Modulo 2 Clase 4

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Clase 4: PREPARACIÓN DEL TERRENO Y PLANTACIÓN DE FRUTALES.

EL SUELO DE CULTIVO Y LAS CONDICIONES CLIMÁTICAS

Suelos

Introducción

Un conocimiento básico de los métodos adecuados para evaluar un suelo


resulta indispensable no sólo para poder elegir la parcela de terreno que debe
destinarse a los cultivos con conocimiento de causa, sino también para llevar a
cabo las intervenciones necesarias para corregir posibles defectos.

Antes de entrar en el tema de análisis prácticos del suelo, muy simples pero
no del todo inútiles, veamos a grandes rasgos cuáles son los factores que
determinan sus características.
Características físicas del suelo

Entre las características del suelo destacan la textura, la estructura, la


densidad y la porosidad.

Textura

La textura, es decir, las dimensiones de los constituyentes del suelo,


determina características de enorme importancia como la compactibilidad, la
permeabilidad y la capacidad de retención hídrica.

Se observa en el suelo toda una gama de tipos comprendidos entre los


extremos indicados como “suelos ligeros y “suelos compactos”, que resultan de la
variabilidad de la relación recíproca entre las “partículas gruesas “y las “partículas
finas”. Se clasifican como partículas gruesas la grava (partículas de diámetro
comprendido entre los 2 y los 20 mm) y los guijarros (diámetro superior a los 20
mm).

Constituyen, en cambio, las partículas finas todos los constituyentes de


diámetro inferior a los 2 mm, que comprenden, en orden de tamaño decreciente, la
arena gruesa, media y fina (de 2mm a 1/100 de mm), la arcilla (1/100- 1/1000 de
mm) y el limo, compuesto de partículas prácticamente impalpables. Las
condiciones ideales de textura se identificaron en un porcentaje moderado de
partículas gruesas y porcentajes equilibrados de arena, arcilla y limo. Los suelos
en lo que abundan las partículas gruesas no están cohesionados, no retienen el
agua ni los fertilizantes y están destinados a un progresivo empobrecimiento, ya
que se lavan con la lluvia y los riegos.

Opuesto es el defecto de los suelos en que dominan las partículas finas,


cuando estas se hallan compuestas en su mayor parte por arcilla y limo. Estos
materiales resultan marcadamente compactos, retienen humedad estándar y por
tanto no permiten que circule el aire. En estas condiciones la vida microbiana es
imposible o se ve muy obstaculizada, y por consiguiente no pueden tener lugar las
transformaciones que ponen a disposición de los frutales las sustancias nutritivas.

Con fines prácticos, sólo cuando la fracción fina está compuesta sobre todo
de arena, las características físicas del terreno se aproximan a las de los suelos
con partículas gruesas abundantes.

Estructura
En cuanto a la estructura del suelo es la forma de agregación natural de las
partículas del suelo, para formar unidades de mayor tamaño con carácter más
persistente.

Estas unidades se denominan agregados y su formación se debe a la


presencia de cargas eléctricas en la superficie de las arcillas, lo que da como
resultado unas interacciones físico-químicas con los demás componentes del
suelo.

Según la forma de los agregados:

 Laminar. Los agregados tienen forma aplanada, con predominio de


la dimensión horizontal. Las raíces y el aire penetran con dificultad.

 En bloques. Angulares o subangulares. Los agregados tienen forma


de bloque, sin predominio de ninguna dimensión.

 Prismática. Los agregados tienen forma de prisma, de mayor altura


que anchura. Es típico de suelos con mucha arcilla.

 Columnar. Semejante a la estructura prismática, pero con la base


redondeada. Ésta estructura es típica de suelos envejecidos.

 Granular. Los agregados son esferas imperfectas, con tamaño de 1


a 10 mm de grosor. Es la estructura más ventajosa, al permitir la circulación de
agua y aire.

Densidad

En el suelo se consideran dos tipos de densidad: densidad aparente y


densidad real.

 La Densidad aparente (da): es la masa contenida en una unidad de


volumen de una muestra de suelo tal y como es, incluyendo el volumen ocupado
por los poros. Para determinarla, se divide el peso de un determinado volumen de
tierra secada a estufa por ese volumen de suelo, y se expresa el resultado en
kg/m³.

 La densidad real (dr) es la densidad de las partículas sólidas del


suelo. Se determina dividiendo el peso del suelo secado a estufa por el volumen
que ocupan los sólidos.
La densidad real de los suelos minerales más comunes varía de 2.500 a
2.700 kg/m³.

La densidad aparente de los suelos varía según la textura y estructura entre


los 1.100 y los 1.900 kg/m³.

Porosidad

Es la relación entre el volumen de huecos de cualquier tipo y el volumen


total del suelo. Se expresa en tanto por ciento (%), y está condicionada por la
textura y la estructura del suelo.

Los suelos de textura fina tienen mayor porosidad que los de textura
gruesa. Los suelos arcillosos tienen gran número de poros pequeños (microporos,
capaces de retener el agua), mientras que los arenosos tienen un número escaso
de poros grandes (macroporos, el agua circula pero no es retenida) comunicados
entre sí.

La materia orgánica en el suelo

Los constituyentes que conforman el suelo se dividen en dos fracciones:

 Fracción inorgánica, representada por los minerales que derivan


directamente de la roca madre, presente en el subsuelo, o bien por los
depositados por lluvias, los ríos y los torrentes.

 Fracción orgánica, o humus, constituida por materiales orgánicos


(restos vegetales y animales acumulados de forma natural o aportados con los
abonos a base de estiércol, mantillo y similares) en diversas etapas de
descomposición. La degradación de la materia orgánica, que se produce por la
acción del agua, de la temperatura, de los microorganismos (bacterias, hongos,
mohos, etc.), se denomina humificación y el producto final se denomina humus.

Se trata de un material de color pardo, suave, poroso, dotado de elevado


poder de acumulación del calor y de notable capacidad de retención hídrica,
aunque sin dar lugar a encharcamientos y obstrucciones.

El humus ejerce en la estructura una influencia determinante. En efecto, liga


los suelos con cohesionados y ablanda los compactos. Confiere en ambos casos
las características importantes para la conservación del calor y la capacidad de
retención hídrica, y constituye la base para la reserva de la fertilidad, puesto que
fija los fertilizantes poniéndolos gradualmente a disposición de las plantas.
Su efecto sobre el suelo es muy beneficioso. Lo que se indica a
continuación lo han demostrado experimentalmente los científicos y no son meras
conjeturas entusiastas de un partidario de este producto natural: el humus protege
al suelo contra la erosión producida por la lluvia y permite que el agua penetre
suavemente en profundidad; reduce la erosión debida al viento; aglomera las
partículas pegajosas de un suelo muy fino y lo transforma en otro más grueso;
sirve de alimento a las lombrices y a otros organismos útiles; reduce la
temperatura del suelo en verano y la eleva en invierno; proporciona elementos
nutritivos a las plantas puesto que contiene todos los que éstas necesitan, y los
libera con lentitud de modo que ellas los absorben sin dificultas; permite que el
suelo retenga el agua igual que una esponja y reduce a un mínimo las pérdidas
por evaporación; hace que los cambios químicos no sean demasiado rápidos
cuando se echan cal y abonos inorgánicos al suelo; desprende los ácidos
orgánicos que contribuyen a neutralizar los suelos alcalinos y a liberar los
minerales del suelo con lo cual quedan disponibles para las plantas; retiene el
amoníaco y otras formas de nitrógeno de una manera apropiada para el
intercambio y el consumo, sin la cual el nitrógeno se pierde con rapidez debido a
la acción de las bacterias denitrificantes; elimina numerosas micosis y a las
nocivas anguílulas.

Resulta, pues, evidente que una de las principales tareas será la de


incrementar la cantidad de humus del suelo tanto como sea posible. Los terrenos
que van desde la arcilla más pesada hasta la arena más pura pueden mejorarse y
convertirse en fértiles mediante la introducción de suficiente humus. No hay ningún
terreno que no salga beneficiado y favorece también a todo tipo de cultivo.

Además, cualquier materia orgánica que se introduzca en el suelo producirá


humus. Compost, abono verde, estiércol de granja, excrementos humanos, turba,
mantillo, algas, residuos vegetales: cualquier cosa que haya vivido puede volver a
vivir. Si se la entierra se descompondrá dando humus. Si se deja en la superficie
del suelo se descompondrá también; los gusanos la introducirán en la tierra y
formará humus.

El humus es el cimiento de una buena fruticultura. En un suelo deficiente en


humus es posible lograr unas cosechas de inferior calidad si se añaden todos los
elementos químicos necesarios para las plantas o cultivos, sobre todo en forma de
nitratos, pero el terreno se irá deteriorando de manera progresiva y acabará por
esquilmarse y desaparecer, como está sucediendo con la capa superficial de los
suelos de gran parte del planeta.
Propiedades físico-químicas del suelo

Para una evaluación exacta de las características del suelo es necesario


dirigirse a los laboratorios especializados, en las facultades de ingeniería agrícola
o los Servicios de Extensión Agraria.

Se lleva una muestra que refleje el conjunto de las cualidades del suelo y
que por tanto debe obtenerse tomando una serie de muestras en distintos puntos
del jardín, parcela o terreno, tanto de la superficie como de una zona de más
profundidad. Se tratará, por tanto, de muestras del horizonte activo, del inerte y de
la roca madre.

Se saca una palada de 30 cm de profundidad, liberando un tramo de roca


madre, de la que se coge una porción larga y estrecha.

Si se trata de prado, la superficie herbosa no debe eliminarse, sino que se


quita la hierba y se recupera, sacudiendo, la tierra.

Se eliminan también guijarros y detritos varios.

Las muestras de las dos capas deben mantenerse separadas, y cada una
de ellas debe estar compuesta por tierra tomada de distintos puntos del terreno.
Eso, si la extensión es modesta y la calidad del material resulta homogénea,
porque en caso contrario conviene mantener separadas las muestras de las
distintas zonas. Los laboratorios dan también las indicaciones necesarias para la
corrección o la enmienda, en relación incluso con los cultivos previstos y con las
características climáticas.

