Desastre Económico

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Venezuela: Los cuatro grandes crímenes económicos de Hugo

Chávez Frías – por Gustavo Coronel



Entre los múltiples crímenes cometidos por Hugo Chávez durante sus 14 años de desmanes hay cuatro que merecen
atención especial: la destrucción de PDVSA, el aniquilamiento de la CVG, el colapso del Puerto de Puerto Cabello y
el saqueo del erario público por la vía de los  fondos paralelos. Creo que estos cuatro grandes crímenes han causado
un buen 80 por ciento de la ruina financiera venezolana porque PDVSA, CVG y el Puerto son los organismos que
mueven más dinero en el país, mientras que a los fondos paralelos, manejados sin transparencia y sin rendición de
cuentas, ha ido a parar mucho del ya exiguo tesoro nacional. Se necesitaría un libro y el concurso de expertos para
analizar estos cuatro crímenes en detalle, pero vale la pena mencionarlos una vez más, porque creo que el país no
está consciente de la magnitud de estos desastres y de la total responsabilidad del difunto en estos desafueros.

PDVSA
Una comparación de las cifras más importantes de PDVSA para 1998 y 2012 muestra una pérdida de producción de
unos 500.000 barriles diarios bajo el régimen chavista. Aunque el precio del petróleo ha subido de unos $11 por
barril en 1998 a unos $100 hoy en día, la PDVSA roja se ha  endeudado en unos $150.000 millones, si se incluyen
todos los compromisos y contingencias que afectan a la empresa. De hecho, PDVSA está técnicamente quebrada y
depende del endeudamiento para financiar sus operaciones.

La actividad exploratoria prácticamente ha desaparecido, las refinerías en el exterior están en liquidación y no se ha


construido ninguna de las refinerías planificadas. Las refinerías domésticas están operando a una fracción de su
capacidad instalada, un 70 por ciento, lo cual ha obligado a la importación de gasolina y de diésel desde los Estados
Unidos, país al cual antes le exportábamos gasolina. Esta importación a precios internacionales es regalada en el
mercado interno. El número de empleados casi se ha cuadruplicado al pasar de 35.000 a 120.000. Existe un
cuantioso  déficit de gas natural que ha obligado a importar gas desde Colombia mientras los planes para producir
gas costa afuera progresan a paso de tortuga. La producción que se vende a precios comerciales en el exterior es
apenas un 60% del total exportado, ya que el otro 40% se entrega a precios subsidiados o prácticamente regalados a
Cuba y otros países “amigos”. Las empresas internacionales asociadas con PDVSA en la faja no son las mejores
técnicamente y hasta algunas, como Petronas y miembros de un consorcio Ruso se han retirado o están en vías de
hacerlo.

CVG
Con pocas excepciones durante su historia, la CVG ha dado consistentes pérdidas financieras para la nación. Ello ha
tenido dos razones fundamentales, como lo apunto en mi libro: “Una Perspectiva Gerencial de la Corporación
Venezolana de Guayana”, Caracas 1995. Una razón es que las ventas de las empresas se hacen fundamentalmente
entre filiales o a otras empresas y agencias del Estado que rara vez se han preocupado por pagarle. Se establece una
cadena perversa: Cadafe le debe a Edelca, el ministerio de la defensa le debe a Cadafe, cadena basada en múltiples
irresponsabilidades. La otra razón es que las empresas se endeudan en dólares y cobran, cuando cobran, en bolívares.
Por ejemplo, Edelca vende a Cadafe o como se llame ahora, en bolívares pero sus deudas para pagar las inversiones
en las represas son en dólares. Puede ganar dinero Edelca? Imposible. Puede mostrar ganancias a nivel operacional
pero nunca a nivel consolidado.

Lo que era una situación de pérdidas crónicas se convirtió, bajo el régimen chavista, en un colapso total. Un reciente
volumen de Damián Prat: “Guayana: El Milagro al revés”, Caracas, 2012, esboza este colapso.   En esencia, todas las
empresas están quebradas. Es imposible transcribir los detalles de la gran tragedia pero aquí van algunos ejemplos:

La planta de tubos de SIDOR fue paralizada por orden del régimen hace más de 4 años. Ahora se importa la tubería
de perforación de China. Se le vende el mineral de hierro a los chinos a precios bajos y se le compra la tubería a
precios altos.

Un 34% de la producción de aluminio está comprometida con una empresa, Glencore,  a cambio de un préstamo de
$500 millones que “las empresas nunca vieron”.

Se ha importado bauxita a pesar de tener inmensas reservas de este mineral.

Alcasa está importando aluminio desde el Canadá y USA porque solo produce menos del 30% de lo que producía
anteriormente. Esta importación fue autorizada por Hugo Chávez en punto de cuenta del 4 de Junio de 2010.

Sidor produjo en 2011 y 2012 la mitad de las cabillas que producía en 2007, por lo cual se han tenido que importar
cabillas desde México, por cierto compradas a la misma empresa – Ternium – que Chávez expropió.

Debido a la falta de gas natural, producto de la ineficiencia de PDVSA, las empresas de Guayana sufrieron un
recorte en su suministro eléctrico en 2010, lo cual obligó a Alcasa y Venalum a recortar su producción a la tercera
parte, con pérdida desastrosa de equipos. Cuando los técnicos aconsejaron una paralización progresiva y no brusca
para evitar daños irreversibles a las plantas, Chávez dijo: “Nada de progresiva, es ya que van a cerrar!”.
Alcasa producía normalmente 200.000 toneladas anuales de aluminio. En 2011 produjo 70.000 toneladas y en 2012
unas 50.000 toneladas. El Plan Guayana Socialista, 2009-2012 incluía locuras tales como el Control Obrero de la
gerencia, centralizar la planificación, crear súper-ministerios de hierro y del acero, un blá blá blá populista que ha
sembrado total confusión en la empresa En 2006 se quedaron sin vender unas 50.000 toneladas de aluminio que
hubiesen podido obtener altos precios, porque Chávez ordenó no venderle aluminio al imperialismo. En esto se
perdieron unos $100 millones.

Los 500 millones de dólares prestados por Glencore a Alcasa y Venalum  fueron a parar a un banco del Líbano.
Nadie sabe exactamente que se hicieron.

Sidor en manos del capital privado dio dividendos. Chávez la estatizó y pasó de producir 4.3 millones de toneladas
anuales en 2007, cuando estaba en manos privadas, a producir 2.4 millones de toneladas en 2011. Hoy día, ni
siquiera tiene dinero para pagar nómina y los empleados se han levantado en huelga.

Las plantas eléctricas de emergencia que fueron compradas por el régimen en 2010, debido al colapso de
Corpoelec, fueron adquiridas  a una empresa “gringa, de gran experiencia”, dijo Hugo Chávez por la televisión. La
empresa resultó ser venezolana, controlada por gente sin experiencia, Derwick y asociados, hoy objeto de una
demanda legal en USA, acusada de sobornar a altos funcionarios del régimen venezolano.

El Puerto de Puerto Cabello


Hugo Chávez necesitaba controlar el Puerto de Puerto Cabello, para meterse en el bolsillo los dineros que generaba,
porque en materia de ingresos operativos este puerto es probablemente la tercera empresa del estado más importante,
después de PDVSA y la CVG. Cuando fui presidente del Puerto de Puerto Cabello, en 2000, operábamos con menos
de 200 empleados directos y la utilidad neta era de unos $25-30 millones al año.

