Semana 2
Semana 2
Semana 2
Existen pocos asuntos tan rodeados de estereotipos y prejuicios como el consumo de drogas.
Una conducta sobre la cual, aún, cuando la mayoría de las personas se consideran bien
informadas, en la práctica las “informaciones” de unos, muchas veces se contradicen
fuertemente con las de otros.
Hay quienes piensan que los consumidores de drogas son unos viciosos irresponsables,
mientras que otros los ven como unos auténticos vividores; para algunos, son enfermos
necesitados de tratamiento, mientras otros los consideran personas inmaduras que cambiarán
con la edad. Algunas opiniones ven en las drogas una amenaza cierta de adicción, mientras
otros ven en su uso el colmo de la libertad individual.
¿Cómo puede un mismo asunto provocar tantas y tan diferentes reacciones? ¿Cómo es
posible que una misma conducta de lugar a tan diversos y apasionados posicionamientos?
¿Es posible poner un poco de claridad y certeza sobre el tema? ¿Podemos acceder a
conocimientos científicos que nos ayuden a formarnos una visión más realista del asunto?
¿Es posible una visión que nos ayude a tomar las decisiones más inteligentes?
Algunas personas tienen miedo a brindar información sobre el tema drogas. Como si disponer
de una información adecuada sobre ellas fomentase su consumo. Sin embargo, la realidad es
otra bien distinta. La información es un recurso indispensable para tomar decisiones
inteligentes y autónomas ante cualquier desafío (el consumo de drogas, en este caso). Los
riesgos reales proceden de la ignorancia. No hay elección libre sin un saber adecuado.
Una sociedad más culta, más informada y mejor formada sobre el consumo de drogas, será
más capaz de convivir en un mundo en el que éstas existen, reduciendo el riesgo de
establecer con ellas relaciones conflictivas.
El fenómeno del consumo de drogas y adicciones es uno de los asuntos más complejos que
vive la humanidad (por su relación con la química, la biología, la historia, la psicología, la
filosofía, el arte…).
En las páginas que siguen nos proponemos presentar una información objetiva, científica, útil
para construir un conocimiento más racional sobre las drogas; para crear una percepción que
ayude a adoptar una actitud autónoma y consciente frente al tema.
Jóvenes, padres, madres, educadores, y todo aquel que desee disponer de un mayor saber
encontrará en esta publicación algunas claves de reflexión útiles para adoptar actitudes más
serenas y racionales ante el consumo de drogas. No nace con vocación de enciclopedia, sino
de guía, de brújula capaz de orientar la toma de decisiones con relación a un asunto, el
consumo de drogas, ante el que tarde o temprano toda persona tiene que tomar sus propias
decisiones.
El ser humano puede hacerse dependiente de una amplia diversidad de objetos y hasta de
personas. Es así que se puede hablar de dependencia al juego, a la televisión, a Internet, al
sexo, etc. Esto significa que el fenómeno de las adicciones excede la situación de
dependencia de las drogas, y en el mismo se entrelazan factores individuales, familiares,
sociales, culturales, que contribuyen al establecimiento de vínculos adictivos. Prevenir, pues,
implica actuar sobre todos los factores involucrados en la problemática.
DEFINICIONES
Según otra definición “Droga será cualquiera de las múltiples sustancias que el hombre ha
usado, usa o inventará a lo largo de los siglos, con capacidad para modificar las funciones del
organismo vivo que tienen que ver con su conducta, su juicio, su comportamiento, su
percepción o su estado de ánimo” (Jaime Funes Arteaga).
Como se dijo, las drogas no constituyen una realidad única, sino que están caracterizadas por
una notable diversidad. Ya ha quedado atrás la mención a “la droga”, expresión que no solo
no agrega información, sino que dificulta la comprensión global del fenómeno.
De acuerdo con el efecto que producen en el SNC las drogas se clasifican de la siguiente
manera: drogas depresoras, drogas estimulantes, drogas perturbadoras.
Se trata de una familia de sustancias que tienen en común la capacidad para entorpecer el
funcionamiento habitual del SNC - Sistema Nervioso Central, provocando reacciones que
pueden ir desde la desinhibición hasta el coma, en un proceso de adormecimiento cerebral.
-Alcohol
-Opiáceos: heroína, morfina, metadona, propoxifeno, meperidina, etc.
-Tranquilizantes: pastillas para calmar la ansiedad
-Hipnóticos: pastillas para dormir
-Solventes (inhalantes): pegamentos, nafta, pinturas, etc.
