FMJO Megalítica y Carta2 PDF
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I N T E R P R E TA C I Ó N E S T É T I C A D E L A E S TAT U A R I A
MEGALÍTICA AMERICANA
JORGE OTEIZA
I N T E R P R E TA C I Ó N E S T É T I C A
D E L A E S TAT U A R I A
MEGALÍTICA AMERICANA
TRADUCTOR AL EUSKERA
Pello Zabaleta Kortaberria
1 9 0 8 - 2 0 0 8
CENTENARIOMENDEURRENA
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© del prólogo
María Teresa Muñoz
© de la traducción
Pello Zabaleta Kortaberria
© de la edición
Fundación Museo Oteiza Fundazio Museoa, 2007
Impresión
Ona Industria Gráfica
Impreso en España
ISBN 978-84-935542-5-5
Depósito Legal
NA 3.276-2007
ÍNDICE
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CRITERIOS DE LA EDICIÓN
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bro de Jorge Oteiza como una de sus obras fundamentales, mientras que el
artículo al que el autor se refiere con frecuencia como Carta de Popayán tiene
un carácter mucho más coyuntural. Ésta es también la razón de mantener
como título principal el del libro, dando al artículo el carácter de un anexo.
Con respecto a las correcciones y notas que el propio autor introdujo en
sus textos, sólo se han recogido las que figuran físicamente en los ejemplares
reproducidos. Y, en cuanto a las notas que figuran como anexo a la edición de
ambos textos, aunque aparecen numeradas de forma correlativa para evitar
errores, tienen un carácter distinto en cada uno de ellos. En la Estatuaria me-
galítica, las notas tratan fundamentalmente de esclarecer el contexto geográ-
fico y documental sobre el que trabaja Jorge Oteiza, de recoger las informa-
ciones existentes sobre la región andina del Alto Magdalena y los textos de los
arqueólogos de que se sirvió Oteiza para elaborar sus ideas estéticas. Estos
textos, de Preuss y Pérez de Barradas, presentes actualmente en los fondos
de su Biblioteca personal (BPO), sirvieron también al autor como fuente de las
ilustraciones empleadas en su libro y han sido contrastados y completados
con otros que se encuentran en bibliotecas especializadas. No se han consi-
derado intencionadamente los textos, tanto del propio autor como de referen-
cias externas posteriores a la edición del libro y que podrían convertirse en
objeto de ulteriores investigaciones. Se ha añadido, además, un capítulo don-
de se recoge el origen de las reproducciones y las explicaciones sobre las
mismas que figuran en los libros originales. En la Carta a los artistas, se ha in-
cluido un conjunto de notas elaboradas por el propio Jorge Oteiza en 1964, al
parecer con intención de acometer una reedición del texto, que se encuentran
en el Fondo Documental de la Fundación Museo Jorge Oteiza y contienen
ciertas puntualizaciones sobre lo escrito veinte años antes.
La edición crítica, por tanto, se abre con un Prólogo que trata sucesiva-
mente las dos obras de Oteiza que componen este volumen. Este Prólogo,
que se ha titulado Arte, ciencia y mito, trata en primer lugar de contextuali-
zar el trabajo de Oteiza dentro del panorama artístico y crítico de su tiempo,
para después centrarse en un análisis pormenorizado de la estructura de su
pensamiento, sus ideas y su lenguaje. Al Prólogo, le seguirán las versiones
en castellano y euskera de la Interpretación estética de la estatuaria megalí-
tica americana y de la Carta a los artistas de América, el bloque de notas, el
capítulo sobre el orígen de las reproducciones, una bibliografía especializa-
da, para concluir con el índice onomástico general.
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PRÓLOGO
ARTE, CIENCIA Y MITO
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duce una concentración de algunas de las mentes más creativas del siglo XX
en unos pocos lugares del mundo, desde donde irradian su influencia y sus
ideas a los demás. Es el caso de Nueva York y Chicago, que acogen a los
emigrados europeos como André Breton, Max Ernst, Naum Gabo, Fernand
Léger, Piet Mondrian, Ludwig Mies van der Rohe, Max Beckmann , Willem de
Kooning y Mark Rothko, entre otros. No existe una comprensión posible de
la cultura americana fraguada a mediados del siglo XX sin tener en cuenta el
constante flujo de personas que supuso la emigración europea desde los
años veinte y que se hace masiva como resultado de la Segunda Guerra
mundial. Los emigrados llevaron con ellos, no sólo su energía creadora, su
prestigio, sus obras y su autoridad que utilizaron, como sucedió en el caso
de Piet Mondrian, para apoyar la nueva pintura americana de la Escuela de
Nueva York, sino también conceptos originales del arte surgidos en la Bau-
haus alemana, el neoplasticismo holandés o el constructivismo ruso y un co-
nocimiento de los fundadores de la modernidad literaria como los franceses
Rimbaud o Apollinaire.
Precisamente en Francia, donde se había concentrado durante las prime-
ras décadas del siglo XX la vanguardia del arte internacional, comienza a in-
vestigarse profusamente en los años cuarenta en dos terrenos complemen-
tarios: la antropología y el surrealismo. La antropología francesa comenzó a
estudiar el arte primitivo como la puerta de entrada a la mente primitiva, y
fueron los antropólogos los que concedieron a la escultura africana y a la de
los Mares del Sur un gran valor tanto artístico como testimonial de la riqueza
de sus respectivas civilizaciones. El surrealismo se alió con ellos para ejercer
un papel crítico sobre la cultura de nuestro tiempo, alienada y destructiva,
frente a la que las sociedades primitivas supervivientes eran un ejemplo de
sabiduría, orden e imaginación. Tanto Claude Lévi-Strauss como Max Ernst
y otros representantes del movimiento surrealista estaban en América en
1940, aunque las obras del antropólogo francés no se difundieron allí hasta
los años sesenta, cuando escribe su libro La pensée sauvage (París 1962,
Chicago 1966). Lévi-Strauss, exactamente contemporáneo de Jorge Oteiza
ya que ambos nacieron en 1908, promovió un grupo de investigadores que
abordaran el estudio de la naturaleza humana y cómo se produce el paso
desde la barbarie a la cultura, proceso en el que está implicado como agen-
te fundamental el lenguaje. Así, lingüística y antropología se alían para reivin-
dicar la capacidad intelectual de los pueblos primitivos para producir un len-
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guaje y una arte no menos valioso que el de las llamadas sociedades alta-
mente civilizadas.
Claude Lévi-Strauss afirma en su obra de 1962 que el arte se coloca a
medio camino entre el conocimiento científico y el pensamiento mágico o mí-
tico y Jorge Oteiza no se encuentra muy lejos de esta concepción del arte
cuando publica su Interpretación estética de la estatuaria megalítica ame-
ricana diez años antes. El lenguaje de las sociedades primitivas, que había
sido objeto de estudio por parte de Lévi-Strauss como puerta de entrada a la
mente humana, estaba escrito para Oteiza en las piedras que los escultores
del Alto Magdalena habían tallado y dejado esparcidas por su propio paisaje
original. Lo que eran para Lévi-Strauss las palabras, eran para Oteiza las es-
tatuas, unas estatuas que, para hablar, no sólo debían haber existido, sino
que necesitaban haber sido descubiertas, estudiadas y catalogadas por los
arqueólogos que habían llegado a este enclave andino a lo largo de todo el si-
glo XIX y el primer tercio del siglo XX. Sin embargo, las conclusiones extraídas
por los arqueólogos sobre la edad de las culturas, su hipotética originalidad y
sus influencias no eran más que una base sobre la que construir su estética
como ciencia independiente, es más, la arqueología es utilizada por Oteiza
como el antagonista sobre el que lanzar sus descalificaciones y construir so-
bre ellas su propio discurso. Para Lévi-Strauss, lo que llamamos pensamiento
primitivo se funda en una demanda esencial de orden, toda cosa debe tener
su sitio y estar en su sitio es lo que convierte a una cosa en sagrada, porque
si se saca de su lugar, todo el orden del universo se ve alterado. Los objetos
sagrados contribuyen al mantenimiento del orden del universo ocupando los
lugares asignados a ellos y dando lugar a los rituales. Esta condición sagrada
de los objetos resultará igualmente esencial en el pensamiento de Jorge Otei-
za, tanto como la vinculación de éstos con su lugar propio, con su propio pai-
saje. Por otra parte, el escultor Oteiza se alinea también con Lévi-Strauss,
aunque con ciertos matices, al considerar el problema de la relación entre las
obras de arte y los mitos. Si, para Lévi-Strauss, el acto creativo que origina los
mitos es el contrario que el que origina los objetos artísticos, ya que en los pri-
meros se parte de la estructura para llegar a los objetos mientras que en los
segundos se parte de uno o más objetos que la creación artística unifica re-
velando una estructura común, Oteiza afirma que, en el caso de la cultura an-
dina estudiada por él, son las propias esculturas las que originan los mitos
fundamentales de la sociedad. Tanto uno como otro, consideran que el arte
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bia, así como sus conferencias y escritos en revistas de los países que reco-
rre. Sus ensayos sobre el tema de las figuras acostadas , que se inicia en
1935, dura más de una década, y estas figuras realizadas en yeso y cemen-
to le conducirán a sus primeros estudios de huecos al filo de los años cin-
cuenta, cuando también empleará en sus maternidades o guerreros el alumi-
nio, la porcelana, el bronce o el latón. La vertiente experimental del Oteiza
escultor estaba ya firmemente asentada a comienzos de los años cincuenta,
cuando se plantea escribir su primera obra con la ambición de ofrecer, en
paralelo con su producción artística, una visión estética propia.
El encargo del Apostolado para la Basílica de Aránzazu es de 1950, y sus
obras de ese momento llevan títulos tan significativos como «figuras para el
regreso de la muerte», «ensayo sobre lo simultáneo» o «figura triple y liviana»,
realizadas respectivamente en bronce y latón, cemento verde y zinc. Dos
años después, en 1952, realizará su primera «desocupación del cilindro», la
maqueta para el «monumento al prisionero político» y «la tierra y la luna». Los
primeros estudios para el Friso de los Apóstoles de Aránzazu son de 1952,
el mismo año en que se publica su Interpretación estética de la estatuaria
megalítica americana.
Más allá de la cronología del propio Jorge Oteiza, la década de los años
cuarenta supone un momento excepcional en el desarrollo y la difusión del
arte internacional. Coincidiendo con la exhibición por primera vez en Nueva
York del Guernica de Picasso en 1940, se descubre en Francia, en los alre-
dedores de Montignac, la cueva de Lascaux, con los murales paleolíticos
más extensos encontrados hasta entonces y con 17.000 años de antigüe-
dad. Ese mismo año 1940, llegan a Estados Unidos Fernand Léger y Piet
Mondrian, seguidos un año después por André Breton, Marc Chagall, Max
Ernst, Wifredo Lam y Jacques Lipchitz. El MoMA de Nueva York realiza una
exposición sobre «Arte Indio en los Estados Unidos». Los pintores del llama-
do Expresionismo Abstracto comienzan a exponer en las principales galerí-
as, al mismo tiempo que se inician las gestiones para la construcción de
Guggenheim Museum por parte del arquitecto Frank Lloyd Wright en 1942.
Pollock y Mondrian comparten protagonismo en 1943, cuyos cuadros son
adquiridos por el Museo de Arte Moderno de Nueva York, mientras que Mo-
holy-Nagy, una de las figuras fundamentales de la Bauhaus, funda en Chica-
go un nuevo Instituto de Diseño. Henry Moore comienza a realizar sus escul-
turas «grupos familiares» y expone en el MoMA junto a la muestra «Art of the
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cuentro del hombre con la naturaleza, sería necesario, dice Worringer, esta-
blecer una psicología de la necesidad artística y estilística. El estado psíqui-
co en el que la humanidad se encuentra en cada momento frente al cosmos,
frente al mundo exterior, tiene su expresión externa en la obra de arte. El sen-
timiento vital de una sociedad, que produce las obras artísticas propias de
esa cultura, deriva igualmente para Jorge Oteiza de la situación anímica del
hombre frente al mundo exterior y, de acuerdo con las ideas expresadas por
Wilhelm Worringer, mientras que el afán de proyección sentimental corres-
ponde a una venturosa y panteísta comunicación entre el hombre y los fenó-
menos del mundo circundante, el afán de abstracción es la consecuencia de
una intensa inquietud interior del hombre ante los fenómenos naturales. Otei-
za se refiere al miedo del hombre ante lo inexplicable de los acontecimientos
de la naturaleza y a su incomprensión de la muerte, lo que derivaría hacia una
necesidad de detener el tiempo y crear un orden artificial con el que conjurar
ese temor existencial. Lo característico y distintivo de la abstracción geomé-
trica sería entonces la necesidad que, desde los supuestos de los hombres
en una determinada situación, sienten de ella. Este valor de necesidad es
propio de las sociedades primitivas, que muestran un sentimiento de desam-
paro ante la multiplicidad y confusión del mundo, ya que la abstracción geo-
métrica opone la inmutabilidad de las formas ideales al movimiento incesante
de la naturaleza. Por el contrario, el acercamiento a lo orgánico y vitalmente
verdadero no significa para los artistas un deseo de representar los objetos
naturales o dar la ilusión de lo viviente, sino el despertar de una sensibilidad
hacia la belleza orgánica y vital, proyectar hacia fuera la esencia y los ritmos
de lo orgánico en un ansia por abrirse al misterioso poder de la forma viva,
que permite al hombre resonar con ella a través de su propio organismo. Jor-
ge Oteiza, en su propuesta de una nueva estética, incluso considera el esta-
dio de la abstracción una etapa previa y más simple estéticamente que la
más elaborada de las verdaderas obras de arte, que incluyen necesariamen-
te el sentimiento vital, el pulso orgánico de lo viviente.
El papel del creador de la obra de arte resulta fundamental en la concep-
ción estética de Oteiza, como lo es para Worringer, quien invoca la «voluntad
de arte» que Alois Riegl opone a las teorías materiales del arte defendidas
por Gottfried Semper. Si para Semper, la obra de arte primitiva era el produc-
to de tres factores: propósito utilitario, materia prima y técnica, para Riegl
existe una exigencia latente interior por completo independiente de los obje-
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propios mitos, y que primero son las cerámicas del hombre de San Andrés y
luego las piedras del hombre de San Agustín, obviamente ambas soluciones
contrarias a las conclusiones de los etnólogos. Sorprendentemente, también
Oteiza hace entrar ya en este capítulo inicial una figura nueva y enigmática,
el llamado hombre de Illumbe, una figura intermedia entre los hombres de
San Andrés y San Agustín, un hombre para él dramático y decisivo pero que
no aparece ligado a ninguna realización material concreta.
La discusión sobre el papel que el paisaje desempeña en la formación de
la cultura del Alto Magdalena parte del hecho de que, junto a la estatuaria, es
lo único que se ha conservado de ella y, por tanto, el único dato objetivo con
el que pueden ser contrastadas las piedras talladas por los hombres que ha-
bitaron esos valles andinos. Para Jorge Oteiza, el paisaje no es solamente el
marco natural en que se produce una cultura, y que incluye datos del mun-
do mineral, vegetal y animal, sino que es sinónimo de cosmos, de concep-
ción del mundo, de todo aquello que afecta al hombre desde fuera de él,
pero que tiene una influencia decisiva sobre su propia existencia. Tan impor-
tante es el paisaje para Oteiza que considera que cualquier cambio cultural,
existencial o artístico es el resultado de un cambio de paisaje. No importa si
el paisaje es la imponente cordillera andina, ahora despoblada, con sus innu-
merables valles, lagos y montañas, o la ciudad europea contemporánea cons-
tituida más por las relaciones espaciales de sus habitantes que por una geo-
grafía natural, como el París del siglo XX, para Oteiza, ambos marcos
paisajísticos han permitido a los artistas, prehistóricos en un caso y contem-
poráneos en otro, desarrollar una nueva voluntad creadora y una nueva rela-
ción con el paisaje.
La figura del hombre de Illumbe, que Jorge Oteiza introduce en el primer
capítulo de la Estatuaria megalítica, cuando presenta ya su solución perso-
nal a las incógnitas sobre la originalidad y la posición cronológica respectiva
de las culturas de San Andrés y San Agustín, adelanta la estructura tripartita
con la que va a organizar su análisis del paisaje y, en consecuencia, la clasi-
ficación de las culturas resultantes de los distintos modos de relación entre
el hombre y el cosmos. En primer lugar, existiría en el paisaje una inmovilidad
natural, una quietud geográfica, en segundo lugar, una movilidad temporal,
un fluir incesante, y en tercer lugar, una inmovilidad sobrenatural, una estruc-
tura absoluta de la naturaleza. A estos tres modos de presentarse el paisaje
ante el hombre, le corresponderían sus dos rostros visibles y un tercero, su
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del texto, es decir, los antecedentes en el estudio la cultura del Alto Magda-
lena, aparece ahora centrado exclusivamente en el trabajo de los arqueólo-
gos a los que Oteiza alerta para que, en el futuro, estén más atentos en sus
interpretaciones a las ideas de los artistas y los objetivos de su voluntad cre-
adora. Entre los arqueólogos que, desde finales del siglo XVIII, se habían in-
teresado y habían trabajado sobre los restos de las culturas andinas de Co-
lombia, esta vez sí, Oteiza menciona expresamente el descubrimiento por
parte del colombiano Caldas de la piedra símbolo de la cultura agustiniana,
la catalogación realizada por explorador italiano Codazzi y los dibujos de es-
tatuas del colombiano Cuervo Márquez, pero considera que la figura más in-
teresante es la del alemán Konrad Theodor Preuss, etnólogo y lingüista, que
publicó hacia 1930 una obra sobre el arte monumental prehistórico de San
Agustín. La relación se completa con el investigador español Pérez de Barra-
das, que realizó excavaciones y publicó varias obras sobre estas culturas
prehistóricas en los años treinta y cuarenta, entre ellas su Arqueología agusti-
niana de 1943.
La consideración científica de trabajo de los arqueólogos, etnólogos y
cartógrafos que le habían precedido en sus estudios sobre las culturas andi-
nas de Colombia, le sirve a Oteiza para colocarse en el campo opuesto, en
el de una estética que no mide, dibuja o se interesa por la cronología exacta
de estas estatuas, sino que afronta su encuentro con ellas desde la posición
del creador que busca aprender, reconocer en ellas a los hombres que las
construyeron y devolver a las piedras el significado mágico y religioso del que
habían sido despojadas por los científicos. En este caso, ciencia y estética se
colocarían una frente a la otra, la estética vigilando lo que la ciencia descui-
da, dice Oteiza, pero reclamando para sí la capacidad de conocer de un
modo más profundo las cualidades esenciales de los objetos artísticos des-
enterrados por los arqueólogos.
El alemán Preuss, al que Oteiza reconoce una sólida base para el trabajo
que llevó a cabo, algo que descarta en los casos de Codazzi y Cuervo Már-
quez, es al mismo tiempo el mejor antagonista sobre el que arrojar unas con-
clusiones que chocan frontalmente con las extraídas por él y una ocasión
para colocar la estética como disciplina previa a la etnología, que no podría
sino completar una interpretación de la estatuaria, nunca iniciarla. Preuss ha-
bía llamado la atención científica hacia la cultura del Alto Magdalena y había
estudiado, durante muchos años, los idiomas indígenas, pero para Oteiza su
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tico, aunque exista una etapa intermedia y que sólo incluye a los seres rea-
les y los seres ideales, cuya solución es el arte abstracto.
Los planteamientos anti-científicos de Oteiza en su ataque a los arqueó-
logos, etnólogos y otros investigadores de las culturas primitivas, su consi-
deración de la estética como una disciplina opuesta y anterior a la ciencia en
la interpretación de la estatuaria andina, quedan al margen de este capítulo
marcado por las referencias constantes a la filosofía y la utilización de los
procedimientos propios de la química o las matemáticas algo más que como
mero instrumento didáctico. Todo el lenguaje del autor se torna ahora más
positivo, abandonando la dialéctica y las descalificaciones, para centrarse en
ofrecer una explicación convincente e inteligible de la naturaleza y el origen
de las obras de arte. Hay, sin embargo, una excepción a esta renuncia al len-
guaje negativo y combativo, y tiene que ver precisamente con esa clase de
seres que resulta más problemática desde el punto de vista filosófico, los lla-
mados valores. Para Oteiza, los valores no son en ningún caso algo preexis-
tente, sino que son creados por el hombre al mismo tiempo que las obras de
arte, por lo que el valor sería algo semejante al significado, inseparable del
objeto que lo contiene.
En el momento más próximo a la nomenclatura de la química, Jorge Otei-
za llega a hablar del ser estético como una sal existencial, en cuanto es un
compuesto ternario, mientras que lo abstracto sería un compuesto ácido y
binario. Las etapas abstractas, previas a la realización total y completa del
arte, serían las más difíciles, ya que para conseguir esa plástica pura hay que
eliminar la muerte de la vida y constituir esa síntesis absoluta que son las
obras del arte abstracto. Por el contrario, la segunda síntesis en la que inter-
vienen como tercer factor los contenidos vitales, resulta ser ya una mera al-
teración de lo plástico que, a través de la voluntad creadora, conformará la
definitiva obra de arte. Oteiza insiste en utilizar el vocabulario de la ciencia
cuando habla de una ley de las alteraciones, de síntesis sucesivas, incluso de
una forma molecular del arte, con ello, estaríamos de nuevo ante la afirma-
ción de que las formas geométricas y abstractas del arte corresponden a una
etapa previa y menos desarrollada que aquéllas en que se ha incluido el im-
pulso vital, vivificador, de lo orgánico. No obstante, y ya que el momento en
que Oteiza escribe su Estatuaria megalítica corresponde a una década
marcada por la preeminencia del arte abstracto en el desarrollo de las nue-
vas tendencias sobre todo de la pintura, no es extraño que, aunque sea en
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que ver con dimensión espacial, distinguiendo entre bultos, superficies, líne-
as y puntos. Y después, utilizando un criterio similar, se ofrece la clasificación
de las otras dos clases de seres, los seres ideales y los vitales, pero esta vez
Oteiza se apresura y prescinde de la identificación de los componentes para
enumerar las combinaciones existentes en la estatuaria objeto de su interés,
como son por ejemplo la pirámide escalonada en posición invertida, en el ca-
pítulo de los seres ideales, y el hombre disfrazado de búho con serpientes en
las manos o el hombre y el jaguar fundidos en una máscara, en el de los se-
res vitales.
Antes de presentar un inventario gráfico de las estatuas que serán objeto
de su análisis y comentarios individualizados, Jorge Oteiza anticipa al lector
de su libro los elementos que serán fundamentales en los procesos de crea-
ción de las estatuas y que lo serán atendiendo sobre todo a la frecuencia con
que aparecen, tanto en el paisaje como en la mente del pueblo que las origi-
nó, tanto en la naturaleza como en la mitología. De nuevo, se trata de una
triada de seres, que Oteiza nombra ahora con mayúscula, la Serpiente, el Ja-
guar y el Hombre, y que se someterá a la doble herramienta triangular de
análisis estético, explicada anteriormente, para identificar las fases de su
desarrollo. Según sus observaciones de las estatuas, el Hombre se sitúa
contra la serpiente y establece una relación vacilante con el búho, hasta de-
cantarse finalmente por el jaguar como factor terrestre. La fusión fundamen-
tal y sagrada se produce entonces entre el Hombre y el jaguar, dando lugar
a ese nuevo ser que es la máscara típica de la cultura de San Agustín, el
hombre-jaguar.
Entre 1935 y 1940, Jorge Oteiza había realizado una serie de esculturas
que llamó figuras acostadas, basándose en la forma geométrica de una pirá-
mide invertida. Es, por tanto, anterior su experiencia creativa con esta forma
ideal, la pirámide, que su encuentro con ella en los Andes colombianos tam-
bién colocada sobre su vértice, y las posibilidades estéticas de cualquier for-
ma invertida han sido reconocidas por Oteiza en numerosas ocasiones. De
esa misma época es su interés los huecos en las estatuas, tanto a través de
sus propias experiencias como de sus estudios de las esculturas con huecos
de Henry Moore. Las maternidades, retratos e imágenes, una de ellas la de
María encinta realizada en madera en 1931, fueron algunos de los primeros
temas de la escultura de Jorge Oteiza y, de nuevo, son los que más atrajeron
su atención en la estatuaria de San Agustín, los hombres disfrazados de ani-
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ves geográficos, inmóviles, que por sus características naturales y por su re-
lación con los habitantes se erigen en lugares sagrados sobre los que el
hombre deposita sus creaciones artísticas fundamentales. Es el caso de la
meseta de San Agustín, plagada de pequeños montículos, colinas artificiales,
templos, estatuas y tumbas, centro principal de esta cultura andina en uno
de cuyos límites identifica Jorge Oteiza otro de estos lugares sagrados, la
Quebrada de Lavapatas, el lecho del río del mismo nombre con oquedades
naturales y artificiales y figuras de serpientes. Oteiza se refiere también a las
estatuas existentes la colina llamada el Alto de Lavapatas, una serie de mo-
nolitos, y a las del Alto de los Ídolos, cuyas características indicarían su per-
tenencia ya a una prolongación de la cultura clásica agustiniana, marcada
por su barroquismo formal. Las derivaciones de la Estatuaria de San Agustín
se extenderían, además, fuera de los límites de su entorno geográfico, hasta
llegar a otros países como Perú, Bolivia o Méjico. A estos otros lugares dedi-
cará Oteiza sus últimos comentarios, insistiendo una vez más sobre la poten-
cia creadora de la cultura agustiniana de Colombia como origen de los mitos
andinos y su capacidad para convertir las piedras naturales en estatuas o
piedras sagradas. La conciencia religiosa de este pueblo es la que, en defi-
nitiva, habría hecho posibles tanto la creación de sus mitos como de su civi-
lización.
Antes de acometer el último y fundamental capítulo de la Estatuaria me-
galítica, todavía ofrece Oteiza a los lectores una segunda parte de lo que lla-
ma el proceso, y que antes había dedicado a la descripción de los tres tipos
de seres existentes en la naturaleza y a los elementos protagonistas de la
creación estética. Una vez recorrido el inventario gráfico de las estatuas, se
propone ahora una vuelta atrás, una disección de la estatua en la que toda-
vía los factores que intervienen en su formación aparecen separados. Insiste
por enésima vez Oteiza en las divisiones ternarias tanto para realizar una cla-
sificación de los seres naturales, reales, ideales y vitales, como de los mate-
riales creativos, la serpiente, el jaguar y el hombre, y de los tres hombres fun-
damentales de la estatuaria agustiniana, el hombre en San Andrés, en Illumbe
y en San Agustín. Pero esta vez, ya familiarizado el lector con las caracterís-
ticas que Oteiza reconoce en cada uno de ellos, se introducen clasificacio-
nes adicionales que, esta vez ya sin forzar la habitual triada, se combinan
con las anteriores para dar lugar a unas relaciones mucho más complejas y
a veces contradictorias. Se trata de asimilar los periodos artísticos a las cin-
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un estilo artístico para sus reflexiones D’Ors elija el barroco, cuyas caracte-
rísticas formales le sitúan en oposición frontal al clasicismo. No hay duda
tampoco de que, si hay que buscar un referente cultural para el pensamien-
to estético de Jorge Oteiza, éste ha de estar también en los filósofos y estu-
diosos de la estética centroeuropeos, alemanes o del llamado círculo de Vie-
na, al que pertenecerían entre otros Alois Riegl y Wilhelm Worringer, y no en
los teóricos del arte italianos o, en general, los que consideran la tradición
greco-latina superior a cualquier otra y modelo de todo arte. Para Oteiza, el
criterio supremo de la belleza para enjuiciar las obras de arte no sirve para
una actividad artística, como la defendida por él, en que la situación trágica
del creador y su voluntad artística se imponen sobre los condicionantes de
los materiales con que trabaja. El producto estético es algo más que un ob-
jeto material, porque encarna las aspiraciones humanas de superar su con-
dición mortal y los mitos propios de una sociedad. Frente a la humanización
esencial del arte clásico grecorromano, Oteiza parte de un panteísmo ele-
mental y directo como característico de otras sociedades que, como la so-
ciedad prehistórica del Alto Magdalena en los Andes colombianos, habría
producido una arte extraordinario al margen del esteticismo de la belleza.
Gran parte de los conceptos que maneja Oteiza en su Estatuaria megalítica,
pertenecen a la tradición centroeuropea de pensamiento que pone en la vo-
luntad artística del hombre el origen de cualquier creación formal.
Será el caso de la máscara, uno de los emblemas de la Viena fin de siglo
y que tiene que ver con la existencia de una realidad oculta tras la aparien-
cia, tanto en la forma de una ciudad deslumbrante en las fachadas de sus
edificios como en la personalidad de sus habitantes con elegantes indumen-
tarias, tras las que se esconde el territorio del inconsciente tratado por el psi-
coanálisis. La figura del enmascarado es una figura teatral, que en ocasiones
puede saltar fuera del escenario para responder a los deseos del hombre de
convertirse en otro y que tiene su apoteosis urbana el en carnaval, cuando
toda la población es una población de enmascarados. Jorge Oteiza descu-
bre en los Andes colombianos las figuras enmascaradas de su estatuaria y
reconoce en ellas la más alta realización estética del pueblo de San Agustín
y la encarnación de los mitos que son origen de su cultura. Para Oteiza, la
máscara andina comienza siendo el rostro de un animal superpuesto a otro
animal, para pasar en una etapa más avanzada a incorporar el elemento hu-
mano y finalmente a constituirse como una fusión entre el rostro humano y el
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rostro del animal, en este caso el animal mítico, el jaguar. El pintor alemán
Franz Marc, colaborador de Kandinsky, dedicó gran parte de su actividad a
la pintura de animales y, en su primera exposición individual, se refirió al rit-
mo orgánico de todas las cosas y a su deseo de comunicar a través de la
pintura la fuerza básica y primaria que conecta a los animales con el univer-
so. A través de los animales, decía Marc, de su carácter pre-racional, gené-
rico e intemporal, se expresa el pulso vital, la penetración panteísta en la cir-
culación sanguínea de la naturaleza, por eso practico la animalización del
arte o una animalización de la experiencia del arte.
Oteiza descubre en San Agustín el papel fundamental que desempeña el
animal en la estatua, como también en las representaciones míticas o ritua-
les. Los animales propios de las culturas andinas, como el búho y la serpien-
te, se funden en las estatuas de piedra y se muestran a través de sus rasgos
más característicos, como las garras y el pico pero, sobre todo, la cabeza. El
jaguar, animal mítico por excelencia en estas culturas, aparecerá en principio
como antagonista del hombre, pero inmediatamente prestará su rostro para
esconder primero y fundirse después con el rostro humano dando lugar a la
máscara. Esta es una de las aportaciones más originales de la interpretación
estética que propone Jorge Oteiza, el concepto de máscara como fusión de
los caracteres propios del hombre y el jaguar, como alianza entre la naturale-
za humana y la naturaleza animal, para colocarse por encima de la condición
temporal y el rostro móvil del universo.
Es cierto que Jorge Oteiza, en la Estatuaria megalítica, reduce al míni-
mo, o no menciona en absoluto los movimientos artísticos surgidos en la pri-
mera mitad del siglo XX, y que su atención en todo caso estaría en la corrien-
te experimental que trajo consigo la aparición del Cubismo. Sin embargo, el
concepto de abstracción como fusión de las entidades reales con las ideales
y de la obra de arte como combinado terciario de estas dos con los seres vi-
tales, le sitúa muy cerca de una serie de artistas y corrientes artísticas que le
habían precedido y que también habían manejado los conceptos de abstrac-
ción y de fusión e incluso habían tomado la máscara o el disfraz como ele-
mentos fundamentales para su identificación. Además de los artistas del lla-
mado círculo de Viena, los representantes del movimiento expresionista
habían debatido y experimentado con la abstracción pictórica y habían recu-
rrido al primitivismo como fuente de renovación de su arte, mientras que el
surrealismo y el Dada emplearon todo tipo de combinaciones de seres, inclu-
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en vida de Oteiza, con prólogos de autor para cada una de estas nuevas edi-
ciones y, como continuación, escribió un nuevo libro, Ejercicios Espirituales
en un túnel de 1983, tras la publicación frustrada de la Estética del huevo en
1968. Además de estas obras escritas de considerable extensión, Jorge
Oteiza ha producido numerosos artículos y ensayos más breves publicados
en revistas o como textos independientes. Pero su proyecto inicial de agluti-
nar las ideas desarrolladas durante su exilio americano sobre una estética
objetiva, y que debían plasmarse en un libro titulado El Realismo Inmóvil,
nunca llegó a completarse. El esfuerzo de escribir estaba, sin embargo, he-
cho y Oteiza consiguió publicar únicamente la primera parte de este estudio,
la que se ocupaba de la estatuaria original americana, dejando pendientes
las otras dos, que debían tratar respectivamente sobre la estética objetiva y
sobre el estado del arte nuevo. Algunas de estas cuestiones han aparecido
en textos de los últimos años de su vida, pero la Estatuaria megalítica perma-
nece todavía hoy como la única evidencia de aquel empeño y como el texto
fundacional del pensamiento estético de su autor.
A más de medio siglo de distancia de su publicación en Madrid por Edi-
ciones Cultura Hispánica, en 1952, la Interpretación estética de la estatuaria
megalítica americana aparece en esta edición crítica sin haber sido nunca
previamente reeditada. El primer libro de Jorge Oteiza ha sido a lo largo de
todos estos años extensamente citado y muchas de sus observaciones, sus
afirmaciones o sus juicios se han convertido en aforismos, al aparecer des-
contextualizados y utilizados por los más diversos autores con cualquier pro-
pósito argumental. El libro original de Oteiza ha sido durante décadas un ob-
jeto inencontrable, figurando en muy pocos fondos de bibliotecas y limitado
a los ejemplares distribuidos por el propio autor entre sus familiares y ami-
gos. Al contrario de lo sucedido con otros textos suyos, Jorge Oteiza nunca
quiso reeditar este primer libro, aunque sí establecer una continuidad entre
éste y los temas desarrollados en uno de sus últimos volúmenes, el titulado
Goya mañana de 1997. La coincidencia en el tiempo entre el momento de
máxima agitación creadora de Jorge Oteiza y el libro ahora reeditado, así
como el hecho de que este libro se produjera entre el exilio americano y el re-
greso a España del escultor, le convierte en un documento de excepcional
importancia para rastrear la concepción estética de su autor. La necesidad
de escribir, y de escribir sobre la estatuaria megalítica americana, unas pie-
dras talladas con las que se encontró en las profundidades de los valles an-
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plea Jorge Oteiza en esta Carta exige contar con una serie de antagonistas
cuyas ideas o postulados sirvan al autor para, a través de su negación, defi-
nir una posición propia. Estos antagonistas los encontrará tanto entre las au-
toridades políticas e institucionales de distintos países de América como en-
tre los intelectuales de cualquier época que han tratado temas relacionados
con el arte. Entre estos últimos, es significativa la oposición que muestra
Oteiza frente a lo afirmado por San Agustín o por Wilhelm Worringer, dos fi-
guras que podrían situarse precisamente entre las más próximas a las posi-
ciones estéticas defendidas por el escultor vasco.
Jorge Oteiza reclama en este texto una Estética que constituya el nuevo
territorio autónomo que se ocupa del arte y que sea al mismo tiempo el mé-
todo de trabajo de los artistas, sustituyendo a otras disciplinas que antes se
habían ocupado de las formas artísticas. A través de la Estética es como
debe realizarse la reeducación del hombre, ya que se trata de una disciplina
objetiva y una técnica racional, la única capaz de introducirle en la vida de las
formas. Oteiza se niega a aceptar el subjetivismo de las ideas estéticas, des-
de el momento en que las experiencias del arte abstracto ya han mostrado
nítidamente el fenómeno plástico en su estado más puro y simple. En Chile,
en 1935, el propio Oteiza había titulado «Encontrismo» una exposición de al-
gunas de sus esculturas en que se intentaba mostrar el material abstracto
que se encuentra, tras su envolvente más utilitaria, en las cosas familiares. La
atención hacia el arte abstracto, como tendencia más activa en el arte con-
temporáneo, habría permitido descubrir las unidades inherentes que perma-
necen en las obras cuando los contenidos externos y la significación del
mundo en que han surgido se agotan históricamente, por tanto, la supervi-
vencia del arte recae en las misteriosas geometrías en las que se instalan sus
obras. El lenguaje y las ideas del artista deben medirse por los acontecimien-
tos que originan, no por los que traducen, señala Oteiza en su Carta a los ar-
tistas de América, la misión tradicional del artista ha sido dictar los modos de
salvación del hombre y el arte de hoy está llamado a liberar todas las posibi-
lidades del espacio. Pero el arte americano que representa el muralismo de
México no supone un planteamiento real de los problemas del espacio. En
este sentido, el Guernica de Picasso se muestra como el resultado de una
voluntad creadora mucho más potente que la de los muralistas mexicanos,
Rivera o Siqueiros. Los artistas de México no han creado un nuevo estilo ar-
tístico, insiste Oteiza siguiendo la cadena de negaciones que estructura su
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que trabaja el pintor, como uno de los conceptos originales sobre los que
construir una nueva Estética. El muro, dice Oteiza, es el resultado del corte
de un hiperespacio por un espacio de cuatro dimensiones. En este orden di-
mensional, antes estarían la circunferencia, como resultado de cortar una es-
fera por un plano, y la propia esfera, como resultado de cortar una hiperes-
fera por un espacio de tres dimensiones. El muro es siempre un sistema
abierto y posee un equilibrio inestable que exige ser restablecido constante-
mente desde el exterior, el muro es el corte de un espacio cilíndrico ideal so-
bre el que el artista proyecta los contenidos de representación. Los muralis-
tas mexicanos, como Siqueiros, habrían afrontado el arte público y sus
enormes posibilidades, pero su trabajo sobre el muro estaría lastrado por el
romanticismo técnico y el agigantamiento de las figuras propios de la deca-
dencia de las culturas, significarían el fin de un modo visual de entender la
pintura. Porque el dinamismo, insiste Oteiza, no reside en el espectador, sino
en la condición espacio-temporal de los conjuntos plásticos formales, que
son obligados a converger sobre puntos los fundamentales previstos por el
artista en cada obra. El sentido del espacio plástico habría sido experimen-
tado con mayor seguridad y mayores posibilidades para el futuro en las
obras de artistas europeos, como Picasso en el Guernica, por lo que no ten-
dría sentido que los artistas de América reclamasen un espacio propio sin
haber entendido y experimentado antes las consecuencias del arte europeo,
sin haber llevado a cabo un intenso trabajo individual y sin someterse a un
profundo intercambio de ideas con artistas de otras partes del mundo.
En su apología del arte europeo de vanguardia, Oteiza rechaza aliarse
con quienes reclaman originalidad e independencia para su arte, con los que
defienden que existe o puede existir un estilo propiamente americano. A pe-
sar de haber descubierto y admirado las creaciones de las culturas preco-
lombinas, Jorge Oteiza se coloca del lado de la crítica internacional que, con
el desplazamiento del centro mundial del arte de París a Nueva York y el exi-
lio de un gran número de artistas europeos, reconocía una continuidad entre
el arte europeo y el americano y afirmaba la condición experimental de todo
el arte moderno. La atención hacia las estatuas de piedra y las cerámicas
prehistóricas halladas en los valles andinos de Colombia se había erigido en
fuente de legitimidad para los artistas de América, pero también debía inter-
pretarse como la exigencia de una nueva conciencia artística para los crea-
dores contemporáneos. Asumir la vocación experimental del arte era la con-
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dición previa para la creación de una Estética objetiva, válida en cualquier lu-
gar del mundo, ya que desde cualquier lugar el artista debía participar en el
internacionalismo de un arte basado en las cualidades propias del objeto. A
partir del momento en que Oteiza abandona América para regresar a Euro-
pa, a su tierra vasca, surgirán nuevas tendencias en el arte que ya no tendrán
como centro el objeto artístico, sino que se concentrarán en actuar sobre el
sujeto, sobre el observador del arte. Jorge Oteiza había emprendido en el
exilio su actividad como escritor, había comenzado a experimentar las posi-
bilidades del lenguaje, y es a su lengua original, la lengua vasca, a la que re-
curre cuando trata de adivinar los significados secretos de las palabras. Y
concluye su Carta con una mención a su pueblo vasco, al que considera au-
tor del primer arte realista dinámico en los frescos prehistóricos. Al pueblo
vasco le reclamará Oteiza que luche por realizar nacionalmente su espíritu
con nuevas formas de cultura, con una vocación artística coincidente con la
de América. Pero, como ya había denunciado antes en el caso de América,
también entre sus compatriotas encontrará voces de resistencia que debe-
rán ser combatidas, porque entre las tareas artísticas de nuestra generación,
concluye Oteiza, se encuentra la desagradable y forzosa necesidad de en-
frentarse a las críticas y a las opiniones mezquinas que obstaculizan nuestra
actividad. Por fortuna para la firmeza y la rotundidad del discurso estético
que mantendrá durante toda su vida, Oteiza nunca se encontrará libre de ta-
les enemigos.
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I N T E R P R E TA C I Ó N E S T É T I C A D E L A E S TAT U A R I A
MEGALÍTICA AMERICANA*
* Edición facsímil.
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INTERPRETACION ESTETI
CA DE LA ESTATUARIA
MEGALITrcA AMERICANA
Interpretación estética
de la estatuaria megalítica
amencana
•
1 95 2
Jorge de Oteiz.
Interpretación estética
de la estatuaria megalítica
amencana
•
Madrid J952
rROPIEDAD RESERVADA
IMPRESO EN ESPARA
INDICE
Págs.
l._PLANTEAMIENTO 17
Mito del Hombre y el Jaguar, en América.
Situación geográfica.
Las dos incógnitas.
Investigación etnológica e investigación es
tética.
Solución a las dos incógnitas.
Exposición.
79
PágS.
VIl.-HISTORIA GRÁFICA. . .. .. . . . . . . . . . . . .
. . .. . . . . . . 81
(Explicación de las lilminas.)
18 laminas entre las paginas 104 y 105.
80
Págs.
El jaguar.
El hombre (los tres hombres: cinco edades
culturales).
Primer cuadro sinóptico (resumen con 37
estatuas) .
Segundo cuadro sinóptico (coordina::ión de
los datos fundamentales del proceso).
Síntesis del hombre agustiniano Oas tres mo�
radas).
X.-ApÉNDlCES. 131
81
Págs.
C. Actualidad agustiniana:
1. Sobre lo divino en el arte religioso. 151
2. Sobre la voluntad de un arte mundial
como nueva conciencia americana...... 153
82
EXCURSION AL SUBSUELO DE LA HISTORIA
AMERICANA
83
"La investigación etnológica y la estética deberán complemen
tarse con la confrontación de los resultados. Ambas trabajan en
dos campos diferentes. no podemos decir cootradictorior., pero. en
ci�to modo debemos considerados as!". advierte saga�mente
nuestro investigador. explicando que la estética no trabaja por
fuera de los limites reducidos del objeto, sino hacia el interiOI
formal de su estructura.
Este interrogatorio de la estatua es un dialogo que vivía apla
zado desde la mudez misteriosa de aquella cultura y que viene
a reanudar este hombre singular.
¿Cuál es el recorrido espiritual cuya más profunda expresión
plástica llega a Horecer en la estatuarla de San AgusUn7 Para
Oteiza. el nudo geográllco de San Agustln queda convertido tam
biln en nudo etnológico de irradiación. Y restringe más el disefio
de aquella jornada cuando sitlia la huella geograllca o puramente
natural en IIlumbe, como punto de partida de aquel hombre. mar
eando su paso en las cerámicas, desde San Andrés. y desembocan
do. finalmente. en las estatuas de San Agustin. Con un plantea
miento de pura estirpe hegeliana. lo hace residir en el cosmos. en
San Andrés; sobre si mismo. en IlIumbre, y fuera de si mismo.
en San Agustin. en donde aparece el hombre de la acción final.
el que descubre la estatua como su residencia definitiva. máscara
de esa cultura original. En esa piedra encantó finalmente aquel
hombre su anhelo có&nico. fijándolo como epigono de una milena
ria lTadición. y aquello que los cientificas han mirado con pesos
y volu.menes. lo toma Otelza para infundirles nueva vida. porque
él ha venido a "reencantar lo que la ciencia desencanta",
Dentro del espiritu de las formas eS forzoso que la estatuaria
ofrezca huellas más expresivas que cualquiera de las otras artes.
porque ella es el plano de interferencia en donde se encuentra
la sociedad como contorno y el hombre como dintorno. Donde
empieza el hombre a contemplarse a sí mismo como fenómeno.
Por eso dice EHe Faure. tan agudamente. que "la estatua es el
hombre interior en cuanto tiene de más cándido. pero también
de más esencial" ,$
JO
84
Descender hasta el secreto histórico de esta arcaica cultura. ro.
dearse en aquel infierno de las formas agustinianas. es un viaje que
bien vale la pena. conducidos hasta él por la mano de este nuevo
Virgilio. que no sólo va sef1alando el itinerario que debieron re·
correr esas formas hasta cuajar en estatuas. sino que nos intercala
s u estética objetiva. que podrá ser discutida, pero que siembra.
con sus conceptos fundamentales, una nueva interpretación de los
productos artísticos.
II
85
Deseo que estén aquí, conmigo, dos pinto.
res fJascos: Nicolás de Le�uona�(1913-1937)
y Narkis de Balenciaga'(190S-'935)-'O
ADvERTENCIA PERSONAL.
89
gran para dejarlo como para la imprenta, reducido sin piedad
ninguna a tres pequeños libros independientes. No estoy
muy seguro, a pesar de esta determinación. de que cuando
estén impresos no pretendan ellos mismos juntarse nueva
mente.
Yo no pretendía hacer este esfuerzo, escribir. pero ya
que lo hice y como creo en mi debo creer en lo que he he
cho. Y aquí está. Sale ahora lo concerniente a la estatuaria
original americana. En el siguiente turno irá el Tratado de
estética objetiva. Al final, el informe sobre el arte nuevo.
que es la parte que más resistencia me está ofreciendo para
su reducci6n.
Qué pena que el pr610go que hice en 1946 para el libro
original aquí no tenga sitio:' Todo lo que va con margen ma
yor, puede el lector pasar por alto si tiene prisa.
16
90
1. PLANTEAMIENTO.
,
17
91
la tradición de que el hechicero aun puede, conserva, la
facultad de "convertirse en jaguar".
El felino mitico, los mitos del jaguar y del hombre, apa�
recen en las representaciones líticas, textiles y cerámicas
de las altas culturas andinas. Pues bien: si en. una de las
culturas anteriores, en los periodos arcaicos, nosotros pu�
diéramos establecer el proceso de esas relaciones primeras
entre el hombre y el jaguar, su alianza original, asegurariamos
que nos hallamos ante una cultura matriz, ante el pueblo ori
ginal americano. A esta importante y ambiciosa conclusión,
es a lo que me parece haberme conducido el examen que he
llevado a cabo de la estatuaría del Alto Magdalena o Cul
tura Agustiniana en Colombia.
En San Agustin, e:J hombre de su estatuaria, tras un lar
go y emocionante proceso, alcanza a convertirse en hombre
jaguar. Ah¡ nace el mito central de los pueblos americanos.
con un arte original, y desde ahí se irradia por los Andes.
Los etnólogos no acostumbran a hacer afirmaciones. En la
Arqueologla. los caminos del razonamiento sue:Jen ser muy
varios e interminables. Y cuando algunos -escuela de Max
Hule'
el sentido de que toda influencia proviene de la cultura ori�
gina! maya. desde Méjico. Pero ni mi método, ni mi tiempo,
ni mis propósitos, me permiten entrar en el terreno polémico
de los etnólogos, como inmediatamente quedará esclare�
cido.
Situación geog(áf¡ca�'
,.
92
El examen que me he propuesto está lleno de dificulta�
des, pues no contamos con ninguna interpretación estética
directa de esta singular estatuaria, sobrevivJente único del
pueblo, desaparecido, que la produjo, Y es que sucede que
tampoco hay una estética objetiva, esto es, un método ca
paz de funcionar con resultado, en frente y a sola., .:'_on
el producto artístico.
Situemos, en primer lugar, el área geográfico de esta es
tatuaria que vamos a estudiar (con�ultar los mapas de las
láminas entre las págs. 20 y 21). En el límite sur de la
cordillera central de Colombia y a unos 3.00Q
altura, está el lago Magdalena. Ahi nace el fÍo Magda�
dalena, y bajando al costado oriental de la cordillera, reco�
Hiendo el país hacia el l-Jorte, desemboca en el Atlántico.
En las proximidades del lago Magdalena -planicie helada
y pantanosa- nace el otro gran río colombiano, el Cauca
o Magdalena occidental, que desciende en sentido contrario,
marchando a todo lo largo del costado occidental de la cor
dillera hasta encontrar al Magdalena un poco antes de qUe
éste termine.
A la izquierda del Cauca queda, pues, la cordillera oc
cidental y a la derecha del Magdalena la cordillera oriental.
Las tres cordilleras toman contacto en el nacimiento del
Magdalena, formando el nudo orográfico andino o Macizo
central de los Andes. Y es en esta oculta y estratégica re
gión donde la aparición de la estatuaria megalitica del Alto
Magdalena, o agustiniana, es también un nudo etnológico,
dadas sus visibles relaciones con las culturas precolombi
nas del Norte (Nicaragua y Méjico) y del Sur (Ecuador,
Perú y Bolivia. Y de los aRuentes colombianos del Ama�
zonas).
Esta cultura se podrá considerar estudiada, cuando estas
dos incógnitas fundamentales estén resueltas:
19
93
Primera incógnita.
Segunda incógnita.
20
94
� ?
N
+w
+2
I
l
21
97
caso, la estatua. Este método debe organizar su interroga
torio de modo que la estatua responda siempre, así se halle
encerrada en un museo extranjero o cambiada de sitio, tras
ladada a una tierra extraña. La estatua denunciará siempre
al hombre espiritual que la fabricó, la cultura y los propósi
tos políticos del pueblo que la utilizó y el sitio geográfico
con e! cual se hizo.
Afortunadamente, estas estatuas llegan a nosotros con un
testigo importantísimo, su propio paisaje, en cuya presencia
y bajo cuyo valioso testimonio, las conclusiones de la inves
tigación etnológica se nos mostraron en toda su vacilante im
precisión.
