Jean Pierre Falret

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58 Capítulo 6 LA ENSEÑANZA DE J.P.

FALRET

Jean-Pierre Falret es el ejemplo vivo de esos hombres que a


fuerza de buscar la idea nueva, terminan, al final de su vida, por
encontrarla. Desde la época lejana en que publicaba Acerca de
la hipocondría y el suicidio (1822), alineándose con las
posiciones de Georget, hasta la introducción del grueso
volumen que reunió sus principales escritos (1) y en el que
intenta trazar su biografía intelectual, Falret no deja de
profetizar una reestructuración completa del campo de la
psiquiatría. Primero quiere encontrarla en un anatomismo
militante: "creemos firmemente que en todos los casos, sin
excepción, se encontrará en el cerebro de los alienados o en sus
membranas, lesiones apreciables" (Acerca de las enfermedades
mentales, p. VI). Algunos años de investigaciones encarnizadas
lo convencieron de que no lograría demostrar su tesis y que, de
todas maneras, "esas lesiones, por importantes que pudieran ser,
no bastaban para explicar científicamente" los fenómenos
psiológicos de la locura (ibid). Entonces se lanzó sin reservas a
los escritos de los psicólogos (se trata de la psicología de la
escuela escocesa próxima a los espiritualistas) y en la búsqueda,
en los alienados, de lesiones de las diferentes facultades
mentales (memoria, juicio, abstracción, asociación de ideas...),
aclarando la fisiología, como se debe y como lo enseñaba Pinel,
la patología. Necesitó esta vez una quincena de años para
recobrar, por su propia cuenta, las posiciones de Pinel: ".. . se
libra de este modo a un trabajo artificial, que consiste en
encontrar la lesión de una facultad, para ponerla en paralelo con
cada uno de los actos de esa facultad en el estado normal. . • En
lugar de hacer una distribución útil de los síntomas tal como los
presenta la enfermedad, .. .se limita a un trabajo de
abstracción. .. sin resultado práctico. Se señalan a menudo
hechos insignificantes para llenar un lugar vacío en el propio
cuadro sinóptico y se ignoran precisamente los hechos más
importantes.. . Se arranca un hecho psíquico de todo su entorno
para hacerlo figurar en una misma categoría, al lado de otros
hechos que realmente están separados de él" (p. VIII-X). Falret
llega pues a una crítica de las posiciones que vimos
representadas por Scipion Pinel o los psiquistas alemanes (en
quienes se inspiraba, por otra parte, en este período de su
pensamiento).
Desemboca entonces en el tercer período de su vida,
período de madurez, que él mismo llama "clínico". Sin
darse cuenta aparentemente de que está rehaciendo el
camino de Pinel2, profesa excelentes reglas metodológicas
para la observación clínica : el médico especialista debe
dedicarse al estudio de los estados psíquicos complejos tal
corno existen en la naturaleza" (p. X), y no escindirlos en
función de las teorías psicológica

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preconcebidas. Debe intentar abarcar el conjunto del estado


