La Criminalista

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RESEÑA HISTÓRICA DE LA CRIMINALÍSTICA.

POR RAUL FLORES

PERITO CRIMINALISTA

“No se conoce una ciencia si se desconoce su historia”

Augusto Comte.

El desarrollo de la criminalística, disciplina fundamental del Derecho Procesal Penal, corre parejo
con los avances científicos y tecnológicos, situación que se da a partir de su nacimiento.

En virtud de la trascendencia de sus aportaciones, son numerosos los científicos e investigadores


que figuran en la historia de la criminalística; sin embargo, sólo mencionaré aquellos que
considero más relevantes, tanto de algunos países de Oriente, de Europa y de América.

Sandoval Smart divide la historia de la criminalística en dos etapas, la antigua y la moderna. Como
a continuación veremos, antes de 1894, inicio de la etapa moderna, ya se habían venido aplicando
conocimientos científicos, artes y oficios en la investigación de los delitos.

En las referencias que a continuación se explican en este trabajo, se detallan los avances, lentos
pero graduales, que ha experimentado la criminalística para convertirse en una poderosa
herramienta de los órganos encargados de procurar y administrar justicia.

I. Etapa antigua

A) Alejandría.

Julius Clarus (1525-1575), quien hace referencia en sus escritos a la aplicación de los
conocimientos científicos, artes y oficios que prevalecían en su época a la investigación de los
delitos, inicia en Alejandría, en el siglo XVI, la historia de la disciplina que después se denominaría
Criminalística.

B) Francia.

Ambrosio Paré (1509-1590), fundador de la cirugía moderna y considerado el “príncipe de los


cirujanos”, así como el “cirujano de los reyes”, publica, en 1571, “De los informes y de los medios
de embalsamar los cadáveres”, obra en la que hace especial referencia a las heridas por arma de
fuego, es decir, a la balística de efectos. Además, con acierto, señaló que las heridas por arma de
fuego no eran venenosas, que las hemorragias podían cohibirse mediante ligadura de los vasos,
que ciertas distocias eran previsibles realizando una versión del feto y que las amputaciones
debían economizarse con vista a la utilización de prótesis.
A Paré y al italiano Pablo Zacchia, autor de las “Quistiones médico-legales” (1621-1635), se les
considera los padres de la medicina forense.

Boucher, médico de profesión publica, en 1753, interesantes trabajos sobre balística forense.
Continúan sus investigaciones Perey (1792), Dufuard (1801) y G. Dupuytren (1820), famoso
cirujano de su tiempo, discípulo de Bichat, médico del “Hotel Dieu” y triunfador constante bajo
Napoleón, Luis XVIII y Carlos X.

Francisco Eugenio Vidocq (1775-1838) encabeza la etapa equívoca de la investigación policiaca,


caracterizada por la alianza de la policía misma con su contrario, quien le proporciona información
útil. Asimismo, funda el primer cuerpo de investigación (1812), antecedente de la Súrete.

Orfila (Mateo José Buenaventura, 1787-1853), médico y químico español, en su célebre obra
“Traité des poisons ou toxicologie générale” (París, 1814-1815), describe las técnicas analíticas que
le permiten la identificación de venenos o substancias tóxicas, dando vida a la toxicología. En los
asuntos judiciales sus dictámenes fueron muy respetados, y en su tiempo se le consideró oráculo
en dicha materia. En el célebre proceso de Marie Capelle Lafarge, el dictamen que emitió decidió
la condena de dicha dama, pues, en contra de lo que afirmaron otros peritos, halló residuos de
arsénico en las vísceras de su marido, Charles Lafarge.

Alphonse Devergie (1798-1879) da a la estampa, en 1840, interesantes trabajos sobre balística


forense.

Gosse edita, en 1852, interesantes estudios sobre la sangre como indicio del delito, siendo este el
primer antecedente de lo que sería después la Hematología forense.

Gracias a los trabajos de Albert Florence (1885), quien propone una técnica cristalográfica para
identificar semen mediante los cristales de colina, fue posible hacerle frente a los delitos sexuales.
Mismo año en el que publica su célebre tesis “Hematología forense y Medicina forense”.

Alix, en 1868, describe las crestas papilares de las caras palmares y plantares de los hombres.