Además, existen en el mercado equipos de todo tipo y de todos los precios,


fáciles de utilizar, para un análisis seguro del suelo y para una eficaz corrección de
los defectos observados.

Capacidad de intercambio catiónico (CIC)

La capacidad de intercambio catiónico es una medida importante de la


fertilidad y la productividad potencial de los suelos. La CIC es una medida de la
cantidad de cationes que pueden ser absorbidos o retenidos por un suelo.

Gracias a su estructura química, las partículas de arcilla y la materia


orgánica del suelo tienen carga negativa neta. Esto significa que los cationes
(iones con carga eléctrica positiva) son atraídos y retenidos sobre la superficie de
estos materiales del suelo. Los cationes de la solución del suelo están en equilibrio
dinámico con los cationes absorbidos sobre la superficie de la arcilla y la materia
orgánica.

Los suelos contienen cantidades variables y clases diferentes de arcilla y


materia orgánica, de modo que la CIC total varía ampliamente. La materia
orgánica tiene una CIC alta, por lo que los suelos con un alto contenido de materia
orgánica presentan por lo general una CIC mayor que la de los suelos con un bajo
contenido de materia orgánica.

Los cationes que revisten mayor importancia en lo que se refiera a las


plantas son el calcio (Ca++), magnesio (Mg++), potasio (K+), amonio (NH4+),
sodio (Na+) e hidrógeno (H+).

Los primeros cuatro cationes son nutrientes de las plantas y son


importantes para el crecimiento vegetal. Los dos últimos tienen un efecto marcado
sobre las características físicas y químicas del suelo.

La cantidad relativa de cada uno de los cationes que son absorbidos en la


superficie de las partículas de arcilla está estrechamente relacionada con
propiedades importantes del suelo y determinará el tipo de suelo. Como se verá
en el siguiente apartado, los suelos altamente ácidos exhiben un alto porcentaje
de iones de hidrógeno adsorbidos, mientras que los suelos que poseen un pH
favorable de 6 a 8, tienen un alto porcentaje de iones de calcio en esa condición.

Los suelos con alto contenido de iones de sodio presentan un estado de


dispersión y resisten la infiltración del agua, en tanto que los que poseen un alto
porcentaje de iones de calcio están bien agregados y exhiben altos caudales de
infiltración.

Los suelos minerales con una CIC alta tienden a ser más fértiles que los
que poseen una CIC baja. La probabilidad de que los nutrientes se pierdan por
lixiviación, separación de sus partes solubles de las insolubles, es baja, por lo que
el suelo posee una mayor capacidad para almacenarlos y suministrarlos a los
cultivos. La gama de valores dentro de cierta clase de textura se debe en parte a
diferencias en el contenido de materia orgánica.

Suelos Ácidos y Básicos

Numerosos y complejos son los factores que determinan la relación


recíproca entre sustancias alcalinas (o básicas) y sustancias ácidas presentes en
el suelo: las modificaciones provocadas por la flora microbiana ligada al humus, la
composición química inicial, la calidad y cantidad de los abonos, el lavado que
elimina sustancias solubles o, por el contrario, la sequía, que provoca su
acumulación física, determinante para la circulación de agua y del aire, es
evidente.

Se recuerda por último que los distintos elementos minerales son


absorbidos por las raíces en proposiciones diferentes, según las necesidades
específicas, mediante una función llamada absorción selectiva.

Por ello, según la especie cultivada, se acumula una sustancia u otra. El


exceso de tanto acidez como de alcalinidad confiere a los suelos de textura fina
una compactibilidad excesiva, acompañada de impermeabilidad al agua y al aire,
con los laboreos se acumula agua pero no la eliminan, se apelmazan y forman una
corteza destinada a agrietarse.

En ambos casos no se obtiene provecho alguno de los abonos orgánicos,


que se acumulan sin descomponer pues son ricos en principios activos no
asimilables por las plantas cuando la acidez es elevada, mientras que sufren una
rápida destrucción cuando es elevada la alcalinidad. Ello se explica con la
ralentización o el cese de la actividad microbiana en el primer caso y con su
rapidez en el segundo.

Con las siglas pH 7 se indica la realización neutra; con pH comprendido


entre 6 y 1, valores crecientes de acidez, con pH de 7 a 10, valores crecientes de
alcalinidad.

Sin embargo, el concepto de pH no es rígido sino relativo al tipo de cultivo,


ya que todas las especies tienen necesidades iguales en materia de reacción.

El análisis del pH

Se toman y se mezclan entre sí las muestras de suelo, como de costumbre,


y se suspende el material en un vaso de agua destilada; a continuación se
sumerge en él un papel de tornasol y se compara la coloración que asume este
con la de una escala de colores adecuada: en la gama de rojo se tiene reacción
ácida, en la gama del azul, reacción alcalina, como se indica en el ejemplo de la
imagen que se muestra a continuación.
La corrección

Es una práctica consistente en la modificación del pH, es decir, de la


reacción excesivamente ácida o alcalina del suelo. Este defecto puede corregirse
procediendo indirectamente mediante prácticas agronómicas, laboreos y abonos
adecuados.

 “Correctores” propiamente dichos son:

Para los suelos ácidos: alcaliza finamente molida, marga, arcilla calcárea,
cal viva, cal apagada. Todos estos materiales modifican el pH porque aportan
calcio, y por tanto su uso es racional sólo cuando los análisis muestran que el
defecto se debe a la pobreza en calcio del suelo. En caso contrario se puede
recurrir a abonos adecuados.

Para los suelos alcalinos: yeso agrícola finamente molido, flores de azufre,
sulfato de hierro.

El suelo de las aguas de riego es un medio corrector válido: las aguas


“duras”, ricas en sales de calcio y de magnesio, corrigen la acidez, mientras que
las relativamente puras combaten la alcalinidad al eliminar sales solubles.
 La evaluación de las características del suelo a través de la flora
espontánea típica.

Es posible identificar a grandes rasgos la reacción de un suelo a través de


la flora espontanea típica, ya que esta comprende especies claramente acidófilas,
amantes de la acidez, y especies calcícolas, que prefieren la alcalinidad. Plantas
de los suelos ácidos (especies acidófilas):

Helecho común (.Pteridium aguilinum), helecho hembra (Athyrium filix-


femina).
Brecina (Calluna vulgaris), brezo de escobas (Erica scoparia), brezo blanco
(Erica arbórea), rezo ceniciento (Erica cinerea), rododentro (Rhododendron).

Arándano (Vaccinium myrtillus), mirto de pantano (Oxicoccuspalustris).

Molinia (Moelmia coerulea), cañuela (Festuca capillata).

Sargatillos (Saliz incanay S. Caprea).

Abedul (Betula alba).

Coniferas (Pinuspinea, Pinus sylvestris, Juniperus communis).

Plantas de los suelos alcalinos (especies caldcólas)

Retama de olor (Spartium junceum).

Artemisa (Artemisia cretáceo).

Altabaca (Inula viscosa).

Gatuña (Ononis spinosa).


Tamariz (Tamariz gallicd).

Zulla (Hedysarum coronarium).

Pimpinela menor (Poíerium sanguisorba).

Trébor real (Melilotus officmalis).

Barcea (Festuca diriuscula).

Salinidad de los suelos

Cuando un suelo contiene sales solubles en exceso se dice que es salino,


es decir, un suelo se define conceptualmente como salino si la concentración de
sales en solución afecta negativamente a las plantas.

Hay varias formas de comprobar la salinidad de un suelo. Ante todo si con


el suelo seco se evidencian costras de cristales en la superficie, es un suelo
salino.

Si se observan síntomas en plantas: marchitez a pesar de no faltarle agua,


ápices de las hojas quemadas, falta de crecimiento, amarilleos,… es un suelo
salino.
Midiendo la conductividad eléctrica (CE) mediante un conductímetro .
Valores comprendidos entre 2-4 dS/m indican suelos ligeramente salinos, y a partir
de 4 dS/m estamos ya ante un suelo con problemas de salinidad, siendo las
unidades dS/m (deciSiemens por metro).

Posibles causas de salinidad

Por un ascenso capilar de sales hasta la zona de las raíces, ya sea por la
naturaleza del subsuelo o por existir una capa freática salina; por regar con agua
salina; o por un manejo inadecuado de la fertilización.

El efecto de la salinidad sobre el crecimiento de las plantas

 Disminución de la absorción del agua por las raíces: Una


concentración alta de sales tiene como resultado potencial osmótico alto de la
solución del suelo, por lo que la planta tiene que utilizar más energía para
absorber el agua. Bajo condiciones extremas de salinidad, las plantas no pueden
absorber el agua y se marchitan, incluso cuando el suelo alrededor de las raíces
se siente mojado al tacto.

 Toxicidad por iones específicos: Cuando la planta absorbe agua que


contiene iones de sales perjudiciales (por ejemplo, sodio, cloruro, exceso de boro
etc.), síntomas visuales pueden aparecer, tales como puntas y bordes de las hojas
quemadas, deformaciones de las frutas etc.

 Interferencia con la absorción de nutrientes esenciales: Un


desequilibrio en la composición de las sales en el suelo puede resultar perjudicial
entre los elementos. Esta condición se llama "Antagonismo". Es decir, un exceso
de un ion limita la absorción de otros iones. Por ejemplo, el exceso de cloruro
reduce la absorción del nitrato, el exceso de fósforo reduce la absorción del
manganeso, y el exceso de potasio limita la absorción del calcio.

 El efecto del sodio en la estructura del suelo: En suelos que


contienen altos niveles de sodio, el sodio desplaza el calcio y el magnesio que son
adsorbidos en la superficie de partículas de arcilla en el suelo. Como resultado, la
agregación de las partículas del suelo se reduce, y el suelo tiende a dispersarse.
Cuando está mojado, un suelo sódico tiende a sellarse, su permeabilidad se
reduce drásticamente y, por tanto, la capacidad de infiltración de agua se reduce
también. Cuando está seco, un suelo sódico se dura y se aterrona. Esto puede
provocar daños a las raíces de las plantas.

