Predinástico en El Nilo PDF

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Las primeras sociedades del Mediterráneo

José Javier Cela Valentí

José Leandro Ortega Pérez


PREDINÁSTICO EN EL NILO: DEL MERIMDENSE AL GUERZEENSE-NAGADA II

Para poder estudiar el periodo del Predinástico en el Nilo, hemos decidido abordar
el tema a través del estudio de sus diferentes sociedades tanto en el Alto Egipto como en
el Bajo Egipto. En este sentido observaremos la convivencia y el paso de sociedades en
ambos territorios y cómo será ocupado y aprovechado el territorio hasta su unificación
ya entre los años 3200 y 3000. El periodo Predinástico corresponde al Calcolítico o
Edad del Bronce y será en esta época donde se sientan las bases sociales y artísticas de
lo que luego será el Egipto faraónico.

El Nilo será eje vertebrador de estas sociedades, las cuales serán eminentemente
agricultoras aprovechando realmente los recursos que otorga el Nilo. Sin el Nilo no se
entiende la existencia de vida humana en esta zona. Muchos historiadores e la
antigüedad se harán eco de este “don”. El Nilo nace en los lagos Victoria, Alberto y
Eduardo, los cuales se
encuentran en el centro del
continente africano. El río
contará con unas lluvias
fuertes por el clima tropical,
elemento que ayudará a
crear un fuerte caudal desde
su inicio hasta su
desembocadura. En los
meses de junio y octubre
serán los momentos de
máximas lluvias y el caudal
aumenta propiciándose
crecidas. En el momento en
el que baja, más o menos en
septiembre, se crean
espacios de limos, basé muy fértil para el cultivo. Poco a poco se dieron cuenta de que
esto era cíclico y se adaptaron al ciclo del río creando el concepto de año. Todo el
entorno del río será un verdadero oasis rodeado por el desierto del Sahara, un
ecosistema duro para habitar, pero que por medio del río, se convierte en base para
construir la futura civilización egipcia.
También tenemos que destacar el conjunto de humanos que configuró a los
habitantes de las riberas del Nilo. En concreto hablaremos de poblaciones nómadas del
norte de África, algunos semitas asiáticos y negroides africanos. Se agruparán en
clanes, migrarán y al fin se instalarán en las orillas del Nilo. De esta forma se
sedentariza el Nilo.

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PREDINÁSTICO EN EL NILO: DEL MERIMDENSE AL GUERZEENSE-NAGADA II

  Alto  Egipto   Bajo  Egipto  


 
2700  
2800    
2900  
3000    
3100  
3200    
3300   Nagada  II    
Maadi-­‐Buto  
(3300-­‐3200  a.C.)  
3400  
3500   (3500-­‐3200  a.C.)   Maadi  II  
 
3600   Nagada  I   (3500-­‐3300  a.C.)  
3700     Maadi  I  
3800   (4000-­‐3500  a.C.)  
(4000-­‐3500  a.C.)  
3900    
4000  
 

  Alto  Egipto   Bajo  Egipto  


 
3500  

 
3600    
3700  
3800    
3900  
4000     Merimde  
4100  
  (4500-­‐3600  a.C.)  
4200  
4300  
 
4400  
4500  
Badariense   El  Fayum  
 
(???-­‐4000  a.C.)   (???-­‐3900  a.C.)    
 

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PREDINÁSTICO EN EL NILO: DEL MERIMDENSE AL GUERZEENSE-NAGADA II

En este punto vamos a ver las diferentes raíces humanas y sociales que
configurarán el Predinástico en el Nilo. Haremos en este caso una separación entre el
Alto y el Bajo Egipto. De este modo encontraremos tres sociedades en lo que podemos
llamar el primer Predinástico. En el Alto Egipto tendremos el Badariense y en el Bajo
Egipto nos encontraremos con El Fayum y con el Merimdiense.

3.1. El Badariense
El Badariense lo encuadramos dentro del Predinástico del Alto Egipto.
Realmente es la primera cultura del periodo Predinástico y será una de las bases que
conformarán el futuro Estado egipcio. Esta cultura tiene ligados gran cantidad de
materiales metálicos y se suele clasificar por tanto como una sociedad del Calcolítico.
Una particularidad de esta civilización será la de la homogeneidad de sus yacimientos
por lo que se pueden diferenciar claramente sus yacimientos. Realmente, lo que nos ha
dado una visión clara de los asentamientos badarienses son las necrópolis.

Diferentes estudios consiguieron darnos la clave de que el Badariense es una


cultura independiente de otras que trataremos con posterioridad, tanto Merimde como
Fayum. El Badariense no se limita una región del Valle del Nilo. Encontraremos
yacimientos, que tras ser estudiados estratigráficamente, tienen una ocupación de más
de 1500 años ininterrumpidamente.

La cerámica en el Badariense la encontraremos ligada al mundo funerario, cosa


característica de esta sociedad. Es arcillad e grano fino con desgrasante vegetal y
posteriormente pulida. Las decoraciones no son comunes, encontraremos cerámicas con
trazos lineales. También destacar que tendrán gran producción de vasijas ya que se
colocaban al lado del muerto. Se clasificarán por la superficie y el tipo de acabado que
tienen. Suelen ser de formas simples estas cerámicas, cuya terminación será el bruñido,
el alisado o el ondulado con peine.

En la cerámica encontraremos tres tipos de categorías, la primera será la


cerámica pulida roja de borde negro. Esta es la base cerámica de culturas posteriores. A
veces presenta decoración vegetal. La segunda categoría nos habla de los recipientes
alisados de color pardo y de hechuras gruesas. Tiene pequeñas ondulaciones mediante el
tacto digital. En esta categoría encontramos grandes vasos de cocción a fuego. Esta
categoría no suele aparecer en tumbas pero si en el entorno de las sepulturas. La tercera
y última de las categorías son las vasijas con motivos incisos en cruz, triángulos y
espirales.

Encontraremos también trabajo de sílex en territorio del Badariense pero no será


de gran calidad. Se han encontrado puntas de flecha, sierras y láminas y objetos
diversos. La fuente de sílex que usaron no está del todo localizada. Encontraremos
además elementos como agujas metálicas o anzuelos a base de conchas. A todo esto le
tenemos que sumar el haber encontrado piedras preciosas como turquesas. Este
elemento igual que otros anteriores solo pueden estar en estos territorios por el
intercambio de productos, de este modo, es normal que existieran grandes redes de

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PREDINÁSTICO EN EL NILO: DEL MERIMDENSE AL GUERZEENSE-NAGADA II

intercambio. Tampoco se descarta que existieran redes de comercio de los elementos


líticos ya que los objetos tienen relación con tradiciones de otras culturas como la del
Sahara Post-paleolítica.

