuertes, desde el mismo trabajo
VIH. ¿Cierto? Porque sintieron que llegábamos a pedir otro pedazo de la torta, [a que] la
torta se partiera en otra porción más, la financiación en VIH. Lo miraron fue desde esa

66
perspectiva, no desde el hecho que fuimos nosotras o somos nosotras una población muy
afectada por el VIH. ¡Por favor! ¿Si me explico? (Débora, 14 de mayo, 2014)

Aunque las diferencias entre la comunidad LGBT y la trans aún persisten, Débora afirma
que en la actualidad se está gestionando la creación de vínculos con lo lgbtesco19 con agendas muy
claras que a veces coinciden:

En el diálogo con la institucionalidad se hacen las claridades y coherencias y así se fueron


poniendo muchas tensiones con lo LGTB, de ellas, de las gay y lo trans de Santamaría
Fundación. Porque hemos sido súper claras, nosotras no podemos desarrollar, no tenemos
tiempo, ni esfuerzo para desarrollar acciones gais ni lésbicas. Con lo nuestro ni nos
alcanza el día para hacer lo que necesitamos para nosotras, pero nos solidarizamos con
las otras vainas y nos movilizamos en relación a ese tema, pero hay que dar unas
claridades de unas agendas políticas, de unas miradas también, entonces eso puso mucha
tensión con lo LGTB de aquí que se acercó un significativo número de LGTB y se unieron
en la lógica de “La amiga de mi enemiga es mi amiga. (Débora, 14 de mayo, 2014)

En ese sentido, en la actualidad la voz trans formula con autonomía sus necesidades y

prioridades, al mismo tiempo que se diferencia de la agenda de la comunidad gay y lesbiana. A

pesar de esa distancia, lxs jóvenes trans han logrado una mayor proximidad a la comunidad LGBT,

al participar en las acciones y luchas que tienen en común con esas comunidades. Por esa razón,

Débora reitera la necesidad de que las nuevas generaciones trans tengan su propia voz, al mismo

que trabajan en asuntos específicos con la comunidad LGBT.

4.1.2. La opción es incidir en lo público: visibilidad de los sujetos trans

Se necesita ser un poco callejera, tener espíritu de callejera para


Pensarse un poco este tema.
Débora, 14 de mayo, 2014

19
En todo su relato, Débora utiliza continuamente esta expresión irónica para hacer énfasis en los diferenciales de
lucha, mas no en las distancias, tal como ella misma lo afirma.

67
La sociedad heteronormada ha adjudicado a la comunidad trans espacios específicos de la

ciudad: la calle, las zonas de prostitución, las peluquerías o los lugares nocturnos de

homosocialización. La calle es el lugar determinante para la acción trans, pues es allí donde se

gesta la acción colectiva. Maritza, unx joven transgénero que lidera el grupo de trabajadoras

sexuales de la Calle de Guapas en Manizales, relata cómo decidieron ocupar otro espacio de la

ciudad a modo de acción política:

Pues a nosotras nadie nos podía impedir salir por cualquier parte de la ciudad, así que
decidimos ir a uno de los sitios de mayor concurrencia a tomar un café. Eso fue en el
Cable, un café muy popular. 20 Llegamos, nos sentamos y pedimos café. Nos atendieron y
nos lo tomamos. Nosotras llevábamos unas mentas con un papel cada una, para entregar
a las personas que nos miraban. En ese papel decía: “Refréscate, nosotras también somos
parte de la ciudad”. (Maritza, 20 de noviembre, 2014)

Esa exposición colectiva de la subjetividad trans constituye una acción política en tanto

implica romper con las reglas espaciales que les han sido impuestas. Para cualquier persona

tomarse un café con amigos es una actividad anodina, sin embargo, para la colectividad trans

constituye todo un reto, ya que implica ocupar espacios que les son prohibidos de forma implícita.

En ese sentido, la acción fue un acontecimiento tanto para lxs trans, como para lxs manizalitas.

Para lxs trans fue importante planear cómo vestirse, cómo se llegarían hasta el café, dónde se

ubicarían y cómo reaccionarían ante las diferentes situaciones. En cuanto a lxs manizalitas, ver a

la comunidad trans por fuera de su lugar implicó reconocer su libertad y su condición ciudadana.

20
El Cable es un sitio popular de la ciudad de Manizales ubicado en uno de los centros comerciales más populares de
la ciudad, en el que confluyen diferentes sectores sociales: universitarios, comerciantes y entre otros.

