Abner El Disipulo

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

Abner (nacido el 16 a.C.

y fallecido el 21/11/74) fue un miembro nazareo de la colonia de


nazareos de En-Geddí, y durante cierto tiempo el líder de esta colonia. Los nazareos, de los
que ya hemos hablado en un artículo dedicado a los grupos religiosos judíos de la época,
eran una organización pequeña de creyentes que hacían unos votos muy especiales en lo
relativo a la pureza que les confería una distinción social muy alta, pues compartían el
honor, junto al sumo sacerdote, de ser los únicos que podían ingresar en el Santo de los
Santos en el Templo de Jerusalén. En este sentido, habría que ver a Abner como una
persona muy respetada, incluso por el clero judío, al menos hasta que se hizo seguidor de
Jesús.

Abner se hizo muy amigo de Juan Bautista en la orden nazarea. Abner había sido el jefe y
líder reconocido de esta colonia de nazareos, seguramente hasta que su inclinación por Juan
le hizo perder ese liderazgo (LU 135:2.4 y 142:8.1). Fue el principal de los discípulos de
Juan, su brazo derecho. Tenía un grupo de discípulos de Juan a su cargo, todos de Judea.
Abner era natural de Sebaste, en Samaría, pero es imposible que fuera samaritano, pues fue
nazareo. Simplemente, nació en Sebaste (LU 144:9.1).

Abner se volvió un ferviente creyente de Jesús y su más firme aliado, más incluso que los
propios apóstoles. De hecho, Jesús le confió la dirección de los setenta evangelistas (LU
144:7.4). Abner estuvo asociado a Andrés cuando los doce de Jesús y los doce de Juan
trabajaron juntos (LU 146:3.9). (Conviene recordar aquí que fue Andrés, y no su hermano
Pedro, quien ostentó la jefatura del grupo de apóstoles en vida de Jesús, aunque luego
cambiaran las tornas). Aparte de los apóstoles de Juan que dirigió Abner, llegó a formar a
su alrededor a un grupo de cincuenta discípulos (LU 163:0.1). “El Libro de Urantia” nos
cuenta que su trabajo como predicador y el de sus discípulos asociados fue de más alcance
que el de los apóstoles, llegando ya durante la vida pública de Jesús a enviar discípulos a
Alejandría, donde se formó un grupo de seguidores del Maestro (162:9.2).

Tras la muerte de Jesús, Abner se convirtió en el jefe de la iglesia de Filadelfia, al igual que
Santiago, el hermano de Jesús, lo fue de la de Jerusalén (LU 166:5.1-2), y tuvieron ambos
graves desavenencias. Tampoco mantuvo buenas relaciones ni con Pedro ni con Pablo (LU
166:5.3), lo cual explica que ninguno de los evangelios posteriores mencionen ni su
nombre. Abner, en estas disputas con algunos apóstoles, tuvo de su parte a Lázaro de
Betania y sus hermanas, que vendieron sus propiedades y se mudaron a Filadelfia (LU
168:5.3). También fue apoyado por David Zebedeo (LU 171:1.5), y tuvo el apoyo de
Natanael, quien vivió en Filadelfia durante un año (LU 193:6.4). Esto explicaría que ni
David Zebedeo ni tampoco Natanael llegaran a aparecer como protagonistas en el libro de
los Hechos, y en el caso de David, que ni se le mencione en los evangelios.

Abner realizó una inmensa obra de predicación hacia el este al igual que Pablo lo hizo hacia
el oeste. De hecho, Abner tenía un visión más oriental o babilónica de las enseñanzas de
Jesús. Abner mantuvo contactos estrechos con el hijo mayor de Cimboitón, el director de la
famosa academia de Urmia donde enseñó Jesús durante unos meses (LU 134:6.15), pero
parece ser que no eligió bien a los discípulos que envió a Urmia, porque éstos causaron
mucha zozobra en la academia y tiempo después tuvo que cerrar sus puertas.
“El Libro de Urantia” no parece tener más que palabras de alabanza para Abner, a
diferencia de las numerosas críticas que hace a Pablo de Tarso. Menciona a Pablo como
uno de los grandes maestros religiosos universales, pero sólo por los grandes efectos que
obtuvo, no porque sus enseñanzas fueran correctas. Dice “El Libro de Urantia” acerca de
los discípulos de Abner: “Durante los últimos años de la vida de Abner y un tiempo
después tras su muerte, los creyentes de Filadelfia que eran dirigidos por Abner se
atuvieron a la religión de Jesús, tal y como éste la había enseñado, más que ningún otro
grupo en la Tierra” (LU 166:5.6).

