Frankenstein y Ecocritica - Tim Morton
Frankenstein y Ecocritica - Tim Morton
Frankenstein y Ecocritica - Tim Morton
Frankenstein y Ecocrítica1
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La ecocrítica es una adición reciente al campo de la teoría literaria que rompe con la separación
tradicional entre las ciencias y las letras, interesándose por la representación de la naturaleza en las
obras literarias. (N. del T.: Todas las notas a pie de pagina son realizadas por mí. Las anotaciones
realizadas por el autor se encuentran al final del texto y están señaladas en el mismo mediante
numeración romana.)
Frankenstein y Ecocriticismo
Las maneras en las cuales Dick y Scott adaptan Frankenstein están profundamente
relacionadas con la exploración que realiza la novela en temas relacionados a la
ecología en el inicio de la biología (un término acuñado de manera casi simultánea
en Alemania e Inglaterra alrededor del año 1800) como disciplina intelectual en
occidente. Aun así, otra razón por la cual la ecocrítica no se ha involucrado
demasiado con Frankenstein tiene que ver con la manera en la que los temas
ecológicos son presentados y explorados. Frankenstein es apenas reconfortante si
se está interesado en promulgar un concepto mas tradicional y normativo de la
Naturaleza (Con ‘N’ mayúscula). La novela se asienta incómodamente en
relación a los campos de la ecología y lo que es ahora llamado estudios críticos
animales. La ecología estudia poblaciones, sistemas, especies - temas que parecen
vastos y abstractos para muchos. Los estudios animales abordan lo referente a
los derechos animales - cómo uno hace uso de una forma de vida en particular,
en este momento. Por esta razón, hay choques entre la crítica literaria modelada
por los estudios animales y la modelada por la ecología. Frankenstein no remite
de forma necesaria a lecturas ecológicas a menos que uno sea un pensador
ecológico bastante raro (como yo).
2
En el original el termino es frankenfoods.
Timothy Morton
Frankenstein y Naturaleza
Existen muchas corrientes de lectura critica ecológica, pero no fue siempre así.
Cuando se desarrolló por primera vez a principios de la década de 1990, la
ecocrítica tenía cualidades mucho más específicas y únicas: podrían resumirse
como una reacción en contra del construccionismo de los tipos de pensamiento
que podríamos encontrar en la (ahora tradicional) clase de teoría literaria, así
como una contra-afirmación de una Naturaleza no estructurada. (En este
capítulo, voy a poner en mayúscula el término Naturaleza para llamar la atención
sobre este concepto específico - que, por supuesto, debe distinguirse de las
montañas y zorros que actualmente existen.) Luego, la ecocrítica se expandió
como un flujo aluvial de agua, abriéndose y separándose significativamente de
su posición inicial. En cierto modo, se podría decir que, por muy sorprendente
que fuera la ecocrítica inicial, fue una acción de retaguardia sorprendentemente
conservadora y pequeña contra la teoría; se ajustaba al mismo molde que la teoría
Frankenstein y Ecocriticismo
La naturaleza es... natural: suena como una obviedad, pero deberíamos pensar
esto un poco. Significa que el concepto Naturaleza es normativo, es un término
filosófico para algo que establece diferencias entre lo normal y lo anormal, a
menudo con connotaciones éticas. Para que algo sea natural, no debe ser
antinatural. El concepto natural implica que algunas cosas no lo son. Si todo fuera
natural, si todo fuera Naturaleza, entonces este concepto carecería de sentido. La
Naturaleza no puede cubrirlo todo; aunque algunos filósofos como Spinoza usan
el término de esa manera, por lo tanto, se excluyen (les guste o no) de usar el
termino Naturaleza como lo hizo el ecocriticismo temprano: dibujando una
Timothy Morton
diferencia entre lo que es natural (por ejemplo, lecturas de textos literarios sin
influencia teórica) y lo que no es.