Dentro de esta civilización encontramos una serie de estatuillas como uno de los
referentes artísticos del Badariense. Son seis estatuillas femeninas en arcilla o marfil
que estaban en tumbas. Unos especialistas dicen que son elementos rituales de funerales
y otros como Gordon Childe dicen que son simples imágenes de deidades. Encontramos
tanto similitudes como diferencias entre las seis estatuillas encontradas. La primera es el
material, algo que ya habíamos dicho. La segunda igualdad es la temática, ya que todas
han sido identificadas como elementos femeninos. Otra de las similitudes será que
precisamente todas han sido encontradas en tumbas. Por otro lado, la mayor diferencia
que exista entre ellas será la propia finalización de los trazos de las figuras.

En cuanto a las características de los objetos debemos apuntar que se han


encontrado elementos ornamentales, alfileres, horquillas leznas o bastones arrojadizos.
Los elementos ornamentales estarán hechos de hueso y serán bastante trabajados. En
ocasiones además se decoran estos elementos. Encontramos también alfileres de hueso
y de metal que se usaran para coser cuero y hacer cestería. Las horquillas son bastante
escasas. Las leznas si que las encontraremos mas asiduamente. Estarán hechas de hueso
de fémur. Los bastones también serán piezas de ajuar de tumba. Además de todo esto
podremos observar anzuelos tanto de marfil como de conchas.

La cultura Badariense se conformaba por granjeros y pastores. La pesca también


era un elemento importante en el comercio local. Muestras de grano encontradas en
yacimientos nos dicen que la dieta de esta civilización estaba hecha a base de trigo y
cebada. Sus vestiduras se realizaban con pieles y con fibras vegetales ya fuera lino o
algo similar. No hay restos óseos para determinar qué tipo de animales estabularon
aunque es innegable que las actividades de pastoreo existieron. Encontraremos también
vestigios de pozos y silos para el agua.

Debido a que no se han encontrados restos de asentamientos fijos, se cree que


las poblaciones del Badariense eran semi-sedentarias. Solían vivir en abrigos o tiendas
hechas con pieles o telas. Estas telas o pieles se estiraban mediante postes anclados al
suelo. De esta forma se montaban las tiendas. Así, estos pobladores cambiarían de lugar
dependiendo de los ciclos fluviales, ganaderos y agrícolas. Diferentes estudios si que
nos hablarán de alguna estratigrafía en la que se observan siglos ininterrumpidos, una

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ocupación que finalizaría con la retirada de sus pobladores, justo con la llegada del
Gerzeense.

En el Badariense encontraremos una preocupación funeraria, no construirán


asentamientos fuertes pero si que se preocuparán por crear necrópolis muy bien
definidas, las cuales llegaron hasta nuestros días. Se suelen situar a las afueras. Serán de
formas ovaladas o redondas, excavadas en el suelo y sin revestimiento interior. En
algunas podría haber techumbre de palos y ramas. Cada tumba solía tener un cuerpo con
base de esteras de pieles. Los cuerpos tenían adornos y sus vestimentas normales. Los
cuerpos se colocaban en posición lateral, casi siempre apoyados en el lado izquierdo y
mirando al poblado. Las excepciones atienden a inhumaciones múltiples donde las
orientaciones no son siempre las mismas. En cuanto a los ajuares funerarios
encontraremos diferentes tipologías de objetos como cucharas, vasijas, peines y
estatuillas de marfil. Se demostrará que en esta sociedad hay jerarquización con el
simple hecho de observar dichos ajuares.

Las creencias funerarias son el rasgo mas característico del Badariense. Esto es
así ya que serán el fundamento del futuro Egipto faraónico a nivel funerario. Debido a
que los enterramientos eran en dirección al oeste, podemos relacionarlos con el ciclo
solar. Además como ya hemos apuntado, el fallecido tendría gran cantidad de ajuar a su
alrededor y estaría cubierto de pieles para resguardarse del frío. Estos elementos nos
hacen ver que el rito estaba muy marcado en la sociedad, era casi una religión
propiamente dicha. Además de estos ritos funerarios, hay que añadir que existían
tumbas de animales, sepulturas tan cuidadas como las de los integrantes de la sociedad.

3.2. El-Fayum A
El Fayum es una depresión en forma circular que está al sur de El Cairo,
concretamente en la orilla oeste del Nilo. El Nilo bañará esta área debido a una
bifurcación, la cual desembocará en el propio lago. Este lago será el que articule esta
civilización. Será un enclave rico en vegetación a pesar de estar rodeado por el Desierto.

Los habitantes del Fayum A eran eminentemente agricultores, sobretodo de


escanda y cebada aunque también de lino. La producción cerealista además, conlleva el
uso de hoces con piezas de sílex y mangos de madera. Otro elemento a destacar es la
gran cantidad de silos excavados para almacenar cereales. En cuanto a la ganadería
encontramos la cría de cerdos, ovejas cabras y ganado mayor. También está contrastado
que se dedicaban a la pesca y por tanto con arpones. La caza sería otro elemento de gran
calado en esta sociedad y que nos dejaría restos materiales como arcos, puntas de
flechas e incluso dardos. Las hachas pulimentadas serían uno de los muchos utensilios
líticos que encontramos. En cuanto a los adornos se han encontrado diferentes collares
con cáscara de huevos de avestruz, conchas perforadas de algún mar cercano (lo que nos
da una visión de redes de intercambios comerciales) y piedras semipreciosas.

Centrándonos en la agricultura, cabe destacar la importancia del conocimiento


sobre el aislamiento de la humedad. Esto se ve en la aplicación de silos como forma de
conservar las cosecha. Los silos o bien eran lo suficientemente grandes para que entrara

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una vasija o eran recubiertos de esteras o paja. La opción de vasijas o elementos de


madera solo aparecieron en 22 silos.

La cerámica se componía de una arcilla muy basta mezclada con paja. Solían ser
cuencos esféricos y profundos. La decoración se reduce al pulido y a la existencia de
algunos orificios que se situarían en la parte superior de los objetos, pero esto solo se ha
podido localizar en dos piezas concretas. Por tanto nos tendremos que centrar mas bien
en el aspecto práctico que en otro. Encontraremos paralelismos con el Sahara neolítico
en cuanto a las cerámicas.
Atendiendo a su estilo, se ha distinguido en tres clases principales:

-­‐ Cerámica roja pulida, donde se encuentra una irregular capa de color púrpura
Aplicada de forma horizontal.
-­‐ Cerámica negra pulida, bastante extraña de encontrar ya que solo tiene un
ejemplar.
-­‐ Cerámica lisa, no estará pulida, será alisada a mano.

