Lacan Con Beckett.
Lacan Con Beckett.
Lacan Con Beckett.
A principios de este año leí un reportaje a Zacarías Marco 1** sobre la obra de Samuel
Beckett y su articulación con la enseñanza de Lacan. Fue un buen encuentro, ya que a sabiendas
que durante este año iba a tener que volver a leer el Seminario 16, me aportaba un hilo distinto
del cual tirar. Creí, ingenuamente, que podía ser un tema “menos árido” que otras referencias
como las de la lógica-matemática en las había incursionado otras veces con este seminario. Eso
creí hasta que comencé a sumergirme en los textos de Beckett. Es una experiencia.
De ese reportaje extraje esta idea: así como la última enseñanza de Lacan, - el sinthome,
la identificación al síntoma, etc.- se puede pensar en términos de Lacan con Joyce; el período
anterior - aquel en el que se concibe el final del análisis en términos de “atravesamiento del
fantasma”- podríamos pensarla en términos de Lacan con Beckett.
Voy a intentar dar cuenta de la misma tomando tres escritos de Samuel Beckett: La
carta alemana de 1937, La última cinta de Krapp de 1958 y Mal visto, mal dicho de 1980. Y
con ellos retomar algunos de los temas que trabajé en la clase anterior sobre la topología del
Otro y el objeto a en el Seminario De un Otro al otro.
I
La Carta alemana (1937)
Un discurso sin palabras.
"Y mi propia lengua cada vez se me antoja más un velo que ha de rasgarse para acceder a las cosas -o a la
Nada- que haya tras él. La gramática y el estilo. Para mí, son tan superfluos como el traje de baño en la época
victoriana o el porte impertérrito de un caballero genuino. Mera máscara. Esperemos que llegue el día, gracias a
Dios ya ha llegado en determinados círculos, en que la lengua se utilice con la máxima eficacia allí donde con
mayor eficacia se inutiliza. Como no es posible eliminar la lengua de golpe y porrazo, al menos será preciso no
dejar cabos sueltos que puedan propiciar su caída en descrédito. Abrir en ella un agujero tras otro hasta que lo que
acecha detrás, sea algo, sea nada, comience a rezumar y a filtrarse. No se me ocurre que el escritor de hoy en día
pueda fijarse una meta más alta. ¿O acaso ha de ser la literatura la única de las artes que remolonee y se quede
atrás, empantanada en los perezosos modelos de antaño, que hace tanto descartaron de plano la música y la
pintura? ¿Es que hay algo tan sacrosanto que resulta paralizante en la naturaleza viciada de la palabra, algo que ya
no se encuentra en los elementos propios de las demás artes? ¿Existe alguna razón por la cual la terrible
materialidad de la superficie que encostra la palabra no se preste a su disolución, como en cambio se presta la
superficie sonora, rasgada mediante pausas inmensas, por ejemplo en la Séptima Sinfonía de Beethoven, de modo
que a lo largo de páginas enteras podamos percibir tan sólo una senca de sonidos en suspenso a alturas
vertiginosas, que encadene insondables abismos de silencio?6 ".
1
http://www.telam.com.ar/notas/201601/133415-beckett-siempre-es-fiel-a-su-trabajo-sobre-lo-imposible.html (parte
I) y http://www.telam.com.ar/notas/201601/133773-beckett-reduce-la-escritura-al-movimiento-constante-de-
agujerear-la-presencia.html (parte 2)
2
J. Lacan: Seminario 16 De un Otro al otro, Introducción. Ed. Paidos. Buenos Aires. 2008
3
J. Lacan: Seminario 18 De un discurso que no sea del semblante, clase 1. Ed Paidos. Buenos Aires. 2002
4
M. Boada: “Un sueño de Lacan” o el “modito de cada uno de revolver la ensalada”. Algunas puntuaciones sobre las
referencias lógico-matemáticas del seminario De un Otro al otro de J. Lacan . 10/08/16
5
J. Lacan: Lituraterre, Otros escritos. Ed. Paidos. Buenos Aires. 2012.
6
http://lafogonera.blogspot.com.ar/2011/02/carta-alemana-samuel-beckett-1937.html
En esta carta se lee claramente dónde ubica lo que llamaríamos con Lacan, la
dimensión del semblante y cómo Beckett aspira a una literatura que lo atraviese, que lo
agujeree, que lo rompa. Logro al que, según él, han arribado otras artes, como la música y la
pintura (Marisol Gutierrez y Ana C. Filhol retoman algo de esto***), y que él considera que la
literatura tiene pendiente.
Este es el germen que años después producirá una otra escritura, de la que Lacan dirá
que “salva el honor de la literatura” y que su genio domina la época. La literatura de la
despalabra. Beckett reduce la escritura al “movimiento constante de agujerear la presencia,
haciendo borde a un agujero en el saber”7.
Pero esa otra escritura no está desde el comienzo. Los comienzos de Beckett son bien
universitarios, su aspiración no es escribir sino enseñar. Y es en esa época temprana que entra en
relación a Joyce, relación que Z. Marco califica de estrago. Hay una primera relación de Beckett
al saber-erudito, que es estragante. Y a partir de algo que se ha llamado la “revelación” o la
epifanía de Beckett hay la otra escritura, la literatura de la despalabra.
Allí hay un recorrido que podríamos llamar de un Otro al otro.
II
La última cinta de Krapp (1958)
El agujereamiento del Otro o la reducción.
7
A. Eidelberg: Letras. Poéticas. Lecturas lacanianas. Ed. Tres Haches.
8
Z. Marco: Palabras desalojadas. El nivel infraleve de la memoria, cap. 8: La Epifanía de Beckett. Arena libros.
Madrid. 2016.
