Prezi Ciencia y Tecnologia
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En los países del denominado Tercer Mundo, a la zaga del desarrollo, los SNI se han
instalado de manera formal, existiendo solamente, en el mejor de los casos, como una meta
a alcanzar enunciada en los planes y políticas de los gobiernos nacionales. Entre estos
casos, se encuentran Argentina, Chile, México, Venezuela, entre otros. En los países
latinoamericanos, es fundamental la intervención del Estado, para crear las condiciones
necesarias que hagan posible la instalación de un ambiente propicio para la consecución de
los procesos generalizados de innovación y la inserción competitiva de estos países dentro
de los escenarios internacionales
Entre 1936 y 1958, Ruiz (1992) hace un análisis de la ciencia y la tecnología en Venezuela.
Allí señala tres aspectos esenciales que influyeron en el desarrollo de la actividad científica
en el país. Uno de ellos fue el crecimiento y la complejización del Estado, con el objetivo
de modernizar el país. La acción del Estado permitió la institucionalización de las
actividades científicas. Un segundo aspecto, posteriormente a 1940 y producto de la
expansión de los sectores profesionales con formación científica fue el movimiento de
agremiación que comenzó a darles un perfil social más nítido a los investigadores y que se
fortaleció con la creación de instituciones estrictamente científicas. Por último, como
resultado de estos dos procesos, se incrementó la aparición de publicaciones periódicas a lo
largo de este período.
Es a partir del inicio de los años de 1950 cuando en Venezuela se puede hablar de un
desarrollo científico moderno (Freites, 1989), sin embargo, es después de 1958, que tomó
mayor empuje la actividad científica producto de la democracia de partidos, la
industrialización de sustitución de importaciones, la expansión de la educación y la
urbanización del país. Tal como afirma Charles (2003) el momento político iniciado en
1958 empalma con la emergencia de los postulados de la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (en inglés, UNESCO) sobre la
planificación, asunto que incide en la creación de la Oficina Central de Coordinación y
Planificación de la Presidencia de la República (CORDIPLAN) en el mismo año 1958, del
Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES) en 1960 y del Consejo Nacional de
Investigaciones de Científicas y Tecnológicas (CONICIT) en 1967, en Venezuela.
Según destaca Freites (1989), en el lapso que va de 1959 a 1968, el desarrollo de las
instituciones científicas está vinculado al crecimiento de la educación universitaria, ya que
no existía presupuesto público, para sufragar la ciencia. Durante casi una década, lo que va
de 1960 a 1970, algunos científicos, de manera personal, así como la Asociación
Venezolana para el Avance de la Ciencia (ASOVAC), le propusieron al Estado venezolano
la creación de un organismo que permitiera el financiamiento y la creación de las
condiciones para la investigación, pero no se mencionó la planificación para tal fin.
Para Freites (1989), el origen del CONICIT surge del apoyo de la comunidad científica
venezolana que aliada con educadores, ingenieros y algunos empresarios demandaban que
el Estado asumiese la responsabilidad y la obligación directa de impulsar, proteger y
financiar el desarrollo científico y tecnológico en el país. Así destaca la autora que el área
científica y tecnológica, para ese entonces, comienza a ser incorporada en los programas
electorales de los candidatos que concurren a los comicios presidenciales de 1973, aunque
se la vea como un componente del sector cultural. Es entonces, a finales de los años 1970 y,
específicamente, a consecuencia de la creación del CONICIT, que la idea de planificación
comienza a tomar cuerpo, en principio indirectamente y luego, a través de un proceso
gradual, de manera más explícita.
Dentro de este marco, la planificación aparecía como el mecanismo más acorde para
promover el sector de ciencia y tecnología, posición que tendría un marcado sesgo
centralista e intervencionista. Es así como en 1976, CONICIT formuló el Primer Plan
Nacional de Ciencia y Tecnología, el cual asumía los mismos lineamientos que orientaban
el V Plan de la Nación, estableciendo una equivalencia directa entre las prioridades para el
desarrollo científico y tecnológico y las prioridades económicas (Sánchez, 2003).
Pero, tal como señala Freites (1989), durante ese período, se crearon las industrias
nacionales, en su mayoría destinadas a sustituir, ensamblando los productos que antes
importaban, porque ya desde esa época, tanto el sector público como privado, tendió a
concebir la tecnología como un factor exógeno al proceso productivo, de la cual sólo
interesaba conocer dónde se podía adquirir y cuánto valía. En consecuencia, según Ávalos
(1984), los aspectos tecnológicos no fueron vinculados al funcionamiento económico y
financiero de la industrialización y, por consiguiente poco se interesaba el que se creara una
capacidad tecnológica propia en el país como al interior de las mismas empresas.
En este sentido, estos propósitos obligaron a CONICIT a crear durante 1995-1998 nuevas
maneras de intervención. Entre estas formas de iniciativas están las relacionadas con el
apoyo a los procesos de innovación y las agendas de innovación. Ésta última constituye, tal
vez, el ejemplo más representativo del cambio de actitud institucional profundo que
procuraba el CONICIT. Posteriormente, con la creación del Ministerio de Ciencia y
Tecnología (MCT) en agosto de 1999, las agendas se consolidaron y repotenciaron.
En los países desarrollados por lo general, los sistemas nacionales de innovación (SNI) se
han instalado progresivamente a partir de las prácticas económicas y sociales
implementadas a lo largo de su historia, producto de sucesivos paradigmas tecnológicos. La
Innovación en estos países, surge en correspondencia con el desarrollo de las fuerzas
productivas y de las relaciones sociales de producción. La conceptualización y
fortalecimiento de los SNI del primer mundo se realiza, a nivel de políticas y programas de
los gobiernos nacionales, como un hecho a posteriori, a fin de potenciar y mejorar la
capacidad innovadora y los sistemas ya de hecho instalados y funcionando.
Este ingeniero peruano fue la primera persona que construyó un motor de propulsión a
combustible líquido para un cohete, y es considerado uno de los “padres de la aeronáutica”
y la cohetería moderna.
Paulet también cuenta entre sus creaciones los motores de reacción, el aeroplano y los
sistemas de propulsión.
Esta invención es la vigésima más importante de todos los tiempos por otorgar mayor
libertad y poder de decisión sobre sus cuerpos a las mujeres.
El instrumento quirúrgico se utilizó para analizar muestras lunares traídas a la Tierra por el
Apolo 11. El bisturí de diamante es empleado por los profesionales de la medicina en todo
el mundo. En la actualidad este bisturí se emplea además en la producción de lentes ópticos
de alta precisión.
6 Banco Mundial