68
La comunidad trans decide apropiarse y asumir la calle como su territorio, pues además de

que es el lugar que les ha sido adjudicado, es donde no existe ninguna restricción legal. La calle

es el espacio de lo público en el que es posible posicionar la acción colectiva trans:

Discurso callejero desde la base, es lo que quiero decir, porque también estamos
proponiendo en ese cuento que las estructuras de poder hay que reconstruirlas; cómo
maquinan, violentan, segregan y vulneran la dignidad de las personas en general, y por
supuesto a nosotrxs. Entonces llegamos allá, a construir una voz, pero siempre a través
del diálogo con las nenas de la calle. (Débora, 14 de mayo, 2014)

Débora afirma que para estar trans es necesario ser una callejera, pues es allí donde han

luchado por su reconocimiento. Dentro de la comunidad trans, ser una callejera no tiene una

connotación despectiva, sino por el contrario reivindicativa, pues pensar como callejera implica

reclamar la ciudadanía trans.

En el espacio colectivo cada sujeto aporta desde su experiencia a la construcción de

acciones para luchar por la vida, la libertad y la dignidad trans. Por eso, antes de planear una acción

colectiva se establece un diálogo sobre los problemas a los que se enfrentan lxs chicxs en la calle,

allí donde desarrollan su cotidianidad.

Con las que permanentemente interlocutamos a través de distintos ejercicios en reuniones,


talleres de formación, intercambiamos saberes. Eso es lo que nosotras decimos y hacemos,
una lectura de la situación, reconocemos sus voces, les consultamos qué sería de interés y
lo estructuramos. No es que nosotras hicimos, miren esto, es lo que ofrecemos. Queremos
escucharlas y escucharnos para construir lo que necesitamos. Entonces hay un diálogo
constante, un diálogo constructivo, ellas hablan desde su mirada y nosotras hablamos
desde la nuestra y ahí construimos. (Débora, 14 de mayo, 2014)

69
Con las acciones colectivas, la comunidad trans hace públicas sus demandas, de modo que

todos los ciudadanos se sientan implicados sin importar su género, clase o partido político, tal

como lo afirma Débora: “La gran misión de las nenas, no es en la calle mi hermana, es allá en el

concejo, en las reuniones, en el congreso, en las universidades. Dar nuestras discusiones ¿no?”

(Débora, 14 de mayo, 2014).

Para Débora es fundamental trasladar esas discusiones a espacios en los que se posicione

y reconozca al sujeto trans y se discutan los problemas que los afectan. Para Laura Weinstein es

fundamental que la condición trans trascienda al espacio público de lo político. Al igual que Laura,

Débora considera que el sujeto trans debe ser incluido y tenido en cuenta en todos los espacios; no

es cuestión de ser incluidxs en un programa o política pública, sino ser consideradxs al igual que

todos, como seres humanos con derechos, ya que “(…) se debe ganar en sensibilidad, reconocer

al otro como sujeto de derechos. Esto es cuestión de derechos y nos vincula a todos, seamos o no

trans, no es cuestión de que se nos incluya”. (Laura, 20 de mayo, 2015). La apuesta trans es por

el reconocimiento de derechos, por el sencillo hecho de existir, de ser quien se es y quien se decide

ser.

4.1.3. ¡Aquí estamos, así somos!

Durante el trabajo de campo participé en varias acciones colectivas organizadas por el GAT

para reivindicar la ciudadanía trans en el espacio público. A continuación, menciono algunos

aspectos de las que más me interesaron.

4.1.3.1. Encuentro de familias que transitan.

Este evento se realizó durante dos años (2014-2015) en el parque El Lago de la ciudad de

Bogotá con el objetivo de hacer visibles a lxs jóvenes y sus familias, por medio de la toma de un

70
espacio público. Se invitó a las familias trans a que asistieran al parque una tarde de fin de semana

para conversar y realizar diferentes actividades.

El impacto de esta acción fue positivo debido a que permitió evidenciar la normalidad de

las personas trans. El transeúnte que pasaba por allí podía ver familias heteronormadas

compartiendo tranquila y apaciblemente con personas trans, sin ningún tipo de miedo ni

prevención. Un transeúnte preguntó quiénes eran y qué hacían, entonces unx de lxs chicxs

simplemente respondió: Compartir.

