La Herencia Social Del Ajuste

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 54

.

'-\�ti0o' �Q,A. \--i v'l e


SUSANA TORRADO
�-,
,/ LA HERENCIA SOCIAL
, =,•¡', �-":; ·'
-
. / /

DEL AJUSTE

CLAVES PARA TODOS


COLECCIÓN DIRIGIDA POR JOSÉ NUN

BJJ CAPITAL INTELECTUAL


, . Director general Ariel Granica
. · Director de la colección
fEdit<Írjefe
José Nun ÍNDICE
Jorge Siga!
. Coordinación Cecilia Rodríguez Introducción 9
Corrección Alfredo Cortés Primera parte. Efectos sobre la estructura :de clases sociales 15
Dirección de arte Martín Marotta 1. El ajuste en dictadura (1976 - 1983)
Diseño de cubiertas e interior Hernán de la Fuente 1. 1. Mercado de trabajo - 1.2. Distribución del ingreso
Diagramación Verónica Feinmann 1.3. Estructura de clases sociales y movílidacl social
Ilustración Miguel Rep 2. El ajuste en democracia (1983-2000)
Producción Néstor Mazzei 2. 1. Mercado de trabajo - 2.2. Distribución del ingreso
2.3. Estructura de clases sociales y moyilidad social
Derechos exclusivos de edición en castellano reservados para todo el mundo: 3. El ajuste en su conjunto (1976-2000)
© 2004, Susana Torrado Segunda parte • Efectos sobre el bienestat social 43
© 2004, Capital Intelectual
Francisco Acuña de Figueroa 459 11180) Buenos Aires, Argentina 1. Pobreza
E-mail: clavesparatodos@capin.com.ar Teléfono: 1+54 11) 4866-1881 2. Canastas de consumo
1'Edición: 10.000 ejemplares. ISBN 950-99670-9-2 3. Salud
Impreso en Sociedad Impresora Americana S. A., Lavardén 157, Cap. Fed.,
en junio de 2004. Distribuye en Cap. Fed. y GBA: Vaccaro, Sánchez Cia. 4. Educación
y S.A.
Distribuye en interior y exterior: O.1.S.A Queda hecho el depósito que 5. Vivienda y hábitat
prevé /a
ley 11.723. Impreso en Argentina. Todos los derechos reservados. Ningun
a 6. Previsión social
parte de esta publicación puede ser reproducida sin permiso escrito
del editor. 7. Asignaciones familiares
8. Inseguridad ciudadana

. BJJ
Tercera parte - Efectos sobre la organizacipn familiar 81
1. Formación y disolución de uniones
CAPITAL INTELECTUAL
2. Los hijos y la regulación de la fecundidad
3. La composición de los hogares y las familias
4. El ajuste y el futuro de la familia
PRODUCE: Epílogo - El ajuste en perspectiva históric¡j
TXT, Revista Textual Argentina: El modelo para no seguir 95
Le Monde diplomatique, Edición Cono Sur
Bibliografía básica 107
MLOTD, Mirá lo que te digo
Fem, femenina y singular la autora 111
Mirá Quién Vino, Vinos y Gastronomía
INTRODUCCIÓN
A mediados de la década de 1970 se inicia ' en Argentina un mo­
delo de acumulación que incidiría directamente sobre todos los
órdenes de la vida social.
El gobierno surgido del golpe de Estado de marzo de 1976
adoptó una estrategia de desarrollo sustancialmente diferente a
todas las experimentadas en el pasado, ,virando en forma dia­
metral las orientaciones de industrialización sustitutiva que
habían estado vigentes desde 1930.
En términos generales, esta estrategia:aperturista -o "ajus­
te" en su denominación popular-tendió simultánea o sucesiva­
mente a los siguientes objetivos: vigencia de los precios de mer­
cado como régimen básico de funcionamiento; promoción de
los sectores más altamente competitivos, lo que implicaba la
concentración del capital y la eliminación de empresas de me­
nor productividad; amplia apertura de la economía a la impor­
tación de capital extranjero y de bienes de todo tipo; contención
drástica del salario real como medio de controlar la inflación y
de asegurar bajos costos de mano de obra a las empresas. El
modelo postuló además el aprovechamiento -a través de la ex­
portación de bienes agroindustriales y agropecuarios- de las
ventajas comparativas que poseería la estructura productiva ar­
gentina en esos rubros, aunque sin brindar a estas actividades
estímulos especiales.
1 Para alcanzar estas metas se aplicaron medidas de distinta
índole. En el plano económico, se destal':an las siguientes: no­
table reducción de los aranceles a la importación; subvaluación

1
de la paridad cambiaría; reforma financiera inductora de un sus­
m tancial crecimiento en las tasas de interés :real {es decir, fin del
crédito subsidiado); supresión de los antiguos créditos prefe­
renciales a la industria. Otra dimensión central de esta estrate­
gia buscó imponer el principio de subs.idiariedad del Estado
en materia económica y social, lo que suponía, por un lado, trans-

LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE


;.:;:;,�,mr parte de sus actividades (servicios públicos y empresas pro­ "Existe una fuerte correlación entre el lugar que se ocupa en la
. ductivas) a la esfera privada; por otro, desmantelar el Estado de
división social del trabajo y la participación en las redes de socia­
Bienestar que se había organizado en nuestro país en la déca­ bilidad y en los sistemas de protección que 'cubren' a un individuo
da de 1940. ante los riesgos de la existencia. De allí la posibilidad de construir
Ahora bien, en el lapso que va desde. 1976 hasta fines del si­ lo que yo llamaría metafóricamente 'zonas' de cohesión social...
glo XX se sucedieron en el poder gobiernos de muy distinta idio­ Entonces la asociación 'trabajo estable/inserción relacional sólida'
sincrasia, aunque, por la naturaleza de sus políticas económicas, caracteriza una zona de integración. A la inversa, la ausencia de
todos puedan ser englobados dentro del modelo aperturista. Sin participación en alguna actividad productiva y el aislamiento rela­
embargo, para organizar la exposición, distinguiremos dos eta­ cional conjugansus efectos negativos para producir la exclusión...
pas: a) el ajuste en dictadura (1976-1983); b) el ajuste en demo­ La vulnerabilidad social es una zona intermedia, inestable, que con­
cracia (1983-2000), período este último signado por gobiernos juga la precariedad del trabajo y la fragilidad de los soportes de
de disímil signo partidario y diferente intensidad en la aplicación proximidad... La composición de los equilibrios entre estas 'zonas'
de medidas neoconservadoras. puede entonces servir como indicador privilegiado para evaluar la
El objetivo de este trabajo es describir algunos rasgos de la cohesión de un conjunto social en un momento dado."
estructura social argentina al finalizar la década de 1990, buscan­ Los conceptos de exclusión social y de vulnerabilidad social
do su explicación en las tendencias políticas y económicas veri­ -tan popularizados entre nosotros- son entonces la contracara de
ficadas durante el lapso 1976-2000. Es decir, nos interesa elabo­ la cohesión: designan una fuerte y generalizada crisis del lazo
rar un balance de los efectos sociales del modelo de ajuste. social, de los vínculos y las relaciones sociales fundamentales, cri­
El año 2000 es sin duda discutible como cierre del proceso, sis que, en la perspectiva de este trabajo, es un producto directo
puesto que muchas de sus peores secuelas se siguen experimen­ del nuevo orden globalizado inductor del ajuste.
tango -fncluso más brutalmente- hasta el día de hoy. Pero los Desde esta perspectiva, la pertenencia de las personas a la zo­
acontecimientos de 2001, las sucesivas alternancias de gobier­ na de exclusión o a la zona de vulnerabilidad se define, en pri­
nos, la salida del régimen de convertibilidad, en fin, el cambio de mer término, por su accesibilidad al mercado de trabajo y a la per­
orientación a partir de marzo de 2003, tornan muy difícil el aná­ cepción de un ingreso suficiente para garantizar su existencia (te­
lisis de tendencias de más largo plazo y, además, no siempre es­ mas que abordamos en la Primera Parte de este trabajo). Pero tam­
tán disponibles las imprescindibles fuentes estadísticas. bién debe dar cuenta del goce de otras vitales dimensiones de lo
El hilo conductor de nuestro análisis es el concepto de co­ social: el consumo, la salud, la vivienda, la educación, la previsión
hesión social-su fortalecimiento, su debilitamiento, su ruptura-, social, etc. (que se estudian en la Segunda Parte). Debe involucrar
a lo largo del proceso analizado. Aceptando que, para los indivi­ asimismo expresiones más personalizadas de la vida individual,
duos, el trabajo es un soporte privilegiado de inscripción en la es­ tales como los vínculos familiares (analizados en la Tercera Parte).
tructura social, coincidimos con Robert Castel (1997:15) en la de­ En la Argentina de las tres últimas décadas, la pérdida de co­
finición del concepto: hesión emergió tanto en dictadura como en democracia Y no só-

12
SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 13
lo comportó el incremento de lá desigualdad social, sino que hi­
zo más intensa la polarización entre los muy pobres y los muy ri­
cos, destruyendo, en el camino, uno de los atributos distintivos PRIMERA PARTE
de nuestro país: la existencia de amplios estratos medios for­
mados y consolidados a lo largo de casi un siglo. Este libro bus­
EFECTOS SOBRE LA ESTRUCTURA
ca testimoniar este proceso, cuyas consecuencias políticas son DE CLASES SOCIALES
todavía incier tas.
En la hora de los agradecimientos, quiero manifestar mi gra­
titud a los muchos colegas (citados en la bibliografía final) que
me permitieron usar sus datos inéditos, o leyeron mi manuscri­
to y me aconsejaron sabiamente, o me permitieron usar sus pa­
labras guardando anonimato. No olvidaré su generosidad.

Susana Torrado

14 SUSANA TORRADO
Para analizar los efectos del modelo aperturista sobre la estructu­
ra de clases sociales y la movilidad social, es imprescindible co­
menzar por describir lo acontecido en los mercados de trabajo y
en la distribución del ingreso.

I;
1. EL AJUSTE EN DICTADURA (1976-1983)
En medio de una profunda crisis económica y política del gobier­
no constitucional justicialista instaurado desde mayo de 1973, un
golpe de Estado militar desplaza a este último en marzo de 1976,
adoptando una nueva estrategia de desarrollo.
Puede caracterizarse al nuevo bloque dominante durante 1976-
1983 como una alianza entre el estamento militar y el segmento
más concentrado del capital nacional y de las empresas transna­
cionales. La particularidad de este momento histórico es que
las Fuerzas Armadas llegaron entonces al poder con intereses que
claramente superaban la esfera de lo económico, apuntando a lo­
grar un disciplinamiento social generalizado mediante un cam­
bio drástico de la antigua estructura de relaciones económicas,
sociales y políticas.
En efecto, el programa del gobierno militar se opone a las
precedentes orientaciones de industrialización sustitutiva,
dando implícitamente por clausurado como objetivo central del
proceso de desarrollo a la industrialización. En la concepción
que se impuso entre los sectores dominantes de la coalición mi­

1
litar (en especial, el Ejército), para lograr el ansiado disciplina­
miento político e institucional de la clase obrera, más allá del
avasallamiento de sus instituciones corporativas y de represen­
tación política, la estrategia más eficiente debía consistir en una
! modificación drástica de las condiciones económicas funcio­
nales que habían alentado históricamente el desarrollo de esa
clase, es decir, en una modificación drástica de los modelos in-

LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 17

1
dilstfial'iZ'adóres. Y ello, aunque ros efectos de la política a im­ CUADRO 1
plérñ'é'rítar áfectaran los intereses·de fracciones importantes de Indicadores de la evolución del mercado de trabajo, años 1974-2000
tas'clli'i,es''dominantes. De ahí la política de apertura extema,de .

la economía. INDICADOR . . . .1974 1986' ·1991 1995 2000,

Tasa de desocllpacióíl abierta (*) 3,4 5,2 6,0 16,6 14,7


Tasa de suhocupación horaria(*) '4,6 7,4 7,9 12,5 14,3
1.1. MERCADO DE TRABAJO· % asalariados registrados (**)
ErHb que respecta al volumen y estructura dé la marrade,obra,
56,9 , 51,4 48,1 47,0 46,0
% no asalariados (**) 28,6 33,0 28,9 28,9 25,2
algunos de los preceptos centrales del nuevo modelo·(Sobre to-
% asalariado$ no registrados {**) (a) 18,8 20,9' 29,9 30,6 35,0
. do/el abandono dé la industrialización süstitutiva,'larefomia .fi•
nanciera y el principiode subsidiátiedád del Estado) dejan su hue­
Fuente: !NDEC-EPH (ondas de octubre}; (Beccaria, 2002)
i*) Total de aglomerados urbanos. . _ . .
lla indeleble en las transferencias de empleó que se producen en
(**} Área Metropolitana (Ciudad de BuenOs-Aires máS conufb8no bon·
: aerense)."·

este período.
(a) Excluido el servicio doméstico:

Por una parte, el ritmo de crecimiento del empleo urbano fue En primer lugar, una parte considerable del descenso. de los
notablemente más lento que en las décadas precedentes, debi­ indicadores de subútilización abierta se explica por el fuerte retro­
do a factores que operaron tanto del lado de la oferta como de la ceso de la. oferta de mano de obra en .los mercados d e. trabajo
demanda de mano de obrá. urbanos (especialmente en el Área Metropolitana), un fenómeno
Por otra; en este moménto, el nivel de empleo traduce meca­ principalmente atribuible a razones de índole demográfica(no in­
n'ismos de equilibrio rilás complejos·que en el pasado. Es éierto dependientes, desde luego, de la propia coyuntura económica).
que los índices corrientes de subutilización abierta de la mano de Entre las mismas se encuentran: la disminución de la migración
obra -de 1974 a 1986, lá tása de desocupación pasa de 3,4% a interna hacia las grandesciudades; e . l retroceso de la inmigreción
5,2%, y la de subocupación horaria dé 4,6% a 7;4%� (Cuadro 1), de trabajadores limítrofes;. el aumento .de la emigración externa
respecto al desarrollismo precedentehabríéindéscendidó o man• de argentinos; en fin, el envejecimiento de la población que produ,
tenido el mismo nivel durante el aperturismo, algo'incongruente jo un achicamiento de la franja de edades poterncialmente activas.
si se tiene en cuenta la notoria recesión económica que se ex­ En segundo lugar, también contribuyó al descenso de di­
perimenta durante el góbiérnomilitar. No obstante, un análisis chos índices la retracción de la demanda de mano de obra que i.n­
rilás detenido de la cuestión lleva a concluir que tales índices son duce la recesión,fenómeno que, a su vez, se tradujo en el aumen"
engañosos. to considerable del desempleo ocu . lto (por desaliento de personas
activas respecto a la búsquedade empleo, la.s que son contabilj,
zadas como inactivas).
En otros términos, la subutilización de mano de obra dµran­
te la estrategia aperturista militar,se manifestó por mecaniswoi;

18
LA.HERENCIASOCIAL DEL AJUSTE
distintos a los conocidos, pero alcanzó sin duda niveles muy con­ perativo de la información disponible, de acuerdo al nivel de edu­
siderables. cación del jefe de hogar (ver Cuadro 2).
Por otra parte, el escaso empleo neto creado en la industria
manufacturera durante este lapso, a diferencia de lo acontecido CUADR02
durante el desarrollismo, no privilegia exclusivamente a los asa­ Indicadores de empleo según estrato social del hogar (a)
lariados sino que se distribuye entre todas las categorías ocupa­ en el Área Metropolitana (b) en los años 1974, 1991 y 2000
cionales, lo que equivale a decir que se retrotrae el perfil socio­
ocupacional del nuevo empleo industrial a fases incluso previas a
1945, cuando se afianza en el país la industrialización sustitutiva.
INDICADOR 1974 1991 2000

Tal conclusión se desprende de la notoria desacelera ción del Tasa de desocupación abierta {*)
empleo asalariado industrial de clase media (fundamentalmente,
Total de hogares 2,5 5,2 14,7

empleados administrativos) dentro de las plantas, así como de Primario incompleto (e) 2,5 6,9 24,8

la renovada expansión del cuentapropismo industrial (artesana­


Primario completo (d) 2,6 5,9 16,5
2,7 4,5 10,5
do), tanto de clase media como de clase obrera.
Secundario completo (e}
Superior completo (f) 1,7 2,7 9,3
Dado este comportamiento de la industria, el crecimiento de
la fuerza de trabajo urbana debió necesariamente refluir por ente­
o/o asalariados no registrados {**}
Total de hogares 14,5 23,0 28,8
ro a la construcción y al terciario, que crecen efectivamente a rit­ 35,6 45,6
19,6
mo acelerado. ·'
Primario incompleto (e)
Primario completo (d) 13,6 25,0 32,4
. Otro aspecto del deterioro del mercado de trabajo se refiere a Secundario completo (e) 9,4 14,2 22,8

la morfología interna de los ocupados plenos. En el Cuadro 1 pue­ Superior completo (/) 9,6 12,5 18,1
,

de observarse que, durante 1974° 1986, se verifica la disminución Fuente: (Beccaria, 2002)
de los asalariados registrados (de 56,9% a 51,4%); el aumento de
nivel
{a) El estrato social de pertenencia de! hogar y de !as personas está determinado por el

los no-asalariados (categoría que incluye a cuentapropistas y em­


educativo de! jefe de hogar.

pleadores informales) (de 28,6% a 33%); y también la incipiente


(b} Ciudad de Buenos Aires más conurbano bonaerense.
{el Nunca asistió+ primario incompleto.

alza del trabajo precario (asalariados no-registrados) (de 18,8% a


(d) Primario completo+ secundario incompleto.
{e) Secundario completo+ terciario o superior incompleto.
20,9%). En suma, durante esta etapa, el reflujo de mano de obra (f) Terciario o superior completo.

expulsada de las posiciones asalariadas estables se orientó prefe­


(*) Porcentaje de desocupados en !a población económicamente activa de cada estrato.
{**) Porcentaje de asalariados no registrados en e! total de ocupados de cada estrato.
rentemente hacia el cuentapropismo informal o subempleo ocul­
to, más que hacia puestos asalariados de mala calidad (en negro),
como acontecería en el futuro.
Un aspecto crucial de esta dinámica radica en la diferencia del
impacto en los distintos estratos sociales, definidos éstos, por im-

20 SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE


to de lo perdido se trasladó al último decil , eúspide de la pirámi
0
1,,2ccDISTRIBUCIÓN DEL INGRESO
Para abordar el tema de la desigualdad en la distribución del in­ de, el que agrega 5 puntos porcentuales a lo que absorbía en 1974
greso, es p reciso referirse aunque sea b revemente a la evolu­ (de 26,9% a 31,9%).
ción de las remuneraciones reales. E l Cuadro 4 muestra cuán diferente fue fa transferencia"de
Durante 1976-1983, los ingresos medios de los asalariados; ingresos según el estrato social.
que habían registrado una muy leve tendencia,creciente desde
principios de la década de 1.950 hasta
. mediados de los 70, caen CUADRO 4
abruptamente en 1976, como resultado del ajuste implementado Ingreso medio real per capita de los hogaiies (*) según estrato
por el gobierno militar inmediatamente después de su l legada al social del hogar (a). Área Metropolitana, años 1974, 1991 Y 2000
poder. Al punto que puede afirmarse que el grueso del aumento
en la regresividad de la distribución del ingreso durante el gobier­ 1974 i ' 1991 2000
INDICADOR
no militar aconteció durante 1976-1978, cuando se produjo el gran
deterioro de los salarios medios reales.
Ingreso medio real p/c de_los hogares
Total de hogares 100,0 67,8 73,8

Primario incompleto 1 00,0 48,3 37,9


CUADRO 3 1 00,0 , 51,9 44,4
Primario completo
Distribución decílica del ingreso total de las familias Secundario completo 100,0 72,7 . 67,1
Área Metropolitana, años 1974-2000 Superior completó 100,0 81,8 1 02,9

Fuente: (Beccarla, 2002)


DECILES 1974 1986 1991 1995 2000 (*} Indice base 1974= 100,
{á) Para la definición de tos estratos sociales ver e! Cuadro 2.
20% más pobre 6,1 4,9 4,6 4,2 4,1
70% intermedio 67,0 63,2 61,2 60,5 61,7
10% más rico 26,9 . . 31,9 34,2 35,3 34,2
TOTAL .1 00,0 . 1 00,0 100i0 100,0 100,0

