Doble Articulación
Doble Articulación
Doble Articulación
Lo primero que percibimos al escuchar hablar a otro ser humano son palabras, que son unidades
con significado. Éstas constituyen las unidades de la primera articulación. Las palabras se
componen de otras unidades más pequeñas carentes de significado, que son los fonemas y que
constituyen la segunda articulación. Por lo tanto: 1ª articulación = palabras 2ª articulación =
fonemas Sin estudios lingüísticos previos resulta difícil hacerse consciente de que las palabras se
pueden descomponer en unidades más pequeñas carentes de significado. Los fonemas, sin
embargo, existen y son tan importantes como las palabras para constituir el sistema doblemente
articulado que es la lengua natural. Los fonemas se pueden caracterizar también como sonidos
distintivos, ya que no son sonidos cualesquiera sino aquellos que ayudan a distinguir formas, y
éstas, a su vez, conllevan significado. Por lo tanto, los fonemas contribuyen a distinguir
significados: en /papa/ y /baba/, /p/ y /b/ son fonemas que aportan los significados distintos
de esas dos formas. Existen diferencias importantes entre la primera y la segunda articulación. 1)
La principal es que las unidades de la primera articulación, las palabras, constituyen un inventario
abierto o una lista abierta. Por el contrario, las unidades de la segunda articulación, los fonemas,
constituyen un inventario cerrado o una lista cerrada. 2) Una segunda diferencia importante es que
las palabras, el léxico de una lengua, cambia de manera bastante rápida, DOBLE ARTICULACIÓN 21
mientras que los fonemas cambian muy lentamente, de manera casi imperceptible, a lo largo del
tiempo. 3) El conjunto de la primera y la segunda articulación, con sus propiedades, crea economía
y versatilidad en las lenguas
Las palabras, unidades de la primera articulación, son flexibles al incremento o disminución léxica,
por ello no se puede decir cuántas palabras contiene una lengua. Por ejemplo, sería inútil
preguntarse cuántas palabras tiene el español, porque las lenguas son productos socioculturales
que sufren transformaciones léxicas constantes, y nuevo léxico ingresa de manera permanente e
imperceptible a la lengua, a la vez que el que ya no se emplea se desecha, olvida o reutiliza
metafóricamente por la comunidad lingüística. Sí se puede responder cuántas palabras tiene un
diccionario, pero éstos, por grandes y complejos que sean, son sólo muestras de lengua, no son la
lengua. La primera articulación constituye por tanto una lista abierta al incremento y disminución
léxica para ajustarse a las necesidades y cambios sociales, culturales, económicos, antropológicos,
etcétera que experimenta la sociedad. El léxico de una lengua, constituido por el conjunto de
palabras que posee esa lengua en un momento determinado, está en constante movimiento; se
pueden observar fácilmente esas transformaciones y se tiene conciencia de los cambios de
palabras y de los cambios de sentido de las palabras. La vida de un ser humano es suficiente para
percibir los cambios que el léxico experimenta. Todo el mundo conoce algunas palabras que
usaban sus abuelos, pero que han caído en desuso (por ejemplo, leontina, suripanta, etcétera) y
con frecuencia somos testigos de la introducción de nuevas palabras para hablar de cosas o
acciones que hace años no existían, como es el caso de los numerosos préstamos del inglés para
hablar de la tecnología en computación (por ejemplo, escanear, chatear, etcétera)