22
98
lógica de San Andrés es posterior a San Agustín, que se dan
las tumbas y la cerámica andreslanas, ya en los finales de!
ciclo megaliUco agustiniano.
Nuestra solución es también al respecto contraria y asi
mismo rotunda: primero son las cerámicas del hombre de
San Andrés y luego las piedras del hombre de San Agustin.
Constituyen e! principio y e! final de una unidad cultural agus
tiniana indivisible, en cuya progresión se nos aparece la
figura dramática y decisiva de un hombre intermediario en
tre el hombre de San Andrés y el hombre de San Agustín:
el hombre de ruumbe.�
Exposición.
23
99
II. EL PAISAJE Y EL HOMBRE.
25
101
dictorías o sus dos rostros visibles. Y su máscara o rostro es
condido y sobrenaturaL
Primero: Una inmovilidad natural, una quietud geográfica:
en un instante cualquiera todo está quieto. El árbol, el río,
la luz, todas las cosas, permanecen en su mismo sitio.
Segundo: Una movilidad temporal: un Huir incesante. un
2'
102
existe -es el tercer caracter, la tercera forma fun�
damental del paisaje- el secreto humano y meca
nico de lo estético y perdurable.
27
103
El descubrimiento de la mue rte .
(Sentimiento trágico.)
28
104
deros, en los pueblos posteriores a las culturas ori
ginales. El tótem es el animal al cual se alió el an
tepasado pera crea.se a si mismo el doble-yo so
breviviente. El descendiente podrá considerarlo
como su propio antepasado. es el simbolo auténtico
de la cultura que le elaboró sus mitos y su tradición
social. pero que el tótem sea considerado como la
forma con que el hombre puede regresar a la vida
es una historia puramente acondicionada por la in
terpretación insuficiente.
29
105
guna información, alguna sab¡duria, en las culturas pri.
mitivas ha sido consecuencia de un fuerte instinto mágko.
La angustia creadora del artista es la desesperación me·
tafísica pOI hallar los medios y la forma de ese producto
artístico de suprema validez en el que se instala el hombre
con sus cosas fuera de la acción de la muerte.
Imaginación existencial.
106
pitaJ inicial en su imaginación. Está en el fondo de su con
torno. alli aparece: es un hon,bre cosmOflráfico. El de la
ida primera. frontal y heroica en el paisaje. Así conjura su
inseguridad espIrituaL El que regresa puede ser ya el hombre
de Illumbe. el terrestre. el hombre geográfico. a mitad del
camino entre la inseguridad espiritual y la inseguridad ma
teriaL El hombre de Illumbe regresa a la tierra para tomar
posesión de sus primeros mitos. tiene ya las materias pre
cursoras del hombre politico y estéticamente triunfante de
San Agustin, del hombre histórico.
El hombre de San Andrés es el hombre del asombro y
de la contemplación: el hijo de la muerte que busca su sal
vación instalándose en el cosmos. Se sitúa en 10 que ve:
que es 10 que está imaginando. Contempla, frente a la for
taleza solar, su insegura imagen. hija de la luna y de la
muerte. Un poco pesa este hombre por su cerámica con or
namentos de se�!, ientes y siempre bajo el signo general del
cielo, siempre bajo la arena blanca de la Vía Láctea. Y otro
poco pasa en sus tumbas. también bajo la red de! cielo con
el que está en contacto por una ornamentación directa: so
bre el fondo de las paredes y el techo abovedado pintado
con arcilla blanca, traza en color lineas paralelas en dos di
recciones, de forma que todo queda cubierto de rombos y
en cada rombo coloca una estrella.
3t
107
El hombre de Illumbe es el hombre geográfico, el que des
ciende del cielo andresiano a la tierra. a la Naturaleza, sI
tuándose al alcance del misterio escultórico de la piedra,
ya intuido dramáticamente por el hombre de San Andrés.
Es el que entra en la vida agustiniana inventando su alian
za con el jaguar. Es la forma natural -naturalista- de la
cultura agustiniana. Es el hermano de la tierra y de la
vida.
El hombre de San Agustin, este es el hombre de la ac
ción final: el histórico, el hombre biográfico. El hombre
jaguar, e! primer hijo andino de! sol. Es la forma sobrena
tural. sobrehumana, síntesis y culminación de los dos hom
bres que le anteceden.
Residió, pues, este hombre de la cultura agustiniana pri
mero en el cosmos andresiano, fuera de sí mismo. Luego
en si mismo, en llIumbe. Y sobre sí mismo, en San Agustin.
Del cielo pasa a la tierra. Para hacerse fuerte en la estatua.
y esta será su residencia definitiva y segura. su residencia
sagrada. su iglesia. Con la máscara típica propia, original.
y la señal universal de este hombre esteticamente victorio
so: hombre ultrabiográfko, ultrabiológico.
32
108
Lo inm6vil.
3 33
109
mente inmóvil de la máscara. Cada cultura es una
técnica propia de la .conducción de estos choques.
una dialéctica personal para el rompimiento de los
espectáculos naturales. Cada cuJtura tiene su más
cara típica. (En esta estatuaria, como veremos, fren
te a la serpiente, el hombre funde su rostro con el
rostro del jaguar.)
Lo que sucede en la evolución histórica de las cul
turas es que hay unas veces preailección hada la
máscara, hacia 10 quieto actitud apolinea, y otras
hacia los rosuos, hacia lo móvil, actitud dionisiaca,
segUn los hombres, las épocas y los pueblos o la
necesidad. Y hay estilos situados en los extremos
de esas dos tendencias: Asi el clasicismo griego en
uno, y en el que la máscara ha sido establecida o
administrada -quizá con tanto más rigor que en
ninguna otIJ. cultura_o pero tan sutilmente y en un
plano tan distante al de los rostros -posiblemente
a la mayor y más peligrosa distancia que sea po�
sible para el buen resultado artistico- que ha sido
tomado por una investigación arqueológica super�
Jkla! como un arte exclusivamente de rostros y de
nominado por esta razón, en función de la fidelIdad
representativa de su aparente humanización, como
el arte clásico, modélico, por excelencia. Aqui la
máscara vuelve a su situación natural: está en lo
más profundo de los rostros.
En el otro extremo situaríamos a este clasicismo
el rostro
arcaico-andino de San Agustín, en el que
de las cosas ha sido, a una máxima distancia,
administrado con la máscara natural. (Hay máscara
auténtica por la fusión final de la contradicción
creadora.) Si el caso anterior servirla para denun�
ciamos a un pueblo que llega al paisaje con la má�
xima seguridad, éste de San Agustin se nos revela
"
110
como un pueblo que ha alcanzado el regreso victo
rioso ael paisaje en las condiciones de inferioridad
espiritual más emocionantes. Aqui los rostros se si
tUan a la inversa, en lo profundo, mientras pasa
la máscara natural rotundamente a la superficie. l!.n
aquél, en el clasicismo griego, habla nacido la pri
mua auténtica libertad del hombre frente al paisa
je; el ejercicio de la filosofía. En éste, en el clasicis
mo primitivo agustiniano, acababa de nacer la pri
mera religión estética americana, el primer pueblo
dominador de las fuerzas primarias del paisaje.
Humanización y deshumanización.
os
111
correspondientes a su nueva cultura y el estilo
primero de su geometría correspondiente. En cada
época el problema fundamental del plástico es el de
hallar los nuevos significados -el de darles- al
repertorio de las cosas naturales. Cabalmente es el
momento nuestro aun.
y es por esto, cuando el Renacimiento, asoman
dose a una nueva posibilidad cultural y estetlca, fra
casa en la fiebre barroca de los retorcimientos místi
cos _toda mística es herencia sobrante y desvia
dora- y cae nuevamente. rendido a la salida, en
la naturaleza romántica de lo agotado, el Neocla
sicismo.
y es por esto mismo que no basta a muchos ar
tistas en camino la mera voluntad artística, pues por
no haber profundizado convenientemente en la nue
va realidad de la Naturaleza se precipitan en la
ralsa personalización, en movimientos que mani
fiestan una visible resonancia arqueológica, ya sea
europeo-barroca o americano-jndigenista, pero que
no es más que un retorcimiento y una violación in
moral de las formas del pasado.
Contrariamente, con la misma despreocupación y
falta de responsabilidad, se han calumniado las ex
periencias formales llevadas a cabo por la Escuela
de París en los últimos cuarenta años. No se quiere
entender que ahí se han iniciado los ensayos de las
primeras máscaras, los escolares ejercidos espiri
tuales de una nueva voluntad creadora frente al
paisaje y al eterno aspecto natural de las cosas
mortales. Empresa heroica y ejemplar que interesa
por igual al artista nuevo de cualquier pais y cuyo
análisis lo resumimos desde el ángulo personal de
estos ensayos.
En resumen, todo nuevo período artístico comien-
38
112
za por una etapa previa de deshumanización de las
formas. Nada más desorientador que esta literatura
filosófica germanizada de los últimos años en contra
del fenómeno revitalizador abstracto.
37
113
IIl. LA ESTATUA Y EL ARQUEÓLOGO�
39
115
queólogos del Renacimiento, y después los arque64
10905 en el siglo XVIII, contribuyeron a que sobre
viviera como criterio único de la valoración esté
tica. Podría resumirse ese ideal en el ámbito crea
dor, como una teoría de la imitación de la Natura
leza, en la cual la capacidad reproductora es el sig
no visible de las facultades artísticas. Los arqueólo
gos a que me refiero, desenterraron las estatuas de
los periodos clásicos de vrecia y Roma. Las juz
garon como ejemplares supremos de la belleza hu
mana y las dieron los historiógrafos del arte como
modelos, como pruebas universalmente clásicas.
Con este estrecho criterio resultaba que los ha
llazgos arqueológicos fuera del continente europeo
_especialmente los de la América precolombina
no podían revelar sino culturas inferiores y pueblos
bárbaros. De: este modo, la capacidad reproductora
en el arte fue sustituida por la existencia de una
voluntad artlstica o formal, que tomaba los ele
mentos del exterior, también las formas naturales.
pero que las administraba en la aplicación de otras
finalidades, desinteresándose de la imitación ex
clusiva.
Goya representa la repulsión ue un artista europeo
a la aceptación de un criterio de imitación de la be
lleza, después del Renacimiento. después del des
cubrimiento de América. La rebelión de Goya en
su vejez, sus Disparates frente a la Naturaleza. son
para nosotros la pista para una revaloración de los
Disparates de la vejez del Greco y para enjuiciar,
con la debida perspectiva histórica. los extremis
mos formales del Disparate en la gran aventura
experimental de Picasso y de algunos de sus com
pañeros.
Frente a Goya. Gaugin, un poco mlas tarde, re-
'0
116
presenta el otro tipo de repulsión de un artista eu�
ropeo al criterio de la imitación. No disparata como
Gaya ante la Naturaleza, sino que sale en busca
de la Naturaleza, donde el hombre americano, en
un tiempo anterior al descubrimiento, ha alcanzado
a disparatar con una energia tan secreta entonces
para Gaugin -este secreto buscaba él de descifrar
con su venida- como grandiosa y ejemplar.
Gaya y Gaugin representan para el estudio de
los antecedentes de Picasso la clave para una preci
sa orientación de nuestras tareas, de las tareas de
la promoción arUstica que desde cualquier pais lla�
brán de verificarse publicamente en la actualidad.
Digo que, para esto, Gaya y Gaugin representan
la conRuencia de dos corrientes en la génesis oe
un arte nuevo americano: la necesidad de una con�
dencia artistica supereuropea de la superación de
una Europa prccolombina aun sobreviviente y de la
reactualización, dentro de este nuevo criterio uni
versal, de esta nue'la conciencia mundial o ameri
cana de 105 antecedentes extraeuropeos y de los
americanos. Lo cual jamas podría justificar en el
arte actual de América la reaparición de otro cri�
terio de la imitación sobre los modelos de la ar
queología americana, como ya está sucediendo en
gran parte del arte en el nuevo continente. Y es en
este sentido, que se impone a todo artista antes de
una impacicnte o precipitada creación, la interpre�
tación universal de una auténtica realioad ameri
cana,
Mi invitación a los nuevos pintores americanos
al análisis de Jos movimientos artísticos de vanguar
dia efectuados en Europa entre estas dos ultimas
guerras se fundaba en esta convicción: en que esos
movimientos -con más o menos conciencia o pre-
..
117
visión- han venido a probar experimentalmente
la liberación de la voluntad creadora al mismo tiem
po que la total reconsideradón de los fenómenos
plásticos primordiales al margen de la imitación.
Fueron inspirados por Gaya y por Gaugin: son una
doble inspiración americana. Ir en contra de ellos,
que fueron contra una vieja Europa, ir en contra de
ellos en nombre de América, es jugar peligrosa
mente a hacer de América un nuevo pedazo arqueo
lógico de Europa, a traicionar la inspiradón revo
lucionaria de un nuevo arte universal.
De este modo, por oposición infantil a esa eta
pa de los Ismos, que ya en nosotros debiera estar
superada en continuidad de haberla aprovechado.
sucede en los nuevos plásticos americanos una con
fusión -mental gravemente rdardatriz y cohibidora
del instinto creador, y que es la propia confusión
ante los descubrimientos grandiosos de la arqueo
logia americana. hstilos como este de San Agustín,
que no se pueden amar por mero patriotismo, sin
entenderlos, y que en el fondo inhiben y avergüen
zan secretamente al artista sin orientadón. Los artis
tas que no sepan apoyarse en estas piedras no es di
fícil que sean sepultados por ellas.
Gaya y Gaugin ponen sobre la pista a Picasso,
uniendo al Greco con estas piedras de San Agustín,
frente al misterio de un futuro arte internacional y
americano.
Antecedentes en la investigación,
arqueológica de San Agustín�
42
118
lar sobre el vértice (lám. 11). Anoto con complacencia, como
una hermosa circunstancia, el que sea Caldas quien primero
se haya referido a estas piedras sagradas de América� (Re�
ferencia bibliográfica: Semanario de la Nueva Granada,
1807.)os
Codazzi,'9 en 1857.-A este explorador y cartógrafo ita�
llano se dehe la primera catalogación de la estatuaria agus�
tiniana. Describió más de 30 estatuas, con alguna, intuición,
aunque con escaso criterio cientlfico. Su libroJOatrajo a eo...
¡ombla al investigador alemán Preuss.
Cuervo Márquez:' en 1893.-Militar y geólogo colombia
no. Supuso fantásticas relaciones de esta cultura con la
maya y la egipcia. Dibuj6 numerosas estatuas como si real�
mente pertenecieran a aquellas culturas. Resultó un h�lra
do falsificador, un ejemplo de que no se ve lo que hay de
lante de los ojos, sino lo que se sabe o se cree saber de las
cosas. y es esta sabiduría la que todo artista ha de procu
rar confeccionar para su trabajo. (Cuervo Márquez: Estu
dios arqueológicos y etnográficos americanos.)""
Preuss� en 1911.- Amplió el catálogo y las descripcio
nes iniciadas por Codazzi. Fué su influencia apreciable para
las posteriores investigaciones etnológicas de esta cultura.
Adelant6 trabajos de gran importancia linQÜistica y relacionó
leyendas y mitos de otros pueblos con representaciones ar
tísticas parecidas. (Arte monumental prehistórico de San
Agustín, 2.' edici6n, 1931.)"
Pué Preuss el temperamento interpretativo opuesto al de
Cuervo Márquez. Este careda de documentación científica
para pensar, y aun cuando habl6 mucho, no dijo nada, mien
tras Preuss, que tenia una sólida documentación para el tra
bajo que llevó a efecto, nada pens6 sobre la realidad ob�
jetiva de esta estatuarla. Ante cosas claramente expresa�
das por el escultor agustiniano, la escasa -sensibilidad de
Preuss y su oeplorable orientación estética lo desvían de un
modo que desespera. Descrlbi6, en su.perficie, minuciosa-
..
119
mente las estatuas. Desenterró muchas físicamente. pero
nada de lo que dentro de ellas había.
El valor de Preuss es e! haber llamado definítivamente la
atención científica por esta cultura. Sus largos años de
exploración en los idiomas indígenas serán de un gran in�
terés en su día, pero nada explican de la realidad específi�
ca de! pueblo agustiniano. (podría haber sido otra cosa la
presencia. quien sabe, de un Worringer en San Agustin.)
Preuss conocía la existencia de una moderna corriente en
l a historiografía y critica del arte, que busca en una vo
luntad formal la explicación de una creación artistica cla
ramente desviada de la representación naturalistica. Pero
Preuss no era esteticam.ente un crítico, síno un "gran" et�
n61090 y la etnología, contrariamente a lo que él pensaba,
eS una ciencia o síntesis de ciencias que, mientras no jn�
duya en esa síntesis a la estética, sirve para completar
l a interpretación de una estatuaria, pero no para iniciarla.
y al respecto, e! pensamiento de Preuss ha sido claramente
expresado por él: '·La etnología tiene que dar luz al cono�
cimiento espiritual del pueblo para después ocuparse del
arte en un sentido más amplio."3'En mi entender, s610 un
orden inverso en la investigación, la orienta y profundiza.
Escribe Preuss: "Al mirar ciertos ornamentos, quizá de
oro, de mucho gusto en su diseño limpio, experimentamos
inmediatamente una sensación estética. un gozo interior. in
dudablemente los viejos pobladores de San Agustín proba�
ron el mismo placer interno.""'Claramente se comprueba por
este concepto oe Preuss su situación anticientífica, antiesté
tica, en que S" coloca para entender el producto supremo
del alma agustiniana. De aquí que estime a este arte gran�
dioso como un arte bárbaro", sanguinario, representativo
de mitos y de un tipo especial "de belleza", cuando es esta
estatuaria la expresión objetiva del mismo proceso de la
invención y fabricación de los mitos, de la mentalidad, del
alma misma, de esa sociedad singular de hombres, de escu!�
..
120
tares. Cuando estatuas de las que ha visto Preuss claramen
te muestran no adquisiciones o mitos heredados gratuita
mente, sino (,ostosos pedazos de mito. fragmentos en cre
cimiento del pensamiento religioso y de los programas plás
ticos y políticos con que el hombre de esta cultura calcula
su salvación.
En general, la preparación artistica de los etnólogos. y en
particular de los de San Agustín, corresponde a la falsa
educación adicta al criterio de la Imitación, de suerte que
para todos ellos. en el fondo. las manifestaciones de la
plástica agustiniana son sencillamente unos "Disparates".
"¿De dónde les vino -se pregunta, además, Preuss- esa
pasión por una obra tan poco razonable como la que ob
servamos en todos estos monumentos escultóricos? Creo es
tar en lo justo -contesta el mismo- al pensar que sólo se
trata en este caso de una manifestación del sentimiento re
Iigioso.""{Precisamente el análisis de este sentimiento reli
gioso es lo que nosotros debemos encontrar, persiguiendo
la definitiva explicación de esta estatuaria, esto es, su ralz
estética.)
Tuvo Preuss la cautela científica o la habilidad. frente a
los resultados futuros de la investigación, de no afirmar nada
ante la gran incógnita de esta cultura: la de su originalidad.
Sin embargo, debemos reconocer, desde nuestro punto de
vista, esta justisima prevención particular de Preuss de que
fuera la cultura de San Agustin la que inHuyera en las otras
de visible relación con eila, "dado el carácter arcaico espe
cial de esta estatuaria. con sus templos y adoratorios y su
cerámica rudimentaria"3!(se refiere a la cerámica de la loca
lidad de San Agustin. no a la andresiana), y añade, con ra
zón a estas características: "la riqueza de las formas y la
estabilidad del tipo".
Pérez de Barradas, en 1936.-(Anfropología y arqueolo
gíade Tierradentro, Bogotá, 1937. El arte rupestre en Co-
"
121
lombia. Madrid. 1 91 1 . ArquMlogía agustiniana. Bogota.
1943.)
Son importantisimas las excavaciones de este investiga
dor español. Se apresuró. ::on incompletas razones etnoló
gicas. en afirmar que la cultura agustiniana no fué original.
sino influida. Respecto a la de San Andrés, la colocó en una
etapa epigonal en la declinación de la litica agustiniana. Se
apoyó en Preuss. De mayor sensibilidad artística que él
y menos cientifico y cauteloso. Pérez de llanadas. siguiendo
al peruano Tello�-y ambos con el concepto de Spengler de
que las culturas tienen una edad determinada, como la tie
nen un hombre. o un caballo, o una planta-; señala para la
cultura de San Agustin una duración -la espengleriana
de mil años, desde el 300 antes de Cristo al 700. Y hasta pue
de ser cierto. Y cierto es que tiene que haber sucedido hace
unos mil quinientos años. ya que en mis conclusiones pre
cede a las altas culturas andinas, pero en cuanto a su dura
ción. el gran proceso megalítico, por su propia n
i dole so
cial y apremiante, no pudo demorar en completarse más de
ciento cincuenta años. (Desde la estatua núm. '1: a la núm. 2'1:.
en los cuadros sipnóticos (dos laminas entre las págs. 1 1 '1:
y 115).
En general. los etnólogos se asustan estéticamente de
estas piedras. Repiten constantemente que buscan ellos la
verdad científica. esa verdad científica que a nosotr09, como
creadores, en verdad que no puede interesarnos abrumado
ramente. Porque. ¿qué es la verdad científica para estos
Investigadores?
Datos particulares.
46
122
Afirmación personal.
"
123
de los españoles -no refiriéndose a todos, naturalmente,
y precisando al mismo tiempo la definición del artista de
todos los países- que el español piensa a la vez con el ce�
rebro, con el corazón y con los huesos. Así pensadas las co�
sas, "científicamente", fracasan. Para oué meterse uno con lo
que no puede entender. Podría precisar "el tiempo" en que
estas estatuas han sido hechas, pero yo no he estado ahí
para contar años, ni para clasificar hectáreas de excava�
ciones, ni para hacer calendarios comparativos.
Ahi me he sentido en tierra firme y me he afirmado en
mi propia afirmación humana de escultor, Ahí he sabido
cómo era el alma audaz y gigantesca de esos hombres:
su desesperación metafisica. su rabia creadora, el sentimien�
to tragico de sus vidas. Ahi he encontrado mas fuerza y
mas sabiduria para mi trabajo. A por eso fui. Voy a hablar,
pues, de 10 que entiendo, de 10 que me interesa.
Vamos a entrar en el analisis objetivo de esta estatuaria.
Debemos de concretar los lugares capitales de nuestra aten�
clón. Qué vamos a distinguir de la estatua: la serie material
de sus componentes fundamentales y el proceso de su reali�
zación. Un paréntesis para esta preparación.
•8
124
IV. CoNCEPTOS FUNDAMENTALES PARA UNA lNTERPRETAQÓN
BSTtnCA..
• 49
125
do histórico del momento en que surgieron y al que s::lbre
viven y encierran en un estado de encantamiento que ya
no es posible desencantar, pero si, esttt:icamente, interro
gar y traducir,
Ahora tenemos que concretamos a enumerar simplemente
los conceptos funoamentales para nuestro ensayo de inter
pretación estttlca de esta estatuaria, sin extendemos en
otros compromisos que, metodológicamente, son materia apar
te de otro libro. Extractamos, pues, cablegralicamente:
50
126
Los {actores.
51
127
Paréntesis:
Existencia/ismo y racionalismo axiológico.
"
128
pregunta : ¿cuál es nuestra misión?, nos dicta el 6.1ósofo:
situarnos entre el valor y su expresión, interpretar los valo
res estéticos. administrarlos. ¿Y dónde están los valores es
téticos, cómo son -perdón-o cómo valen? Aquí las dIlicul·
tades se nos muestran en problemas díversos con diversas
soluciones. El artista tiene que perseguir los valores. des
cubrirlos. aproximarse a ellos. MüUer pretende ayudar muy
complaciente al artista, iniciando la confección de una lista
con 31 valores estéticos, que se puede proseguir indefinida·
mente. Esta lista no constituye más que una vulgar enume·
ración de cualidades morfológicas, instantáneas parciales
en la descripción literaria de un objeto artístico. Rechaza·
mos de plano este concepto de los valores. Se nos revelan
ellos. en la filosofía actual, en situación idéntica al de la
filosofla antigua. I::!:n el idealismo platónico. el artista debia
perseguir la belleza ideal detrás de un árbol, de un ros
tro de mujer. de un crepúsculo. de un concepto religio
so. etc" y el grado de belleza. el valor artístico era ad
quirido por la obra de arte en la medida en que el artista
habla logrado aproximarse a lo absoluto. Kant. al invalidar
la metaflsica por encontrarla apoyada en una teorla del co
nocimiento (total, para sustituirla por una teoria moral). lo
que hace es dinamitar lo Absoluto griego -la belleza ideal-,
que así se convierte en el cielo actual de la 6.1osofla, en esta
galaxia de los valores, en este polvo divino, que para nos
otros es un germánico escamoteo del idealismo artístico
griego. sin ninguna gracia. sin ningtin interés estéticamente
Para nosotros no son. resumimos, los valores prejuicios sub·
jetivos. sino productos en la creación artística, resultante
existencial.
Suprimimos. pues. este mundo de los valores como factor
de la obra de arte y establecemos nuestra ecuación exis
tencial con los datos que hemos apartado: en un término
de la ecuación el Ser estético. y en el otro los tres mundos
ontológicos. Antes de pasar a ver cómo se opera y se pro-
53
129
ducen los valores, hacemos enumeración de los factores del
product,., estético, con las abreviaturas correspondientes para
la mas Ucil esquematización.
130
ración creadora triunfante es invariablemente esta fórmu
la que vamos a explicar así:
El (i) resulta la solución de una ecuación con 2 In
cógnitas:
131
tracto (todas las artes son plásticas) 1. Ahora es lícito. fren
te al criterio equivocado del .6.1ósofo. descifrar esta afirma
ción intuitiva del artista (Picasso) : "Yo no busco (no bus-
66
132
co los valores en ninguna estanterla de los axlólogos) , en
cuentro" (encuentro aquello solo que persigo: el ser esté
tico. ¿Qué es, pues el SE? ) .
Vocabulario y resumen.
133
lécula plástica ctnada : E3T; molécula abierta tn la cade�
na orgánica en conjugación con la vida, en el ser tstético:
E-T- E)
f
v;
Tradición y progreso.
Solución exi5tencial.
50
134
relación de salvación entre el hombre y Dios: es el Ser es
tético, la zarza que arde sin consumirse. La Estética es,
pues, como ciencia del arte, una teoría de la Inmortalidad,
un cálculo y practica personales y directos de la salvación.
El Ser estético, una verdadera soludón existencial. El tras
cender de lo estético alcanza a Dios: devuelve al Creador lo
creado, en acto original de creación, con lo que se ¡usU6ca
y se cumple la misma definición divina del hombre "imagina
do a semejanza de Dios".
La Belleza.
59
135
un naturalismo de la realidad. Habrá naturalismo geométrico
si nos reproduce la naturaleza ideal exclusivamente. Y habrá
naturaismo vitalista, si nos da la vida como una sola imagen
de la realidad. Si a la reproducción independiente de estos
factores, llamamos belleza, ya tenemos tres conceptos de la
belleza que no tienen nada que ver con la del arte. Estas
tres naturalezas se niegan entre sí a si mismas, con el resu1�
tado de un realismo simple o abstracto en la primera sín·
tesis plástica y con un final realismo artístico o compuesto,
en la segunda sintesis. El SE. es, pues, desde cada una
de las naturalezas aisladamente, un disparate natural. El
producto estético, en este sentido, es siempre un triple dis·
parate. Contra el disparate de la muerte, el disparate de la
creación eterna. Si identificamos la verdad estética con la
belleza artistica, entonces ya tenemos un concepto fijo y
verdadero de la Belleza. Esto ya es otra cosa. Pero nosotros,
para evitar confusiones, no empleamos para nada el término
belleza que llega a nuestros conceptos sin prestigio estético
alguno.
60
136
reaparecer en la obra de arte. Son tres conceptos que por el
orden en que se dan en los estilos, tanto individuales como
colectivos. nos ayudarán a caracterizarlos.
Naturalismo.
Surrealismo.
Superrealismo.
61
137
rales pueden regresar a su orden natural: las formas no
han sufrido más que una descombinación física. En el esti
lo superreal ha ocurrido una transformación química -es
tética- de las formas naturales. Un mundo distinto e irre
versible, una nueva especie de seres hace su aparición.
Aquí hay auténtico disparate creador, hay "caricatura" o
máscara estética; muere la soledad que es la muerte de la
cosa, cesa la soltería ontológica del ser natural, y lo plural
entra en la cosa nueva del arte, que asl aparece deforma
da -conformada- en la dimensión de 10 perdurable. Son
seres nuevos con nuevas cualidades que hemos llamado va
[ores plásticos y valores estéticos.
En el orden en que hemos definido estos tres conceptos
comprobaremos que aparecen en el desarrollo de todos los
estilos. Por su duración, separadamente, por e1 momento
de su mezcla y la intensidad de ésta, iremos precisando la
personalidad de un estilo. Comprobaremos el debilitamien
to de una obra a expensas del surrealismo y su madurez
estética en la proporción en que el artista se superrealiza.
62
138
Con¡ugación de las dos triadas conceptuales.
naturalismo
surrealismo
superrealismo
natural georn6trico
ARCAICO
vit.1
CLASICO I BARROCO
+ +
comienzo de un
estilo nuevo
63
139
V. EL TRAYECTO.
,
65
141
había seguido el viaje de las propias estatuas. Es éste un
pequeñisimo valle, alto, cerrado, redondo, con un monticu�
lo central en el que hay hoy un capilla indigena.
Plástica andresiana.
66
142
tan materialmente caida sobre la tierra. ¿Cómo no suponer
o intuir ya. instantáneamente. de una precocIdad religiosa
y de una misteriosa calidad al hombre así cocinado espiri�
tualmente en este sitio por una conjuración especial de las
fuerzas emocionales y cosmogónicas? Aquí todo es primitivo :
encerrado. todo sucede por vez primera.
Instantáneamente relaciono los puntos luminosos de las
antiguas cerámicas andresianas con esta serpiente de arci
lla o este río blanco del cielo. Luego. con 10 que veré al
día siguiente -muchisimo antes de entrar a San Agustin-.
llegaré a la conclusión de que es aquí en San Andrés donde
el hombre de la gran cultura megalitica andina ha inaugu
rado. con la contemplación y los primeros y heroicos viajes
del paisaje. el tema metafísico existencial y las materias fun
damentales de los mitos y hasta la misma estatuaria.
Los regresos finales del paisaje. con la total aseguración
de los medios religiosos y del instrumental estético contra la
inseguridad espiritual frente a la Naturaleza. se llevarán lue
go en San Agustin y. también de forma impresionante. has
ta que el sistema existencial religioso andresiano. campesino
y cerámico. se convierte en un estilo civil y terrestre. agus
tiniano. en una lítica en que el artista proclama y asegura
la expansión política y la conquista vital. (Precede siempre
el planteamiento estético a las sistematizaciones religiosas.
Para una grandeza vital es preciso antes un programa so
bre la muerte.)
La plástica andresiana adopta dos modos perfectamente
diferenciados: el de las cerámicas. de un estilo interior e
individual. anaJltlco y representativo. y el de las tumbas :
de un estilo simbólico y defensivo frente al espacio. de un
lenguaje geométrico. cerrado y lineal -lleno de rombos y
en cada rombo una estrella- como una malla que agranda
y sostiene las paredes de las tumbas colectivas. (No son es
tas pinturas frescos. como suele afirmarse. 5ino sabia téc-
67
143
nica de los revoques o engobados -arcillas coloreadas_
del ceramista.)
De dia, visitamos estas tumbas y una colina con una cir
cunferencia de grandes estatuas, esta si, de un inconfundible
estilo epigonal agustiniano. En el centro del ruedo han co
locado los arqueólogos un pequeño banco de piedra, que
Pérez de Barradas estima que es l a representación de un
rancho.
En la parte cerrada o interna de este pequeño valle, apo
yado en la corditlera, se eleva una breve planicie con la
plaza y una ermita colonial indígena que, ciertamente, par
ticipa de la misma sugestión del paisaje, con la armonía
natural y las proporciones, con el sentimiento geométrico
que dejó enfrente de la iglesia, puesta en unos farallones, la
erosión geológica. Aquí el hombre ha sido pensado por el
paisaje.
68
144
damente. Especialmente la piedra grande y la menor con su
arista tallada. Hablan sido tratadas estas dos piedras por el
artista de un modo tan rústico y con tan extraña inhabilidad,
que revelan claramente la sensibilidad de 105 ceramistas que
han debido producirlas y jamás de alguien a quien podamos
suponer con la menor notida de la estatuaria agustiniana.
y no solamente las considero yo como la prueba de la in
experiencia de un ceramista que elige por esta razón el con
torno y no el gran upado frontal y escultórico, sino que,
además, repite en la roca central los mismos agujeros de sus
cerámicas -1nsisto- con sus pupilas de arcUla totalmente
desprendidas hoy de la piedra. Es este, sin duda, un do
cumento extraordinario: la primera piedra de esta estatua
ria y a la que hemos de referirnos ampliativamente.
Abandoné San Andrés preocupadisimo con estos pen
samientos. Nos diriglamos a la zona de San Agustin e íba
mos a pasar por una pequeña localidad -el Marne- don
de habia algunas estatuas. Observaba d paisaje con el ma
yor cuidado. (Oias antes, al entrar en esta zona geográfica
del Alto Magdalena, por Garzón, cuando todavia es an
cho el antiguo cauce del río, remontándolo, observaba las
pirámides escalonadas dejadas por el Magdalena en su geo
lógica juventud: escalones en que se alternan horizontal
mente frisos de roca desnuda y frisos de tierra y vegeta
ción, verdaderos monumentos naturales cargados con el gran
de y anunciador misterio humano de la estatuaria agusti
niana.)
Ahora, conforme nos apartábamos de Sal! Andrés, se
multiplicaban las grandes piedras rodadas por el rio. Insis
tia en pensar 51 -aquella roca con los agujeros grabados de
la plaza de San Andrés no la habrla atacado, a solas, el
último de los ceramistas primitivos, cuando aun dormian,
acostadas asi en sus piedras, todas las estatuas de San
Agustln.
69
145
Hoy podemos examinar estos lugares santos de Colom�
bia y de América. Sobre la tierra se encuentran todas las
señales de una primitiva y descomunal batalla existencial
entre el hombre y el paisaje. Y pienso cómo en la zona de!
actual San Agustin, no se dan estas agrupaciones natura�
les de grandes piedras, como si alli ya el hombre hubiera en�
loquecido pOI despertarlas a todas, como así lo hizo. Pero
todavIa aqul en este desfiladero, ya bastante alejado de
San Andrés y muy apartados de San Agustín por el rodeo
obligado del viaje, se ve la tierra totalmente regada de pie�
dras nocturnas y pesadas que se dejan sentir como una
Vía Láctea abatida sobre la tierra, apagada, y que el es�
cultor agustiniano alcanzó nuevamente a encender. a re�
encantar. Desde entonces esta ahl ese pueblo. en esas es�
tatuas en que arde sin consumirse, como aquella simbólica
zarza que Moisés vió arder sin consumirse y desde la que
oyó la voz de Dios.
No voy a detenerme más en expresar esta mi primera y
sincera impresión de San Andrés, en cuya presencia tanto
me chocó se le considerara tan de lado por los arqueólogos
en la gestación de la cultura agustiniana. Voy a cerrar rá�
pidamente este primer viaje, anotando en e! mapa de la re�
g1ón los lugares o estaciones correspondientes a las 37 es�
tatuas que hemos seleccionado como resumen de las 100 que
se llevan descubiertas en territorio tan importante y re�
ducido.
70
146
El Marne (fotos 15, 16).
lfIumbe.
71
147
con una de las grandes fuerzas de su medio geográfico. Al
descubrir esta alianza y fijarla, la estatua va a entrar por un
acentuado y progresivo rigor geométrico en el más emo�
donante periodo de los ciclos artísticos, el preclásico y su�
perreal. mientras el hombre madura su mito y. sin más ti
tubeos, define su tipo politico de hombre terrestre y conquis
tador, individualmente practico. socialmente fuerte y co
herente.
filOS. hs.
Mesita A.-Montlculo oriental - Estatua n " 21 Lám. , 3"
> " > 3'
> occidental - > '3 3'
B.-
>
72
148
Quebrada Lavapatas (30 y 31 l. Falo 46.
Alto de Lavapatas.
Desbordamiento epigonal.
��z:or? (
BoliVia?
Nicaragua?
Pueden agregarse ilustraciones altas culturas
mente M6jlco.
, espeCial.
MéJICO?
73
149
VI. EL PROCESO (primera parte).
Inventario ontológico.
"
151
separaeión desde la vida:
Bultos +
piedras rostros humanos
pájaro buho
mono jaguar
superficies p" águila, sapo
valle
luna
Vla Láctea
76
152
Lín<!as qu<!bradas. Gr<!cas en dos posiciones, invertidas y
enlazadas . . .
Pirámides escalonadas (y <!n posición invertida).
y su derivación geométrica en el estilo o Tipología plás
tica:
Estatuas redondas. Estatuas cúbicas y prismáticas. Pris
máticas ascendent<!s y descendentes (o sea, referidas a pirá
mides sobre la base o sobre el vértice; en lenguaje plástico,
de pronunciación estética intimista o pública y monumental) :
estatuas según el estado de deshumanización o geometriza
ción. . .
Tercera clase : Los seres vitales.-La intención politica
en la estatuaria·, la referencia vital, la propaganda o ante
proyecto literario del mito, 10 exterior de los simbolos.
Mezcla de elementos de la primera clase: máscaras acti-
vas, expresionistas y simbólicas.
Un partero.
Estatuas embarazadas.
Guerreros. Estatuas con elementos simbólicos: hachas y
cinceles empuñados: caracoles, martillos, totumas, peces, bol-
sas. . .
Buhos con serpientes en la boca.
Hombres disfrazados de buhos, con serpientes o cetros en
las manos.
Hombre disfrazado de jaguar con serpiente entre las manos.
Hombre y jaguar fundidos en una máscara o figura ori
ginal.
Tocados y representaciones en el tocado con plumas, dia
demas. . .
Tocado en forma d e pirámide dividida en seis partes. To
cado en forma de arco dividido en seis partes o líneas. (For
ma de arco iris.)
En la gran piedra triangular sobre el vertice, con seis pirá
mides alineadas en la frente (dudamos si las seis pirámides
77
153
son las colocadas sobre la base o las invertidas y divergentes.
Nos pronunciamos por esta ultima concepción) . . .
Los protagonistas.
78
154
tados o transformaciones y su duración. (No dejaremos
nunca de tener presente la doble herramienta triangular de
toda evolución estética, que ya indicamos. )
Los hechos.
79
155
aventura de esta cultura para llegar. cumpliendo el programa
de su propia concepción del mundo -su mitologla-. a 10
que alcanzó a ser: el "Hijo del sor', hombre libre, fuerte
y suficiente sobre la tierra. Hijos del sol. se denominarán lue�
go fácilmente sus rlcos herederos culturales, en las Altas
Culturas andinas.
El alma, pues, de esta cultura primitiva, su motor espiri�
tual y simbólico, 10 traduce su estatuaria: es la lucha entre
el hombre y la serpiente. Vamos. pues, a seguir la evolu�
ción por separado de cada una de estas unidades protagó
nicas. bastandonos para dlo con separar sus momentos o si�
tuaciones más caracterIsticos. Comenzaremos por la serpien
te y continuaremos por el jaguar. El hombre se nos dará en
función de la antitesis "serpiente-jaguar". El destino de
este hombre corresponderá a la aventura afortunada del
jaguar. Será la aventura, y desventura, de lt, serpiente. El
hombre pasará por varios y cardinales estados: históricamen
te será la Integración de varios hombres, que nos suminis
traran la imagen exacta del alma extraordinaria de esta
cultura.
Pero, antes de esa descripción final: debemos nuevamente
interumpimos para realizar el segundo y último viaje a San
Agustín. esta vez a través de las 37 estatuas que acabamos
de seleccionar. Daremos como un guión cinematográfico de
este condensado resumen de su estatuada que totaliza su
evolución. Ya casi tendremos su historia verdadera.
156
VII. HISTORIA GRÁPlCA,"
Lám. l.
Introducción instantánea a la imaginación
de los dos términos humanos en la plastica
original americana:
Fot. 1. BI hombre andresiano de la cultura súmero
caldea (3000 a. C.).
Fot. 2. El hombre agustiniano de la cultura asiria
(820 d. C.).
Aunque no .es del todo justificable aqui la
inclusión de estas dos reproducciones, sirven
para antlcipaJ: gIlifkamente, repentinamente,
una idea S<t:nsible y aproximada de lo que
en nuestra tesis de esta plAstica arcaica son
el hombre de San Andrés y el hombre de
San Agustín.
Fot. 3 . Hombre con máscara de pajaro. derribado por
un bisonte, (Pintura prehistórica europea:
Lascaux, - 20.000. Periodo final de la cul�
,
81
157
tura Aurignac. ) Aquí la mascara es simple
antifaz, escudo naturalista, disfraz. La más
cara que vamos a considerar en la estatuaria
matriz americana (del hombre-jaguar) corres
ponde a otro concepto, original y tipicamente
estético.
Lám. 2.
82
158
la Vía Láctea. (Desprendido de un vaso ce
rámico.)
(De la tumba numo 9 de San Andrés. hoy
en la Universidad de Popayán.)
Lám. 3.
83
159
Fot. 10. Olla, de la misma tumba de Segovia. Lineas
blancas sobre rojo. Ritmos de serpientes en
proyección lácteo-cosmo-Iunar. Momento co
rrespondiente a la piedra con señales -lá
mina 3-. Es una piedra inefable, de un
prehistórico Van Gogh. Revdación de un
artista andino. de tal sentimiento trágico que
sobrecoge. Son dos piezas de extraordina
rio valor espiritual.
Fot.8. Sobre enlucido de arcilla blanca. red de
rorabos con estrellas en morado y rojo: De
coración interior de la tumba de Segovia.
Lám. 3.
8'
160
"una piedra con seiíales de trabajo" (pág. 68 ) .
En l a reproducción se aprecia el grupo de las
tres piedras. (Fotografía de Pérez de BaIIa�
das. en su Arqueología y antropología de
Tierraden.tro.)
Fot. 12. Conjunto. (La saqué desde el interior de la
iglesia. Muestra la parte posterior de la gran
piedra. destacándose del grupo. Obsérvese la
forma de la columna. donde rigor geométrico
-ser ideal- y soporte natural -ser real
mutuamente se alteran. dando en esta forma
plástica resultante, como la clave de la cons�
titución interna -plástica.- de toda genuina
creación estética.)
Fot. 14 (6). Una cabeza de la muerte. en el Mame.
Para mi. pedazos columnares. que algun dia
completarán otros descubrimientos. Como
ésta hay otra gran cabeza cilíndrica de pie�
dra y que el mismo Barradas reconoce que
nada semejante a ellas ha aparecido en San
Agustin. A pesar de ello. insiste el arqueólo
go español en asignarles un estilo agustiniano
y. además. derivado de él. De este modo,
los etnólogos se resisten a reconocer el estj�
10 típicamente andresiano de esta plástica. Y.
precisamente. lo extraordinario seria que se
pareciese a 10 agustiniano, ya que esto esta�
mos explicando que es imposible -se ve en
San Agustín-. Los problemas iniciales de
una estatuaria, no pueden volver a plantearse
al finalizar su cultura correspondiente, ya que
la mentalidad es totalmente otra.
Fot. 1 5 (7). Las estelas del Maroe.
Fot. 1 6 (8). Al salir el andresiano a los espacios abier�
tos. desbandado, impulsado por la exaspera�
161
ción existencial que pudo haber iniciado el
ceramista trágico que se abalanzó sobre la
gran piedra en la plaza de San Andrés. aco�
mete a las primeras piedras con la inercia re�
presentativa de su herencia cerámica. llenan�
do de misterio y de irresistible atracción a
todas las demás piedras que aun permanecían
tendidas. Sale el hombre andresiano para des-
pertarlas. De sus primeros pasos quedan es�
tas dos estelas en el Maroe, probando su nue�
va capacidad defensiva existencial. Mostrán
do, asimismo, el doble antecedente de su plás�
tica original: el estilo figurativo y el geomé
trico, distantes entre sI. Agrupación de sig
nos y figuras con un sentimiento doméstico
de la protección. Hay estatuas de animales
protegiendo por proximidad simplemente físi�
ca al hombre. Se va a plantear pronto las dos
versiones típicas de la protección -el buho
y el jaguar- hasta la selección definitiva del
jaguar.
Se va a pasar del culto de la muerte al
cultivo de la vida, preparándose la concien
cia agustiniana. Luego quedará subordinada
la representación de la muerte, aparecerá como
escolta de demonios y elementos negativos en
los templetes de los hombres -jaguares triun
fantes-. Aquí va quedando, en el camino de
esta cultura. la -muerte y la noche, introdu
ciéndose el hombre por Illumbe en el cono�
cimiento estétlco-religioso de la resurrección
d.e las piedras. Pronto en IlIumbe comenzará
a despertarlas hasta alcanzar la gran técnica
de sus transfiguraciones clásicas. Comenzará
con esa ternura recién nacida en las piedras
86
162
de U1umbe: con la representación de la mu�
jet que hace sonar su flauta órfica en las
puertas de San Agustín.
Lám. 4.
Lám. 5. .
Grupo de IlIumbe.
Fot. 204 (9). Retrato de jaguar.
Cabeza. de intuición monumental. Severa
representación de una cabeza de jaguar. con
la boca cerrada. Es como una imagen para la
veneración, un rostro intocable. Todavía el
hombre de esta cultura no se atreve a entrar
en trato directo y personal con i!:l. Es utili
zado indirectamente. Debemos suponer que a
través de danzas y enmascarado, el hombre
87
163
frente a la serpiente vencida con la ayuda
de otro aliado del hombre: un pájaro celeste,
águila o buho (está dividida la opinión so·
bre su exacta figuración. Nosotros hablare·
mas siempre del buho.) Esta escultura del
jaguar está intimamente r�lacionada con el
resto de las figuras del grupo.
fot. 2 1 (lO). Flautista (hallada en el Cabuyal).
Para Barradas, lo que parece flauta es una
nariz larga, puesto que considera que la se·
ñal de la boca es un golpe o deterioro poste·
rIor. Para nosotros. 10 que parece una flau·
ta en realidad lo es, y con 13 significación de
completar el sentido del conjunto: la cabeza
altar del jaguar. el danzarin oculto (11) Y el
objeto perseguido: el vencimiento de la ser
piente (12) que efectúa como intetmediario el
buho.
Fot. 23 ( 1 1 ) . Persona empuñando una máscara neutra.
Persona sin rostro, endiéndase así. Es un
antifaz de madera con un mango largo que
la persona oculta tras ella empuña con am
bas manos.
Para Preuss. es causa de gran extrañeza
esta escultura. Advierte que no tiene nariz. que
tampoco tiene orejas. aunque: esto podrIa expli
carse. dice, más fácilmente. Añade que es una
figura con un pisón. Y así los arqueólogos si
guen repitiendo esta errónea concepción. No
hace falta imaginación .para comprender esta
representación naturalista (como las demás de
este grupo). documento etnográfico de valor
excepcional para situar la posición de este
hombre de Illumbe. con su dirección, en el
ciclo plástico agustiniano.
88
1 64
Fot.22 (12;. Buho con serpiente. En este periodo. la vo�
luntad artística multiplica la imagen del buba
con una serpiente en la boca o con dos ca
bezas de serpiente. como cetros en las ga
rras (semejan también. a veces, estos dos ce
tros dos pequeñas cabezas de la muerte).
Incluimos en esta etapa. finalizándola, las
figuras que representan al hombre enmasca
rado con la forma del buho: la plástica del
buno con manos humanas bajo las alas. El
animal con garras. el buho con la serpiente,
corresponde a la plástica inicial redonda. Lue
go hay un avance formal notable: plástica
cúbica. En cuanto al buho con manos huma�
manas (fot. 27), parece ser el hombre. que
abandona la máscara neutra y adopta el dis
fraz del buho, de esta especi<,: plástica, que
denuncia el tanteo dramatico del hombre de
IIlumbe por adoptar una alianza definitiva con
un animal -animal nocturno, contra la ser
piente, mitogonla nocturna del andresiano-.
hay tres versiones : la primera, en que la figu
ra se alarga. adoptando la proporción huma
na -extremo superior en la (,volución de la
plástica redonda-o y las otras dos, de un
sentimiento creador altisimo. ::¡u� ahora seña
laremos (fot. 29).
Wm. 6.
89
165
buho" .... etc, comenta Preuss, sin sospechar
el intento de enmascaramiento del hombre,
cuyas manos están claramente dibujadas bajo
las alas. Y añade que "por la manera como
está separado del cuerpo. parece más bien
una prenda de] vestido humano, todo lo cual
hace pensar que el artista añadió esto por
mera fantasia". No soportamos más a esta
manoseadora " ciencia" de la etnologla con sen
sibilidad grecorromana ante los productos ar
tísticos, y mucho menos frente a los perte
necientes. como éstos, a la suprema cate
goria formal ; la mera fantasía no existe en
estos tremendos períodos espirituales de la
creación. Ese tipo cabal de artista no pone
ni quita nada por gusto, no entiende nada
de nuestra sensiblería de lo bello. Busca per
pendicularmente la adquisición fantástica de
lo sobrenatural, la directa utilidad espiritual. Y
por esto, sus resultados legitlmos son la afir
mación estética de lo que para la sensibili
dad neoclasicista constituyen los grandes Dis
parates de la historia del arte. La historia
del hombre se mueve por milagros. Cada mi_
lagro es un pensamiento plástico original. No
hay invención sin Disparate. El toro alado
asirio, el minotauro egipcio, el ángel cató
lico, el perfil con dos ojos en ei simultaneís
mo hipercubista, no son más que débiles con
cesiones literarias, pueriles monstruos que la
vocación plástica eterna. interesada en cada
época por expresar personalmente el mila
gro de la imagen del mundo y sus mitos o
programas de salvación originales. Pues bien.
frente a la grandeza estética de estos mons-
90
166
truos, el hombre-jaguar encierra aun mayor
grandeza, pues la hazaña se cumple en una
heroica desnudez y soledad.