Atendiendo a criterios tipológicos, encontraremos 5 categorías:

-­‐ Copas y bolas, es decir, vasijas esféricas o globulares de fondo redondo y en


ocasiones convexas.
-­‐ Marmitas y ollas, recipientes grandes realizados con materiales gruesos y
espesos.
-­‐ Vasijas con pie, donde solo tenemos un único ejemplar.
-­‐ Vasos reposando sobre protuberancias, unos singulares elementos que parece
que tienen un trípode.
-­‐ Platos rectangulares, el grupo más característico de El Fayum. Se trata de platos
rectangulares que tienen un apéndice en cada esquina que podría ser útil como
asas.

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En cuanto a los restos óseos, podemos determinar que dependían en gran medida
de caza y de la pesca. Aún así, la dieta era variada, teniendo como elementos principales
la carne, ovina, porcina, caprina en el caso de los animales estabulados. La caza surtiría
también de otro tipo de carne ya que cazarán gacelas, elefantes, hipopótamos y ciervos.
Encontraremos restos de caracoles y conchas, elementos fuertes de su alimentación.

En cuanto al instrumental lítico, debemos destacar primeramente que existe un


material mineral que aparecerá debido a las rutas de transacciones comerciales, es la
amazonita. El resto de instrumental lítico lo componen las hachas, puntas de flecha y las
sierras. Si hablamos de pesca también tendríamos que incluir arpones y puntas
biseladas. No encontraremos anzuelos y por tanto se practicará la captura directa. Las
hachas serán casi la mitad de los elementos encontrados y la mayoría serán de sílex,
tendrán forma cónica o triangular. Las hachas estarán pulidas y tenían mucho filo. Las
puntas de flecha serán mas escasas. Las sierras serán triangulares a excepción de tres
rectangulares. Son sólo denticuladas en un lado, en ocasiones no tenían ni dientes.

Los asentamientos eran muy antiguos, más que el de los primeros agricultores y
ganaderos. En estos asentamientos se ha podido encontrar diversos collares de hueso
tallado, cinturones decorados con conchas, y otros elementos. Encontraremos
también estatuas humanas y relieves de animales.

El mundo funerario se ubicará en los mismos asentamientos, dentro del


campamento o de la propia cueva. Se colocarán en posición fetal y encontraremos capas
de 5 a 10 esqueletos. Tendrán ajuares variados, en los cuales encontraremos objetos a
modo de ofrenda. Estos objetos serán joyas, adornos y aderezos que serán depositados
en las tumbas. En todo esto encontraremos similitudes entre El Fayum A y el
Natufiense de Palestina.

Diversos estudios revelan que se ha encontrado dos etapas dentro de este


espacio, una correspondiente con el Fayum A, también conocido como Fayumiense y el
Moeriense. El Fayumiense estará representado por la producción de lascas.
Para finalizar, podemos decir que no se conocen bien los ritos, costumbres y
cultura de El Fayum A debido a la gran cantidad de falta de restos que puedan dar
origen a paralelismos y teorías. Es difícil conocer los ritos post-mortem.

3.3. Merimde
La cultura de Merimde (también conocida como Merimde Beni-Salamé) se
localiza en la parte occidental del Delta, en el borde y a unos 50 kilómetros del noreste
de Guiza. Será una civilización clave en este extenso territorio debido a su tradición
cultural, funeraria y artística.

En un primer momento encontraremos diferentes niveles de ocupación, en


concreto tres. Más tarde, esto fue ampliado a cinco por el Instituto Arqueológico
Alemán de El Cairo. Estos cinco niveles se pueden dividir en tres fases diferenciadas.

Los trabajos se realizaron entre el noroeste de El Cairo y su límite con el


desierto. En este territorio encontraremos vestigios de poblaciones paleolíticas,

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guijarros y elementos líticos precarios. El nivel I sería una cultura ligada a Asia donde
priman los ovicápridos y las cerámicas con incisiones. El nivel II será de influencias
sahariana y sudanesa. Por último los niveles III, IV y V son de una cultura análoga a la
de El Fayum. De esto podemos ver que la ocupación es en todo caso contemporánea
tanto a El Fayum como al Badariense pero que además existen vestigios anteriores y
que por tanto su ocupación tiene una mayor datación.

La cerámica será muy espesa y hecha a mano, sin ayuda de torno alguno. Está
cocida de forma precaria y no tiene habitualmente decoración, exceptuando únicamente
algunas ocasiones en las que aparecen líneas hundidas alrededor del borde. Esta línea es
por incisión del dedo. También encontraremos de forma poco habitual incisiones con la
palma de la mano o con espinas. Además, a partir de las cerámicas se han descubierto
elementos cotidianos como el uso de cucharones. El color de la cerámica solía ser rojo.

La industria textil se manifiesta en diversos elementos pero sin duda cabe que se
verá representada en las fusayolas, unas paletas toscas que pudieron servir para
cosméticos. Los adornos serán elementos hechos a base de marfil, huesos y piedra.
Serán anillos colgantes o cuentas. Lo más destacable serán las hachas en miniatura, las
cuales serán amuletos. Pese a no encontrar elementos textiles, si que tenemos
herramientas para tejer.

Las manifestaciones artísticas son escasas y de terracota. Siempre suelen ser


representaciones animales o estatuillas de figuras antropomórficas con grotesco aspecto.
Estas figuras abstractas suelen tener poca definición pero en general suelen presentar
desarrollados los elementos femeninos como el pecho y las caderas. Sin duda el
elemento artístico mas representativo del Merimdiense será la cabeza ovalada. Mide
alrededor de unos 12 cm, tiene agujeros en los ojos, la nariz plana y entreabierta la boca.
También tiene orificios en barbilla y cabeza, por lo tanto tendría pelo.

La industria lítica se podría resumir en flechas, cuya punta de sílex es cóncava.


Estas puntas son más complejas y elaboradas que las de El Fayum. También
encontraremos mazas piriformes parecidas a las asiáticas. Gran parte de la industria
serán bifaces. Los instrumentos de lascas serán extraños. Encontraremos una
clasificación en categorías donde se dividirán los objetos de esta sociedad. La primera
categoría contará con diferentes hachas de las cuales destacamos algunos ejemplares
alargados y minados. Suelen ser rectilíneos exceptuando alguna salvedad en la que si
que soy muy curvados. En ocasiones irán pulidas en parte. La segunda categoría se
encargará exclusivamente de las sierras y de sus dientes, que a su vez serán también
dientes que podrán enmangar como hoces. La tercera categoría se encargará de las
puntas de flechas y de lanzas. Se suele conceder una cuarta categoría al estudio de las
láminas de sílex que usan tanto para lanzas como para otros elementos. Aquí entrarían
también los cuchillos. En la última categoría se suelen encuadrar todos los sílex que
tienen algún problema para pertenecer a las otras categorías. La máxima expresión de
esta sociedad en cuanto al trabajo de sílex es una lanza que está en el museo de El
Cairo. Esta Lanza está pulimentada por un lado y además por el otro tiene retoque a
presión, una fusión de estilos.

