Adolescente Afortunada - Elena Romero

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ADOLESCENTE

AFORTUNADA
Escogida por el Empresario Multimillonario Maduro

Por Elena Romero



© Elena Romero 2018.
Todos los derechos reservados.
Publicado en España por Elena Romero.
Primera Edición.
Dedicado a Isabel y Jose,
por estar siempre ahí cuando los necesitaba.
I
En los días de verano, mientras la mayoría de sus amigas y jóvenes de la misma
edad se encontraban en las playas, parques y lugares de esparcimiento, Laura
siempre solía estar en el mismo lugar, encerrada en su habitación devorando un
libro tras otro, su pasatiempo favorito.
Nunca había sido del tipo de chica sociable, extrovertida o amante de las
celebraciones, prefería aislarse del mundo a través de esos pequeños mundillos
que se generaban en su mente mientras se paseaba por las letras de magníficos
libros que habían inmortalizado los nombres de sus autores.
Había tenido el proyecto de escribir su propia novela en algún momento, pero
esto había sido un plan que había sido postergado una y otra vez por la
procrastinación y falta de apoyo.
Basándose en la idea de que para poder convertirse en una buena escritora debía
aprender a leer de la mejor manera, Laura no dejaba pasar un solo día sin
internarse en las páginas de sus libros favoritos. Se había paseado por todos los
tipos de literatura, y aunque el suspenso y el terror siempre habían sido sus
géneros favoritos, nunca se dejaba intimidar por ningún libro, fuese cual fuese su
temática.
En las últimas semanas, se había paseado por algunos de los mejores best-sellers
del mercado, solo acudía a la librería y pedía alguna recomendación por parte del
encargado. John siempre tenía algo bueno preparado para ella, desde que habían
iniciado su relación comercial, nunca la había defraudado ni la primera vez.
John siempre tenía a la mano un libro que la podía enriquecer, algo que le
pudiese aportar importantes recursos para su vida diaria y su futuro, algo que
valoraba enormemente la joven rubia de 19 años, que se había convertido en la
mejor amiga del encargado de aquella librería.
John no era capaz de recomendar algún libro que no fuese leído por él mismo,
por lo que, después de que la chica devoraba las páginas de aquellos ejemplares
que llevaba a casa, solían invertir horas discutiendo Y repasando las páginas de
los tomos que juntos revisaban en detalle. El último ejemplar que había decidido
llevar a casa difería completamente con lo que anteriormente había leído.
Laura cursa el primer año de empresariales y negocios en la Universidad Central
de Nueva York, y aunque no es la carrera que había soñado toda su vida, había
recibido una fuerte influencia de su abuelo, quien había amasado una enorme
fortuna y había colocado a la familia en una posición financiera bastante
cómoda.
Aunque tenía un corazón de escritora y amaba las letras, la vida parecía estar
empeñada en dirigir a la nieta del importante millonario directamente hacia el
mundo empresarial.
Mientras no se encontraba en aquella casa de estudios, Laura solía estar
encerrada en su propia habitación haciendo lo que más le gustaba. El último
ejemplar que le había proporcionado John, le había quitado más tiempo que
cualquier otro libro en el pasado, el cual había captado su interés y no había
podido despegarse de sus páginas, habiendo leído ya un par de veces.
Mientras realizaba la tercera lectura de aquel ejemplar, Laura no podía
comprender cómo podía estar tan compenetrada con las palabras de aliento y
motivación que plasmaba el autor.
No se trataba de solo un libro de autoayuda, estos libros que se venden por
cantidades absurdas simplemente para prometer el cumplimiento de sueños. Este
autor parecía desnudarse a través de las letras, plasmándose completamente tal y
como era. Nadie más que Laura podía interpretar de forma tan efectiva el
mensaje que quería enviar a sus lectores, y este en particular, era desenfadado,
directo y muy sincero.
La forma de escribir no era la más profesional, no tenía la delicadeza de otros
autores reconocidos, a veces parecía estar leyendo una conversación cualquiera
que podría tener con cualquier sujeto en la calle, y a pesar de que esto fue
criticado por muchos entendidos de la materia cuando el libro fue publicado,
Laura hizo conexión inmediata con el mismo.
Hasta cierto punto, se había obsesionado con el universo que planteaba el
escritor, ya que, leía una y otra vez las páginas y sentía un deleite incomparable.
La forma de escribir, la manera en que se dirigía al mundo parecía hablarle
directamente a ella, y esto generó un efecto tan intenso en Laura, que poco a
poco comenzó a convertirse en una fanática empedernida de Víctor Luna.
Aquel escritor había pasado de convertirse en un ser anónimo y desconocido a
ser uno de los escritores con más ejemplares vendidos en todo el país. Era el
primer libro que escribía y se había convertido en un éxito de la noche a la
mañana.
Tenía una historia de vida bastante intensa, y esto, aunque para muchos era una
completa farsa que le daba respaldo a las ventas de este sujeto, nadie más que él
sabía que era la más pura realidad.
Víctor no había tenido una vida fácil, y esto estaba reflejado completamente en
las letras de aquel libro, había dejado toda su alma, sangre y sudor en aquella
obra, la cual se había convertido en la favorita de millones de lectores alrededor
de todo el mundo.
Para Laura, era una completa locura que después de 10 años de haber sido
publicado el libro, aún seguía siendo uno de los más vendidos. Esto había
convertido a Víctor en un importante millonario que dictaba conferencias por
todo el mundo.
Era entrevistado por los más reconocidos presentadores de TV y solía aparecer
muy frecuentemente en portadas de revistas y diarios. Algunos lo comparaban
con estrellas de cine, otros simplemente argumentaban que se trataba de un golpe
de suerte, pero lo cierto era que, la vida de Víctor había tomado vuelo de una
manera muy drástica, esto lo había convertido 10 años atrás en un completo
playboy, siendo objeto de deseo de una gran cantidad de mujeres, y la voluntad
de este hombre no era la más fuerte.
En las líneas de aquel libro, narraba cómo su esposa en ese momento se había
convertido en el verdadero equilibrio de su vida, dándole una gran importancia a
aquella mujer en las letras de aquella obra. Pero tanto éxito y forma inesperada
no traería buenos resultados para el emprendedor, quien, al cabo de unos años,
terminaría acabando con su matrimonio, un duro golpe que lo hizo tocar fondo
por segunda vez en su vida.
Muchos asegurarían que Víctor no estaba preparado para aquello, pero quizás
fue la fama, el dinero, y el éxito que tenía con las mujeres lo que sirvió como
una especie de flotador para que aquel hombre volviera a resurgir como el Fénix
desde las cenizas.
Su segunda publicación había llegado 10 años más tarde después de la primera, y
aunque Laura continúa dándole vueltas a su primer libro, desconoce
completamente que aquel hombre se encuentra de gira por todo el país
promocionando su segunda obra.
Se considera una fanática absoluta, pero desconoce completamente muchos
aspectos de la vida del caballero, y al descubrir que este se encuentra viajando
por todo el país dictando algunas conferencias y charlas acerca de su nuevo
libro, la chica no pudo aguantar la emoción.
— ¿Por qué no me dijiste que Víctor Luna estará en la ciudad la próxima
semana? — Dijo la chica mientras entraba abruptamente a la librería.
— Pensé que lo sabías. ¿Dónde han quedado tus modales? Buenos días.
— Lo siento, estoy realmente emocionada por ello. Creo que al final tendré mi
copia firmada especialmente por Víctor.
— No tienes idea de cuánto cuestan los tickets para esa conferencia. — Recalcó
John mientras organizaba algunos libros en la biblioteca.
— No, pensé que era en conferencias gratuitas.
John soltó una carcajada tan despectiva y desagradable que irritó enormemente a
Laura.
— ¿Acaso crees que es uno de esos escritores mediocres comunistas que van por
el mundo dando charlas gratuitas?
— Sí, lo sé. Es un empresario, millonario, exitoso, creo que tienes razón.
¿Dónde puedo conseguir los boletos?
— Necesitarás 300 billetes para poder acceder a esa conferencia. Espero que
tengas suerte. — Respondió John con fuerte sarcasmo.
— A veces olvido porqué somos amigos. Eres realmente insoportable.
John volvió a sonreír de manera exagerada.
El joven de 25 años tenía una risa bastante particular que parecía confundirse
con una tos seca. Cuando Laura conversaba con él y no era tomada en serio,
solía molestarse enormemente.
— Deja de burlarte, tengo que pensar de dónde sacar el dinero para ir a esa
conferencia. No puedo perder esta oportunidad de conocer a Víctor Luna.
— Escuché que en la radio estarían sorteando algunos boletos. Si yo fuera tu
estaría en este momento buscando la manera de concursar.
Prácticamente, se vio solo el celaje de la chica, quien abandonó la librería de
forma tan rápida que John solo se descuida un par de segundos entre sus
actividades y no puede ver cuando la chica abandonó el lugar. Sabía
perfectamente que Laura era completamente fanática de Víctor desde la primera
vez que conversaron acerca del libro. La emoción, la alegría y la conexión
existente entre la chica y aquella obra, habían sido increíbles.
Desde cierto punto de vista, John se sentía orgulloso por haber presentado a la
chica a este maravilloso autor que, aunque contaba con una calidad literaria
bastante pobre, enviaba un mensaje al mundo bastante claro. No solo había sido
un escritor afortunado que había hecho dinero de la noche a la mañana, en años
posteriores, se ha convertido en un importante inversionista de múltiples marcas,
multiplicando su fortuna de manera increíble.
Su presencia era solicitada por importantes hombres de negocios que buscaban
un consejo o recomendaciones por parte de aquel hombre. Tan solo estas
acciones, generaban miles de dólares en cada oportunidad. Como estudiante de
empresariales, Laura sabía que este podría ser un buen ejemplo a seguir, una
especie de mentor que la guiara por el mejor camino, pero acceder a él era
mucho más difícil de lo que ella creería.
Conseguir 300$ para simplemente acceder a aquella conferencia no sería
sencillo, y al no contar con el apoyo financiero que desearía tener por parte de
sus padres, es algo que comienza a consumirla poco a poco durante los
siguientes días. Es la hija de una familia adinerada, pero estos, intentando
mantener el espíritu humilde y realista en la chica, siempre han mantenido
limitaciones financieras en ella.
El acceso a lo necesario, lo justo, y lo merecido, siempre fueron valores que
habían intentado sembrar sus padres para evitar la formación de una
personalidad arrogante y déspota. 300$ para sus padres serían simplemente
imperceptibles en sus cuentas bancarias, pero no es algo que podría ganarse
simplemente con pedirlo.
Esa misma noche, después de llegar a casa, durante la hora de la cena, era el
momento de hacer el primer intento por parte de la chica.
Su padre, quien siempre solía guardar silencio a la hora de la cena, detestaba ser
interrumpido durante este momento. Aunque muchas familias suelen conversar
durante la cena y comparten los momentos del día, Rafael prefería guardar
silencio y que solo fuese el momento de compartir una cena deliciosa con su
esposa e hija. Pero la impaciencia y la ansiedad que consumen a la chica, han
hecho romper aquel acuerdo que, hasta el momento, se había respetado el pie de
la letra.
— Padre, ¿cómo ha estado tu día? ¿Mucha actividad en la oficina? — Preguntó
la chica.
Tanto Rafael como Sonia, levantaron sus miradas y vieron directamente en la
chica como si estuviesen recriminando algo muy grave.
— ¿Qué? ¿Acaso dije algo malo?
Laura intenta fingir una inocencia que sabe muy bien que no tiene, por lo que, su
madre intenta comunicarse con ella a través de sus ojos, abriéndolos tanto como
puede, enviando un mensaje claro de que será mejor que haga silencio.
— A mí me fue espectacular hoy. Tuve un par de exámenes que sé perfectamente
que aprobé con la mayor calificación, lo único que no me gustó fue...
Un fuerte golpe sonó sobre la mesa, generado directamente por el puño de
Rafael. Detestaba enormemente ser interrumpido por la voz constante de quien
fuese.
— Te agradecería enormemente que cerraras la boca. — Dijo Rafael
interrumpiendo a la chica.
En ese momento, Laura se sintió tan ofendida, que tiró los cubiertos sobre el
plato y se puso de pie para dirigirse a su habitación.
— ¡No has terminado tu comida! ¡Vuelve aquí y siéntate de nuevo! — Dijo
Rafael.
— Ya no tengo apetito. — Dijo la chica desde cruzar el umbral que dirigía
directamente hacia las escaleras hacia la parte de arriba donde se encontraba su
habitación.
— Creo que eres demasiado estricto. No era necesario que actuaras así. — Dijo
la madre de la chica mientras se ponía de pie para abandonar la mesa ella
también.
Laura había intentado su primer movimiento, pero los resultados no habían sido
los esperados. Pero no pasaría demasiado tiempo para que la puerta de su
habitación sonara.
— No quiero hablar con nadie. — Gritó la joven desde el interior de la
habitación.
— Creo que te debo una disculpa, hija. — Dijo Víctor
Hombre bastante rígido y particular, siempre había sentido una enorme debilidad
por su hija, por lo que, iniciar una disputa o crear un clima de discordia en su
propia casa por una situación tan absurda, no era algo que Víctor estuviese
dispuesto a hacer.
— No tuve el mejor día en la oficina, lamento haberme comportado así. — Dijo
Víctor mientras se encuentras aun del otro lado de la puerta.
Laura, aunque aún se siente realmente molesta, decide caminar hasta la puerta y
desbloquear el seguro para poder darle acceso a su padre. La puerta se abre y
Rafael no puede evitar saltar hacia su hija y darle un gran abrazo, siempre había
sido muy amoroso con Laura, por lo que, no es algo que sea de extrañar para la
chica.
Esta sensación de culpa en el corazón de Rafael puede ser una herramienta que
puede utilizar a su favor para poder obtener lo que desea.
— Parecía que tenías algo muy importante que comentarnos en la mesa Sabes
que no me gusta que me molesten en ese momento.
— No, no era nada importante. Quizá no debía decirlo.
Laura juega a la manipulación para poder obtener lo que quiere en algunas
ocasiones. Es una joven con recursos, muy inteligente y con unos ojos azules
muy grandes que están acostumbrados a trabajar para ella en momentos como
esos. Rafael tiene una sola debilidad en el mundo y es su hermosa hija de 19
años, a quien protege de una manera exagerada en ocasiones.
No ha permitido novios o amigos con extrema confianza en la vida de la chica,
ya que, conoce las intenciones de cualquiera que pueda acercarse a una joven tan
atractiva como lo es Laura.
— Por favor, di lo que necesitas. No me hagas rogarte.
— Son solo… Es que…
— No me digas que tienes novio…
El humor de Rafael cambió drásticamente.
— No, papá… Sé perfectamente cuales son tus condiciones. Solo quería unos
boletos, pero también conozco las condiciones con el dinero.
— ¿Boletos? ¿Para algún concierto de esos llenos de drogadictos y chicas
fáciles? Olvídalo.
