2018 Libro Caminos Del Pensar de Nuestra America PDF
2018 Libro Caminos Del Pensar de Nuestra America PDF
2018 Libro Caminos Del Pensar de Nuestra America PDF
Rector
Dr. Enrique Luis Graue Wiechers
Secretario General
Dr. Leonardo Lomelí Vanegas
Coordinador de Humanidades
Dr. Domingo Alberto Vital Díaz
Director
Mtro. Rubén Ruiz Guerra
Secretario Académico
Dr. Mario Vázquez Olivera
Encargado de Publicaciones
Gerardo López Luna
CAMINOS DEL PENSAR
DE NUESTRA AMÉRICA
colección
filosofía e historia de las ideas en américa latina y el caribe
29
Mario Magallón Anaya
Isaías Palacios Contreras
(coordinadores)
Caminos del pensar de nuestra América / Mario Magallón Anaya, Isaías Palacios Contre-
ras, (coordinadores). -- Primera edición.
512 páginas. -- (Colección filosofía e historia de las ideas en América Latina y el Caribe ; 29).
F1408.3.C345 2018
Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del
titular de los derechos patrimoniales.
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Eticidad y educación
Circunstancialidad y liberación
Literatura y expresión
Eticidad y Educación1
Los cambios que se registran actualmente en el planeta nos sor-
prenden por su velocidad y rapidez, la globalización implica con-
junción y contracción del tiempo y del espacio en el nivel macro,
así las transformaciones que antes tomaban años, hoy día se rea-
1
Los textos de este apartado lo conforman trabajos de Erick Nava Galindo,
Arturo Vilchis Cedillo, Lucía de Luna Ramírez, Hilda Fructuoso González y Li-
liana Alejandra Ramírez León.
12 Isaías Palacios Contreras
2
Arturo Vilchis Cedillo, pp. 53 y 54.
3
Lucía de Luna Ramírez, p. 72.
Introducción 13
4
Erick Nava Galindo, p. 34.
5
Miguel Romero G., Filosofía de la educación en la Universidad Nacional Autónoma de
México: 1970-2000, México, 2008. Citado en Hilda Fructuoso González, p. 109.
14 Isaías Palacios Contreras
Circunstancialidad y liberación8
6
Ulises Piedras Arteaga, pp. 90 y 99.
7
Liliana A. Ramírez León, pp. 121-122.
8
Los textos de este apartado lo conforman trabajos de César Miguel Sando-
val Laurrabaquio, Beatriz J. Vega Salinas, Alfonso Vela Ramos, Guadalupe E.
Arenas Pacheco y Orlando Lima Rocha.
Introducción 15
9
César Miguel Sandoval Laurrabaquio, pp. 155 y 156.
16 Isaías Palacios Contreras
1996, p. 176.
11
Beatriz Jacqueline Vega Salinas, pp. 173-174.
12
Alfonso Vela Ramos, p. 187.
Introducción 17
13
Guadalupe E. Arenas Pacheco, pp. 205 y 206.
14
Alvin Toffler, El cambio del poder, Barcelona, Plaza y Janes,1990, p. 470.
18 Isaías Palacios Contreras
Literatura y expresión16
18
José Arturo Alvarado Sánchez, p. 267.
19
Pablo Sergio Arias y Castrejón, p. 287.
20 Isaías Palacios Contreras
20
Este apartado está conformado por los trabajos de José Leonel Vargas Her-
nández, Roberto Nahúm Tiempos Corona y Tezkoatl Mitzin Pérez Alvarado.
21
José Leonel Vargas Hernández, pp. 311 y 312.
Introducción 21
tos son sólo el iceberg que anuncia que debajo de ellos existe una
gran carga de descontento.
De acuerdo con Roberto N. Tiempos, el Movimiento de Libe-
ración Nacional Tupamaros (mln-t) cobró un lugar importante
dentro de la política uruguaya y latinoamericana al constituirse
en una organización político-militar durante los años sesenta y se-
tenta del siglo xx como respuesta a la crisis de representatividad
del sistema político y la creciente dependencia respecto a los cen-
tros hegemónicos, los tupamaros surgieron del efecto producido
por la Revolución cubana, en lo moral y con adaptaciones en lo
ideológico y pragmático.
En todos estos movimientos han surgido otros que sin abogar
por la violencia si han sido de pugna y de lucha a veces sorda y
otras veces elocuente, al grado de llegar a sus últimas consecuencias.
Uno de estos movimientos es el de los derechos humanos, los que
[…] han sufrido en las últimas décadas de su corta existencia una serie
de críticas contundentes por parte de ciertos sectores de la población
mundial que no estaban conformes con la manera en que los estados,
a los cuales pertenecían por adscripción, los ejercían institucional-
mente al grueso de su población. Esta inconformidad no sólo atacó la
forma elitista y superficial en que los estados de derecho administra-
ban la novedosa propuesta jurídica internacional, sino que la postura
crítica fue tan rígida y perseverante que el cuestionamiento alcanzó
los fundamentos teóricos de los nuevos derechos humanos, revelando
la inconsistencia y la contradicción interna de su argumentación.22
22
Tezkoatl Mitzin Pérez Alvarado, p. 351.
23
Este apartado está conformado por los siguientes autores: Ana Claudia
Orozco Reséndiz, David Téllez Ramírez y Alejandro Gutiérrez Carmona.
22 Isaías Palacios Contreras
24
Ana Claudia Orozco Reséndiz, pp. 369-370.
25
Cfr. Rubén Sanabria y Mauricio Beuchot, Algunas perspectivas de la filosofía
actual en México, México, Universidad Iberoamericana, 1997, p. 81.
24 Isaías Palacios Contreras
Hacia el inicio del segundo cuarto del siglo xx, inicia lo que algu-
nos filósofos de la ética han coincidido en nombrar la Era Planetaria,
ésta como sabemos nace en un momento en el que la humanidad
atraviesa por una serie de conflictos bélicos (las dos guerras mun-
diales, las guerras de Corea, Vietnam, la Guerra Fría, etc.); de to-
talitarismos, de crisis de los regímenes democráticos, de genocidios,
ecocidios, hambrunas y acumulación de riquezas sin precedente.
26
Cfr. Mauricio Beuchot, Ensayos marginales sobre Aristóteles, México, unam,
2004, p. 22.
27
David Téllez Ramírez, 390.
28
Alejandro F. Gutiérrez Carmona, pp. 411 y 412.
29
Este apartado está conformado por los siguientes autores: Jaqueline Pérez
Trejo, Sarahy Quiroz Lozano y Claudia Natalia Galindo Ramírez.
Introducción 25
30
Cfr. Nombre con el que Edgar Morin llama a nuestro planeta y nombre del
libro titulado Tierra Patria, Buenos Aires, Nueva Visión, 2006.
31
Jaqueline Pérez Trejo, pp. 431 y 432.
26 Isaías Palacios Contreras
32
Sarahy Quiroz Lozano, pp. 453 y 454.
Introducción 27
33
Claudia Natalia Galindo Ramírez, p. 468.
34
Olivé León, La ciencia y la tecnología en la sociedad del conocimiento: ética, política
y epistemología, México, fce, 2008, p. 42. Citado en Claudia N. Galindo Ramírez,
p. 469.
28 Isaías Palacios Contreras
35
Juan de Dios Escalante Rodríguez, p. 476.
Introducción 29
36
Cfr. Morin, Tierra patria…, p. 224.
Eticidad y educación
Reconocer nuestro presente,
eticidad y comunidad:
bosquejo de una convivencia
en nuestra América Latina
1994, p. 139.
2
Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Sistema de la eticidad, Madrid, Nacional,
1982, p. 57.
Reconocer nuestro presente, eticidad y comunidad 35
3
Tönnies Ferdinand es uno de los precursores del vocablo convivencia; en su
obra Gemeinschaft und Gesellschaft “Comunidad y sociedad” antecede de manera
original y con una clarificación, tanto objetual como conceptual. “El con-vivir
supone la participación colectiva en las mismas acciones, dicha participación se
desarrolla en tres dimensiones básicas de la vida humana:
• Los sistemas de las representaciones en el captar de los objetos (subjeti-
vidad).
• El sistema de fines que mancomunadamente se proponen los miembros
de un grupo o sociedad.
• El sistema de los valores a los que se adhieren los miembros de un grupo.
Cfr. Ferdinand Tönnies, Comunidad y sociedad, Buenos Aires, Losada, 1970, p.
302. Las cursivas son mías.
4
La diferencia entre convivencialidad y el convivir es que la convivencialidad
es la capacidad básica de interacción con los demás sujetos en la vida humana.
Y el convivir es poner en práctica dicha capacidad en la comunidad o sociedad.
36 Erick Nava Galindo
5
Paulina Fernández C., “Gobierno autónomo zapatista. Características an-
tisistema político mexicano,” en Seminario Internacional de Reflexión y Análisis. Primer
Coloquio Internacional In Memoriam Andrés Aubry. Planeta Tierra: movimientos antisistémi-
cos, San Cristóbal de las Casas, Universidad de la Tierra, 31 de diciembre, 2009.
Reconocer nuestro presente, eticidad y comunidad 37
La convivencia y la ética
Comunidad y convivencia
7
Luis Villoro, El poder y el valor: fundamentos de una ética política, México, fce/El
Colegio Nacional, 2006, p. 229.
44 Erick Nava Galindo
8
Jürgen Habermas, El discurso filosófico de la modernidad, Madrid, Taurus, 1989,
p. 252.
Reconocer nuestro presente, eticidad y comunidad 45
Consideraciones finales
9
Mariana Garcés, Un mundo común, Barcelona, Bellaterra, 2013, p. 46.
50 Erick Nava Galindo
Bibliografía
Introducción
Jatha, semilla
1
Iwxaña, voz en aymara para L. Bertonio significa, “predicar, encomendar”.
Véase Ludovico Bertonio, Vocabulario de la lengua aymara, La Paz, Ceres, 1984,
p. 347.
2
Tomasa Siñani de Willca, “Breve biografía del fundador de la “escuela-
ayllu”: un testimonio escrito sobre Avelino Siñani”, en Roberto Choque Canqui
et al., Educación indígena: ¿ciudadanía o colonización?, La Paz, Ediciones Aruwiyiri/
thoa, 1992, p. 126.
Ética y educación aymara: Avelino Siñani y la Escuela-Ayllu de Warisata 55
3
“Informe del visitador de Escuelas del Departamento de la Paz, Sr. Elizardo
Pérez, al señor Prefecto del Departamento”, Arturo Vilchis Cedillo, Anarquismo e
indigenismo, dos utopías educativas: la Escuela Racionalista en Yucatán, México (1915-1924)
y la Escuela Indigenal de Warisata, Bolivia (1931-1940), México, 2014 (Tesis de doc-
torado en Estudios Latinoamericanos, ffyl-unam), p. 134.
4
Palabras de Avelino Siñani evocadas por Carlos Salazar Mostajo, La Cueva,
La Paz, Editora Urquizo, 1992, p. 173.
5
Ibid., p. 175.
56 Arturo Vilchis Cedillo
6
Mauricio Beuchot, “La hermenéutica analógica y el sentido de la historia”,
en Estudios Filosóficos, vol. lv, núm.158, 2006, p. 108.
7
“Carta de Avelino Siñani y Fructuoso Quispe. En favor de la escuela de
Warisata”, en El Diario, La Paz, 3 de junio, 1934, p. 7.
8
Carta de la Sociedad Rural Boliviana firmada por su presidente Julio C. Patiño y el
secretario R. López Videla, al Ministerio de Educación y Asuntos Indígenas, fechada el 2
Ética y educación aymara: Avelino Siñani y la Escuela-Ayllu de Warisata 57
11
Conversación con Benjamín Rojas, en Warisata, La Paz, el 18 de octubre
de 2012. Benjamín Rojas fue alumno de la Escuela-Ayllu y es el hijo menor de
Apolinar Rojas, miembro en su tiempo del Parlamento Amauta.
12
Nómina de los indígenas comunarios y de hacienda de Huarizata grande y Mandos y
Autoridades escolares de Huarizata Grande, Archivo personal de Carlos Salazar Mos-
tajo, año 1936.
Amawt’a (en quechua) aquel de conducta y acción ejemplar, también conoci-
do como administrador comisario.
13
“Mensaje de la Escuela Indigenal de Warisata en el día de las Américas”,
en La Semana Gráfica, La Paz, 1934, edición facsímil, México, América Nuestra
Rumi-Maki, 2009, p. 12.
Mallku (en aymara cóndor joven), cargo de autoridad que guía la unidad de
varios ayllus integrados en la marka. Se distingue de Jilakata (hermano mayor),
quien es la autoridad y guía de un ayllu.
Ética y educación aymara: Avelino Siñani y la Escuela-Ayllu de Warisata 59
14
Jaqi masi tiene un profundo sentido ético: “no se refiere a un varón sino a la
persona, a un ser humano que merece todo el respeto que viene desde el princi-
pio de la vida.” José Luis Ayala, Diccionario de la cosmopercepción andina. Religiosidad,
jaqisofía y el universo andino, Lima, Arteidea, 2011, p. 55.
15
“La interesante organización patriarcal en Huarisata. Una entrevista con
los miembros del Amauta”, en El Diario, La Paz, 7 de julio, 1932, p. 7.
16
Dominique Temple, La reciprocidad y el nacimiento de los valores humanos, t. 1, p.
15. En www.dominique.temple.free.fr/reciprocite.
60 Arturo Vilchis Cedillo
17
Mauricio Beuchot, Compendio de hermenéutica analógica, México, Torres Aso-
ciados, 2007, p. 58.
Ética y educación aymara: Avelino Siñani y la Escuela-Ayllu de Warisata 61
18
Cfr. Mauricio Beuchot, Ética, México, Torres Asociados, 2008.
19
Aristóteles, Ética a Nicómaco, trad. de Francisco Gallach Pals, Madrid, 1931,
p. 21.
62 Arturo Vilchis Cedillo
20
José Gaos, “Sobre la técnica”, en Acta Politécnica Mexicana, vol. 1, núm. 1,
1959, p. 106.
Ética y educación aymara: Avelino Siñani y la Escuela-Ayllu de Warisata 63
21
“La interesante organización patriarcal en Huarisata. Una entrevista con
los miembros del Amauta”, en El Diario, La Paz, 7 de julio, 1932, p. 11.
64 Arturo Vilchis Cedillo
22
Para Ludovico Bertonio, el ayni es la acción, la “obligación a trabajar por el
otro, que trabajó por él”. Bertonio, op. cit., p. 322.
23
“En la tradición andina, el ayni no implica un acto de individualidad, se
trabaja para el otro como si el producto del trabajo fuera para mí, como si fuera
mío”. Conversación con Jaime Vargas Condori, El Alto, Bolivia, 18 de octubre,
2012. Véase también Jaime Vargas Condori, El Ayni, un enfoque ético-moral, La Paz,
Consejo Educativo Aymara, 2006.
Ética y educación aymara: Avelino Siñani y la Escuela-Ayllu de Warisata 65
24
Carlos Salazar Mostajo, La Taika, teoría y práctica de la Escuela Ayllu, La Paz,
g.u.m, p. 110.
25
Ibid., p. 89.
66 Arturo Vilchis Cedillo
26
Asamblea Constituyente de Bolivia, Nueva Constitución Política del Estado, La
Paz, Congreso Nacional, octubre de 2008, p. 4.
27
Amor, voluntad. Bertonio, op. cit., p. 313.
Ética y educación aymara: Avelino Siñani y la Escuela-Ayllu de Warisata 67
Conclusión
28
“Una crónica inédita de Pancho Villa. Sobre el debatido problema de edu-
cación indigenal”, en La Calle, La Paz, 28 de agosto, 1940, p. 4.
29
“En cuanto a la ley y la religión, que también han predicado este principio,
sabemos que sencillamente lo han escamoteado para con él cubrir su mercancía;
sus prescripciones favorecen al conquistador, al explotador y al clérigo.” P. Kro-
potkin, La moral anarquista y otros escritos, Buenos Aires, Libros de Anarres, 2008,
p. 35.
68 Arturo Vilchis Cedillo
Bibliografía
30
Lucien Febvre, Combates por la historia, Barcelona, Ariel, 1970, p. 26.
31
Gamaliel Churata, El pez de oro, Madrid, Cátedra, 2012, p. 368.
Ética y educación aymara: Avelino Siñani y la Escuela-Ayllu de Warisata 69
Por eso nos preguntan los árboles “¿qué están haciendo con
nuestros hermanos y hermanas los árboles?
¿Por qué están tumbándolos
en cantidades gigantescas? No les han hecho nada,
¿no saben que estamos conservando el suelo
para que no se vallan con los aguaceros huracanados?”
Las aguas nos preguntan, “¿qué están haciendo con las aguas,
las contaminan y las venden como
si fueran propiedad privada,
de ustedes y no un bien público?
¿Por qué están comercializando todo?”[... ].
Por ver nada más que objetos, nos portamos como ciegos.
Nos falta conciencia para percibir lo que estamos haciendo
y sensibilidad para ver que miles de ojos nos ven.
Carlos Lenkersdorf
1
Los aymaras habitan en la meseta andina del lago Titicaca, que abarca Bo-
livia, Perú, Chile y Argentina. Por su parte, los tojolabales son uno de los pueblos
mayas que viven en los Altos de Chiapas, principalmente en los municipios de
Las Margaritas y Altamirano, pero también, de manera dispersa, en Comitán,
Independencia y Trinitaria.
2
Para los aymaras y tojolabales el cosmos es un ser orgánicamente vivo, por
ello al hablar de comunidad biocósmica nos referimos a todos los sujetos que
viven en la comunidad, seres humanos, ríos, árboles, piedras, etcétera.
El ajayu y el ‘altsil 73
¿Qué es la justicia?
3
John Rawls, Teoría de la justicia, México, fce, 2006, p. 20.
4
Para tener un panorama de la falta de justicia, violencia e impunidad en
México se pueden consultar las siguientes fuentes hemerográficas: Unidad de
investigaciones mvs, Aristegui Noticias, “Gobierno Edomex torturó a testigos y ma-
nipuló pruebas en caso #Tlatlaya para encubrir al Ejército: cndh”, 23 de octu-
bre, 2014; Sanjuana Martínez, “Voracidad de mineras devasta pueblos enteros
en Coahuila”, en La Jornada, 1º de marzo, 2015; Marcela Turati, “Ayotzinapa: sus
propios informes comprometen al Ejército”, en Proceso, núm. 2003, 21 de marzo,
2015; Laura Castellanos, “Las ejecuciones de Apatzingán: policías federales, los
autores”, en Proceso, núm. 2007, 18 de abril, 2015; “Adelanta presidente del pri
sustituta de candidato asesinado en Chilapa”, en La Jornada, 5 de mayo, 2015; Sin
embargo, “Ejecuciones de candidatos en México encienden ‘luces de inestabilidad’,
Financial Times”, en La Jornada, 6 de mayo, 2015 y 15 de mayo de 2015; “Ataca la
policía estatal a jornaleros de San Quintín; 70 heridos”, en La Jornada, 9 de mayo,
2015; Laura Castellanos, “País de masacres”, en Aristegui Noticias, 24 de ma-
yo, 2015; “México, tercer país con más muertos por conflictos armados en el
mundo en 2014: estudio británico”, en Aristegui Noticias, 26 de mayo, 2015.