Además, como una novela de terror gótica, Frankenstein opera en una región
ligeramente desviada de la corriente principal del alto arte Romántico, haciendo
ver a este último como un extraño y raro doble. Esta duplicación es también
deconstructiva, en este caso, del Romanticismo oficial. Imaginemos, por ejemplo,
una versión literal de un poema romántico – una obra de arte ‘orgánica’ con vida
propia –. Imagínenos esta obra como un cuerpo físico que se levanta y sale de la
casa de su creador para encontrar su camino en el mundo, le guste o no a su
creador. Esta no sería una mala descripción de la criatura de Frankenstein, quien
amenaza drásticamente a su creador simplemente por ser autónomo y mucho
menos cruel.
Ambientalidad4
¿Cómo sería una ecocrítica sin naturaleza? Para empezar, podría empezar a
investigar cómo Frankenstein permite - o no permite - un sentido de “estar en”.
Podríamos dar un nombre a esta cualidad: la ambientalidad. ¿Qué tipo de
entornos ofrece Frankenstein y qué sucede en ellos? ¿Qué posibilidades ofrecen
los mundos de la novela? ¿Son los alrededores de la novela simplemente un telón
de fondo para proyectos humanos, o hay alguna sensación de que hay otras
formas de vida, otras entidades cuyos “mundos” podrían o no superponerse con
el de los humanos?iii ¿Qué se incluye y qué se excluye?
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En el original, el autor utiliza el termino abjection. En español, lo abyecto hace referencia a aquello
que es ruin o malvado, que genera desprecio debido a un accionar poco ético, sin embargo, en inglés, el
termino abject significa literalmente “el estado de ser desechado”; el termino ha sido explorado en el
postestructuralismo como aquello que perturba inherentemente la identidad convencional, así como los
conceptos culturales. El concepto de abyección (en una de sus interpretaciones más populares, realizada
por Julia Kristeva), se describe mejor como el proceso por el cual uno separa el sentido de sí mismo de
aquello que amenaza de manera inmediata el sentido de la vida. Lo abyecto es, como tal, el proceso que
separa el entorno de aquello que "no soy yo".
4
En el original el término es environmentality, un término que hace referencia a la aplicación de los
conceptos foucaltianos de biopoder y gobernabilidad en la regulación de las interacciones con la
naturaleza.
Timothy Morton
ahora? ¿En una sala de la universidad a principios del siglo XXI? ¿En el
Antropoceno? ¿En el mundo occidental? ¿En la biosfera? ¿En el tiempo del
oxígeno, ese desastroso (para las bacterias anaeróbicas) contaminante que inundó
la biosfera hace varios miles de millones de años, permitiendo que las formas de
vida como la nuestra evolucionaran? No podemos señalar dónde y cuándo
estamos exactamente; sin embargo, no estamos viviendo en el Renacimiento y no
estamos en Marte.
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El autor utiliza la expresión being into, haciendo referencia a la acción de involucrarse.
Timothy Morton
humano, a pesar de que no exista una razón particularmente buena para esto. La
ambientalidad reluce.
La señora Saville tiene en sus manos al menos tres tipos de espacio-tiempo, tres
modos de estar-dentro: el de Walton, el de Frankenstein y el de la criatura. ¿Y
quién sabe si los está leyendo o si los está leyendo en secuencia? La Sra. Saville
pone a prueba la idea de lo que es un entorno, hasta el punto en el que se
derrumba: seguramente esta es una característica importante de Frankenstein que
a menudo se pasa por alto. Los muchos modos ambientales de la novela se
superponen o fallan en hacerlo en todo tipo de fascinantes formas. A veces
vislumbramos algo que sucede en la ambientalidad de Frankenstein, solo para
presenciarlo de manera diferente en la ambientalidad de la criatura. No se trata
sólo de un “punto de vista”, porque ese concepto depende de la ambientalidad,
no al revés. El “punto de vista” es una forma de objetivar la ambientalidad en el
concepto de un ser que posee una actitud particular y que está ubicado
físicamente. Pero seres como los humanos con actitudes como el desprecio por
sus creaciones de bioingeniería son producidos por ciertos tipos de ambientalidad,
ciertos tipos de preocupaciones. Un mundo diferente habría producido un
Frankenstein diferente. El mismo Frankenstein se pregunta cómo habría sido si
hubiera alcanzado la mayoría de edad en una era diferente, lo que nuevamente
no significa un punto en la línea de tiempo sino un conjunto de proyectos y
preocupaciones.vi
6
Referencia al documental Grizzly Man, dirigido por Werner Herzog que relata la vida del activista
ecologista Timothy Treadwell y su muerte tras recibir un ataque brutal por un oso pardo.