Alfonso Bertillon (1853-1914) da vida al Servicio de Identificación Judicial de la Policía de París,


basando su sistema en la antropometría del sujeto. “Instructions signalétiques pour l’identification
anthropométrique” (1879) fue su obra fundamental. De igual manera son obra suya el Retrato
hablado, la Fotografía signalética y la Fotografía métrica. El “Caso Dreyfuss” (1894), en el cual
intervino, lo desacreditó al emitir un dictamen apartado de la verdad, pues la Grafoscopía no era
su especialidad. El caso fue un indiscutible error judicial. Y aunque el verdadero traidor se
descubrió y fue denunciado no mucho después de que la víctima inocente fuera condenada, doce
años pasaron antes de que el Capitán Dreyfuss (1906) quedara formalmente exonerado, acusado
de proporcionar información a espías extranjeros (alemanes).

C) Italia
Antonio María Cospi, en 1643, edita “Il Guidice Criminalista”, primera obra que se conoce sobre
Criminalística, como herramienta del Juez de lo criminal. Marcelo Finzi destaca la importancia de la
obra del maestro florentino, en los siguientes términos: “Este ignorado Manual se aproxima al
célebre Handbuch der Untersuchungrichter als System der Kriminalistik (Manual del Juez), de Hans
Gross, a pesar de los doscientos cincuenta años que los separan”

Marcelo Malpigio (1628-1694), a finales del siglo XVII, presta atención a las crestas papilares e
inicia, en 1665, la etapa científica de la identificación dactiloscópica.

Juan Evangelista Purkinje realiza la primera clasificación de las impresiones dactilares, que da a
conocer, en 1823, en la Universidad de Breslau.

D) Inglaterra.

Sir Robert Peel (1788-1850) funda, en 1829, Scotland Yard. No obstante su buen prestigio, no logra
aprehender al legendario “Jack El Destripador” (1888). William Herschel identifica, en 1880,
mediante los dactilogramas de los dedos índices y medio, a los soldados hindúes retirados, y Henry
Faulds reclama, por la misma época, la prioridad de la identificación judicial dactiloscópica.
Asimismo, propone, en 1886, la creación de un archivo dactiloscópico penal y además señala que
las huellas dactilares encontradas en el “lugar de los hechos” pueden servir para descubrir al
delincuente. Por su parte Francis Galton (1822-1911) determinó la existencia de los tres pilares
que hacen infalible el sistema dactiloscópico como medio de identificación: inmutabilidad,
perennidad y variedad.

También publicó, en 1892, “Huellas dactilares”. Por último en 1900, Edward Richard

Henry, colega y sucesor de William Herschel, da a la estampa “Clasificación y usos de las huellas
digitales”, que fue la “Biblia” del método dactiloscópico inglés. En tal virtud Herschel fue el
verdadero descubridor de la aplicación del método dactiloscópico, Galton su investigador
científico y Henry su organizador práctico.

F) Portugal

Joao di Barros (1496-1570) describe, en 1563, las crestas papilares y plantares humanas, por lo
cual es considerado un precursor más de la dactiloscopia.

G) Argentina.

Juan Vucetich (1858-1925) organiza en La Plata, en 1891, el Gabinete de Identificación


Antropométrica. En 1896 logra que la Policía deje de aplicar el sistema antropométrico y, en su
lugar, aplique el sistema dactiloscópico por él simplificado, proponiendo cuatro tipos
fundamentales A-I-E-V. En 1899 dio origen a la “Cédula de Identidad”, primer documento
realmente identificativo expedido hasta entonces.

H) Estados Unidos de Norteamérica.


En 1882 se crea en Nueva York la Oficina Central de detectives, aplicando en las investigaciones los
conocimientos científicos de su época.

II. Etapa moderna

Esta se inicia con la publicación, en 1894, del “Manual del Juez de Instrucción” (Handbuch der
Untersuchungrichter als System der Kriminalistik). Con esta obra Hans Gross da vida al término
Criminalística.

A) Alemania.

Rudolf Krauss (1868-1942) descubre, en 1897, las precipitinas cuya aplicación no se hizo tardar en
busca de la especificidad biológica de líquidos y tejidos orgánicos.

Otto Leers edita, en 1910, el volumen titulado “Hematología forense”.

Lehman aplica, por vez primera, los rayos UV con fines criminalísticos.

Paul Jeserich perfecciona, en 1930, la fotografía forense.

Los hermanos Gerlach aplican, en 1930, la espectrografía con fines forenses.

B) Austria.