— Quisiera asistir a la conferencia de Víctor Luna.
Laura tomó su ejemplar del libro “Un tiburón en tierra” y se lo mostró a su
padre, quien se tomó el tiempo de leer la sinopsis del libro y la biografía. La
decisión estaba en las manos del empresario.
II
Su corazón nunca había estado tan exaltado como aquel día mientras se
encontraba en la fila para entrar a aquel lugar abarrotado de personas cuyo único
objetivo era presenciar la conferencia que dictaría uno de los hombres más
importantes de la ciudad y el país.
Víctor se encontraba realizando una gira a nivel nacional promocionando su más
reciente libro, lo que le había dado la oportunidad a Laura de finalmente
presenciar en vivo y directo una charla del hombre con el que prácticamente se
había obsesionado en los últimos meses.
Mientras se encontraba ingresando al centro de conferencias, la chica sentía que
sus piernas temblaban, sus manos sudaban continuamente y mientras sostenía
uno de los ejemplares que había adquirido a las afueras del lugar, este temblaba
continuamente en sus manos.
No había tenido la oportunidad de adquirir su copia del segundo libro publicado
por este autor, ya que, cada vez que llegaba a alguna librería siempre se
encontraba agotado.
La emoción de haber podido conseguir finalmente este segundo libro, la había
dejado completamente satisfecha, pero su satisfacción se veía potenciada aún
más, al ver por primera vez en persona a este prestigioso hombre que solía
aparecer con frecuencia en las portadas de revistas y diarios locales desde hacía
algunos días atrás en medio de la promoción de esta conferencia.
Se habían vendido absolutamente todas las entradas, y gracias a el padre de
Laura, finalmente la chica había conseguido un puesto privilegiado en aquel
lugar.
Rafael había movido todas sus influencias y contactos para poder conseguir un
pase VIP a este evento, ubicando a Laura en uno de los primeros puestos donde
podría ver de cerca a su ídolo. La joven chica había sido enviada con dos de los
guardaespaldas de su padre, ya que, este no tendría la posibilidad de
acompañarla a un evento de ese tipo.
Tenía demasiadas obligaciones por las cuales preocuparse antes de tener que
sentarse en un auditorio a escuchar como un hombre narraba cómo se había
hecho millonario de la noche a la mañana, cuando él era un maestro de los
negocios.
Rafael sabía perfectamente que su hija necesitaba un mentor, un modelo a seguir,
y él no era precisamente la mejor opción para esto. Nunca había sido demasiado
abierto con sus conocimientos, por lo que, compartirlos con alguien no sería una
tarea fácil para el empresario y padre de Laura.
A tan solo unos pocos minutos de la salida de Víctor al escenario, la chica revisa
su teléfono móvil y puede ubicar algunas fotografías recientes de Víctor en sus
redes sociales.
El hombre había colocado algunos mensajes vinculados con la ciudad de Nueva
York, donde había depositado todas sus expectativas debido a la gran cantidad de
fanáticos y seguidores que se habían manifestado en función a su conferencia.
Después de hacer una revisión minuciosa por su cuenta de Instagram, la chica
había identificado un lugar en particular a las afueras del auditorio, donde se
había tomado un autorretrato solo unos cuantos minutos atrás.
Laura ya se encontraba ubicada dentro del lugar, así que, irse de allí e intentar
ubicar el lugar donde se encontraba Víctor en ese momento, sería una completa
locura y se arriesgaba a quedarse a las afueras del salón.
Pero un fuerte impulso llevó a la chica a tomar la decisión de un segundo a otro,
poniéndose de pie sin pensarlo y corrió rápidamente hacia las afueras del
auditorio.
— Señorita, estamos a punto de iniciar. Si sale ahora no podrá volver a entrar.
Uno de los jóvenes de protocolo intentó detener a la joven, ya que, al estar
ubicada en la zona privilegiada, tenía la obligación de informarle acerca de
cuáles eran las condiciones rigurosas del evento.
— Solo tardaré un par de minutos, te ruego por favor que no me dejes afuera.
Era muy difícil negarse ante los ruegos de aquella hermosa joven, la cual, con
solo fijar sus ojos azules en los de cualquier persona, pareciera neutralizarlos
fácilmente ante sus deseos.
— Podría meterme en problemas, pero por favor, haga lo que tenga que hacer
rápido y vuelva cuanto antes
La emoción de Laura fue tal, que no dudó en darle un beso en la mejilla al chico
en forma de agradecimiento y corrió a la parte exterior del auditorio. Atravesó
un largo pasillo con una alfombra roja donde se podían ubicar diferentes pinturas
y obras de arte de alta categoría, Laura sintió que estaba en el cielo.
Amaba profundamente los lugares como este, llenos de historia, de arte y un
gusto refinado por la decoración, no era nada exagerado y extravagante, era muy
elegante, con colores crema en las paredes que lo hacían lucir muy acogedor y
tranquilo.
Pero no era el momento de evaluar la calidad de la decoración, tenía que
alcanzar el lugar que había visto minutos atrás, donde posiblemente se
encontraría a Víctor, quizás fumando algún cigarrillo, tomando un trago o
alistándose para salir al escenario.
Laura cruzó al final del pasillo para visualizar una gran sala, donde se
encontraba una gran cantidad de fotógrafos y periodistas, parecían estar
rodeando a alguien, por lo que, corrió hacia este lugar.
Trataba de hacerse espacio entre la multitud de personas, pero era casi imposible,
era una pared hermética que se formaba entre todos los cuerpos de aquellos
periodistas que intentaban conseguir la mejor fotografía de Víctor. El hombre
firmaba algunos autógrafos, saludaba a las cámaras y dirigía algunas palabras a
algunos de sus fanáticos.
Laura fijó su mirada en aquel hombre a quien apenas pudo ver entre la
muchedumbre, llevando su traje de color negro y corbata roja muy elegante.
Desde la punta de sus pies hasta la cabeza, Víctor era un hombre interesante y
con un gusto muy refinado. Algo que no pudo evitar sentir la chica fue la fuerte
fragancia su perfume, la cual penetró hasta lo más profundo de su cerebro.
Entre tantas personas que había en aquel lugar, era casi imposible afirmar que
aquella fragancia era la de Víctor, pero algo le indicó a la chica que este gusto
tan exquisito por las fragancias solo podía pertenecerle a este hombre.
Guardó la fragancia en su memoria y dejó de luchar, ya que, era imposible que
pudiera atravesar aquella muralla de periodistas que la separaba del hombre con
el que había soñado cada día desde las últimas semanas.
Era la vez que había estado más cerca de Víctor, pero quizás, un golpe de suerte
le estaría esperando un poco más adelante, ya que, pudo visualizar que sus redes
sociales se mantenían siempre actualizadas. De nuevo la chica tuvo que recorrer
el mismo camino hacia la entrada del auditorio, esta vez con una prisa aún
mayor, ya que, se arriesgaba a ser excluida del evento.
Mientras Víctor se encontrará en aquella sala, aún tenía oportunidad, pero sentía
terror ante la posibilidad mientras se traslada nuevamente al auditorio, este
decidiera entrar y finalmente las puertas se cerrarían definitivamente. No había
espacio para interrupciones y no permitiría la entrada a ninguno que llegara fuera
de la hora pautada.
Estas condiciones estaban muy bien establecidas y perfectamente claras, por lo
que, Laura, violando este acuerdo, se estaba exponiendo a perder una gran
cantidad de dinero y la posibilidad de conocer en persona este hombre tan
interesante que se había adueñado de sus pensamientos. Las puertas estaban a
punto de cerrarse cuando la mano de la chica se interpuso en el último segundo.
— Volví, lamento haberme demorado tanto. Gracias por esperar.
— Estoy a tu servicio. Me llamo Cristian. — Dijo el chico
Laura estrechó la mano de aquel agradable joven, este fue un gesto mas de
cordialidad que de interés, ya que, su mente está perfectamente fijada en un solo
objetivo aquella noche y tenía nombre y apellido.
Cuando estuvo sentada nuevamente en su lugar, la chica respira profundamente
ante la cercana posibilidad ante la que estuvo de perder esta oportunidad por
dejarse guiar por sus impulsos. Laura era una joven impulsiva, la cual se dejaba
llevar por sus emociones momentáneas, esto casi le había costado perderse el
evento más importante de su vida hasta esa fecha.
De pronto, mientras revisaba sus pensamientos y de alguna u otra forma se
juzgaba a sí misma por ser tan irresponsable, las luces se fueron a negro de
manera instantánea, dejando una luz tenue sobre el escenario mientras una
música estruendosa se iniciaba para dar introducción a la llegada de Víctor Luna
al escenario. Todo el mundo pareció enloquecer en aquel lugar, era como si se
tratara de una estrella del rock saltando al escenario haciendo su mejor
espectáculo con su guitarra eléctrica.
Víctor generaba un efecto similar a este, causando una explosión de adrenalina
en todas aquellas personas. Cualquiera que estuviese sentado en las butacas de
aquel lugar, sabía perfectamente quién era este hombre, posiblemente seguidores
y fanáticos que conocían cada detalle y aspecto de la vida este hombre tal y
como lo hacía Laura. Víctor salió desde el fondo del escenario, agitando su
mano mientras saludaba a todos los espectadores.
Una gran sonrisa dibujada en su rostro reflejaba la seguridad y alegría de aquel
hombre que realizaba su trabajo con todo el amor y compromiso que lo
caracterizaban. Muchos de los presentes se pusieron de pie para poder ovacionar
a este hombre que quizás había guiado sus vidas a un éxito rotundo.
Laura veía hacia los lados y se quedó impresionada ante el nivel de admiración e
idolatría que despertaba este hombre en muchos de aquellos presentes. Era como
una especie de mesías, alguien a quien escuchaban, seguían y admiraban cada
día.
De un momento a otro, Laura dejó de sentirse especial, ya que, sentía que era la
admiradora más importante de este sujeto, algo que quedó descartado de manera
instantánea al ver la cantidad de personas que seguían a Víctor Luna.
Su intención de conocerlo pareció desvanecerse de manera gradual a medida que
transcurren los segundos, ya que, era ella contra una gran cantidad de asistentes
que posiblemente querrían lo mismo que ella.
Las posibilidades eran mínimas, pero al menos sentía la alegría de encontrarse
en el mismo lugar que aquel hombre. Unos minutos más tarde, todo el ruido
cesó, quedándose todo en completo silencio para dar inicio a la conferencia
aquel genio de las finanzas que ha llegado a la ciudad para compartir todos sus
conocimientos. Víctor caminó hacia un extremo del escenario y se paseó
lentamente por el borde de este, caminó de extremo a extremo mientras veía sus
pies detalladamente.
Parecía tomarse su tiempo y respirar profundamente antes de iniciar, era como
una especie de ritual que seguía antes de dar inicio. Era con una línea imaginaria
que se trataba en su cabeza, la cuál era la franja que lo separaba de todas esas
personas que habían llegado para escuchar cuáles eran sus consejos y
recomendaciones para convertirse en personas tan exitosas como él.
— Quisiera agradecer a todos los presentes por haber venido el día de hoy. Esta
noche es muy importante para mí.
La chica que se encontraba al lado de Laura, reveló un secreto que ella no había
tomado en cuenta, algo que le hizo sentir aún peor como fanática
— Víctor vino a celebrar su cumpleaños a la ciudad de Nueva York. Hoy quizás
habrá sorpresas. — Susurró la joven.
Laura se sintió terrible al no conocer este dato tan importante de la vida de
Víctor. También sintió cierta curiosidad por la edad de aquel hombre, algo que
no había sido de su incumbencia a lo largo de su proceso de conversión en
fanática. Lo que más le interesaba este hombre eran sus experiencias de vida y
cuáles eran sus principales influencias para escribir.
Sus aspectos personales como su edad, donde había nacido y cuál era su comida
favorita, no eran de gran importancia para la joven. Al verse tan reducida entre
aquella avalancha personas, Laura comenzó a prestar atención con detalle a
todos estos pequeños recursos que podrían acercarla más a Víctor.
— Es mi cumpleaños número 40 y es un placer para mi poder compartir con
ustedes mi celebración haciendo lo que más amo: compartir mis conocimientos
con ustedes
Nuevamente una ovación se escuchó, el lugar parecía retumbar ante los aplausos
y gritos de todos los presentes. Víctor era un verdadero líder, una especie de
figura que todos los que estaban presentes en aquella sala de conferencias veían
como modelo a seguir. Esto, inevitablemente convertía a Víctor un hombre
mucho más atractivo e interesante.
Su posibilidad de influir positivamente en la vida de las otras personas, hacían de
este caballero alguien con quien se podría tener una larga conversación sin límite
de tiempo, algo que pasaba por la mente de Laura constantemente mientras veía
a aquel hombre que aceleraba su ritmo cardíaco nada más con estar parado allí
frente a ella.
Después de una breve introducción y narrar brevemente cuáles habían sido los
principales objetivos y razones para escribir un segundo libro, Víctor dio inicio a
su conferencia, un evento que se desarrolló durante poco más de dos horas.
Durante todo este tiempo, Laura parecía no pestañear y guardaba cada uno de los
consejos y recomendaciones de aquel hombre en algún lugar muy preciado de su
corazón y pensamiento.
Si hasta el momento había estado obsesionada con Víctor Luna, haber asistido
aquella conferencia había multiplicado el efecto. Tenía un sentimiento muy
fuerte en el pecho que impulsaba la posibilidad de conocer a aquel hombre. Por
segundos sentía que se desmoralizaba, ya que, un hombre tan interesante y
atractivo posiblemente no estaría interesado en interactuar con una simple chica
de 19 años de edad.
Pero Laura, a pesar de su inteligencia bastante desarrollada, parece sobrevalorar
enormemente a Víctor, quien es un hombre de carne y hueso como cualquier
otros.
Es un ser con debilidades, defectos y virtudes que fácilmente podría verse
atraído por ella. De hecho, la joven chica tiene un perfil bastante similar a lo que
le gusta al importante conferencista, y podría convertirse en un dolor de cabeza o
en la mejor experiencia para él.
Durante toda la noche, las miradas de Víctor parecían quedarse fijas en la
ubicación de Laura, algo que parecía ser muy poco probable ante la gran
cantidad de personas presentes. Pero, esto era algo que ella quería creer en la
parte más ingenua de su corazón.
Este hecho no estaba tan alejado de la realidad, ya que, en medio de todo su
trance de concentración para poder desarrollar la conferencia de manera exitosa,
busca un rostro confiable que le trasmitiera paz para poder mantenerse
equilibrado y no desenfocarse.
Nada más adecuado y perfecto que el rostro de Laura para esta finalidad, ya que,
la chica poseía una belleza angelical que parecía encantar a todos los que
coincidían con la mirada de la joven. Estaba encantada, extasiada de haber
presenciado una conferencia de este hombre en aquella prestigiosa sala ubicada
en el hotel más caro de la ciudad.