Fuente: JNDEC-EPH (ondas de octubre),

1.3. ESTRUCTURA DE CLASES SOCIALES YIMOVILIDAD SOCIAL


Esta evolución de la desigualdad durante elgobierno niÍiitar La estructura social urbana durante el gobierno militar, por su par­
se pu,ede_resumir observando (Cuadro 3) que, en el lapso 1974- te, experimenta mutaciones inéditas en comparación a perío­
1986, fa distribución decílica deLingreso totai de ios,hogares dis­ dos precedentes, lo que se aprecia analizaridO el saldo de la dé­
mi,nl/YP (le 6,1% a·4,9% eri ló.s dos prinieros de'é;ilés;Vde 67% a cada de 1970 sobre este particular (Cuadro 5). Esta temática se
dé­
63;2%;én los deciles 3 a 9, Es decir, resigri�rcm ingresos l�s ca­ estudia con los censos de población que se levantan, en cada
infor-
pas sociales más bajas pero también las capas medías; Él conjuh- cada, en los años terminados en cero, razó'n ipor la cual la

22 · : ,SUSANATORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE


mación no puede desagregarse de acuerdo a las fechas límite de CUADRO S
cada gobierno. Nótese que los datos del Cuadro 5 se refieren a Fuerza de trabajo urbana (a), distribución según clases y estratos
un universo distinto al de los cuadros anteriores, ya que definen sociales.
el sector 'urbano del total del país', asimilándolo al total de la PEA Total del país, años 1947-1991 .
no-agropecuaria.
Así, invirtiendo de raíz las tendencias sostenidas en el pasado 1947 1960 1970
CLASES Y ESTRATOS SO<::IALES
durante las estrategias industrializadoras, la creación de empleo
urbano durante el gobierno militar favoreció netamente las posi­
ciones autónomas por comparación a las asalariadas. Entre 1970
y 1980, la tasa anual de crecimiento del empleo autónomo (27,4
por mil) es casi dos veces y media superior a la del empleo asa­ '@;(LCí'.sETM"@Wi\Jtqt
lariado (11,9 por mil). Como resultado de lo cual, al final del perío-
!§�&f.lt«SÉiMEpl�Ai!J)tdÑ.
. do, el empleo asalariado había perdido casi 4 puntos porcentua­ -Industriales 2,5 2,8 1,2 1,3 1,9
7,6 7,4 7,7 8.4 6,0
les en la estructura social urbana, representando ahora alrededor -Comerciantes
-Resto 3,9 4,1 2,9 2,8 3,7
de 68% .
Además, durante el gobierno militar, se acrecienta la veloci­
dad comparativa de expansión de la clase media respecto a la de
la clase obrera (éste es el período de mayor distancia entre las
mismas), a la par que se modifican drásticamente las tendencias
internas en cada colectivo. Dentro de la clase media, por vez pri­ ��5:Qeyg�$$T�V1Ar�lz,. J�I��·
mera, es el estrato autónomo el que lidera aparentemente el cre­ ;i�Q��!;lél.BBt�A1Jf0:�9_M_;,. ;¡¡¡¡¡:==;¡ �11${
,2
cimiento. Dentro de la clase obrera, casi todo el crecimiento con­ -Artesanos de la manufactura 3,6 3,3
-Trabajadores calificados
cierne al estrato autónomo . En otros términos, se detiene el de los servicios 1,0 1,8

= = ..,_..,., •
proceso de asalarización. de la clase .media y se acelera el de de­ �1:A§E'lliBRE' .._/¼0 "> M A§;if;tit(R1Ao'�'ffl'' ;\,t4á'Q;l;,. �L�� �;
1
&,........_,.__..,_
salarización de la clase obrera. Por otra parte, tiene lugar un no­
��,; -�
-Obreros de la industria 22.6 21,1 16,
y• e

table crecimiento del estrato marginal. -Obreros de la construcción 5,1 5,4


-Resto 17,3 16,9
��m. """""'m•
W:1[EsfAAfó1MA�m9Mt�f@��
-Peones de la construcción
y los servicios 0,5 1.1 1,9 4,5 7,6
-Empleados domésticos 8,8 7,1 7,2 7,0 10,3

Fuente: (Torrado, 2003)


{a) No-agropecuaria.

24 SUSANA TORRADO 25
LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE
Naturalmente, visto lo reseñado hasta el momento, fa níovill- movilidad ascendente, si se define a esta últ,i ma en términos ex­
dad-social (que se denomina "intrageneracional" cuando tiene clusivamente ocupacionales.
lugar en el trayecto de vida de una misma persona, e "interge_ne­ Cuarto, el estrato marginal es el de mási rápido crecimiento,
racional" cuando se verifica de una generación a la siguiente) du­ junto con el empleo obrero precario. El crecimiento del estrato
rante el gobierno militar ostenta una total singularidad respecto obrero autónomo y del marginal debió alimentarse comparativa­
al pasado; mente de trabajadores asalariados urbanos que perdieran sus an­
• . . )''rimero, el menor crecimiento dele�pleo Yrbário (o s�a de tiguas posiciones durante el gobierno milifa r, más bien que de
,fa migración rural-urbana) elimina una fuent� crucial d� movilitad migrantes internos o externos (en f ranca retracción numérica),
;ascendente, al tiempo que concentra los desplazamiento; en· la razón por la cual puede considera rse esta movilidad de tipo
:población de antigua residencia urbana. · · · · descendente.
··. ''Segundo, la continuada expansión de la erase rhédia · ­ En suma, desde el punto de vista ocupadional, el balance del
favóre
ceahcira comparativamente más a su estrato autónomo (con fun­ modelo aperturista durante el gobierno milita r es de preeminen­
dada presunción de que el mismo contiene una proporción no dis­ cia dé movilidad estructural descendente.
cernible de trabajadores marginales). Este crecimiento dé las po­ A su vez, desde el punto de vista de los in/iresos, las evidencias
sicicmes autónomas de clase media (sobre todo enelcomercio) disponibles -reducción del salario real; caída de la participación de
debió alimentarse -vía intrageneracional_:_ de ��al¡¡riªdo; d� clase los sueldos y salarios en el ingreso .nacional;'incremento ,de la de­
obrera Y de clase media que perdieron sus antiguas po;icÍones en sigualdad en la distribución de las remuneradiones entre los asala­
el �receso general de desalarización qué iridujcfla esti'at8giaaper­ riados y entre los no-asalariados; niveles extnemadamente reduci­
turista, siendo difícil de acept¡,r que estos despl¡,zarnieÓtostradué dos de los haberes jubilatorios- confirman que la movilidad expe­
jera_n una movilidad ascendente. · ·· rimentada en todos los estratos de clase dbrera y en la mayor
' · ·
' Tercern, la clase media asálariad¡i é'?éé��erios qUé érÍ" fas eta­
· parte de los de clase media fue abruptamente descendente. .
pas precedentes, siendo significativci'éi fied�o de que sfexpanda
.comparativamente más el segmento técnico-profesional'(de me­
nor crecimiento vegetativo y migratorio) t¡ue el de los empleados 2. EL AJUSTE EN DEMOCRACIA (1983-2000)
Y vende dores. Todo ello, en un contexto en el cual se acentuó el -En abril de 1982, un suceso imprevisto -la guerra de las Islas Mal­
proceso de devaluación de las credencial�s educativas en el mer­ vinas- marca el ocaso del gobierno militar. L� derrota precipitó de
cado de trabajo, como secuela de la expansión de la matrícula se­ tal forma los acontecimientos que, para fines•de ese año, estaba
cundaria Y superior en los años precedentes, y seacr�centó el em­ ya en marcha el proyecto de reconstrucción democrática que cul­
pleo precario de clase media. El crecimiento d�I estrato medio asa­ minaría con la asunción del gobierno constitucional (Partido Ra­
,
_lariado debió continuar nutriéndose -vía intergeneraéicihal-desde dical) del Dr. Raúl Alfonsín, en diciembre de' 1983.
posi �iones correspondientes a la clase níedia autón oma y a Desde entonces y hasta 1989, no llegó a implementarse una
fa
propia clase media asalariada, representando por lo ge'6eralu estrategia de desarrollo específica distinta del aperturismo, si bien

26 ,,SUSANATORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE f27


se intentó suavizar los efectos sociales de la situación heredada, objetivos y en sus medios de implementación, que, en el plano
sobre todo en lo que concierne a mejorar el salario real. económico, retoma --exacerbándolo-el modelo aperturista del go­
La recuperación democrática le había dejado al nuevo gobier­ bierno militar, pero ahora con un éxito notable en el control de la
no una situación económica caótica, con enorme déficit fiscal y inflación y en el crecimiento del Producto Bruto nacional, al me­
presiones inflacionarias. Por otra parte, en el lapso de este primer nos durante algunos años.
gobierno radical (10 de diciembre de 1983 a 8 de julio de 1989), las Después de 1991, hubo un acentuado crecimiento de la econo­
vicisitudes de la transición democrática, la irracionalidad de la opo- mía, que se frenó durante 1 993-1994 (por efecto de la crisis mexi­
. sición justicialista y sindical y las propias fisuras dentro del radi­ cana), se retomó firmemente desde 1995 a 1997 y entró en aguda
calismo determinaron que los escasos intentos de reforma global recesión en 1998 (sin interrupción hasta el año 2002).
de las instituciones de política social se vieran sistemáticamente A los inconvenientes generales que el modelo aperturista arras­
. frustrados, e incluso que se evidenciara una creciente inclina­ traba desde los 70, se agrega durante los 90 un agravamiento de
ción por medidas de índole neoconservadora. la vulnerabilidad externa de la economía, derivado de las restriccio­
Estos diversos condicionamientos políticos desembocaron, nes que impone al crecimiento la imposibilidad de generar un su­
hacia fines de la década de 1980, en algunos brotes hiperinfla­ perávit de la balanza de pagos que permitiera hacer frente a los exor­
..cionarios que repercutieron duramente sobre la situación de los bitantes servicios de una deuda externa en continua expansión.
sectores populares y, finalmente, obligaron a la entrega anticipa­ En el plano social, el Partido Justicialista que había sido quien
. da.del poder el 8 de julio de 1989. comenzara a desarrollar el Estado de Bienestar en la década de
El Dr. Carlos Saúl Menem (Partido Justicialista), ganador de 1 940, fue paradójicamente también el ejecutor de su desmante­
laselecciones generales de mayo de 1989 asume entonces ese 8 lamiento en los años 90. El gobierno menemista introdujo cam­
.: dejulio.de,1 989. El nuevo presidente se mantuvo diez años y bios profundos en la legislación laboral, reduciendo la estabilidad
cinco meses en el poder (hasta el 1 0 de diciembre de 1999) ya que, en el empleo, promoviendo el empleo legal precario, tolerando
en 1994, se modificó la Constitución Nacional a fin de posibilitar el empleo "en negro", bajando costos de contratación y de despi­
·1 la reelección del primer mandatario por una sola vez consecutiva. do, aliviando las responsabilidades del empleador frente a acci­
.i

En otros términos, durante la década de 1990 gobernó siempre el dentes de trabajo y quiebras empresarias. Paralelamente, todas
justicialismo con el mismo presidente. Sin embargo, la década las políticas sociales se vieron negativamente afectadas por la mo­
"menemista" (como la bautizara el decir popular) no fue homo­ dificación de sus reglas de funcionamiento, por la degradación de
génea en su devenir. sus fuentes de financiamiento y por cambios tanto en la adminis­
Durante los años 1989-1990, el nuevo gobierno ensayó in­ tración como en el régimen de acceso y en el tipo de beneficios.
fructuosamente diversos lineamientos de políticas públicas ten­ En diciembre de 1999, el Justicialismo fue desplazado del po­
dientes sobre todo a controlar la inflación. der por una alianza de partidos que llevó como presidente al Dr.
Pero fue recién en abril de 1991, con el Plan de Convertibili­ Fernando de la Rúa, cuyo gobierno no cambio la orientación aper­
dad, cuando se afianza una estrategia de desarrollo nítida en sus turista prevaleciente.

28 SUSANA TORRADO lA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 29


,2;tdMERCADO DE TRABAJO
-Eri elrlapso .1983-1991 -que abarca al gobierno radical. y los dos
,prrmero:s años del justicialista-, la tasa de desocupación abierta,
si' bien muestra una tendencia claramente creciente, semantie�
ne inferior al 7%, un nivel considerado relativamente bajo aten­
•diendo a la intensidad del deterioro económico durante eselapso
(Cuadro, 1 ). Lasubocupación horaria tuvo durante estos años ,una
evolución similar.
Ahora bien, el deterioro de la situación .ocupacional en es­
tos momentos se visualiza mejor.observando, con datos censa­
les (asimilables al total del país .en ocupaciones ''urbanas"-),,có­
mo cambia la composición de la mano de obra utilizada, entre
1980 y 1990.
· En efecto, durante la década de 1 980, la subutilización;,abier­
ta de la fuerza de trabajo fue acompañada de modificaciones sus­
tanciales en las formas de inserción laboral delos ocupados ple­
nos (ocupados con jornada normal), no menos graves desde el
punto de vista.de su impacto sobre la estructura de clases socia­
les y lcis niveles de bienestar. .
Observando exclusivamente lo que aconteció con laPEA mas­
culinatotal y con la PEA femenina asalariada (a fin.de eliminar po­
sibles sesgos de medición introducidcis•por el cambio ·de metodo­
logía del censo de 1991 respecto· alde ,1980,; pueden enumerarse
las siguientes tendencias.
Primero, se aceleró la desalarización de la fuerza ,de trabajo:
el porcentaje de asalariados entre los hombres era 71% en 1970,
67% en. 1 980 y 61% en 1991. Especialmente-impactante es elhe­
cho de que, en la década del 80, el número de asalariados dismi­
•nuyó en términos absolutos.
<' :Segundo¡se acentuó la informalización de los asalariados: en
1980,ceL28%.de los asalariados varones trabajaba enuna micro­
empresa (hasta 5 ocupados); en 1991, esta cifra,alcanzaal 35%.·

SUSANA TORRADO . LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE


Tercero, aumentó l a precarización de los asalariados: en 1991, ve en una fuerte expansión de las dos formas visibles de subuti­
37% del total de asalariados del sector privado era no-registrado lización (desempleo abierto y subempleo horario), en la dismi­
o precario (no le efectuaban descuentos para aportes jubilatorios). nución e intensa precarización del trabajo asalariado, junto con
Este valor alcanzaba 23% en el sector empresarial (más de 5 ocu­ una proliferación de subocupaciones en el sector informal urba­
pados) y 64% en el micro-empresarial. Si bien es imposible calcu­ no (comercio y servicios), en el sector público (nivel provincial y
lar este índice con el censo de 1 980, todas las estimaciones dispo­ municipal)y en elservicio doméstico.
nibles lo sitúan muy por debajo de las cifras de 1991 . Ahora bien, durante l a década de 1990 l a subutilización de
La medición intercensal entre 1 980 y 1991 también pone de la mano de obra se agrava extraordinariamente, un fenómeno
manifiesto otros hechos que confirman las estimaciones anterio­ que se sintetiza diciendo que, en 2000, el nivel de la desocupa­
res sobre el aumento de l a subutilización durante l a década de ción abierta ( 13,8%) más que duplica el correspondiente a 1991
1980. (6%). Una evolución similar ostenta l a tasa de subocupación ho­
Se verifica un aumento absoluto del componente público en­ raria (Cuadro 1 ).
tre los asalariados: el empleo público representa 31% del total de Por otra parte, las tendencias a la informalización y precari­
asalariados tanto.en 1980 como en 1991, pero este porcentaje se zación de los ocupados se prosiguieron a un ritmo todavía más
mantiene gracias a un aumento absoluto de los ocupados en el sec­ acelerado que en la década de 1 980. Entre 1 991 y 2000 (Cuadro 1 ),
tor público (muchas más mujeres, leve reducción de los hombres). fue prácticamente nula la creación de empleo asalariado; se satu­
Se acelera el aumento del cuentapropismo: el volumen rela­ ra la receptividad del sector "refugio" para el empleo no-asalaria­
tivo "i::le trabajadores por cuenta propia entre los activos varones do (cuentapropismo informal); casi todo el empleo creado fue pre­
era tje 18% en 1970, 22% en 1 980 y 27% en 1991. cario (los asalariados no-registrados crecieron de 30% en 1991 a
En fin, en la misma dirección, se tiende a la informalización de 35% en 2000). En este lapso, el impacto también fue diferencial se­
los empresarios: entre 1 980 y 1991 aumentó considerablemente el gún el estrato social (Cuadro 2).
número de empleadores varones: este aumento favoreció compa­ Cabe mencionar otro hecho trascendental en la evolución del
rativamente más al sector micro-empresarial que al empresarial. mercado de trabajo durante este período: l a nueva y brutal deva­
Por lo demás, prosiguió la expansión ocupacional del sector ter­ luación de los títulos académicos que indujo la abrupta irrupción

1 ciario y volvió a disminuir la mano de obra ocupada en la industria.


Estos hechos se expresan sintéticamente en el Cuadro 1: los
del hiperdesempleo. De repente, millones de personas queda­
ron "obsoletas" respecto a las nuevas exigencias empresarias,
¡ asalariados registrados perdieron más de 3 puntos porcentuales
entre 1986 y 1991; los no-asalariados resignaron 4 puntos en igual
con el agravante de que su eventual recic lamiento de.bía ser auto­
solventado (ese tipo de formación educativa no es gratuito). Es de­
lapso; los asalariados no-registrados aumentaron 9 puntos, pasan­ cir, una ingente porción de la mano de obra se encontró de pron­

1 do de 20,9% de la PEA en la primera fecha, a 29,9% en la segunda.


En síntesis, durante la década de 1980 el debilitamiento de la
capacidad de la economía para generar empleo genuino se resuel-
to enfrentada a la siguiente disyuntiva: para conseguir empleo se
necesita más educación, pero para reciclarse se necesitan ingre­
sos que no se obtienen porque se es desempleado.

32 SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 33


y 1 990. Si se toma el año 1986 como base i100 de láS reñiünérii­
ciones reales, el número índice correspondiente a 1 989•ern
igual a 61.