Hans Gross (1847-1915) edita, en 1894, el “Manual del Juez de Instrucción”; en 1898, su
“Psicología criminal”; en 1899 funda los Archivos de Antropología y Criminalística, que dirige hasta
su muerte. Su famoso “Manual” escrito para todos los que luchan contra la delincuencia, fue
considerado en su tiempo la Biblia de los investigadores.

Polzer da a luz, en 1911, sus trabajos sobre hematología forense.

Van Ledden funda, en 1929, en Viena la Academia Internacional de Criminalística.

C) Egipto.

Lucas edita el tratado titulado la “Investigación criminal científica”.

D) Francia.

Alphonse Bertillon (1853-1914) agrega, en 1894, las impresiones dactilares a las fichas
antropométricas.

Alejandro Lacassagne señaló, en 1889, la posibilidad de identificar el arma que disparó un


proyectil, a través del examen de las características de este último.

Balthazard funda en París, en 1921, el Instituto de Medicina Legal y Policía Científica.


Además, incursionó en la balística forense dando a conocer una técnica para identificar el arma
accionada, basada en la confronta de características.

Edmond Locard (1877-1966), alumno de Alejandro Lacassagne, funda en Lyon, en 1910, el


Laboratorio de Policía Científica. Enuncia en la misma fecha el principio de intercambio,
fundamento de la investigación criminalística.

F) Italia.

Tamasia y Arrigo (1906) describen un método de identificación por el sistema venoso de las
manos.

Salvatore Ottonleghi publica, en 1932, su célebre tratado “Policía Científica”.

Leone Lattes (1887-1954), profesor del Instituto de Medicina Forense de la Universidad de Turín,
en 1915 da a conocer la técnica para determinar grupos sanguíneos en sangre seca, que de
inmediato aplica con fines identificativos en la investigación criminalística.

G. Inglaterra.

Battley funda, en 1930, los Archivos Monodactilares.

Alec Jeffreys aplica por vez primera, en 1983, la “Prueba de ADN” en un caso forense.

H. Estados Unidos de Norteamérica.

Albert S. Osborn da a la estampa, en 1910, “Documentos Cuestionados” (Questioned Documents),


magnífico tratado que pone a la Unión Americana a la cabeza en investigación de documentos.

August Vollmer establece, en 1923, el primer Laboratorio de Criminalística en Los Ángeles,


California.

Hotcher edita, en 1933, un tratado sobre balística.

Calvin Goodard pasa a la historia de la criminalística con el microscopio de comparación, al


participar como perito en el debatido caso de Sacco y Vanzetti (1921). Su dictamen fue confirmado
plenamente, en 1961, por los expertos en balística Jack Willer y Frank Jury.

John Edgar Hoover, en 1933, funda el F. B. I.; en 1935, la Academia Americana de Ciencias
Forenses en Quántico.

Paul L. Kirk publica, en 1953, el volumen “Science investigation. Physical Evidence and the Police
Laboratory”; durante largos años se hace cargo del Departamento de Criminalística de la Escuela
de Criminología de la Universidad de California.

I. Cuba
José A. Fernández Benítez da vida, en 1922, a la “Prueba de la parafina”. Con el título
“Consideraciones sobre las manchas producidas por los disparos de arma de fuego”, explica sus
límites y alcances.

Israel Castellanos da a luz, entre otras obras, “La prueba de la parafina” (1948), “La sangre en
policiología” (1940) y “El investigador dermatoscópico”.

J) México

Benjamín A. Martínez Solís (1941) edita “Guía del operador dactiloscópico” (1923), “Dactiloscopia.
Mis Lecciones” (1930), “Doce observaciones. Heridas a boca de jarro” (1933). Se le considera el
padre de la Criminalística nacional, al fundar, en 1924, el Laboratorio de investigación criminal,
dependiente de la Jefatura de Policía del D. F.

Teodoro A. González Miranda introduce la “Prueba de la parafina” en México (1931), así como en
los Estados Unidos de Norteamérica (1933), a través del Sheriff Ayres, de California.

Carlos Roumagnac (1875-1937), padre de la estadística criminal en México, publica “Los criminales
en México”, “Crímenes sexuales y pasionales”, “Matadores de mujeres” y “La prostitución
reglamentada, sus inconvenientes, su inutilidad y sus peligros”.

Maximiliano Ruiz Castañeda propone, en 1923, la técnica de identificación de un individuo por una
mancha de sangre, que describe en su tesis profesional titulada “Estudio sobre la identificación de
un individuo por una mancha de su sangre”, que presentó en su examen profesional de medicina,
cirugía y obstetricia.

