Pueblos Indigenas Corto
Pueblos Indigenas Corto
Pueblos Indigenas Corto
Los mayas, tenían una concepción del mundo, considerando que el mundo
fue creado al menos tres veces y que su primer padre fue el dios de maíz,
vinculaban los fenómenos naturales a su vida cotidiana, los derechos
indígenas y la espiritualidad maya. La cosmovisión maya es la visión y
explicación del mundo y de la vida, es la práctica de un sistema de valores
que relaciona y explica al ser humano, la naturaleza, el tiempo, la vida y las
cosas como una totalidad de relaciones de un sistema vivo: el cosmos.
A efecto de tener una noción clara del tema, el presente material aborda
generalidades del proceso de la firma de la paz, haciendo énfasis en el
Acuerdo indígena. Asimismo, detalla elementos que visualiza la relación de
los compromisos iniciales, los logros y avances, así como la
recalendarización del cronograma del Acuerdo de Identidad y Derechos de
los Pueblos Indígenas. Es una reflexión que se hace sobre algunos
elementos de los derechos indígenas a partir de su cultura. La posibilidad
de sobrevivencia como pueblo con identidad y cultura propia, es un
problema muy complejo que enfrentan los pueblos indígenas día con día, a
continuación se ilustra la forma en que el indígena conserva y desarrolla su
lengua, costumbres, modos de convivencia y formas de organización social.
Precisamente, cuando se trata de derechos indígenas, hablamos de
derecho consuetudinario, es decir, de las normas y reglas de
comportamiento y convivencia social, que contribuye a la integración de la
sociedad, al mantenimiento del orden interno y a la solución de conflictos.
• Derecho a la identidad
El indígena sabe que para gobernarse no necesita copiar o imitar moldes de los
gobiernos extranjeros ajenos a la realidad y circunstancia, sino saber con qué
elementos está hecho su pueblo, y cómo ir guiándolo juntos, hasta estructurar con los
métodos nacidos del propio pueblo. El indígena está en actitud de búsqueda de lo
nuevo. Ha demostrado su confianza y seguridad en su potencial creativo y
autodefensa de la vida organizándose con base en sus necesidades vitales. Todo el
sentido de fiesta que se vive en la fraternidad, los trabajos comunitarios y la
creatividad de la comunidad son signos que muestran que los indígenas son sujeto de
su realidad.
Es bien claro para el indígena el carácter multiétnico y pluricultural de los países del
mundo. También es claro que la plena autonomía de sus autoridades y de sus formas
de organización social y política, será posible cuando se adopte como tal en la
constitución nacional de los países. Para Nele Kantule era necesario el derecho de ser
comprendido por los demás como un pueblo digno y comprender las expresiones
culturales del otro. Concretamente él esperaba que las naciones europeas,
americanas, entre otras, comprendieran que en la "expresión cultural de un pueblo
está el sello ineludible de la esencia de su libertad, de su dignidad y de su respeto
como pueblo”. Los valores y los derechos básicos de cada persona deben estar
fundamentados en el mutuo reconocimiento. “Ser con los demás”.
Para concluir el análisis del derecho indígena y después de analizar cada uno de los apartados
descritos en el presente tema, se concluye que es imposible dejar en el olvido la vida ancestral
para buscar un desarrollo a costa de ello, aunque si bien es cierto lo que se pretende es buscar un
mecanismo en el cual se empiecen a sentar las bases para que el pueblo indígena nacional no se
sienta diferente al resto de la población, sin embargo, los indígenas están convencidos de que
solamente habrá desarrollo en el mundo cuando ellos sean los autores de su progreso y dueño de
su destino.
Los derechos indígenas encierran diferentes aspectos relativos a la vida humana, toda persona
posee por el mero hecho de su condición humana para la garantía de una vida digna;
independientemente de cual sea el derecho positivo vigente y de factores particulares como su
estatus, etnia o nacionalidad.