Timothy Morton
No-humanos
La vida es lo monstruoso, pero la reacción a la vida no tiene por qué ser el horror;
son posibles muchas reacciones a lo monstruoso. A Frankenstein le sorprende su
concepto de vida, que deriva del vitalismo, la visión, muy popular en la época de
Shelley, de que la vida está posibilitada por una chispa animadora ajena a la mera
materia. John Abernethy popularizó esta visión en Inglaterra mediante
espectaculares experimentos que Frankenstein tal vez buscó imitar. A esta visión
se opone el materialismo, la idea de que la vida podía explicarse simplemente en
términos de la organización de la materia misma. El médico de Shelley, William
Lawrence, sostuvo una opinión materialista.xv
Para que el vitalismo funcione, debe ver la vida como algo absolutamente
diferente de lo que ve como materia “muerta”. Esto nos plantea un dilema: en
cierto sentido, todas las formas de vida son zombies, porque todos son meros
cuerpos, cadáveres animados por una fuerza externa. Cuando la criatura es
animada por el rayo, la fantasía de Frankenstein se convierte en realidad, en una
pesadilla. La idea de que la vida es meramente carne animada se vuelve
terriblemente real justo frente a él. Desde el punto de vista materialista, la vida
es la oposición a la muerte y a lo inorgánico: es, como los contemporáneos a
7
La exaptación es una estructura biológica que realiza una función pero que no fue formada por la
selección natural para su uso actual.
Timothy Morton
Yo digo no-muerto porque es muy difícil de definir qué es estar vivo, es difícil
señalar la vida como tal. Quizás la vida como tal no existe. O tal vez sea más sutil
que eso. Quizás la “vida”, como el “ambiente”, es un ser curioso cuya forma de
existir es diferente de la presencia constante. Cuanto más sabemos sobre formas
de vida, más se deslizan estas en un extraño valle que reside entre nuestras
categorías tradicionales de vida y muerte. Y esto no es malo: una rígida distinción
entre la vida y la muerte, como en el vitalismo, da como resultado todo tipo de
formas violentas. La violencia distingue entre seres vivos y no-vivos. Esta
distinción se mantiene al desterrar, admitiendo secretamente, una categoría
monstruosa entre la vida y la muerte, la categoría en la que cae la criatura.
8
Biología, del griego Bio, vida y logos, estudio.
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En el original, Uncanny Valley. A partir de este punto haré uso de la expresión original ya que hace
referencia a un concepto especifico.
Frankenstein y Ecocriticismo
La distancia entre R2D2 y el humano sano parece trazarse con bastante facilidad
sobre cómo sentimos y vivimos la separación científica del sujeto y el objeto, y
este dualismo siempre implica una represión de carácter abyecto (que intenta
rechazar o suprimir) como acabamos de ver.xvii R2D2 y Blondi son lindos porque
son decisivamente diferentes y menos poderosos. Es esta estricta separación de
las cosas en sujetos y objetos lo que da origen a la extraña y prohibida región del
Medio Excluido de las entidades que se aproximan al “yo”; la fuente del
antisemitismo, la interminable vigilancia de lo que cuenta como humano, la
defensa del homo-sapiens de los neandertales cuyo ADN ahora sabemos está
intrínsecamente relacionado con el ADN humano.