Tras culminar el evento, Laura parecía desplazarse en una nube, había sido lo
mejor que le había pasado en toda su vida. Pero los planes estaban a punto de
cambiar drásticamente después de una llamada de su padre.
Los guardaespaldas que estaban a las afueras del hotel se habían retirado por
órdenes expresas de Rafael. Su teléfono sonó repentinamente.
— Laura, hija. ¿Cómo estuvo el evento?
— ¡Espectacular! No veo a tus hombres. ¿Qué ha pasado?
— Tuve que salir de la ciudad y los necesitaba conmigo. Ya he pagado una
reservación en el hotel. Dormirás esta noche allí hasta mañana que pueda enviar
a alguien por ti.
Esta noticia fue tan inesperada como extraña para Laura, quien no estaba
acostumbrada a gozar de tal libertad por parte de su padre. Pasaría la noche en
un hotel de lujo completamente bajo su propia responsabilidad, algo bueno
estaba comenzando a suceder.
III
Siendo la primera vez que se encontraba sola en un hotel de lujo, Laura no tiene
la menor idea de por dónde comenzar su recorrido durante las siguientes horas
de soledad y autonomía absoluta.
Su única y primera opción es ir a la habitación y descansar un poco, ya que,
había sido un día bastante agitado debido a el estrés que le había generado su
primer encuentro con el conferencista más exitoso del país.
Sentía algo de frustración y un poco de decepción al no haber podido conseguir
una sola fotografía con aquel hombre. Pero sabía perfectamente que el acceso a
Víctor Luna estaría bastante restringido.
Era la primera vez que se encontraba en una situación como esta, siempre había
estado acostumbrada a tener todo lo que deseaba, Víctor se había convertido en
esa manzana prohibida, aquello que no podía tener sin importar cuantas veces
implorara por ello, así que, la chica decide intentar despejar su mente al bajar un
rato a la piscina.
Aquel hotel prestigioso contaba con tiendas departamentales donde la chica pudo
escoger el traje de baño que se adaptará perfectamente a su cuerpo, Laura está
viviendo el sueño de cualquier niña rica, ese al que nunca había podido acceder
por todas las limitaciones que le había impuesto su padre.
Aún no podía creer completamente que estuviese disfrutando de una libertad tan
plena como la que le había proporcionado su padre aquel día, por lo que, a pesar
de que tiene un comportamiento bastante bueno y no suele ser abusiva con la
confianza de su padre, intenta comportarse como si fuese libre totalmente.
Se pasea de una tienda a otra utilizando su tarjeta de crédito personal, la cual le
ha proporcionado su padre y que nunca ha podido utilizar de forma libre. Laura
se encuentra completamente enfocada en su carrera y en su objetivo de
convertirse en una profesional del mundo de los negocios, quizás, solo quizás, en
el futuro podría obtener el tiempo suficiente para dedicarse a la escritura, pero,
debe ser realista, pues su padre no le permitiría entregarse una vida bohemia de
artista y botar a la basura todo el dinero que se había invertido en sus estudios
profesionales.
Laura solo tiene unas 24 horas para poder disfrutar de su libertad temporal, por
lo que, disfruta de las compras y la independencia que tiene el prestigioso hotel
cuyas instalaciones son realmente grandes. Después de seleccionar su traje de
baño favorito, escogiendo entre unos 20 modelos diferentes, la chica finalmente
había encontrado el ideal.
Se observaba en el espejo con mucha confianza, sabiendo que su cuerpo, aunque
aún era delgado, llamaba enormemente la atención de los chicos. Laura por
primera vez en toda su historia, había pensado en la posibilidad de ligar con
alguien aquella noche, ya que, se encuentra completamente sola en un hotel
cinco estrellas, acceso absoluto a una habitación presidencial y con una tarjeta de
crédito lista para ser utilizada sin ningún tipo de límite.
Pero estas son ideas que surgen en su cabeza y son reprimidas rápidamente por
todos sus esquemas morales que la convierte en una chica bastante recatada y
muy educada.
Llevando una toalla alrededor de su cintura, se desplaza por el pasillo principal
que lleva a las piscinas, un lugar hermoso donde cualquiera soñaría estar el resto
de su vida. Múltiples piscinas privadas frente a ella, por lo que, ella decide entrar
a la zona reservada para los clientes de lujo.
Camina a paso seguro directamente hace el área donde se instalará, mientras las
hermosas luces de una fuente de colores, hace que el lugar se vea espectacular.
La chica retira su toalla y salta al agua, disfrutando del agua cálida y de una
sesión relajante.
Allí estuvo durante algunas horas, disfruta mucho de estar dentro del agua, pero
cuando sintió cierto agotamiento y fatiga, decidió ir a recostarse un poco en la
silla y distraer un poco su mente. Revisaba las diferentes redes sociales de sus
amigos y familiares, pero se topó con una fotografía que le llamó mucho la
atención.
Víctor había actualizado nuevamente su perfil de Instagram, nuevamente había
colocado una fotografía de hacía un par de minutos, aquel hombre había
decidido quedarse en el mismo hotel que ella, ya que, había tomado una
fotografía del restaurante donde se podía ver un gran ventanal que daba hacia el
área de las piscinas.
La chica no lo podía creer, ya que, aquel hombre con el que había soñado tantas
veces, y a quien admiraba profundamente, se encontraba en el mismo lugar que
ella en ese preciso instante.
Dio un salto que casi la llevó al agua inmediatamente. Su corazón estaba
acelerado, y no sabía realmente qué hacer, su verdadero amor platónico estaba
más cerca de lo que podía imaginar y no tenía la manera de cómo acceder a ella.
Había tratado de mantenerse alejada un poco de sus redes sociales, tratando de
no llamar mucho la atención para no despertar la curiosidad de sus padres si
llegaban a monitorearla.
Pero aquella noche, fue difícil para la chica evitar darle a la opción de ‘me gusta’
a la fotografía. Una notificación llegó instantáneamente al móvil de Víctor, quien
nunca solía darle demasiada importancia a este tipo de mensajes. Pero algo en
particular llamó su atención, y la fotografía de una hermosa rubia con ojos azules
lo hizo abrir el mensaje.
Era un hombre que estaba acostumbrado a recibir una gran cantidad de mensajes
a diario por sus redes sociales, pero particularmente esta chica llamó su atención.
Cuando abrió su perfil y pudo detallar sus fotografías, parecía recordarla, era
muy familiar para él, aunque no podía establecer exactamente de donde la
conocía. Todo estaba perfectamente claro, una imagen de aquella joven había
quedado guardada en su mente, ya que, era muy difícil olvidar ese cabello rubio
platinado y aquellos grandes ojos azules.
Mientras Víctor paseaba su mirada en medio de la conferencia, era precisamente
este rostro cálido y confiable donde solía anclarse para mantenerse enfocado en
medio de su conferencia.
Era ella, no le cabía la menor duda de ello, y ante esta situación tan extraña, el
caballero decidió interactuar con la chica por primera vez. Una notificación entró
en el móvil de Laura, quien casi siente que el corazón se le sale por la boca al
recibir una notificación personalizada proveniente de Víctor. El hombre había
dado a la opción de ‘me gusta’ a una de las fotografías de la chica donde
etiquetaba el libro publicado por aquel hombre.
Sus mensajes y palabras referentes a Víctor, hicieron que se sintiera bastante
halagado por la forma en que se expresaba Laura. A simple vista se notaba que
era una joven inteligente y muy agradable, dulce y muy comprometida con su
intelecto. Los siguientes minutos de los dedicó exclusivamente a revisar el perfil
personal de Laura, determinando que era una chica bastante hermosa y con una
calidad humana única.
Sentía cierta tentación por seguir indagando, pero al ver la edad de la chica,
decidió dejar su móvil a un lado y descartarla inmediatamente. Aunque Laura
sintió una gran emoción de recibir una notificación proveniente del hombre que
más admiraba, su amor platónico y a quien sin saberlo deseaba intensamente, no
tener más interacción con él generó un vacío enorme que desencadenó en una
tristeza que debía ser drenada en las próximas horas.
No podía decaer simplemente por el hecho de que aquel hombre no hubiese
iniciado alguna conversación, se encontraba en un hotel lujoso con acceso a
salones de baile, restaurantes de lujo y una gran cantidad de licor limitado al que
podría acceder si así lo deseaba.
Fue entonces cuando la chica decidió volver a su habitación, tomar un baño y
prepararse para una noche de expedición por aquellas instalaciones de aquel
hotel.
Mientras tanto, Víctor disfrutaba de un trago en el restaurante del hotel, un vaso
con whisky en las rocas se sacude en su mano levemente mientras los hielos
dentro del vaso hacen sonar el cristal con una frecuencia muy alta. Ese
campaneo es uno de los sonidos favoritos de Víctor, ya que siempre ha sido
sinónimo de relajación y tranquilidad, un periodo de desconexión donde disfruta
de su trago.
Pero, en su mente sigue corriendo una idea que debió haber salido de allí ya hace
un tiempo. No deja de pensar en aquellos ojos azules que se cruzaron con él en
medio del auditorio, y que, de manera casual, habían sido esa notificación
especial que había llamado su atención. Volvió a tomar su móvil e inició
nuevamente la aplicación, la cual había quedado justo en el lugar hasta donde
había llegado en el perfil de la chica.
Al revisar una vez más fotografías y sintió que, estando soltero, no tenía que
darle explicaciones a absolutamente nadie, ni tenía que sentirse cohibido de
hacer absolutamente nada.
Su relación estable más reciente ha terminado de manera catastrófica, y esto le
había dado la oportunidad de convertirse un hombre libre, exitoso y lleno de
oportunidades. Víctor se cuestiona desde cierto punto de vista el hecho de que
sea precisamente una joven de 19 años que llame a su atención en ese instante,
pero algo tan fuerte como eso no puede ser ignorado.
Suele ser un fanático empedernido de encontrarse entre las piernas una mujer
ardiente y fogosa, pero nunca había tenido la posibilidad de estar con una de 19
años, o al menos no con tal diferencia de edad entre ellos. Se pregunta acerca de
cuáles serían los temas de conversación que podría compartir con esta chica,
pero él mismo se responde al ver algunos de los escritos que la chica suele
colocar en sus fotografías.
Es más que evidente que Laura es una mujer profunda y sensible, llena de
sabiduría, la cual ha venido creciendo a lo largo de los años gracias a ardua
preparación continua curiosidad por conocer más acerca del mundo. Las
intenciones de la chica no parecen estar dirigidas hacia un encuentro con Víctor,
ya que, está comenzando a cansarse las frustraciones que le proporcionan los
cercanos encuentros, que siempre terminan siendo interrumpidos.
Prefirió dejar atrás su sueño de tener un contacto más personal con el hombre y
enfocarse totalmente en disfrutar esa noche de soledad que posiblemente le
traería cosas mucho más interesantes que aprender. Pero, al igual que Víctor, la
curiosidad no deja de carcomer a la chica ni un solo segundo.
Mientras toma un baño, se pregunta qué estará haciendo en ese preciso instante
Víctor Luna, un hombre con poder, prestigio y fama, que se encuentra en el
mismo lugar que ella. Siente una intensa necesidad de buscarlo, intentar generar
un vínculo con él, pero sabe que se encontrará con una muralla de fanáticos una
seguridad bastante extrema que tratará de protegerlo. Fue entonces cuando
Víctor decidió dar el paso que lo proyectaría hacia el contacto con la hermosa
joven de ojos azules.
No conoce absolutamente nada ella y posiblemente sea una decepción después
que la conozca, pero un hombre como él no se puede ir a casa con la curiosidad
de saber qué hubiese pasado si la hubiese conocido. La experiencia de Víctor le
ha dado como lección principal que nunca debe quedarse con las ganas de
absolutamente nada. Sus diferentes experiencias le han dado como conclusión
que, si hay algo que lo motiva, debe aferrarse a ello y seguir adelante. Nada más
motivante que las palabras de aquella hermosa chica de la publicación.
Logra observar que hay un gran potencial en la forma de expresarse de esta
chica, y a pesar de ver un gran atractivo físico en ella, el enfoque de Víctor va
mucho más vaya. Es una escritora potencial, con una creatividad increíble y con
una calidad narrativa incomparable. Quizás, puede aferrarse a esto y convertirse
en una especie de mentor que pueda guiar a la chica hacia convertirse en una
joven escritora tan exitosa como él.
Este argumento fue suficiente y algo más que sólido para poder argumentar el
intento de establecer contacto con esta joven chica. No puede simplemente darle
‘me gusta’ a su foto e iniciar una conversación en ese contexto, ya que,
rápidamente esta joven podría pensar que se trataba de un conquistador
empedernido que buscaba chicas como si fuese un cazador.
Y aunque no estaría muy alejada de la realidad, la imagen que quiere proyectar
Víctor no es precisamente esta, ha trabajado demasiado en su reputación durante
los últimos años como para venir a arruinarla la con la chica que simplemente le
ha despertado un interés intelectual pero bastante seducido por el elemento físico
y sexual.
Quizás había sido el efecto del alcohol en el whisky, pero, con el pasar de los
minutos, Víctor se impacienta cada vez más intentando controlarse para no
escribirle a la chica. Pero tantos esfuerzos por intentar mantenerse alejado de
ella, parecían llevarlo cada vez con más fuerza hacia el punto a donde no quería
llegar.
Víctor prepara un mensaje bastante extenso y ya lo tiene listo para enviar, pero
en el último instante se arrepiente.
Es un hombre que está acostumbrado a vivir de la escritura, por lo que, la
calidad de lo que escribe casi siempre es memorable. En esta oportunidad, se
juzga una y otra vez ante las palabras que suele tipear en su teléfono móvil.
Borra y reestructura una y otra vez el mensaje antes de enviarlo a la chica, como
si quisiera sorprenderla, pero no logra dar con los elementos necesarios para
poder generar un enganche positivo en ella.
Fue entonces cuando decidió borrar la totalidad del mensaje y escribir un simple
‘hola’. Aunque la mano le temblaba para enviar el mensaje, finalmente reunió el
valor necesario para dejar salir su palabra de cuatro letras.
Unos segundos después, el móvil de la chica sonó, este mensaje fue ignorado por
Laura, quien asumió que se trataba de algún mensaje de su padre o alguna
notificación absurda de algún amigo que comentó alguna foto sin sentido.
Al ver que no había ningún tipo de respuesta, Víctor dejó su teléfono a un lado y
decidió pedir otro trago. Ya no había absolutamente nada que hacer, el mensaje
había sido entregado y tarde o temprano la chica lo leería. Se preguntaba una y
otra vez qué podría pensar una joven de 19 años cuando le escribía un millonario
40 años, quizás fuese un oportunista y respondería simplemente por interés, o
quizás solo ignoraría el mensaje.