“Desde un punto de vista más relacional, se han definido como las condiciones que permiten crear
una relación integrada entre la persona y la sociedad, que permita a los individuos ser personas,
identificándose consigo mismos y con los otros. Estos derechos, habitualmente, se definen como
inherentes a la persona, irrevocables e inalienables, lo que implica que no pueden transmitirse,
enajenarse o renunciar a ellos: Nadie, por ejemplo, puede venderse como esclavo. Los derechos
humanos de los individuos y pueblos indígenas de Guatemala, aproximadamente la mitad de la
población total, han sido objeto de constante atención a diversos grupos. El pueblo maya, el
mayor número de integrantes, comprende las comunidades lingüísticas Achi’, Akateco,
Awakateco, Ch’orti’, Chuj, Itza, Ixil, Popti’, Q’anjob’al, Kaqchikel, K’iche’, Mam, Mopan, Poqomam,
Pocomchi’, Q’eqchi’, Sakapulteko, Sipakapense, Tektiteko, Tz’utujil y Uspanteco. La población
indígena está también integrada por los pocos sobrevivientes del antiguo pueblo xinca, y por el
pueblo garífuna, este último de raíces indígenas y africanos ubicado en áreas cercanas a la costa
atlántica de Guatemala”.1
______________________
1.14 Concepto
Para describir con mejor propiedad el tema es importante definir que Derechos: Se refiere al
conjunto de normas que corresponden a un grupo de personas, y que en cierta manera ejercen
reivindicaciones de carácter colectivo; Pueblo: Se le denomina a una población, como un núcleo
compacto con continuidad, nombre propio y patrimonio; Indígena: Originario de un país, o sea las
personas naturales, oriundas de un determinado lugar, o país; Indio: En Guatemala han existido
indígenas, naturales, a ellos fueron a quienes encontraron los españoles a su llegada, Pedro de
Alvarado les llamaba naturales, pero a partir de la colonización surge el concepto de indio, como si
este existiera desde la eternidad y debe seguir existiendo, según, el principio criollista de que el
indio siempre ha sido indio y siempre será indio. Esto constituye una condena eterna y significa
una negación permanente al derecho al desarrollo económico, político y social que tiene el
indígena guatemalteco.
1
Este concepto es universal e igualitario, e incompatible con los sistemas basados en la
superioridad de una casta, raza, pueblo, grupo o clase social determinado.
El derecho indígena, es aquel conjunto de normas morales de observancia general que en forma
uniforme y permanente regulan los intereses públicos y privados de una colectividad con la
particularidad de ser conservadas y transmitidas por herencia social.
No obstante, la aplicación de los derechos indígenas implica a los derechos humanos, de igual
manera asume una posición respecto que es derecho e implícita o explícitamente sobre que es lo
humano. Muchas violaciones o limitaciones de derechos humanos se derivan de concepciones
restrictivas y excluyentes de humanidad y por ende de los derechos de los indígenas, objeto de la
presente investigación.
Todos los seres humanos tienen varias identidades: Género o sexo, profesión u oficio, color de
piel o “raza”, etnia de pertenencia o nacionalidad, lugar de residencia, municipio o departamento
de localización, religión, etc.
Un grupo étnico se caracteriza por sus marcadores objetivos o externos (idioma, organización,
artes, etc). La identidad étnica es el conocimiento de dichos marcadores étnicos, la valoración que
se tiene de los mismos, la que a su vez de la imagen positiva o negativa de sí. Asimismo, es la
imagen que se tiene de la identidad de otros pueblos y lo que los pueblos piensan de ellos mismos
y de otros.
“Se trata entonces de la conciencia y acuerdo que se tiene del ser étnico, de lo que se piensa que
debe ser y de la conducta consecuente que deriva del mismo. Una conciencia positiva de sí puede
dar orgullo y autoestima, y por ende, puede favorecer la autenticidad y el desarrollo de la propia
cultura. Una conciencia negativa de sí puede dar re negación, rendición y vergüenza del propio ser
étnico, las que pueden favorecer la identificación e imitación de culturas e identidades étnicas
ajenas”.2
2
Hay un tipo de identidad colectiva, muy importante y generalizada en la actualidad, que apenas se
menciona. Sí se han mencionado los conflictos entre ciudades, pero no plantea la cuestión de la
identidad nacional. Una persona puede tener múltiples identidades, pero ser extranjero, para el
caso de Guatemala no se menciona mucho. Merece la pena explicar con algún grado de detalle
este modelo occidental o cívico de la nación. En primer lugar, es una concepción
predominantemente espacial o territorial, según la cual las naciones deben poseer territorios
compactos y bien definidos. La patria se convierte en la depositaria de recuerdos históricos y
asociaciones mentales. Es el lugar donde los sabios, santos y héroes vivieron, trabajaron, rezaron
y lucharon, todo lo cual hace que nada se pueda comparar. Asimismo, los recursos de la tierra
pasan a ser exclusivamente del pueblo, su fin no es ser utilizados y explotados por extraños. Por
eso se dice que la identidad nacional es la cultura y las costumbres que se tienen y se relacionan
con su calidad de vida.