Drogas estimulantes del sistema nervioso central
Grupo de sustancias que aceleran el funcionamiento habitual del SNC, provocando un estado
de activación que puede ir, por ejemplo, desde una mayor dificultad para dormir tras el
consumo de café, hasta un estado de hiperactividad tras el consumo de cocaína o
anfetaminas.
Sustancias que trastocan el funcionamiento del SNC, dando lugar a distorsiones perceptivas,
alucinaciones, ilusiones etc.:
LSD
Hongos del género psilocibes
Datura arborea (Floripón)
Derivados del cannabis: marihuana, hachís, etc.
Drogas de síntesis: éxtasis, Eva, etc.
Ketaminas (anestésico disociativo)
GBH (ácido gama hidróxibutirato)
EL CONSUMO DE DROGAS
VIA INHALATORIA
–Intra-nasal (cocaína, pegamentos)
Fumadas (tabaco, marihuana y pasta base)
VIA ORAL: Ingeridas: Alcohol, drogas de síntesis, etc.
VIA INTRAVENOSA: Inyectada: cocaína, heroína
OTRAS VÍAS: Rectal, sub-mucosa (poco frecuentes)
Ya sea una u otra la vía elegida, el destino final de la sustancia siempre será el mismo: el SNC
del consumidor, al que llegará a través de la sangre. Una vez en su destino, cada sustancia
producirá alteraciones específicas.
NO METER TODO EN LA MISMA BOLSA: APRENDAMOS A DIFERENCIAR
Aunque en general tendemos a ver todo consumo de drogas como la misma cosa, también
aquí nos encontramos ante situaciones muy diferentes. Aprender a distinguir, nos ayudará a
llamar a cada situación por su nombre, y atribuirle el significado que realmente le corresponde.
Aunque las relaciones con las drogas sean tantas y tan diversas como consumidores,
convengamos al menos en la necesidad de establecer tres tipos básicos: uso, abuso y
dependencia. veámoslos con algún detalle.
USO: Entendemos por uso aquel tipo de consumo de drogas en el que, bien por su cantidad,
por su frecuencia o por la propia situación física, psíquica y social del sujeto, no se evidencian
consecuencias en el consumidor ni en su entorno. Se trata por lo tanto de un uso no
problemático.
En la práctica es muy difícil definir un consumo como “uso”, ya que son tantos los factores a
considerar que lo que para el consumidor podría parecer un uso moderado, puede estar
traspasando las fronteras del abuso para otro observador.
Es preciso, entonces, afinar la mirada antes de valorar como “uso” una determinada forma de
consumo. No basta con fijarse en la frecuencia, porque podrían darse consumos esporádicos
en los que el sujeto abusara rotundamente de la sustancia. Tampoco podemos atender sólo a
la cantidad, ya que podría haber consumos en apariencia no excesivos, pero repetidos con
tanta frecuencia que podrían estar dando cuenta de una dependencia.
Es preciso también tener en cuenta el entorno del sujeto: puede tratarse de un consumo de
drogas que, además de perjudicar al sujeto, afectara gravemente a terceros. Tal es el caso de
un trabajador de la construcción que consume alcohol minutos antes de subir a un andamio, o
bien de un trabajador del transporte que, consumiendo la misma sustancia, pudiera causar un
accidente de tránsito.
ABUSO: Entendemos por abuso aquella forma de relación con las drogas en la que, bien por
su cantidad, por su frecuencia y/o por la propia situación física, psíquica y social del sujeto, se
producen consecuencias negativas para el consumidor y/o su entorno.
Las percepciones con respecto a los consumos de drogas, no siempre son correctas, por
ejemplo, en caso del consumo de tabaco, algunas personas pueden pensar que fumar 1
cigarrillo al día podría no ser perjudicial o excesivo. Sin embargo, existe evidencia científica al
respecto, y se ha comprobado que puede perjudicar la salud de algunas personas. Por otra
parte, alguien podría consumir cocaína en una sola ocasión, pero hacerlo en tal cantidad que
desencadenara algún tipo de problema cardíaco. Puede que una mujer sea moderada en sus
consumos habituales de alcohol y tabaco, pero si los mantiene durante el embarazo estará
incurriendo en abuso.
O sea que, más allá de ideas preconcebidas, en cada caso tenemos que analizar los diversos
elementos referentes a las sustancias, a las pautas de consumo y al contexto personal y
social en el que el consumo tiene lugar, antes de decidir si nos encontramos en presencia de
una situación de uso o de abuso.