El ajayu y el ‘altsil 75
5
Jaime Vargas Condori, Ajayu y la teoría cuántica: Saberes y conocimientos filosóficos
educativos andino-aymaras, La Paz, Ediciones Amuyawi, 2006, p. 34.
6
Martín Mamani Yujra, “Achunakan ajayupa (El espíritu de los productos
agrícolas)”, en Revista Pacha, Ajayu Espíritu, núm. 4, La Paz, 2008, p. 15.
El ajayu y el ‘altsil 77
7
Carlos Lenkersdorf, Conceptos tojolabales de filosofía y del altermundo, México,
Plaza y Valdés, 2004, p. 51.
8
Simón Yampara, “Viaje del Jaqi a la Qamaña. El hombre en el Vivir Bien”,
en Suma Qamaña La compresión indígena de la buena vida, Bogotá, Comunicación pa-
dep/gtz, 2008, p. 74.
9
Vargas Condori, op. cit., p. 21.
78 Lucía de Luna Ramírez
No hay, hasta donde alcanzo una definición más exacta del movi-
miento, es decir, de la ahayu, la semilla del hombre y de la naturaleza.
El hombre es otra cosa que Hallpa kamaska: tierra animada. ¿Y en
qué, y de qué, se anima el hombre? En, y de, su semilla. Ergo: la semi-
lla es el movimiento redondo, y el movimiento infinito y eterno como
la semilla. Se comprenderá ahora por qué todo fruto es semilla; y se
comprenderá también que la semilla del hombre es su alma.10
10
Gamaliel Churata, El pez de oro, 2 ts., Lima, 1987, p. 86.
11
Vargas Condori, op. cit., p. 25.
12
Ibid., p. 52.
El ajayu y el ‘altsil 79
se refiere a vivificar o cuidar la vida, esto explica que para los to-
jolabales, al igual que para los aymaras, no existe una separación
total con los muertos —sean humanos o no humanos— pues “no
hay naturaleza muerta”.13
El ajayu y el ‘altsil, al ser hálito de vida necesariamente expresan
su impulso a la acción. Hacen posible la justicia en la comunidad,
sin permanecer estáticos, sino en construcción y reconstrucción de
su equilibrio siendo todos sujetos corresponsables de la armonía.
Cuando se pierde el ajayu o el ‘altsil, de igual modo se pierde el sen-
tido de la concepción recíproca de la vida, de acuerdo con la cual
todos son copartícipes de su reproducción a partir de la armonía.
Por ello, cuando los sujetos rompen el equilibrio de la justicia
comunitaria, el ajayu de los aymaras se pierde, por ejemplo, cuan-
do no se vive en armonía con todos los sujetos que conforman el
cosmos, ya sea que ofenden o no respeten a personas, animales,
tierra, lugares sagrados —como los cementerios donde duermen
sus antepasados que los siguen acompañando—.14 Es decir, cuan-
do se pierde el sentido y la corresponsabilidad comunitaria.
Por su parte, para los tojolabales, el ‘altsil como semilla que
vivifica la existencia, manifiesta la unión necesaria de la diferen-
cia, lo femenino y masculino se complementan y hacen posible la
reproducción de la vida:
13
Ibid., p. 51.
14
Cfr. Crispín Masco Santander, “Una experiencia espiritual de vida”, en
Revista Pacha, Ajayu Espíritu, La Paz, 2008, pp. 7-14.
80 Lucía de Luna Ramírez
15
Padre Ramón H. Castillo Aguilar, “Cuento o relatos inéditos”, la Castalia,
misión tojolabal en Comitán, Chiapas, p. 16.
16
Cfr. Vargas Condori, op. cit., p. 25.
17
Yampara Simón, op. cit., p. 75.
El ajayu y el ‘altsil 81
pasado, por inclusión del pasado: qhip nayra uñtasis sarnaqapxañani (mi-
rando al pasado para caminar por el presente y el futuro).18
18
Arturo Vilchis, “Anarquismo e indigenismo, dos utopías educativas: la
Escuela Racionalista en Yucatán, México (1915-1924) y la Escuela Indigenal
de Warisata, Bolivia (1931-1940)”, México, 2014 (Tesis de doctorado, unam),
p. 179.
19
Carlos Lenkersdorf, Filosofar en clave tojolabal, México, Miguel Ángel Porrúa,
2005, p. 202.
82 Lucía de Luna Ramírez
20
Al respecto explica Condori: “Aproximar una explicación de qué consti-
tuye la vida, nos oportuna a afirmar la complementariedad de la razón con los
sentimientos, creando así una relación armónica, por el principio de la paridad […]
el pensar andino visibiliza el jach´a ajayu, la espiritualidad comunitaria”, Vargas
Condori, op. cit., p. 25.
El ajayu y el ‘altsil 83
Ibid., p. 122.
21
Jaime Vargas Condori, Antis: pensamiento filosófico de los pueblos nativos, Bogotá,
22
A manera de conclusión
Bibliografía
Hemerografía
Aristegui Noticias, “México, tercer país con más muertos por con-
flictos armados en el mundo en 2014: estudio británico”, 26 de
mayo, 2015.
Aristegui Noticias, Laura Castellanos, “País de masacres”, 24 de
mayo, 2015.
El ajayu y el ‘altsil 87
Diagnóstico
“É l la comía con los ojos”. Con esta frase inicia Jean-Paul Sartre
un breve texto acerca de la intencionalidad de la conciencia como
contraposición a su concepción “digestiva”.1 Desde dicha frase se
puede interpretar que mirar supone un acto de asimilación y agru-
pación de “contenidos de conciencia”. Nutrir la conciencia con los
2
Ibid., p. 26.
Educar la mirada en tiempos de hiperrealidad 91
3
Eduardo Galeano, “Pedagogía de la soledad”, en Patas arriba. La escuela del
mundo al revés, México, Siglo xxi, 1998, pp. 253-277.
4
George Steiner, Lecciones de los maestros, México, Siruela/fce, 2004, p. 13.
92 Ulises Piedras Arteaga
Los mass media se han modificado con el paso del tiempo. Del
periódico a la radio, de ésta a la televisión y de aquella a la com-
putadora. Tendremos una serie de sucesiones en la conectividad la
cual, cada vez más global y actualizada, nos permite la ciudada-
nía cosmopolita sin siquiera salir de casa. Sin embargo, estos mo-
mentos de conectividad, de modificación del ojo en su mirar hacia
lo lejano, van en detrimento frente a gadgets como los smartphone y
las tablet que funcionan como una hipnótica ventana a una red de
amigos, contenidos, opciones de realidad. El ojo se vuelve múlti-
ple. La tendencia ya no será la mirada hacia lo lejano y abarcador
sino hacia lo variado, lo mínimo, el contenido breve. De aquí que
lo ofertado será inmenso, y por lo mismo, inasimilable. Paradoja
total: el ojo que otrora tiempo digería la realidad asimilándola en
la conciencia está hoy saturado.
Al ojo se le ha acostumbrado a asimilar, pero en nuestro tiempo
el consumismo ofrece cosas que no podemos comprar y la red,
tantas cosas que no podemos conocer. El problema entonces tie-
ne dos vértices: por un lado, la concepción del conocer como un
acto de asimilación deviene en una pedagogía digestiva y por ende
ensimismada y pasiva frente a la oferta de imágenes, y por el otro,
la extenuante oferta de imágenes deviene en una “anorexia de la
mirada”, de modo que ante el mandato de mirarlo todo, y mirar-
lo bien (high definition), nada hay que pueda hacer experiencia en
el sujeto educativo. Al respecto Inés Dussel y Daniela Gutiérrez
puntualizan:
6
Inés Dussel y Daniela Gutiérrez, Educar la mirada. Políticas y pedagogías de la
imagen, Buenos Aires, Ediciones Manantial, 2006, p. 11.
94 Ulises Piedras Arteaga
Intencionalidad de la conciencia:
estallar la mirada
7
Sartre, op. cit., p. 27.
8
Loc. cit.
Educar la mirada en tiempos de hiperrealidad 95
Son las cosas que se nos revelan de pronto como aborrecibles, simpá-
ticas, horribles o amables. Es una propiedad de la máscara japonesa el
ser terrible [...] y no la suma de nuestras reacciones subjetivas ante un
trozo de madera esculpido. Husserl ha reinstalado el horror y el en-
9
Ibid., p. 26.
10
Jean-Paul Sartre, La trascendencia del Ego, trad. de Miguel García Baró, Ma-
drid, Síntesis, 2003, p. 38.
96 Ulises Piedras Arteaga
canto en las cosas. Nos ha restituido el mundo de los artistas y los pro-
fetas: espantoso, hostil, peligroso, con puertos de gracia y de amor.11
11
Sartre, Una idea fundamental..., p. 28.
12
Ibid., p. 27.
Educar la mirada en tiempos de hiperrealidad 97
13
Ibid., p. 28.
14
Friedrich Nietzsche, Genealogía de la moral, 3ª ed., Madrid, Alianza Editorial,
2011, p. 25.
98 Ulises Piedras Arteaga
Politizar la mirada
15
Jan Masschelein, “E-ducar la mirada. La necesidad de una pedagogía po-
bre”, en Dussel y Gutiérrez, op. cit., p. 304.
Educar la mirada en tiempos de hiperrealidad 99
[…] los bienes culturales que abarca con la mirada, tienen todos y
cada uno un origen que no podrá considerar sin horror […]. Jamás
se da un documento de cultura sin que lo sea a la vez de la barbarie.
E igual que él mismo no está libre de barbarie, tampoco lo está el
proceso de transmisión en el que pasa de uno a otro.18
16
Walter Benjamin, “Tesis de filosofía de la historia”, en Discursos interrumpidos,
trad. de Jesús Aguirre, Madrid, Taurus, 1973, p. 183.
17
Loc. cit.
18
Ibid., p. 182.
100 Ulises Piedras Arteaga
19
Galeano, op. cit., p. 2.
20
Michel Foucault, “La escena de la filosofía”, en Obras esenciales. Estética, ética
y hermenéutica, Barcelona, Paidós, 1999, pp. 149-174.
Educar la mirada en tiempos de hiperrealidad 101
21
Véase “Foucault responde a Sartre” (entrevista con Jan-Pierre El Kabbach,
marzo de 1968), en Michel Foucault, Saber y verdad, Madrid, Ediciones La Piqueta,
1985, p. 42.
22
Foucault, “La escena…”, p. 150.
102 Ulises Piedras Arteaga
A manera de guiño
23
Cfr. Michel Foucault, “El sujeto y el poder”, en Dreyfus y Rabinow, Michel
Foucault: más allá del estructuralismo y la hermenéutica, México, unam, 1988,
pp. 227-240.
104 Ulises Piedras Arteaga
que puede volver sobre sí misma y, con esto, no estar arrojada den-
tro de los mandatos de las sociedades icónicas.
Bibliografía
Mesografía
3
Educación integral es aquella educación capaz de poner unidad en todos los
posibles aspectos de la vida de un hombre.
4
Miguel Romero G., Filosofía de la educación en la Universidad Nacional Autónoma
de México: 1970-2000, México, 2008 (Tesis de doctorado en Estudios Latinoame-
ricanos, ffyl-unam), p. 141.
110 Hilda Fructuoso González
5
Ibid., p. 139.
6
La categoría de utopía educativa se refiere a identificar si la intencionalidad
educativa es una utopía o es algo práctico. Se parte de un ideal de desarrollo en
el ser humano basado en la cualidades ontológicas propias del ser humano a
diferencia de cualquier otro ente de la realidad, naturaleza o del medio, y la edu-
cación partirá de que esas cualidades intrínsecas en el ser humano, desde el punto
de vista ontológico se tienen que desarrollar todas de manera integral.
La intencionalidad de la educación como práctica y utopía 111
7
Ibid., p. 140.
La intencionalidad de la educación como práctica y utopía 113
8
Ibid., p. 134.
La intencionalidad de la educación como práctica y utopía 115
9
Michel Onfray, La fuerza de existir, Barcelona, Anagrama, 2008, p. 101.
La intencionalidad de la educación como práctica y utopía 117
10
Paulo Freire en Pedagogía de la esperanza, Buenos Aires, Siglo xxi, 2007, p. 49.
La intencionalidad de la educación como práctica y utopía 119
Bibliografía
Choza, Jacinto y Jorge Vicente Arregui, Filosofía del hombre, una an-
tropología de la intimidad, Madrid, Rialp, 2002.
Freire, Paulo, Pedagogía de la esperanza, Buenos Aires, Siglo xxi,
2007.
Onfray, Michel, La fuerza de existir, Barcelona, Anagrama. 2008.
Romero, G. Miguel, Filosofía de la educación en la Universidad Nacional
Autónoma de México: 1970-2000, México, 2008 (Tesis de doctora-
do en Estudios Latinoamericanos, ffyl-unam).
El gobierno mundial
y el pensamiento indígena
como una alternativa
para su superación
presentan sin ningún orden específico que les guíe hacia un thelos
histórico, como si todos ellos hubiesen trabajado sobre el mismo
conjunto de datos. De este modo, se rompe el mito hegeliano de la
sucesión necesaria del Espíritu hacia un thelos histórico de perfec-
ción absoluta. Pues si el desarrollo de la conciencia es dialéctico,
ésta posee la tendencia de superar el momento anterior en el que
se encuentra de manera perpetua. De acuerdo con Kuhn, las ano-
malías, promotoras de la crisis, permanecen latentes hasta que se
produzca el cambio de paradigma. Así también, en el sistema he-
geliano se produce la contradicción al tratar de englobar la plurali-
dad dentro del concepto Absoluto, dejando fuera a la otredad, que
pugnará por hacerse presente. Esto sucede en el momento en que
la conciencia sospecha de sí misma, al descubrir que las verdades
adquiridas a lo largo de su historia han sido creadas con el fin de
perpetuar el sistema moderno. En este mismo sentido, la filosofía
latinoamericana buscará identificar las anomalías o la contradic-
ción del concepto con las sociedades emergentes latinoamericanas
y del Caribe, donde la conciencia de alteridad, mediante la deco-
dificación del discurso oficial y la praxis transformadora, buscará
establecer su liberación. Sólo hasta entonces, podrá hablarse de
un sujeto colectivo que logra formular sus propias demandas para
hacer su propia historia.
Si la filosofía latinoamericana quiere tomar distancia del pensa-
miento occidental, debe crear sus propios conceptos; pues, si parte
de las mismas bases del sistema vigente, terminaría por aceptar los
principios y fundamentos que lo sostienen, lo cual sería contradic-
torio. Catherine Walsh nos presenta tres conceptos que señalan los
distintos grados de desarrollo de la conciencia de las sociedades
emergentes. Estos son: la multiculturalidad, la pluriculturalidad y
la interculturalidad. La multiculturalidad consiste en la visión lo-
gocéntrica que, ante una anomalía, constantemente está creando
mecanismos complejos de distracción para ocultar las anomalías,
pero sin atacar la causa, que es la situación de explotación de la
clase trabajadora. Los estudios culturales, que se realizan dentro
124 Liliana Alejandra Ramírez León
Bibliografía
Hemerografía
1
José Alejandro Salcedo Aquino, Hermenéutica analógica, multiculturalismo e inter-
culturalidad, México, Torres Asociados, 2005, p. 9.
Educación superior en el mundo del siglo xxi 133
2
Regina Jiménez Ottalengo y Ana Teresa López de Llergo, “Educación, au-
tonomía y orden en la sociedad mexicana”, en Perspectivas y desafíos de la educación,
la ciencia y la tecnología, México, Instituto de Investigaciones Sociales-unam, 2003,
p. 55
Educación superior en el mundo del siglo xxi 135
3
Mario, Magallón Anaya, “Calidad de la educación superior”, en Cuadernos
Americanos, núm. 75, México, unam, junio de 1999, pp. 74-83.
Educación superior en el mundo del siglo xxi 137
Privatización de la educación
en nuestra región
4
Cfr. Horacio Cerutti Guldberg, Iván Carvajal Aguirre et al., Modernización
educativa y universidad en América Latina, México, Magna Terra Editores, 1990.
5
Pablo González Casanova, La universidad necesaria en el siglo xxi, México, Era,
2001, pp. 21-23.
Educación superior en el mundo del siglo xxi 141
6
Ibid., pp. 26 y 27.
142 Mario Magallón Anaya
Este es uno de los retos más grandes para el siglo xxi, por ello
es necesario estimular un amplio debate tendiente a reforzar los
aspectos curriculares relacionados con los procesos identitarios:
nacional, regional y étnico, como a la formación ciudadana que
garantice el desarrollo integral de los seres humanos.
7
Aurora Loyo Brambila, “Ciudadanía y magisterio: dos ejes para una refor-
ma educativa”, en Perspectivas y desafíos de la educación, la ciencia y la tecnología, México,
Instituto de Investigaciones Sociales-unam, 2003, pp. 50 y 51.
146 Mario Magallón Anaya
8
González Casanova, op. cit., pp. 21-23.
9
Cfr. Darcy Ribeiro, La universidad necesaria, México, ccydel-unam, 1982.
Educación superior en el mundo del siglo xxi 147
10
Cfr. Arturo Andrés Roig, Ética del poder y la moralidad de la protesta. Respuesta a
la crisis moral de nuestro tiempo, Mendoza, ediunc, 2002.
148 Mario Magallón Anaya
11
Cfr. Arturo Andrés Roig, La universidad hacia la democracia, Mendoza, ediunc,
1998.
12
Horacio Cerutti Guldberg, Filosofar desde nuestra América. Ensayo problematiza-
dor de su modus operandi, México, crim-ccydel-unam/Miguel Ángel Porrúa,
2000, p. 132.
Educación superior en el mundo del siglo xxi 149
13
Cfr. González Casanova, op. cit.
14
Cfr. J. C. Portantiero, L. Maira et al., América Latina: proyecto de recambio y fuerza
internacional en los 80, México, Edicol, 1980.
150 Mario Magallón Anaya
bargo, ésta debe ser uno de los medios privilegiados con los que
cuenta una nación para promover su desarrollo humano endóge-
no y el fortalecimiento de la identidad nacional, como un modo de
asegurar la autodeterminación y el futuro.
Cada época histórica en América Latina ha estado en conso-
nancia con el modelo de desarrollo económico y social prevale-
ciente. Por ello, se ha visto en la necesidad de rediseñar la forma-
ción de las élites dirigentes y profesionales. Pero mientras que en
el pasado ésta se concretaba en las llamadas “reformas universita-
rias”, generalmente promovidas por las propias comunidades aca-
démicas ligadas con propósitos democratizadores y de transfor-
mación social, los procesos actuales apuntan a una redefinición de
las relaciones entre el Estado, la sociedad y la universidad. Ahora,
ya no siempre la iniciativa de formación de cuadros profesionales
parte de los sectores académicos, sino de las demandas externas a
la academia.
A diferencia de las décadas anteriores encontramos una so-
ciedad crítica de la universidad, porque ésta debe rendir cuentas
ante públicos externos a ella. En la actualidad, la universidad es
un sistema de educación superior cuyo actor tradicionalmente ex-
cluido bajo el concepto de autonomía, es copartícipe y protago-
nista del cambio. Más aún, la universidad pública ha sido puesta
al servicio y los dictados del bm, el fmi y la ocde, donde se me-
diatiza o se suprime en los planes y programas de la educación
media superior el estudio de las humanidades y las ciencias socia-
les. Es decir, la miopía de los gobiernos responde a los dictados
de las organizaciones internacionales y de crédito, sacrificando la
conciencia y la identidad nacional.