1.16 La interculturalidad
3
La interculturalidad debe entenderse como una relación entre culturas en las que se persigue
unificar intereses comunes que logren la unidad de las diversidades positivas para las culturas que
están teniendo la relación. Por lo que la interculturalidad en la sociedad guatemalteca se hace
necesaria para lograr una estrecha relación entre los miembros de las diferentes etnias indígenas,
con el sector ladino, con el sistema político, gobierno, universidades y comunidad internacional
para lograr la integración de las dos culturas mayoritarias en el país, que permitan a la más
vulnerable el derecho a participar y tener acceso al desarrollo, económico, político y social.
Esto es importante de remarcar debido a la relación que tienen, aunque sea de forma indirecta,
con los sistemas comunitarios de solución de conflictos. Aquí nos referimos a la idea del “derecho
como cultura”. Resulta imprescindible un acercamiento a los entendimientos culturales a nivel de
cosmovisión del orden, la transgresión y la sanción para poder entender la especificidad de la
normatividad consuetudinaria en las comunidades mayas. En este sentido, por ejemplo, es
imposible separar “lo legal” de “lo espiritual”. Esta sección no pretende ser exhaustiva ni
definitiva en cuanto a la cosmovisión q´eqchi´, sino que se centra en señalar algunas pistas de
investigación para la reflexión.
Durante el auge de la violencia, muchos ritos tradicionales fueron interrumpidos y las obligaciones
y normas mutuas de reciprocidad fueron fundamentalmente debilitadas. Como recordó un
anciano de Semuy II, antes, antes, sólo hacían el mayejak. Después de que vino la violencia
vinieron los soldados y nos cambiaron. ¿Qué decían en las capillas (Evangélicas)? Decían:
Nosotros somos los únicos que nos vamos a salvar, los que queman pom (incienso) y candela van a
morir´. Entonces la gente tenía miedo de hacer el mayejak. En muchas de las entrevistas con los
ancianos, la idea de delito o pecado a menudo fue vinculada a la falta de observancia y respeto
hacia las tradiciones dentro de las comunidades.
La continuidad de los ritos es percibida por la mayoría de ancianos (y ahora por muchos
catequistas también) como algo esencial para las relaciones armoniosas y la paz social dentro de la
comunidad. Otro anciano de Puribal lo expresó así: “Tenemos que hacer la paz como Dios manda
para no caer en problemas. Ahora los ancianos estamos trabajando con las ideas y los
pensamientos que nos dejaron nuestros padres. Estamos haciendo el mayejak, porque nuestros
padres ofrendaron el mayejak, hicieron fiestas, supieron comprenderse”.
Los mayas utilizaron el método de observación, haciendo estudios, análisis y reflexiones del
espacio y el tiempo, y consideraban que debían mantener un equilibrio con la naturaleza, por lo
que ellos se sentían parte de esa naturaleza, considerando al maíz como un elemento de la madre
tierra y que constituía el eje de su cultura. La espiritualidad maya se fundamenta en el equilibrio
que debe existir entre el creador, naturaleza y persona, su esencia se manifiesta en el fuego
sagrado utilizado en sus ceremonias. También consideran que la espiritualidad consiste en el
desarrollo de dimensión espiritual del hombre.
Por lo expuesto, los descendientes de los mayas, el indígena guatemalteco, tiene derecho a que se
respeten sus creencias, costumbres y sistema de vida, porque tienen su propia concepción del
mundo, su cosmovisión basada en el equilibrio que debe existir en él, Dios y la naturaleza.
