El Impuesto Predial Optimo
El Impuesto Predial Optimo
El Impuesto Predial Optimo
Productividad de Ingresos
Generalmente, un buen sistema de ingresos municipales debería
generar un caudal de recaudaciones que sea productivo, estable en
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el tiempo y relativamente neutral respecto a su impacto sobre las
decisiones económicas privadas; al tiempo que sea sencillo,
equitativo y predecible. Con relación a las demás fuentes
potenciales de ingresos tributarios municipales, el impuesto predial
municipal califica bien en todos estos criterios. Por lo tanto, este
impuesto debe ser una parte importante de cualquier sistema
municipal de recaudaciones.
Un impuesto estable genera ingresos que cambian relativamente
más lento que las rentas; es decir que los ingresos generados por el
impuesto son inelásticos respecto a las rentas. Los mercados de
bienes raíces reflejan los valores de los activos a largo plazo, los que
tienden a responder más lentamente a los cambios anuales en el
nivel de la actividad económica que los flujos económicos como el
volumen de transacciones comerciales o los sueldos.
Además, las fluctuaciones en la base del impuesto predial son
moderadas porque pocas jurisdicciones tienen prácticas de avalúo
anual que capten completamente los cambios en los valores de los
bienes raíces. Por lo tanto, se considera que el impuesto predial es
una fuente de ingresos relativamente estable; especialmente en
comparación con otras fuentes tributarias potenciales como los
impuestos gravados a los sueldos o al volumen comercial.
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ingresos del impuesto predial responden a los cambios en la base económica
de la ciudad, reflejados en los avalúos de las propiedades.
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Sencillez Los impuestos pueden producir distorsiones en la
asignación de los recursos económicos si son complejos y difíciles de
administrar. En semejante situación, el contribuyente tendrá que
dedicar recursos sustanciales al cumplimiento con la ley tributaria y
la jurisdicción municipal puede gastar recursos sustanciales en su
administración. El impuesto predial es fácil de administrar e implica
costos bajos para asegurar su cumplimiento especialmente para el
contribuyente.
La equidad o justicia del impuesto predial tiene dos dimensiones: la
primera es la equidad entre municipios y la segunda es la equidad
entre individuos. La primera preocupación es que las bases del
impuesto predial varíen entre los distintos municipio, lo que pone a
algunos en desventaja.
Los municipios con bases imponibles limitadas requieren mayores
tasas si el impuesto predial ha de generar suficientes ingresos para
poder proporcionar un nivel y calidad mínimos de bienes y servicios
públicos. Sin embargo, la evidencia empírica disponible indica que
las bases impositivas tradicionales de ventas y rentas tienden a crear
mayores disparidades entre las jurisdicciones que con los impuestos
prediales.
La segunda preocupación (la distribución de la carga impositiva entre
individuos de diferente clases de ingresos) es porque se considera
que el impuesto predial es, en parte, un ejemplo de un impuesto a la
capacidad de pago. El impuesto predial genera ingresos para
financiar servicios que benefician a toda la comunidad. El principio
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tributario de la capacidad de pago estipula que la carga de financiar
tales servicios comunitarios generales debe distribuirse entre los
dueños de bienes con relación al valor de dichas propiedades, valor
que debe reflejar su capacidad de pagar.
El consenso entre los economistas es que una porción significativa
del impuesto predial descansa sobre los individuos que reciben
rentas del capital. Ellos típicamente se concentran en los grupos de
ingresos más altos. Así, esta porción del impuesto predial se
considera, en general, como progresiva.
En la medida de que el impuesto predial grava el valor de los bienes
raices, generalmente se lo consideraría relativamente proporcional
entre las clases de ingreso. Así, el impuesto predial sería
proporcional. Nuevamente, el impuesto predial recibe calificaciones
relativamente buenas en este criterio a comparación de las demás
fuentes tributarias municipales potenciales.
En conclusión, sobre la base de los criterios tradicionales para
evaluar un sistema de recaudaciones, el impuesto predial municipal
surge como una fuente muy justificable para generar ingresos
municipales.
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vialidades municipales; la seguridad pública; el alcantarillado, el
manejo de desechos sólidos, los parques y el desarrollo comunitario
generalmente benefician de forma directa a los propietarios de las
fincas ubicadas en el propio municipio, de manera que los beneficios
recibidos generalmente son visibles.