Víctor se encontraba en una etapa donde había comenzado dudar, esa confianza
que tenía 10 años atrás ya no era la misma, y aunque intentaba mantener un
cuerpo bastante formado debido a sus duras horas de entrenamiento al gimnasio,
cuando se encontraba en situaciones como esta, sentía que ya estaba perdiendo el
toque.
Durante el resto de la noche no hubo respuesta. Víctor sintió que había hecho un
completo ridículo, y después de un par de tragos más, se fue a la cama para no
saber más nada del mundo hasta la mañana siguiente.
IV
Despertar con un dolor de cabeza tan fuerte parecía ser el deporte favorito de
Víctor, quien estaba acostumbrado a lidiar con ese tipo de contratiempos muy
seguido desde hacía algunos meses. Había comenzado a sentirse un poco vacío,
y era muy sencillo para él llenar este vacío con algo de licor.
Desconectarse del mundo era una estrategia que aplicaba periódicamente, lo que
terminaba convirtiéndose en una resaca terrible que lo derrumbaba durante
algunas horas.
La frustración que había sufrido la noche anterior al no tener ningún tipo de
respuesta por parte de la chica, lo había dejado sin ningún tipo de ánimos de
continuar con el festejo. Se había ido a la cama sin ningún plan o intenciones de
llevar a la cama a nadie en particular. Claro, esto si no incluíamos a la camarera
que se acercaba periódicamente a él o al grupo de chicas que ocupaba una mesa
muy cercana al conferencista.
Un par de miradas se dirigieron a ellas en algunas oportunidades y contempla la
posibilidad de tener una noche llena de acción y divertida, pero cuando
recordaba que su fijación había crecido rápidamente por la chica rubia,
descartaba instantáneamente esta posibilidad.
Irse completamente solo a la habitación de un hotel de lujo por decisión propia
no era algo que definiera el comportamiento de Víctor, quien siempre estaba
acostumbrado a la acción y el entretenimiento nocturno.
Pero sus ánimos parecieron mejorar rápidamente, cuando al estirar su mano y
sostener su móvil en la mano, había una notificación que llamó rápidamente su
atención. El mensaje que había enviado a la noche anterior había sido
respondido, aunque en horas de la madrugada, y en su estado no había
escuchado la notificación. Un mensaje proveniente de la cuenta de Laura, quien
había respondido al mensaje de ‘hola’ con un ‘buenos días’.
Como si se tratara de un adolescente enamorado, Víctor dio un salto en la cama
y se sentó en el borde de esta, aún llevaba puesto su bóxer, la ropa se encontraba
tirada por todo el suelo de la habitación, ya que había llegado en un estado de
ebriedad muy intenso.
No había tenido voluntad de acomodar la ropa de forma organizada. Su cuerpo
casi desnudo dejaba ver una figura perfecta, muy bien definido y con los
domínales de ensueño. Invertía una gran cantidad de tiempo en entrenamiento, y
cuando no estaba haciendo esto, estaba escribiendo.
Su rutina era bastante limitada, algo contrario a lo que pensaría cualquiera acerca
de la vida de Víctor. Era un hombre millonario y con acceso a cualquier cosa que
deseara, por lo que, imaginar que era un hombre simple y bastante tranquilo no
era algo que se asociara con él con frecuencia. Leyó el mensaje una y otra vez
para asegurarse de que no haya sido algo irreal y que no estaba en medio de una
alucinación.
Pero justo en medio de ese trance y cuando estuvo a punto de responder, se dio
cuenta de que no se está comportando como usualmente lo hacía. Estaba dando
demasiado crédito y oportunidades a la chica, quien posiblemente se había
tardado en responder el mensaje intentando hacerse la interesante. Dejó su
teléfono móvil a un lado y decidió tomar una ducha. Se deshizo de la ropa
interior que aún vestía y caminó completamente desnudo a la regadera.
Dejó caer el agua fría sobre su cuerpo, estremeciéndose de manera instantánea,
necesitaba ese golpe repentino para poder reconectar con la realidad. Después de
tomar una de esas duchas que parecen repotenciar las baterías de las personas,
Víctor decidió ponerse algo ligero y bajar nuevamente a la piscina. Necesitaba
drenar un poco de energía y era bastante temprano para poder aprovechar el resto
del día. Vistiendo pantalones cortos, caminó con la toalla alrededor de su cuello
por el pasillo.
Mientras se encontraba en el elevador, volvió a tomar su teléfono móvil y lo
sostuvo en su mano. Le dio una mirada nuevamente al mensaje, pero esta vez se
sintió tentado a responder. Fue entonces cuando se abrieron las puertas del
elevador, sorprendiéndose enormemente al encontrarse con aquellos ojos azules
perfectos que lo habían deleitado durante toda la noche de la conferencia y
habían ocupado su mente después de las interacciones a través de las redes
sociales.
Ahí estaba la joven, saliendo del elevador en un estado de ebriedad bastante
fuerte. La chica ni siquiera notó la presencia de Víctor, pasando a un lado como
si fuese en piloto automático directamente hacia su habitación. Nuevamente,
experimentó esa sensación como si se encontrara en plena adolescencia, sintió
ganas de llamar su atención, pero no era el mejor momento. Laura había pasado
toda la madrugada ingiriendo licor a la orilla de la piscina.
Se había deleitado con diferentes cócteles y había terminado bebiendo tequila
con un grupo de amigos que había conocido en aquel lugar. Por primera vez en
toda su vida había disfrutado de no rendirle cuentas a absolutamente nadie.
Rafael, su padre estaba demasiado ocupado en algunos asuntos personales muy
delicados que no le habían permitido monitorear a Laura.
Haberla dejado con una tarjeta de crédito ilimitada en un hotel cinco estrellas no
ha sido la mejor idea, pero su mente no estaba enfocada realmente en sus asuntos
familiares.
Víctor se sintió un poco decepcionado al ver que la chica era bastante diferente a
lo que plasmaba en sus escritos, pero a pesar de esto, no pudo evitar sentirse
cautivado por la belleza de esta joven. Llevaba un vestido corto que dejaba ver
unos muslos bien formados, y aquella vitalidad y energía que irradia a la chica,
lo sedujeron de manera instantánea.
Tras entrar a elevador, se dejó apoyar en uno de los laterales del mismo, pensaba
una y otra vez en la chica y sentía como su pecho latía fuertemente su corazón.
Se había encontrado en persona con esta joven y no tenía la menor idea de que se
había hospedado en el mismo hotel.
Las casualidades estaban siendo demasiado intensas, por lo que, el importante
conferencista se dirija a la piscina para intentar drenar un poco de esa tensión
que había acumulado la noche anterior.
Mientras entra al agua, la visión de la chica aparece nuevamente en su cabeza,
desconcentrándolo de manera extrema. Fue entonces cuando decidió salir del
agua y ubicarse en una silla a la orilla de la piscina.
— Me encantaría conocerte.
Fue el contenido del mensaje enviado por Víctor, quien sentía como si una
espina bastante profunda estuviese clavada en la parte posterior de su cuello.
Tenía una inquietud muy fuerte por conocer a esta joven que de alguna u otra
forma lo estaba enloqueciendo, ya que, sus actitudes extrañas llenas de misterio
y casualidades, habían capturado toda su atención.
Laura prácticamente perdió el conocimiento tras caer en su cama al entrar a su
habitación. Bebió más licor que en toda su vida, por lo que, algunas horas de
descanso serían suficientes para recuperar otra vez el sentido. Durante estas
horas de ausencia, Víctor estuvo consciente que posiblemente la chica no
despertaría largo período, por lo que, decidió ejercitarse, practicar algo de
deporte, mezclarse con algunas de las personas que lograban reconocerlo e hizo
algo de tiempo.
Su cronograma está bastante ajustado, pero de nuevo, las casualidades se ponían
a su favor y la conferencia del día siguiente se había cancelado. Esto permitía un
rango de maniobra para el millonario, quien podría descartar abandonar el hotel
esa misma noche como estaba planeado. El hecho de que la joven aún se
encontrará hospedada en aquel lugar, le daba una oportunidad bastante positiva
de generar alguna conexión o contacto con ella.
Quería conocerla, compartir con ella estar cerca y conocer su aroma, como eran
sus manos, la sensibilidad de su piel, Víctor estaba dejándose llevar mucho más
lejos de lo que podía manejar. Los momentos de juicio llegaban periódicamente,
ya que, no tenía la menor idea de cómo se había permitido a sí mismo dejarse
envolver de una manera tan intensa por una chica que hasta el momento había
sido completamente desconocida.
Pero, era perfectamente comprensible, ya que, Laura no es una chica cualquiera,
esta siempre había causado un efecto similar en los hombres, y aunque nunca se
había interesado en ninguno, las cosas con Víctor eran completamente
diferentes.
Lo mejor que le había pasado a la chica aquella noche era haberse encontrado
frente a frente con el hombre que admiraba, para su pesar, lo había hecho en un
estado etílico bastante grave, algo que había arruinado completamente la
oportunidad.
Víctor se alojó nuevamente aquella noche en el hotel, esperando una nueva
oportunidad o algún mensaje de la chica, pero esta había perdido el
conocimiento completamente después de una noche llena de licor y festejo, algo
que destruyó completamente las esperanzas del conferencista.
Muchas horas habían transcurrido después del encuentro casual entre Víctor y
Laura, pero ya su partida era inminente, era momento de que el millonario
partiera hacia un nuevo destino y subiera un avión con destino a Chicago. Había
dejado algunos mensajes para la chica, pero estos no parecían haber sido leídos
por la misma.
— Ha sido un placer tenerlo hospedado en nuestras instalaciones, señor Luna.
— Todo ha sido espectacular. Solo necesito pedirte un favor.
— El que quiera.
— Necesito que entregues esta carta a un huésped del hotel. Su nombre es Laura
Cuesta.
El recepcionista tomó un sobre papel en sus manos y lo colocó sobre el
mostrador, aceptando las instrucciones del importante millonario, quien dejó un
par de billetes de una importante denominación justo al lado del sobre.
— Te agradezco que lo hagas justo cuando ella se retire.
Así fue como Víctor abandonó el hotel cinco estrellas con sus esperanzas
destrozadas de encontrarse con aquella hermosa rubia de ojos azules. La
jovencita de 19 años se le había incrustado en la mente y en el pecho, y subiría a
ese avión rumbo a Chicago con una gran cantidad de dudas acerca de cómo
había sido posible que una joven como ella, con una simple notificación se
hubiese introducido en su cerebro de una manera tan profunda.
Lo más lamentable de aquella situación había sido que Laura ya había
despertado, pero al no ir preparada al hotel con su cargador de teléfono, se había
quedado completamente sin batería, por lo que, no había tenido acceso a los
mensajes del millonario.
Una llamada en la recepción del hotel fue dirigida hacia la habitación de la
joven, ya que, en horas de la tarde, un par de hombres que trabajaban para su
padre pasarían a recogerla.
Había sido una buena experiencia, pero era el momento de volver a la realidad,
así que, Laura se alistó y abandonó el hotel.
Justo antes de salir por la puerta, escuchó como gritaban su nombre a lo lejos.
— Señorita Laura, lamento molestarla. Casi olvido entregarle una carta que
dejaron para usted.
La joven recibió el sobre en sus manos, y casi sufre un desmayo al ver que la
superficie del sobre está firmada nada más y nada menos que por Víctor Luna.
Conocía perfectamente su letra y su firma, por lo que, sentía que estaba en medio
de una ilusión, un sueño fantástico del que despertaría en cualquier momento.
— ¿Víctor Luna ha dejado esto para mí? — Preguntó la incrédula joven.
— Sí, me pidió que por favor se lo hiciera llegar antes de retirarse del hotel.
Era el tesoro más valioso que había tenido la chica en sus manos, por lo que, el
recepcionista observa con curiosidad la forma en que la joven contempla el sobre
como si se tratara de un objeto único y valioso. Efectivamente, así era para
Laura, quien se moría de curiosidad por saber qué contenía este sobre. Pero el
tiempo se le acababa y a las afueras del hotel se encontraba un coche de lujo de
color blanco esperando por ella.
— Estoy muy agradecida contigo. Gracias por todo. — Dijo la chica antes de
correr directamente hacia el coche.
Está experimentando una gran cantidad de sentimientos encontrados ya que,
sentía una gran curiosidad por saber lo que había dentro, pero quería convertirlo
también en un momento especial. Quería llegar a casa y abrirlo con mucha calma
y descubrir cuáles eran las palabras que había escrito el hombre que más
admiraba, su amor platónico, especialmente para ella.
Durante todo el camino, Laura observaba la carta y la sostenía en sus manos
contemplándola como si se tratara de ese juguete especial que no quieres sacar
de su caja para que no pierda el valor. Necesitaba saber qué había allí y porque
había una razón en particular para que Víctor se estuviese dirigiendo a ella.
Recordó aquella noche de copas y sintió un gran temor ante la posibilidad de
haber actuado de una forma errática que quizás despertó la atención del escritor
conferencista. Pues no había más nada que hacer, era el momento de ir a casa y
esperar. No sería sino hasta un par de días más tarde cuando Laura y Víctor
volverían a tener contacto nuevamente.
El hombre había estado realmente ocupado y había desconectado completamente
del tema de Laura, ya que, para poder desarrollar su trabajo de manera efectiva,
necesitaba estar completamente concentrado. En este punto sabía que, si tenía su
móvil a un fácil acceso, estaría desconcentrado, por lo que, durante dos días de
conferencias lo mantuvo apagado. Los papeles se habían invertido, y Laura no
había tenido el valor para abrir la carta.
Se está comportando de una manera realmente absurda ya que, solo se trataba de
una simple carta. Se cuestionaba una y otra vez ante la imposibilidad de
simplemente abrir la carta y descubrir qué era lo que había en su interior, pero
había algo en particular que no se lo permitía.
Después de descubrir los mensajes de Víctor, supo perfectamente que aquella
carta estaba vinculada a esto, y al no haberle dado respuesta a tiempo, quizás
había despertado ciertas actitudes negativas del escritor. Las respuestas
finalmente habían llegado, pero ahora era Víctor quien no estaba disponible para
responder.
— No puedo creer que seas tú. ¿Acaso es un sueño?
Esta había sido la respuesta de la chica, la cual llegaría algunos días más tarde.
Cuando Víctor leyó este mensaje, supo perfectamente que sus oportunidades con
esta joven estaban completamente abiertas. Era evidente que Laura estaba
completamente loca por él, y ante esta situación, era más que evidente que era el
momento de actuar.
Los días siguientes iniciaron una conversación que parecía ser eterna. Se
despedían durante las noches y a altas horas de la madrugada, y muy temprano
en la mañana volvían a iniciar una conversación. Todo giraba en torno a la
curiosa situación en la que se habían encontrado al cruzarse en el elevador,
también la chica comentó acerca de cómo estuvo tan cerca de él tras aquella
pared de periodistas.
Víctor comentó acerca de la fragancia tan intensa de su perfume, mientras que,
Víctor explicaba minuciosamente cómo se había dado cuenta acerca de su
existencia y lo que había llamado la atención hacia ella.
