2-Familias Argentinas Tercer Milenio
2-Familias Argentinas Tercer Milenio
2-Familias Argentinas Tercer Milenio
Autora: Alicia Itatí Palermo -Coordinadora Área de Estudios Interdisciplinarios de género y educación.- Revista de la UNL Nº 20-
2007-Universidad Nacional de Luján. Argentina.
Las familias argentinas al inicio del tercer milenio muestran un panorama heterogéneo resultante
de los múltiples cambios que han afectado las estructuras y las dinámicas familiares en las últimas
décadas en nuestro país y en los demás países de América Latina y el Caribe.
La primera cuestión que se plantea entre los investigadores es si la familia Argentina actual está en
crisis. Al intentar responder a esta pregunta, surgen a su vez otros interrogantes: ¿a qué nos
referimos cuando hablamos de familia?, ¿existe en la actualidad un único modelo familiar?, ¿cuáles
son hoy, los modos de vivir en familia?, ¿cuáles son las relaciones entre las distintas generaciones y
entre los géneros al interior de estas familias?
Dos tipos de estudios e investigaciones han intentado brindar respuestas a estos interrogantes en
América Latina. El primero pone el acento en estudiar las variaciones que se han producido en los
indicadores sociodemográficos (nupcialidad, fecundidad, envejecimiento de la población, divorcio,
etc.) y en detectar en qué medida han impactado en las estructuras familiares y en la coexistencia de
diversos modelos de familia.
El segundo se centra en las relaciones que se producen dentro del grupo familiar. Estas relaciones
pueden ser analizadas desde una concepción teórica que privilegia la convergencia de finalidades de
los distintos miembros del grupo familiar y las diferentes tareas o roles asignadas a cada uno de
ellos o desde una concepción teórica que pone el acento en la familia como un microcosmos donde
se juegan relaciones de autoridad y de poder y donde está presente el conflicto.
Este segundo conjunto de investigaciones, ya sea que se enfoque desde cualquiera de las dos
posturas teóricas, indaga la distribución de tareas al interior de las familias, las relaciones entre los
géneros y las generaciones, las responsabilidades y proyectos personales de cada miembro del
grupo familiar, las estrategias que desarrollan las familias a lo largo de sus distintas etapas y aportan
al estudio de la dinámica familiar.
La crisis socioeconómica que tuvo lugar a partir de la década del 70 en América Latina, despertó un
creciente interés por el estudio de su impacto sobre las estructuras y las dinámicas familiares. Sin
embargo, la existencia de datos sociodemográficos (recabados en nuestro país por los Censos
Nacionales de Población y por las Encuestas permanentes de hogares) y los diferentes trabajos que
analizan e interpretan estos datos, hace que conozcamos más las variadas estructuras familiares en
Argentina que su dinámica. El conocimiento de esta última requiere de investigaciones con variadas
metodologías sobre diversos aspectos de la organización de la vida familiar, en distintos tipos de
familias, sectores sociales y zonas geográficas.
Si consideramos los diferentes puntos de vista disciplinarios, podemos distinguir, al menos, entre
definiciones estadísticas, antropológicas y sociológicas.
Las definiciones sociológicas consideran a la familia como grupo social, con su historia, su
constitución, su estructura, los vínculos entre sus integrantes y sus modos de vida y de organización.
Asimismo, estudian las articulaciones entre esta institución con el conjunto de la sociedad y con el
Estado.
La heterogeneidad de estructuras familiares que coexisten en la actualidad nos lleva a revisar los
diferentes conceptos de familia y a adoptar uno que de cuenta de esa heterogeneidad.
La comprensión de una institución tan compleja y heterogénea como la familia, implica un desafío.
Pensemos no sólo en las transformaciones en las estructuras y dinámicas familiares que ha habido
en América Latina y el Caribe en estas últimas décadas, sino también en la gama de variación según
regiones (urbanas, rurales, suburbanas), estratos sociales y grupos étnicos.
Desde nuestra perspectiva, la definición del concepto familia nos coloca frente a un debate
sociopolítico que trasciende los límites del mundo privado y pasa a constituir una unidad en
continua interacción con lo sociopolítico (Colombo, Palermo, Schmukler; 1994).
En la familia se expresan vínculos sociales entre los sexos y entre las generaciones y relaciones de
producción y de reproducción. Existen en ella afectos e intereses comunes, pero también intereses
individuales y componentes de conflicto.
En este título analizaremos las principales transformaciones que se han producido en la sociedad
urbana argentina a partir de la segunda mitad del siglo XX y que han impactado en las estructuras y
en las dinámicas de las familias urbanas.
Con tal fin, brindaremos un breve panorama de los procesos de autonomización de los jóvenes y de
las mujeres, de los cambios socio demográficos, de los cambios culturales y de las relaciones de
género en la familia y en la sociedad, para analizar cómo han impactado en las estructuras y
dinámicas familiares.