La fauna recuperada de las distintas fases nos dice que existió domesticación
desde los inicios de la ocupación del territorio. En concreto domesticaron cabras,
bueyes, cerdos y ovejas. La domesticación llega por el Nilo y costa, por inmigrantes

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mesopotámicos. La caza completó a la ganadería doméstica y podemos observar cómo


existen estas prácticas sobre cocodrilos e hipopótamos. Las tibias de estos animales en
ocasiones eran peldaños en las casas. Los moluscos también eran recolectados y fueron
gran fuente de alimentos.

Las estructuras de vivienda del Merimdense evolucionaron poco a poco desde


una choza endeble hasta estructura con adobe, que es mucho más sólida. En un
principio habitaban en abrigos y también en chozas de cañas que o bien cedían por la
arena o bien por las inundaciones copiosas de la región. Sabemos de estos hogares por
la presencia de fogones y cerámicas. Posteriormente se crearon viviendas ovales con
postes y esteras de caña. Lo más curioso es que no tenían puertas y accedían saltando un
muro de adobe. En de interior de estas casas había vasijas semi-enterradas en el suelo,
seguramente para recoger agua que bajara del techo. Se ha propuesto que realmente esto
no fueran hogares de vida cotidiana ya que no hay rastro de vida doméstica. Con el
tiempo, las viviendas se dispondrán en filas dobles y se adosarán a calles.

Los graneros eran algo habitual en esta sociedad pero el problema para
interpretar su situación viene dada por la estratigrafía. Una vez se abandonan parte de
las instalaciones, posteriormente se repoblarán. Esta vuelta a ocupar espacio lo hará
sobre el anterior asentamiento creando confusión a la hora de estudiarlo. El problema es
que no podremos saber si los graneros estaban dentro de las casas, cerca pero fuera o
que quizá no tuvieran nada que ver. Encontraremos dos tipologías de silos, simples
piezas cerámicas enterradas hasta el borde y otro tipo de graneros que serán excavados
en el suelo y recubiertas con esteras de cañas y barro para aislar la humedad. Los
graneros excavados eran bastante mas grandes llegando a tener diámetros de 2,40
metros.

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En diversas campañas se han llegado a excavar unas 116 tumbas por un lado y
180 fosas por otro. Los difuntos estaban en posición fetal apoyados en el lado derecho
en la mayoría de casos. En fases as cercanas en tiempo los difuntos tienen la mano
colocada junto a la boca, incluso algún dedo entre los dientes. También solían llevar
granos de trigo en las manos y dispersos alrededor de la cabeza. Se cubrían los cuerpos
con esteras o pieles y no llevaban ajuar. Se enterraban en los poblados y la posición
correspondía a enterrarlos mirando a sus hogares. No se conoce ajuar y esto es algo que
apoyará las tesis de los expertos ya que al estar enterrados cerca de las viviendas tenían
todo lo necesario en ellas. Lo único que si que acompañaba al difunto eran unas vasijas.
Otros expertos como Gardiner, estudiarán que si que existían necrópolis con gran
cantidad de tumbas ovaladas. Esto, sumado a los problemas estratigráficos refutará la
idea de que los enterramientos están ligados a los hogares.

Tendremos un escaso número de enterramientos masculinos y una elevada


proporción de enterramientos tanto de mujeres como de niños. Esto ha podido asociarse
a que los hombres perecían en la caza e incluso en la guerra y que por tanto se entierran
en el lugar donde habían perecido. Otra hipótesis es la necesidad de mano de obra y por
tanto una mayor natalidad. El sedentarismo traería consigo una necesidad de fuerza de
trabajo y por tanto la natalidad crecería pero a su vez también la mortalidad infantil y
femenina.

4.1. El Omari (c. 4600-4400 a.C.)


Contemporánea de las culturas predinásticas del Alto Egipto, y con numerosos
paralelos con Merimde y Fayum A, el conjunto de asentamientos denominados como
El-Omari, al sur de la actual ciudad de el Cairo, constituyen una de las localidades más
importantes de las primeras fases del Neolítico en el Bajo Egipto. Omari (técnicamente
compuesto por dos emplazamientos) estuvo habitado alrededor de 200 años, desde el
4600 al 4400 a.C. Sin embargo, Omari no estaba situado precisamente donde debían de
producirse regularmente los contactos y el comercio con los grupos extranjeros. Al
contrario, parece representar un pueblo típico con una subsistencia mixta de caza, pesca
y agricultura.

La cerámica fabricada a nivel local en Omari va a presentar una serie de rasgos


de clara ascendencia palestina, más aún que la realizada en Merimda. Pero no solo nos
encontramos influencias próximo-orientales en el registro material de Omari sino que
también podemos observar influencias del Alto Egipto en los enterramientos donde, aun
con escasos ajuares, los cadáveres estaban orientados de acuerdo con la tradición del sur
(la cabeza al sur y el cuerpo de cara al oeste). Los habitantes de estos territorios
explotaban la tierra mucho más a fondo que el río: los restos de ganado doméstico y de
cereales predominan en los registros arqueológicos, mientras que los peces y otros
animales del Nilo, como el cocodrilo y el hipopótamo son una fuente secundaria de
alimentación. Se baraja la hipótesis de que algunos pobladores de Omari llegaron a
aventurarse más allá de su entorno inmediato, puesto que se han encontrado conchas
marinas y galena del Sinaí en dicho yacimiento. Aunque esto por sí solo no prueba que
los omarienses se lanzasen a viajes y transportes de larga distancia, el descubrimiento

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de restos de asnos, los primeros conocidos en Egipto de este antiguo animal de carga,
implica de forma casi rotunda que alguien (si no lo fueron los propios omarienses)
transportaba mercancías a larga distancia en aquellos tiempos.

La industria lítica está estrechamente relacionada con la de Merimde, en la que


predominan las lascas y las hojas. Los rascadores de lascas son habituales y realmente
numerosos, así como las roscas de taladro, las laminas bifaciales y las herramientas
compuestas por lascas cortas. En conclusión, la industria lítica experimenta una
evolución prácticamente idéntica a la merimdense, y en ella se aprecia la progresiva
sustitución de las lascas y láminas presentes en las fases más tempranas por piezas de
carácter bifacial.