En cada conversación la relación se había hecho intensa, se gustaban cada vez
más y necesitan saber el uno del otro con mayor frecuencia. Había sido algo
completamente aleatorio, pero al parecer, el destino tenía algo planeado para
ellos y había funcionado de manera excepcional hasta ese momento.
Pero no sería sino hasta el día en que la chica leyó un mensaje específico que
descubrió que estaba a punto de disfrutar de un sueño hecho realidad.
— Quiero conocerte en persona. Esta noche volaré a Nueva York nuevamente.
Este mensaje había congelado el corazón de Laura, quien se desplomó en su
cama tras leer estas palabras. No era posible que su amor platónico, el hombre
con el que siempre había soñado, haría un espacio en su agenda tan ajetreada
para conocerla, era irreal y completamente absurdo.
— ¿Hablas en serio?
Preguntó la incrédula chica mientras sus manos temblaban mientras escribía el
mensaje.
Fue entonces cuando recibió una fotografía del boleto de avión que llevaría a
Víctor Luna hacia el encuentro con Laura Cuesta.
Se sintió la mujer más afortunada del mundo. De hecho, por primera vez, se
sintió una verdadera mujer.
V
Si algo caracteriza a Víctor es que no solía tomarse demasiado en serio las cosas,
al menos cuando eran vinculadas a los sentimientos. El haber tenido una relación
tan traumática con su ex esposa le había dejado una lección muy clara.
Debía tomarse la vida con más calma y disfrutar de cada segundo como si fuese
el último. No había tenido alguna experiencia agradable e intensa con una chica
que de la que se había de una enamorado, pero todo fue irreparable hasta el
punto en que había llegado a odiar a la mujer con quien se casó años atrás.
Nueve años de noviazgo y cinco años de matrimonio se habían ido a la basura
después de que finalmente ambos reunieran el valor necesario para sincerarse y
aceptan que la relación estaba destruida.
Víctor no contaba con un trabajo estable y los pocos dólares que entraban a las
finanzas familiares provenían del buen trabajo que tenían su esposa en ese
momento. Aseguraban que tarde o temprano las cosas mejorarían, poco a poco
las cosas se fueron desgastando hasta el punto de la intolerancia absoluta.
Aunque había sentimientos realmente negativos y tóxicos entre la pareja, Víctor
no estaba preparado para una ruptura, ya que, se había aferrado a esta relación a
pesar de que sabía perfectamente que le hacía mucho daño. Cuando finalmente
tomaron la decisión de separarse, esto afectó de una manera tan drástica a Víctor,
que lo llevó hacia una de las peores depresiones que hubiese sufrido jamás.
Trabajaba en algunas obras para algunos de sus vecinos, realizando algunas
tareas o actividades. Hacía las compras, hacía el mantenimiento de sus jardines,
paseaba a los perros o inclusive llegó hasta cuidar a algunos niños de su
vecindario.
Hizo tantas actividades, que poco a poco fue desarrollando un criterio bastante
amplio acerca de lo que era el trabajo y los negocios. Se sentía algo frustrado al
haber desarrollado estas habilidades vinculadas al trabajo después de que su
relación se fuese a la basura.
Víctor entendió que las personas en los momentos críticos realmente pueden
generar cambios significativos en sus vidas, y aquello, le proporcionó tal
equilibrio mental y comodidad con la vida, que a pesar de que esta no lo trataba
de la mejor manera, decidió comenzar a dejar registros escritos de absolutamente
todos los avances y lecciones que obtenía del mundo. Poco a poco se fueron
haciendo mucho más extensos sus escritos, y al cabo de unos años, se había
convertido en un libro.
Le había pedido el favor con una vieja amiga editora que se encargará de hacerle
una pequeña revisión, entregándole una gran cantidad de páginas escritas a mano
con tachones y correcciones. Todo quedaría en las manos de esta mujer, quien le
daría la evaluación final al trabajo de Víctor. Cuando recibió el manuscrito ya
editado, recibió una llamada de Karen.
— Tienes oro en tus manos. No sé de dónde te has sacado la creatividad para
escribir eso. Pero es genial.
— ¿De verdad lo crees? No tengo la menor idea de qué hacer ahora. ¿Debería
publicarlo?
Por supuesto que debes publicarlo. El mundo enloquecerá con este libro. Es fácil
de digerir, muy creativo y hablas directamente al común, sin muchos adornos o
rodeos.
Aquella conversación se convirtió en la yesca que había dado inicio a una gran
llamarada de motivación para Víctor, quien reuniría el dinero necesario para
poder publicar su primer libro.
Sus dos primeros intentos habían recibido un rechazo rotundo, ya que, no tenían
la menor idea de quién era este sujeto, pero por alguna razón, un ángel pareció
guiar su camino directamente hacia una vieja editorial que solía imprimir libros
antiguos y enciclopedias. El jefe de edición de aquella editorial quedó
embelesado con el material de Víctor, dándole oportunidad de mostrarle al
mundo cuáles eran sus ideas.
Así había dado inicio la vida de este millonario, quien, a medida que comenzaba
a ganarse primeros dólares, comenzó a prepararse cada vez más en el mundo
empresarial.
Poco a poco, Víctor se fue convirtiendo en un tiburón de los negocios, que podía
asesorar a importantes empresarios y gobernantes de todo el país. Todos y cada
uno de los que leían el libro de este emprendedor, quedaban enganchados
automáticamente con su punto de vista y enfoque del mundo.
Era algo sencillo y simple, pero profundo y con bastante sentido, ya que, Víctor
había escrito aquel libro prácticamente con sus uñas. Mientras se encontraba en
el avión rumbo a Nueva York, se encontraba entre dormido y despierto haciendo
una repentina retrospectiva de todo estos pequeños pero grandiosos detalles que
habían definido su vida.
Sonríe de forma agradable al atravesar por ciertos recuerdos que, aunque algún
momento fueron bastante ácidos y desagradables, ahora simplemente son
anécdotas que lo han convertido en un hombre diferente.
Este mismo hombre que ahora tiene un segundo libro en el mercado, en pleno
apogeo de ventas y con un itinerario bastante ajustado de conferencias, ha hecho
un tiempo para poder ver a Laura, quien en este momento se encuentra
completamente ansiosa al saber que el conferencista se encuentra camino a la
ciudad. El vuelo había sufrido un retraso de tres horas por motivo de lluvia, por
lo que, él llegaría a la ciudad aproximadamente a las 11:00 de la noche.
El plan inicial era llegar a un hotel y descansar, pero tras llegar al aeropuerto e
introducir su maleta en el compartimento trasero del taxi, El plan había
cambiado drásticamente. Había decidido moverse de manera discreta y bajo
perfil.
En esta ocasión, no se trataba de él, su principal prioridad es encontrarse
nuevamente con Laura. En esta oportunidad no dejará que las condiciones
externas afecten sus intenciones de indagar en qué es lo que esconde esta chica
que llama tanto la atención del empresario.
— Ya estoy en Nueva York.
Decía el mensaje que ha enviado a Laura.
Para ese momento, la hermosa rubia se encontraba en expectativa esperando
noticias de Víctor, al saber que estaba cada vez más cerca, su corazón parecía
latir más intensidad. Sentía una gran emoción y tenía esperanza de que al día
siguiente encontrara el tiempo y la oportunidad de reunirse con este hombre
llegado a la ciudad especialmente para encontrarse con ella.
— ¿Hacia dónde nos dirigimos, señor? — Dijo el taxista afroamericano a través
de un retrovisor reparado de una manera bastante particular con algo de alambre
y cinta adhesiva.
El rostro de Víctor le pareció familiar, pero no logró asociarlo con nada. La
lluvia era intensa, y el caballero parecía desorientado y confundido, inseguro de
cuáles eran los pasos que debía seguir para tomar la decisión correcta.
Había recibido la dirección exacta de la residencia de Laura, quien le había
explicado en algunas conversaciones previas, exactamente donde habitaba.
Víctor extendió su mano y entregó un papel al taxista, quien leyó rápidamente y
asintió con la cabeza como asegurando que conocía la dirección.
— Estaremos allá en unos 30 minutos. — Dijo el taxista mientras ponía el coche
en marcha.
Víctor no pronunció una sola palabra en todo el camino a pesar de todas las
preguntas e intentos de iniciar una conversación por parte del taxista. Lo último
que quería era despertar la decisión de alguien, y reducir las posibilidades de que
alguien descubriera quién era realmente. Rápidamente se correrían los rumores
de que Víctor Luna se encontraba en la ciudad y esto podría despertar la atención
de los reporteros y la prensa.
Estaba allí especialmente para encontrarse con Laura, y su tiempo era
absolutamente para ella. No tenía intenciones de vincularse con nada más, solo
conocerla ella y descubrir que había viajado desde Chicago especialmente para
el New York siguiendo una buena corazonada de que esta hermosa rubia de ojos
azules ocultaba algo podía complementar su vida de manera eficaz y convertirlo
en un hombre plenamente feliz y sin vacíos.
Tal y como le había indicado el taxista, cerca de 45 minutos después, el coche
detiene frente a una residencia muy elegante en un vecindario agradable y
tranquilo.
— Por favor, mantenga el motor encendido. Volveré muy pronto. — Dijo Víctor
antes de salir del coche.
El hombre camina directamente a la puerta y vio su reloj, eran un poco más de
las 12 cuando finalmente ha llegado a la puerta de la casa de Laura Cuesta. No
sabía si era prudente tocar la puerta o simplemente enviar un mensaje a la chica
de que se encontraba allí.
En ese momento, surgieron una gran cantidad de miedos, ya que, no quería
despertar la idea en la chica de que era un psicópata o un acosador, por lo que,
por un segundo, pensaba en regresar al coche y dormir en un hotel cercano.
Laura se encontraba despierta en su habitación. La única luz encendida en una de
las habitaciones de la casa revela su ubicación. Víctor no sabía exactamente
donde dormía la chica, pero al ver la hora, asumió que se trataba de esa ventana
específica.
Laura disfrutaba de algunas de las páginas el segundo libro publicado por Víctor,
el cual había titulado: ‘El tiburón al que le salieron Alas de Acero’, se paseaba
por las letras de este ejemplar con una pasión tan profunda, que sentía que
hablaba con el propio Víctor en ese momento.
Acariciaba las páginas cada vez que terminaba con una de ellas,
compenetrándose fuertemente con las ideas plasmadas en este libro. De pronto,
Laura sintió una fuerte fragancia que llegó hasta su habitación, era esa fragancia
que había penetrado su cerebro en aquella conferencia, algo que la desconcertó
instantáneamente.
Quizás era algo producto de su imaginación o la mente le estaba jugando una
broma, lo cierto fue que, no pudo volver a concentrarse nuevamente en los
próximos minutos, teniendo que dejar el libro a un lado de la cama y se puso de
pie para ir hacia la ventana, mero instinto.
A esas horas de la noche, no era común encontrar un coche aparcado a las
afueras de su casa, por lo que, al asomarse en la parte de arriba de la vivienda,
pudo visualizar un taxi con las luces encendidas y con el motor en marcha.
Su corazón saltó de emoción al vincular estos dos detalles, ya que, el perfume y
el taxi podrían significar algo muy poco probable pero increíblemente fantástico
que estaba pasando. La chica salió de su habitación rápidamente, llevaba puesto
unos pantalones cortos y una franela ligera generalmente utilizada para dormir.
Corrió con sus pies descalzos por el pasillo hasta alcanzar las escaleras. Sus
padres aún dormían, por lo que, no se dieron cuenta del acontecimiento que
estaba por ocurrir. Nunca se le había hecho el camino tan largo desde su
habitación hasta la puerta, la respiración parecía faltarle.
Justo antes de abrir la puerta, Laura se detuvo y paseó su mirada por su cuerpo,
dándose cuenta de cuál era su aspecto en ese preciso instante, sintió algo de
vergüenza ante la posibilidad de reencontrarse nuevamente con Víctor Luna y
encontrarse en esas fachas, pero esto fue descartado, ya que, volver a estar cerca
de este caballero era mucho más importante para ella que lucir un bonito vestido.
Esto no era lo que definía a Laura Cuesta, era una joven tierna, transparente y
muy sencilla, así que, la superficialidad y su aspecto no eran importantes, no era
precisamente lo quería que Víctor Luna conociera de ella. Y entonces, allí
estaban, separados por una puerta y llenos de expectativas ante este encuentro
que estaba a punto de marcar sus vidas para siempre.
La duda desapareció rápidamente de la mente de Laura, quien reunió el valor
para poner su mano temblorosa sobre el picaporte de la puerta. Lo giró
lentamente y finalmente se encontró con aquel hombre de cabello castaño
oscuro, afeitada perfecta y cejas prominentes.
— Sabía que eras tú. Ese perfume es incomparable.
Víctor se sorprendió al ver como la chica había abierto la puerta. Se había
quedado parado allí como un tonto todo ese tiempo, sin saber si tenía el valor
humano.
Aquel hombre seguro de sí mismo y conquistador, había quedado reducido a un
hombre temeroso inseguro tras la llegada de Laura en su vida. La deseaba, la
quería, y al verla parada allí frente a él, estuvo completamente seguro de que no
deseaba absolutamente más nada en el mundo que no fuese estar con esta joven.
Había hecho a un lado toda su vida para poder estar con ella un poco de tiempo,
pero al estar allí, reflejándose en aquellos hermosos ojos azules, el tiempo
pareció detenerse, dándole la posibilidad de pensar que su vida posiblemente ya
había comenzado una curva de descenso, y Laura representaba una inyección de
vitalidad renovada para su existencia.
— Es un placer volver a verte. Finalmente podemos encontrarnos. — Dijo
Víctor con una sonrisa muy atractiva.
Laura sintió que se derretía en ese preciso instante. Esa misma sonrisa que ha
visto a través de programas de televisión y vídeos por Internet, se encontraba allí
frente a ella. Era algo exclusivo, único, absolutamente más nadie sabía que aquel
hombre tan famoso se encontraba en la ciudad, solo ella, y estaba allí
únicamente para eso, para estar con ella.
— Ven conmigo. — Dijo Víctor.
Sus ganas de tenerla solo para él eran incontenibles. Quería explorarla, conocerla
y convencerse de que tenía toda la razón cuando aseguraba que era perfecta en
todos los sentidos. Laura había conseguido cavar muy profundo en él en las
últimas semanas, por lo que, sacarla de allí sería un trabajo bastante difícil para
el experimentado conferencista.
— No puedo irme así, Víctor… Mis padres… Mira mi aspecto.
— Dejemos las reglas atrás Laura. Creo que estamos frente a una de las mejores
experiencias que disfrutaremos en nuestras vidas. Llámame loco si quieres.
Laura dio un vistazo hacia el interior de su casa y después de respirar
profundamente, accedió.
— Solo tardaré unos minutos. — Dijo la chica antes de cerrar la puerta
abruptamente.