Sin embargo, Chávez comenzó a hostigar la gerencia del puerto que estaba en manos del Estado Carabobo. La
marina estableció un puerto paralelo en Puerto Cabello, llamado OCAMAR,  el cual  operaba de manera poco
profesional y a tasas artificialmente bajas, presionando a las empresas navieras para que les dieran trabajo. Por   otro
lado DIANCA, una empresa ineficiente y corrupta, amenazaba con extenderse dentro de los terrenos del puerto.
Presidir el puerto exigía una dura y peligrosa lucha contra el chavismo codicioso. La Guardia Nacional y la Aduana,
totalmente fuera de nuestro control, eran organizaciones muy corruptas, que trabajaban horas de oficina, en lugar de
trabajar 24×7. Pero lo que si era verdad es que el puerto generaba dinero. Finalmente, en   2007 Chávez creó una
empresa mixta Vene-Cubana para “administrar y modernizar” puertos. (Véase la Gaceta Oficial #38703, del 12 de
Junio de 2007). Esta empresa se llamó “Bolivariana de Puertos, S.A.” y era esencialmente propiedad de Chávez y de
los hermanos Castro. La empresa de Cuba que tiene el 49 por ciento de las acciones se llama Grupo Empresarial de
la Industria Portuaria, ASPORT y pertenece al régimen cubano.  Desde que esa empresa “administra” Puerto
Cabello:
Las mercancías tardan entre 18 y 21 días para salir de los puertos por falta de equipos y coordinación entre las
autoridades que deben revisarlas, lo cual eleva significativamente los costos de importación
Se manejan apenas unos 5 contenedores por hora. Hace doce años, cuando fui presidente del puerto se manejaban en
el puerto de Puerto Cabello unos 12-15 contenedores por hora, cifra que ya era baja, por no tener sin grúas tipo
Gantry.
En 2010 unos 3 mil trabajadores, entre directos e indirectos congelaron sus actividades, afectando las labores de
descarga de buques, mantenimiento, seguridad y mano de obra especializada del puerto ubicado en el estado
Carabobo. Ello se debió a que el Puerto no les pagaba.

En 2012  Hugo Chávez dijo: “El puerto de Puerto Cabello está abandonado”, reconociendo su fracaso.

En Agosto 2012, 14 buques cargados con 188.000 toneladas  de cereales estuvieron varados por tres semanas en
Puerto Cabello, sin poder bajar su carga.

Hace once años el nuevo terminal había sido planificado a un costo de poco más de cien millones de dólares, pero su
construcción fue obstaculizada por organizaciones parásitas del estado venezolano como DIANCA, OCAMAR y la
Base Naval Agustín Armario, todas en manos de fanáticos chavistas. Hoy, ni siquiera ha comenzado esa
modernización y un proyecto elaborado por una empresa China costaría seis veces más que el que dejamos listo en
2001.

El desastre de Pudreval está íntimamente relacionado con la ineficiencia y  el colapso del Puerto. Henrique Salas Feo
denunció en Abril 2009 la presencia de 30 contenedores con leche líquida en descomposición en Puerto Cabello. En
febrero 2010  se reportaron 3.600 toneladas de alimentos en 120 contenedores en abandono legal en las instalaciones
del puerto de Puerto Cabello, y que pertenecían a PDVAL. Dos semanas después se encontraron otras 45.4 toneladas
de alimentos de PDVAL bajo abandono legal en el mismo puerto.

Los Fondos paralelos


Estos fondos fueron creados por decreto por Hugo Chávez para poder administrar los ingresos nacionales a su libre
arbitrio, sin controles, sin transparencia o rendición de cuentas. Así lo celebraba Rafael Ramírez en un memorándum
a Chávez dado a conocer por el diputado Miguel Ángel Rodríguez.
 
El Llamado Fondo de Desarrollo Nacional, FONDEN
Ha recibido unos $80.000 millones sustraídos por el Ejecutivo, léase Hugo Chávez, a PDVSA y al Banco Central de
Venezuela, con la cobarde complicidad de las directivas de estos organismos. Los documentos obtenidos en 2011
por Miguel Octavio sobre FONDEN, ver http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2011/08/fonden-y-giordani-un-
atraco-de-70000.html  contienen una lista de proyectos financiados por FONDEN sin transparencia alguna. El monto
de lo gastado hasta ese año ascendía a la inmensa suma de $70.000 millones.

Uno de los hallazgos más importantes de Octavio fue establecer un aparente faltante de $29.000 millones en esas
cuentas. Ello se deduce de la diferencia entre los totales de los proyectos listados y el desembolso total que declara
FONDEN. Por ejemplo:
72 fábricas “socialistas” construidas por el gobierno a un costo de $355 millones. Dónde están?
Gastos en el Central Azucarero Ezequiel Zamora por la inmensa cantidad de $70 millones.
$20 millones para instalar una fábrica de pólvora.
40 cadetes a ser “entrenados” en Bielorrusia, a un costo para la nación de $10 millones, así como suena.
$551 millones para una planta de pulpa y papel.
$1000 millones para proyectos petroleros en Cuba. Increíble despilfarro y corrupción
$1500 millones para vías agrícolas en Maracaibo y en el Estado Guárico. Vaya usted a buscarlas
$2.000 millones en casas contratadas con Bielorrusia, Irán, Uruguay, Vietnam, con Raimundo y todo el mundo.
Dónde están?

El llamado Fondo Chino


Este es un fondo hecho con préstamos de China por más de $30.000 millones, a ser pagado a China por PDVSA, con
producción petrolera a futuro, por los próximos diez años, o algo así. Es un fondo turbio e ilegal porque compromete
petróleo a futuro y porque ha sido contratado en el mayor secreto, con precios del petróleo que incorporan
descuentos. La utilización del dinero es un secreto pero se sabe que los proyectos que pudieran estar siendo
financiados con ese dinero son hechos por empresas chinas, con materiales y equipos chinos y hasta obreros chinos
(como las casas de Fuerte Tiuna), lo cual es imperialismo económico en mayúsculas, aunque Hugo Chávez siempre
se jactó de ser el nuevo libertador y se llenaba la boca con retórica anti-imperialista.

El costo para Venezuela de estos cuatro grandes crímenes es incalculable. Estamos hablando de unos $400-500.000
millones en pérdidas derivadas de baja producción, ventas subsidiadas, colapso y destrucción de plantas y equipos y  
robo y caos en el manejo de los fondos paralelos.

Quien mató a la CVG? Fuente Ovejuna, señor...


 
(En foto: Rodolfo Sanz, Ministro, presidente CVG, presidente SIDOR, inepto en todo).

La CVG está muerta y ha estado muerta por algún tiempo ya. Muerta está una empresa que no logra
obtener ingresos suficientes para cubrir sus gastos. No está quebrada porque sus activos aún poseen
mayor valor que sus pasivos pero no tiene flujo de caja, requiere de sistemáticas infusiones de dinero del
Estado para seguir funcionando. Quien mató a la CVG? Hay que decirlo: la sociedad venezolana, en
especial la de Guayana. Después de unos primeros años excelentes al mando de Rafael Alfonzo Ravard
y de Argenis Gamboa, la empresa cayó en manos del bipartidismo, AD-COPEI. Leopoldo Sucre, José
Ignacio Acevedo, Celestino Martínez, Enrique Castells, Oscar Martínez, Héctor Soucy, Andrés López
Robles, fueron los principales gerentes de esas etapas en las cuáles la CVG entró en progresivo
deterioro, debido a la estupidez del liderazgo político, a la ineptitud gerencial y a la corrupción de una
mafia política-gerencial. Cuando estuve en la CVG, en 1994-1995, ya era una empresa financieramente
irrecuperable. Venalum le debía a Edelca, Alcasa a Venalum, Fesilven a Edelca, Fesilven a Ferrominera,
inclusive la casa matriz CVG le debía a Ferrominera. Una verdadera jungla de deudas inter-filiales.

El segundo grupo asesino de CVG fue el de las gobernaciones y algunos concejos municipales de la
región, los cuales pretendían y todavía pretenden que la CVG les preste servicios gratis y les dé dinero.
Gobernadores como Andrés Velázquez y alcaldes como Carmelo De Grazia fueron funestos para la
CVG. Velásquez hasta llegó a auto-postularse para presidente de la empresa.

