Bizzarri, Hugo

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RELEYENDO

Releyendo
Pedro López de Ayala diez años después

RELEYENDO PEDRO LÓPEZ DE AYALA DIEZ AÑOS DESPUÉS/ UNE RELECTURE DE PEDRO LÓPEZ DE AYALA DIX ANS APRÈS
Une relecture
de Pedro López de Ayala dix ans après Pedro López de Ayala diez años después

E l volumen colectivo que presentamos a continuación en torno


a la figura de Pedro López de Ayala (1332-1407) representa una
UNE RELECTURE
segunda parte de un proyecto iniciado en el año 2009, en el Centro
de Estudios Hispánicos de Amiens (CEHA), de la Universidad de
de Pedro López de Ayala dix ans après
Picardie y publicado en La Collection du Centre d’Études Hispaniques
d’Amiens (UPJV-Indigo).
En estos diez años muchos cambios se han producido, creemos Co o rd i na ti o n : Ri c a A M RÁ N
que la figura de Pedro López de Ayala ha resurgido, en cierta forma de
“entre sus cenizas” y aparecido en el panorama historiográfico de los
medievalistas especializados en la Edad Media peninsular. El hecho
de que una de las obras del canciller, El Rimado de Palacio, forme Avec la participation de : Ernesto GARCÍA FERNÁNDEZ (Universidad
parte del programa de la Agrégation externe d’espagnol propuesta del País Vasco / Euskal Herriko Unibersitatea) – Agurtzane PAZ
por el Ministerio de Educación francés nos lo demuestra. MORO (Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibersitatea) –
Los estudios de los colegas que han tenido a bien participar en
Arsenio DACOSTA (Universidad de Salamanca) – Covadonga
este año 2019, son diversos, pero relacionados directamente con dos
de las grandes actividades literarias de Ayala, las Crónicas y El Rimado VALDALISO CASANOVA (Universidade de Lisboa) – Diana PELAZ
de Palacio. (Universidad de Santiago de Compostela) – Rica AMRÁN (Université
de Picardie Jules Verne) – Hugo BIZZARRI (Universität Freibourg) 

Barcode EAN.UCC-13
Par defaut:
www.editionsorbistertius.fr ÉDITIONS
ORBIS
9 782367 831275
TERTIUS
ISBN : 978-2-36783-127-5
sans barres
Prix France de€ garde:
: 21, 00
C E H A
9 782367 831275

texte en haut:
Ouvrage publié avec le concours
du Centre d’Études Hispaniques d’Amiens (CEHA)
de l’Université de Picardie Jules Verne.

Responsable de la publication : Rica AMRÁN

C E H A

© Éditions Orbis Tertius, 2019


© Les auteurs

Éditions Orbis Tertius, 28, rue du Val de Saône F-21270 BINGES

ISBN : 978-2-36783-127-5
Releyendo Pedro López de Ayala diez años después
Une relecture de Pedro López de Ayala dix ans après

Rica Amrán
Introducción............................................................................................5

Ernesto García Fernández


El linaje del canciller de Castilla Don Pedro López de Ayala en la
Edad Media.............................................................................................9
Agurtzane Paz Moro / Arsenio Da Costa
“Las muchas e notables dueñas”: las estrategias de alianza linajística
tejidas en torno al Canciller Ayala.......................................................29
Covadonga Valdaliso Casanova
Elaboración y transmisión de las crónicas de Pedro López de Ayala:
versiones y copias.....................................................................................51
Diana Pelaz
El valor de los hechos pasados como aprendizaje político a través de la
obra de Pedro López de Ayala..............................................................71
Rica Amrán
La minoría judía en el Rimado de Palacio y en las Crónicas de Pedro
López de Ayala: puntos de encuentro y diferencia...............................89
Hugo Bizarri
Los Dichos de sabios de Jacobo Zadique de Uclés y el Rimado de
palacio de Pero López de Ayala: dos tratados para Enrique III....... 109

La Collection du CEHA.................................................................................. 127

3
LOS DICHOS DE SABIOS DE JACOBO ZADIQUE DE UCLÉS
Y EL RIMADO DE PALACIO DE PERO LÓPEZ DE AYALA:
DOS TRATADOS PARA ENRIQUE III

Hugo O. Bizzarri
Université de Fribourg

Dos consejeros de Enrique III

La inesperada muerte de Juan I, el 9 de octubre de 1390, empujó


al aún joven Enrique III al poder. Se iniciaba así un nuevo período
de regencia, cuando aún no había sido olvidado el que sufrió el rey
Alfonso XI entre 1312 y 13251. En el consejo de regencia del joven rey
trastámara participaron dos personajes que tuvieron lazos comunes po-
líticos e intelectuales, aunque ambos desarrollaron personalidades bien
diferentes: Lorenzo Suárez de Figueroa y Pero López de Ayala.
El primero se incorporó a la política oficialmente en 1387, cuando fue
nombrado Maestre de la Orden de Santiago. Si antes tuvo participación
política, debió de ser menor, pues no se halla mencionada en crónicas de

1. Este período aparece como un tenebroso recuerdo en los nobles cuando tuvieron que
decidir la forma de gobierno del reino durante la minoridad de Enrique III: “Otrosi
decian que poner tutores e regidores al rey era muy grand peligro, segund las condiciones
de los regnos de Castilla e de Leon, ca en tiempo de las tutorias del rey don Alfonso,
fueron tutores los infantes don Enrique, e don Juan, e don Pedro, e don Filipe, e don
Juan, fijo del infante don Manuel, e ficieron muy grandes sinrazones, e muertes, e robos
en el regno, por lo qual grand tiempo lacero el regno, fasta que el rey ovo edad de catorce
años, que tomo su regimiento e cesaron las tutorias” Pero López de Ayala, Crónicas. Ed.
Martín, J.-L., Barcelona, Planeta, 1991, Enrique III, año I [1390], cap. 3, p. 705.