Fot. 28 ( 1 9 ) . Hombre con mascara de buho con dos ca
bezas de serpiente en las manos.
Salida emocionante de la naturaleza. Puro
cante ¡onda de esta cultura. La prueba de la
originalidad de esta estatuaria �de esta mi
tologia- es esta constante -en este periodo
de IlIumbe_ y terrible indecisión por fijar la
solución definitiva de su aliado contra la ser
piente. Vale decir, la decisión heroica por re
solver la forma mental -el calculo estético�
de su angustia existencial, su comunión con
Dios.
Tipo popular de la intuición creadora, tan
grande como la que más tarde va a fijar la
alianza del hombre con el jaguar. Momento
en que cesara el hombre andresiano, al cum
plirse e! hombre-puente de IlIumbe. haciendo
posible al hombre de San Agustin.
Lám. 7.
"
167
cualquier estatuaria. Intuición plástica tan for�
midable como la que en la tradición cristia�
na da lugar a l a aparición del ángel. Es el
"hombre-ángel" situándose entre el supremo
símbolo del so! y de la vida, y el hombre ini�
cial de Illumbe, hijo del símbolo supremo y
andresiano de la muerte.
De aquí prodría haber atrancado toda una
cultura liUca distinta a la que se dió en San
Agustín. Probablemente no alcanzó la popu
laridad necesaria. o su proyección posterior
política no fué suficiente como enlace con l a
tradición que llegó e n IlIumbe esa solemne
cabeza de jaguar con su culta correspondien
te, a que nos hemos referido en la ltimina 5.
Lám. 8.
92
168
te creación de simbolos. sin humor para la
anecdota, no se representan jamás oficios o
algo que pudiera figurarnos al hombre de esta
cultura litica realizando un acto manual. (En
cuanto al gran Partero (foc. 29), su alta in
vestidura -el gorro solar de seis bandas y
su imponente expresión general y su máximo
tamaño- proclama visiblemente no el acto
profesional de asistir a un nacimiento, sino el
mismo nacimiento como ritual máximo de la
politica agustiniana, como decreto sagrado de
la densiBcación demográfico.,)
Fot. 31 (22). Hombre-jaguar con la serpiente dominada en
tre las manos, u hombre disfrazado de ja
guar, ¿primer hombre-jaguar? Es apenas una
cabeza sola, como e! retrato de frente de un
jaguar: son sus proporciones. De frente. el
jaguar es sólo cabeza _el wl no tiene cuer
po-. Las patas de la estatua son unas cortas
piernas de hombr-e, Puede considerarse esta
fundamental estatua como e! hombre vestido
con la máscara del jaguar o el hombre ya
jaguar: aparece la serpiente dominada ya to
talmente en las manos del propio hombre. La
hemos visto antes en las manos del hombre
tras la máscara del buho. y mucho antes en
el pico del buho, separado del hombre.
Es el principio del hombre·jaguar. Aparece
asi como más jaguar y menos hombre, hasta
que en el periodo clásico, los dos viejos y
positivos factores protagónicos se equilibran
en una fundición espiritual perfecta. en la más
alta aleación estética de la Máscara. Para.
en la declinación del estilo, aumentar la pro
porción de! hombre a expensas de la del ja-
93
169
guar: roto el equilibrio clásico. la máscara
se descompone. cayendo a pedazos desde es
tatuas que van marcando este proceso. a la
salida de la quebrada del Lavapatas. en el
Alto del Lavapatas y en el Alto de los Ido
los. hasta la reaparición final de los rostros
del hombre. ya de un hombre nuevo. el hom
bre de las altas culturas -en posesión de una
herencia mitológica plenamente formulada_.
Asistiremos. pues. en las estatuas que nos
falta considerar. a esta consolidación de una
civilización agustiniana, a la aparición de una
religión oficial. de un hombre politico y gue
rrero por herencia: los tremendos sepulcros
de piedra, sepulcros-altares megalíticos de un
pueblo no autor de su propia salvación. apto
sólo para su confusión y para su muerte. Ex
traordinario ejemplo el del escultor agustinia
no: los métodos de salvación no se transmi
ten; quien no crea su propio arte -sin arte
original_ no sobrevive.
El jaguar es, pues, el salvador : el cristo
de este hombre arcaico del Macizo central
andino. Pueblo cristo-zoomorfista. El hombre
jaguar es el que ha vencido totalmente a la
serpiente. como se expresa en este documento
escultórico formidable. De aquí en adelante.
el hombre agustiniano es un hombre cristia
no, un hombre espiritualmente: salvado, un
hombre de fe, con una profunda y original
pasión religiosa que le proveerá de todas las
energías necesarias para el cumplimiento in
dividual y social de su vida. Aquí muere el
hombre de Illumbe y surge El hombre para
el clasicismo de esta cultura ejemplar.
94
170
Este hombre agustiniano podrá dar su es
palda a la muerte y mirar confiadamente el
porvenir: ahora que es típicamente el hombre
jaguar, pasa a ser ya el hijo del sol; el escul
tor inicia su plfl.stica cubista, fijará la escul
tura característica de las grandes cabezas con
su acento público definitivo. El peso de la
estatua va a descender en una progresión es
tética plena de sabiduría monumental.
Aquí podríamos añadir esta observación:
entra el agustiniano en la segunda parte de
su programa creador: en ia acción. Ha ter
minado la etapa de la contemplación mitoica.
Al atacar en la próxima información sobre
la génesis de un nuevo arte mundial, a los mis
ticos del Renacimiento europeo, lo hacemos
en defensa de esta actitud que ha desarrollado
hasta aquí el agustiniano: la actitud del sen_
timiento trágico: la actitud descubridora, li_
bre de soluciones heredadas. En la hora final
del agustiniano -en la hora de los sepulcros
altares y del oficialismo religioso, en la hora
en que los rostros del hombre se creen ase
gurados- se producirá la actitud conservado
ra: el sentimiento místico. donde los ricos he
rederos irán desapareciendo, repitiendo los
mitos en amaneramientos barrocos, hasta que
la estatua abre paso a la arquitectura militar
e imperialista de las altas culturas andinas.
En Tiahuanaco encuentro -es mi opinión
l a frontera cultural en la evolución de estos
pueblos andinos: Tiahuanaco es la estatua....
ria heredada que frente a la arquitectura se
despide. No hay arquitectura andina sin una
95
171
transportado. Tiahuanaco es el relieve mu
ral: la estatua que desaparece en la casa. Antes
de Tiahuanaco. los pueblos viven en la es
tatuaria. El hijo de la estatua es el arquitecto
de Tiahuanaco. El hijo de Tiahuanaco es el
ingeniero militar incaico. El hombre pIe-incaico
de Machu-Pichu, en la acumulación innumera
ble de sus habitaciones de piedra. conserva en
un piso el último reflejo de sus orígenes remo
tos de San Agustin: como una alfombra lítica.
la figura aplastada de un buho (?) con un doble
anillo de piedra en el pico. que en sus cerá
micas adverti (Museo de la Paz) habla re
producido. Después de Machu-Pichu. nace y
muere la última cultura andina ....sin ... un solo
escultor....... : la civilización incaica.
Poto 32 (23). El primer hombre-jaguar. Busto que servía
de base o pedestal de una columna de la an
tigua iglesia de San Agustín (entre IlIumbe
y la meseta agustiniana. a la entrada ) . Ex
presión superreal, irreversible. Fusión "quí
mica" perfecta de los dos rostros aliados con
tra la serpiente. Nacimiento estético del hom
bre agustiniano. El hombre de la victoria.
La sustancia divina ha sido hallada : el ja
guar era 10 que unia indirectamente, y separa
ba. al hombre de Dios, al hombre del sol.
Por la situación expresiva de las manos.
puede observarse que el escultor hubiera se
guido atentamente el soberbio intento del
hombre-buho con alas. (Unas estatuas de Pu
ruá. Ecuador. están relacionadas con este pri
mer hombre-jaguar.)
96
172
Lám. 9.
Lám. 10.
, 97
173
Fot.37. Inscripción necrológica. (Documento del hom�
bre agustiniano hijo del sol.)
Lám. 11.
Lám. 12.
Úm. 13.
98
174
bia que vencer y cuya representación lleva en
el tocado. (tAntropómaco?)
En estas esculturas se demuestra toda la
técnica de la caza del animal, la teoría y el
arte de la lucha, de la lidia del mono -mo.
nomaquia_. El "escudo de forma extrafta",
que dice Preuss, a nosotros no nos parece
nada extraño, pues es la silu.!ta de una cabeza
de hombre mirando a la izquierda del gue
rrero. La parte derecha, en la cabeza., está
estilizada de acuerdo a las grandes plumas
del tocado, que aquí no se representan por
que no encajarían en el estilo sintetico y fun
cional del bloque escultórico. (Este mismo es
cudo con las largas plumas que aquí faltan, se
puede encontrar en representaciones poste
riores de culturas mejicanas. Las he visto en
reproducciones del Códice Borgia -libro de
Krickeberg-, pág. 304.) "
La misma mano que porta el escudo sos
tiene la lanza. La otra mano levanta
una piedra. Es lógico entender que la
piedra lanzada con la mano derecha, carece
de verdadero poder ofensivo y que más bien
tiene el objeto de azuzar y provocar el ata�
que del animal: constituye lo que la muleta
o el engaño en la lidia del toro. Y el senti
do de la lanza en la misma mano queda claro;
al volverse, respondiendo con su ataque, el
animal, el lidiador mueve hacia su izquierda
el escudo en la dirección del perful humano
que representa y tras el que se guarece el rQS�
tro, desviando el ataque del animal. el que
así descubre su flanco Izquierdo, momento en
99
175
el que el guerrero se apodera. con la mano de·
techa libre, de la lanza para atacar mortal
mente a su enemigo. Este debió ser el espec
táculo popular agustiniano, su fiesta jonda. lo
que la tauromaquia para el pueblo espafioL
No, no es una necrópolis esta meseta llena de
templetes, sino lugar de vida pública, de edu
cación sodal y propaganda poliUca, y de la
fiesta nacional: la de los gladiadores o zoo
macos.
Fol. .3 (29), Gran partero.
H, Monolito plano de cuatro metros de altuIa�
" .5. Tablero sagrado en que se proclama gráfica
mente la más alta obligación social del agus
tinlano, el aumento de su población. El es
Lám. 14.
Quebrada de Lavapatas.
Fot. i6 (30). Lecho de la quebrada con orificios naturales
y artificiales, y figuras grabadas de serpientes
(estado de las obras actuales de "preserva
ción" . . . ) .
LAm . 15.
lOO
176
como si se hubiera dado en estos momentos
una especie arcaica de Miguel Angel. (Digo
esto unicamente como para expresar direc·
tamente la sensación experimentada por mi
ante esta escultura, ya fuera del gran mo
mento clásico de la meseta.)
Desde estas estatuas. de5de la quebrada.
ya no calculo yo el tiempo transcurrido. que
puede ser lentísimo y que ya carece estética·
mente de interés para nosotros.
Pot. 48 (33 ) . Igual momento, artísticamente. Proa litica pro
tobarroca. (Como si nos expresáramos de la
tensión formal de un Greco frente al Renad·
miento formalmente estático.) Desdoblamien
to barroco de las síntesis clásicas. ¿el do
ble-yo?
Pot. 50. Interlor de un sepulcro con la tapa grabada
con figura de hombre.-jaguar humanizado. (El
tallado interno de la tapa es con herramienta
metálica. El golpe del hacha-cincel, rápido y
firme. La superficie aparece fresca y clara.
como si el escultor acabara de interrumpir su
trabajo.)
Poto 49 (34). Sarcófago--altar megalitico. Enorme monolito
para ceremonias religiosas, con las asas o es
tribos representados.
Lám. 16.
101
177
Lám. 17.
Ecuador,
Nicaragua,
Méjico.
Brasil,
Perú,
Bolivia,
Argentina.
Lám. 18.
102
178
Pat. 59. Tiahuanaco. La Puesta del Sol. con relieve
plano del Hijo del Sol, jaguares y serpientes.
(De no haber tenido esta edición el ca·
rácter provisional y de urgencia con que he
querido librarme de todas estas anotaciones
hechas hace años y que me ha sido imposible
hoy revisar, hubiera podido agregar una se·
de de reproducciones del más a1to interés
documental para mi tesis. Objetos BUcos y
especialmente cerámicos con el rastro matriz
agustiniano claramente manifiesto: buhos, pá.
jaros, monos, hasta serpientes, adornados con
los colmillos del jaguar. Toda una serie de
personajes secundarlos al drama original agus·
tiniano, son posteriormente utilizados como
en un santoral al resplandor divino de los
atributos del hombre·¡aguar.) Tampoco en
el propósito de este trabajo habIla práctica.
mente sitio utilizable.
Fot. 60. Monumento a Bolivar en San Agustln.
Pedestal en el que un escultor.fotógrafo c�
locó, al final de algún banquete conmemora·
tivo, el busto del Libertador. Me contaron en
el pueblo que una noche desapareció el busto
y que nunca llegaron a saber qué fué 10 que
sucedió. Comprendi que no había más que
una explicación verdadera, ya que en este
sitio sagrado están vivas las energias de una
nación de escultores y el aire está habitado.
Por una casualidad parecida, fueron aplicadas
al pedestal tres escult�ras de las muchas que
seguían en la plaza desparramadas : una de
ellas resulta ser el homenaje más expre·
sivo de la primera cultura americana, y que
103
179
hace singular esta obra conmemorativa de
la independencia de los pueblos americanos;
la escultura a que me refiero es la que repro
ducimos en la lámina 8, fot. 32, y que repre�
senta el primer hombre�iaguar, el hombre de
la victoria contra el miedo existencial del pue�
blo agustiniano.
Pot. 61. En el adoratorio de Kenco (Cuzco). En me
dio de un anfiteatro de piedras talladas in�
dustrialmente, con su trazado ordenado de
grandes asientos, se levanta este altar descon
certante, ya que sólo consta de una gran roca
natural, en contraste manifiesto con su amplia
base de piedras trabajadas cuidadosamente.
Piedra zoom6rfica, suele denominarse, erró
neamente. Parece también faloide, Algunos
la interpretan como la representación de una
llama. Nosotros encontramos su verdadero
sentido en la objetividad de su misma sim
plicidad natural respetada. Nuestro análisis
de la estatuaria agustiniana ha seguido el pro
ceso creador de los mitos andinos paralela
mente al de la transfiguración de las piedras
naturales en estatuas o piedras sagradas, Es
el tbtem de la estatua. Como el día de ma
ñana. el hombre de la era atómica podrá con
templar en los museos, con su nueva con�
ciencia religiosa original, el pedazo bruto del
mineral de uranio, el hombre incaico pudo
repentinamente resumir en esta materia bruta
de la estatua de sus antecesores la concien
cia religiosa matriz que hizo posibles sus mi
tos y su civilización.
10'
180
LAMINAS
HISTORIA GRAF'ICA CON 18 LAllUNAS
y 61 J'O'l'OGHA¡;'{AS
111
Lám. l .
11
Lám. 2.
Lam.3.
Lam. 4.
lamo S.
Um. 6.
Lam. 7.
Lam. 8.
188
Lam. 8.
188
Um. lO.
Lam. l l
Lam. 12.
Lam. 13.
Um. 14.
Um. 15.
Lam. 16.
Lim. 17.
Lam. 18.
VIII. EL PROCESO.
(Segunda parte.)
10'
199
ra agustiniana. hay una víctima. la misma de todas las cul�
turas triunfantes: la Serpiente.)
Habrá que desestatuizar la estatua. efectuar su disección.
traducirla para hallar el conflícto esencial. Volve:T a colocar
las cosas transfiguradas en la estatua, volverlas a su situa�
ción anterior. cuando fueron seleccionadas como factores
creativos, desde algun lugar. a veces el mas imprevisto para
nosotros. del paisaje. (Consultar cuadro numo 2.)
La Serpiente.
106
200
había que libertarse: había que dominar simbóli�
camente a la serpíente. Así aparece el hombre en
la cerámica andresiana, bajo la Vía Láctea, entre
serpientes y cabezas de jaguar. Entra en las es�
tatuas de piedras hasta su dominación, viniendo a
morir en el clasicismo megalítico, en la misma que�
brada de Lavapatas. Aquí es donde acaba el mito
de la serpiente. En donde acaba el viaje draroá�
tico de la muerte : aqui acaba la noche oscura del
alma agustiniana.
Luego ya, desde la otra margen del Lavapatas,
en el Alto del Lavapatas y desde el Alto de los Ido
los la muerte es ya otra muerte: es una muerte en
una reUgión oficial clasificada y conjurable, de una
civilización que inaugura toda una filosofía primera
de la concepción del mundo para la alta aventura
social y militar que ya puede propagar su propia
mitología elaborada, al tiempo mismo que extenderse
por cualquier escenario terrestre, en dirección per�
pendicular de las sucesivas culturas andinas. Así ven�
drán las llamadas altas culturas, que. en cuanto al
descubrimiento creador, ninguna lo fué tanto como
ésta, que fijó las bases existenciales y mitológicas
para América entera.
El ¡aguar.
'07
201
tada en una gran cabeza (fot. 21). Frente a cHa, el
hombre sin rostro, con antifaz. Se sirve de la mú�
sica (fot. 2 1 ) . Danza, invocando -ensayando-o
la alianza del buho contra la serpiente (fot. 23).
Vacilante, pero con una insistencia tenaz y bri�
llante, el instinto popular crea todo un sensacional
proceso plástico. con el propósito de asegurarse
la alianza del buho.
Son los momentos más emocionantes de la angus�
tia protomitoica agustiniana. Hasta surge la figura
de un hombre como un ángel, con las alas del buho
en forma de corazón (fot. 29).
Este período será espiritualmente anulado. dando
paso definitivo a la figura del jaguar pOI una serie
de tanteos que sintetizamos en estas dos estatuas:
por la primera (fot. JO) se provoca la crisis de
la plástica del buho. Es cuando el escultor con la
máscara neutra o antifaz con que danza oculto el
hombre de Illumbe, graba el rostro del jaguar, pro
vocando la genial intuición creadora de otro escul�
tor, del primer escultor propiamente agustiniano;
el que en la unidad orgánica de la estatua presenta
fundidos los rasgos del hombre con los del jaguar,
produciendo el primer hombre-jaguar, la primera ex�
plicación trascendental y sensible, que alimentará
definitivamente la conducta de este pueblo. En suma,
la jaguarización del hombre es la intuidón básica
que corresponde a la estatuaria agustiniana caracte�
rizándola. El jaguar va pasando al hombre: la boca,
los colmillos, los ojos, en ciertos momentos iniciales,
la altura de la estatua -dos cabezas de jaguar de
frente- hasta la adhesión animal del pene con el
vientre. De ambas realidades -la del jaguar y la
del hombre- procede la síntesis estética, la más
cara de esta cultura. Gradas a esta victoria, el
108
202
hombre, victorioso, se pone frente, cara a cara, a
la divinidad. Eliminado e! jaguar, entra en relación
directa el hombre con e! sol: e! hombre-jaguar es
e! primer hijo del sol . La plástica de dos cabezas,
desde una solución intermedia, pesada y piramidal,
n
i virtléndose sobre el vértice, conquista lo defini
tivamente monumental de su arte.
Esta es la gran
lección que hemos querido extraer
de esta estatuaria El primer muralista colombiano,
.
El Hombre..
lO'
203
definido: son los tru hombres fundamentalu de la estatuada
agustiniana: el hombre en San Andres, en l\Iumbe y en San
Agustín, Y aun podrlamos señalar dos momentos, dos hom
bres más, completando orgánicamente el ciclo total de esta
cultura: 1, niñez; 11, adolescencia; I1I, juventud: IV, madu
res, y V, decadencia. (En dos cuadros sinópticos quedarán
claramente establecidos estos aspectos, referidos a las repro
ducciones seleccionadas del conjunto de la estatuarla que
ya conocemos. En dos láminas entre las págs. I I i y 115.)
110
204
11. La adolescencia: El hombre de /IIumbe. Ro�
manticismo arcaico. Surrealismo. ZOómaco.
poeta. buscador del mito o programa de la
seguridad espiritual. Hombre de transición.
e) El hombre del camino.-EI hombre móvil,
geográfico. Naturalismo escultórico. Se oscurece el
primitivo sentimiento geométrico y el de la cerá�
mica religiosa, pero empieza 8' vivir. a confiar en
sí mismo. Busca su libertad, persiguiendo la segu�
ridad en el culto solar. Ensaya aliarse con interme�
diarios bajo el supremo respeto al jaguar. Selec�
ciona animales "santos" -positivos-, contra la
serpiente, sin atreverse a su trato directo con el
jaguar : la rana, el mono, el águila (?) y. en el gra�
do más alto, el buho. Proyección política de la
danza y la música: aparece la máscara neutra o
antifaz.
\11
205
IV. La madurez: El hijo del sol. Clasicismo agus·
tiniano. Seguridad social.
f) El escultor megalítico y monumental.-Cul·
minación espiritual y estética del nombre·jaguar y
fijación del mito central agustiniano. Pronunciación
publica y oBcial de la estatuaria. Estabilización cul·
tural : gran clasicismo agustiniano.
112
206
San Agustin. es tan prodigiosamente sencillo. y tan humano. y
tan divino. que se vería suficientemente relatado con estos
des títulos que hallamos en un mistko español, San Juan de
los Angeles. El uno, sirve: de título a su libro: Lucha. espi
ritual y amorosa entre Dios y el alma. (El alma del hombre
de Illumbe lucha con el Dios andresiano que ya tiene.) El
otro. está puesto al frente de uno de los capitulas: " Algunas
de las tretas que se ha de aprovechar el alma para rendir a
Dios en esta lucha." (Es la empresa sensacional del hombre
de lllumbe por hallar la treta verdaderamente eficaz del in
termediario divino, su alianza estétka y religiosa con el ja
guar. Y es lo que esta escrito en esta epopeya de piedra que
se llama hoy cultura agustiniana y que es la primera síntesis
triunfante del primer Dios y de la primera alma-. la cultura
andina matriz de los pueblos amerkanos.)
Quedan en San Andrés y en San Agustin. los dos centros
arqueológicos o estaciones resumen de i!:sta cultura. los dos
focos que generan la órbita cuyo vector -el móvil de su es
tatuaria- es la voluntad violenta de sobrevivir. Es como un
relevo. como una carrera de la salvación para cuya empresa
hallamos. en cinco sitios estos cinco hombres apostados. en
una estrategia definitiva y ejemplar.
Ciudad de la contemplación y ciudad de la acción: las
dos fases del sentimiento tragico de todo empeño irrefrena
ble de salvación. Es como el puente entre ambos. el hombre
de Illumbe. Nuestra descripción del alma agustiniana, en
Los tres hombres son los tres estilos progresivos del alma
agustiniana, sus tres moradas. En San Andrés, es la noche
oscura del mundo. La hora A. fundada en la contemplación.
Búsqueda de los elementos magkos para una teología: con
cepción del mundo. el saber cienufico. En Illumbe es la no-
• 113
207
che oscura del alma : la hora B en que el espíritu inicia la
acción. Concepción politica y saber vital. En San Agus�
tín. el día perdurable. La hora C, el camino de salvación.
Concepción de inmortalidad, el saber estético.
El mundo rueda incesante, vertiginoso. confundido, sobre
el hombre andresiano. El hombre acecha replegado en su
míedo cósmico. Tumbal, pe{lado a la tierra Sl1 cuerpo. Su
alma en lo más alto del cielo, en una formidable tensión es�
piritual. El hombre. sólo vigilancia. ve el mundo poblado de
seres infinitos, que se repite. Y se plantea la doble y anti�
nómica categoría: el sol presidiendo las figuras inmóviles,
agentes convencionales de la fuerza y la seguridad. La luna'.
al frente del repertorio enemigo de la movilidad, de la oscu�
ridad y de la muerte. En la Via Láctea, imagina la neutra�
lización del sol con la luna, e intuye el plan de su libertad.
Rostro solar (equivalente terrestre, el jaguar) contra rostro
lunar (equivalente terrestre, la serpiente ) . Vía Láctea = es�
tatua. Hombre�jaguar = dios.
208
Primer cuadro sinóptico. (Resumen con 37 estatuas.)
El Hombre I ),Júmero
agustinlanQ la e de lum!na�'ot1I
statua
=�'----;---r-:;--;-¡.Lp", 1 P�IO
RII,,-¡,,- .c"',,:.'
UAb: 1 1 2· 4 !.UbRH
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Segundo cuadro sinóptico. (Coordinación de los datos fundamen
tales del proceso.)
Número de
laestatua (.)
Buho
'1 \ / 1/ (lU"IIMO i
•
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'' _ i/
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1/PiOTOB'"
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.t.. "..,./"
"
"
9,,, "lI6IOI
115
211
ligiosa. Y a las altas culturas, por esta situación cronológica
posterior a la agustiniana, les es permitido desarrollar ex
tensas variaciones de una sola verdad mitológica, hasta mor�
fologías tan ricas que evidencian sus redacciones en piedra
el más rancio sabor epigonal y académico.
116
212
vación religiosa de nuestro pensamiento, d!': nuestro lengua�
je, de nuestros métodos de reeducación.
Asi, identificando nuestra necesidad actual de renovarnos
urgentemente, en una vuelta entera a la emoción abandonada
de la tierra -Van Gogh y Gaugin, ¿para qué murieron pre�
cursoramente sino para enseñarnos eso?-, haremos sencilla�
mente una consideración final de. los creadores de la estatua�
na agustiniana, en el terreno común de una misma intran�
quilidad existencial.
Nos importa menos errar en aspectos secundarios de la in�
terpretaclón, nos importa menos el desacuerdo con detalles
particulares de otras ciencias, sobre la vida artística en Egip.
to, en Grecia o aquí en el Alto Magdalena. Nos importa más
acertar con nuestro porvenir, dar en el presente con nuestras
fundamentales responsabilidades creativas.
No nos interesan los siglos fáciles, porque el nuestro no
lo es. No nos interesan los siglos de los grandes idiomas he·
redadas, ni la plástica clásica del Renacimiento español, ni
la plástica clásica del imperio ¡ncAsico,y menos la plástica
hibrida y su muerte conjunta y barroca en la ciudad morada
del Cuzco, confundidas.
No nos interesan los períodos de la historia artística de la
declinación, y aun menos en sus espectaculales momentos,
Nos interesan las horas matrices, no los siglos de oro, sino Jos
de hierro, los siglos de piedra como éstos, Ya sabemos por
qué nos importa la estatuaria de San Agustín y por qué pa
demos entenderla: porque vivimos unas horas paralelas, por�
que recobran validez sus viejas estatuas, con estas viejas pa�
labras que repetimos; "La misión del artista es la de rein·
ventar las mitos" (Platón)' " la misión del artista no es filo�
sofar, sino mitologizar" (Unamuno).
117
213
Naturaleza de la estatua.
118
214
actúa para dominarlo. También el europeo, claro, siempre el
artista actúa mundialmente, todo conspira a dUicultarnos
este claro sentimiento universal.
Hay arte, arte siempre extraordinario y fantastico, en la
prehistoria de los pueblos, porque el arte, solo en sus dimen
siones enormes, que es la única normalidad del arte, se da
cuando en la dificultad existencial de los pueblos, éstos se ven
obligados a reclamar la salvación de un modo impostergable
y superior. Son los grandes tiempos en que el arte se produce
al margen del falso esteticismo de la belleza. En las epocas
en que se habla de la belleza artistica, no hay arte auten
tico porque no hay verdadera necesidad de el ni concien
cia inmediata o instinto de su verdadera sobrenaturaleza.
El espacio cósmico interior del escultor agustiniano está
poblado de las equivalencias protagónicas y politicas de los
personajes individualizados trascendentalmente en el espec
táculo exterior. El cielo y la tierra, el origen y el destino, el
bien y el mal, es un drama de varios personajes que los
escultores agustinianos conocen, expresan y sitúan al alcance
del pueblo, quien así comprende de dónde vi'$e y hacia dón
de va. Cada estatua proclama el metodo religioso del do
minio interior y el afán civil colectivo.
No es la estatuarla agustiniana, extracción lírica de la emo
ción natural del mundo, como son los periodos posteriores de
las otras culturas cuando se han alejado de sus primeros ori
genes, de la incertidumbre creadora, y que los herederos de
dican a románticas derivaciones formales, a ricas declina
ciones literarias de los remotos mitos, a esa espléndida elo
cuencia plástica que tanto sobrestimamos en las culminacio
nes culturales de Méjico y del Perú.
No hay en esta estatuaria matriz nada de prolongado, de
lujoso, no hay calma para la persecución de su objeto hasta
que 10 encuentra. Sucede luego como una repentina desapa
rición de este pueblo litómaco, inventor de la estatua ame-
"9
215
ricana, aparece el oro en sus ultimos sepulcro.>. sepulcros de
guerreros. y el pueblo, conquistador, separado de su esta
tuaria, desaparece.
La insistencia en el descubrimiento, la w�rgia de la fe para
el hallazgo, la simplicidad en los resultados, son caracterís
ticas prodigiosas y únicas en esta cultura. Todo está aquí
tan rotundo y definitivo, tan vertical y claro, sobre la tierra
propia. tan nuevo y acabado de inventar, que no es posible
dudar que en este sitio se ha hecho esta historia. desde las
primeras señales hasta las últimas conclusiones.
A.quí no hay lujo ni en el contenido ni en la expresión for
mal, nada más que pr.ecisión ejemplar y que austeridad y laco
nismo espiritual. Una pobreza -comparada con las demás
estatuarias amerkanas- que es la prueba evidente de su
originalidad y su verdadera riqueza estética. De la poesia
primordial de estas piedras están impre9Dados todos los mi
tos andinos, pero en ninguna son asi de reducidos y elemen
tales sus materias y sus combinaciones. Porque no sólo es
éste un pueblo de escultores -nos parece certero precisar
lo�, sino que su mitol09ía es mitología sol&rnente posible
de ser engendrada por los propios escultores. No olvidemos
que la escultura expresa casi siempre los mitos elaborados
por poetas, filósofos, politices o sacerdotes, pero es singu
lar una cultura surgida desde el corazón y la inteligencia de
los mismos escultores.
El escultor agustiniano domina el espectaculo múltiple de
la naturaleza y responde a su compromiso �ocial con la ela
boración de su estatua directa, sobria y ellca:. No se halla
rá en otro estilo arcaico tanta sencillez y austeridad poi!:ticas
y tampoco tanta brusquedad ejemplar. tanto anhelo, necesi
dad tan unánime. popular, existencial. de estatua.
120
216
Plan de salvación.
12\
217
conciencia social pOI e l producto artístico. es la empresa
cumplida por estos escultores primitivos y fantasticos.
El desfile de sus unidades megalíticas por el área geopo�
lítica de este pueblo, es como un coro de santos o super
hombres intermediarios de la acción. Constituye esta esta�
tuaría una escala estética y políticamente prOflresiva. por el
grado en que el escultor ha experimentad-:. en sí mismo l a
inundación metafisica del paisaje. Este pueblo supo plantear
el -milagro de su superación y realizarlo, dejando una constan
cia perdurable de su victoria, de su mágica existencia.
Estos dioses de piedra. con la materia acarreada con las
fuerzas que dieron nacimiento geológico al Magdalena, es
tán proclamando esta doctrina ejemplar: en esta tierra real
hay que vivir una vida real. _He aquí �sta estatuaria que
es la prueba extraordinaria de la verdad.- Nuestro ser po
lítico y nuestro futuro dependen de sus verdaderos limites.
Sólo por la limitación seremos ilimitados y eternos: y los
dioses se limitan a las condiciones del paisaje, las formas y
la escritura en el arte se limitan a las condiciones de la
piedra y a las reglas completas del pensamiento original. Y
los hombres a las condiciones practicadas y practicables de
sus estatuas. Hallaron la eternidad buscando su vida propia
y Ilmitada, y porque cumplíeron con estos díficiles medios
es que han sobrevivido.
Estas estatuas son las calderas religiosas que alimentaron
la gran maquina social que debió ser este pueblo. La esta
tua de piedra es la verdadera morada del alma agustiniana.
Estas mascaras son el rostro verdadero de la cultura que
contribuyeron a producir y que representa!l. Si una cultura
-anticipamos- no tiene su máscara propia no es una autén
tica cultura. Antes de poder contar el hombre las historias
del paisaje. la historia natural de su alma. hay que concebir
las sobrenaturalmente: sin concepción estética propia. no
hay alma propia ni desarrollo histórico verdadero.
En San Agustin. ante la estatua. todo dla es domingo. todo
122
218
acto es acto sagrado, forma social y vivir consagrados a la
salvación, El hombre de San Agustín ant� la estatua, se in�
tegra mistexiosamente al destino religioso colectivo, La es�
tatua, multiplicándose en el territorio agustiniano, hace del
paisaje comarca sagrada, templo permanente, Y la noche y
el día, la vida y la muerte, lo civil y lo religioso, lo sagrado
y lo profano, Jo racional y lo irracional, se vuelven a identi�
ficar en el circulo inmóvil y creciente de lo eterno y uni
versal.
En San Agustín, el espectador se sitúa' dentro de sus es
tatuas, entrando en el propio mecanismo de su actividad es
piritual. Vive en ellas como el hombre cristiano en el inte
rior del tabernáculo, La estatua es el lugar l'agrado, su espa
cio o forma interior, reservado al acto metafísico de la sal
vación. Entre la estatua, guía y protectora, y el pueblo, se
efectúa una alianza religiosa por la que el propio hombre
y el mundo se recrean incesantemente, comulgan y se man
tienen, se mantendrán a través de los siglos.
El orden universal entra en el mundo por las estatuas, y
en ellas se encuentra con el hombre, En la estatua el hombre
se abre paso, se traspasa a la eternidad. Por esto, una esta
tua, es que es una máscara, una vida en el más allá y. al
mismo tiempo, un rostro o unas cosas del más acá. Por esto,
el paisaje habitado por las estatuas es el país habilitado
para la salvación.
Puesta en marcha, terminada, una estatua, ya no podrá
nadie detenerla jamás, Las formas de la vida y las formas'
de la muerte han sido trasladadas a un circuito material
donde se han quebrado, adquiriendo una s!lperior dirección
biológica antinatural, disparatada: la dirección ultravital.
trasexistencial e inviolable de la estatua. Las cicatrices ma
teriales resultantes de esta maravillosa operación sobrena�
tural realizada por el escultor con las cosas de su alma y de
su paisaje, quedan para siempre en la estatua: son sus for
mas sincopadas, su organismo transfigurado en máquina de
123
219
vida imparable, de inmovilidad suprema para la muerte in
acercable. Sin esta operación disparatada y definitiva no
hay creación estética, ser estético. Sin disparate, no hay es
tatua.
Costo de la estatua.
220
respectivos va[ores- no se Hega a [o estético jamás,
sino a lo secundario, comercial e ilustrativo. Se
nos aparece como extraordinario el caso personal de
la cultura agustiniana: no creo que haya otro ejem
plo en la historia: es el poder espiritual del artis
ta, asumiendo el poder político. Resulta maravi
llosa la economía histórica de la inversión espiri
tuaL Verticalmente se asegura en su estatuaria el
crecimiento sin vacilaciones de un pueblo, de la
estatura completa de una cultura religiosa y po-:
lítica.
Nos hemos preguntado hace uroos capítulos
quién era y qué queda aquel hombre andresia
no que se abalanza sobre la gran piedra en la
plaza de San Andrés. Deja ese hombre las se
ñales de un escultor, las señales inequívocas de que
anhelaba su salvación tota!. desespuadamente. Otros
escultores le seguirán hasta encontrarla, volviendo
en olas de sobrehumano ímpetu, sobre las mismas
piedras. En cada país hoy serian necesarios dos
cientos de esos mismos hombres, un pequeño par
tido político de esos mismos artistas.
1251
221
Al principio de 105 ciclos artísticos, el hombre con sus fi9U�
ras naturales es extrañado de la obra """"periodo de la deshu�
maruzación, del realismo geométrico_ hasta lograr desentra·
ñar la forma de ese hombre nuevo (concepción del mundo l,
que sólo así reingresa -y es autentificado,..... p»r la estatua. Es
asi como en la estatua se produce el proceso de la estruc·
furación espiritual del hombre, al que da lluevas energías
emocionales, nuevos gustos, un nuevo corazón religioso y
hasta un nuevo cerebro. Quizá solamente de 10 mas dificil
es capaz el arte, por esto su reaparición se impone cuando la
incapacidad para la renovación se refleja con la plenitud
actual.
Reinvenci6n de la estatua
126
222
acontece que e! hombre que contempla suele. en su mayor
parte. ser e! signo particular y torpe de una herencia ago�
tada. El hombre sobrevive dentro de sus estatuas cuando
consigue hacerlas verdaderas. Cómo alcanzar hoy esta sa�
biduría es la preocupación central del artista. Cómo una
estatua recibirá y será el resultado de todas las señales plás�
ticas que esten públicamente a su alcance. Que sea todo
10 que en su contorno eJCiste. aunque se reduzca todo a una
127
223
victorioso -como estos que hemos visto en los monumentos
culminantes de la estatuaria agustiniana- es un múltiple
disparate natural. Que las artes no han sido bellas ni lo
han pretendido jamás. Entonces serán retirados con silencio
sa vergüenza. con muda dignidad, estos rótulos que aún
dicen en todos los sitios del mundo: "Escuelas de Bellas
Artes." Se escribirá. con entera sencillez religiosa, este otro
letrero para la reanudación artística del hombre y de su re�
educación espiritual : "Facultad de ciencias exactas de la
salvación."
Conclusión.
128
224
He criticado a Cuervo Márquez que él v16 lo que sospe.
chaba (dibujó estas estatuas como sI {ueta.') egipcias y me
jicanas). Quiza yo he visto y denunciado algo, también, de
lo que yo mismo busco o creo ser. Quizá he confiado de
masiado en que las estatuas se confiesan a los escultores. ("Yo
no digo esa canción sino a quien va conmigo", se lee en un
viejo romance españoL)
Si no es una conclusión la mía rigurosam.!ntc objetiva -que
lo es-, es una introducción o un ensayo de interpretación
objetiva. y para mí. lo objetivo, ademas, es mi saber objetivo
como escultor. He escrito lo que sé de esta ciudad inmó
vil, lo que he visto. Sin desviarse de mí, y afirmándose m�
este pensamiento: que el escultor de hoy no puede reiniciar
sus tareas si no ha elaborado ya una concepción del mund�
válida para su reingreso original en el paisaje, para la de.-
terminación de una nueva y positiva imaginación dd hom
bre. Hay que perseguir los nuevos lugares del asombro, para
instalar ahl nuestra imaginación creadora. y no creo que se
, 129
225
Por mi .parte, yo he aprovechado la contemplación de es·
tas estatuas: me he afirmado en el concepto de que la ima
ginación práctica es la más autentica y fantástica de las
formas de la imaginación y de que la beligerancia y la vie>w
lenta agonia del escultor son las únicas formas posibles de
su eficacia y de su vida,
130
226
x. ApENoICES.
181
227
al 700). Ya nos hemos opuesto también a la afirmación ge�
neral de los etnólogos de que al finalizar la estatuaria agus�
tiniana, se difundiera ella domésticamente por los alrededo
res, originando la cultura cerámica de San Andrés.
Asimismo, creemos que el marco geográfico para esta su
prema invención de una estatuaria, para la c.oncepdón ori
ginal de una de estas culturas arcaicas, es tipicamente el re�
cinto apartado y aislado como en un cristalizador, de estos
valles altos -San Andrés y San Agustín- del Macizo cen�
tral, en el nudo colombiano andino. Nos parece absurda
la tesis contraria que se sostiene, en genelal. sobre lugares.
del litorial: en las costas sobran influencias. hay ininterrum�
pidas interferencias espirituales, y falta la trágica concentra
ción que imponga al hombre el descubrimiento Interior y ori
ginal. El hombre "demoníaco" que n i icia el descubrimiento
no tiene más de cuatro cosas ni sucede fuera de cuatro pa
redes. Luego los escultores bajan con los ríos.
Faltaría cronológicamente establecer la relación agusti�
niana con los centros arqueológicos considerados como los
más antiguos de América del Sur: con la lítica del Callejón
de HuaiIas y con la de Chavín, ambos en d Perú.
La Srta. Ochoa, arqueóloga colombiana, a su regreso del
Perú, donde estudió museografía' con Tello, me respondió.
a mi consulta diciéndome que habia entendido que en este
orden se daba la antigüedad de la estatuaria suramericana :
1.° Piedras del Callejón de Huailas.
2.° Chavín; y
3.° San Agustin.
Tenia proyectado el viaje al Callejón para comparar sus
piedras con las más .rústicas de San Agustín. Con las que
pude observar en el Museo de Larco, en Trujillo (Perú)' en
el Museo de Chiclin,4Olademás de un paquete inédito de foto-
grafías, propiedad del señor feudal del Museo y sus con�
tomos, me fué suficiente, ya que este detalle importantísimo
me saltó a la vista: las piedras del Callejon de Huailas son
132
228
de la más primitiva tosquedad inicial. de tanta o mayor
inhabilidad th:nica que sus semejantes agustinianas. Pero la
diferencia es ésta : que en San Agustin la pobreza técnica
es también pobreza espiritual. El escultor no tiene apenas
qué decir. Mientras que en el Callejón. el escultor. que no.
sabe cómo decir. ya tiene mucho que hablar. En una pala�
bra. hay herencia espiritual en el comienzo de la estatuaria
en el Callejón de Huailas. mientras que en San Agustin. no.
Más aun : en la culminación morfológica agustiniana. la ma
duración del contenido mitológico a través de las estatuas
inferiores i!S, orgánica y visiblemente. alcanzada. Lo que
entonces dicen las estatuas. en las anteriores no se sabia.
Mientras que en el Callejón ya, en el período morfológico
inferior, hay versiones. torpes pero completas. precisamente
de las más perfectas agustinianas. de las que hemos catalo
gado en su punto evolutivo más alto (exactamente la estatua
reproducida en la lám. 1 1 (26) está vertida. "de oído". en un
'33
229
2. Sobre la piedra que representa una vivienda,
en San Andrés.
'34
230
3. Sobre fa piedra con señales,
en fa plaza de San Andrés.
135
231
rías y que apenas tiene para describirla (le impide tener más
lo que sin duda es). es más bien piedra única de altar y de
meditación. Junto a ella, como para rezar, hasta que baje
la noche cargada con todo ese mismo misterio ahí marcado.
clavado con unos agujeros, en la dura oscuridad de su ma�
teria. ¿"Una piedra con señales de trabajo"? ¿El escultor
pudo concluirla? ¿Qué l e pasaba a ese hombre. qué quería
y quién era?
Cuando diga luego Pérez de Barradas, rC'.fitiéndose a las
piedras de Illumbe, "saliendo de San Agustin"�yo n
i vertiré
el sentido y diré: entrando en San Agustín.
''''
232
a nosotros. Cuando se pasa de la cerámica a la piedra, es
por el poderoso y concreto mandato exist2;ncial que esta�
mos analizando en este ensayo. El afán :.reador puesto por
el hombre arcaico en la cerámica se traslada entero a la
litica. Esta le despoja su naturaleza de vehículo sagrado: es
lo que se advierte en San Agustin. en su cc!'ámica reducida
claramente a una misión utilitaria y domestica.
Sólo en los pisos inferiores de San Agustin, los que nos�
otros podemos denominar epigonal andreslanos. se encuen�
tIa una cerámica de tradición. Las tumbas agustinianas sólo
se usan pata el enterramiento de sus muertos. no son los
lugares sagrados de San Andres. La vida ha pasado al aire
libre y el recinto s<l9rado es ahora la estatua, aqui reside
ahora el hombre, se educa y fortalece.
Sólo en las tumbas agustinianas -jamás en las de San
Andrés- aparecen los objetos de oro. Y no hubieran apa�
recido antes de que el pueblo agustiniano hubiera conquis�
do su fortaleza social, su presumible fortaleza guerrera. San
Agustin no tiene oro, y este metal se consigue CQll operaci�
nes de trueque o por la fuerza. Revela San Agustín su cul�
tUta final práctica y terrestre. No vive para la muerte. Sus
ideas sobre la muerte han sido transformadas en ,programa
para la vida. De esta dificil transformación nos habla con�
cretamente su estatuarla: ella contiene esta elaboración di�
ficU: concepción personal del mundo y de la vida. El ofi�
cio estético de las formas de la perdurabilidad, es la base
de esa concepción y su mágica trascendencia histórica.
San Andrés asegura su alma con una concepción de la
inmortalidad que pone solución religiosa a su vida dominada
por la muerte. San Agustin, contrariamente. persigue y al
canza la invención de lo sobrehumano. para alcanzar en la
tierra su triunfo sobre la muerte. La estatua es el blindaje
espiritual del pueblo: las llaves de su salvación, La ex-
233
pansiÓD conquistadora de este pueblo es el Viaje de sus
estatuas, el desfile de los hombres tran:;figurados con sus
mitos, con su cultura original.
6. Sobre el doble-yo.
138
234
reparte e! poder total de! hombre-jaguar en un creciente
calendario de pequeños intermediarios divinos, de anima
les y de cosas adoptadas por los compromisos religiosos par
ticulares, entre los que, sin embargo, no se debiita
l la de
voción central y el recuerdo de los viejos protagonistas (el
jaguar y la serpiente) y las versiones legendarias de la épi
ca monumental del hombre agustiniano.
El nagualismo, o sea la unión del hombre con los anima
les, en las tradiciones mayas. Habla de dIo Herrera� his
toriador de la colonia, y lo cita Preuss:'
"Todo lo que brota en la tierra. baja del cielo nocturno"'"
(Preuss). ato estas palabras que me impresionaron, pues
habia regresado de San Andrés y expresado la identidad de
la Vía Láctea con los puntos blancos de las ceramicas lo
cales.
Los yo-secundarios.
'39
235
dura con sus grandes colmillos, es lo mis característico en
este zoomorflsmo -leomorfismo- de la estatua. El pene
amarrado, considerado por Preuss como un distintivo del
traje masculino, cierra para nosotros el proceso completo de
la síntesis hombre-jaguar. Si pene, en el idioma de los ká
gata significa fuerza originaria o primordial, el pene amarra
do, es el pene adherido al vientre en su traslado simbólico
y directo de poder original. (Véase la mis perfecta y clá
sica de las expresiones de este tipo, la estatua que tiene un
cincel y un caracol y el vientre acentuadamente abombado
-fot. 38-.)
140
236
camino que siguió el arte en la acentuación de la cabeza,
y secundariamente de ciertos emblemas, 10 encontramos en�
cerrado, desde un principio, dentro de limites muy estre
chos, 10 que causó el aplanamiento de la cabeza y la for�
mación en relieve de tooa la figura. Un desarrollo formal
pudo, por consiguiente, efectuarse únicamente por la unión
de los elementos mencionados y por el proceso que tuvo
la representación de emblemas complIcados. Lo primero.
lo observamos en ciertas caras en cuyas facciones grotes
cas no puede desconocerse. según nuestro modo de pensar.
una cierta perfección de las formas dadas. 10 mismo que
en toda la factura del cuerpo. Seguramente. estas figuras.
hasta en su forma, parecieron muy bellas a los hombres
de esas épocas remotas."
141
237
2.0 Litica mensular y faloide. Adaptacion ingenua de la
representación naturalista a la economla de la piedra na�
tural.
3.° Plastica redonda.
1.° Plástica cuboide. Lo redondo ascendente. Concepto
ingenuo de lo monumental como piramide.
5.- Plástica cubica. InteUgencia de lo monumental como
inversión de la pirámide sobre el vértice. Desproporción
cubica de la cabeza, o sea conformación funcional del ex�
presionismo monumental. (Por esta primera razón -ascen�
sión del peso plástico de una estatua- y por esta segunda
razón -conclusión triunfante y exclusiva de un sentimiento
tragico en la creación- que son. en mi senti-::, las dos cues�
tiones fundamentales para el desarrollo completo de un es
tilo plástico, es que tienen, para nosotros. est'.l5 piedras una
impresionante actualidad.)
142
238
Teoria de 10 monumental: Elevación: aumento del
radio de la expresión formal. multipUcación del re
sultado. Aplicación pública del mensaje plástico.
Fundamento teórico: combate contra la gravedad:
cambio de dirección de la gravitación natural de un
producto plástico: contra la gravitación natural. la
ascensión plástica. Contra lo intimo. lo púbUco.
Distinción filooófica: lo que muere se dirige al
interior de la tierra .......cae........ Lo que vive. sale del
interior de la tierra .......sube-.
Distinción natural: la pirámide inorgánica se apo
ya en la base y termina en el vértice, se cierra. La
pirámide vital se apoya en el vértice y pooria pro
longarse _se abre- diverglendo. Ejemplos: frente
a una pirámide cristalográ6ca o su forma de made
ra. un trompo girando. Frente a un árbol cortado.
el mismo. vivo. Frente a un hombre acostado. un
hombre en pie. con los brazos abiertos. Al lado de
un monte. un valle (foto 35) . El hombre (h) está si
tuado en medio.
Otras comparaciones: dos paredes iguales. con
triángulos del mismo color. invertidos. ¿Cuál es la
pared monumental. estéticamente? Etc.
143
239
to de escritura necrológica que reproducimos en la lámi
na 9, utiliza los triángulos correspondientes sobre el vér
tice para la representación del dios solar y del mismo
hombre agustiniano clásico, primer hijo andino del sol.
240
esta otra cuestión que nos interesa y a la que hemos lle
gado;
Vemos (reproducida en la foto 56) una escultura per
teneciente a un grupo cultural que se ha desprendido de los
Andes unilateralmente, hacia el Atlántico. Es una escultura
muy próxima a la agustiniana y que nosotros no vacilamos
en situarla posteriormente. ¿Por qué? He aqui la importan
cia enorme de los huecos que en dla se producen con tan
clara determinación creadora. No los hay �n San Agustin,
por dos razones. La primera, y poco imponante, porque ca
rece de información sobre este estilo en que las masas ocu
padas y las vacias se complementan. Segunda, porque, es
tl1:ticamente. su estilo es distinto y propio ; el sitio interior
de la estatua es la residencia sagrada del agustiniano. Ha
puesto la mano en la frente virgen de la piedra y atli, se
" a'
241
forarlo, negarlo en su base más inviolable. Es 10 que le
sucede al Greco al lado del Renacimiento, al n
i vertido de
un solo golpe de la intuición (Génesis del arte nuevo) . Es lo
que hace el hombre de esta estatua agujereada de San Agus
tín. En cambio, si el hombre se encuentra ya lejano a ese es
tilo heredado (como en la actualidad ocurre al hombre frente
al mundo gótico y a su plástica ) . tiene en su favor todo un
sistema que poder construir con las nuevas aportaciones.
para desde ellas planear todo un nuevo lenguaje espiritual.
