7° Guia, El Terror y Lo Extraño
7° Guia, El Terror y Lo Extraño
7° Guia, El Terror y Lo Extraño
Instrucciones:
Texto I
Una noche, después de una tarde ventosa, gozaba del doble placer de la meditación y de una
pipa de espuma de mar, en compañía de mi amigo C. Auguste Dupin, en su pequeña biblioteca
o gabinete de estudios. Llevábamos más de una hora en profundo silencio, y cualquier
observador casual nos hubiera creído exclusiva y profundamente dedicados a estudiar las
onduladas capas de humo que llenaban la atmósfera de la sala. Por mi parte, me había
entregado a la discusión mental de ciertos tópicos sobre los cuales habíamos departido al
comienzo de la velada; me refiero al caso de la rue Morgue y al misterio del asesinato de Marie
Rogêt. No dejé de pensar, pues, en una coincidencia, cuando vi abrirse la puerta para dejar
paso a nuestro viejo conocido G..., el prefecto de la policía de París.
Lo recibimos cordialmente, pues en aquel hombre había tanto de despreciable como de
divertido, y llevábamos varios años sin verlo. Como habíamos estado sentados en la oscuridad,
Dupin se levantó para encender una lámpara, pero volvió a su asiento sin hacerlo cuando G...
nos hizo saber que venía a consultarnos, o, mejor dicho, a pedir la opinión de mi amigo sobre
cierto asunto oficial que lo preocupaba grandemente.
-Si se trata de algo que requiere reflexión -observó Dupin, absteniéndose de dar fuego a la
mecha- será mejor examinarlo en la oscuridad.
-He aquí una de sus ideas raras -dijo el prefecto, para quien todo lo que excedía su
comprensión era «raro», por lo cual vivía rodeado de una verdadera legión de «rarezas».
-Muy cierto -repuso Dupin, entregando una pipa a nuestro visitante y ofreciéndole un
confortable asiento.
-¿Y cuál es la dificultad? -pregunté-. Espero que no sea otro asesinato.
-¡Oh, no, nada de eso! Por cierto que es un asunto muy sencillo y no dudo de que podremos
resolverlo perfectamente bien por nuestra cuenta; de todos modos pensé que a Dupin le
gustaría conocer los detalles, puesto que es un caso muy raro.
-Sencillo y raro -dijo Dupin.
-Justamente. Pero tampoco es completamente eso. A decir verdad, todos estamos bastante
confundidos, ya que la cosa es sencillísima y, sin embargo, nos deja perplejos.
-Quizá lo que los induce a error sea precisamente la sencillez del asunto -observó mi amigo.
-Veamos, ¿de qué se trata? -pregunté.
-Está bien. He sido informado personalmente, por alguien que ocupa un altísimo puesto, de
que cierto documento de la mayor importancia ha sido robado en las cámaras reales. Se sabe
quién es la persona que lo ha robado, pues fue vista cuando se apoderaba de él. También se
sabe que el documento continúa en su poder.
1. ¿Cuál es el ambiente físico que puede apreciarse en el relato que acabas de leer?
a) En la escena de un crimen.
b) Los sentimientos de tensión e incertidumbre.
c) En una biblioteca.
d) El siglo XIX, en Estados Unidos.
2. ¿Quién es el protagonista del relato leído?
a) Anónimo, no se menciona su nombre.
b) Auguste Dupin.
c) El prefecto G...
d) Marie Roget.
3. ¿Cuál de los siguientes tipos de narrador corresponde a aquellos que se encuentran
dentro del mundo ficticio (historia)?
a) Homodiegético.
b) Diegético.
c) Heterodiegético.
d) Omnidiegético
4. ¿Qué tipo de anacronía es la que puede observarse en este extracto?
a) Analepsis o Retrospección.
b) Anacronos o Salto temporal.
c) Prolepsis o Prospección.
d) Situación inicial.
5. ¿Cuál es el ambiente psicológico que se puede percibir en este relato?
a) Felicidad y agrado.
b) Monotonía y confusión.
c) Curiosidad y sorpresa.
d) Tristeza y desesperación.
6. ¿Cuál es el tipo de narrador que se aprecia en el relato anterior?
a) Protagonista.
b) Omnisciente.
c) Testigo.
d) Objetivo.
