Amor de Clarice Lispector

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PARCIAL FINAL DE INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA

AMOR DE CLARICE LISPECTOR

NICOLAS STEVEN REINA VIUCHE

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

FACULTAD DE CIENCAS HUMANAS

FILOLOGÍA E IDIOMAS: FRANCÉS

BOGOTÁ D.C

2019-2

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1. ELEMENTOS FORMALES:
a. Acá se van a tratar aspectos del cuento como el narrador, estructura de
la obra, los personajes (su psicología, su relación con el espacio, su
lugar dentro del cuento y su relevancia, así como su conexión con el
personaje principal).
b. Luego, se va a hacer énfasis en los temas que toca el cuento.

a. Amor de Clarice Lispector, es un cuento narrado en tercera persona. Aquél


narrador tiene un conocimiento casi total de los pensamientos de Ana, la
protagonista. Además de estar en cada lugar en el que se desarrolla la historia, es
decir, es omnisciente. Aunque a veces parezca no describir con certeza lo que
pasa con Ana, y con esto me refiero a cuando el narrador recurre frecuentemente
al verbo parecer. Sin embargo, esto es cuestión del estilo de Lispector para
pintarnos una sensación, de la cual nosotros la complementamos. Es decir,
cuando dice “la vastedad parecía calmarla” (Lispector, 1995, p.26), hace una
alusión a la tranquilidad de ella. Sin afirmarlo, el narrador deja que el lector se
termine de imaginar esa escena sensorialmente como quiera. Lo mismo pasa
cuando escribe: “Parecía haber descubierto que todo era susceptible de
perfeccionamiento […]” (Lispector, 1995, p.21). Qué es esa oración, sino una
descripción de una sensación, más no una afirmación acerca de Ana.

En la estructura, la autora utiliza la que es generalmente identificada en los


cuentos: Inicio, nudo y desenlace. Pero con respecto a esto, pienso que no se
puede hacer una separación estricta entre cada parte del cuento. Sin embargo, a
grosso modo se puede entrever que el Inicio de la historia, se da cuando Ana sube
al tranvía, luego el narrador nos hace una contextualización de la vida de ella. Allí
nos enteramos de que Ana es casada, tiene hijos, un hermoso hogar y es un ama
de casa que al parecer, no es feliz. Luego, el punto de quiebre del cuento se da
cuando Ana ve al ciego. Aquí empieza el nudo de la historia. Donde a Ana le
comienza una especie de catarsis, de crisis. Después, el comienzo del final, se da

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cuando llega su hermano y la familia para cenar juntos. Allí Ana se calma un poco
y finalmente se va a dormir.

PERSONAJES

Llegamos al punto más álgido de los aspectos formales: Hablar de los personajes.
Desde la primera frase, sabemos que Ana es el personaje principal de la historia.
Poco podemos afirmar sobre el estado psicológico de Ana ya que, como nos
damos cuenta, el constante cambio de ánimo, sentimientos y pensamientos de ella
a lo largo de la historia, es en parte el objetivo de Lispector con el cuento. Es por
eso que a Ana no se le puede encasillar en una sola etiqueta psicológica. Sin
embargo, se puede decir que ella es una mujer que siempre había buscado una
estabilidad: “Ana siempre había tenido necesidad de sentir la raíz firme de las
cosas” (Lispector, 1995, p.21). Por otro lado, el cambio psicológico más grande
que se da, es a medida que ella avanza por distintos lugares. Por tanto, iré
analizando –espero no equivocarme al no tener muchos conocimientos en
psicología- el estado de la mente de Ana, al trasladarse de sitio. Porque, como ya
veremos, hay una fuerte relación entre el cambio de lugar y la psiquis de Ana.
Además, que el lugar es descrito según su estado de ánimo.

El primer lugar en el que se hace énfasis es en la casa de Ana, donde nos hace un
recuento de la vida de ella. Allí podemos darnos cuenta de que Ana tiene un hogar
sorprendente, una vida monótona, además de dedicar casi todo su tiempo en los
quehaceres de la casa y en la familia. Donde en ese aburrimiento -que puede
estar condicionado por un encierro “doméstico”-, se obsesiona con cosas fútiles
como el excesivo aseo de los muebles. Sin embargo, es capaz de cuestionarse y
de reflexionar sobre su vida. Pero eso, tan solo se da cuando la soledad la “ataca”
a cierta hora, y que por cierto le sale huyendo a ese momento.

