Acción Geologica de Las Aguas Superficiales
Acción Geologica de Las Aguas Superficiales
Acción Geologica de Las Aguas Superficiales
GEOLOGIA GENERAL
“PRIMERA UNIDAD”
Las aguas libres y movedizas de los océanos, lagos, ríos, glaciares, agua entre los poros de las rocas, suelos
y vapor de agua en la atmósfera, son parte de un sistema interrelacionado conocido como la hidrosfera. El
movimiento del agua dentro de un ambiente y de uno a otro ambiente, provee la energía y el mecanismo para
muchos aspectos de los procesos geológicos de meteorización, erosión, transporte y sedimentación. Este
movimiento de agua, llamado ciclo hidrológico o ciclo del agua, puede considerarse comenzando en el océano,
moviéndose hacia el cielo, luego a la tierra y finalmente regresando al océano, que en otros términos significa que la
evaporación, condensación y precipitación del agua constituye un proceso de circulación que al repetirse
indefinidamente recibe el nombre de Ciclo Hidrológico.
EVAPORACIÓN.- La acción térmica de los rayos solares calienta el agua de los océanos, mares, lagos,
lagunas y ríos, así como la tierra saturada produciendo el vapor de agua.
PRECIPITACIÓN.- Cuando las nubes llegan a zonas de baja presión o accionan corrientes de aire frío
sobre ellas, se produce la precipitación; vale decir, la caída del agua en forma de lluvia, nieve, granizo, etc. Estas
precipitaciones son las que proporcionan el agua a las corrientes. Cuando el agua ha caído sobre la tierra en forma
de precipitación, sigue uno de los muchos caminos que integran el ciclo hidrológico. La mayor parte se evapora,
volviendo al aire directamente, o bien, es tomada por las plantas y transpirada por ellas a la atmósfera. Una pequeña
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cantidad sigue el camino del escurrimiento – el agua que fluye sobre la superficie –y una cantidad todavía
menor se embebe en el terreno a través de la infiltración, convirtiéndose en agua subterránea.
Cuando uno o varios años hidrológicos, en una cuenca de drenaje el agua precipitada sigue varias posibles
vías diferentes antes de reintegrarse a la atmósfera y cerrar el ciclo. Una parte de esa precipitación (P) llega al río
considerado a través de sus afluentes y de las vertientes, constituyendo la escorrentía superficial (E), en tanto que
otra desaparecerá en el subsuelo para alimentar las aguas subterráneas como infiltración (I). Finalmente la
evaporación desde las superficies libres de agua, ríos, lagos, encharcamientos, desde el terreno humedecido y la
transpiración de humedad por los vegetales completan el último término del balance del ciclo hidrológico o balance
hídrico.
Cuando el agua se concentra en un canal o cauce, tiene lugar el nacimiento de una corriente fluvial y toda el
agua que fluye en esta forma por la superficie terrestre es llamada Agua de Escorrentía.
El agua puede detenerse muchas veces en su regreso al océano, constituyendo aguas subterráneas, los
glaciares pueden alimentar corrientes y formar lagos.
El agua existe en varios ambientes y contínuamente está en tránsito de uno a otro. Los 4 grandes depósitos
de agua son:
FIG. 11.1
En el ciclo hidrológico, el agua que se evapora a al atmósfera vuelve al terreno en forma de lluvia a nieve. Aquí puede
ser almacenada temporalmente en glaciares, lagos o en el subsuelo, antes de volver por los ríos al mar. También puede
ser transpirada una parte o evaporada directamente, volviendo a la atmósfera antes de alcanzar el mar.
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La mayor parte del agua que no absorbe o chupa la tierra, corre sobre la superficie donde se concentra en
arroyos y ríos. La capacidad de las corrientes de aguas superficiales para desgastar, erosionar, transportar y
sedimentar material meteorizado hace de las aguas un importante modelador del relieve. Debido a que las aguas
fluyen cuesta abajo, sus corrientes arrastran material de las partes altas y lo transportan a las bajas rellenando, por
sedimentación, las depresiones. Frecuentemente los valles de laderas empinadas se forman por la acción de
corrientes rápidas, pero esta circunstancia es generalmente transitoria, puesto que la meteorización y el lavado de
los flancos del valle y corte por arroyos tributarios, tienden a disminuir la pendiente y a ensanchar el valle. En
muchas áreas las aguas superficiales de la Tierra se acumulan temporalmente también en cuencas para formar lagos
y lagunas. Sin embargo, en función del tiempo geológico, los lagos y lagunas son rasgos temporales de corta vida: se
destruyen cuando sus cuencas se llenan o cuando las perdidas de agua exceden al abastecimiento de ésta.
A travéz de millones de años en la historia de la Tierra, han estado trabajando constantemente los agentes
de erosión para reducir las masas terrestres al nivel de los mares. De estos agentes, el más importante es el agua que
escurre en la superficie. Año tras año, las corrientes de la Tierra mueven sorprendentes cantidades de escombros y
de material disuelto a través de sus valles a las grandes cuencas de asentamiento, los océanos.
FLUJO LAMINAR Y TURBULENTO. Cuando el agua se mueve lentamente a lo largo de un canal terso, o
a través de un tubo de paredes lisas, sigue trayectorias en línea recta paralelas al canal o a las paredes. Este tipo de
movimiento se llama flujo laminar.
Pero si la velocidad de flujo se incrementa, o si el canal confinante se vuelve rugoso e irregular, el
movimiento lineal tranquilo se rompe. El agua en contacto con el canal retrasa su movimiento por fricción, mientras
que el resto tiende a moverse a lo largo como antes. En consecuencia (ver fig. 11-3), el agua se desvía de sus cursos
rectos en una serie de vueltas y remolinos. Este tipo de movimiento se llama flujo turbulento. El agua de los ríos
regularmente fluye de esta manera, siendo su flujo turbulento muy efectivo tanto en la erosión del canal de la
corriente como en el transporte de materiales.
Cuando una corriente alcanza una velocidad excepcionalmente alta a lo largo de una extensión fuertemente
inclinada o en una cascada o caída de agua, el agua se mueve en forma de chorros ondulantes que se clavan. Este
tipo de flujo, relacionado estrechamente con el flujo turbulento, es designado con el nombre de flujo de chorro.
FIG. 11.3
Diagrama que presenta el flujo laminar y el turbulento flujo de agua a través de una sección de tubería. Las partículas
individuales del agua siguen cursos representados por las líneas negras. En el flujo laminar las partículas siguen caminos
paralelos a las paredes que los contienen. Al aumentar la velocidad o la aspereza de las paredes confinantes el flujo laminar
da paso al flujo turbulento. En este caso las partículas ya no siguen líneas rectas, sino que se desvían en remolinos y vueltas.
La mayor parte del flujo de agua en los ríos es turbulento.
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7.2.1.2. VELOCIDAD
La velocidad de una corriente se mide en función de la distancia que recorre el agua en una unidad de
tiempo, generalmente en metros por segundo. Una velocidad de 15centimetros por segundo (aproximadamente
medio kilómetro por hora) es relativamente lenta y una velocidad de 7 a 8 metros por segundo (25 a 29 kilómetros
por hora) es relativamente alta.
La velocidad de una corriente está determinada por muchos factores que incluyen la cantidad de agua que
pasa por un punto dado, la naturaleza de los bancos o bordos de la corriente y el gradiente o pendiente del lecho de
esta misma corriente.
La velocidad de una corriente es contrarrestada por la fricción a lo largo de las orillas y del fondo del cauce
y, en mucho menor extensión, por la fricción con el aire de encima; así, si estudiáramos una sección transversal de
una corriente, encontraríamos que la velocidad varía en diversos puntos a lo largo de un tramo recto de cauce,
alcanzando la velocidad más alta hacia el centro de corriente, en o inmediatamente por debajo de la superficie, como
se muestra en la fig. 11-5.
FIG. 11-5
Variaciones de velocidad en una corriente. Tanto
en la vista en planta como la sección transversal,
la velocidad es más lenta a lo largo del canal,
donde el agua se retarda por la fricción. En la
superficie alcanza su mayor velocidad hacia el
centro, en los tramos rectos y hacia el lado de
afuera, donde el río hace una curva. La
velocidad aumenta hacia arriba a partir del
fondo del río
Tenemos, entonces, dos fuerzas opuestas: el flujo del agua hacia delante bajo la influencia de la gravedad y
la fricción desarrollada a lo largo de las paredes y el fondo de la corriente. Estas fuerzas crean diferentes
velocidades. Las zonas de máxima turbulencia concurren donde las diferentes velocidades se ponen en contacto
estrechamente. Estas zonas son muy delgadas, pues la velocidad del agua crece muy rápidamente a medida que nos
movemos de las paredes y del fondo de la corriente hacia el centro de la misma, pero dentro de estas zonas delgadas
de gran turbulencia muestra una corriente su más alto potencial de acción erosiva (ver fig. 11-6).
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7.2.1.3. GRADIENTE
FIG. 11-6
Las zonas de máxima turbulencia en una corriente están indicadas por las áreas sombreadas en las
secciones a través del Lecho de un río. Se encuentran allí donde el cambio entre las dos fuerzas opuestas –
el flujo hacia delante y la fricción del canal de la corriente es más acentuado. Adviértase que la máxima
turbulencia a lo largo de los tramos rectos del río está localizada en la parte en que las orillas se unen al
fondo de la corriente. Hacia las curvas, las dos zonas tienen desigual intensidad; la turbulencia más grande
se encuentra en el lado de afuera de una curva.
En general, el gradiente de una corriente disminuye de las cabeceras hacia la desembocadura; como
resultado, el perfil longitudinal de la corriente es más o menos cóncavo hacia el cielo (fig. 11-4). Normalmente
expresamos el gradiente de una corriente por el número de metros que desciende por kilómetro de flujo. El río
Mississippi entre Cairo, Illinois, y la boca del Red River en Arkansas, tiene un gradiente muy suave, pues a lo largo
de este tramo varía la caída entre solamente 2 y 10 centímetros por kilómetro. Por otra parte, el río Arkansas, en sus
cabeceras a través de las Montañas Rocallosas en la parte central de Colorado, tiene un alto gradiente, con una caída
media de 8 metros por kilómetro. Los gradientes de otros ríos son aún más altos. Los 18 kilómetros superiores del
río Yuba en California, por ejemplo, tienen un gradiente medio de 42 metros por kilómetro, y en los 6 kilómetros
superiores del río Uncompahgre en Colorado, el gradiente medio es de 63 metros por kilómetro.