El tercer grupo asesino ha sido el sindical: Matancero y SUTTIS, así como FetraBolivar y FetraMetal han
sido organizaciones politizadas o anárquicas, tal como sucede hoy en día con el sindicato de
FerroMinera.
Otro grupo es el de los dueños de algunos medios regionales enquistados en la CVG a través de
intermediarios, la Guardia Nacional, la UNEG y hasta la Iglesia, instituciones y sectores que han visto
frecuentemente a la CVG como una vaca de ordeño.

Los empresarios, los altos burócratas, la gente influyente de la región, han contribuido a chuparle la
sangre a la CVG, en asociación con los burócratas de la empresa y algunos extranjeros como Marc Rich
y sus lugartenientes locales.

No es sorprendente, por lo tanto, que CVG esté muerta hoy. Ferrominera, una de las empresas con mejor
flujo de caja en el pasado, está hoy contra las cuerdas. Tiene 6500 trabajadores y está construyendo
1600 casas para ellos pero no tiene con qué pagar su deudas con los contratistas y los mismos obreros.
A pesar de que pierde casi $20 dólares en cada tonelada de hierro y $23 en cada tonelada de briquetas
que venden tienen la osadía de estarle pidiendo a Chávez $90 millones frescos para expandir la
producción!! Esto lo dice, hasta con orgullo, el actual presidente de la empresa, Radwan Sabbagh.

El secretario del Sindicato de ferrominera, Rubén González, alega que el presidente de la empresa es un
mitómano, que mantiene a Chávez engañado. Las quejas que presenta en contra de la empresa son las
mismas que tradicionalmente presentan los sindicatos de la zona cada vez que están peleando con la
gerencia, que si los buses están en mal estado, que no pagan los salarios, que si el presidente les menta
la madre a los trabajadores. González habla el mismo lenguaje mafioso que hablaba Ramón Machuca en
su momento.

Quien mató a la CVG? Fuente Ovejuna, señor. Todos deberían tener vergüenza por este asesinato en
gavilla.

Recuperar la industria petrolera puede tomar 10 años y $250


millones de inversión
 Voluntad política, inversión foránea y 10 años se necesitan para recuperar la industria petrolera,
opinan especialistas
 Según la OPEP, Venezuela produjo en septiembre de 2019 749 mil barriles de crudo diarios, de
acuerdo con fuentes oficiales
 Venezuela es aún el país con mayor cantidad de reservas probadas, con más de 300 mil millones de
barriles
Desde el descubrimiento del pozo Zumaque I en 1914, primer pozo petrolero ubicado en el país, la economía de
Venezuela se ha caracterizado por depender de la producción y explotación de crudo, al punto tal que
aproximadamente 95 de cada 100 dólares que ingresan a las arcas de la nación provienen de este sector. Por esta
razón, la industria petrolera venezolana es de suma importancia para que el Estado venezolano cumpla con todas y
cada una de sus obligaciones.

Es por todos sabido que Venezuela ha pasado por dos períodos de “bonanza petrolera”, a saber, en la década de
1970 durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez en el que se hablaba de la “Venezuela Saudita”, y
aproximadamente entre los años 2005 y 2012, en tiempos de Hugo Chávez. Luego de tales períodos de
abundancia, los cuales fueron influenciados por factores ajenos a la dinámica nacional, vinieron crisis económicas
que afectaron -y afectan- de manera significativa la calidad de vida del venezolano.

Alguna vez Arturo Uslar Pietri, uno de los más grandes intelectuales venezolanos, sugirió “sembrar el petróleo”, que
no era más que utilizar la ingente renta petrolera para diversificar los ingresos del Estado, además de invertir en la
educación de los venezolanos. Por razones diversas, los gobiernos pasaron y la dependencia al petróleo siguió
intacta. Dos nacionalizaciones y un proceso de apertura petrolera a mediados de 1990, bajo el mandato de Rafael
Caldera, han marcado la política estatal con respecto a la principal industria del país. Hoy en día, el debate es
distinto. Algunos sectores hablan de reformar la Ley de Hidrocarburos y hasta de privatizar PDVSA como paso
necesario para relanzar la industria petrolera.

Por ser este un sector estratégico para Venezuela, en Cotejo.info decidimos iniciar el ciclo de reportajes “Venezuela
2020: El País que Viene” -que consta de una serie de trabajos propositivos en los que se plantea rescatar distintos
sectores de la vida nacional- con el tema petrolero. En las próximas líneas, vamos a dar un paseo por la actualidad
de nuestra industria petrolera y, partiendo de ese diagnóstico inicial, abordaremos -de acuerdo con la visión de
especialistas en la materia- cuáles son esos pasos necesarios a seguir para recuperar la industria petrolera.

Historia y actualidad de la industria petrolera en números


De acuerdo con el BP Statistical Review of World Energy June 2019 de la compañía petrolera británica British
Petroleum (BP), para el año 1965 Venezuela era el tercer productor de crudo del mundo, superado solamente por
Estados Unidos y la extinta Unión Soviética. En aquel entonces, Venezuela producía 3 millones 503 mil barriles de
crudo diarios (bdpd) -más que el total de África-, mientras que Estados Unidos y Unión Soviética producían 9
millones 014 mil bdpd y 4 millones 858 mil bdpd, respectivamente.

En 1970, producto del aumento de producción de Arabia Saudita e Irán, Venezuela desciende a la quinta posición.
Ese año produjo 3 millones 754 mil bdpd, más que el total de la región Asia-Pacífico. Venezuela transcurre la
década de los 70 entre los siete principales productores del orbe. El año 1982 desciende a la octava posición, y en
1988 a la décima. Sin embargo, recupera la séptima casilla en 1990.

La década de los 90 ubica a la tierra de Bolívar entre la sexta y la octava posición. Aunque el volumen de
producción venezolano se mantuvo en torno a los 3 millones de barriles diarios, el auge de otros países, aunado a
la crisis interna puesta de manifiesto en el paro petrolero, implicó que Venezuela se ubicara en la novena posición
entre los productores de crudo del mundo para el año 2003.

Luego de ese año, al igual que la década anterior, Venezuela se posicionaba entre las casillas seis y ocho en
cuanto a volumen de producción de crudo hasta el año 2010, en el que se desciende a la novena posición al
tiempo que se producen menos de 3 millones de barriles -2 millones 841 mil 572 bdpd para ser exactos-. A partir de
allí, el declive ha sido constante en ambos renglones –producción y posición global- hasta llegar a 2018, cuando
ocupa la casilla 17 en el grupo de mayores productores de petróleo en el mundo, con un rendimiento de 1 millón
513 mil 861 bdpd, según cifras de BP.  Para finales de ese año, Brasil fungió como el mayor productor de
Suramérica, desplazando a Venezuela al segundo lugar del subcontinente americano.

2019: El año de la debacle


En el último informe mensual de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), la producción
petrolera de Venezuela para el mes de septiembre de este año fue de 749 mil bdpd según fuentes oficiales,
mientras que la calculada por fuentes secundarias se tasó en 644 mil bdpd. En el siguiente gráfico se observa el
dramático descenso de la producción nacional de crudo en los últimos tres años.

De acuerdo con declaraciones del economista petrolero Rafael Quiroz Serrano para En Este País (EEP), programa
radial de la red Fe y Alegría, uno de los problemas fundamentales de Petróleos de Venezuela (PDVSA) radica en la
cantidad -y calidad- de empleados que actualmente labora en la empresa propiedad del Estado venezolano. “43 mil
empleados son suficientes, PDVSA se puede manejar incluso con 20 mil. El problema es la competencia de los
profesionales que quedaron allí. Hay actualmente una gran cantidad de profesionales que son militares, de petróleo
no saben nada”, afirmó.

