Amigos de Dios o Del Mundo
Amigos de Dios o Del Mundo
Amigos de Dios o Del Mundo
Sag 4:4
“¡Oh almas adulteras! ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues,
que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”
La Biblia nos dice que Satanás es el príncipe de este mundo, el se mueve en medio de la injusticia y se complace en el
pecado, junto a un ejercito enorme de espíritus malos que dominan y controlan todo un sistema que el ha organizado.
1 P 5:8 “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor
buscando a quien devorar”
Esto significa que el no esta de acuerdo que tu seas Cristiano, que tu sigas a aquel que un día lo venció en un madero;
el no quiere verte prosperado ni bendecido, lo que el menos desea de ti es que te vallas con el al infierno a cantar
“estas son las mañanita”; pero como no puede hacerlo contigo por cuanto eres propiedad de Cristo, hace lo posible por
verte siempre derrotado.
Hablando una vez con uno de mis amigo cristianos me decía: “Todo es aburrido, no hay nada que hacer, ni a donde ir”
yo le respondí: “No te sorprendas, en el mundo no hay sitios para un cristiano ecepto la Iglesia”
Se nos ha sido difícil entender a Dios, no hemos podido captar el mensaje de su palabra cuando el nos dice que
nosotros como cristianos no tenemos nada que ver con el mundo; nosotros debemos entender que ya no somos del
mundo, ahora somos peregrinos y extranjeros, que nuestra ciudadanía es celestial.
Usted me dirá: Si, pero Dios no me prohíbe nada. Yo no voy a discutir esto con usted, lo cierto es que Dios nos manda
a que no compartamos ya con el mundo.
1 Jn 2:15 “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del padre
no esta en el”
Este amor, no es un simple afecto sentimental, sino a un deseo de tener, contemplar y disfrutar de algo.
Satanás tiene bien organizado el mundo, emplea conceptos tales como la filosofía, la psicología, los gobiernos, la
educación, la música, el cine, la radio, la televisión, el arte de la medicina, la ciencia, el deporte, la agricultura, los
medios de diversión; todo esto lo hace con el único interés de apartar al ser humano de Dios. Por ejemplo, satanás
esta usando la medicina para matar niños inocentes entes de nacer (aborto), con el campo, el esta matando a millones
de hombres y mujeres a través de la siembras y cultivo ilícitos que usted y yo sabemos; satanás esta usando la
educación para promover la filosofía impía y humanista.
Nosotros como creyentes debemos estar concientes que de tras de cada empresa humana hay espíritus o poderes
que se mueven contra Dios y su palabra, no hay nada que escape de las manos de satanás, todo aquello que esta
lejos de Dios, esta bajo el control demoniaco. Los estudios de televisión y cine, las casas disqueras, las empresas de
modelaje, las empresas de juguetes, todo esto esta bajo el control de Satanás.
El mundo y la Iglesia son dos mundos diferentes, el mundo esta bajo el control del maligno; la Iglesia pertenece a Dios
y para Dios, no tiene que ver lo uno con lo otro.
2 Co 6:14-15 “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿Qué compañerismo tiene la justicia
con la injusticia? ¿Y que comunión la luz con las tinieblas? ¿Y que concordia Cristo con Belial? ¿O que parte
el creyente con el incrédulo?
Tu no tienes ningún tipo de relación con el mundo, no tienes nada que ver con el. ¿Qué tiene que ver la Iglesia con el
mundo?
Entonces ¿por que se hace fácil colocarte el Jean descaderado? ¿Por que se te hace fácil colocarte un arete donde no
debes? ¿Por que se te hace fácil comprar el ultimo CD de Shakira, Carlos vives o Juanes? Si la Iglesia no tiene nada
que ver con el mundo ¿Por qué acostumbras a recrearte en ciertos lugares que no nos compete?
Estamos tan relacionado con el mundo que ya lo hemos traído a la Iglesia; ahora los jóvenes quieren traer la moda de
los Bastrys Voys; otros, quieren tener el cabello largo para verse mas atractivo al tocar la guitarra, el piano o las
maracas; otros quieren dejarse la barba a estilo de los raperos. Conozco jóvenes que han cambiado su forma de vestir
después de conocer de Cristo, pero el cambio ha sido fuera de los principios Cristianos.