FIG. 11-4
En perfil longitudinal (de la desembocadura a
las cabeceras), el valle de una corriente es
cóncavo hacia el cielo. Las irregularidades a lo
largo del perfil indican variaciones en las
velocidades de erosión. Redibujado de Henry
Gannett, Profiles of Rivers in the United States.
Wshington, D.C.: U.S. Geol. Survey, Water
Supphy Paper 44, 1901.
7.2.1.4. DESCARGA
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En base a la hidráulica y dinámica de las corrientes, se puede afirmar que los cauces fluviales tienden a
adquirir una pendiente longitudinal que suponga el mínimo gasto posible de la energía disponible, energía que
procede en principio de la desnivelación del propio perfil longitudinal y de la magnitud del caudal que circula a lo
largo de ese perfil. Para ello, los ríos son capaces de provocar una serie de procesos autorreguladores que tienden a
obtener las condiciones de flujo más eficaces y energéticamente más económicas posible: Equilibrio de la Dinámica
Fluvial.
El río de llanura aluvial puede alterar su pendiente longitudinal adaptándose a las condiciones de máxima
eficiencia mediante procesos de erosión o de sedimentación y también modificando la longitud de su trazado, por
creación o estrangulación de meandro, permitiéndo el Equilibrio Fluvial.
El perfil en equilibrio es empinado en su tramo alto y casi horizontal cerca de la desembocadura, variando
su concavidad de un caso a otro.
Una simple ojeada nos dice que el comportamiento de un río durante la época de crecientes es muy
diferente del comportamiento durante el estiaje. Durante las avenidas un río lleva más agua y se mueve con mayor
rapidez. Por otra parte, en esa época el río es generalmente más ancho, su nivel es más alto y podríamos suponer,
aun sin medirlo, que es también más profundo. Podemos relacionar la descarga de un río con su anchura, su
profundidad y su velocidad. Como sigue:
Cuando la descarga aumenta en un punto dado a lo largo de un río, su anchura, profundidad, velocidad, o
cualquier combinación de estos factores, debe aumentar también. Leopold y Maddock han demostrado que las
variaciones en anchura, profundidad y velocidad no son ni fortuitas ni impredecibles. En la mayoría de las
corrientes, si la descarga aumenta, la anchura, la profundidad y la velocidad crecen cada una en un grado definido.
La corriente mantiene un equilibrio entre la cantidad de agua que lleva, por un lado, y su profundidad, anchura y
velocidad, por el otro. Además, lo hace en forma ordenada, como se indica en la fig. 11-7.
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FIG. 11-7
Al aumentar la descarga de una corriente en una estación de aforo dada, aumentan también la velocidad, la
anchura y la profundidad. Estas crecen de manera ordenada, como se indica en estas gráficas basadas en datos
de una estación de aforo en el río Cheyenne, cerca de Eagle Butte, Dakota del sur. Redibujado de Luna B.
Leopold y Thomas Maddock, The Hydraulic Geometry of Stream Channels and Some Physiographic
Implications. Washington, D.C.: U.S. Geol. Survey, Professional Paper 252. 1953, p. 5.
Pasemos ahora del comportamiento de una corriente en una sola localidad a los cambios que tienen lugar a
lo largo de todo su curso. Por propia observación, sabemos que la descarga de una corriente aumenta corriente abajo
a medida que nuevos tributarios aportan agua al canal principal. Sabemos también que la anchura y la profundidad
aumentan a medida que vamos corriente abajo. Pero si en lugar de hacer observaciones casuales reunimos datos
precisos acerca de la anchura, profundidad, velocidad y descarga de una corriente desde sus cabeceras hasta su
desembocadura para una etapa particular de flujo – digamos en las avenidas o en el estiaje encontraremos de nuevo
que los cambios siguen un patrón definido y que la profundidad y la anchura crecen río abajo a medida que
aumentan la descarga, y con bastante sorpresa, hallaremos también que la velocidad de la corriente crece hacia su
desembocadura. Esto va contra lo que era de esperarse, puesto que sabemos que los gradientes son más altos río
arriba, lo cual sugiere que las velocidades en las cabeceras – que son más abruptas – deberían ser más altas también.
Pero la explicación de ésta anomalía aparente es simple: a fin de manejar la descarga, más grande corriente abajo, la
corriente debe no sólo ensanchar y profundizar su cauce, sinó aumentar también su velocidad.
El perfil real de una corriente está determinado por las condiciones particulares que ésta encuentra a lo
largo de su curso. En sus intentos por establecer un equilibrio entre la descarga por un lado y las características del
canal, la velocidad y el gradiente, por el otro, la corriente reduce su gradiente e incrementa su velocidad, su anchura
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El nivel base es un concepto clave en el estudio de la actividad de las corrientes. El nivel base de una
corriente se define como el punto más bajo al cual esa corriente puede erosionar su cauce. Cualquier medio que evite
a la corriente rebajar más su canal, sirve para crear un nivel – base. Por ejemplo, la velocidad de una corriente se
frena cuando entra a las aguas tranquilas de un lago. Aquí la corriente pierde su capacidad para erosionar y no puede
cortar por debajo del nivel del lago. En realidad, el control del lago sobre la corriente es efectivo a lo largo de todo
el censo corriente arriba, pues ninguna parte del río puede erosionar bajo el nivel del lago – al menos mientras el
lago no sea destruido. Pero en sentido geológico, todo lago es temporal. Así, cuando el lago haya sido destruido,
quizá por la excavación de su salida de desagüe, ya no controlará por más tiempo el nivel – base de la corriente y
está quedará en libertad de continuar su erosión hacia abajo. Al no ser permanente el nivel – base formado por un
lago, es considerado como un nivel - base temporal. Pero aunque una corriente se haya liberado de un nivel – base
temporal, será controlada por otros más adelante, corriente abajo. Y su fuerza erosiva está siempre influida por el
océano, que es el nivel – base final. Sin embargo, como veremos en los capítulos siguientes, el océano mismo está
sujeto a cambios de nivel, de manera que el último nivel – base no está determinado.
El nivel - base de una corriente puede estar controlado no solamente por los lagos, sino también por capas
de roca resistente y por el nivel de la corriente principal de la cual es afluente un tributario (ver fig. 11-9)
FIG. 11-9
El nivel base de una corriente puede ser
determinado por lagos naturales y
artificiales, por un estrato de roca
resistente, por el lugar en que un
tributario se une a una corriente
principal y por el océano. De éstos el
océano es considerado como el último
nivel – base temporales.
AJUSTES AL NIVEL – BASE VARIABLE. Hemos definido el nivel – base como él más bajo al que una
corriente puede erosionar su cauce. Si por alguna razón el nivel – base se eleva o desciende, la corriente ajustará el
nivel de su cauce, para adaptarse a la nueva situación.
Veamos qué sucede cuando elevamos el nivel – base de una corriente al construir una presa y crear un lago
a lo largo de su curso. El nivel del lago sirve como un nuevo nivel – base y el gradiente de la corriente arriba de la
presa es ahora menos pronunciado que en su origen. Como consecuencia, la velocidad de la corriente se reduce, y
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puesto que ésta no puede llevar por más tiempo todo el material
aportado, comienza a depositar sedimentos en el punto donde penetra
al lago. A medida que pasa el tiempo se forma un nuevo cauce del río con aproximadamente
la misma pendiente que el cauce original, pero a un nivel más alto. (ver fig. 11-10).
¿Qué sucede cuando bajamos el nivel – base al quitar la presa y consecuentemente el lago? El río podrá
ahora cortar los sedimentos que depositó cuando todavía existía el lago. En poco tiempo el perfil del canal será
esencialmente el mismo que antes de empezar a modificar la corriente.
Por tanto, podemos decir, en general, que una corriente se ajusta por sí misma a una elevación en el nivel –
base formando su canal mediante la sedimentación, y que se ajusta a un descenso en el nivel – base erosionando su
canal hacia abajo.
FIG. 11-10
La corriente ajusta su canal a las variaciones del nivel
– base. La construcción de una presa a través de un río
eleva su nivel – base, impone una velocidad menor que
la de la corriente aguas arriba de la presa y causa con
ello el depósito en esta sección del canal. La
destrucción de la presa rebaja el nivel – base,
incrementa la velocidad y provoca la erosión de los
sedimentos previamente depositados.
El agua que fluye a lo largo de los cauces de los ríos realiza varios trabajos: 1) transporta escombros, 2)
erosiona el cauce del río, profundizándolo y 3) deposita sedimentos en varios puntos a lo largo del valle o los
conduce a los lagos o a los océanos. Los ríos pueden ayudar a crear un abismo como el Gran cañón del Colca, o en
la época de la avenidas, pueden esparcir lodo y arena sobre vastas extensiones de los valles planos, o construir deltas
como los de las desembocaduras de los ríos Santa y Rimac.
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7.2.2.1. TRANSPORTE
El material que una corriente levanta directamente de su propio cauce – o que es aportada por el deslave de
una ladera, por sus tributarios o por el movimiento de masa- se mueve corriente abajo hacia su meta eventual, el
océano. La cantidad de material que una corriente lleva en cualquier momento, y que constituye su carga, es,
normalmente, menor que su capacidad – es decir, la cantidad total que puede transportar bajo una cierta serie de
condiciones. El tamaño máximo de las partículas capaz de mover una corriente determina la competencia de dicha
corriente. Los experimentos realizados indican que el diámetro de un partícula que puede mover una corriente varía
aproximadamente con el cuadrado de la velocidad. Así, una corriente con una velocidad de 400 metros por hora
puede mover partículas de arena gruesa de unos 0.5mm de diámetro. Si la velocidad se duplica a 800 metros por
hora, entonces el diámetro de la partícula que puede ser movida aumenta a 2 mm, y si la corriente fluye a una
velocidad de 1,600 metros por hora, podrá mover un guijarro de unos 8mm de diámetro.