Quiroz estima que la capacidad instalada de producción actualmente es de 130 mil barriles diarios cuando debería
ser de 1 millón 300 mil. “PDVSA necesita de gran capital financiero (para recuperar la industria petrolera) que
debe invertirse sobre todo en producción y exploración. Pero para ello debe crearse un ambiente de respetabilidad,
de seguridad jurídica, de garantías en cuanto a la legislación de hidrocarburos. Capital financiero hay afuera, pero
no va haber inversión ni recuperación si no hay estabilidad política”, argumentó.

¿Qué se necesita para recuperar la industria petrolera?


Un punto de partida -que llena de esperanza a muchos- es el de las reservas que yacen en subsuelo venezolano.
En efecto, Venezuela es el país con la mayor cantidad de reservas certificadas de crudo, seguido de Arabia
Saudita. BP la estimó para finales de 2018 en 303,3 mil millones de barriles. Por su parte,  información estadística
de la Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) afirma que son 309 mil millones de barriles, según lo reseñó
BBC en abril pasado. Sin embargo, no toda esta cantidad es susceptible de ser explotado.

Ahora bien, ¿qué se necesita para recuperar la industria petrolera venezolana? De acuerdo con el economista y
estudioso de la materia petrolera, Luis Oliveros, en entrevista para Cotejo.info, depende de los objetivos que se
tracen. “Recuperar 1 millón de barriles puede tomar entre año y medio a 2 años. Llevar la producción a 3 millones
ya es un plazo mayor”, estimó.
Para Oliveros, primero se debe pensar en cómo aumentar la producción en medio de las sanciones económicas
actuales y resolver de dónde va a salir el dinero para acometer las inversiones que se necesitan. Y todo ello parte
de los objetivos antes mencionados. Lo siguiente es tener voluntad política y llevar a cabo los proyectos
establecidos.

“El daño que se le ha hecho a PDVSA, a la industria petrolera, es muy grande. Hay gente que dice que la industria
no va a volver a ser nunca la misma. Yo creo que podemos tener una industria petrolera mucho mejor de la que
teníamos antes. Pero hay que tener voluntad política, buscar financiamiento, rescatar la institucionalidad. Tenemos
que hacer un conjunto de cosas en el entramado institucional de la industria petrolera, fortalecerla
institucionalmente, volver a hablar de los fondos de estabilización, los fondos de ahorro, los fondos de inversión”,
aseveró.

Inversión y tiempo necesarios para recuperar la industria petrolera


Oliveros estima que para volver a producir 1 millón de barriles diarios de crudo, la inversión mínima requerida es de
unos 40 o 50 mil millones de dólares. “Estamos hablando de poco más de 50 % del PIB actual de Venezuela, de
cerca de siete veces las reservas internacionales del país. Ese dinero no lo tiene la industria, no lo tiene PDVSA, no
lo tiene Venezuela, ese dinero hay que salir a buscarlo en los mercados internacionales. Para poder lograr tener
ese número, tienes que salir del default, tener un plan macroeconómico que genere confianza, (tienes que) hacerle
ver a los inversionistas que se van a cumplir las reglas, (tienes que) cambiar la manera en la cual te has estado
relacionando”, aseguró.

Por su parte, el diputado y presidente de la Comisión de Energía y Petróleo de la Asamblea Nacional, Elías
Matta, recuperar la industria petrolera para que pueda volver a producir los 2 millones de barriles que llevarían su
producción a un nivel óptimo, tardará entre 8 y 10 años, y requerirá una inversión de entre 180 y 200 mil millones
de dólares.

Quiroz es más pesimista en cuanto a la cantidad de dinero que se requiere para recuperar la industria petrolera.
“Para llegar a 3 millones de barriles diarios se necesitan no menos de 10 años y una inversión de 250 mil millones
de dólares, es decir, un promedio anual de 25 mil millones de dólares para poder levantar la producción petrolera
en ese lapso. Para el primer año deberíamos disponer de 1800 o 1900 millones de dólares para que pueda
arrancar. En definitiva, un promedio anual no menor a 25 mil millones de dólares”, reveló para EEP.

¿Privatizar o no? He ahí el dilema


Hay sectores que plantean como necesario que PDVSA pase a manos privadas para recuperar la industria
petrolera. Al respecto, Oliveros cree que esta no es una discusión oportuna, al menos en el corto y mediano plazo.
“Estamos en un momento político complicado en Venezuela Yo creo que sumar el léxico de privatización en las
condiciones actuales no es sano. Aparte, ¿cómo hablas de privatizar una industria que está prácticamente en el
piso?”, opinó.

Oliveros argumenta que el tema privatización se puede tratar más adelante, si hay consenso en el país. “Primero
tenemos que resolver muchas cosas antes de poner esa discusión en el tapete. No es el momento y no es
pertinente hacerlo”, sentenció. En la misma línea de pensamiento, Quiroz considera que la propuesta de privatizar
PDVSA es contraria a los intereses de reconstruir el país.

¿Es realmente posible recuperar la industria petrolera?


En conclusión, sí es posible recuperar la industria petrolera a los niveles de otrora. Pero se necesita sincerar la
nómina, contratar especialistas petroleros y pagarles adecuadamente, buscar inversión extranjera y brindarles
seguridad jurídica a través del saneamiento de la industria. No obstante, todo parte de la voluntad política, ya sea
de la actual administración –lo cual luce poco probable, por utilizar un eufemismo- o de una futura. Sin ella,
cualquier medida que se tome será inocua, írrita.

En palabras de Luis Oliveros, rescatar a Venezuela pasa por la recuperación de la industria petrolera. “Si no
recuperamos la industria petrolera, no vamos a recuperar la economía venezolana. (De no ser exitosa la
recuperación) no tendríamos divisas, no vamos a tener capacidad de financiamiento, tanto de importaciones como
de otras industrias. Por lo tanto, el recuperar la industria petrolera -la única con ventaja comparativa y la única que
nos puede generar divisas de una manera importante en el corto plazo- debe y tiene que ser una prioridad. Si no,
Venezuela va directo a convertirse en una combinación de Haití, Sudán y Zimbabue. Un país mucho más pobre de
lo que es actualmente, sin capacidad de respuesta alguna ni de mejora de calidad de vida para su gente”, finalizó.

Las Industrias Básicas de Guayana son recuperables


 Todas las Industrias Básicas de Guayana están en paro técnico o con mínimos de producción
 La producción de alúmina por parte de CVG Bauxilum en 2018 fue de cero toneladas
 Inversión, cambio de modelo y reivindicación de la misión y la visión de las empresas, pilares para
la recuperación
Un estado, tres sectores clave, 21 empresas agrupadas bajo un conglomerado llamado Corporación Venezolana
de Guayana (CVG)… Estas forman las llamadas Industrias Básicas de Guayana. En palabras de Damián Prat,
locutor, articulista y estudioso del sector industrial en el estado Bolívar, el término “básicas” se debe a que estas
industrias representan la base de la cadena industrial de Venezuela, ya que los productos terminados que de estas
compañías se derivan sirven de materia prima para otras empresas a lo largo y ancho del país. De allí su
importancia estratégica.

Es por ello que el segundo trabajo de la serie “Venezuela 2020 – El país que viene” se enfoca en la recuperación
de las Industrias Básicas de Guayana. Luego de plantearnos en el trabajo anterior cómo recuperar la industria
petrolera, consideramos que el siguiente paso es analizar este grupo de empresas ubicadas en Ciudad Guayana, y
que marcan la dinámica de buena parte del estado Bolívar, el más grande en cuanto a extensión del país.

Corporación Venezolana de Guayana


La Corporación Venezolana de Guayana, mejor conocida como la CVG, es un ente que agrupa a un conjunto de
empresas ubicadas en Ciudad Guayana. Fue fundada el 29 de diciembre de 1960 con miras a crear una sinergia
entre las actividades económicas del sector público y privado de la región. Actualmente es presidida por el abogado
y político Pedro Maldonado. Sin embargo, Juan Guaidó designó a finales del pasado mes de septiembre una junta
administradora ad hoc de la CVG, nombrando como su presidente al ciudadano Enrique Manuel Cardelis Inciarte.