patológico, no solamente los hechos más salientes, los más
manifiestos y superficiales (grandes manifestaciones
delirantes), también los menores aspectos de su estado mental
y, particularmente, las disposiciones generales de sus
inclinaciones y de sus sentimientos, el fondo afectivo de sus
perturbaciones. El alienista debe observar tanto los hechos
negativos como los positivos, las lagunas, omisiones, ausencia
de manifestaciones, al mismo tiempo que los actos o las
palabras pronunciadas" (p. XVI): no debe, en una palabra,
"reducir su papel al de secretario de los enfermos". Los
síntomas deben ser investigados tanto en el orden psíquico
como moral 4. Finalmente y sobre todo, debe observarse "la
marcha de la enfermedad, las diversas fases que atraviesa, las
oscilaciones y las alternativas que presenta"(ibid).
Antes de analizar las consecuencias que surgen de tales
principios, debe insistirse sobre la madurez que alcanza aquí el
pensamiento clínico y el progreso realizado en una cincuentena
de años, desde los principios firmes pero rústicos de Pinel a las
ideas de aquél qué abre la era de la gran psiquiatría clásica.
************
Los principios enunciados por Falret se aplican primero a la
teoría del delirio y de las manifestaciones delirantes. Aparece
en este punto más próximo a Griesinger, a quien cita
frecuentemente, que al espiritualismo ecléctico que inspira a los
clínicos franceses de la época (Baillarger particularmente).
También él considera la enfermedad mental como una
enfermedad cerebral cuya "modificación orgánica primitiva
(nos es) desconocida en su esencia, pero perceptible en sus
efectos". Esos efectos no son directamente los fenómenos
ruidosos de la alienación mental, sino las modificaciones sutiles
tal como las hemos visto descriptas por Griesinger y que crean
"la aptitud para delirar" (P. XIII).
Sobre ese fondo mórbido se instala la dialéctica propia del
psiquismo como nivel autónomo de fenómeno, es decir el
engendramiento propio de las ideas y de los sentimientos por
las ideas y los sentimientos. De la misma manera, "el delirio ...
se según las leyes que le son propias ... y que se deben a ese
trabajo de la sobre ella misma" (ibid). Lo que da cuenta "de la
variedad infinita de los delirios, la multiplicidad de sus formas,
de sus matices tan numerosos y delicados" (ibid); a esto debe la
crítica tan pertinente que dirige a los somatistas alemanes y a
Moreau de Tours, eren asimilar pura y simplemente el delirio
agudo de las enfermedades somáticas y intoxicaciones (cuyas
manifestaciones estereotipadas se conoce) con el delirio de la
locura. Esta concepción dialéctica, por otra parte, "permite
creer en la del tratamiento moral" que se apoya en la parte
que permaneció sana del psiquismo para ayudarla a luchar
contra la invasión delirante: permite también la descripción de
tres etapas del proceso abandonado a sí mismo: fase de
incubación, donde aparece la frenalgia inicial de Guislain y la
"aptitud para delirar" (el "humor delirante" de Jaspers); fase de
sistematización, donde "la perturbación vaga y general de las
facultades intelectuales y afectivas (se encuentra) formulada o
encarnada en algunas series de ideas determinadas (p.XIX) a
través de una elaboración "continua y perseverante"; período
último en el cual el delirio, devenido estereotipado,
inmodificable, es de allí en más incurable. Este estudio de la
evolución de las ideas delirantes le parece abrir un método de
descripción y de clasificación más interesante y útil" que el
estudio bastante superficial
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de los temas delirantes o de las facultades dañadas; ya se ha


señalado su cercanía con las ideas y la nosología de Griesinger.
En una primera etapa de la operación de renovación que se
propone hacer, Falret lógicamente atacará la noción de
monomanía. Son menos los hechos lo que cree impugnar, es
decir, la existencia de la "alienación parcial" (término retomado
de Ferrus), que la doctrina que atribuye ese estado a la
alteración de una facultad mental aislada: como vimos es el
conjunto del psiquismo lo que le parece dañado en la locura, las
manifestaciones ruidosas y superficiales de aspecto localizado
reposan sobre un fondo de perturbación general del que los
estados de excitación y de depresión le parecen suministrar un
buen ejemplo (p. XIX). Morel, el primer discípulo importante
de Falret. entablará el debate al rechazar la noción de
monomanía en sus Estudios clínicos de 1852 6: en esa obra
describe, a imagen de Griesinger, alienaciones depresivas
(lipemanías) o expansivas (manía), pudiéndose sistematizar
ambas como alienación "parcial". Delasiauve : y Baillarger s
intentan defender la teoría de la monomanía aportándole
importantes enmiendas: vimos que Baillarger separaba
lipemanía y monomanía, no dejando en esta última categoría
más que los delirios crónicos puros; Delasiauve, por su parte,
excluye de las monomanías las "pseudo-monomanías" o locuras
parciales difusas en las cuales. de acuerdo a su teoría de la
alienación parcial, las facultades superiores están intactas
(entonces no hay alienación general), pero estando lesionadas
las facultades inferiores de manera difusa, lo que explica un
delirio múltiple y cambiante pero con integridad del juicio. Da
así una nueva base a las monomanías razonantes de Esquirol,
clase clínica bastante confusa que Jules Falret pronto
desmembrará.
En 1854, Falret intervendrá en el debate publicando un informe
más completo: Acerca de la no existencia de la monomanía9
que impresiona fuertemente, como el resto de su enseñanza, a la
generación joven.
*************

