A Prueba de Fuego Dia 2

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Capítulo 2: Hoy me toca a mí (Dia 2)

Por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Mateo 19:6

El cambio real de nuestra sociedad comienza en nuestras casas.

¿El marido tiene que ayudar a su esposa en las tareas de la casa? Algunas
personas están cambiando algunos tabús respecto a algunos temas considerados
“cosas de mujer” o “cosas de hombres”.

Una vez, una mamá puso a su hijo a lavar los platos después de que él le dijera que
eso “era cosa de mujeres” y que el hombre no tenía obligación de hacer trabajos
domésticos.

Sí, este tema aún es debatido, pues desgraciadamente estas luchas aún no han
sido ganadas y, por eso, millones de mujeres hacen doble jornada dividiendo su
tiempo entre el trabajo y las tareas de la casa.
Aún son minoría los hombres que tienen conciencia de que tienen las mismas tareas
de casa que las mujeres. Cuando eso sucede, no es poco común que sean
considerados ‘excelentes maridos’ ya que ‘ayudan a sus mujeres en casa’.
Y un post de la página “Oi, eu sinto” trata precisamente de eso, al contar una
conversación entre dos amigos, muestra la lección que uno de ellos da cuando el
otro comenta sobre no ‘ayudar’ a su esposa porque ella no muestra gratitud por su
esfuerzo.

Lee el texto completo:


“Yo no ayudo a mi esposa”
Un amigo vino a mi casa a tomar café, nos sentamos y conversamos, hablamos
sobre la vida. En un momento determinado de la charla, yo dije: “Voy a lavar los
platos y vuelvo en un instante”.
Él me miró como si le hubiera dicho que iba a construir un cohete espacial. Entonces
me dijo, con admiración, pero un poco perplejo: “Qué bien que ayudes a tu mujer,
yo no ayudo porque cuando lo hago mi mujer no lo elogia. Incluso la semana pasada
lavé el piso y ni un gracias”.
Me volví a sentar y le expliqué que yo no “ayudo” a mi mujer. En realidad, mi mujer
no necesita de ayuda, ella tiene necesidad de un compañero. Yo soy un socio en la
casa y a causa de esa sociedad las tareas son divididas, pero no se trata
ciertamente de una “ayuda” con las tareas domésticas.
Yo no ayudo a mi mujer a limpiar la casa porque yo también vivo aquí y es necesario
que yo también la limpie.
Yo no ayudo a mi mujer a cocinar porque yo también quiero comer y es necesario
que yo también cocine.
Yo no ayudo a mi mujer a lavar los platos después de comer porque yo también uso
esos platos.
Yo no ayudo a mi mujer con los hijos porque ellos también son mis hijos y es mi
papel ser padre.
Yo no ayudo a mi mujer a lavar, extender o doblar la ropa, porque la ropa también
es mía y de mis hijos.
Yo no soy una gran ayuda en casa, yo soy parte de la casa. Y respecto a elogiar, le
pregunté a mi amigo cuándo había sido la última vez que, después de que su mujer
terminara de limpiar la casa, ocuparse de la ropa, cambiar sábanas, bañar a sus
hijos, cocinar, organizar, etc., él le dijo, gracias. Pero un gracias del tipo: ¡Guau,
querida! ¡Eres fantástica!
¿Esto te parece absurdo? ¿Te está pareciendo extraño? Cuando tú, una vez en la
vida, limpiaste el piso, esperabas como mínimo un premio de excelencia con mucha
gloria… ¿Por qué? ¿No has pensado en eso, amigo?
Tal vez porque para ti, la cultura machista te ha mostrado que todo es tarea de ella.
¿Tal vez porque te han enseñado que todo eso debe ser hecho sin que tengas que
mover un dedo? Entonces elógiala como querías tú ser elogiado, de la misma forma,
con la misma intensidad. Echa una mano, compórtate como un verdadero
compañero, no como un huésped que sólo viene a comer, dormir, bañarse y
satisfacer las necesidades sexuales… Siéntete en casa. En tu casa.
El cambio real de nuestra sociedad comienza en nuestras casas, enseñemos a
nuestros hijos e hijas el sentido real del compañerismo”.

Reto para el día 2:

Consiste en hoy tu hacer todas las tareas de la casa, cosas que en su mayoría
siempre ella es quien las hace, por eso este día está basado en ser tu quien se
encargue de todo en la casa, hoy tu harás el desayuno, hoy tu atenderás la cocina,
lavaras las losas, harás que la sala lusca radiante, etc. Este día te toca a ti, por eso
te animamos a decirle a tu pareja que hoy ella debe estar tranquila, sentarse y leer
un libro, ver una película, o mientras te encargas de la casa puede ir conversando
contigo, reír contigo, cantar contigo, pero es innegociable que ella haga los que
haceres de la casa, HOY ME TOCA A MI.

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