Aguiar e Silva Tema 4
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Los géneros literarios tienen problemas debido a la relación con otros problemas como son las relaciones
entre lo individual y lo universal, entre la visión del mundo y la forma artística, la existencia o inexistencia
de reglas, etc. El modo de resolver estos problemas es adoptar la perspectiva diacrónica y analizar las
soluciones posibles.
Platón divide la poesía en: poesía dramática, poesía lírica y poesía épica. Considera la mimética como
poesía en su diálogo de la República. Se inclina hacia los géneros literarios para captar la universalidad y la
unicidad del arte, despreciando el arte como multiplicidad y diversidad.
La Poética de Aristóteles es uno de los textos fundamentales de los géneros literarios. Aristóteles estudia la
poesía en su diversidad empírica evitando considerarla como unidad pura y abstracta. Aristóteles establece
los géneros de la poesía:
- Según los medios con que se realiza la mimesis. La mimesis para el estagirita es el fundamento de
todas las artes. Distingue la música de la pintura, la poesía ditirámbica de la tragedia y la comedia…
- Según los objetos de la mimesis. La mimesis influye sobre personas que actúan, que pueden ser
nobles e innobles, virtuosos o no virtuosos, mejores o peores que la media humana.
- Según los modos de la mimesis. Existen dos modos: 1) Modo narrativo. El poeta narra en su propio
nombre o narra asumiendo distintas personalidades; y 2) Modo dramático. Los actores representan
directamente la acción.
Aristóteles fundamenta su división en: elementos relativos al contenido y elementos relativos a la forma. El
filósofo parece dar mayor importancia a los elementos formales, como se observa en la Poética, donde se
establece la diferencia entre poema épico -hexámetro dactílico- del trágico –verso yámbico. Horacio acepta
el género literarios como ajustado a cierta tradición formal y caracterizada por un tono determinado, se
define mediante un metro determinado. El poeta debe escoger las modalidades métricas convenientes sin
expresar un tema cómico en un metro propio de la tragedia ni viceversa. Cada asunto, cada género debe
ocupar un lugar debido. Se fijaba la famosa regla de la unidad de tono que prescribe la separación absoluta
de los géneros.
La doctrina de los géneros literarios multiplicó las polémicas en torno a los problemas de la existencia y del
valor de los géneros. Estas polémicas se desarrollaron en Italia y en torno a obras que por su carácter
innovador se mostraban rebeldes a las clasificaciones y a los preceptos de Aristóteles, Horacio y otros
teorizadores.
- Antiguos consideran las obras literarias greco-latinas como modelos ideales e inmutables y niegan
la posibilidad de crear nuevos géneros literarios o establecer nuevas reglas.
- Modernos reconocen la existencia de una evolución en las costumbres, creencias religiosas,
organización social, etc. Defienden la legitimidad de nuevas formas literarias diferente de la de los
griegos y latinos, admiten géneros tradicionales (poema épico).
La literatura española (S.XVI) constituye un centro de resistencia a los preceptos clásicos sobre los géneros
literarios y sus reglas.
La doctrina del clasicismo francés sobre los géneros literarios halló muchos defensores. La renovación
sufrida por las ideas estéticas (S. XVIII) se hizo sentir en el dominio de los géneros literarios. Afirmar el
progreso de los valores literarios y defender su relativismo equivalía a negar el carácter inmutable de los
géneros, a admitir que los modelos greco-latinos no tenían el estatuto de realizaciones supremas de los
diferentes géneros y a concluir la historicidad y la variabilidad de los géneros y de las reglas.
El movimiento pre-romántico alemán (Sturm und Drang) proclamó la rebeldía total contra la teoría clásica
de los géneros y de las reglas. La estética del genio al concebir la creación poética como irrupción
irreprimible de la interioridad profunda del poeta como rebeldía, forzosamente había de condenar la
existencia de los géneros.
La doctrina romántica sobre los géneros literarios es multiforme y contradictoria. La actitud negativa de
Sturn und Drang no fue aceptada por los románticos. Algunos románticos trataron de establecer nuevas
teorías de los géneros literarios, fundándose en elementos intrínsecos y filosóficos.
Friedrich Schlegel afirma en su Diálogo sobre la poesía “La fantasía del poeta debe desintegrarse en que
cada una de sus obras debe tener carácter propio y totalmente definido, de acuerdo con la forma y el
género a que pertenece”. Hegel trata de estructurar la tradicional tripartición en lírica -género subjetivo-,
épica -género objetivo y dramática -género subjetivo-objetivo.
Un aspecto muy importante de la teoría romántica de los géneros literarios se refiere a la defensa del
hibridismo de los géneros. El hibridismo y la indiferenciación de los géneros literarios se extendieron a otras
formas literarias, como la novela. Como enseña la metafísica cristiana, el hombre es cuerpo y espíritu,
grandeza y miseria, y el arte debe dar forma adecuada a esta verdad básica. La comedia y la tragedia se
muestran incapaces de traducir la diversidad y las antinomias de la vida y del hombre. Víctor Hugo aboga
por el drama, apta para expresar el polimorfismo de la realidad.