Procesos de autonomización y fin de la familia patriarcal. Uno de los cambios más importantes está
relacionado con el surgimiento de procesos de individuación y autonomización, en primer lugar de
las jóvenes generaciones y en segundo lugar de las mujeres. Estos procesos se incluyen en un
movimiento hacia la modernidad de las sociedades y se relacionan con la pérdida de la autoridad del
padre en la familia.
En la literatura referida al tema hay coincidencia en otorgar a la década del 60 una importancia
crucial. Feijoó y Nari (1996) consideran que en esa década de profundo malestar social, cultural y
político se comenzó a delinear la Argentina moderna y se produjeron importantes cambios, tanto en
la vida cotidiana como en las relaciones de género, los cuales están expresados en una creciente
participación femenina en los espacios públicos y en modificaciones en los comportamientos
concretos de las mujeres en la vida cotidiana, libertad de movimientos y libertad sexual. En síntesis,
ellas lograron mayor autonomía.
Esta década se caracterizó también por una progresiva autonomía de las jóvenes de las clases
medias urbanas. Para Fernández (1991), los sesenta marcan un momento de giro de las
mentalidades respecto del abandono por parte de las hijas del tutelaje paterno. Esta destutelarización
se había producido con los hijos varones unas décadas atrás. Es principalmente el acceso de la
mujer a un trabajo remunerado lo que les posibilita una cierta autonomía.
El aspecto más saliente relacionado con estos procesos es: “la tendencia de los jóvenes de sectores
medios y altos, principalmente varones, a vivir solos, independientemente del proceso de formación
de una pareja (Jelin, 1994).
Sin embargo, como efecto de la crisis económica que tiene lugar desde mediados de la década del
setenta y del alto nivel de desempleo que ostenta nuestro país y que alcanza en gran medida a los
jóvenes, este proceso de autonomía se vio afectado, ya que el hecho de no poder obtener empleo o
de perderlo “interrumpe la esperada progresión hacia la independencia” (Allat y Yeandle, 1992) de
los jóvenes.
Un papel importante tuvieron también los movimientos feministas que cuestionaron los roles
tradicionales y lucharon por la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer. El derecho se ha
hecho eco de estos cambios, modificando el status jurídico de la mujer en la familia y en la
sociedad.
En Argentina, a partir de 1960, se produjo un incremento de las matrículas de los niveles medios y
superiores de educación y este crecimiento se dio en mayor medida en las mujeres que en los
varones.
Uno de los cambios educativos más importantes fue la feminización de la matrícula universitaria
(para más datos ver Palermo, 2001) en un proceso que va desde la casi inexistencia de las mujeres a
principios de siglo XX en los estudios universitarios (salvo unas pocas pioneras que obtuvieron su
título universitario a fines del siglo XIX) a ser mayoría (52,2 % según el último Censo de
estudiantes universitarios), y desde la concentración en carreras consideradas típicamente femeninas
(educación, letras, ramas menores de las ciencias médicas, entre otras) a la diversificación de sus
opciones, si bien queda aún un grupo de carreras en las que ellas son minoría (ciencias básicas y
tecnológicas). Las investigaciones han mostrado que las mujeres con mayores niveles de educación
tienen pautas maritales y reproductivas diferentes a aquellas con menor nivel de instrucción.
Desde mediados de la década del 70, Argentina está siendo afectada por una crisis económica
profunda que se tradujo en una recesión. Esta crisis tuvo efectos diferenciales sobre varones y
mujeres. Se produjo a partir de ese momento un aumento del trabajo extradoméstico de las mujeres
mientras que por otro lado crecía el desempleo entre los varones, sobre todo jefes de hogar. Las
mujeres que más crecieron en su participación en el mercado laboral fueron “las casadas y unidas,
en su mayoría cónyuges del jefe de hogar y relativamente más educadas, con niveles medios y sobre
todo, alto de educación formal, es decir de los sectores medios y altos de la sociedad” (Wainerman
y Geldstein, 1994). También aumentaron su propensión a trabajar las divorciadas y/o separadas.
Cambios sociodemográficos. En Argentina, desde fines del Siglo XIX, se viene produciendo una
baja en la tasa de natalidad, similar a la de los países desarrollados. Si bien este descenso ha tenido
altibajos a lo largo del Siglo XX, a partir de 1982 se ha estabilizado, impactando en la disminución
del tamaño de las familias.
En 1990, nos encontramos en Argentina con una población envejecida, con un alto porcentaje (13
%) de personas de 60 años y más. “El envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza
de vida tienen efectos directos sobre la duración probable de la vida marital, sobre la probabilidad
de divorcios y separación y sin duda, viudez. En este sentido, las mujeres llegan a viejas en
situaciones bien diferentes a los varones. Debido a la diferente longitud de la esperanza de vida de
unos y otros, y a la diferencia de edad entre cónyuges que, según el modelo cultural vigente, hacen
que las mujeres se casen con hombres varios años mayores que ellas, la viudez es un estado más
frecuente para las primeras que para los segundos (Wainerman y Geldstein, 1994), lo que a su vez
explica la existencia de mayores hogares unipersonales entre las mujeres que entre los varones.