ALTA TURBULENCIA
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7.2.2.1.1. SOLUCIÓN
En la naturaleza ningún agua es completamente pura. Ya hemos visto que cuando cae el agua y se filtra en
el terreno, disuelve algunos de los componentes del suelo. Después el agua puede colocarse hacia abajo, a través de
las aberturas, poros y grietas de la roca basal y disolver materia adicional a medida que se mueve. Gran parte de
esta agua encuentra su camino hacia las corrientes a niveles inferiores. La cantidad de materia disuelta contenida en
el agua varía con el clima, la estación y la ubicación geológica y se mide en términos de partes de materia disuelta
por millón de partes de agua. En algunas ocasiones la cantidad de material disuelto excede de 1,000 partes por
millón, pero por lo común es mucho menor. Con mucho, los compuestos que más frecuentemente se encuentran en
solución en el agua que escurre en la superficie, sobre todo en las regiones áridas,, son los carbonatos de calcio y de
magnesio – Además, las corrientes llevan pequeñas cantidades de cloruros, nitratos, sulfatos y sílice con quizá trazas
de potasio. Se ha estimado que la carga total de material disuelto que llevan anualmente al mar los ríos de los
Estados Unidos es de unos 270.000,000 de toneladas. Se supone que todos los ríos del mundo descargan anualmente
unos 3,000 millones de toneladas de material en los océanos.
7.2.2.1.2. SUSPENSIÓN
Las partículas de materia sólida que son barridas por la corriente turbulenta de un río constituyen el
material en suspensión. Este proceso de transporte está controlado por 2 factores:
1) la turbulencia de agua y 2) una característica conocida como velocidad terminal de cada grano individual. La
velocidad terminal es la relación constante de caída que eventualmente alcanza un grano cuando la aceleración
causada por la gravedad se equilibra por la resistencia del fluido a través del cual está cayendo el grano. En este caso
el fluido es el agua. Si dejamos caer un grano de arena en un estanque tranquilo, se asentará hacia el fondo a una
velocidad siempre creciente, hasta que la fricción del agua sobre el grano equilibre este grado de incremento,
después se asentará el grano a una velocidad constante, que es su velocidad terminal. Si podemos introducir una
fuerza que iguale o exceda a la velocidad terminal del grano, lograremos mantenerlo en suspensión. El agua
turbulenta proporciona tal fuerza, los remolinos del agua turbulenta se mueven en una serie de órbitas y los granos
que caen en estos remolinos pueden flotar o mantenerse en suspensión mientras la velocidad del agua turbulenta sea
igual o mayor, que la velocidad terminal de los granos.
La velocidad terminal aumenta con el tamaño de la partícula, suponiendo que su forma general y densidad
permanecen iguales. Cuanto más grande es una partícula, más turbulento beberá ser el flujo que se necesita para
mantenerla es suspensión, y puesto que la turbulencia aumenta con la velocidad de flujo, resulta que la cantidad más
grande de material es movida durante le época de avenidas, es decir, cuando las velocidades y las turbulencias son
mayores. La gráfica de la figura 11-12 indica cómo aumenta la carga en suspensión a medida que crece la descarga.
En solamente unas cuantas horas o muy pocos días durante la época de inundaciones, transporta una corriente más
material que durante periodos de flujo bajo o normal mucho más largos. Las observaciones realizadas en el área
drenada por Arroyo Coon (Coon Creek), en el valle de Coon, Wisconsin, por un periodo de 450 días, demostraron
que el 90 por ciento de la carga total en suspención de la corriente fue transportado durante un intervalo de 10 días,
que es poco más del 2 por ciento del tiempo total.
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El limo y las partículas del tamaño de arcilla están distribuidos bastante uniformemente a través de la
profundidad de una corriente, pero las partículas más gruesas – del tamaño de los granos de arena – son
transportadas en mayores cantidades a nivel inferior de la corriente, en la zona de mayor turbulencia.
FIG. 11-12
La carga suspendida de una corriente aumenta muy rápidamente durante las inundaciones, como se indica en este
gráfico basada en observaciones hechas en el río Puerco, cerca de Cabezón, en Nuevo México. Redibujado de
Luna B. Leopold y John P. Miller, , Epl emeral Streams – Hydraulic Factors and Their Relation to the Drainage
Net. Washington, D.C.: U.S. Geol. Survey. Professional Paper 282-A. 1995, p. 11.
Los materiales que se mueven a lo largo del fondo de una corriente constituyen la carga de fondo de dicha
corriente, en contraste con la carga suspendida y la carga en solución. Puesto que es difícil observar y medir el
movimiento de la carga de fondo, tenemos pocos datos sobre el particular. Sin embargo, las medidas hechas en el río
Niobrara, cerca de Cody, Nebrasca, han demostrado que en descargas entre 6 y 28 m 3 .p.s., la carga de fondo
promedia aproximadamente el 50 por ciento de la carga total .Las partículas de la carga de fondo se mueven hacia
delante de tres maneras : por saltación , rodamiento o deslizamiento.
El término saltación no tiene nada que ver con la sal. Se deriva del latín saltare, ”brincar”. Una partícula
impelida por saltación brinca de un punto a otro del hecho de la corriente ;primero levantada por una corriente de
agua turbulenta y despedida hacia delante; a continuación, si es demasiado pesada para mantenerse en suspensión,
cae otra vez al fondo en algún sitio, corriente abajo.
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Cuando una corriente tiene una gran cantidad de energía es un agente de la erosión; cuando tiene poca
energía es agente de depositación y cuando tiene energía moderada que le permite arrastrar su carga es una corriente
graduada.
Una corriente además de transportar material, es un agente efectivo de erosión, que puede mover material
de su cauce o de sus bancos de varias maneras.
Como hemos visto, en el flujo turbulento el agua se desplaza a lo largo de caminos no paralelos al fondo. El
agua se arremolina y da vueltas, y si un remolino es suficientemente poderoso, desaloja partículas del cauce y las
levanta dentro de la corriente. El que esto suceda o no en una situación dada, depende de un número de variables
difíciles de medir. Pero si suponemos que el lecho de una corriente está compuesta de partículas de tamaño
uniforme, entonces la gráfica de la fig.11-13 nos indica las velocidades aproximadas necesarias para que la corriente
erosione partículas de varios tamaños, tales como arcillas, limo, arena, gránulos y guijarros. Por ejemplo, el hecho
de un río compuesto de granos de arena de tamaño medio puede ser erosionado por una corriente con una velocidad
de menos de 30 cm/s. A medida que los fragmentos aumentan en tamaño, variando de la arena gruesa a los gránulos
y los guijarros, se necesitan velocidades cada vez altas para su desplazamiento.
Pero lo curioso por inesperado es que se necesitan velocidades de corriente más altas para erosionar
partículas más pequeñas del tamaño de arcilla y limo. La razón está en que las partículas más pequeñas tienden a
compactarse o consolidarse más firmemente, y cuando sucede esto en un deposito, resulta éste más resistente a la
erosión. Además, las partículas individuales pueden ser tan pequeñas que no sobresalgan lo suficiente hacia arriba
dentro de la corriente, para ser barridas por el agua turbulenta.
Véase, también, en la fig. 11-13, que una vez que una partícula ha sido desalojada del lecho de la corriente,
continuará siendo transportada aun cuando la velocidad de la corriente disminuya un poco. Esto significa que se
requiere menos velocidad (y por lo tanto menos energía) para mantener una partícula en movimiento que la
necesaria para erosionar la partícula e iniciar su movimiento.
FIG. 11-13
Este diagrama indica las velocidades a las cuales
una corriente erosiona, transporta y deposita
partículas de diferentes tamaños. Redibujado de
Filip Hjultröm, Studies of the Morphological Acticity
of Rivers as Illuuustrated by the River Fyris. Upsula:
Upsula Geol. Inst. Bull. 25, 1935, p. 298.
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Al presionar contra las grietas de las rocas, el agua comprime el aire que contienen y las rompe en grandes
bloques. La márgenes suaves de los cauces son minadas.
Las partículas sólidas transportadas por una corriente pueden actuar por sí mismas como agentes erosivos,
puesto que son capaces de desgastar el lecho o los fragmentos más grandes del fondo de la corriente. Cuando el
lecho es desgastado por abrasión, generalmente desarrolla una serie de superficies curvas, tersas, ya convexas o
cóncavas. Los gránulos y los guijarros individuales del fondo de una corriente son a veces movidos y rodados por la
fuerza de aquélla, y como se frotan unos con otros se redondean y hacen lisos y tersos.
El impacto de las partículas grandes contra el lecho o contra otras partículas hace saltar fragmentos que se
suman a la carga de la corriente.
Resulta también algo de erosión de la solución de los escombros y de las rocas del fondo del cauce en el
agua de la corriente. Sin embargo, la mayor parte de la materia disuelta transportada por una corriente es
probablemente una contribución del agua del subsuelo que drena en ella.
7.2.2.2.1.4. CAVITACION
A velocidades muy altas, de unos 7 a 9 metros por segundo, entra en juego un proceso erosivo altamente
efectivo, conocido como cavitación. Derivada de la palabra latina que significa “hueco o cavidad”, la cavitación se
refiere al colapso repentino de las burbujas de vapor en el agua de una corriente. Si una burbuja está en contacto con
el lecho de la corriente en el momento en que sobreviene la ruptura, se produce un impacto extremadamente fuerte.
Por dificultades obvias es difícil medir la fuerza exacta del impacto; pero ciertos experimentos así como las
condiciones teóricas, sugieren que el impacto mínimo puede ser de 100 a 140 kilos por centímetro cuadrado, - una
fuerza erosiva muy efectiva. En un experimento se demostró que la cavitación había erosionado 45 centímetros de
un vertedor de concreto durante un periodo de23 horas.
Sin embargo, como se necesitan velocidades muy altas para producir cavitación en las corrientes, es posible
que este proceso solamente tenga lugar en el flujo de chorro e impacto de las cascadas y rápidos.
Aunque la importancia de la erosión de las laderas a causa del agua que escurre en la superficie pasa con
frecuencia inadvertida, desempeña un papel importante en el proceso general de erosión. Nos referimos a ella
nuevamente más adelante en este mismo capítulo.