Fernando Beltrán Márquez, alumno de Benjamín A. Martínez Solís, edita, en 1935,

“Estudio crítico sobre la prueba de la parafina”. Por más de cuatro décadas prestó sus servicios
profesionales a la PGJDF, desempeñándose como Jefe del Laboratorio de Criminalística, al que dio
vida, en 1938, con el nombre de Laboratorio de Identidad Judicial.

Alfonso Quiroz Cuarón y José Gómez Robleda intervienen en los casos de Gregorio Cárdenas
Hernández y Sobera de la Flor, homicidas seriales, así como en la identificación de los restos de
Cuauhtémoc. El Maestro Quiroz Cuarón da vida, en 1941, al “Departamento de Investigaciones
Especiales del Banco de México”, con expertos previamente seleccionados y capacitados.

Ernesto Abreu Gómez, experto en identificación, publica, en 1951, “La Identificación Criminal y la
Policía Científica en México”, volumen dedicado a la memoria del Profesor Benjamín A. Martínez
Solís, su maestro.

En 1971 la criminalística recibe un fuerte impulso al iniciar, en forma sistemática, el análisis


instrumental de los indicios, modernizando de esta manera el Laboratorio de Criminalística de la
Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.
En 1975 nace la Academia Mexicana de Criminalística, integrada en su mayoría por los expertos en
criminalística de la Procuraduría General de Justicia del D. F.

En 1990 la Procuraduría General de Justicia del D. F. da vida al Laboratorio de Genética Forense,


primero en su género en México.

En 2011, se reinauguran los Servicios Periciales de la Procuraduría General de la República en


inmueble Ad hoc y con instrumentos de análisis con tecnología de punta, ubicándose, por lo tanto,
entre los servicios criminalísticos más avanzados de Norte y Latinoamérica.

Con este importante logro del Gobierno Federal, la justicia penal nacional cuenta hoy con auxilio
técnica y científicamente confiable en la búsqueda de la verdad histórica de los hechos.

FUENTE

CRIMINALÍSTICA

Luís Rafael Moreno González

INACIPE

2011

RESEÑA HISTÓRICA DE LA CRIMINALÍSTICA.

POR RAUL FLORES

PERITO CRIMINALISTA

“No se conoce una ciencia si se desconoce su historia”

Augusto Comte.

El desarrollo de la criminalística, disciplina fundamental del Derecho Procesal Penal, corre parejo
con los avances científicos y tecnológicos, situación que se da a partir de su nacimiento.

En virtud de la trascendencia de sus aportaciones, son numerosos los científicos e investigadores


que figuran en la historia de la criminalística; sin embargo, sólo mencionaré aquellos que
considero más relevantes, tanto de algunos países de Oriente, de Europa y de América.
Sandoval Smart divide la historia de la criminalística en dos etapas, la antigua y la moderna. Como
a continuación veremos, antes de 1894, inicio de la etapa moderna, ya se habían venido aplicando
conocimientos científicos, artes y oficios en la investigación de los delitos.

En las referencias que a continuación se explican en este trabajo, se detallan los avances, lentos
pero graduales, que ha experimentado la criminalística para convertirse en una poderosa
herramienta de los órganos encargados de procurar y administrar justicia.

I. Etapa antigua

A) Alejandría.

Julius Clarus (1525-1575), quien hace referencia en sus escritos a la aplicación de los
conocimientos científicos, artes y oficios que prevalecían en su época a la investigación de los
delitos, inicia en Alejandría, en el siglo XVI, la historia de la disciplina que después se denominaría
Criminalística.

B) Francia.

Ambrosio Paré (1509-1590), fundador de la cirugía moderna y considerado el “príncipe de los


cirujanos”, así como el “cirujano de los reyes”, publica, en 1571, “De los informes y de los medios
de embalsamar los cadáveres”, obra en la que hace especial referencia a las heridas por arma de
fuego, es decir, a la balística de efectos. Además, con acierto, señaló que las heridas por arma de
fuego no eran venenosas, que las hemorragias podían cohibirse mediante ligadura de los vasos,
que ciertas distocias eran previsibles realizando una versión del feto y que las amputaciones
debían economizarse con vista a la utilización de prótesis.