7. ¿Cuál de estos personajes puede catalogarse como un personaje secundario?
a) Auguste Dupin.
b) Marie Roget.
c) El Rey.
d) El prefecto G...
8. ¿A cuál de estos conceptos corresponde la siguiente definición: “Corresponde al
orden cronológico de los hechos de una historia. Sigue una lógica secuencial de
principio a fin”?
a) Tiempo del relato.
b) Ambiente social.
c) Espacio.
d) Tiempo de la historia.
Texto II
En ese instante salió un hombre corriendo de entre bastidores y gritó algo que no pudo ser
comprendido. El telón bajó y hubo un desconcierto en el escenario. Fang, Julieta y los tres
hombres del público caminaron consternados hacia el foro y encontraron a Venancio en el
suelo. Uno de los hombres dijo que era médico y lo revisó. Tenía un estilete clavado en el
corazón. Sus últimas palabras fueron: -No culpen a nadie; yo mismo me maté.
Se comunicó la novedad al empresario; éste apareció muy sofocado ante el público, anunció
que la función quedaba suspendida y pidió calma. Pidió, además, que nadie se retirara. El
bombero de guardia corrió a la calle y volvió con un agente, que perdió diez minutos anotando
fruslerías en una libreta. Finalmente, apareció un oficial de policía y adoptó las primeras
providencias. Las primeras providencias fueron casi exclusivamente llamadas por teléfono en
requerimiento de órdenes. Una hora después llegó el doctor Fabián Giménez, juez de
instrucción. El doctor Giménez era un hombre de cincuenta años, con las huellas de la buena
vida y de la buena bebida, displicente y resignado a las molestias de su cargo. Lo habían sacado
de una comida en el Círculo de Armas y maldecía moderadamente al criminal que elegía
semejante hora para su atrocidad. Llegó acompañado de su secretario, el joven doctor García
Garrido.
Los tres hombres que habían subido al escenario a requerimiento de Julieta eran el doctor
Ángel Cóppola, médico de un hospital municipal; Manuel Gómez Terry, escribano sin registro,
y Máximo Lilienfeld, periodista. El doctor Cóppola era un hombre grueso, con esa elegancia
envarada de los que parecen recién salidos de la sastrería; tenía el pelo blanco, pero su rostro
era joven y bien rasurado. Hizo una rápida exhibición de conocimientos científicos y dejó
apabullado a Gómez Terry, que sólo sabía de folios, medianeras, particiones y escrituras,
además de fútbol. Durante su conversación fueron observados con cierta ironía por Lilienfeld,
que era bajo, delgado, rubio, de pestañas casi blancas y estaba vestido con ropa de confección.
En un momento dado el doctor Cóppola se preguntó con extrañeza cómo ese hombrecillo
insignificante ocupaba tan orondo un palco avant-scène; ignoraba que era periodista.
El doctor Giménez tomó declaraciones a todo el mundo, las cuales fueron resumidas y
anotadas por el doctor García Garrido. El espectáculo se había desarrollado en forma rutinaria,
salvo en dos aspectos: la posición de Venancio y Julieta en el momento de sellar la bolsa y la
frase del primero pocos segundos antes de sentirse herido. Fue entonces que Lilienfeld fue
consciente, él estaría sentado en una sala de bar junto con el doctor Cóppola y Gómez Terry,
todos tomarían wisky mientras repasaban el crimen con los ojos fríos y destemplados y es diría
lo siguiente: “Fang estaba enloquecido por las injurias de Julieta y proyectó asesinarla. La
mujer intuyó que algo se preparaba contra ella. En el momento en que iba a colocar el lazo,
Julieta se deslizó y ocupó el sitio de Venacio; aquél no pudo hacer otra cosa que ocupar el sitio
de la mujer”.
El caos continuaba frente a la escena del crimen y Lilienfeld se dirigió donde estaba Fang, aún
sin arrestar, aún sin la desesperación de haber matado a su colega por accidente.
II. Escoge cinco de las siguientes palabras y redacta un párrafo de al menos cinco
líneas describiendo una ambientación o una escena que genere inquietud y
angustia
Obnubilado/a Fatídico/a Maniaco/a Inmensidad
Nefasto Inefable Tormentoso/a Desgarrador
Antinatural Nauseabundo Visceral Desangrar
Retorcido Sombrío/a Estertores Pestilente