Hemos visto que, siendo iguales otros factores, cuanto más grande es la velocidad de una corriente, mayor
es su poder erosivo. Es claro, entonces que la fuerza erosiva más grande (y el mayor transporte) de cualquier
corriente tiene lugar durante la época de las avenidas. Cuando una corriente está en la etapa de inundación el nivel
del agua se eleva y el canal se profundiza. El agua que se mueve con más rapidez levanta las capas de arenas y
gravas que suele descansar sobre las rocas del fondo del cauce durante las épocas normales, y las barre corriente
abajo. Si la avenida es importante, la roca del fondo queda expuesta y se erosiona. Al descender el nivel de las aguas
se junta una nueva capa de escombros; Pero para entonces han sido movidas grandes masas de material corriente
abajo hacia los océanos, y el fondo rocoso del cauce de la corriente habrá descendido permanentemente. La fig. 11-
14 ilustra esta actividad. En consecuencia podemos decir que, en general, la erosión es más efectiva durante los
periodos de inundación.
FIG. 11-14
Cambian en el cauce del río San Juan cerca
de Bluff, UTA, durante una inundación en 19-
41. El 9 y el 15 de septiembre, periodos de
descarga moderada, el río fluyó sobre un
lecho de grava dentro de un cauce más grande
labrado en la roca. El 14 de octubre la
descarga aumentó a 1687.8 metros cúbicos
exponiendo las rocas del fondo a la abrasión.
Con la bajada de las aguas, sino de río arriba
un nuevo depósito de grava, comenzando a
construir 1 lecho de grava del río. La anchura
del río el 9 de septiembre era de
aproximadamente 46 metros, Redibujado de
Leopold y Maddock, op. cit., p. 32.
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REGLA GENERALIZADA:
La regla empírica provisional de Terzaghi, dice “que por cada pie de elevación del nivel de avenida por
encima del nivel de agua ordinario, la erosión de cauce tiene que tomar unos valores de 3 ó 4 pies”.
7.2.2.3. DEPOSITACION
En cuanto la velocidad de la corriente disminuye por debajo del punto necesario para mantener al material
en suspensión, comienza la corriente a depositar su carga suspendida. El depósito es un proceso selectivo. Primero
se asientan los materiales más gruesos; después, a medida que la velocidad (y en consecuencia la energía) continúa
debilitándose, se van asentando materiales cada vez más finos. Otra ojeada a la fig. 11-13 indicará el tamaño de las
partículas que se asientan a diferentes velocidades. De esta manera, cuando la velocidad de una corriente sea menor
de 30 centímetros por segundo, no puede transportar partículas del tamaño de los guijarros y éstos comienzan a caer
al fondo. Los granos de arena de tamaño medio se asientan a una velocidad de alrededor de 3 centímetros por
segundo y por debajo de los 3 milímetros por segundo el limo comienza también a asentarse.
Los torrentes forman sus propios cauces realizando un trabajo de profundización inicialmente y
posteriormente de ensanche. En este ensanchamiento intervienen muchos procesos: la erosión y socavamiento de las
orillas y los flancos con los consecuentes derrumbes y deslizamientos, de composición química y transportes de los
materiales, etc.
La formación de este cauce origina lo que llamamos valle y sus dimensiones dependen del caudal, del tipo
de roca que atraviesa la corriente y del tiempo que ha transcurrido en su elaboración.
Al principio de este capítulo mencionamos el perfil longitudinal de una corriente (fig. 11– 4).
Consideremos ahora el perfil de una sección que cruce en ángulo recto el valle de la corriente. En la fig. 11.15A, se
ve que el canal del río corre a través de una amplia y relativamente llana planicie de inundación. Durante el periodo
de avenidas, cuando el cauce no tiene cupo para la descarga en aumento, se derrama la corriente sobre sus bordes e
-17-
FIG. 11-16
Secciones transversales diagramáticas de
valles fluviales típicos. Los rasgos
principales de los valles en sección
transversal incluyen los parte-aguas, las
paredes del valle, el canal o cauce del río
y, en algunos casos, una planicie de
inundación. Los partes-aguas pueden ser
de cima plana o suavemente
redondeados.
Una cuenca de drenaje constituye toda el área de la cual una corriente y sus tributarios reciben agua. El río
Santa y sus tributarios drenan una enorme sección del departamento de Ancash que va desde la laguna Conococha
hasta el litoral y cada tributario del Santa tiene su propia área de drenaje, que forma parte de la cuenca más grande.
Cada corriente, aun la cañada más pequeña, tiene su propia cuenca de drenaje, cuya forma difiere de una
corriente a otra, pero con la forma característica de una pera por cuyo extremo angosto emerge la corriente principal
(ver fig. 11 – 16-2).
La forma de una cuenca de drenaje está condicionada a la estructura geológica, litología y topografía.
FIG. 11-16+2
Cada corriente, no importa la cuantía, tiene su
propia cuenca de drenaje, que es el área de la
cual la corriente y sus tributarios reciben agua.
Esta cuenca semeja la hoja de un árbol y sus
nervaduras.
-18-
No podemos decir con certeza cómo el agua de escurrimiento superficial labró por primera vez los grandes
valles y las cuencas de drenaje de los continentes, pues las evidencias se pierden en el tiempo. Sin embargo,
sabemos, que ciertos procesos están ahora en acción ensanchando y profundizando los valles, y parece razonable
suponer que también actuaron en el pasado.
Si se dejara a una corriente en libertad de alcanzar por sí misma su nivel – base, erosionaria el hecho
directamente hacia abajo, formando un abismo de paredes verticales en el proceso. Pero como la corriente no es el
único agente que trabaja en la formación del valle, las paredes de la mayoría de los valles se inclinan hacia arriba y
hacia fuera del fondo del valle. Con el tiempo aun los cantiles de las gargantas más abruptas se inclinarán hacia
fuera con relación al eje de sus valles.
Conforme una corriente corta hacia abajo y profundiza su cauce dentro de la superficie del terreno, el
interperismo, los deslaves y el movimiento de masa entran en juego, desgastando constantemente las paredes del
valle, haciéndolas retroceder, apartándose entre sí. El material bajo la influencia de la gravedad, es arrastrado de las
paredes del valle hacia abajo y descargado en la corriente, para ser movido hacia adelante rumbo a los mares. El
resultado es un valle cuyas paredes se ensanchan hacia afuera y hacia arriba, desde la corriente, para formar un
perfil transversal típico (fig. 11 – 17).
FIG. 11-17
Si la formación de un calle dependiese sólo de la corriente de agua, tendríamos como resultado un valle de
paredes verticales no más ancho que el canal de la corriente, como se sugiere con las líneas punteadas en los
esquemas A y B.
El movimiento de masa y el deslave, sin embargo, desgastan constantemente las paredes del valle labrando
las laderas, que ensanchan como se ilustra en los diagramas.
-19-
La velocidad con que las paredes del valle son reducidas y los ángulos que adoptan depende de varios
factores. Si las paredes están hechas de material sin consolidar – que es vulnerable a la erosión y al movimiento de
masa -, la velocidad será rápida; pero si las paredes están constituidas de rocas resistentes, la velocidad de erosión
será muy lenta, y las paredes podrán levantarse casi verticalmente desde el fondo del valle (ver fig. 11 – 18).
Además de cortar hacia abajo en su cauce, una corriente corta también de lado a lado, o lateralmente en sus
bordes. En las primeras etapas de ensanchamiento del valle, cuando la corriente está todavía de su nivel – base,
predomina la erosión hacia abajo. Posteriormente a medida que la corriente se aproxima a su nivel – base, la erosión
hacia abajo va siendo cada vez menos importante: en esta etapa se destina a la erosión de sus bordes una proporción
más grande de la energía de la corriente como ésta oscila de una lado a otro, forma sobre el fondo del valle una
planicie de inundación que tiende a ensancharse siempre, y el valle se hace cada vez más amplio.
Volveremos después al desarrollo progresivo de un valle, cuando consideremos el ciclo de erosión; pero
antes examinaremos algunas características especificas de los valles.
FIG. 11-18
La erosión producida por una corriente pequeña ha modelado este cañón (Labyrinth Canyon
Utah) de paredes verticales en capas de arenisca masiva. La corriente es el agente principal en
la formación del valle.
El movimiento PRINCIPALES
7.2.4. de masa y otros agentes que modifican la
ACCIDENTES EN pendiente
EL CURSOtienden DE
a reducir
UN RIOel ángulo
de las paredes del valle.
SEGUN
Cf. fig. 11-17. Foto porLAS CARACTERISTICAS
William C. Bradley. DE UN VALLE
-20-
7.2.4.1.1. CAÑONES
Las corrientes veloces producidas por las fuerte corrientes que corren sobre terrenos áridos y de roca
infrayacente dura, excavan su perfil en forma de un valle estrecho y profundo con paredes casi verticales a los que
se les llama Cañones o Gargantas. En los ríos del Perú generalmente en la selva, se les denomina Pongos. Podemos
citar como ejemplos el Cañón del Pato formado por el río Santa, el Pongo de Manseriche formado por el río
Marañon, Cañón del Colca y el Cañón de Cotahuasi.
Como producto del fallamiento y la diferente dureza en las rocas del lecho de un río de regular o buena
pendiente, se forma saltos de agua a los que se denomina Cascadas. Cuando estos saltos de agua tienen un volumen
grande se les denomina Cataratas.
Entre los más fascinantes espectáculos del paisaje figuran las cataratas. Poderosas y atronadoras como son,
representan, sin embargo, rasgos de corta duración en la historia de una corriente. Deben su existencia a alguna
caída repentina en el perfil longitudinal del río, - caida que puede ser eliminada con el tiempo. Las cataratas son
originadas por muy diferentes condiciones. Las del Niágara, por ejemplo, están formadas por una capa de dolomita
relativamente resistente, que descansa sobre capas de lutita sin resistencia (fig. 11-19). Esta lutita es fácilmente
socavada por las aguas agitadas del río, que se precipitan sobre el borde de la catarata. Cuando el socavado avanzó
lo suficiente, la dolomita se desploma sobre la base de la catarata. Se repite una y otra vez este proceso a medida que
pasa el tiempo, y las cataratas se retraen lentamente río arriba. Los datos históricos indican que la parte canadiense
de las cataratas llamadas de la Herradura (Horseshoe) – que son las más grandes de las dos cascadas del Niágara –se
han retirado a la velocidad de 1.20 a 1.50 metros por año en tanto que la catarata americana se ha erosionado a razón
de 6 u 8 centímetros anuales. Los 11 kilómetros de garganta entre el pie de las cataratas y el lago Ontario son
evidencia de la regresión de las cataratas hacia sus cabeceras a través del tiempo.