La humanidad ha entrado en un proceso acelerado de cambios
que se muestran en todos los ámbitos del acontecer político, social,
científico y cultural. Se está viviendo el inicio de una nueva era ci-
vilizatoria donde la educación como conocimiento e información
desempeña un papel central.
Educación superior en el mundo del siglo xxi 151
Introducción
1
Eduardo Nicol, La idea del hombre, México, fce, 2013 (Obras de Filosofía),
p. 14.
2
Ibid., p. 159.
3
Ibid., p. 61.
158 César Miguel Sandoval Laurrabaquio Alvarado
4
Cfr. Herbert Marcuse, Eros y civilización, trad. de Juan García Ponce, Madrid,
Sarpe, 1983.
El concepto de circunstancia en la historia de las ideas 159
Filósofos de la circunstancia
y la historia de las ideas
Ortega y Gasset
5
Bolívar Echeverría por esta vía explicaba por ejemplo, la diferencia de las
sociedades del maíz, las de arroz y las del trigo; pues el vínculo entre el medio
natural apropiado como medio de producción dista tanto entre los tres que la
relación frente a estas plantaciones se vuelve la base de las culturas oriental, no-
roccidental y occidental. Sus lenguajes, sus modos de producción, sus vínculos
festivos y religiosos constituyen la identidad del ser humano. Cfr. Bolívar Echeve-
rría, “Definición de cultura”, en La identidad , lo político y la cultura, México, Ítaca/
fce, 2010 (Col. Breviarios 568).
6
José Ortega y Gasset, Meditaciones sobre el Quijote, vol. 1, Madrid, Publicacio-
nes de la residencia de estudiantes, 1914, pp. 43 y 44.
El concepto de circunstancia en la historia de las ideas 161
7
Ibid., p. 43.
8
Por ello, Mario Magallón señala atinadamente que “Dilthey une sin limi-
taciones la metafísica, la psicología y la historia [...] José Ortega y Gasset escribe
que Dilthey ‘Dilthey descubre la idea de la vida’”. Cfr. Mario Magallón Anaya,
Modernidad alternativa, viejos retos y nuevos problemas, 2ª ed., México, ccydel-unam,
2006 (Col. Cuadernos de Apoyo Docente).
162 César Miguel Sandoval Laurrabaquio Alvarado
9
Ibid., p. 69.
El concepto de circunstancia en la historia de las ideas 163
José Gaos
10
José Ortega y Gasset, Historia como sistema, 6ª ed., Madrid, El Arquero, 1970
(Ediciones de la Revista de Occidente Bárbara de Braganza, 12), p. 13.
164 César Miguel Sandoval Laurrabaquio Alvarado
11
Leopoldo Zea, El Transterrado, México, ccydel-ffyl-unam, 2004, p. 39.
El concepto de circunstancia en la historia de las ideas 165
Leopoldo Zea
12
Ibid., p. 40.
166 César Miguel Sandoval Laurrabaquio Alvarado
13
Ibid., p. 43.
El concepto de circunstancia en la historia de las ideas 167
14
Leopoldo Zea, En torno a la filosofía americana, en Leopoldo Zea (1912-2004). Un
proceso intelectual, México, Ediciones facsimilares, El Colegio México, 2012, p. 66.
168 César Miguel Sandoval Laurrabaquio Alvarado
15
Magallón, op. cit., pp. 50 y 51.
El concepto de circunstancia en la historia de las ideas 169
16
Ibid., p. 106.
170 César Miguel Sandoval Laurrabaquio Alvarado
una interpretación del ser humano y el mundo que ahora nos lleva
a sus excesos, a la destrucción que la visión del hombre moderno
en su establecimiento no podía prever y de la cual ahora sufrimos
las consecuencias.
La crisis del mundo moderno y sus paradigmas enmarcan la ne-
cesidad de procurar y preguntarnos por las alternativas ante la reali-
dad que nos circunda. Mario Magallón Anaya, siguiendo las ideas de
su maestro Zea, afirma que el modo particular en que las ideas del
hombre moderno en Latinoamérica y el Caribe se han desarrollado,
es también el horizonte de posibilidad para repensar las alternativas
de trasformación en la actualidad, en Latinoamérica y en el Ca-
ribe, a través del análisis de sus ideas a la luz de su estudio crítico.
Como lo afirmaba Zea, la crítica de nuestra circunstancia es
procurar resolver las condiciones individuales y sociales, las ameri-
canas y mundiales, desde una perspectiva de modernidad distinta,
pues el sujeto latinoamericano se integra a la historia mundial des-
de la exclusión, por lo que como afirma Luis Villoro,17 es la lucha
del excluido, la que por vía negativa se ejerce como contrapoder, y
procura justicia, solidaridad, igualdad y democracia para transfor-
mar la realidad americana y mundial, todo este campo de análisis
es lo que Mario Magallón desarrolla en su obra la Democracia en
América Latina, donde a través de una revisión crítica de la democra-
cia moderna y su realización, procura establecer la construcción de
los elementos ético-políticos dentro de una modernidad alternativa.
Bibliografía
17
Cfr. Luis Villoro, Los retos de la sociedad por venir, ensayos sobre justicia, democracia y
multiculturalismo, 2ª ed., México, fce, 2013 (Sección de Obras de Filosofía).
El concepto de circunstancia en la historia de las ideas 171
1
Nishitani Keiji, La religión y la nada, Madrid, Ediciones Siruela, 1999, pp.
90 y 91.
Reflexiones desde una circunstancialidad entrópica 175
2
Sol Eugenia Acosta, Prontuario de historia de la cultura en occidente: de la antigüedad
al periodo moderno, México, Instituto Politécnico Nacional, 2011, p. 94.
178 Beatriz Jacqueline Vega Salinas
3
Samuel Ramos, El perfil del hombre y la cultura en México, México, Planeta
Mexicana, 2009, p. 20.
4
En www.http://teotl.biz/
Reflexiones desde una circunstancialidad entrópica 179
5
Ramos, op. cit., p. 21.
6
Ibid., p. 60.
Reflexiones desde una circunstancialidad entrópica 181
7
Ramos, op. cit., p. 74.
Reflexiones desde una circunstancialidad entrópica 183
8
Acosta, op. cit., p. 95.
184 Beatriz Jacqueline Vega Salinas
Bibliografía
Mesografía
https://www.youtube.com/watch?v=jnYKREGe3P4&list=TLU
yrVZFl8mzddvzPJr_F8CtoJtUZr6kKA
www.http://teotl.biz/
9
Keiji, op. cit., p. 93.
Circunstancialismo
e historia de las ideas:
la lectura de Antonio Gómez Robledo,
una propuesta diferente
La relación metodológica
del “circunstancialismo”
con la historia de las ideas
Entre los textos que constituyen hitos en esta tradición habría que
mencionar la introducción que Ortega y Gasset escribiera para la
1
Varios autores, Diccionario de filosofía latinoamericana, Toluca, Universidad Au-
tónoma del Estado de México, 2000, p. 189.
2
José Luis Abellán, El exilio filosófico en América, los transterrados de 1939, México,
fce, 1998, p. 145.
Circunstancialismo e historia de las ideas 189
3
Cfr. Guillermo Fraile, Historia de la filosofía española, Madrid, Católica, 1972,
t. II, p. 223.
190 Alfonso Vela Ramos
4
Arturo Ardao, Filosofía de lengua española, Barcelona, Alfa, 1963, p. 83.
5
Abellán, op. cit., p. 148.
Circunstancialismo e historia de las ideas 191
El arribo de la filosofía
de José Ortega y Gasset a América Latina
6
Héctor Guillermo Alfaro López, La filosofía de José Ortega y Gasset y José Gaos,
México, unam, 1992, p. 18.
192 Alfonso Vela Ramos
7
Leopoldo Zea, Esquema para una historia de las ideas en América Latina, México,
unam, 1956, pp. 97 y 98.
Circunstancialismo e historia de las ideas 193
8
Cfr. Carlos Pereda, “¿Qué puede enseñarle el ensayo a nuestra filosofía?”, en
Juan Cristóbal Cruz [ed.] La filosofía en América Latina como problema y un epílogo desde
la otra orilla, México, Publicaciones Cruz, 2003, pp. 57 y ss.
9
Zea, op. cit., p. 102.
194 Alfonso Vela Ramos
10
Samuel Ramos, “Historia de la filosofía en México”, en Obras completas,
México, El Colegio Nacional, 2011, t. II, pp. 156 y 157.
Circunstancialismo e historia de las ideas 195
11
Ibid., p. 112.
196 Alfonso Vela Ramos
12
Zea, op. cit., p. 112.
Circunstancialismo e historia de las ideas 197
Pero es probable que todos ustedes sepan que soy reconocido, y siem-
pre me he reconocido yo mismo, por discípulo de Ortega y Gasset.
Hasta me he tenido, y no sólo íntimamente, sino también más o me-
nos públicamente, por su discípulo más fiel y predilecto, aunque des-
de hace algún tiempo no puedo menos de pensar que en tal puesto
o condición me reemplazó Julián Marías, y que aunque éste no me
hubiera reemplazado, la divergencia de posición tomada en la guerra
civil, con todas sus consecuencias, haya hecho su efecto en el ánimo
de Ortega, si no en el mío. Mas sabido es que ni la omnipotencia
divina puede hacer que lo que fue no haya sido.13
13
José Gaos, Confesiones profesionales, México, fce, 1979, pp. 60 y 61.
198 Alfonso Vela Ramos
Según esto, lo esotérico en Gaos, diría yo, fueron sus seminarios, co-
menzando por el primero, único en que participé, consagrado a la
Idea de América. No podría omitirlo entre mis recuerdos de Gaos, así
no fuese sino para mostrar cómo él también, al igual que los autores
de la República y la Política, estuvo tan plenamente, desde el princi-
pio, en la ciudad urania y en esta otra terrestre y temporal. De aquel
inolvidable cónclave salimos muchos: Edmundo, Leopoldo, yo, por
lo menos, con nuestra respectiva “idea”; muy propia de cada uno,
justamente porque Gaos no quiso imponernos ninguna, sino dejarnos
a cada cual el mérito y la responsabilidad de la invención. El ritmo
de uno de mis libros: Idea y experiencia de América, y me atrevo a creer
que también su contenido, reflejan fielmente la didáctica gaosiana.14
14
Antonio Gómez Robledo, “Mis recuerdos de Gaos”, en Obras completas, Mé-
xico, Colegio Nacional, 2002, t. 12, p. 226.
Circunstancialismo e historia de las ideas 199
15
Antonio Gómez Robledo, Idea y experiencia de América, en Obras completas,
México, Colegio Nacional, 2001, t. 10, p. 327.
200 Alfonso Vela Ramos
16
Ibid., p. 327.
Circunstancialismo e historia de las ideas 201
17
Ibid., p. 328.
202 Alfonso Vela Ramos
Bibliografía
18
Antonio Gómez Robledo, Platón. Los seis grandes temas de su filosofía, México,
fce, 1986, p. 7.
Circunstancialismo e historia de las ideas 203
detalle qué se está entendiendo por inculturación, a partir del pensamiento del
jesuita argentino.
2
Hay que recordar que Juan Carlos Scannone es uno de los principales expo-
nentes de la filosofía de la liberación, sobre todo antes de 1976, cuando el jesuita
comenzó a preocuparse por los problemas de la cultura popular latinoamericana.
Es por ello que, en ocasiones, se ha considerado que rompió con la filosofía de
la liberación, para incursionar en otro tipo de reflexiones como la inculturación,
por ejemplo. Sin embargo, el mismo Scannone consideró que el abordaje de la
cultura popular latinoamericana (desde la vía larga ricoeuriana) para la formu-
lación de un pensamiento filosófico propio de la región era, en realidad, una
profundización en el pensamiento de la liberación y no algo externo a él. Por ello,
no habría una ruptura, sino más bien “continuidad con desplazamiento de acen-
tos”, de tal manera que la liberación es una constante, pero puede abordársele
desde distintos tópicos como la cultura popular, la religiosidad popular o, bien, la
inculturación del pensamiento, mostrando así que no hay una única manera de
filosofar sobre la liberación. Véase Juan Carlos Scannone, “Autobiografía intelec-
tual”, en José María Cantó (S.J.), Pablo Figueroa (S.J.) [eds.], Filosofía y teología en
diálogo desde América Latina. Homenaje a Juan Carlos Scannone (S.J.), en su 80 cumpleaños,
Córdoba, Universidad Católica de Córdoba (educc), 2013, p. 29.
3
Juan Carlos Scannone, Evangelización, cultura y teología, Buenos Aires, Guada-
lupe, 1990.
Filosofía y teología como saberes inculturados en América Latina 207
4
Juan Carlos Scannone, Nuevo punto de partida en la filosofía latinoamericana, Bue-
nos Aires, Guadalupe, 1990.
5
Benedetto Mondin, Dizionario dei Teologi, Bologna, 1992, p. 526.
6
Juan Carlos Scannone, “Aportes para una teología inculturada en América
Latina”, en Juan José Tamayo y Juan Boch [ed.], Panorama de la teología latinoame-
ricana. Cuando vida y pensamiento son inseparables…, Madrid, Verbo Divino-Estrella,
2001, p. 559.
208 Guadalupe Estefanía Arenas Pacheco
7
La llamamos etapa previa porque constituye su momento de formación pro-
fesional e intelectual en donde aún no tenía una clara inclinación por los temas
de la filosofía y la teología latinoamericanas. Son varios los autores que manejan
esta forma de clasificar los primeros esbozos del pensamiento del jesuita argen-
tino, incluso el mismo Scannone nombra así a este momento intelectual. Para
ello, véase Juan Carlos Scannone, “Aportes para una teología...; también Jorge
Seibold, “Nuevo punto de partida en la filosofía latinoamericana. Las grandes
etapas de la filosofía inculturada de J. C. Scannone”, en Stromata, vol. 47, núms.
1 y 2, 1991, pp. 194 y 195.
8
Para Horacio Cerutti, este sector populista y, en específico, el subsector al
que pertenece Scannone, tomaron el concepto de pueblo para designar al sujeto
del proceso liberador. Sin embargo, consideró que sus miembros caen en “la mix-
tificación del término pueblo convirtiéndolo en un universal ideológico olvidando
la realidad contradictoria que constituye al pueblo en tanto fenómeno de clases”.
Véase Horacio Cerutti Guldberg, “Posibilidades y límites de una filosofía latino-
americana después de la filosofía de la liberación”, comunicación presentada en
el IX Congreso Interamericano de Filosofía, Caracas, agosto de 1977, en Anales
de la Universidad de Cuenca (en prensa), citado en Horacio Cerutti, Filosofía de la
liberación latinoamericana, 3ª ed., México, fce, 2006, p. 306. De esta forma, Cerutti
consideró que este sector de la filosofía de la liberación tomó ideológicamente
el término de pueblo, ignorando su sentido socioeconómico y privilegiando el
histórico-cultural, en el sentido en que lo toma, sobre todo, Scannone. Además,
desde la perspectiva ceruttiana, dicho sector tuvo como principal influencia el
peronismo argentino, cuya herramienta política fue precisamente el populismo.
Para ampliar este tema, puede verse el artículo de Scannone, “Sabiduría popular
y teología inculturada”, en Evangelización, cultura y teología, Buenos Aires, Guada-
Filosofía y teología como saberes inculturados en América Latina 209
lupe, 1990, pp. 218-243. (A partir de ahora, ect). En dicho artículo, el jesuita
argentino explica claramente qué entiende por pueblo, tomando en cuenta su
carácter histórico-cultural, sin descuidar su sentido político y económico.
9
Este ejercicio de reflexión comenzó gracias a la crítica realizada por Carlos
Cullen al trabajo presentado por Scannone en Segundas Jornadas Académicas de
San Miguel, 1971, “La liberación latinoamericana. Ontología del proceso autén-
ticamente liberador”, posteriormente publicado en Stromata, vol. 28, núms. 1 y 2,
1972, pp. 107-150. Carlos Cullen hizo una crítica fecunda al trabajo de Scanno-
ne, argumentando que éste se quedaba encasillado en lo que Paul Ricoeur llama
la vía corta de la fenomenología y se omitía la vía larga, esto es, el análisis de los
símbolos, la narrativa y las instituciones. “Según Cullen, esta última era más favo-
rable a la hora de elaborar una filosofía latinoamericana, en contacto directo con
el sentir popular. Desde allí, se podría abordar mejor el tema de la liberación”.
Véase Guillermo Carlos Recanati, Filosofía inculturada. Una aproximación a la obra de
Juan Carlos Scannone, Río Cuarto, Ediciones del icala, 2013, p. 16.
10
Ibid., p. 20.
11
Como un primer acercamiento, baste decir que para Scannone el término
de inculturación hace referencia a la relación entre sabiduría (popular) y cultura
(latinoamericana), pero también tiene implicaciones teológicas al remitirse a la
210 Guadalupe Estefanía Arenas Pacheco
Inculturación en el pensamiento
de Juan Carlos Scannone
16
Michael Amalados, “Inculturation and Ignatian Spirituality”, en The Way
Supplement, núm. 79, primavera, 1994, p. 39. En www.theway.org.uk/Back/s079
Amaladoss.pdf.
17
Pedro Arrupe (S.J.), “Carta y documento de trabajo sobre la inculturación
(14 de mayo, 1978)”, en Acta Romana Societatis Iesu, xvii, 1978, p. 230. En http://
www.inculturacion.net/phocadownload/Autores_invitados/Arrupe,_Carta_y_
documento_inculturacion.pdf. Las cursivas son nuestras.
18
Para los fines de este trabajo (y siguiendo a Scannone) entendemos teología
como la “reflexión de la praxis histórica de los pueblos latinoamericanos a la luz
de la Palabra”, noción que es afín con la definición de Gustavo Gutiérrez sobre la
teología de la liberación. Filosofía, en esta misma tónica, la entendemos como
la reflexión crítica acerca de la realidad y del hombre, teniendo ésta también una
orientación ético-política, en tanto acto humano y responsable. Cfr. Fernando
214 Guadalupe Estefanía Arenas Pacheco
La superación de la contradicción
entre racionalidad científico-tecnológica
y racionalidad sapiencial: caminos hacia una
filosofía y una teología inculturadas
22
Lugar hermenéutico puede entenderse como “el punto de partida” o el
“desde dónde” se piensa y se interpreta la realidad.
23
Scannone retoma esta idea de los intentos de Paul Ricoeur por realizar una
“filosofía del símbolo”, diciendo que el “símbolo da que pensar”. De allí que este
pensamiento deba ser planteado, para el filósofo argentino, a partir de la cultura
en la que esos símbolos se hayan originado y donde sigan operando. Véase Scan-
none, ect, p. 227, en especial, la nota 9 a pie de página.
24
Loc. cit.
Filosofía y teología como saberes inculturados en América Latina 217
25
Ibid., p. 196.
26
Loc. cit.