4
“En el Acuerdo sobre identidad y derechos de los pueblos indígenas en el artículo 1.2. iii), se dice
que la cosmovisión constituye uno de los elementos de la identidad de los pueblos indígenas
exponiéndolo de la siguiente forma “una cosmovisión que se basa en la relación armónica de
todos los elementos del universo, en el que ser humano es sólo un elemento más, la tierra es la
madre que da la vida, y el maíz es un signo sagrado, eje de su cultura. Esta cosmovisión se ha
transmitido de generación en generación a través de la producción material y escrita y por medio
de la tradición, en que la mujer ha jugado un papel determinante”. 5
“La mayoría de oficinas de los aparatos de justicia se ubica en zonas urbanas cuando la mayor
parte de la población nacional (65%) vive en zonas rurales. En el año 1996, según el Instituto
Nacional de Estadística, este porcentaje es más alto en regiones como el Occidente donde el 80%
de la población vive en zonas rurales. A la distancia geográfica se añade la distancia cultural y
lingüística. La mayoría de operadores de justicia no habla los idiomas mayas ni comprende tal
cultura. La mayoría de la población guatemalteca es indígena y en muchos municipios la mayoría
de la población es maya-hablante. Por el contrario, la mayoría de jueces está conformada por
“ladinos” que no hablan los idiomas indígenas. Los operadores de justicia que saben idiomas
indígenas son muy pocos y los utilizan de modo empírico. No hay peritos antropológicos. “Por
ejemplo, en los departamentos del Occidente, la población indígena conforma el 60% del total
(INE, 1996), y en todos los municipios se habla algún idioma maya”. 6
5
6
En departamentos como Totonicapán, la población indígena llega al 95% (INE, 1996). De su parte,
el personal judicial que habla algún idioma maya en la región apenas llega al 14% y los que lo
escriben al 3.6%. De hecho, uno de los problemas más importantes de acceso a la justicia
percibidos por la población indígena es el de “el idioma y la comunicación”. Recién a partir de 1997
el Organismo Judicial y el Ministerio Público empezaron a nombrar intérpretes judiciales que
tenían un mínimo de preparación para tal puesto, pero éstos apenas tienen presencia en algunas
cabeceras departamentales del Occidente.
A la distancia geográfica, lingüística y cultural entre la justicia estatal y los pueblos indígenas, debe
sumarse la discriminación y el maltrato. El derecho y el sistema de justicia estatales no respetan e
inclusive criminalizan la diferencia cultural. Además, hay una actitud de discriminación y racismo
en el comportamiento de muchos operadores de justicia. “Más de la mitad (53.6%) de dirigentes
mayas encuestados en Occidente sobre las principales carencias de la justicia, consideran que
éstas consisten en la marginación de los indígenas y el desconocimiento de la pluriculturalidad
(idioma, falta de jueces indígenas, etc.). Esto es percibido inclusive con mayor incidencia que
problemas como costos de la justicia, corrupción e impunidad (35.7%). Le siguen la falta de
formación de operadores de la justicia (14.3%) y problemas procesales (14%)”. 7
De otra parte, el tipo de respuestas que pueden dar el derecho oficial y el sistema de justicia
estatal están muy lejos de la forma en la que se encara los problemas en las comunidades
indígenas. El sistema de justicia oficial, además de los problemas mencionados, tiene carencias
estructurales de funcionamiento como la morosidad, corrupción y falta de independencia. En el
campo civil tiene un modelo de encaramiento de los conflictos fundamentalmente basado en la
fórmula ganador/perdedor. Declara derechos pero no resuelve conflictos y difícilmente posibilita
arreglos medios. En lo penal, cuando no prima la impunidad, el sistema está centrado en la
persecución del autor antes que en la atención de la víctima, con lo cual termina victimizándola
doblemente y probablemente también victimizando al autor sin ningún provecho.
Los problemas de idioma y comunicación alcanzan el 42% del total. Le siguen, con un consenso de
más de un tercio (32.1%), problemas vinculados a la desatención y falta de respeto de los
derechos de la persona por parte de los operadores de la justicia, luego en porcentajes
semejantes, el temor y desconocimiento de derechos por parte de los denunciantes (10.7%), la
corrupción (7.1%) y la lentitud de los procedimientos (7%)”. 8
8
1.20 Vigencia y adecuación cultural del derecho indígena
Los sistemas comunitarios indígenas de regulación social y resolución de conflictos son cercanos a
la población, responden más adecuadamente a su cultura y necesidades sociales, y gozan de
mayor legitimidad y eficacia en el ámbito en el que operan, entre otras razones, por: a) La
pertenencia a los mismos códigos culturales, y por compartir normas y valores comunes entre
quienes resuelven conflictos o toman decisiones y los usuarios del sistema. Los hechos y las reglas
se interpretan dentro de sistemas de creencias comunes. b) La primacía del criterio de “resolver
conflictos”, arreglar, llegar a puntos medios, antes que sólo declarar ganadores/perdedores.