Cuanto más sabemos sobre las diferentes formas de vida, más se extiende el
Uncanny Valley; se abre y se aplana en lo que podríamos llamar la Llanura
Espectral. La conciencia ecológica tiene lugar en esta llanura, cuya distorsión, el
Uncanny Valley, separa los mundos humanos y no-humanos de una manera
rígida dando nacimiento a la repudiable región de objetos que también son
sujetos, porque en un expandido sentido no-biopolitico, eso es exactamente lo
que son. Es como el animismo11, pero sería mejor escribirlo con una línea que lo
atraviese. Un concepto rígido y poco convincente de la Vida que la conciencia
que yo llamo ecología oscura12 rechaza. Ese concepto solo puede significar una
cosa: un negocio, como es costumbre, para la “civilización” post-neolítica. La Vida
es el concepto definitivo no-contradictorio y de fácil digestión13 que debemos
tener cada vez más y sin ninguna razón. Una sociedad futura en la que ser
ecológico se convierte en un modo de violencia sería aún más aterradora que el
neoliberalismo que ahora domina la Tierra. Tal sociedad consistiría en una
vigorosa insistencia en la Vida y sus categorías relacionadas, como la salud. Haría
que la actual sociedad de control (como la denomina Foucault) luzca como un
picnic anarquista.xviii Si eso es lo que significa la convivencia futura, me gustaría
salir de la Tierra. La visión más amplia de la ecología oscura ve las formas de
vida como espectros que aparecen en el suelo de una catacumba en el que la Vida
10
Personaje de ficción del universo de Star Wars.
11
Creencia que atribuye a objetos y elementos del mundo natural un alma o presencia vital.
12
Ecología oscura o Dark Ecology es un concepto acuñado por Morton que cuestiona el abordaje
antropocéntrico en los estudios ecológicos. Es también el título de una publicación realizada por él en
2016.
13
En el original, el autor utiliza el termino Easy Think Substance, un termino acuñado por él para
explicar cualquier problema definido de forma superficial y cuya solución se presenta como algo
sencillo, de fácil embalaje y entrega.
Timothy Morton
En la conciencia ecológica, las diferencias entre los seres parecidos a R2D2 y los
humanos se vuelven cada vez menos pronunciadas; todo ha adquirido una
inquietante calidad espectral. Esto equivale a darse cuenta de que la abyección
no es algo que podamos desprender nosotros mismos. La táctica nazi de
desligarse de aquello que resulta abyecto al mismo tiempo que apoya los
derechos de los animales no es en absoluto inconsistente. La consistencia es de
hecho su propia meta. Los nazis están tratando de mantener el dualismo
normativo de sujeto-objeto, en éste, puedo reconocerme como decisivamente
diferente de un no-humano o para ser más contundente, de un no-alemán, y este
reconocimiento permite que todo lo demás se transforme en una herramienta
para mi proyecto Lebensraum.14 Por lo tanto, no tiene caso denigrar las políticas
ecológicas como fascistas. Pero si existe sentido en nombrar algunas de las
políticas basadas en la Naturaleza como fascistas. Con lo anterior, podemos
entender lo que es ecología sin Naturaleza.
O tal vez Shelley está dejando en claro que esta prístina idea de un ser humano
inmaculado por las apariencias depende de este abyecto extra. Desde este punto
de vista, ser una persona es ser invisible, la criatura no tiene idea de cómo se ve en
este punto, y en el texto es solo una voz, por lo que esta provocativa separación
de ser y aparentar forma parte profundamente de la textura de la novela. Las
teorías raciales a menudo señalan que blanco es ese color de piel que pretende no
14
El termino Lebensraum, acuñado en el siglo XIX por el geógrafo alemán Friedrich Ratzel, significa en
alemán “espacio vital” y establece que la existencia de un Estado es garantizada al disponer de un
espacio que atienda las necesidades de este. El termino fue utilizado por Adolf Hitler para justificar su
proyecto expansionista del Tercer Reich.
Frankenstein y Ecocriticismo
Quizás Shelley está sugiriendo que, si vamos a pensar y escribir de una manera
ecológica, tenemos que enfrentarnos a los virus del pensamiento que nos
impiden hacerlo. De lo contrario, terminaremos cuidando a los delfines porque
son lindos: no nos empujan a la abyección. Pero esta no es una manera tan
poderosa de ser ecológico. Necesitamos preocuparnos por todo, y como dije
antes: todo, alias el medio ambiente, tiene una calidad espectral extraña, igual
que la criatura de Frankenstein. Es como si la criatura fuera una encarnación
frontal, totalmente visible de la ambientalidad en sí misma. Cuidar de tal ser
implica aceptar lo sobrenatural, es decir, lo que va más allá de nuestro concepto
de la Naturaleza, tal vez de forma irreductible. Lo monstruoso es lo que no
podemos predecir. Pero el impacto de lo impredecible debe dar paso a la
compasión y la solidaridad. La pregunta es, ¿cómo?