4.2. Amratiense/Nagada I (c. 4000-3500 a.C.)


El Amratiense o Nagada I es la denominación que se le ha dado al periodo de
transición entre el Badariense y el Guerzeense o Nagada II. Su cronología se extiende
aproximadamente desde el 4000 al 3500 a.C., momento en el que ya encontramos otro
tipo de evidencias ya ubicadas dentro del Guerzeense. La cultura amratiense se extiende
a lo largo del Alto Egipto, desde la zona de Asiut en el norte, hasta el Wadi Kubbaniya
y Khor Bahan, a 20 km de la Primera Catarata. Sin embargo, va a ser la zona de
Nagada-Mashama la que agrupa una mayor densidad de yacimientos, tanto de Nagada I
como Nagada II. Gran parte de los yacimientos que se han estudiado dentro de esta
primera fase de Nagada, son cementerios, y muchos de ellos se estuvieron utilizando
prácticamente hasta las últimas fases del Predinástico (toda la cultura de Nagada). Al
contrario que para las culturas bajoegipcias, las sociedades del Alto Egipto han sido
‘’fácilmente’’ fechadas gracias a un sistema de datación de Sequence Date, elaborado
por Petrie, basado en la cronología de las cerámicas. Aunque podría ser un método un
tanto ambiguo, es realmente el más utilizado por los expertos, a pesar de que, como
cualquier método de datación, en ocasiones nos aporta inexactitudes.

Extensión de la cultura amratiense.

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PREDINÁSTICO EN EL NILO: DEL MERIMDENSE AL GUERZEENSE-NAGADA II

El nombre de la cultura Amratiense viene dado por el yacimiento más


importante de ésta, el-Amra, situado en la zona Nagada-Mashama donde no solo
encontramos una gran cantidad de objetos y evidencias sino que además estos son los
más antiguos. La uniformidad cultural que podemos observar en todos los yacimientos
ha hecho posible definirlos como una de las culturas prehistóricas más uniformes de
toda la historia de Egipto, y que además va a presentar una continuidad sin rupturas
hasta la unificación del territorio. De hecho, al estudiar esta cultura, se ha hecho patente
que realmente no habría existido una ruptura brusca entre las culturas Badariense y
Amratiense, y según algunos autores como Kaiser, éstas en un momento dado habrían
llegado a coexistir sobre ciertos territorios interrelacionando sus influencias entre sí. De
esta manera parece ser que no habría una interrupción entre ambas culturas sino que los
amratienses asimilaría parte de la cultura de el-Badari, y la englobaría dentro de la suya
propia, acentuando elementos y aspectos ya emprendidos por los primeros. La secuencia
general de las culturas fue establecida por Caton-Thompson en sus excavaciones
estratificadas en el asentamiento de Hamamiya. La cultura de Nagada I estuvo arraigada
firmemente en la tradición predinástica del la parte sur del Valle del Nilo, con muchas
similitudes con las costumbres Badarienses. Ambas culturas parecen productos del sur y
parecen haber estado relativamente apartadas de las influencias del mundo mediterráneo
aunque se han constatado contactos comerciales con otras tierras, establecidos a través
del Sinaí y del Mar Rojo. Los yacimientos de Nagada I presentan un mayor tamaño y
una mayor prosperidad general que los de sus antecesores de Badari. La diferencia más
patente la encontramos en la industria lítica donde los amratienses consiguieron
instrumentos más elaborados que durante el Badariense.

La cerámica característica del Amratiense es la denominada como white cross-


lined (Imágenes), es decir, cerámica roja pulida y decorada con líneas blancas cruzadas
que en las últimas fases de esta cultura tornan a cerámicas con motivos
antropomórficos, animales y vegetales, que se desplazan por el espacio. Algunos
expertos como Baumgartel1 afirman que éstas poseen un carácter exógeno, o lo que es
lo mismo, son claras influencias de culturas externas a Egipto, y más concretamente de
la zona irania. La composición de estas vasijas es prácticamente homogénea para todas
ellas. En la parte superior encontramos un número indefinido de círculos, y en el cuerpo
del recipiente, encontramos la escena representada, que suelen ser, por lo general,
danzas solitarias o motivos ornamentales. También encontramos cerámica negra con
decoración incisa, aunque con una frecuencia mucho menor que las anteriores y con el
cuerpo notablemente más ensanchado. La realidad es que durante este periodo, la
diversidad de formas de vasijas aumenta, probablemente reflejando un uso más
extendido de ellas para diferentes propósitos.

1
BAUMGARTEL, E.J. En "The Cultures of Prehistoric Egypt Volume I" (1955). Londres.

13
PREDINÁSTICO EN EL NILO: DEL MERIMDENSE AL GUERZEENSE-NAGADA II

Cerámicas de tipo White Cross-Lined amratienses.

Las muestras artísticas más características del Amratiense son sin duda alguna
las figuritas humanas, las ‘’danzarinas’’ de brazos levantados, hechas en terracota
pintada (Imagen), que se nos asemejan a ‘’las mujeres violín de las Cícladas’’2. En este
contexto se aprecia una clara evolución técnico-artística en las manifestaciones
materiales amratienses. Su clasificación como ofrenda es indiscutible, pues únicamente
las encontramos en contextos funerarios, generalmente en las tumbas y repartidas de
manera que aparece una por sepultura, u ocasionalmente más. Las inhumaciones en las
que se han hallado estas estatuillas pertenecen a individuos de una clase social alta, ya
que además de encontrar estas figuras, tenemos también otro tipo de ajuar funerarios, un
tipo de cuchillo bello de sílex. Las herramientas de piedra son raras en las tumbas de
Nagada I, pero las que se han encontrado suelen ser de muy exquisita fabricación. Entre
ellas encontramos hojas bifaciales de las cuales, algunas llegan a medir casi 40 cm de
largo (Imágenes). Las herramientas líticas
amratienses no solo se van a limitar a bellos
ejemplos decorativos o ceremoniales, sino que se
realizaron muchos instrumentos utilitarios de
diversa índole. Son raras las puntas de flecha, pero
si son frecuentes las hojas de hoz con el filo
cortante denticulado muy características de este
periodo, que se utilizan para segar el trigo y la
cebada. Con el uso, cada vez más común, de este
instrumental, deducimos que son sociedades que
atribuyen un papel cada vez más relevante a los
cereales en la producción de alimentos en
detrimento de la caza. El cobre era utilizado para
los instrumentos de pequeño tamaño, tales como
arpones, brazaletes, perlas, anillos, alfileres y
agujas de cabeza enroscada. Aún así, el uso de este
metal continúa siendo escaso y la metalurgia
propiamente dicha es completamente desconocida,

2
GRIMAL, N. En ‘’Historia del Antiguo Egipto’’ (1996). Madrid.

14
PREDINÁSTICO EN EL NILO: DEL MERIMDENSE AL GUERZEENSE-NAGADA II

ya que el material no se fundía, sino que se recogía en estado nativo.

Cuchillos de talla bifacial del periodo Nagada I. Fuente: © Museo Petrie de Arqueología Egipcia, University College
de Londres.

