La neumonía es una infección del pulmón que puede ser causada por bacterias, virus o hongos. Los síntomas más comunes son tos con expectoración purulenta, dolor torácico y fiebre con escalofríos. Las neumonías se clasifican según su origen en la comunidad o en el hospital y afectan a personas de cualquier edad, especialmente aquellas con enfermedades pulmonares o sistémicas preexistentes.
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La neumonía es una infección del pulmón que puede ser causada por bacterias, virus o hongos. Los síntomas más comunes son tos con expectoración purulenta, dolor torácico y fiebre con escalofríos. Las neumonías se clasifican según su origen en la comunidad o en el hospital y afectan a personas de cualquier edad, especialmente aquellas con enfermedades pulmonares o sistémicas preexistentes.
La neumonía es una infección del pulmón que puede ser causada por bacterias, virus o hongos. Los síntomas más comunes son tos con expectoración purulenta, dolor torácico y fiebre con escalofríos. Las neumonías se clasifican según su origen en la comunidad o en el hospital y afectan a personas de cualquier edad, especialmente aquellas con enfermedades pulmonares o sistémicas preexistentes.
La neumonía es una infección del pulmón que puede ser causada por bacterias, virus o hongos. Los síntomas más comunes son tos con expectoración purulenta, dolor torácico y fiebre con escalofríos. Las neumonías se clasifican según su origen en la comunidad o en el hospital y afectan a personas de cualquier edad, especialmente aquellas con enfermedades pulmonares o sistémicas preexistentes.
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NEUMONIA
La neumonía es una infección del pulmón que puede ser causada por múltiples microorganismos (bacterias, virus y hongos).
Las neumonías se clasifican según se adquieren en el día a día de una
persona (neumonía adquirida en la comunidad) o en un centro sanitario (neumonía hospitalaria).
Cualquiera puede sufrir neumonía, y existen muchos factores que
determinan que una persona sea más susceptible a infección por unos microorganismos u otros. Por ejemplo, en personas sanas, la neumonía más común es la producida por una bacteria llamada neumococo (Streptococcus Pneumoniae). En cambio, en personas ingresadas en centros hospitalarios, otras bacterias poco comunes en la comunidad son más frecuentes.
¿Cuáles son los síntomas habituales?
Los síntomas de las neumonías son variables, sin que ello tenga siempre relación con el tipo de germen causante de la neumonía. Algunos casos se presentan con lo que se llama una "neumonía típica", que consiste en la aparición en varias horas o 2-3 días de tos con expectoración purulenta o herrumbrosa, en ocasiones con sangre, dolor torácico y fiebre con escalofríos.
Otras neumonías, llamadas "atípicas" producen síntomas más graduales
con décimas de fiebre, malestar general, dolores musculares y articulares, cansancio y dolor de cabeza. La tos es seca, sin expectoración, y el dolor torácico menos intenso. Algunos pacientes pueden tener síntomas digestivos leves como náuseas, vómitos y diarreas.
Si la neumonía es extensa o hay una enfermedad pulmonar o cardiaca
previa puede aparecer dificultad respiratoria. Además, si los gérmenes pasan a la circulación sanguínea producen una bacteriemia que puede conducir a un "shock séptico".
En personas ancianas la presentación puede tener síntomas iniciales
menos llamativos con fiebre poco elevada o ausente, tos escasa y con alteración del comportamiento.
Los síntomas más habituales son:
Tos con expectoración purulenta.
Dolor torácico. Fiebre con escalofríos.
¿Cuáles son las causas?
Las neumonías ocurren cuando un germen infeccioso invade el tejido pulmonar.
El mecanismo más frecuente es la aspiración de microorganismos
desde las vías respiratorias más altas. Las defensas del organismo pueden debilitarse por determinadas circunstancias como el consumo de tabaco, las enfermedades pulmonares crónicas, el alcoholismo, la desnutrición, etc. y facilitar así que estos gérmenes alcancen el pulmón y produzcan infecciones.
Las neumonías que se adquieren en los hospitales, llamadas también
intrahospitalarias o nosocomiales tienen por lo general mayor gravedad y características diferentes. ¿Cómo se puede prevenir? Hay pocas medidas para evitar la aparición de una neumonía. Puesto que muchas de ellas comienzan tras un proceso viral o gripal, la vacunación anual antigripal es recomendable en todas aquellas personas con mayor riesgo (mayores de 65 años, enfermedades bronquiales o pulmonares crónicas, enfermedades renales, cardiacas o hepáticas crónicas).
Asimismo la vacunación con vacuna antineumocócica evita la aparición
de neumonías con bacteriemia causadas por neumococo. Su uso es recomendable en personas mayores de 65 años o mayores de 2 años con enfermedad cardiovascular o pulmonar crónica, alcoholismo, enfermedad hepática crónica, ausencia de bazo por cirugía o traumatismo, o pérdidas de líquido cefalorraquideo, así como personas con inmunodeficiencias, cáncer generalizado, insuficiencia renal crónica o quienes han recibido un trasplante.
Las personas que padecen asma, bronquitis crónica o bronquiectasias,
deben iniciar tratamiento antibiótico precozmente cuando aparecen síntomas de infección respiratoria, pautado por un médico. ¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de la neumonía, generalmente, requiere una radiografía
del tórax. También es necesario realizar una exploración física y, una vez que se establece el diagnóstico, generalmente hacen falta otras pruebas para ver el tipo de gérmenes y el tipo de severidad.
Tras el diagnóstico, debe empezarse el tratamiento con la menor
brevedad posible.
En los casos más leves no es necesario el ingreso hospitalario pero en
casos más severos, bien por la condición del paciente que lo tiene o la gravedad de la neumonía o la situación incluso social, puede ser necesario el ingreso hospitalario.