Así, cada municipio ofrecerá un conjunto identificable de bienes y
servicios públicos con costos identificables para el propietario. Los
dueños individuales evaluarán el paquete de bienes y servicios
recibidos y lo compararán con los impuestos que pagan. Semejante
vínculo promueve la participación ciudadana en el proceso
presupuestario municipal y refuerza la rendición de cuentas.
Este argumento supone implícitamente que los beneficios se
distribuyen entre las propiedades en proporción a sus obligaciones
prediales. Bajo la norma usual de la uniformidad tributaria, esto
implica que los beneficios se distribuyen en proporción al valor de
mercado. Así, el impuesto predial gravado a dos residencias de igual
valor y que tienen igual acceso a los servicios comunitarios deberá
ser el mismo, según el principio de equidad en materia de los
beneficios.
Este es un argumento fuerte para el avalúo uniforme de todos los
bienes raíces. Cualquier distorsión de la uniformidad en el avalúo y
el impuesto tenderá a distanciarse de los principios subyacentes a la
justificación del impuesto predial en base a los beneficios recibidos,
ya que causará una divergencia entre la proporción del impuesto y
la proporción de los beneficios.
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Tales faltas de uniformidad podrán surgir por las diferencias
extralegales en el tratamiento tributario (por ejemplo, errores en el
avalúo) o por diferencias intencionales resultantes de la clasificación,
las exoneraciones u otros mecanismos para exención del impuesto
predial.
A medida de que un hogar o empresa evalúe los lugares alternativos
dentro de un área metropolitana, estos paquetes de servicios
comunitarios y cargas tributarias asociadas al impuesto predial se
sopesan. En esencia, el impuesto predial sirve como el "precio
tributario" asociado con un determinado conjunto de bienes y
servicios comunitarios. Los hogares y empresas "salen de compras"
en busca de la comunidad que ofrezca el "paquete" de bienes y
servicios más deseable a un precio aceptable.
Este mecanismo tiende a equilibrar la demanda de servicios públicos
por parte de los individuos, con la oferta proporcionada por los
gobiernos municipales. Si un municipio está suministrando niveles
extraordinarios de bienes y servicios públicos y los beneficios
exceden al costo para el propietario, más gente querrá trasladarse
hacia dicho municipio y esto presionará a los precios de los bienes
raíces para que suban.
Por otro lado, si los impuestos en una jurisdicción son altos a
comparación del nivel de servicios prestados, los individuos y las
empresas se ubicarán en otros lugares, lo que reducirá los valores de
las propiedades de dicho municipio. En otras palabras, el vínculo
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entre los pagos del impuesto predial y los beneficios recibidos
mejora la rendición de cuentas a nivel municipal al reforzar la
retroalimentación para los funcionarios municipales sobre los
atractivos del paquete de bienes, servicios y precio tributario que
ofrecen.
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sin objeciones sus obligaciones respectivas. Así, la determinación de
la base imponible y la tasa del impuesto gravado sobre esa base
necesitan ser comprensibles para todos los contribuyentes. Ellos
deben poder entender cómo funciona el impuesto (es decir que
debe ser transparente) y deben poder plantear cualquier reclamo y
lograr su resolución de una manera sencilla y de bajo costo.
Eficiencia Técnica. Esta característica del proceso de avalúo se
resume en la profesionalización del sistema mediante una estructura
administrativa apropiada, la contratación de valuadores capacitados
y técnicamente competentes, y la dotación de las herramientas e
información que requieren para desempeñarse bien. En fin, el
impuesto debe administrarse de manera profesional, en aislamiento
de las influencias políticas.
Justicia. El impuesto debe administrarse de manera que trate a los
contribuyentes de manera uniforme y equitativa. Sin embargo,
también debe haber una disposición que prevea alivio de las cargas
consideradas indebidamente onerosas en términos de una noción
más amplia de la capacidad de pago.
En algunos casos, estas características y criterios tenderán en
sentidos opuestos, obligando a encontrar soluciones intermedias.
Estos puntos medios necesitarán encontrarse mediante un proceso
político abierto y transparente. Ya que las circunstancias y
preferencias difieren entre las áreas, debe ofrecerse una
considerable amplitud de opciones municipales cuando esto no