109
HUGO O. BIZZARRI

la época2. Pero López de Ayala por entonces poseía una larga experiencia
política. Iniciado en la política desde joven en la corte de Pedro I, en
1366 desertó de las filas del hijo legítimo de Alfonso XI para unirse a las
del insurrecto Enrique II. Logró hacerse un renombre dentro del nuevo
régimen siendo útil a la administración3. Ambos fueron muy apreciados
por el rey Enrique III, lo que les valió buenas recompensas: Suárez de
Figueroa recibió el 26 de febrero de 1394 el señorío de Feria, Zafra y
Tapia, mientras que Pero López de Ayala obtuvo el 15 de diciembre
de ese mismo año la confirmación del señorío de Salvatierra y Álava4.
Ambos venían de esa baja nobleza que tuvo que inventarse sus orígenes
para darle lustre a su linaje: Suárez de Figueroa remitió a una leyenda del
año 788 en que dos jóvenes liberan a unas doncellas de manos del rey
moro Abderramán I; López de Ayala retrotrae la suya al legendario don
Vela5. Sin embargo, Suárez de Figueroa, como Maestre de la Orden de
Santiago, tuvo más bien un perfil militar; mientras que López de Ayala,
aunque no dejó de poner su espada al servicio de los monarcas, fue un
gran intelectual, uno de los introductores del Humanismo en Castilla
y embajador ante la corte papal de Aviñón. Dos personalidades bien

2. Sobre la vida de Suárez de Figueroa, véase Rodríguez Amaya, E., “Don Lorenzo Suárez
de Figueroa: Maestre de Santiago”, en Revista de Estudios Extremeños, 5 n° 3-4 (1949),
pp. 493-559; Figueroa y Melgar, A. de, “Los Suárez de Figueroa, de Feria y Zafra”, en
Revista de Estudios Extremeños, 30 n° 3 (1974), pp. 493-524; Carlos Rubio Masa, J.,
“Los Suárez de Figueroa. Memorial de linaje de la casa de Feria”, en Intramuros. XXV
años del Instituto Suárez de Figueroa, Zafra, Instituto de Enseñanza Secundaria ‘Suárez
de Figueroa’, 1995, pp. 27-44 y Bizzarri, H. O., (ed.), Jacobo Zadique de Uclés, Dichos
de sabios, San Millán de la Cogolla, CiLengua, 2019, pp. 14-23.
3. La bibliografía sobre la vida de López de Ayala es abundante; remito sólo a algunas:
Floranes, R., “Vida literaria del Canciller Mayor de Castilla, D. Pero López de Ayala,
restaurador de las letras en Castilla”, en Colección de documentos inéditos para la historia
de España, Madrid, Imprenta de la Viuda de Calero, 1851, XIX y XX; Suárez Fernández,
L., El Canciller Pedro López de Ayala y su tiempo (1332-1407), Álava, Diputación Foral
de Álava-Consejo de Cultura, 1962 y López de Ulibarri, F., (coord.), El linaje del
Canciller Ayala, Álava, Diputación Foral de Álava, 2007; Suárez Fernández, L., “Don
Pero López de Ayala. Un alavés clave de tres reinados”, en Amran, R. (coord.), Autour
Pedro López de Ayala, París, Indigo, 2009, pp. 9-109.
4. Mazo Romero, F., “Los Suárez de Figueroa y el señorío de Feria”, en Historia,
Instituciones, Documentos, 1 (1974), pp. 111-164; Suárez Bilbao, F., Enrique III (1390-
1406), Palencia, Editorial La Olmeda, 1994, p. 103.
5. Contreras y López de Ayala, J., Marqués de Lozoya, Introducción a la biografía del
Canciller Ayala, Bilbao, 1972.

110
LOS DICHOS DE SABIOS DE J. ZADIQUE DE UCLÉS Y EL RIMADO DE PALACIO DE P. LÓPEZ DE AYALA

distintas que iban a estar unidas por las circunstancias políticas de fines
del siglo XIV.
Posiblemente ambos personajes participaron de las cortes de
Guadalajara del año 1390, en las que el rey Juan I expresó su deseo de
abdicar en favor de su hijo, conservando para sí las ciudades de Sevilla
y Córdoba, el obispado de Jaén, el reino de Murcia y el señorío de
Vizcaya6. López de Ayala, que relata este episodio, señala de manera
general que “[…] fueron ayuntados por su mandado todos los grandes
señores e perlados e cavalleros del regno”7. El consejo se expresó con
unanimidad: “E ellos le dixeron, aquellos de quien esta razon el fiara
e quales el fablara este fecho, que todos eran de vn acuerdo, ssi la su
merçed era, que esto que les auia dicho que queria fazer, que les parescia
que en ninguna manera non lo deuia fazer”8.
Tal vez ambos hayan estado en Madrid cuando se trató la forma en
que se debía gobernar el reino: “E desque los maestres de Santiago e de
Calatrava, e algunos cavalleros e procuradores de cibdades fueron llega-
dos a Madrid, do estaba el rey don Enrique, que nuevamente regnaba,
quisieran fablar en la manera del regimiento del regno”9. Posiblemente
Ayala estuviera entre esos “cavalleros” que acudieron10.
Ayala inserta en su crónica el parlamento de Suárez de Figueroa del
año 1394, cuando el Maestre se puso a disposición del rey ante la avan-
zada morisca en respuesta al suicidio místico del Maestre de Alcántara,
Martín Yáñez de Barbudo:
Estando el rey en Sancta Maria de Pelayos, llego a el el maestre
de Santiago, e fablo con el delante del su consejo, diciendole asi:

6. López de Ayala, P., Crónica del rey don Juan Primero. Ed. Ferro, J. N., Buenos Aires,
Secrit, 2009, año XII [1390], cap. 1.
7. López de Ayala, Crónica del rey don Juan Primero, año XII [1390], cap. 1, p. 307.
8. López de Ayala, Crónica del rey don Juan Primero, año XII [1390], cap. 2, p. 310.
9. López de Ayala, Crónicas, Enrique III, año I [1390], cap. 1, pp. 699-700.
10. Este episodio se vio envuelto en lo que Pero López de Ayala llamó la Quistión del
testamento; véase Suárez Fernández, L., Historia del reinado de Juan I de Castilla, Madrid,
Universidad Autónoma de Madrid, 1977; idem, “Problemas políticos en la minoridad
de Enrique III”, en Hispania, 47 (1952), pp. 163-231; Montes Romero Camacho, I.,
“La polémica del testamento de Juan I de Castilla y sus implicaciones sevillanas”, en
Historia, Instituciones, Documentos, 25 (1998), pp. 435-472.