•i•�
Obviamente, esta evolución del ingresó medio, sumada a las
tendencias del desempleo y el subempl'eo ya comentadas,'in­
dujo una nueva marcha regresiva de la distribución del ingreso.
Puede verse en el Cuadró 3 que el ingreso:t0tal de los hogares (el
· . ·.· '; sfriancíate ·cosfod:léEd que más se relaciona con el bienestar de la población) volvió a
mostrar una pérdida de los 9 primeros dediles, contrastada con
el aumento del decil más rico (32% en 1986; 34% en 1991).
A par:tir de 1991, el exitoso control de' la inflación que acom­
pañó al Plan de Conver:tibilidad permitió que, temporariamente,
mejorasen los ingres0s reales de todos los, grupos de percepto­
res . No obstante esta importante recuperación, después de
1994 continuó la tendencia negativa•de I11.s !remuneraciones rea­
les, las que, en 1999, representaban83% ael nivel de 1 986.
l5ftr' aa''iií{"t,
¡,1
· Paralelamente, siguió perdiendo pes'o ila porción del ingre­
so que absorbían los asalariados, afectadatambién por el menor
poder negociaaor de los sindicatos como 'c onsecuencia de los
cambios en la legislación laboral: el salarib !real prornedio de los
i'.'f<\W?�f�s-:� Y- trabajadores menos calificados en los servicios menos produc­
tivos se deterioró, incluso en términos ndrrlinales; cuando hubo
aumento del salario real, éste fue siempre m ' uy infe rior al aumen­
2.2. DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO to de la productividad por persona ocupad'a ·(ver el efecto diferen­
La insta.uración del gobierno democrático en diciembre,.d.e . 1983 cialsegún estrato social en el Cuadro 4).
posibilita una impor:t;mte pero momentánea recuperación parcial Enconsecuencia, en la distribución del ihgreso familiar se cons­
de las remuneraciones reales en ,1 984, la que; sin embargo, no tata una vez más la pérdida de los sectorésimás desfavorecidos
llegó a consolidarse para 1 989, El poder.de,compra de las.remu­ .(principalmente .afectados por el desempleo): los dos primeros de­
ne_raciones.vol.vió a descender apar:tir de 1 987-luegode otro,cor, ciles de la distribución pierden todavía algunos puntos, en favor
,to período de r¡¡cuperación asociado,a la E1stabilid&d lograda esta vez de los sectores medios.
por el J?,lan ALlstral (1985-1986h para voll,er areducirse/ ahora
de manera extrema; durante los brotes hiperinflacionarios de 1989

· .SU.SANATORRAD0 LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE ¡gs


2.3. ESTRUCTURA DE CLASES SOCIALES Y MOVILIDAD SOCIAL minución del bienestar sin caer por debajo de la línea de pobre­
Los efectos de las políticas implementadas durante 1983-1991 za). O sea, un panorama de intensa movilidad social descen­
sobre la estructura social pueden observarse en el Cuadro 5, com­ dente, tanto desde el punto de vista ocupacional como del de los
parando los perfiles de 1980 y 1991 (la falta de comparabilidad ingresos. .
intercensal no alcanza a sesgar las tendencias de conjunto). Ta­
les efectos se resumen como sigue: drástica desalarización (cuen­
tapropismo) de toda la estructura (el empleo asalariado total 3. EL ÁJlJSTE EI\J SlJ CONJUNTO (1976-2000)
representaba 68% de la PEA en 1980 y 61% en 1991); violenta re­ Estamos ahora en condiciones de avanzar algunas ideas sobre
tracción del volumen de la clase media (de 47% a 38%); casi to­ el efecto g lobal del modelo aperturista sobre la estructura social.
da explicable por la disminución de su estrato asalariado; aumen­ Hacia finales del siglo XX, los resultados económicos del ajus­
to del volumen de la clase obrera (de 40% a 43%), casi todo ex­ te se traducían, entre otras manifestaciones, en una aguda con­
plicable por el crecimiento de su estrato autónomo; abrupto in­ tracción económica por disminución de la producción y la deman­
cremento del estrato marginal (de 12% a 18%). En consecuencia, da internas (sobre todo en la industria manufacturera), en la dis­
la movilidad social fue esencialmente descendente, tanto des­ minución de las inversiones productivas en provecho de la espe­
de el punto de vista ocupacional como de la distribución de los culación financiera y en un importante incremento de la deuda ex­
ingresos. terna (estatizada). Todo ello, sin que se hubiese suplantado el
Lamentablemente, no existe información que nos permita vi­ antiguo liderazgo de la industria por ningún otro factor dinami­
sualizar.los rasgos de la estructura social a fines de los años 90 zador del desarrollo económico g lobal.
(los datos sobre la PEA del censo de 2001 no estaban publicados En lo que concierne a la situación ocupacional, la evolución
al elaborarse �ste trabajo). No obstante, visto lo acontecido en el durante el último cuarto de siglo condujo a una severa subutiliza­
mercado de trabajo y en la distribución del ingreso, pueden enun­ ción de la fuerza de trabajo y a una extrema fragmentación de la
ciarse algunas conclusiones razonables. estructura productiva, sin parámetros de comparación en nuestra
Para fines de la década de 1990, deben haberse agudizado al­ historia contemporánea. En efecto, se verificó un abrupto empeo­
gunos rasgos ya evidentes a principios de los 80: disminución re­ ramiento de la situación laboral de la mayoría de la población, de-
lativa del volumen de la clase media y su progresiva desalariza­ bido a los siguientes hechos: la reducción de la fuerza de trabajo
ción; disminución del peso relativo de la clase obrera estable y ocupada, el aumento del desempleo oculto, la precarización de los
acentuamiento de su desalarización; aumento absoluto y relati­ asalariados, el aumento del cuentapropismo marginal (subem­
vo del estrato marginal (no-asalariado). Todo ello en un contexto pleo oculto), la reducción del salario real y la fuerte caída de la par­
de empobrecimiento absoluto (caída por debajo de la línea de po­ ticipación de los sueldos y salarios en el ingreso nacional, el incre­
breza) que ahora involucra no sólo a sectores obreros estables mento de la desigualdad en la distribución de las remuneraciones
y a sectores marginales, sino también a las capas medias que has­ entre los asalariados y entre los no-asalariados, los niveles ex­
ta hace poco experimentaban sólo empobrecimiento relativo (dis- tremadamente reducidos de los haberes jubilatorios y, no me-

36 SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE


nos.crucial en relación al bienestar social, el fuerte retroceso en rárquicamente, y con dos ejes horizontales: 6 1a izquierda, uno que
todas las-políticas públicas de índole social. representara el volumen relativo de cada estrato desde el punto d¡:¡
- - , En lo que respecta a la evolución del ingreso durante el mis­ vista ocupacional (Cuadro 5); a la derecha, 9tro que hiciera Jo-pro­
mo lapso, el comportamiento de la economía perjudicó compara­ pio con la parte del ingreso nacional absorbiaa por cada estrato (no
tivamente más a los sectores de ingresos bajos, medio-bajos y existen datos idóneos para representar esté lado de la pirámide),
medios, los que sufrieron un mayor deterioro de sus remunera­ En el largo plazo ( 1945-2000), esta pirárjiide mostraría formas
ciones reales y perdieron posiciones relativas en la distribución cambiantes. A la izquierda, _eJ m antenimiento de una cúpula-mi,
del ingreso, aumentando en conjunto la desigualdad social. núscula, el engrosamiento progresivo y pdsterior estrechamien­
La contrapartida previsible de ambos hechos fue un aumen­ to de la parte intermedia y el ensanchamiehto paulatino de la ba­
to sin precedentes de la incidencia, la intensidad y la heterogenei­ se. A la derecha, el ensanchamiento ininterrumpido de la cúpula
dad de la pobreza crítica, inductora deun deterioro brutal de los en detrimento de la superficie correspondiente a la parte interme­
niveles de bienestar, particularmente de los más débiles (aspec­ dia y a la base. En suma, las mutaciones er\[a pirámide de estra­
tos que desarrollaremos en la Segunda Parte de este trabajo). tificación social ilustrarían un proceso ca�acterizado por los si­
- En lo que respecta a los cambios en la estructura de clases-so­ guientes rasgos: a) una clase alta numéricamente ínfima en cur­
ciales y a la movilidad social, podemos compararlos con algu­ so de enriquecimiento absoluto; b) una clase media numéricamen,
-nos propios de las estrategias de desarrollo precedentes. te creciente, en curso de progresiva asalarización y pauperización
- _ Las tres estrategias de desarrollo que mencionamos más arri- ab:mluta y relativa; c) una clase obrera numéricamente decreGien­
ba indujeron modificaciones.significativas;En primer lugar, lajus­ te en curso de progresiva desalarización y pauperización absolu­
ticialista -caracterizada por la industrialización sustitutiva de bie­ ta; d) la aparición de_ un estrato marginal numéricamente impor­
nes de consumo final-, si bien no modernizó significativamente la tante con carencias absolutas. _
estructura social, fue claramente distribucionista e incluyente de Por otra parte, cada estrategia de deskrrollo indujo un tipo
'los estratos más desfavorecidos respecto a los f rutos del progre­ particular de movilidad social, entendiendo por tal el desplaza,
so económico. En segundo lugar, ladesarrollista �propulsora:tain­ miento entre posiciones jerárquicas dentro de la pirámide de
biénde una industrialización sustitutiva pero ahora de bienes·in­

1
estratificación social, posiciones que, a su �ez, pueden definirse
·termedios y de capital-, aunque modernizadora, fue marcadamen­ en términos ocupacionales o en términos de ingresos.
te concentradora y excluyente. Por comparación, la,aperturista Respecto a la movilidad social, el conjunto del período 1945-
presentarasgos de claro sesgo desindustrializador, concentrador 2000 tiene algunos elementos comunes: la! masiva transferencia
y excluyente, sin atisbos de modernización. - de población del campo a las ciudades (con:ia concomitante cre<'!·
Para ilustrar los cambios que como consecuencia'de estas di­ ción de empleo urbano, inductora, de por s/, de movilidad ocup¡¡­
:ferentes .estrategias de acumulación-experimentólaestructura so­ cional); la expansión de la matrícula educacion¡¡I en todos_sns ni­
· cial; podría diseñarse una pirámidede estratificación con un-eje veles; la progresiva "devaluación de las credenciales"(aumento
-vertical representando los diversos estratos sociales ordenados je- de los títulos exigidos para y disminución_ de !Jos ingresos,,dever:i0

38 SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE


gados por una misma posición); el acrecentamiento del rol de la la población de antigua residencia urbana. Segundo, la expansión
educación como canal ascencional. Sin embargo, también en de la clase media ahora favorece comparativamente más a su es­
este dominio cada estrategia tuvo efectos específicos. trato autónomo (pequeños productores, cuentapropistas), movi­
Durante el modelo justicialista, desde el punto de vista ocupa­ lidad que debió alimentarse -vía intrageneracional- de asalaria­
cional existe un proceso generalizado de movilidad estructural as­ dos de clase obrera y de clase media que perdieron sus antiguas
cendente de carácter intrageneracional, desde modestas posi­ posiciones en el proceso general de desalarización, siendo difícil
ciones rurales a posiciones urbanas autónomas de clase media de aceptar que estos desplazamientos tradujeran una movilidad
y asalariadas de clase obrera, y desde segmentos inferiores a seg­ ascendente. Tercero, la clase media asalariada crece menos que
mentos superiores dentro de la clase media. No se detecta en en las etapas precedentes, en un contexto donde se acentuó el
este momento ni empleo precario ni empleo marginal. Por otra proceso de devaluación de las credenciales y se acrecentó el
parte, esta movilidad ocupacional ascendente fue efectivamente empleo precario de clase media. El crecimiento de la clase me­
acompañada por un movimiento también ascendente en la es­ dia asalariada continuó nutriéndose -vía intergeneracional- des­
cala de ingresos. de posiciones correspondientes a la clase media autónoma y a
Durante el desarrollismo, el panorama de conjunto es mucho la propia clase media asalariada, representando por lo general una
más complejo. La continuada migración rural-urbana, se acompa­ movilidad ascendente, si se define a esta última en términos ex­
ña ahora de múltiples trasvasamientos dentro de la población ur­ clusivamente ocupacionales. Cuarto, la clase obrera autónoma es
bana nativa o residente citadina de antigua data. Desde el punto . el estrato de más rápido crecimiento, traduciendo ahora este fe­
de vista ocupacional, esta estrategia se caracteriza por la coexis­ nómeno la expansión preferencial del empleo informal y del em­
tencia de fuertesflujos de movilidad estructural ascendente y des­ pleo precario, junto con la emergencia de un estrato marginal. El
cendente, intra,e ínter generacionales, acompañados de impor­ crecimiento del estrato obrero autónomo se alimentó compara­
tantes movimientos intersectoriales neutrales desde una perspec­ tivamente más de trabajadores asalariados urbanos que perdie­
tiva jerárquica. Por lo demás, no se detecta empleo marginal aun­ ron sus antiguas posiciones durante el proceso, que de migrantes
que sí empleo precario, tanto de clase media como de clase obre­ internos o externos (en franca retracción numérica), razón por la
ra. Correlativamente, desde la óptica de los ingresos, la estrategia cual puede considerarse esta movilidad de tipo descendente. En
desarrollista induce, por un lado, el mejoramiento de las posicio­ suma, desde el punto de vista ocupacional, el balance del mode­
nes correspondientes a la clase alta y a los segmentos superiores lo aperturista es de preeminencia de movilidad estructural des­
de la clase media; por otro, el empeoramiento de las posiciones cendente, intra e intergeneracional. A su vez, desde el punto de
propias de la clase obrera y de los segmentos inferiores de la vista de los ingresos, la movilidad experimentada en todos los es­
clase media. tratos de clase obrera y en la mayor parte de los de clase media
Durante la estrategia aperturista el proceso es totalmente di­ fue abruptamente descendente, implicando un proceso de pau­
símil. Primero, el crecimiento del empleo urbano es mucho más perización absoluta y de pauperización relativa, de carácter inédi­
lento que en el pasado, lo que concentra la movilidad social en to en la historia argentina reciente.

40. SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 41


,·,óí.:A priricipids del tercermilenio, la suma de estos procesos se
cristalizaba en una estructura social profundamente segmentada,
con-signos agudos y exacerbados de desigualdad social. SEGUNDA PARTE
< ,·como una primera visión global·del aperturismo se impone
·una.conclusión: el empeoramiento de las condiciones laborales y EFECTOS SOBRE
'de bienestar en tan corto lapso es un buen indicador de l a efica­ EL BIENESTAR SOCIAL
citH;on que funcionó el "disciplinamiento social" originalmente
propiciado por el golpe militar del 24 de marzo de 1976.Así, en­
tonces, calificar el balance de esta gestión en relación con la es­
tructura social no es una tarea compleja: además de concentrado­
ra, la estrategia aperturista es .también violenta y explícitamente
excluyente; sólo que se trata ahora de una exclusión sin moderni­
zación social ni crecimiento económico global {como sí había acon­
tecido durante el modelo desarrollista en 1958-1972).

'42 -SUSANATORRADO
INTRODUCCIÓN

Trataremos ahora de ofrecer un panorama general acerca de có­


mo las políticas de ajuste afectaron a las principales áreas de in­
terés social.
Los indicadores de bienestar suelen ser de problemática utili­
zación cuando, como en nuestro caso, se analizan procesos históri­
cos en tanto efecto de hechos coyunturales. Ello es así debido a que
la eventual secuela de estos últimos está inmersa -sin posibilidad de
discriminación-dentro del movimiento de sociedades que, en el lar­
go plazo, salvo catástrofe mayor, tienden naturalmente a progresar.
Otra circunstancia actuante en el mismo sentido es que, muchas ve,
ces, las consecuencias de una acción nociva sólo serán perceptibles
mucho tiempo después de ocasionado el daño. Es el caso, por ejem-

LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE


plo, de l a desnutrición infantil, cuyos deletéreo� efectos s61ó:setán En.el G ráfico 1 se representa l a serie histórica de ifiélélíitfofa
perceptibles cua ndo los niños lleguen a adolescentes o adultos; otro medida por el método de l a l íne a de pobreza (LP), cuya :excesiva
ejempl o es e l deterioro actu al en los niveles prim a rio y secunda rio dependencia de los vaivenes de l a infl a ción es bien conocida: lia
de l a educación pública, cuyas derivaciones más neg ativas ap a rece­ curva LP m u estra que, entre 1 980 y 2000, deben distinguirsenriñ­
rán recién dura nte la inserción laboral de los sujetos. co tra mos.
Por esta s razones, a lo l a rgo de esta exposición, y cu a ndo e l lo El primero transcurre entre 1 980 y 1 983, con un pico inflado'.
· fue posible, hemos preferido utiliza r indicadores de " acceso a " o nario registrado en e l a ño de l a guerra de M a lvin a s. Al fin a lizar e l
"exclusión de" ciertos servicios soci a les que son definitorios no ta n gobierno milita r, la población por debajo defa LP se situ a ba a l re­
sólo del bienesta r actua l sino ta mbién del bienesta r futuro. dedor de l 18%.
E l segundo corresponde a los a ños de 1984 a 1 986, siendo es­
te último e l más exitoso de l Plan Austra l (gobierno ra dica l ) en lo
1. POBREZA q u e concierne a l control de l a infl a ción y ,a quel en e l que se re­
El a ltísimo desempleo, l a disminución del sala rio real y la regresivi­ gistra la menor incidenci a ( 1 5,7%) en dicho lapso.
da d en la distribución de l ingreso indujeron niveles nunca a ntes co­ E l tercero se extiende de 1 987 a 1 990 y contiene l os momen­
nocidos de pobreza crítica (Cu a dro 6): e l número de person as por tos más hiperinfl a cion a rios y que más afectaron el nive l de l sa la­
debajo de la línea de pobreza (población cuyos ingresos no a lcan­ rio rea l: la incidenci a tota l a umenta notablemente h a sta a lcanza r
zan para compra r una ca nasta de bienes y servicios básicos de cos­ e l va lor máximo de 47,4% en 1989.
to mínimo) pa só del 2 1,5% en 1991, a l 28,9% en 2000; el volumen E l cuarto corresponde al ·inicio del Pl a n de Convertibi l id a d
de indigentes (aquel l os cuyos ingresos no a lca nza n siquiera a cu­ ( 1 99 1 -1993): a hora, l a téndencia a lcista se ,evierte y la incidenci a
brir los gastos de a l imentación) sa ltó de 3% a 7,7% en igu a l l a pso. • total disminuye lenta pero ininterrumpida mente (de 33,8% a 1 6,9%)
.
Al comenza r el modelo a perturista , a medi ados de l a década del 70, Por último, a pa rtir de 1 994, l a curva retom a la tendenci a as­
e l volumen de pobres a pen as superaba el 5% de l a pob lación. cendente,Heg a ndo a l 28% en 1996 pa ra situ a rse cerca del 29% en
2000. Este ú ltimo tra mo involucra la situ a ción más g rave de to­
CUADRO 6 d a s las observa das ya que, por primera vez, a umenta significa­
Incidencia (*) de la pobreza y la indigencia tiva mente l a pobreza en u n momento de inflación nula: si l os a n­
Área Metropolitana; años 1980-2000 teriores picos de l a curva se a soci a ba n a coyunturas hiperinfl a­
cion a ri a s, este último puede considera rse inherente a l a n atura­
INCIDENCIA l e za del m od e l o, es decir, tra duce a h o ra pobrez a estructura l .
1980 1985 1 991 1995 2000
�!?.9f�Za ;· 8r1,·
. • 18,4 .21,5 . ?4,8 . ·7?,9 Nótese cómo, a pa rtir de 1994, la curva de l a LP sigue simétrica­
.- Jridigenc;i.a,
. . "·",. .
3,0 e,a 7,? mente. la curva correspondiente a la ta sa de desocupa ción•• a bíer­
ta , lo que indica que e l principa l factor productor•dEi pobreza es
F�ént�:'rNDÉé�EPH. ·-:-.
(*l P.cir'Celltaje de persOnas bajo !� lfn•ea de-pobreza y !á línea dEJ·indige·ncia. ·· el desemp l eo.

: , SUSANA•JORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE


GRÁFICO 1
Porcentaje de la población bajo la línea de pobreza y tasa de
desocupación abierta
Área Metropolitana, años 1980-20�0

40.0

35.0

30.0

25.0

20,·o

15.0

10.0

5.0

· -o- Línea ·de pobreza

-a--- Tasa.-dé desocupación abierta

48 SUSANA TORRADO
lA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 49
familiar. Este indicador era igual a 3 1,7% en 1:991, 42% en 2000
y 49,7% en 2002.
Por otra parte, el Cuadro 7 muestra cuán d¡ferente fue el im­
pacto de la pobreza según el estrato social de �ertenencia.

CUADR0 7
Porcentaje de hogares pobres (*) según estrato so�ial del hogar (a)
Área Metropolitana, años 1974, 1991 y 2000
..
INDICADOR 1974 �991 2000

Porcentaje de hogares pobres (*)


Total de hogares 3,4 16,2 25,2

Primario incompleto 5,6 27,1 55,3


Primario completo 2,9 1 9,2 34,2
Secundario completo 1,0 i7,8 10,0
Superior completo 3,1 '3,1 2,7
.
Fuente: (Beccaria, 2002)
{*J Porcentaje de hogares con ingresos ínferiores a la línea" de 'Pobreza. !
(aJ Para !a definición de los estratos sociales ver el Cuadro 2.

Cabe destacar que, en 2002, después de la aguda devaluación

i
que indujo la salida. de la convertibilidad, el porcentaje de perso­
nas bajo la LP alcanzaba al 54,3%. Este impacto desigual al nivel de grupos sdc(ales se traduce

1
Otro indicador útil para el análisis de las tendencias de también en disparidades regionales que llegarj a ostentar nive­

1
este fenómeno es la llamada brecha de pobreza. Ésta representa les impensables después de la devaluación, co(no se aprecia en
la diferencia entre el costo de la canasta básica de consumo fa­ el Cuadro 8.
miliar y el total de ingresos familiares, en porcentaje del valor de
la primera. En otros términos, la brecha de pobreza expresa qué
porcentaje del costo de la canasta no alcanza a cubrir el ingreso

SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 51


50
CUADRO S los ingresos o la riqueza patrimonial, información no disponible.
Porcentaje de personas bajo la línea de pobreza, por regiones Aun así, estos datos son idóneos para discernir las distancias den­
Total de aglomerados urbanos, años 2001 y 2003. tro del universo de los que viven de su trabajo (Cuadro 9).