Víctor se quedó de pie frente a la puerta esperando su nueva aparición. Laura
aparecería al poco tiempo llevando zapatos deportivos, una camiseta negra y una
cola en su cabello. Era un aspecto improvisado de último momento. Ni siquiera
había tenido tiempo de tomar su identificación.
La aventura de su vida estaba a punto de comenzar y la viviría justo al lado del
hombre con el que había soñado todas sus fantasías. Pocos podían contar una
historia como esta, en donde un amor platónico millonario toca a tu puerta y te
pide que te escapes con él. Laura lo estaba viviendo en carne propia, y
absolutamente nadie podía arrebatarle este momento de gloria y satisfacción que
sabe perfectamente que podría terminar en cualquier momento.
Víctor no era capaz de arriesgarse a asegurar cuales eran sus sentimientos, pero
si no tuviese más opción, seguramente revelaría que estaba comenzando a
enamorarse de Laura de forma completamente demente y sin reglas o
parámetros.
VI
Desde el preciso instante en que entró al coche, Laura sabía que estaba
rompiendo todas las reglas. Principalmente, las de su padre, quien había
depositado toda la confianza en ella asumiendo que la chica había desarrollado
su madurez, que podía ser independiente y desarrollar una vida normal sin
necesidad de su supervisión.
Rafael, tras despertar en horas de la mañana y no encontrar a su hija en su
habitación, había ordenado una búsqueda ardua y minuciosa por toda la ciudad
de Nueva York. Algunos noticieros se habían hecho eco de la noticia de la
desaparición de la hija de uno de los importantes empresarios de la ciudad, pero
nadie había visto a la chica más que Víctor y el chofer del taxi.
Después de girar algunas órdenes e instrucciones al caballero, Víctor había
guiado el vehículo directamente hacia la cima de una colina donde contaba con
una residencia privada que había adquirido años atrás.
El lugar aún estaba en remodelación, ya que, se lo había comprado a un
importante mafioso que meses atrás había sido arrestado. No podía rechazar el
precio de aquella hermosa propiedad, por lo que, después de pagar un valor
bastante bajo por esta residencia, se olvidó por completo de la misma.
Ahora, en la búsqueda de un lugar privado y bastante alejado, Víctor traslada a la
chica hasta esta hermosa mansión, donde absolutamente nadie los molestará en
los siguientes días.
La situación es muy delicada y peligrosa, ya que, Víctor desconoce el poder y el
alcance del padre de Laura. Si Rafael llegase descubrir que la chica se encuentra
acompañada de un hombre de 40 años, poderoso y reconocido en los medios,
con mucha facilidad podría destruir su carrera.
Pero esto no es precisamente el dolor de cabeza de la pareja en ese preciso
instante, el gusto que se tienen mutuamente y las ganas que tienen de conocerse
de manera más intensa y profunda, nubla completamente el sentido común y los
hace presas de sus deseos.
— Bienvenida, esta debió haber sido a mi casa hace algunos años, pero conseguí
una mejor oferta en Chicago.
Laura se dedicó a recorrer todo lugar con sus ojos. Estaba prácticamente vacío,
pero se veía que el gusto de su anterior dueño era bastante exquisito. Las paredes
estaban decoradas con incrustaciones, mientras que, el suelo conservaba la
delicada alfombra que debía costar millones de dólares.
Algo muy particular pasó por su mente al sentir la suavidad de esta alfombra tras
inclinarse y tocarla con sus propios dedos. Un mal pensamiento surgió y se
imaginó haciendo el amor con Víctor, revolcándose por todo el lugar sobre la
suavidad de aquella alfombra. Rápidamente intentó sustituir estos pensamientos
lujuriosos, ya que, sus mejillas se enrojecieron y esto fue notado por Víctor.
— ¿Estás bien, te noto algo distraída? — Preguntó el caballero mientras se
deshacía de su abrigo.
— No, solo recordé algo que se robó mi atención.
Víctor extendió su mano y tomó la de la chica, quien respondió ante el gesto y
finalmente tuvo un contacto mucho más íntimo con el caballero. Mientras sus
dedos palpaban la suavidad de la mano del caballero, estos caminaban hacia la
parte de arriba de aquella hermosa mansión.
Subían por las escaleras ubicadas en el centro de una gran sala e iban al segundo
nivel. Desde que se habían subido al avión hacia Nueva York, Víctor tenía
perfectamente claro cuáles serían sus planes con la chica.
No tenía demasiado tiempo para juegos, la deseaba, y mientras más veía sus
fotografías otra vez en Instagram, más deseos tenía que comprobar si aquella
hermosa mujer estaba dispuesta a vivir una experiencia diferente y
completamente enfocada en las sensaciones más extremas que nunca antes
hubiesen vivido.
Era una situación bastante particular, ya que, Laura nunca había tenido una
pareja en el pasado. No tenía ninguna experiencia en el sexo. Su cuerpo nunca
había sido tocado por ningún hombre.
Esto fue un detalle que notó rápidamente Víctor al respirar la inocencia de
aquella joven mientras conversaba con ella en la terraza de aquella mansión. Sus
ojos eran hermosos, su mirada no podía mantener la mirada ardiente de Víctor,
quien la observaba con mucho deseo y curiosidad.
No era una mirada morbosa e invasiva, invitaba a la chica a dejar que este la
explorara visualmente y conociera cada uno de los puntos más atractivos de esta.
No importaba cuantas veces hubiese visto las fotografías de la chica, tenerla en
persona era diferente para él. Era mucho más perfecta que cualquiera de las
fotografías editadas que los usuarios solían subir a estas redes sociales.
Era única, su cabello, aunque estaba sujetado por una cola, era perfecto, no tenía
maquillaje, pero su rostro no lo necesitaba. Hasta ese momento, Víctor había
tomado la mejor decisión de viajar hasta la ciudad de Nueva York.
Sin esperarlo, mientras conversaban al borde de la terraza, disfrutando de ese
paisaje nocturno lleno de estrellas y una brisa bastante agradable que sacudía
suavemente el cabello de la chica, finalmente, Víctor hizo un movimiento y se
acercó a ella. Su rostro prácticamente rozó con la mejilla de la chica, Víctor
deseaba disfrutar del aroma natural de la piel de la joven, quien ni siquiera había
tenido tiempo de tomar un baño.
Lo que inhaló fue el aroma natural de su piel, una fragancia suave y penetrante
que quedaría grabada en el pensamiento de Víctor para siempre. Se puso muy
nerviosa, estaba atrapada entre la baranda de la terraza y el cuerpo de Víctor,
nunca se había sentido tan limitada, pero una parte de ella se sentía agradada de
estar allí. No servía de nada haber deseado tantas veces estar cerca de este
hombre y fantasear con él, para arruinar un momento tan íntimo y delicado como
este.
Tenía que dejar que Víctor tomará el control, ya que, debido a su poca
experiencia, fácilmente cometería una torpeza y arruinaría por completo lo que
hasta ese momento había sido absolutamente mágico.
— Tenía unas ganas increíbles de tenerte así cerca de mí. No tienes idea de
cuántas veces imaginé tu aroma. Has superado mis expectativas.
— Yo también deseaba estar así. Pero no puedo mentirte, muero de miedo.
— No tienes por qué. No pienso hacerte daño, ni haré algo que no quieras hacer.
Solo necesitaba conocerte y descubrir que esos ojos azules realmente me pueden
dar la entrada al paraíso.
La chica sonrío, y un movimiento involuntario, la llevó directamente hacia los
labios del caballero. Se había sentido seducida por el tono de su voz, la suavidad
con la que le hablaba y la ternura que irradiaba. Cuando sus labios se unieron,
las manos de Víctor sostuvieron su rostro y le asestaron un beso tan intenso, que
ni en las fantasías más extremas de Laura había sido tan perfecto y delicioso.
Disfrutó de aquel beso de una manera delicada, cada partícula de sus labios se
unía y se frotaban el uno contra el otro mientras está succionaba con suavidad
para intentar estimular al caballero.
Solo había tenido un par de experiencias en el pasado en las que había permitido
a chicos besarla, pero este beso era completamente distinto, estaba lleno de
conocimiento, de experiencia y una gran cantidad de seguridad y firmeza que
nunca antes había sentido.
Fue entonces cuando las manos de Víctor se posaron sobre la cintura de la chica,
tomándola con mucha firmeza, algo que le agradó a la joven. Esta, aún tenía sus
manos a los lados del cuerpo, como si no tuviese poder de control sobre sus
extremidades. Pero fue entonces cuando tomó el control de las mismas, y decidió
acariciar la espalda de Víctor mientras aún el beso continuaba en proceso.
Disfrutaba de su cálido y fresco aliento, de la suavidad de su rostro recién
afeitado, el aroma de su perfume la dominaba, la firmeza de sus manos la
inmovilizaba. Ahora estaba completamente a merced de aquel sujeto, y aunque
no tenía ningún tipo de experiencia a nivel sexual, entendía perfectamente que su
cuerpo le pedía a gritos que se entregara a aquel hombre.
Pero recién se conocían, era su primer encuentro y había una batalla moral en su
interior que no la dejaba avanzar más de lo que deseaba. Si se hubiese dejado
llevar por sus instintos más carnales, Laura se hubiese desecho de sus ropas en
ese preciso instante y hubiese incitado al hombre que le hiciera el amor justo en
aquella terraza.
Víctor quería beberse a la chica de a poco, no quería que fuese algo brusco y
fugaz, ya que, sabía que era una de esas oportunidades que se repiten con muy
poca frecuencia.
Laura era una joven única e irrepetible, así que, si va a explorar estos territorios,
lo haría de una forma minuciosa y delicada, ya que, la joven merecía la atención
más suave que pudiese proporcionarle el caballero. Entonces, así como habían
iniciado aquel beso, de repente cesó, dándole la posibilidad a Laura de recuperar
de nuevo el control sobre sí misma.
Sonreía continuamente sin poder borrar esta expresión de su rostro, estaba
completamente feliz e incrédula ante esta situación en la que se había vinculado
fuertemente en tampoco tiempo con el hombre que más había admirado.
— Aún se me hace difícil creer que estés aquí. Te he pensado tantas veces y te
imaginé en tantas situaciones que esto parece una completa locura. — Dijo la
joven.
— Pues ya no tienes que imaginar ni fantasear con absolutamente nada. Aquí me
tienes y créeme, que mientras tú me lo permitas me mantendré aquí. No tienes
idea de cuánto me gustas y te deseo.
Laura se sintió intimidada y halagada a la vez, quiso besar nuevamente al
caballero, pero no sabía si este lo consideraría correcto. Una gran cantidad de
juicios la invaden en ese preciso instante, ya que, ante su falta de experiencia no
quiere cometer un error que termine por encender en llamas todo lugar.
— Debes tener hambre, ordenaré comida a domicilio, cenaremos y creo que
tengo par de botellas de vino en algún lugar de esta enorme mansión. La
pasaremos genial.
Mientras Víctor se encargaba de ordenar la comida y hacer los preparativos para
una noche espectacular en compañía de la joven, esta necesitaba ducharse, por lo
que, se tomó el tiempo de tomar un baño de agua caliente mientras intentaba
organizar sus ideas antes de cometer una completa locura.
Fue entonces en ese momento cuando descubrió la magnitud de la gravedad de
lo que había hecho, ya que, había salido sin autorización de su casa, no había
llevado su teléfono móvil y su identificación se había quedado sobre la mesa de
noche. Tendría que afrontar consecuencias bastante estrictas al momento de
volver.
Si es que aún tenía una casa a donde volver.
El agua caliente relajó su cuerpo, mientras todo el vapor de la misma había
invadido todo el cuarto de baño. Salió de la regadera para tomar una toalla, pero
cuando fue a tomarla, esta le fue entregada directamente en sus manos.
— ¡Víctor! ¿Qué haces aquí? Estoy desnuda.
Había sido un movimiento completamente atrevido por parte de Víctor, pero esto
pondría a prueba cuáles eran las reacciones en intenciones que tenía la chica para
estar en aquel lugar.
— Perdona, no pude aguantar la tentación de disfrutar de tu cuerpo desnudo.
Eres una obra de arte.
Era un momento decisivo, ya que, podía evaluar la actitud de la chica y saber si
realmente había una oportunidad aquella noche o no. Esperaba que Laura se
molestara enormemente y terminar por pedirle que le llevara la casa, pero la
reacción había sido completamente contraria.
La chica había cubierto su torso con la toalla y sonreía de manera nerviosa. El
comentario que le siguió esta situación fue completamente inesperado para
Víctor, quien descubriría que aquella noche estaría llena de juegos y trampas
bastante atractivas.
— Se que no debí entrar así, pero es que… Creo que estoy enloqueciendo por ti,
Laura.
Una vez más el hombre se acercó a ella. Viéndola así con la toalla alrededor de
su torso se excitó de una forma incontrolable y su único objetivo era poseer su
cuerpo.
No hubo ninguna limitación por parte de Laura, y esto llenó de terror a Víctor,
quien estaba seguro de que, si tenía acceso absoluto al cuerpo de esta chica, la
estaría follando durante toda la noche ante el ardiente deseo que sentía por ella.
Ya no necesitaba conocer absolutamente más nada de su aspecto intelectual, la
chica era una completa joya y sus planes de convertirla en una escritora
seguramente serían un éxito.
Había conversado con ella esta posibilidad en un par de ocasiones desde su
encuentro, ante lo que, Laura se había mostrado enormemente emocionada. De
alguna otra forma sentía que estaba traicionando a sus padres, ya que, había
aparecido este millonario conferencista y escritor para estimularla a alcanzar uno
de sus sueños más intensos y que la llenaba de completa ilusión.
Ser una escritora reconocida era su principal objetivo en la vida, pero al no
contar con el apoyo de sus padres, había tenido que direccionar su talento y sus
habilidades hacia una disciplina completamente distinta. El mundo empresarial
esperaba por ella, y ante un talento e ímpetu tan fuerte, seguramente se
convertiría en una mujer exitosa de manera rápida.
Tras este segundo intento por tener acceso al cuerpo de la joven, una gran
cantidad de voluntad aun mayor tuvo que aflorar para poder detenerse. Víctor
estaba hambriento y no precisamente de comida.
Su momento fue interrumpido por el timbre agudo de la residencia.
— Debe ser la comida. — Dijo la chica.
— Si… Justo a tiempo.
Víctor abandonó el cuarto de baño y descendió por las escaleras para recibir la
entrega. Laura estaba muy excitada por lo que, tras tocar su zona genital sintió
como una gran cantidad de humedad se acumulaba.
Estaba ardiendo de deseo por este hombre tan interesante. Lo quería para ella, a
pesar de que recordaba los comentarios de John, quien se burlaba de su fijación
en Víctor Luna ante la diferencia de edad tan marcada.
Sí, era un hombre mayor y se notaba evidentemente la diferencia entre sus
edades por lo que, duda si debería dar un paso tan importante junto a este sujeto.