Corrección de un suelo salino

Mediante lavados de recuperación, con la parcela sin cultivar, se aporta un


gran volumen de agua, manteniendo la lámina de agua de forma continua durante
varios días, con objeto de transportar las sales al subsuelo de una forma drástica.
El sistema más eficiente es el riego por inundación, aunque también se podría
emplear la aspersión.

Como labores en el terreno la principal es el subsolado, que consiste en


soltar el suelo bajo la profundidad normal de cultivo, usando un arado de uno o
más brazos rígidos, con el objetivo de romper capas de suelos compactadas. Los
subsoladores normalmente trabajan a profundidades de 30-70 cm. Con ello se
consigue romper los distintos horizontes del suelo para hacerlo más permeable y
mejorar el drenaje.

Si el problema es porque la capa freática esté demasiado cerca del suelo, la


solución es instalar un drenaje artificial que reduzca el ascenso por capilaridad.

Por último, y en el caso de aguas salinas, el problema se solventa


mezclando varias fuentes de agua en balsas reguladoras.

Contaminación y erosión del suelo


La contaminación del suelo es la introducción de agentes contaminantes
que repercuten negativamente en su comportamiento ya que provoca la pérdida
parcial o total de la productividad del suelo.

Ello puede producirse como consecuencia de la producción y acumulación


de residuos industriales, mineros o urbanos. Otra actividad con riesgo ambiental
de contaminación de suelos es la minería, por su poder modificador del paisaje y
sus descargas de residuos tóxicos.

La contaminación de suelos se da también por la mala eliminación y


ausencia de tratamiento de basuras. Otro problema grave se presenta con los
residuos industriales. El vertido ilegal de residuos industriales constituya un serio
problema de contaminación del suelo.

El suelo también sufre la contaminación por residuos de pesticidas y otros


productos agroquímicos, como los herbicidas y los fertilizantes.

En cuanto a la erosión, es la pérdida de suelo fértil, debido a que el agua y


el viento normalmente arrastran la capa superficial de la tierra hasta el mar.
El ser humano acelera la pérdida de suelos fértiles por la destrucción de la
cubierta vegetal, producto de malas técnicas de cultivo, sobre pastoreo, quema de
vegetación o tala del bosque.

Las prácticas productivas sin criterios de protección, contribuyen en gran


medida a que este problema se agrave cada día más. El cultivo de tierras en
lugares con pendiente aumenta la posibilidad de agotamiento del suelo fértil, ya
que es muy fácil el arrastre de tierra por acción de la lluvia.

La erosión también puede afectar ecosistemas lejanos, como los de la vida


marina. El suelo arrastrado al mar se deposita como sedimento y cambia la
composición del fondo marino, sepultando vegetación y cuevas, y transformando
el contenido químico de las aguas.

Tipos de suelo y técnicas de conservación

Orígenes del suelo

El suelo es, fundamentalmente, roca pulverizada por agentes como el calor


y el frío, el agua y el viento y, lo que es muy importante, ha estado sometida al
efecto erosivo de los líquenes, bacterias, algas y otras criaturas vivientes. La roca
más dura que exista, siempre que esté expuesta a la luz, será desmenuzada poco
a poco por la vida vegetal.

Para los fines de la fruticultura, aunque lo geólogos puedan no estar de


acuerdo, es suficiente con decir que la mayoría de la superficie terrestre está
formada por una capa de tierra situada sobre la roca madre. Entre ambas existe
un estrato llamado subsuelo, que es roca en proceso de destrucción por los
agentes naturales.

Algunos suelos son el producto directo de la roca que hay por debajo
mientras que otros han llegado a ese estado debido a la acción de otras fuerzas:
del viento como en el caso del loess de América del Norte y de China, de los
glaciares como al norte del Támesis en Gran Bretaña y América del Norte, o
arrastrados por el agua como sucede con las tierras de los deltas de ríos como el
Ebro, el Nilo y muchos valles fluviales.

Tipos de suelo

Al agricultor práctico le interese el origen de su suelo pero no es una


cuestión de vital importancia. Lo que sí es importante es la naturaleza del
mismo.122115655
Suelo Ligero: es aquel que está compuesto de partículas grandes como la
arena

Suelo pesado: es aquel que está formado por partículas muy pequeñas
como sucede con la arcilla.

Suelo intermedio.

Es importante saber asimismo si se trata de suelo orgánico, compuesto de


materia vegetal en putrefacción como en el caso de los pantanos, ácido o alcalino:
la arena suele ser ácida y, en cambio, la arcilla, alcalina; si está bien drenado o no;
qué hay por debajo: los suelos situados encima de creta o de calizas es muy
probable que sean alcalinos.
Por fortuna es posible mejorar cualquier suelo. Apenas existe tierra en el
mundo que no dé algún fruto si se trata del modo apropiado. El exceso de acidez
se remedia añadiendo cal; el de alcalinidad con la adición de abono compuesto
(compost) o estiércol. La inundación de terreno se remedia con n buen drenaje.
Las deficiencias en oligoelementos se corrigen agregando las sustancias que
faltan.

Análisis práctico de Tipo de Suelo

Es posible identificar el tipo y la calidad de un suelo de forma bastante


satisfactoria con fines prácticos.

El examen debe hacerse referencia al horizonte activo, al inerte y, a ser


posible, también al subsuelo o roca madre. Para ello se clava la laya verticalmente
en un tramo de 50 cm y en una profundidad igual. Se observa en primer lugar el
tipo de estructura, el color, la presencia o ausencia de residuos orgánicos y de
lombrices.

 El color grisáceo y el grano grueso indican material de tipo arenoso,


de escasa cohesión y elevada permeabilidad: se trata de suelo ligero.

 El color rojizo u oliváceo (según el grado de oxidación) y el grano fino


indica material arcilloso, compacto e impermeable: se trata de suelo compacto.
 El color marrón, el grano ni demasiado fino ni demasiado grueso y
modesta textura ligera indican suelo franco, fácil de cultivar con intervenciones
agronómicas normales.
 El color oscuro, pardo negruzco, el grano ni demasiado fino ni
demasiado fértil.

Se puede completar el análisis visual con una prueba muy sencilla, pero
fiable. El suelo ligero resbala entre los dedos aunque esté mojado; colocado en un
vaso de plástico de fondo agujereado filtra rápidamente el agua.

El compacto se amasa y, en casos extremos, incluso se puede modelar;


deja pasar el agua gota a gota y en parte permanece en suspensión, después de
lo cual se deposita en una corteza impermeable.

El suelo franco absorbe regularmente el agua y cede sólo el exceso.


Técnicas de Conservación.

A continuación enumeramos algunas de las técnicas de conservación más


usadas y recomendadas:

 Reducir la superficie de suelo desnudo para evitar la erosión.

 Evitar sistemas de arado en profundidad.

 Utilizar técnicas de laboreo de conservación según las características


del terreno

 Permitir crecimiento de hierbas entre líneas de explotaciones


leñosas.

 Utilizar sistemas de explotación agrícola que eviten el aumento de la


desertificación del terreno.

 Realizar obras de acondicionamiento topográfico que eviten la


erosión del suelo en las zonas cultivadas.
 Utilizar setos vivos en lugar de vallas para separar las explotaciones
agrícolas.

 Utilizar especies autóctonas en las repoblaciones.

Limpieza y nivelación

La “labranza” o preparación del terreno, se refiere a la manipulación


mecánica del suelo que altera su estructura y resistencia, con el propósito de
proporcionar y mantener en el suelo las condiciones óptimas para la germinación,
crecimiento y desarrollo de las plantas y así manifiesten su capacidad productiva.
La labranza es una parte integral del proceso productivo, que tiene la
finalidad de establecer las condiciones óptimas para el establecimiento y
crecimiento de los cultivos. La labranza se ha desarrollado tradicionalmente por
dos razones: remover las malezas y dar un ambiente adecuado en el suelo para
que la semilla pueda germinar, las plantas puedan desarrollarse y las raíces
obtengan sus nutrientes, agua y aire, que son necesarios para su crecimiento.

La preparación del terreno es fundamental para lograr abundantes


rendimientos de los cultivos. Para preparar un terreno de frutales se recomienda
realizar actividades como: limpieza y nivelación del terreno.

La limpieza consiste en eliminar los residuos de cosechas anteriores o


malezas existentes en el terreno para que al germinar y emerger las semillas lo
hagan fácilmente a través de la capa de tierra que las cubre, por lo cual, la
limpieza del terreno es una de las primeras labores importantes.

En cuanto a la nivelación, es una labor importante que consiste en


emparejar el terreno cuando son poco accidentados, con el fin de evitar
encharcamientos, favoreciendo así el control de enfermedades y el no desarrollo
de plantas raquíticas.

Labores de preparación

Los objetivos básicos para una buena preparación del terreno constan de
labores culturales cuyos objetivos tienden remover, mullir, igualar y alisar el suelo
para airearlo, aumentar su capacidad de retención de agua y facilitar las labores
fundamentales.

Estas operaciones, así mismo, buscan la incorporación en profundidad de


enmiendas y abonos, como también eliminar piedras, terrones, raíces y, en
general, cualquier obstáculo antes de concretar la plantación.

Se destaca también el objetivo de facilitar el desarrollo radicular inicial de


los árboles eliminando la compactación natural de las tierras.

Normalmente la preparación incluye una labor especial que se suele llamar


labor fundamental o profundas cuyos efectos se completan con las que se llaman
labores complementarias.

Exigencias de los cultivos en la preparación profunda del suelo


Tienen como objetivo el acondicionamiento del suelo a gran profundidad,
preparándolo para su exploración por las raíces. Estas operaciones actúan sobre
la permeabilidad, el saneamiento, de enmiendas y abonados del terreno. Esta
necesidad es tanto más imperiosa cuando las condiciones naturales del suelo
sean menos favorables: nivel de compactación y falta de drenaje.