REGIONES (a) Mayo 2001 Mayo 2003 CUADRO S


35,9 54,7 Hogares del Área Metropolitana según estrato social (a), año 1996
TOTAL DE AGLOMERADOS

ÁREA METROPOLITANA 32,7 51,7 CARACTERÍSTICAS ESTRATO SOCIAL DEL HOGAR


Ciudad de Buenos Aires 1 0,9 21,7 Secundario Superior
DEL HOGAR
Primario
Conurbano Bonaerense 39,4 61,3 completo completo completo
PAMPEANA 33,8 52,8
Número estimado
CUYO 38,6 58,4 de hogares (miles) 451 1 ,705 866 408
PATAGONIA 23,9 40,7
NORESTE 56,6 70,2 Número estimado
47,5 66,9 de población (miles) 1,600 6,100 2,800 1,200
NOROESTE
Por ciento de hogares
Fuente: INDEC-EPH en cada estrato 13,2 49,7 25,2 1 1 ,9
(a) Los aglomerados que comprende cada región se especifican· en !NDEC-EPH-lNTERNET.
Por ciento de población
·en cada estrato .13,7 52,1 23;9 10,3
Nº' de miembros del hogar 3,6 3,6 3,2 3,0
2."CANASTAS DE CONSUMO Ingreso familiar promedio .
La Encuesta sobre los Gastos de Consumo de los Hogares (EGH) (pesos) 627 737 1,125 2,211
residentes en el Área Metropolitana realizada por el INDEC en Hogares con jefe activo (%) 57,4 69,2 81,9 85,6
1996/97 (la última existente), permite analizar cómo se diferencia Hogares con jefe
la población en términos de una dimensión crucial del bienestar: asalariado (%) 29,4 39,6 50,3 50,6
la canasta de consumo. A tal efecto, también aquí hemos desagre­ Tasa de desocupación
abierta (%) 24,2 22,1 16,9 12,4
gado el conjunto de dichos hogares en cuatro categorías definidas
Trabajadores en negro (%) 43,5 32,9 22,6 16,5
por el nivel educacional del cabeza de familia (ver Cuadro 2). Des­
Pobl. con NBI (%) 44,2 25,0 9,1 0,4
de luego, estos cuatro grupos no dan cuenta de las distancias
Población bajo la línea
que existen entre los polos de la escala social. En especial, el estra­ de pobreza (%) 49,6 37,1 18,9 3,7
to superior está absolutamente alejado de los niveles de consumo Población bajo la línea
que caracterizan a las clases media-alta y alta. Para captar a estas de indig_encia {%) 9,6 4,5 1,3
últimas -a las que se transfirieron como beneficio las pérdidas Fuente: Elaboración propia en base a INDEC: Encuesta Nacional de Gastos de !os Hogares 1996/97
sufridas por el resto del espectro social- sería necesario que el y EPH oct. 1996.
(a) El estrato social de pertenencia del hogar está determinado por e! nivel educacional del jefe de
criterio diferenciador fuera la posición ocupacional, la cuantía de hogar, según especificaciones del Cuadro 2.

52 SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 53


Características sociales de los estratos en 1996 En fin, el estrato de los profesionales ($ 21.211 de ingreso pro'
El grupo inferior (13% de los hogares y 1 4% de la población) dis­ medio) ve atenuada la virulencia de estas desventuras aunque sin
ponía de un ingreso mensual de $627 para atender las necesida­ salir totalmente indemne.·
des de consumo de 3,6 personas. Este estrato contiene un impor­
tante número de familias de jubilados y de jefa mujer. Sus Composición de la canasta de consumo en 11)96
miembros soportaban una tasa de desocupación (24%) que dupli­ En el Cuadro 10 se aprecia la composición po�centual del gasto de
ca la del estrato superior, así como mucha mayor presencia de tra­ los hogares según grandes rubros.
bajadores en negro (44%). La población con NBI (un criterio que
aquí traduce casi con exclusividad la calidad de la vivienda) repre­ CUADRO 10
sentaba el 44% del total, mientras que la que se encuentra por de­ Composición del gasto familiar por estrato social del hogar la),
bajo de la línea de pobreza representaba el 50%. De esta última, año 1996.
un 15% era indigente, es decir, sus ingresos ni siquiera cubrían los
gastos de alimentación. ESTRATO SOCIAL DEL HOGAR

!itil in::�;º coi:npleto completo


Primario Secundario Superior
El estrato de jefes con primaria completa es particularmente FINALIDAD DEL GASTO
completo
importante para definir la situación del conjunto del AM, ya que
TOTAL GASTO DE CONSUMO 100,0 100,0 100,0 100,0
contiene 50% de los hogares y 52% de la población. Estas familias
ALIMENTOS Y BEBIDAS 43,3 36,7 28,6 24,4
disponen de un ingreso mensual de $737.- para cubrir las nece­
sidades de 3,6 personas. La incidencia del desempleo (22%) y
INDUMENTARIA Y CALZADO 4,9 p,s 6,0 5,7
VIVIENDA 11,3 12,7 13,9 13,3
del trabajo en negro (33%) también es altísima. Hecho muy sig­ EQUIPAMIENTO Y SERVICIOS 6,0 6,7 7,5 10,7
nificativo, el volumen de la población NBI (25%) es aquí sustan­ ATENCIÓN MÉDICA Y SALUD 9.9 9.9 9.7 9.4
cialmente inferior al volumen de los pobres por ingresos (37%). TRANSPORTE
Ello significa que un buen número de estos hogares posee una vi­ Y COMUNICACIONES 14,0 14,i1 14,7 14,8
vienda decorosa pero carece de ingresos suficientes para asegu­ ESPARCIMIENTO 4,1 5,9 9,2 10,8
rar una subsistencia mínima, siendo esta discrepancia definito­ EDUCACIÓN 2,1 3,0 5,7 6,7
ria de los denominados "nuevos pobres". BIENES
El estrato con secundaria completa (cerca de 1/4 de los hoga­
Y SERVICIOS DIVERSOS 4,4 p,2 4,7 4,2

res y de la población) posee ingresos bastante superiores ($ 1.125). Fuente: Elaboración'propia en base a INDEC: Encuesta Nacioni:11 de Gastos de los HoQ_ares
1996/97.- t ,
La mayor parte de los jefes son activos y asalariados, pero, aunque (a) El estrato socia! de pertenencia del hogar está determinado por e1 ílive! educacional del jefe de
en forma más atenuada, sus miembros también soportan alta deso­ hogar, según especificaciones del Cuadro 2.

cupación (17%) y empleo precario (23%). Es en este estrato donde


más se nota el fenómeno de la nueva pobreza: los pobres por ingre­ En Alimentos y bebidas se constata el co�dcido fenómeno de
sos duplican en volumen a los pobres NBI. mayor absorción de ingresos cuanto más modesta es su cuantía: del

54 SUSANA TORRADO lA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 55


43% al 24% entre extremos. Pero ésta no es la única diferencia: el Aunque en medida dispar, en los cuatro estratos disminuye
gasto en alimentos de los más pobres está concentrado en unos po­ el porcentaje de ingresos dedicados a la Alimentación y la Indu­
cos artículos (carne, pan, leche, legumbres, harinas), mientras que mentaria. Paralelamente, en los dos grupos más pobres se aprecia
el consumo es mucho más diversificado en el estrato superior. El ru­ un patrón compensatorio similar: aumenta el gasto en Vivienda
bro Vivienda tiene una enorme significación: aunque el volumen to­ (pago de gas, agua y electricidad), en Transporte (costo del trans­
tal es similar entre estratos, existen grandes diferencias por compo­ porte público) yen Salud (costo de los medicamentos). Es decir,
nentes: entre los pobres este gasto se aplica fundamentalmente al los más desfavorecidos debieron transferir una parte significativa
pago de gas, agua y electricidad, mientras que en los escalones su- de sus magros ingresos desde el consumo de bienes básicos al pa­
. periores prima el gasto en alquiler y gastos comunes. La Atención go de los servicios privatizados. En los dos estratos superiores se
médica y salud muestra también un volumen global similar pero incrementa el gasto en Vivienda (gastos comunes) y en Educación
muy distinta composición interna: entre los pobres, la mayor parte (servicios educativos), consumos básicos de estas categorías.
de este gasto se aplica a la compra de remedios, mientras que en las
categorías superiores prevalece el gasto en servicios profesiona­ CUADR011
les. Por su parte, el gasto en Transporte de los pobres se concentra Variación en el gasto familiar por estrato social del hogar {a), años
en el transporte público, mientras que entre los más acomodados 1985/1996. {Puntos porcentuales por finalidad)
es significativa la compra y mantenimiento del vehículo propio. En
fin, en el rubro Educación las diferencias se manifiestan doblemen­ ESTRATO SOCIAL DEL HOGAR
te: por un lado, el gasto total de los pobres representa 1/3 del corres­ FINALIDAD DEL GASTO Primaño Primario Secundario Superior

pondiente al estrato superior; por otro, se aplica en mucha mayor


incompleto completo completo completo·

medida a comprar útiles escolares que a pagar servicios educativos.


ALIMENTOS Y BEBIDAS -5,3 -8,4 -7,6 -2,8

Al evaluar estas diferencias, debe recordarse que los porcenta­


INDUMENTARIA Y CALZADO -4,1 -3,4 -3,4 -3,9

jes se refieren a ingresos muy disímiles. Por ejemplo, en valores ab­


VIVIENDA 2,8 4,2 4,2 4,4

solutos, el gasto mensual en educación de una familia con dos ni­


EQUIPAMIENTO Y SERVICIOS -0,5 0,1 -0,8 0,7

ños en edad escolar era, en pesos de 1996, en orden jerárquico cre­


ATENCIÓN MÉDICA Y SALUD 3,1 2,4 2,2 -0,1

ciente de los estratos, $13, $22, $64 y $148, respectivamente.


TRANSPORTE
Y COMUNICACIONES 6,2 4,5 2,1 0,3
ESPARCIMIENTO -0,4 0,3 1,5 -0,3
Cambios en la canasta de consumo entre 1985 y 1996 EDUCACIÓN 0,2 1,2 3,2 2,8
En 1985, el INDEC había realizado la precedente EGH. Esto nos BIENES
permite analizar la variación del consumo entre ese año y 1996 .. Y SERVICIOS DIVERSOS -2,0 -0,9 -1,4 -1, 1

El Cuadro 1 1 consigna esa variación (en puntos porcentuales) del


gasto aplicado a cada rubro, un indicador válido de los efectos
Fuente: Elaboración propia en base a INDEC: Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares ·1996/97.
(a) El estrato social de pertenencia del hogar está determinado por e! nivel educacional del jefe de

del ajuste.
hogar, según especificaciones del Cuadro 2.

56 SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 57


De acuerdo a lo anterior (si las comparaciones se realizan so­ sociales que recontrataban sus servicios; intervino la administra­
bre momentos sin hiperinflación), se concluye una vez más que, si ción de estas últimas estableciendo lalibertad !de afiliación del tras
bien el ajuste afectó negativamente a todos los que viven de su tra­ bajador; traspasó algunos de los servicios nacionales a la órbita
bajo, golpeó con mucha mayor dureza a los más débiles. En de las provincias sin asegurarles el concomitllnte traslado de re­
1986, la tasa de desocupación del AM rondaba el 6% y la inciden­ cursos; en fin, estableció algunos aranceles para acceder a ciertos
cia de la pobreza por ingresos el 16%. En 1996, estos guarismos servicios del.sector público.
eran, respectivamente, 17% y 28%. Tan impactantes promedios, En 1988, el gobierno radical intentó infruc�uosamente implan­
sin embargo, no dan cuenta cabal del padecimiento humano pro­ tar ún Seguro Nacional de Salud que reordenara la cobertura de
ducido, ya que no dicen nada acerca de la cruel y displicente ine- todos los trabajadores no afiliados a sistemas1de medicina prepa­
-
quidad con que se distribuyó el costo social del ajuste. ga, pero enfrentó una feroz oposición sindical.
Si hubiésemos podido comparar estos resultados del AM con El gobierno justicialista, en 1992, terminó la descentralización
las poblaciones más postergadas del interior del país, esa ine­ administrativa del sector público de salud, t¡¡ahsfiriéndose a las
quidad aparecería de un modo mucho más espectacular. provincias y a algunos municipios treinta hospitales nacionales
situados en el interior del país. Al hacerlo, creó la figura de los
Hospitales Públicos de Autogestión que, a partir de 1993, fue­
3. SALUD ron objeto de promoción a través de subsidios¡ Entre los requisi­
Los indicadores de esta dimensión son particularmente sensibles tos para acceder a estos beneficios se estipuló la obligación de
respecto a la modificación de los niveles de bienestar, pero hacen 1 dividir a la población demandante entre "indigentes" (que ten­
difícil descomponer los aspectos cuantitativos de los cualitativos. 1
drían atención gratuita), y el resto que pagaría un arancel (entre
Por otra parte, los promedios nacionales esconden diferencias en­ estos últimos se contaban los afiliados a obrias sociales). De es­
tre estratos sociales que la información disponible no permite cap­ I' ta manera el hospital público dejó dé ser universal para consti­
tar. Por ejemplo, es posible que los efectos diferenciales de las ga­ ¡, tuirse en un establecimiento asistencial con :atención focalizada
nancias/pérdidas en salud que resultan del .fenómeno de polariza­ en la población más carenciada.
ción social que venimos testimoniando no puedan sacarse a la luz Respecto a las obras sociales, en 1993 se comienza la desre­
convenientemente. gulación del sistema, propiciando la libre afili.ación y una com­
Por ello, después de una rápida mirada a las principales mo­ petencia entre entidades que favoreció netamente a las más gran­
dificaciones político-organizacionales del sector establecidas du­ des. En 1997, se acentúa la retracción pública en el sector salud
rante los años del ajuste, nos limitaremos a analizar los datos que cuando se otorga a los asalariados la posibilidad de elegir su pres­
muestran las tendencias del acceso a los servicios de salud. tador de salud, obligándolos además a unifica, los aportes de su
Durante 1976-1983, el gobierno militar promovió la expansión
a
grupo familiar de manera de dejar a toda la f milia (matrimonio e
del sector privado (seguros médicos prepagos, clínicas, sanato­ hijos menores de edad) con una sola coberturta, Esta medida divi­
rios, laboratorios, etc.) mediante el aumento del gasto de obras de al sector sindical en función del poder de su obra social, y no

58 SUSANATORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 59


sólo apunta a eliminar a las entidades pequeñas sino también a CUADR0 12
consolidar u n modelo corporativo de administración privada, a Porcentaje de población sin cobertura médica
través del gerenciamiento privado de las obras sociales o de su Regiones, años 1991 y 2001
alianza con empresas prepagas .
. En suma, la tendencia general durante el ajuste buscó aban­ REGIONES 1991 2001 Variación Variación
donar los componentes universa listas del sistema de salud públi­ 2001/1991 Porcentual
(di=
ca y profundizar la fragmentación del sector conforme al poder de < .. (a) lb) (e) (c)/(a)*100
demanda de la población. En las obras sociales, concediendo la TOTAL DEL PAÍS 36,4 48,1 11,7 32,1%
opción de negociar la administración de los servicios entre sindi­
ÁREA METROPOLITANA 33.0 45,7 12,7 38,6%
catos y empresas privadas. En el hospital público, a través de la Ciudad de Bs. As. 19,5 26,2 6,7 34,3%
separación del componente asistencial de aquel capaz de pagar Conurbano Bonaerense 38,0 52,0 14,0 36,8%
33,0 43,7 10,7
en forma directa los servicios. REGIÓN PAMPEANA 32,5%
REGIÓN SUBPAMPEANA 37,4 48,0 . 10,6 28,4%
En un contexto de tan grave extensión del desempleo y del REGIÓN GUYANA 41,0 51,3 10,3 25,1%
trabajo en negro, estas políticas redundaron en la pérdida de co­ REGIÓN PATAGONIA 29,6 35,3 5,8 19,6%
REGIÓN COMAHUE 39,1 49,4 10,3 26,4%
bertura sanitaria d e segmentos m uy numerosos d e l a pobla- , 54,1 11,4 26,7%
REGIÓN NOROESTE 42,7
ción, un proceso que, como todos los que hemos analizado has­ REGIÓN NORDESTE 50,3 62,4 12,1 24,1%
ta ahora, afectó mucho más a los grupos más carenciados, que
añadieron así unanueva dimensión a su creciente vulnerabilidad
Fuente: Elaboración propia a partir de los censos de pob!aéión de 1991 y 2001.

social. El. caso es .que, si en 1 99 1 poco más de 1 /3 de la pobla�


ción carecía de cobertura de salud, en 2001 ese segmento se acer­
caba a l 50%. 4. EDUCACIÓN
Por otra parte, observando la pérdida de cobertura .de salud a l Durante e l lapso que nos ocupa, sucedieron algunos hechos im­
nivel de l a s regiones (Cuadro 1 2), s e constata: a) las enormes portantes en e l Sistema Nacional de Educación.
disparidades que existen entre las más pobres y las más ricas en En 1978, el gobierno militar transfirió a las provincias las es­
1 99 1 (efecto di recto d e las características de sus respectivos cuelas primarias nacionales, sin hacer lo propio con fuentes de re­
mercados de trabajo); b) que la pérdida entre 1991 y 2001 fue ma­ cursos equivalentes para atender sus servicios. En e l nivel univer­
yor en aquellas regiones (Área Metropolitana, grandes aglomera- sitario, la restricción a l ingreso y el posterior arancelamiento en
. ciones de la región pampeana) donde, al comienzo del ajuste, era las universidades públicas favoreció al sector privado, que, en los
más importante el trabajo asalariado debido a la localización de primeros años de la década de 1 980, llegó a absorber 20% de la
industrias y de servicios terciarios. matrícula u niversitaria. Después de 1 983, levantadas estas restric­
ciones, se m ultiplicó la matrícula pública en detrimento de la pri­
vada, y esta última volvió a oscilar a l rededor del 1 0%.