(Hoy el cubismo no es más que la primera intención revolu
cionaria, mitad analítica y abandonada, mitad romántica y
confundida. )
146
242
1. Comedores de piedra3.
243
agustiniana: el retrato verdadero del hombre sobrenatural,
sin paralelo estetico en la icon09rafía d'el cril.tianismo, ¿pues
cuál es el auténtico retrato del hombre sobrenatural gótico?
(Ap, C, L) ¿Quién ha expresado con una piedra al hombre
cristiano en el supremo instante de la comunión con Dios?
¿Su auténtica forma triunfante y sobrenatural?
3, [a purificación.
1<.
244
males mortales, preparándole para su ingreso espiritual en
la estatua, para el acto de su comunión divinizadora. Que
junto a este aspecto, que me intereso en destacar, hubo actos
de material castigo, que es lo único que aqui se ha preten
dido entender, es cuestión que no me pr\!ocupa porque la
considero secundaria y fuera del plano !!Stético de la fun
dación de sus estatuas y de su cultura.
En resumidas cuentas, 10 que creyó este pueblo es que el
hombre puede hacerse sobrenatural y creó la mitología co
rrespondiente a su fe. Su cultura partió al plantearse el pro
blema de sus necesidades, en t:I terreno de la ,<;uprema necesi
dad: contra el disparate de la inferioridad del hombre, el
disparate de la creación divina. Ante estas piedras nos vienen
a la memoria estas palabras de Valery:
"Apenas es hombre quien no ha sentido la necesidad de
hacerse semejante a Dios."
14'
245
consignadas, tan distantes de la interpretación general err6�
nea, a la que se debe la idea inocente que tanta crueldad
les atribuye. Que al margen de nuestra conclusiÓn podamos
nosotros mismos aceptar que como toda organlzadón prl�
mitiva tuviera sacrificios sangrientos y descunodera las hi�
pótesls cristianas tanto casi como los mismos cristianos ac�
tuales, es otra cosa distinta. Queremos decir que aceptamos
que no tuvieran el sentimiento que corresponde hoy al con�
cepto de. caridad, seguramente ni pensaron en ella, porque
debieron conquistar otro sentimiento social y religiosamente
mucho más importante, el de la justicia.
Pero este aspecto ético de la caridad 'igustiniana no nos
interesa aqul sino para trasladarnos directamente a este
otro de orden puramente estético: Sobre la caridad en fa
administraci6n interna de los elementos artlsHcos de la es�
tatua. No hay caridad en esta estatuaria (ni en ninguna
otra, en la historia breve de los grandes triunfos del arte)
con los elementos naturales que la integran. Rompen violen�
tamente el estado natural de las cosas con que la edifican,
por esto no persiguen a la naturaleza para copiarla: no es
su esti
l o un falso naturaUsmo, sino un auténtico realismo
estético, expresivo y constructor. La caridad en los sen�
timientos formales sólo surge en los periodos de absoluta
decadencia. Caridad es dependencia insegura y colonial.
Ahi tenemos el cuadro�rollo del arte chino, basado en la
impotencia estética para romper la natural.::za. Y todo el
naturalismo fotográfico universal que todo lo traslada a la
obra, para vivir alli de la caridad plástic.a _ni <:n estética
ni en polltica (51 hay lógica) es presumible la carldad- que
emanará de esa gran institución colonial que es el argumen�
too Vive más lo que está mas cerca del tema: arte donde
grandes extensiones de cuadro o de estatua vIven de la ca
ridad de uno solo de sus pedazos.
En la estatuarla agustiniana, por un lado, hay un tema
150
246
que se proclama enérgicamente y, por otro, en cuanto a su
explicación plástica correcta, el tema se ::oncentra en la ca,..
beza y las manos, esquematizándose poderosamente hasta
igualarse en pobreza material con el resto esquemático de
la estatua. Es para nosotros, que buscamos paralela auste
ridad para nuestro lenguaje en (ormaclón, inestimable ejem
plo de conducta. Al lado de estas estatuas podemos anunciar
la vieja ley con que se gobiuna el escultor y que hoy de
bemos retomar: que el pedazo de estatua más humilde, que
el volumen más insignificante y más aparentemente alejado
del centro temático de una estatua. tiene tanta importan
cia plástica como el volumen en apariencia más señalado y
visible. Que es el sentimiento de justicia en la totalidad, el
gran sentimiento funcional iniciado timidamente en arqui
tectura, inédito en la polltica n
i ternacional, y en la plás
tica, en particular, casi perdido ya. después óe sus prime
ros y escolares tanteos: la cosa fuera de s{ misma, la idea
de grupo, de totalidad, rigiendo el comportamiento de las
partes, de la estructura. La conciencia de las partes fuera
de si misma: el sentimiento total de la estructura.
C. Actualidad agustiniana.
151
247
en este momento. no tratamos más que de comparar la tras
cendencia religiosa de esta estatuaria con el porvenir de
nuestro arte cristiano.
El arte gótico es el arte cristiano para el hombre de la
Edad Media. ¿Cuál es e! arte cristiano para el hombre de
hoy? Religión y Metafísica se mezclaron en el arte anterior
a Grecia. El nacimiento científico de la Filosofía. de la
Metafísica griega. hace del arte griego un arte demasiado
humano. Es precisamente en este arte desdivinizado, reli
giosamente aséptico, donde el hombre de la Edad Media
cimienta el arte cristiano. Aquí está la personalidad del arte
gótico y también su limitación divina. Sil naturaleza exce
sivamente natu.ralísta, cargada en la an¿cdota, debilitada
para el hombre de hoy. pasada en su naturaleza estructu
ral, en su trascendencia objetiva.
Hoy, creemos, que el porvenir del arte cristiano está iden
tificado con el del arte nuevo. Antes, nuestra disposición
griega. digamos pagana, no nos permitió mas que el arte
gótico. Hoy, nuestra disposición, digamos cristiana. facili
tará nuestra empresa creadora. Necesitamos intentar un arte
capaz de expresar al hombre en comunión c.on Dios, no la
anécdota gótica del hombre arrodillado, no al hombre uni
do a Dios por la naturaleza humana que nos separa de f:1,
sino un arte capaz de intentar la expresión de la transfigura
ción, la conversión divina del hombre.
Contamos con un progreso científico que nos permitirá
,pronto equipararnos materialmente para viajar fuera de la
tierra, pero no intentamos acercamos más a Dios. no in
tentamos nuestras imágenes religiosas con el equipo espi
ritual que hoy puede permitirnos emocionalmente, fantás
ticas creaciones plásticas de este anhelo de acercamiento,
de conversión.
Necesitamos no limitar nuestra capacidad de asombro
para no apagar emocionalmente: nuestra ilusión. Limitando
248
el esfuerzo para el entendimiento estético, limitamos el efec
to de lo que e! arte busca expresar. condenamos al artista.
Asi hemos llegado hoy _tengamos valor para reconocerlo,
es necesario este examen de conciencia para tratar de l o
que estamos intentando declr-. que así hemos llegado. digo,
no s6lo a limitar la imaginación plástica en la creación, sino
a suprimir e! servicio religioso de! artista: el arte siempre
ha servido a este anhelo social de la salvación.
Ayer se representaba la anécdota de un milagro, hoy pue
de intentarse la imagen plástica de un misterio. Hoy puede
hablar el artista así y el hombre debe prepararse para po
der ver así.
He aquí este hombre del Alto Magdalena dándonos ejem
plo de l o que es invención de un arte divino en las circuns
tancias culturales más desamparadas. El hombre sin cen
tros de apoyo, desatado en una naturaleza igual a su miedo
incógnito existencial. Luego. el ejemplo gótico, grandiosa
expresión triunfante del hombre atado al naturalismo griego.
Hoy el hombre, desatado de todo naturalismo. prepara
do espiritualmente para todos los viajes fuera de si mismo,
reinventa las estructuras de todas las cosas. ¿Qué hace el
arte? Ya ha iniciado también su nuevo camino. Cada ar
tista tenemos la responsabilidad de nuestro propio tiempo
y la responsabilidad de dar razón y solución estética de él.
Frente a Dios. e! artista también se salva o muere eterna
mente. Eso es todo.
249
hoy, es más limitada y débil en los artistas de este continente
americano, y los primeros resultados, mucho más avanzados
y profundos los producidos en Europa. Nos apena compro�
bar que la pluralidad de las voces que se oyen en América.
con el pretexto de predicar "fundamentos americanos" para
un arte americano, revelan mezquina riyalidad e Incapaci�
dad personal de orientación mientras no se nombren "fun�
damentos mundiales" para un arte americano.
Desde Sique:iros, en Méjico. a Guido. en la Argentina,
incluido el pensamiento aprista en el Perú, no se les ofrece
a los artistas de este continente más que reaccionarios re·
siduos nacionalistas de un europeismo precolombino. aún,
por desgracia. sobreviviente en la misma Europa. SI Amé�
rica no descubre en el arte nuevo europeo algo de l a nue·
va europa supereuropea. algo que le es propio y americano.
será imposible trazar en América un ideal verdaderamente
moderno, una conciencia oportunamente universal.
¿Dónde comienza el paisaje de América _aquí que todo
se quiere fundar cómodamente en el paisaje- como en la
pintura de un Van Gogh? Esta es la estirpe americana, des�
de el Greco y Goya, y que hoy se actualiza en un Picasso
y un Orozco, frente a la .engañosa y cleptómana aparien
da americanista de un Rivera y un Siqueiros, y aun de la de
un Gaugin. Hoy tenemos tareas comunes todos 10 s artistas
en cualquier lugar del mundo. Las diferencias naturales entre
nosotros no pueden ser objetivos previos.
Ni el paisaje tiene en América distinto valor que el de
otros continentes, ni aunque 10 tuviera representaría ese
factor natural aislado nada de importante en la originación
de un arte. Si tiene, por el contrario. ya que es la conchm
da de 10 que quiere, la relación creadora del hombre con el
paisaje en la estatuaria megalítica, el mecanismo ejemplar
cuya actuación hemos ensayado analizar.
En cuanto al concepto de turno artlstico para la expresión
250
estética en este continente nuevo -el otro falso concepto
que suele ir aparejado al anterlor-, no representa si no el
corrompido nacionalismo cerrado de una vieja y venenosa
politica europea, cuyo cadáver artístico hoy encontramos
repartido en proporciones idénticas, entre las academias ru·
sas del realismo socialista y las occidentales del naturalismo
religioso.
Nosotros consideramos que en nuestra época ya han sido
renovados todos los factores estéticos, todos los territorios
del conocimiento y de la experiencia espiritual. con los que
el hombre reorganiza periódicamente sus estilos de vida
y de arte. Si el mundo se empeña en mantenerse abrazado a
las formas de otros estilos ya vencidos, de otros idiomas
artisticos ya agotados, el artista tiene la responsabilidad de
ampliar la búsqueda de sus materiales. analizar los primeros
razonamientos plásticos ya cumplidos y proseguir la teoría
y la prueba de los posibles tipos de conjugación monumen
tal o pública del naciente idioma plástico universal. Esta
es la tarea mundial de América y la tarea "americana" de
todo artista europeo. Pues hoy es el turno de todos o ya
no podrá serlo para nadie.
155
251
la inHación del arte griego. No se nos ocurre mencionar
más que nuestra herencia árabe y, retrocediendo algo más.
nuestra herencia romana. y otro paso más, y nuestra heren
cia fenicia. Pero, ¿por qué: nos detenemos ahí? Si analizamos
estas tres contribuciones, esas tres dimensiones de lo es
pañol. comprendemos que son tres aportes valiosos. pero
sin capacidad original ninguno de ellos.
Así. hay momentos en que la historia de los pueblos en
tra en un punto muerto, se detiene. Entonces se siente un
rechinamiento espiritual y una gran lamentación: esto fué:
nuestra generación del 98. Se intenta la salida, buscando
en la lista de los antecedentes tradicionales una solución.
Tradición en el extranjero: fenicios. romanos, árabes. So
lución en casa: lo indígena prehistórico. Sólo Unamuno
intuye esta salvación (el problema es Europa. la solución,
España. Y agrega: por ser vasco, soy dos veces español).
Quería decir : hay que repreh.istori2:ar el aliento creador eu
ropeo. Tenemos que revasquizarnos todos los españoles.
Cuando la arqueología se impone al creador, cuando los
sepulcros vuelven. es preciso descubrir otra empresa ori
ginal. Cuando se imponen las brillanteS herencias, los pue
blos, sin salir de su punto muerto, comienzan a ponerse
amarillos. a sofocarse con el espejismo de sus siglos de oro.
Se apaga la visión creadora y se falsifican las soluciones
espirituales. Es cuando se hace necesario descubrir un an
te<:edente de la resolución existencial y de la libertad ori
gínal de la creación. Descubrir o ínvent:lt.
¿Qué: secreto busca el Quijote por tierras de España?
Su encuentro con el Vizcaíno es el encuentro con la raíz
intima de su propia alma. El Vizcaíno es el ünico hombre
del libro que toma en serio a Don Quijote. (El Quiiote con
funde su sueño con la realidad. El Vizcaíno no distingue
la realidad del sudio. Son de una misma especie mágka.
Sin malicia ninguno de los dos. Si supiéramos a dónde va
156
252
el Quiiote, sabriamos de dónde viene el Vizcaino.). y bien,
"Dejadme solo", reclama el Vizcaíno, para entrar él solo
en combate, dando la definición vital más española de todos
los españoles del libro. Unamuno se reconoce a si mismo
en el Quijote (el encuentro del Quijote con el Vizcaino
es demasiado fugaz: ¡tenían que volver a encontrarse!), y
al recrearlo. Unamuno -creer es crear, aRrmaba- nos deja
a los vascos el programa de la recreación de España para
nuestra propia recreación y también de la de Europa.
Persiguiendo el secreto de nuestra constante fuerza crea�
dora. topamos con nuestra alma original. Sobre el arabe,
sobre el romano y sobre el fenicio. todo español es vasco.
Este es el coeficiente espiritual que invariablemente nos acom
paña desde nuestra prehistoria. Esta es la constante pani
ca y estetica, que hace en toda empresa española solución
concreta y universal.
El trilito, el toro de Mikeld¡ y la pintw:a de Altamira.
Este es nuestro antecedente mágico y las seíias matrices de
la aventura artistic a europea. Pensarlo nada más, basta
pensarlo, y una confianza formidable nos :nvita a la contri
bución española para la conquista de un nuevo arte uni
versal. Así como en el Alto Magdalena megaUtico se halla
la patente de invención para la confianza creadora del artis
ta americano, asi nosotros. en nuestro paieolitico magda
leniense, fijamos los españoles para la comun empresa, nues
tro estimulo para la invención.
La energía de todos será precisa para proseguir las ta
reas hacia un futuro clasicismo mundial. Estamos comenzan
do y ya tenemos los primeros resultados. Ya contamos con
nuestra primera piedra con senales (el cubismo), nuestras
primeras cerámicas andresianas (Pkasso) y nuestros prime
ros hombres de Illumbe (Van Gogh, Cezánne, Whitman.
Unamuno. . . )
157
253
ACABÓSE DE IMPRIMIR ESTE LIBRO,
cl!'/TERPRETACIÓN ESTÉTICA DE LA ES
TATUARlA MEGALíTICA AMF.RlCANAJ, DE
JORGE DE OTEIZA, EN LA IMPRENTA DE
SILVERIO AOUIRRE, CALLE DEL OJ;:N!:BAL
ÁLVAREZ DE CASTRO, r.1tM. 38, MADRID,
EL DÍA 7 DE MARZO DE 1952, FESTIVIDAD
DE SANTO TOMÁS DE AQUINO
LA COLECCION
ti Ho......u l IDEAS .
$e propon., como
finaU.,bd primor
_1, ponCT ck AH,v, 1.. id,nüda4
••piritual y cultural de todos 101
pueblo. que hablan el Idioma u·
pa1¡ol, ,.."nando tanto 101 v.ton,
hi!rtórkos puados como lo. mo
duno. problemas de las nacione-
hispánicII.
VOLUMENES PUBLICADOS:
• Interpretación es
tttica de l. esta
tuaria meg.litiea .merican.>, por
Jorge de OI.lu.
Carta a los artistas de América
S O B R E E L A R T E N U E V O E N LA P O S T G U E R R A "
• Edición facsímil.
Ci'lRnl i'l LOS i'lRTISnlS 09 i'l m éRICi'l
S O B R g g L Q RTg n U gVO
g n LQ P O SIG U g R R Q
sePRRATA oe LA ReVISTA oe LR
COlomBIA.
n.o 5 ., DICiemBRe, 1 9 4 4
CARTA A LOS A RT I STAS
D E A M E R I CA"
"'
CARTA A lOS ARTISTAS DE AMER1CA
265
76 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL CAUCA
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SOBRE EL ARTE NUEVO EN· LA POST·GUERRA 77
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78 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL CAUCA
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SOB�f EL ARTE NUEVO EN LA POST·GUE��A 79
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80 REVJST A DE LA UNIVERSIDAD DEL CAueA
270
SOBI?E EL AI?TE NUEVO EN LA POST·QUEI?I?A 81
(
primera parte. el mito de tos viajes al misterio in terior
de fodils las cosos. al fondo común en que plástica..
mente se explican todas las culturas. Ya puede mirar
el artista al futuro. y adivinando un nuevo lenguaje
construye las fábulas abslractas de sus primeras formils.
En la"évoiuclon cultural de los estilos. l<J vid<J de
las gener<Jciones rueda en conjuntos triangulares.
dibujando la línea ondulada de la hislori<J. En cad<J
A.�
'-..1
ciclo cultural, el primer periodo es búsqued<J intuiliv<J
de un lluevo lenguaje. y sus artistas son los primiti·
vos de un nuevo estilo, que se manifiest<J con generales
c<Jracteres poélicos. En el segun do período, la filosona
suministra los esquemas DMa la orientación de las
diversas técnicas del conocimiento y formación de los
grandes equilibrios o clasicismos. Para este segundo
periodo, Que en 1<J próxima postguerra no deberí<Jmos
encontrar demora algLlIl<J para iniciarlo, 110S ha fallado
peligrosamente lIna Filosofía de afirmación, que se ha
hecho rasponsable de que la ciencia y el arle última -
mente se hayan empalagado de un regresivo idioma
poético. y' que incluso se hayan visto obligados perso·
nalmellte a intervenir en el ejercicio filosófico de la
i nvestigación, Y a hq ce " linos años. advertía Waldo
Frank la ausencia de dos valores :fundamentales - una
'1/
filosofía y un" religión - e n la llueva cultura. y <Jun
atribuíd al artista la responsabilidad de in�ervenir en
su creación. Lo qlle hoy nos parece ver claramente es
Que la obligación del artista es crear su prepia Estética.
lo Que ya significarfa una nueva limitación al cmnpo
de la filosofía y haría Que el Arte. como un sistema
estético de comunicaciones, !ogrerCl la ordenClción y
_2,misiónl1, religiosa de los valores superiores .de una
nueva conciencia pública," La religión, en una adminis·
tración visible y exclusiva de la política, representarfa la
proyzcción civil del arte y su verificación colecliva. El
artista es el hombre público de mañana, para rehuma·
nar .la vida, que el hombre público de ayer, el polifico,
contribuyó a deshum<Jnar y traer a 1<J ruina aelual. Ha ,
sido temido el élrlista por sus poderes impacientes y
delatadores, y rechazado de toda participación en l a
sociedad Q u e acaba.
El Clrfista actual no ha heredado. para la economía
espiritual y el suficiente rendimienlo fécnico de su vida
profesional, - esla es la verdad - , ni pam su divulga..
ción, un vocabulario. lIna técnica de Ilotaciór., ni un
6
271
U U
REVI� A DE L� NIVERSIDAD DEL CA CA
272
�
SOBRE EL ARTE NUEVO EN LA POST;OUERRA
l
geométricos en trance de efectuarse pJáslicamente y
en equivalencia u niversal. "La verdad lleva consigo
u n poder de convicción -ha escrito Bergson-y hasta
de conversión, Que es la señal Que la da a conocer,
c uanto m<lS grande sea la obra, cuanto más profunda
"""'
:",;l"!!i':i
�.t0' .. .
sea la verdad entrevista. tanto más tardío podrá ser el
efecto. pero lanlo mayor será su tendencia a hacerse
u niversal", Y es as! que el lenguaje y las ideas del
artista deben medirse por los acontecimie.ntos que ori·
ginan y no por los que traducen;"
Las ciencias positivas buscan las leyes de los
fenómenos y señalan cómo ocurren. Pero hoy la Es.
té!i;:a se tiene Que concretar a señalar cómo deben
ocurrir, es \lna ciencia particular; normal y reguladora,
Es una ciencia de l� prueba en ilrte. Una lógica dl2
nuestros pensamientos. para se:-vir los contenidos va
riables del arte en el aparato técnico de una materia
comunicante reparada constantemente y llniversal. Si
no hemos mejorado n uestra cOllciencia sobre el objelo
arlíslico, cómo se acum\.Jla el mundo en el propósito
de nuestra sensibilidad, de qué modo la inteligencia
del artista qUl2da en las formas materiales de sus ma�
nos. si no hemos intenlado la preparación de una ESr
lética para nosotros, enlonces ¿qué hemos 1lI2cho Jos
artislas de nuestra generación en este tiempo?
En el punto en que parecen cerrarse como una
pir<lmide. las culturas de la antigüedad en Egipto. ini;
cia Grecia l2i árbol cultural de los eslilos occidentales,
como una pirámide invertid" y viva sobre el vértice
del pasado. Como un trompo de incontenible creci;
mil2nfo. que a veces queda corno inmóvil en las horas
clásicas, e n que la figura de u n estilo parece que se
273
84 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL cAlleA
274
SOBRE ER ARTE NUEVO tN LA POST�GUERRA 85
275
86 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL CAUCA
(
como estaba por el mundo de la luz. En este sentido,
no hay en su época palabras de más profunda con'"
vu]sión revolucionaria Que estas de Van Gogh: "Me
siento tentado de recomenzar con los colores más
simples, los ocres, por ejemplo". Pero fueron escrilas
(?n una de sus úlflmas carlas a su hermano, cuando ya
viajaba rapidllmenle hacio!! la muerte. '"
Gauguin siguió consumiéndose solo e Inevitable
mente. en un mundo abrasado por el color. Van Gogh
se ho!!b fo!! Quemado por sujetar la piel enloquecida de
las cosas. de l(ls Que habfa arrancndo con sus manos
la noción primitivZl y mfslica de los ritmos. LCI máqui ..
na de la luz no pudo arrZlsfrar ¡ZI vida de Van Gogh
sin una gran pérdida de su veloz apariencia, lo que
reveló a Gauguin su origen estático en Id superficie
lisa y en el fondo de joda verdadera composición. Pero
276
SOBRE EL ARTE NUEVO EN LA POST,GUERRA 87
277
88 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL CAUCA
278
SOBRE EL ARTE NUEVO EN LA POSTIGUERRA 89
~
1<'Ilento de sus artistas. algun día comprenderemos que
sus murales obedecen el ··implJIso natural'· n1<:I.S que al
planteo "no ingenuo·' de los problemas elel espacio.
Obselvemos. en cambio. (11 otro lado del mar, u n sin-
gulél.r ejemplo, el boceto para pared, el mural "Güernica"
de Picasso, al que ya hahrá de referirse con
entendimiento todo estudio que pretenda deducir algo
para las nuevas tareas del arlisla. "Guewica" en su
trazado director, fundamento de todo orden espacial,
de toda muralidad, es un resullad0 de una voluntad
creadora mucho menos ingenua Que l a que dictó los
trazados del muralismomexicano, En '"Ouernica" son
prolongadas -por lo menos no olvidas - unas de las
279
90 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL C.6.UCA
1m i/
los días t aJes" de la ¿¡duación histórica de la genera·
ción anterior él la 'nuestra.
No hace muchos dfas. en los primeros de agosto,
.
(
crear un verdadero estilo de arle. Si lo tuviera lo!!
pintura mexicana habria una esculluro!! mexico!!n o!!. Que
en absoluto existe. En cambio. se observa Que en
Europa existe u n movimiento general de la esculturo,
y de todas I(ls arles, fnfimamente relacionado con los
extensos grupos Que abarca el es1ilo pictórico del Que
tia 5<11ido "Ouernícéf'. En el mismo México se dice
hoy Que la pintura mexicana está en decadencia. Los
maestros mexicanos han trabajado espectacularmente y
280
SOBRE EL ARTE NUEVO EN LA POST·GUERRA 91
281
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL CAUCA
282
SOBRE EL ARTE NUEVO EN LA POST·GUERRA
p
o escala de las deformadones. proporciona a nuestro
!enguaíe el correcto concepto de Dimensión. de cua·
Ira y cinco dimensiones. en nuestr os pr Oblemas de
composición.
La sección de u n a esfera partida por un Plano
es una circunferencia. La sección de una hiperesfera
cortada por un espacio a 3 diJl.lensiones, es u n a esfera.
La sección de un hiperespacio cortado por un espaciO
a 4 dimensiones. es un muro, en el Que se explican
efectúan nuestro ; nuevos propósitos. El desarrollo
público de una obra. dep.znde de las leyes que rigen
el espacio, el cual debe ser calculado y trascendido,
de manera Que el espectador. por primera vez en l a
historia del arte, no e s independiente del espectáculo
mural. El escenario interior del Renacimiento se com·
pleta hoy con olro escenario anterior al muro, donde
et espectador queda alrapado, inclu[do a.ctivamen!� en
la composición virtual por la que se reanuda ¡ncesan ...
lemente el tráfico de las formas.'" El arte de la posgue
'
rra denunciará implacablemente en el espectador. a. u n
vieio y tradicional parásito. O ' a u n ver.dadero hombre
nuevo. El muro resulta, asi, siempre. un fragmento. u n
sistema abiert ), y su equilibrio aparece descompuesto.
es inest<lbte y se va restableciendo en el exterior.$< Las
formas se orientan en direcciones' incurvadas con u n
valor femporalmente matemático, Que define y caracte·
riza esléncamenle la nueva composición. El muro es
283
REVISTA DE LA. U NIVERS1DAD DEL CAUCA
\
para eSi1 revelacion. Comentando el critico Justino
Fernández, los últimos mur(lles del templo de Jesús del
gran pintor mexicano Orozco tRevist(l El Hijo Pródigo,
México, marzo. 1944,J"'dlce Que "el senlido dinámico de
esas pinturas es tan p�tente, que exige Que el especIa'
dar se ponga en movimienlo física y espiritualmente
para captarlo", Pues bien, m i particular convicción
acerca de la concepción del fulllro muralismo, es dia
melralmente opueslo, como se desprende de las ideas
generales Que creo conveniente tocar con anticipación
en esta carta. Lo dinámico, no es el espectador en la
nueva pintura, �iQ" �tn�""1'"es ide en el cálculo fntimo de
la conducción espacio temporal de los conjuntos plás'
ticos formales, que son asi obligados a converger
constantemente sobre o 'W JJlos fundamentales previstos
en la vía del espectad " A:1 centro al s múltiple
. y e encuen '
, lf especl(ldor no persigue a composición como pasando
'\ revista a los episodios de un muro. La carla gráfica
de una pintura. es una proyecclon calculilda COIl nna
p
naturaleza de varias pers eclivllS, en 5 llimcnsiones
plásticas. La sensadól¡ d � e nuevO"TilUlOeIi �I especia",
dor podrfa semej(lrse, m e atrevo a invocar una eXpe
rienciCl9' familiar, con esos retratos cuyos ojos nos siguen
con la mirada a cualquier lugar en Que nos coloque'
mos, muchas veces ensayando escapar de ella.
La misión tradicional del artisla hi1 sido dictilr, en
ilclualidad religiosa. 105 modos ce salvación del hom ..
bre por procedimil7ntos de relención y dominación de
las fuerzeJS espaciales en el arte, desde " los brillantes
ejemplos del artisla egipcio, eliminando la presencia
misterioSl1 y lurbadora de los grllndes espacios en be..
neficio de la pasividad espirilual del espec¡ador, de una
sensación de encogimiento y seguridad.e Hoy el arte
puede decidirse por el desempeño de una misión di s'
tinta: libertar las posibilidades enteras del espacio, de'"
nunciarlas y dirigirlas sobre el hombre. para ponerlo en
agilación creadora capaz de obligarle el exlraer de sí
284
SOBRE EL ARTE NUEVO EN LA " POST·GUERRA 95
I
¡¡comente, de suministrar. En efecto. las intuiciones
(.le Siqueiros. presiento para mí que se basan en los
ensayos esencialmente teatrales realizados en Alemania
por Piscator y Groniu 5.... que prolongaball el escena·
rio exptnmentat -ae su leatró polltico con pantallas
285
\ 96 REVISTA DE LA UNIVERSlDAiJ DEL C",UCA
286
SOBRE EL ARTE NUEVO EN LA POST·GUERRA 97
{
-
más negarlo).
Los clasicismos son perfectas ordenaciones co...
lonic:lles, en el proceso creciente de las culturas. El
estilo gótico es también americana respecto al Ro..
mánico. América pertenece a los alfimos movimientos
cult'lrales, como herencia para c:ldminislrar y desarro...
llar. como hizo Egipto con los pueblos de la anti ...
güedad. Mientras los arlistas no hayan entendido. ·
y experimentado I.:onvenientemente las últimas canse·
cuencias del arte europeo. será inútil que intenten nada
serimnenle. De elQuí, que como ideal estético, resulta
nismos, así la
Rojas que, con l
�
absurda la limitación y estrechez de los indoamerica ...
rindia del escritor argenlino Ricardo
D ¡eSIV'
lfSatisfacción cila como ejem
plo a imitc:lr, la ·obra del escultor Perlolli, profanador
y comerciante inmoral de reproducciones arqueoló·
glcc:ls.
Igual de mediocres lc:ls teorías artísticas del i n ...
dOllmericanismo del pinlor colombic:lno Pedro NglL
Gómez, UIIO de los más ci'lpc:lces murc:llislas de Amé·
rica. lino de los firmantes del Manifiesto de Medellfn,
y seguramente Sll único redactor. Tiene la osadía
esle pintor de declarar "que los culturas europeas no
son Irasm isibles. y menos en América", cuando tam·
bién en Pedro NelJ lo único qu� valora sus ¡nlere...
sanies muros es lo. que le ha sido transmitido en
7
287
•• REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL CAUCA
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100 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL CAUCA
290
SOBREEL ARTE NUEVO EN LA POST OU ERRA · 101
291
102 REVISTA DE LA. UNIVERSIDAD DEL CAUCA
�
v- �____I regulares en un espacio de 4 dimensiones. con exjra�
ordinaria ingenuidad. El propio Picasso, y Braque, han
prelendido en algún momento, dar una ilusión plástica
de la cuarta dimensión, COn una intención inran1i1 y
poéliclI. Sólo en el cubismo "curvo" de JUCIn GriS'.
pued\'! encontrarse una ¡nluición plástica del único orOr
pósito que, correctamente, Puede relacionarse con una
ctlilrla dimensión. Porque Ulla cosa es un esp(lcio a 4
dimen�iolles o la cuarta dimensión de tln cuerpo, y otra
muy dislinta la cuarta dimensión de una forma artística
y hasta un número mayor de dimensiones en los pro�
blemas funcionales de la cOnlposkion. Este último
aspecto es el modo cOrl'edo de abordar la cuarta di M
mensión. y aun la quinta. un mayor número de dimen l
siones significaría una contribución sumanlenle dQbll y
una excesiva complic�ción.
Las dimensiones representan para el artista el
número de planteos a que ha de someter la solu
Clon de una composicibn. As!. las <¿ dimensiones
iniciales en la materia pictórica. por cada nuevo pro
pósito de carácter formal a Que se destine. importa
una nueva �lteración. o nueva dimensión. Dos númel
ros definen el propósilo natural de una fOfma plana o
pictórica. 2 dimensiones en un sislema de coordena·
das rectangulares. Con la tercera dim"nsiÓn se le ha
añadido una precisión natural. desde [a nélturaleza ex�
lerior. Las coordenadas se han hecho oblicuas. El
instante mecánico y mural de la integr<1ción al plano
totalizador del orgallismo pictórico, proporcionil una
llueva alterilción el JiI forma comunicante. Una cuarta
dimensión o proporción arquitectónica pura. Con 5
números o dimensiones, la forma queda lluevamente
referida al hombre. es el último planteo que proporl
ciona a las formas una definitiva dinámica. en la que
queda el espectador mismo incorporado a la hisloria
ínfima de la obra.
2 dimensiones. propordonan la nalurllleza normal
del plano. (Perspectiva ortogonal. rorma inmóvil). ;)
dimensiones. es la naturaleza anormal de [a forma
plana (Perspectiva diagonal. forma móvil y cerrada).
4 dimensiones, es lit naturaleza anormal de la forma
292
SOBRE ER ARTE NUEVO tN LA DOST·GUERRA '0'
293
104 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL CAUCA
(
y esta diversidad de duración, se extiende al poema
tolal. No es entonces el poema que por sí mismo
dura, sino que nosotros lo hacemos dur8r", Me he
�itido subrayar \11 conclusió:l de Sen Aguslfn, resu·
men� lo d lodas sus ideas sobre el Tiempo. que
al lomar, peligrosa distracción sin duda. contacto
con un ema 1 final hubiera sido el mismo con cual ..
quie Iro mecan''mo de alla tensión lo temporal es
la ealidad vital o elecfricil de cualquier objeto de na..
turaleza artíslica). se cornonizan a la vista. e inslaptá
neamente. Un poemo, una es/alua, cualquier prodUCID
plástico funciona siempre, dura siempre por sI mismo,
porque 121 tiempo se 10 pone una vez el arlista y luego
ya. nunca, nlldie ni lo añade, ni lo quila. ni lo puede
�llerar.
Con San Agustín, anliguos y modernos, s i n nin ..
guna excepción Que yo conozca, se obsJinan en el
concepto de un tiempo solo exislenle y medible para�
lelamenle a nuestra propia y singular duración. Y se
sigue repitiendo que el tiempo no es en sí ni por si,
Que ha menester de una conciencia que dure y de
hechos Que eslen en su curso irreversible. En arle,
nosotros le suministramos al tiempo. como conciencia
durable. el espacio. El tiempo es en sr y por sí. es
un elemento plástico Irivalenle. una de cuyas valencills
se satisface siempre con el elemento mOllovalenle de
un esplIcio, Los sucesos en lIrte se hacen reversibles,
moviles y e/ernos. El esplIcio es la conciencia maje ..
riel. acción y aclualid�d del tiempo en (Irte. El liempo
garantiza la indeslruclibiJidad de un espacio estético.
es su medida y su permanencia. El tiempo manliene
al espacio en razón de Que lo moviliza y relaciona
en una organización incesante, Un tiempo atraviesa
un� forma y puede repetir la misma operación a la
inversa. En el momento Que pasa el tiempo, sólo el
sracio artístico puede medirlo. Enlonces podría em ..
plear San Agustín su expresión "espacio de tiempo"
que el emplea para designar un fragmento del devenir
temporal. Un espacio dura si liene tiempo. Y es en�
lances. precisamente. Que ese espacio en arte, es una
forma. Unicamenle en la vida artística de una forma,
se da el tiempo en sus ;) valencias o momentos, esto
es. donde el tiempo debe ser objetiva y racionalmente
comprobado. Estéticamente. en la forma, lo Que va a
acontecer y lo Que se recuerda, están maleri(llmente
294
T� �
! 1�, 1" "t..·",,-
SOBRE EL ARTE NUEVO EN LA POST,GUERRA 105
CJ �
cinemlltograffa hasta la .cil;¡¡¡málica \o' espacial de la pin-
lura. vi- .......; -..; ......:
El pasado y el futuro de una forma están slIce... �-
diendo en el presente mismo de ella. expresando el
rilmo temporal impuesto por el artista. El espacio es
la materia corporlll y el punlo de partida ce la crea ...
ción artística. El alma. la vida de la obra, es alojélr
en ella un ¡¡12m po. en cuyos problemas reside la ver...
dad era invención del aJtista. Si expresamos sobre un
muro las opiniones filosóficas sohre el tiempo. vemos
Que. como en un pizarrón comprobatorio. se alleréln
los conceptos, reajustándose ellos mismos, reconocien,
dose, adquiriendo una vlllidez objetiva y la unidad
expresiva, y la inseparabilidad de los tres estados. E1
mismo concepto de la atemporalidad divina de lo
filosofas, aparece para nosotros en contraria inlerpre
toción. Dios. para existir, no se coloca al mélrgen del
tiempo. sino que se identifica absolutamente con su
tres aspectos de temporal validez. como las tres per�
sonas verdaderas de su identidad. como [a triada eshz...
tica del tiempo. en cada suceso formal.
El Tiempo surge . y concretamos así fijamenl
nuestro personal concepto del tiempo en lIrte- cuando
la conlinuidad del espació se interrumpe, (LlI misma
falla de continuidad Que Spenglet' advierte en el pro�
ceso histórico de las culturas, su visible separélción,
puede ser interpretada coma la aparición del verdad e..
ro tiempo interno o propio, Que hace a los espacios
culturales, fragmentos de un solo conjunto o de un
solo orgllnismo cultural y de una sola progresión.
Como si la historia de la cultura mismél se nos moni�
festara como una exacta obra de arte. correspondiente
a nuestra uueva conciencia actuol, :10 decadente sino
ascensional de la voluntad creCldora).'12 El tiempo rom'
pe la continuidad o el estado amorfo del espacio. En
lo superficie aislada de un solo color, no hay tiempo,
fin todo espacio discontinuo hay un tiempo inalterable.
El tiempo es un elemento. u n cuerpo simple que no
se encuentra en la naturaleza artística sino en combi..
nación con el espacio, constituyendo un compuesto
Químico, una duración estética.
Toda obra que obedece a un planteo de espacios,
contiene en el fondo un rig'trroso teorema plástico
temporo!. Con dos ejemplos recientes, Im presionismo
295
106 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL CAUCA
1
y cubismo. destacamos el problema temporal, y nalu·
ralmen/e; en total discreD<Jncio con las consideraciones
de Hurtado, que lambién se sirve de la misma con'p('I"
ración. El Cubismo. que da la 12&p.t2si6n más exallada
'
del espacio dlsCOIllIltdo. stiíp roponérselo da del fiem
po una solución física. La forma más lenta admisible
er. una obra artística, un tiempo regular y uniforme. de
primer orden o tiempo simple. Conlrari(lmente. en el
Im presionismo, la hora luminosa de los modelos que
se pretendía represen lar. como cualquier olro contenido
externo. no tiene la menor rela;:;ión con una voluntad
temporaL El cuadro impresionista busca la extensión
continua de la naturaleza. lo mismo que en una com·
posición musical que podria durar dos dias, carecien d :>
d e valor temporal alguno Nosolros no podemos alar�
gar el tiempo en un poema, sin alterarlo profundt'mH,Cn
le. Nosolros no podemos leer más i1prisa, con capri·
chosa lentihld, ni un poema, ni una escrilura musical.
No podemos leer los volúmenes de una estatua o re·
correr una pintura, en cualquier jiempo.
Tardará en ver, o durará mucho la conciencia de
u n especlador, pero no por ello variará el tiempo de
una obra. Cuanto más participe o dure u n a forma
arlísliCll por los datos aue haya de. ella en la con cien·
cia externa del expectador, teJnto menos tiempo plásti�
co tendrá la forma (una guijarra, llnll nariz, un arbo1)
como objeto estelico. Tiempo es la aparición y la
explicación de los valores, por un urden particular de
los esp1ti0:3. Godo e:31'ocio lieitC¿ su "Cifra temporal,
cI<lve formal de su comporl<lmiento. El espacio es l a
maleria aritméfic<l y la canlidau formal. E l tiempo es
su cualid:ld, su cálculo local y su pensamienlo geomé
trico, su constitución plástica. El tiempo es la concien·
cia propia de la obra, que <11 vivirla, nos es revelada
en su idioma universal, que es necesario aprender a
leer. � tiempos más compuestos, �orresponde un va
lor más indeterminado de tiempo, o un tiempo menos
"'emporal" de 1(1 obr a, En esle sentido, a la obra im�
presionista podríamos señalarle una silenciosa y pre
cipitada pulsación temporal, que equivale espacialmente
a un continuo atemporal o a una agrupación de mlni�
mos tiempos en un<l inrinita discontinuidild material.
(Con It'l concepción eslélicamenle errónea de San Agus...
tin, puede explic(1r Hurtado -pág. 88- " Que el impre...
sionismo es el ejemplo más cab(11 de la fluencia del
liempo a Iravés de una forma plásnca. :Su ideal, es
296
SOBRE EL ARTE NUEVO EN LA POST,OUERRA 107
297
lOS REVISTA DE LA UNIVERSIDAD rL CAUCA
�
lareil univerSlll d u n il cullur y de un Qenllcimiento.
No tenemos 'sloria m deroa de carácter polftico,
religioso. mililar y listico. Nilda más que maravillo..
sas historias individu es. ue por es lo llparecen con
signadas en [a historia e olros paises. Sólo disrin·
guimos dos dolos hisl iCllmente suficientes o impar·
lilnles. En un liempo u para muchos es antiguo V
olvidable, y pilri.1 nos tros muy próximo e inolvidable.
105 Eslijdos vecinos (le Fra cia y Espaf'ia, se reparten
�
nuestro Oills y n stras lib tades. Aguardilmos una
completa lec/ura e la Cart del Allánlico."1 El airo
hecho es que n estro Renac ¡ento cumplió tolal y
sangrientamente on la guerril de Españil, su primer
momento polftic la declaración reliminar y romántica
•
298
SOBRE EL ARTE NUEVO EN LA POST-GUERRA 109
�
con el pensamiento fr iano. intentado vanamenle
dar forma pláslica a las acu'didas esporádicas carentes
de objelividad e inint Igible as más de l a s veces,
de un subjelivismo q e lleva nombre de superrea·
lismo". No debe av gonzarme Ir �ribir eslas lonleríos
de un buen compa lola sumergidc e.¡l las confusiones
nalurales de cualq ler miope y vulgar a ·donado. Sen·
liría verguenza s amenle. de no haber echo lodo lo
posible por pre rarme con reclitud y re onsabilidad
para el cumpli iento de las próximas lare s arlislicas
de nueslra ge eradón. Desgraciadamente. se encuentra
enlre ellils. I7.speciillmenle en estos momen os. esla
forzosa y esagradable necesidad de combali impla·
cablemenl el gravísimo peligro de crilicas y opi iones
improvisa as o de mezquinas intenciones.
¡ORGE DE OTEITZA.
299
Oteiza-Megalitica-Carta.qxp 14/11/07 17:17 Página 301
E S TAT U A R I A M E G A L I T I K O A M E R I K A R R A R E N
ULERPEN ESTETIKOA
E S TAT U A R I A M E G A L I T I K O A M E R I K A R R A R E N
ULERPEN ESTETIKOA*
* [eskaintzaren transkripzioa]
Guraso maite-maiteok: seme izpiritual apal eta lehen honek bere aitona maiteak
besarkatzen ditu.
Biloba hau hitz egiten duela jada jaio da. Zuena da liburu hau eta zuen eskuetan jartzen dut.
Segituan etorriko dira beste batzuk, Arantzazun gure Andramariren oinetan utziko dizkizuedan
harrizko biloba puskak kontuan hartu gabe. Jainkoak nahi badu, familia ugari batekin
inguratuko zaituztet. Zuen Javierin, Karmenzita, Maripili eta Albertito eta aurki Frai
Germanek Jainkoarentzat irabazten hasiko direnen ondoan, apalenak eta gutxiago inportanteak
izan arren, errazenak eta gutxien arriskatuak ez diren nire hauek ere kontuan hartu behar
dituzue. Badut ustea oso azkar –eta bada ordua jada– nire seme hauek zor dizuegun zorion
handiaren pixka bat ematen lagunduko dizuetela. Gure guraso maite-maiteok, zuen semeok
zuen fede ematen dugu eta aldarrikatzen zaituztete eta adierazten gugandik: Gora Artazelai,
Gora Doña Karmen! Gizaldi eta gizaldietan. Amen
Madril 1952ko martxoak 30
Zuen Jorgek
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AURKIBIDEA
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OHAR PERTSONALA
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I. PLANTEAMENDUA
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KOKAPEN GEOGRAFIKOA
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Kultura hau ikertutzat jo ahal izango da, bi ezezagun funtsezko hauek ar-
gitu daitezenean:
LEHEN EZEZAGUNA
BIGARREN EZEZAGUNA
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Agustinen dagoela eta beti geratzen zaigula –dio bere liburuaren azkenean–
arazo bat: zein izan zen adierazten diren ideiak eman zituen herria edo zein
eskualdea eta zein jaso zituen herria?»
Honi dagokionez, gure ikerketaren emaitza borobila da: kultura agustinda-
rra ama-kultura bat da. Bere mitoak sortu eta landu zituen, izugarrizko bila-
kaera sortzaile batean bere estatuariako forma megalitikoak asmatu zituen.
Ez zen izan ideiak jaso zituen herri bat, ondarea jaso zuena, baizik, bere kasa,
eduki zituenak bilatu eta aurkitu zituen eta harrizko errepertorio miragarrian
luze eta zabal adierazita utzi zituen, non biltzen den haren egite jatorrizkoaren
kostu izpirituala eta drama heroikoa.
AZALPENA
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I I . PA I S A I A E TA G I Z A K I A
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Iruditzen zait azken gelditasun mota hau, gure garai honetan, artis-
tak bere asmoak egokitasunez idazteko ezagutzaren lurraldeetan jada
aurkitu behar izan duen munduaren irudiari dagokiola.
Bereziki lehen-gizon guztien arte-lanetan bortizki ezagutzen den
dialektika sortzaile batean argitzen dira paisaiaren lehenbiziko bi ezau-
garriak. Gizakiaren lehen garaipenetik bizirik dirauen estatua oro ari da
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HERIOTZAREN AURKIKUNTZA
(SENTIMEN TRAGIKOA)
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Nahikoa gerora gertatu bide da, lehen gizakien lehen plastika hasita zego-
ela, baina izugarria izan behar zuen gizakiak heriotzaren existentzia bere bai-
tan, bere heriotza pertsonala eta erabatekoa aurkitzen duenean. Eta une ho-
netan da gizakiaren baitan sortzen dela bizitzaren sentimen tragikoa, gutariko
bakoitzak gaur sentitzen dugun bezala, ezerezarekiko izulaborria, betikotasu-
na erdietsi gabe desagertzearekiko beldurra. (Une horretarako jada artistak
eginak izango zituzkeen, era askotariko xedeekin, bere obrak. Orain ikusiko
dugu zertarako balio izan zuten).
Bi irtenbide erabateko daude (eta behin-behineko bat, orain aipatu ere egin-
go ez duguna) heriotzaren arazo honetarako: edota beste bizitza sinesten da
(irtenbide erlijioso tradizionala) edota irtenbide estetikoa: desagertzearen sa-
minaren aurrean, erabaki goren eta geratzeko zail bat. Heriotzaren zentzuga-
bekeriaren aurrean, salbamenaren zentzugabekeria sortzailea, iraunkorraren
eraikitze estetikoarena.
Azken irtenbide hau, hau baita lan honetan interesatzen zaiguna eta hari
buruz informazioren bat, jakinduriaren bat, edukitzea dagokiguna, lehen kul-
turetan sen magiko bortitz baten ondorioa izan da.
Artistaren larritasun sortzailea da baliozkotasun goreneko ekoizkin artisti-
ko horren baliabideak eta gizakia heriotzaren egintzatik kanpo bere gauzekin
kokatzen den forma aurkitzeko etsipen metafisikoa
Badaude joanak eta etorriak paisaian. Eta etengabeak dira bidaia hauek gi-
zaki mota baten, kultura baten osaketa bilakaeran. Horrela doa artista irudi-
katzen tokia bere eskuen artean eta bere aurkikuntzak egiten ditu eta betie-
reko egoitza hori eraikitzen du: izaki estetikoa. Norbaitek galde lezake nola
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IRUDIMEN EXISTENTZIALA
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GELDIA
Beldurrak eta premiak sorturiko intuizio bat da gizakiaren lehen sarrera pai-
saian. Joatea oinarritzen da gauzen aurpegiaren begieste sentiberan, sako-
naren, haren errealitate ezkutuaren zelatan.
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I I I . E S TAT U A E TA A R K E O L O G O A
Garbi dago arkeologoak dituen ideien eta haren agerpenen garrantziaren ar-
teko erlazioa, arkeologoaren kalitatearen eta aurkikuntzaren kalitatearen arte-
ko erlazioa
Badago, halaber, eragin nabarmen bat aurkikuntza arkeologikoen eta ar-
keologoen interpretazioa dagokien lurraldeetako ekoizpen artistikoaren arte-
an. Eta gerta daiteke orobat –hemen Amerikan gertatzen egongo beharko
luke jada– ezen artistaren, poetaren, borondate sortzaile ororen ideiak edo
asmoak oro har arkeologoaren eta ustiatzailearen txostenetan eraginik izatea
zabaltze ulertzaile baterako.
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baizik gauzei buruz jakiten dena edo jakin uste dena. Eta jakinduria hau da
artista orok bere lanerako bilatzen saiatu behar duena. (Cuervo Márquez: Es-
tudios arqueológicos y etnográficos americanos.)
Preuss, 1914ean.– Codazzik abiatu zituen katalogoa eta deskripzioak za-
baldu zituen. Bere eragina jakingarria izan zen kultura honetan ondorengo
ikerketa etnologikoetarako. Hizkuntzalaritza aldetik garrantzi handiko lanak
aurreratu zituen eta beste herri batzuetako elezaharrak eta mitoak antzeko
irudikapen artistikoekin uztartu zituen. (Arte monumental prehistórico de San
Agustín, 2. arg. 1931.)