Se ofrece aquí una pauta que puede ser útil para orientarnos inicialmente en cuanto a si se
trata o no de un uso abusivo. Durante un período relativamente prolongado, debería estar
presente alguna de las siguientes manifestaciones:
Es frecuente que un consumidor habitual de drogas utilice más de una sustancia de abuso,
aunque pueda señalar a una como la droga de elección. La pauta más habitual es el consumo
combinado de diversas drogas. A menudo, se trata de consumos combinados a lo largo de un
mismo período. Así, por ejemplo, hay personas que beben cantidades excesivas de alcohol a
la vez que, fuman un paquete de cigarrillos, y consumen cocaína, todo ello en un mismo
periodo de tiempo. Las combinaciones posibles son numerosas, tanto en cuanto a las
sustancias consumidas, como en cuanto a la distribución en el tiempo, en los días de la
semana (por ej.: alcohol de lunes a viernes y alcohol y cocaína los fines de semana). Esto
significa que el policonsumo puede ser simultáneo o secuencial, alternado irregularmente, etc.
Es así que en algunas ocasiones nos encontramos con personas que consumen diversas
sustancias de manera habitual, aunque no realicen tantas mezclas en un período tan corto.
Puede que en una noche consuman abusivamente alcohol y marihuana, mientras que otra
noche sea la cocaína que acompañe al alcohol.
En todo caso, se trata de una pauta de consumo que multiplica los riesgos asociados a las
diversas sustancias.
Realidad y percepción social no siempre coinciden con relación al fenómeno de las drogas. De
hecho, en muchas ocasiones, por un lado, van los consumos reales y las dificultades
derivadas de ellos, y por otro va la imagen que la sociedad tiene del asunto. Es común
escuchar que el consumo de drogas aumenta en una comunidad. Este razonamiento muchas
veces se basa en la percepción del fenómeno que tiene dicha comunidad, aun cuando al
estudiar los datos reales sobre el consumo en la misma demuestren que el consumo se
encuentra estable. Como puede apreciarse, esta situación puede dar lugar a equívocos que
terminen situando este asunto de las drogas en un plano alejado de la realidad.
Así, se puede pensar que “drogas” son sólo las sustancias que son consumidas por otros
(aunque quien lo diga sea un adicto al tabaco). Se puede pensar también que las drogas son
consumidas sólo por los jóvenes, cuando es evidente que existe un notable abuso de alcohol
y otras drogas por parte de la sociedad adulta.
Para que una sociedad responda con madurez a la problemática del uso de drogas, es
necesario que se reflexione sobre los siguientes elementos:
No existe “la droga”, sino diversas sustancias que al ser consumidas producen
diferentes efectos físicos, psíquicos y sociales, y distintos riesgos asociados.
Los problemas relacionados con las drogas no están vinculados únicamente a las
sustancias consumidas, sino a las circunstancias personales del consumidor y al
entorno social en el que tienen lugar dichos consumos.
También el alcohol y el tabaco son drogas, y de las que más se abusa, aunque sólo
una parte de la sociedad las perciba como tales.
Los más graves problemas de salud pública asociados al consumo de drogas, no son
atribuibles a las sustancias generalmente percibidas como tales (drogas ilegales), sino
a las que se consideran sustancias de consumo y comercialización libre (alcohol y
tabaco). Resulta elocuente resaltar que la primera causa de muerte prevenible
vinculada al consumo de drogas en el Uruguay tiene que ver con las enfermedades
cardiovasculares producidas por el consumo de tabaco.
No es acertada la tendencia a asociar cada droga con un único tipo de consumidor
(por ejemplo, niño de la calle con pegamentos), sino que para las distintas sustancias
hay una considerable variedad de usuarios, con los más diversos motivos para su
consumo.
Las situaciones de abuso son reversibles si el individuo y su entorno más próximo
cuentan con el soporte personal y/o profesional adecuado.
Las bebidas alcohólicas se clasifican en tres grupos, según su elaboración y esto condiciona
la graduación alcohólica de cada bebida:
EFECTOS
Los efectos del alcohol dependen de la cantidad presente en sangre (tasa de alcoholemia,
medida en gramos por litro de sangre). Los efectos agudos que aparecen luego de la ingesta
de alcohol en personas que no presentan tolerancia son las siguientes:
Son necesarias varias horas para que el nivel de alcoholemia después de beber sea 0, así
por ejemplo un litro de vino tarda en eliminarse 5 horas, y 4 copas de licor unas 8 horas.
De ahí, que el que ha bebido debe saber que debe esperar unas horas para conducir o
iniciar una actividad que exija concentración.
Correspondencia:
Si un litro de cerveza (5%) contiene 50 cc de alcohol, una lata (1/3 lts). Tiene 17 cc de
alcohol (2 UBE)
Si un litro de whisky (40%) contiene 400 cc de alcohol, un whisky 50 cc tiene 20 cc de
alcohol (2 UBE)