. 60 SUSANA TORRADO (31


LA.HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE
El gobierno radical, en 1988, convocó al Congreso Pedagógi­ no plazo, sobre todo en la enseñanza media,itiene un efecto di­
co Nacional con el objetivo de reafirmar los principios de la ferenciador que genera más discriminación ¡¡ desigualdad que
educación laica, universalista y gratuita. Sin embargo, las pujas la que ya existía.
político-religiosas en este evento fueron de tal magnitud que su En 1995, se sancionó la nueva Ley de Edl(cación Superior, la
que, entre otros aspectos, ha sido resistida por dejar al arbitrio de
impacto sobre la formulación de políticas sectoriales fue prácti­
cada institución la fijación de sus normas de ¡¡dmisión y arance­
camente nulo.
lamiento, Por otra parte, durante la década (:!el 90, emergió un
Durante 1991-1995, el gobierno del Dr. Carlos Menem trans­
crecimiento anárquico de instituciones de edl¡lcación superior en
firió a las provincias los establecimientos de enseñanza media y
el Conurbano Bonaerense -ligado a presiones, caudillistas loca­
de educación superior no-universitaria bajo jurisdicción nacional
les- que ha perjudicado la educación de adu¡ltos al restarle fon­
siendo desde entonces los gobiernos provinciales responsable�
dos a la enseñanza no-universitaria.
de estos niveles educativos.
En 1993, se sancionó la Ley Federal de Educación que fue re­
Entre los estudiosos del funcionamiento y rendimiento del sis­
glamentada recién en 1996. Este instituto fija pautas generales
tema educativo durante las tres últimas décadas, hay consenso
respecto a un mejoramiento en los aspectqs cuantitativos, no
Pª �ª el funcionamiento del sistema educativo, ratificando el prin­
_ así en los cualitativos.
c1p10 de gratuidad de la enseñanza. También modifica la estruc­
En efecto, numerosas investigaciones han comprobado: a)
tura del sistema: el antiguo nivel primario de 7 años de dura­
la expansión de la cobertura del nivel primari, o,a casi la totalidad
ción es reemplazado por un ciclo obligatorio de diez años -la Edu­
cación General Básica (EGB)-, mientras que la anterior ense­ de la población; b) una mejora en el rendimfento en dicho nivel
ñanza media (de 5 a 6 años de extensión) es reemplazada por la y, por lo tanto, una mayor tasa de pasaje de la población hacia la
educáción secundaria. En conjunto, la población muestra una ele­
Educación Poli modal de tres años no-obligatorios.
Posteriormente, en 1994, se firmó el Pacto Federal Educati­ vación continua de su perfil educativo, lo que,significa que dismi­
v? entre el Estado Nacional y la mayoría de las provincias, me­ nuye el porcentaje de los que nunca asistieron d abandonan el sis­
tema con primario incompleto, aunque el grupp conprimario com­
diante el cual el primero se comprometía a aplicar políticas com­
pensatorias que posibilitaran a las segundas cumplir con las me­ pleto se mantiene estable. La expansión del aeceso a la educación
media es el hecho más relevante.
t �s e��ablecidas en materia de cobertura, infraestructura y capa­
c1tac1on docente. Pero, hasta nuestros días, aquellas metas es­ Sin embargo, en la década de 1980 los diagnósticos sobre las
tán lejos de haberse alcanzado, fundamentalmente porque el condiciones pedagógicas comenzaron a poner en evidencia la cri­
proceso de descentralización no fue acompañado por un aumen­ sis de calidad del sistema educativo, en ocasidnes respecto de pro­
to correlativo del gasto público en educación. Uno de los efec­ blemas endémicos: baja retención, problemas de aprendizaje, de­
tos neg�tivos d � estas refo rmas ha sido el aumento de la frag­ ficiencias en lectoescritura, cálculo matemático y desarrollo del
_ pensamiento lógico formal, exiguo bagaje de información y com­
�entac1on �el sistema: cada jurisdicción (a veces cada escuela) prensión en el campo de las ciencias.
tiende a aplicar un currículum distinto, lo que, a corto y media-

LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 63


62 SUSANA TORRADO
Estos procesos de deterioro progresivo en la calidad educativa Estas cifras también ilustran en parte las diferencias regiona­
fueron la contraparte de los problemas de la oferta -es decir, del de­ les y sociales en el acceso cualitativo a la educación.
terioro salarial, de la precarización de las condiciones de trabajo y Algunas jurisdicciones -las más desfavorecidas socialmente,
desempeño de los docentes y de la falta de actualización curricular­ como las situadas en las zonas extrapampeanas- continúan alber­
que se gestaron en los 70 y se acumularon desde entonces. gando mucha mayor cantidad de población en riesgo educativo. Se
Ante estas dificultades cualitativas del perfil educativo, la ex­ trata de aquellos segmentos que, estando fuera del sistema esco­
pansión cuantitativa expresada en más años de escolaridad resul­ lar, nunéa hsistieioha la escuela, tienen primaria incompleta o com­
ta un indicador altamente relativo. . pleta o, en el mejor de los casos, lograron alcanzar los primeros años

Más aun, si se observa específicamente el desempeño en la . :¡ de la educación secundaria. Se considera que esta población se en­
década de 1990, incluso algunos índices cuantitativos dan testi­ cuentra en riesgo educativo porque no ha podido apropiarse de los
monio de un cierto deterioro. Por ejemplo, en el Cuadro 13 se conocimientos, aptitudes y destrezas necesarios para participar
constata un notable aumento del porcentaje de la población de 13 en forma plena en la vida ciudadana y en el mercado de trabajo.
a 15 años que sufre algún atraso escolar: pasa de 17,6% en 1991 · Lo grave es que estas disparidades cuantitativas se refuerzan
· a 26,4% en 2001. Con mayor o menor intensidad este fenómeno poderosamente con desigualdades en la calidad de la educación a
tiene lugar en todas las regiones. la que acceden los distintos grupos sociales.

CUADR0,13 CUADR014
Porcentaje de población de 13 a 15 años escolarizada fuera de Porcentaje de jóvenes que no estudian ni trabajan, por edad y sexo
nivel (*). Total del p<1ís por regiones, años 1991 y 2001 Área Metropolitana, años 1974-2000
. ...
REGIONES 1991 2001 Sexo Edad 1974 1986 1991 1995 2000
TOTAL DEL PAÍS 17.6 26.4 Varón 15-19 5,8 1 1 ,9 13,7 23,2 10,7
Área Metropolitana 17,5 16,6
.
13.1 23.0 20-24 8,2 5,7 9,3
Ciudad de Buenos Aires
.n 7,0 91 1 1 ,8 20,5 13,7
.;
7.5 19.5 Total
Conurbano Bonaerense 1 4.5 23.7 19,1 25,2 19,7
Mujer 15-19 19,6 19,0
Región Pampeana 14.0 24.4 30,1 34,6 31,8
20-24 35,4 33,5
Región Subpampeana 18.5 27.0 24,2 29,9 26,1
Total 27,6 26,0
Región Cuyana 18.7 27.2
Región Patagónica Total 15-19 12,9 1 5,5 1 6,3 24,1 15, 1
19.8 29.9
Región Comahue 20-24 22,4 21,1 19,9 26,1 24,5
25.7 33.7
Región Noroeste Total 17,7 18,1 17,9 25,1 20,0
23.2 28.4
Región Noreste 30.0 34.0
Fuente: Elaboración propia en base a !NDEC�EPH
Fuenté: Elaboración propia en base a !os censos de 1991 y 2001.
(*} Porcentaje de población de 13 a 15 años escolarizada en el Nivel Primario (1991) o en fos siete
primeros años de la Educación Genera! Básica (2001 ).

64 65
SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE
i
i

1 ! secuencia de ello, se produjo un nota


en las grandes ciudades. Estos hec
ble Jrecimiento en vertical
hos di ramizaron el mercado
1 1, ecer nptablemente la calid�d
1 inmobiliario pero a costa de empobr
vas disr;i1inucio� �s de espac10,
de tas construcciones, imponer nue
reduyir al mm 1mo Ios espa-
eliminar equipamientos colectivos y '
cios comunes. '; , , .
refo rzar on dur ant e el mo delo de a1us -
Estas orientaciones se
ó el retiro del Estado _de la
te. En 1976, el régimen militar consum , ,
tiem po, liberó los alquileres
5. VIVIENDA Y HÁBITAT construcción de viviendas. Al mismo
me1idas de desalojo de las
Derrocado en 1955 el gobierno justicialista que había tenido una y llevó a cabo drásticas y compulsivas
muy activa participación en el área de la vivienda popular, hasta villas del área capitalina.
1
oies a 1983, inme :so� en
Los gobiernos democráticos posteri
l
1975, con cada gobierno se modifica la acción pública en este cam­
¡
.¡ logrado; recuperar, al_f1n� hzar
po. Según su signo, cada cual adoptó medidas contradictorias res­ profundas crisis fiscales, no habían
pecto a dos cuestiones: derogación o no de la ley que había con­
('' el siglo XX, una acción significativa
en el ¡proble1:'.a hab1tac1onal
se int¡¡rrum� 10 el proceso de
gelado los alquileres; erradicación o no de las villas de emergen­ argentino. Al cesar el apoyo estatal,
t quedando librada la concre­
cia que se habían constituido en la primera forma del habitar urba­ masificación del habitar moderno,
ibiliqades y recursos de ca-
no de los migrantes internos, sobre todo en el Área Metropolitana. j ción de una vivienda digna a las pos
Durante 1955°1975, fue continuo el apoyo gubernamental a da usuario. , i • , .
un desmantelamiento
las grandes empresas constructoras de infraestructura y de con­ En suma, entre 1976 y 2000, se verificó
el pasado operab�n para po­
juntos habitacionales llevados a cabo con financiamiento público completo de tas instituciones que en
intos'estratos sociales.
(por ejemplo, en un primer momento, a través de la Comisión Na­ 1 sibilitar el acceso a la vivienda a dist
e 1los recursos del FON�­
cional de la Vivienda creada en diciembre de 1955 y, más tarde, a ¡ Primero, se redujeron drásticament
a previsional Y a las provm­
través del Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI) creado en 1972). ¡ VI para transferir sus fondos al sistem
s no-habitacionales.
También se fomentó el surgimiento y consolidación de empresas ci�s, donde fueron usados para fine
cario como prest�dor d'.'
l
de ahorro y préstamo para la vivienda y de las secciones hipote­ Segundo, se eliminó al Banco Hipote
:i
'1

medios, con alguna disponi­


carias en los bancos privados. Estas diferentes medidas tenían en créditos para sectores de ingresos
ente seilo privatizó. En conse­
común el abandono del principio del subsidio y la primacía de la bilidad de ahorro; en 1997, directam
e había sido central en la pro­
idea de construir viviendas compatibles con la capacidad de pa­ cuencia, el rol de esta institución --qu
ser nulo.
go de cada sector de la población. moción de la vivienda social- pasó a
de 1 Ia Nación fue desplaza­
El auge de la construcción en propiedad horizontal se registró Tercero, ta Secretaría de Vivienda
trol;fündamentalmente por
en la década del 60 y comienzos de los 70, y se basó en el apoyo da de su misión orientadora y de con
encias la las provincias.
del crédito oficial a los planes de ahorro y préstamo. Como con- ta transferencia de fondos e incumb

66 SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE


El número de población residente en villas en la ciudad era de
Todo esto dejó en manos de ONG la ayuda para autoconstruc­
13mil personas en 1983, 51 mil en 1991 y 77 mil en 1 999. Sin du­
ción o la facilitación del crédito. Otra de las facetas privatizado­
da estas cifras (por razones metodológicas) subestiman la real
ras del modelo.
magnitud del fenómeno, pero son confiables para marcar su rit­
La principal consecuencia práctica de estas políticas fue que
mo e intensidad.
gran parte de los hogares perdieron la posibilidad de acceder a
Por otro lado, en el polo opuesto de la estructura social, el ajus­
una vivienda decente, aumentando por ende el déficit habitacio­
te favoreció la ápárición de un fenómeno relativamente nuevo:
nal. Según el censo de 2001, en Argentina tienen problemas de vi­
la voluntaria segregación espacial de los estratos sociales que más
vienda (antigüedad, reciclamiento, hacinamiento, materiales pre­
se beneficiaron durante el proceso.
carios, zona circundante inhabitable) alrededor de 3,5 millones de
En efecto, e l acrecentamiento de la desigualdad social y de
hogares, lo que equivale a un 33,5% del total de hogares. La­
la inseguridad ciudadana, la retracción -por renuncia o ineficien­
m �ntablemente, deficiencias de la información disponible no per­
cia- del Estado de ciertas funciones cruciales, impulsaron la emer­
miten comparar estas cifras con las de 1991.
gencia o aceleración del desplazamiento de población acomoda­
En realidad, lo acontecido en el área de la vivienda y el hábi­
da hacia urbanizaciones privadas, las que en cierta maneni cons­
tat durante el modelo aperturista constituye uno de los hechos
tituyen foFmas de segregación novedosas respecto a la anterior
más emblemáticos de la polarización social emergente.
experiencia argentina.
Po run lado, e l ajuste prolongó la tradicional tendencia a ex­
cluir a lós pobresdel acceso a viviendas decorosas. Los pocos da­
tos que podemos presentar a este respecto son los del Cuadro 15
que se refieren s9lo a la Ciudad de Buenos Aires, pero son con­
tundentes. · .·

CUADR015
Población residente en villas de emergencia (miles)
Ciudad de Buenos Aires, años 1983-1999

INDICADOR 1983 1991 1993 1997 1999

Población .
en villas de emergencia {miles} 12,6 50,9 62,9 65,6 76,9

Fuente: Anuario Estadístico de la Dirección de Estadísticas del GCBA.

1
1

LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE


68 SUSANA TORRADO
D esd e l u ego, el asen tamiento
diferencial de fas clases
t ratos sociales en e l espacio u r y es ­ Ello s upu so un a f ragmentación más evidente ide las antiguas dife ­
bano no comenzó a m
los años 70: las villas de em ediados de
ergen cia y las á rencias internas de la clase media en su conjunto y, paralelamente,
reas u rba n as c
les degradadas testimonian la
desigualdad qu e s ufrió la
entra­
por parte de los menos afectados, la adop��ón de comportami��tos
argentina en u n pasado no mu
y remoto. Lo característico
s ociedad qu e los diferenciaran tajantemente de los sectores populares .
va se�regación es la tendenc
ia a agravar la fractu r
de fa n u e­ Una de tales conductas fue p recisamente la búsqueda de n u e­
vas fo rmas de consumo del espacio urbano accesibles sólo a los es­
_ a pa cial qu e
se deriva de l p rop
io agravamiento de la fra
es
c tu ra social. So
ra las clases altas y me dia
-altas las qu e lideran el mo
n aho-
t ratos sociales superiores. En ese sentido, la rápida expansión de las
jándose de la ciudad hacia vimiento ale­
urbanizaciones privadas es la expresión de un an helo acuciante de
fo rmas residenciales ce
a u na sociabilidad hacia r rad as volc;das
aden tro. diferenciación social, viabilizado a través del acceso diferencial Y res­
de la autoseg regación es
Por cierto, el fenómeno tringido a formas de habitación que asegur� n una m�Yº; �istancia
pacial de los
social y la constitución de barreras físicas cada vez mas ng1das.
e ratos su eriores
5'. � ex iste desde antiguo en las gra
De sde el punto de vista de la estructura global, el proceso re­
lati noamerican as. La origi n d es metrópolis
n alidad arg enti
n a es que , comp
mente, el mismo se manifi
esta más tardíam
arativa­ forzó la creciente segmentación y el abandono de antiguas formas
ente y en e l co
u n a sociedad con mayor ntexto de
cohesión social y con m de sociabilidad y reproducción social. Aunt¡i!J e los efectos de este
c�s Y cultu rales que otros e no clivajes étni­
reciente proceso de polarización social aú n nó están co°:pletarne� ­
s
países del continente. En
plia Y heterogénea clase el pasado, la am
­ t e defin idos, pu ede afirmarse ya que comportan cam �1os n�gatI­
toda de humilde ori­
media argentina -casi
o de la movilidad social
gen europeo Y prod uct vos trascendente s re specto a las antiguas representacion es igua­
ascendente de se ­
gunda, tercera o cuarta
gen eración- pudo transita litarias de la sociedad argenti n a. El procesó de socialización de los
colares (la es cuela públi r por espacios es­
ca) y residenciales {el barr niños, crecientemente privado y endocé ntricb; la individuación o­

cia! negativa; el incremento de la distanc ia cultural e�tre con nacio­
io) comparativa­
n:i ente menos polarizados que en el resto
de América Latina. La d e­
nale s; fa i ncipiente eme rgencia de una ciudadanía pnvada; la mer­
sigu aldad Y la
_ polarización social que in
Partir de 1976 -exacerbada duc e el modelo d e
ájus te a _
cantilización de los lazos sociales; el crecie nte alejami ento de la
s e n la década
zando e sas representacio d el 90-fueron
desvalori­
nes sociales y creencia e n la acción del Estado (en todos SU$ niveles); la construc­
to de s u propia historia. culturales que era
n produc­
ción pre juiciosa de la relación co n el "otrb", :odos ello� son ele ­
Como señalamos en otro .
. lugar, durante el ajuste, fa mentos qu e implican la progresiva cons tn!lccIon de relac'.o nes s�­
s clases me ­
� � u rba na� experimentaron u n e
1 s
ciales mucho menos igualitarias que las qy e había conocido tradi­
c1on de lo n iveles de bi
mpobrecimiento relativo (r .
educ­
� enestar, sin caer
por debajo de fa línea de p cionalmente Argentina.
breza), o bien u n empo o­
brecimiento absoluto (trans

I
vos pobres", por caída fo rmac ió n en "nue­
de bajo de la línea de pobr
6. PREVISIÓN SOCIAL
eza). Sólo fas
· ·•
medias s upe riores se capas
ben eficiaron de l modelo
der a la posición de los y pudie ron ascen ­
estratos tradicion En 1980 se cr eó la S e cretaría de Se guridad Social (SSS), orga:•
almente más privilegiado
s. nismo qu e se constituyó en el i nterlocutor estatal en todo

70
SUSANA TORRADO
LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE
rente a la previsión y a los servicios de salud, acordándose l e dis­ edad de jubilación se extiende a los 65 años para hombres y 60
crecionalidad para fijar los r e quisitos d e acce so al siste ma y el para mujeres, con un m ínim o de 30 años de aportes; c) los asala­
nivel de los habere s jubilatorios: e l resultado fue un aumento con­ riados aportan sobre su salario total y los au_tónomos sobre una
siderable de l gasto previsional. e scala de renta presunta que e l eva sustancial m ente la carga pa­
También en 1980 se eliminaron las contribuc iones de los em­ ra los sectores de bajos ingre sos; d) la recaudación de todos los
ple adore s al sistem a jubilatorio, previéndos e su reemplazo por i m pu.e�to�,91Jt s� 0efectúan sobre l a nómina salarial que da a
una part e de l indire cto I m pue sto al Valor Agregado (IVA). Los cargo de la Adm inistración Nacional de l Se guro Social (AN­
argum entos que justificaron esta medida serían re tom ados va­ S eS); e ) se e stablece un complejo sist e m a de cálculo de los ha­
rias veces en el futuro: el gobierno pronosticó que la baja del cos­ bere s jubilatorios, con m íni m os garantizados por el Estado; f) se
to laboral induciría l a cre ación de e mpl eo y mayor comp e titivi­ e stablecen criterios para obten er prestacione s no contributivas a

dad internacional. partir de los 70 años, y g) el Estado o las AFJP aseguran montos
Durante 1983-1989 no hubo modificaciones de importancia en m íni m os por invalidez y m u ert e.
.-
el régim en previsional. Cab e mencionar, no obstante, que como Más tarde, se autorizó legal m ente a los jubilados a seguir tra­
el pronóstico ant es m encionado no se cumplió, las contribucio­ bajando y se acordó al gobierno el poder de actualizar los habe ­
nes patronal es fueron re implantadas y paulatinamente aum enta­ re s en función de las disponibilidade s presupuestarias, lo que sig­
das de sde 1 984. nificó en la práctica su cong e lam iento nom inal y su deterioro real.
Fue el nuevo gobi erno justicialista e l que inicia la re tracción La idea última de esta reform a previsional e s que el nuevo sis­
pub �ica en el �iste ma Nacional de Previsión Social (SNPS), la que t em a sea lo más estrictamente contributivo posible, de forma tal
s� hizo en vanas etapas. El primer paso es contemporáneo del ini­ que impida el ingreso a quienes no tienen capacidad de aporte du­
cio del Plan de Conve rtibilidad (1991), y consistió en hacer que, en rante su vida activa. De estos últi m os se haría cargo el Estado a
los h echos, e s e sist e m a pasara a dep e nder d e l Minist e rio de través de programas asistencial e s dirigidos a "los más pobres en­
Econom ía. Es e m ismo año, se transfieren al siste m a los fondos tre los pobre s". Y e llo a pesar de que estudios emprendidos por
que ant es se de stinaban a la pro m oción de la vivienda popular el propio gobierno dem ostraban que los ancianos eran los m iem­
(FONAVI). Más tarde se l e reasignaron recursos de rentas genera­ bros más re legados en el núcleo fa m iliar y que e se tramo etario
/e� Y fondos provenientes d e la profusa privatización de empresas constituía uno de los más importante s bolsones de pobreza.
_ _
pub l1cas. Final m ente , e n 1993, se sancionó la Ley 24.241 que creó Respecto al funcionam iento del siste ma propiamente dicho,
_
el Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones. la reform a de 1993 potenció los problemas de l antiguo régimen.
Las principales características del nuevo orden son las siguien­ Durante la década de 1 990, se redujo e l número de aportant e s
tes: a) convivencia de dos siste m as entre los que el trabajador efectivos (por desempleo, empl eo asalariado no registrado, o eva­
P �ede o�tar: e l Régi m en Previsional Publico, de reparto; e l Ré­ sión entre los trabajadores autónomos). Por otra parte, la contrac­
g � men Mixto de Capitalización individual en las privadas Adm i­ ción de los aportes en el régi m en de reparto, la derivación masi­
nistradoras de Fondos de Jubiladones y Pensione s (AFJP); b) la va de aportante s hacia las AFJP y la paralela reducción de las con<

