Enseñanza de David y Goliat SCCH
Enseñanza de David y Goliat SCCH
Enseñanza de David y Goliat SCCH
Saúl había sido rey, pero siguió desobedeciendo a Dios, así que Dios le pidió a Samuel
que encontrara un nuevo rey. Dios dijo a Samuel, "Ve a Belén, allí hay un hombre
llamado Jesse, quien tiene ocho hijos. Uno de ellos será el próximo rey."
Cuando Samuel conoció a los hijos, pensó automáticamente que el hijo mayor de nombre
Eliab sería el rey que Dios había escogido. Pero el Señor dijo a Samuel: "no mires su
apariencia ni que tan grande es. Eliab no es quien he escogido, su apariencia no es
importante para mí, yo me fijo en el corazón."
Jesse trajo a otros de sus hijos a conocer a Samuel pero Dios no escogió a ninguno de
ellos. Samuel preguntó a Jesse, "¿He conocido a todos tus hijos?" Jesse contestó,
"Tengo otro hijo llamado David, él es el menor, y está afuera cuidando las ovejas. Lo
traeré aquí para que te conozca."
Tan pronto como Samuel lo vio, el Señor le habló y le dijo, "El es el elegido." Así que
Samuel lo ungió con aceite, siendo esta una forma muy especial de prometerle que sería
el próximo rey. Y desde ese día en adelante, el poder del Señor estuvo con David.
David continuó cuidando las ovejas de su padre en los campos. Cuando no tenía mucho
que hacer en el campo, interpretaba instrumentos, y escribió canciones y poemas que
puedes encontrar en el libro de los Salmos en tu Biblia.
Mientras tanto, Saúl aun era rey y gobernaba a los israelitas. David y su familia también
eran israelitas. Los israelitas no se llevaban bien con los filisteos.
El problema con los filisteos era que había muchos gigantes viviendo en sus tierras. Uno
de los gigantes más fuertes y más grandes era Goliat. Tenía más de nueve pies de alto,
es decir era más alto que cualquier persona que aparece en el Libro Guinness de
Records Mundiales. Hubiera tenido que agacharse mucho para pasar por una puerta
normal.
Goliat se cubría con una armadura que lo protegía, y cargaba una gran lanza. Cada
mañana y cada tarde durante cuarenta días, gritaba a los israelitas usando su potente
voz: " ¡Oigan, ustedes! Los reto a que encuentren un hombre que pelee conmigo. Si me
vence, seremos sus sirvientes, pero si yo gano, todos ustedes serán nuestros sirvientes."
Cuando Saúl y todos sus hombres escucharon esto, se asustaron mucho. Tres de estos
hombres eran los tres hermanos mayores de David. Ellos eran los únicos en la familia de
David que podían ir a pelear, porque eran lo suficientemente mayores.
Ahora Jesse, el padre de David, escuchó sobre el gigante y se preocupó por sus
hijos. Llamó a David, que se encontraba en el campo y le pidió que llevara comida a sus
hermanos y que viera como estaban.
Así que David se fue a visitar sus hermanos. Cuando se aproximó a ellos, oyó a Goliat
gritar su desafío, como lo hacía cada mañana. "¿es que nadie se va a enfrentar a este
hombre?" David preguntó a los hombres del ejército. "entonces yo pelearé contra este
gigante filisteo."
Uno de los hombres escuchó esto y corrió a buscar a Saúl para contarle lo que David
había dicho. Saúl se aproximó a David y dijo: "no puedes pelear contra Goliat, eres solo
un muchacho y él ha estado peleando por muchos años." Pero David dijo a Saúl, "he
tenido que pelear contra leones y osos para proteger las ovejas de mi padre. Dios me
ayudó a mantenerme seguro y lo volverá a hacer ahora."
Desafortunadamente Saúl el rey no había confiado en Dios para que lo ayudara, y no
sabía qué hacer para vencer a Goliat. Luego este joven llamado David vino y supo en un
día que hacer exactamente, y confió en que Dios lo ayudaría. Por eso Dios amaba el
corazón de David y quería que fuera rey.
Así que Saúl vistió a David con una pesada armadura para protegerlo de Goliat, pero
David se la quitó. Era tan pesada que casi ni podía caminar, y sabía que Dios evitaría
que le hicieran daño. En lugar de eso, David fue a un arroyo cercano y encontró cinco
piedras lisas, las puso en una bolsa alrededor de su cintura, y con su honda fue hacia
Goliat.
A medida que David se aproximaba a Goliat, el gigante lo miraba y pensaba que debía
ser una broma. Goliat pensó que podría vencer fácilmente a David, y era gracioso que
Saúl hubiera enviado a un muchacho pequeño para pelear con él. Pero David le dijo sin
miedo: "Tú peleas con una espada y yo vengo con Dios a mi lado y hoy todos sabrán que
hay un Dios verdadero en estas tierras."
A Goliat no le importó lo que había dicho David y se acercó para atacarlo, y David corrió
rápidamente a su encuentro. Sacó una piedra de su bolsillo, la puso en su honda y la
disparó hacia Goliat. La piedra lo golpeó en la frente, justo en medio de los ojos, y de
repente Goliat comenzó a perder el equilibrio.
Este cayó de cara al suelo, de un golpe seco. David lo había logrado, ¡venció al gigante
filisteo! Cuando el resto de los filisteos vieron esto, salieron corriendo y David se convirtió
en un héroe para todas las personas de Israel.