Durante este periodo asistimos a las primeras evidencia de viviendas


organizadas formando un pequeño poblado egipcio, concretamente de la zona de
Hememia, donde encontramos chozas circulares construidas en barro y juncos que
varían en cuanto a tamaño desde 1 a 1,25 metros de diámetro. Tenemos algunas
construcciones más pequeñas que se han asociado a labores de almacenamiento,
mientras que las grandes presentan, en ocasiones, restos de fuego, hecho que se
encamina a determinar su uso doméstico. Los yacimientos de la zona de Jattara indican
que los pueblos de estos territorios oscilan, en tamaño, desde varios centenares de
metros cuadrados hasta varias hectáreas. Aunque se piensa que durante la ocupación de
esta cultura, la población no llegó a crecer, en ningún caso, más de los 200 personas.

El aspecto más importante a cerca de la cultura de Nagada I es quizás el mundo


funerario. Las tumbas de este periodo son aparentemente similares a las Badarienses.
Los muertos son depositados en posición fetal, frecuentemente apoyados sobre el lado
izquierdo, con la cabeza orientada al sur y la vista vuelta hacia el oeste. La posición de
las manos, al igual que en etapas anteriores, va a continuar colocándose junto a la cara,
aunque encontramos bastantes excepciones. El análisis de los cuerpos nos da una
realidad en la que las gentes amratienses mostraban una baja estatura (raramente
alcanzaban el 1,60 m.), eran delgados y de cráneo pequeño y alargado. La aparición de
cuerpos decapitados y de enterramientos, como la tumba T10, en los que encontramos
más cráneos que cuerpos, parecen indicar la existencia de posibles prácticas
antropófagas, aunque también podrían ser fruto de una tradición de desmembrar los
cadáveres. Este último sería una especie de acto ritual, lo cual es una característica
innovadora por parte de los amratienses, de hecho, algunos datos más recientes
indicarían que el cráneo se separaba del resto del cuerpo después de su descomposición
total. Algunos autores tratan de establecer una relación hipotética entre el culto del dios
Seth y esta práctica, cosa que habría sido utilizada posteriormente en la creación del
mito de Osiris con la escena del desmembramiento de su cuerpo por su hermano.
Alfredo Pérez Largacha trata de matizar esto en su obra: ‘’hemos de recordar que el
culto de Osiris es relativamente tardío y, en mi opinión, el episodio del
descuartizamiento del cuerpo de Osiris debe ponerse en relación con la fertilidad del

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PREDINÁSTICO EN EL NILO: DEL MERIMDENSE AL GUERZEENSE-NAGADA II

suelo egipcio, que con un hecho real, ya que sus pedazos fueron esparcidos por toda la
tierra de Egipto, además de poder se una inclusión de Plutarco’’3. La tipología de las
sepulturas del cementerio de El-Amrah pueden clasificarse de la siguiente manera: fosas
redondas, fosas oblongas o ligeramente ovaladas, tumbas de nicho, tumbas de nicho con
féretro, tumbas en vasija o tumbas construidas con ladrillos. Actualmente contamos con
un estudio reciente del egiptólogo Juan José Castillos, basado en datos estadísticos, y
que confirma la estratificación social que desde el Badariense se había convertido en un
fenómeno común. La jerarquización se puede apreciar en la gran cantidad de personas
inhumadas en fosas de dimensiones reducidas (clases bajas y más pobres de la sociedad)
y la, proporcionalmente, baja cifra de cuerpos enterrados en tumbas más grandes (hasta
2,5 x 1,8 m.), y en las cuales se encuentran un ajuar más numeroso y rico.

4.3. Guerzeense/Nagada II (c. 3500-3200 a.C.)


Al-Gerzeh es el yacimiento epónimo de la cultura Nagada II, se encuentra 5 km
al norte de la pirámide de Meidum y va a dar testimonio de una segunda fase de la
cultura Nagada, caracterizada por una etapa de expansión geográfica. Los yacimientos
de Nagada II se extienden desde el-Guerza, cerca de El-Fayum, hasta Nubia en el sur.
Nos encontramos con una amplia variedad de prácticas funerarias en las necrópolis de
Nagada II, pequeñas fosas circulares, ovaladas o rectangulares con un mayor o menor
número de ajuares, enterramientos en el interior de jarras de cerámica, y diferentes tipos
de envolturas de cadáveres y ataúdes. Esto claramente refleja la creciente complejidad
de la sociedad egipcia, que cada vez más apunta hacia una mayor diversificación
económica y una notoria jerarquía social. Si atendemos a los restos materiales hallados
en los cementerios guerzeenses, la cultura de Nagada II parece dar muestra de una
incipiente diversidad social que va de la mano de una consolidación de la riqueza y el
poder coercitivo al servicio de unos pocos.

El enterramiento más común de esta fase consiste en una simple tumba-fosa que
alberga un único cuerpo (imagen). A veces incluso se inhuman dos cuerpos juntos, pero
rara vez encontramos un número mayor de individuos. El cadáver se coloca en posición
fetal, aunque la posición exacta de los cuerpos varían de un cementerio a otro. Es
habitual encontrar los cadáveres envueltos con esteras o telas de lino (indicadores
sociales). Los niños empiezan a ser enterrados en grandes vasijas de cerámica (en
ocasiones con la abertura hacia arriba) mientras que los adultos más ricos se hacen
enterrar en ataúdes, que en su origen se fabricaban en cestería, más tarde se hacen de
arcilla, y finalmente los encontramos de madera. El paso a las tumbas rectangulares para
las clases más pudientes puede en parte atribuirse al incremento del uso de ataúdes. Otro
de los cambios en las prácticas funerarias incluye la colocación de las ofrendas
funerarias más lejos del cuerpo, costumbre que llevó a las tumbas de múltiples cámaras,
que servirán como base al plano mortuorio de la futura cultura egipcia.

3
PÉREZ LARGACHA, A. En ‘’Historia antigua de Egipto y del Próximo Oriente’’
(2007).

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PREDINÁSTICO EN EL NILO: DEL MERIMDENSE AL GUERZEENSE-NAGADA II

Tumba-fosa característica de Nagada II con el cuerpo colocado en posición contraída, cabeza al sur y mirando hacia
el oeste. Vasijas cerámicas típicas de este período acompañan al difunto en su descanso eterno.