Otras finalidades es enterrar los restos de cosecha, las malas hierbas y los
abonos y enmiendas aplicados en la superficie.

Algunas de estas labores se realizan sólo de forma ocasional y en


determinados suelos y cultivos (como es el caso del subsolado), mientras que
otras se realizan normalmente todos los años y en la mayoría de suelos y cultivos.

Deben practicarse en verano, aproximadamente dos meses antes de la


plantación para que las tierras puedan recibir los beneficios de los agentes
atmosféricos (dióxido de carbono, agua, materia orgánica, etc.), estas labores
preparatorias de pre plantación pueden no obstante demorarse hasta la entrada
del otoño.

Se realizan, si la naturaleza del suelo lo permite, a una profundidad de 0,6


m y 1m dado que a esa profundidad se optimiza el desarrollo de raíces de la
especie que se va a plantar.

Según las características de la labor profunda, las técnicas de preparación


se pueden clasificar en:

 Preparación manual: cava manual por hoyos. Esta operación se


realiza con palas e instrumentos rudimentarios hasta alcanzar una profundidad de
0.6-0.8 m. La preparación manual se realiza sin apoyo de elementos mecánicos, a
base exclusiva de mano de obra. Son técnicas tradicionales que se han empleado
durante siglos pero que hoy están soslayadas.

 Preparación mecánica: integral (desfonde, subsolado). Localizada


(fajas, surcos, hoyos).

 Explosivos.

Tipos, regulaciones, funciones, misión y labores específicas de los


subsoladores, arados y gradas

Las labores profundas, se realizan principalmente con arados de vertedera,


aunque pueden utilizarse con éxito otras máquinas ya que, la oferta de aperos
para laboreo primario es tan amplia que se hace muy difícil establecer la
conveniencia de un determinado equipo, pues con máquinas de características
muy diferentes se pueden conseguir resultados parecidos.

Algunos aperos realizan un volteo más o menos acusado del suelo (arado
de vertedera, arado de discos, rotocultor), mientras que otros (subsolador,
descompactador, arado cincel) remueven el suelo sin producir volteo, lo que se
conoce con el nombre de labranza vertical.

Entre los diferentes tipos y modelos de máquinas para el laboreo profundo


pueden establecerse dos grupos claramente diferenciables:

 Aperos para laboreo horizontal: arados de vertedera, arados de


discos, gradas de discos y cavadoras.

 Aperos para laboreo vertical: subsoladores, chiseles y gradas


alternativas.

Ambos grupos realizan labores cuyas diferencias se basan en el volteo del


suelo labrado y en el grado de desmenuzamiento.

Ambas opciones realizan labores claramente diferenciables, pero en todo


caso se caracterizan por una acción profunda que llega en algunos casos incluso
a los 50 cm.

Las diferencias que los distinguen son:

 Inversión o no del suelo labrado.

 Grado de desmenuzamiento conseguido.

 Profundidad trabajada.

Subsolado

Consiste en fisurar el terreno pasando en profundidad una especie de reja


tirada por un tractor de gran potencia y que mulla el suelo entre los 0.5 m y 0.8 m
de profundidad.

Las labores con esta herramienta se tienen que efectuar con un bajo
contenido de humedad, ya que de lo contrario no se produce el efecto deseado.
Únicamente se recomienda trabajar con suelo húmedo cuando se quieran formar
drenes para el escurrimiento del agua de riego o lluvia.

 Subsoladores

El uso de subsolador o ripper tiene como objetivo trabajar la línea de


plantación en profundidades que van de 40 a 100 cm; el ripper tiene una púa en su
extremo y 1-2 pares de aletas a distinta profundidad que permiten una cierta
roturación.

Tiene por objeto reducir la compactación o altas densidades de algunos


tipos de suelo para facilitar el desarrollo radicular; asimismo permite acumular
agua ampliando el período de plantación en épocas secas.

Se emplean también ripper con 2 púas laterales además de la central, para


una mejor roturación de la línea pero requiriendo mayor potencia de los tractores.
De acuerdo al tipo de suelo que se trabaja y la profundidad que se pretende
subsolar puede utilizarse tractores agrícolas de 120 a 170 HP o bulldozer tipo D7 o
D8.

Generalmente, la preparación de la línea de plantación se completa con el


pasaje de rastras angostas o rotovator. Este trabajo permite cultivar y desmenuzar
los terrones formados y reducir las bolsas de aire que se generan con el
subsolado. Esta labor logra un mejor resultado a mayor humedad del suelo.

Los subsoladores son, entre los aperos para laboreo vertical, los útiles más
clásicos.
Cuando se realizan pases sucesivos equidistantes, próximos entre sí, en
toda la superficie a plantar, se dice que el subsolado es total.

Los subsoladores deben aplicarse varios meses antes de hacer las


plantaciones y con el suelo muy seco. Así se consigue el asentamiento del terreno
que evita que las plantas se muevan una vez colocadas en el terreno.

El subsolado mediante una labor cruzada, evita los encharcamientos que


producen asfixia radicular y facilita el desarrollo de las raíces. En plantaciones
adultas de árboles frutales sólo es aconsejable cuando se trata de terrenos muy
compactos, poco permeables, en los que el debilitamiento de los árboles, presenta
más riesgo que los propios daños que genera el subsolado en el sistema radical.

Según la distancia bajo el chasis del aparato, la cual indica la capacidad en


cuanto a profundidad de trabajo, se pueden clasificar estos aperos:

Subsoladores pesados

Subsoladores ligeros

Los dientes pueden ser rectos o curvados. El diente recto tiene una buena
penetración, eleva poca tierra del subsuelo a la capa arable y voltea muy poco la
superficie del suelo. El diente curvado requiere menos esfuerzo de tracción que el
diente recto y voltea la superficie cuando el suelo tiene una consistencia dura.

La mayor parte de los constructores fabrican sus dientes rectos en la parte


superior y curvada en su parte inferior. En el extremo de los dientes se colocan
rejas simples o con alerones. Estas aumentan el volumen del suelo removido e
incrementan el esfuerzo de tracción necesario.

Sistemas de seguridad semejantes a los usados en los arados de vertedera


(que se verá a continuación), equipan los dientes para evitar el deterioro del
material. La elección de uno u otro modelo debe hacerse en función de la
densidad de obstáculos encontrados.

Por ser el trabajo de estos útiles muy costoso en energía y tiempo, conviene
analizar el interés de la operación y elegir adecuadamente la profundidad de
trabajo.

Su utilización es aconsejable en suelos duros y desintegrables o


desmenuzables, si bien, con una bola sujeta con cadena en la parte inferior del
diente, se pueden usar en suelos plásticos para drenaje del terreno.
Un subsolador de tres brazos necesita una potencia de unos 120 C.V. y
tiene un rendimiento próximo a 0’75 ha/h.

Arado de vertedera

El arado de vertedera voltea y mulle el terreno, lo desmenuza, entierra los


restos vegetales y los mezcla con la tierra.

La vertedera, que es el elemento que define el tipo de arado, puede tener


formas muy variadas, entre las que se presentan helicoidales, cilíndricas,
americanas, clara vía y rómbicas.
 Las vertederas helicoidales realizan una acción poco enérgica por lo
que la tierra es poco desmenuzada.

 Las vertederas cilíndricas son muy agresivas y desmenuzan y


ahuecan mucho la tierra.

 Las vertederas americanas, también llamadas universales, ofrecen


unas características de trabajo intermedias a las dos anteriores.

 Las vertederas clara vía ofrecen una superficie de contacto con la


banda de tierra muy reducida, lo que disminuye la fuerza de tracción requerida.
Son aconsejables en tierras que se adhieren mucho.

 Las vertederas rómbicas cortan la banda de tierra de forma que


facilita el paso de los neumáticos sin compactar ni alisar la muralla del surco. Su
trabajo provoca un desmenuzamiento excesivo.

Como regla general se puede considerar que si la vertedera es corta su


acción provoca un desmenuzamiento mayor que si la vertedera es larga.

La utilización de los arados de vertedera sólo resulta aconsejable cuando el


suelo tiene un estado desmenuzable, si bien, en suelos arenosos y francos,
pueden trabajar en estado plástico e incluso duro.

Diferentes sistemas de seguridad equipan los distintos cuerpos de los


arados para evitar problemas durante el funcionamiento, entre ellos se pueden
distinguir sistemas en bulón de cizallamiento, de trinquete, de resorte de pistón de
nitrógeno a presión.

Gradeo pesado
En el caso del gradeo en labores profundas el más utilizado es el arado de
discos que corta la banda de tierra, desplazándola a continuación lateralmente por
su movimiento de rotación.

Su utilización es posible en cualquier tipo de suelo y realiza una labor


aceptable con diferentes estados de humedad. No es aconsejable usarlo en
suelos arcillosos, duros o plásticos.

Un arado de 4 discos trabajando a 25 cm de profundidad requiere una


potencia próxima a los 85 C.V. y tiene un rendimiento de unos 0’65 ha/h.

Las ventajas de los arados de discos frente a los de vertederas son:

 Pueden utilizarse en terrenos pedregosos con menor peligro de


roturas.

 Requieren menos potencia de tracción.

 Sufren menos desgaste en sus piezas de trabajo.

 Realizan un mullido más perfecto.

 Realizan una mezcla muy uniforme de la tierra con los restos


vegetales.

 Entierran más racionalmente las enmiendas.

Los inconvenientes de los arados de discos frente a los de vertedera:

 Penetran peor en el suelo.

 Son más pesados.

 Las acciones sobre el tractor son más fuertes, por lo que se conduce
peor.

 No realizan labores moldeadas.