Hey joven, el mundo pasa, y las cosas del mundo también, pero la palabra de Dios perdura para siempre. Me
sorprende cundo las jovencitas dicen que quieren ser como pamela Anderson, como Sofía Vergara, o como Natalia
París; desean en su corazón ser una gran modelo, desconociendo el transfondo de la situación.
Entiende esto, tu ya no eres del mundo. Sag 4:4 “¡Oh almas adulteras! ¿No sabéis que la amistad con el mundo
es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”
Ahora yo te lo diré así: “Oh almas adulteras ¿No sabéis que la relación con la moda, el cine malo, la TV mala, la
música, es enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo de la moda, el cine, la TV, la música,
se constituye enemigo de Dios”
La Iglesia de hoy predica 100% un Dios de amor, un Dios misericordioso, un Dios bueno, que esta
presto para perdonarnos; y esto de una u otra forma nos ha dejado una confianza tan grande que pensamos que Dios
siempre estará allí para perdonarme, no importa cuantas veces peque, Dios siempre estará para perdonar mis
pecados.
Jóvenes Dios es amor pero también es fuego consumidor; creemos y estamos convencidos que como estamos
viviendo en el tiempo de la gracia, todo es color de rosa, y estamos totalmente equivocados.
La palabra GRACIA es traducida del gr. JARAIS que es un favor de parte de Dios para el hombre. Ejemplo: Cuando
alguien le cae en gracia, usted esta presto para cualquier favor de esa persona.
El tiempo de la GRACIA es un periodo que Dios ha estipulado para que el hombre pueda salvarse sin ningún esfuerzo
que le pueda producir una hernia.
Ef 2:8 dice: “Por gracia sois salvo” Pero Dios no es solo gracia, no es solo misericordia, no es solo amor; también
es fuego consumidor.
¿Tu no crees que Dios pueda quitar la vida a alguien de los suyos? ¿Crees que él no puede enfermarlo? ¿Crees que
no puede causarle un mal? Tu dirás: Eso me da miedo, pues la idea es esa, que tengamos temor a Dios, que
pensemos antes de cometer una falta, que Dios es fuego consumidor, y que ser amigo del mundo nos constituimos
enemigos de Dios; y horrenda cosa es caer en manos de un Dios vivo.
Te aconsejo que salgas del mundo, que renuncies a todo aquello que te mantiene lejos de Dios, lejos de su amor y
bendiciones. O estas con Dios o estas con el mundo; no puedes estar aquí y halla; nadie puede servir a dos señores,
no puedes tomar de la copa del Señor sentado en la mesa de Satanás.
El Cristiano y el Mundo
«No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el
amor del Padre no está en él» (1 Jn 2:15). «¿No sabéis que la amistad del mundo es
enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se
constituye enemigo de Dios» (Stg 4:4).
¿QUÉ ES EL MUNDO?
Cuando leemos en la Palabra que «Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los
pecadores» (1 Ti 1:15), bien podemos entender que Él vino a la escena de este mundo, y
que entonces se halló, inevitablemente, en contacto con el sistema del mundo, que tanto le
odiaba. Él decía de sus discípulos: «No son del mundo, como tampoco yo soy del
mundo» (Jn 17:16), es decir, que ellos no formaban parte de aquel sistema, en el cual, por
lo contrario, los demás hombres encontraban su razón de vida y se complacían. Cualquiera
que sea amigo de este sistema, es enemigo de Dios (Stg 4:4). La característica de tal
sistema es gobernarse a sí mismo, sin dependencia alguna de Dios.
Y ¡así organización más completa corresponde también a lo que llamamos el mundo delos
negocios! Las ocupaciones, en este mundo, forman un destacado conjunto de los más
notables. Los hombres que sólo están dotados de fuerza física hallan ocupaciones además
de sus capacidades; los espíritus inventivos pueden dar libre curso a su genio; los de
formación artística se manifiestan en el mundo de la escultura, de la pintura, de la música o
de la poesía; los sabios trabajan para resolver sus problemas; los escritores componen sus
libros; y hasta las codicias y el lujo de unos, proporcionan a otros sus medios de
subsistencia.