“Su precaución se reducía a cuidarse en la hora peligrosa de la tarde, cuando la casa


estaba vacía y sin necesitar ya de ella […]. Mirando los muebles limpios, su
corazón se apretaba un poco con espanto. Pero en su vida no había lugar para
sentir ternura por su espanto: ella lo sofocaba con la misma habilidad que le habían

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transmitido los trabajos de la casa. Entonces salía para hacer las compras […].”
(Lispector, 1995, p. 22)

El que Ana haya visto al ciego al final de “la hora peligrosa de la tarde”, nos
reafirma que en ese momento ella se encuentra mucho más sensible. Y de alguna
forma, esto demuestra que lo que pasó con el ciego, no es más que un punto de
quiebre en sus emociones y sentimientos. Hizo que se desbordara eso que tanto
se había escondido bajo su monótona –al parecer- rutina de ama de casa.

Luego, cuando baja desconcertada del tranvía, se encuentra en “una calle larga,
con altos muros”, y empezamos a notar un tipo de desesperación en un lugar que
nos demuestra una sensación de pequeñez del ser humano frente a la polis.

Después, cuando llega al Jardín Botánico, se tranquiliza un poco dentro de la


soledad del lugar, y empieza a escuchar “ruidos serenos”, “olor a árboles”, etc.
Acá podemos ver una reacción contraria a la que había tenido en el párrafo
anterior (estando en la calle larga). Sin embargo, esta calma no dura mucho, pues:
“Inquieta, miró en torno. Las ramas se balanceaban, las sombras vacilaban sobre
el suelo […]. Y de repente, con malestar, le pareció haber caído en una
emboscada” (Lispector, 1995, p.26).

Esta contrariedad de sensaciones y descripciones con respecto al espacio, se van


alternando para hacernos caer en cuenta en la dualidad en la que Ana se
encuentra. Ana ha entrado en una crisis, en una catarsis que la persigue a donde
vaya.

En consecuencia, podemos decir que la configuración del espacio es relevante en


un principio, pero poco a poco Ana condiciona los lugares (calle, Jardín Botánico),
en función de su estado mental. Eso me implica una descripción subjetiva de Ana
en manos del narrador.

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Sin embargo cuando llega a la casa, llega alterada por lo que ha pasado, y
empieza a decirle algo a su hijo, a quien le parece extraño lo que dice su madre.
Es aquí donde se hace un alternancia de cómo Ana percibe su hogar justo
después de ese punto de quiebre. Ya no es el mismo lugar. Es quizá en ese
momento, la única parte donde en principio el espacio no determina los
pensamientos de Ana (si tomamos ese hogar, un lugar donde ella puede estar
tranquila).

Así, hemos podido ver el gran cambio que le sucede a Ana, mientras avanza por
los distintos lugares de la historia, deformando lo que ella buscaba para su vida:
Estabilidad. Todo ha partido de ahí, y se ha quebrado. Ya no hay más estabilidad,
hay amor, y una náusea combinada con una compasión extraña, la cual hasta se
cuestiona.

Ahora, el otro personaje en el que quiero detenerme a reflexionar, es el esposo.


Ana lo ve como un “hombre de verdad”. ¿Qué es ser un hombre de verdad? O,
¿es una herramienta literaria que Lispector utiliza? Pues, en el cuento Devaneo y
embriaguez de una muchacha, la autora se vuelve a referir a los “hombres de
verdad”: “Y así, más borrachita aún, recorría con los ojos el restaurante, y qué
desprecio por las personas secas del restaurante, ningún hombre que fuese un
hombre de verdad, que fuese realmente triste” (1995, p.15). Lispector se refiere a
los “hombres de verdad” como hombres tristes, ¿hombres sensibles? Si es así,
tendríamos ya una característica del esposo de Ana. Luego, en la parte final del
cuento, el esposo hace su única intervención. Se le muestra como ignorante, pero
no insensible, frente a la situación de su esposa y sin menospreciarla, trata de
calmarla y llevarla a la cama. Parece ser un acto de cariño, sin un deseo de hablar
profundamente con ella.

Otro personaje que aparece es el ciego. Pero, este no cumple un papel importante
por sí solo dentro de la historia, pues es Ana quien le da algún valor. Sin embargo,
ahondaré un poco sobre la percepción de Ana frente al ciego en el segundo punto
(mis hallazgos y conclusiones).