27
Cabe destacar que para el filósofo argentino, este nuevo humanismo tam-
bién es fruto de la intersección de dos dialécticas que ubica en la comprensión
del hombre dentro de la cultura latinoamericana. La primera dialéctica es la de
varón-mujer y la segunda es la de amo-esclavo en las cuales, siguiendo el argu-
mento de Scannone, primó la unidad sobre el conflicto. Dicha unidad no debe ser
entendida como una unidad cultural, monolítica y cerrada (Documento Iglesia y
Comunidad Nacional), sino como una unidad que respeta las diferencias, es decir,
una unidad pluralista, producto de un “mestizaje cultural”. Ibid., p. 188.
28
Scannone, npp, p. 12.
29
Ibid., p. 97.
30
Loc. cit.
218 Guadalupe Estefanía Arenas Pacheco
31
Ibid., p. 99.
32
También nombrada por el jesuita argentino como lógica de la gratuidad.
Véase Recanati, op. cit., p. 41.
33
Scannone, npp, p. 98. Este aspecto, propio de la espiritualidad ignaciana
(y, a su vez, retomado por el autor del Documento de Puebla, 448), está muy pre-
sente a lo largo de los escritos de Scannone. Dicho discernimiento, como se men-
ciona en el cuerpo del texto, tiene que ver con un aspecto crítico de la realidad y,
en este caso, de la racionalidad sapiencial diciendo que deben “ser criticados los
presupuestos antropológicos y ontológicos de teorías científicas o de técnicas que
se oponen al sentido del hombre implicado en la sabiduría cristiana de nuestro
pueblo”, en ibid., p. 101. El discernimiento, entonces, es la capacidad propia de
la sabiduría popular que lleva a optar (con una previa hermenéutica de la rea-
lidad) por aquel (aquellos) camino (s) o vía (s) que lleven a una plena distinción
de lo propio de la cultura latinoamericana, separando aquello que es nuestro de
aquello que no lo es.
Filosofía y teología como saberes inculturados en América Latina 219
37
Ibid., p. 78.
38
Ibid., p. 79.
Filosofía y teología como saberes inculturados en América Latina 221
39
Ibid., p. 85.
40
Ibid. p. 84. El subrayado es del texto original.
41
Se refiere a la mediación de la sabiduría popular entre filosofía y teología
como ciencias y la cultura y sus símbolos particulares.
222 Guadalupe Estefanía Arenas Pacheco
Consideraciones finales
42
Scannone, ect, p. 273.
Filosofía y teología como saberes inculturados en América Latina 223
Bibliografía
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na”, en Juan José Tamayo y Juan Boch [ed.], Panorama de la
teología latinoamericana. Cuando vida y pensamiento son inseparables…,
Madrid, Verbo Divino-Estrella, 2001.
_____, “Autobiografía intelectual”, en José María Cantó (S.J.), Pa-
blo Figueroa (S.J.) [eds.], Filosofía y teología en diálogo desde América
Latina. Homenaje a Juan Carlos Scannone, S.J., en su 80 cumpleaños,
Filosofía y teología como saberes inculturados en América Latina 225
1
Donde aparecen el mismo Ardiles, junto a Juan Carlos Scannone y Enrique
Dussel, entre otros (subsector analéctico) y, por otro lado, Rodolfo Kusch, Mario
Casalla y Carlos Cullen (subsector ontologicista). Véase Horacio Cerutti, Filosofía
de la liberación latinoamericana, 3a ed., México, fce, 2006, especialmente pp. 302
y ss. Asimismo remito a mi estudio sobre este prolífico autor “Filosofías de la
liberación: una autoimagen en tensión utópica”, en Guillermo Ricca et al. [eds.],
Memorias VI Congreso Nacional de Filosofía, Río Cuarto, Córdoba, Uni Río Editora.
“Actualidad de la Filosofía: Instituciones, prácticas y resistencias”, en Ricca, op. cit., pp.
378-385. La coincidencia aquí sugerida da pautas para un trabajo de mayor ex-
tensión que podremos continuar en otra ocasión, además que supera los objetivos
del presente trabajo.
2
Horacio Cerutti, “Dificultades teórico-metodológicas de la propuesta inter-
cultural”, en Revista de Filosofía, vol. lxv, núm. 2, 2007, p. 87.
3
Para un abordaje mayor a la obra de Ardiles, véase Orlando Lima Rocha,
“Osvaldo Ardiles y las filosofías de la liberación. Elementos para una ubicación
de su pensamiento”, en Pelícano. Revista de Filosofía, Córdoba, Universidad Católi-
ca de Córdoba (ucc). En pelicano.ucc.edu.ar.
Filosofía de la liberación 229
Filosofía de la liberación:
constitución, tesis y proyectos
4
Pueden verse las actas de los encuentros en Varios autores, El pensamiento
argentino, su génesis y prospectiva, 1970; Stromata, San Miguel, Universidad del Sal-
vador, año xxvi, núms. 3 y 4, julio-diciembre de 1970; Varios autores, Liberación
latinoamericana, 1971, Stromata, San Miguel, Universidad del Salvador, año xxviii,
núms. 1 y 2, enero-junio de 1972; II Congreso Nacional de Filosofía, junio de 1971.
Actas, 2 ts., Buenos Aires, Sudamericana, 1973.
5
Varios autores, Hacia una filosofía de la liberación latinoamericana, Buenos Aires,
Bonum, 1973. Colectivamente también, con variaciones en los autores, publica-
rán: Varios autores, Cultura popular y filosofía de la liberación, Buenos Aires, Fernando
García Cambeiro, 1975; Varios autores, Revista de Filosofía Latinoamericana, Buenos
Aires, Ediciones Castañeda, t. 1, año 1, enero-junio de 1975.
6
Véase Cerutti, Filosofía de la liberación…, también Adriana Arpini, “Filosofía
y política en el surgimiento de la filosofía latinoamericana de la liberación”, en
Revista de Filosofía Iberoamericana, año vi, núm. 6, Lima, 2010, pp. 125-149.
7
Ibid., p. 131. Noemí Solís Bello et al., “Filosofía de la liberación”, en Carmen
Bohórquez, Enrique Dussel y Eduardo Mendieta [eds.], El pensamiento filosófico
230 Orlando Lima Rocha
12
Se conoce con este nombre al proceso de purga ideológica ejercido para
“limpiar” las universidades de “subversivos” durante el gobierno de Isabel Mar-
tínez de Perón. Lo que obligó al exilio de algunos filósofos de la liberación. Se
puede ver al respecto: Romina de Luca, “La contraofensiva sobre la universidad
argentina: nación, religión, subversión. 1966-1976”, en Anuario ceics 2008, núm.
2, 2008, Buenos Aires, Ediciones Ryr, pp. 135-153; así como nuestro estudio “Los
discursos del ‘pueblo’ y del ‘subversivo’ en la Dictadura argentina (1976-1983).
Guerra cultural en el discurso gubernamental”, en Revista digital Sures y Nortes, año
1, núm. 2, mayo-agosto de 2011. En suresynortes.com/descargas/suresynortes2.pdf.
13
Ibid., pp. 40 y 41. Para profundizar más en estos detalles de la historia de
Argentina se puede consultar Mario Rapoport y colaboradores, Historia económica,
política y social de la Argentina (1880-2003), 6ª ed., Buenos Aires, Emecé, 2013.
Filosofía de la liberación 233
14
Ardiles, El exilio de la razón…, p. 44. Véase también el “Manifiesto salteño”
[1974], apéndice incluido en el libro de Cerutti, Filosofía de la liberación…, pp.
475-481.
15
La relación del peronismo con un pueblo desde las filosofías de la liberación
es un tópico nodal. Al respecto, Cerutti ha dicho que el peronismo opera como
una opción para las versiones populistas analécticas (del grupo de Ardiles) “en la
medida en que el mismo les permite cierto margen de movimientos a través del
fomento de la religiosidad ‘popular’” al concretizar una cierta historia salvífica
como opción político-cultural, en ibid., p. 345). Cuestión que deja abierta la puerta
al análisis entre los filósofos aludidos por Cerutti (Dussel y Scannone sobre todo)
y la religiosidad popular, producida en Argentina principalmente como Teología
del pueblo, de la cual Ardiles comentaba en el 2001: “Yo no oí hablar más de ellos
en buenos términos. No figuran más en este registro de inquietudes populares. No
sé si en otros”, en Carlos Asselborn, Gustavo Cruz y Óscar Pacheco, “Entrevista
a Osvaldo Ardiles (2001)”, en Liberación, estética y política…, p. 318. Véase también
Sebastián Politi, Teología del pueblo. Una propuesta argentina para Latinoamérica (1967-
1975), Buenos Aires/San Antonio de Padua, Guadalupe/Ediciones Castañeda,
1992, y Marcelo González, La reflexión teológica en Argentina (1962-2004), Córdoba,
educc, 2005 (debo las referencias a Gustavo Cruz y Andrés Kozel).
234 Orlando Lima Rocha
Ese idilio duró tres años [de 1972 a 1974]. ¿Qué pasó en el cuarto
año? [(1975)] En el cuarto año la Compañía de Jesús, la Iglesia argen-
tina se metieron con las peores secciones del peronismo y, de hecho,
le hicieron juego a la Triple A [(Alianza Anticomunista Argentina)]
[...] Y la mala fe de todo este planteo da asco. Y uno se quedó en el
camino respecto de ese juego [–Ardiles habla aquí probablemente en
el contexto del exilio político sufrido, entre otros de ellos, por Dussel
y el mismo Ardiles debido a la Triple A y la “misión Ivanisevic”]. La
apertura se cerró porque era insuficiente, había que rezar más [–en
el caso de Scannone y su planteamiento de la Inculturación]; el otro
[–Dussel–] se hizo marxista. [...] La Compañía [de Jesús] tenía el
juego de la apertura del 71 al 74, después pasó, con toda la Iglesia
argentina, al juego de un populismo mistificador, litúrgico y de mitos.
Mistificador en cuanto que es una mistificación y de mitos porque
en cuanto que es una cuestión absolutamente enajenante, en el peor
sentido de la palabra mito como que no permite pensar nada y sí ca-
nalizar emociones que la historia no te permite satisfacer.17
16
Asselborn, Cruz y Pacheco, “Entrevista a Osvaldo Ardiles…”, pp. 318
y 319.
17
Ibid., pp. 322 y 323.
Filosofía de la liberación 235
filósofos desde 1975, así como por el giro populista (en tanto mis-
tificador, litúrgico y mítico con sentido conservador) de la iglesia
argentina.
Cuestión esta última que abordaremos más adelante y que po-
demos inferir por lo escrito hacia 1976 en su artículo “Filosofía:
populismo o liberación”, presentado en un congreso en Puebla
(México) y publicado hasta 1982.18 Sin embargo, conviene atender
sus tesis generales para tener un acercamiento más adecuado de la
propia autoimagen de Ardiles.
18
Osvaldo Ardiles, Currículum vitae, Córdoba, 1987, p. 8.
19
Revista de Filosofía Latinoamericana… Los posteriores números, de 1975 hasta
el 2000, los he consultado en Revista de Filosofía Latinoamericana y Ciencias Sociales. 25
años de pensamiento y cultura latinoamericana, núm. 1, año 1975, a núm. 22, Buenos
Aires, Edición digital por la Asociación de Filosofía Latinoamericana y Ciencias
Sociales, 2000, 2003, en cd-rom. Obtenido gracias al colega y amigo Carlos
Asselborn durante una estancia de investigación en Córdoba, Argentina en la
segunda mitad de 2014.
236 Orlando Lima Rocha
20
Adriana Arpini, “La ‘Filosofía de la liberación’ en el lanzamiento de la
Revista de Filosofía Latinoamericana’”, en Argentina entre el optimismo y el desencanto, Men-
doza, ifaa-ffyl-unCuyo, 2007.
21
Lo cual, según José Torres Brizuela, lo puso en conflicto con académicos
tradicionalistas de la Universidad Nacional de Córdoba (¡Las políticas del filo-
sofar son siempre ineludibles!). Véase Ardiles, Vigilia y utopía, p. 12. José Antonio
Torres Brizuela, “El filósofo Osvaldo Adelmo Ardiles”, en El Independiente, año
xliv, núm. 19, La Rioja, 2010, martes 17 de agosto. En www.elindependiente.
com.ar/papel/hoy/archivo/noticias_v.asp?206330 (fecha de consulta: 15 de di-
ciembre, 2014).
22
Ardiles, “Líneas básicas para un proyecto de filosofar latinoamericano”…,
p. 7.
Filosofía de la liberación 237
proyectos: uno imperial y otro popular; ante los cuales “no se pue-
de sino optar”. La opción es clara y expresa una “lucha por la ‘he-
gemonía’ de un sector social con entidad propia” como una opción
política. No obstante, la “analogía de las situaciones de opresión”
permite a Ardiles reconocer un valioso pensamiento progresista
también existente en regiones tanto de la Totalidad como en las
de la Exterioridad.
Por ello una filosofía auténticamente latinoamericana tiene como
tarea esta “integración orgánicamente popular” para pensar “no
sólo desde el pueblo, sino como pueblo”.23 Esto es, la militancia por
medio de la cual establece la mediación de la conciencia y la cri-
ticidad social, dejando de lado profetismos moralizantes.24 Por lo
que “pueblo es entendido como el conjunto de sectores sociales
explotados (condición objetiva) en lucha contra el imperialismo y
la dependencia interna y externa (condición objetiva)”.25
Liberación es entonces una misma opción ejercida desde dos
sujetos (la liberación desde los intelectuales y desde el pueblo) y
un mismo proyecto existencial (el nacional) construido por uno de
estos sujetos (el pueblo) en contraposición al imperialismo (tanto
23
Ardiles, “Conclusiones críticas”, en El exilio de la razón…, p. 227.
24
Por ello, como aclaró en 1973, no caben para Ardiles las críticas moralizantes
que, enfatizando a “la persona” (leída levinasianamente pues “nos interpela en
el rostro del pobre; y la respuesta correspondiente [es] la denuncia profética”)
parten de dos “actitudes críticas”: una, que asimila lo político a lo ético y deja
de lado el conflicto o la lucha como puntos originarios; y dos, la que exige una
transformación moral de las estructuras o destruir el sistema para crear un mun-
do más humano, misma que al tornarse lenta, los adherentes a tal postura se
dedican a su vida profesional con una eventual actividad filantrópica. Con lo
cual su profetismo filosófico es reducido a un voluntarismo moralizante que se
queda en una posición edificante. Así ambas actitudes “tienden a oponer estática
y antidialécticamente a la constatación del hecho de la opresión, una denuncia de
índole moral que puede parcializar el quehacer cuestionador”]. En ibid., p. 225.
25
Ardiles, Vigilia y utopía…, p. 245. Resaltados en el original. En este punto, es
sugerente su estudio “Estrategia popular anti-imperialista” [1985] incluido en su
El exilio de la razón…, pp. 49-64.
238 Orlando Lima Rocha
26
Además del anterior artículo citado de Ardiles, véanse también sus traba-
jos: “Lo estético como mediación liberadora” y “Contribución para una elabo-
ración filosófica de las mediaciones histórico-sociales en el proceso de liberación
latinoamericana”, en Vigilia y utopía…, pp. 157-188, 205-235. Y también Osvaldo
Ardiles, “Racionalidad”, en Pensamiento crítico latinoamericano. Conceptos fundamenta-
les, t. II. Ricardo Salas Astraín [coord.], Santiago de Chile, Universidad Católica
Silva Henríquez, 2005, pp. 891-905.
27
Que, a diferencia de la vía larga (en expresión ricoeuriana), busca funda-
mentar filosóficamente el proceso de liberación dejando de lado generalmente las
mediaciones sociales y humanas.
Filosofía de la liberación 239
28
Juan Carlos Scannone, “Presentación”, en Stromata, año 28, enero-junio,
p. 4.
29
Ardiles, “Líneas básicas para un proyecto de filosofar latinoamericano. Pro-
posiciones sueltas”…, p. 10.
30
Cfr., esta visión con la de sus otros compañeros de grupo, quienes entendían
—y entienden— unívocamente a las filosofías de la liberación desde una visión
que hemos denominado homogeneizante. Al respecto, véanse nuestros escritos:
“Una autoimagen canónica” y “Una autoimagen de la liberación integral”, apar-
tados de nuestra citada “Filosofías de la liberación: imágenes y proyecciones”…,
pp. 32-39 y 41-46.
31
Cerutti, “Autocrítica complementaria de…”, pp. 79-83.
240 Orlando Lima Rocha
Dussel. Para Dussel hay que esperar, como se ha visto, hasta la misión
Ivanisevic [del peronismo derechizado de Isabel Martínez en 1975]
para que la “generación” adquiera conciencia de la íntima relación
entre ambas cuestiones. Para Ardiles, a partir de 1973 esta cuestión se
empieza a hacer revisable por el curso mismo de los acontecimientos
políticos de Argentina [que implican el retorno de Perón a Argentina,
luego de su exilio de casi dos décadas, y posterior muerte el 1 de julio
de 1974].32
32
Ibid., p. 80.
33
Véase Torrez Brizuela, op. cit., y también Reconocimiento a los docentes de la
ffyh cesanteados por motivos políticos entre 1974 y 1983, Córdoba, Universidad Nacio-
nal de Córdoba, noviembre de 2014. En www.ffyh.unc.edu.ar/alfilo/docentes-
cesanteados (fecha de consulta: 10 de diciembre, 2014).
34
Ardiles, “Filosofía: populismo o liberación…”, pp. 155-175.
Filosofía de la liberación 241
35
Ardiles, “Anamnesis”, en El exilio de la razón…, p. 41. La cita se encuentra
también en las “Conclusiones críticas” a la 2ª edición de 2002, p. 226. Sobre
este punto, es interesante el contraste con la apreciación que hace el profesor
ruso Eduardo Demenchonok, “Filosofía de la liberación/Filosofía universal”, en
Ricardo Salas Astraín [coord.], Pensamiento crítico latinoamericano. Conceptos fundamen-
tales, vol. II, Santiago de Chile, Ediciones ucsh, 2005, p. 396.
36
Para una profundización del punto, véase Lima Rocha, op. cit.
37
Ardiles, “Filosofía: populismo o liberación…”, p. 172.
242 Orlando Lima Rocha
38
Ibid., p. 161.
39
Loc. cit.
40
En 1982 escribió: “En su origen argentino, y por influencias del populismo
peronista, la cuestión de Marx fue mal planteada por la generación de filósofos
de la liberación”, en Praxis latinoamericana y filosofía de la liberación, Bogotá, Nueva
América, 1983, p. 93.
41
Ibid., p. 162.
Filosofía de la liberación 243
Bibliografía
42
Orlando Lima Rocha, “Filosofías de la liberación: imágenes y proyeccio-
nes”. Asimismo, de particular importancia son Gustavo Ortiz, “Filosofía de la
liberación” en América Latina. ¿Una modernidad diferente?, Córdoba, educc, 2013,
pp. 346-349; y Arpini, op. cit.
Filosofía de la liberación 247
5
Cândido, op. cit., p. 47.
6
Ibid., p. 50.
7
Cfr. Revista Hispánica Moderna, vol. x, núms. 1-2, 1941, p. 49.
254 Valeria Vega Tapia
8
Cfr. Luis Leal, Mariano Azuela: el hombre, el médico, el novelista, vol. I, México,
Conaculta, 2001, p. 12.
9
Beatrice Berler [comp.], Mariano Azuela, correspondencia y otros documentos, Mé-
xico, unam/fce, 2000, p. 211.
10
Ibid., p. 211.
El puente entre literatura y sociedad 255
11
Cândido, op. cit., p. 83.
