Alonso Sánchez Baute BIO
Alonso Sánchez Baute BIO
Alonso Sánchez Baute BIO
“Vengo a preguntarte algunas cosas sobre García Márquez”, le digo, consciente de que
la obra de Sánchez Baute tiene de realismo mágico lo que Kerouac de Faulkner. Un
escritor ‘neobeat’, así lo denomina un crítico literario del diario El País de España. Sin
embargo, algo en su camisa azul estampada con flores blancas y hojas de plátano me
dice que Sánchez Baute sigue siendo, a su modo, un costeño hasta los huesos, lector de
Gabo.
Sí. Sobre eso te quiero contar algo muy importante para mí. Cuando yo estaba en el
hospital militar, un amigo me llevó una antología de cuentos de García Márquez (que
todavía conservo) en donde aparece un relato titulado “Un señor muy viejo con unas
alas enormes”, que es la historia de un ángel que cae en el gallinero de una casa.
Cuando leí eso, lo primero que pensé fue que aquel tipo le había plagiado la historia a
mi abuela. En el patio de la casa de mis abuelos paternos había un gallinero que tenía
una parte techada con láminas de zinc y otra descubierta por donde las gallinas andaban
sueltas. También había un palo de anón y otro de marañón. Cuando mis papás se iban
de parranda, a mis hermanos y a mí nos dejaban en la casa de mi abuela, y ella para
dormirnos nos echaba muchos cuentos y entre esos cuentos que decía el que más repetía
era el de un ángel que había caído en el gallinero de esa casa, con descripciones precisas
de sus alas, su cara y toda la trama del cuento de García Márquez.
Con esto quiero resaltar que la cercanía que uno puede tener con las historias de García
Márquez se da porque éstas se encuentran en el universo del Caribe nuestro. Para mí
Macondo es Valledupar, para ti puede que Macondo sea El Difícil (Ariguaní). Macondo
habla de todo el Caribe, nos cuenta una historia personal con la que crecimos y
conocimos en la niñez. Geográficamente yo lo sitúo en el Magdalena Grande, es decir,
en Magdalena, César y la Guajira, que fue de donde surgió toda la información que
recibió García Márquez.
Siempre va a haber cosas inexploradas que queden sin contar. En principio ya todo está
contado, pero lo que queda sin contar no son las historias, sino la manera en la que se
cuentan. Lo importante de todo este rollo de la literatura no es narrar, sino saber
narrar. Al diablo la maldita primavera, por ejemplo,cuenta la historia de un gay que
sobrevive en contra de la sociedad y que a pesar de todos los rechazos busca el amor en
todas partes, esa puede ser una historia que ya ha sido contada en la literatura universal,
el punto es cómo la cuento yo. Con García Márquez ocurre que él creó un mundo que
después de él ya no puede ser contado de la misma manera, hay unos escritores de las
nuevas generaciones que todavía insisten en contarlo igual, pero la verdad es que el
escritor debe tener su propia voz, eso implica poseer una manera personal de narrar, un
lenguaje y unas frases propios. Si no es así, el acto de escribir ya no tendría sentido.
En lo literario, su legado es toda su obra. En lo que respecta al Caribe, creo que entre las
muchas cosas que nos legó Gabo está el ‘SÍ SE PUEDE’, así esto suene a eslogan de
campaña política. Yo soy un gran admirador de la vida de García Márquez. Su persona
me llama mucho más la atención que su obra. Él me produce muchísima intriga, pese a
que ya su biografía ha sido contada innumerables veces. Una de las razones de esta
intriga consiste en saber que de un pueblito perdido, polvoriento y caliente, inmerso en
una geografía también perdida en el mundo, sale este carajito y llega a donde llegó. Y
todo eso lo hizo a partir de un solo punto de apoyo: la lectura. Por eso él es un modelo
de superación. Desde un pueblo desconocido se ganó el respeto de todo el mundo y
escribió un libro fundacional que en muchas universidades de los Estados Unidos se
estudia de la misma manera en que se estudia la Biblia. Eso es para quitarse el
sombrero.
El legado de García Márquez tiene que ver mucho con la inspiración, con el ejemplo
que nos da a los colombianos, al Caribe y a todo el mundo sobre cómo desde algo tan
sencillo como es la lectura puede uno lograr todo lo que se proponga. Ese es el camino
difícil, lo sé. Es más fácil ponerse un fusil al hombro o meterse unas bolsitas de cocaína
en la maleta o en el estómago. Eso es más fácil que hacer una carrera literaria, pero
aunque te consiga un dinero extra, nunca te dará el respeto que sí da la literatura.