Abner vivió hasta los 89 años, y murió en Filadelfia el día 21 de noviembre de 74 (LU
166:5.7). Llama mucho la atención que los escritores de “El Libro de Urantia” sólo den la
fecha de la muerte de este seguidor de Jesús y de ningún otro más, incluso de los apóstoles.
Sin duda lo hacen como reconocimiento a este hombre incomprendido, al que se nota que
colocan por encima de Pablo en cuanto a fidelidad al mensaje del Maestro. Por lo mucho
que insiste “El Libro de Urantia” en las diferencias entre la predicación de Abner y Pablo
(LU 171:5.6), se nota en él cierta preferencia por Abner. En “El Libro de Urantia” Abner es
casi tan protagonista o más que Pedro y los doce; no hay más que ver qué últimas palabras
más emotivas le dirige Jesús (LU 171:3.2): «Hijo mío, yo sé que tú serás fiel al reino, y oro
para que el Padre te otorgue sabiduría de modo que puedas amar y comprender a tus
hermanos».

¿Qué fue de esta Iglesia cristiana promovida por Abner y sus discípulos, además de por el
apóstol Natanael y otros? “El Libro de Urantia” nos deja caer una información bien
misteriosa: “La versión oriental del mensaje de Jesús, aunque permaneció más fiel a sus
enseñanzas, continuó siguiendo la actitud poco transigente de Abner. No progresó jamás
como lo hizo la versión helenizada sino que finalmente se malogró dentro del movimiento
islámico.” (LU 195:1.11). ¿Dentro del movimiento islámico? ¿Es que hubo contactos y
mezcla entre un cristianismo primitivo y el Islam? Pues bien podría ser, si atendemos a los
estudios pioneros que algunos expertos como Günter Lünling han realizado sobre el tema.
Sobre este asunto, que es digno de un artículo específico en profundidad (en otro
momento), sólo dejo aquí un par de enlaces web y una cita, para que quien quiera
profundice:

“Es sabido que la Biblia no es un producto homogéneo de una sola mente sino que
presenta una gran diversidad de ideas reunidas de forma más bien casual, y transmitidas
de manera frecuentemente dudosa hasta su inclusión definitiva en el códice del Antiguo o
el Nuevo Testamento. Hasta ahora, sin embargo, no se aplicaba la misma visión al Corán,
que se acepta comúnmente como la creación de un único hombre, Mahoma – su nombre
exacto era Mohamed ben Abdala – en el siglo VII (exceptuando, desde luego, quienes le
atribuyen un origen directamente divino).
El teólogo alemán Günter Lüling, de Erlangen, ha realizado una minuciosa investigación
exegética del texto coránico. Llega a una conclusión prácticamente inaudita en la
historiografía actual, pero no por ello menos convincente: el núcleo central del Libro
Santo del islam está constituido por cierto número de canciones paleocristianas que más
tarde fueron modificadas y enriquecidas con otras ideas.
Las primeras publicaciones de Lüling en este sentido se remontan al año 1970. Fueron
inicialmente rechazadas por los demás teólogos y orientalistas. Hoy, sin embargo, Lüling
cuenta con diversos seguidores entre prestigiosos orientalistas alemanes, franceses e
ingleses.”

¿Acaso “El Libro de Urantia”, que se remonta a 1934, ya estaba anticipando con su párrafo
195:1.11 lo que empeiza a ser descubierto por la exégesis islámica moderna?

http://www.ilya.it/chrono/pages/corancristsp.htm
http://en.wikipedia.org/wiki/Günter_Lüling

También podría gustarte

pFad - Phonifier reborn

Pfad - The Proxy pFad of © 2024 Garber Painting. All rights reserved.

Note: This service is not intended for secure transactions such as banking, social media, email, or purchasing. Use at your own risk. We assume no liability whatsoever for broken pages.


Alternative Proxies:

Alternative Proxy

pFad Proxy

pFad v3 Proxy

pFad v4 Proxy