La mirada heteronormada se extraña cuando ve a los sujetos trans hacer aquello que los

hace iguales a las personas normales. Cuando se estigmatiza, se borra toda posibilidad de empatía,

pues el otro se entiende como el diametralmente opuesto al comportamiento propio. Por esa razón,

cuando el estigmatizado realiza acciones con las que los estigmatizadores pueden identificarse,

aparece una sensación de extrañeza diferente, aquella que puede propiciar el reconocimiento del

otro. La presencia de las familias lleva a que el sujeto heteronormado entienda que lxs jóvenes

trans no son seres anormales que solo se relacionan entre sí, sino que también hacen parte de

familias heterosexuales, similares a la suya. Entonces, el sujeto heteronormado entiende que ser

trans no es una anomalía sino una situación que puede darse en cualquier familia normal.

4.1.3.2. Día de las velitas.

Desde diciembre de 2014 se institucionalizó un día para la celebración navideña del

colectivo: el siete de diciembre o día de las velitas. En la primera versión, se contrató un bus para

que nos llevara a varios sitios de la ciudad. En cada lugar que visitábamos, lxs chicxs cantaron

villancicos tradicionales con letras que referían el cuerpo trans, la hiperfeminización y la

diversidad en el tránsito. Mientras algunxs cantaban, otros encendían velas y extendían una

71
pancarta del GAT con la frase: “Porque existimos, compartimos en ciudad y con la ciudad”. A

pesar de la presencia de la fuerza pública, lxs chicxs en ningún momento fueron intimidadxs,

aunque varixs habían manifestado ese temor antes de realizar la acción.

Gracias al ambiente festivo de la época, varios transeúntes se acercaron a hablar con las

chicxs, lo que significó el éxito de la actividad. Al final de la jornada lxs chicxs manifestaron que

se sentían felices porque no habían sido estigmatizadas y habían podido conversar tranquilamente

con otras personas sin ningún temor.

4.1.3.3. Nuestrans voces en La Habana.

Nuestrans voces en la Habana fue un manifiesto escrito durante dos años que fue enviado

a la mesa de diálogos de paz de Colombia en La Habana. Entre el 2014 y el 2015, por iniciativa

propia, varios colectivos se reunieron para discutir respecto a lo que querían decir en ese

manifiesto. En 2014 fue realizado el primer encuentro de colectivos en la Universidad de los Andes

en Bogotá, en el que se recogieron las diferentes posturas de los asistentes. Luego de ese encuentro,

se inició un intenso trabajo en red para establecer qué otras ideas podían ser incluidas en el

documento. El GAT lideró la escritura del texto al investigar respecto a la condición trans en el

contexto de la guerra. El resultado de dicho trabajo fue el manifiesto que fue lanzado a finales de

2015 en la Universidad Externado de Colombia. En ese documento se planteó la importancia del

reconocimiento de las diferentes identidades de género, y la necesidad de la reparación a las

personas trans que fueron víctimas durante el conflicto.

Hasta acá se han presentado y analizado algunas acciones colectivas en las que el cuerpo

trans aparece como multitud en la ciudad, realizando actividades diferentes a las que les han sido

72
asignadas. Al hablar con Débora, sobre las acciones colectivas de visibilidad, señala que la

movilización es un espacio conjunto en el cual se resinifica lo trans:

Y todo lo que significa ser mujer, ese es el argumento o el derecho que revindicábamos
porque no tenemos posibilidad [de] pensarlo distinto y hoy estamos demandando. Ya no
rogando, sino demandando al establecimiento en su conjunto por nuestros derechos y
nuestra dignidad y parte de ella está atravesada obviamente por nuestro ser y estar como
mujeres trans, ciudadanas trans, personas trans. (Débora, 14 de mayo, 2014)

La comunidad trans ha tenido que manifestarse como multitud para ser reconocida por la

sociedad. Mientras para la mayoría de las personas el espacio público es el lugar donde se

constituyen como ciudadanos con derechos y deberes, para la comunidad trans la ciudad constituye

un reto y una amenaza: “Hasta salir al supermercado es una experiencia particular, cómo serás

atendido, esperando no ser violentadx”.(Laura, 20 noviembre, 2014) Las acciones trans en el

espacio público se realizan como acontecimiento y como multitud, ya que se reconoce la necesidad

de crear un impacto fuerte de modo que sean reconocidxs por los demás. Con estas incursiones, la

comunidad pretende que la sociedad heteronormada sea capaz de reconocerlxs como ciudadanxs

con igualdad de derechos, que no se diferencian en nada de ellos. Así que cada acontecimiento es

una invitación a comprender de forma expandida el género.