Pero en realidad es todo "el edificio de las doctrinas de Pinel y


de Esquirol.. . (del que) se ve, cada día, caer algunas piedras"
(p. XV) y que él espera trastocar. "En efecto, la manía, la
melancolía, la monomanía y la demencia, que en la
clasificación reinante se consideran como formas diferentes, no
representan más que estados sintomáticos provisorios y no
reúnen ninguna de las condiciones necesarias para constituir
especies verdaderamente naturales" (p. XXIII-XXV). No se
podría explicitar mejor todo lo que estaba implícito en la obra
de Bayle. Falret también argumenta en función del hecho de
que "esas pretendidas formas no tienen ningún curso especial y
determinado" (ibid): ¿acaso no se complican sin cesar las unas
con las otras? Las formas "naturales" de Pinel y de Esquirol
toman así el rango de simples síndromes que "encierran" en su
marco los hechos más dispares, que no se acercan entre sí más
que por sus caracteres exteriores (ibid).
De aquí en más debe primar, no ya el aspecto más aparente, el
más "central", sino el detalle de los signos, cuidadosamente
recogidos (cf. más arriba), que permitirá vincular el cuadro
clínico por su periferia, sus matices secundarios, con una
verdadera especie mórbida. Examinando las grandes clases de
la nosología de Esquirol 10, Falret muestra su carácter global e
inconexo, los estados diferentes que reagrupan: a propósito de
la melancolía; aprueba el recorrido, sin embargo insuficiente en
su opinión-de Baillarger (separación de la melancolía afectiva y
de las monomanías tristes); se yergue contra la confusión en el
marco de la demencia de todas las formas terminales: "cada
LA ENSEÑANZA DE J.P. FALRET
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especie particular tiene su modo de terminación que le es


propia, que se debe estudiar y (describir separadamente" (p.
XL); también aísla el período terminal de "delirio
estereotipado" de los delirios crónicos (cf. más arriba), la
Verrücktheit de Griesinger. Falret recurre entonces a un trabajo
fino de análisis que permitirá la descripción de verdaderas
especies mórbidas con síntomas específicos "y un modo de
desarrollo previsto por anticipado". Algunos especímenes de
esas formas naturales le parecen ya constituir un logro (p. XLI):
la parálisis general o más bien "la locura paralítica" de
Parchappe 11 ; las perturbaciones mentales de los epilépticos,
que comenzaban a ser bien conocidas (por los trabajos de
Delasiauve entre otros); el delirio agudo o crónico debido a la
acción de las debidas alcohólicas, del cual Magnus Huss había
hecho el estudio en 1852 12; finalmente, dos tipos de "locuras
intermitentes", que Falret describía ya en sus lecciones clínicas
de 1850 pero de las que no osa hacer especies mórbidas más
que en 1854, como veremos: la locura circular y la locura
remitente de accesos cortos.
Nos detendremos un poco en la locura circular cuya historia
merece justificadamente un comentario. En 1854 Baillarger
presenta en la Academia de Medicina un informe 13 en el que se
propone describir un nuevo género nosológico. Numerosos
autores anteriores (y más particularmente Guislain y
Griesinger) habían señalado la "complicación" posible de la
manía con la melancolía o a la inversa. Pero Baillarger, aun
admitiendo casos correspondientes a una concepción tal, afirma
la existencia de una "locura de forma doble" en la que la
sucesión de las dos formas no constituye más que un sólo
acceso; "un género especial de alienación mental caracterizado
por la existencia regular de los dos períodos" (p. 144). Una
pseudo-intermitencia, a veces bastante larga, puede existir entre
ambos períodos pero no se trata de un verdadero retorno al
estado anterior: un examen mis preciso o la opinión de los
familiares puede mostrarlo. Finalmente, el acceso puede
constituir un episodio único, renovarse, incluso asumir una
forma intermitente o continua: la marcha del acceso completo
no constituye entonces un criterio de aislamiento. Y,
efectivamente, la nueva especie se yuxtapone a la nosología de
Esquirol, a laque viene de algún modo a completar (cf. la
clasificación de Marcé).
Algunos días después de la lectura del informe de Baillarger,
Falret reclama la prioridad y sostiene ante la Academia un
informe titulado Acerca de la locura circular l4. Afirma haber
descripto bajo ese nombre, en sus lecciones clínicas de 1850, la
locura de doble forma de Baillarger y lo hace editar en ese
momento como separata 15. Aprovecha esa edición para
modificar el texto a fin de hacerlo más explícito 16. Estas
peripecias, que arrojan una luz poco gloriosa sobre la
honestidad intelectual de Falret, no tendrían gran interés si no
se disimulase bajo la querella de prioridad, una crucial
diferencia de apreciación.
Falret cree describir una entidad mórbida que constituye "a más
justo título que la manía y la melancolía una forma natural,
pues ella no está basada en un sólo carácter principal, la
cantidad de delirio, la tristeza o la agitación, sino en la reunión
de tres estados particulares (manía, melancolía, intervalo
lúcido) que se suceden en un orden determinado previsible, que
no es susceptible de transformación" (p.462). Se trata, por otra
parte, de una enfermedad que dura largos años, sino toda la
vida, cuyo pronóstico es entonces desesperante, y que presenta
características clínicas específicas (Baillarger las había
señalado, por otra parte): "los dos estados, cuya sucesión
continua constituye la locura circular, no son en general, ni la
manía ni la melancolía propiamente dichas con su carácter
habitual: es de alguna forma el fondo de esas dos especies sin
su relieve" (p. 337). El estado de excitación se refiere sobre
todo a los actos, sin verdadera incoherencia; la depresión es un
abatimiento sin delirio marcado. La enfermedad, muy
hereditaria, es más
LOS FUNDAMENTOS DE LA CLÍNICA 62