15
Que proviene del periodo de la Ilustración.
Timothy Morton
Notas
i
Helena Feder, ‘“A Blot Upon the Earth”: Nature’s “Negative” and the Production of
Monstrosity in Frankenstein’, The Journal of Ecocriticism, 2(1) (2010), 55–66, 55–6,
Frankenstein también es discutido brevemente por Andrew Smith y William Hughes (eds.)
en EcoGothic (Manchester University Press, 2013), mirar ‘Introduction: Defining the
ecoGothic’, pp. 1–14, pp. 2–3. Dos excepciones son: Jonathan Bate, The Song of the Earth
(Cambridge, MA: Harvard University Press, 2000), pp. 49–55; Timothy Morton, Shelley
and the Revolution in Taste: The Body and the Natural World (Cambridge University
Press, 1994), 47–51.
ii Un ejemplo de ello es Anne-Lise François, ‘“Oh Happy Living Things”: Frankenfoods
and the Bounds of Wordsworthian Natural Piety’, diacritics, 33(2) (2005), 42–70. François
es una erudita del período romántico, e incluso ella no necesita referirse a Frankenstein,
incluso en un ensayo sobre "Frankenfoods".
iii Jakob von Uexküll, A Foray into the Worlds of Animals and Humans; con A Theory of
Meaning, tr. Joseph D. O’Neil, introducción por Dorion Sagan, epilogo por Geoffrey
Winthrop-Young (Minneapolis, MN: University of Minnesota Press, 2010).
iv Gayatri Chakravorty Spivak señala el significado de Margaret Saville como un cifrado
deliberadamente vago para el lector en A Critique of Postcolonial Reason: Towards a
Theory of the Vanishing Present (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1999), pp.
132–40.
v Martin Heidegger, Being and Time, tr. Joan Stambaugh (Albany, NY: State University of
New York Press, 1996), pp. 37–211.
vi Mary Shelley, Frankenstein: Or the Modern Prometheus; the 1818 Text, edición e
introducción por Marilyn Butler (Oxford and New York: Oxford University Press, 1998),
p. 23. Futuras referencias se realizarán entre paréntesis.
vii Heidegger, Being and Time, pp. 40–1, 113–14, 115, 116, 127.
viiiAlgunas filosofías ecológicas serias apuntan en esta dirección. Ver, por ejemplo, Giorgio
Agamben, The Open: Man and Animal, tr. Kevin Attell (Stanford University Press, 2004).
ix Werner Herzog (Dir.), Grizzly Man (Discovery Docs, 2005).
x Martin Heidegger, ‘Language’, Poetry, Language, Thought, tr. Albert Hofstadter (New
York: Harper and Row, 1971), pp. 187–210.
xi Charles Darwin, The Origin of Species, ed. Gillian Beer (Oxford and New York: Oxford
University Press, 1996), pp. 63, 108–39.
xii Ibid., p. 160.
Frankenstein y Ecocriticismo
xiii Daniel Dennett, Darwin’s Dangerous Idea: Evolution and the Meanings of Life
(Harmondsworth: Penguin, 1996), p. 281.
xiv Darwin, The Origin of Species, p. 102.
xv Marilyn Butler, ‘The Shelleys and Radical Science’, en Frankenstein (ed. Butler), pp.
xv–xxi.
xvi Masahiro Mori, ‘The Uncanny Valley’ (Bukimi no tani) tr. K. F. MacDorman and T.
Minato, Energy, 7(4) (1970), 33–5.
xvii El termino abyecto es formulado por Julia Kristeva en. Powers of Horror: An Essay on
Abjection, tr. Leon S. Roudiez (New York: Columbia University Press, 1982).
xviii Michel Foucault, Society Must be Defended: Lectures at the Collège de France,1975–
1976, tr. David Macey (New York: Picador, 2003), pp. 243–7.