256 Valeria Vega Tapia
12
Mariano Azuela, Obras completas, México, fce, 1960 (Letras Mexicanas),
vol. III, p. 959.
13
Héctor P. Agosti, Defensa del realismo, Buenos Aires, Lautaro, 1963, pp. 22 y
23, en Balcárcel, op. cit., p. 12.
El puente entre literatura y sociedad 257
14
Ibid., p. 86.
15
Cfr. Revista Hispánica Moderna, op. cit., p. 49.
16
Cfr. Berler, op. cit., p. 206.
258 Valeria Vega Tapia
Hablas y te explicas tan bien, hermano, que es una lástima que Cár-
denas no te conozca, pues en vez de andar vendiendo cuentos verdes
estarías a estas horas como representante de México en la Sociedad
de las Naciones. ¡Tan fácil habría sido evitar la guerra europea oyen-
do tus opiniones y siguiendo tus consejos!...
—Eres venenoso, camarada Pedroza; pero, aunque te pese, no dices
más que la pura verdad.19
17
Balcárcel, op. cit., pp. 59 y 60.
18
Cfr. Berler, op. cit., pp. 203 y 204.
19
Mariano Azuela, Nueva burguesía, México, fce, 1985, p. 73.
El puente entre literatura y sociedad 259
20
Cfr. Carta dirigida a Mariano Azuela por parte de Club del Libro A.L.A.
con fecha 4 de enero de 1940. En archivo Mariano Azuela: Fondo Reservado
Mariano Azuela.
21
Cândido, op. cit., p. 26.
22
Berler, op. cit., p. 163.
260 Valeria Vega Tapia
23
Ibid., p. 213.
24
Balcárcel, op. cit., p. 48.
25
Berler, op. cit., p. 214.
26
Azuela, Nueva burguesía…, p. 57.
27
Balcárcel, op. cit., p. 86.
El puente entre literatura y sociedad 261
28
Loc. cit.
262 Valeria Vega Tapia
29
Cárdenas, Lázaro, Testimonios de nuestro tiempo, cuadernos obreros, ctm 1936-
1941, México, pri, 1982, t. I., pp. 67 y 68.
30
Azuela, Nueva burguesía..., p. 33.
El puente entre literatura y sociedad 263
31
Loc. cit.
32
Cfr. Carta dirigida a Mariano Azuela por parte de Club del Libro A.L.A.,
27 de junio, 1938 y 11 de junio, 1940, en Fondo Reservado Mariano Azuela.
264 Valeria Vega Tapia
Bibliografía
33
Cândido, op. cit., p. 75.
34
Azuela, Nueva burguesía…, p. 80.
El puente entre literatura y sociedad 265
Entrevista
Archivo
2
Michel Houellebecq, Salir del siglo xx. En www.palabrasmalditas.net.
El ser humano en las sociedades descritas en relatos de ciencia ficción 269
3
“Clientela restringida”, en Kendell F. Crosen, y Charles Nuetzel, Los mejores
relatos de anticipación, Bilbao, 1972, pp. 107 y 108.
4
Clifford D. Simak, Ciudad, Buenos Aires, Minotauro, 1974, p. 14.
270 José Arturo Alvarado Sánchez
5
Ray Bradbury, Crónicas marcianas, Barcelona, Minotauro, 1985, p. 104.
6
Ibid., p. 160.
El ser humano en las sociedades descritas en relatos de ciencia ficción 271
sociedades actuales viven con ese miedo y así lo hace ver Clifford
Simak en su novela Un anillo alrededor del sol:
7
Clifford D. Simak, Un anillo alrededor del sol, Buenos Aires, Sudamericana,
1979 (Col. Nebulae), p. 194.
272 José Arturo Alvarado Sánchez
¿Y por qué debería yo —dijo el hombre— hacer algo por alguien que
no ha nacido todavía? ¿Por qué debo preocuparme por años que no
veré? Cuando yo muera, la gloria y los elogios, las banderas y clarines,
no tendrán significado para mí. Yo mismo no sabré si he tenido una
vida muy rica o una muy pobre […] La preservación de la raza es un
mito […] un mito que los ayuda a vivir, algo sórdido que ha surgido
de la estructura social. La raza muere todos los días. Cuando un hom-
bre desaparece, la raza desaparece con él. En lo que a él concierne,
ya no hay raza.8
¿Qué hace que nos mantengamos unidos y cada vez más haci-
nados en las grandes urbes? Resulta aterrador pensar que en redu-
cidos espacios convivan, si a eso se le puede llamar convivir, miles
de personas en los subterráneos o metros. ¿Es ese mito llamado
raza? ¿Es miedo a la soledad? He ahí la crítica de la ciencia fic-
ción y en este caso la de Simak a las sociedades contemporáneas.
Las enormes urbes se mantienen sobre hielo demasiado delgado,
las reglas mínimas de convivencia se resquebrajan cuando surge
cualquier atisbo de falta de orden. Las sociedades actuales nece-
sitan, parece ser, de una correa como el perro para mantenerse
en orden, cuando ésta falta, podemos ver hechos tan lamentables
como los recurrentes linchamientos. Es así como las sociedades se
estructuran en estos relatos, los hombres que las conforman nece-
sitan aprobación de ellos mismos. Y al respecto Simak comenta lo
siguiente:
8
Simak, Un anillo alrededor…, pp. 107 y 108.
El ser humano en las sociedades descritas en relatos de ciencia ficción 273
9
Ibid., p. 109.
274 José Arturo Alvarado Sánchez
Todo aquello era lamentable, por supuesto. Personas adultas que fin-
gían vivir en otra época, confesando públicamente su falta de ajuste
con la propia, esa intranquilidad que los obligaba a retroceder ha-
cia otros tiempos, otros acontecimientos, donde hallaban las moho-
sas emociones de una existencia prestada. Marcaba con un amargo
fracaso la vida de esas personas, en una vacuidad terrible que no les
permitía existir por sí, el reclamo a voz en cuello de un abismo que
requería ser cubierto.
El movimiento en sí era escapismo puro, por supuesto, pero ¿de
qué escapaba toda esa gente? De la inseguridad, tal vez. De la ten-
sión, de una intranquilidad cotidiana e incesante que nunca llegaba
a ser temor declarado, pero tampoco acababa en paz. Tal vez del es-
tado mental de no sentirse jamás seguro: un estado mental que todos
los refinamientos de una tecnología altamente desarrollada no podían
compensar.10
10
Simak, Un anillo alrededor…, p. 43.
El ser humano en las sociedades descritas en relatos de ciencia ficción 275
pacidad del hombre para comprender y apreciar las ideas y los puntos
de vista de sus semejantes tendría que haber sido un obstáculo inven-
cible que ningún aumento de la capacidad mecánica podría derruir.11
11
Ibid., p. 133.
12
Ibid., p. 130.
13
Ibid., p. 151.
276 José Arturo Alvarado Sánchez
Hay que ser inteligente para infligir dolor, para pasar encima
de los demás con tal de tener ciertas ventajas, hay que ser inte-
ligente para competir y ganar a costa de lo que sea, hay que ser
inteligente para crear armas, hay que ser inteligente para crearlas
de una manera en que destruyan más personas, eso es para lo que
estamos educados en las sociedades contemporáneas. Si no entras
en la dinámica entonces eres considerado un extemporáneo, un
paria, un desadaptado.
En la literatura de ciencia ficción existe un claro ejemplo donde
la normalidad, el amor y la soledad se ven de manera distinta. En
su novela Soy leyenda, Richard Matheson, extrapola toda noción de
soledad. Robert Neville, el protagonista, es el último humano so-
bre la tierra. Una tierra habitada por vampiros. Una visión apoca-
líptica, pero más allá de la destrucción de la humanidad, nos hace
ver, de una forma cruda, cómo el hombre se acostumbra a vivir
solo; por un momento en el relato se encuentra a un perro, que
termina muriendo, cuando esto sucede Neville decide beber, beber
hasta saciar su sed de compañía. Más adelante, cuando parece
encontrarse con una compañera, Neville se cuestiona, si no será
mejor ya quedarse solo y no complicar su existencia. Volver a em-
14
Daniel Keyes, Flores para Algernon, México, sm, 1966, p. 111.
El ser humano en las sociedades descritas en relatos de ciencia ficción 277
15
Richard Matheson, Soy leyenda, Barcelona, Minotauro, 2003, p. 64.
16
Ibid., p. 76.
17
Ray Bradbury, Las doradas manzanas del sol, Barcelona, Minotauro, 1985,
p. 12.
278 José Arturo Alvarado Sánchez
18
Loc. cit.
19
Simak, op. cit., p. 134.
El ser humano en las sociedades descritas en relatos de ciencia ficción 279
20
Brian W. Aldiss, El momento del eclipse, Barcelona, Minotauro, 1978, p. 65.
21
Ibid., p. 185.
280 José Arturo Alvarado Sánchez
22
Simak, Un anillo alrededor…, p. 152.
23
Ibid., p. 173.
El ser humano en las sociedades descritas en relatos de ciencia ficción 281
China. Está tan lejos que parece irreal. No está aquí. No se puede to-
car. No se puede ver. Es sólo una luz verde. ¿En esa luz viven dos billo-
nes de personas? ¡Increíble! ¿Una guerra? No oímos las explosiones.24
24
Bradbury, Las doradas manzanas..., p. 195.
25
Ibid., p. 258.
282 José Arturo Alvarado Sánchez
Luego fui y maté el televisor, esa bestia insidiosa, esa Medusa, que
petrifica a un billón de personas todas las noches con una fija mirada,
esa sirena que llama y canta y promete tanto, y da, al fin y al cabo,
tan poco, y yo mismo siempre volviendo a él, volviendo y esperando
hasta que…¡pum!27
Era tan agradable al principio. La sola idea de esas cosas, tan prácti-
cas, era maravillosa. Eran casi juguetes con los que uno podía diver-
tirse. Pero la gente fue demasiado lejos, y se encontró envuelta en una
red de la que no podía salir, ni siquiera advertía que estaba dentro. Así
26
Ibid., p. 74.
27
Ibid., p. 76.
El ser humano en las sociedades descritas en relatos de ciencia ficción 283
que dieron a sus nervios otro nombre “La vida moderna”, dijeron.
“Tensión”, dijeron.28
28
Ibid., p. 77.
29
Thomas F. Monteleone [comp.], Mensajes de la era del ordenador, Barcelona,
Ultramar Editores, 1986, p. 231.
284 José Arturo Alvarado Sánchez
30
Brian W. Aldiss, El momento del eclipse, Barcelona, Minotauro, 1978, p. 39.
El ser humano en las sociedades descritas en relatos de ciencia ficción 285
Bibliografía
Introducción
1
Cfr. Aristóteles, Poética, México, unam, 2011.
2
Juan David García Bacca, “Introducción filosófica a la poética”, en ibid.,
p. xiv.
3
Ibid., p. ix.
Poética de la expresión en América Latina 289
Poética
4
Gastón Bachelard, El aire y los sueños, México, fce, 1980, p. 9.
Poética de la expresión en América Latina 295
Expresión
Poética y expresión
una forma de ser que ya fue, una existencia que ha sido en los seres
humanos como entidades poético-expresivas. Pero ¿qué expresa la
poética? ¿Qué es lo que construye la poética a través de la expre-
sión sobre los sistemas simbólicos que representan la realidad?
La poética expresa la condición del sujeto como conciencia en
el mundo, como corporalidad que expresa la realidad histórica
que está siendo y así crear y construir un diálogo entre las genera-
ciones y tradiciones que se actualizan en el presente para incluir
los pensamientos anteriores a nosotros en un nuevo discurso. Pero
no sólo al expresar se expone y manifiesta sino que se ordena, en
una forma coherente y organizada a través de un conjunto de le-
yes, de reglas que organizan y dan orden; orden que está guiado
e integrado en el tiempo. Un orden que responde a una historia
significativa la cual tiene origen dentro de la comunidad en la que
el sujeto se empodera de la realidad que lo circunda.
Es decir, la poética de la expresión es manifestar, adquirir y
crear al ser propio y con ello, al ser de los demás en un conjunto
organizado e integrado de todo aquello que conforma a la tota-
lidad. Lo que la expresión y la poética comparten es que ambas
son posiciones ideológicas frente al orden social-político. La poiesis
pone frente a la conciencia a los entes y las cosas, permitiéndole
al poetizante mostrar cómo se organizan los símbolos según la his-
toria intrínseca de éstos; acto, pensamiento, idea, sentido, valor,
etc. Esto se puede entender de mejor manera cuando utilizamos
una simbolización de la realidad que actúa y trabaja con los sím-
bolos interpretados como sistema lingüístico de significación. En
ello está presente la diversidad y la pluralidad de entidades que
conforman la realidad.
El sujeto expresivo ordena la realidad, la moldea y da un lugar
en el universo simbólico al mundo humano y a nuestra realidad
interior; al igual decora el nuevo orden entitario al ser intrínseco,
espacio-tiempo común para compartir y estar dentro del ser como
entidades expresivas que somos. Si la poética y la expresión son
formativas y constructivas ¿cómo es que se incorporan a las demás
302 Pablo Sergio Arias y Castrejón
Conclusión
Bibliografía
La modernización y la desterritorialización
como origen del mst
1
Según José de Souza Martins, quien es considerado como el mayor especia-
lista de la sociología rural de Brasil, las luchas campesinas de ese país tomaron
gran fuerza a partir de la abolición de la esclavitud (1888); no obstante, la lucha
de los campesinos viene desde la época colonial. La relación entre amo y esclavo
disfrazaba las luchas contra el gran latifundio; a partir de la abolición, la lucha
entre campesinos y grandes terratenientes se hizo mucho más clara. Lo que otro-
ra había sido poder sobre el trabajador esclavo, se convierte en poder sobre la
tierra, ésta se desdeñaba frente a la propiedad del esclavo para posteriormente
pasar a ser el centro de grandes disputas. Cfr. Pablo González Casanova [coord.],
“Los campesinos y la política en el Brasil”, en Historia política de los campesinos
latinoamericanos, México, Siglo xxi, 1985.
2
Según Echeverría —con base en la escuela de Frankfurt— la forma natural
de la vida en la modernidad “se devela mediante el trabajo guiado por la técnica
mágica, y […] se formula mediante la razón mítica”, ésta es una perspectiva fuer-
temente arraigada en la visión del progreso técnico. Habría que hacer una crítica
de esta concepción de la vida natural —nos dice Bolívar— pues es la que sostiene
el modo de producción capitalista y al mismo tiempo es reproducida por él. Cfr.
Bolívar Echeverría, Valor de uso y utopía, México, Siglo xxi, 1998.
3
El mst realiza la recuperación de tierras implementando primero campamen-
tos, que son construidos en la mayoría de los casos con lonas negras, para resistir
El Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil (mst) 313
6
Lia Pinheiro Barbosa, Educación, movimientos sociales y Estado en América Latina:
estudio analítico de las experiencias de resistencia contra-hegemónica en Brasil y México, Mé-
xico, 2013 (Tesis de doctorado en Estudios Latinoamericanos, ffyl-unam), p. 62.
7
Cfr. Ruy Mauro Marini, Dialéctica de la dependencia, México, Era, 1973.
8
Cfr. Raúl Zibechi, Brasil potencia. Entre la integración regional y un nuevo imperialis-
mo, México, Bajo Tierra Ediciones, 2013.
El Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil (mst) 315
9
Balsan, op. cit., p. 128. La traducción es mía.
10
Cfr. Moacir Palmeira, Modernizaçao, Estado e Questao Agrária. En file:///C:/
Documents%20and%20Settings/Administrador/Mis%20documentos/Down
loads/8532-11181-1-PB.pdf (fecha de consulta: 22 de noviembre, 2014).
316 José Leonel Vargas Hernández
11
Cfr. João Pedro Estédile, Bernardo Mançano Fernandes, Brava gente. A trajetó-
ria do mst e a luta pela terra no Brasil, São Paulo, Editora Fundação Perseu Abramo,
2005.
12
Cfr.Waldo Ansaldi, “Los campesinos brasileños no hicieron una revolución,
pero…”, en Revista de Historia, núm. 13, un Comahue, 2012.
El Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil (mst) 317
13
Loc. cit.
14
Fueron eliminadas en cuanto a organización como ligas y sus escisiones en
movimientos armados, sin embargo muchos de los sujetos activos en las ligas son
quienes posteriormente participarían en la lucha por la democratización.
318 José Leonel Vargas Hernández
15
Cfr. Estédile, op. cit.
16
Cfr. Enzo Traverso, “Historia y Memoria”, en Marina Franco y Florencia
Levín, Historia reciente: perspectivas y desafíos para un campo en construcción, Buenos Ai-
res, Paidós, 2007.
El Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil (mst) 319
17
Maurice Halbwachs, sociólogo francés, teorizó sobre las memorias colec-
tivas.
18
Elizabeth Jelin, Los trabajos de la memoria, Madrid, Siglo xxi, 2001, p. 20.
19
Cfr. Diccionario de la lengua española (drae), 22ª ed., enmiendas incorporadas
hasta 2012. En http://lema.rae.es/drae/?val=sujeto (fecha de consulta: 22 de
noviembre, 2014).
320 José Leonel Vargas Hernández
20
Cfr. Immanuel Kant, Crítica de la razón pura, Madrid, Alfaguara, 2002.
21
Es necesario aclarar que nociones como tiempo y espacio se forman como
a prioris, pero no en un sentido kantiano, como a prioris innatos del humano, sino
más como a prioris históricos, es decir como determinaciones que se construyen y
reconstruyen dialécticamente en el devenir de la construcción sociohistórica. Un
a priori en un sujeto social puede pasar a ser a posteriori (después de la experiencia),
sin embargo quedará como a priori para una experiencia nueva, esto se construye
socialmente en el devenir histórico que no es necesariamente lineal, pero sí tiene
un pasado, un presente y un futuro.
22
Esta es una postura aparentemente relativista, sin embargo, desde la teoría
del conocimiento y la sociología del conocimiento, se ha trabajado en categorías
más generales sobre la concepción de los pueblos modernos occidentalizados y
pueblos con tradiciones distintas para poder sistematizar formas de conocimiento
y no relativizar todas las culturas. Cfr. Andrés Roig y Norbert Elias.
El Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil (mst) 321
23
Cfr. Norbert Elias, Sobre el tiempo, México, fce, 2010.
322 José Leonel Vargas Hernández
24
Jelin, op. cit.
25
Cfr. Walter Benjamin, Tesis sobre la historia y otros fragmentos, México, uacm/
Itaca, 2008.
26
Cfr. María Teresa de la Garza Camino, “Tiempo y Memoria en Walter
Benjamin”, en Dominik Finkelde [coord.], Topografías de la modernidad, el pensamien-
to de Walter Benjamin, México, unam/Ibero/Goethe Institut, 2007.
324 José Leonel Vargas Hernández
27
Pinheiro Barbosa, op. cit.
28
Raúl Zibechi, Autonomías y emancipaciones. América Latina en movimiento, Méxi-
co, Bajo Tierra-Sísifo, 2008.
El Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil (mst) 325
29
Pinheiro Barbosa, op. cit.
326 José Leonel Vargas Hernández
30
Echeverría, op. cit.
El Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil (mst) 327
31
Ibid., p. 63.
32
Isabel Rauber, Revoluciones desde abajo, Buenos Aires, Ediciones Continente,
2012, p. 92.