Labores superficiales de preparación de suelos

Exigencias de los cultivos en la preparación superficial de suelos


Conjunto de labores más o menos superficiales, cuya finalidad es preparar
el lecho de siembra, con tierra fina y mullida que sirva de asiento a la semilla, a la
vez que se eliminan las malas hierbas. Esto se logra con una o varias pasadas de
cultivador o de grada, intensificando las labores cuando las condiciones climáticas
no favorecen la rotura de los terrones. Se puede preparar el lecho de siembra con
una sola pasada, utilizando para ello un apero combinado que, a veces, se asocia
a la operación de sembrar.

Los aperos usados para esta labor realizan labores de desmenuzamiento,


de mullido y, a veces, de compactación del suelo.

Tipos, regulaciones, funciones, misión y labores específicas de


gradas, cultivadores y aperos similares

Para laboreo superficial la oferta de aperos es aún mayor que para el


laboreo primario, se encuentran en el mercado aperos de púas, discos, cultivador,
vibrocultor, rodillos...

A continuación se desarrollan las funciones, misiones y labores de los


aperos usados en esta fase de la preparación del terreno.

Gradeo

En este caso el apero más común son las gradas de púas están
constituidas por varios cuerpos independientes colgados de un chasis común, lo
que les permite, cuando son de gran anchura, trabajar con profundidad uniforme,
incluso en suelos con relieve superficial poco uniforme.

Los dientes de la grada se montan en forma de Z, con lo que se evitan


atascos.
Los dientes de estos útiles actúan sobre el suelo por efecto de choque y
producen un desplazamiento hacia abajo de la tierra fina, colocando los terrones
más gruesos en la superficie, lo que reduce la formación de costras.

Su utilización sólo es aconsejable en suelos con estado friable, es decir,


desmenuzables.

Para una grada de 5 m de anchura la potencia necesaria es de unos 80 C.V. y su


rendimiento aproximado de 2’5 ha/h.

Pases del Cultivador

El cultivador es una herramienta que se utiliza en agricultura para revolver y


pulverizar el suelo, antes de plantar o quitar malas hierbas y airear y aflojar el
suelo. Es accionada por un tractor y revuelve el suelo, generalmente a una mayor
profundidad que la grada.

Los cultivadores son máquinas de construcción sencilla a base de barras


sobre las que se fijan los dientes.
Cuando el suelo es friable desmenuzan muy bien la tierra, pero pueden
originar superficies alisadas en los surcos y terrones de superficie lisa que se
hacen difíciles de manejar una vez secos.

Un cultivador de 3'5 m de anchura requiere una potencia de unos 30 C.V. y


tiene un rendimiento próximo a 3 ha/h.

Vibrocultor

Las labores del vibrocultor así como del cultivador son labores, como ya se
han clasificado, superficiales ya que llegan a profundidades de 15 cm.

Los vibrocultores tienen un chasis constituido por un cuadro con


travesaños en los que van sujetos los dientes. Cuando los útiles tienen gran
anchura se construyen plegables sobre un cuadro principal.

La separación entre los dientes de los vibrocultores determina el grado de


desmenuzamiento del terreno, de forma que cuanto más reducida es, mayor
desmenuzamiento se obtiene.

Estas máquinas actúan por aplastamiento y por choque, rompiendo los


terrones y formando tierra fina que se deposita en la parte inferior de la zona
trabajada y pueden utilizarse para incorporar al suelo abonos y productos
fitosanitarios.

Su utilización es aconsejable en suelos friables.


Para un vibrocultor de 4´5 m de anchura se puede estimar necesaria una
potencia de 85 C.V. y un rendimiento de 3 ha/h.

Rotocultor

Tienen la misma profundidad de alcance que el vibrocultor, 15 cm.

Los rotocultores reciben la potencia necesaria para su funcionamiento de la


toma de fuerza del tractor.

Son máquinas que, cuando trabajan en suelos duros, producen pequeños


terrones y tierra fina mezclados, en cambio en suelos friables y plásticos tienen
riesgo de producir una suela que impide la infiltración del agua de lluvia.

Para máquinas de 3 m de anchura son necesarios del orden de 90 C.V. de


potencia y tienen un rendimiento próximo a 0’85 ha/h.

Preparación, regulación y mantenimiento de la maquinaría

La utilización de este tipo de maquinaría agrícola supone que se realice la


preparación, regulación, calibración y mantenimiento de la misma previamente a
ser usada y una vez que se ha finalizado el trabajo para que esté en perfecto
estado para próximos usos.

Un mal mantenimiento o regulación de las máquinas o aperos es una de las


causas principales de las fallas prematuras de las máquinas agrícolas actuales.

Dejando las cosas sin hacer es una mala costumbre que conduce a averías
de la máquina o altos costos operativos. Se puede adquirir la buena costumbre de
hacer un mantenimiento preventivo.

Conociendo los fundamentos de un buen mantenimiento preventivo se


puede realizar eficiente y correctamente. Luego, se estará seguro de obtener el
máximo rendimiento del equipo. Y se estará complaciendo con los esfuerzos y
ahorros. El mantenimiento preventivo puede hacer tres cosas:

 Reducir fallas

 Ahorrar los costos operacionales

 Mantener seguro el equipo

Reducción de fallas

Cuando el trabajo es más pesado, el equipo necesita más mantenimiento


preventivo. No se podrá, por su puesto, evitar la posibilidad de fallas, pero se
reducirá al mínimo.

Ahorro de costos operacionales

Por ejemplo, un afinamiento del motor puede ahorrar posiblemente hasta


15% del consumo de combustible y aumentar al máximo la potencia en más del
10% en un tractor de 74.5 Kw, esto significa un ahorro de 15 a 19 litros de
combustible al día más un bono de 7.4 kilovatios adicionales con los que se puede
trabajar.

Intervalos de servicios recomendados

Según la American Society of agriculture engineering (ASAE) recomienda


dar servicio en intervalos de horas regulares. Estos períodos son generalmente
después de las 5, 10, 50,250, 500 y 1000 horas de funcionamiento. Los intervalos
de horas representan los días de funcionamiento, tal como se muestra a
continuación:
 5 horas (dos veces al día)

 10 horas (diariamente)

 50 horas (semanalmente)

 250 horas (mensualmente)

 500 horas (bimensualmente)

 1000 horas (temporada)

Sin embargo, algunas máquinas agrícolas solo se hacen funcionar durante


250 o 500 horas al año de modo que los servicios anuales o de dos veces al año
pueden combinarse con los otros intervalos y completarse al mismo tiempo.

Aplicación del abonado de fondo y enmiendas

Durante la preparación del terreno y teniendo en cuenta los análisis del


suelo se aplicarán las enmiendas y abonos, en cantidades adecuadas para
conseguir un nivel de fertilidad óptimo.

 El abonado de fondo se refiere a la aplicación de los elementos


fósforo y potasio.

La finalidad de un abonado de fondo es tener los nutrientes disponibles


para el árbol en las capas profundas, ya que después de la plantación, las
enmiendas o fertilizaciones que se apliquen, solo podrán realizarse de forma
superficial para no dañar las raíces que se encuentran en la parte superficial del
suelo.

 Las enmiendas comprenden la aplicación de estiércol (enmienda


orgánica) y/o de caliza (enmienda mineral).

La enmienda es una práctica que tiene la finalidad de modificar los defectos


de estructura y composición del suelo.

La ’’enmienda” en el sentido estricto del término, es la aportación de


materiales como la arena que da partículas gruesas, aligerándolos, a los suelos
compactos, y de arcilla y limo que hacen más coherentes los suelos demasiado
sueltos.
Enmienda Orgánica:

Enmienda húmica sólida: producto sólido que aplicado al suelo aporta


humus, mejorando sus propiedades físicas, químicas y biológicas.

Enmienda no húmica sólida: producto sólido que aplicado al suelo


preferentemente engendra humus, mejorando sus propiedades físicas, químicas y
biológicas.

Ácidos húmicos líquidos: producto en solución acuosa obtenido por


tratamiento o procesado de turba, lignito o leonardita.

Materia orgánica líquida: producto en solución o en suspensión obtenido


por tratamiento o procesado de un material de origen animal o vegetal.

Compost: producto obtenido por fermentación aeróbica de residuos


orgánicos.

Turba ácida: residuos vegetales procedentes de plantas desarrolladas y


descompuestas en un medio saturado de agua y puede contener originalmente
cierta cantidad de material terroso.

Turba no ácida: residuos vegetales procedentes de plantas desarrolladas y


descompuestas en un medio saturado de agua y puede contener originalmente
cierta cantidad de material terroso.

Enmienda mineral:

Enmienda de azufre para bajar el pH del suelo.

Enmienda de calcio para subir el pH del suelo.

Enmienda de yeso o de azufre para corregir suelos salinos, ricos en


calcio.

Hay que tener precaución a la hora de abonar los frutales, porque un


exceso de producto podría resultar contraproducente para las plantas quemando
sus hojas y haciéndolas más susceptibles frente a algunas enfermedades.
Además, se deberá distribuir el abono por todo el terreno y no solamente por la
zona más cercana al tronco.
Tipos de redes de drenaje

El drenaje tiene como objetivo remover por medios naturales o artificiales el


exceso de agua acumulada en la superficie o a lo largo del perfil del suelo con la
finalidad de mejorar la productividad del cultivo.

Hay dos métodos de drenaje: drenaje superficial y subterráneo.

 El drenaje superficial se usa cuando hay problemas por presencia


de agua en los primeros horizontes del perfil del suelo. En estos casos, el método
de drenaje consiste en crear unas condiciones de transporte, con pendiente
suficiente, para evacuar los excesos de agua. Esta puede desplazarse sobre la
superficie del terreno o por cauces abiertos en el mismo (surcos, zanjas, canales,
etc.), hasta llegar a un punto de salida. La evacuación se hace, generalmente, por
gravedad aunque, en los casos necesarios, se acude al bombeo.

Drenaje superficial por cauces abiertos

Son las zanjas realizadas a cielo abierto con objeto de facilitar su


saneamiento, resultan económicas, fáciles de limpiar y evacuan cantidades
importantes de agua si su pendiente es adecuada.
Aunque son un obstáculo para la mecanización y obligan a la división de
parcelas por líneas. El sistema suele estar formado por una serie de zanjas
abiertas sobre las parcelas que se reúnen en uno o varios colectores y que
desembocan en un curso natural de agua o emisario.