Preussek guztiz kontrako aiurri interpretatzailea zuen Cuervo Márquezen
aldean. Honek ez zuen dokumentazio zientifikorik pentsatzeko eta asko hitz
egin bazuen ere, ez zuen ezer esan; aldiz, Preussek, gauzatu zuen lanerako
dokumentazio trinkoa zuelarik, ez zuen ezer pentsatu estatuaria honen erre-
alitateari buruz. Eskultore agustindarrak argi eta garbi adierazitako gauzen
aurrean, Preussen sentiberatasun eskasak eta bere norabide estetiko tamal-
garriak desesperatzeko moduan desbideratzen dute. Axalean, zehaztasunez
deskribatu zituen estatuak. Asko atera zituen fisikoki lur azpitik, baina ezer ez
haien barruan zegoenetik.
Preussen balioa kultura honen alde arreta zientifikoa erakartzea izan da.
Bere ikerketa urte luzeak hizkuntza indigenetan interes handiko izan dira bere
garaian, baina ez dute ezer argitzen herri agustindarren errealitate bereziari
buruz. (Beste gauza bat izan zitekeen, nork daki, Worringer baten presentzia
San Agustinen). Preussek bazekien historiografian eta arteko kritikan sorkun-
tza artistikoaren ulerpena, irudikapen naturalistikotik garbi desbideratua, bo-
rondate formalean bilatzen duen korronte moderno bat bazela. Baina Preuss
ez zen estetikoki kritiko bat, etnologo «handi» bat baizik, eta etnologia, berak
pentsatzen zuenaren alderantziz, zientzia bat da edo zientzien sintesi bat,
sintesi horretan estetika sartzen ez duen artean, estatuaria baten ulerpena
osatzeko balio duena baina ez hura abiarazteko. Eta honi dagokionez, Preus-
sen pentsamendua berak adierazi du argi eta garbi: «Etnologiak herriaren
ezagutza izpiritualari argia eman behar dio ondoren artean, zentzu zabalago
batean, jarduteko». Nire ustez, alderantzizko antolaketa batek bakarrik iker-
ketan, hura zuzentzen eta sakontzen du.
Idazten du Preussek: «Apainduria batzuk, urrezkoak beharbada, gustu
handikoak beren diseinu garbian, ikustean, bertatik somatzen dugu sentsa-
zio estetiko bat, barneko poz bat. Ezbairik gabe, San Agustingo biztanle za-
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harrek ere barneko atsegin bera dastatu zuten». Garbi egiaztatzen da Preus-
sen kontzeptu honen bidez arima agustindarraren emaitza gorena ulertzeko
bera kokatzen den egoera antizientifikoa, antiestetikoa. Hemendik baldin arte
bikain hau arte basati, odoltsu, mitoen eta «edertasun» mota berezi baten
adierazgarri bezala jotzen badu, estatuaria hau denean mitoen, burubidearen,
arima beraren, gizakiz, eskultorez osaturiko gizarte berezi horren asmaketa-
ren eta fabrikatzearen bilakaera beraren adierazpen objektiboa. Preussek iku-
si dituenetako estatuek garbi erakusten dituztenean ez jabetze edo dohan ja-
rauntsiriko mitoak, baizik mito zati garestiak, kultura horretako gizakiak bere
salbamena erdietsi uste duen pentsamendu erlijiosoko eta programa plastiko
eta politikoko zatiak hazten.
Oro har, etnologoen prestakuntza artistikoa, eta bereziki San Agustingoena,
imitatzearen irizpideari atxikiriko hezkuntza izun bati dagokio, halako moduan
non haientzat guztientzat, azken batean, plastika agustindarreko adierazpe-
nak «Disparate» batzuk baino ez baitira. «Nondik etorri zitzaien –galdetzen du
gainera Preussek–, monumentu eskultoriko hauetan guztietan ikusten ditu-
gun bezalako obra hain gutxi arrazoizko baterako grina hori? Zuzen nabilela
uste dut –erantzuten du berak– pentsatzean kasu honetan sentimen erlijioso-
aren azalpen bat baino ez dela». (Sentimen erlijioso honen analisia da, hain
zuzen ere, guk aurkitu behar duguna, estatuaria honen azken argibideari hau
da: haren erro estetikoari jarraiki).
Ikerketak etorkizun eman zezakeenaren aurrean, kultura honen ezezagun
handiaren aurrean –haren jatortasuna– ezer ez baieztatzeko zuhurtzia zienti-
fikoa edo trebetasuna izan zuen Preussek. Halere, aitortu behar dugu, gure
ikuspuntutik, Preussen prebentzio oso zuzen hau, alegia; San Agustingo kul-
tura izan zitekeela harekin zerikusi nabarmena zuten besteengan eragina
izan zuena, «kontuan izanik estatuaria honen izaera bereziki arkaikoa, han-
go tenplu eta gurtze-lekuekin eta hango zeramika garatu gabearekin» (San
Agustingo herriko zeramika aipatzen du, ez andrestarra), eta gaineratzen
die, arrazoiz, ezaugarri hauei: «formen aberastasuna eta tipoaren iraunkor-
tasuna».
Pérez de Barradas, 1936ean.– (Antropología y arqueología de Tierraden-
tro, Bogotá, 1937. El arte rupestre en Colombia, Madril, 1941. Arqueología
agustiniana, Bogotá, 1943).
Garrantzirik handienekoak dira ikertzaile espainiar honen indusketak. Arra-
zoi etnologiko osorik gabe, kultura agustindarra jatorrizkoa ez zela, baizik era-
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gina izan zuena, baiestera lehiatu zen. San Andreskoari dagokionez, litika
agustindarraren gainbeheran aldi epigonal batean kokatu zuen. Preuss hartu
zuen euskarritzat. Hark baino sentiberatasun handiagoa zuela eta zientzia al-
detik gutxiago zekiena eta zuhurtzia gutxiagokoa izaki, Pérez de Barradasek,
Tello perutarrari jarraiki –eta, gizaki batek, zaldi batek edo landare batek be-
zala, kulturek adin jakin dutela dioen Spengler-en kontzeptuarekin biak– San
Agustingo kulturari dagokionez mila urteko iraupen bat –Spenglerena–, Kristo
aurreko 300dik 700era arte, izendatzen dio. Eta egia izan ere izan daiteke. Eta
egia da mila eta bostehun urte inguru agitu zela, nire ondorioen arabera, kul-
tura garai andetarren aurrekoa baita, baina iraupenari dagokionez, bilakaera
megalitiko handia, bere izaera sozial eta premiatsuarengatik, ezin luza ziteke-
en ehunda berrogeita hamar urtetik gora osatuz (4. zenbakia duen estatuatik
24.era arte, lauki sinoptikoetan (bi irudi 114. eta 115. orrialdeetan).
Oro har, etnologoak beldurtu egiten dira harri hauekin. Egia zientifikoa,
guri, sortzaile bezala, egiaz izugarri interesa ezin dakigukeen egia zientifiko
hori bilatzen dutela errepikatzen dute etengabe. Baina zer da egia zientifikoa
ikertzaile hauentzat?
DATU BEREZIAK
BAIESPEN PERTSONALA
Ni, besterik gabe, ez naiz interes soilik zientifikoaren profesional bat. Ezin in-
teresa naiteke plastiko bezala: ez zait interesatzen arkeologia. Ulertu, dezifra-
tu nahi ditugun estatua horiek egin zituzten gizakien lanbide bera dut. Baldin
haiek ez bazuten hautsi «egia zientifikoa» eta «egia naturala», eta «egia politi-
koa», egiazko kultura baten hiru gauza funtsezkoak, ezin kabi ahal izango zi-
ren harri hauen barruan eta ezin salba ahal zitezkeen. Ni ez naiz joan estatua
hauengana turistaren artzain gisako begiekin edo arkeologoaren eta indus-
katzailearen aritmetikako begiekin, ni hor egon naiz ikasteko, ezagutzeko.
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I V. O I N A R R I Z K O K O N T Z E P T U A K U L E R P E N E S T E T I K O B AT E R A K O
OBJEKTU METAFISIKOA
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FAKTOREAK.
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BALIOEN KRITIKA
Balioak dira objektuen teoriak sailkatzen duen beste taldea. Ez dute izatea,
balioa baino, hauxe da haren errealitatea filosofoentzat, hauek balioen artean
bereizten baitituzte logikoak, etikoak eta estetikoak. Guretzat, ordea, balio
estetikoak, hauek baitira hemen interesatzen zaizkigunak, Izate estetikoaren
tasunak dira, bertatik ikusiko dugunez. Aurretik filosofiaren aldetik artistaren
okerreko pentsakizunaren aipamena egingo dugu. Gure egitekoa zein da?
galderari filosofoak diktatzen digu: balioaren eta haren adierazpenaren artean
gu kokatzea, balio estetikoak ulertzea, haiek administratzea. Eta non daude
balio estetikoak, nolakoak dira –barka–, nola balio dute? Hemen zailtasunak
irtenbide desberdinak dituzten arazo desberdinetan azaltzen zaizkigu. Artis-
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tak balioak jarraitu behar ditu, haiek aurkitu, haietara hurbildu. Müller-ek,
adeikor, lagundu nahi dio artistari, etengabe luza daitekeen 34 balio artistiko-
en osaketa abiaraziz. Zerrenda tasun morfologikoen, arteko objektu baten
deskribapen literarioko une berezi batzuen zenbaketa arrunt bat baino ez da.
Uko egiten diogu berta-bertatik balioen kontzeptu honi. Beraiek azaltzen
zaizkigu, gaurko filosofian, antzinako filosofiako egoera berean. Idealismo
platonikoan, arbola baten ostean, emakume aurpegi baten ostean, ilunabar
baten ostean, kontzeptu erlijioso baten ostean, etab. edertasun ideala bilatu
behar du artistak, eta edertasun maila, balio artistikoa erdiesten zuen arteko
obrak artistak absolutura hurbiltzea lortu zuen heinean. Kantek, metafisika
baliogabetzean ezagupenaren teoria batean bermaturik dagoela uste duela-
ko (erabat, ordez teoria moral bat jarriz), egiten duena da Absolutu greziarra
–edertasun ideala– dinamizatzea, era horretan bihurtzen delarik filosofiaren
gaurko zeru, balioen galaxia hau, hauts jainkotiar hau, guretzat idealismo ar-
tistiko greziarraren lapurreta germaniko bat delarik, graziarik batere gabekoa,
estetikoki inolako interesik gabekoa. Guretzat balioak ez dira –laburbiltzen
dugu– aurreiritzi subjektiboak, baizik emaitzak sorkuntza artistikoan, ondorio
existentziala.
Ezabatu egiten dugu, bada, balioen mundu hau arteko obraren faktore
bezala eta gure ekuazio existentziala apartatu ditugun datuekin finkatzen
dugu: ekuazioaren termino batean Izate estetikoa, eta bestean hiru mundu
ontologikoak. Nola jokatzen den eta balioak nola sortzen diren ikustera joan
aurretik, ekoizkin estetikoaren faktoreen zenbaketa egiten dugu, errazago es-
kematizatzeko haiei dagozkien laburdurekin.
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tetikoarekin bete behar dut. Beste terminoan hiru objektu taldetan, hiru ara-
setan bezala, Errealitate jasoaren gaiak dauzka laburbildurik. Hiru eskalazko
faktore dira berak dituenak eta haietara oldartzen da joran sortzailez, horrek
adierazten duelarik laugarren faktore bat, faktore bektoriala, motore edo pre-
sio metafisikoa edo eginkizun existentziala. Betiereko gai bat bilatzen du eta
hiru izate motetatik inork ez dauka. (1)ean kausalitateak bizitza eta heriotza
ipintzen die. (2)an denboragabetasunak heriotzatik eta bizitzatik kanpo ipin-
tzen ditu. (3)an denborazko bizitzak bizitza eta heriotza ipintzen dizkigu. Bai-
na betierekotasun bokazio horrek jartzen duen indar bortitz horrek artista ero-
riarazten du bortizki haren hiru faktore materialen gainean, berenez ezgauza
baitira betierekotasunerako, beren artean jotzeko dialektika propio batekin,
kimika berezi batekin, zeina, pentsa daitezkeen alde guztiak gorabehera, era-
giketa sortzaile garailea hutsik egin gabe era honetan argituko dugun formula
den:
(4) bi ezezagun dituen ekuazio baten irtenbidea da:
IEs = x.y non (x) izate mota bat diren balio oinarrizko eta estetikoki osatugabeak
dituztenak eta non (y) IEs-en balio azken eta erabatekoak diren.
(1) . (2) = x x = balio plastikoak (P) = arte abstraktua.
x . (3) = y y = balio estetikoak (IEs)
(1 . 2) 3 = (4)
Eragiketa estetiko bikoitzaren lehen zatia da. Egoera plastikoko ekuazio dei
dezakegunaren lehen egoera jatorrizkoa: errealaren eta idealaren sintesia da.
Lehen bi faktoreen arteko sakadura metafisikoaren egitekoa. Estatuaren ka-
suan, esaten dugu: mulko naturala eta bolumen geometrikoa beren artean
kontraesaten dira, erro-errotik elkar aldatuz. Izate errealaren bizi eta herio
azala une berean gelditu egiten da izate idealarekiko talkan, honek bizi eta
herioarekiko duen axolagabetasuna bere aldetik galtzen duelarik. Pentsa de-
zakegu sintesi hauen aniztasun morfologikoa, hau da, ezin konta ahal balio
plastiko, artearen lehen eragiketa logiko honek sorturiko izate plastikoaren ta-
sunak edo zertzen teknikoak direnak. Demagun errealeko zati bat, forma
errealezko gudaroste bat, bilbe ideal batekin kolpeka hasten dela, zelatan
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erortzen dela, elkar joka, elkar joka kimikoki, «hiltzeko eran», transzendental-
ki, barruti geometriko baten estrategiarekin. Emaitza jator bat da emaitza, to-
paketa existentzial bat, izate berri bat: Egoera plastikoa, arte sotila, arte bita-
rikoa edo, besterik gabe, arte abstraktua (arte guztiak dira plastikoak)1. Orain
zilegi da, filosofoaren iritzi okerraren aurrean, artistaren (Picasso) baiespen in-
tuitibo hau dezifratzea: «Nik ez dut bilatzen (ez ditut bilatzen balioak axiologo-
en inolako arasa batean), aurkitu egiten dut» (nahi dudan hori bakarrik aurki-
tzen dut: izate estetikoa. Zer da, bada, IEs?).
BALIO ESTETIKOAK
IEs osatzen den bigarren sintesia da. Egoera estetikoko ekuazioa, egonkor-
tasun betiereko eta erabatekoa: bizitza, bizi edukiak, da hirugarren faktorea
zeinaren plastikoarekiko azken talkak erabakitzen duen artelanaren azken al-
datzea edo taxutzea.
1. Arte abstraktuaren zertzeari eta deiturari buruz ez dago adostasunik. Arte ez figuratibo, ez
objektibo, arte konkretu, deitu ohi zaio. Guillermo de Torrek, berriki (La Nación, Buenos Aires, 10-
XII-50) Arte absolutu deitura hobesten du, Sartoris-ek Altamirarako proposatu zuena. Aurreko ar-
tikulu batean, Guillermo de Torre berak abstraktua «bere izena aurkitu ez duen arte» bezala izen-
datu zuen. Guretzat, ez da egon halako arazorik, abstraktuaren deitura egokia finkatu dugun
artearen ekuazio estetiko beretik edo formula molekular, egiturazkotik sortzen baita logikoki. Izate
estetikoa gatz existentzial bat da, eta abstraktua haren konposatu bitariko edo erradikal azidoa.
Erka dezagun gatz inorganiko sotil batekin:
GATZ = (Metaloide + Oxigeno) + Metal = konposatu hirutariko.
Metaloide + Oxigeno = Konposatu bitariko edo erradikal azido.
IZATE ESTETIKO = (1) + (2) + (3) = Konposatu hirutariko edo Gatz estetiko = Arte absolutu.
(1) + (2) = Arte ez absolutu, baizik erlatibo. Arte bitariko. Arte erradikal edo,
besterik gabe, abstraktu. Plastika soila.
Artearen historia aipaturiko hiru natura ontologikoen arteko borroka hauen historia da. Le-
henbizi, mota abstraktu edo bitariko konposatuak finkatzen dira, gelditzearen egoitza espazialak,
hara Bizitza deitzen delarik heriotza kentzeko eta era horretan sintesi estetiko erabateko eta az-
kenak osatzeko. Konbinaketa plastiko soilak (Abstraktua dena, bitarikoa dena) dira sorkuntza
zailena, kontzeptu geometrikoak izan ere kultur eta zientzia gaurkotasunetik atereak izan behar
baitute, ezaugarri emaileak, beren lehen sintesian artistari argudio naturalekin materia abstraktu
nahiko adierazkorra eta egiazki historikoa horni diezaioten. (Gaurko Arte abstraktu kasik guztia,
naturalismo geometriko soil bat ez bada, Antzinateko artistaren, Berpizkundeko gizakiaren idea-
lizazio estetiko bat baino ez da, gaur desegokia). Bizia Abstraktuaren sartze traumatikoak eragin-
dako azken aldaketa ez da emaitza sortzaile pertsonal bati dagokienetarako aurreko talka bezain
erabakigarria.
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IRTENBIDE EXISTENTZIALA
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egingo dira, eta ez beti, guretzat berariaz finkaturiko komunikatuak, baina beti
gordeko du salbamen lotura bat gizakiaren eta Jainkoaren artean: Izate este-
tikoa da, ahitu gabe erretzen ari den sasia da. Estetika, beraz, artearen zien-
tzia denez, Hilezkortasunaren teoria bat da, salbamenaren kalkulu eta gauza-
tze pertsonal eta zuzena. Izate estetikoa, benetako irtenbide existentziala.
Estetikotik transzenditzeak Jainkoa atzematen du: Sortzaileari sortua itzul-
tzen dio sorkuntza ekimen jator batean, horrela zuritzen eta betetzen delarik
gizakiaren definizio jainkotiar bera: «Jainkoaren antzera imajinatua».
HARREMANA SORTZAILEAREKIN
EDERTASUNA
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buruei uko egiten diete, ondoriotzat errealismo sotil edo abstraktu bat dauka-
gularik lehen sintesi plastikoan eta azken errealismo artistiko edo konposatu
bat dugularik bigarren sintesian. IEs-a, beraz da natura bakoitzetik bakar-
ka, zentzugabekeria natural bat. Ekoizkin estetikoa, zentzu honetan, beti da
zentzugabekeria hirukoitza. Heriotzaren zentzugabekeriaren aurka, sorkuntza
betierekoaren zentzugabekeria. Egia estetikoa edertasun artistikoaren pare-
ko egiten badugu, orduan badaukagu jada Edertasunaren kontzeptu tinko
eta egiazkoa. Beste zerbait da hau jada. Baina, guk, nahasketak ekiditeko, ez
dugu ezertarako erabiltzen edertasun hitza, ospe estetikorik batere gabe iris-
ten baita guganaino.
NATURALISMOA
Estilo izuna, non artistak naturaren imitatzean jartzen duen bere uste osoa.
(Ederraren teoria axaleko eta aestetikoari dagokio).
SURREALISMOA
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pelaren lekuan, gibel bat makulu batean, erloju bihur bat adar batean, etab.
kokatzen dituen estiloa: irrealismo edo antinaturalismo artistikoa, iragan-une-
tan eta gainbeherakoetan artistak odolik isuri gabe esperimentatzen duena.
Garbi dago paraerrealismoa edo subnaturalismoa dela, zehazki Surrealismo
hitzaz izendatuko duguna, gaur kontzeptu hain desberdinez zamaturiko hitz
hori kontzeptu bakar honetara mugatuz.
SUPERREALISMOA
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1 2 3
Eskema gisan: ordena eta azentu ontologikoa: O O O
Ekoizkin artistiko arkaikoa... OÓO O-Ó O
Ekoizkin artistiko klasikoa... ÓÓÓ OÓ-O
Ekoizkin artistiko barrokoa... OOÓ O O-Ó
naturalismoa
––––––––––––––––—————–––
surrealismoa
–––––––––––––––––——————––
superrealismoa
–––—————––––––––––––––––
naturala geometrikoa bizia
ARKAIKOA KLASIKOA BARROKOA
––––––––––––––––————————————————————————————–––
+ +
estilo berri baten hasiera
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V. I B I L B I D E A
Bi bidaia egingo ditugu San Agustinera. Lehenbizikoa nik egin nuena da eta
orain nire tesian kultura honen oinarrizko eta haren ondoren etorri zen bide iz-
piritual eta geografikoa aurreratzeko erabiltzen dudana.
Hurrengo bidaian, eratu dugun taula ontologikoa erabiliko dugu, aurreko
kapituluko gogoetekin, herri honen egiazko historia jada entseatzeko, hango
plastika sailkatuz; eta horrek aukera emango digu errealitate erlijioso eta poli-
tiko osoan sartzeko, esan nahi baita: haren estiloaren morfologian, haren ez-
kutuki estetikoan.
San Andresen egon nintzen lehenbizi (ikus mapa, bigarren irudia, 20. eta 21.
orrialdeen artean).
Zortea izan nuela uste dut, zeramikagileen herritxo arkeologiko honetatik
hastean, handik, inguratuz, San Agustinera hurbiltzeko, gerora ulertu bainuen
estatua beraien bidaia segitu nuela. Ibar oso txikia da hau, garaia, itxia, biri-
bila, gaur kapera indigena bat daukan erdiko menditxo batekin.
PLASTIKA ANDRESTARRA
Gauez sartu nintzen San Andresko leku labur honetan, eta hau ere zortea
izan zen. Iritsi nintzen informazio hau nuela: hango kultur formak –zeramika
batzuk eta hilobi batzuk geometrikoki apainduak, eta harrizko estatua ba-
tzuk– estatuaria agustindarra gainbehera zetorrela egin zirela. Iristen nintzen
halaber zirrara pertsonal bortitz batekin, bere ekoizkinak puntu zuriz estaltzea
(inpresio hutsak buztin zuriz beteak, azaleko material zikin, burdintsuaren gai-
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itxi eta linealekoa –erronboz betea eta erronbo bakoitzean izar bana– talde-
kako hilobien hormak handitu eta eusten dituen sare baten gisan. (Ez dira
freskoak pintura hauek, esan ohi denez, baizik zeramikagilearen erreboke
edo engobaduen –buztin koloreztatua– tenika zuhurra).
Egunez, bisitatu genituen hilobi hauek eta estatua handiz osaturiko biribil-
kia zuen hegia bat, hau bai estilo epigonal agustindar nabarmenekoa. Ingu-
ruaren erdian arkeologoek harrizko eserleku txiki bat ipini dute, Pérez de Ba-
rradasen ustez arrantxo baten irudikapena dena.
Ibar txiki honetako atal itxian edo barnekoan, mendikatean bermaturik,
lautada txiki bat altxatzen da enparantza eta ermita kolonial indigena bat due-
na; honek, egiaz paisaiaren sugestioan parte hartzen du, duen armonia natu-
ralarekin eta proportzioekin, higadura geologikoak, labar batzuetan ipinitako
elizaren aurre utzi zuen sentimen geometrikoarekin. Paisaiak pentsatu du he-
men gizakia.
Plazan, elizaren aurrez aurre, hari bizkar emanez, ibarrera begiratzen du haitz
handi batek, zeramikagileak bere zeramiketan egiten zituen zuloen antzeko
zuloz grabaturiko segida batekin. Harri honek areago ertz bat dauka irudi bat
marrazturik eta lantzen hasia duela. Pérez de Barradas da aipatzen duen
ikertzaile bakarra, eta hitz hauekin hain zuzen: «San Andresko elizaren aurre-
an bada harri handi bat, lan seinaleak dituena, eta haren ondoan...», haren
ondoan, izan ere, beste bi harri daude, askoz txikiagoak eta zizelkatze erabat
garbi, etenik gabea dutenak, eta hauek, bai, merezi dute irakasle espainiarra-
ren deskribapena. Biribila da bata eta, ertz lauan, inguruan grabaturik, hilo-
biak apaintzen dituztenen antzeko eguzki batzuk ditu. Besteak gizaki aurpegi
bat dauka zizelkatua ertz baten gainean.
Hiru harriko multzo isolatu honek oso sakon hunkitu ninduen. Bereziki ha-
rri handiak eta txikiak bere ertz zizelkatuarekin. Artistak bi harri hauek tratatu
zituen era hain larrekoan eta trebetasun gabezia hain bitxiaz non agerian jar-
tzen duten nabari egin bide dituzten zeramikagileen sentiberatasuna eta in-
ondik ere ez estatuaria agustindarraren berririk txikiena izan zezakeen bate-
na. Eta ez bakarrik jotzen dut nik arrazoi honengatik ingurua eta ez aurreko
eskulturarako espazio handia hautatzen duen zeramikagile baten esperientzia
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San Andres eta Illumbe artean. Bi estela, era plastiko andrestarreko bakoitza-
ri dagozkionak. Estela bat baxuerlibean zizelkaturiko irudi zabarrekin. Bestea,
hizkera kablegrafikoan, motibo lineal geometrikoak.
ILLUMBE
San Agustingo ibarraren sarreran bere aro naturalistan dago estatua multzo
hau:
1. Erretratu zuzen eta bikaina, hotsandikoa, ahoa itxita daukan jaguar ba-
tena. 24. argazkia.
2. Zurezko maskara neutroa duen irudia (mozorro soila). Preussek sumila
duen pertsona batekin nahasten du, eta hala onartu ere onartzen da. 23. ar-
gazkia.
3. Pérez de Barradasen ustez sudur bat den txirula moduko bat jotzen
duen irudia. 21. argazkia.
4. Hontz edo arrano bat ahoan suge bat duela. 22. argazkia.
Eskultore andrestarra San Agustinen –berdin litzateke, agustindarra balitz
ere– sartzen da jada. Naturalismo hau dorpeki errepikatzen da barruti agus-
tindarraren erdian, mahai gisako harri batzutan. Badago gune guztiz garran-
tzitsu bat Illumbeko honi dagokiona, San Agustinerako antzeko beste sarrera
moduko bat da: Alto de las piedras (25.tik 29.erako argazkiak). Aldi bera da
estatuariaren ibilbidean: plastika esferoidala, teknikoki eta kulturalki hontza-
ren eta sugearen irudiarekin bat egiten dena. Erabaki desesperatuz, etenga-
bez, porrotez eta haztamu berriz bilatzen da mitoaren eta haren zertze plasti-
koaren hautaketa. Bakardade izpiritualeko lehen aldia ixtera doa. Gizakiak
bere giro geografikoko indar handietako batekin ituna egingo du –hori da
hontzarekin entseatzen duena–. Itun hau aurkitu eta finkatzean, estatua zo-
rroztasun geometriko areagotu eta progresibo batetik sartzen da aro klasiko-
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Pasa gaitezke jada San Agustingo gune geografikora, han erdiesten baitu
gailurra gizarte mailan eta estetikoki kultura honek, gaur parke arkeologiko
nazional den goi ordokian, gaurko San Agustin herria igaro eta berehala. Goi
ordokia hegia artifizialez, tenpluz, estatuaz eta hilobiz beteta dago. Mahaitxo
deitu dira hegia artifizialak eta mendixketan azpibanatuak. (Lehen ibili hone-
tan kontsulta argazkiak besterik gabe).
Arg. Zkia.
A mahaitxoa.– Ekialdeko mendixka – Estatua Zkia. 21 Irud. 8 30
– « 22 « 31
Mendebaleko mendixka – « 23 « 32
B mahaitxoa.– Ipar-ekialdeko mendixka – « 24 « 9 33
Iparreko mendixka – « 25 « 34
– « 26 « 11 38-39
« 27 « 12 41
C mahaitxoa.– « 28 « 13 42
« 29 43
Mendixken erdiko eskualde guztiz garrantzitsu hau ibai txiki batean –La
Quebrada de Lavapatas– amaitzen da, eta Hego ekialdean mugatzen duela-
rik Magdalenaren adar den Naranjo ibaian amaitzen da.
Alto de Lavapatas
Haitzartearen beste aldean altxatzen da mendi txiki hau; han monolito batzuk
salatzen dute hasiera barroko bat goi ordokiko estatuariako gailurreko klasi-
zismoaren luzapen bezala (32 eta 33). 48. eta 47. argazkiak.
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Gainezkatze epigonala
San Andresi buruz ari ginela aipatu dugun multzoa: estatua agustindarren zir-
kulua. Eta gero,
]
Ekuador?
Peru?
Kultura garaietako irudiak gainera daitezke,
Bolibia?
bereziki Mexikokoak
Nikaragua?
Mexiko?
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V I . P R O Z E S U A (lehen atala)
INBENTARIO ONTOLOGIKOA
Lehen mota: Izate errealak. Lehen zerrenda honetan haien alderdi nagusiei ja-
ramon egin behar diegu: a) Gauza edo objektu egiazko bezala inguratzen gai-
tuen naturako errepertorioan (gizakiak, abereak, aizkorak, arrainak, ibaiak,
mendiak, harriak, egurrak, etab.), eta b) Forma natural edo gorputz eta pre-
sentzia orokor bezala espazio naturalean (mulkoak, koloreak, lerroak –bolu-
menak, aurpegiak, lerroak–); berriro: formak leku abstraktu pertsonalak beza-
la, kontzientzia geometriko edo matematiko baten albora.
Gainera zerrenda hau osatzerakoan saiatuko gara, haren antolaketa ho-
beto prestatzeko, lehenago aipatu ditugun kontzeptu laguntzaile hauei arreta
eskainiz: higikor naturalaren eta geldi naturalaren ezaugarriei paisaian: izate
erreal higikor ezkorrak (–) = ilargia, ibaia, sugea. Izate geldi baikorrak (+) =
eguzkia, mendia, jaguarra.
bereizketa bizitzatik:
Mulkoak – +
harriak giza aurpegiak
txoria hontza
tximinoa jaguarra
azalerak arraina arranoa, zapoa
ibarra
ilargia eguzkia
Ostrailika
lerroak sugeak ortzadarra
marrak
landare hariak
hari argitsuak
puntuak izarrak
euri tantak
harri txikiak
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Oro har (nahikoa zorroztasunez gogoetaturiko sailkapen bati oraingoz uko eginez)
hauek lirateke osagaiak:
Paisaia estatuarian: sugeak, eguzkiak, jaguarrak, hontzak, arranoak, tximinoak, za-
poak...
Aurpegiak eta giza osagaiak...
Maskara neutro edo zurezko mozorro bat, harrian irudikatua.
Mihiak, arrainak, izarrak...
Giza irudi bat, arrain bat duela, txirula bat duela, poltsa bat duela...
Amatasunak.
Pareko presentziak paisaian: eguzkia, ilargia, izarrak, ortzadarra, mendia, ibarra,
harri biribildun ibaia, labarrak eta mailadun piramide naturalak, Lavapatas haitzartean
harrizko uharka zulo grabatuzko ibaiarekin...
Bigarren mota: Izate idealak. Gauza idealak. Geometria estatuarian: biribilkiak,
erronboak, triangeluak kontrako bi jarreratan (oinaren gainean eta erpinaren gainean)...
Puntuak antolatuta eta antolakuntzarik gabe...
Lerro paraleloak, eta gurutzatuak erronboak sortuz...
Lerro hautsiak. Grekak bi jarreratan, iraulita eta korapilatuta...
Mailadun piramideak (eta jarrera iraulian).
Eta haien eratorpen geometrikoak estiloan edo Tipologia plastikoa:
Estatua biribilak. Estatua kubikoak eta prismatikoak. Goranzko eta beheranzko pris-
matikoak (hau da, oinaren gaineko edo erpinaren gaineko piramideei dagozkienak; hizke-
ra plastikoan, ahoskatze estetiko barneko edo agerikoa eta monumentala): estatuak des-
gizatiartze edo geometrizatze egoeraren arabera...
Hirugarren mota: Bizi izateak.– Asmo politikoa estatuarian, bizi aipamena, propa-
ganda edo mitoaren literatur aurreproiektua, sinboloen kanpokoa.
Lehen motako osagaien nahastura: maskara aktiboak, expresionistak eta sinboli-
koak.
Gizon emagin bat.
Estatua haurdunak.
Gudariak. Osagai sinbolikoak dituzten estatuak: eskuetan aizkorak, zulakaitzak:
barraskiloak, mailuak, totumak, arrainak, poltsak...
Hontzak sugeak ahoan dituztela.
Gizonak hontz mozorrotuak, sugeak edo errege makilak eskuetan dituztela.
Gizona jaguar mozorrotuta sugea eskuetan duela.
Gizona eta jaguarra mozorro jatorrizko irudi batean bat eginak.
Burugainekoak eta irudikapenak burugainekoan lumekin, ile-uztaiekin...
Burugainekoa piramide itxuran sei zatitan zatitua. Burugainekoa uztai itxuran sei
zatitan edo lerrotan zatitua. (Ortzadar forma).
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PROTAGONISTAK
GERTAKARIAK
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IRUDIEN ARGIBIDEA
I. Irudi orria
Sarrera bertatikoa bi termino gizatiarren irudikatzera jatorriz-
ko plastika amerikarrean:
1. arg. Kultura sumero-kaldearreko izaki andrestarra (3000 K.a.)
2. arg. Kultura asiriarreko gizaki agustindarra (820 K. o.)
Guztiz zuritu ezin badaiteke ere hemen bi irudi hauek sar-
tzea, grafikoki, bat-batean, plastika arkaiko honi buruzko
gure tesian San Andresko gizakia eta San Agustingo gizakia
zer diren, ideia sentibera eta gutxi gorabeherako bat aurre-
ratzeko balio dute.
3. arg. Txori maskaradun gizakia, bisonte batek botea. (Historiau-
rreko pintura europarra: Lascaux. 20.000. Aurignaceko kul-
turako azken aldia). Hemen mozorro hutsa da, ezkutu natu-
ralista, disfraz bat. Ama estatuaria amerikarrean kontuan
hartuko dugun maskara (gizaki-jaguarrarena) beste ulermol-
de jatorrizko eta bereziki estetiko bati dagokio.
2. Irudi orria
4. arg. (1). Gizaki erretratua. (Horrela, parentesi artean, zenbaketa 37
estatuekiko laburpen laukietako sailkapen ordenari dagokio,
eta erreprodukzioetan biribilki baten barruan doa).
5. arg. (2). Jaguar erretratua.
6. arg. (3) Suge erretratua.
(Mitologia amerikarreko oinarrizko batasun hirukoitza eta
zeramikazko, harrizko eta ehunezko ekoizkinetan etengabe-
ko sinbolismo plastikoa. Aztertzen ari garen jatorrizko esta-
tuaria amerikarreko hiru protagonistak).
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3. Irudi orria
8. arg. San Andresko 8. hilobia. (Apainketa lineala buztinekin.
Erronbo sarea, izarrekin). Beste munduko ideiek hemen
baliotasun organiko eta soziala dute. Herri gautar eta ul-
traexistentziala, zeramikagilea eta nekazaria. Herri etxe-
koia, estatikoa, «kontserbatzailea», naturarekiko elkarrizketa
begieslea menderatzen du. Munduaren ulermolde intimista
bat lantzen du, poesia estatiko eta itxia, eta hilezkortasunaz
duen ulermoldea, beren hilobiak zaindu eta bere hormak ar-
nastuz bizi den ehun geometriko baten harmonia abstrak-
tuarekin apaintzen dituen zentzu nekazari eta zerutiar bera
du: buztin beltzez, gorriz eta morez koloreztaturiko erronbo
eta izarren zabaleragatik, kare zuri orokor, desgizatiartu eta
airezkoaren gainean.
9. arg. Eltzea, San Andreko hilobi batekoa. (Abel Angelen etxalde-
koa: Segoviako hilobia. 10. argazkiko eltzea bezala, eta Ar-
cila Vélezek Medellingo Museo Etnologikora eramana; hari
eskatu nion argazkiak egin ziezazkien).
Apainketa: sugea, zuriz puntuak markatuak dituela. Zuriz
beteriko inpresioa baino geroagoko garapen teknikoa. Bar-
nea, ore natural zikin, burdintsuzkoa. Kanpoko aldea, ma-
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3. Irudi orria
Hiru harrien multzoa San Andresko enparantzan.
11. arg. Ertzean irudi bat grabaturik daukan harria (5).
13. arg (4,5) Lehengo bera lehenik, aurretik. Alboan, eta haren gainean,
harri biribila –askoz garrantzi gutxiagokoa– albo lauan eguz-
kiak grabaturik dituela. Harkaitz handia, Andeetako harririk
sagaratuena da agian. (Nire argazkiak ilundu egin ziren eta
oraindik ez ditut jaso arkeologo adiskide kolonbiar bati egin
zitzan eskatu nizkionak). Harri honek leku arkeologiko hone-
tako esploradoreen aldetik jaso duen arreta guztia jada aipa-
tu ditudan Pérez de Barradasen hitz bakar hauek dira: «lan
seinaleak dituen harri bat» (68. or.). Erreprodukzioan hiru ha-
rrien multzoa ikusten da (Pérez de Barradasen argazkia bere
Aruqeología y antropología de Tierradentro liburuan).
12. arg. Multzoa. (Eliza barrutik atera nuen. Harri handiaren atzeko
aldea erakusten du, multzoa azpimarratzen delarik. Ikus pi-
larearen forma, non zorroztasun geometrikoa –izate ideala–
eta euskarri naturala –izate erreala– txandatzen diren, ondo-
rioz forma plastiko hau datorrelarik, sorkuntza estetiko be-
nazko ororen barneko –plastiko– eraketaren giltza bezala).
14. arg. (6) Heriotzaren buru bat, El Marnen.
Nire ustez pilare puskak, egunen batean beste aurkikuntza
batzuk osatuko dituztenak. Hau bezalakoa, bada harrizko
beste buru handi bat, eta Barradas berak aitortzen du San
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4. Irudi orria
17. arg. (13) Hiru harri, giza buru baten giza irudi batekin, soin batekin
18. arg. (14) eta irudi oso batekin. Alto de las Huacas-ekoa da, San An-
19. arg. (15) drestik San Agustinera uste izan dugun bidean beste nor-
abidea. Berdin-berdin izan zitekeen litikako sortze indepen-
diente batekoa gaurko gune agustindarreko sarreran. Guk
nahiago dugu hura, buztinezko modelatutik, harri agustinda-
rra konkistatzen ari den aurrerapen izugarria gauzatzen den
norabidean kokatzea. Erreprodukzio hauek parentesi artean
bezala ematen ditugu aurretiko zeramikazalearen pean zizel-
katzearen hasierako estiloa apainduz. Buztinean egindako
modeloei dagozkie irudikapen hauek.
20. arg. Preussen «nano monumentala» (Ikus 140. or. IX. kap.)
5. Irudi orria
Illumbeko taldea.
24. arg. (9) Jaguar erretratua.
Burua, sen monumentalekoa. Jaguarraren buruaren irudika-
pen zorrotza, ahoa itxita duela. Gurtzeko bezalako irudi bat
da, uki ezin daitekeen aurpegi bat. Kultura honetako gizakia
ez da ausartzen oraindik harekin tratu zuzen eta pertsonale-
an sartzen. Uste izatekoa da dantzen bitartez eta maskara
jantzita duela, gizakiaren beste itundu baten laguntzarekin
–txori zerutiar bat, arranoa edo hontza (haren irudikatze ze-
hatzari buruz aburuak banaturik daude. Guk hontza aipatu-
ko dugu beti)– gizakia suge garaituaren aurrean. Jaguarra-
ren eskultura hau taldeko gainerako irudiekin barne-barnetik
dago lotua.
21. arg. (10) Xirularia (Cabuyalen aurkitua)
Barradasen ustez, txirula dirudiena sudur luze bat da, ahoan
duen seinalea geroago emandako kolpea edo hondamena
dela uste baitu. Gure ustez, txirula dirudiena, egiaz txirula da
eta multzoaren esanahia osatzeko: jaguarraren buru-altarea,
dantzari ezkutua (11) eta bilatzen den xedea: sugea garaitzea
(12), hori hontzak egiten duelarik bitarteko bezala.
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6. Irudi orria
25. arg. (16) Hontza sugearekin (plastika biribila).
26. arg. (17) Hontza sugearekin (plastika kubikoa)
27. arg. (18) Hontzez mozorroturiko gizona (plastika kubikoa) edo hontz
maskara duen gizona: gizaki-hontzaren asmoa Illumben.
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7. Irudi orria
29. arg. (20) Gizon-hontza (aurreko aldea): Gizon-aingeru. Bera (atzeko
aldea).
Zer da estatua hau?
(Betiko bizitzako makina, «maitasunezko gar bizia», Guru-
tzeko San Joanek esango zukeen bezala).
«Asmo ezkuturen bat dudala uste duzue? Hala eduki edu-
kiko dut beharbada, apirileko euriak badutelako eta haitza-
ren saihetsean itsatsiriko mikak ere badu» (Walt Whitmanen
Nire buruari kanta-ko 19. zatian irakurtzen diren hitzak).
Edozein estatuariako harririk apartekoenetako bat. Tradizio
kristauan aingeruaren agertzea dakarrena bezain sen plastiko
izugarria. «Gizon-aingerua» da eguzkiaren sinbolo gorenaren
eta bizitzaren artean kokatzen dela, eta Illumbeko hasierako
gizakia, heriotzaren sinbolo gorenaren eta andrestarraren
semea.
Hemendik abia zitekeen kultura litiko oso bat, San Agusti-
nen gauzatu zenaren desberdina. Ez zuen erdietsi beharba-
da beharrezko ospea, edo geroko proiekzio politikoa ez zen
aski izan 5. irudi orrian aipatu dugun jaguar buru ospatsu
hori, berari dagokion kultuarekin, Illumben utzi zuen tradi-
zioarekin lotzeko.
8. Irudi orria
30. arg. (21) Pertsona jaguar maskara eraginkorra duela. Mozorro bat
daukan irudi baten, maskara soil baten ostean ezkutatzen
den pertsona baten bigarren alea da estatuaria honetan.
Beste kasuan (23. arg.) maskarak ez du aurpegirik batere,
honetan maskarak jaguar musu bat dauka grabaturik. Bi ka-
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9. Irudi orria
33. arg. (24) Eskultore-jaguar agustindarra. Superrealismo azpiko arkai-
ko, aurreklasikoaren gailurra. Eskultore garailea. Gizaki-ja-
guarra, pertsonalki eskultorea, eskultore-jaguarra. (Eskuetan
mailu bat eta zizel bat). Ez da Berpizkundeko artista baten,
Gioconda zahar baten irribarre misteriozkoa). San Agustin,
Eliza Katolikoko Gurasoetakoak –askoren ustez Mendebal-
deko kulturak sortu duen esteta handia, guretzat, alderan-
tziz, haren oker estetikoak gaur argudio dira korronte esteti-
ko berrien kontra– esaten zuen aski dela begiak ixtea artea
ikusteko. Hemen, begiak ixtearekin, badakigu dagoen guz-
tia dagoena baino ez dela eta nahikoa misterioa da jada).
Une honetara arte lehen estatuaz geroztik igarotako denbo-
ra kalkulatzen dut, 150 urte baino gutxiago. Kultura agustin-
darra konkistatua zen jada.
34. arg. (25) Eguzki harri handia (alde batetik eta aurretik).
Monumental dena abiatzen da. Forma triangularrak erpi-
naren gainean. Grabitazio plastikoen topaketa osoaren jaso-
tzea estatuan laburbiltzen duten buru handiak: piramidea er-
pinaren gainean (26. arg. Hitzak, 141. or.)
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50. arg. (34) Hilobi baten barnean, estalkia gizaki-jaguar gizatiartu baten
irudia grabaturik duela. (Estalkiaren barneko aldearen zizel-
katzea metalezko tresnaz egina dago. Aizkora-zizelaren
kolpe azkarra eta irmoa. Azalera freskoa eta gardena ager-
tzen da, eskultoreak bere lana puntuan amaitu izan balu
bezala).
49. arg. (34) Sarkofago-aldare megalitikoa. Monolito erraldoia, erlijio-
zeremonietarako, heldulekuak edo ostikoak irudikatuak di-
tuela.
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18. Irudi-orria
57. arg. Zeramika hezurrezko xaflatxoak dituena. San Andresko gi-
zakiaren oinordeko harro bat. Kolonbian: Río de la Miel. Kul-
tura kinbaya (?)... (Gogora, 2. irudi-orria, harriduraren giza-
kia Ostrilika andrestarraren azpian).
58. arg. Zeramika perutarra. Buruzapia, jaguar eta suge irudiak di-
tuena.
59. arg. Tiahuanaco. Eguzki sartzea, Eguzkiaren semearen erliebe
laua, jaguarrak eta sugeak dituela.
(Argitalpen hau izatez behin-behinekoa eta presakakoa
delako, urte asmo direla egindako ohar hauek alde batera
utzi ditut eta ezinezko izan zait gainera berriro ikustea, bes-
tela nire tesirako aparteko interesa duten erreprodukzio sor-
ta bat gainera nezakeen. Gauza litikoak eta bereziki zerami-
koak ama-arrasto agustindarra nabarmen dutela: hontzak,
txoriak, tximinoak, baita sugeak ere, jaguarraren letaginaz
apaindurik. Jatorrizko drama agustindarrean alboko diren
pertsonai sail oso bat, gerora erabilia da santutegi batean
bezala gizaki-jaguarraren ezaugarrien dirdai zerutiarrean).
Lan honen asmoan ere ez legoke leku erabilgarririk.
60. arg. Monumentua Bolibarri San Agustinen.
Idulkia, non eskultore-argazkilari batek, oroitzapenezko
oturuntz baten amaieran, Askatzailearen soina ipini zuen.
Herrian kontatu zidaten ezen gau batez desagertu zela soi-
na eta ez zutela sekula jakin zer gertatu zen. Argibide egiaz-
ko bat baino ez zegoela jabetu nintzen, leku honetan izan
ere bizirik baitaude eskultore nazio bateko indar bizi guztiak
eta airea biztandurik baitago. Antzeko halabehar batez, idul-
kiari enparantzan sakabanaturik zeuden hainbat eskulturen
arteko hiru ezarri zitzaizkion: haietako bat lehen kultura
amerikarraren omenaldi adierazkorrena da eta herri amerika-
rren askatasunaren oroitzapenezko lan hau berezi bihurtzen
du: aipatzen dudan eskultura da 8. irudi orriko 32. argazkian
eskaintzen duguna eta lehenbiziko gizaki-jaguarra, herri
agustindarraren beldur existentzialaren kontrako garaipene-
ko gizona adierazten du.
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V I I I . P R O Z E S U A (Bigarren atala)
Bestelako daturik gabe herri bati dagokion estatuaria baten ikerketa estetiko-
ari ekiteak, Alto Magdalenako gizakiaren eta Andeetako Erdialdeko Mendigu-
neko paisaia den haren ingurunearen arteko gatazka existentzial bikain ho-
rren berreraikitzeak esan nahi duen kultur egitandi apartekoa aztertzen
saiatzeak badu zerikusirik alor militarrean gatazka bat berreraikitzeko edo hil-
keta bat berreraikitzeko teknikarekin. (Hemen ere, kultura agustindar hone-
tan, bada hildako bat, kultura garaile guztietako bera: Sugea).
Estatua desestatuatu beharko da, haren disekzioa egin, hura itzuli, liskar
esentziala aurkitzeko. Gauza eraldatuak berriro estatuan jarri, aurreko egoe-
rara eraman, faktore sortzaile bezala hautatuak izan zirenean, lekuren batetik,
guretzat gutxien usteko genuenetik, paisaiatik, alegia. (Ikusi 2. laukia).
SUGEA
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JAGUARRA
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GIZAKIA
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Bost gizaki hauek, kultur zikloa igarotzen den bost adin edo aldiei dagozkie-
nak, hasieratik oinarrizko hiruetan garbi zerturik bezala jo ditugu:
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HIRU EGOITZAK
Hiru gizakiak dira arima agustindarraren hiru estilo progresiboak, haren hiru
egoitzak. San Andresen, munduaren gau iluna da. A ordua, begiespenean oi-
narritua. Osagai magikoak bilatzea teologia baterako: munduaren ulermol-
dea, jakite zientifikoa. Illumben arimaren gau iluna da: B ordua, izpirituak
ekintzari ekiten diona. Ikusmolde politikoa eta bizi jakitea. San Agustinen,
egun iraunkorra. D ordua, salbamen bidea. Hilezkortasun ikusmoldea, jakite
estetikoa.
Mundua biraka dabil etengabe, ziuntan, nahasturik, gizaki andrestarraren
gainean. Gizakia zelatan dago bere beldur kosmikoan kuzkurturik. Hilobitarra,
lurrari itsatsia bere gorputza. Haren arima ortziaren gorenean, tentsio izpiritual
izugarrian. Gizakiak, zaintza soilik, izaki amaigabez beteriko mundua ikusten
du, errepikatzen dela. Eta kategoria bikoitz eta antinomikoa planteatzen da:
eguzkia irudi higigaitzen, indarraren eta segurtasunaren eragile arrunten buru
dela. Ilargia, higikortasunaren, iluntasunaren eta heriotzaren errepertorio
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I X . E S TAT U A S A K R A M E N T U A G U S T I N D A R B E Z A L A
Beren estatuen aurrean kokatzean, haiekin bat egitean, gizaki guzti hauek li-
luratu egiten ziren, jainkotu egiten ziren, izpiritualki gizaki-jaguar, gizaki oso,
«supergizon» bihurtuz. Gordetzen dira oraindik kultura agustindarreko asma-
kizun goren honen aztarnak, denborak aldaturiko eta hondaturiko frogak:
haien harrien edo forma sagaratuen eukaristia sinbolikoa: estatuaren bidez
egindako eraldaketaren sakramentua.
Guztien artean froga nagusia (denborak hondatuarenak, iraunkor bakarra
eta guk zuzenean heldu dugun bakarra estatua bera baita), «harri-jaleen» ele-
zaharra da (147. or.).