En el Guerzeense van a aparecer dos nuevos tipos de vasijas cerámicas: un


rudimentario recipiente utilitario que en ocasiones se decora con motivos incisos, y otro
más llamativo con decoraciones pintadas y asas modeladas. El primero estaba fabricado
con sedimentos del Nilo y paja, y tras su cocción adquiría un color rojo pardusco. Las
vasijas más vistosas estaban hechos de arcilla procedente de las desembocaduras de
ciertos wadis y se templaban con arena en vez de paja. Una vez eran cocidos a baja
temperatura, las vasijas se volvían de color rosa y a altas temperaturas adoptaban un
tono verde grisáceo. Los motivos pintados que decoraban los recipientes rosas cocidos a
baja temperatura eran o bien geométricos o bien escénicos. Los recipientes decorados
con elementos geométricos presentaban espirales y líneas dentadas y onduladas, y van a
aparecer en los inicios del Nagada II, mientras que los motivos escénicos se incorporan
más tarde. Las escenas expresaban todo aquello que envuelve el mundo egipcio:
animales del Nilo y del desierto, agua, árboles y barcos. También presentaban figuras
humanas, aunque generalmente recluidas a un segundo plano en marcos escénicos
mucho más amplios. Un hecho significativo es que las mujeres dominaban algunas de
las escenas, cosa que podría indicar que ocupaban una posición privilegiada. Las figuras
femeninas de arcilla cocida también son habituales durante esta fase, sin embargo su
significado, al igual que las mujeres representadas de forma similar en la cerámica,
sigue causando desconcierto entre los arqueólogos.

Las vasijas cocidas a alta temperatura solían adoptar la morfología de las jarras
de asas onduladas que el sistema de clasificación de Petrie hizo famosas. Las vasijas de
asas onduladas se introdujeron por vez primera en Egipto desde la franja Sirio-
Palestina: momento en el cual comienzan a adoptarse estas formas y a producirse de
manera local. En un principio, las jarras de asas onduladas eran de forma globular con
pronunciadas asas funcionales, pero finalmente evolucionaron hasta adquirir una forma
cilíndrica con asas decorativas no funcionales.

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PREDINÁSTICO EN EL NILO: DEL MERIMDENSE AL GUERZEENSE-NAGADA II

El Guerzeense va a ser testigo también de un


considerable progreso en el trabajo de la piedra. La caliza, la
calcita y el mármol, así como piedras más duras como el
basalto, el gneis y la diorita, se utilizaban para confeccionar una
gran variedad de objetos, entre estos encontramos hermosas
jarras parecidas a las que se fabricaban en arcilla. Las paletas
cosméticas zoomórficas, un rasgo característico de Nagada I,
eran ahora menos corrientes y el estilo tendía más hacia formas
romboidales a menudo coronadas por dos cabezas de animales
opuestas (imagen). Las cabezas de maza discoidales del
Amratiense fueron sustituidas por cabezas de maza piriformes
(imagen). Todavía perdura el desconocimiento sobre la
adopción de este tipo de objetos y de cómo se transformaron en
una especie de símbolo de poder que subsistió durante toda la
historia egipcia: van a verse representados en prácticamente
todas las escenas en las que el rey aparece masacrando
enemigos o victorioso, desde los comienzos de la Dinastía I
hasta el final de la última dinastía.

La industria del cobre comienza a


desarrollarse ahora con más fuerza. Los
artefactos de cobre como las hojas, las
hachas, los brazaletes y los anillos eran
más comunes, del mismo modo que los
objetos de oro y plata. No sabemos
concretamente que sector de la población
confeccionaría estos objetos, y como se
llevarían a cabo los procesos de fundición
y moldeado, sin embargo la producción de
herramientas de metal nos indica un nivel
de producción jerárquica sin precedentes
en Egipto: primero se extraía el mineral,
después tenía que ser transportado a la
zona de fundición, se reducía y finalmente
se moldeaban los objetos y el producto
acabado se destinaba al comercio. Este
mineral va a adquirir un valor importante,
hecho que explica los numerosos expolios
en las tumbas de los personajes de esta
cultura. Al igual que en el periodo anterior, los pueblos guerzeenses se fueron
aficionando cada vez más a la joyería y la ornamentación personal. De esta manera, se
produjeron collares y brazaletes con cuentas de piedras, marfil, concha, fayenza y
lapislázuli. Uno de los amuletos más populares de esta cultura representa una cabeza de
toro. También son habituales las estatuas femeninas, que en muchas ocasiones son las
mismas que se decoran las vasijas.

Durante Nagada II, el Alto Egipto albergó numerosos poblados pequeños y


dispersos, pero cuando las lluvias estacionales disminuyeron, secando las tierras

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limítrofes con el desierto, hecho que provocó numerosas emigraciones hacia el Valle.
Finalmente se desarrollaron tres grandes focos de población, ubicados en focos de
comercio claves: Nagada, en la desembocadura del Wadi Hammammat, con su acceso
al mar Rojo; Abido, con su rico potencial agrícola y su proximidad a los oasis
occidentales; y Hieracómpolis, perfectamente situada para dominar el comercio con la
zona de Nubia.

Al mismo tiempo que la población se expandía y de desarrollaba un nuevo orden


social y económico, también lo hacía así un sistema ideológico, como podemos
observar en la pintura de una tumba en Hieracómpolis. La Tumba 100 tenía una
estructura rectangular de ladrillo que medía 5,85 por 2,85 metros con el suelo a una
profundidad de 1,5 metros. Las paredes están construidas en adobe cubierto por una
capa de yeso profusamente decorada con representaciones de estilo guerzeense, es el
ejemplo más antiguo conocido de pintura mural en una tumba en Egipto. El diseño se
organiza en torno a un pequeño grupo de seis inmensos barcos que dominan el espacio.
Alrededor de estos barcos hay pequeñas escenas de caza y guerra. El aspecto más
interesante de la pintura quizá sea que no solo muestra motivos típicos de la cerámica de
Nagada II, sino que también presenta motivos que aparecerán más tarde en las paletas
ceremoniales de la Dinastía 0.

4.4. La cultura de Maadi-Buto


Hace relativamente poco tiempo que la cultura de Maadi-Buto ha pasado a
formar parte de la secuencia arqueológica de Egipto. El enorme complejo formado por
un cementerio y un asentamiento en Maadi y Buto (ca. 3400 a.C.) son los yacimientos
que definen esta cultura, pues de ellos toma su nombre. Aparte de estos dos enclaves
encontramos aproximadamente otros diez yacimientos clasificados dentro de esta
cultura, aunque la mayoría son mucho más pequeños.