Víctor es un hombre que sabe perfectamente lo que hace. Es experimentado y
con una delicadeza incomparable. No tiene prisa por demostrar su virilidad, solo
se deja llevar por el deseo que despierta esta hermosa chica.
Su cabeza da vueltas a las posibilidades mientras se coloca la ropa interior, pero
antes de continuar vistiéndose, decide darle una sorpresa muy agradable a su
anfitrión, quien se encuentra en la parte inferior de la casa. Víctor está muy lejos
de imaginarse que tan altos son los niveles de tentación a los que lo puede llegar
a someterlo Laura.
— Gracias por la propina, señor. ¿Acaso no es usted el hombre de la TV?
— No, me lo dicen muy seguido. Gracias por la pizza.
Víctor cerró la puerta abruptamente y evitó generar un nexo entre él y la
celebridad que todos reconocían. Ese hombre que se encuentra allí en ese lugar
no es el Víctor Luna habitual, su comportamiento no es el mismo y sus actitudes
tampoco lo son, en ese instante, es dominado por el deseo y atracción que sentía
por Laura Cuesta.
VII
Víctor se había dado la media vuelta para cerrar la puerta y caminar directamente
hacia la terraza donde habían compartido horas atrás. Encontrarse nuevamente
con la chica no era su principal plan. Ante la impresión de lo que vieron sus ojos,
Víctor dejó caer la pizza al suelo. La cena se había arruinado, pero no
totalmente. Laura se había tomado el atrevimiento de salir hasta las escaleras en
ropa interior.
Esto dejó sin palabras a Víctor, quien simplemente se quedó paralizado mientras
contemplaba el cuerpo perfecto de aquella jovencita de 19 años que estaba
parada allí ofreciéndose completamente. Pudo sentir como en su boca se generó
una gran cantidad de saliva ante el apetito que le había despertado aquella
jovencita.
Aunque la pizza estaba completamente arruinada, aquel hombre no le dio
absoluta importancia a esto. Mientras tanto, Laura intentaba mantenerse firme y
segura, a pesar de que en su interior estaba muriéndose de nervios ante la
posibilidad de estar frente a su primera vez con un hombre. Víctor se caracteriza
por ser un hombre cuidadoso y tierno con las mujeres, no solía tratarlas de forma
agresiva, pero siempre iba al grano con lo que quería.
Con Laura no sería diferente, por lo que, comenzó a liberar los botones de su
camisa mientras aún se encontraba parado allí frente a la joven. Ninguno de los
dos decía una sola palabra, todo estaba completamente claro entre ellos. Fue
entonces cuando Víctor decidió dar algunos pasos hacia la joven y finalmente se
deshizo de su camisa, lanzándolo al suelo mientras iba directamente hacia su
cinturón, el cual liberó cuando iba por la mitad de las escaleras.
Laura esperaba pacientemente desde su ubicación, veía con mucho apetito el
abdomen de aquel hombre de 40 años, y a pesar de su edad, tenía un cuerpo
bastante atractivo. Se veía que entrenaba duramente en el gimnasio, porque le
había proporcionado un cuerpo definido y con un índice de grasa muy bajo.
La chica extendió su mano para sujetar la del caballero y se dirigieron de nuevo
a la terraza. Allí, ambos en ropa interior, sentían la frescura del clima, mientras
se besaban y acariciaban sus cuerpos mientras hospitalización contacto de
manera traviesa. Un gran sillón se encontraba ubicado en el lugar, fueron hasta
allí y Laura invitó al caballero a sentarse en este.
Acto seguido, la chica se subió en sus piernas, encontrándose de frente hacia él
mientras este se tomaba el tiempo para detallarla de arriba abajo. Su mirada
detallaba los ojos azules de aquella hermosa mujer, la alegría en sus labios se
dibujaba con mucho detalle, posteriormente sus pechos y la mirada se vio
acompañada de las manos de aquel hombre. Los tomó con mucha firmeza y los
presionó suavemente, un estímulo que excitó mucho más a Laura.
Estaba a punto de entregarle su cuerpo virgen a este hombre a quien admiraba, y
esta simple idea la llenaba de terror y mucho nerviosismo. Pero a pesar de todas
las dudas que tenía en su mente, consideraba que era el momento adecuado para
hacerlo, había dejado pasar múltiples oportunidades en el pasado con otros
chicos, y todo había parecido confabular para que fuese precisamente Víctor
quien tuviese el privilegio de poseerla.
Por momentos, tenía algo de duda al pensar que después de tener este gesto tan
especial con el caballero, este simplemente la descartaron para siempre y
dirigiera su atención hacia otra fanática dispuesta a darle absolutamente todo.
Pero esto no era algo comprobable, parecía que Víctor estaba bastante
comprometido con ella, por lo que, la decisión de hacer el amor por primera vez
aquella noche ya estaba tomada.
No eran capaces de pronunciar una sola palabra, Víctor estaba demasiado
concentrado y embelesado por el cuerpo de la chica, mientras esta, estaba muy
nerviosa como para arruinar el momento con alguna palabra errada. El caballero
pasó sus manos por la espalda de la joven y se detuvieron en sus glúteos, los
cuales eran perfectos y firmes. Con mucha decisión los apretó levemente.
Esto generó una reacción diferente en la chica, quien gimió levemente estando
muy cerca del oído del caballero. Su erección era masiva, su pene tenía unas
dimensiones bastante considerables y estaba a punto de romper su ropa interior.
Con un movimiento lento y suave, la chica liberó aquel enorme miembro frente a
sus ojos, comenzando a masturbarlo con algo de inseguridad y mucha suavidad.
Víctor se recostó sobre el espaldar del sillón y disfrutó de los estímulos que le
proporcionaba la mujer. Su experiencia era absolutamente nula, pero al menos
había acumulado algunas referencias con materiales que había visto en Internet y
en las novelas que había leído, que de vez en cuando tenían algún material
erótico. Sabía lo que hacía, pero estaba experimentando, ya que, era la primera
vez que se encontraba en la práctica.
Muchas veces había leído de cómo se hacía y cuales eran los mejores tips para
poder satisfacer a un hombre de manera excepcional, pero en la realidad todo
puede variar en función a los gustos de cada persona. Al parecer, Víctor está
disfrutando enormemente del acto, el cual se extendió por algunos minutos más.
Cuando toda la mano de la chica estuvo completamente lubricada y llena de
fluidos del caballero, esta decidió detenerse.
Era el momento de que Víctor la complaciera, poniéndose de pie y cambiando de
lugares rápidamente. Permitió que esta se acostara en el sillón, separando sus
piernas mientras a este se le hacía agua la boca por degustar aquel delicioso y
tierno manjar que se encontraba entre las piernas de la joven. Comenzó a lamerla
con mucha suavidad, estimulándola de una manera increíble e incitándola
rápidamente hacia su primer orgasmo.
Laura sabía perfectamente que era lo que le gustaba y lo que no, se había
masturbado muchas veces, pero nunca había conseguido llegar al orgasmo.
Sentía una gran cantidad de sensaciones y una curiosidad tremenda por saber
cómo sería llegar a ese punto máximo, aquella noche posiblemente lo lograría.
Lo que hacía Víctor con su lengua no tenía comparación, con movimientos
circulares y una presión leve describía una circunferencia perfecta.
Posteriormente se desplazaba por los laterales de su vagina y generaba un
cosquilleo que iba directamente desde su estómago hasta su médula espinal.
Cuando sentía que su lengua se introducía en su vagina, experimentaba algo de
dolor, pero esto no era muy importante. Sostenía la cabeza del millonario
conferencista, mientras este se movía de manera continua estimulándola.
Poco a poco la chica experimenta sensaciones nuevas que estaban a punto de
estallar en su primer orgasmo. Ya era casi incontenible cuando Víctor decidió
detenerse.
— No hay porqué tener prisa. Tenemos tiempo.
Víctor se puso de pie justo frente a ella, y sostuvo su rostro guiándolo
directamente hacia su miembro.
— Abre un poco tu boca.
Laura obedeció y dejó salir un poco su lengua. Víctor introdujo su miembro en
la boca de la chica y comenzó a realizar movimientos leves mientras esta
disfrutaba de un sabor completamente nuevo para ella. Era raro, pero lo hizo sin
dudarlo. Con tan solo ver el rostro de satisfacción de Víctor, sabía que lo estaba
haciendo muy bien. Colocó sus manos sobre las caderas del caballero y comenzó
a empujarlo cada vez más hacia lo más profundo de su garganta.
Para ser la primera vez que lo hacía, estaba haciendo de manera excepcional,
sentía la textura de aquel enorme pene dentro de su boca, mientras su lengua
faltaba el glande y lo estimulaba continuamente. Fue entonces cuando la chica
fue llevada nuevamente al interior de la mansión. Bajaron la por las escaleras
tomados de la mano, y sobre aquella alfombra que tanto había admirado Laura,
hicieron el amor por primera vez.
Víctor no era un hombre distraído o tonto, había notado la reacción de la chica al
ver aquella alfombra, por lo que, debía complacer los deseos de aquella joven
curiosa, quien estaba hambrienta de experiencias y nuevas vivencias en su vida.
Acostándola sobre la alfombra, el caballero separó sus piernas y se posó sobre
ella, introdujo su miembro cada vez más profundo, de una forma lenta y suave.
Los niveles de lubricación que había alcanzado la pareja le permitían una fácil
penetración, y aunque Laura sentía una increíble presión en su interior, lo
disfrutaba enormemente. Se estaba convirtiendo en mujer, y lo que era más
increíble era que quien lo estaba haciendo era el hombre con quien precisamente
había fantaseado y soñado.
Víctor era su amor platónico, el hombre perfecto que siempre había deseado, y
allí estaba, completamente desnudo sobre ella dándole absoluto placer. Succiona
sus pezones con cierta intensidad, no era agresivo, pero tampoco era sutil. Le
daba las dosis exactas de placer, llevándola poco a poco hacia ese punto extremo
donde la joven estallaría de placer.
En un inicio sus gemidos eran recatados y tímidos, pero después de que el sudor
comenzara a aflorar, la intensidad comenzó a aumentar, sus gemidos se hicieron
más agresivos. Se combinaban los gritos de placer de la hermosa Laura con los
gemidos y respiraciones de Víctor, quien estaba disfrutando completamente del
cuerpo inmaculado de una chica que parecía estar diseñada a la medida para él.
Las penetraciones se fueron haciendo cada vez más rápidas mientras Víctor
inmovilizaba a la chica con sus manos. Sus muñecas estaban enrojecidas
mientras el caballero preguntaba, proporcionándole un placer indescriptible que
nunca antes había sentido. No podía ser comparada con absolutamente nada que
conociera, el sexo era lo mejor que le había sucedido.
En medio de sus pensamientos, la chica pensaba en la gran cantidad de mujeres
que habrían pasado por la cama de Víctor, lo que posiblemente le dio la
posibilidad de acumular toda esa experiencia que hasta el momento estaba
demostrando. Era un semental, y llenaba cada milímetro de su cavidad vaginal
de forma precisa.
Las dimensiones de Víctor parecían estar hechas perfectamente para encajar con
ella, ya que, no había generado un dolor excesivo ni la había hecho sentir muy
incómoda en ningún momento. Para El millonario de 40 años, era una
experiencia completamente gratificante poder volver a estar con una jovencita de
19 años después de tanto tiempo. Era carne fresca, joven y firme, sus manos se
paseaban por el cuerpo de la chica y la sujetaban con mucha decisión, mientras
esta se entregaba absolutamente a él sin ningún tipo de condición.
Lo más gratificante de todo el encuentro había sido que ambos se sentían
afortunados de que, tanto Víctor como la chica, se habían deseado de una
manera tan intensa durante semanas, que simplemente parecía que se conocían
desde toda una vida.
Aunque siempre hubo algo de inseguridad durante el encuentro sexual, tenía la
característica particular de que la vergüenza brillaba por su ausencia, ya que,
ambos se sentían realmente cómodos al verse desnudos, al tocarse y al sentirse.
Laura no puede contenerse más y finalmente deja que su cuerpo se exprese por sí
solo. Se entrega en un orgasmo muy intenso que la hace expulsar una gran
cantidad de fluidos cálidos que puede sentir el propio Víctor mientras la penetra.
Sus uñas evidencian el placer, ya que, Víctor puede sentirlas en su carne, pero
esto no le impide aumentar el ritmo de sus embestidas, las cuales llevan a Laura
a un segundo orgasmo casi unos pocos segundos después del primero.
Era una experiencia sin precedentes que nunca antes había vivido, y la había
vivido de una manera tan espectacular, que sentía que no tenía la voluntad para
detenerse. Víctor continúa penetrándola mientras mantenía sus piernas
separadas. Lamía sus senos, succionaba su cuello y besa sus labios con mucha
intensidad.
Lenguas entrelazadas, se acariciaban, se saborean, ninguno de los dos quería
detener aquella locura llena de lujuria y entrega. Se habían imaginado así en una
gran cantidad de oportunidades, pero la realidad había superado las expectativas.
No importa cuántas veces se masturbara, nunca volvería a igualar aquel placer
que le había proporcionado Víctor, cualquier sueño húmedo o fantasía sería un
completo juego de niños comparado con el encuentro que ha tenido.
Este parecía conocer completamente la configuración de la hermosa rubia de
ojos azules, tocándola en los lugares precisos y creando un ambiente de
sensualidad tan cómodo para ella, que nunca se arrepintió de haber entregado su
cuerpo virgen a este millonario empresario.
El encuentro había quedado grabado para siempre en la memoria de la pareja.
Por primera vez se habían vinculado con alguien completamente extraño y la
conexión irrompible, se convertiría en la mejor experiencia de sus vidas. Se
encontraban completamente desconectados del mundo, como si absolutamente
nada importara o ellos no importaran para absolutamente más nadie.
Durante toda la madrugada estuvieron completamente desnudos tendidos en el
suelo de aquella alfombra. En ocasiones despertaban con un par de horas de
diferencia y volvían nuevamente a tener un encuentro similar más intenso que el
anterior. A pesar de su edad, parecía que Víctor tenía una gran reserva de energía
acumulada que había utilizado con esta joven quien sacaba lo mejor de él.
No solo lo estimulaba en el ámbito sexual, sino que también en el personal. Por
primera vez en mucho tiempo, Víctor tiene ganas de vivir plenamente a lado de
alguien, pero aún duda de la posibilidad de hacerlo al lado de una joven de 19
años que apenas comienza la vida.
No quiere convertirse en una carga para ella al cabo de los años, tampoco quiere
incursionar en una relación donde él se ilusione una manera tan fuerte y quizás la
inmadurez de una joven de 19 años termine decepcionándolo después de algunos
meses o años.
Pero no eran momentos para sacar conclusiones, recién daban inicio a esta
relación, y aunque estaba comenzando sobre terreno peligroso, ambos están
completamente dispuestos a dar lo mejor de sí para que funcione.