33
Zibechi, Autonomías y emancipaciones…, p. 57.
328 José Leonel Vargas Hernández
Conclusiones
34
Loc. cit.
35
Ibid., pp. 50 y 51.
El Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil (mst) 329
Bibliografía
1
Actas Tupamaras, Madrid, 1986, p. 82.
336 Roberto Nahúm Tiempos Corona
2
El desarrollismo de la cepal encabezada por Raúl Prebisch se pronuncia a
favor de un crecimiento económico por el único camino aparente, la industriali-
zación para salir del subdesarrollo vía sustitución de importaciones, este subde-
sarrollo era caracterizado por economías agroexportadoras volcadas al monocul-
tivo y debía industrializarse para así alcanzar el desarrollo de Estados Unidos o
Europa Occidental sin advertir que el subdesarrollo y el desarrollo no pertenecen
340 Roberto Nahúm Tiempos Corona
a una línea histórica donde los países desarrollados hayan pasado por el subdesa-
rrollo y luego brincado al club de los desarrollados; sino que el desarrollo y sub-
desarrollo son las caras de una misma moneda y de un mismo proceso histórico.
Véase Theotonio Dos Santos, Imperialismo y dependencia, México, Era, 1978.
3
Entiéndase por batllismo al periodo del gobierno de José Batlle y Ordóñez
y a otros gobiernos posteriores afines a su proyecto, el cual se caracterizó por
tener pretensiones industrialistas y proteccionistas, legislaciones de “avanzada”
en materia de seguridad social y laboral teniendo una postura firme frente al im-
perialismo inglés. No obstante, en ningún momento lesionó los intereses agrícolas
exportadores que financiaban el proyecto industrial vía impuestos. El batllismo
generó, sin proponérselo, el imaginario de la excepcionalidad uruguaya respecto
al resto de la región, esto llegó al grado de que el uruguayo “de a pie” creía que
su país era una nación europea incrustada en América, esto alimentado por los
buenos niveles de vida a principios de siglo xx. El neobatllismo surgió con el
gobierno de Luis Batlle Berres durante la década de los cincuenta, su gobierno
terminó con una gran crisis económica, el fin del Estado benefactor y el proyecto
industrializador.
4
Carlos Real de Azúa, Uruguay hoy, Buenos Aires, Siglo xxi, 1971, p. 188.
Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (mln-t) 341
5
El capital transnacional se retiró dejando vacilantes las posiciones de la oli-
garquía agroexportadora. No sin antes experimentar ciertas convulsiones políti-
cas, se inició un proceso de Industrialización por Sustitución de Importaciones
(isi) amparado por regímenes con características populistas que definimos como
“Al tipo de régimen o de movimiento político que expresa una coincidencia ines-
table de intereses de sectores y elementos subordinados de las clases dominantes y
de las fracciones emergentes, sobre todo urbanas, de las clases populares.” Véase
Carlos Vilas [comp.], La democratización fundamental, el populismo en América Latina,
México, Conaculta, 1995, p. 11.
Para algunos, el populismo más acabado es una modernidad singular a la
latinoamericana, pues conjuntó racionalización encarnando un plan económico
y una lógica de acumulación con subjetivación personificada por manifestacio-
nes colectivas de masas sociales, sectores nacionales y populares. “Reconociendo
la existencia de préstamos e imbricaciones entre ambos —como el par consti-
tutivo de esa forma peculiar de modernidad que representó la matriz popular
latinoamericana.” Véase Lisandro Gallucci, “De la era de la revolución al impe-
rio de la identidad: interpretando la modernidad en América Latina”, en Perfiles
Latinoamericanos, año 17, núm. 34, julio-diciembre de 2009, p. 155.
342 Roberto Nahúm Tiempos Corona
El mln-t, su proyecto
6
Hugo Zemelman, De la historia a la política, México, Siglo xxi, 2001, p. 190.
7
Ibid., p. 35.
Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (mln-t) 345
8
Actas tupamaras, pp. 95-97.
9
Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, “Programa de gobierno
del mln”, en Ángel Gutiérrez, Los tupamaros de la década de los sesenta, México, Ex-
temporáneos, 1978, p. 147.
346 Roberto Nahúm Tiempos Corona
10
María del Rayo Ramírez Fierro, Utopología de Nuestra América, Bogotá, Edi-
ciones Desde Abajo, 2012, p. 105.
11
Ibid., p. 104.
Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (mln-t) 347
Conclusiones
12
El pensamiento tercerista en Uruguay provino de diferentes tradiciones que
confluyeron en la necesidad de hacer planteamientos y posturas en torno a lo
que pasaba en el exterior; con una posición crítica que se distanciara del comu-
nismo, pero que también criticara el orden propuesto por Occidente. “Aldo Solari
sintetizó el contenido básico del tercerismo en cinco puntos: libertad de espíritu,
antiimperialismo, nacionalismo, democratismo y antiyankismo, pero, por sobre
todos ellos, el tercerismo se caracteriza por la búsqueda de poderes externos”. El
tercerismo resultó una convergencia de ideas en común, una corriente, más que
una organización política. Con la llegada de la Revolución cubana, dentro del
tercerismo hubo quienes afirmaban que se debía defender la Revolución y avan-
zar hacia el socialismo dentro de las maneras liberales. Este grupo debió pasar
por un proceso de maduración en varias aglomeraciones políticas a lo largo de
la década de los sesenta hasta fundar el Frente Amplio. Otras posturas señalaban
que por medio de la lucha armada se podía avanzar a la revolución socialista.
La primera corriente del tercerismo apoyó sin dudas a la Revolución cubana, la
segunda, no sólo defendió a Cuba sino que la tomó como modelo y pasó a formar
grupos armados como el mln-t. El Tercerismo junto con Cuba y la figura de Ar-
tigas ayuda a situar a Uruguay dentro de la periferia. Véase José Pedro Cabrera
Cabral, “El pensamiento nacionalista en la izquierda uruguaya (1950-1970)”, en
Cuadernos Americanos, Nueva Época, vol. 24, núm. 133, julio-septiembre de 2010,
pp. 75-87.
Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (mln-t) 349
Bibliografía
Fuentes hemerográficas
13
Zemelman, op. cit., p. 35.
350 Roberto Nahúm Tiempos Corona
1
Bolívar Echeverría, Modernidad y capitalismo (15 tesis), versión en pdf, p. 2.
354 Tezkoatl Mitzin Pérez Alvarado
2
Cfr. Bolívar Echeverría, Violencia y modernidad, versión digital en pdf.
Derechos humanos y autoritarismo 355
3
George Friedman, La filosofía política de la Escuela de Frankfurt, México, fce,
1986, p. 117.
4
Loc. cit.
Derechos humanos y autoritarismo 357
5
Ana Luisa Guerrero Guerrero, Hacia una hermenéutica intercultural de los Derechos
Humanos, México, cialc-unam, 2012, p. 92.
6
Cfr. Loc. cit.
Derechos humanos y autoritarismo 361
7
Ibid., p. 101.
362 Tezkoatl Mitzin Pérez Alvarado
8
Ibid., p. 104.
9
Ibid., p. 105.
10
Loc. cit.
11
Ibid., p. 106.
Derechos humanos y autoritarismo 363
12
Ibid., p. 108.
364 Tezkoatl Mitzin Pérez Alvarado
13
Echeverría, Modernidad…, p. 1.
14
Ibid., p. 4.
Derechos humanos y autoritarismo 365
15
Juan Antonio Castillo López y José Guadalupe Zúñiga Alegría, Alegatos,
México, uam-Azcapotzalco, enero-abril de 2006, p. 192.
366 Tezkoatl Mitzin Pérez Alvarado
Bibliografía
Introducción
Consideraciones metodológicas
1
Cfr. Arturo Andrés Roig, Notas para una lectura filosófica de nuestro siglo xix,
Mendoza, Facultad de Filosofía y Letras-Universidad Nacional de Cuyo, 2008,
pp. 295.
La modernidad en nuestra América: miradas epistémicas 371
2
Mauricio Beuchot, Estudios de historia y de filosofía en el México colonial, México,
unam, 1991, p. 12.
3
Ibid., p. 13.
372 Ana Claudia Orozco Reséndiz
4
Leopoldo Zea, América como conciencia, México, Cuadernos Americanos,
1953, p. 31.
La modernidad en nuestra América: miradas epistémicas 373
Ese largo siglo xix también fue para nosotros los latinoamericanos
pleno de altibajos, atravesado de momentos de “crisis de identidad”
más o menos profundos, como también de momentos de consolida-
ción de la autoimagen de nuestros pueblos. No entenderíamos nuestro
proceso si no partiéramos, por lo menos, de la segunda mitad del siglo
xviii, época en la que comienza a tomar cuerpo, como respuesta ante
la “Calumnia de América” —ideología colonialista europea de la que
participaron no pocos españoles— un proceso de autoafirmación de
un sujeto latinoamericano.5
5
Arturo Andrés Roig, El pensamiento latinoamericano y su aventura, Buenos Aires,
El Andariego, 1994, pp. 60 y 61.
6
Ibid., p. 56.
374 Ana Claudia Orozco Reséndiz
7
Mario Magallón Anaya, Modernidad alternativa: viejos retos y nuevos problemas,
México, ccydel-unam, 2006, pp. 27 y 28.
8
Cfr. Rafael Moreno, El Humanismo Mexicano, México, ffyl/dgapa/unam,
1999; Rafael Moreno, comp. de Norma Durán Amavizca, La filosofía de la ilustra-
ción en México y otros escritos, prol. de Mario Magallón Anaya, México, ffyl-dgapa-
unam, 2000. En ambos textos Rafael Moreno dejará clara la presencia de la
La modernidad en nuestra América: miradas epistémicas 375
modernidad como una etapa de ruptura epistémica, si se quiere ver así, pues ya
no se siguen los parámetros impuestos por el saber europeo, sino que se formu-
larán a partir de las propias necesidades, y para ejemplificar esta aseveración, se
da a la tarea de exponer aspectos de suma relevancia de filósofos como Carlos de
Sigüenza y Góngora, Sor Juana Inés de la Cruz, Francisco Javier Clavijero, José
Ignacio Bartolache y José Antonio Alzate, entre otros.
376 Ana Claudia Orozco Reséndiz
9
Francisco López Cámara, La génesis de la conciencia liberal en México, México,
unam, 1969, p. 115.
10
La realización del criollo en su historia es tema fundamental en la Nueva
España, sobre todo a mediados del siglo xvii y primera mitad del xviii.
11
Mario Magallón Anaya, Dialéctica de la filosofía latinoamericana. Una filosofía en
la historia, México, ccydel-unam, 1991, p. 92.
La modernidad en nuestra América: miradas epistémicas 377
12
Luis Villoro, El proceso ideológico de la Revolución de Independencia, México,
Conaculta, 1953, p. 37.
13
Ibid., p. 32.
14
Luis Villoro, Estado plural y pluralidad de culturas, México, Paidós/ffyl-unam,
1998, pp. 25 y 26.
378 Ana Claudia Orozco Reséndiz
Pero la condición para que esto sea posible será lo que hemos llama-
do “emancipación mental”, esto es, ruptura con la cultura colonial
en que había sido formada esta América. […] Junto con la pregun-
ta sobre la posibilidad de una cultura nacional en los pueblos de la
América Latina se empieza a plantear, también la pregunta sobre una
filosofía, tanto nacional como americana, entendiendo por ello la de
esta parte de América.15
15
Leopoldo Zea, La filosofía americana como filosofía sin más, México, Siglo xxi,
1969, p. 23.
16
La obra de Eguiara consta de 442 títulos que incluyen: sermones, pane-
gíricos, pláticas, oraciones sacras y piezas oratorias. Cabe mencionar que esta
cifra expuesta es resultado de la amplia investigación que realizó el abogado,
historiador y bibliógrafo Ernesto de la Torre Villar, la cual es producto de una
corrección hacia el trabajo elaborado por el historiador, bibliógrafo y filólogo
La modernidad en nuestra América: miradas epistémicas 379
Agustín Millares Carlo, quien presentó una cifra de un total de 226 piezas. Cfr.
Ana Claudia Orozco Reséndiz, Una mirada moderna a la filosofía: Juan José de Eguiara
y Eguren, México, 2013 (Tesis de licenciatura, ffyl-unam).
17
En esta obra Eguiara arremete contra los que se han atrevido a juzgar
negativamente a los americanos señalados como incapaces para cultivar el co-
nocimiento; principalmente critica la postura del erudito alicantino Manuel
Martí, quien se atrevió a difamar a todo el continente americano. Cfr. Juan José
de Eguiara y Eguren, Biblioteca Mexicana, pról. y versión española de Benjamín
Fernández Valenzuela, estudio prel. de Ernesto de la Torre Villar con la colabo-
ración de Ramiro Navarro de Anda, México, Coordinación de Humanidades-
unam, 1986.
380 Ana Claudia Orozco Reséndiz
18
Juan José de Eguiara y Eguren, “La Christiandad del Imperio mexicano
conformada por María Santísima prodigiosa Imagen de Guadalupe de México”,
en Sermones Varios 1723-1750, vol. 1, Manuscrito ubicado en el Fondo Reservado
de la Biblioteca Nacional, Clasificación: ms.757.
19
Ibid.
20
Mario Magallón Anaya, Filosofía, tradición, cultura y modernidad desde América
Latina, Culiacán, uas, 2007, p. 86.
La modernidad en nuestra América: miradas epistémicas 381
21
Cfr. Horacio Cerutti [dir.], Diccionario de filosofía latinoamericana, Toluca,
uaem, 2000.
La modernidad en nuestra América: miradas epistémicas 383
22
Simón Bolívar/José Martí, Nuestra América, México, unam, 2009, p. 57.
23
Mario Magallón Anaya, “La América de Martí en Panoramas de Nuestra
América”, en José Martí a cien años de Nuestra América, México, ccydel-unam,
1993, p. 19.
384 Ana Claudia Orozco Reséndiz
24
Martí, op. cit., p. 63.
25
Entiéndase que la concepción de sujeto aquí planteada tiende hacia un
pluralismo social, un sujeto colectivo que conjunta fuerza sólo a través de la pro-
creación de la unidad social, de una colectividad emergente para dar solución a
los problemas que padece la sociedad.
26
José Ortega y Gasset, Vives-Goethe, Madrid, El Arquero, 1973, p. 74.
La modernidad en nuestra América: miradas epistémicas 385
Conclusión
Bibliografía
2
Cfr. Rubén Sanabria y Mauricio Beuchot, Algunas perspectivas de la filosofía
actual en México, México, Universidad Iberoamericana, 1997, p. 81.
3
Cfr. Mauricio Beuchot, La retórica como pragmática y hermenéutica, Barcelona,
Antropos, 1998, p. 116.
4
Cfr. Mauricio Beuchot, Ensayos marginales sobre Aristóteles, México, unam,
2004, p. 22.
5
Cfr. Mauricio Beuchot, Perfiles esenciales de la hermenéutica, México, fce/
unam, 2008, p. 112.
6
Mauricio Beuchot, Las caras del símbolo: el ícono y el ídolo, Madrid, Caparros
Editores, 1999, p. 13.
Ventajas de la hermenéutica analógica de Mauricio Beuchot Puente 391
7
La analogicidad nos hace movernos con conocimientos vagos y provisorios,
corregibles y, al mismo tiempo, mejorables. Cfr. Mauricio Beuchot, Estudio sobre
Pierce y la escolástica, Navarra, Universidad de Navarra, 2002, p. 99.
8
Cfr. Beuchot, Perfiles esenciales…, p. 121.
9
Ibid., p. 122.
10
Cfr. Beuchot, Las caras del símbolo…, p. 59. “No sólo la imagen del hombre
como microcosmos ha sido imagen de Dios, compendio, horizonte y límite del
universo, sino también ícono del ser”. Ibid., p. 60.
11
La conciencia del hombre como imagen icónica del universo es la que pue-
de hacer ver a los otros como hermanos, como semejantes. Ibid., p. 64.
12
Cfr. Beuchot, La retórica como pragmática…, p. 7. Por otra parte, la pragmática,
disciplina que configura una rama de la semiótica, confía en que puede rescatar
el significado del autor.
392 David Téllez Ramírez
13
Beuchot, Perfiles esenciales…, p. 79. Por eso la hermenéutica sólo puede tener
una ontología relativa en el camino de la crisis de la metafísica occidental.
14
Cfr., ibid., pp. 92 y 93.
15
Cfr. Beuchot, La retórica como pragmática…, p. 127.
16
Beuchot, Perfiles esenciales…, p. 58.
17
Cfr. Mauricio Beuchot, Lineamientos de hermenéutica analógica, México, Ideas
Mexicanas, 2006, p. 14.
Ventajas de la hermenéutica analógica de Mauricio Beuchot Puente 393
18
Cfr. Beuchot, Perfiles esenciales…, p. 107.
19
Ibid., p. 86. Dice también que la hermenéutica muestra al menos la ventaja
o facilidad de tener una gran apertura y la posibilidad de acortarla con ciertos
límites que son dados por el contexto concreto.
20
La retórica trata de lo verosímil y de lo probable al igual que la dialéctica,
busca los medios de persuasión, es decir, los argumentos para hacer creíble una
cosa. Cfr. Beuchot, La retórica como pragmática…, pp. 15 y 16.
21
Cfr., ibid., pp. 117, 126, 146.
22
La retórica sigue siendo el arte de argumentar con vistas a persuadir a un
auditorio de que cierta opinión es preferible a la de su rival, por otra parte, la her-
menéutica que interpreta en un contexto distinto del de su autor y de su auditorio
inicial, hace uso de la comunicación retórica para que el sentido del hablante o
escritor pueda adecuarse al significado del oyente o lector. Cfr., ibid., p. 132.
394 David Téllez Ramírez
con fines distintos pero no por ello opuestos, y ambas, deben ar-
gumentarse con solidez.23
Otra disciplina que tiene relación con la hermenéutica es la
estética. Ésta es uno de los campos de la vida y del conocimiento
en los que la interpretación se encuentra más presente,24 y está
relacionada con la analogía ya que la idea misma de lo análogo es
la proporción, la proporcionalidad, la belleza.25 Las obras de arte
contienen cierta proporción que es mejor captada por una ha que
tiene una perspectiva “proporcional”.26 La hermenéutica ayuda a
tener un mejor criterio de lo estético, pero además cuenta con la
contribución de la estética que nos enseña a ser “artistas” y no sólo
hermeneutas, nos enseña que no basta con interpretar el mundo,
sino que hay que transformarlo.27
Así como la retórica y la estética, otras ciencias humanas28 guar-
dan profunda relación con la propuesta de Beuchot que se abre
proporcionalmente a todos sus objetos de estudio, y que promete
aplicaciones futuras.29 Beuchot tiene la idea de que la búsqueda
y clarificación del sentido es lo que se espera para el fututo en las
ciencias humanas, porque eso fue su pasado y es su presente.30 La
23
Cfr., ibid., p. 130.
24
Cfr. Beuchot, Perfiles esenciales…, p. 59.
25
La belleza es el objeto material de la estética que la estudia por el intelecto
que es más propiamente facultad de lo bello que los mismos sentidos. Cfr., ibid.,
p. 63.
26
Cfr., ibid., p. 66.
27
Cfr., ibid., p. 59.