Esto permite recuperar niveles de “armonía social” dentro de una red compleja de parentesco
sanguíneo y político, donde todos son parte de numerosas redes de parentesco y reciprocidad. c)
La importancia dada al consenso, así como a la reparación y restitución antes que al mero castigo.
d) La indiferencia entre asuntos “civiles” o “penales”, sino un encaramiento global de los
problemas. e) El uso del mismo idioma. El uso del lenguaje común o de la vida cotidiana y no uno
especializado o de iniciados (como es el lenguaje jurídico occidental). f) La cercanía entre las
“partes” y los entes resolutorios de los conflictos, el mutuo control comunitario. La cercanía
geográfica, social y cultural. g) La innecesaridad de pagar abogados, y otros gastos del
sistema estatal. h) La celeridad en resolver casos, etc.
Algunas etnografías muestran que los sistemas normativos indígenas en Guatemala, son
integradores y no especializados, porque articulan la cosmovisión, la cultura, el derecho y la
espiritualidad. Hay un gran rango de esferas de la vida social que regula el derecho indígena,
variando de acuerdo a cada comunidad. Tal cubre materias como las uniones conyugales o
matrimonio, las relaciones familiares, las herencias, la tierra, el sistema de administración de
recursos, la definición de los hechos dañinos socialmente (lo que serían delitos) y las sanciones
que se les puede aplicar (suspensión de servicios, trabajos colectivos, etc.); así como lo que
corresponde al llamado “derecho público”, esto es, los sistemas de autoridades y cómo elegirlos,
deberes y derechos de los miembros de la comunidad, los distintos servicios que deben cumplir las
personas a lo largo de su ciclo vital, etc. Por lo general, la gente llama al seguimiento de estas
pautas “el costumbro” (ej. Él está casado por “el costumbro”).
Otras autoridades tienen origen colonial y luego fueron re apropiadas por la cultura indígena,
como las alcaldías y cofradías. Las alcaldías indígenas, fueron instauradas como instituciones
“bisagra” del mundo colonial con el indígena, para facilitar el control de éste; pero re-apropiadas
por los indígenas, han permitido y aún hoy permiten espacios de auto-regulación y control propio.
“Las cofradías, de su parte, fueron creadas para el control religioso del mundo indígena. Sin
embargo, los indígenas aprendieron a re-utilizar estas instituciones coloniales para elaborar
formas de resistencia cultural detrás de la aparente práctica de la religión católica”. 9
La participación en las responsabilidades o cargos tanto del municipio o alcaldía como de la
cofradía, se entrecruzan, y todas las personas, a lo largo de su ciclo vital, deben asumir
alternadamente cargos en ambos sistemas, llamados sólo para efectos pedagógicos, secular y
religioso.
Las variaciones a este modelo son muchas y reflejan el complejo entramado de los diversos
sistemas de autoridad. Y finalmente hay un conjunto de autoridades y formas más modernas de
liderazgo.
Estas nuevas autoridades y formas de liderazgo se articulan a las antiguas dándoles un nuevo
contenido. En tanto son re apropiadas desde el eje cultural indígena, se convierten también en
parte de su derecho.
La resolución de conflictos al interior del espacio comunal, desde La Colonia, fue dejada en manos
de los indígenas en lo que correspondía a los conflictos menores, debiendo remitir los casos
“graves” a las autoridades estatales. Esta práctica ha continuado más o menos hasta nuestros días.
En los lugares alejados o donde el control estatal es menor, los indígenas tienen mayor margen de
auto-regulación; en lugares más próximos a los centros de control, suelen remitir los casos graves
con más frecuencia a los jueces y autoridades estatales para evitar ser procesados.