FIG. 11-19
Las cataratas del Niágara caen de una capa
de dolomita bajo la cual existen
principalmente capas de lutita. A medida que
la lutita, menos resistente, se va erosionando,
se rompe el borde socavado de la dolomita y
el labio de las cataratas retrocede.
Redibujado de G. N. Gilbert, Niágara Falls
and Their History, (Nueva York: American
Book Company, 1896), p. 213.
-21-
7.2.4.1.3. RAPIDOS
Los rápidos al igual que las cascadas, ocurren donde hay un descenso repentino en el cauce de la corriente.
Aunque los rápidos no se precipitan directamente hacia abajo como las cataratas, la causa de su formación es, en el
fondo, frecuentemente la misma. De hecho muchos rápidos se han desarrollado directamente a partir de cataratas
preexistentes (ver fig. 11-20)
FIG. 11-20
Los rápidos como se sugiere en este
diagrama, pueden representar una etapa en la
destrucción de las cataratas.
Al erosionarse el fondo del cauce de una corriente, se forman a veces dolinas o sumideros. Estos son
agujeros profundos, circulares o elípticos, de unos cuantos centímetros a uno o varios metros de profundidad. Se les
observa más frecuentemente en el cauce de la corriente durante la época de estiaje a lo largo de la parte inferior de
las paredes donde van quedando cuando la corriente profundiza su cauce. Las dolinas son más comunes en los valles
angostos, pero con frecuencia se encuentran también en los valles amplios.
La dolina comienza como una depresión somera en fondo del lecho de una corriente. Después, a medida
que los remolinos de agua turbulenta llevan arena, guijarros y aun fragmentos más grandes que giran dentro de la
depresión, la abrasión continua desgasta la cavidad haciéndola más profunda, como si el lecho fuera perforado por
una barrena gigantesca (ver fig 11-22). La depresión inicial puede ser causada por abrasión ordinaria, por alguna
irregularidad en el lecho del río o por cavitación.
-22-
FIG. 11-21
Este lecho de río, casi seco, está marcado por una
serie de dolinas o sumideros. La arena gruesa y la
grava atrapada en los remolinos de agua
turbulenta han servido como herramientas de
corte que han cavado los agujeros. Foto, por Paúl
Mac Clintock.
FIG. 11-22
Conjunto de guijarros en una dolina expuesta al
extiaje en el lecho del río Blackstone, de
Blackstone Massachussets, Foto por Alden, U.:
Geol. Survey.
Cuando las condiciones lo permiten, los diversos agentes que actuan tienden a agrandar el valle, producen
una llanura aluvial con un valle suficientemente amplio, donde el cauce no presenta tendencia al encajonamiento
pronunciado en el sustrato. Supone la existencia de un determinado espesor de sedimentos aluviales sobre el fondo
rocoso del valle y con la localización del cauce sobre los sedimentos.
La planicie de inundación creada por la erosión lateral y por el retroceso gradual de las paredes del valle,
se llama planicie de inundación erosional y se caracteriza por una delgada cubierta de grava, arena y limo de unos
cuántos o pocos metros de espesor. Por otra parte, bajo el fondo de muchos valles amplios se encuentran depósitos
de grava, arena y limo que alcanzan cien o más metros de espesor. Estos gruesos depósitos se forman cuando las
condiciones variantes fuerzan al río a dejar caer su carga a lo ancho del fondo del valle. Tal planicie de inundación
formada por la construcción del fondo del valle o agradación se llama planicie de inundación de agradación. Las
planicies de inundación de este tipo son mucho más comunes que las erosionales y se encuentran en el curso inferior
de los ríos.
La llanura constituye el equilibrio dinámico entre erosión y deposición y almacén provisional de materiales
aluviales.
La llanura aluvial queda limitada por las vertientes del valle. Una llanura autoregula el equilibrio de un río
en una cuenca fluvial.
-23-
O
R Y
OX-BOWS (O)
Ubicadas sobre la llanura, son zonas pantanosas o encharcadas correspondientes a antíguos meandros estrangulados
y abandonados.
Los materiales que transportan las aguas de un cauce fluvial instalado sobre una llanura
aluvial son acarreados por 3 procedimientos fundamentales:
En Solución: Solubles. No parece afectar significativamente a la dinámica fluvial.
En Suspensión: productos finos como limos y arcillas.
Acarreo de Fondo por Saltación sobre el lecho de los materiales más gruesos.
Si en una avenida el caudal aumenta 2 veces la carga en suspensión lo hace entre 4 y 8. Sí el aumento del
caudal es 10 veces, la carga en suspensión se puede incrementar hasta multiplicarse su valor inicial por 1000. La
mayor carga no es de la remosión de los materiales de la llanura sobre los que reposa el cauce sino que proviene en
su mayor parte de la aportación de las aguas de arroyada que surcan las vertientes tras una precipitación intensa y
que llegan al río por intermedio de sus tributarios, siendo la carga discontínua y espasmódicamente.
Durante la avenida:
Más tarde, a medida que baja la crecida y disminuye la velocidad de la corriente, se inicia
el depósito por decantación de los sedimentos sobre la llanura, antes de que las aguas acaben de retirarse de ella y la
de los materiales detríticos más gruesos de los splays arenosos en las proximidades de la orilla del cauce y ya dentro
de este, en las barras semilunares o point-bars de las orillas convexas de los meandros. De ésta manera, éstos
depósitos reconstruyen paulatinamente una configuración de la llanura aluvial, similar a la que tenía antes de la
crecida.
Un río que discurre por una Llanura Aluvial, adoptará la configuración del cauce que resulte más adecuada
y compatible con las condiciones de caudal, altura de agua, velocidad de flujo y carga transportada que se den en
cada instante. La adaptación, el tamaño y la forma del cauce se pueden modificar por los fenómenos de erosión y
deposición. Los patrones típicos incluyen cauces:
1. CAUCES RECTOS
a a’
Inicialmente la curva de agua profunda a ambos lados del cauce son aproximadamente iguales, que con el
tiempo se mueve debido a la continua redistribución de sedimento a lo largo del fondo del cauce. Cuando la
sinuosidad es menor de 1.5 es un cauce recto.
Los ríos que arrastran sedimentos de grano fino, con predominancia de carga en suspensión, tienen cauces
profundos en relación a su anchura.
Los ríos con carga de fondo más abundante o de magnitud importante, tienen cauces más anchos y poco
profundos, donde caen de golpe grandes cantidades de escombros, una corriente puede construir una compleja
maraña de cauces convergentes y divergentes, separados por barras longitudinales de material detrítico grueso o
islas pequeñas. La corriente de éste tipo se llama: CAUCE ANASTOMOSADO O CORRIENTE TRENZADA,
donde los cauces individuales no son tributarios uno de otro. Se produce por un río que fluye sobre una llanura
relativamente plana o un valle amplio que no tiene bastante agua para transportar todo el sedimento del suelo que se
encuentra disponible.
Parecen condiciones favorables para la existencia de cauces anastomosados presencia de una abundante
carga detrítica de fondo, pendientes acusadas (cambio de pendiente abrupta a una menor) y los caudales cuyas
variaciones entre las avenidas y estiaje sean importantes.
Cuando la velocidad es frenada ya sea por una disminución en la gradiente de la corriente o por pérdida de
agua debida a la infiltración en la corriente se asienta repentinamente. El material depositado desvía la corriente en
cauces diferentes, en busca de un curso más fácil. Está forma de trenza se encuentra comúnmente en los abanicos
aluviales, en los depósitos fluvio – glaciales y a lo largo de ciertos ríos con depósito rápido.
-26-
Una corriente que fluye a lo largo de un camino sinuoso de curvas, tiene un patrón de cauces serpenteante.
El cauce más concentrado con el de cauce múltiple anastomosado está representado por el Cauce Unico
Meandriforme. A un segmento simple del cauce en forma de “S” se le llama MEANDRO y la zona a lo largo del
fondo de un valle que incluye un río serpenteante se llama: FAJA DE MEANDROS.
Los meandros se presentan posiblemente cuando la razón entre longitud del cauce y la del valle es mayor a
1.5, aunque en sistemas de meandros bien desarrollados la razón supera el valor de 4.
FIG. 11-23
Fotografía aérea y dibujo de meandros de un río
de Alaska. Nótense los lagos en forma de yugo de
buey. Foto por U.S. Army Air Force.
FIG. 11-24
La hoja de meandros es la porción de la planicie
de inundación que incluye una corriente
serpenteante.
-27-
A causa de que un meandro se erosiona más en su lado de corriente abajo que en el de corriente arriba, todo
él recodo tiende a moverse lentamente valle abajo. Sin embargo, éste movimiento no es uniforme, y bajo ciertas
condiciones el arrastre corriente abajo de una serie de meandros produce estrangulamientos, meandros abandonados
y los llamados lagos en forma de yugo de buey.
En su migración valle abajo, corre algunas veces el meandro dentro de una extensión de tierra
relativamente más resistente a la erosión. Pero el siguiente meandro, río arriba, continúa moviéndose, y se reduce
gradualmente el espacio o “cuello” entre ambos. Finalmente el río labra un nuevo canal más corto, llamado
estrangulamiento, a través del cuello. El meandro abandonado se llama yugo de buey a causa de su forma
característica. Por lo común los dos extremos del yugo de buey se azolvan con limo, y el antiguo meandro llega a
quedar completamente aislado del nuevo cauce. Si el meandro abandonado se llena de agua, se forma un lago de
yugo de buey, o lago en “media luna”. Aunque el estrangulamiento elimine un meandro en particular, la tendencia
de la corriente a formar meandros subsiste, y pronto comienza a repetirse en mismo proceso.
Hemos visto que un meandro crece y migra por erosión sobre el lado exterior de la curva y por depósito en
el lado interior. Este depósito deja tras sí una serie de promontorios y depresiones. A menudo se forman pantanos
en las depresiones, y durante la época de inundaciones el río puede formar un canal alterno a través de una de las
depresiones. Tal canal recibe el nombre de canal de interconexión.