En la actualidad, 21 empresas forman parte de la CVG. Por el sector aluminio se encuentran CVG Venalum, CVG
Carbonorca, CVG Cabelum, CVG Bauxilum, CVG Alcasa, CVG Alucasa, CVG Alunasa y CVG Rialca. El
sector hierro-acero está representado por las industrias Sidor, CVG Ferrominera, Briqven, Comsigua, Briquetera
del Caroní, Briquetera del Orinoco y Refractario. Las empresas enfocadas a servicios son Ferrocasa, Internacional,
Conacal, Fundeporte, Tecmin y Sociedad de Garantías Recíprocas, según se recoge en el sitio web oficial de la
CVG. Maderas del Orinoco (antiguamente Proforca) también se considera parte de las empresas básicas como
parte del sector forestal.

Empresas como CVG Bauxilum se encargan de explotar los yacimientos de bauxita y transformarlos en alúmina.
Estos constituyen la materia prima fundamental para obtener aluminio primario. La venta de estos minerales se
dirige en su mayoría al mercado nacional, abasteciendo a CVG Alcasa y CVG Venalum, principales productoras de
aluminio, así como cilindros y productos laminados de este metal.  Otras compañías que se dedican a producir
laminados de aluminio son CVG Alunasa y CVG Alucasa.

Los procesos de Sidor (una de las más grandes e importantes de este conglomerado de empresas) inician con la
fabricación de pellas y culminan con la entrega de productos tales como barras, alambrón y láminas de diversos
tipos, entre otros.

Por su parte, CVG Ferrominera Orinoco C.A. tiene como responsabilidad la explotación del hierro y sus derivados,
para luego comercializar finos y gruesos de hierro, además de pellas para altos hornos y reducción directa.
Ferrominera surge como resultado de la nacionalización de las empresas Orinoco Mining Company e Iron Mines
Company of Venezuela, subsidiarias de la U.S. Steel y la Bethlehem Steel Company, respectivamente.
Las industrias briqueteras, también conocidas como productoras de hierro briquetado o de briqueta de hierro son:
Briqven, Comsigua, Briquetera del Caroní y Briquetera del Orinoco. Estas empresas se dedican a trasformar el 
hierro en productos de mayor valor agregado, como son las briquetas, obteniendo así un importante rédito.

Actualidad de las Industrias Básicas de Guayana en números


Todas y cada una de las Industrias Básicas de Guayana están técnicamente cerradas, o en el mejor de los
casos, con niveles de producción históricamente mínimos. Vamos a dar ejemplos de las más representativas.

CVG Alcasa ha venido mostrando un declive importante en los últimos años. Para 2007, esta empresa
producía 180 mil toneladas de aluminio primario. Luego de la orden del entonces presidente Hugo Chávez a finales
de 2009 de clausurar y desmantelar las Líneas I y II debido a la crisis energética que atravesaba el país,  la
reducción de la producción se acentuó al punto tal que la producción del año pasado fue de apenas 4 mil 500
toneladas, una disminución de 97,5 %.

La otra gran empresa productora de aluminio primario, CVG Venalum, producía en el año 2006 441 mil toneladas
del mineral. En 2018, 60 mil 200 toneladas. En 12 años se perdió 86,34 % de la producción.

Sidor, la gigante del acero venezolano, con una capacidad instalada para producir 5,1 millones de toneladas al año
de este metal y nacionalizada el 12 de mayo de 2008, produjo en 2007 4,3 millones de toneladas de acero. 11 años
más tarde, apenas 50 toneladas. Podemos hablar de una paralización casi total, con 99,99 % de disminución.

El caso de CVG Ferrominera, otro de los grandes emblemas del grupo de Industrias Básicas de Guayana, también
es digno de destacar. De producir 22,5 millones de toneladas de mineral de hierro en 2006, año de reelección de
Hugo Chávez sobre Manuel Rosales, pasó a 3 millones el año pasado, 86,6 % menos.

Sin embargo, una la más dramáticas reducciones la tiene CVG Bauxilum, al pasar de una producción de 1 millón
904 mil toneladas de alúmina en 2005 a CERO en 2018, debido a que esta planta estuvo cerrada, obsoleta y
prácticamente desmantelada el año pasado. Esta reducción de 100 % provocó que empresas como CVG Venalum
y CVG Alcasa tuvieran que traer la alúmina importada en 18 buques por un monto de más de 120 millones de
dólares, según reseña The Watcher Venezuela.

Un pequeño ejemplo de la conexión entre estas empresas básicas es el siguiente: Sin bauxita, no se puede
obtener alúmina, que es la materia prima que necesitan CVG Venalum y CVG Alcasa para producir el aluminio
primario. El detalle radica en que la empresa encargada de transformar la bauxita en alúmina es CVG Bauxilum.
Por lo tanto, esa cadena de producción se encuentra rota en la actualidad.

Recuperación de las Industrias Básicas de Guayana


Cecilio Pineda es secretario de organización del Sindicato Único Nacional de Empleados Públicos de la CVG
(SUNEP-CVG). Es coordinador de proyectos industriales de la CVG y miembro principal de una agrupación llamada
Intersectorial de Trabajadores de Guayana, conformada por dirigentes sindicales de todas las empresas.

En opinión de Pineda, que conoce desde adentro el mundo de las Industrias Básicas de Guayana, recuperar
empresas de la envergadura de Sidor, Venalum o Alcasa requiere de una gran inversión. No obstante, para poder
contar con dicha inversión primero se les debe brindar seguridad jurídica a los inversionistas. “Estamos hablando
de unas empresas básicas de gran tamaño. Primero debe haber una seguridad jurídica para los inversionistas.
Tenemos que ir con asociaciones estratégicas con el sector privado, el sector extranjero. Mucha gente quiere
invertir en las empresas, en el sector hierro, en el sector acero, en el sector aluminio, pero con esta incertidumbre
política y jurídica no va a venir nadie”, expresó.

En la misma tónica, la periodista Pableysa Ostos –quien hace vida en el estado Bolívar- argumenta: “Se necesita
de una buena inversión en equipos y materiales, remunerar a tu personal como es debido, contar con un buen
HCM… Además, se requiere de una buena gerencia”.
Al tratarse de 21 empresas estratégicas, nos preguntamos si alguna industria o sector debería tener alguna
prioridad. Pineda lo tiene claro. ”La prioridad de las empresas acá en Guayana tiene que ser el sector eléctrico.
Tenemos que recuperar (las represas) Macagua y Guri. Primero Guri, porque es el que garantiza al menos 70 % de
la electricidad al país. Y Macagua, que es la que genera los kilovatios que necesitan tanto Sidor como Venalum, y
todas aquellas necesitan de kilovatios para prender sus hornos. No podemos intentar encender un horno de Sidor o
Venalum sin garantizar que Guri esté al menos 80 % operativa. Sin él, no podemos hablar de recuperación de
ninguna otra empresa, indicó.

Tamaño de la inversión requerida


En este punto ocurre algo bastante curioso. Todos tienen claro que se requieren grandes cantidades de dinero para
acometer la recuperación de las Industrias Básicas de Guayana, pero nadie se atreve a dar una cifra debido al
número de empresas y la complejidad institucional –así como la actualidad- de cada una. “Es cuantificable, pero no
sabría decir cuánto. Eso sí, el número es bastante elevado”, expresa la comunicadora social Ostos.

“Se ha hecho un trabajo de revisión con los pocos técnicos que aún quedan en las empresas. No es fácil de
cuantificar, dado que quienes administran las empresas son afectas al gobierno y no sueltan datos. En el caso de
Venalum, recuperar una celda apagada requiere de unos 400 millones de bolívares y, cuando lo multiplicamos por
las más de 900, eso sería más o menos el tamaño de la inversión solo para Venalum”, opina Pineda.