Las excavaciones llevadas a cabo en Maadi dieron como resultado la


diferenciación de tres tipos de estructuras de asentamiento. La primera es únicamente en
Egipto: una casa subterránea que mide 3 por 5 metros de superficie y 3 metros de
profundidad. La sucesión de agujeros para postes a lo largo de los muros de la casa
indica que había una estructura de madera por encima del suelo que habría aportado a la
construcción un aspecto sorprendente. Este tipo de hogares, las jarras medio enterradas
y los escombros domésticos nos hacen pensar que este tipo de vivienda era similar a la
de Beersheba en el sur de Palestina. Los otros dos tipos de estructuras encontradas en
Maadi están muy presentes en la historia egipcia. El primero es una cabaña oval
acompañada de hogares con revestimiento externo de piedra y jarras parcialmente
enterradas. El segundo es una construcción rectangular con estrechas zanjas que
contenían tronchos de plantas: probablemente se trataba de una especie de recinto
vallado, quizás utilizado para albergar animales.

En lo que respecta al registro material, para Maadi resaltamos el papel de la


cerámica y el instrumental lítico. Las vasijas de cerámica típicas maadienses eran
globulares con base plana, cuello estrecho y borde ensanchado; aunque también se
encontraron jarras con una morfología similar a las actuales botellas. Las vasijas
maadienses raramente estaban decoradas, pero en ocasiones tenían motivos incisos que
se realizaban en los momentos posteriores a la cocción. Al igual que las marcas de los

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PREDINÁSTICO EN EL NILO: DEL MERIMDENSE AL GUERZEENSE-NAGADA II

cacharros del Alto Egipto, estas incisiones no se acaban de entender pero puede que
identifiquen propiedad, fabricante o incluso el contenido de las mismas. También se han
encontrado ejemplos de recipientes rojos con el borde ennegrecido, algunos de ellos
evidentes importaciones del Alto Egipto, y otras que nos muestran la intención de imitar
o copiar el estilo del sur utilizando materiales locales. La presencia de vasijas cerámicas
palestinas, y sobre todo de jarras de asas onduladas copiadas también por los egipcios,
sugieren vínculos comerciales con dicha zona.

El trabajo con el sílex responde también a una forma de fabricación local aunque
un tanto influenciado por los territorios del Alto Egipto y Próximo Oriente. Los
recipientes de piedra tallada localmente estaban fabricados mediante piedras blandas
como la caliza y el alabastro, mientras que los de piedra dura como el basalto parecen
ser fruto de importaciones. Los artefactos de hueso y marfil consistían básicamente en
agujas y punzones, aunque también se han hallado algunos peines importados de las
culturas del sur.

En cuanto a las prácticas funerarias, debemos señalar que los maadienses se


enterraban en fosas ovaladas, en posición fetal y envueltos en una estera o en una tela.
Al principio los cuerpos no aparecían orientados hacia ninguna dirección de forma
sistemática, pero para fechas más tardías los encontramos colocados con la cabeza hacia
el sur, pero con la cara al este en lugar de hacia el oeste. Sin embargo, lo más destacable
en el mundo de las tumbas de Maadi es la prácticamente total ausencia de ajuares
funerarios: como muchos se han encontrado una o dos vasijas de cerámica. Tampoco se
han encontrado restos de cobre en los enterramientos, aunque sí con cierta frecuencia
una concha de almeja del Nilo. En otros yacimientos, como Buto y Heliópolis,
predominaban también costumbres funerarias similares: las fosas son de forma ovalada,
y los cuerpos estaban colocados en posición fetal, con la cabeza orientada al sur y cara
al este.

Maadi también es especialmente importante debido a las evidencias de trabajos


metalúrgicos. A pesar de las especulaciones que existen, es posible que Maadi tuviera
instalaciones para fundir y que comerciase con objetos realizados en cobre. Si
atendemos a todas las evidencias, Maadi parece haber sido una especie de centro
económico y comercial. Su ubicación en el vértice del Delta la convierte en un enclave
estratégico perfecto para el transporte de mercancías entre Palestina, el Bajo Egipto y el
Alto Egipto. Otras pruebas del papel desempeñado por Maadi en el comercio son los
restos de asnos, animal de carga y apto para las caravanas en aquel período. El dominio
de las plantas y animales domésticos en las excavaciones arqueológicas de Maadi
sugiere una casi total dependencia de la agricultura. En las recientes excavaciones
realizadas en Buto se han encontrado conos de arcilla similares a los utilizados para
decorar los templos de Uruk (c. 3200 a.C.) en Mesopotamia, proporcionando una sólida
base a las tesis que proclaman contactos de larga distancia a través del mar.

Basándose en la presencia de objetos del Alto Egipto, se han identificado tres


fases en la cronología Maadiense. La más antigua coincide con la segunda mitad de
Nagada I y su mejor representación es el propio yacimiento de Maadi. La segunda fase
se identifica mejor con Heliópolis y los primeros niveles de Buto, que se remontan a
mediados de Nagada II. La fase final, llamada Dinastía 0, está representada solamente
en Buto.

20
PREDINÁSTICO EN EL NILO: DEL MERIMDENSE AL GUERZEENSE-NAGADA II

Para concluir, nos gustaría resumir que a finales de Nagada II (c. 3300 a.C.), los
centros egipcios de poder político como Hieracómpolis, Nagada, Maadi y Buto se
habían desarrollado tanto en el Alto como en el Bajo Egipto, y las tradiciones locales
empezaron a fusionarse, en ocasiones de manera rápida, en lo que podría definirse como
una especie de cultura general egipcia. Los recientes trabajos llevados a cabo en Abido
en el Alto Egipto y en Minshat abu Omar en el Delta han revelado que, a pesar de que el
Alto y el Bajo Egipto experimentaron diferentes estadios de evolución, a finales del
Guerzeense las características culturales del Alto Egipto estaban muy presentes en el
Delta oriental. Las excavaciones de Abido indican que al final del Período Nagada, la
unificación cultural entre los territorios sur y norte de Egipto ya había dado comienzo y
debió culminarse con la legendaria unificación de la Dinastía 0 (c. 3050 a.C.). Además
hemos de señalar el evidente dominio gradual de la cultura del Alto Egipto sobre la
parte sur.

GRIMAL, N. Historia del Antiguo Egipto. Madrid: Akal, 1998. p. 28-35. ISBN: 84-
460-0621-9.

EIROA, J.J. Nociones de Prehistoria general. Barcelona: Ariel, 2003. 633 p. ISBN: 84-
344-6624-4

VÁZQUEZ HOYS, A.M. Historia Antigua Universal. Próximo Oriente y Egipto (Tomo
I). Madrid: Uned, 1997. 647 p. ISBN: 84-362-3562-2

BREWER, D.J. Historia de la civilización egipcia. Barcelona: Crítica, 2007. 258 p.


ISBN: 978-84-8432-942-8

PÉREZ LARGACHA, A. Historia Antigua de Egipto y del Próximo Oriente. Madrid:


Akal, 2007. p. 496. ISBN: 978-84-460-2595-5.

Baumgartel, E.J. The Cultures of Prehistoric Egypt Volume I. London: Oxford, 1960. p.
164. ISBN: 978-0900416507

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