111
HUGO O. BIZZARRI

—Señor, yo estando en mi villa de Ocaña, sope nuevas como el


maestre de Alcantara entrara en el regno de Granada, e que era
muerto; e dicenme que los moros estan despues aca todos apercevi-
dos, e non se sabe que querran fazer. E por tanto, señor, yo so venido
aqui a la vuestra merced a vos decir lo que paresce que vos debedes
facer, e es esto: Vos, señor, lo primero, mostrad al rey de Granada
que como quier quel maestre de Alcantara haya fecho esto con pe-
queño consejo e con mal recabdo, e sin vuestra licencia, empero que
vos debedes guardar vuestra tierra, que moro ninguno non se atreva
a vos. E enviad vuestras cartas a todos los vuestros vasallos e natu-
rales, que luego vistas las dichas cartas sean apercevidos, e vengan a
vos los que tienen tierra de vuestra merced. Ca como quier, señor,
que vos dicen quel duque de Benavente, e el conde don Alfonso, e
el conde don Pedro, e otros estan malcontentos de vuestra corte,
empero non puedo pensar que viendovos con menester de guerra
de moros, ninguno dellos vos fallezca. E vos, señor, id para Toledo,
e mandad al arzobispo e a mi que vayamos luego a Villa Real, e nos
ayuntemos con el maestre de Calatrava, que esta mas adelante: e
pornemos grand esfuerzo en toda aquella tierra del Andalucia. Ca
sed cierto, señor, que es mucho menester; que perdieron en esta
cavalgada muchos almocadenes e almogabares, de buenos omes de
guerra, e esta la tierra muy espantada. E, señor, por mi vos digo, lo
uno por ser fechura del rey vuestro padre e vuestra, e por la carga
que tengo de la casa de Santiago que vos entiendo de vos servir
bien e lealmente en esta guerra, si la ovieredes; empero si el rey de
Granada quisiere guardar las treguas que avedes en uno, mi consejo
es que vos las guardedes; ca entiendo que despues que llegaredes a
Toledo, fasta seis dias u ocho a mas tardar, lo sabredes. Otrosi yo me
vere con el marques de Villena, e fare todo mi poder por la traer a
vos, que este presto para lo que cumpliere a vuestro servicio11.
El pasaje es un documento único, pues nos permite tener de viva voz
la opinión del Maestre sobre este delicado asunto. Suárez de Figueroa
se presentó voluntariamente ante el rey para expresarle su total dispo-
sición. Es ante todo un discurso que explicita su fidelidad al monarca.
El Maestre estaba dispuesto a apoyarlo en toda acción bélica, pero su
consejo prioritario fue el de evitar la guerra. Aunque hombre de acción,
consideraba que la paz era lo más beneficioso para el reino.

11. López de Ayala, Crónicas, Enrique III, año IV (1394), cap. 12, pp. 855-856.

112
LOS DICHOS DE SABIOS DE J. ZADIQUE DE UCLÉS Y EL RIMADO DE PALACIO DE P. LÓPEZ DE AYALA

La producción literaria de Suárez de Figueroa fue escasa; no podría


esperarse otra cosa de un miembro de la Orden de Santiago. En sí, el
Maestre fue más un promotor de obras que un creador. Promovió dos
Establecimientos de la Orden, el de Uclés 1395 y Mérida 1403, en los
que dictó varias e importantes disposiciones12. Tal vez la más importante
haya sido la de obligar a los ‘freiles’ a entregar sus bienes a la Orden,
siguiendo el postulado de “vivir sin proprio”.
Pero su obra más destacada fueron unos Dichos de sabios que ordenó
traducir del catalán a su médico, Jacobo Zadique de Uclés13. La obra fue
terminada el 28 de julio de 1402, según indica el manuscrito escurialen-
se b.II.19 (fol. 156r):
Cunpliose de romançar. Escriví en veinte y ocho días de julio,
año del naçimiento de Nuestro Sennor Ihesu Chripto de mil e
quatro çientos e dos años, en la villa de Ucles, lugar del dicho
señor maestre.
Este tratado sapiencial posee un prólogo y siete capítulos. Cada uno
de ellos consiste en una sucesión de sentencias y refranes con un precario
hilo temático, a pesar de que los títulos de cada apartado propongan una
unidad temática. No sabemos, por otra parte, cómo le llegó esta obra a
Lorenzo Suárez de Figueroa. Tampoco contamos con la versión catalana
original que dice haber traducido. Lo cierto es que el Maestre quedó
impactado por las sentencias de esta obra y, por tanto, pidió a su médico
que la tradujese del catalán al castellano14.

12. Carrasco García, G., “Un modelo monárquico legislativo y jurídico para la Orden de
Santiago. El maestre Lorenzo Suárez de Figueroa y los establecimientos de Uclés (1395)
y Mérida (1403)”, en Espacio, Tiempo y Forma. Serie III, Historia Medieval, 24 (2011),
pp. 13-67.
13. Traté sobre esta obra en dos ocasiones. Al comienzo pensé que era una colección para
uso interno de la Orden. Posteriormente advertí que ella estaba orientada al monarca
y así lo rectifiqué en un segundo trabajo; véase Bizzarri, H. O., “Los Dichos de sabios
de Jacobo Zadique de Uclés y la formación espiritual de los caballeros de la Orden de
Santiago”, en Literatura y ficcción: ‘estorias’, aventuras y poesía en la Edad Media, Haro
Cortés, M. (ed.), Valencia, Universidad de Valencia 2015, vol. I, pp. 353-363; idem,
“Una colección sapiencial para Enrique III: los Dichos de sabios de Jacobo Zadique de
Uclés”, en Aliento. La sagesse en base de données. Sources, circulation, apropriation, Ortola,
M.-S. (coord.), Lorraine, PUN-Éditions Universitaires de Lorraine, 2018, pp. 307-319.
14. Para todo esto, remito a la introducción de Bizzarri (ed.), Jacobo Zadique de Uclés,
Dichos de sabios, pp. 13-59.