Las zanjas suelen presentar sección trapecial o en uve, con las paredes
laterales más o menos inclinadas según los tipos de suelos. En los suelos
agrícolas son habituales pendientes variables entre 1/0,50 y 1/1
(vertical/horizontal). Los suelos con textura más gruesa requieren taludes con
menor pendiente.

 El drenaje subterráneo se emplea cuando los problemas se


originan por saturación del suelo, por presencia de capas freáticas altas (libres o
embolsadas) o por escurrimiento lateral de freáticos colindantes. Este tipo de
drenaje presenta las ventajas que una vez instalado no ofrece obstáculos a la
mecanización y permite el cultivo sobre el 100% de la parcela.

Hay tres tipos de drenaje subterráneo:

Por zanjas cubiertas.

Tubulares sin revestimiento: drenes zapa o topo.

Tubulares revestidos: tuberías de drenaje o conductos.


Trazado

El sistema de drenaje puede adoptar alguna de las siguientes


disposiciones:

 Sistema de drenes entre zanjas: En zonas llanas, con suelos


suficientemente permeables, en las que existen o pueden abrirse fácilmente
zanjas de drenaje, se dispone un sistema de drenes tubulares subterráneos que
recepcionan las aguas de la zona a sanear y las conducen hacia las zanjas
abiertas. La descarga del dren tubular en la zanja se hace mediante la
correspondiente boca de descarga protegida para impedir la entrada de animales.

 Sistema de drenes paralelos regulares: En terrenos con frecuentes


cambios dependiente pueden establecerse varios sistemas de drenaje paralelos
que van confluyendo a distintos colectores de acuerdo con los cambios de
pendientes.

 Sistema de drenes paralelos descendentes o de “peine”: En


terrenos con pendientes uniformes puede hacerse un trazado a base de líneas de
drenes paralelos, siguiendo curvas de nivel, que desembocan en un dren colocado
en la parte baja, perpendicular a los anteriores y que, a su vez, desagua en el
cauce de evacuación.

 Sistema de drenes paralelos convergentes o “espina de


pescado”: En suelos con pendientes importantes pero uniforme, pueden
disponerse los drenes en líneas paralelas cortando las curvas de nivel y siendo, a
su vez, convergentes en un colector de descarga.

 Sistemas irregulares: En terrenos muy irregulares, tanto en la


dirección como en la importancia de las pendientes, es necesario establecer un
sistema de drenaje que se adapte a la irregularidad del terreno.
Redes de drenaje.

En terrenos con problemas de exceso de humedad, se hace imprescindible


el establecimiento de una adecuada red de drenaje, a base de construir zanjas
para la recogida de las aguas sobrantes por simple escurrimiento, combinándose,
cuando la zona a drenar es de cierta extensión, estas zanjas o colectores con
canales de drenaje que desembocan en ellos.

Si bien los colectores de drenaje suelen ser simples zanjas a cielo abierto o
conducciones por tubería de mayor o menor sección, los canales de drenaje se
establecen por lo general mediante la colocación en forma enterrada de tuberías
perforadas de diversos materiales, tubos porosos de hormigón o de gres, etc...

Tanto la apertura de zanjas como la colocación de tubos son operaciones


susceptibles de un ma mayor o menor grado de mecanización.
Apertura de zanjas.

La máquina más corrientemente empleada en la apertura de zanjas es la


retroexcavadora. Esta máquina está constituida por una pala (elemento
fundamental de trabajo), que se une rígidamente a una pluma hidráulica montada
en un bastidor soportado por ruedas neumáticas. Trabaja en retroceso a caballo
sobre el eje longitudinal de la zanja que se va abriendo. El equipo hidráulico puede
ser independiente o estar accionado por la toma de fuerza del tractor. Existen
también máquinas retroexcavadoras automotrices, que consiguen elevados
rendimientos.
Otra máquina que se emplea en este trabajo es la dragalina. Montada
también sobre ruedas u orugas, su funcionamiento básico es el siguiente: la
cuchara o cangilón se encuentra colgada de su extremo posterior por una cadena
y un cable de levantamiento, que puede recogerse a voluntad. Por su parte
delantera, es decir, por donde carga, se engancha a otra cadena unida a un
segundo ramal de cable, llamado de arrastre. Cuando este último ramal tira, al ser
arrollado por el tambor correspondiente de la grúa, el cangilón va resbalando por
la superficie del suelo mientras se carga, aproximándose a la grúa. Un sencillo
dispositivo permite el vaciado del cangilón, a base de provocar su levantamiento y
su vuelco.

La ventaja principal del empleo de la dragalina es la de poder llevar a cabo


una excavación a gran distancia por debajo del nivel de la máquina, siendo
posible, asimismo, depositar la tierra extraída en montones de altura inaccesible
para otro tipo de máquinas excavadoras.

Para la apertura de zanjas de poca anchura resultan muy útiles las


zanjadoras rotativas, que pueden ser de volante o de cadena sin fin. Las primeras
llevan un volante de gran diámetro que, accionado por la toma de fuerza del
tractor que arrastra a la máquina, tiene un movimiento de rotación lento para
conseguir un buen trabajo a medida que la máquina progresa por el terreno
abriendo la zanja. El volante está provisto de unas cuchillas, cuya misión, a la vez
que producir la excavación, es elevar la tierra excavada al exterior de la zanja,
donde queda depositada a un lado de la misma. Normalmente, este tipo de
zanjadoras excava zanjas estrechas, de paredes verticales, si bien en algunos
modelos la rueda o volante que lleva a cabo la excavación es cónica, pudiendo
entonces formar una zanja de sección trapecial.

Las zanjadoras de cadena sin fin cuentan con una cadena de este tipo,
accionada por la toma de fuerza del tractor y provista de una serie de cuchillas.
Dicha cadena ataca el terreno con un ángulo de unos 40° respecto al plano
horizontal, extrayéndose la tierra de la zanja a medida que se va abriendo por la
acción directa de las cuchillas en su movimiento de retroceso, si bien la máquina
suele llevar incorporada la salida un mecanismo extractor de la tierra, constituido
por una cinta transportadora o un sin fin, con lo cual la tierra es depositada a uno o
ambos lados de la zanja. La zanja que se consigue con el empleo de estas
máquinas es de paredes verticales y de anchura y profundidad en consonancia
con las dimensiones de la cadena y de las cuchillas y con su regulación.

También cabe hacer referencia a una potente máquina, denominada


briscoe, que trabaja en la apertura de grandes zanjas. Viene a ser, esencialmente,
un arado de doble vertedera muy dimensionado, que abre la zanja a medida que
avanza, depositando la tierra extraída a ambos lados. Es tal la envergadura de
esta máquina que suele precisar para su arrastre el concurso de dos tractores de
cadenas.

Las galerías subterráneas

Cuando el terreno tiene suficiente consistencia, pueden sustituirse las


zanjas a cielo abierto por galerías subterráneas. La máquina que lleva a cabo la
construcción de estas galerías es el arado topo. Se trata de un apero que lleva
una reja o puntal, similar a la de un subsolador, en cuya parte inferior porta una
pieza denominada obús. Esta pieza se desplaza enterrada por el terreno a medida
que la reja avanza, abriendo una galería gracias a la forma de ojiva que presenta
su extremo anterior. El obús lleva incorporada en posición trasera una bola
metálica, que tiene por misión compactar las paredes de la galería que se va
abriendo.

Con el fin de evitar en lo posible roturas en la pieza fundamental del apero,


como consecuencia de tropezar con obstáculos en su avance (piedras, raíces
gruesas, etc...), suele existir en el punto de unión del puntal con el bastidor un
dispositivo de seguridad, el cual provoca el levantamiento de la reja cuando la
resistencia al avance es excesiva.

El trabajo de este apero requiere suficiente potencia de tracción. Si bien tal


potencia depende de la consistencia del terreno, puede estimarse que es preciso
un caballo de potencia por cada centímetro de profundidad de la galería. De aquí
que, para la utilización del arado topo, haya que pensar en tractores de 50-60 CV,
por ser ésta, precisamente, la profundidad aconsejable para las galerías.

Colocación de tuberías

Una red de drenaje suele estar constituida por tuberías subterráneas, que
recogen el agua sobrante en el terreno y la conducen hasta las zanjas de
desagüe. La colocación de estas tuberías es, susceptible de mecanización.

Las máquinas colocadoras de tuberías de drenaje combinan, generalmente,


la acción de un mecanismo que sitúa la tubería en el fondo de la zanja con la de
otro que abre previamente dicha zanja. El mecanismo excavador es como el de
una zanjadora rotativa (de volante o cadena sin fin de cuchillas), complementado
con un dispositivo que sitúa la tierra extraída a ambos lados de la zanja.

En cuanto al mecanismo que coloca la tubería en el fondo de la zanja,


depende de que se constituya a base de tubos de gres o de tubería flexible (PE o
PVC). En el primer caso, los tubos van siendo depositados por un operario en una
pieza trapezoidal provista de una rampa en su parte superior, por donde se
deslizan los tubos hasta caer por una embocadura existente en su parte inferior al
fondo de la zanja. De esta forma se consigue una tubería continua de gres
cerámico, estableciéndose el drenaje a través de las juntas que quedan entre cada
dos piezas. El defecto principal de este sistema de colocación de tuberías consiste
en la gran cantidad de mano de obra que exige, ya que un operario se ha de ir
ocupando de la conducción de la máquina, otro de la colocación de los tubos en la
rampa de caída y otro del acople definitivo de los mismos en el fondo de la zanja.
Cuando se emplea como dren tubería flexible de material plástico, las máquinas
encargadas de su colocación van provistas en primer lugar, aparte del
correspondiente mecanismo excavador, similar al ya descrito en el caso anterior,
de un tambor portatuberías, que permite llevar la misma enrollada en tal tambor y
hace posible su desarrollo y alimentación continua a medida que la máquina
avanza. El tubo de plástico que va desarrollándose del tambor pasa por una
conducción hueca cilíndrica, llegando al fondo de la zanja y depositándose allí.
Tanto cuando se emplean tubos de gres como tubería plástica para
establecer la red de drenaje, la máquina que abre la zanja y coloca la tubería va
provista a la salida de dicha tubería y previa a su colocación en la zanja, de un
dispositivo en forma de boca, que compacta la solera de dicha zanja, con el fin de
que el dren resulte lo más uniforme posible.