Brunetière (S.XIX) defiende los géneros literarios. Concibe los géneros como entidades existentes, como
esencias literarias provistas de significado y dinamismo propios y seducidos por las teorías evolucionistas
de Darwin; Brunetière presenta el género literario como organismo que nace, crece, envejece y muere, o se
transforma.
Los géneros, a través de un proceso evolutivo, se transformarían en géneros nuevos. La doctrina de
Brunetière es de una época dominada por el positivismo y por el naturalismo y seducida por las teorías
evolucionistas de Darwin y Spencer. Se desarrolló en la cultura europea una amplia reacción contra el
positivismo de la época anterior, manifestándose esta reacción en la literatura, la religión y la filosofía. Los
grandes nombres de esta renovación son Bergson y Croce. El problema de los géneros literarios se agudizó
en la reflexión estética de Benedetto Croce con el intento polémico de combatir las congeminaciones
dogmáticas y naturalistas de Brunetière. Croce identifica la poesía con la intuición. Intuir es expresar. La
poesía como intuiciónexpresión es el conocimiento y representación de lo individual, elaboración alógica e
irrepetible. En la obra poética cada expresión es una expresión única. Croce no niega la elaboración de
conceptos y generalidades a partir de la diversidad de las creaciones poéticas. Croce niega el carácter
sustantivo de los géneros literarios, admite su carácter adjetivo, su instrumentalidad; no rehusa la noción
de género literario como instrumento útil de la historia literaria, cultural y social. No trata de saber si es
expresiva o qué expresa, quiere indagar si la obra está compuesta según su cometido. Los géneros son
los protagonistas y no la poesía; por lo que muchos autores, entre ellos Dante, se ve repartido entre la
épica, la lírica, la sátira, la epistolografía, etc. El ataque croceano contra los géneros representa un ataque
contra los preceptos que gobiernan la actividad creadora del poeta. La teoría de Brunetière aparece como
la más errónea y arbitraria pues transfiere un modo simplista y sin ninguna demostración legitimadora el
concepto de evolución. La doctrina clásica se muestra vulnerable e inaceptable como demostró Croce. Los
géneros no existen como esencias independientes y absolutas. Resulta inaceptable para la estética
moderna la doctrina clásica según la cual la belleza habría alcanzado la suprema realización literaria en los
autores grecolatinos. Croce demostró que la doctrina clásica falsea por completo el juicio estético,
sustituyendo el concepto de belleza por el de subordinación u obediencia.
Es extraño que un crítico como Wolfgang Kayser reincida en el error de considerar el género literario como
entidad metafísica normativa y como criterio de valor. El género, para Kayser, representa una entidad
cerrada y abstracta, dentro de la cual se establecen subespecies arbitrarias, sin reconocer legitimidad a las
obras que no respeten las divisiones y las normas.
Cada género literario representa un dominio particular de la experiencia humana, ofreciendo una
perspectiva determinada sobre el mundo y el hombre, por ejemplo la tragedia y la comedia. Esto no
significa que los géneros deban ser comprendidos como entidades cerradas e incomunicables entre sí. La
realidad concreta de la literatura comprueba que pueden confluir diversos géneros literarios. Emil Straiger
prefiere las designaciones de estilo lírico, épico y dramático que lírica, épica y drama. Los elementos
genéricos pertenecen tanto al dominio de la forma interna –visión específica, tono, finalidad…- como al de
la forma externa –caracteres estructurales y estilísticos,…
Dos grandes nombres de la poética y la crítica literaria contemporáneas son: 1) Straiger mostró cuál es el
camino seguro en el estudio de los géneros literarios. Restableció la tradicional tripartición de lírica, épica y
drama, la reformuló sustituyendo estas formas por lírico, épico y dramático. Hay una lírica, una épica
y una dramática porque las esferas de lo emocional, de lo intuitivo y de lo lógico constituyen ya la esencia
misma del hombre tal como aparecen reflejadas en la infancia, la juventud y la madurez. Straiger
caracteriza lo lírico como recuerdo, lo épico como observación y el dramático como expectativa; y 2) Lúkacs
ha revelado persistente interés por el problema de los géneros literarios. En su obra Teoría de la novela,
abundan las observaciones acerca de los elementos que permiten distinguir entre la narrativa y la lírica,
entre la narrativa y el drama, entre la novela y la epopeya. Se impone tomar en consideración factores de
orden sociológico o sociocultural: la naturaleza del público al que se destinan la novela y el drama, como a
la estructura de la sociedad en que se crean y cultivan los géneros literarios.
El estructuralismo ha procurado definir los géneros partiendo de los elementos constitutivos de las
respectivas estructuras lingüísticas. Jakobson relaciona las particularidades de los géneros literarios con la
participación. La épica implica la función referencial del lenguaje; la lírica se une estrechamente a la función
emotiva; la dramática está vinculada a la segunda persona y a la función iniciativa. El vocablo “género” se
refiere tanto a las grandes categorías de la lírica, narrativa y drama, como a las diferentes especies
englobadas en estas categorías. Algunos críticos proponen la designación de formas naturales de la
literatura para la lírica, la narrativa y la dramática. No se debe aplicar la designación de “género literarios” a
formas poéticas constituidas por una determinada estructura métrica, rítmica, mímica y estrófica, tales
como la canción, la sextina, el soneto, etc.