Presentaremos en este título un panorama de los principales cambios en las estructuras y en las
dinámicas familiares que tuvieron lugar en Argentina en las últimas décadas. Si bien estos cambios
fueron producto de procesos largos, que no tienen un punto exacto de inicio y otro de finalización, a
los fines del análisis consideraremos a las familias argentinas a partir de la década del ochenta,
diferenciando entre estructuras y dinámicas.
Estructuras familiares. Para describir las estructuras de las familias nos basaremos
fundamentalmente en los Censos Nacionales de Población y vivienda, en las Encuestas
Permanentes de hogares y en las investigaciones que han trabajado en nuestro país con su
sistematización y análisis. Como señaláramos en el punto 1, la dimensión o aspecto fundamental
que se tiene es el de los hogares o unidades domésticas.
El cuadro que se expone a continuación presenta las diferentes formas de vivir en Argentina en dos
momentos: 1986 y 2005
Como podemos ver, la forma predominante de vivir en Argentina a comienzos del siglo XXI
continúa siendo la familia nuclear (este conjunto incluye tanto a las uniones constituidas
legalmente, como a las uniones de hecho). No obstante, entre 1986 y 2005 éstas han disminuido y
han aumentado los hogares monoparentales y las familias ensambladas o reconstituidas y las
familias monoparentales (en su mayoría madres solas que viven con sus hijos).
Los hogares unipersonales también difieren: entre los más jóvenes predominan los varones que
viven solos y entre los de mayor edad, las mujeres separadas y viudas.
Estas diversas estructuras familiares reflejan un conjunto de cambios que se han producido en la
segunda mitad del siglo xx en nuestro país en relación con las pautas de formación de las familias y
que podemos sintetizar en los siguientes aspectos:
* Aumento de las uniones de hecho y disminución de las uniones legales. Las uniones de hecho
aumentaron en todas las edades, pero si tenemos en cuenta el sector social, en los sectores bajos
aumentaron entre los más jóvenes y en los sectores altos entre los mayores.
* Aumento de las familias reconstituidas, las familias sin hijos y las familias con jefatura femenina.
* Aumento de los hogares unipersonales, debido más a la ruptura del matrimonio que al hecho de
no contraer matrimonio (Wainerman y Geldstein, 1994).
* Las familias nucleares, si bien han descendido, siguen siendo las más frecuentes. Sin embargo,
han cambiado las características de estas familias, ya que muchas de ellas son uniones de hecho. El
tamaño de las familias es menor, y también lo es su estabilidad.
Dinámicas de las familias en Argentina. En relación con las dinámicas de las familias ha habido, en
Argentina, a partir de la década del 80, las siguientes líneas de investigación:
Las que exploran las relaciones de autoridad y de poder dentro de las familias, principalmente de
sectores populares, en relación con el advenimiento de la democracia en 1983 (Schmukler, 1986,
1988; Colombo y Palermo, 1994; Schmukler y Di Marco, 1997);
Las que abordan el estudio de “las estrategias familiares de vida” en relación con la reproducción
cotidiana y generacional de los miembros de las familias (Borsotti, 1981; Torrado, 1991 y 1993);
Los procesos de cambios en las identidades genéricas de las mujeres y de los varones, asociados
con el incremento de la participación de las mujeres en la educación, el mercado de trabajo, la
actividad social, gremial y política, con el feminismo, con la nueva masculinidad y la nueva
paternidad (Jelin y Feijoo, 1983; Wainerman, 1994; Palermo, 1994; Colombo y Palermo, 1994);
Algunas conclusiones
Los cambios en las estructuras y en las dinámicas familiares en la Argentina son producto de las
profundas transformaciones que se han producido en la sociedad argentina, fundamentalmente a
partir de la segunda mitad del Siglo XX.
En este tercer milenio, nos encontramos en Argentina con diversidad de modos de vivir en familia.
Las pautas de formación y de disolución de familias varían según sectores sociales, género y zona
de residencia. Sin embargo, todos estos cambios no pueden interpretarse como una crisis de la
familia o como una tendencia a su desaparición, aunque se asiste a un proceso de pérdida de las
funciones sociales de las familias (Jelin, 1994). Las uniones conyugales, si bien con un menor nivel
de estabilidad y formalidad, subsisten en nuestro país (Wainerman y Geldstein, 1994).
El estudio de las familias debe ser abordado desde diversas disciplinas y abordajes teóricos y
metodológicos que permitan dar cuenta de su diversidad y complejidad. A su vez, los conceptos de
familia deben dar cuenta de esta heterogeneidad.
En un momento de profunda crisis social, política y económica como la que vive la Argentina
actualmente, es esperable que los modos de vivir en familia sigan modificándose.
Es necesario continuar con las investigaciones que indagan sobre las relaciones entre las
generaciones y los géneros al interior de las diversas familias y que aportan al conocimiento de las
dinámicas de las familias argentinas al iniciarse el tercer milenio y pueden servir de base para
políticas sociales que mejoren las condiciones de vida de nuestras familias.
BIBLIOGRAFIA:
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