28
La hermenéutica da paso también a la ética al posibilitar transe de lo me-
ramente descriptivo a lo valorativo, es decir, al juicio práctico moral. Cfr., ibid., p.
123. Por ejemplo: la interpretación de la “muerte” que la analogía permite, da
paso a la interpretación de la “vida”. Cfr., ibid., pp. 128 y 129.
29
Para constatar cómo es posible aplicar la hermenéutica analógica a otras
disciplinas véase Mauricio Beuchot, Epistemología y hermenéutica analógica, San Luis
Potosí, Editorial Universitaria Potosina, 2011, p. 161.
30
Cfr. Mauricio Beuchot, Hermenéutica, analogía y símbolo, México, Herder,
2004, p. 183.
Ventajas de la hermenéutica analógica de Mauricio Beuchot Puente 395
31
Cfr., ibid., p. 13.
32
Cfr. Samuel Arriarán y Mauricio Beuchot, Filosofía, neobarroco y multicultura-
lismo, México, Itaca, 1999, p. 149.
33
Cfr. Mauricio Beuchot, Hermenéutica analógica y del umbral, Salamanca, San
Esteban, 2003, p. 109.
34
Beuchot, Perfiles esenciales…, p. 111.
35
La hermenéutica analógica es una propuesta que supone un ser humano
dialogal, libre y razonable, y la aplicación de la analogía a la hermenéutica re-
quiere del diálogo. Ibid., p. 118.
36
Cfr. Arriarán y Beuchot, Filosofía, neobarroco…, p. 152. La univocidad lleva a
la equivocidad, y la equivocidad a la univocidad, los extremos se tocan.
37
Cfr., ibid., p. 204.
396 David Téllez Ramírez
Es un gran instrumento
para las disciplinas filosóficas
38
Cfr. Beuchot, Hermenéutica analógica y del umbral…, pp. 15 y 16.
39
Cfr. Beuchot, Perfiles esenciales…, p. 113.
40
Cfr. Beuchot, Lineamientos de hermenéutica…, p. 129.
41
Cfr. Mauricio Beuchot, Tratado de hermenéutica analógica, México, unam,
1997, pp. 108 y 109.
42
Según Wittgenstun, hay dos tipos de argumentación: la del decir y la del
mostrar.
Ventajas de la hermenéutica analógica de Mauricio Beuchot Puente 397
43
Cfr., ibid., pp. 64-66.
44
Cfr. Beuchot, Hermenéutica, analogía y símbolo…, pp. 147 y 148.
45
Esta debilidad es entendida por Beuchot como un colocar a la metafísica en
sus justos términos para que no sea violenta. Es un pensamiento débil, analógico,
humano. Derridá intuyó que la metafísica está condenada a permanecer para
siempre. Cfr. Beuchot, Hermenéutica analógica…, pp. 73-75.
46
Cfr. Mauricio Beuchot, El camino de la hermenéutica analógica, Salamanca, San
Esteban, 2005, pp. 67 y 68.
47
Cfr. Beuchot, Las caras del símbolo…, p. 13.
48
Desde los tiempos pre-filosóficos la analogía ha tenido una función muy
importante, por ejemplo; en la mitología griega se hace gran uso de ella cuando
describe a las divinidades, esto se explica porque el mito y la razón aun cuando
tienen diferentes funciones, llegan a tocarse sin confundirse. Cfr. Beuchot, Perfiles
esenciales…, p. 170. También en la Época Medieval el argumento analógico es
básico para explicar la existencia de Dios y sus atributos. Un claro ejemplo de la
utilidad de la analogía son las cinco vías de Santo Tomás de Aquino.
398 David Téllez Ramírez
Invita a la sutileza
y a la virtud prudencial (phrónesis)
49
Cfr. Mauricio Beuchot, Filosofía analítica, filosofía tomista y metafísica, México,
Universidad Iberoamericana, 1983, p. 111.
50
Cfr. Beuchot, Perfiles esenciales…, pp. 66 y 123.
51
Cfr. Mauricio Beuchot, Posmodernidad, hermenéutica y analogía, México, Uni-
versidad Intercontinental, 1996, p. 40.
52
Cfr. Beuchot, Perfiles esenciales…, p. 165.
53
Cfr. Beuchot, Hermenéutica analógica…, p. 13.
Ventajas de la hermenéutica analógica de Mauricio Beuchot Puente 399
54
Cfr. Beuchot, Tratado de hermenéutica…, pp. 25 y 26.
55
Cfr., ibid., pp. 19 y 58.
56
El autor se refiere a Tomás de Aquino como un buscador del sentido literal,
esto no equivale a decir que el Aquinate es literalista o univocista. Es “buscador”.
57
Cfr. Mauricio Beuchot, La hermenéutica en la Edad Media, México, unam,
2002, p. 151.
58
Cfr. Beuchot, Lineamientos de hermenéutica…, p. 14.
59
Beuchot, Perfiles esenciales…, p. 47.
60
Cfr., ibid., p. 122.
61
Cfr. Beuchot, Hermenéutica, analogía…, p. 25.
400 David Téllez Ramírez
62
Cfr. Beuchot, Tratado de hermenéutica…, p. 98.
63
Cfr. Mauricio Beuchot, Los márgenes de la interpretación: Hacia un modelo analógico
de la hermenéutica, México, Universidad Iberoamericana, 1995, p. 41.
64
Cfr. Beuchot, Perfiles esenciales…, p. 58.
Ventajas de la hermenéutica analógica de Mauricio Beuchot Puente 401
dad65 de la realidad. Pero esta última, aun con sus límites, nos da la
posibilidad de evitar, tanto el univocismo de las ontologías moder-
nas que casi acaban con la hermenéutica, así como el equivocismo
de muchas hermenéuticas posmodernas que casi acaban con la
ontología. El modelo de Beuchot permite reconstruir una ontolo-
gía que no sea violenta, pero tampoco débil.66 Ayuda a avanzar en
el conocimiento con una actitud siempre de admiración. Es la más
apropiada para el ser humano, como nos hace ver Ramón Xirau,
porque nosotros buscamos una presencia de lo que se nos escapa,
y como no podemos tenerla plenamente, ni podemos quedarnos
con la ausencia o presencia ambigua, tenemos que quedarnos con
una presencia sentida, intuida a medias, pero real.67 Esa presen-
cia puede ser cada vez más clara con una interpretación analó-
gica. Hablamos de una hermenéutica que procede con analogía
o abducción,68 que pasa de los fragmentos conocidos al “todo”
desconocido, de lo pequeño al todo y que logra universalizar de
manera hipotética, proporcional,69 no prepotente y ciega. Esta
hermenéutica tiene un conocimiento intermedio, modesto, pero
tiene la ventaja de no renunciar a la objetividad alcanzable,70 y no
renuncia porque es doctrina lógica, porque se sabe como instru-
65
La vaguedad debe ser entendida como un conocimiento de la realidad
limitado, un tanto relativo. Peirce intenta mostrar que la vaguedad entra en la
universalidad del conocimiento, muestra que la analogía es de hecho una acep-
tación de la vaguedad de lo real, más no de la equivocidad. Cfr. Beuchot, Estudio
sobre Peirce…, p. 96.
66
Cfr. Beuchot, El camino de la hermenéutica…, pp. 61 y 63.
67
Cfr. Beuchot, Hermenéutica, analogía…, p. 31.
68
La manera en que procede la analogía está muy relacionada con la ab-
ducción, esta última maneja la semejanza, pero también toma la diferencia para
elegir una hipótesis frente al texto. Está basada en la proporcionalidad entre las
características de las cosas. Cfr. Beuchot, Estudio sobre Peirce…, p. 94. La abducción
supone que nuestro acceso al mundo sea en la analogía. Cfr., ibid., p. 99.
69
Cfr. Beuchot, Las caras del símbolo…, p. 16.
70
Cfr. Beuchot, Lineamientos…, p. 137.
402 David Téllez Ramírez
71
Cfr. Beuchot, Metafísica, lógica y lenguaje en la filosofía medieval, Barcelona, Uni-
versitas ppv, 1994, p. 130.
72
Trías dice que cuando se da paso a la metonimia, se acaba con la metáfora;
el autor difiere de este pensamiento, él dice que más bien concuerdan una y otra
en virtud de la fuerza analógica que las domeña, y que es así como lo aristotélico
y lo platónico llegan a hermanarse. Cfr. Sanabria y Beuchot, Algunas perspectivas…,
p. 277.
73
En la interpretación se une la comprensión y la explicación, sin embargo la
primera hace que haya una profunda relación entre el texto y el intérprete. Beu-
chot dice al respecto: “Comprender es más que explicar, es implicar” Mauricio
Beuchot, Hermenéutica, lenguaje e inconsciente, México, buap, 1989, p. 178.
74
Cfr. Beuchot, Hermenéutica, analogía…, p. 36.
75
Cfr. Beuchot, Tratado de hermenéutica…, p. 49.
76
Beuchot, Perfiles esenciales…, p. 95.
Ventajas de la hermenéutica analógica de Mauricio Beuchot Puente 403
77
Cfr. Beuchot, El camino de la hermenéutica…, p. 106.
78
Cfr. Beuchot, Perfiles esenciales…, p. 162.
79
El sentido hay que entenderlo como aquello que captamos con la mente al
conocer una expresión, cualquiera que sea. El sentido nos conduce a la referen-
cia, que es la realidad representada. Ibid., p. 83.
80
Cfr. Beuchot, Las caras del símbolo…, p. 11.
81
Loc. cit.
82
Sanabria y Beuchot, Algunas perspectivas…, p. 58.
83
Cfr. Beuchot, Hermenéutica, analogía…, p. 170.
404 David Téllez Ramírez
84
Cfr. Arriarán y Beuchot, Filosofía, neobarroco…, p. 34.
85
Cfr. Sanabria y Beuchot, Algunas perspectivas… p. 85. Así para Dilthey, la
filosofía es una hermenéutica de la vida que debe interpretar tanto los productos
históricos del hombre como especialmente la vida entera, propuesta como texto
propio y particular del filósofo. Cfr. Ibid., p. 48.
86
Cfr. Beuchot, Perfiles esenciales…, p. 92.
87
Cfr. Beuchot, Las caras del símbolo…, p. 43.
88
Gadamer cree que a través del lenguaje en su forma de conversación, pue-
de recuperarse la posibilidad de una metafísica, de oír la voz del ser, pero en el
murmullo del lenguaje mismo. Cree que se puede llegar a tocar el verdadero
sentido. Cfr. Beuchot, Hermenéutica analógica…, p. 173.
89
Beuchot comenta que un artista es tal, más que por reflejar su época, por
trascenderla, por ir más allá. Supera su propia particularidad y accede a lo uni-
versal, se asoma a lo específico del hombre, y aun avizora el ser. El autor expresa
que lo mismo sucede con los filósofos, son testigos de su época, hay otros y son los
grandes, que revelan lo suprahistórico, son los clásicos, los que señalan el ser. Cfr.
Beuchot, Perfiles esenciales…, pp. 71 y 72.
90
Beuchot, Hermenéutica analógica…, p. 173.
Ventajas de la hermenéutica analógica de Mauricio Beuchot Puente 405
91
Gadamer decía acerca del intérprete, que toda interpretación es al mismo
tiempo una autointerpretación, que el lector al momento de interpretar un texto,
se coloca frente a él, y frente a su autor. El intérprete pone su subjetividad. Cfr.
Beuchot, Lineamientos…, p. 13.
92
Cfr. Beuchot, La hermenéutica en la Edad Media…, p. 26.
93
Cuando Beuchot trata el tema de la hermenéutica y el fenómeno religioso,
dice que la hermenéutica siempre topa con el misterio. Cfr. Beuchot, Perfiles esen-
ciales…, pp. 155 y 156.
94
El lenguaje al que el autor se refiere es dinámico, se hace analítico si mira
hacia el logos y busca el significado, y si mira hacia el mito y busca el sentido se
vuelve metafísico. Cfr. Beuchot, El camino de la hermenéutica…, p. 134.
95
Ibid., p. 80.
96
Cfr. Beuchot, Hermenéutica analógica…, p. 121.
406 David Téllez Ramírez
97
Ibid., p. 121.
98
Beuchot, Lineamientos de hermenéutica…, pp. 53 y 54.
99
Cfr., ibid., p. 115.
100
Ibid., p. 10.
101
Nuestra historia está cargada de pensamiento analógico en la Nueva Espa-
ña. Por ejemplo, los pensadores buscaban una capacidad simbólica para entender
mejor la fusión de las dos culturas. Cfr. Beuchot, Hermenéutica analógica…, p. 122.
Ventajas de la hermenéutica analógica de Mauricio Beuchot Puente 407
102
La utilización de la analogía ayudó a que la fusión intercultural fuera más
legítima, pues la analogía nos permite ver al otro como prójimo, semejante, y no
como conquistable y destructible. Cfr. Ibid., p. 113.
103
Cfr. Beuchot, Lineamientos…, p. 45.
104
Cfr. Sanabria y Beuchot, Algunas perspectivas…, p. 288.
105
Cfr. Arriarán y Beuchot, Filosofía, neobarroco…, p. 37.
106
Beuchot, Perfiles esenciales…, p. 58.
107
El autor dice que es necesario revitalizar la filosofía, y que como proclamó
Jesús Conill, más que abandonar o enterrar la ontología, hay que replantearla,
recuperarla. Cfr. Beuchot, El camino de la hermenéutica…, p. 26.
108
Cfr. Beuchot, Lineamientos…, pp. 27 y 28.
408 David Téllez Ramírez
Conclusión
109
Cfr., ibid., pp. 28-31.
110
Cfr., ibid., p. 33.
Ventajas de la hermenéutica analógica de Mauricio Beuchot Puente 409
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1999, p. 12.
15
Ibid., p. 13.
16
Loc. cit.
17
Peter Guardino, El tiempo de la libertad. La cultura política popular en Oaxaca,
1750-1850, Oaxaca, uabjo/Colegio de San Luis/Colegio de Michoacán, Méxi-
co, Congreso del Estado de Oaxaca, 2009, p. 14.
418 Alejandro Francisco Gutiérrez Carmona
18
Ibid., p. 33.
19
Ibid., p. 16.
20
Ibid., p. 19.
Cultura política y rebelión, nuevas propuestas metodológicas 419
Epistemología y método
para una reconstrucción del pasado
21
Van Young, op. cit., p. 69.
22
Loc. cit.
420 Alejandro Francisco Gutiérrez Carmona
23
Haber, op. cit., p. 6.
Cultura política y rebelión, nuevas propuestas metodológicas 421
24
Ibid., pp. 21 y 22.
25
Ibid., p. 41.
422 Alejandro Francisco Gutiérrez Carmona
26
Ibid., p. 47.
27
Ibid., pp. 47 y 48.
Cultura política y rebelión, nuevas propuestas metodológicas 423
28
Ibid., p. 55.
29
Ibid., p. 56.
424 Alejandro Francisco Gutiérrez Carmona
30
Loc. cit.
Cultura política y rebelión, nuevas propuestas metodológicas 425
31
Carlos Reynoso, “Corrientes teóricas en Antropología: perspectivas para el
tercer milenio” [inédito], en formato PDF, p. 30.
32
Ibid., p. 91.
33
Van Young, op. cit., p. 57.
426 Alejandro Francisco Gutiérrez Carmona
Bibliografía
34
Reynoso, op. cit., p. 46.
Cultura política y rebelión, nuevas propuestas metodológicas 427
Hemerografía
ambiental que hoy día imperan alrededor del mundo, pues “el sen-
tido espiritual de las relaciones con toda la realidad, especialmen-
te, frente a la crisis ecológica, se transforma en un imperativo”.1 El
objetivo de este análisis es presentar la manera en que los valores
rescatados desde el pensamiento originario pueden ser introduci-
dos en las prácticas cotidianas del mundo actual, para ofrecernos
un ápice de esperanza en el futuro.
1
Leonardo Boff, Ecología, mundialización, espiritualidad, Sao Paulo, Ática, 1993,
p. 61.
434 Jaqueline Pérez Trejo
2
La singularidad del saber ecológico reside en su transversalidad, es decir, en
el relacionar hacia los lados (comunidad ecológica), hacia delante (futuro), hacia
atrás (pasado) y hacia dentro (complejidad) todas las experiencias y todas las for-
mas de comprensión como complementarias y útiles para nuestro conocimiento
del universo, nuestra funcionalidad dentro de él, y para la solidaridad cósmica
que nos une a todos. De este procedimiento resulta el holismo. Él no significa la
suma de los saberes o de las diversas perspectivas de análisis. Traduce, más bien,
la captación de la totalidad orgánica y abierta de la realidad y del saber de esa
totalidad. Eso representa una cualidad nueva. Cfr. Ana Simesen de Bielke, La
filosofía ante la vida dañada: la crisis ecológica. En http://repositoriorecursos-down-
load.educ.ar/repositorio/Download/file?file_id=083ca47e-7a06-11e1-835e-
ed15e3c494af (fecha de consulta: 8 de mayo, 2014).
Alternativas latinoamericanas para la crisis ecológica 435
3
En el presente estudio se retoma la definición de antropocentrismo dada por
Jorge Riechmann en el prólogo de La ética de la tierra de Aldo Leopold, quien alude
a una definición bipartida del antropocentrismo fuerte o excluyente, el cual debe
entenderse como aquel que no concede a las entidades no humanas sino un valor
estrictamente instrumental, sólo en la medida en que sean medios para realizar
fines humanos. Por otro lado, el antropocentrismo débil reconoce valor a ciertas
entidades no humanas, pero sólo en la medida en que compartan ciertas carac-
terísticas con los seres humanos. Sin embargo, lo más relevante en la definición
es enfatizar que lo humano, en este caso, permanece como modelo y punto de
referencia para valorar lo no humano.
4
Boff, op. cit., p. 87.
436 Jaqueline Pérez Trejo
5
Aldo Leopold, Una ética de la Tierra, Madrid, Catarata, 2005, p. 28.
6
De acuerdo con Aldo Leopold el biocentrismo fuerte o “ecología profunda”
propugna una ruptura radical con las éticas occidentales tradicionales. Defiende
una biocéntrica holista, que considera al todo como sede de valor y se lo niega
al individuo. Desde esta perspectiva, habría que adoptar el “punto de vista del
ecosistema” y no el de entidades individuales que forman parte de él. Para el bio-
centrismo holista la sede del valor son los ecosistemas, y no ninguno de los seres
vivos que los componentes. Loc. cit.
7
Félix Guattari aportó el término “ecosofía” para una perspectiva epistémi-
ca, integradora y transdisciplinaria, para desarrollar prácticas específicas, modi-
ficar y reinventar las formas de ser. Reconstruir literalmente el conjunto de las
modalidades del ser-en-grupo no solamente en acciones de comunicación sino a
través de intervenciones en el propio ser, mutaciones existenciales, como objeto
de la esencia de la subjetividad.
438 Jaqueline Pérez Trejo
8
Boff, op. cit., p. 10.
Alternativas latinoamericanas para la crisis ecológica 439
9
Ibid., p. 25.
10
Ibid., p. 55.
440 Jaqueline Pérez Trejo
La intersubjetividad en la filosofía
de los pueblos andinos:
hacia una ética ecológica
11
Julien Vanhulst y Adrián E. Beling, “Buen vivir: la irrupción de América
Latina en el campo gravitacional del desarrollo sostenible”, en Revista Iberoame-
ricana de Economía Ecológica, vol. 21, 2013. En http://www.redibec.org/IVO/
REV21_01.pdfp.3 (fecha de consulta: 7 de febrero, 2014).