Últimamente se están imponiendo para el establecimiento de canales de


drenaje las máquinas que colocan la tubería directamente, sin necesidad de
proceder a la apertura de zanja. Esto se consigue por medio de la combinación de
un arado topo con un mecanismo, alimentado de tubería de plástico. En estas
máquinas, la reja subsoladora, que lleva en su parte inferior una pieza similar al
obús del arado topo para la apertura de la galería subterránea cuenta con dos
conductos adosados a ella, que llegan hasta el fondo de la zanja que se va
abriendo. Por uno de estos conductos pasa la tubería flexible a medida que se
desenrolla en su tambor, siendo así depositada en el fondo de la zanja. Por otro
conducto cae cascajo sobre la tubería ya colocada, procedente de una tolva
montada en la máquina. El cometido de esta grava o cascajo es evitar la
obturación de las ranuras o perforaciones de la tubería con las partículas de tierra
que puedan acompañar al agua de drenaje.

Las máquinas colocadoras de tuberías, en cualquiera de sus versiones, son


de gran robustez, exigiendo elevadas potencias de tracción. De aquí el que
frecuentemente se empleen tractores de cadenas para su arrastre. Existen, no
obstante, modelos autopropulsados provistos de potentes motores.

Materiales de drenaje

Las tuberías o conductos normalmente utilizados en las instalaciones de


riegos son:

 Tuberías de PVC (de plástico) que se unen mediante adhesivo, que


pueden ser ranuradas, lisas, estriadas, flexibles.

 Tuberías y accesorios de PE (polietileno), que por su facilidad de


montaje son las que más se utilizan.

Dependiendo del tipo de tubería se utilizará un tipo de accesorio u otro,


aunque algunos sirven para los dos.

En el caso del PVC la unión es química, y se emplea un pegamento


especial.
Las tuberías y accesorios de PE se unen mediante un sistema mecánico
con juntas o termosoldados.

Materiales filtrantes

La tubería o conducto del drenaje puede ser pre-envuelta con materiales


filtrantes como que previenen la entrada de partículas de suelo en los drenes.
Entre los materiales usados para este cometido se diferencian:

 Materiales naturales: grava, arena, fibra de coco o turba.

 Materiales prefabricados: mallas de fibra, lana de vidrio, geotextil o


espuma de poliestireno.

Cortavientos

El viento es perjudicial para los frutales porque:

 Deseca el árbol

 Tira frutos: con una velocidad de 40-48 km/h caen algunos frutos.
Con 50 - 65 km/h la mayoría de los frutos maduros pueden caer.

 Rompe ramas.

 Hay vientos fríos.

 Las abejas con 18-20 km/h no pueden trabajar.

 Cerca del mar transportan sales y queman las hojas.

Por todo ello, antes de plantar se deben proteger con un seto de árboles o
arbustos altos o incluso, un muro, en función que sean cortavientos naturales o
artificiales.

Los cortavientos naturales representan por lo común un menor costo de


instalación. Sin embargo, el crecimiento es lento y requiere de un mantenimiento
periódico. Los cortavientos artificiales requieren un mayor costo de instalación,
pero la pérdida de espacio es pequeña y el efecto de protección una vez elegida la
permeabilidad adecuada es inmediato.

Naturales
Son aquellos formados por setos o árboles naturales que dispuestos de
manera lineal protegen de la acción del viento. También se puede considerar
como tal, aquellos taludes o desniveles del terreno que protegen los cultivos de los
vientos predominantes.

Artificiales

Los cortavientos artificiales pueden estar constituidos generalmente por


mallas plásticas o en su origen por cañas de azúcar.

Las condiciones que deben cumplir las defensas contra vientos artificiales
son básicamente:

 Estar constituidos por materiales durables, flexibles y no


deformables, para soportar la fuerza del viento.

 Ser resistentes a la acción de los rayos solares y a los efectos de la


lluvia.

 Poseer una permeabilidad variable entre 30 y 70 % al viento, según


las necesidades del cultivo a proteger.

Cierre de finca

La finca donde se produce la explotación agraria y la producción del cultivo


o frutales no dejan de ser una propiedad privada y como tal dispondrá de una
delimitación que impida el paso de personas ajenas a la misma.

Esta delimitación puede ser de diversos tipos y pueden ser naturales o


artificiales.

Tipos de cerramiento de fincas

 Brezo rústico: Ramas naturales enlazado con alambre galvanizado,


el brezo rústico español tiene un grosor de 3 cm. Son variables en altura, la cual
se comprende desde 1 m. hasta 3 m.

 Brezo ecológico: Ramas naturales enlazado con alambre


galvanizado. Son variables en altura, la cual se comprende desde 1 m. hasta 2 m.

 Rafia ocultación total: Este tipo de cerramiento permite una


ocultación del 100%, dándonos intimidad.
 Cañizo plástico: El cañizo de plástico, además de su resistencia y
larga duración, gracias a su tratamiento anti-UV, es un producto ecológico ya que
no cuenta con ningún tipo de metal en su composición. El cañizo puede ser de dos
tipos: de doble cara o simple cara. La diferencia entre ellos es que el doble es de
caña completa y el simple es de media caña. Las medidas de rollos son las
mismas para ambos.

 Cañizo bambú pelado: El bambú pelado está realizado con cañas


finas y brillantes y alambre plastificado.

 Cañizo media caña natural rajada: Cañas naturales cortadas a media


luna y alambre galvanizado.

Cerramiento de fincas de obra

Se pueden realizar el cerramiento de fincas en diversos materiales como


piedra, ladrillo cara vista, ladrillo enfoscado, bloques prefabricados, termoarcilla,
hormigón…

Generando de esta forma un muro o cerramiento de mayor envergadura


que conlleva la realización de una cimentación más profunda que en los casos
anteriores, para que el muro quedé completamente arriostrado y anclado y sea
seguro.

Cerramientos de fincas metálicos

Las mallas metálicas varían según el uso para el que van destinadas,
pueden ser cerramiento de fincas de simple torsión, de alta resistencia,
cinegéticas, de espinos, ganaderas. En estas instalaciones se incluyen postes,
tensores, postes de ángulos, cierres especiales cuando sea necesario.

Caminos de servicios

Los caminos de servicios en el interior de las fincas se localizan en


“terrenos de propiedad privada” y satisfacen las necesidades de comunicación
interna y externa del dueño, su “titular”. El suelo del camino forma parte
inseparable del terreno de propiedad privada, y tan sólo podrán transitar por él
aquellas personas y vehículos que el dueño desee. Los caminos interiores de la
finca pueden ser de diversos materiales, en función del uso que vayan a tener. De
esta manera se pueden encontrar caminos pavimentados, normalmente anexos a
las construcciones de fábrica de la finca, ya sea una vivienda o zona de
almacenaje de material, aperos o cosecha.
Existen también los caminos de hormigón, especialmente pensados para
soportar peso, que se suelen encontrar en los accesos a las fincas y sus
alrededores, y son los usados por los vehículos pesados como los tractores para
trasladarse en el interior de la propiedad o salir de ella.

Los caminos asfaltados son aquellos que van a estar destinados al acceso
a la finca y para el tránsito de vehículos no pesados.

Y por último, en los caminos secundarios, de tránsito peatonal de los


propios operarios y trabajadores de la finca, pueden constituirse de gravas o
macadam, se define como macadam el material constituido por un conjunto de
áridos de granulometría discontinua, que se obtiene extendiendo y compactando
un árido grueso cuyos huecos se rellenan con un árido fino, llamado recebo.

Equipo de riego

En toda instalación de riego existen las siguientes partes:

Cabezal de riego

Que engloba un conjunto de unidades que se utilizan para el control del


caudal, el control de las presiones, el filtrado, la fertilización y su inyección, etc.
El control del caudal y de la presión se efectúa a través de válvulas
volumétricas o válvulas solenoides reguladas por tiempo, reguladores de presión,
manómetros, etc.

Los filtros se utilizan para eliminar impurezas que puedes producir


obturaciones en los sistemas. En algunos casos, cuando el agua arrastra una
cantidad importante de impurezas, también se utilizan los prefiltros de modelos
diversos, según el tipo de impurezas del agua. Si existe una elevada suspensión
de partículas sólidas, como arena, limos o arcillas, se emplean depósitos de
decantación, si llevan exceso de materia orgánica se utilizan filtros de malla
gruesa en las tuberías de entrada, filtros de grava,…

En un mismo cabezal es normal que existan varios filtros de todos los tipos,
montados en batería, en los cuales se colocan manómetros en su entrada y salida
para conocer el grado de obturación de los mismos.

Una parte muy importante del cabezal es la que está destinada a la


fertirrigación. Las unidades más importantes que cumplen esta función son los
tanques de fertilización o los inyectores de abono.

Los tanques de fertilización son depósitos tratados con un anticorrosivo, de


volumen variable, en los que se coloca la solución concentrada de fertilizante, que
pasa a la red de riegos a través de un sistema de succión tipo Venturi o mediante
un acople de tipo paralelo regulado por una válvula volumétrica, y los
correspondientes reguladores de presión.

Los inyectores de abono son unidades en las que la solución concentrada


de fertilizantes se coloca en un depósito abierto y de ahí es inyectada a la red de
riego mediante el uso de bombas de presión de distintos tipos.
El cabezal de riego se completa con una estación de bombeo que
proporciona el agua a la presión necesaria. Existen diversos mecanismos de
automatismo tanto del riego como de la fertirrigación y de control del pH a través
de sistemas eléctricos, informáticos, hidráulicos o mixtos.