A Paré y al italiano Pablo Zacchia, autor de las “Quistiones médico-legales” (1621-1635), se les
considera los padres de la medicina forense.

Boucher, médico de profesión publica, en 1753, interesantes trabajos sobre balística forense.
Continúan sus investigaciones Perey (1792), Dufuard (1801) y G. Dupuytren (1820), famoso
cirujano de su tiempo, discípulo de Bichat, médico del “Hotel Dieu” y triunfador constante bajo
Napoleón, Luis XVIII y Carlos X.

Francisco Eugenio Vidocq (1775-1838) encabeza la etapa equívoca de la investigación policiaca,


caracterizada por la alianza de la policía misma con su contrario, quien le proporciona información
útil. Asimismo, funda el primer cuerpo de investigación (1812), antecedente de la Súrete.

Orfila (Mateo José Buenaventura, 1787-1853), médico y químico español, en su célebre obra
“Traité des poisons ou toxicologie générale” (París, 1814-1815), describe las técnicas analíticas que
le permiten la identificación de venenos o substancias tóxicas, dando vida a la toxicología. En los
asuntos judiciales sus dictámenes fueron muy respetados, y en su tiempo se le consideró oráculo
en dicha materia. En el célebre proceso de Marie Capelle Lafarge, el dictamen que emitió decidió
la condena de dicha dama, pues, en contra de lo que afirmaron otros peritos, halló residuos de
arsénico en las vísceras de su marido, Charles Lafarge.

Alphonse Devergie (1798-1879) da a la estampa, en 1840, interesantes trabajos sobre balística


forense.

Gosse edita, en 1852, interesantes estudios sobre la sangre como indicio del delito, siendo este el
primer antecedente de lo que sería después la Hematología forense.

Gracias a los trabajos de Albert Florence (1885), quien propone una técnica cristalográfica para
identificar semen mediante los cristales de colina, fue posible hacerle frente a los delitos sexuales.
Mismo año en el que publica su célebre tesis “Hematología forense y Medicina forense”.

Alix, en 1868, describe las crestas papilares de las caras palmares y plantares de los hombres.

Alfonso Bertillon (1853-1914) da vida al Servicio de Identificación Judicial de la Policía de París,


basando su sistema en la antropometría del sujeto. “Instructions signalétiques pour l’identification
anthropométrique” (1879) fue su obra fundamental. De igual manera son obra suya el Retrato
hablado, la Fotografía signalética y la Fotografía métrica. El “Caso Dreyfuss” (1894), en el cual
intervino, lo desacreditó al emitir un dictamen apartado de la verdad, pues la Grafoscopía no era
su especialidad. El caso fue un indiscutible error judicial. Y aunque el verdadero traidor se
descubrió y fue denunciado no mucho después de que la víctima inocente fuera condenada, doce
años pasaron antes de que el Capitán Dreyfuss (1906) quedara formalmente exonerado, acusado
de proporcionar información a espías extranjeros (alemanes).

C) Italia

Antonio María Cospi, en 1643, edita “Il Guidice Criminalista”, primera obra que se conoce sobre
Criminalística, como herramienta del Juez de lo criminal. Marcelo Finzi destaca la importancia de la
obra del maestro florentino, en los siguientes términos: “Este ignorado Manual se aproxima al
célebre Handbuch der Untersuchungrichter als System der Kriminalistik (Manual del Juez), de Hans
Gross, a pesar de los doscientos cincuenta años que los separan”

Marcelo Malpigio (1628-1694), a finales del siglo XVII, presta atención a las crestas papilares e
inicia, en 1665, la etapa científica de la identificación dactiloscópica.

Juan Evangelista Purkinje realiza la primera clasificación de las impresiones dactilares, que da a
conocer, en 1823, en la Universidad de Breslau.

D) Inglaterra.

Sir Robert Peel (1788-1850) funda, en 1829, Scotland Yard. No obstante su buen prestigio, no logra
aprehender al legendario “Jack El Destripador” (1888). William Herschel identifica, en 1880,
mediante los dactilogramas de los dedos índices y medio, a los soldados hindúes retirados, y Henry
Faulds reclama, por la misma época, la prioridad de la identificación judicial dactiloscópica.
Asimismo, propone, en 1886, la creación de un archivo dactiloscópico penal y además señala que
las huellas dactilares encontradas en el “lugar de los hechos” pueden servir para descubrir al
delincuente. Por su parte Francis Galton (1822-1911) determinó la existencia de los tres pilares
que hacen infalible el sistema dactiloscópico como medio de identificación: inmutabilidad,
perennidad y variedad.