Honen antzeko sineskizun pilak dirau gaur oraindik eta jakingarria da nola
San Agustinen –hango estatuarian– jatorrizkoak eta gaurkoen aldean irauliak
bezala atrapa daitezkeen, haien agertzearen muga hunkigarri eta zehatzetara
murrizturik. Estatuaria Agustindarrean adierazten eta irauten duen ezerk ez
du eskaintzen jarauntsi denaren zehaztasun gabeziarik: pertsonalki bilatu eta
aurki denarenik. Geroagoko mitologia andetarretako erro oinarrizko eta ob-
jektiboak azaltzen dira berriro estatua hauetan. Haientzat beren ama hiribu-
rua, metropoli erlijiosoa bezala dira. Eta kultura garaiei, agustindarraren on-
dorengo egoera kronologiko honengatik, zilegi zaie egia mitologiko bakar
baten aldagarri zabalak garatzea, are morfologia hain oparoak non haien
idazketek harrian kutsu epigonal eta akademiko zaharkitua erakusten duten.
Gure aurrean daukagu San Andresko plazan harri handiaren gainera oldartu
zen gizakiaren kemen sortzailea. Sentimen tragiko unibertsalak gizaki txiki ba-
ten bihotza ukitzen duen unea da, horrekin hasten delarik sorkuntza estetiko
amerikarraren abentura harrigarriena eta eredugarriena. Haren oroitzapenean
hemen ulertu nahiko bagenu bezala da. Lehen harriaren lehen eskultorea da,
lehen seinaleena, arima agustindarraren lehen ingeniaria. Gure aurrean dau-
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ESTATUAREN IZAERA
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ta hau eskultore herri bat bakarrik –bidezko iruditzen zait zehaztea–, baizik
hango mitologia eskultoreek beraiek bakarrik sortua izan daitekeen mitologia
da. Ez bakarrik eskulturak ia beti poetek, filosofoek, politikoek edo apezek
landuriko mitoak adierazten ditu, baina eskultoreen beraien bihotzetik eta bu-
rutik sorturiko kultura berezia da.
Eskultore agustindarrak naturaren ikuskizun anitza menderatzen du eta
berak duen konpromiso sozialari bere estatua zuzen, neurritsu eta eraginko-
rra landuz erantzuten dio. Ez da aurkituko beste estilo arkaiko batean hain-
besteko sotiltasun eta laztasun poetikorik, ez hainbesteko zakartasun eredu-
garririk, hainbesteko irrikarik, estatua premia hain aho batezko, herrikoi,
existentzialik ere.
SALBAMEN ASMOA
Eta bada kultura honetan, hain zuzen ere, jatorrizko salbamen asmo handi
baten konpromiso saihestezina. Estatuek biltzen dituzte indar baikorrak, es-
kulturgileak gizakiarekin bat egitera behartu dituelarik paisaiaren aurpegietan
haragitu diren izuaren eta desegintzaren aurka, haien jario azaleko eta eten-
gabean. Eskultoreak geldiarazten du gizakiaren gainera oldartzen diren mun-
duaren aurpegien abiada beldurtzekoak, izulaborrian eta zalantzan murgilduz.
Eskultoreak geldiarazten ditu inguruko paisaiaren eta gauzen aurpegi amai-
bakoak, bere arimaren ordu amai gabeak eta ahultzaileak, eta ilunak, eta
maskara izatera murrizten ditu, higigaiztasun erabatekora hurbilduz, orduan
estetikoki menderaturik baliogarritasun erlijiosora eskaintzen direlarik.
Maskara da paisaiaren, arima zigortuaren egoeren itzultzea, bere kultur
senaren bidea, konkistako bide historikoa den norabide izpiritual batean. Gi-
zaki agustindarraren arazo erabakigarria ez da gelditzea, ez da, gure egune-
tako ikusle baten antzera, estatuaz at, nahasturik egotea, barruan dagoela ja-
kitea baino. Maskararen jabea da eta haren barruan bizi da. Maskararik
dagoen lekuan badago lekurik. Kanpoan etsaia geratzen da: menderatzeko
geratzen diren aurpegi amai gabekoekin harturik dagoen mundua, haien
menderatzea bakarrik orain posible izango delarik estatua hauetatik.
San Agustingo herria bere estatuen barruan dago. Hornitua, gizakia bere
estatuek barnean dauzkaten gizagaineko indarrek azpian hartua, haiek gida-
tzen dute, haien tresna eraginkor bihurturik, jainko itxurako, eta beste herri
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bat edozeinen gaineko. Beren paisaia bera menderatu dute eta ez dago bes-
te paisaia bat geldiaraziko duenik.
Guztien lanaren goi-naturazko babesa, kontzientziaren jainkotzea, kon-
tzientzia sozial bortitz baten egituratzea produktu artistikoari dagokionez, es-
kultore lehen eta miragarri hauek bete duten egitekoa da.
Beren batasun megalitikoen desfilea herri honetako barruti geopolitikoan
zehar, egintzaren bitarteko diren santu edo supergizon koru moduko bat da.
Estatuaria honek eskala estetiko eta politikoki progresibo bat osatzen du, es-
kultoreak bere baitan sumatu duen paisaiaren uholde metafisikoaren mailaga-
tik. Herri honek jakin zuen planteatzen bere gainditzearen miraria eta gauzatu
egin zuen, bere garaipenaren, bere existentzia magikoaren egiaztapen iraun-
korra utziz.
Harrizko jainko hauek, Magdalenaren sorrera ekarri zuten indarrekin ga-
rraiaturiko materiarekin, irakatsi eredugarri hau ari dira hots egiten: lur egiaz-
ko honetan egiazko bizitza bat bizi behar da. –Hona hemen estatuaria hau,
egiaren froga apartekoa dena–. Gure izate politikoa eta gure etorkizuna haien
egiazko mugen esku daude. Mugaren bidez bakarrik izango gara muga
gabeko eta betiereko: eta jainkoak paisaiaren baldintzetara mugatzen dira,
formak eta idazketa artean harriaren baldintzetara eta jatorrizko pentsamen-
duaren arau osoetara. Eta gizakiak beren estatuen baldintza erabili eta erabil-
garrietara. Bere bizitza propio eta mugatua bilatuz aurkitu zuten betikotasu-
na, eta baliabide zail hauek bete zituztelako iraun dute bizirik.
Estatua hauek dira herri hau izan behar duen makina sozial handia elikatu
zuten galdera erlijiosoak. Harrizko estatua da arima agustindarraren beneta-
ko egoitza. Maskara hauek dira sortzen lagundu eta adierazi zuten kulturaren
egiazko aurpegia. Baldin kultura batek –aurreratu egiten dugu– maskara pro-
piorik ez badu ez da egiazko kultura. Gizakiak paisaiaren historiak, bere ari-
maren historia naturala, kontatu ahal baino lehen, naturaz gaindiko eran sor-
tu behar dira: ikusmolde estetiko propiorik gabe ez dago arima propiorik ezta
garapen historiko egiazkorik ere.
San Agustinen, estatuaren aurrean, egun oro da igande, egintza oso da
egintza sagaratu, era sozial eta salbamenera sagaraturik bizitzea. San Agus-
tingo gizakiak estatuaren aurrean, guztien patu erlijiosoaz bat egiten du era
misteriotsuan. Estatuak, eskualde agustindarrean ugaltzen delarik, paisaia
barruti sagaratu, tenplu iraunkor bihurtzen du. Eta gauak eta egunak, bizitzak
eta heriotzak, zibilak eta erlijiosoak, sagaratuak eta profanoak, arrazionalak
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eta irrazionalak bat egiten dute berriro betierekoaren eta unibertsalaren biri-
bilki geldi eta gero eta handiagoan.
San Agustinen ikuslea hango estatuen barruan kokatzen da, hango jar-
duera izpiritualaren mekanismo propioan sartuz. Gizaki kristaua tabernaku-
luaren barruan bezala bizi da haietan. Estatua da leku sagaratua, haren gune
edo forma barnekoa, salbamenaren egintza metafisikorako gordea. Gida eta
babes den estatuaren eta herriaren artean itun erlijioso bat gauzatzen da,
eta horren bidez gizakia bera eta mundua birsortzen dira etengabe, bat egin
eta mantentzen dira, mendeetan zehar iraungo dute.
Antolakuntza unibertsala estatuen bidez sartzen da munduan eta haietan
egiten du topo gizakiarekin. Gizakiak estatuan egiten du aurrera, betikotasune-
ra igarotzen da. Horregatik da estatua bat maskara bat bada, bizitza bat beste
munduan eta, une berean, mundu honetako aurpegi bat edo gauza batzuk.
Horregatik estatuek bizi duten paisaia da salbaziorako prestaturiko lurraldea.
Abiarazia, amaitua, estatua bat inork ezin geldiaraziko du sekula. Bizitza-
ren formak eta heriotzaren formak eramanak izan dira biribilki material batera
non hautsi egin diren, goragoko norabide biologiko antinatural, disparatezko
bat erdietsiz: estatuaren norabide ultra bizitzazkoa, trasexistentziala eta bor-
txaezina... Bere arimako eta bere paisaiako gauzekin eskultoreak gauzaturi-
ko naturaz gaindiko eragiketa miragarri honetatik sorturiko orbain materialak
betirako gelditzen dira estatuan: haren forma sinkopatuak dira, haren orga-
nismoa bizitza ezin geldituzko, heriotza hurbilezinerako gelditasun goreneko
makinan eraldatuak. Disparatezko eragiketa azken hau gabe ez dago sor-
kuntza estetikorik, izate estetikorik. Disparaterik gabe ez dago estatuarik.
ESTATUAREN KOSTUA
Denek errepikatzen dute sarri goraipamen ergel bezala erabili ohi den oina-
rrizko oker hau: «Halako herriak sobera zituen arterako indarrak». Arterako
–esan dezagun seko bertatik– ez dira indarrak soberan daudenak, egon dau-
den guztiak dira kultura baten asmakuntzan, salbameneko baliabide jatorriz-
koetan eragiltzeko, maiz dira falta ere falta direnak: lehenbiziko energiak, one-
nak, salbatzeko dira eta batzutan, San Agustingo honetan bezala, etsituki.
Planteamendu estetikorik gabe, berriro diot, herri baten energien balantzarik
gabe, ez da izan irtenbide kultural-historikorik batere.
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Eskultore bat ez da gizaki mota unibertsal baten forma hasierako eta dra-
matikoa, ez gehiago eta ez gutxiago –ez da beste ezer–. Irtenbide politiko bat
da estatua bat. Halako premia dagoenean edo egonda ere aurkitzen ez de-
nean, gaur egun gertatzen den bezala, ez lukete eduki beharko eskultorerik
herriek. Zoritxarrekoak inertziagatik premiarik ez dagoen garaietan izaten di-
renak (Orduan –gaur bezala– eskultore-jostun, eskultore-ilemoztaile, apain-
tzaile, artista gozogile, oturuntza amaierako argazkilari morroi mota endekatu
hori izaten da). (Ikus Bolibarren monumentuaren argazkia San Agustinen).
Aro artistikoen hasieran, gizakia bere irudi naturalekin erauzia da obratik
–desgizatiartzearen, errealismo geometrikoaren garaia– harik eta gizaki berri
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honen forma argitu arte (munduaren ikusmoldea), era horretan bakarrik sar-
tzen baita estatuan –eta da benetakotzat egiaztatua–. Horrela da nola gau-
zatzen den estatuan gizakiaren egituratze izpiritualaren prozesua, hari emo-
ziozko indar berriak, gustu berriak, bihotz erlijioso berri bat eta are buru berri
bat ematen dizkiolarik. Apika zailenerako gauza da bakarrik artea, horregatik
haren berrazaltzea nagusitzen da eraberritzeko ezintasuna gaurko beteta-
sunean ispilatzen denean.
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AMAIA
Alto Magdalenako kultura honen ikerketan lau faktore hauek hartu ditugu go-
goan:
1. Harrizko estatuak.
2. Paisaia.
3. Harekiko zerikusi posiblea duten herri indigenen tradizioa.
4. Gu.
Ikerketaren gai eraginkor lau talde hauetatik, laugarrena da –gu– ikerketan
benaz interesaturik dagoena: gure esku egongo da, beraz, emaitza. Beste
hiru faktoreetatik hirugarrena da material lagungarri bat, baina zalantzazkoa.
Lehenbiziko biak, ordea, objektiboak, zalantzagabeak eta zuzenak dira: esta-
tuak, agerian dagoen ondare bakarra, eta paisaia, lekuko bakarra, eragilea
zalantzarik gabe eta bizirik iraun duena lankide izan eta adierazi zuten esta-
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X. GEHIGARRIAK
Gizaki hau gauzatu zen, estetikoki, inor baino lehenago Amerikan. Egun hain
dramatiko eta hain biluzi batean nola lehen gizakiek, lehenbizikoz, lurreko
edozein lekutan, beren buruak aurkitu bide zituzten naturaren aurrean. Bere
aurkikuntza mitologikoak eskaintzen dizkion Andeetako kultura garaien den-
borengatik, duela bi mila urtetik gora izan zen. Prozesu megalitikoaren irau-
penari dagokionez, asmo abiarazlearen indarragatik eta insistentziagatik
–abere sagaratuaren hautaketa eta itunaren «kimika»– ezinezkoa da ezen egi-
teko hau, larriki ahultzean, estetikoki galdu gabe, lauzpabost belaunaldiren (5
bider 30) marko hertsitik atera zitekeenik, ehun da berrogeita hamar urte bai-
no gehiago luza zedin (24. estatuara arte). Ez dugu gure egiten ezta interesa-
tzen ere zaigu Pérez de Barradasek Spenglerri jarraiki duen ideia kultura ho-
nen iraupenari buruz (mila urte: -300tik 700era arte). Eta era berean ezetz
esan diogu etnologoek esaten dutenari, alegia: estatuaria agustindarra amai-
tzean, hura etxez etxe inguruetan zabaldu zela, San Andresko kultura zerami-
koa sortuz.
Halaber, uste dugu ezen estatuaria baten asmakuntza goren honetarako,
kultura arkaiko hauetako baten ikusmolde jatorrizkorako ingurune geografi-
koa dela tipikoki Andeetako korapilo kolonbiarrean, Erdialdeko Mendigune-
ko goiko ibarretako –San Andres eta San Agustin– barruti urrundu eta isola-
tua kristaltzaile batean bezala. Zentzugabea iruditzen zait kontrako teoria,
oro har, itsasertzeko lekuetan oinarritzen dena: itsasertzetan nahi adina eta
gehiago eragin daude, etengabeko interferentzia izpiritualak daude, eta gi-
zakiari barneko aurkikuntza jatorrizkoa ezar diezaion kontzentrazio tragikoa
falta da. Aurkikuntza abiarazten duen gizaki «deabruzkoak» ez dauka ape-
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nas ezer eta ez da agitzen lau hormetatik kanpo. Gero ibaiarekin jaisten dira
eskultoreak.
Hego Amerikako gune arkeologiko zaharren bezala jotzen direnekin zeri-
kusi agustindarra kronologikoki finkatzea geratuko litzateke: Callejón de Huai-
lasko litikarekin, Chavín-ekoarekin, biak Perun.
Ochoa andereñoak, arkeologo kolonbiarrak, Perutik itzultzean, han Tello-
rekin museografia ikasi ondoren, nire galderari erantzun zion esanez bere us-
tez era honetan gauzatu zela estatuaria hegoamerikarraren antzinatasuna:
1. Callejón de Huailasko harriak.
2. Chavín; eta
3. San Agustin.
Callejónera bidaiatzeko asmoa nuen hango harriak San Agustingo zabarra-
goekin erkatzeko, Larcoko Museoan, Trujillon (Peru), Chiclín-eko Museoan,
beha ahal izan nituenekin, eta gainera Museoaren eta inguruen jabe den jaun
feudalaren jabegoko argazki sorta argitaragabe batekin, aski izan nuen, xehe-
tasun guztiz garrantzizko hau nabarmen ikusi baitnuen: Callejón de Huailasko
harriak hasierako lehen landugabetasunekoak dira, bere antzeko agustinda-
rrak adinako trebetasun gabezia teknikoa edo handiagoa dutenak. Baina hau-
xe da aldea: San Agustinen pobretasun teknikoa pobretasun izpirituala dela
orobat. Eskultoreak ez du apenas ezer esateko. Callejónen, aldiz, nola esan ez
dakien eskultoreak asko dauka jada esateko. Hitz batean: Callejón de Huaila-
sen estatuariaren hasieran badago ondare izpirituala, San Agustinen, aldiz, ez.
Gehiago oraindik: gailur morfologiko agustindarrean beheragoko estatuen bi-
dezko eduki morfologikoaren heldutasuna erdietsia da era organiko eta ageri-
koan. Estatuek orduan esaten dutena, aurrekoetan ez zen jakina. Callejónen
beheragoko aro morfologikoan jada bertsio hain zuzen agustindar perfektoe-
nean, bilakaera puntu garaienean katalogatu ditugunen bertsio zabar baina
osoak daude (hain zuzen ere 11. irudi orrian (26) eskaintzen den estatua bihur-
tua du, «belarriz», harri koskor baliogabe batean, Callejóngo eskultore hasi be-
rri batek. Chiclingo Museoaren jabe den Larco jaunari eskatu nion hari argazki
bat egiteko baimena, baina adeitsu baimena ukatu egin zidan, eta gisa bere-
an Aita Infantek zuzentzen duen eta Callejóngo bildumarik osoena gordetzen
duen Huárazko Museora berak bidali zuen Sánchez jaunak egindako eta bere
esku zituen argazkien erreprodukzioa ere ukatu zidan).
Chavíngo eskultur aro andetarrari dagokionez –ongi jasoa dago Limako
Museo Arkeologikoan– linealki hertsia den barrokismo batekoa da, nabarmen
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Pérez de Barradas berak, bizileku bat irudikatzen duen harria aipatu ondoren,
idazten du: «Ez digute ezer esaten oraingoz San Andresko plazako harri lan-
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duek. Abere buru bihurturiko haitz ertza San Agustingo kulturakoa izan liteke
eta hango beste abere estatua garatugabeekin zerikusirik izan». Uste hau
kontraesanguratsua da Barradasengan eta azpimarratu egin nahi dugu. No-
latan zientifiko etnologo honek ez du erreparatu –era horretan ase egingo zen
bere harridura– ezen harri handian ordenaz grabatzen hasitako zuloak –bal-
din zuloetan erreparatu badu–, eta orobat landu nahi izan den ertzak bi ger-
takari oinarrizko hauek salatzen dituztela, alegia: Lehenbizi, haren egilea ze-
ramikagile andrestar bat dela (zulo grabatuak eta haitzaren soslaia hautatzea
esku-tradizioaren pisu logikoaren azpian lan egiteko esparru nahikoa eta ge-
hiegi bezala). Bigarren, haren egileak sekula ez duela ikusi era agustindarre-
an, eskulturaren eran landuriko harririk.
Eta ez dut nahikoa azpimarratzen, baldin harrira aldaturiko zeramika an-
drestarreko puntu hauengatik berriro galdetzen badut. Edozeinek, izan ere,
ikusi beharko luke ezen teknografikoa dena, sentimen plastikoa eta tradizio
sortzailea, esku-estiloa nondik halako oldez eta harriaren esperientzia gabe-
zia eskultorikoaz eta halako bat-bateko premiaz harri hau besarkatu duen gi-
zakiak jauzi egin baitu, San Andresko azken zeramikagilea eta San Agustin-
go lehen eskultorea dela.
Lehen harri sagaratua da, gaur Amerikako Andeen gainean egon daiteke-
en monumenturik bikainena apika. Harri hau, hango estatuariaren jatorrizko
marka izan daiteke eta deskribatzeko apenas daukana (zalantzarik gabe
denak eragozten dio), aldareko eta gogoetarako harri bakarra da gehiago.
Haren ondoan, otoitz egiteko bezala, hor markaturik dagoen misterio guzti
horrekin berarekin zamaturik gaua jaitsi arte, zulo batzuekin iltzatua, haren
materiaren iluntasun gogorrean. «Lan seinaleak dituen harri bat»? Amaitu ote
zezakeen eskultoreak? Zer gertatzen zitzaion gizaki horri, zer nahi zuen eta
nor zen?
Pérez de Barradasek, Illumbeko harriei dagokienez, esan dezanean «San
Agustindik irtenez», nik zentzua irauli eta esango dut: San Agustinen sartuz.
4. HILOBIEI BURUZ
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hauetatik zeinek dauka zentzu erlijioso sakonagoa? Luxuzkoa den, baina (sic)
apainduria lineala duen hilobiak, ala muinoko ertzean, ortzitik hurbilago eta
eguzki irudiak dituen hilobiak?» Pérez de Barradasek dio galdera hori berez
erantzuten dela, baina berak berez erantzuten du, izan ere eguzkia goiko
apaindurietan behekoetako ilargi-kultua baino geragokoa baita, estatuarian
bertan ikusten dugun argibidearengatik: San Agustinen bere gailurra du
eguzkizko eta politikora, litografikora San Andresen bertan zeramiko eta ilar-
gizkotik hasten den igarotzea.
Harritu egiten du arkeologia nola zeramikak San Agustinen, gora egin ordez,
behera egiten duen. Ez gaitu harritu behar horrek. Zeramikatik harria igaro-
tzen denean, saio honetan ikertzen ari garen agindu existentzial bortitz eta
zehatzagatik egiten da. Gizaki arkaikoak zeramikan jarritako grina sortzailea
litikara aldatzen da bere osoan. Honek baliabide sagaratu izaera erauzten dio:
hori da San Agustinen sumatzen dena, egiteko erabilgarri eta etxekora nabar-
men murrizturiko hango zeramikan.
San Agustingo beheko solairuetan bakarrik, guk epigonal andrestar dei
ditzakegunetan aurkitzen da tradiziozko zeramika bat. Hilobi agustindarrak
beren hildakoak hobiratzeko erabiltzen dira bakarrik, ez dira San Andresko
leku sagaratuak. Aire garbira igaro da bizitza eta estatua da orain barruti sa-
garatua, hor dauka bizilekua gizakiak, hor hezten eta indartzen da.
Hilobi agustindarretan bakarrik –egundo ez San Andreskoetan– azaltzen
dira urrezko gauzak. Eta ez ziratekeen azalduko herri agustindarrak bere in-
dar soziala, uste dakiokeen gudarako indarra konkistatu baino lehen. Ez du
urrerik San Agustinek, eta material hau trukean edo indarrez erdiesten da.
San Agustinek bere azken kultura praktikoa eta lurtarra jartzen du agerian. Ez
da bizi heriotzarako. Heriotzari buruz dituen ideiak bizitzarako programa bi-
hurtu dira. Eraldaketa zail honetaz mintza zaigu, hain zuzen, hango estatua-
ria: hark gordetzen du lantze zail hau: munduaren eta bizitzaren ikusmolde
pertsonala. Iraupenaren formen lanbide estetikoa da ikusmolde honen eta
haren transzendentzia magiko historikoaren oinarria.
Heriotzak mendean daukan bizitzari irtenbide erlijiosoa ematen dion hilez-
kortasunaren ikusmolde batekin ziurtatzen du arima San Andresek. San
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6. NI-BIKOITZARI BURUZ
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BIGARREN MAILAKO-NIAK.
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Egin berri dugun laburpenaren azken bi aldi hauetan, dago estatuaria agus-
tindarrean lortzen den monumentaltze formalaren giltza jeniala: piramideak oi-
naren gainean daukan handitasun naturalaren zentzuaren ordez piramide be-
rak iraulita erpinaren gainean egokiturik daukan gorako zentzua dator. Beste
leku batean, beste liburu batean azaltzen dugu monumentalari buruzko gure
teoria (Estetika objektiboa): orain, geografikoaren eta kosmiko sentiberaren
eskenatoki eragilea adimen sortzailearen murgiltze oso batean gauzaturiko
lehen estatuaria honen aurrean, bakarrik entsea genezakeen inbertsio hain
bitxi eta erakuspenez beterikoaren esanahi estetikoaren azalpen oinarrizko
eta sentibera bat.
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Gorako pisua duten buru handien estatuariako une gorenari dagokio (34.
arg.): ore hutsezko jostailu horietan bezala, oinean berunezko astingarri bat
dutela, iraultzea ezinezko gertatzen delarik. Hemen alderantziz, iraulita ikus-
tea entseatzen badugu plastikoki ezinezko egiten zaigu, inskribatzen duten
piramidearen oina, buruan dagoelarik, erpinaren gainean altxatzen baita beti.
9. irudi orrian eskaintzen dugun idazketa nekrologikoaren dokumentuak da-
gozkien triangeluak erpinaren gainean erabiltzen ditu jainko eguzkia eta eguz-
kiaren lehen seme andetar den gizaki agustindar klasiko bera irudikatzeko.
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batera. Une berean, beste era industrial bat hartzen du gainbeherak: zizelka-
tzea erliebe apaletan, linealki (51. arg.), eta era hau da kultura jarauntsietan
garatuko dena, teoria apaingarri handiena Tihuanacon lortu arte, eta han es-
tatuak leku uzten die azkenik arkitekto megalitiko handiei, Machu-Pichutik az-
ken inkenen arte. Hauxe da luzeran Andeetako kulturen norabidea: mokorra-
ren litika eta hutsarteak bakarrik zeramikari atxikiriko eskultur irudikapenetan.
Hutsarte hauek zeramikagileen aipamen txikietan beren eskulan profesiona-
laren mende daude bakarrik. Interesatzen zaigu beste arazo bat da hau eta
hartara iritsi gara:
Ikusten dugu (56. argazkian erreproduzitua) Andeetatik alde bakarretik,
Atlantikorantz, jaulki den kultur talde bateko eskultura bat. Agustindarretik
oso hurbil dagoen eskultura bat da, guk zalantzarik gabe geroago kokatzen
duguna. Zergatik? Hona han erabaki sortzaile hain garbiz egiten diren hutsar-
teen izugarrizko garrantzia. Ez daude San Agustinen, bi arrazoirengatik. Le-
henbizikoa eta garrantzia gutxikoa, masa hartuak eta hutsak elkar osatzen di-
ren estilo honi buruzko informaziorik ez duelako. Bigarrena, estetikoki, estiloa
desberdina eta propioa delako: estatuaren barneko lekua agustindarraren
egoitza sagaratua da. Harriaren bekoki birjinean ipini du eskua eta han pen-
tsatu du era jatorrizkoan bere burua. Tiahuanacoko gizakia, denborazko
urruntasun handiena Andeetako gainerako kulturei dagokienez, hutsarteak
dituen estatua txiki honetako gizakia baino askoz hurbilago dago San Agus-
tingo kulturatik. Gizaki hau izan ere, kasik pertsonalki bere eskuez tradizio
agustindarra bilduz, arrotz sentitu da hari dagokionez. Beste patu baten sus-
moa izan baitu, bere ariman sentimen tragiko berri bat sortu da. Estatua
agustindarraren zoru landuaren azpian gizaki berri honek beste hazi bat jarri
nahi izan balu bezala, beste mugatze sagaratu bat bilatu bere arimarentzat,
salbamen era pertsonal bat.
Labore bat suntsitzen da beste bat ereiteko. Eta gaur gari sail bat zulat-
zen da zoruaren azalaren azpian petrolioaren susmoa dagoenean. Zuloak di-
tuen eskultura berri honetako gizakiak zulatu egin du estatua agustindarra.
Eta zer egin dezake gizakiak bere ariman irrits sortzaile berri bat sortzen de-
nean eta estilo arrotz, erabat osaturiko batek menderatua zeukanean? Bera-
rengandik oso hurbil badago, hura zulatu, bere oinarri bortxa ezinenean uka-
tu. Hori da El Grecori Berpizkundearen ondoan gertatzen zaiona, senaren
kolpe bakar batez hura iraultzean (arte berriaren Sorrera). Hori da San Agus-
tingo estatua zulatu honetan gizakiak egiten duena. Aldiz, baldin gizakia ja-
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rauntsiriko estilo horretatik jada urrun aurkitzen bada (gaur gizakiari mundu
gotikoaren eta haren plastikaren aurrean gertatzen zaion bezala), ekarpen be-
rriekin eraiki ahal izateko sistema oso bat dauka bere alde, haietatik hizkera
izpiritual berri oso bat planeatzeko. (Gaur kubismoa ez da lehen asmo iraul-
tzailea baino, erdi analitikoa eta utzia, erdi erromantikoa eta nahasia).
1. HARRI JALEAK
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San Agustingo estatuaria berenez argitzen da. Gaurko tradizioetan aipatu be-
rri ditugun huitotoen «harri jaleena» bezalako oinarrizko mitoen iraupena ar-
gitzen du. Ez da hitz egin behar gehiago kultura honetako estatuaren adieraz-
penaz. Ezin erator daiteke hortik kultu basa eta odoltsurik (Gizaki baten
irudikapena Izpiritu Santuaren uso bizia janez, edo Jainkozko Bildotsa, edo,
zuzenean, Kristo irentsiz, autoritaterik gabeko kritika batek bakarrik nahas ze-
zakeen komunikatzen duen estatua bat kristautasun haragijale batekin). Ez
dago nire ulermen egiatiarentzat estatuaria agustindarraren begiespenean ez
xamurtasun handiagorik, ez maitasun handiagorik, ez ulertze estetiko drama-
tikoagorik, ez jakituria poetiko garbiagorik, harrizko hasierako dokumentu
hauen errebelazioan baino.
3. ARAZTEA
La Quebrada de Lavapatas, bere zulo natural eta artifizialen, bere erreten eta su-
geen grabatu sinbolikoak dituzten azken administrazio zuhurrarekin, funtsean
bainu sagaratu eta arazlea zatekeen, eta han aitortzen da agustindarra, han ate-
ratzen zaizkio bere barneko erruaren, bere beldurren eta bere gaitz moralen su-
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Beste tradizio bat kultura eragile honetatik sortutzat eman dezakeguna, Sie-
rra Nevada de Santa Martako (Kolonbia) kagata indioen hau da: «Gizadiaren
bigarren aroraino denak ziren harrian zizelkaturiko gizakiak». «Lehen aroa gi-
zaki jainkotiarrarena zen» (zeintzuk, bestela, beren jainkotiartzeko estatua as-
matu zuten haragi eta hezurrezko hauek baino?).
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C. GAURKOTASUN AGUSTINDARRA
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Atzo mirari baten anekdota irudikatzen zen, gaur misterio baten irudi plas-
tikoa entsea daiteke. Gaur artistak horrela hitz egin dezake eta horrela ikus-
teko prestatu behar du gizakiak.
Hona Alto Magdalenako gizaki hau kultur egoera babesgabeenetan arte
jainkotiar baten asmakuntza denaz guretzat eredu bihurturik. Gizakia berma-
tzeko gunerik gabe, bere beldur ezezagun existentzialaren pareko natura ba-
tean askatua. Gero eredu gotikoa, naturalismo greziarrera loturiko gizakiaren
adierazpen arranditsu garailea.
Gaur gizakiak, naturalismo orotatik askaturik, bere baitatik kanporako bi-
daia orotarako izpiritualki prestaturik, gauza guztien egiturak asmatzen ditu
berriro. Zer egiten du arteak? Hasia du jada hark ere bere bide berria. Artista
bakoitzak dugu gure garai propioaren erantzukizuna eta haren arrazoi eta ir-
tenbide estetikoa emateko erantzukizuna. Jainkoaren aurrean, artista ere sal-
batu edo hil egiten da betikoz. Hauxe da guztia.
a) Mundu mailako arte berri baten kontzeptua arte amerikar baten gaur-
kotasunerako definizio zuzen bakarrarekin berdin-berdintzat jotzen dugu. Ez
da kabitzen grina artistiko amerikarrean asmo amerikarragorik, unibertsalago-
rik. Borondate hau, gaurkoz, mugatuagoa eta ahulagoa da kontinente ameri-
kar honetan artistengan, eta emaitzak Europan egindakoak askoz aurreratua-
goak eta sakonagoak dira. Atsekabetzen gaitu egiaztatzeak ezen Amerikan
entzuten diren ahotsen aniztasunak, arte amerikar baterako «oinarri amerika-
rrak» aldarrikatzeko aitzakiarekin, agerian jartzen duela aurkaritasun zikoitza
eta orientabideari dagokionean ezgaitasun pertsonala arte amerikar baterako
«mundu mailako oinarriak» izenda ez daitezen bitartean.
Siqueirostik, Mexikon, Guidoraino, Argentinan, pentsamendu aprista bar-
ne Perun, kontinente honetako artistei ez zaizkie eskaintzen, oraindik Euro-
pan bertan tamalez bizirik dagoen kolonaurreko europeismo bateko hondar
nazionalista atzerakoiak baino. Baldin Amerikak aurkitzen ez badu arte euro-
par berrian Europa berri Europazgaindikotik zerbait, bere eta amerikar den
zerbait, ezinezkoa izango da Amerikan ideal egiazki moderno bat, kontzien-
tzia egokiro unibertsal bat itxuratzea.
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Non hasten da Amerikako paisaia –dena paisaian oinarritu nahi den hone-
tan– Van Gogh baten pinturan bezala? Hauxe da leinu amerikarra, El Greco
eta Goyaz geroztik, eta gaur Picasso batengan eta Orozco batengan egune-
ratzen dena, Rivera baten eta Siqueiros baten, eta are Gauguin baten, itxura
iruzurti eta lapurraren aurrean. Gaur artista guztiok munduko edozein lekutan
egiteko berberak ditugu. Gure arteko alde naturalak ezin izan daitezke aldez
aurretiko xedeak.
Ez paisaiak du Amerikan beste kontinenteetan ez bezalako baliorik, eta
izango balu ere ez luke ordezkatuko faktore natural isolatu horrek ezer ga-
rrantzizkorik artearen sorreran. Badauka, aldiz, nahi duenaren kontzientzia
denez, estatuaria megalitikoan gizakiak paisaiarekin duen erlazio sortzailea,
mekanismo eredugarria, zeinaren egintza ikertzen saiatu garen.
Adierazpen estetikorako kontinente berri honetan txanda artistikoaren
kontzeptuari dagokionez –aurrekoaz uztarturik joan ohi den beste kontzeptu
izuna– ez du adierazten politika europar zahar eta pozoinduaren nazionalis-
mo itxi ustela baino, zeinaren zerraldo artistikoa gaur neurri berdinetan bana-
turik aurkitzen dugun errealismo sozialistaren akademia errusiarrean eta na-
turalismo erlijiosoaren mendebalekoetan.
Guk uste dugu gure garaian jada eraberrituak izan diren faktore estetiko
guztiak, ezagutzaren eta esperientzia izpiritualaren barruti guztiak, horiekin gi-
zakiak aldiro berrantolatzen baititu bizitzako eta arteko bere estiloak. Baldin
mundua setatzen bada beste estilo jada garaituen, beste hizkera artistiko
jada ahituen formei besarkaturik segitzen, artistak bere materialak zabaltze-
ko, jada gauzaturik dauden lehen arrazoiketa plastikoak ikertzeko eta jaiotzen
ari den hizkera plastiko unibertsalaren bat egiteko monumental edo plastiko-
ko mota posibleen teoria eta froga jarraitzeko erantzukizuna du. Hauxe da
Amerikaren mundu mailako egitekoa eta artista europar ororen egiteko «ame-
rikarra». Gaur izan ere denon txanda da edo jada ezin izango da inorena.
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tuko den garaia hurbiltzen ari da. Mende honetako lehen 20etan jaio ginen
gu, eta gure aurreko belaunaldiko gure maisuen ondoan –joandako mendeko
azken 20 urteetan jaiotako artistak– gure jatorrizko ekarpena gaineratzeko
prest geundenean, gudak isildu, erail edo sakabanatu gintuen.
Hutsik egin gabe, 20 urtero, edo 30 urtero, belaunaldi berri bat azaldu ohi
da Lurraren gainean. Belaunaldi bakoitza bizi goi arnas berri bat eta irakas-
pen historiko handi bat bezala gauzatzen da. Baldin dei honetara automati-
koki jotzen ez bada, gero berandu da gazte izateko edo gaurkotasunez lan
egiteko.
Sentiberatasun pertsonal batez eta belaunaldiko beste batez osatua dago
arte sentiberatasuna. Sentiberatasun pertsonalean osagai inpertsonalak, na-
higabeko historikoa, etnikoa eta lekukoa jaraunsten dira. Belaunaldiko senti-
beratasuna, aldiz, kulturaren politika unibertsaletik abiatzen da eta nahitako
historikoa da, intelektuala eta bila daitekeena dena, eraldaketa eta mito be-
rriak.
Artistak era horretan herri baten jarduera anonimoa laburbiltzen du eta
une berean kultura baten maila unibertsalaren salaketa izugarria da. Hemen-
dik artistaren erantzukizuna eta haren porrota bere kultura pertsonala baino
ordezkatzen ez duenean. Gizaki bat errepika daiteke, baina belaunaldi bat,
eta horretatik artea ere, ezin errepika daiteke sekula. Ortegaren ustez, 30 urte
dira belaunaldi bat, 15 prestakuntzarako eta 15 nagusigorako. Guda hau
amaituko den urtearen izena eramango du gure belaunaldiak.
Begien aurrean daukat berriki Buenos Airesen argitaratu den liburu bat
(«Pintura Moderna», Julio E. Pairo, Poseidon argitaldaria). 1800 eta 1940 ar-
teko pinturaren ikuspegi bat da eta obran aipatzen diren artisten zerrenda da-
kar. Gure belaunaldikoren bat bederen azaltzen ote den jakin nahi izan dut,
eta, egiaz, 146 pintoreen artean bakar bat aipatzen da, 1904ean jaioa, Salva-
dor Dalí, prestakuntza sakoneneko pintoreetako bat, baina, hain zuzen ere,
gure pailazo espekulatzaile egoera moral eta artistiko orotan pazientziarik ga-
bea, bere irrits komertzialei bakarrik leial.
Gure belaunaldiaren ideia propioak Gauguinen belaunalditik abiatzen dira
eta Kubismotik hona, azken joera artistikoen emaitza zuzen dira. Haren as-
moen eta bereziki haren esperimentazioetan gordetzen diren balioen berri-
kusketa arretatsu bat daukate, beraz. Munduaren eraberritze politiko eta so-
ziala odolaren bidez ikusi behar zuen mende hau etorkizunaren intuizio
iraultzaile batekin hasten da arteari dagokionez, egonarri gabezia sortzailea-
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rekin osatzen ditu positiboki lehen ikerketa eta froga mugimenduak. Artistak,
Cezanneren iragarpen jakintsuaz batasun geometrikoen bizitza bortitz eta oi-
narrizkoak erabili ditu, horiek baitira jarduera sortzaile ororen oinarri, berriro
hasteko, Van Goghek sumatu eta gero Gauguinek garbi azaldu zuen bezala,
oinarrizko arazo artistikoen berraurkitzea eta formulatzea entseatuz. Hala,
Kubismoarekin abiaturiko joera guztiak biharko artearentzat ezinbesteko
prestakuntza ikasgaia dira artistaren kontzientzia sortzailean.
Baldin Amerikak, eta gauza bera ulertu behar da Lurreko beste herri guz-
tientzat, munduko ondare guztiak nahi baditu, artearen historiari jarraipena
emateko, Kubismotik hona izan diren ikerketa eta hautaketa mugimendu guz-
tiak bere eginez hasi behar du.
Baldin Amerikak inolako ondarerik nahi ez badu eta jatorrizko arte bat en-
tseatzea hobesten badu, aitortu behar du hau hasitzat eman daitekeela ba-
karrik Kubismoarekin, haren eskolako lehen sintesi abstraktuekin.
Baina, nire ustez, bi postulatuek ez dute adierazten Amerikarentzat eta
herrialde guztientzat bakarra den tesi bat argudiatzeko bi era baino, alegia:
arte posible bakar bat orain, berria ezagutzen eta hura gauzatu behar den es-
perientzia amankomunen nazioarteko oinarriagatik.
Baldin Amerika hitzarekin berria dena ulertu nahi bada, amerikarra dei dai-
teke arte berria. Eta Amerika hitza Worringer entseatu zen bezala kolonial
esanahiarekin erabiltzea hobesten bada, berbera da ondorioa, ezin uler bai-
taiteke aro klasiko bat haren etorkiari dagokionez estilo kolonial bezala ez
bada. Amerika da gaur, teorikoki, kultura berri bat gauzatzeko ageriko lekua.
Amerikar bakarrik esan nahi du bihar, etorkizuneko gizakia, sentitzeko eta be-
rrazaltzeko era berria. Eta Amerika era horretan ia-ia, oraindik denbora gehia-
goz, Amerika ez balitz ere, gaur jada kontsigna berria da era unibertsal horre-
tan bizitza sentitzen duen herriarentzat.
Baina, Amerikak garbi eta zehatz esanda, zer nahi du artean?
Hezkuntzako Ministerioari egindako txosten batean, Kolonbiako Kultur
Zabalkundeko eta Artederretako Zuzendariak gerra osteko kultur nahimen
amerikarraren premia darabil gogoan, baina irmotasun sendoz «Ismoak»
izendaketa orokorrarekin axalkiro ezagutzen diren arteko azken joerei dago-
kienez berak duen ulertu ezina adierazten du soilik. Eta esaten du ezen «14ko
gerraren ostean belaunaldi amerikarrek Ismoak beraien zerbait balitz bezala
onartu zituztela, era horretan naziotasun izaera hartu zutelarik, harik eta haien
funtsik ezak, haien tasun dorpeak, inguruko errealitatearekiko loturarik gabe-
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ak, haien ezdeuskeria eta hustasuna agerian jarri zuten arte». Gertakariak be-
reiztea konbeni da.
Hustasuna eta gainbehera inguruko ingurunean zeuden, lurralde honetan
eta guztietan, eta horren kontra aurre hartu zuten Ismoek, orain denok bate-
ra gerra ostean etorriko dela irizten dugun artearen bizitza izpiritual berri ba-
ten aldeko borroka izugarrietan, eta inork ez du antzematen nola etorriko den
eta are gutxiago oraindik erantzukizun larrienekin batera beren buruetan na-
hasmendu hain heldu eta erabatekoak dituztenek. Berriak dira oso halaber
Bogotako Artederretako Eskolako gaurko Zuzendariaren adierazpenak, eta
guk ulertu genuen kezka estetiko gorenen planteaketa, bilatze eta konponke-
tarako egindako Institutu hori arte eta lanbide eskola arrunt baino apenas ge-
hiago bihurtzera jotzen zutela. «Amerikar bezala pintatu behar dugu», errepi-
katu ohi da artisten manifestu guztietan, baina ez da esaten nola pintatu
behar duten pintore bezala. Ez dio axolarik baldin batzuek jakin badakite ere
guzti hau zuzengabea dela, gure belaunaldiko artista amerikarrek ez badaki-
te, haiekin batera lan egin behar dugularik ustez barne-barnetik eta hala nahi
ere nahi dugu guk, guda ostean.
Haiei, beraz, bakarrik zuzentzen natzaie, artearen patu handi baten hau-
tatze eta prestatzerako une aparteko honetan, beren zuzendari ofizialen alde-
tik eta belaunaldiko beren maisuen aldetik desorientatze larriena jasaten ari
direla jakinarazi asmoz. Bi guden artean heztea tokatu zaigu eta orain guri to-
katzen zaigu gure buruak ulertzea eta uler gaitzaten. Bihar, guda hau amaitu
eta hurrengo egunean, bizitza berri baten sentimenak oso artista gutxi aurki-
tuko ditu behar bezalako mekanika izpiritual batez horniturik eta beren bal-
dintza teknikoetatik nola mintzatu behar diren eta zer esan behar duten adie-
raziko duen programa bat ateratzeko gai izango direnak. Oso gutxik egiaztatu
ahal izango dute beren obraren bidez artea ibili badabilela eta gizakiaren his-
toria amaigabe eta katramilatua ez dela gelditzen. Eta ezertan ez du, artisti-
koki, eraginik izango bihar «Bakerako arte bat» gaiaz mintzatzeak, gaur pro-
paganda antifaszista bat, dela Errusiako, Iparramerikako edo Mexikoko
pintoreen erromantizismo akademiko bidegabe baten arau erreakzionarioe-
tan antolatuz «Garaipenerako arte bat» gaiaz jarduteak ezer esan nahi ez
duen bezala.
Historikoki jazoten da ezen gizakiak bere burua adierazten duela eguno-
roko gaiekin bere egunoroko gaitasun teknikoan. Landako egunoroko argia
beretzat arazo formala zuen Milletek nekazariaren egunoroko gaiak adieraz-
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ten ditu. «El Greco –esaten du Gómez de la Sernak– bere garaiko erlojua da
eta bere koadroetan dago bere garaiko requiem meza ospatu zen ordua».
Gaur espero dena mundu berri bat bada, egunsentiko une horrek arte berrian
jasoa egon behar du. Zeintzuk izango dira bihar artistaren egunoroko kezkak
eta zeintzuk, orobat, gure betebehar berriak? Niretzat daukat okerreko bide-
tik joko dugula baldin arteko kontzeptu tolesgabeak herio eta oroipen gaieta-
ko penitentzia baten mendean jarriko direla uste badugu, kontzeptu formal
berriekin gizakiaren araztearen eta eraberritzearen eta mundu mailako itxaro-
pen handi baten eta haren mito ideal berrien sortzearen gai berriei heldu or-
dez.
Gure belaunaldiko artistek geuron artean harremanetan jarri eta gure erla-
zioak sendotu eta gure ahaleginak bateratu behar ditugu. Gure artean era
okerrean irekitzen diren desberdintasunek kezkatu behar gaituzte. Kontuan
hartu behar dugu behingoz ea gure belaunaldiak formarako borondate han-
dirik ba ote duen, edota ea desberdinak diren borondate artistiko bat Ameri-
kan eta beste bat Europan. Ea bat izango den estetika amerikarra eta beste
bat europarra. Medellingo azken Nazioko Arte Erakusketan «Kolonbiako Ar-
tista Independienteen Manifestua Ameriketako Artistei» manifestua eman da
argitara, manifestu batzuetatik besteetara arintasun eta poz sinestezinezkoz
kopiatzen diren postulatu nahastaile eta zehaztasunik gabeekin. «Sentitu nahi
du, ezer baino lehen, pintura amerikar garenez». «Pintura independientea, in-
dependientea da pintura Europatik». «Begirune sakonena diegu antzinako eta
gaurko kulturei, baina adierazten dugu ezin helarazi daitezkeela, gutxiago
oraindik Amerikan. Kultura erraldoi horiek ez dira gureak», «Berebizikoa, gure
garaiak duen zentzu heroikoan, izango da artista amerikarren helburu handie-
tako bat». Artista gazteek seriotasunik handienaz berrikusi behar dituzte idaz-
ki hauek, ideien garraiobide ote diren ere, behingoz abiarazteko eta ahalik eta
gehien zabaltzeko. Ez ote diren kontzeptu begi-laburrak, bakoitzaren koldar-
tasunak edo erosotasun artistikoak inprobisatuak, gero bertan behera uzteko
eta artearen patuarekin eta Amerikaren etorkizun unibertsalarekin adosago
datozen beste batzuk idazteko.
Artistak gizartean duen garrantzia datza mito sortzaile izatea dagokion
neurrian edo, baldin haien birsortzaile bada, haiek gauzatu behar dituen bal-
dintzen sortzaile den neurrian.
Mitoa da arte asmakuntza eragin sozialean herrien gainean. Mundu baten
irudi da eta gizarte baten gida historiko. Alegia da, premia erlijiosoak artista-
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kontzientzia publiko berri baten goragoko balioen antolaketa eta egiteko erli-
jiosoa erdiestea ekartzea. Erlijioak, politikaren administrazio ageriko eta esklu-
sibo batean, artearen proiekzio zibila eta haren gauzatze kolektiboa adierazi-
ko lituzke. Artista da biharko gizaki publikoa, atzoko gizaki publikoak,
politikoak, desgizatiartzen eta gaurko hondamendira ekartzen lagundu zuen
bizitza bergizatiartzeko. Beldurra izan zaio artistari bere ahalmen egonarri
gutxiko eta salatzaileengatik, eta amaitzen den gizartean esku hartze orotatik
zapuztua izan da.
Gaurko artistak ez du jaso ondaretzat, ez bere ekonomia izpiritualerako
eta bere bizitza profesionaleko etekin tekniko nahikoarako –hauxe da egia–,
ez haren zabalkunderako, hiztegi bat, notazio teknika bat, ezta hizkera bat
ere. Espazioaren anatomia baten ordez, giza-soinaren geografia berezi bat
daukagu, forma gardenen zinematika baten edo espazioaren fisiologia baten
ordez, geometrografia baten eta konposizio planen eta erreakzio plastikoen
idazkera matematiko baten ordez, ez daukagu eskura edertasunaren kon-
tzeptu aestetiko estu baten eta ikuspegi espekulatibo eta filosofiarako pres-
taketaren ikuspuntutik soilik interesgarri diren puntu batzuen mende dauden
dozena erdi bat izenlagun baino. Matematika lehen mailan dago orain kon-
tzeptu filosofikoen sortzaile bezala, une berean artista bultzatu duelarik bere
ideien formulatze propiora.
Baldin artista ez bada arduratzen bere mekanismoa aberasteaz, inork ez
dio esango zein eratan egin, baina eskatu ahal izango diote, bai, bere obran
irudika eta finka dezan bera bizi den ordua. Gaur ezinezko da jada ezer berri-
rik ulertzea ideia estetikoen historia xalo eta klasikoarekin, ezta administratu
ez jarraitu ere seinale zalantzarik gabeko gisan gure belaunaldia jaiotzen den
jakin min artistikoa erakartzen duen ideien ondasun nahasia arteko mugimen-
du garaikideetan sumatu eta poetikoki kopiaturikoa. Irizten dugu Estetika lu-
rralde aske berri bezala eta hain zuzen ere ezagutzen lurralde katramilatuan
eraiki ziren besteen batze-puntuan kokaturiko bezala. Artistak ez ditu aurkitu
barneko arazo bakoitzaren definizioek eta ondorioek finkaturiko izpirituaren
esferen mugarri desberdinak. Pribatuegiaren itxura zeukan filosofoaren alo-
rrera beste lurraldeetako egonarririk gabeko jendeak hasi ziren etortzen. Ho-
nek Hans Driech, Heidelbergeko jakitunarengan sortu zuen kezka biziak amo-
rruz beterik idatzarazi zion: «Eta oinarri erlatibistak eskatu dizkidate nire
bitalismorako, eta eskulturgileari aholkatu ere aholkatuko dizkiote eskultura
erlatibistak». Zorionez, berandu iritsi zitzaigun aholku hau.