“Por otro lado, recuperar una planta como Venalum, con la tecnología obsoleta que tiene, habría que evaluar si se
eliminan esas líneas viejas y sale mejor ir al mercado internacional a invertir en nuevas tecnologías. Igual en Sidor”,
añadió.

Tiempo para recuperar las Industrias Básicas de Guayana


Ostos argumenta que recuperar las Industrias Básicas de Guayana requerirá de mucho tiempo. “Puede tomar
años porque ha sido mucho el tiempo de omisión, de descuido, de malversación de fondos, de una gran corrupción
en todas las empresas”.

Para el dirigente sindical Pineda, se debe realizar una evaluación particular de cada empresa a la hora de
establecer tiempos de recuperación. Ya hay técnicos dentro del Plan País propuesto por el equipo de Juan Guaidó
trabajando en ello. “La idea es que se ponga operativa una planta rápidamente, dependiendo del sector. Tratar de
que en seis meses a un año se active alguna producción pequeña. El problema es que el desastre es tan grande
que se habla de hasta cinco años para recuperar en las mejores condiciones, contando con la inversión necesaria,
una empresa de aluminio, por ejemplo”, sostuvo.

Igual ocurre en el caso de Sidor. Allí hay plantas que se pueden recuperar rápidamente, pero faltaría el acero para
poder producir cabillas, planchones y láminas. Por lo tanto, el tiempo de recuperación se proyecta casi siempre a
un año para empezar a operar.

Otro ejemplo es el de Carbonorca, que es la empresa productora de ánodos de carbón. Los técnicos estiman que
en seis meses se puede estar produciendo carbón para la exportación. De esta manera poder generar divisas
mientras se recuperan empresas como CVG Venalum y CVG Alcasa.

El caso de Ferrominera, que es la compañía que trae del Cerro Bolívar el hierro hasta Puerto Ordaz, es más
complejo. “Primero se debe realizar una adecuación de las vías férreas y arreglar las locomotoras, para así mejorar
la logística de traslado del mineral. (Se tiene que) invertir en maquinarias en el Cerro Bolívar para poder extraer de
mejor forma la mina y llevarla hasta Puerto Ordaz. Luego hay que ver la planta de pellas, toda la transformación
que le hacen al hierro. También se habla de un año, mínimo, para empezar, no para producir al 100 %. Hablamos
de un 10 o un 20 %”, indicó.

“La idea es que las empresas primero se activen paulatinamente y que esa generación de ingresos permita a los
trabajadores tener sueldos dignos, ir mejorando en la medida de lo posible las condiciones colectivas que se tenían
antes cuando las empresas eran rentables y productivas. Todo esto se contempla en el Plan País”, complementó el
secretario general de SUNEP-CVG.
En palabras de Pineda, las empresas deben priorizar la misión y la visión de las mismas para poder salir a flote
nuevamente. “De acuerdo con un equipo de trabajo de todas las empresas, las Industrias Básicas de
Guayana son recuperables, pero primero debe ocurrir un cambio de modelo político y económico en el país. Con el
modelo actual, donde la prioridad en muchos casos es la razón social y se pierde de vista la misión y visión que
tiene cada empresa, no vamos a tener éxito”, finalizó.

El apagón madurista es el remate «robolucionario» de


la destrucción de Venalum y Alcasa
TalCual P u b l i c a d o m a r z o 1 3 , 2 0 1 9

Reconstruir a Ferrominera, Bauxilum, Sidor, Sidetur, Alcasa y Venalum como empresas base de
una enorme cadena productiva y económica en todo el país, también será fundamental. 
Indispensable.  Sin acero y aluminio no hay desarrollo
Damián Prat C- Desde Guayana/ Especial para TalCual
@damianprat

Aquella tarde del 23 de diciembre de 2009, en una de sus habituales cadenas de radio y TV, Hugo
Chávez no pudo seguir evadiendo la gravedad del problema que asolaba al país por la crisis de
energía eléctrica que en realidad, mucho más allá de la sequía del “Niño” de aquel momento, la
había causado su gobierno al no ejecutar las obras de inversión en plantas termoeléctricas para
equilibrar y complementar el aporte del maravilloso sistema hidroeléctrico del Caroní (Guri y las
Macaguas más Caruachi y el proyecto Tocoma) diseñado, construido y administrado con altísima
calidad técnica y gerencial por CVG y Edelca a lo largo de 40 años y 8 gobiernos en continuidad
administrativa.

Ciertamente, ese sistema de presas que todos habitualmente llamamos simplemente Guri, era una
maravilla para generar más de 14 mil mw de energía, limpia, barata y confiable, que se distribuían
por toda Venezuela mediante una enorme red de transmisión y distribución y el Sistema
Interconectado Nacional al que aportaban algunas plantas de Cadafe y la también magnífica
Electricidad de Caracas.

Y estaba proyectado para llegar a 17 mil MW al terminar  Tocoma.

Ese aporte de Guri, las Macaguas y Caruachi, podía cubrir aproximadamente entre el 60% y el 70%
de la demanda nacional de energía lo cual es un milagro que muchos países desearían tener. Era
“La mano de Dios junto a la mano del hombre” a las que aludió el poeta y escritor Don Pedro
Berroeta algunos años antes en una visita a Guayana.

Termoeléctricas como complemento

Sin embargo, esa maravilla requería complementos, sobre todo para épocas de sequía y años
“Niño” cuando era necesario reducir el aporte del lago de Guri para preservarlo.

Todo estaba planificado con minuciosidad en aquella Edelca y en todo el sector eléctrico con
Cadafe.
Plantas termoeléctricas en varias regiones y algunas pequeñas hidroeléctricas en Los Andes.

Ya existía la más grande de todas: Planta Centro, cerca de Morón en Carabobo, para 2 mil MW
pero que ya requería refacciones grandes y la original Tacoa de la Electricidad de Caracas, la
pionera eléctrica del país, más algunas otras.

En 2002, Edelca y la gente de Opsis entregó a Chávez un informe completo no solo con el análisis,
sino con las soluciones y sus proyectos.

Lo más importante: ejecutar Tocoma la cuarta hidroeléctrica del Caroní para 2.700 MW.
Refaccionar Planta Centro y disponer de nuevo de sus 2 mil MW para todo el centro norte y centro
occidente.  TermoTuy para blindar, junto a Tacoa de EDC, la gran Caracas y aledaños, 
TermoSucre junto a Cumaná para garantizar toda la energía desde Píritu a Irapa pasando por
Barcelona, Puerto La Cruz, Cumaná y Carúpano.

Y varios proyectos más. En todos esos sitios seguiría llegando la energía limpia y confiable de Guri
y el Caroní, pero esa energía térmica aportaría el complemento y el “extra” indispensable. Más
aporte en épocas de sequía o de período de alto consumo. Menos en temporadas bajas.

Mega corrupción

Entre 2002 y 2009 el gobierno de Chávez hizo muy poco, casi nada, de todo aquello. Indolencia,
indiferencia y algunos «guisos» fueron lo dominante.

Llegó la crisis de 2009 producto de un severo año Niño que hizo descender gravemente el Lago de
Guri por la sequía y la sobreexplotación de sus aguas debido a que no se ejecutaron las obras
termoeléctricas. Cuando ya tenía “el agua al cuello”, fue que Chávez y su “alto mando” (¿?) se
ocuparon del asunto.  Guri se acercaba peligrosamente al punto de colapso. Entonces implantaron
aquel plan de racionamiento que recordamos. Horas de apagones programados en cada región. 
Pero no bastaba. Todo por haber sido indolentes durante siete largos años al programa de obras
eléctricas que estaban totalmente planificadas.

Apagón ordenado por Chávez

Chávez, entonces, ordenó tumbarle cerca de 2.500 MW a la industria de Guayana.  Porque no


quería imponer racionamientos en Caracas por el costo político que conllevaba y sobre todo porque
era imposible ejecutar en meses las obras que ellos dejaron llenar de telarañas por siete años.