9
En inglés, crap: deshecho, basura, mierda.
10
S. Beckett: La última cinta de Krapp, 1958. https://www.youtube.com/watch?v=1IUDUMkTva8
11
J. Lacan: Seminario 16 De un Otro al otro. Clase III: La topología del Otro. Ed. Paidos. Buenos Aires 2008.
Cinta de Krapp -> (CK -> (CK -> grano)))
Es un anciano que busca en su historia, en sus memorias grabadas en cintas el día del
aniversario de su nacimiento, eso que vale la pena retener, el grano… Podría ser la estructura
del SSS y el grano el agalma, aquello escondido en el Otro, que suponemos valioso, que le da
sentido a todo.
Sin embargo la operación de Beckett/Krapp es otra:
“Al fin, la revelación. (…). Lo que entonces ví, de repente, fue que la creencia que había guiado toda mi
vida, es decir... (aquí KRAPP desconecta el aparato con impaciencia, hace avanzar la cinta, conecta de nuevo) (…)
veía claro, en fin, que la oscuridad que yo siempre había rechazado encarnizadamente era, en realidad, mi
mejor...”.
III
Mal visto, mal dicho (1980)
El objeto a
Podría haber tomado otro escrito, tal vez su último poema Como decir, o el cuento Esa
tarde, o El despoblador como hace Leonardo Gorostiza12, o alguno que no leí…
Tomo éste en particular, porque espero causarlos a su lectura ya que no voy a poder
contarlo, es un escrito que se resiste, al menos para mí al relato, a pesar de que es el último de
un libro que se llama así: Relatos.
Dos cosas que rescato en este escrito: una es que retoma el tema de la opacidad materna,
apenas aludido en “La ultima cinta…” y aquí también escamoteado pero justamente por eso
presente. Es alrededor de ese enigma, de esa oscuridad, que gira todo el escrito. De ese agujero.
La otra cuestión que me resulta valiosa de este cuento, es cómo localiza, escribe, en ese
agujero, el objeto. Particularmente encarnados en la mirada y la voz: mal visto, mal dicho.
Lo fragmentario de la escritura, las repeticiones y las pausas, van dibujando el borde de
esos objetos que intentan tratar, obturar, ese enigma que enloquece…
Así leemos:
“¿Hubo nunca un tiempo donde ya no fuese cuestión de preguntas? Nacidas muertas hasta la última.
Antes. Nada más concebidas. Antes. Donde ya no fuese cuestión de responder. De no poder. De no poder no querer
saber. De no poder. No. Nunca. Un sueño. Esa es la respuesta.
12
L. Gorostiza: El analista y su despoblador. http://jornadas2015.eol.org.ar/Ediciones/024/default.asp?Boletines/007.html
¿Qué hacer con el ojo sometido a ese régimen? Ese goteo escocés. Pero veamos no volverlo a abrir. Hasta
que todo hecho. Ella hecha. O abandonada. Osamenta y extravío. Nada más que para recuperar. En el mundo
llamado visible. Esa cáscara. Con náusea rellenarla de nuevo y volverla a cerrar. Sobre ella. Hasta que se acabe. O
aborte. Esa es la respuesta”13
Como dice Alejandra Eidelberg, Beckett anhela que la visión fracase en la imagen, que
no puedan dar a ver, así como quiere palabras que no expliquen, porque eso apacigua 14.
IV
A diferencia de Joyce y su apoteosis de la palabra, Beckett es la literatura de la
despalabra. Pero él no tiene que tratar una palabra que se impone como Joyce, tal vez lo que se
le imponga sea el sentido. Su camino, su saber-hacer es el de desasirse de esa imposición de
sentido.
Así es como, luego de su “revelación”, prescinde de la lengua materna, escribe en
francés para no cargar con el exceso de significaciones, de sonoridades poéticas del inglés, “una
lengua proliferante incompatible con la reducción beckettiana” 15.
Es un trabajo de asunción de no poder no querer saber, sobre el borde de lo imposible y
que se sostiene sobre una idea de artista como aquel que se atreve a trabajar con el fracaso.
Trabajar con el fracaso, con el límite: “fracasa otra vez, fracasa mejor” dice en uno de sus
textos.
Aquí es donde se vuelve a encontrar con Lacan: “El psicoanálisis debe fracasar” 16, nos
dice en La Tercera. Si triunfa se extinguirá.
En un análisis se trata de la reducción del sentido edípico, del atravesamiento, de rasgar
el velo del fantasma, para encontrarnos, con el resto, con eso innombrable, indecible, “con
nuestra basura” (crap), diría Beckett. La pregunta que resta es si esta misma reducción la
podríamos llamar con Lacan invención.
*** De Marisol Gutiérrez: Lo que queda del silencio. La des-palabra y el des-concierto y Ana
Clara Filhol: La imagen en Beckett. Ambos trabajos se presentaron en el mismo seminario.
13
S. Beckett: Mal visto, mal dicho, en Relatos. Pág. 239. Ed. Tusquets. Buenos Aires. 2004.
14
A. Eidelberg: Un estilo despalabrado. En Letras. Poéticas. Lecturas lacanianas. Ed. Tres Haches. Buenos Aires,
2014.
15
Z. Marco: http://www.telam.com.ar/notas/201601/133773-beckett-reduce-la-escritura-al-movimiento-constante-de-agujerear-la-presencia.html.
16
J. Lacan: La tercera, en Rev. Pág. 16. Lacaniana nro. 18, Ed. Grama. Buenos Aires, 2015.