frecuente en las mujeres. Por último, los accesos presentan en el


mismo enfermo un gran parecido, "no solamente en sus
síntomas principales, sino también en la mayoría de los detalles
'.. hasta la reproducción de las mismas manifestaciones en la
misma época de cada período" (p. 462).
Falret, que nuevamente aquí se remite al modelo de la locura
paralítica, insiste también sobre los caracteres específicos de las
locuras intermitentes de las que cree; describir al menos una
forma bien individualizada, la locura remitente de accesos
cortos invasión súbita, curso uniforme, declinación brusca
caracterizan esta especie que recidiva de manera desesperante,
de forma principalmente maníaca (p. 458 - 459).
Se ve entonces la importancia del foso que separa en realidad a
Baillarger de Falret como antes Bayle y Georget, estos dos
contemporáneos viven en dos épocas conceptuales diferentes.
Uno perfecciona a Esquirol, el otro prepara a Magnan y
Kraepelin; la posteridad retendrá que ambos conjuntamente
comenzaron a aislar la psicosis maniaco-depresiva, agregando
un anacronismo suplementario a este "asunto tenebroso". La
enseñanza de Falret necesitará treinta años para dar sus frutos.
Debe decirse que él abre una investigación para la cual no sería
suficiente "la obra de un solo hombre" ni incluso de una
generación. Exige, para ser conducida a un buen puerto, el
trabajo de varias generaciones antes de que un hombre de genio
pueda intentar reunir en un conjunto armonioso esos diversos
elementos dispersos" (J. Falret, op. cit., p. 23).
Mientras tanto, un pequeño grupo comprendió la lección y
comienza a aplicar sus principios. Estudiaremos primero a
Laségue y a Jules Falret, cuya acción puede decirse se adecúa
estrictamente a la enseñanza de J.-P. Falret, reservando a Morel
y Kahlbaura, mucho más originales y personales, para capítulo
separados.
*************
Desde 1852, Laségue comienza la descripción de una nueva
"especie natural", el delirio de persecución 17. Invocando desde
el principio "el más bello descubrimiento que haya enriquecido
la ciencia de la alienación" (p. 31, se trata naturalmente de la
parálisis general) y la enseñanza de Falret, quiere aislar una
forma específica de alienación parcial. particularmente
frecuente (un enfermo internado sobre seis, casi cuatro veces
más mujeres que hombres) entre treinta y cinco y cincuenta
años. La idea de persecución no le parece para nada específica
y se encuentra en todos los tipos de locura; sin embargo, es en
ésta en la que se vuelve predominante y es la sucesión de tres
fases bien delimitadas lo que define la nueva entidad.
En una primera fase el enfermo, anteriormente normal (este
"delirio ... no es la consecuencia de una forma de carácter", p.
32), experimenta "un malestar indefinible que no se parece en
nada a la más viva inquietud de la que pueda quejarse la gente
sana (p. 33). Es buscando la causa de esta impresión singular,
de esta "cenestopatía inicial como dirán los autores modernos,
como pasa al segundo período de sistematización delirante.
Esta sistematización consiste en construir, apoyándose en
pequeños detalles insignificantes1
cantes, la explicación gracias a una intervención exterior.
Durante todo ese tiempo, a veces largo, "el delirio no se
acompaña de grandes perturbaciones del sentimiento (p. 34), en
particular de abatimiento melancólico; el alienado conserva, por
el contrario una cierta estabilidad de humor. No comprendiendo
las razones de su infelicidad, acusa a seres misteriosos,
colectivos (la policía, los físicos, los magnetizadores), con
poderes ocultos. Desde el principio, "el órgano del oído
suministra las sensaciones sobre las que