12
Cfr. Leonardo Boff, Ecología: grito de la tierra, grito de los pobres, Madrid, Trotta,
2006, p. 21.
Alternativas latinoamericanas para la crisis ecológica 441
13
Cfr. Josef Estermann, Filosofía andina: sabiduría para un mundo nuevo, Bogotá,
Instituto Nacional Ecuménico Andino de Teología, T’ika & Teko, 2012, p. 61.
442 Jaqueline Pérez Trejo
14
Ibid., p. 105.
15
Boff, Ecología: grito de…, p. 19.
Alternativas latinoamericanas para la crisis ecológica 443
16
Estermann, op. cit., p. 181.
17
Cfr., ibid., p. 223.
18
Boff, op. cit., p. 13.
444 Jaqueline Pérez Trejo
19
Fernando Huanacuni Mamani, Buen Vivir/Vivir Bien: filosofías, políticas, estra-
tegias y experiencias regionales andinas, Lima, Coordinadora Andina de Organizacio-
nes Indígenas, 2010, p. 57.
Alternativas latinoamericanas para la crisis ecológica 445
20
Estermann, op. cit., p. 145.
446 Jaqueline Pérez Trejo
21
Si partimos de la premisa que todo está interconectado, es interdependiente
y está interrelacionado, surge la conciencia del ayni, que implica la conciencia y
la convicción de que la primera responsabilidad es con la Madre Tierra y el cos-
mos, la segunda responsabilidad es con la comunidad, la tercera con la pareja y
finalmente la responsabilidad con uno mismo.
22
Cfr. Huanacuni, op. cit., p. 47.
23
No basta identificar, con precisión, cada animal, cada planta, piedra, cuer-
po celeste o fenómeno natural evocados en los mitos y el ritual, sino que también
hay que saber qué papel les atribuye cada cultura en el seno de un sistema de
significaciones. Cfr. Claude Levi-Strauss, El pensamiento salvaje, México, fce, 2010,
p. 86.
Alternativas latinoamericanas para la crisis ecológica 447
24
Cfr. Huanacuni, op. cit., p. 31.
Gabriela Jurado Rivera, La intersubjetividad en la filosofía maya, México, unam,
25
2010, p. 10.
448 Jaqueline Pérez Trejo
26
“Eles são, em última estância, as manifestações do conjunto de recursos
econômicos, ecológicos, culturais e seus significados subjetivos, o que implica
necessariamente no reconhecimento das múltiplas formas e perspectivas das re-
Alternativas latinoamericanas para la crisis ecológica 449
lações que o homem estabelece com o seu ambiente biofísico” (Jasanoff, 2010).
Heitor Marcos Kirsch et al., Revista Iberoamericana de Economía Ecológica, vol. 21,
2013, p. 8.
27
Loc. cit.
28
Edgar Morin, Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, París, San-
tillana, 1999, p. 23.
450 Jaqueline Pérez Trejo
29
Ibid., p. 21.
Alternativas latinoamericanas para la crisis ecológica 451
Bibliografía
1
Claudia Giannetti, Estética digital. Sintopía del arte, la ciencia y la tecnología, Bar-
celona, Angelot, 2002, p. 8.
De los procesos antiguos al arte digital 457
Parte del atractivo del new media art es que no sólo es un medio
de libre acceso sino que también se aleja de los conceptos museo-
galería, ofrece mayor difusión y es para un público no tan versado
en cuestiones artísticas.
Existe un gran número de artistas que trabajan de manera li-
bre, sin tener que recurrir a la ayuda de galerías, museos u otras
instituciones. Otros intercambian las piezas en sitios web, correos,
espacios alternativos, blogs y otros foros. Esta característica es si-
milar al modo en que se distribuye el software libre.
Por otro lado, el action art y el movimiento fluxus propusieron
que se rompiera con la estética tradicional, dejando de considerar
a la obra o al artista como centros del desarrollo creativo y condu-
ciendo el interés hacia el espacio y el público. Los happenings y los
performance combinaban diferentes disciplinas y, a veces, escenifica-
ban acciones sorpresivas que por primera vez daban al público un
papel protagónico. Al rechazar un arte elitista alejado del proble-
ma social y político y, ligado a un mercado más especulativo, al-
gunos representantes de estas corrientes cuestionaban el papel del
público, la experiencia estética de la contemplación y de alguna u
otra forma la pasividad creada en el arte.
En el media art, el papel del espectador adquiere gran relevancia,
pues ya no es una simple cuestión de mirar, sino más bien es cues-
tión de crítica y percepción sensitiva que juega con los distintos
sentidos, que va desde lo auditivo a lo táctil y desde lo estático a lo
dinámico. Ahora la obra de arte interroga al espectador de modo
operacional acción-reacción. Además se utilizan diversos canales
de difusión para manifestarse en contra de lo que sucede en de-
terminado contexto en un ámbito global; aunque el internet sigue
estando en la cima de los medios difusivos, tenemos por ejemplo, la
parodia corporativa, en la que los artistas modifican los logotipos,
los nombres registrados y los eslóganes, para hacer una crítica a la
cultura empresarial de las multinacionales. También está presente,
el llamado hacktivismo, que emplea las técnicas hacker y la actividad
política, para crear arte y además mantener informada a la gente
458 Sarahy Quiroz Lozano
2
José Luis Molinuevo [ed.], A qué llamamos arte. El criterio estético, Salamanca,
Universidad de Salamanca, 2001, p. 67.
De los procesos antiguos al arte digital 459
3
Ibid., p. 59.
460 Sarahy Quiroz Lozano
• Lo contrastado en lo perceptivo.
• Lo separado frente a lo grupal.
• Lo brillante, todo aquello que irradia luz.
4
Ibid., p. 60.
5
Ibid., p. 78.
De los procesos antiguos al arte digital 461
Bibliografía
Mesografía
http://interartive.org/2012/04/new-media-art-termino/ (fecha
de consulta: 17 de marzo, 2014).
http://es.wikipedia.org/wiki/Arte_de_los_nuevos_medios (fecha
de consulta: 17 de marzo, 2014).
http://interartive.org/2012/04/new-media-art-termino/ (fecha
de consulta: 17 de marzo, 2014).
Reflexiones filosóficas
en torno a la divulgación
de la ciencia en Universum
1
Bruce Lewenstein, Models of Public Communication of Science & Technology. En
http:/communityrisks.cornel.edu/BackgroundMaterials/Lewenstein2003.pdf
(fecha de consulta: 16 de junio, 2003).
466 Claudia Natalia Galindo Ramírez
2
Xenia Anaid Rueda Romero, Ciencia, tecnología y multiculturalismo: la encrucijada
de la comunicación de la ciencia en México, México, 2010 (Tesis Máster en Filosofía,
Ciencia y Valores, Programa Interuniversitario de la Universidad del país Vasco/
Reflexiones filosóficas en torno a la divulgación de la ciencia en Universum 467
4
León Olivé, La ciencia y la tecnología en la sociedad del conocimiento: ética, política y
epistemología, México, fce, 2007, p. 42.
5
Loc. cit.
470 Claudia Natalia Galindo Ramírez
Bibliografía
Introducción
2
Cfr. Carlos Marx, Prólogo a la contribución de la economía política, México, Pro-
greso, 1989.
Juan David García Bacca. Transculturalidad y creatividad 477
[…] en tiempos de Heráclito pasaba a los ojos de los sabios, por ser
cualidad y distintivo propio de los más, de la Plebe indocta, el creer-
3
Walter Benjamin, Crítica de la violencia, México, Biblioteca Nueva, 2010,
p. 27.
4
Cfr. Juan David García Bacca, Introducción literaria a la filosofía, Barcelona,
Antropos, 2003.
5
Cfr. Ana Luisa Guerrero, Filosofía política y derechos humanos, México, cialc-
unam, 2014.
478 Juan de Dios Escalante Rodríguez
6
Cfr. García Bacca, op. cit.
Cfr. Pablo González Casanova, Las nuevas ciencias y las humanidades, Barcelona,
7
Antropos/iis, 2004.
Juan David García Bacca. Transculturalidad y creatividad 479
Poned atención
un corazón solitario,
no es un corazón,8
El filósofo trashumante
8
Antonio Machado, Poesía, La Habana, Pueblo y Educación, 1983, p. 58.
9
José Gaos, Obras completas xix. Epistolario y papeles privados, México, unam,
1999, p. 409.
10
Juan David García Bacca, Revista Episteme. Anuario de Filosofía de la ucv, Ca-
racas, 1956.
11
Cfr. Juan David García Bacca, Metafísica natural estabilizada y problemática y
metafísica espantánea, Mexico, fce, 1963.
480 Juan de Dios Escalante Rodríguez
12
Gaos, op. cit., p. 409.
13
Ibid., pp. 409 y 410.
Juan David García Bacca. Transculturalidad y creatividad 481
podemos ser los mismos, ni los unos para los otros, aunque desde el
momento mismo del reencuentro quisiéramos y creyéramos liquidar
en un abrazo cordial del todo unos acontecimientos de los que por lo
demás somos responsables unos y otros sólo infinitésimamente.14
La muerte del literato fue una fuerte noticia para García Bacca,
no sólo por la significación de ausencia presencial sino por la rela-
ción de concretud entre el exilio y el asilo, entre la filosofía y la li-
teratura. Posición literaria que Juan David García Bacca asumiría
14
Ibid., p. 410.
15
Loc. cit.
482 Juan de Dios Escalante Rodríguez
Transustancialidad y creatividad
en Juan David García Bacca
16
Loc. cit.
17
Loc. cit.
18
Cfr. Nicolai Hartmann, Ontología I-IV, México, fce, 1957.
19
Cfr. Juan David García Bacca, Antropología filosófica contemporánea (Diez conferen-
cias 1955), Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1957. Edición revisada,
Anthropos, Barcelona, 1982.
Juan David García Bacca. Transculturalidad y creatividad 483
En ese sentido, gb advierte, en todos los ámbitos del saber, tres esta-
dos o fases de su desarrollo, que denomina fase “fenomenológica” o
“interpretativa”, fase “transformadora” y fase “transustanciadora”.
En la primera fase o estado, la filosofía se limita a decir el “ser” de las
cosas. Pero se trata de un ser puramente “aparencial”. Eso ocurre en
la época griega y medieval, momento en que la filosofía se contenta
con ser “amor por la sabiduría”. Y esa “sabiduría” significaba, según
gb, “presencia esplendente, clara, distinta y bien perfilada de la cara
20
Mauricio Beuchot, El tomismo en el México del siglo xx, México, unam/Pai-
deia/Universidad Iberoamericana, 2004, pp. 35-39.
21
Cfr. Juan David García Bacca, Invitación a filosofar, vol. I: La forma del conocer
filosófico, México, fce, 1940.
22
Beuchot, op. cit., p. 37.
484 Juan de Dios Escalante Rodríguez
23
Carlos Beorlegui, “A propósito de ‘Qué es Dios y quién es Dios’ de J. D.
García Bacca”, en Diálogo Filosófico, núm. 9, 1978, pp. 362-372.
24
Juan David García Bacca, Historia filosófica de la ciencia, México, unam, 1965,
pp. 8 y 9.
25
Juan David García Bacca, Curso sistemático de filosofía actual (Filosofía, cien-
cia, historia, dialéctica y sus aplicaciones), Caracas, Dirección de Cultura-Universidad
Central de Venezuela, 1969 (Col. Humanismo y Ciencia, 8), p. 18.
Juan David García Bacca. Transculturalidad y creatividad 485
26
Juan David García Bacca, Humanismo teórico, práctico y positivo según Marx,
México, fce, 1965, pp. 8-20.
27
Cfr. Juan David García Bacca, Invitación a filosofar según espíritu y letra de Antonio
Machado, Mérida, Universidad de Los Andes, 1967.
28
Ibid., pp. 18 y 19.
486 Juan de Dios Escalante Rodríguez
Bibliografía
29
Ibid., pp. 17-31.
Juan David García Bacca. Transculturalidad y creatividad 487
Definición de ideología
* Este trabajo forma parte de una investigación más amplia que tiene como
finalidad desarrollar la crítica del Ateneo de la Juventud al positivismo. Es por
ello que en este apartado sólo me limito a mostrar de manera general algunos
aspectos del positivismo en México. Para un mayor entendimiento es importante
partir del concepto de ideología.
** Licenciada en Historia por la unam (reyesanayeli@gmail.com).
490 Anayeli Reyes Jiménez
1
Adolfo Sánchez Vázquez, Ensayos marxistas sobre filosofía e ideología, Barcelona,
Océano, 1983, p. 145.
2
Loc. cit.
3
Loc. cit.
4
Ibid., p. 146.
Positivismo: ideología dominante del régimen porfirista 491
5
La definición de Sánchez Vázquez retoma la amplia definición de Marx. La
razón por la que me adhiero a su concepto es porque se aleja de las definiciones
que identifican a la ideología con una “falsa conciencia”, para ofrecer una defi-
nición propia, amplia y que ofrece más herramientas para el estudio al establecer
una relación clara entre la teoría y la práctica.
6
Sánchez Vázquez, op. cit., p. 153.
7
Ibid., p. 155.
8
Ibid., p. 147.
492 Anayeli Reyes Jiménez
9
Hans Barth, Verdad e ideología, trad. de J. Bazant, México, fce, 1951, p. 18.
Positivismo: ideología dominante del régimen porfirista 493
10
Arnaldo Córdova, La ideología de la Revolución mexicana. La formación del nuevo
régimen, México, Era, 1973, p. 35.
11
Charles A. Hale, La transformación del liberalismo en México a fines del siglo xix,
trad. de Purificación Jiménez, México, Vuelta, 1991 (La reflexión), p. 40.
12
Leopoldo, Zea, El positivismo en México: nacimiento, apogeo y decadencia, México,
fce, 1984, p. 40.
13
Loc. cit.
494 Anayeli Reyes Jiménez
14
Abelardo Villegas, Positivismo y porfirismo, México, sep, 1972, p. 5.
15
Abelardo Villegas, El pensamiento mexicano en el siglo xx, México, fce, 1993,
p. 11.
16
Villegas, Positivismo…, p. 13.
17
Ibid., p. 12.
Positivismo: ideología dominante del régimen porfirista 495
18
Zea, op. cit., p. 233.
19
Ibid., p. 237.
20
Hale, op. cit., pp. 15 y 16; William D. Raat, El positivismo durante el porfiriato
(1876-1910), trad. de Andrés Lira, México, sep, 1975, p. 7.
21
Ibid., p. 345.
496 Anayeli Reyes Jiménez
22
Ibid., p. 55.
Positivismo: ideología dominante del régimen porfirista 497
23
Ibid., p. 233.
24
Ibid., p. 236.
25
Ibid., p. 400.
26
Córdova, op. cit., p. 18.
498 Anayeli Reyes Jiménez
27
Zea, op. cit., p. 256.
28
Hale, op. cit., p. 110.
29
Córdova, op. cit., p. 17.
30
Ibid., p. 58.
Positivismo: ideología dominante del régimen porfirista 499
31
Cfr., ibid., p. 46.
32
Cfr. Eli de Gortari, “Ciencia positiva Política ‘científica’”. En http://codex.
colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/d3dnvltsuhlj8uhgkh-
4gulyy1f6bbp.pdf (fecha de consulta: 28 de noviembre, 2015).
33
Cfr. Córdova, op. cit., p. 47.
34
Cfr. Zea, op. cit., p. 305.
500 Anayeli Reyes Jiménez
35
Cfr. Villegas, Positivismo…, p. 10.
36
Zea, op. cit., p. 294.
37
Córdova, op. cit., p. 63.
38
De Gortari, op. cit.
39
Villegas, Positivismo..., pp. 28 y 29.
Positivismo: ideología dominante del régimen porfirista 501
40
Cfr. Charles A. Hale, “Sustancia y método en el pensamiento de Leopoldo
Zea”. En http://www.jstor.org/stable/25134863?seq=1#page_scan_tab_contents.
502 Anayeli Reyes Jiménez
Bibliografía
Introducción
1
Michael Foucault, Texto libro II, Education, 2011, p. 38. Isegoría en gallego
(2003:100-107) como representante de una constelación de términos y frases que
significan la verdad de todos los actores que intervienen en el discurso público
de la polis.
La crisis del modelo electoral en América Latina desde la alteridad 505
2
Jean Jacques Rousseau, El contrato social, México, Porrúa, 1992, p. 106.
3
Ibid., p. 119.
4
Jürgen Habermas, Verdad y justificación: ensayos filosóficos, Madrid, Trotta, 2000,
p. 232.
506 Amanda Sánchez Mellado
5
Ibid., pp. 100-107.
La crisis del modelo electoral en América Latina desde la alteridad 507
dera una manera vertical, pues hemos sido más dados a la rigidez
ideológica cuando hay ideas o posiciones en materia de lucha por
el poder, esto es, no sabemos ser plurales ni sabemos discutir ni
respetar las ideas ajenas y, por lo general, a eso nos ha llevado
nuestra historia. La historia de México siempre ha sido excluyen-
te porque llegan los federalistas o los centralistas; es evidente que
los liberales y los conservadores no pueden gobernar juntos. El
porfiriato fue claramente un momento de exclusión no solamente
social o económico sino también político. Porfirio Díaz fue tritu-
rando literalmente a sus antiguos compañeros liberales pues en-
traban al aro en su sistema o simplemente eran marginados y la
Revolución no fue una sino muchas revoluciones; y cuando hubo
la posibilidad de que todos, sin exclusión, se pusieran de acuerdo
durante la Convención de Aguascalientes fue el momento, como
dice Juan González y Leonardo Córdoba, más democrático que
ha tenido lugar en nuestro país, porque ahí se cultivaron las ideas
y se detuvieron las balas. Fue un momento en que la Revolución
se pensó así misma y produjo un proyecto común. La desgracia
sucedió cuando la Convención fue boicoteada por Carranza y ex-
cluyó a los constitucionalistas, éstos como no pudieron ponerse de
acuerdo se fueron a los campos de batalla. Al ganar la fracción
constitucionalista, se excluyó a la fracción convencionista. La Re-
volución, el sistema político mexicano y la Constitución de 1917
no son democráticos, es más en el discurso de inauguración del
Constituyente de Querétaro de 1916 Carranza dijo: “la demo-
cracia como proyecto murió con Morelos, no vamos hacia allá y
este país lo que necesita es un gobierno autoritario, un gobierno
fuerte y le vamos a dar la fuerza al presidente de la República”.6
Además, para que no hubiera duda sobre si la Constitución era o
no democrática se eliminaron todas las ideas de la Convención de
tipo parlamentarista y se introdujeron todas las ideas de Emilio
6
Emilio Rabasa, La Constitución y la Dictadura 1912, México, Conaculta, 2002,
capítulo ix, p. 111.
508 Amanda Sánchez Mellado
7
Georges Lefebvre, La Revolución francesa y el Imperio, México, fce, 2011,
p. 221.
La crisis del modelo electoral en América Latina desde la alteridad 509
Bibliografía
8
Benjamin Arditi, Politics on the Edges of the liberalism, Edimburgo, Edinburgh
University Press, 2007, p. 124.
510 Amanda Sánchez Mellado