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zeinetan estilo baten irudia osatzera eta ixtera doala dirudien. Kultur gorpu-
tza orduan ikusteko moduko hazkunde erregular batez garatzen da, kultur al-
dien hirugarren aro batekin neke eta desbideratze indar erromantikoen bidez
oreka nahasten hasten den arte eta kultura baten egonkortasuna hausten
den arte. Orduan da kulturen organismoa abiadura moteltzen dela eta zabu-
ka hasten. Orduan barneko lehen-indarrak borrokatzen dira beren egonkor-
tasuna leheneratzeko, kanpoko aurkikuntzen ikuskizunak bultzaturik, eta kla-
sizismo berri baten prestaketa berriro abiarazteko. Arrazionalismo grekoko
giza mitoen klasizismo honen ondoren dator mito kristauen klasizismo goti-
koa. Honen ondoren, Berpizkundeko mito nazionalena eta, Berpizkundearen
ondoren, amerikarrak dei ditzakegun klasizismo berriaren nazioarteko mi-
toak, gerra osteko egun hurbil batean guztientzat agerian jartzen hasiko dire-
nak.
Frantziako Iraultzak sortzen du Parisen artelanen lehen herri-museoa. Na-
poleonek hornitu zuen nazioarteko mailan bere konkisten emaitzekin. Artistak
iraganera zeramatzan Erromako bidea etorkizunera bidaiatzera bultzatuko di-
tuen Pariseko bidea da orain. Eta arte egiptoarra, greziarrak, arte beltza, gra-
batu japoniarrak eta Amerikako arte zaharra Parisen erakusten dira munduko
artista guztien begien aurrean. Artea aintzat hartzearen nazioarteko kon-
tzientzia baten ahalegina hastera doa eta hasiko da oraindik ezin da jakin nola,
estilo berri handi bat. Lehen unean nahasmendua eta bidaiatzeko sukarra
agertzen dira. Van Goghek bere anaiari bakarrik idatziko dio: «Parisera gehien
erakartzen nauena da koadro bat zer den dakien batekin solasean jardutea.
Ez da Parisen edo Amerikan non bilatu behar den, dena da betierekoz antze-
koa». Artistak alor guztietara eta lurralde guztietako alorretara irauli dira, argia
euripean, elurpean eta eguzki sutuenen pean bilatuz. Harik eta Gauguinek
bere begietarako, argitasun tropikal batean, ikuskizun primitibo baten bila iri-
tsi den Tahititik idazten duen arte: «berriro hasiz bakarrik itzul dakioke osasuna
arteari». Une honetan, konbeni da Cezanne, hura ere nekatuta, harrapa de-
zagun, Provenzako bere herritxo txikira itzultzen dela, hauxe adieraziz: «ezen
kubo batengatik, kono batengatik eta zilindro batengatik bakarrik bidaia dai-
teke Naturan zehar emaitzak lortuz». Bi gizon hauetatik, bi esaldi hauek zu-
zen ulertzetik abiatzen dira, hurrengo belaunaldiko gizakiekin, ismoak deituri-
ko abanguardiako mugimentuak. Hauen ondoan egon daitezke Whitmanen
hitz hauek: «Hauexek dira aro guztietako eta herri guztietako gizakien pen-
tsamenduak. Ez dira bereziak. Ez dira nireak bakarrik. Zureak ere ez badira,
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ez dira ezer edo kasik ezer. Ez badira misterioa eta une berean misterio guz-
tiak irekitzen dituen giltza, ez dira ezer. Ez badira berta-bertakoa eta urrune-
koa, ez dira ezer». Eta hauxe da hain zuzen ere gure belaunaldiak ismoetan
ikusten duena eta azken denbora honetan ulertzen saiatu beharko genukee-
na, joera hauen emaitzak aztertuz eta gure betebehar hurbilak eratorriz, ja-
rraipen kreatzaile zorrotz batean.
Ez dago Amerikan Europan jaio berria den nazioarteko estilo berriarekiko
sinpatia naturalik; hala eta guztiz ere, ez legoke gaurko arte amerikarrik bate-
re Gauguinen jarraitzaileen ekarpen europarrik gabe. Pintura mexikar handia
zuzenean dator Gauguinen lehen azalpen europarretik, kubistatik, Mexikon,
ikerketa berriak albora utziz, ustiatzeko aukera izan delarik. Kubismoaren on-
doan ikasten du Riverak Gauguinen sotiltze kromatiko handien irritsa, boron-
date linea zorrotz batenpean, ulertzen. Bere aberrian esku zabalez eskaintzen
zaizkion hormetan entseatzen du Riverak azkar-azkar. Parisko bere maisuak
eta lagunak ahazten ditu, hobeto esanda, bere belaunaldiaren egiazko kez-
kak ahazten ditu, horma zabalera handien jabe delako eta bere herriaren his-
toria miragarriak dituelako haietan erabiltzeko. Ez dakit bururatu ote zitzaion
orduan bere lagun zaharren bat gonbidatu behar zuela murruen gainean ikas-
ten jarraitzeko. Parisko lagun pobreak (hormetan eta bere lurraldeen laguntza
ofizialetan pobre) denek dekadente deituko zituzten eta Riverak berak gudu-
katuko zituen. Une honetan esan daiteke bikainak direla pintore mexikar han-
diaren muralak, baina gauzatze muralaren arazoak asko direla ekarri behar
dut gogora eta haietako bat edozein ezin har daitekeela errezeta finko eta
menderatu gisan. Siqueirosek, teknikoki bera dena ere, azken joera europa-
rrei zor die, pinturakoei osorik ez bada ere, zalantzarik gabe bai Alemaniako
abanguardiako antzerki esperimentalekoei. Eta Siqueirosek ere presa handia
izan zuen Parisen kezka iraultzailean mundu guztitik, eta bereziki Espainiatik,
elkartzen ziren artistengandik urruntzen. Siqueirosek –niretzat Amerikako ar-
tista interesgarriena eta intuizio kreatzailean hobekien hornituriko eragin na-
turaletako bat, baina orobat intelektualki desordenatua, eta oso ongi antola-
turiko propaganda pertsonal itogarri batekin– ez du eskubiderik begiak ireki
dizkiotenak eta egunen batean haiek argitzen lagundu beharko diotenak de-
kadente bezala izendatzeko.
Artearen ahitzea adierazteko Gauguinek erabiltzen dituen hitzek postulatu
inpresionisten ahitzea adierazi nahi dute. Lehen-kulturetako giroa bilatu zuen
Gauguinek, inpresionismoa hiltzear zeukan natura kanpoko eta itxuratiari ihes
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eginez. Marrazki sotilduan eta Japoniatik zetozen grabatuen koloratze lau xa-
loetan pentsatzen zuen eta orobat berari iristen zitzaizkion eta berak zuzene-
an zeuzkan Kolon aurreko Amerikako arteko obra linealki eskematizatuen in-
formazioetan. Gaur aski lirateke harrizko estatuak eta zeramika amerikar
zaharretako ontzi batzuk era berri batean aintzat hartzea kontzientzia artisti-
ko moderno bat eratzeko jakinarazpen harrigarrienak eta egokienak ateratze-
ko. Gauguinengan bazegoen zantzu moduko izugarri eta ilun bat ezen estilo-
ak erregimen lineal indartsu baten mende jarriz bakarrik eraberri daitezkeela.
Baina berak ez zuen hau garbi ikusi, argiaren munduaz beterik zegoelako.
Zentzu honetan, bere garaian ez dago Van Goghen hitz hauek baino inarro-
saldi iraultzaile sakonagorik: «Kolore sotilenekin, okreekin adibidez, berriro
hasteko tentazioa daukat». Baina anaiari egindako azken gutunetako batean
izan ziren idatziak, jada heriotzara azkar-azkar bidaiatzen zuenean.
Gauguinek higatzen jarraitu zuen bakarrik eta ezinbestean, koloreak su-
tzen zuen mundu batean. Van Gogh erre zen gauzen larruazal erotua hertsi
nahirik, haietatik erauzia zuelarik bere eskuekin erritmoen nozio lehena eta
mistikoa. Argiaren makinak ezin herrestatu izan zuen Van Goghen bizitza bere
itxura azkarra hein handi batean galdu gabe, honek argitu ziolarik Gauguini
bere jatorri estatikoa azalera leunean eta konposizio egiazko ororen sakone-
an. Baina Cezanne da zehazki funtsezko irudi geometrikoen ahalmen forma-
lak eta haien presentzia ezkutua gauza guztietan aurkituko dituena. Espazio
plastikoaren jaiotzak eta bizitza hertsiak bide ematen dute historia berri bate-
rako kuboaren edo hiru neurritako puntuaren metafisika batetik abiatuz. Ge-
ometria berezi honek izan behar du gaur artista bakoitzarengan ikerketa per-
tsonal baten gai eta postulatu sortzaile berrien jatorri posible.
Kubista deitu zaie bertatik formen mundua esperimentalki berriz aztertzen
hasi zirenei. Gauguinek, Cezanne eta Gogh eta Sourat bere lagun errebelde-
ekin, somatu zuen bidea eta atea adierazi zuen nondik oldarka sartu zen ar-
tearen objektibitate berriaren bila arte modernoko primitiboen nazioarteko bri-
gadako lehen taldea, bere Ismoekin. Gure historia bi belaunaldien historia da,
Gauguinena eta, gero, Picassorena. Azken hau ez ulertzea Gauguinena erdiz-
ka ezagutzea da eta hura batere ez ezagutzea. Bakarka ezin gogoan har dai-
teke Gauguinen obra eta are gutxiago, Amerikako paisaia tropikalaren erakar-
pen exotikoak sorturiko bere bidaiatik axalkiro ondorioztatzeko programa
serio bat artista amerikarrarentzat, lurralde hauetan pentsamenduaren ko-
rronte zabal batek nahiko lukeen bezala. Ez dago ezer okerragorik, ezer ez
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maisuak, arintasun eta zalaparta bekatu larria eginez, izaera intuitibo eta po-
etikoko sentimen apenas espazial berri batekin, gaiak berriro koadroan ko-
katzen hasten diren, eta beren lehen topaketa formalak jabego pertsonal txiki
bihurtzen dituzten, estilo pertsonal txiki gisan banatu eta ustiatzen dituztela-
rik asmakizun patentearekin. Gure belaunaldirako uzten zituzten lehen ikerke-
tak osatzeko eta bat egite frogak gauzatzeko lan luzea, lehen forma gardenak
osagai standar bezala iritziz, eta gauzatzeko espazio publikoetan, non kon-
tzientzia mural berri bat haurren eran ulertua kimikoki konbinatu beharko den
kanpoko edukien irudikapenarekin.
Estetika amerikar baten grinak zentzurik izan dezake bakarrik ahalmen
sortzaile baten irrits berri eta handinahi bat bezala, europarrentzat eta ameri-
karrentzat mendebaleko kultura moderno baten alor amankomunean. Arazo
guztiz eztabaidagarri eta pasionatua estilo bereziki amerikar baten problema-
tasunaren hau. Ikus dezagun ea baden artea ulertzeko era berezi bat Ameri-
kan. Badute baliotasunik kultur aurrekari ez «europarrek» baiezkoa emateko
arte amerikar berriaren berezitasun formalari. Bi kontinente kultur bat berare-
kin, zertan oinarri ditzakete arteko beren desberdintasun formalak?
Kontzientzia metafisiko bat da espazioa, onar diezaiokegu Worringeri.
Galde diezaiegun geure buruei: ba al da espazio amerikarrik. Artista amerika-
rraren egintza sortzailean, zein ezaugarri ditu espazioren bere sentimenak?
Lehenbizi, gaurko artistaren eragiketak zuzentzen dituen espazio baten kon-
tzientzia garbia, gure mundu izpiritualaren eta gure asmoen aberastasunari
datxekion eran formulatzeko dago oraindik. Jakin behar du artistak ezagutza
hau gure ekarpenaren egiteko pertsonala dela eta guztiok behartzen gaitu
erantzukizun berarekin. Espazioaren –eta hartaz, denboratasun plastikoa-
ren– ulertzean eta erabilgarritasun funtzionalean, balioen planteaketan, arte-
ak ekingo dituen herri obra handien gauzatzean asmatze handiagoak lagun-
duko dien artisten edo herriaren esku dago gerra osteko artea. Alabaina,
Mexikon gauzatu dira herri pinturako obra nabarmenenak, baina inolaz ere
hango artisten talentua gutxietsi gabe, egunen batean jabetuko gara ezen
haien muralak «oldar naturalaren» ondorio direla gehiago espazioaren arazo-
en planteaketa «ez xaloaren» ondorio baino.
Begira dezagun, ordea, itsasoaz bestalde, aparteko adibide bat, hormara-
ko zirriborroa, Picassoren «Gernika» murala, hura aipatu beharko baitu eza-
gutzarekin artistaren egiteko berrietarako zerbait ekarri nahiko duen ikerketa
orok. «Gernika» bere gida-trazatuan, ordena espazial ororen, muraltasun oro-
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Baldin gaur Mexikoko pintura gainbehera badoa, da zer bilatu behar duen
edo halako presaz eta halako arrakasta hain errazez egiten jardun duena tek-
nikoki zer den ez dakielako.
Siqueirosek antolatu berri du Arte Errealista Garaikideko Zentrua, bere
aberriko artea jotzen ari den gainbeherari eta axalkeriari aurre egiteko. Baina
Siqueirosek erasotzen eta Europako azken joerak ulertu gabe segitzen du.
Haiei dagokienez esaten du «ezen murrua ez dela leku oso egokia pintura eu-
roparraren entseatze intelektualista eta dekadentetarako». Ikusiko dugu aurki
murruari aurre egin beharko diogunean, edo eraikuntza plastiko bati, estatua-
ria monumental edo publiko bati irtenbidea ematerakoan. Hain zuzen ere hori-
xe da prestakuntzako joera modernoetan kontuan hartzen den xede naturala.
Pintura mexikarrak astora ari dira itzultzen. Astoa da, maisu mexikarrek arreta
handiagoz prestatu beharko zuketen lekua. Astoan ikasten da murru bat eza-
gutzen eta neurtzen. Murrua Siqueiros pintoreari beti txikitxoa iruditu bide zaio.
Orain pintura mexikarrari handitxoa ari zaio gertatzen. Onar beza Siqueiros ka-
maradak etorkizuneko muralista mexikarrek beren ikasketa oihal txikitan osa
dezaten. Badirudi Siqueiros berak orain planteatzen edo aurkitzen duela ara-
zo zahar bat, esaten baitu «ezen arte forma berriak aurkitu behar direla» eta
gaineratzen du «ezen mundu demokratikoan, zeinaren alde borrokatzen den».
Guda irabazteko bakarrik borrokatzen da gaur. Atlantikoko Karta deitzen
duten horretan ez daude arteko forma berriak, baizik Siqueirosek intelektualista
eta dekadente deitzen duen mugimendu europarrean, Kubismoan hasi eta ho-
rixe planteatzen duelarik, artearen ulerpenaren berrikusketa orokor batekin ba-
tera. Siqueirosek oso berandu aholkatzen du hau ere: «ezen artearen ulerpen
guztiak berrikusi behar direla». Erantzukizun zentzuren batekin garai hau bizi
izan dugun artistok burutua dugu lan hori. Ezin izan daiteke hainbestekoa Si-
queiros pintorearen xalotasuna edo hainbeste bere oharkabeak arteko alorretik
kanpo guri pentsarazteko edota ilargira begira bizi izan dela edota ezin bereizi
ahal izan dituela merkatariak jarrera batzuen berritasunetik, haietan hertsirik da-
goen berritasunarekin eta agindu iraultzaile sakonarekin. Autoen pinturaren ka-
litatean eta hura ipintzeko eran baino gehiago murruak kanpotik hartzen dituen
ahalmen linealetan uste izan dugu dela ezinbestekoa gure arreta jartzea, bi gu-
den arteko ahalegin aurremuralak burututzat eman daitezkeen une honetan.
Leku publiko edo espazio konposatuetarako, antolakuntza ageriko eta
propioko arteko obren eraikuntza zuzentzen duten lege monumentalek histo-
ria sentimental oso antzinakoa eta ederra dute. Baina beharbada gaur lehen
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aldiz aurre egingo dio arte publikoak bere errealitate estetiko propioari eta po-
sibilitate erraldoiak dituen historia bati. Hau bezalako aukeratan da, noski,
non artistak bana gaitezkeen, eta ez gehiago europar eta amerikarretan, ba-
lioen mekanika zehatz batean gure sentimenak artistikoki adierazi nahi ditu-
gun artistetan, eta era erromantiko edo xalo batean bakarrik egin dezaketen,
edo hala nahiago duten artistetan. Oraingo une honetan, Siqueiros pintorea-
ren obra iruditzen zait bereziki aurreratuena munduan, baina erromantizismo
tekniko nahasienak baldartua. Estetikoki Picassoren «Gernika» muralak hura
uler dezaketenei eta haren balio funtsezko baina gardenak, etorkizun hurbil
batean, luzatzeko arrazoiak dituztenei bizitza ziurragoa eta posibilitate urru-
nagoak eta garaileagoak agintzen dizkie.
«Gernikaren» diagramazio konposatzailea, ortogonala eta geldia, eta Si-
queirosen diagramazio makoa, zehatzago diagonala, eta orobat estatikoa
edo geldia dira bi emaitza funtsezko Amerikako eta munduko gogoeta sako-
nagorako oraingo une honetan. Formek, plastikoki, multzo artistiko muralean
hiru ordena funtsean desberdin eta progresibo osa ditzakete. Lehenbizi. Gel-
ditasun edo oreka estatiko bat: Sistema geldia (Antzinatea). Bigarren. Mugi-
mendu bat zentralki orekatua: Sistema higikor estatikoa (Zentzu honetan Ber-
pizkundeak esan nahi du ikerketa linealeko ahaleginik garaiena obraren
konposaketan, hau sistema itxi eta aske bezala harturik, haren apainduriata-
rako eginkizuna gora behera), eta Hirugarren. Mugimendu eszentriko eta
egongaitza: Sistema higikor dinamikoa (Eraikitze borondate hau gure etorki-
zun hurbileko xede klasiko berriei dagokie).
Itxaropen orotarako paregabeko egoera baten aurrean aurkitzen gara ide-
al sortzaile handi batean, mundu gotikoa edo Berpizkundeko mundua haste-
ra doan une haiekin konparatzea onartuko genuke bakarrik. Iruzkingile egite-
koa baino gehiago gure egintza berri eta harrigarrietarako bokazioa da gurea.
Artistarengan munduaren bilakaera dakarren asmo berri bakoitzak, plantea-
keta berri batean, adierazpen eta garapen formaletako aldaketei buruzko
kasu zehatz batzuen irtenbidea esan nahi izan du. Asmakuntza aldietan iru-
dikatzea markestu edo aldatu egiten da. Itxuraz, gainbehera garaietan abe-
rastu edo zabaldu egiten da. Desitxuratzeen mailaketa edo eskala batek gure
hizkuntzari Neurriaren kontzeptu zuzena ematen dio, lau eta bost neurriena,
osaketako gure arazoetan.
Plano batek ebakiriko esfera baten ebakidura zirkunferentzia bat da. Es-
pazio batek hiru dimentsiotan ebakiriko hiperesfera baten ebakidura esfera
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bat da. Espazio batek lau dimentsiotan ebakiriko hiperespazio baten ebaki-
dura murru bat da, non argitzen eta gauzatzen diren gure asmo berriak. Lan
baten garapen publikoa espazioa zuzentzen duten arauen mende dago, eta
espazio horrek kalkulatua eta gainditua izan behar du, halako moduan non
ikuslea, lehenbizikoz artearen historian, ez den ikuskizun muraletik libre. Ber-
pizkundeko barneko eskenatokia gaur murruaren aurretiko beste eskenatoki
batez osatua da, eta hor ikuslea atrapaturik gertatzen da, konposaketa bir-
tualean era eraginkorrean hartua horrela formen trafikoa berriro etengabe
hasten delarik. Gerra osteko arteak gupidarik gabe salatuko du ikuslearengan
bizkarroi zahar eta tradiziozkoa, edo egiazko gizon berria bestela. Murrua, era
horretan, gertatzen da beti zatiki bat, sistema ireki bat, eta haren oreka azal-
tzen da neurririk gabeko, egonkortasunik gabea da eta berreraiki egiten da
kanpoko aldean. Formek jotzen dute norabide makotuetan denboralki mate-
matikoa den balio batekin, horrek zertzen eta bereizten baitu estetikoki kon-
posizio berria. Murrua da espazio zilindriko ideal baten ebakidura artistak,
irudikapen edukiekin, murruaren gainean irauli behar duen balio-datuekin
prestatua.
Arkitekturaren egiteko plastikoetan deituriko gizartea bera da artea eta,
plastikan bertan, artistaren formulen bidez ulertua eta osatua. Leku bat espa-
zioan da artea, beti ere artistaren arazo espazialak agerrarazte honetarako
prestaturik badaude. Justino Fernández kritikariak Orozco pintore mexikar
handiaren Jesus-en elizako muralak komentatzen dituela (El Hijo Pródigo al-
dizkaria, Mexiko, martxoa, 1944), dio ezen «pintura hauen esanahi dinamikoa
hain da nabaria non eskatzen baitu ikuslea mugitzen has dadin fisikoki eta iz-
piritualki, hura jaso ahal izateko». Hortaz, etorkizuneko muralismoaren ulerpe-
nari buruzko nire uste sendoa guztiz kontrakoa da, gutun honetan aldez au-
rretik ukitzea komenigarri iruditzen zaizkidan ideia orokorretatik eratortzen
den bezala. Dinamiko dena ez da ikuslea pintura berrian, multzo plastiko for-
malen eramate espazio-tenporalen barneko kalkulua baizik, era horretan be-
hartzen zaizkielarik etengabe elkartzera ikuslearen bidean aldez aurretik be-
giztaturiko puntuen gainean. Gune murala anitza da eta ikusleak bera
kokatzen den lekua aurkituko du. Ikuslea ez zaio jarraikitzen konposizioari
murru bateko gertakariak ikuskatzen arituko balitz bezala. Pintura baten kar-
ta grafikoa, ikuspegi anitzezko izaera baten kalkulaturiko proiekzio bat da,
bost dimentsio plastikotan. Murru berriak ikuslearengan sortzen duen sentsa-
zioa –ohiko esperientzia ezagun bat gogora ekartzen ausartzen naiz– begiek
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beren begiradarekin, edozein lekutan jarrita ere, sarri hartatik ihes egin nahi-
rik, segitzen diguten erretratu horien antzeko dela esan daiteke.
Artistaren tradiziozko egitekoa izan da, gaurkotasun erlijiosoan, gizakiaren
salbatzeko moduak diktatzea indar espazialen atxikitze eta menderatzearen
bidez artean, artista egiptoarraren eredu distiratsuetatik hasita, espazio han-
dien presentzia misteriotsu eta durduzagarria ezabatuz ikuslearen pasibota-
sun izpiritual baten, kikiltze eta segurtasun sentsazio baten mesedetan. Gaur
arteak bestelako egiteko baten alde jo dezake: espazioaren posibilitate oso-
an askatu, haiek salatu eta gizakiaren gainera zuzendu, bere baitatik senti-
men erlijioso berriak bere komunikazio bizitzarako ateratzera behartzeko gai
den asaldura sortzailean hura jartzeko.
Siqueirosen mekanismo konposatzailea dator, erromantikoki, axaleko zi-
nematografiatik, zeinaren arabera publiko dena ulertzen baita greziarren «zu-
zenketa optikotik» eta Leonardoren haur oharpenetatik, baloratze objektibora
baino gehiago gerora argazki makinaren asmakuntza iritsiko zitzaigun bidetik
naturaren kanpoko argitasuna begitantzera jarrietara. Era honetan, Rafaelek
azalera mural konposatuetan, edo guztiz lauak ez zirenetan, bilatzen zituen
aldaketa berek ez dute beste interes estetikorik ez bada konponketa edo zu-
zenketa soilena irudikapen natural baten mende egon behar zuen emaitza
baten sentsazioa ikuspegi optikoaren konpromisoarekin orekatzeko. Zatikien
barne egituratzearen pentsamenduak ez zuen aldaketarik batere jasaten eta
gure estilo hurbilerako jauzi sortzaileak ez zuen posible orduan. Ez dirudi oro-
bat serioa Siqueirosen pentsakeran, haren esperientziak ikuslearen garapen
psikologiko eta teatralera mugatzen direnez. Honengatik, murru bat Siqueiro-
si iruditu behar zaiola leku murritzegia. Haren pintura ezin hertsa daiteke, ez
luke asmatuko zer egin murru zatiki baten bizitzan edo haren pinturari ezarri-
tako horma baten mugan.
Siqueiros da murruaren gainezka egite epidermikoa sabaiaren gainean,
gainerako hormen gainean, zolaren gainean, mugimendu desesperatuan,
ikuslearen jarraikitze xaloan. Hau bai litzatekeela Spengleren ustez kultura ba-
ten gainbeheraren iragarpen den irudien erraldoitzea. Zinez uste dut, ezen
murruaren larru piktorikoaren tenkatze gehiegizko honek, Siqueirosekin, pin-
tura ulertzeko tradiziozko zentzu bisual baten etenera eta berezko heriotzara
garamatzala, biharko gizonaren begietan amaiturik egongo baita hori eta es-
tetika berri batek iragartzeko, zehazteko eta, praktikoki, emateko egitekoa
duten begi berri batzuez ordezkatua izango. Izan ere, Siqueirosen intuizioak
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–niretzat susmo hori daukat– Alemanian Piscator-ek eta Gropius-ek egin zi-
tuzten ahalegin funtsean antzerkikoetan oinarritzen direla, beren antzerki po-
litikoko eskenatoki esperimentala ikuslearen gainean eta albotan jarritako
pantailekin luzatzen baitzuten, haietan bistak edo zinema zatiak proiektatzen
zirelarik dekoratua eta antzerki-ekintza dramatikoki osatuz.
Era oso okerrean gutxiesten da kolonial hitzaren esanahi sortzailea. Ez da
harritzeko baldin Gilermo Worringer historiografo alemaniarrak era horretan
ulertzen badu, arte egiptoarraren itxura koloniala arkitektura amerikar moder-
noarekin erkatzen duenean. Konbentzitzen gaitu Worringerek egiptoar hitza-
ren eduki artistikoa amerikar eta kolonial hitzekin berdintzean. Baina Worrin-
geren pentsamendu antolatzailearen ahalmen eskematizatzaile honetatik eta
espazioaren kontzientziari buruzko gogoeta jakin batzuetatik aparte, arbuiatu
egiten ditugu haren bizi-intuizio egiazkorik eta gaurkotasunik eza, ezkortasu-
na eta haren ondorioen zuzentasun gabezia estetikoa.
«Era gordinean esateko –dio Worringer berak, arkitektura amerikar mo-
dernoaren handitasun objektiboa goraipatu ondoren–, indar formal amerikar
hori irudimen gabezia da, aldiz arrazionaltasun objektiboaren forma gorena
dauka, arkitektura egiptoarraren alderdi ikaragarrienetakoa dena». Eta gaine-
ratzen du gero: «arte gogo bortitz bat dagoen lekuan, ez da iristen batasun
hain leundura formulario artistikoan. Oldar natural ezak ematen du segurta-
sun hori gauzatze formalean». Guztiz faltsua da iruzkin hau. Ez du bereizten
Worringerek bi arte grina guztiz berezi daudenik, baina oldar natural bakar
baten bi forma bezala, beren premiengatik historikoki desberdinak diren bi
enpresatan ezartzen direlako.
Oldar naturalak, kultur aroen hasieran, materialak ekartzen ditu intuizio
sortzailearen bilaketa zalantzagarri eta urdurian. Baina, hizkera artistiko be-
rriaren lehen formen asmaketa prozesua aurrera joan delarik, bigarren grina
bat erdiesten da, klasikoa, arrazionala eta formulista (Antzeko une bati egiten
dio aurre orain arte berriak). Ez dugu ulertu behar –Worringeri gertatzen zaion
bezala– ezen ez arkitektura modernoan, ezta Egipton ere, faltako denik arte
grina, ezta oldar naturala ere. Egipton nahikoa material, edo ez, eman zioten
herrien oldar naturala bikain ordezkatua da bere hizkuntza plastiko aurreratu
eta jatorrizkoa eraikitzeko. Gaur, belaunaldi berriko artistok ez dugu nahi bes-
te ezer ez bada erregistro zabal eta praktikoen, gauzatze artistikoen garape-
nera iristea. Konbentzio edo formulazio hauetan da hain zuzen ere non eman
ditzakegun –eta horregatik da konbentzio eta ez oldar natural– gure jakine-
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razpenak gure errealitatearen irudi berezi batean. Egiptok bere enpresa artis-
tikoak lantzeko arrazionalki hartu, bahetu eta antolatu zuena ekintza sortzaile
bikaina izan zen. Egoera bera, zinez, Egiptoko hau Amerikako gaurkoarekin
eta, oro har, herri guztien gaurko garaiarekin, herri oinordeen egoera etorki-
zunaren aurrean. Azterketa aurretiko eta sakon bat behar da bakarrik eta
poztasun eta gaztetasun handi bat, ondare handi bati aurrez aurrez begira-
tzeko eta burugabe hartan ez hondoratzeko edo ihes egiteko. (Ezer ez har-
tzea nahi izatea, Medellingo Manifestuan bezala, beldurra eta ezgaitasuna da.
Eta askoz okerrago da oraindik, Medellingo Manifestuari lagun egiten dioten
erreprodukzioetan bezala, hartzea –eta axalkiro hartzea–, eta ukatzea gainera).
Klasizismoak antolaketa kolonial osokoak dira, handituz doan kulturen
ibilbidean. Estilo gotikoa halaber da amerikarra Erromanikoaren aldean. Ame-
rika azken kultur mugimenduetakoa da, ondare gisan administratzeko eta ga-
ratzeko, Egiptok antzinateko herriekin egin zuen bezala. Artistek arte europa-
rraren azken ondorioak ulertu eta behar bezala esperimentatu ez dezaten
artean, alferrik izango da zerbait seriotan entsea dezaten. Hortik, ideal esteti-
ko bezala, Indoamerikanismoen mugatzea eta mehartasuna zentzugabea
gertatzen den bezala, orobat erreprodukzio arkeologikoen profanatzaile eta
merkatari inmorala den Perlotti eskultorearen obra, imitatzeko eredu gisan
atsegin adierazkorrez aipatzen duen Ricardo Rojas idazle argentinarraren
Eurindia.
Maila berean dira erdipurdikoak Pedro Nell Gómez –Amerikako muralisten
artean trebeenetako bat, Medellingo Manifestuaren sinatzailea eta ziurrenera
erredaktatzaile bakarra– pintore kolonbiarraren indoamerikarrari buruzko teo-
ria artistikoak. «Kultura europarrak ezin helaraz daitezkeela, eta gutxiago
oraindik Amerikan» deklaratzeko ausarkeria dauka pintore honek, Pedro Ne-
llengan bere murru jakingarriak balioztatzen dituen bakarra Europan helarazia
denean. Baldin estetikoki berak bere pinturari ezer gaineratu ezin izan badio
eta harreman europarretik urrundu nahi izan badu, hortxe daude bere azken
muralak, bere bizileku partikularrean, bere kontakizunen historia kanpoko eta
amerikarren edertasuna ez sendatu ez geldiarazi ezingo duten gainbehera
pertsonal nabaria salatuz. Zatiki muralen antolaketa eta beste pinturetako
konposizioa imitatzea arriskutsua da, baina askoz arriskutsuagoa da oraindik,
jatortasunez pintura bat konposatu nahi izatean, hura nahikoa ez ikertu izana
dituen barneko arazoetan. Erraza da murru baten pintatzea amaitzea. Zaile-
na da, une bakoitzean, murru bat zer den eta nola funtzionatu behar duen
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matua izan nahikoa garaiz, arteko eta nazioarteko politikako akademiko za-
harren ikuspegi zabar eta zoologikoaren aldetik. Baldin beharrezkoak baziren
begi berriak artearen bizi eraberritzerako ismoek adierazten duten segada iz-
piritual bikaina ulertzeko, halaber ziren beharrezkoak begi berri hauek Hitlerek
demokraziei jarri zien segada kriminala antzemateko. Ez zegoen misteriorik
Espainiako gerran, ezta ere Tojok Estatu Batuei egin zien saldukerian.
Denboraren kontzeptuak eta neurriaren arazoek ematen diote izate berri
praktikoa Estetikari. Xalotasun ikaragarriz mintzatu nahi izan da artistikoki
gorputz erregularrei buruz lau dimentsioetako espazio batean. Picasso bera
eta Braque saiatu dira uneren batean laugarren dimentsioaren ilusio plastikoa
ematen, haur asmo poetiko batekin. Juan Grisen kubismo «makoan» bakarrik
aurki daiteke laugarren dimentsioarekin zuzen uztar daitekeen asmo bakarra-
ren intuizio plastikoa. Gauza bat baita lau dimentsiotako espazio bat edo gor-
putz baten laugarren dimentsioa, eta beste bat oso bestelakoa forma artistiko
baten laugarren dimentsioa eta are dimentsio kopuru handiagoa konposizioa-
ren arazo funtzionaletan. Azken alderdi hau da laugarren dimentsioari era zu-
zenean ekiteko modua, eta baita bosgarrenari ere, dimentsio kopuru handia-
goak ekarpen guztiz ahul bat eta gehiegizko nahasmendua esan nahiko luke.
Dimentsioek konposizio baten irtenbideak bete behar dituen planteaketen
kopurua esan nahi dute artistarentzat. Hala, hasierako bi dimentsioek mate-
ria piktorikoan, xedatuko den izaera formaleko asmo berri bakoitzeko, alda-
keta bat dakarte edo dimentsio berri bat. Bi zenbakik zertzen dute forma lau
edo piktoriko baten asmo naturala, bi dimentsioak koordenatu laukizuzeneko
sistema batean. Hirugarren dimentsioarekin zehaztasun natural bat erantsi
zaio, kanpoko naturatik. Koordenatuak zeiharrak bihurtu dira. Eraketa pikto-
rikoaren plano laburbiltzailean integratzeko une mekaniko eta muralak forma
komunikatzaileari aldaketa berri bat ematen dio. Laugarren dimentsio edo
proportzio arkitektoniko soila. Bost zenbaki edo dimentsioekin, forma berriro
gizakiari datxekiola geratzen da, formei azken dinamika bat ematen dien az-
ken planteaketa da, eta ikuslea bera obraren barne historiara sartua geratzen da.
Bi dimentsioek planoaren ohiko natura ematen diote. (Ikuspuntu ortogo-
nala, forma geldia). Hiru dimentsio, forma lauaren ezohiko natura da (Ikus-
puntu diagonala. Forma mugikorra eta itxia). Lau dimentsio, hiru dimentsioen
forma naturalaren natura anormala da (Ikuspuntu makoa, itxia eta geldia).
Hiru dimentsio, aurreko formaren natura anormala da, artean monumentala
edo publikoa denaren sentimen berri batean bertakotzen dena (Ikuspuntu
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mako ireki eta geldia). Ikusleak koadroaren edo estatuaren lur bizia zapaltzen
du, bere barnetasun ezegonkor eta dinamiko, makotu eta irekian onarturik,
ikuskizun era bikainean geldi batean orain arte posible zen errealitate plastiko
baten unibertso askotariko eta aberats batekin.
Denboraren kontzeptu formal berri batek formen orientabide indibidualak
zuzentzen ditu, haien erlazioak kontrolatu eta sailkatzen ditu. Obra baten
funtsezko osagaiak estrukturalki zehazten eta teknikoki haren estiloa edo ha-
ren konposizioaren formula deskribatzen laguntzen du. Denbora plastikoaren
morfologia bat artearen historia bat da, non balioen izate objektiboa matema-
tikoki jasotzen den, kimika organikoko formulekiko antz handia duten formu-
letan. Egia da, noski, emaitza hauek osotoro entseatzeko, artearen errealita-
te objektibotik kanpo ulerturiko Denboraren historia oso bati uko egin behar
izan diogula, guztiz faltsua delako. Plotinoren eta Platonen teoria zaharretan
azaltzen den denboraren kontzeptu hori bera da Simmel-en eta Bergson-en
azken aldikoetan azaltzen dena, jada iragarria San Agustinez geroztik eta az-
ken aldian Amerikan Leopoldo Hurtado musikologo argentinarrak emanak
izan direnak («Espacio y Tiempo en el arte actual», Ed. Losada. Buenos Ai-
res. 1941).
Artearen esparruan, estetikoki gure pentsamenduak egiaztatu egin behar
ditugu guk. Kontzeptu artistikoen bokazio esperimental hau ez ezagutzeaga-
tik ideia onenen historiak ez du posible egin gaur arte Estetikaren egiazko
jaiotza, gure geldotasunaren aurrean, espekulazio filosofiko garaietara eman
dute, baina artistarentzat erabat haurren gisako eta ezkorrak izan dira. Hona,
adibide gisan, San Agustinen izugarrikeria hau, gaur estetikoki onartu ezin
daitekeena («De Musica» VI. liburua): «Poema baten iraupena bertsoen kopu-
ruaren arabera neurtzen dugu. Bertsoen iraupena, oinen kopuruaren arabe-
ra. Oinen iraupena, azkenik, silaben kopuruaren arabera. Hona hemen zailta-
suna (eta hona hemen zehazki nabarmen San Agustinen okerra): bertso
laburrago batek, geldiroago ahoskatzen bada, bizkor esandako bertso luze-
ago batek baino gehiago iraungo du. Eta iraupen desberdintasun hau poema
osora hedatzen da. Ez da orduan poema berez irauten duena, baizik guk irau-
narazten diogu». San Agustinen ondorioa azpimarratu nahi izan dut, Denbo-
rari buruzko bere ideia guztien laburpen zehatza, poema batekin harremane-
tan jartzean, zalantzarik gabe distrakzio arriskutsu batekin (azkena berbera
litzateke tentsio garaiko beste mekanismo batekin ere, denborazkoa izaera
artistikoko edozein objekturen errealitate bizi edo elektrikoa da) erraustu egi-
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ten dira begien aurrean eta supitoki. Poema batek, estatua batek, edozein
produktu plastikok beti funtzionatzen du beti irauten du berez, denbora artis-
tak jartzen baitio eta gero jada, sekula ez, inork ez gaineratzen dio, ez ken-
tzen dio, ez aldatu ere alda diezaioke.
San Agustinekin, antzinako eta gaurko, salbuespenik gabe nik ezagutzen
dudalarik, denak tematzen dira gure iraupen propio eta bereziaren parean ba-
karrik den eta neur daitekeen denbora baten kontzeptuan. Eta errepikatu eta
errepikatu egiten da denbora ez dela izan berez eta bere hartan, iraungo
duen kontzientzia bat eta bere ibilbide atzeraezinean aurkituko diren gertaka-
riak behar dituela. Artean guk denborari, kontzientzia iraunkor bezala, espa-
zioa ematen diogu. Denbora bere hartan da eta berez da, balio hirukoitza
duen osagai plastiko bat da, haren balentzietako bat espazio baten balio ba-
karreko osagaiarekin asetzen delarik. Gertakariak artean itzulgarri, mugikor
eta betiko bihurtzen dira. Espazioa da kontzientzia materiala, denboraren
ekintzaz eta gaurkotasuna artean. Denborak bermatzen du espazio estetiko
baten desegin ezintasuna, haren neurria eta iraunkortasuna da. Denborak
eusten dio espazioari hura mugitu eta uztartzen duelako atergabeko antola-
kuntza batean. Denbora batek espazio bat zeharkatzen du eta eragiketa egin
dezake alderantziz ere. Denbora pasatzen den unean, espazio artistikoak ba-
karrik neur dezake. Orduan erabil ahal zezakeen San Agustinek «denbora-es-
pazioa» bere adierazmoldea, denboraren bilakaeraren zati bat izendatzeko
erabiltzen duena. Espazio batek irauten du baldin denborarik badu. Eta or-
duan da, hain zuzen, espazio hori artean forma bat dela. Forma baten bizitza
artistikoan bakarrik gauzatzen da denbora bere hiru balentzia edo unetan,
hau da: denbora objektiboki eta arrazionalki egiaztatua behar duen lekuan.
Estetikoki, forman, agituko dena eta gogoratzen dena bizirik eta presente
daude materialki, txandatuz eta elkarri jarraituz ibilbide itzulgarri batean, zine-
matografiako zinematika kronoanalogikotik pinturako zinematika espazialera
arte.
Forma baten iragana eta etorkizuna haren presente berean ari dira agi-
tzen, artistak ezarritako denborazko erritmoa adieraziz. Espazioa da sorkun-
tza artistikoaren gorpuzdun materia eta abiapuntua. Arima, obraren bizitza,
han denbora bati ostatu ematea da, haren arazoetan datzalarik artistaren be-
netako asmakuntza. Baldin murru baten gainean denborari buruzko iritziak
adierazten baditugu, ikusten dugu ezen, arbel egiaztatzaile batean bezala,
kontzeptuak aldatzen direla, beren artean doitzen direlarik, elkar ezagutuz,
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eta gehiago parte hartu edo iraun forma artistiko batek ikuslearen kanpoko
kontzientzian harenetik dauden datuengatik, hainbat eta denbora plastiko
gutxiago izango du formak (gitarra bat, sudur bat, arbola bat) objektu esteti-
ko bezala. Denbora da balioen azaltzea eta argitzea, espezien ordena berezi
baten bidez. Espazio bakoitzak du bere denborazko zifra, bere portaeraren
giltza formala. Espazioa da materia aritmetikoa eta kopuru formala. Denbora
da haren tasuna, haren kalkulu lokala eta haren pentsamendu geometrikoa,
haren eraketa plastikoa. Denbora da obraren kontzientzia bera, hura biziz,
irakurtzen ikasi behar den hizkera unibertsalean agerrarazten zaiguna. Den-
bora konposatuagoei denbora balio zehaztugabeago bat edo obraren den-
bora gutxiago «denborazkoa» dagokio. Zentzu honetan, obra inpresionistari
denborazko taupada isila eta presatia izenda diezaiokegu, espazialki jarraitu
den noragabe baten edo etentasun material amaigabeko baten gutxieneko
denboren multzotzearen pareko dena (San Agustinen ulermolde estetikoki
okerrarekin argi dezake Hurtadok –88.or.– «inpresionismoa dela denborak
forma plastiko baten bidez nola eragiten duenaren adibiderik zinezkoena. Ha-
ren ideala da obran sentsazio edo inpresio bakoitza kontzientzian itsasten
den une iheskorra ispilatzea, hartan inolako osagai antolatzailek edo hierar-
kiak esku hartu gabe». Hau jada aurreratu dudala uste dut: ezen denboraren
kontzeptu egiazki plastiko batean hain zuzen ere aurki ditzakegula antolaketa
arau zilegi eta beharrezkoak). Eta besterik ez.
Oinarrizko puntu batzuk ukitu ditut, sakoneko kezkak gu guztiongan, irri-
katuz bakarrik ezen ondorengo egitekoak erantzukizun handiz behartzen gai-
tuztela bakarkako ikerketa lan egitekotsura eta lankidetza hertsira ideien tru-
kean eta are izaera monumentaleko lehen obrak gauzatzeko. Ezin gera
gaitezke inolako kontzeptu artistikoren aurrean, eta are gutxiago bizkar eman,
gure errealitate esperimentaletik analisi pertsonalik eta zehatzik egin gabe. Is-
moen aldeko iritzi oro egiaztatu egin behar da. Oro har, azken joerekiko iritzi
zinez kontrako oro, erreakzionarioa da zalantzarik gabe. Ezaugarri berri eta
nazionalak dituen arte bat nahi izan aurretik, hauek ezinbestean sortzen joan-
go dira, europarrek bezala amerikarrek ere programa luze bat daukagu bete-
tzeko.
Europan, gure belaunaldiaren etorkizun sortzaile berezia, hemen bezala-
xe, ulergaitza da halaber eta erasoa. Zilegi bekit nire herri euskaldunaren be-
rri labur batekin amaitzea. Hau jotzen dut, sentimentalki nire lagun artista
amerikarrei herri baten gonbitea uztea bezala, etxe baten helbidea, guk he-
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men, urte hauetan, anaikiro hartuz, aurkitu dugun ostatuari erantzun nahiko
liokeena. Gainera guztion lanetan lankidetza eskaintzen jakingo dugu eta hura
sakonki aintzat hartzen.
Gaur, gure euskal herria –Euzkadi– da erantzukizun historiko handiagoz
oinarri artistiko berriak ulertu eta aldeztera beharturik dagoen herri europarra.
Guri azaltzen zaigu gure herria Grezia berri baten guztiz aukerako patuarekin,
posibilitate mugagabe eta sinestezinak dituena bere hedatze naturalerako
arte estilo bikain bat landuz. Europako herri zaharrena da, historiaurre euro-
parreko misterioa gure izatearen inguruan dabil. Lehen arte errealista dinami-
koa historiaurreko euskaldunak egiten du, eta Altamirako leizeko freskoei bu-
ruz esan du Dechellete-k, arte paleolitikoko kapera sixtotarra direla. Arte
berriak aurretiko hauek argitzen ditu estetikoki eta eguneratzen ditu, Ameri-
kako antzinako bere forma ezkutuek bezala. Errusiakoaren ondoren Europa-
ko folklore aberatsena dugu, baina ez dugu sekula erabili estilo historiko ba-
ten goragoko idazketan. Berriro azaltzen gara, beraz, artistikoki, herri gazteen
bezala, galgarik eta inolako nekerik gabe arte baten egiteko kolektibo eta ja-
torrizkorako. Atsegin zaigu orain ezen euskaldunak ez duela izan baino egin
eta izan demokraziaren bizitzako iturburu zaharren eta adibide europar ageri-
koen bezala. Beste herri batzuk kontrakoaren kezka izan zuten eta desager-
tu egin ziren edo gainbehera egin zuten. Zoriontsu deitu zituen Montesquieuk
historia aspergarria duten herriak. Hauxe izan daiteke gaur gure zoria kultura
baten eta Berpizkunde baten egiteko unibertsalari nahikoa kemenez garbi
ekiteko.
Ez daukagu izaera politiko, erlijioso, militar edo artistikoko historia garaiki-
derik. Bakarkako historia miragarriak bakarrik, horregatik azaltzen baitira ja-
soak beste lurralde batzuen historian. Historiaren aldetik bi datu askietsi eta
garrantzizko bakarrik nabarmentzen ditugu. Askorentzat antzinako eta ahaz-
teko modukoa, eta guretzat oso hurbileko eta ahantzi ezinezko den denbora
batean, Frantziako eta Espainiako albo herriek gure lurraldea eta gure aska-
tasunak banatzen zituzten beren artean. Atlantikoko Kartaren irakurketa oso-
aren zain gaude. Beste gertakaria da ezen gure Berpizkundea erabat eta
odoleztaturik bete zuela Espainiako gerrarekin bere lehen une politikoa, bere
deikundearen aitzineko aldarrikapen erromantikoa. Samina arimaren kultur
sosegurik eza da, ideia berrietan fedea da, beren bizitzaren barneko muina,
munduaren egiazko ingurunean eta beren bihotzaren data zehatza ikertzera
behartzen ditu herriak.
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Gure herrian ez dira izan arteak beren erabilera egunoroko eta herrikoian,
gehiago behar izan ez dugulako, ezta interesatu ere interesatu zaigulako.
Gure izpiritua nazionalki gauzatzeko konspiratzen dugu gaur, kulturaren for-
ma berri guztietan eta, zentzu honetan, irmoki sinesten dugu berberak direla
gure arte bokazioa eta Amerikaren arte bokazioa, azken joerek heroikoki ireki
duten bidean. Hala eta guztiz ere, gure Berpizkundeko gure kultur taldeen
barruan bertan, entzuten dira, halaber, argitu ezinezko erresistentzia erreak-
zionario baten ahots etengabeak. Gure arazoak aberri maitasunez hedatu
nahi dituen azken aldiko argitalpen batean («Arte y cultura Vasca», Buenos
Airesen argitaratua, gure arteaz hitz egiten da eta idazten duenak, Juan León
de Cruzaleguik, hau bezalako iritziak adierazten ditu: «Euskal jitearen trinko-
tasuna ez da ausartzen funtsik ez duen futurismo batean...» Eta era honetan
argitzen ditu joera berriak: «Mota hau da –postinpresionismoaz dihardu– Ma-
tissetik Picasso malagatarrerainoko ‘piztien’ askakeria neurrigabearekin
abiatzen dena eta Kubismo zurrunarekin eta bestelako ‘bikaintasunekin’ his-
toriaurreko primitibismo batera, pentsamendu freudtarrarekin ezkontza bitxi
batean, itzultzea eskaintzen diguna, objektibotasunik gabeko eta ulertezinez-
ko erasoaldi aldikakoei –gehienetan superrealismo izena daraman subjekti-
bismokoa– forma plastikoa ematen alferrik saiatzen delarik». Ez nau lotsatu
behar gisako aberkide zintzo baten ergelkeria hauek hona ekartzeak, hasibe-
rri itsu eta arrunt bat edozeinen ohiko nahasmenduetan murgildurik baitago.
Lotsatuko nintzateke bakarrik, gure belaunaldiko egiteko artistiko hurbilak be-
tetzeko zuzentasunez eta erantzukizunez prestatzeko ahalegin guztiak egin
ez banitu. Zoritxarrez hauen artean aurkitzen da, une hauetan bereziki, kritika
eta iritzi prestaturik gabekoen edo asmo zekenen arrisku oso larria gupidarik
gabe erasotzeko premia derrigorrezko eta nahigabetsu hau.
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N O TA S A L A E D I C I Ó N
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llegó José Pérez de Barradas en 1937, al que siguieron otros arqueólogos, ge-
ólogos y científicos que continuaron con el estudio de la región.