FIG. 11-26
La erosión tiene lugar en el lado externo de
un meandro, mientras que el depósito es más
acentuado en la parte interna. Si el cuello de
un meandro se erosiona, se forma un yugo de
buey. A lo largo del interior del meandro se
origina un canal de interconexión, donde el
depósito irregular crea camellones y
depresiones a medida que el meandro migra
FIG. 11-25
Este lago en media luna, cerca de Weslaco, Texas,
formó en tiempos pasado parte del Río Grande que se
ve al fondo. Una antigua curva del río quedó separada
por un estrangulamiento, permaneciendo aislada del
río y llena de agua. Foto por Standard Oil Co. (N. J.).
-28-
Las divagaciones de un río demuestran una unidad de formas más que un equilibrio
de la erosión y el depósito. Por ejemplo, la longitud de un meandro es proporcional a la anchura del río y esto
resulta cierto, independientemente del tamaño del río; se aplica tanto a cauces de escasos metros de ancho como a
aquellos tan grandes como el del Mississippi. Como aparece en la fig. 11.27, éste principio es válido también para la
corriente del Golfo, aunque éste “río” no está confiando por riberas sólidas. Una relación similar existe entre la
longitud del meandro y su radio de curvatura.
FIG. 11-27
A: La longitud del meandro crece en
relación a la anchura de la corriente
divagante.
B: Una relación semejante existe entre la
longitud del meandro y su principal radio
de curvatura. Redibujado de Luna B.
Leopold y M. Gordon Wolman, “River
Mcanders”, Geol. Soc. Am. Bull., LXXI
(1960), p. 773.
FIG. 11-28
Bordos naturales, característicos de muchas corrientes de agradación. Estos diagramas , muy exagerados,
indican la formación de las capas de limo a manera de cuña, que se adelgazan hacia los límites laterales del
valle. A medida que se van formando los bancos laterales, se eleva también el fondo del cauce de la corriente.
Aunque los bordos naturales tienden a confinar a una corriente dentro de su cauce, cada vez que aquellos se
elevan ligeramente, el lecho del rió sube también. Con el tiempo, el nivel del lecho queda por encima del nivel de la
planicie de inundación circundante. Si el río logra escapar de sus paredes confinantes durante una inundación,
abrirá un nuevo cauce a través de las partes más bajas de la planicie de inundación hacia los pantanos.
La corriente tributaria que entre al valle de un río con bordos altos, no podrá abrirse paso directamente en el
canal principal, de manera que fluirá por la zona de pantanos paralelamente a la corriente principal por muchos
kilómetros, antes de encontrar un lugar por donde entrar. Debido a que el río Yazoo es ejemplo típico de esta
situación, por correr 320 kilómetros paralelo al río Mississipi, todos los ríos que siguen cursos similares reciben el
nombre de ríos tipo yazoo.
Los fondos de la mayoría de las planicies de inundación están cubiertos por dos y algunas veces tres tipos
diferentes de depósito. El material más tosco es depositado directamente por la corriente a lo largo de su cauce.
Durante los períodos de inundación se esparcen a través de la planicie de inundación, a los lados de las riberas, arena
fina, limo y arcilla; además se mueven de las laderas del valle bajo la influencia de los deslaves y del movimiento de
masa, cantidades relativamente pequeñas de escombros de varios tipos y tamaños y se distribuyen a lo largo de los
lados del fondo del valle. La distribución de los depósitos del cauce y de los de inundación a través de la planicie de
inundación depende de la velocidad a la que la corriente construye el fondo de su valle.
Una corriente divagante está cambiando continuamente su cauce, y en un período de tiempo dado puede
haber ocupado toda posición posible de uno a otro lado de la planicie. Una sección transversal a través de la
planicie de inundación desarrollada por una corriente como éstas revela una cubierta de grava coronada por
sedimentos de grano fino depositados cuando el flujo rebasa los bancos (ver Fig. 11-29). Esta forma de
sedimentación es típica de las planicies de inundación erosionales y de las de inundación de agradamiento muy
lento.
Pero una corriente divagante que construya su planicie de inundación con rapidez tiene menos oportunidad
de ocupar cada lugar a través de la extensión del fondo de su valle. En consecuencia, ésta planicie de inundación
estará cubierta en su mayor parte por sedimentos finos, depositados durante las épocas de creciente. Una sección
transversal indica una banda irregular de material grueso que señala las posiciones sucesivas del cauce (ver Fig. 11-
29B). Las planicies de inundación de agradamiento rápido muestran éste tipo de depósito.
-30-
FIG. 11-29
Los depósitos que subyacen la planicie de inundación de un río de agradamiento lento o los que están debajo
de una planicie de inundación formada por erosión, difieren de los que se encuentran debajo de la planicie
de inundación de un río de agradamiento rápido.
A: Depósitos esperados bajo una planicie de inundación erosional o de la que está siendo agradada
lentamente. Los depósitos gruesos del cauce subyacen toda la planicie y están cubiertos por sedimentos de
grano fino.
n: En caso de los depósitos situados bajo la planicie de inundación de un río de agradamiento rápido, el
mayor volumen está formado por sedimentos de grano fino depositados durante los períodos de inundación.
Los depósitos gruesos del cauce pueden formar una faja de grava dentro de los depósitos más finos.
Durante siglos, el río Nilo ha depositado sedimentos a medida que desagua en el mar Mediterráneo,
formando una gran planicie triangular con su ápice río arriba. Esta planicie se llama delta a causa de la semejanza
de su forma con la de la letra griega (ver Fig. 11-30, 11-31). Siempre que una corriente fluye dentro de una masa de
agua estancada, tal como un lago o un océano, su velocidad y su fuerza de transporte son contenidas rápidamente. Si
llevan suficientes escombros y si las condiciones en el cuerpo de agua estancada son favorables, se formará
gradualmente un delta. El delta ideal es triangular en planta, con su ápice apuntando río arriba y con los sedimentos
dispuestos de acuerdo con una forma definida. El material grueso se asienta primero formando una serie de capas
inclinadas llamadas capas frontales; pero el material más fino es arrastrado más allá para sedimentarse en el fondo
del mar o lago constituyendo las capas de fondo. A medida que el delta se extiende dentro del cuerpo de agua, la
corriente tiene que extender su cauce hasta el borde del delta y al hacerlo cubre éste con las llamadas capas
superiores que se extienden por encima y a lo largo de la cima de las capas frontales (ver Fig. 11-32).
Sin embargo, muy pocos deltas muestran ya sea la forma perfecta o ésta secuencia regular de sedimentos.
Muchos factores, incluyendo las corrientes lacustres y costeras, las diferentes velocidades de depósito, el
asentamiento de los depósitos del delta como resultado de su compactación y el arqueamiento hacia abajo de la
corteza de la Tierra, todo contribuye a modificar la forma y secuencia típicas.
Sobre los depósitos superiores del delta la corriente se desparrama hacia el mar a través de un complejo de
canales que parten del ápice. Estos canales de distribución varían de posición de tiempo en tiempo conforme van
encontrando gradientes más favorables.
-31-
Los deltas son característicos de muchos de los grandes ríos del mundo incluyendo
el Nilo, el Mississippi, el Ganges, el Rhin y el Ródano. Por otra parte, muchos ríos no tienen deltas, bien porque el
material depositado es arrastrado tan pronto como cae o porque las corrientes no llevan suficiente material detrítico
para construir un delta.
FIG. 11-31
FIG. 11-30 El crecimiento rápido de algunos deltas está
El delta (área sombrada) del río St. Clair en el representado por el río Po, en Italia. Todo el
lago St. Clair tiene la forma clásica de un terreno del mapa de arriba queda dentro del
delta, así como sus canales de distribución. área del delta. La sección punteada del delta
Redibujado de Leon J. Cole, “The Delta of the fue construida entre 1559 y 1869.
St. Clair River”, Geological Survey of
Michigan, IX (1903), Pt. 1, Plate 1.
FIG. 11-32
Arreglo ideal de los sedimentos de un delta. Parte del material depositado en un cuerpo de agua se
asicula en el fondo del lago o mar, formando las capas de fondo. Otro material es decargado en capas
inclinadas llamadas capas frontales, que crecen constantemente hacia el cuerpo de agua y cubren
parcialmente las capas superiores sobre las frontales.
-32-
Es, en tierra, el equivalente de un delta. Estos abanicos son típicos de los climas áridos y semiáridos, pero
se pueden formar en casi todos los climas, si son adecuadas las condiciones. Un abanico representa una disminución
repentina en el poder de transporte de una corriente a medida que pasa de un gradiente abrupto a uno suave –por
ejemplo, cuando la corriente desciende de la ladera de una montaña a una planicie. Al reducirse la velocidad, la
corriente comienza rápidamente a vaciar su carga. En el proceso, construye su cauce, a menudo con pequeños
bordos naturales, a lo largo de sus riberas. A medida que los bordos siguen creciendo, puede fluir la corriente por
encima del nivel general. A continuación, durante una época de inundación, tiende hacia un nivel inferior y desplaza
su cauce para empezar el depósito donde quiera. Como el proceso de corrimiento o desplazamiento del cauce
prosigue, se forma el abanico aluvial (Fig. 11-33).
FIG. 11-33
El abanico aluvial e el equivalente terrestre de un delta. En este ejemplo en el Valle de la Muerte, de
California, as corrientes fluyen únicamente durante las escasas lluvias, arrastrando escombros de
las abruptas cañadas hasta el pie de los acantilados.
Como la velocidad de las corrientes disminuye en el fondo plano de los valles, el material se
deposita para formar el abanico aluvial. Foto por Sheldon Judson.
Una terraza de río es una superficie relativamente plana, que corre a lo largo de un valle con un banco a
manera de escalón que las separa, ya sea de la planicie de inundación o de una terraza inferior. Es un remanente del
cauce primitivo de una corriente que se ha abierto camino a un nivel inferior.
La evolución de una red fluvial, incluye de una llanura de inundación autorregulada, implica el progresivo
ahondamiento del valle y el rebajamiento general del relieve, dejando una llanura con terrazas fluviales. Se
presentan dos casos:
-33-
A. TERRAZAS ENCAJADAS
Cuando el encajamiento se ha limitado a un cierto espesor de la antigua llanura aluvial. También se llama
“Terraza de Corte y Relleno”, se forma cuando una corriente llena un valle con sedimentos y labra después su cauce
a un nivel interior (Fig. 11-34).