Tuberías de distribución

Lo conforman el conjunto de tuberías que conducen el agua desde el


cabezal a los emisores. Las tuberías suelen confeccionarse de fibrocemento,
hierro galvanizado, y lo que es más corriente, de materiales plásticos, como el
PVC y el polietileno, sobre todo en tuberías secundarias y portaemisores.

Desde el cabezal surgen las tuberías principales que conducen el agua


hasta las unidades de riego. La unidad de riego es la superficie formada por el
conjunto de subunidades que se riegan simultáneamente desde un mismo punto
desde el que se controla la dosis de agua que debe aplicarse en cada riego. En
algunos casos se construyen con fibrocemento o hierro galvanizado, además de
las confeccionadas con PVC o polietileno. Si se utiliza hierro galvanizado pueden
ocasionarse corrosiones debido a los fertilizantes.

La red de riego se completa con las tuberías secundarias construidas a


base de PVC o polietileno, y los portaemisores, que se fabrican con polietileno.

Aunque lo normal es que las tuberías portaemisores se dispongan


superficialmente, existen algunas variaciones de la exudación continua, en que
suele ser interesante enterrarlos ligeramente bajo el suelo.

Emisores

Son los elementos de la red que producen y controlan la salida de agua. Lo


más usual es que los emisores estén situados a cierta distancia unos de otros, por
lo que la salida del agua se produce de manera discreta formando los bulbos
húmedos, sin embargo, el agua también puede aplicarse de forma continua
creándose una banda humedecida en el suelo.

Los emisores de riego se clasifican según la forma en que aplican el agua al


suelo:

 Goteros

 Microaspersores y difusores
 Tuberías emisoras

Los goteros y las tuberías emisoras se consideran emisores de bajo caudal,


aplicando en condiciones normales hasta 16 litros por hora. Los microaspersores y
difusores son de alto caudal, y emiten entre 16 y 200 litros por hora.

Goteros

Constituyen el tipo de emisores de riego localizado más usado. Son


dispositivos fabricados en plástico que se colocan en las tuberías secundarias y
disipan la presión haciendo que el agua salga prácticamente sin velocidad, es
decir, goteando.

Microaspersores y difusores

Son emisores que distribuyen el agua al suelo en forma de fina lluvia sin
llegar a humedecer toda la superficie del cultivo. Tanto unos como otros mojan
una superficie circular con un radio normalmente menos de 3-4 metros, sin
embargo también pueden aplicar el agua en sectores circulares. Están
recomendados en suelos muy arenosos o cuando hay que humedecer grandes
áreas de suelo.
Tuberías emisoras

Son las tuberías que conducen y aplican el agua de forma simultánea a


través de orificios practicados en el proceso de fabricación o a través de su pared
porosa. Normalmente se fabrican en polietileno (PE) y suelen utilizarse con
cultivos con marco de plantación muy estrecho que precisarían gran cantidad de
emisores, o en cultivos en línea con objeto de crear una banda continua de
humedad.

Técnicas, materiales y equipos necesarios para la captación

El agua de riego de la mayoría de los cultivos proviene de aguas


subterráneas colindantes a la explotación o traída a la propia explotación desde un
punto cercano. Las formas de captación de aguas subterráneas son las siguientes:

 Manantial: es un flujo permanente o temporal de agua subterránea


que brota de forma natural en el terreno.

Fuente natural: es una captación no conectada a depósitos, cisternas o


redes de distribución, por lo que su utilización requiere que el usuario se desplace
hasta el punto de agua.

Traídas vecinales: son fuentes conectadas a una red privada de


abastecimiento de agua de consumo, gestionada por los propios propietarios casi
siempre constituidos en comunidades de usuarios. La mayor parte de estas
infraestructuras consisten en la captación de un manantial que vierte a una
arqueta desde la que el agua se conduce hasta depósitos de almacenamiento,
bien comunitarios o bien individuales, continuando finalmente hasta el punto de
uso o suministro.

 Pozo artesanos superficiales: en ausencia de afloramientos en


superficie, tradicionalmente se ha recurrido a la excavación manual de pozos
hasta alcanzar el nivel freático. Respecto a sus características constructivas, los
revestimientos más habitualmente empleados son: anillos prefabricados de
hormigón, fábricas de cantería o, en el caso de terrenos estables, la propia pared
resultante de la excavación. Los pozos suelen tener un metro de diámetro y una
profundidad variable (según la zona en la que se ejecute) entorno a los doce
metros. Los brocales suelen ser de fábrica de ladrillo y, en la mayor parte de los
casos, presentan una tapadera para evitar la caída de suciedad al interior. Suelen
contar con equipos de bombeo.
 La recuperación del agua pluvial consiste en recoger el agua de lluvia
de una superficie (normalmente un tejado) y tras filtrarla, almacenarla en un
depósito enterrado o en superficie para su posterior aprovechamiento. Esta agua
se distribuye posteriormente a través de una bomba en un circuito independiente
de la red de agua potable, en caso de que existiera. Esta captación merece la
pena cuando la explotación tiene pequeñas dimensiones y en una zona de
considerable pluviometría.

También hay que proceder a cuidar el origen de captación del agua


subterránea para que no sufra ningún tipo de contaminación ni sobreexplotación.
Para ello es indispensable el establecimiento de perímetros de protección que
consiste en la ordenación territorial del entorno de la captación para la adecuación
de los usos del suelo con los objetivos de:

 Evitar el vertido de substancias contaminantes que podrían afectar a


la calidad del agua captada.

 Controlar el desarrollo de cualquier nueva actividad incompatible con


la preservación de los recursos captados.

 Fortalecer las medidas de prevención y control en las zonas de


captación.

A través de tuberías acordes a la cantidad de agua necesaria o estipulada


que hará falta para el riego de la explotación, se dirigirá a un depósito de
almacenamiento, que podrá estar en superficie o enterrado.

Comprobación de funcionamiento de instalaciones

En la explotación agrícola y en relación con las instalaciones que lo


componen, hay que llevar a cabo una serie de comprobaciones que confirmen el
buen funcionamiento y el perfecto estado de todas ellas. Desde los elementos que
sirven de cortaviento o cierre de la finca, las instalaciones eléctricas o puntos de
luz que existan, así como del sistema de riego.

En cuanto a la puesta en marcha de la instalación de riego, hay que tener


en cuenta los siguientes aspectos, previamente a su funcionamiento y comprobar
diariamente, antes de uso:

 Asegurarse de que se dispone de agua suficiente. Si se realiza


fertirrigación, asegurarse de que los depósitos tienen suficiente cantidad de
fertilizante y agua.
 Si la instalación dispone de equipo de bombeo y tiene aspiración,
asegurarse de que la aspiración se encuentra llena de agua. Si no es así, llenar la
aspiración mediante la válvula situada en la tubería y cerrar la llave para evitar la
entrada de aire.

 Si la instalación funciona por gravedad, sin necesidad de ninguna


bomba, abrir lentamente la válvula de suministro para evitar el golpe de aire.

 Si se dispone de motobomba (diésel o gasolina), leer las


instrucciones de operación y mantenimiento y preguntar al instalador las presiones
nominales antes de ponerla en marcha. Si se dispone de electrobomba con
sistema de purgado, antes de ponerla en marcha, purgar el equipo para extraer el
aire de su interior.

 Si se dispone de cabezal con filtros de anillas, asegurarse que las


anillas están apretadas y no giran con facilidad, apretando, en su caso, la tuerca
de ajuste.

 Comprobar que la tapa del filtro cierra de modo estanco y no hay


fuga de agua (regular con el cierre de tapa).

 Asegurarse de que las válvulas manuales de control de riego y la de


la red de distribución están en su posición normal de trabajo. Comprobar que las
electroválvulas están conectadas y que se dispone de corriente en la instalación.

A continuación se exponen las medidas o comprobaciones a tener en


cuenta en las instalaciones de riego y la frecuencia de las mismas:
Normas medioambientales y de prevención de riesgos laborales.

Existen una serie de normas que regulan tanto la actividad de producción


de cultivos para que no pueda generar un daño en el medio ambiente, como en
materia de seguridad y salud para evitar daños sobre los trabajadores. De todas
ellas se irá hablando a lo largo del manual.

Entre ellas, se encuentran las normas que cada país tiene para regular y
evitar la introducción y expansión de plagas en los cultivos, con la inspección,
cuarentena y el obligado pasaporte fitosanitario. Y existen otras relacionadas con
la familia agrícola de mayor especificación.
Más allá de las especificaciones y reglamentaciones de cada nación al
respecto, en líneas generales podemos afirmar que las normas universalmente
aceptadas de seguridad son las siguientes:

 Abonar la plantación frutal.

 Realizar enmiendas orgánicas sólidas, mediante la aportación de


materia orgánica con el fin de mejorar el comportamiento físico-químico del suelo.

 Realizar enmiendas minerales y el abonado de fondo adecuado al


suelo y cultivo, mediante la aportación de los fertilizantes químicos necesarios
para mantener y/o restituir al suelo sus reservas nutritivas.

 Aportar elementos nutritivos por vía foliar con el fin de complementar


el abonado aportando al suelo y corregir posibles carencias.

 Defender la plantación frutal contra parásitos y agentes atmosféricos


adversos.

 Aplicar tratamientos fitosanitarios con pesticidas para prevenir, curar


y luchar contra los diferentes parásitos que dificultan o modifican el desarrollo
vegetativo del árbol y de los frutos.

 Defensa de la plantación frutal.

 Conocer el impacto ambiental que pueden producir el uso de un


determinado pesticida.

 Mantener y conservar el suelo de una plantación frutal.

 Mantener el suelo limpio de malas hierbas mediante el no laboreo y


la utilización de herbicidas, con el fin de evitar competencia en los elementos
nutritivos y ahorrar labores.

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