El 23 de diciembre de 2009, en cadena nacional dio la orden: apagar más de la mitad de los hornos
eléctricos de Sidor aunque eso significara una grave escasez de hojalata, cabillas, tubos y laminados
de acero con lo cual muchas industrias en todo el país tendrían que reducir su actividad a casi cero.
Lo más grave: Chávez dio la destructiva orden de clausurar y desmantelar las viejas Líneas I y II de
Alcasa con sus casi 200 celdas de reducción electrolíticas.

Y apagar 400 celdas de reducción en la moderna Venalum, es decir, el 44% de la empresa, aunque
ya en los años previos, la robo-lución venia mermando la productividad y las finanzas de ambas
compañías.

Solo que ese era un golpe demoledor, muy destructivo. Era liquidar más de 250 mil toneladas/año
de aluminio, enviando las finanzas de ambas empresas y las de no menos de un centenar de
empresas transformadoras en todo el país al acabose.

Lo peor es que apagar esas casi 600 celdas entre ambas empresas era liquidarlas, porque una celda
nunca se puede apagar pues se daña irremisiblemente y hay que reconstruirla totalmente desde cero
a un costo enorme.
Esas celdas deben estar encendidas y produciendo las 24 horas de los 365 días del año.  O se
pierden.
Varios técnicos de Venalum elaboraron un informe técnico que les entregaron a varios ministros
para que llegara a Chávez.  No solo advertían de la magnitud del daño sino que ofrecían una
solución parcial:   no apagarlas del todo y aunque no usaran toda la energía eléctrica necesaria para
producir se mantuvieran con un encendido mínimo para no perderlas.

La respuesta de Chávez fue la del militar autoritario, embebido del poder sin límites. “Cumplan la
orden de apagar todo lo que ordené”, La noche del 28 de diciembre de 2009, aprovechando la
desmovilización de la fecha y miles de trabajadores en vacaciones para impedir protestas, los
gerentes rojos, casi todos forasteros impuestos, con algunos sindicalistas psuvistas apagaron todo
aquello. Un verdadero crimen. Mucha gente lloró en Guayana.

En las semanas siguientes se desmantelaron y “chatarrearon”  con saña, las maquinas e


instalaciones de las Líneas I y II de Alcasa.  Dos enormes galpones quedaron vacíos. Nunca más
podrían rehacerse.
Las 400 celdas de Venalum, repartidas por grupos entre las 5 líneas de producción, jamás se
reconstruyeron. El declive económico y financiero se hizo indetenible. Fue un golpe mortal.

Ambas empresas, al pasar los meses y años siguientes, comenzaron a perder más y más celdas sin
tener finanzas para rehacerlas. Chávez y su destructor “alto mando” hicieron anuncios de las obras
eléctricas que por siete años habían abandonado. Ahora “si harían” Tocoma, TermoSucre, Termo
Tuy, TermoZulia.  Reconstruir Planta Centro.  Y mucho blá blá.

Pero casi nada se ejecutó. Principalmente fueron enormes «guisos» y contratos donde los jerarcas
del régimen, sus testaferros, amigotes y «enchufados» se enriquecieron groseramente.  Abrieron
jugosas cuentas en cientos de millones de dólares (mientras cantaban en los “Aló” y las cadenas
que ser rico es malo) y compraron fincas, oficinas y apartamentos de lujo, yates y aviones en “el
imperio”, Suiza, Andorra, España, Punta Cana, los paraísos fiscales, mientras hacían propaganda
contra el “malvado capitalismo” y el “horrendo imperio”.

Instalaron unas inútiles térmicas en Sidor (hoy desmanteladas y que jamás produjeron nada   Ni
siquiera encendieron un bombillito) y casi dos docenas de miniplantas “de generación distribuida”,
en todo el país, que casi nada aportaban y hoy están en su mayoría cerradas e inservibles pero
fueron tremendo negocio para los Castro en Cuba. Una empresa de la Cuba castrista tuvo el
contrato de importación de esas miniplantas que en realidad solo están diseñadas como plantas de
emergencia pero Chávez y los cubanos las “vendieron” como soluciones para las ciudades aunque
sus miniaportes eran de 5MW o similares.

Tocoma jamás se terminó y los amigos lulistas y kirchneristas con sus socios de grandes empresas
capitalistas de allá, hicieron pingües negocios. En 2011 Chávez anunció en Tocoma que en
septiembre de ese año entraría en servicio la primera turbina.  Todo fue coba electorera. Casi nada
-salvo malbaratar miles de millones- se hizo en el resto de los proyectos termoeléctricos.

Los bolichicos y Derwick, pero no solo ellos, se llenaron de contratos y muchos millones de dólares
pero ninguna obra se terminó. La crisis eléctrica de hoy no es peor porque no menos de  cuatro mil
MW no se usan por la destrucción de la industria, tanto la de Guayana como la de todas las zonas
del país. Empresas cerradas o semiparalizadas.

En Guayana, al llegar el final de febrero de este 2019, la ruina era casi total. Los años de Maduro
han sido infinitamente destructivos.  Empeoraron todo a niveles increíbles.  El abandono fue peor.
Meses de protestas de calle de miles de trabajadores, en los finales de 2018 no lograron torcer al
régimen aunque lo desnudaron en su ruina anti patria y en su condición del peor violador de
derechos laborales. Cientos de atropellos y la prisión ilegal e injusta de Rubén González de
Sintraferrominera, resaltan.

Sidor tiene siete meses sin hacer ni una colada de acero, por lo cual tampoco hay producción en sus
trenes de laminación, de barras, ni de hojalata, tubos ni planchones.  Y ya en 2017 y mitad de 2018
“producía” a menos del 10%. Sidetur, planta Casima, estatizada en 2010, tiene 20 meses en cero.
Totalmente paralizada. Ferrominera produjo en 2018 el 12% de su capacidad habitual. Bauxilum
tiene 19 meses paralizados. Ni un gramo de alúmina pero los «enchufados» han aprovechado
generosos negocios de importación. Alcasa tenía para ese final de febrero, apenas 14 celdas activas
de las 386 que le quedaban de las líneas III y IV. Un 3% aproximadamente.  En otras palabras, la
gestión de la robo-lución acabó con el ¡97%! de la capacidad de producción. Venalum, la otrora
“Gran Planta” estaba reducida a 59 celdas de sus 905, un 6.5%, o sea, 93% menos. Todo en
ruinas. Nunca tuvimos menos patria que en estos tiempos del “plan de la patria”. Retrocedimos no
menos de 60 años. La pérdida de soberanía nacional es brutal.

El apagón madurista

La ruina económica y social en Guayana y en el resto del país, por las cientos de empresas que
transformaban productos de acero y aluminio y a su vez eran los proveedores de muchas más
empresas en áreas tan diversas como alimentos, eléctrica, automotriz, construcción,
electrodomésticos, metalmecánicas y más.

En ese estado de ruina, pero respirando para sobrevivir, les llegó a las industrias básicas de
Guayana el apagón madurista del jueves 5 de marzo.

El resultado de años de abandono del mantenimiento tanto en Guri como en las líneas de
transmisión.
El resultado de haber acabado con Edelca para crear el monstruo burocrático centralista de
Corpoelec.
El resultado de haber despedido y/o haber empujado a la emigración a cientos de técnicos y
trabajadores de alta calificación. El resultado de todas las obras termoeléctricas e hidroeléctricas
complementarias del Sistema Eléctrico que no se ejecutaron con miles de millones perdidos en
corrupción. El apagón en las industrias fue de primer momento de unas nueve horas. Las celdas de
reducción electrolíticas que quedaban en Alcasa y Venalum, se dañaron. Ambas empresas quedaron
en cero. Ya no pueden producir nada. La gerencia roja de la empresa ordenó impedir el ingreso de
trabajadores, salvo una lista seleccionada. No quiere reclamos ni protestas. Suspendió lo poco que
queda de transporte de personal.
Es posible que en los próximos meses en Venalum pudieran entrar en servicio una docena y media
de celdas que estaban en refacción.  Un 2% de la capacidad de la empresa en el mejor de los casos.
Aunque eso es solo una posibilidad dada la magnitud de los daños en varias áreas complementarias.
Solo por eso quizás no pueda hablarse de muerte total pero la ruina que inició la robo-lución en
aquel momento decisivo de la orden destructora de Chávez de diciembre de 2009, ha tenido un
nuevo y grave escalón.