FIG. 11-34
Ejemplo de la formación de terrazas aparejadas .
En A, la corriente ha llenado parcialmente su
valle, creando una amplia planicie de inundación.
En B, algún cambio es las condiciones dio lugar a
que la corriente erosionara sus propios depósitos:
los vestigios de la antigua planicie de inundación
se levantan por encima del nuevo nivel del río
como terrazas de igual altura. Este ejemplo es
particularmente conocido como terraza de corte y
relleno. (Ver también en la Fig.35)
B. TERRAZAS ESCALONADAS
Cuando el encajonamiento ha rebasado la llanura aluvial antígua, dejando aflorar entre la terraza y la nueva
llanura aluvial los materiales del fondo del valle.
Formación de terrazas
fluviales por encajamiento
divagante del cauce en su
llanura aluvial.
Algunas veces la erosión hacia abajo causada por las corrientes da lugar a la formación de terrazas
disparejas en lugar de aparejadas. Si la corriente oscila de un lado a otro del valle, erosionando lentamente a medida
que avanza, puede encontrar roca resistente debajo de los depósitos sin consolidar. Entonces la roca expuesta
desviará la corriente, evitando la erosión posterior. En éste caso queda una sola terraza desemparejada al otro lado
de la corriente (Ver Fig. 11-36).
Las terrazas, ya estén aparejadas o disparejas, pueden ser cortadas también en el fondo rocoso del río. Por
lo común una capa delgada de arena y grava descansa sobre el fondo rocoso de éstas terrazas.
FIG. 11-36
Las terrazas disparejas no se equiparan con la del otro lado de la corriente que las separa. He aquí una de las
maneras en que se forman. La corriente ha cortado a través de depósitos sin consolidar dentro del valle, creando una
superficie en declive. La migración lateral fue detenida localmente cuando la corriente encontró roca resistente
(indicada por las flechas) debajo del suave relleno del valle. Esta roca resistente no sólo desvió la corriente hacia el
otro lado del valle, sino que protegió también los restos del relleno del valle de la erosión posterior por la corriente,
permitiéndoles preservarse como terrazas. Al tratarse de porciones de una superficie en declive a través del valle
ninguno de los restos individuales casa con cualquier otro de los situados en el lado opuesto del río.
Hemos venido suponiendo que cada corriente ha creado su propio valle y hemos visto que otros procesos,
tales como los deslaves y el movimiento de masa, han contribuido al ensanchamiento de los valles, pero hemos
aceptado que esos procesos dependen de las corrientes para transportar el material que producen y para crear y
mantener las pendientes sobre las que pueden actuar. Sin embargo, no siempre ha sido admitida ésta suposición. En
efecto, a principios del siglo XIX, los geólogos dedicaron mucho tiempo a demostrar que los valles no eran grandes
zanjas originales en la superficie de la Tierra por la que los ríos fluían tan sólo en busca de un lugar mejor a donde
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ir. Hoy sabemos que la mayoría de los valles han sido creados por las
corrientes que los atraviesan y por los procesos que éstas corrientes
han fomentado. Revisemos algunas de las evidencias sobre el particular.
Muchos de nosotros hemos observado los resultados directos del agua que escurre en la superficie durante
un aguacero copioso. Por ejemplo, hemos podido advertir la formación de pequeñas barrancas o cárcavas hacia las
cabeceras de cuencas de drenaje en miniatura. Lo que estamos observando aquí es realmente una pequeña corriente
en el proceso de formación y extensión de su valle. Tan sólo con vaciar el agua contenida en una taza podemos tener
la evidencia de la carga arrastrada por la corriente y sabemos que estos escombros podrían proceder de la cuenca de
drenaje de la corriente. La erosión está en marcha ante nuestros ojos, y el valle se agranda a medida que la corriente
mueve el material erosionado valle abajo.
Hemos visto, al observar las corrientes modernas, que la abrasión desgasta y pule el fondo y los bancos de
roca, y algunas veces perfora dolinas profundas en el fondo de roca del cauce. Cuando encontramos éstas evidencias
de la actividad de la corriente arriba del cauce de un río moderno, es lógico suponer que fueron hechas por el río
cuando éste fluía a un nivel más alto, y que la corriente ha cortado y profundizado su valle.
Según ya vimos, una terraza significa el hecho de que una corriente fluyó una vez a un nivel más elevado.
Y cuando encontramos terrazas cubiertas de arena y grava arriba de la corriente moderna, es razonable suponer que
la corriente ha labrado su camino hacia abajo hasta un nivel inferior.
A lo largo de las paredes de muchas corrientes podemos observar capas de rocas formadas de sedimentos
que fueron depositados en mares antiguos, y podemos equiparar o correlacionar capas individuales de una a otra
paredes del valle. Sabemos que éstas capas fueron depositadas originalmente como mantos contiguos y que algún
agente debió eliminar grandes secciones de ellos. Haciendo a un lado la evidencia de los movimientos de la corteza,
llegamos a la conclusión de que la corriente que fluye a lo largo del fondo del valle es la causante de ese fenómeno.
Estos y otros argumentos ponen de manifiesto que ha sido una corriente la que ha creado el valle a través
del cual fluye. Por supuesto, ningún argumento o evidencia fragmentaria constituye una prueba final. En efecto,
sabemos que algunos valles fueron formados por movimientos terrestres y fueron profundizados por glaciares. Aun
así el peso de las evidencias apunta hacia la probabilidad de que la mayoría de los valles hayan sido formados por la
actividad de las corrientes.
Los rasgos morfológicos que se desarrollan en un paisaje dependen fundamentalmente de tres factores:
a. La estructura y composición de las rocas.
b. Los procesos geológicos que actúan sobre éstas.
c. El desarrollo de los agentes de erosión.
Una corriente nueva pasa durante su desarrollo por una secuencia continua de cambios
morfológicos que constituyen su “Ciclo Erosivo” o “Ciclo Geomórfico”. Sus etapas son tres, bien definidas:
Juventud, Madurez y Senectud. Cabe denotar que éste proceso trae como consecuencia la modificación del paisaje
regional, que no siempre avanza con la misma rapidez que el ciclo fluvial; esto es, un paisaje en juventud puede
estar atravesado por corrientes maduras. Cada una de las etapas tiene características propias; pero así como es
difícil decidir en qué momento un hombre pasa de la juventud a la madurez, o de la madurez a la senectud,
igualmente resulta imposible establecer líneas propias entre las etapas de la vida de un valle fluvial.
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Una corriente joven erosiona activamente; corta hacia abajo – predominantemente, dejando cañones con
márgenes acantiladas. El perfil típico es en forma de “V”. El agua llena parcial o totalmente el angosto cauce. Son
características la formación de rápidos y cascadas y el perfil longitudinal es irregular, con fuertes pendientes. No
existe planicie de inundación.
El paisaje correspondiente a la juventud se caracteriza por estar intersectado por pequeños afluentes y en
número escaso; de tal manera el drenaje es pobre (Fig. 11-38).
FIG. 11-38
El cañón de Yellowstone es un valle joven típico. Las paredes se inclinan directamente hacia
el río, dando una forma en V. Los rápidos son también característicos de una corriente en un
valle en estado de juventud. Foto por Tozier.
En un valle maduro, la velocidad de corte hacia abajo es más lenta. Se caracteriza ésta etapa por el aumento
de la erosión lateral y el inicio de acumulaciones de Planicie de Inundación en un valle bien definido y amplio. La
pendiente es moderada, eliminándose por consiguiente los rápidos y cascadas. Se produce un equilibrio entre la
erosión y la depositación de sedimentos y las irregularidades desvían la corriente de lado a lado, originándose los
meandros y la depositación de sedimentos en la llanura de inundación. En esta etapa ha alcanzado el valle su mayor
profundidad (Fig. 11-39).
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FIG. 11-39
Meandros de una corriente a través de la planicie de inundación de un pequeño valle maduro cerca de
Steamboat Springs, Colorado. Foto por Sheldon Judson.
La distinción entre la madurez y la senectud es, en gran parte, problema de cuantía. En la etapa senil, el
ensanchamiento del valle, aunque lento, todavía predomina sobre el corte hacia abajo y la planicie de inundación es
más ancha que la faja de meandros. Los lagos en “media luna”, los meandros abandonados y los bordos naturales
son ahora más comunes que en la madurez. El paisaje regional senil se caracteriza por tener pocos tributarios, y la
no existencia de colinas altas. El resultado final es la formación de una superficie plana llamada
“PENILLANURA”.
El factor que controla el avance del valle de una corriente de la juventud a la senectud es el nivel base.
Cuanto más cerca esté un valle de su nivel base, tanto más pronto progresará su ciclo de edades.
Por supuesto, nadie ha observado el ciclo completo de un valle, pero existen algunos que representan
diferentes etapas en el ciclo. Y a veces encontramos que un valle ha alcanzado diferentes etapas de desarrollo en
diversos puntos a lo largo de su curso –madurez en su curso inferior, por ejemplo y juventud hacia sus cabeceras.
El valle de una corriente avanza suavemente a través de su ciclo de vida únicamente si el nivel base de la
corriente permanece constante. Cualquier movimiento significativo del nivel base, ya sea hacia arriba o hacia abajo,
interrumpirá el ciclo. Por ejemplo, si el nivel del mar desciende o los movimientos de la corteza elevan y arquean el
terreno, la corriente comenzará a profundizar su cauce y a ajustar su perfil al nuevo nivel base. Entonces, un valle
joven en forma de V se puede desarrollar dentro de un amplio valle maduro, estableciendo un nuevo ciclo de
erosión. Si el nuevo nivel base permanece constante por un tiempo suficientemente largo, toda evidencia del ciclo
original desaparecerá, y el valle pasará de la juventud a la madurez y a la senectud.
¿Qué sucede cuando los movimientos terrestres elevan el valle de una corriente madura? Si la corriente ha
alcanzado la etapa de formación de meandros antes de que se produzca el levantamiento, puede ser capaz de hender
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Las interrupciones en el ciclo de erosión pueden producirse también de otras maneras. Por ejemplo, si el
nivel base sube, el río depositará su carga en un intento de crear un nuevo perfil. Como resultado, un valle joven
puede llegar a cargarse de sedimentos y adoptar algunas de las características de la edad senil. Sin embargo, tal
valle no está estrictamente dentro de la etapa senil del ciclo de erosión, pues su edad aparente radica en el depósito
más que en la erosión.