También publicó, en 1892, “Huellas dactilares”. Por último en 1900, Edward Richard

Henry, colega y sucesor de William Herschel, da a la estampa “Clasificación y usos de las huellas
digitales”, que fue la “Biblia” del método dactiloscópico inglés. En tal virtud Herschel fue el
verdadero descubridor de la aplicación del método dactiloscópico, Galton su investigador
científico y Henry su organizador práctico.

F) Portugal

Joao di Barros (1496-1570) describe, en 1563, las crestas papilares y plantares humanas, por lo
cual es considerado un precursor más de la dactiloscopia.

G) Argentina.

Juan Vucetich (1858-1925) organiza en La Plata, en 1891, el Gabinete de Identificación


Antropométrica. En 1896 logra que la Policía deje de aplicar el sistema antropométrico y, en su
lugar, aplique el sistema dactiloscópico por él simplificado, proponiendo cuatro tipos
fundamentales A-I-E-V. En 1899 dio origen a la “Cédula de Identidad”, primer documento
realmente identificativo expedido hasta entonces.

H) Estados Unidos de Norteamérica.

En 1882 se crea en Nueva York la Oficina Central de detectives, aplicando en las investigaciones los
conocimientos científicos de su época.

II. Etapa moderna

Esta se inicia con la publicación, en 1894, del “Manual del Juez de Instrucción” (Handbuch der
Untersuchungrichter als System der Kriminalistik). Con esta obra Hans Gross da vida al término
Criminalística.

A) Alemania.

Rudolf Krauss (1868-1942) descubre, en 1897, las precipitinas cuya aplicación no se hizo tardar en
busca de la especificidad biológica de líquidos y tejidos orgánicos.

Otto Leers edita, en 1910, el volumen titulado “Hematología forense”.

Lehman aplica, por vez primera, los rayos UV con fines criminalísticos.

Paul Jeserich perfecciona, en 1930, la fotografía forense.


Los hermanos Gerlach aplican, en 1930, la espectrografía con fines forenses.

B) Austria.

Hans Gross (1847-1915) edita, en 1894, el “Manual del Juez de Instrucción”; en 1898, su
“Psicología criminal”; en 1899 funda los Archivos de Antropología y Criminalística, que dirige hasta
su muerte. Su famoso “Manual” escrito para todos los que luchan contra la delincuencia, fue
considerado en su tiempo la Biblia de los investigadores.

Polzer da a luz, en 1911, sus trabajos sobre hematología forense.

Van Ledden funda, en 1929, en Viena la Academia Internacional de Criminalística.

C) Egipto.

Lucas edita el tratado titulado la “Investigación criminal científica”.

D) Francia.

Alphonse Bertillon (1853-1914) agrega, en 1894, las impresiones dactilares a las fichas
antropométricas.

Alejandro Lacassagne señaló, en 1889, la posibilidad de identificar el arma que disparó un


proyectil, a través del examen de las características de este último.

Balthazard funda en París, en 1921, el Instituto de Medicina Legal y Policía Científica.

Además, incursionó en la balística forense dando a conocer una técnica para identificar el arma
accionada, basada en la confronta de características.

Edmond Locard (1877-1966), alumno de Alejandro Lacassagne, funda en Lyon, en 1910, el


Laboratorio de Policía Científica. Enuncia en la misma fecha el principio de intercambio,
fundamento de la investigación criminalística.

F) Italia.

Tamasia y Arrigo (1906) describen un método de identificación por el sistema venoso de las
manos.

Salvatore Ottonleghi publica, en 1932, su célebre tratado “Policía Científica”.

Leone Lattes (1887-1954), profesor del Instituto de Medicina Forense de la Universidad de Turín,
en 1915 da a conocer la técnica para determinar grupos sanguíneos en sangre seca, que de
inmediato aplica con fines identificativos en la investigación criminalística.

G. Inglaterra.

Battley funda, en 1930, los Archivos Monodactilares.


Alec Jeffreys aplica por vez primera, en 1983, la “Prueba de ADN” en un caso forense.

H. Estados Unidos de Norteamérica.

Albert S. Osborn da a la estampa, en 1910, “Documentos Cuestionados” (Questioned Documents),


magnífico tratado que pone a la Unión Americana a la cabeza en investigación de documentos.