El hombre es una criatura tan compleja que necesita de numerosas y diversas cosas para
su satisfacción; le hace falta algo de negocios, de política, de sociedad, de estudios, y, por
fin, hasta un poco de religión. El hombre es por naturaleza religioso. La
palabra religión, que nosotros usamos a menudo, no se halla mencionada más que cuatro
veces en la Biblia. Notemos que religión no significa piedad, pues los adoradores de los
ídolos son religiosos. La religión es parte integrante de la naturaleza del hombre, lo mismo
que su inteligencia o su memoria; por consiguiente, el sistema del mundo que provee, de
manera tan completa, a cuanto al hombre atañe, no puede por menos que ofrecer un
alimento a esta inclinación religiosa de su naturaleza. Así, al que sea sensible a suaves
impresiones, o que tenga afición a lo bello, el mundo le prestará armoniosa música, o
imponentes ceremonias, o ritos religiosos. Al que sea de carácter independiente y
comunicativo, el liberalismo le permitirá dar rienda suelta a sus sentimientos. Si, por el
contrario, uno es de carácter callado, reservado o reflexivo, hallará satisfacción en una
severa ortodoxia. Si otro es concienzudo, haciendo poco caso de sí mismo, y cree
indispensable hacer penitencia de un modo o de otro, también podrá satisfacer sus
aspiraciones en aquel sistema del mundo, etc... Existen, pues, creencias, doctrinas y sectas
adaptadas a cada variedad de carácter, a toda forma de sentimiento religioso, en la carne.
¿Puede haber sistema más admirable y completo? Nada deja de lado. La satisfacción y el
pretendido gozo que contiene son suficientes para que aquella gran multitud movediza de la
humanidad se halle siempre en actividad y goce de un relativo contentamiento. Los
corazones se aprestan siempre a buscar lo que les pueda satisfacer, los espíritus se hallan
atareados; si alguna cosa viene a faltar, inmediatamente se recurre a otra. La aflicción y aun
la muerte no se dejan de lado en la organización del sistema de este mundo; se provee a
los funerales, a los vestidos de luto, se hacen las visitas de pésame, se dispensan palabras
de simpatía, nada se olvida; de tal manera que, en poco tiempo, el mundo es capaz de
elevarse por encima de sus duelos, y de volver de nuevo a su acostumbrada esfera de
ocupación.
Pero hoy día, por la gracia de Dios, algunos muy pocos por cierto de los que están en el
mundo, han comprendido que cuanto hay en él, negocios, política, educación, gobierno,
ciencias, invenciones, ferrocarriles, telégrafos, organizaciones sociales, instituciones de
beneficencia, reformas, religión, etc., son parte integrante del sistema de este mundo, de un
sistema que va completándose cada día. Lo que se llama progreso del siglo no es otra cosa
sino el desenvolvimiento de aquel elemento mundano.
Ahora bien, la relación Actual de Cristo con semejante mundo debe ser también la
nuestra. La posición que Cristo ocupa en el cielo, y la que no ocupa en la tierra nos indican,
suficientemente, cuál debe ser la nuestra.
A los que pregunten los motivos por los cuales tal actitud debe caracterizarnos,
contestamos: ¿No sabéis que Satanás es «el dios de este mundo», «el príncipe de la
potestad del aire», el director de aquel monstruoso sistema? Es su energía, su genio
inspirador, y su príncipe. Cuando Jesucristo estuvo en la tierra, el diablo fue a ofrecerle
«todos los reinos de la tierra y su gloria», por cuanto decía «A mí me ha sido entregada, y
a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos» (Lc 4:6-7). Estos
versículos descorren el velo, y aparece a plena luz el verdadero objeto de todo culto
religioso del hombre. La Escritura habla de Satanás como de alguien que era «lleno de
sabiduría, y acabado de hermosura» (Ez 28:12),y que se disfraza de «ángel de luz» (2
Co 11:14). ¿Cómo extrañarse, pues, de que los hombres, tanto los indiferentes como los
más reflexivos, sean engañados y seducidos? ¡Cuán pocos son los que tienen los ojos
abiertos para discernir, por la Palabra de Dios y la unción del Espíritu Santo, el verdadero
carácter del mundo! Algunos hay que creen haber escapado al lazo de la mundanalidad
porque abandonaron lo que llamamos los placeres mundanos y se hicieron miembros de
determinadas iglesias, o de asociaciones religiosas; pero se dan cuenta de que siguen
permaneciendo en el sistema del mundo de igual modo que antes. Sólo que Satanás,
príncipe de este mundo, les haca pasar de un departamento a otro, a fin de adormecer sus
conciencias inquietas, haciéndoles sentir más satisfechos de sí mismos.