4.1.3. Incidencia política

La comunidad trans desarrolla una dimensión política al poner en tensión el orden

heteronormado con su cuerpo. En ese sentido, la acción política acontece cuando rompe con el

orden consensuado e intenta transformarlo por medio del disenso de su comprensión del género.

Ser y estar transgénero es una afrenta para el sistema heteronormado, porque rompe con todas sus

lógicas y reglas.

73
En contraposición al consenso de lo normal, el acontecimiento transgénero irrumpe en el

espacio público para cuestionar y crear un espacio de disenso. Esas acciones de visibilidad han

obligado a la sociedad a reconocer a la comunidad trans como parte de la ciudadanía, por lo que

durante los últimos años sus demandas han sido incluidas en las agendas de política pública.

Ejemplo de ello es la Ley de identidad de género aprobada recientemente en el país. 21 La lucha

empieza a tomar forma, inicialmente como una visibilización de lo trans en lo público, una

irrupción en la informalidad de dicho espacio, un reposicionamiento de tensiones entre lo

heteronormado y lo homonormado con un fuerte eco en lo político. Hasta ahora apenas comienza

la lucha de lo trans en el campo de la política pública.

4.2. Si lo personal es político, lo colectivo es…

Las acciones de la comunidad trans posicionan el estar transgénero, como una forma

particular de habitar el cuerpo y el espacio público. La acción colectiva es una forma de entrar en

el espacio público con una dimensión política a pesar de la normativa establecida por el orden

heteronormado. Esa lucha por la visibilidad ha conducido a la comunidad a ganar espacios

importantes en la sociedad y la política, puesto que estar trans supone una nueva visión de mundo,

un sujeto novedoso, que se debate entre lo instaurado y lo nuevo.

Así se logra pasar de la lucha eminentemente individual del cuerpo transgenerizado al

acontecimiento de la acción colectiva, la cual deviene suceso novedoso en tanto evidencia nuevas

formas de ocupar espacios y asumir lo político. Todo ello como una nueva expresión de lo sensible,

21
Aunque la Ley 127 de 2015 considera la heterodesignación como un elemento errático en las personas trans,
reconoce la no concordancia entre el sexo y la identidad de género. Con esta ley, se acepta el posible cambio de sexo
en el documento de identidad, lo cual significa asegurar la participación de la comunidad trans en las prácticas políticas
establecidas en el país.

74
de lo estético a lo político. Ese giro propicia la aparición de otras subjetividades que agencian lo

político, es decir, otras posibilidades de asumir la ciudadanía desde el cuerpo.

75
CAPITULO 5

CONCLUSIONES: LA SUBJETIVACCIÓN22: LO TRANS COMO OPORTUNIDAD

PARA LAS CIENCIAS SOCIALES

Los procesos subjetivos de tránsito en el género son únicos, desde la gestualidad hasta las

modificaciones corporales. El género para las personas trans es un lugar de agencia para la acción

y el cuestionamiento de la heteronorma. La condición trans permite reconocer la existencia y

validez de otros modos de vida a partir de la decisión de género, lo que lleva a admitir la posibilidad

política del cuerpo como enunciación de una forma particular de ser, pensar y habitar el mundo.

La condición trans es una forma particular de subjetivación que amplía la perspectiva de

las ciencias sociales en tres aspectos: la comprensión del género como una instancia social e

histórica libre de determinaciones anatómicas, el feminismo como un movimiento que lucha por

la reivindicación de lo otro y la juventud como una actitud independiente de cualquier rango etario.

5.1. La expansión del género

El cuerpo trans debe ser pensado por las ciencias sociales, ya que permite cuestionar la

corporeidad como una instancia inmodificable. Las personas trans evidencian que es posible vivir

sin ser hombre ni mujer, simplemente asumiendo una identidad dinámica que exige una nueva

forma de comprender lo humano. La maleabilidad de la condición trans cuestiona la institución de

la familia y la política, por lo que es necesario crear nuevas formas de relacionarse y establecer

vínculos. Para muchos, el tránsito es una forma de reafirmación del binarismo: muchas trans

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Propongo este nuevo acuñe lingüístico –palabra- como forma de sumar y hacer más explícito el proceso de
subjetivación ya presentado ampliamente en el estudio, y la acción en colectivo.

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desean ser mujeres u hombres. En esa medida, se restringe la comprensión de lo trans a un hacía,

que no se consolida como estado de lo intermedio y lo inestable.