A la mañana siguiente, una llamada al móvil de Rafael fue suficiente para poder
tranquilizarlo, aunque esto no era precisamente lo que estaba esperando el padre
de la joven.
— Tengo a todo el equipo de seguridad buscándote por toda Nueva York.
¿Dónde demonios estás, Laura?
— Estaré lejos por un tiempo, padre. Te ruego que me perdones, necesito
encontrarme a mí misma y siento que no voy a lograrlo mientras me encuentre
bajo tu sombra.
— Laura, aún eres una niña, no hagas una estupidez.
— Pronto todo estará bien, solo necesito espacio, y tú no estás preparado para
dármelo.
La llamada terminó unos minutos después, entre quejas, llanto y una gran
cantidad de miedos infundados por su padre, quién era especialista en convertirla
en una chica dependiente e insegura.
VIII
La incertidumbre era el sentimiento que mejor definida a Laura en ese momento
de su vida, quien, después de haber conversado con sus padres unos días atrás,
aún tenía la duda acerca de si la mejor decisión que ha tomado era alejarse y
refugiarse en los brazos de Víctor. A pesar de ser muy madura para su edad, aún
tiene 19 años, e independizarse sin haber terminado sus estudios universitarios,
no era la decisión más inteligente.
Muy pronto sus tarjetas de crédito habían sido canceladas, y no contaba con un
solo centavo para poder ser autosuficiente de forma financiera. Esto no sería un
problema para Víctor, quien contaba con una gran fortuna que compartir con
Laura, aunque no era una situación que hiciera sentir a Laura demasiado
cómoda.
A partir de ahora, cualquier gasto o consumo que quisiera hacer debía
consultárselo directamente a Víctor antes de realizarlo. La principal razón por la
cual se quedó junto al este millonario no había sido el dinero su prestigio, era la
protección y confianza que le brindaba aquel hombre, quien después de pensarlo
mucho, decidió plantearle que regresara con ella a Chicago.
— Sé que no te has sentido muy bien en los últimos días. La situación de tus
padres no te tiene muy cómoda. ¿Cierto?
— Es algo extraño. Siempre quise alejarme de ellos para poder crecer, ahora que
lo he conseguido, no me siento del todo agrada.
— Todas las separaciones siempre generan un vacío, Laura. No pretendo aplicar
mis conocimientos contigo, pero créeme, sé de lo que te hablo.
La chica conversaba con su compañero en un prestigioso restaurante a las
afueras de la ciudad, Víctor ya había restado importancia a que su presencia en
la ciudad fuese detectada. Había cancelado absolutamente todas sus conferencias
para los siguientes días, dedicándose absolutamente a su única prioridad, Laura
Cuesta. La chica había acaparado completamente todos los ámbitos de su vida, y
por primera vez en mucho tiempo, Víctor se sentía bien con esto.
No recordaba lo que sentía darle absoluta prioridad a una persona en su vida, ya
que, todas las mujeres que habían pasado por su cama habían sido
completamente pasajeras. Víctor había conseguido incentivar a Laura para que
comenzara a realizar algunos manuscritos que él mismo revisaría personalmente
antes de enviarlos a algunos de sus contactos, estos se encargaría de hacerle una
revisión previa antes de publicarlos en prestigiosas editoriales que posiblemente
catapultarían a la chica hacia el éxito.
Este sueño sonaba muy emocionante para la chica, quien finalmente pensó que
había comenzado acariciar la superficie de un sueño que siempre había visto
muy lejano. Aunque su padre tenía el poder y el dinero suficiente para poder
convertirla también una escritora reconocida, la falta de apoyo había sido
suficiente como para alejarse de él e intentar emprender su propio camino en
busca de sus sueños.
Haber leído tantas veces los libros de Víctor Luna, le habían dado la posibilidad
de conectar de una forma muy especial con él. Esto, de alguna forma había
generado ciertas acciones en el destino y finalmente habían terminado juntos.
Aún en las mañanas parecía extraño para Laura abrir los ojos y encontrar aquel
hermoso caballero a su lado. Solía abrazarlo con mucha fuerza durante las
mañanas y eran los mejores buenos días que solía recibir este hombre.
La cuidaba, la protegía y la quería para él de manera indefinida, ya que, toda esa
juventud y vitalidad que podía brindarle la chica, lo hacía sentir renovado. Pero,
como era de esperarse, muy pronto comenzaron los medios a acosarlo, y aunque
había tratado de mantener a Laura alejada de todo ese mundo, algunas
fotografías filtradas comenzaron a correr por las redes sociales y por Internet.
Ya era un hecho público, Laura Cuesta era una joven de 19 años que había sido
catalogada como una caza fortunas que enamoraba a los hombres de edades
importantes y después de quitarles absolutamente todo se alejaba dejándolos
solos y deprimidos. Estos solo habían sido algunos de los comentarios que se
habían generado en la prensa amarillista, lo que enardeció enormemente a
Víctor. A partir de ese momento, en cada oportunidad que veía un periodista,
salía tratarlo de una forma desposta con un desprecio bastante notable.
Aquel caballero agradable, sonriente y muy atento a sus fanáticos había sufrido
una transformación drástica después de la llegada a su vida de Laura. Se había
encerrado absolutamente en ella, había creado un muro imaginario alrededor de
ellos, intentando protegerse a sí mismo y la relación que tenía con esa chica tan
valiosa que consideraba que sería irremplazable.
Laura, conociéndolo perfectamente desde sus inicios, había notado la dura
transformación que había sufrido Víctor en los últimos días. Ya no trataba a sus
fanáticos de la misma forma, y aunque ella también sentía cierto resentimiento
hacia los periodistas, intentaba no darle demasiada importancia al asunto.
Víctor hacía exactamente todo lo contrario, cuando veía algún sujeto con alguna
cámara fotográfica cerca de él, no descansaba hasta verlo desaparecer, inclusive,
en algunas oportunidades se había acercado a algunos de ellos y les había
deshecho la cámara contra el suelo.
La violencia se había vuelto una constante en la vida de Víctor, y esto no era
algo positivo para Laura. Siendo muy inteligente y observadora, la chica había
logrado llegar a la conclusión de que Víctor había desarrollado una especie de
obsesión por ella, la quería proteger, cuidar, la veía como si fuese frágil e
indefensa, y esto no era precisamente la imagen que ella quería proyectar. Lo
amaba, se había enamorado profundamente de él, pero si de verdad lo quería, no
podía permanecer a su lado generándole tal cantidad de daño.
A veces contemplaba la posibilidad de alejarse y darle oportunidad a Víctor de
que recuperara su vida anterior. Desde todos los aspectos que ella conocía, aquel
hombre era feliz estando completamente solo, ya que, no tenía control, límites y
la prensa simplemente hacía comentarios positivos acerca de sus trabajos. Su
vida se había convertido en una telaraña de escándalos vinculados a su relación
con una chica de 19 años.
En cada oportunidad que salían a relucir conversaciones relacionadas con esto,
Víctor las cambiaba drásticamente.
— Todo se ha hecho cuesta arriba desde que estamos juntos. Creo que lo mejor
será que me aleje.
Esta oración rompió el silencio durante la cena.
— Ese es precisamente el efecto que busca generar la prensa y esos programas
mediocres de televisión. Mientras más daño hacen, más dinero producen. No
permitas que esto te afecte.
— Has abandonado todas tus conferencias y eventos para estar solo a mi lado.
Ese no es el hombre del cual yo me enamoré.
Víctor se detuvo a pensar por un segundo acerca de las palabras que le había
dedicado a la chica, descubriendo una cruel realidad que había estado negando
desde hacía un tiempo.
Esa pequeña dosis de realidad, lo hizo sentirse realmente mal, ya que, hasta el
momento se había estado convenciendo completamente de que Laura era todo lo
que necesitaba para ser feliz, pero contrario a esto, su felicidad realmente estaba
en su trabajo.
Realizar un aporte y contribución al mundo a través de sus ideas y
recomendaciones era verdaderamente lo que le da sentido a su existencia. Estaba
tan enamorado de Laura que había dejado a un lado su propia felicidad. Estaba
empeñado en hacerla feliz a ella, pero él había sacrificado parte de lo que
realmente era para poder estar a su lado. Se había vuelto inseguro, frágil
emocionalmente y su humor había empeorado mucho.
A pesar de que la deseaba con locura, la amaba como a nadie nunca había amado
en el pasado, la reacción química entre estos dos compuestos, había generado
efectos completamente negativos.
Existen relaciones que parecen ser tan perfectas que llegan a un punto donde
tanta precisión y perfección las convierten en un ciclo monótono y aburrido.
Esto era básicamente lo que les estaba pasando a Víctor y a Laura, quienes se
habían deseado con tanta intensidad, que cuando se encontraron, drenaron
absolutamente todas sus ganas de estar juntos. Se mostraron su deseo en
ardientes sesiones de sexo que parecían ser interminables.
Se devoraban como animales sin contemplación en cada lugar y en cada
oportunidad que lo deseaban, pero iban a un ritmo demasiado apresurado. Víctor
lo sabía desde el principio, sabía que no tenía el tiempo suficiente para jugar, no
quería experimentar y probar, no quería caminar sobre terreno seguro, quería
saltar al vacío y averiguar qué era lo que aquella mujer tenía para proporcionarle.
Pero este era el verdadero problema, no era una mujer, básicamente era una
jovencita que aún necesitaba mucho por conocer y por crecer.
Aunque él estaba dispuesto a convertirse en su mentor y su guía por todo el
mundo, no era necesario crear aquella muralla alrededor de ella. Laura, aunque
no le desagrada la idea de sentirse protegida, simplemente estaba enfocada en
convertirse en una buena escritora.
Conseguía buenos consejos por parte de Víctor, recibía grandes dosis de ternura,
se sentía amada, cuidada y protegida, pero el aburrimiento y la monotonía de la
rutina poco a poco ha comenzado a carcomer la relación desde lo más profundo
de esta.
No siempre todo lo que se desea es lo más positivo, esa era una lección que
habían aprendido juntos en medio de una relación que había comenzado con la
mayor intensidad. Poco a poco había comenzado a apagarse, parecían estar
cegados por estar juntos, ya que, la simple idea de separarse, los hacía sentir
devastados. Había que llegar a un estado de madurez en la relación bastante
profundo para poder comprender que separados eran mucho más felices que
juntos.
Laura sabía perfectamente que nunca encontraría un hombre similar a Víctor, por
lo que, se niega a la idea de simplemente de pensar en terminar con la relación.
Por su parte, Víctor ya no tenía intenciones de seguir en la búsqueda de la mujer
perfecta, para él, ya la había encontrado, o quizás esta lo había encontrado a él,
lo cierto era que, se había convertido más en una relación alimentada por el
miedo a haberse equivocado tras conocerse y dejar que todo fluyera de una
manera tan rápida.
Se conocieron en muy poco tiempo, y sabían cada detalle el uno del otro con un
margen de error muy pequeño. El verdadero daño que había sufrido la relación
en un par de meses, había sido que se habían quedado sin recursos para explorar,
habían abierto todas las bóvedas y ya no quedaba un solo lugar por conocer.
Esto, inevitablemente terminaría acabando con la relación de Víctor y Laura,
quienes, en ningún momento pusieron en duda la intensidad del amor que aún se
tenían, pero, tras analizarlo de una forma bastante minuciosa y detallada en
compañía de una copa de vino, una noche brindaron para definir la ruptura
amistosa de aquella relación que había sido lo más mágico que habían podido
experimentar.
Cualquiera que hubiese vivido una experiencia como esta, tenía una buena
historia que contar, una historia en la cual, dos seres completamente
desconocidos, quedaron unidos por una simple atracción invisible que siempre
estuvo presente en su entorno.
Laura había conocido la existencia de Víctor gracias a la recomendación literaria
de su buen amigo John, a partir de ese momento todo había comenzado a tomar
forma para el futuro encuentro entre esta pareja.
Nada podía explicar ese extraño electromagnetismo que mantenía unidas las
miradas entre Víctor y la chica durante el desarrollo de aquella primera
conferencia a la que había asistido la joven rubia.
Nadie podría explicar por qué entre tantas notificaciones existentes en el
teléfono móvil de Víctor, solo una había llamado su atención de forma tan
drástica. Había sido ella, siempre había sido ella, y por alguna razón, la vida la
había colocado justo en el lugar perfecto para que se encontraran una vez más.
Coincidir en el mismo hotel no había sido casualidad, necesitaban estar juntos, y
nadie más que Víctor se merecía el privilegio de recibir el regalo de la virginidad
de aquella chica, quien siempre había fantaseado con él en cada oportunidad que
podía.
Las expectativas se habían cumplido, no había frustración, no había dolor y no
había lágrimas en aquella ruptura, ambos estaban conscientes de que sus
caminos simplemente estaban entrelazados, y estaban destinados a encontrarse
justo en una encrucijada.
La verdadera enseñanza y el aprendizaje vendría de la madurez de poder aceptar
que sus caminos debían continuar de forma separadas. Víctor había logrado
conectar con la chica y habían hecho un vínculo realmente fuerte, pero sus
planes y sueños diferían.
No había sido una ruptura traumática y desgarradora, ambos disfrutaron de
aquella última copa de vino mientras se miraban fijamente proyectando aquel
deseo intenso que los llamaba una vez más a demostrarse cuán fuerte era la
pasión existente entre ellos.
Pero esa pasión no era suficiente para poder continuar juntos, y aunque parecía
absurdo dejarse ir, ambos tenían mucho camino que recorrer de forma individual
antes de considerar la posibilidad de quedarse juntos para siempre. Víctor le
había dado los elementos necesarios a la chica para que se convirtiera en la
escritora que siempre había soñado, meta que había sido alcanzada cinco años
después.
Fue un largo periodo de intentos y constantes rechazos y burlas, pero después de
separarse durante todo ese tiempo, finalmente, Laura y Víctor volvieron a
reencontrarse en el bautizo del primer libro de aquella chica. Víctor se ha
convertido en el padrino simbólico de aquel primer libro que vería la luz del
mundo gracias a todo el aporte y apoyo que le había proporcionado aquel
prestigioso hombre.
Después de cinco años, ambos se habían encontrado en aquel auditorio, después
de que, una carta llegará al buzón de la residencia de Víctor en Chicago.
El amor de Laura hacia el conferencista permanecía intacto, no se había
desgastado y un poco, y al darle la posibilidad de estar presente en el bautizo de
su libro, lo invitaba a ser parte de un momento realmente especial para ella.
— Sigues igual de atractivo.
— Y tu igual de sensual.
Ambos estrecharon sus manos. Parecían temerosos el uno del otro. Aunque
posiblemente a lo que más le tenían miedo, era a sucumbir una vez más ante
aquella tormenta de deseos que permanecía tan intensa como desde el primer
día.
Que difícil era para ellos decirse adiós, sus almas tenían el vínculo más fuerte
que hubiese existido entre dos personas.

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