¿CUÁL ES EL REMEDIO?
Siendo pues las cosas así, se nos presenta esta cuestión: ¿Cuál es el remedio? ¿Qué
harán los que andan por el camino ancho y que hasta hoy vivieron de conformidad al
sistema del mundo, para librarse de su influencia? ¿Cómo podrán discernir lo que es del
mundo y lo que es de Dios? Dice el apóstol: «todos los que son guiados por el Espíritu
de Dios, éstos son hijos de Dios» (Ro 8:14). Normalmente, la vida cristiana ha de ser
gobernada por Cristo, tal como el cuerpo de un hombre se halla dirigido por su cabeza;
cuando se está sano, no se mueven la mano ni el pie, a no ser que lo mande la cabeza. Es
precisamente en el mismo sentido que Cristo es la cabeza del cristiano (1 Co 11:3), el cual
se halla entonces sometido a Él en todas las cosas, sean de poca o de mucha importancia.
Así es como el cristiano hiere la mundanalidad en su propia raíz: la voluntad propia del
hombre es el principio fundamental sobre el cual se halla edificado todo el sistema del
mundo, mientras que la base de la vida cristiana no puede ser otra que la dependencia de
Dios y la obediencia a Su voluntad.
Queridos hermanos, es tiempo ya que los cristianos despertemos del sueño espiritual y
examinemos si de una manera o de otra no nos hemos asociado a un sistema que madura
rápidamente para el juicio.
Pero, dirán algunos, ¿cómo podemos nosotros impedir este estado de cosas? ¿No nos
hallamos sujetos a ellas, aun a pesar nuestro, por nuestro comercio, nuestras profesiones,
como miembros de la sociedad? ¡No podemos abandonar nuestras ocupaciones diarias!
Claro, es una necesidad que cada uno admite, pero debemos notar que el hecho que cada
uno la admita prueba que no es de Dios: «Y esta es la victoria que ha vencido al
mundo, nuestra fe» (1 Jn 5:4), La fe no repara en las circunstancias exteriores, en lo que
es posible o en lo que sea imposible; la fe no considera lo que se ve, sino que confía en
Dios. Alrededor nuestro, muchas personas nos pueden aconsejar acerca de lo que conviene
hacer o evitar en la sociedad humana, pues lo que conviene al mundo es su regla y medida.
Puede ser que ellas vean trazado claramente el camino que siguen, y que éste sea
perfectamente razonable y satisfactorio; mas ello no tiene ningún valor para el cristiano que
anda por la fe: éste bien sabe que lo que se considera universalmente como el buen camino
será, al contrario, el camino de perdición, pues es el camino ancho (Lc 16:15; Mt 7:13).
Por ejemplo, muchos estiman que un buen ciudadano, un cristiano, debe interesarse por el
gobierno de su país, y debe votar, contribuyendo así a llevar al poder hombres honorables.
Pero Dios habla muy diferentemente. Repetidas veces en su Palabra, y de diversas
maneras, Él me dice que como hijo suyo, no soy ciudadano de ningún país ni miembro de
sociedad alguna: «Nuestra ciudadanía está en los cielos» (Fil 3:20):Desde entonces no
tenemos otro quehacer que las cosas celestiales. «En la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo» (Gá 6:14). Si
las cosas terrenales absorben mis pensamientos y mi corazón, me constituyo en «enemigo
de la cruz de Cristo» (Fil 3:18). «No os conforméis a este siglo» (Ro 12:2).