LA ENSEÑANZA DE J.-P. FALRET

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ejerce la inteligencia pervertida" (p. 36); el enfermo
interpreta los fragmentos de conversación, los ruidos que
percibe, como un sordo desconfiado. "Hasta aquí, el
desdichado perseguido se mantuvo en el límite de las
sensaciones verdaderas" (p. 37); cierto número de enfermos
permanece en esas interpretaciones e ilusiones delirantes pero
muchos franquean un escalón más.
El tercer período está caracterizado por la alucinación auditiva-
verbal: "la alucinación auditiva no es ni la consecuencia
obligada ni el antecedente necesario del delirio de
persecución, pero es la única compatible con él" (P. 38). La
presencia de las alucinaciones visuales, tan frecuentes en el
delirium tremens, basta para poner en duda el diagnóstico: en
los delirios parciales, la alucinación auditiva excluye la
alucinación de la vista".
Frecuentemente, se agregan a este cuadro "impresiones
nerviosas": alientos interiores, colores secundarios, aumento de
peso, dolores atroces y pasajeros y otros accidentes tan
cambiantes de la histeria" (p. 39).
La descripción de Laségue, que parece haber pasado
inicialmente un poco desapercibida (Falret no la cita en su
introducción de 1864), progresivamente se impondrá.
Como veremos, Morel la retoma y la completa en su gran
Tratado de 1860, Falret hijo la utiliza a menudo, y en 1871,
Legrand de Saulle le18consagra una imponente monografía de
más de 500 páginas . En adelante, la entidad de Laségue
deviene uno de los grandes ejes de estructuración de la
psiquiatría clínica francesa: Magnan hará de él su "Delirio
crónico de evolución sistemática", pilar de la nueva nosología
que espera promover.
Laségue consagra, con iguales intenciones, numerosos trabajos
a las perturbaciones mentales del alcoholismo (alcoholismo
crónico, alcoholismo subagudo, dipsomanía). La más conocida
es su célebre monografía de 1881 sobre el delirium tremens:
"El delirio diabólico no es un delirio, sino un sueño 19 donde,
un poco en contrapunto con su estado de la alucinación del
perseguido, subraya el carácter visual, onírico, escénico
del ????? alcohólico, su aspecto de sueño vivido en el que "el
paso del delirio dormido al ???? despierto se opera sin
transiciones" (p. 90). Consagra igualmente muchos trabajos
a ???? síntomas histéricos, esta dirección le parece el
antecedente necesario de una ????? descripción de conjunto.
Charcot y su escuela, en la misma época, se dedicaban ??? más
éxito a la misma tarea, y finalmente quedará poco de las
ideas de Laségue, ???? su importante descripción de20la
anorexia mental: "Acerca de la anorexia ??? 1837 punto
de partida de todos los trabajos sobre ese problema.
Citemos ???? sus trabajos médico-legales (los
exhibicionistas, el robo de vitrinas) y la nosografía que
escribe
21
en 1877 con Falret hijo sobre "la locura de a dos"
, ??? grando un término que pasó tal cual a las obras de
psiquiatría inglesas y alemanas.
**********
Jules Falret permaneció toda su vida como el fiel
propagador de las ideas de22 su padre Consagra su tesis
(1853) y otros trabajos a la parálisis general,
sosteniendo la teoría monista de Bayle y de Parchappe. Su
discurso de 1860 sobre la clasificación de las
enfermedades mentales23 es la exposición más completa
de las ideas de J.-P. Falret, y ya la hemos citado.
Publica 24también importantes informes sobre la locura
circular y las

perturbaciones mentales de la epilepsia 25.