La relación entre autoridades estatales e indígenas siempre ha sido compleja y en algunos casos
violenta. En ciertos lugares hay una suerte de “convivencia pactada” pues son las comunidades las
que llevan a los presuntos delincuentes ante la policía, ya que ésta no llega a los lugares alejados.
9
En otros casos, en el marco de una relación conflictiva entre autoridades indígenas y estatales,
éstas últimas han controlado o reprimido a aj q´ij ab (o sacerdotes mayas) por la práctica de su
cultura y espiritualidad; así como han procesado a alcaldes auxiliares indígenas por delito de
usurpación de funciones, por administrar justicia sin ser jueces, ordenar arrestos de “bolos”
(ebrios), hacer levantamiento de cadáveres, etc. Las autoridades indígenas han aprendido a auto-
limitarse en sus funciones para evitar ser reprimidos por las autoridades estatales remitiendo a la
autoridad estatal casos graves como homicidios, o cuando se trata de extraños.
El término “derecho consuetudinario” viene de una categoría del derecho romano, la “veterata
consuetudo”. Se refiere a prácticas repetidas inmemorialmente, que a fuerza de la repetición, la
colectividad no sólo las acepta sino que las considera obligatorias (opinio juris necesitatis). Por la
categoría “derecho” se entiende que no sólo se trata de prácticas aisladas como el término
“costumbres”, sino que alude a la existencia de un sistema de normas, autoridades,
procedimientos. Sólo que la palabra “consuetudinario” fija a ese sistema en el tiempo, como si se
repitiera igual a lo largo de los siglos.
Por lo general, la doctrina jurídica clásica ha utilizado éste término en situaciones de colonialismo,
expansión imperial, modernización, o incluso en países independientes con presencia de población
indígena donde se encuentra un sistema políticamente dominante y otros subordinados. De una
parte, se denomina “el derecho” (sin adjetivos), al derecho central, estatal, imperial, escrito o
codificado. Y se llama “derecho consuetudinario” a los sistemas normativos que sobreviven por la
práctica de la gente en los pueblos conquistados o políticamente subordinados. Un ejemplo del
uso de este término dentro de tal concepción es el Convenio 107 de la OIT de 1957 sobre
Poblaciones Indígenas y Tribuales en Países Independientes, posteriormente reemplazado por el
Convenio 169. Como consecuencia de tal concepto, el Convenio 107 sancionaba el modelo de
subordinación política al indicar que debía respetarse el derecho consuetudinario sólo mientras no
afectase las políticas de integración” a las que el Estado podía someter a las poblaciones indígenas.
Las disposiciones constitucionales, ordinarias y acuerdos políticos citados, dan la pauta para
interpretar que el sistema jurídico guatemalteco en una forma integral, acepta el derecho
consuetudinario y en cumplimiento con los acuerdos de paz, se tiene la voluntad política de
promover reformas legales en el sentido que dicho derecho se norme en una forma clara, que no
deje lugar a dudas e interpretaciones que permitan la negación del citado derecho.
La necesidad del estudio y conocimiento del derecho consuetudinario se justifica plenamente. Esta
importancia se patentiza aún más en aquellas sociedades en las que se ha hecho poco o casi nada
por comprender y superar sus problemas. Es cierto que la problemática en cada una de estas
colectividades tiene un corte polifacético y complejo, pero esta dificultad que formulamos no nos
debe llevar tampoco a adoptar una posición fría, estática, pesimista o conformista; por el
contrario, debe animarnos a encararla decididamente como presupuesto fundamental en la
dinámica de la reorientación estructural a la que estamos llamados a desembocar.
En los Estados latinoamericanos, en que se ha optado por asumir estructuras jurídicas del derecho
occidental greco-romano- anglosajón, el derecho consuetudinario de los pueblos indígenas
prehispánicos, es contradictorio con el derecho positivo, pues tiene una estructura diferente a la
estructura de la sistemática jurídica originaria. Por eso se hace una llamada de atención para no
confundir ambas categorías.
Los pactos de derechos civiles y políticos y económicos, sociales y culturales aprobados por la ONU
en 1966 reconocieron en su Artículo 1 común el derecho a la libre determinación de los pueblos,
derecho claramente orientado, sin embargo, a los pueblos entonces en proceso de
descolonización y no a los pueblos indígenas. El primer pacto se refiere en su Artículo 27 a los
derechos de quienes integran las minorías étnicas, religiosas, o lingüísticas “a tener su propia vida
cultural, a profesar y practicar su propia religión y a emplear su propio idioma.” Dicho artículo se
refiere, sin embargo, a minorías, término cuya aplicación a los pueblos indígenas es cuestionado.