Si pues el verdadero hijo de Dios deja de tomar posición definida en cosas de política, no es
tanto que crea malo el adherirse a una opinión, sino que ha dado su voto y su adhesión a
Aquel que está en los cielos, y que Dios ha ensalzado como Rey de los reyes y Señor de los
señores. Además, las cosas terrenales perdieron todo interés para él, porque ha hallado
cosas de mucho mayor valor y atractivo. También ve que el mundo es impío en su espíritu y
en su esencia, y que sus reformas y progresos más preciados van apartando
progresivamente de Dios el corazón del hombre. Desea dar testimonio de Dios y de su
verdad, anunciando el juicio venidero en el día de la aparición de Cristo, cuando los
hombres se congratularán creyendo estar en paz y seguridad; y espera que, por él, algunos
aprenderán a librarse de los lazos en los cuales Satanás quiere aprisionar la humanidad
entera.
A CONTRACORRIENTE
Nosotros que somos salvos, hemos de estar en un lugar aparte, como quienes han tomado
posición con Cristo rechazado, ante el mundo que le ha crucificado; manifestados como
hombres de una raza celestial: «irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en
medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como
luminares en el mundo» (Fil 2:15). Esta es la misión ¡y cuán elevada! de los hijos de Dios.
Pero cuesta mucho el vivir de esta manera. Tenemos que mantenernos cual roca solitaria
en medio del ímpetu de un río caudaloso, ya que todo cuanto nos rodea está moviéndose,
está bullendo; todo tiende a hacernos vacilar, una continua e implacable presión se ejerce
sobre nosotros. Nos hallamos luchando en medio de una interminable oposición, la cual,
tarde o temprano, nos arrastraría, sino pudiéramos contar con la firmeza de la ROCA.
Cuando vamos poniendo en práctica las palabras de Dios, entonces es cuando se levanta la
tormenta contra nosotros. Ser miembro de lo que se llama una iglesia es cosa fácil; también
lo es el hacer como todos los demás; el ser hombre honrado y buen ciudadano no ocasiona
ninguna persecución. Uno puede reunir todas estas cualidades y, sin embargo, seguir la
corriente mundana. Pero resplandecer como luminares por Dios en el mundo es cosa que
provoca la enemistad; por doquiera que se ve al verdadero Cristo, se le odia. Si le ven a Él
en mí, me odiarán por este motivo; por lo contrario, si gozo de buena reputación, si nadie se
me opone, ¿qué significa eso para mí, como cristiano? Muy sencillo: no siendo manifestada
la vida de Jesús en mi cuerpo mortal, no se puede ver a Cristo en mí.
Es por eso que las palabras de Dios no se nos presentan como mandamientos formales,
tales como: No votarás, No recibirás honra de parte de este siglo malo, Sufrirás el oprobio
todos los días de tu vida, etc., etc. Al contrario, nos son presentados de tal modo que el
discípulo amante, cuyo corazón egoísta, siendo sometido a Cristo, sólo anhela conocer los
pensamientos de su Señor, y pueda descubrir el secreto de los mismos. Viviendo así,
reflejará con mayor fidelidad la persona de Cristo morando en él, como creyente librado
de este presente siglo malo.
Antes de terminar, quisiera insistir sobre otro punto. Por cierto, no podemos evitar
elcontacto con el orden de cosas del mundo, pero aquel contacto no debe transformarse
nunca en comunión: «¿Qué concordia Cristo con Belial?» (2 Co 6:15). «No ruego que
los quites del mundo, sino que los guardes del mal» (Jn 17:15). Jesús, que no era de
este mundo, padeció en él, y vivió como extranjero: el aislamiento y la tribulación fueron
para Él cosas vividas y sentidas, y será lo mismo para nosotros en la medida en la cual
seguiremos fielmente sus pasos. ¿No es triste ver, hermanos y hermanas, que entre
nosotros haya algunos que busquen su satisfacción y bienestar en el impío sistema del
mundo, encontrándose en él como en casa propia? ¿Tendríamos casa propia en esta tierra
donde Cristo no está? No olvidemos de que somos viajeros sin domicilio, peregrinos
fatigados y verdaderos extranjeros, si en verdad somos de Cristo.
Mientras estemos en el mundo, no podemos sustraernos a su contacto. Pero, ¿no ocurre a
veces que tenemos contacto con él en numerosos asuntos para los cuales no hay la menor
necesidad de ello? No lo tendríamos, sin duda alguna, si llevásemos siempre en nuestro
cuerpo la muerte de Jesús.