También puede ser interrumpido por vulcanismo, glaciación, acción eólica, drenaje subterráneo y en
general por los cambios climáticos que pueden acelerar el ciclo o repetir parte de él.
FIG. 11-40
Rejuvenecimiento de un valle maduro. En el diagrama
superior, se ha formado un valle maduro con relación
al nivel base X. En el diagrama inferior se ha supuesto
que el nivel base bajó. Como resultado, la corriente ha
cortado su cauce y ha sido formado un valle joven
dentro del antiguo valle maduro.
El concepto del ciclo de erosión ha sido aplicado a la evolución de toda una región así como a la de un valle
de corriente. Una vez más el factor de control es el nivel base, aunque en este caso estemos tratando con un nivel
base que incluye muchas cuencas de drenaje. Podemos pensar en el nivel base de una región como un plano o
superficie que se extiende tierra adentro desde el océano y se levanta suavemente debajo de las principales cuencas
de drenaje. La erosión del terreno actúa hacia esta superficie imaginaria, aunque es probable que nunca la alcance.
Como en el caso del valle de una corriente, así también el ciclo de vida de una región avanza a través de la
juventud, la madurez y la senectud. Se cree que el ciclo regional comienza con el levantamiento rápido de una masa
terrestre seguido por un período de estabilidad en el que las corrientes, los movimientos de masa y los deslaves se
combinan para reducir las masas elevadas hacia el nivel-base regional.
Durante la etapa juvenil de una región sus corrientes cortan rápidamente hacia abajo y la diferencia de
elevación entre el fondo de los valles y la cima de los cerros (conocida como relieve) aumentan velozmente. Las
corrientes no se han extendido todavía a todas las partes de la masa terrestre y aún están separadas por parte-aguas
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FIG. 11-41
Región madura a lo largo de los flancos de la cordillera Humboldt, en Nevada como se la ve desde el Pico
Star. El territorio está intrincadamente disectado y todo es declive. Foto por E. N. Cameron.
A medida que una región pasa lentamente de la madurez a la senectud, sus corrientes vagan libremente a
través del ancho valle, haciendo poco caso de las diferencias en la resistencia de las rocas que se encuentran bajo la
superficie. Los parte-aguas son ahora bajos y están espaciados ampliamente. En teoría el ciclo progresa hasta que
el terreno se reduce a una planicie suavemente ondulada muy cerca del nivel-base. Esta superficie es lo que se llama
peniplano, derivado del latín paene, “casi”, con la palabra “plano”. Se elevan sobre ésta superficie unas cuantas
colinas representando áreas donde la erosión no ha sido capaz de reducir completamente la masa de tierra original.
Estos residuos abandonados por la erosión incompleta se llaman cerros testigo o, en ingles, monadnocks, tomando el
nombre del monte Monadnock, en New Hampshire, el cual se ha interpretado como un promontorio residual sobre
un antiguo peniplano que ha sido elevado y disectado. Los cerros testigos pueden sobrevivir ya sea por estos
compuestos de roca relativamente resistente a la erosión o porque se levantan en áreas protegidas de la acción de las
corrientes.
Un cambio en el nivel base interrumpe el ciclo de erosión de una región igual que interrumpe el ciclo de
una corriente. Si el terreno se mueve hacia arriba, se pone en marcha un nuevo ciclo y se rejuvenece el área. Los
vestigios del ciclo anterior se preservarán, sin embargo, hasta que la erosión en el nuevo ciclo logre destruirlos.
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Todo el concepto del ciclo de erosión ha estado sujeto a numerosas críticas –muchas de ellas bien fundadas.
Por ejemplo, el ciclo de erosión como originalmente se le concibió y como lo hemos descrito, es el resultado de la
erosión en un clima húmedo. Pero los climas húmedos cubren solamente una fracción de la superficie de la Tierra.
Los procesos erosionales de otros climas podrían, presumiblemente, producir una secuencia de eventos un tanto
diferente. Y podemos preguntarnos si el ciclo de erosión que hemos descrito tiene lugar en un clima desértico, ya
sea cálido o frío o cuál sería el ciclo de erosión en los trópicos húmedos o en las estepas.
Se ha sustentado también, que el ciclo de erosión comienza con un levantamiento rápido, seguido por un
período de estabilidad durante el cual la masa de terreno elevada pasa de la juventud a la madurez y a la edad senil.
Pero supóngase que el levantamiento fuera lento o intermitente y tuviera lugar durante muchos millones de años.
¿Actuaría el ciclo de erosión aquí en la forma en que lo describimos, o en alguna otra?
Si el ciclo de erosión de una región llega a su fin –esto es, a la formación de un peniplano-, deberíamos
tener ejemplos de peniplanos en el mundo hoy día. No obstante, carecemos de ejemplos de áreas extensas que
hayan sido arrasadas al nivel de los mares modernos. Disponemos, como algo que se aproxima a un ejemplo
convincente, de superficies de bajo relieve ahora sepultadas bajo rocas más jóvenes –a cierta profundidad dentro del
Gran Cañón, o a lo largo de la costa oriental. Pero aun con estos ejemplos persiste la duda, puesto que no sabemos
mucho respecto de la naturaleza de estas antiguas superficies sepultadas.
Estas y otras críticas ponen en tela de juicio ciertos detalles acerca del ciclo de erosión. Pero el concepto
sirve todavía para apoyar la tesis de que las corrientes y las masas terrestres pasan a través de un desarrollo
progresivo. Por otra parte, es de utilidad disponer de términos tales como juventud, madurez y senectud al describir
la naturaleza general de un valle o una región.
Se puede clasificar las corrientes conforme a la historia particular de su desarrollo. Aquellas corrientes cuya
trayectoria original está determinada por una nueva superficie de terreno reciben el nombre de Consecuentes.
Conforme esta corriente se abre camino, las laderas del valle proporcionan pendientes secundarias por las que corren
tributarios a los que se les denomina Corrientes Subsecuentes.
La corriente que semeja las ramificaciones de un arce, de una encina u otro árbol caduco se llama
dendrítica, “como árbol”. Un patrón dendrítico se desarrolla cuando las rocas presentan una resistencia a la erosión
uniforme y no ejercen control sobre la dirección de crecimiento del valle. Esta situación se crea al tratarse de rocas
sedimentarias prácticamente horizontales o de rocas ígneas o metamórficas macizas. Las corrientes pueden cortar
con igual facilidad en un lugar o en otro; el patrón dendrítico es, en cierto sentido, el resultado de la orientación
azarosa de las corrientes. Son característicos de terrenos con fuerte pendiente.
7.2.8.2. DRENAJE RECTANGULAR
El drenaje rectangular se forma cuando la roca subyacente está cruzada por fracturas casi perpendiculares
entre sí, que forman zonas de debilidad peculiarmente vulnerables a la erosión. Entonces la corriente principal y sus
tributarios siguen cursos caracterizados por curvas casi en ángulo recto. También se produce sobre dos o más
sistemas de fallamiento que se cruzan.
Otro tipo de drenaje es el radial: las corrientes radian hacia fuera en todas direcciones desde una zona
central elevada. Es probable que tal patrón se desarrolle sobre los flancos de un volcán recientemente formado,
donde las corrientes y sus valles radian hacia fuera y hacia abajo de distintos puntos alrededor del cono. En los
conos el drenaje radial es centrífugo y en los cráteres es centrípeto
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Esta forma de drenaje, como la rectangular, se debe a la presencia en el subsuelo, de rocas que difieren en
su resistencia a la erosión. Generalmente, aunque no siempre, el drenaje en enrejado indica que en la región
subyacen bandas alternadas de roca resistente y de roca no resistente.
Adaptados a sistemas de fracturas de redes de tipo angular propias de los relieves en cuesta desarrollados
sobre rocas sedimentarias de compacidad alternante y buzamientos moderados.
Las corrientes que fluyen sobre un terreno de anticlinales y sinclinales paralelos pueden producir el patrón
en enrejado.
En los Apalaches el drenaje en enrejado puede haber comenzado a formarse cuando las rocas sedimentarias
horizontales fueron primero plegadas, después expuestas a la erosión y finalmente desgastadas hasta constituir una
superficie de edad senil –un peniplano. Las corrientes que fluían sobre esta superficie estaban cerca de su nivel-base
y probablemente fueron afectadas apenas por la diferente resistencia de las rocas subyacentes. Como resultado,
fluyeron probablemente según un patrón dendrítico. La siguiente etapa fue el levantamiento del área, cuando el
nivel-base descendió y las corrientes comenzaron a cortar hacia abajo. A medida que se levantaba el terreno, la
corriente principal fue capaz de mantener su curso original y de cortar su valle en las bandas de roca resistente y no
resistente a través de su curso. Los tributarios más pequeños – menos competentes – fueron, sin embargo,
influenciados notablemente por la naturaleza de las rocas de las masas de tierra que se elevaban. Así, desviaron sus
cursos a las zonas de rocas más débiles, tales como la caliza o la lutita, y entraron a la corriente principal con
ángulos cercanos al recto, produciendo el patrón en enrejado (Fig. 11-43).
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FIG. 11-43
Desarrollo de un tipo de drenaje en enrejado.
En A, rocas plegadas de diferente resistencia han sido arrasadas por la erosión fluvial. Las corrientes en esta
superficie en etapa de senectud siguen un patrón dendrítico y no se ven afectadas por las rocas subyacentes.
En B, se indica que el terreno ha sido elevado y, como consecuencia, las corrientes rejuvenecidas. La erosión
de la corriente principal se ha mantenido al paso con el levantamiento, de manera que la corriente ha podido
cortar a través tanto de las capas resistentes como de las no resistentes.
Esto constituye lo que se llama una corriente antecedente y los pasos a través de las rocas resistentes se llaman
gargantas.
Las corrientes tributarias, incapaces de erosionar con rapidez, han tomado nuevos cauces a lo largo de las
capas menos resistentes y se unen ahora a la corriente principal casi en ángulos rectos, produciendo una
especie de enrejado. Estas corrientes tributarias, que siguen el rumbo de las capas se llaman corrientes
subsecuentes.
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