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El hijo de Ana sólo aparece para hacer ver lo afectada que está ella frente a un
vínculo amoroso. De nuevo, no se autodetermina dentro de la historia, y no
cumple un gran protagonismo.

Por otro lado, al hablar sobre el tiempo en el cuento, vemos que todo transcurre en
un día. Y claro, no se necesita más que un instante para cambiarle la vida a una
persona, un instante viendo al ciego. La línea temporal de la historia empieza
cuando Ana sube al tranvía en la tarde y finaliza cuando se va a dormir, pasando
por un atardecer que le recuerda que debe volver rápido a su casa, así, sin mayor
trascendencia. Parece ser que el paso del tiempo (lineal de la historia) no parece
afectarles en gran medida a los personajes.

Sin embargo, el tiempo como concepto le afecta a Ana, en el sentido de que ya no


es joven, y que por tanto, ya no puede autodeterminarse en su vida: “Lo que le
sucediera a Ana antes de tener su hogar ya estaba para siempre fuera de su
alcance: era una exaltación perturbada que muchas veces había confundido con
una insoportable felicidad” (Lispector, 1995, p.21).

b. TEMAS

La primera vez que pensé sobre el tema del cuento, no supe qué decir. Trataba de
hallarle una relación entre el título y lo que sintió Ana después de ese punto de
quiebre. Para ver una conexión entre el título del cuento y su contenido, fue
necesario deconstruir el concepto de amor que yo tenía, y suponer uno que se
asemejara a lo que posiblemente Lispector, quería decirnos. Así, si nosotros
tomamos el concepto de amor, y lo dejamos en un punto donde trasgreda las
sensaciones humanas, y los sentimientos, podemos encontrarle sentido al título.
Me explico: Ana empieza a “amar”, justo después de pensar en lo pútrido, y en lo
fascinante del mundo. Esto, nos hace referencia a una dualidad enorme, y no
cualquier dualidad. Hubo entonces que pasar por las antípodas de las
sensaciones y sentimientos humanos, para poder llegar a amar. Amar, tal parece,
no podría ser menos para la autora.

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En este fragmento de Sólo para mujeres, Lispector (2011) escribe:

¿Se puede amar sin admirar?

Se puede dar un amor natural, común. Se puede sentir pena por una persona o atracción física
hacia ella y engañarse pensando que esa reacción es amor. Pero para que exista el amor
real es necesario admirar alguna cosa en él o en ella. Theodore Reik cree que el «amor
sólo es posible cuando atribuyes un valor más alto al otro que a ti mismo, cuando ves en
ella o en él una personalidad que, por lo menos en algún sentido, es superior a la tuya».

¿Podemos afirmar entonces que Ana sí pudo amar al ciego? Pero, qué admiraba
entonces ella en él, o en qué era superior el ciego con respecto a Ana. ¿Y si más
bien Ana no sólo amaba al ciego, sino al mundo? De alguna manera esto último
tiene más sentido: Ama (pero también desprecia) lo que la rodea. Es el mundo
algo que la desborda, y que por tanto es superior a ella en todo sentido.

Además de amor, se trata de crisis, de catarsis. Y según este orden de ideas, no


se podría llegar a amar, sino se desquebraja primero el ser. ¿Se puede ver el
amar como el fin, y la crisis como el puente? O, ¿Quizás el objetivo de Lispector,
era ver el amar y la crisis como algo paralelo? Lo último, parece no estar tan
acentuado en el texto. Pues al final del cuento, a Ana se le ve diciéndole
emotivamente a su esposo que no quiere que nunca le suceda nada. Esto no son
tanto palabras de crisis, como sí palabras de amor, de cariño. Quizás para amar,
se necesitó primero haber conocido la piedad, el hastío y la náusea. Así mismo, el
cuento trata también sobre la piedad, la ansiedad, la felicidad y el hogar

Al hablar de piedad, se denota una cierta mirada judeo-cristiana que atraviesa la


obra de Lispector:

“La piedad por el ciego era muy violenta, como una ansiedad […]. Y por un instante la vida
que hasta entonces llevaba le pareció una manera moralmente loca de vivir […]
Había sido alcanzada por el demonio de la fe” (Lispector, 1995, p. 28)

Esto, junto al concepto de hogar y de familia que se trata en el texto, da cuenta


notablemente de que Lispector utiliza caracteres autobiográficos en su obra. Una

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mujer con padres judíos, que tuvo un hogar algo parecido a lo que se retrata en
Amor. Además de demostrar la idea que rodea su obra Lazos de familia.