Numerosas son las tretas y engaños por los cuales el Enemigo seduce hasta el corazón de
los hijos de Dios: Reuniones religiosas, obras de caridad, sociedades fraternales o
cofradías, cosas en las cuales la carne puede complacerse y que se sustituyen a la vida que
tenemos en la fe del Hijo del Dios (Gá 2:20). Los creyentes de los tiempos antiguos que
recibieron el testimonio (conservado hasta nosotros) de haber agradado a Dios, fueron
despreciados (He 11:36-37). Otros vinieron a ser «la escoria del mundo, el deshecho de
todos hasta ahora» (1 Co 4:13). Tenían su ciudadanía en los cielos; mas nosotros
¡preferimos ser gente honrada y considerada por este mundo! Es que nos conformamos
demasiado al sistema u orden de cosas del mundo; cuyo resultado es que no puede haber
conflicto entre él y nosotros, y que somos súbditos desleales de Cristo, quienes evitan
cuando no huyen el oprobio de la Cruz.
Sin embargo, la Palabra de Dios permanece sin alteración: «Todos los que quieren vivir
piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución» (2 Ti 3:12).
Amados hermanos, ya conocemos la senda estrecha. ¡Ojalá seamos de los que la siguen!
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es . . ." (2 Corintios 5:17)
Lección 13
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito . . .
Un tercer uso se encuentra en 1 Juan 2:15, donde se amonesta a los hijos de Dios:
EL SISTEMA MUNDANO
Para comprender cómo el sistema mundano llegó a existir debemos regresar al principio de
todas las cosas.
EL PRIMER HOMBRE, ADÁN, fue creado a imagen de Dios y le fue dado el dominio sobre
la tierra. Pero Adán se rebeló contra Dios. Cuando hizo esto, realmente se puso de parte
de Satanás y cayó bajo el dominio de Satanás. Adán llevó a todo el género humano al
reino de las tinieblas y bajo el poder de Satanás. Así que, el dominio de la tierra pasó de
manos de Adán a manos de Satanás. Es por esto que la Biblia llama a Satanás
el dios de este siglo (este mundo) (2 Corintios 4:4).
EL PROBLEMA DE SATANÁS
Aunque Satanás tenía al género humano en su reino, todavía se hallaba ante un problema.
Su problema consistía en cómo mantener a la gente en su reino. Había una forma de
librarse. Los que buscaban a Dios en arrepentimiento y fe escapaban del dominio de
Satanás. Por supuesto, a Satanás no le gustó eso, de modo que formuló un plan.
Vemos que el gobernante es el mismo Satanás. Esto será una sorpresa para muchas
personas, pero la Biblia expresa con claridad que "la corriente de este mundo" está
gobernada por Satanás (Efesios 2:2). Satanás permite que los hombres se encarguen de
las cosas, pero detrás de ellos él es el verdadero gobernante. La Biblia dice:
No obstante, al decir esto tengamos en mente que Dios es el Gobernante soberano del
universo. Satanás domina el sistema mundano únicamente porque Dios se lo permite.
Su propósito es alejar los corazones de los hombres de Dios y evitar que hagan la voluntad
de Él. Satanás tiene algo atractivo y llamativo que ofrecer a cada persona. Él engaña a la
gente incrédula para que piensen que las cosas de esta vida son lo único que importa. Él
quiere que pasen sus vidas buscando estas cosas para que nunca tengan tiempo de pensar
en su necesidad de ser salvos.
El Señor Jesús vino al mundo para librarnos del poder de Satanás. Aunque estaba en el
mundo, Él no era del mundo; es decir, no era parte del sistema mundano de Satanás. Él
dijo: .
El príncipe de este mundo sí vino a tentar a Jesús, pero el Señor Jesús venció a Satanás y
a su sistema mundano. Satanás ofreció al Señor Jesús todos los reinos de este mundo si
solamente se arrodillaba y le adoraba, pero Jesús rechazó esta tentación. En lugar de eso,
eligió ir a la cruz, donde murió por nuestros pecados.
AL TERCER DÍA, Dios resucitó al Señor Jesús de entre los muertos y le dio potestad en el
Cielo y en la tierra. Dios le hizo el Principio de una nueva creación.