Reconstruir el Sistema Eléctrico y la capacidad de generación de energía hidro y termo eléctricas


serán tareas fundamentales de los nuevos gobiernos a venir en el regreso de la democracia.

Reconstruir a Ferrominera, Bauxilum, Sidor, Sidetur, Alcasa y Venalum como empresas base de
una enorme cadena productiva y económica en todo el país, también será fundamental. 
Indispensable. Sin acero y aluminio no hay desarrollo. Lástima que el daño a la patria y a la
soberanía nacional sean tan hondos.

La robo-lución hizo de Guayana un Milagro al Revés.

Perspectivas

Gerencia ética y profesional para las empresas básicas

Decía el finado Alberto Quirós Corradi, en el prólogo que hizo del libro de su colega y amigo Gustavo Coronel
(1995) titulado Una Perspectiva Gerencial de la Corporación Venezolana de Guayana: La Visión, los
Desastres y las Soluciones[1], que la CVG ¨fue un sueño de desarrollo que nació en dictadura, dio sus
primeros pasos al inicio de la democracia y se convirtió en una pesadilla, justo cuando nuestro sistema de
Gobierno comenzó a recibir más recursos de los que sabiamente podría administrar¨.

Bajo la dirección de Rafael Alfonzo Ravard, entre 1959 y 1974, se estableció una clara visión y se llevó a cabo
la primera ejecución de un polo de desarrollo regional combinado con un centro urbano planificado, Ciudad
Guayana. Se delinearon los objetivos esenciales del Programa de Guayana, consistentes en el estudio de los
recursos de la región, el aprovechamiento hidroeléctrico del Rio Caroní, la promoción del desarrollo industrial
y la construcción de una ciudad que sirviese de apoyo al desarrollo industrial. Ese ese mismo período nació
Edelca, la estrella más brillante  del nuevo conglomerado industrial.

Entre 1974 y 1983, la CVG ya poseía varias empresas industriales (Alcasa, Sidor, Bauxiven, Ferrominera,
Interalumina, Venalum), y los presidentes de CVG Matriz Argenis Gamboa y, luego, Andrés Sucre, fueron
gente sensata y valiosa que impulsó el crecimiento de las empresas en esta etapa, a pesar de algunas
decisiones gerenciales controversiales tales como, por ejemplo, la que se tomó alineada a las aspiraciones de
CAP en cuanto a quintuplicar la producción de acero,  es decir, llevar a Sidor a producir unos cinco millones
de toneladas de acero al año los cual implicó pérdidas operativas de dicha empresa en el orden de los $400
millones.

En la etapa de Leopoldo Sucre Figarella, entre 1984 y 1993, la CVG alcanzó su mayor tasa de crecimiento
aparejada, lamentablemente, a un alto grado de desorden administrativo y endeudamiento (Coronel, 1995). La
CVG se desvió de su misión original y se convirtió, también, en una empresa de servicios públicos y de obras
públicas. Aunque en esta etapa crecieron las empresas del aluminio, su tasa de expansión fue poco prudente
y las inversiones se les fueron de las manos.

Leopoldo Sucre Figarella se constituyó en un poderoso creador de infraestructura regional lo cual, desde
luego, tuvo un gran impacto en la región; sin embargo, lo hizo a costa de descapitalizar algunas de las
empresas de la CVG. El ejemplo más notable de ello fue el bellísimo puente Angosturita construido entre
Puerto Ordaz y San Félix, el cual  fue financiado con el dinero de Ferrominera, para bien de las ciudades pero
en perjuicio de esta empresa. La gerencia de Sucre Figarella permitió mucho desorden y corrupción, como lo
demostró el Informe Espinoza. Este Informe, elaborado en 1987, criticó fuertemente el desempeño de
gerentes de primer nivel de esa época. El ministro Sucre Figarella, al ser interpelado ante el Congreso
Nacional dijo, sin empacho alguno, que “había roto su copia del Informe”. Nadie fue penalizado por esa
situación.

Entre 1994 y 1998, los presidentes de la CVG y sus empresas dieron cuenta de que la corporación había
fracasado como megaproyecto industrial en manos del Estado y pervertido su rol de agente del desarrollo
regional. Algunas de las razones esgrimidas por el directorio de la corporación acerca este estruendoso
fracaso fueron: (a) la ineficiencia característica de las empresas del Estado; (b) la incompetencia gerencial o,
peor aún, la corrupción gerencial; (c) la bajísima productividad de un sector laboral fuertemente politizado; (d)
una estrategia de inversión criminalmente errada por parte del Estado; (e) proyectos gigantescos
generalmente con bases económicas débiles y con una mediocre ejecución física.

A partir de 1999 hasta la fecha, los presidentes de CVG y sus empresas filiales (salvo algunas excepciones de
personajes que permanecieron en sus cargos durante los primeros años de la revolución, como es el caso del
Ing. Eugenio Medori en Minerven), han sido una verdadera legión de ineptos que denotan una profunda y
vergonzosa incoherencia gerencial y financiera. Durante esta etapa la nómina laboral se ha incrementado en
un cien por ciento, mientras que la producción de las empresas se ha reducido a la mitad y, en algunos casos,
se ha paralizado totalmente.

En fin, respecto a los asaltos que el mundo político le ha hecho a la CVG y a sus empresas desde su
creación, Quirós Corradi advertía (a pesar de haber sido un defensor de la gerencia profesional de las
empresas de la CVG), sobre la mezcla de oportunistas partidistas y los ¨gerentes de verdad¨ (Coronel 1995).
Ante la arremetida de los partidos políticos por obtener una cuota fuerte de poder dentro de las empresas de
la CVG, los gerentes profesionales luchaban por la institución y, en más de una ocasión, pagaron el precio de
su profesionalismo con la paralización de sus carreras o el despido injustificado. De este ¨ejercito¨ diezmado
de gerentes profesionales, aún hay hoy activos valiosos que cuentan con una ética del trabajo que lucha por
no extinguirse e intentan salvar lo que queda de esas empresas.

Algunas de las líneas estratégicas que han sido propuestas para el desarrollo de las empresas básicas de
Guayana (Coronel, 1995) que aún hoy siguen vigentes (Prat, 2012) son:

1. Una participación accionaria claramente minoritaria del Estado.


2. Una orientación determinante hacia la eficiencia, la productividad y la rentabilidad.
3. Un papel promotor y planificador del desarrollo regional, no ejecutor y responsable por servicios
públicos.
4. Una gerencia profesional, cerrada al clientelismo político.
5. Autosuficiencia financiera.
6. Meritocracia en sus filas laborales.
7. Una organización moderna y acorde con los objetivos arriba mencionados.
8. La agresiva búsqueda de nuevas inversiones por vía de incentivos especiales.
9. Una actitud de responsabilidad social ante la comunidad pero no de enfermizo paternalismo.
10. Una decidida voluntad política para promover y apoyar tales cambios.

1 Coronel, Gustavo (1995). Una perspectiva gerencial de la Corporación Venezolana de Guayana: La visión,


los desastres y las soluciones. Editorial Melvin: Sabana del Medio, Venezuela: Editorial Melvin
2 Prat, Damián (2012). Guayana: El milagro al revés. Caracas: Editorial Alfa.

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