No se hace mención alguna a los indígenas o a sus pueblos como sujetos de derecho.
“Como lo expresa Miguel Ángel Balcárcel. I Conferencia Nacional Sobre Derechos Humanos. En
marzo de 1996 mediante el decreto 9-96 el Organismo Legislativo aprueba y se inicia el proceso de
ratificación, el cual se materializa en abril de 1996, el certificado de depósito tiene fecha de 24 de
mayo de este año y del acuse de recibo, la fecha oficial para OIT es el 5 de junio de 1996; por lo
tanto, un año más tarde, en 1997, entra en vigencia el instrumento en Guatemala”. 10
Lo esencial del convenio estriba en primer término el derecho al auto identificación de los
indígenas; el segundo, el derecho a ser consultados por el Estado; el tercero, el derecho a la
participación y del derecho fundamental a decidir sobre sus propias prioridades de desarrollo,
esto es esencia.
10
1. El Gobierno ha sometido al Congreso de la República, para su aprobación, el
Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo y, por lo tanto, impulsará
su aprobación por el mismo. Las partes instan a los partidos políticos a que agilicen la
aprobación del convenio.
En los últimos años, un movimiento maya activo y diverso se ha convertido en una fuerza
significativa para la reforma política nacional en Guatemala, el que propone una transformación
del Estado guatemalteco, cuya naturaleza tradicional ha sido excluyente y fundamentalmente
antidemocrática. En las secuelas de las campañas contrainsurgentes de principios de los años
ochenta cuyo efecto destructivo principal recayó sobre las comunidades rurales indígenas, la
organización maya ha crecido en términos de fuerza y unidad. La campaña continental de “500
años de resistencia” en protesta en contra de las celebraciones oficiales del quinto centenario del
“descubrimiento” de las Américas en 1992, y el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz en el
mismo año a una mujer indígena guatemalteca, Rigoberta Menchú, focalizó la atención nacional
sobre el tema de los derechos indígenas. Subsecuentemente, la organización popular en repudio
del intento de autogolpe por parte del presidente Jorge Serrano Elías en mayo de 1993 otorgó una
presencia mayor a las organizaciones mayas en la esfera política nacional.
En junio de 1993 se formó la Asamblea del Pueblo Maya (APM) para garantizar y promover la
participación maya en las discusiones políticas dirigidas a asegurar la transición a la democracia.
La presencia de varios mayas en el gobierno de Ramiro De León Carpio (1993-96), como lo fue el
ministro de Educación Alfredo Tay Coyoy, abrió la brecha para fortalecer la participación del
pueblo indígena dentro del gobierno central. Como fin principal del derecho indígena cabe
mencionar que en Centroamérica y en Guatemala en particular, esta brecha “el hecho y el
derecho” o sea entre el orden legal teórico y la práctica, ha sido particularmente marcada. En
términos generales, lo que se propone es evitar que existan clases dominantes que violen los
derechos de estos ciudadanos que por el hecho que éstos pertenezcan a una raza indígena no
tiene nada que ver con que se les margine ni se les vulnere sus derechos.
Es así como se intenta consolidar un sistema que permita la adecuación normativa que obliga el
Convenio 169 de la OIT a que deben constitucionalizarse derechos de los pueblos indígenas que
están contenidos en dicho Convenio, como el derecho al territorio (Arts. 13 y ss), la autonomía
interna (2,b), la consulta (Art. 6) y la participación en los planes y programas nacionales que los
puedan afectar (Art. 7). “El mismo concepto de pueblos indígenas, que es más amplio que el de
comunidades, debe ser incorporado en la Constitución, que ahora sólo reconoce personalidad
jurídica a dos formas de organización comunal, dejando sin reconocimiento a otras figuras como
las rondas campesinas, grupos étnicos extensos, pueblos no contactados, organizaciones supra
comunales, entre otras. Debe constitucionalizarse también, como principio de interpretación de
normas, el principio pro-pueblos indígenas que consagra el Artículo 35 del Convenio 169”.