26. Francisco José de Caldas (1771-1816). Naturalista y geógrafo colombiano na-
cido en Popayán. Estudió astronomía, derecho, botánica y medicina. Acompa-
ñó a Alejandro de Humboldt en su viaje por América del Sur, llegando hasta las
cimas del Pichinchá y del Chimborazo. Fue también compañero del explorador
español José Celestino Mutis en sus expediciones por Perú y Nueva Granada,
y exploró los Andes y el Río Magdalena. Sus numerosos descubrimientos, en
los diferentes campos que trató, le hicieron ser reconocido con el nombre de «El
Sabio Caldas». Participó en la causa de la Independencia de América, murien-
do fusilado en Bogotá y convirtiéndose así en uno de los mártires de Colombia.
27. En 1757 Fray Juan de Santa Gertrudis visitó las cabeceras del Río Magdalena y
escribió un relato sobre las estatuas de la región de San Agustín. El Manuscrito
Maravillas de la Naturaleza, se encuentra en la Biblioteca Pública de Palma de
Mallorca, y durante cerca de dos siglos pasó ignorado, hasta que en 1956, sa-
lió a la luz, publicándose en la colección de la Biblioteca de la Presidencia de
Colombia. Oteiza, por tanto, no tuvo ocasión de conocer este primer texto so-
bre las estatuas del Alto Magdalena.
28. Caldas fundó el Semanario del Nuevo Reino de Granada a principios de 1808,
órgano de difusión del pensamiento científico y cultural de la época. El Sema-
nario se publicó hasta 1810, y en él apareció el grueso de la obra de Caldas en
forma de ensayos, entre los que se encuentran sus escritos sobre sus descu-
brimientos en la región de San Agustín.
29. Agustín Codazzi (1793-1859). Científico de origen italiano que desarrolló su ta-
rea investigadora en Venezuela y Colombia. Luchó junto a las tropas de Napo-
león, viajando a Venezuela donde se incorporó a los partidarios de la emancipa-
ción americana. Después de la lucha por la Independencia, realizó la geografía
y el atlas de todas las provincias venezolanas. Se traslada a Colombia, para re-
alizar una tarea semejante. Propone la realización de un trabajo de tipo geográ-
fico naturalista que permita obtener inversión extranjera para el país. Esta inicia-
tiva se conoce como la Comisión Corográfica, término derivado de la palabra
corografía, que es la ciencia que tiene por objeto describir un país, una región o
una provincia sin descender a los pormenores de la topografía, una geografía
que incluía temas etnográficos, botánicos y geológicos. Elaboró el plano de Bo-
gotá y asesoró al gobierno colombiano en el estudio sobre el canal de Panamá.
Murió durante una expedición en la ciudad de Espíritu Santo, hoy denominada
Agustín Codazzi.
30. La expedición del geógrafo italiano Agustín Codazzi produjo las primeras des-
cripciones e ilustraciones de las estatuas de San Agustín. El artículo «Ruinas de
San Agustín» se publicó en los libros: Antigüedades Peruanas de Mariano
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48. Rafael Larco Hoyle (1901-1966) inaugura en 1926 el Museo «Rafael Larco He-
rrera», que llevaba el nombre de su padre, coleccionista arqueológico desde
1903, situado en Chiclín, junto a Trujillo, Perú. En este museo se llegaron a co-
leccionar más de 45.000 piezas, siendo considerada la más grande colección
privada de arte precolombino en el Perú y el Mundo. En 1956 el museo es tras-
ladado a Lima.
49. El Museo Arqueológico de Ancash, en Huáraz, contiene el Parque lítico más
grande de Sudamérica. Este Parque alberga alrededor de 100 piezas pertene-
cientes en su gran mayoría a la Cultura Recuay, 200-600 d.C., pudiendo obser-
varse esculturas de guerreros, personajes masculinos sentados, músicos, etc.
algunas de ellas procedentes del Callejón de Huaylas, asentamiento cultural de-
nominado como el valle del río Santa, que discurre entre dos macizos montaño-
sos de gran altura.
50. José Pérez de Barradas, Arqueología y Antropología Precolombinas de Tierra-
dentro, Bogotá, Imprenta Nacional, 1937, págs. 56-57.
51. José Pérez de Barradas, op. cit., pág. 57.
52. José Pérez de Barradas, op. cit., págs. 59-60.
53. José Pérez de Barradas, op. cit., págs. 61-62.
54. José Pérez de Barradas, op. cit., pág. 62.
55. Konrad Theodor Preuss, op. cit., págs. 171-175 y 212-215.
56. Antonio de Herrera, en Historia General de los hechos de los Castellanos en las Is-
las y Tierra Firme, Madrid, 1729, describe así el nagualismo: «El Diablo acostum-
braba a engañar a estos nativos apareciéndoseles en forma de león, tigre, coyo-
te, lagartija, serpiente, pájaro o cualquier otro animal. A estas apariciones ellos le
dan el nombre de Naguales, que es algo así como decir guardianes o compañe-
ros; y cuando ese animal muere, también muere el Indio al que estaba asignado».
57. Konrad Theodor Preuss, op. cit., pág. 174.
58. Konrad Theodor Preuss, op. cit., pág. 182.
59. Konrad Theodor Preuss, op. cit., pág. 173.
60. Konrad Theodor Preuss, op. cit., pág. 2.
61. En este punto final Oteiza retoma los planteamientos manejados en la Carta a
los Artistas de América revisándolos a través de las teorías expuestas en el libro
Interpretación Estética de la Estatuaria Megalítica Americana.
* * *
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63. En 1964, Jorge Oteiza escribe una serie de anotaciones a la Carta a los Artistas
de América. Como justificación Oteiza afirma: «20 años después como antes
ocurría al novelista, no son muchos, si es que hemos logrado concluir una his-
toria. Creemos que sí, pero el explicarlo, es ya otra historia, que no tardaremos
tanto en concluir.» Pasados otros 20 años, en 1984, completa la revisión del tra-
bajo con breves notas. Gran parte de ellas se incluyen en la presente edición
identificándolas con su correspondiente fecha.
64. Considero profético lo que afirmaba en esta Carta. Se completa con el catálo-
go de Sao Paulo (1957) y el de Montevideo (1960) y el Quousque Tandem
(1963). En aquel tiempo, en el de esta Carta, me faltaba el conocimiento de la
obra de Malevich y Kandinsky, y también otras documentaciones fundamenta-
les. Culturalmente, es tremenda desgracia nacer en esta península que se dice
ibérica, para los vascos agarrados por las uñas, colgados en los Pirineos, sin
nada por este lado ni por el otro. Quizá, la conciencia de esta situación trágica,
concentró prisa y resolución en cada uno de nuestros contados y difíciles mo-
vimientos. (J. O. 1964)
65. Efectivamente, yo soy un hombre de la generación de 1945, he hablado de mi
generación túnel, preparado para actuar instantáneamente o que sentía la ne-
cesidad de estar preparado así, ya desde un nuevo instinto existencial, en esos
momentos, del lado de su pueblo y con toda el alma sin vacilación ninguna. Lo
que hicimos cada uno y lo que no hicimos (para la historia universal de nuestra
cultura), lo que pasó, lo que aun no nos está pasando, se sabrá, yo ya no sé si
oportunamente, pero no resultará del todo inútil cuando se sepa. (J. O. 1964)
66. Julio E. Payró (1899-1971), pintor y crítico de arte argentino, fue responsable de
organizar y sistematizar la educación artística en su país. Fundó el Fondo Na-
cional de las Artes, y estableció los estudios de Historia de las Artes en la Uni-
versidad de Buenos Aires. Entre sus obras, se encuentra el libro Pintura Moder-
na (1800-1940), publicado en Buenos Aires.
67. En 1949, a mi regreso a España, mi objetivo era encontrar la solución o el me-
dio para que los artistas nos agrupáramos en una misión urgente de poner en
claro la investigación artística en el mundo y definir nuestro servicio político,
nuestra conducta revolucionaria, en la sociedad, en nuestro pueblo. Comenza-
mos por pretender para San Sebastián, una nueva Escuela de Arte Contempo-
ráneo, no pudimos pero logramos que no se nos impusiera una Escuela de Bellas
Artes, al tradicional y corrompido estilo (1949). En las reuniones Internacionales
de Santander (1951 y 52, me parece) propusimos la creación de una Facultad
de arte dentro de Investigaciones Científicas (el Instituto de Investigaciones Es-
téticas, que el Ministro actual de Información, Fraga Iribarne, entonces Presi-
dente Nacional de Cultura, aceptó con visible incomodidad propondría al Ministro
de Educación y nos mintió). Luego propusimos la creación de una agrupación
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independiente de Artistas (con Moreno Galván, 1953) y que los mismos artistas,
ya orientándose en pandillas serviles, haciendo cola en los presupuestos oficia-
les, rechazaron. Después volvimos a concentrar toda nuestra preocupación en
nuestro País Vasco (El Instituto Internacional de Investigaciones Estéticas o La-
boratorio de investigaciones comparadas). Digo que volvimos, porque (olvida-
ba) comenzamos la lucha en Bilbao (1949-51), Academia Arteta, Studio, etc) (J.
O. 1964)
68. En el mes de enero de 1944, se celebra durante la Exposición Nacional de Me-
dellín, el «Salón de Artistas Independientes». Un més después, durante la clau-
sura de la Exposición, los artistas Rafael Sáenz, Pedro Nel Gómez, Gabriel Po-
sada Zuloaga, Maruja Uribe, Graciela Sierra, Jesusita Vallejo, Débora Arango,
Laura Restrepo y Octavio Montoya, firman el «Manifiesto de los Artistas Inde-
pendientes de Colombia a los Artistas de las Américas», también conocido
como «Manifiesto de Medellín». Como antecedente a este escrito debe citarse
la «Llamada a los artistas de América» realizada en 1921 en México por Siquei-
ros y Rivera. El manifiesto de los «artistas independientes» significó una forma
de reafirmar la adscripción de los artistas al ideal americanista propagado en los
años cuarenta dentro del arte latinoamericano y colombiano.
69. Este manifiesto, de carácter idealista, escrito veinte años después de las grandes
declaraciones artísticas mejicanas, se corresponde con la última etapa de identi-
ficación nacionalista dentro del arte americano. En los trece puntos del documen-
to se destacan conceptos como «americanismo» e «independencia artística».
70. Se expresa esta función social del artista con toda claridad y las diferencias en-
tre el artista prehistórico europeo y el americano en INTERPRETACIÓN ESTÉTI-
CA DE LA ESTATUARIA MEGALÍTICA AMERICANA (1952) y el QUOSQUE TAN-
DEM (1963). En América (San Agustín) el escultor es el creador de sus propios
mitos y agente social, religioso y político, directamente, etc. (J. O. 1964)
71. Dice «Ya hece unos años,...», debe decir «Ya hace unos años,...».
72. Dice «... la ordenación y misión religiosa...», debe decir «... la ordenación y emi-
sión religiosa...».
73. La triple sensibilidad existencial, elaborada por el artista (Ver QUOSQUE TAN-
DEM) (J. O. 1964)
74. En un ejemplar de la Carta a los artistas de América existente en su biblioteca
personal, Jorge Oteiza realiza una serie de anotaciones, entre ellas sustituye la
palabra «cinemática» por «dinámica».
75. El primer planteamiento para una Ontología del arte (una ciencia particular) en
INTERPRETACIÓN ESTÉTICA DE LA ESTATURIA MEGALÍTICA AMERICANA. (J.
O. 1964)
76. He obedecido a este sentimiento, en todo intento de interpretación del pasado.
Mis notas sobre el error histórico objetivo como prueba de validez histórica, no
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101. Dice «... es el anuncia de...», debe decir «... es el anuncio de...».
102. A veces (quizá siempre), lo que en el momento nos ocupa nos impide compren-
der el sentido, la orientación o el interés, de otros pensamientos. Cuando ya al
final de mi investigación, leí el pequeño librito «Naturaleza y Abstracción» de
Worringer (si es que antes lo había leído, no estaba yo en condiciones de enten-
derlo), me quedé maravillado de la naturaleza de mis conclusiones y de su rela-
ción íntima con las ideas de este extraordinario Worringer. Quisiera un día po-
derme dedicar a revisar la obra de este hombre. Cómo es que las grandes ideas
tienen de algún modo que ser nuestras para poder reconocerlas en los demás?
¿Es que no se puede facilitar, en tiempo y compresión, el resultado de esfuer-
zos anteriores, y economizar nuestro trabajo? Triste situación la del que se ade-
lante y pretende ser entendido por los demás (Más triste, siempre, la de los de-
más) (J. O. 1964)
103. Dice «... lo oportunidad ni mi atención,...», debe decir «... la oportunidad de mi
intención,...».
104. Siento una satisfacción ahora y un gran descanso espiritual al comprobar aquí
la tenacidad con que busco algo que luego creo haber hallado (Estética bifási-
ca, Ley de los Cambios) (J. O. 1964)
105. Dice «... se ha edificada...», debe decir «... se ha edificado...».
106. Dice «... constantes cupa importancia...», debe decir «... constantes cuya im-
portancia...».
107. Hoy agregaría: en el de una pared (en la que el tiempo ya ha retirado su aparien-
cia anterior), en el de un rostro (que la vida acaba de desfigurar con una interjec-
ción), etc. Ya he tratado el arte como desocultación. Era el punto homólogo al de
los informalismos, en el que trataba de explicar lo que en el formalismo raciona-
lista hacíamos y teníamos los artistas que darnos prisa en acabar. (J. O. 1964)
108. Hace 29 años que hice esa exposición, equivalía al POP ART de los artistas ac-
tuales. Pero lo verdaderamente importante es que aquí anuncio (hace 20 años)
(lo vuelvo a decir en el Cat. De Sao Paulo) lo que está ocurriendo visiblemente
para todos en los momentos actuales (que queremos seguir sin entender) (Yo
ya he cumplido. En mi libro, el próximo y el último en que trato de explicar, ya
basta de explicaciones que me han sonsumido la vida, quedarán estas explica-
ciones, con esa intemporalidad natural que quedan resumidas las verdades en
un catecismo. Los catecismos son para los demás (que están perdidos, se lo
merecen) Pero si uno mismo no crea un catecismo, cómo reconocer y probar el
gusto verdadero por la libertad. La vida no está en el catecismo, pero antes no
es uno libre, la vida empieza después (sin el catecismo) (J. O. 1964)
109. Todo esto que es tan claro, muchos no logran entenderlo. He pasado luego to-
dos estos años, trabajando por entenderlo yo mismo mejor. Ahora, leyendo esto,
no podría encontrar una forma más clara de resumir lo que pienso. (J. O. 1964)
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110. En el ejemplar de su biblioteca personal, Oteiza tacha con una cruz, suprimien-
do el contenido desde este punto hasta el final del párrafo.
111. De nuevo sustituye Oteiza en sus correcciones la palabra «cinemática» por «di-
námica».
112. Este es el tiempo que corresponde al razonamiento geométrico del Espacio, es el
tiempo que se produce en la conjugación de los espacios discontínuos, la pulsa-
ción geométrica en la narración espacialista. Aquiles al dar la ventaja a la tortuga,
se instala en este organismo estético, espacialmente discontínuo o clásico. Aqui-
les al medir (al tener que calcular la mitad de la distancia que en cada momento
le separa de la tortuga), está subdividiendo, componiendo, el espacio total de la
carrera. Mientras que la tortuga vive un tiempo distinto, el tiempo natural de la re-
alidad. Los Impresionismos se producen comenzando la segunda fase en la Ley
de los cambios, en un proceso final de desocupación espacial de la expresión,
las divisiones materiales (el tiempo geométrico y racional) se está borrando, fun-
diéndose el compuesto en un solo vacío intemporal y receptivo. En TRATAMIEN-
TO DEL TIEMPO EN EL ARTE CONTEMPORÁNEO dejo completo el Cuadro es-
quemático de los Tiempos, con el análisis del Tiempo continuo en las estructuras
inestables (Informalismos), y en el razonamiento del Tiempo desocupado (lineal,
unidimensionalmente) como conclusión final en la investigación informalista (que
es cuando aparece la naturaleza móvil, libre, informal, del Tiempo, del mismo
modo que surgía el movimiento en mi Par experimental, de su misma condición
estructural condenada a buscar el tercer punto de apoyo inútilmente, ya que al
encontrarlo perdía el anterior. Catálogo de Sao Paulo, auto-movilidad en la esta-
tua frente al movimiento causado por un agente exterior). (J. O. 1964)
113. En 1968 (libro de Alfaguara, Estética del huevo) defino estetisema esta mínima
cantidad espacio-temporal de energía estética, de valor estético más radical y
simple, como mínima extensión discontinua (———/——— = E2T), cuando el Es-
pacio como extensión se divide en 2, la interrupciñon surge como Tiempo interno
o estructural. Y me doy cuenta de que Planck había considerado la energía como
discontinua, definiendo como quantum de energía a la unidad o paquete mínimo
de esta energía disconiínua. Considero que equivale exactamente a mi estetisema.
Así, un Mondrian sería el ejemplo más gráfico, visual, de un paquete de estos pa-
quetes mínimos, una cadena de quantos de energía estética o de estetisemas.
Toda obra de arte, a este nivel material y abstracto, puede definirse y anotarse
como una cadena espacio-temporal de estetisemas. Podríamos proyectar una
maqueta espacio-temporal de estetisemas como partitura funcional para ser tra-
ducida estéticamente en cualquier lenguaje fabricado o artístico. (J. O. 1984)
114. En el mismo ejemplar de su biblioteca personal, Oteiza tacha todos los párrafos
que vienen a continuación, interpretándose el final de este párrafo como final de
la Carta.
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115. La Carta del Atlántico fue suscrita el 14 de Agosto de 1941, por el Presidente
de los Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt, y el Primer ministro de Gran
Bretaña Winston Churchill. Entre los objetivos del documento destaca la re-
construcción económica y social de la humanidad, tratando de garantizar a to-
das las naciones, en igualdad de condiciones el intercambio comercial y la dis-
posición de las materias primas necesarias para su prosperidad económica. La
Carta del Atlántico fue incorporada a la Declaración de las Naciones Unidas,
aprobada el 1 de enero de 1942.
116. En 1942, Oteiza es contratado por el Gobierno de Colombia para que organice
la enseñanza oficial de la cerámica. Se instala en Popayán, donde habría de
crearse una Escuela de Cerámica. Cuando se publica la Carta en septiembre de
1944, Oteiza era Director de la Escuela de Cerámica de la Universidad del Cauca.
117. La Universidad del Cauca se fundó en 1827, diez y siete años después de la in-
dependencia de Colombia, por iniciativa de los Libertadores. El origen de la Uni-
versidad fue el Seminario Mayor de Popayán, un centro educativo de primer or-
den donde se formó la generación que sería protagonista de las luchas por la
Independencia, entre ellos Caldas. La Universidad de Cauca es en la actualidad
un centro de tendencia libre pensadora, laica, humanista y a la vez técnica, de
gran prestigio en América Latina.
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Mapa A
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Mapa B
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Gran parte de las imágenes utilizadas por Oteiza para explicar su Historia Gráfica pro-
ceden de las láminas de los libros de Preuss, Arte Monumental Prehistórico, y de Pé-
rez de Barradas, Arqueología y Antropología Precolombinas de Tierradentro y Ar-
queología Agustiniana, pertenecientes a su biblioteca personal. A continuación se
incluyen para las fotos identificadas, los textos originales de Preuss y de Pérez de Ba-
rradas referidos a sus ilustraciones, siguiendo el esquema explicativo de Jorge Otei-
za para su mejor comparación.
Lam. 1.
Fot. 1. Fuente sin identificar.
Fot. 2. Fuente sin identificar.
Fot. 3. Fuente sin identificar.
Lám. 2.
Fot. 4 (1). Pérez de Barradas: «Arqueología y Antropología Precolombinas de Tie-
rra Adentro» (A.A.P.T.A.), lámina XXX.
Explicación de lámina:
Cabezas humanas y de animales (serpientes) que adornaban los vasos
de la sepultura número 8, de la necrópolis de San Andrés. Universidad
de Popayán. La figura mayor fue hallada en la zona de Benalcázar; es
de barro cocido, y es de tipo quimbaya; 32 cm de alta. Gobernación de
Cauca. Foto. P.J. Cervelló.
Fot. 5 (2). Pérez de Barradas: (A.A.T.A.), lámina XXX.
Idem.
Fot. 6 (3). Pérez de Barradas: (A.A.T.A.), lámina XXX.
Idem.
Fot. 7. Pérez de Barradas: (A.A.T.A.), lámina XXIX.
Explicación de lámina:
1.Cabeza de barro, aplicada a un vaso grande, procedente del sepulcro
número 9, de San Andrés.
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Lám. 3.
Fot. 11. Pérez de Barradas: (A.A.T.A.), lámina XXI.
Explicación de lámina:
Borde de una roca natural, con una cara de animal esculpida. Al fondo
la iglesia de San Andrés.
Fot. 12. Fuente sin identificar.
Fot. 13. Pérez de Barradas: (A.A.T.A.), lámina XXI.
Explicación de lámina:
La piedra anterior, y sobre la misma otra circular, con caras esculpidas
y signos; 25 centímetros de altura. Ambas pertenecen a la cultura epi-
gonal agustiniana.
Fot. 14 (6). Pérez de Barradas: (A.A.T.A.), lámina IX.
Explicación de lámina:
Cabeza de piedra, de la cultura epigonal agustiniana, de la región de
Hato-Marne; 40 centímetros de altura. Foto. P.J. Cervelló.
Fot. 15 (7). Pérez de Barradas: (A.A.T.A.), lámina X.
Explicación de lámina:
Estela de piedra, de la cultura epigonal agustiniana, con caras esculpi-
das, de la región de Hato-Marne; 122 centímetros de altura. Foto. P.J.
Cervelló.
Fot. 16 (8). Pérez de Barradas: (A.A.T.A.), lámina XI.
Explicación de lámina:
Estela de piedra, de la cultura epigonal agustiniana, con caras esculpidas,
de la región de Hato-Marne; 130 centímetros de altura. Foto. P.J. Cervelló.
Lám. 4.
Fot. 17 (13). Preuss: «Arte Monumental Prehistórico», Göttingen, 1931 (A.M.P.), plan-
cha 46.2-3.
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Texto de plancha:
Figura tosca, vista por delante y por detrás, la parte inferior se rompió
(Museo de Berlín) altura 0,7m.
Pág. 81:
«Figura pequeña con los brazos en posición especial» (Pl. 46, 2-3).-El
original está en el Museo de Berlín. Tiene la nariz perfectamente recta
sin alas; la boca, rectangular y sin dientes, está mutilada; los contornos
del lado izquierdo de la cara faltan y cada mano tiene seis dedos. La re-
presentación en la parte posterior de la cabeza es quizá un peinado; la
parte inferior de la figura no está labrada, pero las proporciones de los
miembros son mejores que en las demás estatuas.
Mide 0,31 metros de alto por 0,15 de ancho y 0,15 de espesor.
Fot. 18 (14). Preuss: (A.M.P.), plancha 46.2-3.
Id.
Fot. 19 (15). Preuss: (A.M.P.), plancha 67.2.
Texto de plancha:
Figura femenina. Molde (Museo de Berlín).
Pág. 186:
Las demás figuras femeninas que se encuentran, pueden en su mayoría
considerarse como Diosas de la Muerte, que por analogía con las civili-
zaciones mejicanas, tienen una relación bastante intima con la Diosa de
la Luna y la Diosa de la Tierra. Es cierto que las estatuas no llevan ningún
símbolo que nos muestre con evidencia su ser íntimo; por el contrario to-
das tienen facciones humanas como las diosas del parto, pero se en-
cuentran siempre en las vecindades de sepulcros o bien tienen algún
nexo con las sepultura, cosa que de ningún modo puede ser fortuita,
porque en tales lugares podemos excluir por completo las figuras mas-
culinas, por lo menos hasta donde llegan nuestros conocimientos.
A este respecto deben especialmente mencionarse las sepulturas del
Alto de las Huacas y del Alto de los Ídolos, en donde no pude encontrar
sino una figura femenina, que lleva en la mano derecha una taza.
Fot. 20. Preuss: (A.M.P.), plancha 76.2.
Texto de plancha:
Figura de un niño (Museo de Berlín, fue encontrada en el Montículo C
del Alto de las Piedras) altura 0,42m.
Págs.123,124:
En el oeste de dicha fila y fuera de ella, encontré en una excavación de
0,80 metros de profundidad una «figura masculina pequeña», echada
de espaldas, con la cabeza hacia occidente y los pies hacia oriente. Es-
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Lám. 5.
Fot. 21 (10). Pérez de Barradas: «Arqueología Agustiniana» (A.A.), lá-
mina 23 B.
Explicación de la lámina:
La famosa «Flautista» de Codazzi, reencontrada por J.P.de B. el día 16
de abril de 1936 en El Cabuyal. Es considerada como figura con una
nariz larga. Altura total 80 cms. Foto Bein.
Págs. 32,33:
Una de las estatuas más curiosas descritas por Codazzi y Cuervo Már-
quez era la «figura de una mujer tocando una flauta».
El primero la describe de la siguiente forma: «Alli se encuentra una media
estatua de mujer, de 8 decímetros de alto, reposando sobre una pilastra
hexágona de 6 decímetros de alto, con cornisa circular perfectamente la-
brada. Adorna la cabeza de la estatua un casquete semiesférico del cual
salen dos fajas de lienzo que cubren las orejas; el rostro es mofletudo y
juvenil... resalta en el semblante cierta expresión humilde; no se ve la
boca, y del lugar que debiera aparecer sale una especie de instrumento
largo y terminado como trompeta, que la estatua mantiene con sus ma-
nos en actitud de sacar sonidos». Cuervo Márquez lo interpreta como
clarinete. Y vuelve a insistir en que tenía «dos cintas o fajas que ocultan
las orejas.» A parte de esta falta de lógica que permite interpretar como
tañedora de un instrumento musical una figura con las orejas tapadas, las
descripciones son en algunos puntos contradictorias por lo que esta fi-
gura que no pudo encontrar el Profesor Preuss, resultaba sumamente
extraña. En ningún caso se habían presentado «columnas hexagonales»
ni instrumentos de música. El Profesor Preuss no pudo hacer otra cosa
que transcribir y hacer la crítica de las reseñas de Codazzi y Cuervo Mar-
quez y del dibujo del primero (Preuss, página 23, lámina 8-2)...
«Figura con una nariz larga»... Está tallada en una piedra gruesa pero la
figura está marcada sólo en la cara delantera. La cabeza lleva un toca-
do semiesférico, un poco plano por delante y da la impresión de tapar
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Pág. 28:
«Figura femenina con un pisón» (Pl. 6, 1-2).-La más meridional de las
tres primeras figuras descritas por Codazzi en el numero 1, representa
a una mujer que tiene entre sus manos una maza casi cilíndrica, más
gruesa en su parte inferior y que probablemente servía para pilar alguna
sustancia. Los cuatro dedos agarran por delante el pisón, mientras los
pulgares lo sostienen por detrás. Los ojos son rectangulares; falta la na-
riz; la aparente ausencia de orejas es menos extraña; la boca, que es
también rectangular, se halla reproducida en otras estatuas, solo que en
estos casos casi siempre se ven los dientes. En los dedos de los pies se
distinguen claramente las uñas. El vestido consta de un tocado que cae
sobre el pelo y termina en un reborde en la parte inferior de la porción
delantera; una especie de corona saliente remeda una terraza. La toca
baja por ambos lados en forma de cinta. Tiene además esta figura una
bocamanga en cada muñeca y una cinta debajo de las rodillas... La es-
tatua debe considerarse más bien como un alto relieve.
Tiene una altura de 1,05 metros y 20 centímetros de zócalo, por una an-
chura máxima de 66 centímetros y un espesor de 54 centímetros; es de
piedra blanca grisosa.
Fot. 24 (9). Preuss: (A.M.P.), plancha 12.2.
Texto de plancha:
Molde de una cabeza con boca cerrada «in natura» (alrededores de Las
Moyas). Altura 0,98 m.
Pág. 36:
«Una gran cabeza con la boca ‘cerrada’» (Pl. 12, 1-2). La cabeza, que
actualmente se ve en la plaza de San Agustín, hallábase, según relato
de Codazzi que la dibujó y marcó con el número 37, en un sitio aislado
a cosa de un kilómetro y medio al sur de Las Moyas, en la orilla derecha
del riachuelo San Agustín y a una distancia de 1,2kilómetros del pueblo
en dirección nordeste. Parece que esta estatua no la hubiera concluido
el artista, y ello explica que, en vez de la boca, haya un relieve rectangu-
lar sin fisura alguna; ...Es de advertir, sin embargo, que en los bordes de
la piedra aparecen también protuberancias cómo lóbulos de orejas y
debajo de las comisuras bucales hay una cavidad circular; las aletas de
la nariz no tienen espacio en que desarrollarse.
Tiene una altura de 98 centímetros, un ancho de 1,08 metros y 38 cen-
tímetros de espesor. La piedra, ya muy deteriorada, es de color gris,
algo rojizo.
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Lám. 6.
Fot. 25 (16). Pérez de Barradas: (A.A.), lámina 25 B.
Explicación de la lámina:
Águila con cetros en las garras. El Batán. Descubierta por J. P. de Ba-
rradas. Alto, 81 cms; ancho de la cabeza, 40 centímetros.
Pág. 36:
Figura gruesa tallada sobre un bloque de piedra redondeado. La base
está apenas trabajada. La cabeza tiene pico largo y ojos redondeados,
alargados en la comisura externa. Encima de la cabeza y hacia atrás tie-
ne un adorno rectangular con tres líneas internas verticales, que no al-
canzan el límite superior. Las alas muy bien trabajadas, se cruzan sobre
la espalda. Es curiosa la posición de las patas. Están dobladas sobre el
pecho y cogen una especie de cetros o de objetos indeterminados, con
un extremo superior redondeado. Se aprecian bien las garras pero no el
resto de las patas.
Dimensiones. Altura, 81 centímetros; circunferencia máxima, 255 centí-
metros; anchura de la cabeza, 40 centímetros; longitud del ala derecha
82 centímetros.
Fot. 26 (17). Preuss: (A.M.P.), plancha 54.1.
Texto de plancha:
Búho con una serpiente (cerro de la pelota). Altura 1,51 m.
Pág. 91:
«Búho con una serpiente» (Pl. 54, 1). ...encontré la figura de un búho,
que corresponde al número 33 de Codazzi. Estaba caído boca abajo y
se halló a un metro de distancia de la figura anterior... Es tan parecida a
la mencionada anteriormente en todos sus detalles, que juzgo inoportu-
no hacer una nueva descripción. La cabeza de la serpiente está rota en
la cara anterior. El cuerpo muestra en la parte frontal unos rasguños y,
en dirección a las alas, se observan cinco rayas transversales.
Tamaño: 1,51 metros de alto por 1,27 de ancho y 0,25 de espesor.
Fot. 27 (18). Preuss: (A.M.P.), plancha 13.1.
Texto de plancha:
Molde de un búho (Museo de Berlín).
Pág. 39:
«Búho sentado» (Pl. 13, 1-2): A unos 120 metros al sur del sitio donde
hallé las dos figuras anteriores, cerca de una pendiente empinada de
unos cincuenta metros, que da comienzo a un precipicio que se prolon-
ga hasta el río Naranjo... se hallaba en el suelo la estatua de un búho
sentado, que dibujó y describió Codazzi en el número 8 y que actual-
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Lám. 7.
Fot. 29 (20). Fuente sin identificar.
Lám. 8.
Fot. 30 (21). Pérez de Barradas: (A.A.), lámina 188 B.
Explicación de la lámina:
Estatua con una maza. Quebradillas. Alto visible, 175 centímetros; an-
chura máxima, 70 cms, y grueso 20 centímetros.
Págs. 120,121:
Figura con un pisón en la mano. Parada en un hoyo al W. de las anteriores.
Cara de contorno redondeado. Una línea recta limita la cara del tocado
o del pelo. Ojos redondos o salientes. Nariz larga con base ensancha-
da. Boca con extremos curvados hacia arriba y con los colmillos salien-
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Lám. 9.
Fot. 33 (24). Preuss: (A.M.P.), plancha 77.
Texto de plancha:
Figura masculina con martillo y cincel (museo de Berlín, fue encontrada
en el montículo B del alto de las Piedras).
Pág. 122:
«Una tercera figura» (Pl. 77, Dib. 39) que se encuentra ahora en el Mu-
seo de Berlín, estaba a una distancia de 1,50 metros del hueco, en el
nordeste, con la cabeza dirigida hacia el oeste y echada de espaldas.
Probablemente miraba hacia oriente. La corona lo mismo que el pie iz-
quierdo están rotos; el pie derecho falta del todo; en la reproducción de
la mencionada plancha, se ve restaurado. La inmensa cabeza ocupa
más de la mitad de toda la figura. También el miembro, roto en la pun-
ta tiene un tamaño extraordinario. Alrededor de la frente lleva una dia-
dema de oro y alrededor de las muñecas una fila de pulseras o cintas.
La figura está perfectamente desnuda. Debe notarse que excepcional-
mente está modelado también el trasero. Las manos llevan un matillo y
un cincel. El pulgar de la mano derecha, relativamente pequeño, se di-
rige recto contra el martillo. La nariz y otras partes de la cara están mu-
tiladas.
Tamaño: un metro de alto por 0,55 de ancho y 0,25 de espesor. Mate-
rial: dacita micácea.
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Lám. 10.
Fot. 35. Pérez de Barradas: (A.A.T.A.), lámina VII.
Explicación de lámina:
Camino de Inza a la Plata; al fondo, el Paso del Fraile, sobre una corni-
sa sobre el río Páez.
Fot. 36. Preuss: (A.M.P.), plancha 43.3.
Texto de plancha:
Figura femenina con los dedos curvados (meseta C). Altura 2,02m.
Pág. 76,77:
«Figura femenina con los dedos curvados» (Pl. 43, 3; Dib; 12). Corres-
ponde a la del número 30 de Codazzi. La barba puntiaguda distingue
bastante esta figura de las demás que se encuentran en la región. El to-
cado de la frente acaba en los lados de forma escalonada. Los ojos re-
dondos y los dedos curvados (indudablemente una imitación de garras)
le dan a la figura, sin tener en cuenta los colmillos que también en otras
figuras se encuentran salientes, un aspecto brutal. Al través del lomo de
la nariz hay una ranura profunda. Las alas nasales se prolongan en sur-
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cos puntiagudos en el lado inferior. Puede ser que la faja alrededor del
cuerpo represente un delantal corto característico del sexo femenino.
Los cinco dedos de cada pie, están representados por medio de mues-
cas. Otras muescas semejantes se encuentran también en la parte cen-
tral del zócalo.
Mide 2,02 metros de alto por 1,23 de ancho y 0,30 de espesor (sin el
zócalo 1,59 metros). Es de piedra blanca grisosa.
Fot. 37. Fuente sin identificar.
Lám. 11.
Fot. 38 (26). Fuente sin identificar.
Fot. 39. Fuente sin identificar.
Fot. 40. Pérez de Barradas: (A.A.), lámina 46. Foto similar.
Explicación de la lámina:
Dios del templo del Montículo W. de Mesita A. Alto con zócalos, 204
centímetros; ancho, 86 centímetros, y grueso, 31 centímetros. (Preuss,
Monumentale, etc, páginas 30-31; láminas 22, 2-3 y 23-1).
Págs. 46,47:
Réstanos hacer notar que la estatua del dios del templo conserva aun
restos de pintura amarilla en el costado derecho del cinturón. También
la cariátide entera tiene en la parte posterior una gran parte pintada. La
base es amarilla. Arriba se ven sobre negro cuadros alternativamente
rojos y amarillos. Se aprecian claramente tres filas; en la intermedia hay
solo dos cuadros rojos, el intermedio que debía se amarillo es negro. A
pesar de que estas pinturas son claramente visibles y que las estatuas
son las que primeramente se visitan en San Agustín, sus partes pinta-
das no habían sido citadas por nadie antes que por mi.
Lám. 12.
Fot. 41 (27). Pérez de Barradas: (A.A.), lámina 88.
Explicación de la lámina:
Figura de varón con un cráneo colgado del cuello. Montículo NW. De
Mesita B. Alto sin zócalo, 177 centímetros, ancho, 102 centímetros, y
grueso, 48 centímetros. (Preuss, Monumentale, etc., páginas 37-38; lá-
mina 29-2).
Lám. 13.
Fot. 42 (28). Preuss: (A.M.P.), plancha 24.
486
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Texto de plancha:
Pilastras con las figuras de guerreros en el templo del montículo occi-
dental de la meseta A. Cariátide del lado izquierdo. Altura 1,74m, molde
de la cariátide del lado derecho (Museo de Berlín). Altura 1,85m (sin zó-
calo).
Pág. 54:
«Las cariátides» (Pl. 24, 1-2).-Es extraño que Codazzi afirme expresa-
mente que las pilastras del templo no estén modeladas con formas es-
cultóricas y en relieve. La cariátide que encontré en el templo debajo de
la laja que le servía de techumbre al edificio, sin duda alguna hace jue-
go con la hallada fuera. Ambas representan guerreros con el mismo es-
cudo de forma extraña, y una lanza sostenida en posición oblicua por la
mano izquierda. En la mano derecha, levantada como en actitud de
arrojar algo, hay una piedra. Ambas figuras están labradas en relieve en
columnas circulares cuya parte superior sobrepasa en mucho la altura
de la cabeza. En la pilastra del lado derecho la parte que sirve de sos-
tén a la techumbre está como engastada en la cabeza. Se debe esta
separación al hecho que en los tiempos modernos se trató de separar
la parte superior de la columna, probablemente con el fin de poder más
fácilmente trasportar la estatua. Las caras tienen definidas las facciones
humanas. A ambos lados de los labios se observa una protuberancia
muy pequeña con la cual quizá quiso el artista representar que la figura
tenía en la boca alguna cosa que estaba masticando. Un cinturón cir-
cunda la figura que además ostenta en la cabeza un tocado muy dife-
rente del de las demás figuras que he visto; sin embargo no estoy segu-
ro que se trate de un tocado, pues pueden ser también los cabellos. En
la figura del lado izquierdo este tocado o cabello está ceñido por medio
de una faja. El tocado de la estatua derecha es mucho más alto; baja en
forma escalonada sobre la frente y está decorado con una placa de 6
puntas que tal vez representa una diadema de oro. Los dedos de los
pies no están cincelados en ninguna de las dos figuras.
La altura de la pilastra izquierda, sin el zócalo es de 1,74 metros por un
ancho de 0,48 y un espesor de 0,42. La pilastra del lado derecho mide
1,85 metros de altura (sin el zócalo), por 0,45 de ancho y 0,32 de espesor.
Fot. 43 (29). Pérez de Barradas: (A.A.), lámina 109.
Explicación de la lámina:
Estatua monumental con otra cara en el extremo inferior, llamada vul-
garmente «El Obispo». De su tamaño monumental puede dar idea mi
hija Belén, de tres años y medio de edad, colocada al pie. Alto, 425
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Lám. 14.
Fot. 44. Preuss: (A.M.P.), plancha 42.
Texto de plancha:
Molde de la plancha 41.1-2 (Museo de Berlín). Deidad con dos cabezas
de mono en el tocado. Vistas de lado y por detrás. Altura 1,54m.
Pág. 75, 76:
«Figuras de varón con cabezas de mono en el tocado» (Pl. 41, 1-2; 42,
1).-Esta figura fue descrita por Codazzi en el número 28 y se halla ac-
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más que cuatro en el centro, con dos espacios vacíos en los extremos y
en el norte 7 que también mostraban soluciones de continuidad...
En lugar del miembro viril y del escroto, la figura tiene un taparrabo esca-
lonado, que cuelga de un cinturón indicado por los lados por medio de
dos ranuras. La figura principal tiene uñas. La cinta anudada que pasa a
través de las grandes orejeras en las perillas, se ve representada aquí con
mayor claridad que en otras figuras. La cabeza superior está perfecta-
mente esculpida. Sus ojos redondos le dan un aspecto más brutal que el
expresado en la cabeza inferior. Muy bien se ve aquí la unión de la frente
con los animales, que cuelgan por los lados. En esto difiere de la figura
paralela del otro sitio. Los animales terminan en una especie de cuerpo
de serpiente y por su extremo en una cabeza también animal. Estas tres
representaciones salen como una estrella de un adorno de oro en forma
de ancla, que se encuentra en la frente. Un cordón une los animales late-
rales con la frente, y de perfil se ven representados con una pata delan-
tera y la jeta saliente. Tienen en la cabeza el pelo erizado, y el cuerpo de
serpiente en el dorso muestra círculos y líneas torcidas alternadas; la ca-
beza que también en esta figura parece ser la de un mono, lleva un toca-
do escalonado y brazos con patas de cuatro dedos.
Tamaño: 2,30 metros de alto (3 metros con el zócalo) por 0,38 de an-
cho y 1,05 de espesor.
Fot. 46 (30). Fuente sin identificar.
Lám. 15.
Fot. 47 (32). Fuente sin identificar.
Fot. 48 (33). Pérez de Barradas: (A.A.), lámina 157 A.
Explicación de la lámina:
Dos aspectos de la estatua con «doble» encima y pene amarrado. Alto
de Lavapatas. Alto, 290 centímetros; ancho de frente, 32 centímetros,
y grueso, 92 centímetros. (Preuss, Monumentale, etc., página 47; lámi-
na 49, 1-3).
Pág. 101:
Cerca del lindero del bosque encontramos erecta la «figura de varón
con pene, y una segunda cara encima» (láminas 157 y 158ª) (Preuss,
páginas 47, láminas 49, 1-3; dibujo 27 a-b). Había sido movida de su lu-
gar primitivo. Está bien conservada.
Al principio del bosque y a corta distancia de la anterior, entre una serie
de hoyos abiertos por guaqueros, estaba la parte superior de la «figura
masculina con trompa de elefante».
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Lám. 16.
Fot. 51 (35). Preuss: (A.M.P.), plancha 20.1.
Texto de plancha:
Deidad con martillo y cincel (vistas por delante y por detrás), según fo-
tografía del Museo de Berlín, altura 1,65 m.
Pág. 50:
«Figura masculina con martillo y cincel» (Pl. 20). La primera de las figu-
ras, que se halla en el número 12 de Codazzi, tiene alrededor de los ca-
bellos escalonados o del gorro, una cinta doble, entrelazada por delan-
te y por detrás, que llega en el lado posterior hasta el zócalo de la
columna. La representación de cintas que caen por el dorso hace supo-
ner que se trata de una figura masculina, pues los adornos que se em-
plean para las mujeres suelen ser distintos. Además de la cinta hay
adornos de uno y otro lado y en la parte posterior de la cabeza se ve
una especie de doble escala. Fuera de los ojos, muy bien formados y de
unos discos muy grandes en los lóbulos de las orejas, la figura presen-
ta las aletas de la nariz muy pronunciadas y una boca desmesurada-
mente grande con los colmillos característicos. Aunque la figura parece
estar desprovista de toda indumentaria, se advierte en las muñecas an-
chas cintas. La mano derecha agarra un martillo con dos puntas y en la
izquierda hay quizá un cincel.
Mide 1,45 metros de altura (con el zócalo), por un ancho de un metro.
Fot. 52. Preuss: (A.M.P.), plancha 40. Meseta C.
Texto de plancha:
Deidad con una diadema de plumas. Altura 2,38m. (Dibujo 14, número
26 de Codazzi).
Pág. 73, 74:
«Figura de un hombre con una diadema de plumas» (Pl. 40, 2; Dib. 14,
número 26 de Codazzi).-En la mitad de la diadema de plumas que cir-
cunda hacia arriba y hacia abajo la cabeza, la parte central representa
quizá un adorno de oro. Entre el dorso y las alas nasales, hay una sepa-
ración que atraviesa el rostro en forma de espiral escalonada y curva
hacia abajo. Como esta espiral se halla en otras estatuas, no creo que
se trate de un adorno o tatuaje, sino más bien de una prolongación es-
tilizada de las mismas alas de la nariz. El iris redondo se cierra en apa-
riencia por medio de líneas dobles, esculpidas debajo del borde de los
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Fot. 55 (37). Fuente sin identificar.
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Lám. 18.
Fot. 57. Fuente sin identificar.
Fot. 58. Fuente sin identificar.
Fot. 59. Fuente sin identificar.
Fot. 60. Fuente sin identificar.
Fot. 61. Fuente sin identificar.
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BIBLIOGRAFÍA
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ÍNDICE ONOMÁSTICO*
Alfaro Siqueiros, José David, 65, 250, 275, Codazzi, Agustín, 34, 119, 333, 334, 460,
276, 281, 282, 285, 417, 418, 432, 437, 461, 462, 478, 480, 481, 482, 483, 484,
438, 440, 466 485, 487, 488, 489, 492
André, Eduardo, 460 Cruzalegui, Juan León de, 299, 452
Apollinaire, Guillaume, 17 Cuervo Márquez, Carlos, 34, 119, 225,
Aquiles, 470 333, 334, 399, 460, 462, 478, 488
Arango, Débora, 466
Arcila Vélez, Graciliano, 159, 364 Dalí, Salvador, 266, 424
Arp, Jean, 27, 467 Dalmatof (ver Reichel-Dolmatoff, Gerardo)
Déchelette, Joseph, 298, 451
Balenciaga, Narkis de, 87, 311, 456 Degas, Edgar, 288, 443
Bastidas, Rodrigo de, 455 Driesch, Hans, 272, 429
Beckmann, Max, 17 Duque, Luis, 94, 317
Bergson, Henri-Louis, 66, 273, 293, 430,
447 El Greco, 116, 118, 177, 242, 250, 269,
Bolívar, Simón, 179, 378 332, 333, 376, 411, 418, 427, 457
Botero, Adalberto, 456 Ernst, Max, 17, 20
Boulez, Pierre, 468
Brancussi, Constantin, 21, 27, 467 Faure, Elie, 84, 310, 456
Braque, George, 292, 446 Fernández, Justino, 284, 439
Bretón, André, 17, 20 Fraga Iribarne, Manuel, 464
Frank, Waldo, 271, 428
Caldas, Francisco José de, 34, 118, 119, Fray Juan de Santa Gertrudis (ver Santa
333, 460, 461, 471 Gertrudis, Fray Juan de)
Ceballos, Alberto, 94, 317 Fray Simón (ver Simón, Fray Pedro)
Celis, Silvia, 94, 317 Frye, Northrop, 25, 26
Cervelló, P. J., 475, 476
Cezánne, Paul, 253, 267, 274, 277, 420, Gabo, Naum, 17, 21, 27
425, 431, 433 Gaugin, Paul, 116, 117, 118, 213, 250,
Chaffanjon, Jean, 460 266, 267, 274, 275, 276, 277, 278, 332,
Chagall, Marc, 20 333, 390, 418, 424, 425, 431, 432, 433,
Chaplin, Dimitri, 466 434
Churchill, Winston, 471 Gómez de la Serna, Ramón, 269, 427
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Goya, Francisco de, 116, 117, 118, 250, Mies van der Rohe, Ludwig, 17, 46
332, 333, 418, 457 Miguel Ángel, 177, 376
Greenberg, Clement, 21 Millet, François, 269, 426
Gris, Juan, 292, 446 Moholy-Nagy, László, 20, 27, 468
Gropius, Walter, 285, 441 Moisés, 146, 354
Guido, Afredo, 250, 417 Mondrian, Piet, 17, 20, 40, 469
Gutiérrez de Alba, José María, 460 Montesquieu, Barón de, 298, 451
Guyau, Jean Marie, 224, 399, 463 Montoya, Octavio, 466
Guyeau, José Maria (ver Guyau, Jean Ma- Moore, Henry, 20, 44
rie) Moreno Galván, José María, 466
Müller, 129, 342
Hernández de Alba, Gregorio, 94, 317, 459 Mutis, José Celestino, 461
Herrera, Antonio de, 235, 407, 464
Hitler, Adolf, 291, 445 Napoleón, 274, 431
Hule, Max (ver Uhle, Friedrich Maximiliano) Naranjo Villegas, Abel, 85, 310, 456
Humboldt, Alejandro de, 461 Nell Gómez, Pedro, 203, 287, 383, 384,
Hurtado, Leopoldo, 293, 296, 447, 449, 442, 466
450 Nietzsche, Friedrich Wilhelm, 31, 109, 326,
460
Infante, Padre Augusto Soriano, 229, 402
Ochoa, Blanca, 228, 404
Juan XXIII, 45 Orozco, José Clemente, 250, 284, 418,
439, 457
Kandinsky, Wasily, 40, 64, 465, 467 d’Ors, Eugenio, 58
Kant, Emmanuelle, 129, 342 Ortega y Gasset, José, 58, 266, 341
Kolbe, Georg, 21
Kooning, Willem de, 17 Pairo, Julio (ver Payró, Julio E.)
Krickeberg, Walter, 175, 375, 463 Payró, Julio E., 266, 424, 465
Paz, Octavio, 468
Laborda, Ramón, 45 Pérez, Felipe, 462
Lam, Wifedo, 20 Pérez de Barradas, José, 34, 35, 36, 83,
Larco Herrera, Rafael, 463 94, 121, 122, 123, 144, 147, 160, 161,
Larco Hoyle, Rafael, 229, 402, 464 164, 227, 230, 231, 232, 309, 335, 336,
Le Corbusier, 46 337, 353, 365, 371, 401, 403, 404, 405,
Léger, Fernand, 17, 20 455, 459, 460, 463, 464, 468, 475, 476,
Lehmbruck, Wilhelm, 21 478, 481, 482, 485, 486, 487, 491, 493
Lekuona, Nicolás de, 87, 311, 456 Perlotti, Luis, 287, 442
Leonardo da Vinci, 285, 440 Pevsner, Nikolaus, 21
Lévi-Strauss, Claude, 17, 18, 27, 29, 43 Picasso, Pablo Ruiz, 21, 27, 65, 67, 116,
Lheman, Henry, 178, 377 118, 132, 253, 277, 279, 280, 282, 292,
Lipchitz, Jacques, 20, 467 299, 332, 333, 344, 418, 420, 433, 435,
Liptchis (ver Lipchitz, Jacques) 446, 452, 457, 467
Loos, Adolf, 61 Piscator, Erwin, 285, 441
Planck, Max, 469
Malévitch, Kazimir, 465 Platón , 66, 115, 213, 293, 331, 391, 447
Manolete (ver Rodríguez, Manuel) Plotino, 66, 293, 447
Marc, Franz, 60 Pollock, Jackson, 20
Matisse, Henri, 299, 452 Posada Zuloaga, Gabriel, 466
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