113
HUGO O. BIZZARRI

La obra literaria de Pero López de Ayala es más amplia y variada.


Como historiador redactó la Crónica de Pedro I y la de los tres primeros
reyes trastámaras15; como humanista tradujo obras de enlace romano
como las Décadas de Tito Livio y la Caída de Príncipes de Boccaccio; su
espíritu religioso se expresó en sus traducciones del Libro de Job y de los
Moralia de San Gregorio; fue, además, un respetadísimo poeta, según se
lo menciona en el Cancionero de Baena. Su obra poética más importante
es el Rimado de palacio, extensa composición que, al contrario de los
Dichos de Zadique de Uclés, tuvo una larga elaboración. La obra reúne
poemas compuestos por el canciller durante cuarenta años16. Ella en-
sambla composiciones que hablan sobre el poder temporal y los estados
del mundo, el poder papal y la crisis del Cisma y reflexiona sobre la
figura de Job a través del tamiz de los Moralia de San Gregorio17. En sí,
la obra es una síntesis de sus preocupaciones políticas y espirituales, a la
que se dedicó Ayala en sus años finales, en su residencia de San Miguel
del Monte18.

15. La Crónica de Pedro I fue redactada bajo dominación trastámara y desplazó a otras
crónicas petristas; véase Deyermond, A. D., “La historiografía trastámara: ¿una
cuarentena de obras perdidas?”, en Estudios en Homenaje a don Claudio Sánchez
Albornoz en sus noventa años, Buenos Aires, CHE, 1986, vol. IV, pp. 161-193; Conde,
J. C., “Una lanza por la existencia de una historiografía petrista sojuzgada: ecos y rastros
en la historiografía del cuatrocientos castellano”, en Actas del VI Congreso Internacional
de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, Lucía Megías, J. M. (ed.), Alcalá de
Henares, Universidad de Alcalá, 1997, vol. I, pp. 511-522.
16. Kinkade, R., “On Dating the Rimado de palacio”, en Kentucky Romance Quaterly, 18
N° 1 (1971), pp. 17-36; García, M., “El Rimado de palacio de Pero López de Ayala:
datos para la historia del texto”, en Actas del V Congreso de la Asociación Internacional
de Hispanistas (Burdeos, 2-8 de septiembre de 1974), Chevalier, M., Perez, J. y Salomon,
N. (eds.), Burdeos, Universidad de Burdeos, 1977, vol. I, pp. 401-406; Coy, J. L., “Los
estadios redaccionales del Rimado de palacio”, en Studia Philologica Salmanticensia, 3
(1978), pp. 86-108; Orduna, G., “La redacción última del Rimado de palacio. Ensayo de
interpretación de su estructura referida al plan final y articulación temática”, en Aspetti e
problemi de la letterature iberiche. Studi offerti a Franco Meregalli, Bellini, G. (ed.), Roma,
Bulzoni, 1981, pp. 273-285.
17. En mi edición del poema, he destacado los vínculos de esta obra con tradiciones
ultrapirenaicas; véase López de Ayala, P., Rimado de palacio. Ed. Bizzarri, H. O.,
Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2012, pp. 356-371.
18. Para la trayectoria intelectual de Ayala, remito al libro de García, M., Obra y personalidad
del Canciller Ayala, Madrid, Alhambra, 1982.

114
LOS DICHOS DE SABIOS DE J. ZADIQUE DE UCLÉS Y EL RIMADO DE PALACIO DE P. LÓPEZ DE AYALA

Evidentemente, estamos ante dos personalidades bien diferentes y no


se trata aquí de comparar el valor literario de ambas obras. Los Dichos
de sabios que patrocinó Suárez de Figueroa se enlazan con una tradición
sapiencial de neto corte humanista: mezcla sentencias bíblicas y antiguas
con refranes populares; el Rimado de palacio se enlaza también con la
corriente sapiencial19, pero la obra tiene raíces mucho más amplias (la
tradición de los états du monde, la literatura cismática, los manuales de
confesión, etc.). Tratándose de dos personajes que estuvieron en el con-
sejo del rey Enrique III y que pertenecieron al mismo bando político,
sus obras poseen ciertos puntos en común que es necesario relevar para
destacar sus coincidencias y discordancias.

Prólogos e intencionalidad de las obras

El prólogo de los Dichos de sabios ofrece los elementos más importan-


tes de la obra para su intepretación:
[C]omo el muy noble e preçiado nuestro señor don Lorenço
Suarez de Figueroa, por la graçia de Dios Maestre de la cavalleria
de Santiago, fallase este libro en lenguaje de catalueña e viese e
le plaziesen las nobles autoridades que en el son, asi en la çiençia
como en la vergüeña, como en la paçiençia, como en fecho de
armas e de cavalleria, e como deven usar los señores con sus va-
sallos e servidores, e los vasallos e servidores con sus señores, e
con otras nobles e muy preçiadas costunbres que en el se tratasen
provandolas de las Santas Escripturas, e de los Evangelios, e de
los filosofos, e de los doctores, e de los saçerdotes e profetas, e pa-
labras de santos padres e reyes, e probervios antiguos, e dichos de
nobles e de grandes cavalleros. Mando a mi don Jacob Çadique
de Hucles su criado e su fisico que lo romançase en el nuestro
lenguage castellano. Et al su señorio e mandado, con la reve-
rençia devida obedesçiendo, romançelo en la manera siguiente,
el qual parti en siete partidas (pág. 75).
Como era tan frecuente en los tratados sapienciales, en el prólogo se
alude a la historia de la colección: no se indica dónde Lorenzo Suárez

19. Sears, L., “The Rimado de palacio and the De regimine principum Tradition of the Middle
Age”, en Hispanic Review, 20 N° 1 (1952), pp. 1-27; Rubio, F., “De regimine principum,
de Egidio Romano, en la literatura castellana de la Edad Media”, en La Ciudad de Dios,
178 N° 1 (1960), pp. 32-71.