En su esfuerzo por ayudar a la definición de las 26nuevas
especies naturales, participa en la discusión de 1866 en la
Sociedad Médico-Psicológica sobre la locura razonante
??? sin delirio de Pinel, monomanías afectiva e instintiva
de Esquirol). Conforme al
??? de las críticas dirigidas a la nosología de Esquirol por
su padre, la considera no
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CLÍNICA
"como una forma distinta de enfermedad mental. .. (sino como)
una reunión artificial de hechos inconexos, pertenecientes a
categorías diferentes. .. confundidos hoy bajo ese mismo
nombre" (p. 489). Intenta por lo tanto describir "las
categorías naturales" recubiertas por ese "grupo informe" (p.
490):
1 - La exaltación maníaca (nuestra hípomanía) ya sea pura o
constituyente de una de la;
fases de la manía circular.
2 - El período prodrómico de la parálisis general, que recibirá
más tarde el nombre de
"fase médico-legal" a causa de las perturbaciones de
comportamiento que acarrea esta
hipomanía sintomática.
3 - La locura histérica, término bajo el cual reagrupa las
perturbaciones del carácter de
los histéricos (y no las "psicosis histéricas" de los autores que
siguieron la descripción de
Morel): versatilidad emotiva, ciclotimia, espíritu de
contradicción sistemático, tendencia a
la mitomanía y a la mentira, impulsividad, gusto por la
ensoñación novelesca, propensiones eróticas o a los celos,
tiranía familiar, excentricidades.
4 - Ciertos delirios de persecución disimulados por la reticencia
de los enfermos y en los
que las perturbaciones de carácter y de comportamiento
consecutivos aparecen puros a
primera vista.
5 - Ciertas "locuras hereditarias" de Morel.
6 - Los accesos cortos de locura epiléptica que se manifiestan
por impulsos violentos con
conservación aparente de la razón.
Por último, Jules Falret agrega a esas categorías ya conocidas
dos entidades originales, que encuentran por primera vez una
descripción detallada:
7 - La "hipocondría moral": en la que, sobre un fondo de
pesimismo y de postración, se
desarrolla un estado en el cual el mundo exterior parece
descolorido, cambiado, sin
atracción, el sujeto se siente transformado, insensible e
indiferente a todo, incapaz de
actuar o de querer, sin iniciativa, sin gusto, sin energía. La
inteligencia está poco
perturbada, el sujeto tiene consciencia de su estado
permanente de ansiedad; estos
enfermos están sujetos a crisis de terror y a obsesiones
impulsivas próximas al vértigo
(atracción y horror al suicidio, del asesinato, de actos
incongruentes u obscenos). Finalmente, un cortejo de
perturbaciones neuropáticas (cenestopatías, equivalentes
ansiosos) completa este cuadro.
8 - La "alienación parcial con predominancia del miedo al
contacto con objetos exteriores (locuras de duda y locura del
tacto)", próxima de la precedente, pero de todos
modos distinta, y en la que se reconoce, por primera vez,
una descripción clara y
completa de la neurosis obsesiva.
Subrayemos de paso que los dos estados que Jules Falret
distingue cuidadosamente serán confundidos después por la
mayor parte de los autores, que tratarán de incluir cada uno de
los dos cuadros en el otro, en nombre de sus numerosas formas
mixtas. La predominancia del primero da la psicastenia de
Pierre Janet (cf. la bella descripción de los sentimientos de
incompletud); la del segundo, la neurosis obsesiva de Freud y
1os psicoanalistas. En general, los psiquiatras franceses de fin de
siglo seguirán, con Magnan.3 Morel y englobarán estos estados
en las locuras hereditarias.
Después será al delirio de persecución de Laségue al que Jules
Falret aplicará el método analítico heredado de su padre. Morel
ya había completado su descripción agregándole la
LA ENSEÑANZA DE J.-P. FALRET