72
SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE
tribucíones patronales convergieron en el aum
ento del déficit CUADRO 16
del sistema, con el resultado de agravar el déficit
tanto, de tornar incierta su capacidad de pagar los
y,
fiscal por lo Población de 55-64 años y de 65 años y má::;,¡por sexo: números
usuarios con derechos acreditados. El resultad
beneficios a los absolutos; tasas de actividad; porcentaje de)jubilados; porcentaje
cia el año 2000, más del 50% de la PEAtenía
o global es que, ha­ con cobertura de salud.
dad de no poder jubilarse en el futuro o bien
muy alta probabili­ Total del país, años 1991-2001
de jubilarse con in­
gresos ínfimos.
INDICADORES Población 55-64 años i POblación 65 años y más
Respecto al bienestar, la situación de
las personas mayores 1991 2001 Variación 1991 2001 Variación
se degradó notoriamente, tanto por el
_!

deterioro del sistema total i total


previsional como por la situación del AMBOS SE�OS
mercado de trabajo (Cua­ ... . ·• . ..•. ... •. · . . . . ... - •· .• , •
dro 16). -ª-�11,m'.�i9!1�B!9.!�1nt,t�I#&g�J:�:X2ái?Y"'�úii;:Z::1.��:ft.l :mil:_¿4;�f!?i%?1r�Ji'.:1s
Primero cayó la cobertura de las per i
sonas aptas para jubi­ Tasa de actividad (o/o) 49,2 55,5 6,3 16,7 15,6 -1,1
larse. En el grupo etario 65 años y más Porcentaje de jubilados 33,1 21,0 -12,1 •75,1 70,5 -4,6
(sexos reunidos), en 1991, Porcentaje
el 75% de la población (2,173 millon
es) percibía haberes jubila­ con cobertura de salud 74,8 60,4 -14,4 ' 88,0 81,3 -6,7
torios, mientras que én 2 0 0 1 ese ind
icador disminuyó al 7 0 % VARONES
(2,530 millones). La reducción rela
tiva fue bastante mayor en­
tre los hombres (- 8,8 puntos) que ent
re las mujeres (- 1,5 puntos). Tasa de actMdad (%} 72.7 74.9 26.0 -1.5
En este grupo, en 200 1 había 1. 10 0
.000 personas que carecían Porcentaje de jubilados 29.8 16.0 73.2 -8.8
de haberes. Porcentaje
con· cobertura de salud 70.8 55.2 -15-6 87.4 78.4 -9.0
En el tramo 55-64 años, la disminución
de la cobertura previ­ MUJERES
sional es mucho más acentuada dad
o que la edad jubilatoria va­
rió entre 1991 y 20 0 1: en el total de
población de esa edad, la dis­
min uci ón de la cob ertu ra en el lap Tasa de actividad (%) 28.3 38.1 9.8 9.0 as -0.5
so intercensal fue de - 12, 1

1
Porcentaje dé jubilados 36.0 25.4 -10.6
puntos (-13,8 para los hombres y -10, 70.1 68.6 -1.5
6 para las mujeres). Porcentaje
Esta retracción en el número de ben con cobertura de salud 78.3 65.1 -13.2 88.4 83.3 -5.1
eficiarios entre 199 1 y
2 0 0 1 fue tan pro nun ciad a que , a
pes ar del not orio env eje ci­ Fuente: Redondo, 2004.
miento demográfico, el número de
los que percibían haberes en­
tre ambas fechas es aproximadame
nte el mismo (unas 3, 1 millo­
1 nes de personas). Complementariamente, la tasa de aptividad -es decir, el

1 porcentaje de personas que trabajan o bus¡::¡¡n trabajo-- aumentó


en el grupo 55-64 años: 6,3 puntos en el to1tal; 2,2 entre los �aro­
nes y 9,8 entre las mujeres. Por otra parte, ¡en el grupo 65 anos y
_
más, el número de activos apenas si disminuye durante esa des

74
SUSANA TORRADO
LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE
cada. Dicho de otra manera, un número muy impo rtante de per­ En 1 990, estas prestaciones se dividían en tres grupos. Perió­
sonas mayo res no sólo no accedió a l a jubilación sino que de­ dicas mensuales: asignación po r cónyuge; por hijo de hasta 1 5
bió continuar t rabajando. años o 21 años si estudiaba; por familia nu'merosa (un adicional
En lo que c_oncierne a l o s haberes de l os que sí log raron ac­ po r cada hijo a parti r del tercero, como efecto de la orientación
ceder al beneficio, el panorama es aun más desalentado r. Entre pronatalista de la p restación); por esco laridad p rimaria, media y
1991 Y 2001, no sól o n o c recieron los ya magros mo ntos perci­ superior (por cada.hijo concurrente a cada nivel). Periódicas anua­
bidos, sino que el haber mínimo cayó en términos reales, aumen­ les: vacacÍon�s y ayuda escolar p rimaria. No periódicas: asigna­
tando la disparidad en la dist ribución. En 1998, el haber mínimo ción p renatal a la muje r embar azada; po r nacimient o o adop­
-que e ra percibido po r una amplia franja de l os jubilados- alcan­ ción; po r mat rimonio (esta ú ltima como estímulo a la legalización
zaba a $ 150, Y este monto, en valores constantes, rep resentaba de las uniones).
67% del que recibían en 1991. En 1991, se disolvió la Caja de Asignaciones Familiares y el
Como resultado de todos estos hechos, la incidencia de fa sistema quedó bajo el control del Ministerio de T rabajo y Seguri­
pob reza en la población jubilable aumentó d ramáticamente. En dad S ocial. Diversas medidas redujeron las cont ribucio nes que
o ctub re 2002, 30% d e l o s mayores de 65 años e ran pob res y 7% esa Caja recibía en el pasado, con el resultado de un persistente
indigentes. Si se observa el g rupo de ancianos mayo res de 70 deterioro del valor de las p restaciones.
años el 29% n o tiene cobertura p revisional, un 18% de ese gru­ A parti r de 1 996, se modifica la naturaleza del programa. Los
po vive en hoga res indigentes y más del 50% en hoga res po­
_,
pasivos pasan a un régimen no contributivo, recibiendo sólo las
b res. asignaciones por cónyuge, por hijo menor y por hijo con discapa­
, Por l o demás, en la década del 90, el proceso dejó sin cobertu­ cidad. A los activos se les eliminó la asignación por cónyuge, ba­
ra de salúd a unas 775.000 personas mayores de 54 año s (450.000 jándose a 1 4 años la edad máxima de los hijos con derecho a pres­
en el grupo 55-64 año�; 325.000 en el grupo 65 años y más). tación. Lo más impo rtante, sin embargo, es que las asignaciones
pasan a estar condicionadas por el nivel de remuneracio nes d_el
asalariado: a) ahora sólo tienen derecho a percibirlas aquellos cu­
7. ASIGNACIONES FAMILIARES yo sueldo sea inferior a $ 1.500; b) por debajo de esta cifra se di­
En este rubro -de notoria importancia para la o rganización fami­ vide a los beneficiarios en una escala de tres niveles salariales, en
liar-, la continua incorporación de pasivos beneficiarios de estas cada uno de los cuales se percibe un monto diferencial por hijo,
,¡ p restaciones, tanto durante 1976-1983 como durante 1983-1989 por hijo con discapacidad y por asignación p renatal (menor cuan­
,/ sin un correlativo aumento de cotizantes -sumada a la transferen� to mayor sea el nivel). Estos cambios modifican los objetivos del
¡ cia de recu rsos de estas Cajas para financiar otras políticas s o - programa: en la práctica éste se convierte en un resorte de la po­
il
f.
ciales-, comenzó a deteriorar el valo r real de los beneficio s. En lítica salarial, ya que ahora los asalariados sólo demandarán au­
ji
. 1 988, la canasta de asignaciones familiares de una familia tipo
mento de sueldo, si este aumento es superio r a lo que dejen de
11
equivalía al 20% de la que gozaba en 1 970. percibir por asignaciones familiares.

76
SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE
Z
r(?
, '�'� Otro """"'º �•ooo 'º"'" fucmM de soiid•ddad ,,.,,,;� CUADRO 17
tentes y, consecuentemente, de f avorecimiento de la fractura so­ ,·
Tasa de delincuencia (*) por 100.000 habitantes
· cial. Si no e l más grave, quizás el más perverso. Total del país, años 1990-2002
Sin embargo, el principal problema del programa es que sólo
"''.
' acceden a compensaciones por cargas de familia los asalariados : '
TASAS
AÑO
registrados, mientras que el resto de los trabajadores no tiene nin-
AÑO TASAS

gún beneficio. De hecho, en la Argentina del ajuste los niños/as pa­


2.288
'

, 1990 1 .722 1997


2.555
saron a valer distinto según la relación laboral de los progenitores.
1991 1.484 1998
1.553 1999 i 2.904
1992
Esto es particularmente grave en el caso de los sectores pobres, 1993 1 .650 2000 3.051
'

por cuanto registran mayores cargas de f amilia y, én general, se


1.828 2001 3.182
1994
3.576
desempeñan en trabajos informales sin coberturas sociales.
1995 2.043 2002
1996 2.166
E l mont o y la natur aleza de las asign acion es familiares no
1
'
cesaron de ser modificados hasta convertirse, en la práctica, en Fuente:Ministerio de Justicia. Dirección Nacional de Política Crimir a\.

un mero paliativo de situaciones de pobreza extrema. Esta tenden­


(*) Hechos de!ictuosos por 100.000 habitantes.

cia se agravaría notablemente en los años 2000 y 2001 .

En 1 990, a nivel nacio nal, se contabilizaron 1 .722 delitos por


e se
cada 1 00.000 habitantes. Esta cifra es más del doble de la q �
registraba en 1980 (800 delitos) y es la mitad de la que se re� 1stra­
8. INSEGURIDAD CIUDADANA
Existe una relación directa entre la aplicación del ajuste neolibe­ s, la
ría en el añci 2002 (3.576 delitos). O sea, en el ,lapso de 20 _an �
ral, la extensión de l a pobreza y e l desarrollo de la violencia ur­ ica­
tasa de delinc uenci a se cuadruplicó holgadamente. Es signif
bana que experimentó nuestro país en las últimas décadas, espe­
tiva la aceleración que se percibe en los.años 2001 y 2002, cuan­
cialmente desde la segunda mitad de los 90. za a
do la salida de la conve rtibili dad l levó los ;índic es de pobre
Lamentablemente, esta circunstancia es muy difícil de docu­
niveles inimaginables. . : : . .,
mentar debido a las conocidas falencias de las estadísticas del s
En el aumento de la delincuencia, sobre todo entre los ioven:i
área. El propio Ministerio de Justicia alerta acerca de la "cifra ne­
-además de la marginación y la carencia d,e políticas asistencia­
gra de la criminalidad" (aquellos delitos que por múltiples razo­ a la
les eficaces-, influyó de manera decisiva otro elemento: f:ente
nes no llegan a ser registrados) y acerca de la importante subes­ n una
agitación social, al menos hasta 2003, los gol:¡iernos ��um1er�
timación estadística en las series disponibles. l. E n
actitud represiva que reforzó y completó 1 � �xclus 1on socia
No tanto porque capten la evolución real del fenómeno, cuan­ nt el
efecto, las políticas de represión actuaron como comple n:i � � �
to porque dan una idea del ritmo de su evolución, presentamos s1on f1s1ca
proceso de exclusión por dos vías: a través de la repre
en el Cuadro 1 7 e l número .de hechos delictuosos por 1 00.000 ión de
directa y a través de su rol en e l proceso de con�trucc
habitantes, entre 1990 y 2002. por Pe1rvet-,
gura del delincuente como un individuo que delinque

78
SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE
sidad. Dicho de otra manera, la estigmatización del delincuente ten­
dió a oscurecer el origen social del fenómeno de la violencia y lo
redujo a una cuestión de perversidad individual. Por lo general, la TERCERA PARTE
opinión pública aprobó (comprensiblemente) este accionar, debi­ EFECTOS SOBRE
do a que gente común era colocada cada vez más en el lugar de
víctima. Pobres atacando a pobres o a apenas menos pobres. LA ORGANIZACIÓN FAMILIAR
Otro hecho crucial en este campo fueron las prácticas que
incorporaron las fuerzas policiales durante 1976-1983, sobre todo
en el Conurbano Bonaerense. En efecto, la arbitrariedad de su ac­
cionar fue profundamente exacerbada durante la dictadura, cuan­
do fueron utilizadas como un actor central de la represión. Este
hecho las marcó profundamente al hacer propios y habituales dos
tipos de acciones: a) la profundización de métodos ilegales de
represión (que no fueron abandonados automáticamente con el
advenimiento de la democracia); y b) hacia adentro de la fuerza,
la práctica de imponer un canon a los subordinados para garan­
tizar impunidad frente a la ley en la comisión de actividades ilega­
les (Juego clandestino, prostitución, tráfico de drogas, secuestros).
Por otra parte, en democracia, este esquema involucró también a
sectores del poder político, sea para usufructo personal, sea pa­
ra financiar actividades políticas o crear/reforzar clientelismos.
En suma, la violencia actual en Argentina no puede entender­
se como el resultado de decisiones personales de individuos ais­
lados. Más bien es producto de una serie compleja de procesos,
en parte económicos, en parte políticos, en parte culturales. La ge­
neralización de la violencia delictiva surge porque la exclusión so­
cial cercena la posibilidad cotidiana de subsistir y porque a los de­
lincuentes (sobre todo a los jóvenes, protagonistas principales del
fenómeno) les es imposible percibir su vida como un proyecto per­
sonal que trascienda el aquí y ahora. Carecen de un horizonte fu­
turo y apenas tienen un presente de subsistir a como dé lugar. No
fes importa matar porque no les importa morir.

80 SUSANA TORRADO
1 . FORMACIÓN Y DISOLUCIÓN DE UNIONES
Diversos rasgos definen la nueva dinámica del mercado matrimo­
nial argentino en las últimas décadas: aumento de la edad de ca­
samiento, sobre todo en las mujeres; disminu'ción de la diferencia
de edad entre los cónyuges; incremento de la !incidencia del divor­
cio y la separación; desafección por el matrirrionio religioso. Pero
el fenómeno más impactante es el progreso de la cohabitación.
Este comportamiento asume dos modalidades• (ambas en expan­
sión): de prueba, cuando constituye la vía de entrada a una prime­
ra unión que luego es eventualmente legalizacila'; perdurable, cuan­
do es elegida como forma permanente para la primera unión o pa­
ra la reincidencia nupcial.

CUADRO 18
Razón de consensualidad de las uniones (*) en la población femenina
Total del país, Ciudad de Buenos Aires y Conurbano Bonaerense,
:
años 1960-2001

JuriSdicciones Mujeres- de 14 años y níás JYIUjeres de 25�29 años

1960 1980 1991 2001 1960 1980 1991 2001

Total del país 7,4 11,5 18,0 27,3 8,3 ; 13,0 22,3 42,7

Ciudad de Bs. As. 1,5 8,6 13,7 22,9 1,t; 9,8 19,8 46,2
¡ ¡ .
Conurbano
Bonaerense 4,6 10,3 17,9 28,2 7,$ 1 1,9 23,1 45,5

Fuente: Censos de población de 1960, 1980, 1991 y 2001.


{*) Porcentaje de mujeres unidas con respecto al total de mujeres eri pareja en cada grupo de edad.

En su conjunto, la incidencia de la consenl,Lialidad ascendió sin


interrupción desde mediados de la década d� 1960, experimentan­
do una notable aceleración desde el inicio de los 80. Estas tendencias

LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE


no son diferenciales según estratos sociales-aunque lo más notable
del tamaño final de las familias. El promedio de nacimientos por
es la masiva adopción de la consensualidad por parte de las clases
mujer a los 50 años era igual a 3, 1 en 1970, 2,9 en 1991 Y 2,4 en 2001.
medias urbanas, un fenómeno otrora privativo de las clases bajas-,
El cambio más espectacular en este dominio -como directa
y aunque evidencian cierta dependencia de factores culturales, son
consecuencia de la generalización de la consensualidad- fue la rá­
muy sensibles respecto a determinantes políticos y económicos; por
pida progresión de los nacimientos extramatrimoniales: en el total
ejemplo, respecto a la desocupación y a la precarización del empleo,
de los ocurridos en el país, los mismos constituían 24% en 1 960,
dos potentes disuasores de la formación y legalización de uniones.
38% en 1 990 y 53% en 1 998. Nótese que en su mayoría estos na­
Uno de los elementos que explican estos cambios es el espec­
cimientos fueron reconocidos por el padre inmediatamente des­
tacular progreso en la situación social de la mujer, que conllevó un
pués de su inscripción.
cambio radical en la relación social. entre los géneros. Este fenó­
Desde el punto de vista de la equidad social, uno de los princi­
meno .:..Sin duda el de mayor trascendencia- se manifiesta por diver­
pales problemas que afectaron la procreación fue la orientación
sos canales. Por la generalización de la matrícula escolar femeni­
de las políticas sobre salud reproductiva. Nuestro país tiene una lar­
na, hasta sobrepasar incluso a los hombres en los niveles superio­
ga tradición de incentivación pronatalista por parte de sus gober­
res. Por la masiva incorporación de las mujeres al mercado de tra­
nantes. El tercer gobierno justicialista (1973-1976) fue aun más le­
bajo, con frecuencia en puestos que permiten el desarrollo de una
jos en este campo: por primera vez en el país, de manera explícita,
carrera ocupacional y que, por lo tanto, implican un alto "costo de
sanciona medidas coercitivas respecto al derecho individual de re­
oportunidad" si deben ser abandonados por las tareas reproducti­
gulación de la fecundidad. Hasta ese momento, la legislación pro­
vas y domésticas. Por el acceso a métodos anticonceptivos de altí­
natalista había operado a través del establecimiento de (escasos)
sima eficacia y de control femenino (píldora, DIU): en efecto, la re­
incentivos que, por lo demás, poco efecto habían tenido en la mo­
gulación autónoma de la fecundidad permitió a las mujeres iniciar
dificación del comportamiento de las parejas, puesto que la fecun­
tempranamente su vida sexual evitando el riesgo de concepciones
didad continuaba su ininterrumpido descenso. Así, se promulga en
· prenupciales, dos elementos que vaciaron al matrimonio de una de
1 974 el Decreto 659, que dispone el control de la comercialización
sus funciones iniciáticas: el comienzo de la sexualidad fe menina. Di­
y venta de productos anticonceptivos y la prohibición del desarro­
cho de otro modo, al disminuir la dependencia de las mujeres, el
llo de actividades relacionadas directa o indirectamente con el con­
matrimonio pierde el carácter "protector" que revestía antiguamen­
trol de la natalidad. Esta disposición no fue significativa en lo que
te, conllevando una mayor igualdad en las relaciones de pareja y un
respecta a la libertad de comercialización, pero sí fue drásticamen­
cambio en los roles tradicionales.
te eficaz en obstaculizar el conocimiento y acceso a métodos mo­
dernos (e incluso tradicionales) a los grupos sociales más desfa­
vorecidos de todo el espectro social (que eran también los de ma­
2. LOS HIJOS Y LA REGULACIÓN DE LA FECUNDIDAD
yor fecundidad), ya que impidió la prestación de servicios de plani­
Durante el período 1 976-2000, se prosiguieron las mismas tenden­
ficación familiar dentro del hospital público e, incluso, en las obras
cias que en los dos lapsos precedentes: una gradual disminución
sociales (con usuarios de clase media baja y de clase obrera esta-

84
SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 85
ble). De tal suerte que sólo las capas sociales con niveles de ingre­
sos suficientes para acceder a la medicina privada contaron desde
entonces con atención médica especializada en este dominio.
La dictadura militar, por su parte, promulgó en 1977 el Decre­
to 3.938, denominado Objetivos y Políticas Nacionales de Pobla­
ción, en cuyos considerandos se señala que "el bajo crecimiento
demográfico y la distorsionada distribución geográfica de la pobla­
ción constituyen obstáculos para la realización plena de la Nación,
para alcanzar el objetivo de 'Argentina-Potencia' y para salvaguar­
dar la Seguridad Nacional". En consecuencia, se reforzaron los obs­
táculos coercitivos a la planificación familiar que había instaura­
do en 1974 el gobierno justicialista.
Recuperada la democracia, el gobierno radical, en 1987, dero­
gó el Decreto 659/74, pero no elaboró la imprescindible normati­
zación de servicios de planificación familiar en el sector público.
Paralelamente, emergieron movimientos sociales reprimidos
durante la dictadura (por ejemplo, los grupos feministas), y el te­
ma de la planificación familiar comenzó a plantearse en el marco
más general de los "derechos reproductivos", un capítulo espe­
cial de los derechos humanos. Durante la década de 1990, se fre­
nó todo avance en la legislación y en la práctica relativa a la salud
reproductiva. Recién en 2002 se sancionó una ley específica que
posibilitó la progresiva implementación de servicios en los hos­
pitales públicos.
Lo sorprendente en el campo de las ideas y la normativa so­
bre la natalidad en Argentina es la unanimidad con la que gober­
nantes, dirigentes políticos, intelectuales, religiosos, militares, em­
presarios y militantes izquierdistas -con filiaciones contradictorias
y a veces antagónicas-argumentan en pro de la natalidad y/o en
contra de la planificación familiar, sin reflexionar acerca de lo que
está realmente en juego: entre otras cosas, la vida de los más
pobres entre los pobres, es decir, las mujeres pobres.