115
HUGO O. BIZZARRI

de Figueroa encontró esta obra escrita en catalán; pero, impactado por


ella, ordenó a su médico que la tradujese. Le interesaron “las nobles
autoridades” que tratan aspectos morales, la relación de los señores con
sus vasallos, y el “fecho de armas e de cavalleria”. La moral y la ética
caballeresca eran dos aspectos que necesariamente deberían interesar a
un Maestre de la Orden de Santiago.
El Rimado de palacio sigue la tradición retórica de los poemas en cua-
derna vía, herederos de la escuela del ‘Mester de clerecía’ que se desarrolló
en el siglo XIII20. Veinte primeras coplas sirven de prólogo a la obra antes
de comenzar con la ‘Confesión rimada’. En ella se mezclan una introduc-
ción a todo el poema (las seis primeras coplas) con la introducción a la
‘Confesión rimada’ en la que Ayala se confiesa como pecador.
Los poemas en cuaderna vía solían colocar unas coplas inciales en
las que se anunciaba el tema; el autor hacía allí su aparición en primera
persona y, en los poemas de carácter religioso, elevaba una plegaria a
Dios para que le permitiera realizar su empresa. Este es el propósito de
las primeras seis coplas del Rimado:
En el nombre de Dios, que es Uno, Trinidat,
Padre, Fijo, Espiritu Santo en sinple unidat,
eguales en gloria, eternal majestat,
e los tres ayuntados en la Divinidat.

El Padre non es fecho, nin de otro engendrado,


nin por otra materia de ninguno criado,
engendrado d’El fijo, su solo muy amado,
de los dos el Espiritu proçede inflamado.

Es alta teologia, sçiençia muy escura,


los señores maestros de la Santa Escriptura
lo pueden declarar, ca lo tienen en cura;
yo podria como sinple errar por aventura.

20. Rico, F., “La clerecía del mester”, en Hispanic Review, 53 N° 1 (1985), pp. 1-23 y
53 N° 2 (1985), pp. 127-150; Alvar, C. y Gómez Moreno, Á., La poesía épica y de
clerecía medievales, Madrid, Taurus, 1990, pp. 74-98; Gomez Redondo, F., Historia
de la métrica medieval castellana, San Millán de la Cogolla, ciLengua, 2016, pp. 209-
274; Uría Maqua, I., Panorama crítico del mester de clerecía, Madrid, Castalia, 2000,
pp. 15-51.

116
LOS DICHOS DE SABIOS DE J. ZADIQUE DE UCLÉS Y EL RIMADO DE PALACIO DE P. LÓPEZ DE AYALA

D’esta Santa Escriptura abastante creer,


en nuestra madre Eglesia firme mente tener,
quien bien asi obrare podra seguro ser,
e quien mal lo fiziere avers’ha de perder.

Aquesta Trinidat llamo con grant amor,


que me quiera valer e ser meresçedor
de ordenar mi fazienda en todo lo mejor
que a mi alma conpliere, que so muy pecador.

El pecado de Adam, nuestro padre primero,


nos trae obligado a pecar de ligero;
por ende, yo, Señor, la tu merçed espero
que Tu erez juez justo e verdadero (cc. 1-6)21.
Ayala invoca a Dios uno y trino, un concepto sólo comprensible
por los que entienden teología. Se encomienda a Dios como pecador,
pues él, al igual que todo ser humano, es heredero de Adán. Como des-
cendiente del primer hombre, espera la merced de Dios que lo redima
de sus pecados. Esta introducción de Ayala no expone ni el tema de su
extenso poema, ni su propósito. Es una introducción que conduce a la
primera sección de la obra, la ‘Confesión rimada’.

¿Dos sistemas de valores?

Los Dichos de sabios de Jacobo Zadique de Uclés se insertan dentro


de una tradición sapiencial que otorga poca importancia a la sucesión
de sentencias. Ellas valen como elementos autónomos e independien-
tes, susceptibles de una lectura e interpretación. Sólo ocasionalmente
pueden presentarse agrupadas en núcleos temáticos, pero nunca se sabe
si ello es fruto de una voluntad del compilador o mero fenómeno de la
transmisión de la obra. Es probable que la obra catalana que tradujo
Zadique de Uclés no estuviera dividida en capítulos, pues el traductor
indica en el prólogo “Et al su señorio e mandado, con la reverençia
devida obedesçiendo, romançelo en la manera siguiente, el qual parti
en siete partidas” (pág. 75). Da la impresión que la división en siete
capítulos es obra del traductor.

21. Las citas están hechas por la edición de Bizzarri.

117
HUGO O. BIZZARRI

Tampoco sabemos si los títulos que encabezan cada sección son


fruto de Zadique de Uclés. Ellos acentúan ese carácter misceláneo de
la colección. Véanse algunos: “La segunda partida en que tracta de la
proeza e de los diliçios e de la verdat e de la justiçia e de obras buenas e
nobles costunbres” (pág. 82), “La terçera partida tracta e dize que cosa es
fortuna, e que cosa es caso, e de otras buenas costunbres de que los ome
deven usar asi como de vertud” (pág. 87), “La quarta partida en que se
tracta del gualardon, e del conosçimiento, e del gradesçimiento, e de
los señores con sus servidores, e de otras buenas costunbres” (pág. 108),
etc. Así cada sección se transforma en una miscelánea de temáticas que
obligan al capitulador a colocar el giro “e de otras buenas costunbres”.
La obra comienza desarrollando el tema de la sabiduría cristiana,
fundamental en la formación de los ‘freiles’, pues Dios es el comienzo de
toda sabiduría22. De ahí que se inicie con un proverbio de la colección
salomónica (Prov. 1: 7): “Dize el sabio: El comienço del saber es el temor
de Dios” (I, 1). Los 16 primeros dichos se concentran en el tema de la
sabiduría: cómo adquirirla, qué es, su relación con Dios. Las sentencias
17 a 23 desarrollan un segundo tema: la vergüenza. La sentencia N° I,
24 entrelaza los dos temas: “Dezia el santo padre Zacarias que cada uno
devia rogar a Dios que le diese seso e vergüença, porque si non se dexase
de fazer mal por amor de Dios, que a lo menos lo dexe de fazer por la
vergüença de los omes”. Esto indica que Suárez de Figueroa no habla de
las virtudes de manera independiente, sino que las considera un sistema.
En la sentencia I, 44 aparece el primero de los grandes temas de esta
obra: la ‘comunidat’: “Dize Aristotiles quel amor de comunidat deve ser
llamado bien divinal”. Este sentimiento de pertenencia a una comuni-
dad no es un simple sentimiento personal, sino uno de los principales
bienes con que cuenta el ser humano.
El tema se continúa en el tratado segundo. El concepto de comuni-
dad implica una entrega a ella desinteresada: “Dize el sabio que grant
confusion deve aver el omne bueno que por servir a la comunidat de-
manda que le paguen si non lo ha menester” (II, 12). La comunidad
debe ser un agrupamiento de personas virtuosas: “Dize aquel grant Titus