EL SEÑOR JESÚS no solamente venció al sistema mundano de Satanás, sino también nos
libró de éste. La Biblia dice:
El cual (Cristo) se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del
presente siglo (mundo) malo . . .
(Gálatas 1:4).
Por Su muerte en la cruz. Él no solamente murió por nosotros, sino que también nosotros
morimos con Él. Estábamos en Él cuando murió, estábamos en Él cuando fue sepultado, y
estábamos en Él cuando resucitó como Cabeza de la nueva creación.
POR NUESTRA MUERTE, sepultura y resurrección con Cristo, hemos sido librados del
sistema mundano de Satanás. ¡Estamos en el mundo, pero no somos del mundo! La Biblia
dice:
Dando gracias al Padre . . . que nos ha librado de la potestad de las tinieblas,
y trasladado al reino de su amado Hijo (Colosenses 1:12-13).
EL CRISTIANO EN EL MUNDO
Aunque el Señor Jesús nos ha librado del sistema mundano de Satanás, Él quiere que
estemos en el mundo. Él oró al Padre:
No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal (Juan 17:15).
SATANÁS TRATA DE que nos conformemos a este mundo. Él quiere que pensemos como
piensa la gente de este mundo, que busquemos las mismas cosas que ellos buscan y que
hagamos las mismas cosas que ellos hacen. Satanás trata de engañarnos para que
vivamos para las cosas mundanas en vez de vivir para Dios.
¿QUÉ PASA CUANDO NOS CONFORMAMOS al mundo? Dos cosas: Perdemos el gozo de
ser cristianos y perdemos el poder de Dios en nuestra vida. Un gran hombre de Dios dijo
en una ocasión: "Tú puedes ir donde va la gente de este mundo y puedes hacer las cosas
que hacen ellos, pero no tendrás ningún poder con Dios". Esto es la verdad. Dios no otorga
Su poder a los que se conforman al mundo.
¿CÓMO PODEMOS EVITAR SER ENGAÑADOS?
Para evitar que Satanás nos engañe, debemos saber la verdad. Debemos tener nuestras
mentes renovadas para que veamos las cosas como las ve Dios. La Biblia dice:
¿QUÉ QUIERE DIOS QUE VEAMOS en lo que concierne al mundo? En primer lugar,
Dios quiere que veamos que el sistema del mundo esta regido por Satanás. La Biblia
dice:
. . . el mundo entero está bajo el maligno (1 Juan 5:19).
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, y los deseos de los
ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo
(1 Juan 2:16).
PUESTO QUE EL MUNDO ES REGIDO por Satanás, ser amigo del mundo es ser enemigo
de Dios. La Biblia dice:
¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios? Cualquiera pues que
quisiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios (Santiago 4:4).
LA BIBLIA NOS DICE que, algún día, el sistema mundano de Satanás será reemplazado
por el reino del Hijo de Dios. El Señor Jesucristo reinará sobre el mundo como Su
Gobernador legítimo. La Biblia dice:
Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él
reinará por los siglos de los siglos (Apocalipsis 11:15b).
AHORA SABEMOS LA VERDAD, de modo que la pregunta es: ¿Qué haremos con ella?
Hemos visto que el sistema mundano está gobernado por Satanás. Hemos aprendido que
está condenado, y que pronto pasará. Ya que sabemos todo esto, ¿continuaremos viviendo
para las cosas del mundo, o viviremos para Dios? ¿Te ha mostrado Dios en esta lección
que tú has estado viviendo para las cosas equivocadas? ¿Quieres volver a Él y tener Su
bendición en tu vida?
LA OBEDIENCIA ES EL CAMINO DE LA BENDICIÓN. Confiesa tus pecados a Dios.
Pídele que te perdone y te limpie por la sangre de Su Hijo. Da la espalda al mundo y a las
cosas de este mundo.
¿QUÉ QUEREMOS DECIR con "darle la espalda a las cosas del mundo?" Alguien lo ha
expresado así:
"Cualquier cosa que obscurece mi visión de Cristo, o que quita mi gusto por el
estudio bíblico, o que reduce mi hábito de orar, o que hace más difícil la obra
cristiana, es mala para mí y, como cristiano, tengo que rechazarla".