86 SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE


3. LA COMPOSICIÓN DE LOS HOGARES Y LAS FAMILIAS jos anteriores a la unión actual aportados por la mujer); en la di­
A modo de apretada síntesis, puede decirse que los cambios en fusión de las uniones consensuales en detrimento de las legales.
las '.endencias �e la mo rt_alidad, la nupcialidad y la fecundidad pro­ La disminución de la fecundidad final de las mujeres se tradu-
_
ducidos en las ultimas decadas se han cristalizado en modificacio­ . ce en un menor tamaño final de las familias, lo que comporta la
nes sustanciales en la organización f amiliar, entre las cuales enu­ reducción del número de hermanos por niño. El hecho de que la
meramos aquí las principales. misma se concrete a través de dos o más uniones conduce al in­
crementó dé' l6s'f1 i/íbs que tienen medio-hermanos. La progresi­
°
CUADRO 19
va desaparición de las familias extensas también disminuye el ta­
Distribución (%) del total de hogares
conyugales según su tipo maño de los hogares y e l tipo de parientes presentes en el ho­
Total del país, años 1970-2001
gar. Y todos estos factores en conjunto tienden a cambiar signifi­
cativamente el contexto familiar en el que se socializan los niños
de las nuevas generaciones.
Total de hogares Total hogares conyugales
Año Total Uniper- Multiper- No-con- Conyu- Flia. Ria.
hogares sonales sonafes yugales gales TOTAL
completa monopar.
1970 100.0 10.2 89.8 6.3 83.5 100.0
1980 100.0 10.4 4. EL AJUSTE Y EL FUTURO DE LA FAMILIA
En el plano demográfico, desde fines del siglo XIX, Argentina
89.6 6.6 83.0 100.0
1991 100.0 85.3 14.7
13.4 86.6 5.2 81.4 100.0
ha experimentado una dinámica que, con algún defasaje tempo­
2001 100.Ó 83.0 17.0
15.0 85.0 4.8 80.2 100.0 80.7 19.3

Fuente: Torrado, 2'0?3, y Censo de población 2001.


ral, se asemeja notoriamente a la delOccidente europeo. Esta afir­
mación -que en nuestro país concierne sobre todo a los estra­
tos medios y a los obreros calificados de asentamiento urbano­
es válida también respecto de la organización familiar y nos ayu­
E l progreso en la salud y en la esperanza de vida determina da a comprender los cambios operados como resultado de.1
un rápido crecimiento de los hogares unipersonales, a través del modelo de ajuste.
mayor volumen de ancianas viudas que viven solas. En las sociedades de capitalismo avanzado, los estudios so­
La cohabitación como forma de entrada o permanencia en bre la evolución de la familia contemporánea distinguen dos eta­
unión, el incremento de los divorcios y las separaciones de unio­ pas denominadas distintamente según la óptica de análisis: "pri­
nes consensuales, la secuencia "unión/separación/ reincidencia" mera transición versus segunda transición" (óptica demográfica);
son todos factores que inciden sobre varios aspectos de la compo­ "familia moderna versus familia posmoderna" (óptica sociológi­
s ¡ción de las familias: en el aumento del volumen de adultos que ca); "sexualidad reproductiva versus sexualidad plástica" (óptica
viven solos (sobre todo hombres); en el incremento de las familias filosófica). Tales diferencias tienen poca importancia: dando ma­
monopan'.ntales (sobre todo encabezadas por una mujer); en la yor o menor énfa sis a determinados aspectos, todas esas visio­
emergencia de las familias "ensambladas" (con predominio de hi- nes identifican los mismos rasgos básicos en cada etapa.

88
SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE
La primera transición se .
extien de desde el sig lo XIX hasta
cipios de la década de 1 96 prin- En el nivel ma nifiesto, se verifica n los siguientes hechos: dismi­
0, Y estuvo caracteri .
tes rasgos: la form a ción za d a por los s1guien - n ución del n úmero de primeros m atrimon ios y de matrimon ios
de la pa re·1 a de¡o .,
tereses del fina¡·e O de la s a . de fu n da rse en los in - reinciden tes; a umen to de la coh a bitación de prueba y pérmanen­
. 1 I a nzas y emergiero ·
pnncipios del amor román n domm . a n tes l os
tico,· !a v1.da .I.nterna de te; a umen to de los divorcios y l as sepa ra ciones; a umen to de la s
cen tra da e n las rela cio la familia estu vo familias mo n op a ren ta les (con u n a mujer cdmo cabeza de hoga r)
. n es I.n t erperso
n a les de sus
ma tnmo n io-in stitu ció n miem• bros; e l y de la s familia s ensamblada s; dismi n uciór¡¡ del número de naci­
. . se co n sI"dera· b a la vía
rela ciones ma ritales est regi · a p a r a l ogra r mien tos; a umento de los n a cimien tos extram atrimo n ia les; a u­
a bles, �a que
aseguraba la
vínc u l o; l os hijos era n peren nidad del men to de la participa ción perma ne n te de la s cónyuges en el mer­
pr1·v·11 egI ados e n la rea •
a ten ción fami
l ia r'· en fi" n , e .
· , n, I nversión y
f"Iza c1o c a do de tra b a jo y por lo ta n to, a ume n to l:le la s p a rej a s e n l a s
xis t'I a u na delimitac1o
.· v1sIo• .,
n del tra ba jo e
· , n ta¡·a nte e n la di- que los dos partenaires tien e n u na a ctividad profesiona t
n tre e l h ? m b
re_ -proveedor de los
del suste n to grupa l- recu rsos E n estos comportamien tos m a nifiesto:s, subya cen cambios
y la mu¡er -rein a del
doméstico Y a las ta re ( co fm da al) ámbito
n
la tentes, de sentido más profu n do, que defi n en l o que comien­
r .,
- a s de reprod . . ,n
a

nos-. Pa ra fa segu n da uccIo y soc1·ª 1za c1on de l


posguerra , tales tende os ni- za a den omin a rse familia "posmoderna ".Primero, los individuos
tado la gen eral izació n c1·a s h a b'i an
n de la f ami·¡·ia
comp or- experimen t an de ma nera difere n te su cree:Ocia e n l a a utonomía ,
"modern a ".
Ahora bien , este proceso rechaza n do el c umplimien to de los roles tra dicion ales de espo­
. -paralelo a 1a emerge .
cIedad sala ria l- tambie' n ci a de la so-
n con 11 evo , u na .mcip·ien te 1· n . . so/a y pa dre/madre. E n esta lí n ea de reflexión, se pien sa que h ay
los c iuda da
nos' conceb'd d1v1du ación de form as de.realiza ción person al que n o pa's an por "ten er hijos"
1 a como un a parta ·
los man da tos y sujeci . mie n to progresivo de (a u nque se los siga tenien do, pero e n n úmero ca da vez más re­
ones in sftu 1 c1?n ales (de la relig
trinas política s las org ión , las doc- ducido). Segu n do, si bien el amor román tico con ti n ú a siendo do­
. ' an 1·zac1one
. s smdicales, etc. )• En
cIopolítico, fa ma yor a el orden so- mina n te e n la elección del cónyuge, ya n o se percibe a l a fami­
utonº':1,a , fa vorec1,a la cap
divid uos de ref lexiona r . a cid a d de los in - lia como la realización de u n "nosotros",: si n o como la realiza ­
por sI mism os y . de a u tOdeter
bre modos de a cción mm a rse so- ció n del " u n o mismo". Tercero, el m a trimo n io ya no es u n a
al tern a t·,vos. .
son a l , favorecía la real En el escen a no de 1a vida .
iza c·1o, n de I proyecto per- institución que, a la vez, ma rca el comien zo 'de l a vida e n comú n
mo co n dició n p a ra rela , reflexivo del yo, co- y protege a la familia a todo lo la rgo de sU!deven ir. Cu a rto, la es­
cion a rse con os dem .
ta n.a. En todos l os ás en forma igu a li- tabi l idad de la u n ión conyugal h a cambiado de sentido con res­
ca sos' fa vorecI,a la ·
vada sobre e l ámbit exp
. a n. si ó n d e la
esfe
o público· As1, conc�b1. r a pri- pecto a otra s época s: la disolución del ví n Cúlo n o es a hora in vo­
du al fa vorecía e l respe , da, la a utonomía in
to por as ca p acida divi- lu n ta ria (por muerte), sino que son los pr'.opios actores quien es ·
d.1c1o ,
. n esen cia l des d e I o s d e m ,
del orden democra, . a s, con- la decide n volu n ta ri amen te (por separa ción o divorcio). En fin ,
E n e l p lan o de los tIco. .
comportamien tos fam1. h a cambiado la defin ición del rol a sig n ado con respecto a l a pare
cía s conducen a ca h.a res, tales ten den - .
mbios radicales ue ticip a ció n la boral y al sustento de la familia: los hombres es1a n . ,
da tra nsición de mo � dese mb oca n en fa segun-
gráf: 1ca, a medi a do s de men os compelidos a ser el pri n cipal pro..,eedor
la déca da de 1 960.
mujeres ven dismi n uir sen siblemen te sul depen dencia

90
SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE
como consecuencia de
su m a yor e
serció n l a bora
l.
scola riza
ción y de s u m ejor
in­
Estos ca mbios gu a El efecto de est�s proces�s sobre la fam i l i a h a sido contunden­
rda n entre s í un a A
te. sí, desde los a nos ,70 ex1 ste dos registros de vulnera b i l i da d
remiten a u na dema gra n coh eren cia
n da, explícita o : tod os :
sona l, de valo impl ícita , de a u t fam i l i ar. El pri mero deriva del he h o de que el avance de un orden
ra ción del ámb ito ono mía per­
lazos de depende priva do, de desva i nterno contractu a 1 -€S decir' el avance de una asoci ación entre sus
ncia respecto a las lorización de los . . .
Ahora l a fa milia institucion es y a
las personas. m i embros liberada d_e_ tu te las inst1tuc1ona 1 es y basada en relac10-
debe a yuda r a cad
a un o de s nes igua lita ri as: de_b1hta l a . 'da d famil i ar, en ta nto ésta solo ,
truirse com o pers u s miembros a
on a a utón om a . cons­
contro l de s u dest Los a ctore s pos dependé ahora de a utorreg��:����es: la m ayor inesta bilida d e� la
ino individ u a l y een u n m a yor . . .
va lores que a pru fam ilia r en razón contra pa rtida de 1 a ma · yor democracia mtern a · El segundo deriva
eba n esa a uton de n u evos
dentales en el dere omía e ind uce n c del hecho de que aquel/ as fam'.. l ias . q ue por su estatuto socia l Y su
a mbios tra
cho de fa milia , en scen­
políticas socia les. el s istema trib preca rieda d econo� , ·ci a son mas proc1·1ves a perder los benefici os
Pa ra lela mente, utar io, en f as
cilita n es e control: ciertas con dicione de la seguri da d soci a l, son tam b'ien , más procl ives a la ruptura: 1a
es el cas o del pro s objetivas
fa­
conceptiva s ign a gres o en l a tecn m ayor inesta b i lid a d e s l a contra pa rt'd I a de l a falta de proteccio­
do po r la a p a rici olog ía a nti­
ces de m a nipu l a ón de métodos a nes colectivas.
ción fem enin a . lta mente efica ­
Ahora bien, desde Como producto de todo este devemr, . en lo que concierne a la fa-
mediados de la déc mi lia, l as socied ades de capi'ta l is mo ava nza do enfrenta n hoy un m-
bio h a cia la glo a da de 197
balización, se inicia 0, con el ca m­
rioro de la co ndic en Europa un proce
so de dete­
terroga nte que pue de fo rmula rse como s·gue 1 , La función de trans-
ión sa la ria l que,
dida de muchos previsiblem ente, misión entre las generaciones v de consecuencia, la contn-.
a
de los atrib utos conl leva / a pér­
segu rida d
socia /. E/ Esta do
que ga ra ntiza ba n
el a cceso a la bución domestica y, P?: so
, . a la reproducc1on i cial (incluida la reproduc-
.
m a nten ía bajo s quita protección a
gru pos que a nta ñ o ción idónea de la fuerza de traba¡�)' .p ede serasegurada cualqwe-
u protección, lo
to individ u a / (por q u e se tra duce en
u n a is/ a mie n­ ra sea la manera en que se orgamce fa �da privada? En especial ¿esa
desocupa ción y/o .
lo equ ívoca men preca riza ción l a
bor contribuc1on , puede ser asegurada con un grada de autonomía indi-
te, s in emba rgo, a l) que só­ .
dente individua ción puede se r as imil
a do a la pre vidual y/o aislamiento social ta� alto como el que caracteriza hoy en
. P orque a ntes
día fa orgamzacwn ,amiliar?· Un interrogante posmoderno, si los háy.
ce­
por la vol unta d se logra ba
m a yor a uton . ., "
de los actores de omí
libe ra rse de las
tut elas En Argent.i na, pa ra m adi a dos de 1a dec , a da de 1 960' la fam1•¡· , 1a
a
era un proceso en
e/ que se a dquiría sociales: .
ra el a is lamiento libe rta d. Por e/
contra rio, a ho­ .
"moderna" se h a b,ia gen eral izado en cas i todos los estratos soc1a-
es consecuencia
tas protecci one de/ despojo invo l e s. Desde entonces, com ienza n a perc1'b'r 1 se ciertos indica dores
s que fun gí lunta rio de cier­
vínculo social: es
.
en el qu e se pier
a n com o
un proceso de contractua l .izac1on • , de l as re laciones famil i ares sobre un a base
den consideración
n es estables. Y , segurida d, der
echos y relacio­ personal, que se su stenta n en valores s'mil 1 a res a los que menc10- .
a n o s e tra
ta de u n a indi na mos como inherentes al fina 1 e u. ropeo del ciclo de la famili . . a ,, ma-
por recu rsos obje vidu a lid a d apu nt
tivos y protecci a la d a
miento producido ones colectivas, derna" y a l a emergenc1· a de la f a m ·¡· i 1 a "pos modern a ". Es dec i r,
s ino de u n
por el desa mpa ro a is la ­ .
socia /. comienza en Argenti na la segund a _tra ns1ción demográfica, la que
prosigue su curso h asta nuestros d1as.
92
SUSANA TORRADO
LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 93
Pero, a diferencia de Euro
pa, desde 1976 el
desamparo que produce aislamiento y el
la virtual confiscació
cial prevalecen absolutam n de la seguridad so­
ente sobre otras form
lidad familiar. En efec
las protecciones socia
to, en los estratos
as de vulnerabi­
excluidos, la pérdida EPÍLOGO
tejido familiar que, p
les favorece divers
erversamente, refu
as formas de fractura
de
del EL AJUSTE , .,
perización de quienes
El resultado es que,
ya eran vulnerables
erzan el proceso de
antes de la ruptura.
pau­ EN PERSPECTIVA HISTORl�A
futuro de la familia
entre nosotros, el inte
asume una enuncia
rrogante acerca del ARGENTINA: EL MODELO
ses avanzados. Se trat
liar será apta para
ción distinta a la de
a de inteligir, no ya
si la organización
los paí­
fami­
PARA NO SEGUIR
producir la fuerza de
mulación capitalista, trabajo que requiera
sino más bien si esta la acu­
compatibilizar algún última será capaz
mecanismo que de
nos, deje de excluir) vuelva a incluir (o p
los vastos contingent or lo me­
de familias) que dem es de población (o
andan (hoy, pacffica sea,
ñana) ser aceptados mente; quizá no así
en el "banquete de ma­
te decimonónico, si la vida ". Un inte
los hay. rrogan­

94
SUSANA TORRADD
Las reflexiones que siguen buscan responder dos preguntas refe­
ridas a las tres últimas décadas: ¿qué nos pasó a los argentinos?
¿Porqué?
Para ello, adoptaremos una perspectiva histórica mostrando
las conexiones que existen entre los modelos de acumulación
económica, la reproducción de la población -en especial de la
fuerza de trabajo {FT)- y los modos de intervención del Estado.
Distinguiremos los siguientes modelos cuyas características, por
razones de espacio, daremos por conocidas: agroexportador(1870-
1930), industrializador-justicialista ( 1 945-1955) y desarrollista
( 1958-1972)-, aperturista (1976-2000). En cada momento, situare­
mos Argentina -país periférico- en relación con los países cen­
trales, principalmente con Europa.

1. MARCO CONCEPTUAL
En la reproducción de la FT intervienen diversos mecanisrnos, de
los cuales aquí sólo retendremos dos: a) los utilizados para sufra­
gar el costo de la reproducción y b) los que aseguran el disciplina­
miento social que es soporte de la acumulación y la reproducción.
La reproducción de la FT tiene tres componentes: a) la recons­
titución cotidiana de la capacidad de trabajo, pagada con el sala­
rio directo en el propio lugar de trabajo, b) el mantenimiento del
trabajador en inactividad (enfermedad, vejez), y c) su reemplazo
generacional (procreación y socialización de los niños); estos dos
últimos pagados con el salario indirecto a través de transferencias
gestionadas por instituciones públicas.