22. Sobre la formación de la Orden, véase Lomax, D. W., La Orden de Santiago (1170-
1275), Madrid, CSIC, 1965; Rades y Andrada, F. de, Crónica de las Órdenes de Santiago,
Calatrava y Alcántara, con un estudio sobre ‘La obra histórica de Rades y Andrada’ por
Lomax, D. W., Barcelona, Ediciones el Albir, 1980.

118
LOS DICHOS DE SABIOS DE J. ZADIQUE DE UCLÉS Y EL RIMADO DE PALACIO DE P. LÓPEZ DE AYALA

Livius quel omne enojador e enbidioso que mucho presçia a si mesmo


jamas non devria estar en ninguna comunidat por que todos tienpos
llama a los otros quel veen contra si mesmo de mal fablar” (II, 2). Toda
persona presa de un vicio destruye la comunidad y debe ser echada de
ella. Por eso, quien la daña no puede ser considerado hombre: “E dezia
Solebus quel omne que se non siente del bien o del mal de la comunidat
non devia ser dicha persona, mas bestia e menos que bestia” (II, 27);
“Dize Menalaus filosofo que omne avaro non deve morar en çibdat
nin tener ofiçio de comunidat, ca es destruidor de todo ayuntamiento,
e enemigo de toda verdat, e falsador de toda amistança, e amador de
toda vileza, e arredrado de toda vergüeña e amor e bondat” (III, 19). Es
posible que la lectura de la sentencia “Dixo Regun rey de Lidia que non
ha cosa tan poderosa para destroir una grand comunidat como senbrar
discordia [entre ellos]” (III, 39) despertara en el Maestre el recuerdo de
los desacuerdos sobre la forma de regir el reino durante la minoridad de
Enrique III. Suárez de Figueroa aboga por un gobierno fuerte, quizá por
haber estado precedido el del rey doliente de un período de regencia:
“Dize el sabio quel que resçibe señorio e non se siente apto a ser resçio
e fuerte por justiçia resçibe aquel ofiçio en dapnamiento de la su anima
e en destrimiento de la comunidat que ha de regir” (III, 51). Tal vez
la sentencia IV, 35 justifique ese sentimiento de fidelidad que tuvo el
Maestre hacia los reyes trastámaras: “Dize Tulio que fundamiento de
justiçia e de prosperidat de bien comun es quel uno ande leal mente con
el otro”. El bien común de la comunidad se basa en un lazo de fidelidad.
El antiguo vínculo feudal se transforma en el Maestre en base de este
nuevo concepto de gobierno.
El concepto de ‘comunidad’ no juega un papel importante en el
pensamiento político de Pero López de Ayala23. De hecho, en sólo una
ocasión alude a él:
Entre todas las cosas sea sienpre guardada
la grant pro comunal de la tierra lazrada,

23. Esta nueva visión de la sociedad es de origen aristotélico y se introdujo en España


hacia 1350 con la glosa a la obra de Egidio Romano; se desarrolló más en detalle en el
siglo XV con la traducción del Communiloquium de Juan de Gales; véase Glosa castellana
al ‘Regimiento de príncipes’ de Egidio Romano. Ed. Beneyto Pérez, J., Madrid, Centro de
Estudios Políticos y Constitucionales, 2005 y Tratado de la comunidad (Biblioteca de El
Escorial Ms. &-II-8). Ed. Ramírez, F. A., Londres, Támesis, 1988.

119
HUGO O. BIZZARRI

ca en tanto fue Roma de todos señoreada


en cuanto asi lo fizo, despues yaze abaxada (c. 286).
Ayala sigue atado al tradicional concepto de gobierno justo del rey;
por tanto, no olvida recordar la etimología de la voz: “Este nonbre de
rey de buen regir desçiende / […] este es el rey verdadero: tirese el otro
dende” (c. 236ad). El canciller no asume ese concepto solidario de co-
munidad, sino que sigue atado a la vieja idea de organización corporati-
va del reino. Toda la sociedad depende del rey y lo que pase en la parte
más alta de esta pirámide se siente en todo el resto del reino:
Esta el mundo en quexa e en tribulaçion,
los nuestros regidores son d’ello ocasion,
e assi cresçen los males muchos ademas son,
ca cobdiçia les çiega todo su coraçon.

Los fisicos lo dizen, si bien me viene emiente,


si la cabeça duele, todo el cuerpo es doliente,
e agora, ¡mal pecado!, hoy es este açidente,
ca nuestro mayoral en todo mal se siente (cc. 191-192).
Pero el canciller no deja de estar condicionado por los sucesos de la
segunda mitad del siglo XIV; por tanto, fiel a la reforma trastámara24,
otorga en sus reflexiones políticas especial espacio al consejo: “Dios les
de buen consejo que lo quieran creer / e puedan en sus tierras justiçia
mantener” (c. 240ab). La sabiduría del rey no consiste como en el si-
glo XIII en saber administrar justicia, sino en saber elegir sus privados:
Los reyes deven ser muy mucho avisados
de bien examinar entre los sus privados,
no amen lisonjeros nin mucho arrebatados,
si asi se engañaren ellos son los culpados.