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fase tardía de delirio de grandezas. La primera fase y la
segunda fase de Laségue se fusionan, en general, en una sola
fase de incubación y de interpretación delirante, lo que mantiene
tres períodos (a los cuales Magnan agregará un cuarto período
de demencia vesánica). Pero Falret tiene tendencia a dividir el
segundo período en dos: primer término, un segundo período
de sistematización delirante caracterizado por la elaboración del
delirio y por las alucinaciones auditivas; luego un tercero en el
que se manifiesta el desdoblamiento de la personalidad por la
multiplicación de las voces (diálogo permanente, eco del
pensamiento) y en la que aparecen los neologismos. Agregará
después el criterio de la entrada en escena de las alucinaciones
cenestésicas, olfativas y gustativas (delirio de persecución físico
de Kraepelin).
Como veremos, Magnan considera infundada esta distinción:
en particular, el síndrome alucinatorio le parece alcanzar a
menudo de entrada todos los sentidos; en cuanto al resto, se
trataría más bien de fenómenos que preludian la instalación del
delirio de grandezas.
Pero es sobre un punto mucho más esencial donde se sitúa el
aporte principal de Jules Falret: Laségue había, en su enseñanza
oral y sus prácticas, señalado que una parte de los perseguidos,
luego de haber sufrido pasivamente las persecuciones, pasaba a
la defensa activa y atacando directamente a sus enemigos 27
supuestos, se volvían a su vez perseguidores. Desde 1878 , J.
Falret señala que se trata en este caso de dos tipos diferentes de28
enfermos. Su alumno Pottier presentará en 1886, en su tesis ,
el resultado de los trabajos de su maestro:
"1 — Los alienados que sufren delirio de persecución devienen a
menudo perseguidores cuando han personificado su delirio.. . 2 -
conviene admitir dos variedades distintas de alienados
perseguidores: unos, alucinados que siguen la evolución mórbida
del delirio de persecución esencial (tipo Laségue), otros que se
vinculan con las locuras razonantes, no alucinados y que
presentan la mayor parte de los caracteres de los alienados
hereditarios" (op. cit., p. 72).
La descripción clínica de esta nueva variedad clínica, los
perseguidos-perseguidores de Magnan, de la que Sérieux y
Capgras harán, veinte años más tarde, su "delirio de
reivindicación", es la parte original del trabajo de Pottier (p. 28
a 55): la personalidad anterior de esos enfermos, netamente
patológica, es muy diferente de la de los futuros perseguidos de
Laségue, desconfiados y 29 recelosos pero "normales". Siempre
presentaron los estigmas del desequilibrio psíquico, existencia
cambiante e irregular, perversiones sexuales, tendencia a la
mentira y al engaño. Por otra parte, son inteligentes, activos,
poco excitados, "razonadores" (manía razonante) e incluso
prosélitos (delirio muy "contagioso"), orgullosos sin verdadera
megalomanía delirante.
Su delirio es difícil de apreciar porque es verosímil y basado
en hechos reales (no hay alucinación, fabulación delirante ni
interpretación simbólica). "El médico, para pronunciarse, no
puede contentarse con el examen directo del enfermo; está
obligado a consultar su legajo, es decir, a hacer una
investigación retrospectiva que deberá establecer la exactitud o
la falsedad de los hechos afirmados por el enfermo" (p. 32).
Sobre todo son los actos los que los caracterizan. Su estado
mental próximo de la hipomanía los impulsa a "actuar" su
delirio: procesos, amenazas, escándalos, actos violentos y vías
de hecho, graforrea, (cartas, panfletos, apelaciones al público).
Inagotables, de una tenacidad a toda prueba, persiguen sin
tregua a su víctima; internados, saben disimular su delirio y
obtener de las autoridades su salida para recomenzar sus
actuaciones.
La evolución es también característica: el delirio deviene
más complejo, pero no