2. HALLAZGOS Y CONCLUSIONES

¿Qué es el ciego?, ¿es acaso una demostración de que cualquier hecho fútil (el de
ver a un ciego) puede quebrantar la frágil y post-moderna tranquilidad humana?
¿Por qué justamente un ciego? Estos tipos de interrogantes me surgieron cuando
no podía creer lo aparentemente “insignificante” que Lispector utiliza en el cuento
para dinamizar la crisis de Ana. Sin embargo, al leer más sobre la obra de
Lispector, me doy cuenta de que en Solo para mujeres: consejos, recetas y
secretos, hay una parte que se titula: Los espejos del alma. En donde ella se
refiere a los ojos, y a la moda que se da en esos momentos con respecto al
maquillaje que utilizan las mujeres. Ella escribe:

Para que los ojos sean bellos, no basta, sin embargo, que sean grandes, que tengan un
color especial o que estén maquillados con cuidado. Es necesario que en ellos
haya algo más. Porque, al ser «los espejos del alma», deben reflejar dulzura,
comprensión, inteligencia.

En resumen, más importante que los ojos es la mirada. (Lispector, 2011, p.16)

Teniendo en cuenta esto, cuando Ana observa al ciego, lo puede estar


cosificando, puesto que no tiene el mínimo acceso a su alma, y aparentemente no
refleja ni dulzura, ni mucho menos comprensión alguna. Por tanto el ciego, puede
estar alejado de cualquier concepto humano, desde el punto de vista de Ana.

Cosificar es un verbo atroz. Como la vida de Ana después de ese momento. Y por
otro lado ¿qué significa la crisis de la que se habla? Pues, esa “frágil y post-
moderna tranquilidad humana” es en lo que la mayoría del ser humano vive
actualmente. Una rutina incesante. Mi interpretación de esa crisis de Ana, es
sinónimo de darse cuenta de que la vida es como ese verbo cosificar, y que vivir

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ignorando lo nefasto de la existencia y de la sociedad, es vivir como Ana, en una
burbuja. Aunque a veces sólo quede soplar la “pequeña llama del día” al
acostarse.

Además pude encontrar que en algunas de sus obras, Lispector busca basar el
argumento superficial de una historia, en cuestiones cotidianas, o que parezcan
vagas. Así como el encontrar una cucaracha en un cuarto en La pasión según
G.H, o ver a un ciego en una parada del tranvía, o ver a un tipo cenar, etc. Ahí
radica su genialidad: utilizar eso, y convertirlo en arte. Es por tanto que cuando
queremos darle significado a cada aspecto de la obra, podríamos ir bastante lejos
y alejarnos de lo que verdaderamente la autora quiere decirnos, de lo cual no
espero hacer partícipe.

También pude encontrar ciertos conceptos “corpóreos” en Amor, como el crecer o


el engrosar, o el masticar, a los cuales Lispector recurre en ciertas ocasiones en
sus obras. Sin embargo, estos conceptos son subyacentes a un concepto mucho
más general, como es el cuerpo, y lo que de él se hace o se puede trastocar. Al
leer varios cuentos de Lazos de familia, se puede conocer que conceptos como el
crecer o el engrosar, nos refieren a características de algo que se va a desbordar
en algún momento de la trama, como la vida doméstica de Ana: “Y los árboles
crecían. Crecía su rápida conversación con el cobrador de luz, crecía el agua […]”
(Lispector, 1995, p. 20). O cuando el narrador hace ver una característica bastante
común del cuerpo al avanzar en edad, como es el engrosar. Así como el masticar
un acto sistemático (que puede ser utilizado para relativizar lo que se quiere decir
de quien se mastica, como en La cena).

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BIBLIOGRAFÍA

- Lispector, Clarice, (2011), Sólo para mujeres. Recuperado de:


https://www.siruela.com/archivos/fragmentos/SolaparaMujeresfr.pdf
- Lispector, Clarice (1995), Lazos de familia. Bogotá D.C, Colombia: Tercer
Mundo Editores.

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