Otrosi al consejo deven sienpre llamar


a aquellos que sopieren en tal caso fablar (cc. 289-290ab).
El tema del consejo recorre todo el Rimado de palacio25. De hecho,
Ayala dedica una extensa sección de su poema a reseñar los consejos

24. Mitre Fernández, E., “Mecanismos institucionales y poder real en la Castilla de Enrique
III”, en En la España Medieval, 4 (1980), pp. 317-328.
25. Bizzarri, H. O., “Consejos y consejeros, según Pero López de Ayala”, e-Spania, 12 (2011),
<https://journals.openedition.org/e-spania/20603> [consultado el 29.09.2018].

120
LOS DICHOS DE SABIOS DE J. ZADIQUE DE UCLÉS Y EL RIMADO DE PALACIO DE P. LÓPEZ DE AYALA

que el privado debe dar al rey (cc. 686-709), aunque el consejo más
importante que señala a los consejeros es que nunca aconsejen a su señor
de ir contra los bienes de la iglesia (cc. 708-709), recomendación que
refuerza con dos exempla, la toma de Roma por Alarico (cc. 710-717) y
el de un caballero bueno (cc. 719-723).
El tema del consejo no está ausente en los Dichos de sabios de Zadique
de Uclés. La obra no repite la etimología agustiniana de la voz ‘rey’,
pero, al igual López de Ayala, considera que el funcionamiento del con-
sejo evita que el rey se transforme en un tirano: “Dezia Seneca que señal
es quel prinçipe se faze tirano quando non se conseja con omes sabios
e entendidos e non les es favorable” (I, 12). El tema ocupa gran parte
del tratado quinto. Para Suárez de Figueroa el consejo es la base de todo
accionar humano:
E dize la Escriptura que jamas non fagas cosa sin grant consejo
e entonçe non te repentiras de cosa que por tal consejo faras
razon, ca el consejo bien pensado te enderesçera e puesto que por
aventura venga el contrario non te arrepentiras de lo que fecho
avras, ca dize el enxenplo comun que mas vale errar por consejo
de otro que açertar por si mesmo (V, 17).
El hombre debe regirse siempre por el buen consejo, pues es él el que
lo protege de los vaivenes del destino: “Dize Seneca que a las vegadas
la fortuna da mas favor a aquellos que fazen sus fechos sin consejo que
aquellos que los fazen con consejo, pero por esto los aconsejados non
deven dexar el consejo, ca la fortuna en los derreglados e inprudentes
non dura, ca asi es como la rueda que se mueve” (V, 81). El consejo es
un don dado por Dios y, por tanto, él es inspiración divina:
Leemos de Santo Anton que quando avia de dar consejo a
Costantino africano enperador que todo tienpo ante que toviese
el consejo nin lo diese orava apartado diziendo asi: ¡O mi Señor
Jesu Christo que eres amable sobejana mente!, en aplazimiento sea
delante Ti de enbiar dentro en mi coraçon la tu luz e la tu vertud,
Tu que alunbras todos los omes del mundo por tal que derecho
conplida mente yo pueda pensar, fablar e determinar e dotrinar
este consejo que he a dar segunt la tu santa voluntat (V, 29).
Hay muchas sentencias de los Dichos de sabios que indican cómo
debe estar conformado ese consejo. En especial, deben participar de él
lo hombres sabios: “Leemos en el Libro de Tobias: Todo tienpo demanda

121
HUGO O. BIZZARRI

consejo al omne sabidor, ca asi como dixo Aristotiles cada uno debe ser
creido en su arte en lo que sabe” (V, 24). Por el contrario, aconseja alejar
del consejo al ‘loco’: “Dize la Santa Escriptura que jamas non tomares
consejo de omne loco que jamas non te consejara si non que fagas las
locuras quel faria e que a el plazen” (V, 71). El consejero debe llevar
una vida virtuosa, aunque ello no indica que la obra aluda a sacerdotes:
“Escripto es en la Santa Escriptura que tu que as de regir a los otros o
fazer alguna provision en las cosas avenideras, allegate a aquel que bien
conseja, esto es, al buen omne que bive bien e virtuosa mente e que
teme a Dios, ca el anima del omne que asi bive muchas vezes el por
espirençia de Dios mas vee e mas sabe en las cosas avenideras e mejor
conseja en ellas que çiento otros que por otros caminos de sçiençia uma-
nal parasen mientes grant tienpo e pensasen en ello con todo su grand
saber e poder” (V, 31). El consejero debe ser un individuo que no esté
implicado en el hecho que se juzga. Es lo que Suárez de Figueroa llama
‘medianero’: “Escripto es que non quieras aver consejo con tu suegro
sobre los desfallesçimientos de tu muger, ca todo tienpo el te dira que
la culpa es tuya e que en todo deves fazer a su voluntat, mas demanda a
omne medianero” (V, 37).
También Ayala en un pasaje memorable de su Rimado reflexiona
sobre las personas que deben formar parte del consejo y aboga, en
este caso, por un consejo de hombres especializados:
Quien non sabe la cosa nin la ovo ensayado,
non puede en el consejo ser mucho avisado,
e seria grant perigro e grant yerro provado,
si el tal al consejo oviese a ser llamado.

Seneca diz’: Las artes avrian buena ventura


si los que las saben las toviesen en cura,
ca nunca bien disputa en la Santa Escriptura
ferrero, carpintero, alfayate de costura.

Segunt diz’ Sant Gregorio, devese entremeter


cada uno en su arte e en su menester,
ca non puede un filosofo con todo su saber,
governar una nao, nin mastel le poner.