August Vollmer establece, en 1923, el primer Laboratorio de Criminalística en Los Ángeles,


California.

Hotcher edita, en 1933, un tratado sobre balística.

Calvin Goodard pasa a la historia de la criminalística con el microscopio de comparación, al


participar como perito en el debatido caso de Sacco y Vanzetti (1921). Su dictamen fue confirmado
plenamente, en 1961, por los expertos en balística Jack Willer y Frank Jury.

John Edgar Hoover, en 1933, funda el F. B. I.; en 1935, la Academia Americana de Ciencias
Forenses en Quántico.

Paul L. Kirk publica, en 1953, el volumen “Science investigation. Physical Evidence and the Police
Laboratory”; durante largos años se hace cargo del Departamento de Criminalística de la Escuela
de Criminología de la Universidad de California.

I. Cuba

José A. Fernández Benítez da vida, en 1922, a la “Prueba de la parafina”. Con el título


“Consideraciones sobre las manchas producidas por los disparos de arma de fuego”, explica sus
límites y alcances.

Israel Castellanos da a luz, entre otras obras, “La prueba de la parafina” (1948), “La sangre en
policiología” (1940) y “El investigador dermatoscópico”.

J) México

Benjamín A. Martínez Solís (1941) edita “Guía del operador dactiloscópico” (1923), “Dactiloscopia.
Mis Lecciones” (1930), “Doce observaciones. Heridas a boca de jarro” (1933). Se le considera el
padre de la Criminalística nacional, al fundar, en 1924, el Laboratorio de investigación criminal,
dependiente de la Jefatura de Policía del D. F.

Teodoro A. González Miranda introduce la “Prueba de la parafina” en México (1931), así como en
los Estados Unidos de Norteamérica (1933), a través del Sheriff Ayres, de California.

Carlos Roumagnac (1875-1937), padre de la estadística criminal en México, publica “Los criminales
en México”, “Crímenes sexuales y pasionales”, “Matadores de mujeres” y “La prostitución
reglamentada, sus inconvenientes, su inutilidad y sus peligros”.
Maximiliano Ruiz Castañeda propone, en 1923, la técnica de identificación de un individuo por una
mancha de sangre, que describe en su tesis profesional titulada “Estudio sobre la identificación de
un individuo por una mancha de su sangre”, que presentó en su examen profesional de medicina,
cirugía y obstetricia.

Fernando Beltrán Márquez, alumno de Benjamín A. Martínez Solís, edita, en 1935,

“Estudio crítico sobre la prueba de la parafina”. Por más de cuatro décadas prestó sus servicios
profesionales a la PGJDF, desempeñándose como Jefe del Laboratorio de Criminalística, al que dio
vida, en 1938, con el nombre de Laboratorio de Identidad Judicial.

Alfonso Quiroz Cuarón y José Gómez Robleda intervienen en los casos de Gregorio Cárdenas
Hernández y Sobera de la Flor, homicidas seriales, así como en la identificación de los restos de
Cuauhtémoc. El Maestro Quiroz Cuarón da vida, en 1941, al “Departamento de Investigaciones
Especiales del Banco de México”, con expertos previamente seleccionados y capacitados.

Ernesto Abreu Gómez, experto en identificación, publica, en 1951, “La Identificación Criminal y la
Policía Científica en México”, volumen dedicado a la memoria del Profesor Benjamín A. Martínez
Solís, su maestro.

En 1971 la criminalística recibe un fuerte impulso al iniciar, en forma sistemática, el análisis


instrumental de los indicios, modernizando de esta manera el Laboratorio de Criminalística de la
Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.

En 1975 nace la Academia Mexicana de Criminalística, integrada en su mayoría por los expertos en
criminalística de la Procuraduría General de Justicia del D. F.

En 1990 la Procuraduría General de Justicia del D. F. da vida al Laboratorio de Genética Forense,


primero en su género en México.

En 2011, se reinauguran los Servicios Periciales de la Procuraduría General de la República en


inmueble Ad hoc y con instrumentos de análisis con tecnología de punta, ubicándose, por lo tanto,
entre los servicios criminalísticos más avanzados de Norte y Latinoamérica.

Con este importante logro del Gobierno Federal, la justicia penal nacional cuenta hoy con auxilio
técnica y científicamente confiable en la búsqueda de la verdad histórica de los hechos.

FUENTE

CRIMINALÍSTICA

Luís Rafael Moreno González

INACIPE

2011

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