66 LOS FUNDAMENTOS DE LA CLÍNICA

cambia nunca de carácter ni deviene jamás hermético,


paralógico e incoherente como el de los verdaderos
perseguidos (evolución hacia la demencia vesánica, cuarta fase
de Magnan). Tampoco presenta transformaciones de la
personalidad ni megalomanía.
Pottier enumera las grandes variedades temáticas del futuro
"delirio de reivindicación": querulantes-procesantes,
perseguidores hipocondríacos, perseguidores enamorados
(erotomanía de Clérambault), celosos, son frecuentes las
formas mixtas y complejas.
La enseñanza de Jules Falret tendrá mucha importancia para
la psiquiatría francesa. que recibe de ella una tendencia
analítico-clínica, que hará su originalidad en la "edad de oro" de
los años 1880-1920. Toda una escuela surge de él, ilustrada por
Séglas, Chaslin. Ballet, Cotard, Arnaud y muchos otros. Cierta
tensión continuará separando este grupo de la tendencia más
sintética surgida de Morel (Magnan y su escuela: Garnier,
Legrain, Sérieux y Capgras, Clérambault). ¿J. Falret mismo no
adoptaba, en relación a su amigo Morel, ese "escepticismo
benévolo" que mostraba ya su padre? Es que con el pensamiento
de J.-P. Falret, una distancia fundamental se introduce entre
clínica y nosología, estrechamente asociadas en las
concepciones surgidas de Pinel; se trataba entonces de las
especies constitutivas de un mismo género, su recorte se
operaba por el juego de diferencias y semejanzas (es el método
taxonómico, que estructura los saberes de la edad clásica: cf.
Foulcault, Las palabras y las cosas). Ahora bien, las "formas
naturales" tienen una existencia independiente de sus
homólogas: la clasificación es un cuadro recapitulativo
provisorio, el balance de un momento de la investigación, tal
como el que presentaba Falret o la "clasificación nomenclatura"
de Kraepelin. En Morel, lo veremos, sobrevive pues un impulso
clasificatorio, ya un poco retrógrado con respecto a las
exigencias de Falret, para quien sólo el descubrimiento de las
formas nuevas debe orientar la investigación.

1. Des maladies mentales et des asiles d 'alienes, 1864.


1. El indica, en la introducción del Traite, p. XLV y siguientes,
primera edición, un itinerario muy
parecido. Cf. Lantén-Laura, Savoir et pouvoir dans V oeuvre de
Pinel.
2. Falret consagra la primera de sus famosas Legons cliniques
de 1850, op. cit., p. 105 a 135. a la
observación de los alienados.
3. Falret insiste en particular, junto a las lesiones de los
sentimientos y de las inclinaciones, sobre la-
perturbaciones del movimiento (tics, contracturas, espasmos de
los músculos de los miembros >
de las visceras) y de las funciones orgánicas.
LA ENSEÑANZA DE J . P . FALRET 67
5. Ibid. Se trata de la concepción surgida de Georget (diversiones,
disciplina e higiene).
6.. Morel, Etudes cliniques, Traite théorique et pratique des maladies
mentales.
7. Diversas memorias en los AMP a partir de 1853. Cf. especialmente
"Des pseudomonomanies ou
folies partielles diffuses", AMP, 1859, p.
219. 8. "Essai de classification", op. cit.
9. Des maladies mentales, p. 425 a 448.
10. Se encuentra una versión ampliada de la misma discusión en el
discurso de Jules Falret a la
Sociéte Médico-Psychologique: "Principes á suivre dans la classification
des maladies mentales",
1860, Etudes Cliniques, p. 1 a 31.
11. Falret no le atribuye directamente la paternidad a Bayle, quizás por
patriotismo de escuela: Parchappe, al menos, es del clan.
12. "De l'alcoolismo chronique", 1952;reseña y resumen de Renaudin,
APM, 1953, p. 60.
13. "De la folie a double forme", Recherches, I, 1854, p.
143 a 157.
14. In Maladies mentales, p. 456 a 475.
15. Hasta entonces sólo habían aparecido en un diario bastante oscuro, la
Gazette médicale. Se las
encuentra nuevamente en el volumen Des maladies mentales, p. 105 a
350.
16. Para todo esto, cf. la parte histórica de Baillarger,
Recherches, I, p. 667 a 686.
17. "Du delire de persécutions", Ecrits psychiatriques, p. 28 a
47.
18. Le delire des persécutions, 1871.
19.Ecrits psychiatriques, p. 84 a 105.
20.Ecrits psychiatriques, p. 135 a
150.
21.Ecrits, p. 49 a 84.
22. Etudes cliniques, p. 56 a 275.
23. Ibid., p. la 31.
24. Ibid, p. 584 a 620 (1878).
25. Ibid., p. 338 a 409
(1860). 26. Ibid, p. 475 a
554.
27. Cf. su corta nota en los Anuales Médico-Psychologiques,
1878, p. 396 a 400. 28. Etude sur les alienes persécuteurs.
29. Presenta igualmente, siguiendo a Pottier y Falret, los famosos
estigmas físicos de degeneración de Morel y Magnan, cf. cap. VII.

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