Si quisieres fer nao, busca los carpinteros,


si quisieres çamarra, busca los pellejeros,

122
LOS DICHOS DE SABIOS DE J. ZADIQUE DE UCLÉS Y EL RIMADO DE PALACIO DE P. LÓPEZ DE AYALA

ofiçios son partidos, caminos e senderos,


por unos van a Burgos, por otros a Zebreros (cc. 291-294).
Hay otro tema que podemos considerar común a ambos autores: la
paz y la guerra. La colección traducida por Zadique de Uclés expone
este tema especialmente en el tratado tercero. Suárez de Figueroa segu-
ramente no podría menos que suscribir esta sentencia:
E leemos en las estorias françesas que Felipe el grand rey de
Françia a la ora de su muerte mando llamar a su fijo e diole
muchas buenas dotrinas e en espeçial le dixo asi: Fijo, para
mientes que si te viniere a tienpo de fazer batalla e la podieres
escusar e desviar, que por cosa non la fagas, ca sabe, el mio fijo,
que Nuestro Señor Dios da favor e se departe con aquellos que
desvian las batallas. ¡Tanto es el mal e el peligro que dende nasçe!
Por ende, mio fijo, las cosas que podieres dar fin con pleitesias
non les quieras dar fin por batallas e Dios te dara por ende grand
onra, mayor mente si te mueve su amor e la piadat de la gente
que alli podria peresçer (III, 42).
Ello coincide con la larga reflexión que hace Ayala de los beneficios
de la paz (cc. 520-541) cuando aconseja a los privados recomendar la
paz al rey y la considera un don dado por Dios a los hombres. Sólo
gracias a la paz los territorios se pueblan y el reino alcanza un desarrollo:
El rey que paz amare su regno poblaran,
los moradores del onesto enriqueçeran,
a los sus enemigos con paz espantaran,
tesoros bien ganados con esto allegaran (c. 529).
Ambas obras retoman un lugar común de las colecciones de senten-
cias y de los ‘espejos de príncipes’: el peligro que entraña para el reino la
presencia de un rey mancebo26. Más allá del tópico literario, este debió
de haber sido un tema que preocupó a ambos nobles, miembros del con-
sejo de regencia del joven Enrique III entre los años 1390 y 1394. Los
Dichos de sabios poseen sólo dos sentencias que reproducen este tema.
Ambas retoman un proverbio bíblico que califica al joven rey como una
maldición para el reino: “Dize Salamon que maldicha es la tierra que su
rey es niño” (IV, 25) y “Escripto es que maldicha es la tierra do regna

26. Tema inspirado en Eclesiastés 10: 16-17.

123
HUGO O. BIZZARRI

omne que ha condiçiones de niño e los otros prinçipes son semejantes a


el, ca la tal tierra es perdida e desipada” (IV, 93).
Ayala también se inspira en este motivo. Parodia a un rey mancebo
que convoca su consejo cuando se entera que su reino ha sido invadido
por un rey vecino. El consejo del rey es, como lo propugnaba Ayala,
un consejo profesional: acuden a él “cavalleros, doctores e prelados” (c.
508b). Pero, como el consejo no se pone de acuerdo, la juventud del rey
le hace apresurarse a tomar las armas:
El rey es muy mançebo e la guerra queria,
cobdiçia provar armas e ver cavalleria,
del sueldo non se acuerda, nin que le costaria,
el que le conseja guerra mejor le paresçia (c. 513).
La consecuencia de esta acción precipitada es la destrucción del rei-
no: “Todo esto la cobdiçia lo trae asi dañado, / que destruye el regno
e finca muy robado” (c. 519ab). Por eso, a continuación el canciller
formula una larga reflexión sobre los beneficios de la paz (cc. 520-541)
a la que considera una herencia dada por Jesús a la humanidad:
Cuando su testamento fizo Nuestro Señor
a los sus disçipulos dixo con grant amor
“La paz mia vos dexo”, ca non avia mejor
joya que les dexe para guardar de error (c. 521).
Los Dichos de sabios y el Rimado de palacio son dos manifiestos de la
paz. Una idea que se ajusta muy bien a la personalidad de ambos con-
sejeros y a ese nuevo momento de la administración trastámara: alejada
de la guerra civil y mantenidos los tratados internacionales ‒en especial
con Portugal y Francia‒, la paz se observaba en ese final del siglo XIV
como el único modo de asegurar la prosperidad al reino. Por eso, el rey
don Juan entre las disposiciones que dejó a su hijo encomendadas en su
testamento mencionaba la mantención de la paz con los países vecinos27:
Otrosi mandamos que siempre guarde las ligas y amistades que
nos avemos con el rey de Francia, e con el rey de Aragon su
abuelo, e con el rey de Navarra, e con todos los otros reyes e

27. Álvarez Palenzuela, V. Á., “De la difícil colaboración al enfrentamiento: las relaciones
castellano-portuguesas en época de Pedro López de Ayala”, en Amran, R., Autour Pedro
López de Ayala, pp. 110-142.

124
LOS DICHOS DE SABIOS DE J. ZADIQUE DE UCLÉS Y EL RIMADO DE PALACIO DE P. LÓPEZ DE AYALA

principes; guardandole ellos todas las ligas y amistades, segund se


contienen en las cartas de ligas que entre ellos e nos son28.
¿Acaso no parece resonar en estas obras el mandato del rey don Juan?
La Dichos de sabios y el Rimado de palacio son dos obras que ofrecen un
mismo sistema de valores, bajo dos formas expositivas diversas.

Dos obras diversas para un mismo régimen

Desde el 13 de diciembre de 1398 hasta septiembre de 1402 se ex-


tiende el período de sustracción de obediencia de la corona de Castilla
al Papa29. Se trata de años de crisis religiosa que ni Suárez de Figueroa ni
López de Ayala pudieron haber vivido de manera indiferente. Es muy
posible que este momento histórico de 1402 en que el rey castellano
decidió restituir la obediencia al Papa sea la base común que haya ins-
pirado a estos dos autores: a Suárez de Figueroa a mandar traducir una
colección de dichos y a Pero López de Ayala a reunir sus poemas disper-
sos en una obra única. Ambos con la firme intención de manifestar su
apoyo, espiritual ahora, al monarca. Como dije al comienzo, se trata de
dos obras que sólo se pueden comparar desde el punto de vista temático.
Ninguna de ellas permite entreveer el mínimo contacto. Más bien se tra-
ta de nobles con una misma ideología, uno que la explaya apropiándose
de la obra traducida y el otro, con mayores pretensiones, crea un gran
poema que es, en definitiva, un examen de su tiempo.

28. López de Ayala, Crónicas, Enrique III, año II [1392], cap. 6, p. 778.
29. Suárez Bilbao, Enrique III, pp. 191-209; Valois, N., La France et le Grand Schisme
d’Occident, París, 1896, vol. III, pp. 69-416.

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