2. MODELO AGROEXPORTADOR
2.1. Países centrales
En Europa, el proceso de industrialización iniciado a fines del si­
glo XVIII produjo un agudo pauperismo urbano. En la visión de las ·
elites dominantes, este pauperismo se definía no sólo par earen•

LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE


TT

cias materiales sino también por carencias "morales". El peligro ropea. El liberalismo entonces gobernante ise encontró frente a
no residía tanto en l a amenaza contra la seguridad pública, una doble amenaza: a) el aumento del pauperismo urbano, que
cuanto en la desocialización del proletariado industrial respecto a reclamaba del Estado una mayor asistencia ;so pena de poner en
la sociedad emergente. Esta situación planteó varios interrogan­ peligro la propia reproducción poblacional y b) la visibilidad de las
tes: ¿cómo integrar disciplinadamente las masas desafiliadas de desigualdades sociales, que podía impedir º"ganizar en forma dis­

l!
1!
su antigua condición? ¿Qué hacer frente al desamparo de los
trabajadores y frente a otros síntomas concomitantes de disocia­
ciplinada la inserción social y laboral de las ;nuevas clases popu­
lares. Como en Europa, ambas amenazas se!resumían en una so­
ción social (nacimientos ilegítimos, niños abandonados, infantici­ la cuestión: ¿cómo asegurar la reproduccióm y el disciplinamien­
1

dios, vagabundeo, masas hambrientas, mortalidad galopante)? to social -base de la integración social-, desligando al Estado de
La respuesta fue la delegación de las acciones pertinentes cualquier responsabilidad?
en instituciones filantrópicas financiadas total o parcialmente por En nuestro país se desarrollaron tres vertientes del movimien­
el Estado: su objetivo era organizar los servicios colectivos y di­ to filantrópico: el asistencialismo moralizador (focalizado en la vir­
fundir las técnicas de bienestar y de gestión social indispensables tud del ahorro), la intervención médico-higieriiista (control de la sa­
para la reproducción. Estas medidas estaban encaminadas a es­ lud) y el patronato o tutela de la infancia (reglamentación de la pa­
tablecer un poder tutelar sobre los pobres, que asegurara fun­ tria potestad). Surgió entonces una multitud ide asociaciones-pú­
ciones de beneficencia sin la intervención del Estado. Porque la blicas y privadas, confesionales y no-confes.ionales- cuyo objeti­
idea-fuerza de las elites liberales era evitar que el socorro social vo explícito o implícito fue el de encuadrar a las mujeres y los ni­
se constituyera en una cuestión de derecho, ya que admitir el ños (es decir, a las familias) de los sectores populares urbanos
derecho a la asistencia (más tarde, el derecho al trabajo) suponía en rígidas pautas de conducta, compatibles con la necesidad de
abolir la propiedad privada. crear los individuos aptos para el trabajo s�bordinado y para la
Tutela y patronato fueron entonces las ideas rectoras de un aceptación del orden normativo vigente que requería la socie-
plan de gobernabilidad de las clases inferiores; una forma de rees­ dad argentina.
tructurar el mundo del trabajo a través de un sistema de obliga­ Por entonces, en la Ciudad de Buenos Aires se clasificaba ·a
ciones morales; una respuesta a la vez política y no estatal a la los pobres en dos categorías: a) los pobres pe solemnidad, cuya
cuestión social. En suma, una política social sin Estado. condición debía comprobarse mediante un certificado policial que
les otorgaba el derecho a la caridad institucional y b) los pobres
2.2. Argentina (1870 - 1930) de segunda categoría, que no estaban registrados y por lo tanto
En la Argentina agroexportadora, la masiva llegada de inmigran­ no eran reconocidos como candidatos a la asistencia social. La ac0
tes -la mayor parte de los cuales procedía de zonas rurales-, así ción filantrópica se centró en la primera categoría.
como su prioritaria radicación en las grandes urbes de la región Esta política fue exitosa visto que, al finalizar
pampeana, se tradujo en una situación que es asimilable -si no en agroexportadora, se habían alcanzado en el país casi todas 1,.,,'.ri-i,i,g;;\
sus causas, sí en sus manifestaciones- a aquella experiencia eu- tas perseguidas: arraigar, uniformar e integrar la PnnrrnA

98 SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE


rogénea masa de los recién l legados, afianzando al mismo tiempo da ciudadano otorgaba en derecho por los servicios que recibía
-con excepción de las prácti.cas limitativas del número de hijos- el del resto. Surgió así la idea de justicia social: el Estado podía y de­
ideal de familia cristiana enraizado en las capas medias capitalinas bía intervenir para que, a pesar de las desigualdades, se lograra
anteriores al aluvión extranjero. una mínima cohesión social. Estaban dadas las condiciones para
que se instalara la noción de seguridad social obligatoria.
Lo más importante del seguro obligatorio es que supuso el
3. EL ESTADO DE BIENESTAR (EB) advenimiento deUn;nuevo tipo de propiedad, no ya patrimonial,
3.1. Países centrales sino basada en una prerrogativa transferible inherente a la condi­
Ahora bien, en Europa, a fines del siglo XIX y comienzos del XX, c ión de asalariado. El salario dejó de ser la retribución calculada
el avance de la industrialización generalizó la relación salarial. Pa­ con exactitud para asegurar la reproducción cotidiana del traba­
ralelamente, .el desarrollo de las organizaciones obreras y de los jador y su familia. Pasó a incluir también partes sustanciales del
partidos clasistas, el sufragio universal que concedía c iudadanía salario indirecto: previsión contra los accidentes, la enfermedad,
política a la clase obrera y la necesidad de preservar un nivel de la vejez, la muerte; derecho a educar a su progenitura; derecho a
paz social compatible con la acumulación l levaron a que las cla­ consumir, a gozar del ocio. Esta circunstancia tuvo consecuencias
ses dominantes aceptaran una redefinición de la cuestión social, trascendentales para los sectores populares, cuyas familias, si no
que implicó un.a redefinición del papel del Estado. eran beneficiadas por la transferencia patrimonial, eran protegi­
Si bien cofüinuaron recusando el derecho al trabajo, abando­ das por la transferencia de derechos en las situaciones de incer­
naron progresiyamente la filantropía como guía de la asistencia so­ tidumbre. El seguro obligatorio fungió así como el mecanismo dis­
cial, dando lu9;sr a un debate en torno al siguiente interrogante: ciplinador por excelencia de la sociedad salarial y del EB.
¿cómo protegej al ciudadano y a su f amilia sin socializar los dere­
chos?.O sea, ¿c:ómo implicar al Estado en la cuestión social? 3.2. Argentina (1945 - 1972)
La respuesta pasó por la reformulación del vínculo social en En Argentina, el desarrollo del EB emerge en la década del 40, cuan­
la sociedad moderna: ésta ya no se piensa como la suma de in­ do la industrialización sustitutiva generalizó la relación salarial en
dividuos aislados, sino como un conjunto de ciudadanos desigua­ forma semejante a los países centrales. Los modelos justicialista y
les pero interdependientes que se prestan ayuda recíproca. Por lo desarrollista tuvieron varios rasgos comunes en lo que concierne
tanto, una sociedad democrática puede legítimamente no ser igua­ a l a forma de sufragar e l costo de la FT y a los mecanismos de
l itaria, siempre y cuando los menos pudientes queden l ibres de disciplinamiento social, pero tuvieron también algunas diferencias.
tutelas. De ahí a que se aceptara que e l Estado podía cumplir Durante el justicialismo, la intervención del Estado aseguró
una función reguladora de los intereses de las distintas clases so­ a los trabajadores niveles de ingreso (salario directo e indirecto)
c iales sólo había un paso. Éste se dio cuando se convino que las que tendieron a cubrir una porción cada vez mayor de los tres com­
retenciones obligatorias y la redistribución de bienes no represen­ ponentes del costo de reproducción de la FT, al tiempo qUe se ins­
taban atentados contra la propiedad privada, sino pagos que ca- tauraban mecanismos que hacían recaer acrecentadamente dicho

100 SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 101


costo sobre el sector empresarial. Por el contrario, durante el de­ so de la vulnerabilidad social y de un neopauperismo que se creían
sarrollismo, si bien la legislación amplió la cobertura de la segu­ superados. A estos hechos se agregan los efectos económicos del
ridad social, emerge por primera vez el fenómeno de la precariza­ envejecimiento demográfico que dificultan considerablemente el
ción salarial, es decir, la virtual exclusión de un segmento de la FT sostenimiento de las transferencias que son pilares de la seguri­
de los beneficios del salario indirecto, vía el _aumento del cuenta­ dad social.
propismo de clase obrera, paralelo a la regresividad en la distri­ Esta nueva situación lleva al replanteo qe una nueva cuestión
bución del ingreso, social cuyas consecuencias no están aún diriirilidas, especialmen­
En nuestro país, también el seguro obligatorio constituyó el te en relación con una intervención del Esta<!lo que debe operarse
principal mecanismo disciplinador, si bien su instauración estuvo después de que las sociedades han experimentado el EB. Sólo hay
marcada por la especificidad política argentina, propensa a crear que recordar la firme acción sindical y polltica que, en Europa,
permanentes tensiones entre particularismo y universalismo. ha frenado esta tendencia a la flexibilizació�, para aquilatar la di­
El EB se ase·ntó aquí sobre un "círculo virtuoso" sostenido por ficultad de la tarea.
dos pilares fundamentales: a) el alto nivel de empleo (incluso asa­
lariado) y b) la amplia posibilidad de financiar un gasto público
creciente. Pero ni el seguro de desempleo ni las políticas activas 4.2. Argentina (1976 - 20001
de empleo fo rmaron parte por entonces de las políticas sociales. Desde 1976, se asiste también en nuestro país al desmantelamien­
Durante la primera mitad de los años 70, cuando el déficit fiscal :
to del EB y a su reemplazo por el ES, concepción inherente a las
y latasa de inflación treparon a niveles inéditos, esa organización estrategias aperturistas y de ajuste ahora dominantes. La subsi­
del EB entró en crisis. diariedad connota una visión residual de las políticas públicas: al
Estado sólo le corresponde actuar allí dondb el mercado no llega
o donde no hay mercado.
4. EL ESTADO SUBSIDIARIO (ES) La sustitución de un régimen por otro se hizo a un ritmo ver­
4.1. Países centrales tiginoso, no conocido antes aquí ni en otras! latitudes y sin ning·u­
En estas sociedades, desde mediados de los 70, con el agotamien­ na concesión respecto al costo social que in!iplicaba la transición.
to del modelo industrializador y el cambio hacia la globalización, Emerge así abruptamente un inusitado voluinen de desocupados,
la competitividad internacional y las nuevas formas tecnológico­ subocupados, asalariados precarios, "en ne@ro", "ocultos", cuen­
económicas, se inicia un proceso de flexibilización del trabajo y de tapropistas marginales: los "excluidos" o "illesafiliados" primero
las protecciones cuyos efectos se van adicionando en un "círcu­ de la ciudadanía social y pronto de la ciudadanía política. Además,
lo vicioso". La principal tendencia de este proceso es la degrada­ se produce un profundo deterioro en los salarios y en los na1oe-.. -..
ción de la condición salarial y, consecuentemente, de todos aque­ res jubilatorios; se asiste a la desalarizacicfo i de vastos sec:to1·es
llos atributos que garantizaban el acceso a las prestaciones socia­ de clase obrera y de clase media; se prodube una
les. Se replantea así la cuestión social en términos de un aseen- cación de las prestaciones sociales preexistbntes.

102 SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE


Para los "incluidos", el salario directo se situó en su piso mí­ E n el límite, este proceso de confiscación de los derechos
nimo (ingreso indispensable para la reconstitución cotidiana de la sociales culmina con la confiscación de los a horros a la clase
capacidad de trabajo); las prestaciones sociales relativas a l reem­ media (corralito bancario), destruyendo una de las ideas-eje cons­
. plazo generacion a l (educación, asignaciones familiares) agudi­ titutivas de nuestra integración social desde la organización na­
zaron su deterioro; las relacionadas con el mantenimiento en inac­ cional. Sin trabajo, sin seguridad social y sin ahorros, clase obre­
tividad (servicios de salud, haberes jubilatorios) tendieron en la ra y clase media deben ahora adaptarse a la antigua expresión es­
práctica a eliminarse, sea vía el arancelamiento y/o la depreciación tigmatizante de "vivir a l día".
monetaria hasta 1991, sea vía el congelamiento del gasto en esos Naturalmente, esta dinámica social conllevó la necesidad de
rubros después de implantado el régimen de convertibilidad cam­ asegurar el disciplinamiento de esa nueva masa de población
biaría en ese año. carenciada o vulnerable, sea mediante políticas de asistencia so­
Por otra parte, el financiamiento de la parte del costo de la re­ cial, sea por medio de l a represión directa.
producción que sí se paga a l trabajador fue transferido progresi­ En el plano asistencial, el paradigma aperturista se estructu­
vamente a los propios asalariados, a los asalariados precarios, a ró sobre dos ideas-fuerza: la focalización y los grupos vulnerables,
los marginales o a la creciente masa de desocupados. En todos lo que significa que el Estado sólo ayuda a los ca recientes con fon­
los casos, a través de la anulación de los aportes patronales a la dos obtenidos a través de tributos impositivos, sin importar la con­
seguridad sedal y/o su traslación a los precios, y a través de la dición del contribuyente. Dicho de otro modo, l a cuestión de la
agudización de l a tributación indirecta. Así, l a transferencia d e equidad es un problema exclusivo de la asignación del gasto pú­
ingresos hacia lqs más ricos fue descomunal. blico (políticas focalizadas en los más pobres).
La contrapa.rtida p revisible de estos hechos fue un aumento E n el p l a n o de l a represión, ésta fue feroz y desembozada
sin precedente¡,,de la incidencia, la intensidad y la heterogeneidad dura nte la dictadura militar, y planeó como una amenaza perma­
de la pobreza. Hoy por hoy, el nivel de la pobreza (mayor al 50%) nente dura nte los gobiernos democráticos.
no sólo es muy superior a l que teníamos hacia 1974 (alrededor del
7%), sino que también excede el promedio urbano de los países
latinoamericanos e n 1 970. La composición social de l a pobreza es 5. ¿QUÉ NOS PASÓ? ¿PORQUÉ?
más heterogénea, ya que las carencias recaen ahora sobre un es­ La Argentina del ajuste perdió algunos preciosos atributos: una
pectro más amplio de estratos sociales. Existe un estrato de po­ amplia clase media que ayudaba a metabolizar el conflicto social;
breza extrema (indigentes) que ha agravado notoriamente su vastos sectores obreros con inserción laboral estable y niveles de
volumen y la intensidad de su infraconsumo. En suma, un contex­ vida modestos pero dignos; altísimos flujos de movilidad social
to de empobrecimiento absoluto que ahora involucra no sólo a ascendente que permitían transitar la vida en términos de un pro­
sectores obreros estables y a sectores marginales, sino también yecto; niveles de cohesión social superiores a los. d e muchos
a las capas medias que hasta hace poco experimentaban sólo em­ países periféricos e incluso a los de.algunos países centrales. Pér­
pobrecimiento relativo. didas que, hoy por hoy, parecen irreversibles.

104 SUSANA TORRADO lA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 105


Argentina se ha constituido así en un paradigma de cómo BIB LIO GRAFÍA BÁSICA
no debe establecerse un orden neoconservador, incluso entre los
defensores de esta opción política.
A la luz de estos hechos, la pregunta pertinente no es ¿qué nos
pasó? Nos pasaron cosas similares a las ocurridas en muchos otros
lugares del mundo. La pregunta debería ser ¿por qué lo que nos
pasa reviste aquírasgos tanto más fundamentalistas que en elres­
to delmundo?
Podemos mencionar tres razones (que no deben ser las únicas).
Primero, en Argentina, país periférico, las Fuerzas Armadas (y
sus continuadores) no tuvieron en cuenta que la instalación de un
Estado subsidiario, como en los países centrales, se hacía des­
pués de haber experimentado durante décadas los beneficios de un
EB considerablemente desarrollado. Así, la retracción pública en
materia de bienestar prÓvocó la restauración de las ideas decimo­
nónicas sobre la beneficencia, postulando que el Estado sólo debe
asegurar la existencia de servicios sociales destinados a los pobres
(los antiguos pobres de solemnidad'), sin considerar que los despo­
jados tenían una historia con la que comparar.
Segundo, una de las razones de este proceder podría encontrar­
se en la idiosincrasia de la clase empresarial argentina, siempre re­ ALTIMIR, OSCAR Y BECCARIA, LUIS
ingreso en la Ar­
fractaria a asumir el riesgo empresario y adherente a una visión que "El persistente deterioro de la distribuciórÚ!el
Aires, (2001)
postula la obtención de la máxima ganancia en el menor tiempo. gentina", en Desa rrollo Económico, 160, 84enos
Tercero, otra razón indudable es la idiosincrasia de nuestra di­
rigencia política y sindical, constituida irremediablemente en ba­ BECCARIA, LUIS
en el último .cüar>
se a prácticas corporativas y clientelistas. "Empleo, remuneraciones y diferenciación soc;ial
Ninguna de estas visiones incorpora la idea de Nación. En to­ to del siglo XX" , (2002), en W.AA., op. cit. ¡
do caso, si algo debemos aprender de este último cuarto de si­
glo es que, en las sociedades modernas, no hay Nación sin co­ BOURDIEU, PIERRE
o,
hesión social; que la cohesión social tiene un costo económico que La distinción. Criterio y bases sociales delgust
no pueden financiar los más débiles; que la acción del Estado es Madrid (primera edición, 1988), (1998)
irrenunciable para alcanzar niveles mínimos de cohesión.

106 SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE


CASTEL, ROBERT MONZA , ALFREDO
"L'individu 'problematique'", en De Singly, Frangois (bajo la di­ Los dilemas de la política de empleo en fa coyuntura argentina ac­
rección de) (2001), op. cit. tual, Fundación OSDE/Ciepp, Buenos Aires, (2002)

CASTEL, ROBERT MURMIS, MIGUEL Y FELDMAN, SILVIO


La metamorfosis de fa cuestión social. Una crónica del salariado, "Formas de sociabilidad y lazos sociales", (2002), en W.AA., op. cit.
Editorial Paidós, Buenos Aires, ( 1997)
NUN,JOSÉ
DE SINGLY, FRANCOIS Democracia: ¿Gobierno del pueblo o gobierno de los políticos?,
Etre soi parmi fes autres. Famille et individuafisation, Tome 1, L'Har­ Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, (2000)
mattan, Colección "Logiques Sociales", (dirigida por), París, (2001)
REDONDO, NÉLIDA
FOUCAULT, MICHEL La construcción social de fa edad mayor en la Argentina: teoría,
Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, Ediciones Siglo XXI, instituciones y prácticas. Tesis doctoral . Universidad de Buenos
México, ( 1976). Aires. Mimeo (en preparación), (2004)

MÍGUEZ, DANIEL E ISLA, ALEJANDRO RIQUELME, GRACIELA Y HERGER, NATALIA


"Conclusiones . E l Estado y la violencia urbana. Problemas de " E l acceso y permanencia en e l sistema educativo: ¿quiénes
legitimidad y legalidad", e n Isla, Alejandro y Míguez, Daniel, son beneficiadas/os y excluidas/os?", en Revista del Instituto de
Heridas urbanas. Violencia delictiva y transformaciones socia­ Investigaciones en Ciencias de la Educación, Nº 18, Facultad de
les en los noventa, Editorial de las Ciencias, FLACSO, Buenos Ai­ Filosofía y Letras (USA), Miño y Dávila Editores, Buenos Aires,
res, (2003) (2002)

LO VUOLO, RUBÉN M. ROFMAN, ALEJANDRO B.


Estrategia económica para la Argentina. Propuestas, Ciepp/Siglo Desarrollo regional y exclusión social. Transformaciones y crisis
XXI Editores Argentina/Fundación OSDE, Buenos Aires, (2003) en la Argentina contemporánea, Amorrortu Editores, Buenos Ai­
res, ( 1999)
LO VUOLO, RUBÉN Y BARBEITO, ALBERTO
La nueva oscuridad de la política social. Del Estado populista al ROSANVALLON, PIERRE
neoconservador, Miño y Dávila Editores-Ciepp, Buenos Aires, La nueva cuestión social. Repensar el Estado providencia, Edi­
( 1998) ciones Manantial, Buenos Aires, ( 1995)

LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE 109


SUSANA TORRADO
SVAMPA, MARISTELLA
Los que ganaron. La vida en los countries y barrios privados,
LA AUTORA
Editorial Biblos, Buenos Aires, (2001)

TORRADO, SUSANA
Historia de la familia en la Argentina moderna (1870-2000), Edicio­
nes de la Flor, Buenos Aires, (2003)
Estructura S(!Cff!I de la Argentina: 1945-1983, Ediciones de la Flor
(segunda ed1c1on), Buenos Aires, ( 1 994)

W.AA.
Sociedad Y sociabilidad en la Argentina de los 90, Universidad Na­
cional de General Sarmiento, Editorial Biblos, Buenos Aires, (2002)

Es Licenciada en Sociología ( UBA), Magíster y Doctora en De­


mografía ( Universidad de París). En la actualidad revista como In­
vestigadora Superior del CONICET y corr¡oYrofesora Titular
Consulta de la cátedra Demografía Social (facultad de Ciencias
Sociales, U BA). Enseñó en universidades de América Latina, Amé-
rica del Norte y Europa, y dirigió diversos programas de investi-
1 !

gación social en organismos nacionales e internacionalei;;. Es au- . .


tora de varios libros y numerosos artículos di su especialidad; en-
tre ellos: Estructura social de la Argentina (79¡45-1983), 1992; e
toria de la familia en la Argentina moderna (1870-2000), 2003;
bos publicados en Ediciones de la Flor.

SUSANA TORRADO LA HERENCIA SOCIAL DEL AJUSTE

También podría gustarte

pFad - Phonifier reborn

Pfad - The Proxy pFad of © 2024 Garber Painting. All rights reserved.

Note: This service is not intended for secure transactions such as banking, social media, email, or purchasing. Use at your own risk. We assume no liability whatsoever for broken pages.


Alternative Proxies:

Alternative Proxy

pFad Proxy

pFad v3 Proxy

pFad v4 Proxy