Las ciencias sociales deben establecer posturas que amplíen los marcos de referencia para

comprender que las personas trans asumen el género como un tránsito constante, lo que supone la

apertura a nuevas subjetividades:

Cada chica lo decide y que lo haga como quiera. Y que no empiecen a decir yo soy
transformista, yo soy travesti, transgénero. Para mí es decir que somos trans porque, de
todas maneras, para bien o para mal, la que tenga senos y la que no tenga no tienen nada
de diferente, porque ambas siguen siendo mujeres, con o sin senos. No tenemos que
encasillarnos en algo, pero sí sentirnos orgullosas de que somos mujeres trans. (Johanna,
21 de octubre, 2014)

El cuerpo no es natural ni normal, tan solo un espacio construido socialmente al que se le

han atribuido roles que han naturalizados por un régimen, la heteronorma. En ese sentido, la

comprensión social del cuerpo es recuperada por la condición trans cuando cuestiona su

naturalización y normalización.

5.2. El feminismo como movimiento-acción

En Crítica de la razón indolente De Souza Santos (2003) plantea el feminismo como la

única revolución que ha transformado la historia de la humanidad, en tanto logró posicionar a la

mujer a pesar del régimen masculino. El feminismo no solo lucha contra el orden masculino, sino

contra todo aquel que impida reconocer lo otro, por lo que se constituye como referente para las

demás iniciativas que luchan por el reconocimiento de la diferencia.

El feminismo es un ejemplo de lucha para la comunidad trans. Si bien las feministas

lucharon por posicionar una subjetividad diferente a la masculina, comparten con la comunidad

trans el cuestionamiento de la categoría de mujer como una forma única e incuestionable. Tal como

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se evidenció en el estudio, las organizaciones trans luchan por el reconocimiento de las diferentes

formas de ser mujer. En ese sentido, para las ciencias sociales es conveniente discutir y desarrollar

un amplio análisis del género en sus múltiples posibilidades.

5.3. Condición juvenil ampliada a partir de lo trans

Para las ciencias sociales ser joven implica regularmente un rango de edad específico, lo

que conduce a vincular una condición social con características biológicas. Sin embargo, de

acuerdo con lo evidenciado en la investigación, para las personas trans ser joven no implica una

edad, sino un momento de liberación, en el que se logra ser lo que se desea. En ese sentido, la

cuestión trans también permite ampliar la comprensión de lo juvenil, desmarcándolo de lo

biológica y socialmente construido.

5.4. Retos

Para la mayoría de seres humanos es difícil asumir el cuerpo y la identidad que le

corresponde de acuerdo a la convención social heteronormada. Por ello, es hora de pensar el género

como una matriz de posibilidades.

La heteronorma implica varios compromisos sociales que los sujetos deben cumplir desde

la infancia. Dentro de ese orden, ser hombre o mujer supone varios roles que no pueden ser

cuestionados, ya que transgredirlos implica ser señalado y juzgado. Por ello, la condición trans

amplía la comprensión del género porque procura un espacio para el cuestionamiento de las

responsabilidades que nos han sido asignadas por nuestra anatomía. De manera que el mayor reto

no consiste en pensar si transitamos en el género, sino más bien cómo nos desubicamos en él.

En cuanto a la comunidad trans, esta se enfrenta a varios retos. En primer lugar, es necesario

que elimine las estructuras jerárquicas, casi patriarcales, que existen en sus estructuras grupales.

Lxs trans adultas deben reconocer el poder de agencia de lxs jóvenes trans, quienes han asumido

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el tránsito sin intervenciones médicas y con nuevas narrativas de lo trans, lo que les ha permitido

reivindicar su independencia a pesar de las fuerzas de consumo que pretenden coaptar el cuerpo

trans para hacerlo parte del mercado. Lxs chicxs trans han sido conscientes de que existe un interés

en establecer un único modelo de lo trans para ser vendido, consumido y comercializado. Por esa

razón, critican a lxs trans producidas bajo la lógica capitalista que busca asumir un cuerpo

amparado en la heterosexualidad.

De otro lado, la comunidad trans debe seguir reivindicando sus derechos, pues aún es

necesario que luchen por la despatologización de su decisión y su libre acceso a los servicios de

salud. Este estudio es un aporte a la constitución de los estudios transgénero, perspectiva teórica a

la que son invitados grupos de investigación interdisciplinaria, movimientos académicos y

políticos.

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